Manual Formación Política

Page 1

Manual de Capacitaci贸n Pol铆tica

1


Manual de Capacitaci贸n Pol铆tica

2


Manual de Capacitaci贸n Pol铆tica

3


Manual de Capacitación Política

Marcha Peronista Los muchachos peronistas todos unidos triunfaremos, y como siempre daremos un grito de corazón: ¡Viva Perón! ¡Viva Perón! Por ese gran argentino que se supo conquistar a la gran masa del pueblo combatiendo al capital. ¡Perón, Perón, qué grande sos! ¡Mi general, cuanto valés! ¡Perón, Perón, gran conductor, sos el primer trabajador! Por los principios sociales que Perón ha establecido, el pueblo entero esta unido y grita de corazón: ¡Viva Perón! ¡Viva Perón! Por ese gran argentino que trabajó sin cesar, para que reine en el pueblo el amor y la igualdad. ¡Perón, Perón, qué grande sos! ¡Mi general cuanto valés! ¡Perón, Perón, gran conductor, sos el primer trabajador! Imitemos el ejemplo de este varón argentino, y siguiendo su camino gritemos de corazón: ¡Viva Perón! ¡Viva Perón! Por esa Argentina grande con que San Martín soñó, es la realidad y la efectiva que debemos a Perón. ¡Perón, Perón, qué grande sos! ¡Mi general cuanto valés! ¡Perón, Perón, gran conductor, sos el primer trabajador!

4


Manual de Capacitación Política

Indice: Discurso del Sr. gobernador Dr. Gildo Insfrán el Día la Militancia

TALLER DE COMUNICACIÓN POLÍTICA Análisis del Discurso Político La Palabra Adversativa. Observaciones sobre la anunciación política.................................... Pag: 13 Eliseo Verón Marketing Político Movimiento Peronista - Las 20 verdades peronistas............................................................Pag: 20 Capítulo (selección) John William Cooke Capítulo II Apuntes para la Militancia...........................................................................................................Pag: 21 Manual de Zonceras Argentinas..............................................................................................Pag: 27 Zoncera N° 1 DE LA MADRE QUE LAS PARIÓ A TODAS Y en particular de sus dos hijas mayores Mi Mensaje Eva Duarte de Perón...................................................................................................................Pag: 31 Modelo Argentino para el Proyecto Nacional.........................................................................Pag: 35 2da. Parte (selección) Juan Domingo Perón Discurso de Néstor Kirchner .................................................................................................. Pag: 49 Acto de asunción presidencial ante la Asamblea Legislativa, 25 de mayo de 2003 Discurso de Cristina Fernández de Kirchner ........................................................................Pag: 56 Acto por el 38º aniversario del triunfo electoral de Héctor Cámpora - Estadio de Huracán

5


Manual de Capacitaci贸n Pol铆tica

6


Manual de Capacitación Política

Formación Dirigencial en Formosa 2013

-Nos proponemos desarrollar un proceso formativo, de Capacidades dirigenciales, orientadas en el Modelo Formoseño, para el Proyecto Provincial y Nacional. Este programa de formación, debe tener como brújula justamente el Modelo y el Proyecto de Provincia y de Nación, que le da origen y sentido. Una formación Dirigencial, debe tener propósitos (una finalidad que guíe las acciones), contenidos que enriquezcan la perspectiva, y un método que desarrolle capacidades para el conocimiento y la convivencia.-

Modelo Formoseño

Mencionamos, por ello, en primer lugar el Modelo Formoseño ; el cual se gesta en el mismo proceso del peronismo en Formosa, de una doctrina, una identidad, una .organización y una mística. El Modelo, expresa los anhelos más profundos de la comunidad formoseña y tiene en la conducción del Dr Gildo Insfrán, un liderazgo que siente y comprende la realidad formoseña para transformarla con inclusión, Justicia social y equidad territorial. EL modelo se nutre del ideario fontaniano, que animó la gesta fundacional, en 1879. Retoma la vocación de grandeza que guió a aquellos formoseños que contribuyeron decididamente con la provincialización del entonces territorio nacional, en junio de 1955. Así también, los esfuerzos de los gobiernos constitucionales, de la recuperación de la democracia con el peronismo en Formosa en 1983. En 1995 se inicia un nuevo tiempo político he histórico para Formosa . un proceso de desarrollo con planificación cuyas obras y realizaciones se despliegan en todo el territorio. Es este en tiempo cultural, en el cual la autoestima, y la dignidad de ser formoseños se reactiva y surgen todas las raíces originales de un pueblo pluricultural y multiétnico. Desde Formosa, hemos retomado fielmente los principios de la Comunidad Organizada, en la cual el hombre y la mujer, son el principio y fin de todas las acciones. Nuestra Comunidad sólo puede realizarse en la medida que se realicen cada uno de los formoseños que la integran, en el lugar donde viva. El Dr Gildo Insfrán ha dicho al respecto: “El crecimiento armónico y equilibrado de las partes, es el único camino para la realización del todo” .Del mismo modo, la realización de las provincias, es el único camino para realizarnos como Nación” “El Modelo Formoseño tiene, entonces, y de modo indubitable, una legitimidad democrática de origen, y una legitimidad en su desarrollo, pués en sus postulados y en su dimensión práctica, defiende un solo interés: el del Pueblo.” (Modelo Formoseño)

La Jerarquización de la Política

Se reafirma la necesidad de jerarquizar la política, y la moralización de la misma como el camino que se ha trazado. Se ha mostrado a la dirigencia de la provincia, que la política sigue siendo un hacer noble para el bien común. La gente tiene que poder enamorarse de la política, en la medida que participe y encuentre confiadamente una estrecha relación entre política y ética. La principal tarea del dirigente es reconciliar ambos términos, enriquecer y transparentar el hacer político desde las bases mismas. La Dirigencia política debe recuperar la confianza, a través de la razonabilidad de sus propuestas y de las cualidades morales de los hombres y mujeres, encargados de su realización. Para que impere la Ley y la solidaridad sea efectiva, para que la honestidad caracterice todo, es una tarea permanente y atemporal.

…….Que nos decía Perón de la Formación Dirigencial?

Perón pone en marcha en 1951 la Escuela Superior Peronista como espacio para desarrollar una concepción doctrinaria y preparar cuadros dirigenciales. Alejándose de los modelos académicos vigentes en el período, el conocimiento a difundir debía dialogar con la acción. En la clase inaugural de la institución expresa que: “la acción está siempre por sobre la concepción, porque en este tipo de preparación de multitudes lo que hay que presentar en un punto de partida es una unidad de concepción, para que esa unidad de concepción, consecuente en la marcha del tiempo, vaya realizándose como absoluta unidad de acción. Solamente así es posible vencer en los grandes movimientos colectivos.” (Perón, 1952) En la organicidad que buscó darle al movimiento, la Escuela Superior Peronista debía cumplir cuatro objetivos fundamentales: “en primer lugar, es función y es misión fundamental de la Escuela desarrollar y mantener al día la doctrina. En segundo término, es su misión inculcarla y unificarla en la masa. En tercer lugar, debe formar los cuadros justicialistas. Y en cuarto lugar, debe capacitar la conducción. Vale decir, trabajar para la formación de los conductores del Movimiento.” (Perón, 1952) “Discurso acerca de los deberes y obligaciones de los funcionarios gubernamentales”, Perón expre7


Manual de Capacitación Política saba que la organización del Gobierno y del Estado sólo puede alcanzarse cuando existe una doctrina que orienta los destinos de la Nación. Pero para que esa doctrina se exprese “no puede haber un funcionario de ninguna categoría ni un empleado destinado al servicio de la Nación que no piense estrechamente dentro de la doctrina nacional, porque él es el ejecutor directo de esa doctrina.” (Perón, 1952) 2003: El proyecto Nacional y Popular La crisis social, política e institucional que culmina en las jornadas del 19 y 20 de diciembre de 2001 abrió las puertas a cambios profundos en las concepciones y prácticas fraguadas del neoliberalismo en la década del noventa. El ciclo de gobierno iniciado en 2003 transparentó la presencia de la política en las decisiones de gobierno y retomó el debate sobre el modelo de desarrollo y lo más, el hecho político de la recuperación del rol del estado en las políticas públicas. La recuperación de la militancia política, la participación de los movimientos sociales, y en especial de la juventud, aceleraron los tiempos y acortaron los “plazos de gracia” para saldar la deuda formativa en materia de acción política y gestión de lo público. Iniciativas como los Equipos por el Proyecto Nacional, dedicados a la formación de dirigentes y equipos de gestión, anticiparon, a escala regional, las propuestas que se están desplegando. En el año 2010, Néstor Kirchner inaugura GESTAR, Instituto de formación y políticas públicas, espacio que ofrece a los militantes propuestas presenciales y no presenciales para recorrer una historia que puede, peligrosamente, quedar circunscripta a la memoria de unos pocos. Nos decía, Néstor Kirchner… la necesidad de que “aparezcan y se fortalezcan los nuevos cuadros, necesitamos que quienes ejercen la función pública o que quienes ejercemos la función pública, no nos burocraticemos en el ejercicio cotidiano de la responsabilidad pública y entendamos que todos los días tenemos que rendir examen para mejorar, para servir más a la patria, más al gobierno, para poder seguir cambiando la Argentina.” DESAFÍO: En este sentido, las experiencias de formación de cuadros políticos, sindicales, religiosos y sociales que promovieron la justicia distributiva a lo largo del siglo XX tienen mucho que aportar a la formación de gestores públicos, cuya tarea, en ningún caso, se reduce a la administración de procesos. La militancia y el compromiso, las luchas populares, las concepciones políticas y económicas en pugna, temas largamente ausentes en los cursos destinados a la función pública, deberán quedar definitivamente incorporados. Nuestro compromiso es con las generaciones del presente, con los sueños de cada uno, con la fuerza del conjunto y con la felicidad para todos.

Discurso del Sr. gobernador Dr. Gildo Insfrán en el Día la Militancia 17 nov 2010 Estadio Cincuentenario

Compañeras, compañeros, correligionarios, correligionarias, amigos y amigas de distintos movimientos políticos y sociales tengan ustedes muy buenas tardes. Quiero en primer lugar, felicitarlos por esta extraordinaria y magnífica presencia, por esta movilización en paz, organizada y con mucha alegría. No creo que exista en el mundo otro movimiento nacional y popular que tenga en su historial un día para festejar, recordar y reafirmar el día de la militancia y tiene que ser aparte de una responsabilidad un gran orgullo que aquí, desde la argentina, se halla instaurado este día, como el día del militante en homenaje a la historia misma del peronismo. No se puede hablar del militante si no hablamos de la historia, del nacimiento de nuestro movimiento, aquel 17 de octubre de 1945 cuando el pueblo sale y copa la plaza de mayo para rescatar de la cárcel al coronel del pueblo, al coronel Juan Domingo Perón. Ese día los enemigos del pueblo, los enemigos de los movimientos populares han dejado como saldo al primer mártir de nuestro movimiento, una bala asesina de los francotiradores mata a Darwin Passaponti, quién fuera el primer mártir de nuestro movimiento. A partir de ahí empezó el nacimiento de este gran movimiento de la mano de dos personas unidas por la razón y el corazón; estoy hablando del general Juan Domingo Perón y de Eva Perón. el 24 de febrero de 1946, el pueblo argentino en forma aplastante elige al conductor de este movimiento, el que le va a dar estado de felicidad y grandeza al pueblo argentino, es justo y necesario recordar que para los amigos de la antipatria, para los amigos de los antipopulares, el pecado más grande del general Perón ha sido esto; y la primera intentona del 16 de junio de 1955 que ha hecho en la plaza de mayo el bombardeo más atroz, que ha dejado casi 300 muertos entre hombres y mujeres, militantes del movimiento nacional y popular. Posteriormente, el 16 de septiembre de 1955 con la revolución fusiladora, han perseguido a compañeros. Por decreto impidieron el uso del nombre de peronismo, de perón, de Eva y todos nuestros símbolos. Los fusilamientos de león Suárez, el exilio de nuestro conductor y creador del movimiento. 8


