Boletín Nro. 1 - Menstruación Consciente

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Menstruación Consciente

La primera vez… Nuestro boletín trimestral ha nacido por fin. Durante mucho tiempo lo gestamos cálidamente, como se gesta la vida y la idea. Hoy, después de ese amoroso proceso, queremos presentarlo antes ustedes como una herramienta más para seguir transitando este camino de los saberes compartidos. Han sido muchas las satisfacciones que nos ha brindado la experiencia de enseñanza y aprendizaje que también implica . El compartir con tantas mujeres ganadas al cuestionamiento de sus paradigmas ha sido un aliciente sin igual para convencernos de que esta tarea de socialización merece el esfuerzo y puede garantizarnos una profunda transformación social. Sí, social, porque en la medida en que las mujeres, madres, hermanas, tías, abuelas, amigas, logremos establecer con nuestros cuerpos relaciones más armónicas, esa seguridad será indudablemente trasladada a nuestras relaciones interpersonales, llevando hacia nuestros respectivos entornos, la armonía y la conciencia femenina que se gana desde dentro. Se trata de un proceso nutricio en el que nuestro propio cambio garantiza la transformación del seno familiar, laboral, académico y social en general… Podemos hacerlo. Es posible, es necesario y no perdemos nada con intentarlo. Nuestro agradecimiento sincero llegue hasta todas las mujeres que directa e indirectamente han acompañado nuestros pasos. Que ellas tengan la certeza del cariño forjado a pesar de cualquier tipo de barreras materiales. Esto es gracias a ustedes...

Contenido:

Menstruación consciente: La alternativa urgente

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Manifiesto un poco rojo

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Ventajas del uso de 6 toallitas femeninas de tela


MENSTRUACIÓN CONSCIENTE

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Menstruación consciente: la alternativa urgente Sobre prácticas de empoderamiento y consumo responsable Por Cristina Gil Guevara

Escultura en “Loveland”

En principio…

“En el marco de la sociedad capitalista patriarcal, menstruar duele…”

La mayoría de quienes nos asumimos como mujeres, menstruamos. Menstruar no es sólo desprenderse de un óvulo no fertilizado una vez por mes y hacerlo evidente en el sangrado. Menstruar implica el hecho innegable de que todos nuestros actos, sentimientos y sensaciones se acoplan a un ciclo cuyas carac te rís ticas sería n mucho más sencillas de identificar, si nos mostrarán más que una visión biologicista del proceso o, lo que es peor aún, una perspectiva estereotipada según la cual las mujeres somos gracias a nuestro ciclo: “inestables”, “ c h i f l a d a s ” , “incomprensibles”, etc., etc., etc. Seguramente, si nos dedicáramos a realizar una revisión histórica de la menstruación y cómo esta ha sido asimilada por las distintas culturas, nos sorprendería encontrar evidencias de que ella no siempre fue el sucio estigma con el que cargamos las mujeres. Mucho antes de que las

religiones impusieran una espiritualidad patriarcal que subyuga la naturaleza femenina, la menstruación era vista en diversas culturas originarias como una cualidad más que como un “defecto biológico” o una “impureza espiritual”. A ella se la llegó a considerar el vínculo sagrado que unía a la humanidad toda con la naturaleza en la medida en que hermanaba su ciclo al de la luna y garantizaba el justo equilibrio entre los seres humanos y el u ni v e r s o . H o y e s a concepción no es la que prima y en muchos espacios puede llegar a parecer ridícula. Ciertamente, la mayoría de nosotras ha sido tan bien formada en pro del d e s c o n oc i mi e nt o d e nuestra naturaleza, que la menstruación es algo que se sufre, que da asco, vergüenza, y que aún no termina de comprenderse y aceptarse. En el marco de la sociedad capitalista patriarcal, me nstruar duele…

poco serviría teorizar al respecto (aunque resulta interesante acercarse a conceptos como “ecofeminismo” y su impronta en Nuestra América), lo importante será siempre acompañar esas prácticas con la conciencia de que sólo los actos transformadores lograrán ayudarnos a avanzar en la construcción de una nueva sociedad. Una de esas prácticas de empoderamiento es la del us o d e al te r na tiva s ecol ógi ca s pa ra el a c ompa ña mie nto d e l s a ng r a d o m e ns tr u a l , pr á c ti c a qu e d e s d e principios del año 2000 se ha ido multiplicando silenciosa pero férreamente entre mujeres de todo el mundo. Podría tratarse, sin duda alguna, de los primeros pasos de una ecorevolución que avanza empujada por las necesidades cada vez más urgentes que exigen una transformación de nuestros hábitos de consumo.

