MAMÁ

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Adriana Rosaenz Rejunte de cuentos y textos, algunos dibujos y mucho amor


LOS ANTEOJOS DE LA ABUELA


Yo sabía, desde aquel día que la vi, que su mirada era diferente. Sus ojos no podían ocultar nada. Sus ojos contaban historias. A veces bailaban en su cara divertidos, llenos de picardía, y otras cuando algo salía mal se nublaban y aparecían lagrimones. Yo sabía leer sus ojos y por eso, esa tarde pasó lo que pasó. Fue una tarde de mucho revuelo. Se perdieron los anteojos de la abuela, y eso no era un tema menor. La abuela sin anteojos, era un verdadero peligro. Podía poner sal al té y azúcar a la ensalada, entre muchas otras cosas. El interrogatorio era en la cocina. Todos estaban citados ahí. Marcos, con la cara transpirada, la pelota bajo el brazo y su camiseta de San Lorenzo embarrada diciendo:-ufa! Yo no fui, dijo-Me quiero ir a patear penales, Juan se va ir, en un rato. También estaba Lucia, la hija de la señora de enfrente. Cada vez que María va a lo de su abuela, aparece con sus juguetes nuevos, que no quiere prestar a nadie y los ojos de Lucia se llenan de bronca. María, apoyada sobre la mesa, esperaba, la pregunta de su abuela. -¿DÓNDE ESTÁN MIS ANTEOJOS? Los ojos de María, paseaban de un a pared a otra de la cocina, luego se posaban en el vaso de leche, para no ser descubiertos. La pregunta siempre era la misma. -¿DÓNDE ESTÁN MIS ANTEOJOS? Lucía, la vecinita, abrazada a sus juguetes, dijo -QUIERO IR CON MI MAMÁ! y Marcos se metió dos galletas de chocolate en la boca y a partir de ese momento, no hubo más declaraciones.


Yo sabĂ­a que su mirada era diferente.


María quedó sola en la cocina, sus ojos fijos en el vaso de leche, sus hombros, subían y bajan en señal de” yo que sé.” La abuela insistía con la misma pregunta. -¿DÓNDE ESTÁN MIS ANTEOJOS? María empezó a mover sus dedos, con sus uñas pintadas de rojo, como si tocara un pianito, ella amaba la música tanto como las travesuras y mientras hacia una musiquita, sus ojos empezaban a brillar cada vez más. -Abu, te gusta la música?-preguntó María, y sin esperar respuesta, le propuso, cantar, mientras ella acompañaba con sus dedos, que iban y venían por la mesa como si fuera un teclado . La abuela, olvidó la pregunta y comenzó a cantar algunas de sus canciones que cantaba cuando era chica. Después, María cantó, las canciones del jardín, sus manos, ahora golpeaban la lata de galletas de chocolate como si fuera un tambor. Cuando se terminó el reportorio, María, abrió la lata y sorprendida - dijo –Abu!!- viste, nuestras canciones son mágicas, sacó los anteojos de la abuela llenos de migas de chocolate. La abu los limpió con una servilleta de papel. Se los puso, y miró a María. Ella revoleó los ojos para arriba luego para abajo hasta que se encontraron con los de su Abu y en ese mismo instante, empezaron a reírse sin parar.