Manual de Capacitación Política Y nuevamente, quién estuvo presente, durante esos 18 años de exilio: “la militancia”, para mantener viva y encendida la bandera del justicialismo. No pudieron, ya perón y evita estaban en el corazón del pueblo humilde de la argentina, que con su lucha silenciosa, organizada, pero con mucha pasión. Este pueblo, logra traer al general Perón aquel 17 de noviembre de 1972, razón por la cual ese, es el día del militante para nuestro movimiento nacional y popular. Hoy, la argentina vive momentos de mucha expectativa y de muchas posibilidades porque vemos como las políticas conservadoras y reaccionarias hacen mella de distintos países del mundo, llamados países centrales o más industrializados, estos efectos no solo atacan a los países en vías de desarrollo, sino ya no le basta, ahora atacan a sus propios pueblos, a sus propios connacionales. Es necesario hablar de estas cosas cuando vemos lo que pasa en estados unidos, la primer potencia del mundo, con índices de desocupación del 10 %, cuando vemos que el tesoro nacional le da bono por 6 mil millones pesos al banco central de ellos, y yo les pregunto a los defensores de esta ideología cuando nosotros hacemos aquí en el país, nos dicen que está mal, cuando ellos recurren a este tipo de política se callan la boca. Pero no todo está resuelto, vemos también como la euro zona empieza a crujir porque es imposible hacer una zona con asimetrías incomparables y pretender hacer política monetaria unificada. Lo que está ocurriendo hoy en la euro zona es lo mismo que nos ocurrió a nosotros con la convertibilidad. Hoy vemos como España, Grecia, Portugal, Irlanda, tienen severos problemas sociales porque las medidas que impone el fondo monetario internacional es la palabra “ajuste” que nosotros conocemos. Ajuste quiere decir gente a la calle, gente sin trabajo, esto es lo que está ocurriendo en el mundo, por ahí algunos me critican y dicen: ¿cuál es el problema que existe? ¿Cuál es la crisis que yo veo? Y no basta con ser muy inteligente, solamente darse cuenta de que en este mundo globalizado ellos tomaron un camino y la Argentina con la conducción de Néstor y ahora con cristina ha tomado otro camino. Han tomado el camino de transitar la generación de riqueza y la distribución de ella, pero no en una forma egoísta, sino en una forma más amplia tomada con nuestras hermanas naciones de Sudamérica para conformar una estructura en donde podamos defendernos entre nosotros contra estas políticas que siempre nos impusieron de mano de los traidores locales, colaboracionistas permanentes para el sufrimiento del pueblo. Podemos estar de acuerdo o no, pero Néstor permitió con su forma de ser, con sus convicciones firmes, sin renunciar a ellas en ningún momento, poner nuevamente a la política en el tapete de la discusión de los argentinos. Esto nos permite hoy visualizar quienes son los que están a favor del movimiento nacional y popular con generación de riquezas y distribución de ella con justicia social y quiénes son los que siguen atados al pasado para conservar privilegios que cuando vienen estos tipos de movimiento no lo tienen. Desde hace mucho tiempo en la argentina no se hablaban de estas cosas, no estaba en la agenda, un modelo nacional, un modelo de provincia. Este modelo de provincia que coincide con los objetivos y fundamentos filosóficos del modelo nacional que no es más que el sueño de muchos formoseños que creían que una Formosa diferente era posible, que una Formosa sin exclusión era posible, que una Formosa saliendo del monocultivo y entrando a la diversificación productiva era posible. Que era posible que escuelas con espacios dignos para que alumnos y docentes puedan hacer esa tarea de enseñar y aprender, solamente es el sueño de muchos formoseños que creían que era posible que en cada hogar llegue el agua potable, que cada formoseño pueda generar puestos de trabajo sin depender del estado. Esto es nuestro modelo y estos son los sueños que se están haciendo realidad, cuando les hablo de esto, no puedo dejar de mencionar al compañero y amigo Néstor Kirchner porque él tuvo en plena campaña electoral un compromiso con nosotros, y bastó 72 horas de gestión para venir a plasmar en el acta de reparación histórica el 28 de mayo del 2003 la herramienta que nosotros supimos utilizar para producir el cambio en la provincia de Formosa. Tengo que decirles también que todo esto es insuficiente, hay sueños que aun no fueron cumplidos, pero que están en el plan estratégico 2015, y hay sueños que aun no hemos visto y tenemos que ir a buscar, tenemos que ir a encontrar al sueño y a su soñador porque esos son los nuevos soñadores y sueños que debemos incluir en nuestro modelo de provincia. Y aquí nuevamente apelo a ustedes militante queridos, hoy la nueva militancia no solo es ir a explicar de qué se trata el modelo, no basta con solo ir a contar lo que ya hicimos, sino que vamos a hacer. Hoy requiere de nosotros el compromiso ineludible de encontrar esos sueños y esos nuevos soñadores, más que nunca el modelo necesita de nuestro compromiso de participación y protagonismo. Quiero confesarles que esta tarea yo solo no lo puedo hacer, porque todos los logros que nosotros hicimos hasta ahora lo hicimos juntos, y los logros por venir lo vamos a seguir construyendo de la misma 9


Manual de Capacitación Política manera. Juntos vamos a vencer a los que quieren una Formosa apática, triste, decaída, atada al atraso, juntos vamos a poder vencer estas vicisitudes y construir el mañana mejor para nosotros, para nuestros hijos y para todos los hombres de buena voluntad que quieran habitar el suelo argentino y el suelo formoseño. Créanme que a pesar de los años y trabajos de militancia sigo siendo un soñador empedernido, sueño que en un movimiento nacional que es el todo y que cada parte de el, que haga su tarea como corresponde sea igual a todos sin privilegios de ninguna naturaleza. sueño con nuestros jóvenes, con su empuje, con sus ideales puestos en la política como herramienta de transformación y de cambio, que salgan a defender y a convencer de lo nuevo que debemos aprender y cambiar nosotros en nuestra mente, este es el pequeño trabajo y sueño que tengo por la juventud formoseña. Sueño en una comunidad organizada, en donde cada sector que la conforma sea cada vez más fuerte pero mas consciente del trabajo y de las realizaciones que les toca hacer en esa comunidad organizada, pero con la política, reivindicándola como fuente de conducción para poder -en ese juego intereses que se dan dentro de la comunidad, esa armonía y desarmonía- en ese juego de interés, es la política, la responsable de dar la respuesta justa a través de políticas públicas, para que nadie salga perjudicado y que el que menos tiene reciba en esa manera la retribución correspondiente. Compañera y compañeros, hoy más que nunca el modelo formoseño necesita de ustedes porque para mantener viva y activa, vuelvo a insistir, debemos alimentarlas permanentemente con los nuevos sueños y los nuevos soñadores. En este modelo no hay exclusión de ninguna naturaleza, no hay ningún dueño y si algún dueño hay: es el pueblo de Formosa. No hay impedimento de ninguna naturaleza, no hay ninguna tranquera que impida la participación y protagonismo y si existiera alguno pásenlo por encima porque ese no es merecedor de estar en este movimiento. Insto a los jóvenes a ser protagonistas de un presente porque eso le va a permitir las bases para el mañana, no pidan permiso, nuestro símbolo es uno, es la bandera de Formosa y a nivel nacional con la pérdida irreparable de nuestro querido Néstor la conducción de nuestro movimiento nacional y popular está en las manos de cristina y yo quiero que cada uno de nosotros seamos pilares sobre el cual cristina pueda apoyarse para llevar a mejor puerto esta tarea. Por eso les digo que nuestra militancia ya no es una militancia localizada en un territorio provincial, sino que nuestra militancia tiene que ser una militancia con mirada nacional, porque nadie se realiza en una nación que no se realiza. Quiero agradecer a todos, a las mujeres, a los trabajadores, a los profesionales de las distintas especialidades, a los compañeros, a las compañeras, a las compañeras amas de casa que han dejado por un rato sus tareas y están aquí mostrando su compromiso por este modelo. Quiero agradecerle de corazón por esta demostración de compromiso, de fe para con nuestro modelo. Y para terminar quiero leerles una frase de Arturo Jauretche; “el arte de nuestro enemigo es desmoralizar, de entristecer a los pueblos, los pueblos deprimidos no vencen, por eso venimos a combatir por el país alegremente, porque nada grande se puede hacer con la tristeza. Fuerzas, con alegría y en paz la revolución en Formosa está garantizada con todos ustedes, los abrazo con el corazón de militante y les digo hasta siempre compañeros y compañeras.

10


Manual de Capacitación Política

Seminario de Comunicación Política ◘ Análisis del Discurso Político ◘ Marketing Político y Web 2.0 ◘ Talleres de Gestión de la Política Publica

Docentes:

Oscar Lutzak Joaquín Cortez Lucas Morguillo 11


Manual de Capacitaci贸n Pol铆tica

12


Manual de Capacitación Política

LA PALABRA ADVERSATIVA Observaciones sobre la enunciación política

Eliseo Verón

LAS DIFICULTADES

Por razones históricas, el discurso político ha sido uno de los primeros objetos de estudio abordados por quienes buscaban abrir el camino del análisis del discurso, en particular en Francia.1 Desde entonces, cierto número de trabajos han sido publicados; globalmente, el análisis lexicológico aparece como la orientación metodológica dominante.2 Está claro que el hablar de discurso político supone necesariamente que existen discursos que no son políticos; dicho de otro modo, la noción de discurso político presupone, de manera explícita o implícita, ciertas hipótesis sobre una tipología de discursos sociales. Ahora bien, es igualmente claro que esa tipología no existe todavía. El trabajo sobre el discurso político se ha desarrollado entonces sobre la base de ciertas intuiciones –con frecuencia correctas-, y a partir de una identificación de sentido común, como por ejemplo la que consiste en analizar como “discurso político” textos producidos por líderes o por partidos políticos (De Gaule, Mitterrand, el partido comunista, Perón, etc.). Este modo de proceder podrá ser tachado de circular, puesto que el término a definir forma parte de la definición; es difícil, sin embargo, en el estado actual de nuestros conocimientos sobre el funcionamiento de los discursos sociales, imaginar otro procedimiento que el que consiste en asociar de una manera general el concepto de “discurso político” a la producción discursiva explícitamente articulada a las instituciones del Estado. Conviene sin embargo subrayar el hecho de que la circularidad en cuestión es relativa: para identificar nuestro presunto objeto (el “discurso político”), hacemos intervenir las instituciones políticas: el concepto de “político”, como se ve, califica dos instancias diferentes, por un lado discursos, por el otro instituciones. Dado que una teoría de los discursos sociales parte del supuesto de que las unidades de análisis significativas, en lo que hace al discurso, deben estar asociadas a condiciones sociales de producción más o menos estables, parece lógico situarse dentro del marco de contextos institucionales fácilmente identificables y, sobre todo, respecto de los cuales existen desarrollos teóricos abundantes, como es el caso del sistema político en las sociedades democráticas. Al mismo tiempo, lo que nos interesa es hacer progresar la teoría del discurso. Y, desde este punto de vista, yo diría que lo esencial no es tanto el punto de partida cuanto el resultado. El resultado depende de la manera de llevar adelante el análisis: debemos estar en condiciones de transformar la categorización intuitiva inicial, y llegado el caso, abandonarla. Y, a este respecto, la cuestión decisiva es la siguiente: ¿en qué medida el análisis de los discursos asociados a estructuras institucionales determinadas (en este caso, el aparato de Estado) permite comprender mejor los mecanismos de dichas instituciones, su naturaleza y sus transformaciones? Todo indica que hay niveles de funcionamiento de los procesos políticos a los que solo podemos acceder a través del análisis del discurso.3 El análisis de los discursos sociales está apenas en sus comienzos. Pero lo poco que hemos avanzado basta ya para darnos una idea de la complejidad de los objetos que tratamos de describir, complejidad que explica las dificultades con que se enfrenta todo esfuerzo por constituir una tipología. La caracterización de un tipo de discurso, en efecto, supone trabajar en varios niveles al mismo tiempo. En primer lugar, lo que se trata de conceptuar no es nunca un discurso, sino un campo discursivo. Dicho de otra manera: nuestro objetivo no es construir una tipología de discursos, sino una tipología de juegos de discurso. Desde un principio nos vemos confrontados al análisis de procesos de intercambio discursivo. En segundo lugar, y en consecuencia, la definición de un “tipo” supone la definición de una serie de variantes del mismo, que no son otra cosa que diferentes estrategias dentro del mismo juego. La definición general del “tipo” supone la definición de un “núcleo” invariante y de un sistema de variaciones, sin lo cual la descripción de las relaciones inter-discursivas dentro del campo en cuestión es imposible. En tercer lugar, la descripción de intercambios discursivos implica que trabajamos en diacronía: los intercambios ocurren en el tiempo. Y una misma estrategia varía a lo largo del tiempo. Por lo tanto, aun en el plano de la caracterización de una estrategia discursiva, se nos plantea el mismo problema de diferenciar un “núcleo” invariante y un sistema de variaciones. 1 Ver en particular varios números especiales de revistas: “Le discours politique”, Langages (Nº 23, septiembre 1971), “Typologie du discours politique”, Langages (Nº 41, marzo 1976); “Analyse linguistique du discours jaurésien”, Langue Française (Nº 9, febrero 1971); “Langage et histoire”, Langue Française (Nº 15, septiembre 1972); “Analyse de discours et linguistique genérale”, Langages (Nº 55, septiembre 1979); “Processus discursifs et structures léxicales. Le Congrès de Metz (1979) du parti socialiste” Langages (Nº 71, septiembre 1983). 2 La mayoría de los trabajos citados en nota (1) tienen una dimensión lexicológica. Ver también: Jean-Marie Cotteret et René Moreau, Le vocabulaire du general de Gaulle, París, Presses de la Fondation Nationale des Sciences Politiques, 1969: Jacques Gerstlé, Le Langage des socialistes, París, Stanké, 1979, y dos números de la revista Mots, París, Presses de la Fondation Nationale des Sciences Politiques: Nº 9, octubre 1984: “Analyse du discours. Mots dans l’histoire” y Nº 10, marzo 1985: “Le nous politique”. 3 Desde un punto de vista metodológico, es la “demostración” que hemos querido hacer en: Silvia Sigal y Eliseo Verón, Perón o muerte, Buenos Aires, Editorial Legasa, 1986.