En este contexto… Resulta imperioso reconocer que así como la tarea de dominación de los po d e r o s os ha s i d o constante y eficaz en gran medida, la lucha de resistencia que desde siempre han mantenido nuestros pueblos ha sido también meritoria y, de hecho, la única razón por la cual aún podemos albergar alguna confianza en el futuro, en otro mundo posible. Desde diversos rincones d e l pl a ne ta s u r g e n movimientos populares que abrazan nuevas prácticas y proponen nueva s formas de relaciones más armónicas y más respetuosas del espacio que habitamos. De

Imagen de Romina Ortega


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Pero… ¿Por qué habríamos de desechar las opciones que impone el mercado? Visto desde distintas perspectivas, las razones para darle la espalda a los productos desechables que ofrece el gran mercado son muchas. Desde el punto de vista ecológico, debemos hacer consciente el hecho de que estas compañías ofrecen productos elaborados con algodón y rayón, blanqueados con dioxin, aromatizados con cualquier cantidad de quí mi c os tóxic os y portadores de geles y polvos químicos altamente dañinos para la salud y el ambiente. Nos dicen, aún así, que debemos confiar en su higiene pero… ¿quién no se ha topado con pegamento derramado sobre la capa de algodónrayón que entrará en contacto con nuestras pieles? No, no son productos higiénicos. Son elaboraciones altamente tóxicas que se convierten en desechos sólidos cuyo destino es el tacho de la basura y posteriormente años y años en vertederos, mares, ríos y lagos; nos dicen además que nuestra sangre menstrual es digna de eso. Se trata, ni más ni menos, de productos altamente contaminantes y no degradables que ponen en riesgo nuestro presente y nuestro futuro. Todos esos elementos desechables que compramos, usamos y tiramos, tendrán una existencia superior a la nuestra y además, seguirán comprometiendo la salud de nuestros hijos y nietos. Cada toallita que tiramos al tacho permanecerá sobre la faz de la tierra entre 200 y 500 años… ¿Son una herencia digna para las futuras generaciones? Desde un punto de vista que ponga en alta estima la salud humana, las toallitas y tampones desechables constituyen elementos de gravísimo impacto. Aunque casi todas las compañías encargadas de su fabricación han conseguido permisos sanitarios (el dios dinero todo lo puede en el mundo capitalista), se hace

evidente en la falta de información que ofrecen estos productos en sus respectivos empaques y en la incapacidad contraargu mental y e x p o s i c i o n e s contradictorias, que los e l e m e n t o s q u í mi c o s utilizados para su fabricación pueden llegar a ser nocivos para la salud de la mujer que los usa. Dioxinas, rayón y plástico son los elementos más comunes contenidos en estos objetos de consumo.

Imagen de Patricia Salas

Sus efectos es tá n vinculados con infecciones, hongos, endometriosis, cáncer cervical, infertilidad y síndrome de shock tóxico. Además, mucho se ha dicho sobre la posibilidad de que en algún momento empresas fabricantes de toallas y tampones hayan incorporado asbesto en sus productos con la finalidad de provocar más sangrado y por ende, mayor demanda y consumo. Razones económicas que abogan por buscar nuevas opciones aducen que debemos romper con la dependencia que hemos asumido de este tipo de elementos. No es lógico que una mujer destine parte importante de su pr e su pue s to fa milia r me ns u al a a dq ui ri r productos desechables por una razón tan natural como lo es el ciclo menstrual. No deberíamos pagar por ser mujeres. No deberíamos sacar dinero de nuestros

bolsillos para costear daños a nuestra salud, daños a nuestro ecosistema y daños incluso a nuestra propia salud mental (los descartables son producto de una escasa comprensión de la naturaleza femenina y por ende reproducen la no aceptación en las mujeres que los usan; han generado y sostenido el tabú alrededor de la menstruación para vender productos que tienden a estigmatizar la sangre menstrual, vinculándola con una situación típica femenina de incomodidad, desagrado e inestabilidad.). Teniendo a mano y desde siempre opciones naturales reutilizables, el presupuesto familiar bien podría liberarse de estos gastos que actualmente han llegado a considerarse groseramente una “necesidad básica”. Finalmente, desde el punto de vista ideológico es necesario hacer referencia al hecho incuestionable de que la mujer ha sido una víctima fácil para la industria de la estética, la moda y la higiene. A través de los publicistas, la vehemente tarea de estereotipar la feminidad ha rendido sus frutos: Hoy muchas mujeres se miran al espejo y se juzgan según parámetros impuestos que cercenan su naturaleza y a mor propi o. La s publicidades de productos para la menstruación, específicamente, ofrecen u na repres enta ci ón femenina siempre ingenua, frágil, inestable, sin claridad de objetivos, hipersensible y en permanente confrontación con su cuerpo y ciclo menstrual. C ua nd o c ompra mos usamos-tiramos productos publicitados de esta forma, financiamos su sostén, aceptamos el estereotipo y favorecemos su consolidación.

