El MJS es la comunión de diversos grupos, que coinciden y se unen en una misma propuesta educativa y evangelizadora, inspirada en el espíritu y el estilo de Don Bosco y María Mazzarello. La meta educativa, “buenos cristianos y honrados ciudadanos”, tiene en la Espiritualidad Salesiana su fundamento más auténtico. El MJS está constituido por grupos y asociaciones que se reconocen en la espiritualidad y en la pedagogía salesiana, manteniendo la propia autonomía organizativa y operativa. Mediante la pluralidad de grupos y asociaciones juveniles se busca asegurar una presencia educativa de calidad en los nuevos espacios de socialización de los jóvenes, y animarlos a una significativa experiencia de vida eclesial. Ser parte del MJS significa ser signo y portador del amor de Dios a los jóvenes, especialmente, a los más pobres y abandonados. La vida cotidiana, se vuelve entonces, en el lugar del encuentro con Dios y de la celebración de la fe. Ser parte del MJS, no es sólo ser organizador de actividades o de encuentros…, es sobre todo: acoger a las personas, cuidar de ellas, devolverles las ganas de vivir, ser esa mano amiga que les acompaña y estimula a crecer y desarrollar su vida. Quien ama la vida y la quiere plena, abundante, como la propone el proyecto de Dios, se encuentra cada día con muchas situaciones de muerte. Éstas le inquietan, le provocan... y lo impulsan a buscar remedios eficaces para asegurar la transformación necesaria, en una solidaridad que promueve, en primer lugar, a quienes la vida les ha sido robada más violentamente. Su lucha no puede ser solitaria, es preciso trabajar brazo con brazo, junto con otras personas impulsadas por la misma pasión.
Son dos los elementos de identidad que caracterizan al MJS: La referencia a la Espiritualidad Juvenil Salesiana (EJS) y a la pedagogía salesiana. La vinculación entre los grupos, lo que se expresa en vivir los valores e ideas fuerza y en la coordinación de iniciativas comunes, de formación cristina y de expresión juvenil.
por su estilo, la forma de animación y de compromiso es: porque los jóvenes, las jóvenes y los adultos que educan y se forman juntos bebiendo en las fuentes de la espiritualidad salesiana, se identifican con valores fundamentales del carisma salesiano que se traducirán en opciones concretas de vida. signo de comunión de pueblos y culturas. Supone una gran oportunidad para trabajar en red a favor de la dignidad de la persona, de la promoción de las jóvenes y los jóvenes, de la solidaridad con los pobres y de la nueva evangelización, acompañando el camino que los lleva a ser discípulos y misioneros de Jesucristo.
Vivir una amistad fuerte con Jesucristo escuchando y viviendo su palabra.
Amar y defender la vida. Encontrar a Dios en nuestra vida cotidiana. . Descubrir la vida como vocación. Empeñarnos, con la iglesia, en hacer presente el Reino de Dios, luchando para transformar la realidad. Contar con María a partir del Evangelio, sentirla mujer, Madre, maestra, guía y Auxiliadora Vivir la vida sacramental.
Estas características de la espiritualidad se basan en la convicción de que la familia que Jesús formó “No se basa en la carne ni en la sangre sino en la fe” que tenemos en Él y en el amor que nos tenemos unos a otros. Este es el signo con el que nos reconocerán como sus discípulos y discípulas.