13


Manual de Capacitación Política En cuarto lugar, los diferentes modos de manifestación de un cierto “tipo” de discurso no pueden ser dejados de lado: los discursos sociales aparecen materializados en soportes significantes que determinan las condiciones de su circulación: la escritura de la prensa, la oralidad de la radio, la imagen televisiva. Es evidente que no podemos analizar de la misma manera los discursos políticos que aparecen en esos diferentes medios. La descripción de un “tipo” supone pues la descripción de múltiples estrategias, de procesos de intercambio, de variaciones de cada estrategia a lo largo de un proceso discursivo, de modificaciones de las estrategias según el soporte significante. En cada nivel de análisis, es necesario disponer de criterios que permitan distinguir los invariantes de las variaciones. Y a través de esa maraña de niveles que se inter-determinan, es preciso diferenciar lo esencial de lo accesorio, lo que es específico del discurso político de lo que no lo es, vale decir, los elementos que constituyen el “núcleo” del juego discursivo político, de aquellos elementos que pueden manifestarse en dicho juego, pero que aparecen también en otros juegos de discurso que no son el político. Otra dificultad (que no es la última) deriva del hecho de que los campos discursivos se entrecruzan en forma permanente dentro de la sociedad: hay una interacción entre juegos de discurso. Es probable, por ejemplo, que el periodista que presenta el noticiario de televisión no esté jugando al mismo juego que el líder político que es entrevistado dentro del noticiario. ¿Cómo trazar las fronteras entre los “tipos” (vale decir, entre los juegos)? ¿Cómo dar cuenta a la vez de la especificidad de cada “tipo” y de la manera en que los juegos se “contaminan” unos a otros? Esta lista –incompleta- de dificultades bastará tal vez para explicar por qué una tipología teórica de los discursos sociales se hace esperar, y para generar en el lector –así lo espero- una cierta indulgencia ante todo intento (como el presente) de aventurarse en el terreno incierto del “discurso político”. Como Chomsky lo ha dicho en repetidas oportunidades, la intuición es un arma fundamental para el progreso del conocimiento: ser “científico” ni implica negarse a utilizar la intuición como punto de partida; lo esencial es la forma que daremos a la intuición inicial, el “trabajo” al que la someteremos, de modo tal que a partir de un cierto momento ella no sea más necesaria. El presente trabajo tiene por único objeto explorar qué forma podemos dar, actualmente, a la intuición que nos lleva a hablar de “discurso político”.

TRES DESTINATARIOS PARA UN ENUNCIADOR

Hay un primer problema sobre el cual llamó la atención desde los primeros trabajos a propósito del discurso político, que tiene que ver con uno de los aspectos fundamentales de la intuición de la que hablamos. Es evidente que el campo discursivo de lo político implica un enfrentamiento, relación con un enemigo, lucha entre enunciadores. Se ha hablado, en este sentido, de la dimensión polémica del discurso político.4 La enunciación política parece inseparable de la construcción de un adversario. Esta característica plantea problemas relativos a los mecanismos de la enunciación en el discurso político. Un mínimo de precisión terminológica es aquí necesario. Desde nuestro punto de vista, la enunciación corresponde a un nivel de análisis del funcionamiento discursivo. En consecuencia, expresiones como “enunciación” y “enunciador” designan “objetos abstractos” –como diría Chomsky- integrantes del dispositivo conceptual del analista del discurso, y no entidades o procesos concretos. A mi juicio es necesario entonces evitar toda perspectiva empirista de la enunciación, como por ejemplo la que aparece en los trabajos de Oswald Ducrot. Dice Ducrot: “Llamaré `enunciación´ el hecho mismo de que el enunciado haya sido producido, el acontecimiento histórico constituido por la aparición del enunciado.5 Para nosotros, en cambio, hablar de “enunciador” implica una modelización abstracta que permite el “anclaje” de las operaciones discursivas a través de las cuales se construye, en el discurso, la “imagen” del que habla. Para designar el acontecimiento singular que es la producción de un enunciado o una sucesión de enunciados, hablaremos de acto de enunciación. La cuestión del adversario significa que todo acto de enunciación política supone necesariamente que existen otros actos de enunciación, reales o posibles, opuestos o propios. En cierto modo, todo acto de enunciación política a la vez es una réplica y supone (o anticipa) una réplica. Metafóricamente, podemos decir que todo discurso político construye también otro positivo, aquél al que el discurso está dirigido. En consecuencia, de lo que se trata en definitiva es de una suerte de desdoblamiento que se sitúa en la destinación. Podemos decir que el imaginario político supone no menos de dos destinatarios: un destinatario positivo y un destinatario negativo. El discurso político se dirige a ambos al mismo tiempo. Conviene subrayar que esta hipótesis no tiene mayor interés salvo que se insista en su pretensión de 4 Cf. Por ejemplo L. Guespin, “Problématique des travaux sur le discours politique”, Langages, 23: 3-24, 1971. 5 Oswald Ducrot, “Análisis pragmáticos” en El decir y lo dicho, Buenos Aires, Hachette, 1980. respecto del concepto de enunciación como modelo analítico abstracto, ver Jean –Jacques Franckel et Sophie Fisher, “conditions d´enonciation et pratique langagière”, en: Sophie Fisher y Jean-Jacques Franckel (eds.). Linguistique, énonciation. Aspects et détermination. París, Editions de l´Ecole des Hautes Etudes en Sciences Sociales, 1983, págs. 5-17.

14


Manual de Capacitación Política especificidad. Esta pretensión implica que la hipótesis sólo se aplica al discurso político. Vale decir que otros tipos de discurso (el discurso de la información, la publicidad, el discurso científico, etc.) no presentan esta disociación estructural que presupone la construcción simultánea de un destinatario positivo y un destinatario negativo. Por otro lado, considerada en sí misma la hipótesis es demasiado general. Lo interesante es describir las distintas modalidades según las cuales se construyen el Otro positivo y el Otro negativo: éste es un primer aspecto que permite diferenciar unas de otras las estrategias discursivas que se afrontan en el campo político en una situación dada. En otro lugar hemos intentado analizar en detalle el modo específico en que el Otro positivo y el Otro negativo aparecen en el discurso del general Perón.6 Al construir su destinatario positivo y su destinatario negativo, el enunciador político entra en relación con ambos. El lazo con el primero reposa en lo que podemos llamar la creencia presupuesta. El destinatario positivo es esa posición que corresponde a un receptor que participa de las mismas ideas, que adhiere a los mismos valores y persigue los mismos objetivos que el enunciador: el destinatario positivo, es antes que nada el partidario. Hablaremos, en su caso, de prodestinatario. La relación entre el enunciador y el prodestinatario cobra, en el discurso político, la forma característica de una entidad que llamaremos colectivo de identificación. El colectivo de identificación se expresa en el “nosotros” inclusivo.7 El destinatario negativo está, por supuesto, excluido del colectivo de identificación: esta exclusión es la definición misma del destinatario negativo. Al destinatario negativo lo llamaremos contradestinatario. El lazo con éste reposa, por parte del enunciador en la hipótesis de una inversión de la creencia: lo que es verdadero para el enunciador es falso para el contradestinatario e inversamente; o bien: lo que es bueno para el enunciador es malo para el contradestinatario; o bien: lo que es sinceridad para el enunciador es mala fe para el contradestinatario, etc. En verdad, ese “otro” discurso que habita todo discurso político no es otra cosa que la presencia, siempre latente de la lectura destructiva que define la posición del adversario. Pero el análisis de discurso político en un contexto democrático revela la presencia de un tercer tipo de destinatario. Este “tercer hombre” resulta de una característica estructural del campo político en las democracias parlamentarias occidentales, a saber, la presencia de sectores de la ciudadanía que se mantienen, en cierto modo “fuera del juego” y que, en los procesos electorales, son identificados habitualmente como los “indecisos”; si votan, deciden su voto a último momento. Si la “figura” del prodestinatario está asociada a la presuposición de creencia y la del contradestinatario a una inversión de la creencia, la posición de los “indecisos” tiene, en el discurso político, el carácter de una hipótesis de suspensión de la creencia. Designaremos esta posición como la posición del paradestinatario. Al paradestinatario va dirigido todo lo que en el discurso político es del orden de la persuasión. Las “funciones”del discurso político son pues múltiples, cosa que con frecuencia se olvida –por ejemplo cuando se comparan las estrategias “modernas” de comunicación de los partidos políticos con las estrategias publicitarias-. El discurso de la publicidad es enteramente del orden de la seducción-persuasión. El discurso político es un discurso de refuerzo respecto del prodestinatario, de polémica respecto del contradestinatario, y de persuasión sólo en lo que concierne al paradestinatario. En la economía discursiva de los intercambios políticos, las tres funciones son igualmente importantes.

ENTIDADES Y COMPONENTES

En el plano del enunciado, dos niveles de funcionamiento parecen fundamentales. Veamos en primer lugar lo que llamaré las entidades del imaginario político. El discurso político está habitado, en efecto, por varios tipos de entidades. 1)Ya me he referido al colectivo de identificación, marcado por el “nosotros” en el plano enunciativo. Este colectivo es el fundamento de la relación que el discurso construye entre el enunciador y el prodestinatario. El colectivo de identificación aparece también en el plano del enunciado, en la medida en que habitualmente se lo designa de manera explícita en el discurso: ‘nosotros, los comunistas’, ‘nosotros, los peronistas’, etc. La designación tiene por supuesto sentido negativo cuando se trata del colectivo de identificación de un contradestinatario. Estos colectivos de identificación son entidades enumerables, vale decir, que admiten la fragmentación y la cuantificación (por ejemplo: ‘muchos socialistas piensan que...’). 2) Entidades, también enumerables, que designan colectivos que no funcionan como operadores de identificación de los actores en presencia, sino que corresponden a entidades más amplias que los colectivos, y que el enunciador político coloca habitualmente en posición de recepción; por ejemplo: ‘ciudadanos’, trabajadores’, ‘argentinos’, etc. Se trata de colectivos asociados habitualmente al paradestinatario. Nótese que estos colectivos más abarcadores aparecen en otros tipos de discurso, como en el discurso de la información. Su funcionamiento en otros contextos es, sin embargo, muy diferente que en el caso 6 7

S. Sigal y E. Verón, Perón o muerte, op. Cit. “Nosotros inclusivo”, según la terminología de E. Benveniste, Problèmes de linguistique genérale, París, Gallimard, 1966.