Continúa...

“Las publicidades de productos para la menstruación ofrecen una representación femenina siempre ingenua, frágil, inestable, sin claridad de objetivos, hipersensible y en permanente confrontación con su cuerpo y ciclo menstrual. “


MENSTRUACIÓN CONSCIENTE

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Opciones ecológicas para el empoderamiento y consumo responsable…

“nos hemos dejado convencer de que nuestras manchas de sangre son despreciables y en ese afán de “blanquear” hemos permitido que envenenen nuestros cuerpos.”

La copa menstrual es un dispositivo elaborado con silicona médica. No genera ningún tipo de reacción alérgica y cumple la función de recoger el flujo de sangre sin pérdidas, adaptándose de forma perfecta a las paredes vaginales. No contiene geles absorbentes o desodorantes ni blanqueadores ni ningún producto químico. Se limita a ser mero recipiente, por lo que no absorbe las defensas naturales ni deja fibras en la pared vaginal. Se coloca de la misma forma en que se colocan los tampones (de colocación intravaginal) y resulta sumamente sencillo pues se dobla y hace totalmente manejable. Esta excelente opción ecológica es tan antigua como los tampones. Sin embargo, no fue comercializada a gran escala y seguramente las razones se encontrarán en el hecho de que con las copas menstruales la mujer debe explorar su cuerpo más que con los ta mpone s pa ra e nc ontra r u na colocación apropiada a su comodidad. En la época en la que surgieron ambos no era aceptable tocarse y explorarse, por lo que se frenó su producción y consumo (Aún hoy el temor a la exploración del cuerpo sigue vigente y no pocas mujeres miran esta opción con asombro y desagrado). Otra razón -quizá la de mayor peso- por la cual las copas menstruales no se comercializaron de forma extensiva, está en el hecho de ser reutilizables. Una mujer sólo necesita una copa y ella le puede servir durante un promedio de diez años. Al no ser un producto desechable, no responde a las reglas del mercado y no interesa comercializarlo, no deja tanto margen de beneficio como los desechables tampones y toallas sanitarias. Su consumo no permanente afectaría los grandes intereses capitalistas.

Las toallitas femeninas de tela son compresas hechas casi siempre con fibras de algodón y cumplen la función de absorber el flujo menstrual. Constituyen el producto de una conjunción entre la herencia ancestral de nuestras abuelas y los diseños más prácticos que nos ha permitido la actualidad. Toman de las toallitas descartables la única aportación tecnológica digna de reconocimiento: las alitas. Existen diversos modelos de toallitas de tela, todas funcionan perfectamente bien ajustándose a la bombacha, tal como las descartables. Son prendas reutilizables que se lavan del mismo modo en que se lavan las prendas íntimas, incorporando un remojo previo de entre cuatro y ocho horas (el agua del remojo puede reutilizarse para la fertilización de plantas). En ningún caso retienen malos olores y aunque puede ocurrir que con el uso y paso del tiempo se manchen un poco, esto forma parte del reto por un cambio de paradigmas: nos hemos dejado convencer de que nuestras manchas de sangre son despreciables y en ese afán de “blanquear” hemos permitido que envenenen nuestros cuerpos. Actualmente, esta opción es distribuida en muchos países a través de mujeres y/o grupos de mujeres que confeccionan en el marco de microemprendimientos que abogan no sólo por un consumo más consciente sino por una formación para la comprensión de los procesos propios de las mujeres menstruantes.

Toallitas Femeninas de Tela “Flor de Cayena”


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Razones para el cambio… Las opciones ecológicas para el acompañamiento de la menstruación ofrecen la posibilidad de ejercer un control consciente sobre nuestros propios cuerpos, sus procesos e higiene. Constituyen una opción alternativa a ese mercado injusto y globalizado que perpetúa estereotipos y masifica la basura. Además, son cómodas, atractivas, altamente eficientes y, a mediano y largo plazo, resultan muchísimo más económicas. Ellas nos permiten dignificar nuestro ciclo menstrual y establecer un contacto armónico y respetuoso con la tierra que

habitamos. Recurriendo a las alternativas ecológicas,

Imagen de Isa Sanz

cuerpos generan durante los días del sangrado menstrual, al tiempo que participamos de una economía justa y solidaria. Reutilizamos y gastamos menos, mucho menos dinero. Le decimos adiós a las infecciones, los hongos, las irritaciones, picazones, feos olores, etc. Le damos la bienvenida a un flujo menstrual distinto, más leve, más digno, infinitamente más amable. Volvemos a lo natural sin renunciar a los beneficios de los diseños prácticos y atractivos. Ganamos amor por nosotras, nuestros cuerpos y la tierra que también somos.