FIN


MI ABU PEDRO, EL ARREGLATUTI


Este domingo sí, este domingo no, así cuenta Agustín los días, para saber cuándo vendrá su abuelo a visitarlo. Se levantó temprano, busco a su mamá y le preguntó: -Mami, este domingo si? -Si, Agu, respondió ella, y él, dio dos o tres saltos, diciendo yupiiiiiiiiii. Los domingos que viene mi abu, son diferentes, mamá está contenta porque todo lo que se rompió en la semana, tendrá arreglo. Mi abu Pedro, arregla todo, los enchufes de los veladores, las canillas que gotean, la puerta que chilla, la mesa que baila, todo, todo, sabe arreglar el abuelo. Por eso mamá lo bautizó: ARREGLATUTTI. Papá se ríe y dice el abuelo será arreglatutti, pero el que hace el asado, es él, y si no hay asado, no comemos, y eso es verdad, papá hace los asados más ricos del mundo. Antes de comer, fuimos con el abu al galponcito, ahí estaba el cajón de la cocina que necesitaba reparación, yo lo acompañe porque soy su ayudante, aparte lo que tiene de bueno, es que, mientras arregla las cosas, cuenta historias, mi hermana, Lore dice que son siempre las mismas, pero yo que lo escucho con mucha atención, me doy cuenta como las cambia. Después de comer, él y yo hacemos un paseíto a la plaza, cuando llegamos se sienta a la sombra del pino, a leer el diario del domingo, mientras yo me uno a los chicos del barrio a jugar un picadito. Después de un rato, el abu se para y me hace señas, para volver a casa. Yo suelo caminar por el cordón de la vereda, haciendo equilibrio, mientras le voy relatando los mejores pases, como cabeceo, el golazo que le metí a Lucho, que ni la vio pasar. Él me da las palmaditas en la cabeza,, y me dice,- vos sí que sos un campeón!. Antes de llegar a la esquina, nos encontramos con un contenedor, lleno de cosas viejas y rotas, esas que saca la gente cuando hace limpieza. Claro que no pudimos dejar pasar eso de largo, mamá dice que tenemos alma de basureros, así que nos quedamos revolviendo y mirando que podíamos llevar.


-Mirá abu, esta locomotora de lata, qué bueno! Le faltan las ruedas pero… se puede arreglar? -Sí, en casa tengo las ruedas de un changuito, creo que quedarían bien. -Y este helicóptero, le falta un poco de pintura y está rota una de las hélices. -A ver, dame, algo vamos a hacer. Estábamos tan entretenidos, revolviendo el contenedor, que no nos dimos cuenta de tiempo que pasó. En eso, escuchamos la voz de mi hermana que nos venía a buscar. -Dice mamá dónde diablos se metieron, que ya es hora de la merienda. -Uhh…, si, no nos dimos cuenta. Mira Lore, que buena esta locomotora. -Eso, eso es un porquería! No ves que le faltan as ruedas y está todo oxidado. Mientras ella hablaba, el abu guardó el helicóptero en el bolsillo. -No pensarán llevar eso a casa, mamá los va a sacar volando. -Que le molesta, total el abu lo puede arreglar, le dije, un poco enojado. -No tiene arreglo, por eso la gente lo tira, nene. Bueno no peleen chicos –dijo el abu y nos fuimos caminando para casa, yo con la locomotora y el abu con el helicóptero en el bolsillo. Tuvimos que lograr pasar, sin que mamá viera nuestro motín, fuimos al cuarto y lo metimos en una bolsa. -Vengan a tomar la leche, que se enfría, dijo mamá.


Mientras tomábamos la leche, papá y mamá, conversaban de cómo había aumentado todo, que la carne se fue a las nubes y que la plata cada vez alcanzaba menos y que este gobierno es un desastre, Lore no decía nada, ya que yo le ofrecí mis medialunas para que no abra la boca, y le cuente a mamá lo que habíamos traído del contenedor, sino, ella, nos obligaría a tirarlo, diciendo ¡vaya a saber que microbios tiene!, porque para mamá todo lo que traes de la calle tiene microbios. El abu y yo compartíamos miradas cómplices, y por lo bajito decía- as a ver qué lindos van a quedar. -Mirá que la locomotora, hay que pintarla, no te olvides de las ruedas, y fíjate que el helicóptero tiene también la cola rota. -Vos déjame a mí, el domingo que viene no, el otro, vas a ver la sorpresa que te llevas. -De que hablan, dijo mamá, que le gusta meterse en todo. -Nada, dijo el abu, cosas de hombres. A las seis vino el remis a buscarlo, yo corrí al cuarto, agarré la bolsa y se la di sin que mis papás se dieran cuenta. Tendría que esperar dos domingos para que venga el abu. Casi todas las noches soñaba con la locomotora, un día era roja y echaba humo negro, otra verde y se confundía con el campo, cuando llegaba a la estación todos se quedan mirándola, y había un maquinista con uniforme y bigotes negros que tocaban una campana. -Mami, este domingo si? -Si Agu, este domingo sí. El abu llegaría al mediodía. Faltaba un montón de tiempo, le pedí permiso para jugar a la play. Cuando estoy en la play, el tiempo pasa sin darme cuenta, por suerte me dejó, porque los domingos, ella dice que no se puede jugar a la play, ella cree que hay días para jugar a una cosa y días para jugar a otra.