15


Manual de Capacitación Política del discurso político. 3) Entidades que llamaremos meta-colectivos singulares. Singulares, porque no admiten la cuantificación y difícilmente la fragmentación; metacolectivos, porque son más abarcadores que los colectivos propiamente políticos que fundan la identidad de los enunciadores. Estas entidades son de una extrema importancia en el discurso político. Entre los diez términos más frecuentemente utilizados por el general De Gaulle, identificados por medio del análisis lexicológico, los siete primeros correspondían a este tipo de entidades: ‘la Francia’, ‘el país’, la república’, ‘el estado’, ‘el mundo’, ‘el pueblo’, ‘la nación’.8 Ciertas fragmentaciones son posibles; se pueden encontrar, por ejemplo, expresiones como ‘el país está dividido’. 4) Ciertas formas nominalizadas que el enunciador utiliza para ritmar sus argumentos. Se trata de expresiones que adquieren una cierta autonomía semántica respecto del contexto discursivo, que funcionan como “fórmulas”relativamente aisladas. Por ejemplo: ‘el cambio sin riesgos’ (en el discurso giscardiano, durante la campaña presidencial francesa de 1974); ‘la participación’ (en el discurso del general De Gaulle de un cierto período); ‘la otra política’ (en el discurso del candidato François Mitterrand durante la elección presidencial francesa de 1981). Con valor negativo: ‘el desorden’, ‘la decadencia’. La función específica de estas entidades es de poseer un valor metafórico (de substitución) respecto del conjunto de la doctrina de un enunciador o una posición política, ya sea con valor positivo (si la fórmula simboliza la propia posición del enunciador) o negativo (si representa la posición de un contradestinatario). La tendencia a la autonomía de estas entidades respecto del contexto discursivo es reforzada por el hecho de que se las utiliza habitualmente como “slogans” en la publicidad (afiches) durante las campañas electorales. 5) Formas nominales que , a diferencia de las precedentes, poseen un poder explicativo, son verdaderos operadores de interpretación: su utilización supone un efecto inmediato de inteligibilidad por parte al menos del prodestinatario. Un ejemplo típico actual es: ‘la crisis’. Un ejemplo célebre es: ‘el imperialismo’. Estas diferentes especies de entidades intervienen tanto en la construcción del enunciador (que va a establecer relaciones con una u otras) cuanto en la construcción de los destinatarios. Lo interesante es subrayar que poseen diferentes propiedades “lógicas”que determinan lo que podríamos llamar “leyes de composición”. Si el enunciador, por ejemplo, construye un paradestinatario, es decir, un destinatario susceptible de escuchar y comprender, destinatario posible de sus argumentos, utilizará para designarlo un colectivo enumerable: ‘los ciudadanos’, ‘los argentinos’ (‘los argentinos saben bien que...’). El contradestinatario (vale decir, el destinatario imposible, sordo e impenetrable, que el enunciador construye como excluido del circuito de la comunicación), será designado con frecuencia bajo la forma de un colectivo singular y masivo: ‘la derecha’, ‘la reacción’. En el plano del enunciado, el segundo nivel fundamental es el de los componentes. Este nivel opera como articulación entre el enunciado y la enunciación, puesto que los componentes definen las modalidades a través de las cuales el enunciador construye su red de relaciones con las entidades del imaginario. Distinguiremos cuatro componentes: descriptivo, didáctico, programático e interpelativo. Hay que entender estos componentes no como elementos aislados y aislables, puntuales, sino como zonas del discurso. El discurso político entreteje permanentemente estas cuatro “zonas”, pero las figuras que se dibujan en esta trama son diferentes según las posiciones de enunciación dentro del campo político. El enunciador se marcará más o menos explícitamente en relación con las modalizaciones dominantes en cada componente; las entidades del imaginario podrán aparecer bajo diferentes formas en cada componente; el prodestinatario, el contradestinatario y el paradestinatario tendrán uno u otro de los componentes como lugar privilegiado de manifestación, etc.

El componente descriptivo

El componente descriptivo es aquél en que el enunciador político ejercita la constatación: balance de una situación. En la “zona” descriptiva del discurso político, predominan los verbos en presente del indicativo. El componente descriptivo comporta con frecuencia a la vez una lectura del pasado y una lectura de la situación actual. He aquí un ejemplo fuertemente marcado, de manera implícita, por el contradestinatario: “El país, después de estos dieciocho años de inestabilidad gubernamental y desorden administrativo, ha quedado como si hubiera sufrido una catástrofe, con su economía y sus finanzas comprometidas, su paz amenazada y su estado social en una depresión sin precedentes, con el agregado de que las perspectivas para el futuro inmediato son cada día peores” (J. D. Perón, mensaje desde Madrid, 1972). La lectura del pasado y la lectura del presente se articulan una a la otra por medio del fantasma del saber colectivo (que reenvía al ‘nosotros’ de identificación o a otro colectivo más amplio como la Patria o la Nación), o bien a través de la imagen del propio enunciador en tanto Líder, fuente de la coherencia y de la racionalidad de estas lecturas de la historia próxima o lejana. He aquí un fragmento en el cual el meta-colectivo Francia es utilizado como objeto de la descrip8

Jean-Marie Cotteret y René Moreau, Le vocabulaire du général de Gaulle, op.cit.

16


Manual de Capacitación Política ción, el enunciador insertándose como conclusión, como anclaje en el tiempo presente: “Francia, pese a las dificultades que durante cierto tiempo han podido magullarla y debilitarla, desempeña un rol considerable en esta evolución. Esto resulta sin duda de las posiciones que su política, su economía, su cultura, su fuerza, le habían hecho adquirir en todas partes del mundo. (...) Pero ello resulta, también y sobre todo, de la naturaleza de su genio que ha hecho de ella, en todos los tiempos, un fermento y un campeón de la liberación del hombre. A pesar de las tensiones que ha sufrido nuestra acción en este dominio, hemos vuelto a nuestra línea general” (Charles de Gaulle, conferencia de prensa del 31-11964). Considerado en sí mismo, por supuesto, el componente descriptivo está presente en otros discursos sociales; es dominante, por ejemplo, en el discurso de la información.9 Pero la diferencia entre el discurso de la información y el discurso político reside en el hecho de que en el primero el enunciador aparece como mediador-testigo, mientras que el enunciador político se construye a sí mismo como fuente privilegiada de la inteligibilidad de la descripción y de las numerosas modalizaciones apreciativas (evaluaciones) que articulan la descripción.10 Es por supuesto en el componente descriptivo que encontramos los mecanismos básicos por medio de los cuales el discurso político se hace cargo de la economía.

El componente didáctico

Tanto el componente descriptivo como el didáctico, corresponden a la modalidad del saber. Pero a diferencia del componente descriptivo, el componente didáctico no es del orden de la constatación. A través del componente didáctico, el enunciador político no evalúa una situación, sino que enuncia un principio general; no describe una coyuntura específica, sino que formula una verdad universal. En la “zona” didáctica del discurso político, las marcas de la subjetividad del enunciador son mucho menos frecuentes: los principios se enuncian en el plano intemporal de la verdad. He aquí un fragmento didáctico focalizado en una calificación negativa de un contradestinatario no identificado: “Los gobiernos modernos... han dejado de ser problemas políticos para ser problemas sociales. El que gobierne hoy con criterio únicamente político, irá irremediablemente al fracaso” (J. D. Perón, 4-8-44). El siguiente fragmento concierne un principio que pone en escena un meta-colectivo definido como enunciador, y el enunciador mismo del texto, que se posiciona como prodestinatario privilegiado del metacolectivo: “Una elección no es solamente un modo de elegir entre los candidatos. Es también una circunstancia en la cual el país entero expresa un mensaje a sus dirigentes” (Valery Giscard d’Estaing, declaración del 22-3-78).

El componente prescriptivo

Este componente entreteje lo que en el discurso político es del orden del deber, del orden de la necesidad deontológico. Dicha necesidad aparece, naturalmente, como de carácter impersonal, como un imperativo universal o al menos universalizable; el enunciador puede sin embargo marcarse explícitamente como fuente expresiva de la regla deontológico enunciada, como en el siguiente fragmento: “Reitero que es necesario...revertir el proceso centrípeto de concentración de poder que se ha dado en las últimas décadas en nuestro país. (...) La descentralización de la participación debe redundar en una mayor eficacia en la gestión, de tal forma que entre la decisión y su ejecución no se establezca una enorme cadena de instanias que dilaten o diluyan tal ejecución” (Raúl Alfonsín, alocución sobre el proyecto de traslado de la Capital Federal a Viedma, 15-4-86). El enunciado de la regla puede también cobrar la forma de un principio impersonal, sin que el enunciador busque articularse explícitamente a la legitimidad de la regla en cuestión. Esta “distancia”entre el enunciador y la regla que él enuncia, aparece reforzada en el ejemplo siguiente a causa de la fórmula condicional: “Si se quiere que se desarrolle una vida asociativa susceptible de ampliar el campo de la democracia, es indispensable que las asociaciones obren con plena independencia de los poderes públicos, de los sindicatos y de los partidos” (François Mitterrand, Ici et maintenant, 1980). En situación de campaña electoral, es el componente prescriptivo el que concentra el mayor número de operaciones de interpelación orientadas hacia el prodestinatario y el paradestinatario.

El componente programático

En este componente se manifiesta el peso de los fantasmas del futuro en el discurso político: es aquí donde el hombre político promete, anuncia, se compromete. El componente programático se caracteriza por el predominio de las formas verbales en infinitivo y, naturalmente, en futuro; el infinitivo puede ser re9 Sobre el discurso de la información, cf. Eliseo Verón: Construir el acontecimiento, Buenos Aires, Gedisa, 1983. 10 A lo largo de la historia de los noticieros de televisión, esta figura del mediador-testigo ha sufrido modificaciones importantes y presentado diferentes modalidades de construcción. Ver a este respecto E. Verón, “Il et là, je le vois, il me parle”, Communications, 38 : 98-120, 1983.

17


Manual de Capacitación Política emplazado por nominalizaciones. El componente programático es del orden del poder hacer. He aquí un ejemplo caracterizado por el uso insistente de nominalizaciones y construido en torno de la oposición entre el enunciador y el contradestinatario, con una fuerte acentuación del colectivo de identificación: “ ¿Qué hacer? ¿permanecer prudentemente en una actitud de indeterminación artística, haciendo creer que se podría dar a todo el mundo sin quitarle nada a nadie? (...) Nosotros decimos: fuerte aumento de los bajos salarios y aumento degresivo por encima; mantenimiento del nivel de ingresos para la capa superior de los verdaderos asalariados (...) reducción cada vez más marcada de los ingresos que se sitúan en un nivel todavía más elevado” (Georges Marchais, secretario del partido Comunista francés, Informe al Comité Central, 12-1-81).