“Ganamos amor por nosotras, nuestros cuerpos y la tierra que también somos.”

minimizamos el impacto ambiental que nuestros

Manifiesto un poco rojo Contra todo aquel que insista en hacernos creer que vivimos en un mundo descartable, contra todo aquel que aún quiera desconocer el carácter político de nuestros cuerpos… Contra ellos y a pesar de ellos: Elevamos la roja bandera de nuestra sangre. Nuestra sangre, idea emancipada, flor de la pasión que nos inspira el vivir. Envueltas en nuestra sangre, prendidas a ella, decimos firmemente que en nuestros cuerpos debemos gobernar sólo nosotras. Estamos determinadas a decidir, mes tras mes, ser o no ser la incubadora del sistema. Somos carne y pensamiento, no máquina comprada. No nos manchamos de sangre. ¡Nos pintamos de sangre! Sin ascos, sin miedos, sin complejos, en consciente acto de libertad. Nuestra sangre no nos enferma, no nos deprime, no nos irrita. Ella nos hace y nos rehace, nos acuna y nos renueva. Ella no es castigo ni pecado, es regalo vital de la tierra que somos. Nuestra sangre no se esconde. No tiene por qué. Ella transita nuestros espacios, nos acompaña en cada acto, es militante y combatiente de la vida. Nuestra sangre no teme a su color. Se niega a blanquearse entre tóxicas compresas de plástico y algodón. Nuestra sangre, roja y pura sangre, quiere ser ardiente magma de la tierra, fundirse con ella y ser siempre… ¡vida para la vida!


ó

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Flor de Cayena constituye una iniciativa para la promoción del uso de alternativas menos contaminantes para la menstruación. Desde nuestro blog difundimos informaciones al respecto que resultan de vital importancia a la hora de evaluar el impacto ecológico que nuestras acciones más cotidianas generan en nuestro planeta. Visitando nuestro blog también podrás tener acceso a la información relacionada con nuestros productos. Ofrecemos elaboraciones artesanales hechas con telas de algodón: Toallitas femeninas, protectores diarios y protectores mamarios. Pasá a chusmear, ¡siempre serás bienvenida!

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Ventajas del uso de toallitas femeninas de tela No somos pocas las mujeres que hemos dado el paso necesario para el retorno a lo natural. Sin e m b a r g o , n os u r g e multiplicarnos en pro de la Pachamama. Por eso nunca estará demás recordarnos y compartir las ventajas que descubrimos nos trajo consigo el uso de toallitas de tela. ¡Son tantas y tan profundas!

¡Cambiate a la tela! Por vos Por la tierra que también sos...

aceptás tu cuerpo y lo asumís como parte de la tierra en que vivís. ¡Minimizás tu impacto ambiental al tiempo que economizas! ya que erradicás la generación los desechos sólidos que representan las descartables y te evitás comprar productos para la misma función todos los meses. ¡Disfrutás de la verdadera c omo di dad! Ni ngú n plástico rozando tu piel, ninguna incómoda sensación de humedad. Las toallitas de tela son suaves y permiten que tu piel respire. No se mueven y no se caen, se ajustan a tu ropa interior gracias a sus alitas.

¡Ofrecen beneficios a tu salud! Te olvidás para siempre de irritaciones, infecciones, malos olores y o tras p e no sas consecuencias del uso de descartables.

¡Ofrecen una eficiente absorción!, ya que las telas de algodón utilizadas para su elaboración, captan muy bien el flujo.

¡Te ayudan a conectar con tu ciclo! Estableciendo un mayor contacto con tus fluidos y procesos, vos

¡No manchan tu ropa interior!, ya que incluyen u na ca pa de tela impermeable para mayor seguridad.

¡Son fáciles de lavar! El lavado de las toallitas de tela no difiere en mucho del lavado de tu ropa interior. Y además, el agua del primer remojo ¡también es reutilizable! ¡Son higiénicas! y su limpieza depende enteramente de vos, por lo que asumes responsabilidad sobre tu cuerpo y su salud.

¡Hay variedad de modelos que se ajustan a vos!


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