Yo estaba tan entretenido, que ni cuenta me di que sonó el teléfono, hasta que escuché gritar a mi mamá y vi que papá salió corriendo, mamá, le decía- tranquilo capaz no fue nada. Lore salió de la cama y empezó a gritar- qué pasó mamá, yo también corrí a la cocina y pregunté qué pasó? Ella estaba sentada, se agarraba la cabeza y decía – no lo puedo creer, espero que no sea grave, el remis en el que venía el abu, chocó, y lo llevaron a la clínica. Yo no podía hablar, crucé los brazos sobre la mesa y me puse a llorar, Lore y mamá, se sentaron a mi lado y trataban de consolarme. A las tres de la tarde llegó papá, con una cara re triste, y dijo, que tuvieron que operarlo, que había salido bien, pero que había que esperar. Se ve que era grave, porque yo nunca había visto a papá con esa cara, tenía los ojos de cuando lloras, lo abracé fuerte, como hace él cuando yo estoy triste, me dio una palmadita en la cabeza y dijo- Hay que tener fe, todo va a salir bien. A la tardecita, vinieron los de la remisería con una caja, medio abollada, dijeron que estaba en el auto, en el que venía el abuelo, cuando tuvo el accidente. Yo, agarré la caja, el corazón me latía fuerte, la abrí, estaba la locomotora, parecía nueva, toda pintada de rojo con rrayitas verdes y el helicóptero con unas hélices de alambre plateado. -y eso…? Dijeron todos. -Son los juguetes, que arreglo el abu. Me los llevé al cuarto, parecían nuevos, pensé, mi abu es un arreglatutti de verdad! Ojalá se mejore pronto, lo iba a extrañar mucho.

FIN


Abu y Agu tan poca diferencia.


SIN NOMBRE Tengo dos ojos, Te puedo ver, Cuando los cierro Sueño con él. Tengo dos manos, Tengo dos pies, Con ellos juego Juego al revés. Tengo dos brazos, Largos tal vez, Cuando te abrazo, Puedo crecer.


OLIVEIRO: ESPECIALISTA EN LUNA


Epígrafe: “Todos sabemos que la luna se fabrica generalmente en Hamburgo, y además muy mal” Gogol

A Oliverio siempre le había interesado el tema de la luna, como todo gato solía pasear de noche y no podía dejar de mirarla, tanto le interesaba, que se especializó en este tema, leyó muchos libros, investigó, y tomó clases con los grandes maestros lúnaticos. En su casa tenía un diploma que decía: OLIVERIO: ESPECIALISTA EN LUNAS Y MEDIALUNAS. Todos lo saludaban haciendo reverencias y recibía consultas de todas partes del mundo. Una mañana, mientras Oliverio estaba tomando la leche, le llegó un telegrama, los telegramas son para cosas URGENTES, así que dejó todo y empezó a leer: NECESITAMOS AYUDA, NUESTRA LUNA ESTA FALLADA, NECESITAMOS CAMBIARLA. Firma: los habitantes de Hamburgo. Oliverio dejó todo como estaba, y preparó su valija de viaje, puso su cepillo de dientes y todo su instrumental para revisar lunas, y allá fue. Se instaló en una casa con balcón y estuvo tres noches haciéndole estudios a la luna, le sacó radiografías del lado derecho y del lado izquierdo, con un estetoscopio lunar escuchó sus latidos, la miró de arriba abajo y de abajo arriba, con alunadas y le aplicó un rayo láser para ver si había alguna factura, tomó muestras del luna y las analizó minuciosamente, mientras hacia los estudios, Oliverio escribía y escribía, cien páginas escribió Oliverio sobre el estado de la luna. Después se dirigió a la plaza de la ciudad para dar el resultado de esta gran investigación. Allí estaban todos para escucharlo. Oliverio se subió a un banquito y después a otro todos para que todos lo pudieran ver y oír, se estiró los bigotes y se acomodó su corbata, hizo dos o tres maullidos para que todos hicieran silencio y comenzó con su discurso. -¡señoras y señores de Hamburgo! -¡Niñas y niños de Hamburgo! Debo decirles que luego de tres días de grandes investigaciones, de tres días de grandes estudios, de tres días de grandes observaciones…suspiró, hizo unos segundos de silencio y dijo: - La luna de Hamburgo, se encuentra en buenas condiciones. La gente que estaba en la plaza escuchándolo, empezó a silbar y protestar, éste es un gato misterioso, decían algunos, no sabe nada de lunas decían otros.