ESTRATEGIAS DISCURSIVAS

Enunciar una palabra política consiste entonces en situarse a sí mismo y en situar tres tipos de destinatarios diferentes, por medio de constataciones, explicaciones, prescripciones y promesas, respecto de las entidades del imaginario: por un lado respecto de aquellas entidades con las cuales el enunciador busca construir una relación –los metacolectivos- y por otro respecto de la entidad que funda la legitimidad de la toma de palabra, el colectivo de identificación. Dentro del campo político en un momento dado, dos estrategias discursivas podrán ser diferentes: - en términos de la relación del enunciador con los meta-colectivos singulares (La Nación, La Patria, etc.); - en términos de la relación del enunciador con su colectivo de identificación; - en términos de las modalidades de construcción de los destinatarios; - en términos del modo de articulación del enunciador a sus enunciados, en el contexto de cada componente; - en términos del peso y del rol desempeñado por los tres tipos de destinatarios, en el contexto de cada componente; - en términos de las modalidades de articulación de los componentes entre sí y del peso relativo de cada uno. Esta lista –incompleta- puede en todo caso orientar una exploración destinada a caracterizar estrategias políticas discursivas. Lo más probable es que, en una situación dada, dos estrategias discursivas dentro del campo político difieran en todas estas dimensiones al mismo tiempo. He tratado de dar una primera forma a la “intuición” que nos lleva a hablar de ‘discurso político’como un tipo de discurso social caracterizado por determinadas propiedades, que definen un modo particular de funcionamiento. El marco conceptual así trazado es, por supuesto, totalmente insuficiente; permite apenas formular algunas hipótesis de trabajo para la tarea de descripción de superficies discursivas. Al mismo tiempo, no hemos proporcionado ninguna prueba de que las características así definidas como importantes para la descripción del funcionamiento de la discursividad política le sean realmente específicas. Se podría objetar, por ejemplo, que el discurso publicitario se construye con exactamente los mismos componentes: el mensaje publicitario también constata, explica, prescribe y promete. Lo único que esta objeción –sin duda justa- muestra, es que un tipo de discurso no puede ser caracterizado en términos de “actos de lenguaje”. Sean cuales fueren los tipos de “actos” que se definan, se los encontrará, bajo una u otra forma, en todo tipo de discurso. Los elementos que hemos enumerado no pueden ser considerados aisladamente. Lo que caracteriza la especificidad del discurso político es cierta configuración de operaciones discursivas, uno de cuyos aspectos fundamentales es el de las operaciones enunciativas. El dispositivo de la enunciación publicitaria, por ejemplo, no comporta los tres tipos de destinatarios que hemos evocado muy esquemáticamente y como consecuencia de ello, la legitimidad del enunciador publicitario no se sitúa en el mismo registro que la legitimidad del enunciador político, en particular en lo que hace al papel que desempeñan los meta-colectivos. Dentro de los límites de este artículo me es imposible, sin embargo, aportar una demostración de la diferencia fundamental entre el discurso político y el discurso publicitario. Me limitaré a reiterar la observación según la cual el campo político es un “mercado” solo en lo que hace a la función persuasiva, que construye la relación con el paradestinatario; la función de refuerzo y la función polémica son fundamentalmente inaccesibles a la lógica de la “persuasión”.11

EL CUERPO POLÍTICO

La principal limitación del esquema que acabo de presentar reside en el hecho de que trata el discurso político como si éste fuera sólo un fenómeno de lenguaje, un ente de palabra. Ahora bien, el proceso 11 En términos groseramente simplificados: tanto el discurso de la publicidad como el discurso político, en virtud del componentepersuasivo, deben construir su legitimidad a partir de un presupuesto de interés: el enunciador no puede sino construirse como interesado en obtener la adhesión del destinatario. Pero el discurso publicitario resuelve el problema exhibiendo su interés, mientras que el discurso político debe presentar el interés del enunciador como transfigurado por el interés colectivo.

18


Manual de Capacitación Política que he llamado en otro lugar de la mediatización de las sociedades industriales, afecta todos los discursos sociales, y el discurso político en particular. Como resultado de este proceso, las estrategias discursivas, caracterizadas durante mucho tiempo como estrategias de la escritura y de la palabra, han debido hacerse cargo de nuevos soportes materiales. La imagen televisiva se ha convertido en el más importante de estos soportes, y el espacio de la pantalla de la televisión se ha vuelto el principal lugar de manifestación de los ceremoniales del Estado.12 Pero en ese espacio, el político no está solo: si la televisión es, en buena medida, un espacio público, no es exclusivamente un espacio político. A diferencia de la época anterior a la difusión masiva de los medios llamados “electrónicos”, en la cual ciertos espacios sociales eran propiamente políticos (los edificios estatales, el parlamento, la sede de los partidos, etc.) o se transformaban transitoriamente en espacios políticos (la “plaza”, durante una manifestación) el espacio televisivo se vuelve político en determinadas condiciones (durante un debate entre candidatos, durante una alocución del presidente de la República, etc.). Bajo distintas formas, según la historia de la televisión en los diferentes países democráticos (sistema privado, como en los Estados Unidos, tradición de servicio público como en Francia) el espacio simbólico de la televisión es ocupado por otras figuras dominantes que juegan otros juegos de discurso. La más importante es probablemente la figura del periodista, del enunciador que toma a su cargo el relato de la actualidad del mundo. El discurso de la información, encarnado por el periodista, constituye el contexto dentro del cual, en la mayor parte de los casos, el discurso político puede manifestarse. Lejos de provocar, como se ha pretendido, una simplificación o una “unidimensionalización” de los discursos, la mediatización de las sociedades democráticas vuelve las estrategias discursivas cada vez más complejas. El líder político debe entonces, no sólo construir su relación con los meta-colectivos, no sólo reforzar su vínculo con el prodestinatario, neutralizar la réplica del contradestinatario y persuadir al paradestinatario; la televisión lo obliga ahora a negociar la construcción de su imagen con múltiples figuras que ocupan la pantalla de televisión, y que no siempre le facilitan la tarea. En muchos casos, esta “negociación’se vuelve decisiva y los efectos sobre los receptores del modo en que el líder político interactúa con esas otras figuras sociales son tan importantes como los efectos derivados de la estrategia enunciativa propiamente política, o el juego de constataciones, explicaciones, interpelaciones y promesas. He tratado de mostrar en otro lugar cómo la estructuración espacial de las emisiones políticas puede ser determinante, en la medida en que condiciona el acceso del líder político al eje de la mirada (controlado habitualmente por el periodista o el “presentador”del programa) eje que define lo que llamo el espacio umbilical, nudo crucial del contacto entre el enunciador y el destinatario en la televisión.13 En las sociedades democráticas el espacio televisivo es un espacio público y cotidiano a la vez. La irrupción de la palabra política en dicho espacio es un fenómeno complejo, que conocemos mal todavía, pero que en todo caso ha agregado nuevas dimensiones estratégicas a la producción del discurso político. La televisión ha generalizado la construcción, en el orden simbólico, de lo que podemos llamar el cuerpo significante.14 Como resultado de esta evolución, la enunciación política pasa ahora por la elaboración del cuerpo político. El cuerpo político no es el cuerpo significante de un ciudadano cualquiera; interpela la imagen corporal del televidente, activa en éste los modos de lectura de la gestualidad cotidiana, pero se encuentra en ligero desfasaje con respecto a dicha gestualidad. La mediatización abre nuevas dimensiones al análisis del discurso político. Estas nuevas dimensiones no deben hacernos olvidar los complejos mecanismos de la materia lingüística tal como funcionan en el discurso político: esos mecanismos están siempre ahí y son siempre importantes, porque los televidentes no son sordos ni estúpidos (como ciertas teorías de las “comunicaciones de masas”parecen suponerlo). Pero al orden del lenguaje se agrega, en una configuración extremadamente compleja, la incorporación de los códigos del contacto, propios de la televisión. Desde hace mucho tiempo, los líderes políticos estaban obligados a producir textos sinceros; la radio los llevó a buscar un tono sicero; hoy en día deben construir un cuerpo sincero. Pero la sinceridad de un candidato, la sinceridad de un presidente, no se elaboran de la misma manera que la sinceridad de un presentador de noticiario. Valery Giscard d’Estaing, en el anuncio de su candidatura a la presidencia de la República en 1974, manifestó que quería clavar su mirada en los ojos de Francia.15 Lo que pensó Francia de semejante mirada no lo sabemos, pero sí lo que pensaron los ciudadanos-televidentes en 1981, cuando el presidente en cuestión, tras siete años de tele-mirada, se presentó como candidato a un nuevo período. Olvidar que mirar a los ojos de millones de personas es a la vez interesante y complicado, es igualmente peligroso para un presidente de la República y para un investigador del discurso político.

En: AAVV. El discurso político. Lenguajes y acontecimientos; Hachette; Buenos Aires; 1987. 12 13 14 15

Cf. Eliseo Verón, “Le séjour et ses doubles: architectures du petit écran”, Temps Libre, París, 11 : 67-78, 1985. E. Verón, “Le séjour et ses doubles...”, loc.cit. E. Verón, “Corps Signifiant”, en: Sexuali é et pourvoirk, París, Payot, 1976. La frase decía, en francés: “Je voudrais regarder la France au fond des yeux”.

19


Manual de Capacitación Política

Movimiento Peronista (Consejo Superior) Las 20 verdades peronistas 1º) La verdadera democracia es aquella donde el gobierno hace lo que el pueblo quiere y defiende un solo interés: el del pueblo. 2º) El peronismo es esencialmente popular. Todo circulo político es antipopular y, por lo tanto, no peronista. 3º) El peronista trabaja para el MOVIMIENTO. El que en su nombre sirve a un circulo, o a un caudillo; lo es sólo de nombre. 4º) No existe para el peronismo más que una sola clase de hombres: los que trabajan. 5º) En la NUEVA ARGENTINA el trabajo es un derecho, y es un deber, porque es justo que cada uno produzca por lo menos lo que consume. 6º) Para un peronista no puede haber nada mejor que otro peronista. 7º) Ningún peronista debe sentirse más de lo que es ni menos de lo que debe ser. Cuando un peronista comienza a sentirse más de lo que es, empieza a convertirse en oligarca. 8º) En la acción política la escala de valores de todo peronista es la siguiente: Primero la Patria, después el Movimiento y luego los hombres. 9º) La política no es para nosotros un fin, sino solo el medio para el bien de la Patria, que es la felicidad de sus hijos y la grandeza nacional. 10º) Los dos brazos del peronismo son la justicia social y la ayuda social. Con ellos damos al pueblo un abrazo de justicia y amor. 11º) El peronismo anhela la unidad nacional y no la lucha. Desea héroes pero no mártires. 12º) En la NUEVA ARGENTINA los únicos privilegiados son los niños. 24 13º) Un gobierno sin doctrina es un cuerpo sin alma. Por eso el peronismo tiene una doctrina política, económica y social: el Justicialismo. 14º) El Justicialismo es una nueva filosofía de la vida, simple práctica, popular, profundamente cristiana y profundamente humanista. 15º) Como doctrina política, el Justicialismo realiza el equilibrio del derecho del individuo con el de la comunidad. 16º) Como doctrina económica, el Justicialismo realiza la economía social, poniendo el capital al servicio de la economía y ‚ésta al servicio del bienestar social. 17º) Como doctrina social el Justicialismo realiza la justicia social, que da a cada persona su derecho en función social. 18º) Queremos una Argentina socialmente Justa, económicamente Libre y políticamente Soberana. 19º) Constituimos un gobierno centralizado, un estado organizado y un pueblo libre. 20º) En esta tierra lo mejor que tenemos es el pueblo. “NO HAY NUEVOS ROTULOS QUE CALIFIQUEN A NUESTRA DOCTRINA NI A NUESTRA IDEOLOGÍA, SOMOS LO QUE LAS VEINTE VERDADES PERONISTAS DICEN”

20


Manual de Capacitación Política

Apuntes de la Militancia - Capítulo II (selección)

El orden de la oligarquía liberal

John William Cooke

“¿Cuál es la fuerza que impulsa ese progreso? Señores, ¡es el capital inglés!”

- Bartolomé Mitre

La recolonización de 1955 permitió a la minoría explotadora ocupar económica y políticamente el país, pero no culturalmente. Antes una cosa implicaba a la otra, ahora no. La fórmula había funcionado durante un siglo a partir de la derrota nacional de Caseros. Allí se liquido el pleito entre las dos corrientes que chocaban desde los días de Mayo: la del puerto de Buenos Aires, cosmopolita, librecambista, vehículo de ideas e intereses que convenían a Europa y trataba de imponer al resto del país; y otra, nacionalista popular, que veía al país en su conjunto y como parte de la unidad latinoamericana. Antimorenistas y morenistas, dictatoriales y americanistas, unitarios y federales, fueron fases de ese enfrentamiento. Una vez que Argentina quedó incorporada como satélite de la primera potencia capitalista de mediados del siglo XIX (Inglaterra) y se unificaba en la política de la oligarquía portuaria los antagonismos se denominaban separatistas bonaerenses y hombres de Paraná: crudos y cocidos, chupandines y pandilleros, liberales y autonomistas, cívicos y radicales. Desde la Independencia, los intereses foráneos tenían su aliado natural en la burguesía comercial de Buenos Aires, dispuesta a enriquecerse como intermediaria de un comercio sin restricciones en Europa. Su primera víctima fue Mariano Moreno, cuya visión americanista chocó con el centralismo unitario que subordinaba el país a la política bonaerense, a ellos se debe el rechazo de los diputados orientales que llevaban a la Asamblea del año XIII las instrucciones de Artigas sobre la organización confederal. Sólo desacatándose pudo realizar San Martín la campaña de Chile y Perú, pero el pago fue dejarlo abandonado a su propia suerte en suelo peruano, del cual pasó al exilio voluntario y definitivo. Fue contra los devaneos monárquicos de ese grupo que los gauchos impusieron el principio republicano en el año 20, fue contra la Constitución aristocratizante de su agente conspicuo –Rivadavia- que se alzaron seis años después los caudillos federales. Dignos antecesores de la oligarquía contemporánea, en 1815 sancionaron la Ley de Vagancia para terminar con la protesta de los gauchos hambreados por la política de los exportadores de carne. En la Constituyente de 1826 los rivadavianos proponían una cláusula prohibiendo el voto de los domésticos, soldados de línea, peones, jornaleros, en una palabra, a la chusma que había hecho la Independencia. Dorrego a quien luego harían asesinar por Lavalle ridiculizó los argumentos de esa minoría reaccionaria. La de hoy, aplica al mismo principio proscriptivo aunque no tiene la valentía de sostenerlo como doctrina. Fue ese unitarismo el que concedió a Inglaterra la franquicia para que sus barcos navegasen nuestros ríos, a cambio del derecho espectral de que los barcos que no teníamos navegasen por el Támesis, el mismo escandaloso unitarismo que dio toda la tierra pública como garantía para contraer el empréstito con Baring Brother’s, el que entregó las minas de Famatina a un consorcio europeo del cual Rivadavia estaba a sueldo, el que creó el Banco de Descuentos dando el control a los comerciantes ingleses. La época de Rosas fue un compromiso entre Buenos Aires y el interior, unidos en una política defensiva contra el colonialismo anglofrancés y las fuerzas que secundaban sus planes para desintegrarnos. Buenos Aires retiene las ganancias del puerto, pero encabeza la lucha contra el extranjero. La Ley de Aduanas protegía a la industria artesanal, el coraje criollo, la soberanía acechada. Rosas, caudillo de la conjunción de fuerzas populares que terminó con el unitarismo, era la cabeza de los ganaderos bonaerenses, y formaba con sus amigos y parientes el sector más dinámico de la economía, integrado como industria de tipo capitalista e independiente del sistema comercial de Inglaterra: cría de ganado, saladeros, flota de barcos para transportar los productos a diversos mercados. Cuando esas circunstancias cambiaron, la política proteccionista del Restaurador ya no contó con el apoyo de los estancieros, que se unieron a la coalición organizada por Inglaterra y dirigida por el imperio esclavista de Brasil. En 1852 el país necesitaba superar el equilibrio precario del período rosista e integrarse como nación moderna, constituyendo una unidad económica con el territorio nacional como mercado interno único y el puerto de Buenos Aires, puesto al servicio común como base para un desarrollo capitalista autónomo. Ocurrió todo lo contrario. La burguesía comercial portuaria afirmó su control al haberse constituido también como burguesía terrateniente. Los hombres de la Federación poco pudieron contra sus maquinaciones, especialmente cuando Urquiza hipotecó su caudillaje para salvar sus vacas, y la “barbarie” del interior fue aniquilada para asegurar la hegemonía de esa oligarquía ganadero-comercial. 21


Manual de Capacitación Política La Argentina se incorporó al proceso económico mundial, pero como mercado complementario del capitalismo inglés. La manufactura importada terminó de aniquilar nuestras industrias embrionarias. Los ferrocarriles dibujaron una nueva geografía donde el intercambio interregional desaparece, se expande el mercado comprador de artículos ingleses y nacen “las provincias pobres”, las compañías extranjeras, los grandes terratenientes y la burguesía que participaba del negocio importador y exportador, engordan a medida que la riqueza del interior cae en los toboganes que la deposita en los puertos para ser transferida a las islas británicas. Los ríos que el paisanaje había cerrado con cadenas para atajar a las flotas invasoras, pasan a ser vías internacionales por prescripción constitucional: no la prosperidad sino la miseria navegarán por ellos. Zona marginal del centro capitalista inglés, también debíamos ser dependencia ideológica y política. Es que el imperialismo es tanto un hecho técnico-económico como cultural. El lugar de operaciones aisladas de intrecambio, establece una relación permanente que no se agota en cada transacción, los capitales colocados en la semicolonia deben rendir frutos durante muchos años. Es preciso entonces evitar toda inseguridad en los reintegros y pagos de intereses. Debe procurarse que crezca la economía agraria para que sus productos fluyan a la metrópoli, y que no surjan industrias que desequilibren la “división internacional del trabajo”. El imperio necesita contar con gobiernos estables, ordenados, buenos pagadores e inmunes al extravío nacionalista. Para eso no hace falta recurrir a la presión directa o a los groseros despliegues de potencia armamentista. La penetración financiera produce el encumbramiento de una oligarquía nativa cuyo destino estaba ligado al del “gran país amigo”. Las expediciones punitivas de Mitre y Sarmiento ahogaron en hierro y fuego las protestas del pueblo, la cabeza de Chacho Peñalosa, exhibida en la Plaza de Olta, simboliza a la oligarquía mucho mejor que los mármoles y bronces con que ella se ha idealizado. La dependencia económica aseguró la esclavitud mental. La semicolonia quedó unificada en el culto idolátrico de las ideas –símbolo del liberalismo- y cuanto se le oponía fue sentenciado y ejecutado en trámite sumario. La lucha política era entre minorías. La montonera había sido una forma de política elemental en la que se participaba directamente. El hombre de nuestro campo tomaba la lanza y arrancaba detrás del caudillo: iba a pelear contra los españoles o al grito de “Federación o Muerte” (que según se ha demostrado, significaba “República o Muerte”) contra los proyectos monárquicos centralistas de la aristocracia porteña o contra el chancho inglés o francés que rondaba nuestras aguas, en último caso para entreverarse en peleas de menor significación. El enriquecimiento de la región pampeana significó, como contrapartida, el estancamiento del interior. El libre cambio tuvo un primer efecto negativo: la producción artesanal de las provincias interiores no pudo resistir a la afluencia de manufacturas extranjeras. Durante la época de Rosas no se había contraído empréstitos con el extranjero, pero a medida que la Argentina aumenta sus exportaciones, y por ende su solvencia como deudor, se recurre al crédito externo con tal exageración que el país se va hipotecando hasta límites increíbles. Sarmiento se vale del empréstito para terminar la guerra con el Paraguay y “pacificar” nuestro interior; otros empréstitos se piden para obras que no se construyen, para planes que nunca se inician, a veces sin buscar pretexto plausible. Después se van pidiendo empréstitos para pagar los servicios de empréstitos anteriores. Sólo de 1863 a 1873 los ingleses prestan a la Argentina 15 millones de libras esterlinas. En estos idílicos tiempos, que tanto añoran los conservadores, el país sufría inmediatamente los efectos de cualquier contracción en los países industrializados. Estos eran periódicamente sacudidos por la crisis que llegaban aquí con violencia multiplicada al reducir la demanda de nuestras exportaciones y simultáneamente el precio que se nos pagaban por ellas. Además, justo cuando nuestro país entraba en crisis, Gran Bretaña drenaba nuestras reservas de oro agravando la situación. Sin embargo, las clases dirigentes ponían todo su empeño en mantener el crédito internacional de la Nación a toda costa. Un presidente diría que “es necesario ahorrar sobre el hambre y la sed de los argentinos”.

Yrigoyen y sus enemigos

Fue Yrigoyen quien, orientándose como pudo, infligió serias derrotas al aparato que asfixiaba al país. El Yrigoyenismo fue un movimiento de masas que expresaba la tendencia al crecimiento del país, frenado por la alianza de la aristocracia latifundista y el imperio británico. En el gobierno tuvo entre otros méritos, el de cumplir con su promesa de no enajenar ninguna parte de la riqueza pública ni ceder el domino del Estado sobre ella. En un asunto clave como el ferroviario su acción fue fecunda y demostró una comprensión cabal cuando, al vetar la ley del Congreso que traspasaba las líneas del Estado a una empresa mixta, afirmo en el Mensaje: “el servicio público de la naturaleza del que nos ocupa ha de considerarse principalmente como Instrumento de Gobierno con fines de fomento y progreso para las regiones que sirve”. El apoyo a YPF, la tentativa de crear un Banco del Estado y un 22


Manual de Capacitación Política Banco Agrícola, la compra de barcos, etc.., son otras tantas pruebas de su orientación nacionalista. Su política internacional fue digna, altiva, independiente y retomó el sentido latinoamericanista que poseían los hombres de la Independencia y que se perdió a mediados de siglo pasado. Es bueno insistir sobre el manto de plomo que recubría la cultura del país. Las voces solitarias de aquí y allá querían agregar un aporte renovador, estaban fuera (o se las dejaba rápidamente) de los medios de difusión capaces de amplificarlas hasta influir en la conciencia política nacional. La transición a concepciones políticas más adelantadas y claras que pudieron producirse dentro del radicalismo, cosa que no ocurrió. Fuera de él, en las fuerzas organizativas, había un páramo ideológico. El Partido Conservador, representante de la oligarquía terrateniente, no se resignó a la pérdida del gobierno ocasionada por la aplicación del sufragio libre. Mientras esperaba la hora de recuperar el poder por la violencia, su táctica consistió en unir todas las fuerzas posibles bajo el lema negativo de hacer antirradicalismo (luego, cuando contó con aliados en el propio radicalismo, su bandera sería el “antiyrigoyenismo”). El aliado más consecuente que siempre tuvieron los conservadores fue el Partido Socialista, que no sólo los acompañó en las maniobras concretas contra el radicalismo, sino que también lo haría contra el peronismo. Buenos Aires, puerto de factoría que servía a la intermediación importadora-exportadora, centro burocrático al que convergían los inmigrantes y los criollos desplazados por el latifundio, era la única realidad que veían –incompleta y erróneamente, además- los socialistas. Por el resto del país sentían el mismo desprecio que los “civilizadores” mitristas y rivadavianos. La gran mayoría de los explotados estaba en el campo: eran los peones de la estancia, los obrajeros, los hijos de la tierra convertidos en mano de obra miserable. La Argentina quedaba seccionada en una porción industrial y en otra que no lo era, cuyos respectivos asalariados se incomunicaban entre sí y perseguían objetivos contrapuestos. Era una estrategia que podía deparar algunas mejoras a sectores reducidos del proletariado (creando nuevos motivos de desunión interclasista) pero le vedaba la lucha política para avanzar en conjunto como clase. Los obreros industriales, sin peso en el cuadro global de la economía subdesarrollada, no podían ser factor de transformaciones revolucionarias si actuaban de espaldas al resto de los perjudicados por el sistema oligárquico imperialista. A cambio de la fantasía de buscar una liberación exclusiva, para ellos solos, en medio de la Argentina desangrada, rompían el frente capaz de obtener una liberación real y abdicaban del papel que les correspondía dentro de ese frente como clase revolucionaria. En suma, no les quedaba más que “el sindicalismo puro”, la lucha economista por mejoras inmediatas, aunque debilitados por renunciar a la solidaridad de los otros grupos de intereses comunes, y votar por los socialistas, con lo que terminarían de suicidarse. Como el Partido Socialista era enemigo de la industrialización, la clase proletaria no crecería, y como también era librecambista y enemigo de lo que llamaba las “industrias artificiales”, cuando éstas desapareciesen, los obreros sin trabajo aumentarían la oferta de mano de obra y bajarían los salarios. Limitándose a una política meramente encaminada a las mejoras salariales en la industria, éstas servirían, por una parte, para aumentar la diferencia entre las remuneraciones de la ciudad y del campo, característica de los países subdesarrollados, al mismo tiempo, servirían de pretexto para el aumento de costos de producción y, sin proteccionismo, las industrias quedarían en peores condiciones ante la competencia extranjera. Con estas menciones basta para apreciar que si el Partido Socialista nos ha negado siempre hasta “la leche de la clemencia”, no es por oportunismo ni por improvisación, sino por una vocación rectilínea –desde la cuna hasta la tumba-. La oligarquía copiando instituciones liberales y el Dr. Justo remedando enfoques socialistas llegaban siempre a las mismas conclusiones y compartían los mismos prejuicios. Por ejemplo, al peón de campo y al obrajero que los oligarcas explotaban y denigraban, el Dr. Justo los crucificaba teóricamente negándoles toda capacidad política. Su discípulo, el Dr. Repetto, explica que era imposible hacerles comprender razones “porque se trata de gente muy ignorante, envilecida en una vida casi salvaje”. Mencionamos las modalidades que los hacen indistinguibles del conservadorismo, destacaremos algo que acredita a los socialistas como caso político único. Es el partido socialista del mundo colonial y semicolonial que nunca fue antiimperialista, ni siquiera doctrinariamente. Más aún: es el único partido socialista del Mundo que ha defendido expresamente al imperialismo. Hasta los más viscosos amarillismos socialdemócratas de Europa, beneficiarios y cómplices de la política colonial de sus burguesías, al menos en teoría han condenado al imperialismo. En la Argentina tenemos un fenómenos mundial: un partido socialista proimperialista en la teoría y en la práctica. Los designios de Estados Unidos de imponer su hegemonía en todo el continente no constituían ningún secreto: sus hombres de Estado lo venían proclamando desde hacía un siglo y había muchos hechos probatorios en exceso, la oposición a los proyectos de Bolívar para la unificación continental, la destrucción de nuestro Puerto Soledad en las Malvinas, el robo a México de más de la mitad de su territorio, las 23