Las lunas son seres muy sensibles.


Oliverio hizo dos o tres maullidos bien fuertes y todos volvieron a hacer silencio. -¡Señoras y señores!-¡Niñas y niños! La luna está enojada, porque ustedes la miran con mala cara, quieren que sea una luna redonda y ella es una ovalada. En pocas partes del mundo hay lunas ovaladas y ya casi es un milagro encontrarse con una de ellas. Todos estaban sorprendidos y empezaron a exclamar.-¡Ah, qué maravilla! Ah! Tenemos una luna ovalada. No podían parar de sorprenderse. Ya se había hecho de noche en la plaza de Hamburgo y todos empezaron a mirar al cielo para ver esa luna ÚNICA, esa luna OVALADA. Aparecieron de a poco todas las estrellas haciendo figuras en el cielo, pero la luna no aparecía, la gente empezó a inquietarse, algunos bajaron la cabeza un poco tristes, tal vez, la luna ya no saldría, tal vez tenga vergüenza de mostrarse ovalada. Muy preocupados estaban todos, eran pocos los que quedaban mirando al cielo, de pronto, se escuchó ahí, ahí, ahí sale la luna, es hermosa! Es ovalada!, todos levantaron sus cabezas y quedaron varios minutos mirándola. Oliverio sacó un violín que tenía en su valija y empezó a tocar un valsecito, él sabía que la luna y la música se llevaban muy bien. Todos en la plaza de Hamburgo comenzaron a bailar y los que sabían tocar instrumentos acompañaron a Oliverio y formaron una orquesta. Fue una noche maravillosa no hubo que prender, ningún farol de la plaza, porque esa noche, la luna brilló más que nunca.

FIN


POLO NORTE / POLO SUR


Si hay algo que tiene Anahí, es amigos. Muchos. Muchisimos. De todas partes, de todas formas y de todos colores. Grandes y chicos, gordos y flacos. Ella es feliz con todos y los ama. Sólo hay algo que la pone triste, y es cuando ellos se pelean. Carla y Ezequiel siempre pelean. La familia de Carla es del sur y la familia de Ezequiel del norte, y se la pasan todo el santo día, diciendo que si el sur es mejor, que si el norte es más lindo. Un día, después de tantas discusiones, Anahí llegó a su casa, muy preocupada. Sus amigos habían pasado toda la tarde peleando. Sabes lo que es toda la tarde peleando? Se perdieron de hacer muchas cosas. De cambiar figuritas con Mateo, de mirar el programa preferido, de ir a la plaza, de correr por la vereda, de tomar chocolatada con Matilde, de andar en bici y de un montón de cosas más. Entonces, ella pensó; voy a visitar el norte y el sur para ver quién tiene razón. Y ahí nomás preparo su mochila. Claro con pocas cosas, ya que el viaje iba a ser muy largo. Ella quería llegar hasta la punta del norte y hasta la punta del sur. Después de muchos días de andar, de tomar colectivos, trenes y aviones, llegó. En el mapa decía: POLO SUR. Hacía mucho, muchísimo frío. Cubitos de hielo por aquí, cubitos de hielo por allá, y dos pingüinos muy atentos la recibieron y le mostraron el lugar. Después de tomar un helado blanco, pensó que ya era hora de partir. Tenía que llegar hasta la punta del norte, que en su mapa decía: POLO NORTE.


Cuando llegó, no podía creer lo que veía. Allí también hacía mucho frío, había cubitos de hielo por aquí y por allá y dos pingüinos, muy, pero muy parecidos, la recibieron y le dieron un helado blanco, pero con palito. Ella pensaba en sus amigos, tanto que peleaban, y el polo norte y el polo sur son tan parecidos. Tengo que llevar algo para que me creandijo, y tomó unos cubitos, los puso en su cantimplora de viaje y emprendió el regreso. Tardó mucho en volver, un poco porque era muy lejos y otro poco porque se hizo un montón de amigos más. Llegó muy cansada con las zapatillas sucias y el pelo todo revuelto. Carla y Ezequiel estaba en la vereda, se imaginan haciendo que? Peleando que si el norte… que si el sur… Ella los miró un buen rato, se sacudió las zapatillas y les dijo- Chicos!! Volví!! -No me van a creer, estuve en el polo norte y en el polo sur, hay muchas cosas iguales. En los dos hay cubitos de hielo, hay pingüinos y helados blancos. Son muy parecidos! Ellos no lo creyeron. Ezequiel, le dijo, que como iba haber cubitos de hielo en el norte. Es un disparate!! Anahí busco su cantimplora y quiso mostrárselos, pero claro, ya estaban derretidos. -cubitos en el polo norte, jaja- dijo Carla. -cubitos en el norte jajaja- dijo Ezequiel. Y sus dos amigos empezaron a reírse juntos sin parar, y así sin darse cuenta se olvidaron de las peleas. Capaz, algún día se animen a viajar y a descubrir cuantas cosas se parecen. Ella abrió su cantimplora con el agua de los cubitos derretida, se la sirvió en una copita de cristal que le había regalado una amiga para el cumple, y hizo un brindis: CHIN-CHIN, por el polo norte y por el polo sur, ojala algún día estén más cerca!.

FIN


A ELLA Y TODAS LAS ELLAS


Estás? Estás ahí? Porque no me respondes? me parece no encontrarte, porque decidiste ir tan lejos? Yo te necesito aquí. Te busco, quiero que vuelvas, y cada vez te alejas más. Tus miedos, me dan miedo. Te doy mi mano, caminaremos juntas hasta el final. Solo el amor, hace que vuelvas. El amor es el único que no se va. Estás...? Estás ahí? En que estación te bajaste?

Con quien te quieres encontrar? Te espero, se que volverás. Estás..? Estás ahí? Que el fantasma de la soledad no te asuste, que un sueño hermoso te acompañe, y que mi amor te dé serenidad. Estás...? Estás ahí? Se que si, se que si. Busco señales y las encuentro, se que estás ahí, y que nunca te fuiste.


Las cosas rotas tambiĂŠn son hermosas.