Manual de Capacitación Política depredaciones en Nicaragua, la incursión naval contra Paraguay, erean algunos ejemplos. Pero cuando la intervención yanqui en Cuba, a principios del siglo XX, Juan B. Justo observó: “Apenas libres del gobierno español, los cubanos riñeron entre sí hasta que ha ido un general norteamericano a poner y mantener la paz a esos hombres de otras lenguas y otras razas. Dudemos pués de nuestra civilización”. Dudemos más bien de los socialistas cipayos, porque hasta los obrajeros analfabetos del Dr. Repetto saben que cuando los cubanos tenían ganada la guerra de la Independencia, en 1898, los norteamericanos, mediante una provocación, tomaron parte en la contienda y se constituyeron en usufructuarios del sacrificio de los isleños que venían guerreando desde hacía treinta años, firmaron un tratado de paz con España sin dar intervención a los cubanos, y se apoderaron de las Filipinas, Guam, Puerto Rico, etc. En Cuba nombraron un gobernador militar y sólo lo retiraron cuando se les dio la base de Guantánamo (que todavía ocupan) y se les reconoció el derecho de intervenir militarmente. Cada vez que había protestas por el fraude con que se elegía a un presidente amanuense de los yanquis, estos mandaban fuerzas amparados en esa concesión. Únicamente los socialistas argentinos se les podía ocurrir echarle la culpa a los cubanos de esas intervenciones imperialistas que sufrieron todas las naciones que estaban en el radio geopolítico de Estados Unidos. Cuando decía “dudemos de nuestra civilización”, se trataba de una ironía justista: quería decir que estaba seguro de nuestra barbarie. Como la civilización y el progreso sólo pueden llegar del extranjero, también aplaudieron la maniobra yanqui que quitó una provincia a Colombia y creó la república artificial de Panamá. Pensaban, como los yanquis, que nuestro continente sería un emporio de civilización si no estuviese poblado por latinoamericanos. Lenin, explicando la desviación reformista de los movimientos europeos que recibían su cuota del producto colonialista, dijo que “el partido obrero-burgués es inevitable en todos los países imperialistas”, ha mencionado asimismo que “en todos los países en los que existe el modo de producción capitalista hay un socialismo que expresa la ideología de las clases que han de ser sustituidas por la burguesía”. En esta segunda categoría estaría el Partido Socialista de nuestro país sin describirlo totalmente. La Argentina, siempre al día con las modas del Viejo Mundo, quiso darse el lujo de tener un partido obrero-oligárquicoproimperialista, una creación de la fantaciencia política. Desde que se acriollaron los inmigrantes, nunca más consiguieron reclutar a un proletario. Cuando en la Casa del Pueblo ven acercarse a un grupo de obreros, cierran las puertas y piden custodia policial. En 1930 la situación se tornó mucho peor, los efectos de la crisis se sentían fuertemente y la reacción afilaba sus cuchillos. Como después pudo verse, el curso de la economía en todo el mundo no admitía ninguna salida de la depresión. Había que capearla lo mejor posible. Pero la maquinaria de la oligarquía le permitía exagerar las fallas del gobierno, atribuirle la culpa de procesos que eran inevitables y marcarlo como responsable del descontento popular. El Partido Socialista, infaltable en las grandes infamias contra el país, dio una batalla parlamentaria contra la ley de nacionalización del petróleo y lo mismo de su desprendimiento, el Partido Socialista Independiente, se sumó al escándalo callejero, arrastrando a los bobalicones de la pequeña buguesía portuaria, que creían que aquellos tribunos municipales eran la última palabra en materia de progresismo y audacia de pensamiento. Entre otras lindezas, el diario La Nación emitió este juicio sintético: “No se recuerda ninguna época de fanatismo y corrupción como esta”. Y La Prensa: “Nunca antes en la Argentina, un gobierno quiso mostrarse y se mostró más prepotente, omnisciente, ni llegó a dejar mayor constancia de su incapacidad de actuar, respetar y ser respetado. Por su parte el Partido Comunista no aportaba nada al esclarecimiento de las cosas, por el contrario, definió al gobierno de Yrigoyen como “reaccionario” y “fascistizante”. El clásico frente antipopular, perfectamente sincronizado, sacó a relucir sus grandes palabras y los militares de cabeza hueva hicieron de verdugos.

La Década Infame

“Recién entonces comprendimos qué punto de nuestras oligarquía estaba divorciada de la vida nacional y pudimos medir la amplitud y la perfección con que dominaba los nudos estratégicos de la vida de relación” - Scalabrini Ortiz En la dictadura que sustituyó a Yrigoyen pugnaban dos corrientes de pensamiento. Los amigos más próximos del general Uriburu profesaban un vago nacionalismo fascista, cuyo expositor principal había sido Leopoldo Lugones, por entonces en una de las etapas más reaccionarias de su vida atormentada y contradictoria. Se identificaba a la patria con su aristocracia, frente a la chusma que venía a ser lo espúreo y extranjero. Era la “hora de la espada”. La dictadura clasista y los grupos conservadores planteaban su 24


Manual de Capacitación Política contradicción de siempre: invocaban las ideas de la democracia liberal pero en los hechos tenían que violar para impedir el retorno del partido derrocado, sobre todo cuando la elección de abril de 1931 demostró que los radicales seguían siendo mayoría. Después de la guerra 1914-18, la posición de Gran Bretaña como primera potencia financiera había cedido ante los Estados Unidos, que emerge como primer país acreedor del mundo. En la Argentina eso se reflejó en un avance norteamericano, tanto en el monto de sus inversiones como en su participación en nuestro comercio exterior. El país se convirtió en zona de fricción entre ambos imperialismos. Los norteamericanos invertían en algunos sectores de la industria y tenían sus ojos puestos en los yacimientos petrolíferos, buscaban el desarrollo de la vialidad para ampliar el mercado de sus exportaciones: automóviles, petróleo, caucho, etc. Los ingleses defendían el sistema de transportes estructurado en torno a los ferrocarriles y al suministro de carbón. La crisis del año 30, dio transitoriamente el triunfo a los ingleses. Las inversiones directas norteamericanas habían pasado de 40 millones de dólares en 1913 a 330 millones de dólares en 1929, en 1940 representaban 360 millones: el 14% de las inversiones extranjeras contra el 61% que poseían los ingleses. Con la primera guerra había terminado el período de auge del sistema capitalista universal. La crisis iniciada en 1929 no fue más que un efecto retardado de ese resquebrajamiento cuyos problemas habían quedado irresueltos. En la Argentina el impacto fue tremendo, como consecuencia de la indefensión que nos creaba el sistema agroexportador. Las condiciones de nuestro progreso –demanda creciente de productos agropecuarios, fertilizad de la zona pampeana, arribo de capitales y de inmigración- provenían de afuera, al margen de una acción consciente impulsada por factores internos. Ese desarrollo espontáneo ya estaba agotado para entonces, pues el aumento de la producción ya no podía hacerse mediante la incorporación de nuevas tierras aptas para el proceso productivo. La crisis trajo un estancamiento en la demanda mundial de nuestras carnes y cereales, y el valor de las exportaciones argentinas se redujo, de golpe, en un 50%. Los países industrializados abandonaron los métodos del liberalismo y establecieron una serie de medidas para contrarrestar los efectos de la depresión. Simultáneamente, se invirtió la corriente mundial de capitales: en lugar de afluir a los países dedicados a la producción primaria, retiraron gran parte de las inversiones y cesaron sus préstamos. Para hacer frente a los déficit de sus cuentas internacionales, los países como Argentina no tenían otro recurso que apelar a sus reservas de oro y divisas y, cuando éstas se agotaron, a diversas medidas de regulación económica. La conferencia de Ottawa, en que Gran Bretaña había establecido sus dominios un sistema de “preferencias” que cerraba las puertas a la penetración comercial americana, puso a nuestra oligarquía en el trance de perder el mercado británico de carnes. Empavorecida mandó una delegación a Londres, encabezada por el vicepresidente de la República, que firma el pacto Roca-Runciman y somete a nuestra economía a dictados ingleses. Gran Bretaña no se comprometía a nada importante. En cambio se le otorgaba el control de nuestro mercado de carnes y distribuir el 85% de su exportación, asegurándose además que el transporte se realizase en sus buques. La clase dirigente entregó al extranjero todo cuanto éste exigió, desde el manejo de la moneda y el crédito hasta el monopolio de los transportes. El principal instrumento de dominación fue el Banco Central, cuya ley preparo Otto Niemeyer, vicepresidente del Banco de Inglaterra, y fue adoptada y puesta en ejecución por los doctores Pinedo y Prebisch. La misión nombrada por Justo para proyectar las reformas financieras del país era, con leves modificaciones, la misma que antes había nombrado el gobierno de Uriburu. La componían Alberto Hueyo, E. Uriburu, Federico Pinedo, Raúl Prebisch, R. Berger, R. Kilcher, L. Lewin, y Robert W. Roberts, representantes de la banca Baring Brothers, Morgan y Leng, Roberts y Cía., que eran acreedores del gobierno. Extranjeros eran los ferrocarriles, los teléfonos, el gas, los frigoríficos trustificados que controlaban la exportación de carnes, las empresas de comercialización de las cosechas, los tranvías, ómnibus y subterráneos.

Para dar una ídea del antiyrigoyenismo, Alvear había festejado la caída de Yrigoyen.