MI CAJITA DE GUATEMALA


Me cuesta mucho dormirme y siempre me gusta que me cuenten historias, de esas que no están en los libros, esas que se pueden cambiar. Mi tía, como sabe que me cuesta dormirme y que me gusta que me cuenten historias, me trajo de regalo, una cajita que tiene una historia adentro. La trajo de Guatemala. Guatemala, me explicó mi tía, es un país que queda por arriba de nuestro país, pero maaaás arriba, queda en Centro América, dijo mi tía, o sea por la mitad. La cajita es chiquita y adentro tiene seis muñequitos, todos vestidos con ropas de colores, como usan allá y junto con los muñequitos hay un papelito; en ese papelito, dice que en Guatemala, hay una historia que cuenta, que cuando uno tiene una penita, una penita es algo que te pone triste, se la contás al muñequito antes de dormir y lo pones debajo de la almohada. Y no sé, si eso hace que sueñes lindo, que al día siguiente la pena desaparece y todo se pone bien. Ayer a la noche yo tenía una penita, mi mami estaba con mi hermanito, que da mucho trabajo, porque toma teta y usa pañales y mi papi estaba mirando su equipo favorito y cuando el mira su equipo favorito no se puede hacer ruido, y seguro seguro, no iba a tener ganas de contarme historias. Entonces fui a mi repisa y agarré mi cajita de Guatemala, la que me regaló mi tía y saque un muñequito de esos que te dije, que tienen muchos colores y le conté, que estaba triste porque me peleé con mi hermanito, que me quería sacar mi dinosaurio REX, él lo chupa todo ya REX, no le gusta, asi que cuando lo agarró, me llené de enojó y le pegué, pero no fuerte, le pegué un poquito y mi mami se enojó. Ahora mi dinosaurio REX , está arriba de la repisa y no lo puedo bajar por unos días. Todo eso le conté al muñequito, mientras lo tenía en mi mano, también le dije a mi hermanito que lo quería mucho y que a mi dinosaurio REX, lo iba a extrañar, lo apreté fuerte en mi mano y lo puse debajo mi almohada y enseguida, enseguidita me vino el sueño. Y empecé a soñar que estaba caminando por la cocina, con unas patas de rana, y salí afuera, pero no era el fondo de mi casa era un campo grande y verde, yo corría y de pronto aparecían olas altas, muy altas de muchos colores, y yo subía y bajaba, y me iban pintando


Los dinosaurios y las mu単ecas pueden ser amigos.


todo el cuerpo. Después, me quedé en la orilla, pero no era de arena, era verde, toda de pasto y cada tanto salían flores y estaba la valija de mi tía, toda llena de disfraces de muchos colores. Un señor gordo con fuerza abrió la valija y empezaron a volar todos los disfraces. Yo me puse un pantalón con muchas rayas y una camiseta naranja y después, aparecí en la escuela y todos se reían, y me dijeron si quería actuar, arriba del escenario y yo les dije que sí. Después, vino un ómnibus grande, de esos que toma cuando vas a Mar del Plata y empezó a bajar toda mi familia, con vestidos de colores. Mi mami tenía un sombrero amarillo, con un moño, y un vestido lleno de flores y un saquito a rayitas, mi papi vestido de rana con los colores de su cuadro favorito, bajaban muchas personas que no conocía y también bajo mi abuelita, que no le gusta ponerse colores, tenía una pañoleta llena de lunares amarillos y a mí me dio mucha risa y no paraba de reírme y mi abuela también se reía y la panza parecía una pelota gigante que se movía. Después abrieron, el lugar ese donde se guardan las valijas y salió mi hermanito, saltando como un canguro, me tiró al piso y me llenó de besos. El ómnibus desplegó dos alas y se fue volando, todos quedamos ahí, en el patio de la escuela. Yo salí corriendo y llegué a la casa de mi tía, pero no era su cas, era un castillo y en un salón del castillo, había una mesa larga llena de papas fritas y debajo de la mesa…un regalo. Apareció mi abuela vestida de reina y me dijo que ese regalo era para mí. Yo lo abrí, era una caja de muchos colores y adentro estaba mi dinosaurio REX, que salió volando y también salieron unos bichitos de colores y hicimos una ronda y dimos vueltas y vueltas y más vueltas, todos juntos. Me desperté medio mareado, pero estaba feliz; miré a mi dinosaurio REX, que estaba en la repisa y le guiñé un ojo, busqué mi muñequito de colores que estaba debajo de mi almohada y lo llevé, junto a mi dinosaurio REX. Así, él también tenía lindos sueños y se le iban las penitas como se me fueron a mí.

FIN


x2 y x1.000.000

Este fue un regalo de navidad. Editado y producido por tus hijas. Primera edici贸n 2014. Se termin贸 de imprimir seguro con el tiempo justo. Todos los cuentos son de autor铆a de Adriana B. Rosaenz (mam谩) Te amamos.



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