Los socialistas aprovecharon los años de abstención radical para conquistar una numerosa bancada parlamentaria, luego reducida a representaciones de la Capital Federal. Ostanteron el mérito de no complicarse en ninguno de los escandalosos negociados de la época, pero silenciaron el escándalo total de nuestro encadenamiento a Gran Bretaña y de los avances del imperialismo yanqui. Al fijar posición en el debate parlamentario sobre el pacto Roca-Runciman, el diputado Nicolás Repetto aclaró: “Desde luego, nuestro voto no implicará un reproche a la gestión diplomática realizada en Londres por el doctor Julio A. Roca. Manifestamos y lo hemos hecho públicamente, nuestra adhesión por la forma tan discreta, por la perseverancia realmente ejemplar y por la alta dignidad que nuestra representación ha sabido mantener en todo momento en el ejercicio de su elevado mandato”. Su oposición se limitó a lo episódico y marginal, sin calar en ninguno de los temas fundamentales que afligían a la Nación. Eran la oposición ideal para el régimen: moderada, enemiga del desorden, cultora de 25


Manual de Capacitación Política todos los mitos proimperialistas. Su minúscula astucia de jacobinos parroquiales consistía en equiparar a radicales y conservadores en salvaguardia del orden cuando se temía que los radicales intentasen perturbarlo. Los radicales siempre reprocharon a los socialistas el haberse aprovechado de su abstención para obtener representaciones y legalizar el fraude de los conservadores. En defensa de esa actitud, Repetto dijo hace nos años cosas muy graciosas: relata que, vetada la candidatura Alvear-Güemes en 1931, Lisandro de la Torre vacilaba en presentarse como candidato de la fórmula con el propio Repetto, pero éste en vano aventó sus escrúpulos, y termina diciendo: “Los hechos ocurrieron en la forma supuesta por mí, y en la elección presidencial siguiente, los radicales triunfaron con su candidato, el Dr. Roberto Ortiz” (La Razón 24/10/61). No menciona que Ortiz fue electo por los conservadores y radicales antipersonalistas mediante un fraude cometido contra el candidato de la UCR, Alvear. Con el criterio de Repetto, en la elección de 1931 no hubo proscripción radical, puesto que el general Agustín P. Justo era también radical antipersonalista (Ortiz fue uno de sus ministros). Desde luego, ahora los radicales prefieren no hablar de esos episodios, desde que hace años son ellos los que usufructúan la proscripción del partido mayoritario (nota: el peronismo había sido proscrito desde 1955) y eso les ha convertido en gobierno. Cuando aluden al tema se enredan en explicaciones más retorcidas aún que las habituales. Uno de los que ha abordado intrépidamente es el Dr. Ricardo Balbín, y como era de esperar, desapareció toda confusión. Su diáfana oratoria dejó establecido que las situaciones no eran idénticas. “Los radicales mantuvieron su entereza moral en la abstención, sin prestarse con sus votos a pactos ni a la confusión de la República. Los proscritos deben tener espíritu demócrata y no ser aventureros del poder” (La Razón, 06/08/61).

26


Manual de Capacitación Política

Manual de Zonceras Argentinas

Zoncera N° 1 DE LA MADRE QUE LAS PARIÓ A TODAS Y en particular de sus dos hijas mayores “CIVILIZACIÓN Y BARBARIE”

Antes de ocuparme de la cría de las zonceras corresponde tratar de una que las ha generado a todas — hijas, nietas, bisnietas y tataranietas —. (Los padres son distintos y de distinta época — y hay también partenogénesis —, pero madre hay una sola y ella es la que determina la filiación). Esta zoncera madre es Civilización y Barbarie. Su padre fue Domingo Faustino Sarmiento, que la trae en las primeras páginas de Facundo, pero ya tenía vigencia antes del bautismo en que la reconoció como suya.

En Los Profetas del Odio y la Yapa digo de la misma:

“La idea no fue desarrollar América según América, incorporando los elementos de la civilización moderna; enriquecer la cultura propia con el aporte externo asimilado, como quien abona el terreno donde crece el árbol. Se intentó crear Europa en América trasplantando el árbol y destruyendo lo indígena que podía ser obstáculo al mismo para su crecimiento según Europa y no según América”. “La incomprensión de lo nuestro preexistente como hecho culturalo mejor dicho, el entenderlo como hecho anticultural, llevó al inevitable dilema: Todo hecho propio, por serlo, era bárbaro, y todo hecho ajeno, importado, por serlo, era civilizado. Civilizar, pues, consistió en desnacionalizar — si Nación y realidad son inseparables—.” Veremos de inmediato, en la zoncera que sigue — el mal que aqueja a la Argentina es la extensión — cómo para esa mentalidad el espacio geográfico era un obstáculo, y luego, que era también obstáculo el hombre que lo ocupaba — español, criollo, mestizo o indígena — y de ahí la autodenigración, y cómo fueron paridas y para qué convertidas en dogmas de la civilización. Carlos P. Mastrorilli en un artículo publicado en la revista “Jauja” (noviembre, 1967) analiza dos aspectos esenciales de la mentalidad que se apoya en esa zoncera: “En la íntima contextura de esa mentalidad hay un cierto mesianismo al revés y una irrefrenable vocación por la ideología. Por el mesianismo invertido, la mentalidad colonial cree que todo lo autóctono es negativo y todo lo ajeno positivo. Por el ideologismo porque prefiere manejar la abstracción conceptual y no la concreta realidad circunstanciada”. El mesianismo impone civilizar. La ideología determina el cómo, el modo de la civilización. Ambos coinciden en excluir toda solución surgida de la naturaleza de las cosas, y buscan entonces, la necesaria sustitución del espacio, del hombre y de sus propios elementos de cultura. Es decir “rehuir la concreta realidad circunstanciada” para atenerse a la abstracción conceptual. Su idea no es realizar un país sino fabricarlo, conforme a planos y planes, y son éstos los que se tienen en cuenta y no el país al que sustituyen y derogan, porque como es, es obstáculo. * * * Que la oligarquía haya creído un éxito definitivo de la zoncera Civilización y Barbarie, lo que llamó “el progreso” de la última mitad del siglo XIX y los años iniciales del presente, ha sido congruente con sus intereses económicos. Alienada al desarrollo dependiente del país, su prosperidad momentánea le hizo confundir su propia prosperidad con el destino nacional. Había por lo menos una constatación histórica que parecía justificar el mesianismo y la ideología liberal de la oligarquía. El problema se le plantea a ésta ahora, cuando el cambio de condiciones internas y especialmente externas, por el aumento de población y su nivel de vida, y la situación en el mercado mundial de la economía de intercambio comercial fundada en el precio, por la economía mercantil, se destruyen las bases de la estructura primaria de intercambio de materias primas por materias manufacturadas, pues así como hay imperios que pierden sus colonias, hay colonias que pierden su imperio, cuando dejan de serles necesarias a éste. Ahora, como ya no puede confundir su éxito propio y momentáneo con el destino de la gran Nación que parecía aparejado a su prosperidad colonial, piensa en achicar la población, como sus antecesores pensaron en achicar el espacio en la buscada disgregación del Virreynato del Río de la Plata. Mesianismo e ideología ya no encuentran, como pareció antes, su identificación con el destino del país. La oligarquíase vuelve anti-mesiánica desde que rechaza concretamente lagrandeza al propiciar el 27


Manual de Capacitación Política achicamiento del pueblo, y su ideología no puede proponer otras soluciones que las de la conservación cada vez más desmejorada de la estructura existente:de este modo se convierte en freno y eso es lo que se confiesa de hecho por sus tecnócratas que sólo proponen seguir tirando desde que el destino del país colonia está cubierto definitivamente. Así, pierde el papel promotor que se había asignado mientras se creyó constructora —y esa fue su fuerza— para hacerse conservadora en un país que no debe dar un paso más adelante. Ya lo he dicho también: los progresistas de ayer se vuelven anti-progresistas desde que todo su progreso sólo puederealizarse contra la ideología que identifica el destino nacional con sus intereses de grupo. * * * Pero sí esta congruencia circunstancial en el interés de grupo permite comprender el descastamiento de las llamadas “elites”, impedidas de una visión de distancia por su circunstancial prosperidad que obstó a la comprensión del país en un largo destino —todo destino nacional es largo—, no vale para los ideólogos que aparentan desde una postura popular un mesianismo revolucionario. De titulados democráticos a marxistas, la explicación ya no tiene la congruencia que en la oligarquía y pasa a ser mesianismo e ideología sin una pizca de contenido material. Se trata, como dice Mastrorilli, de una “abstracción conceptual en que no gravita la concreta realidad circunstanciada”. Aquí aparece desnuda, desprovista de toda constatación pragmática, la zoncera Civilización y barbarie, según sigue gravitando en la “intelligentzia”. Por la profesión de esta zoncera el ideólogo, extranjero o nativo, se siente civilizador frente a la barbarie. Lo propio del país, su realidad, está excluida de su visión. Viene a civilizar con su doctrina, lo mismo que la Ilustración, los iluministas y los liberales del siglo XIX; así su ideología es simplemente un instrumento civilizador más. No parte del hecho y las circunstancias locales que excluye por bárbaras, y excluyéndolos, excluye la realidad. No hay ni la más remota idea de creación sobre esa realidad y en función de la misma. Como los liberales, y más que los liberales que —ya se ha dicho— eran congruentes en cierta manera, aquí se trata simplemente de hacer una transferencia, y repiten lo de Varela: —”Si el sombrero existe, sólo se trata de adecuar la cabeza al sombrero”. Que éste ande o no, es cosa de la cabeza, no del sombrero, y comola realidad es para él la barbarie, la desestima. De ninguna manera intenta adecuar la ideología a ésta; es ésta la que tiene que adecuarse, negándose a sí misma, porque es barbarie. Así la oligarquía y su oposición democrática o marxista disienten en cuanto a la ideología a aplicar pero coinciden totalmente en cuanto al mesianismo: civilizar. Si la realidad se opone a la aplicación de la ideología según se transfiere, la inadecuada no es la ideología de transferencia sino la realidad, por bárbara. Los fines son distintos y opuestos en cuanto a la ideología en sí, pero igualmente ideológicos. Si en las ideas abstractas son opuestos, la zoncera Civilización y barbarie los unifica en cuanto son la civilización. De donde resulta que los que están más lejos ideológicamente son los que están más cerca entre sí —en cuanto teólogos— como ocurre cada vez que la realidad enfrenta a todos los civilizadores. Entonces se unifican contra la barbarie, que es como llaman al mundo concreto donde quieren aplicar las ideologías. Esto se hace evidente en los momentos conflictuales en que el país real aparece en el escenario social o político.

El mismo Mastrorilli en el artículo referido dice:

“Sarmiento y Alberdi querían cambiar el pueblo. No educarlo, sino liquidar la vieja estirpe criolla y rellenar el gran espacio vacío con sajones. Esta monstruosidad tuvo principios de ejecución. Al criollo se lo persiguió, se lo acorraló, se lo condenó a una existencia inferior. Sin embargo los aportes de sangre europea que se vertieron a raudales sobre el país, no consiguieron establecer una síntesis humana muy distinta de la precedente. Los ingleses —relictos de las invasiones o colonos traídos de la fabulosa imaginación rivadaviana— se agauchaban. Los polacos, los alemanes, los italianos, también. Y a espaldas del régimen colonial se hizo una nueva masa humana que se doblegó sin resistencia ante la potencia de la geografía y la presencia irreductible de lo hispánico como principio organizador de la convivencia.” “El régimen fracasó sociológicamente. A partir de 1914 aprendió a contar con una masa popular desconfiada y adversa. En suma: el régimen quiso cambiar al pueblo y no pudo: quiso entregar el espacio inerme y tropezó una y otra vez con algo viviente y cálido que nosotros llamamos conciencia nacional y ellos desprecian como barbarie”1 Eso pasó, como dice el autor, desde 1914. Culminó “el 17 de Octubre, en la más grande operación de política de masas que vio el país; la muchedumbre estaba compuesta por cabecitas negras —restos del criollaje proscripto— pero también por hijos de gringos, polacos y maronitas lanzados contra el régimen con violencia inusitada”. ¿Por qué la parte de la “intelligentzia”, democrática o marxista, no pudo entender un hecho tan evidente 28


Manual de Capacitación Política en ninguna de las dos oportunidades? La oligarquía trató de invalidarlo porque sus intereses concretos coincidían con los criterios de Civilización y barbarie, pero en otro caso la explicación sólo es posible a puro vigor de zoncera: incapaz de salir del esquema y partiendo del mismo supuesto histórico de que las masas en el pasado habían expresado sólo la barbarie frente a la civilización, vio en su nueva presencia una simple recidiva. De ahí lo de “aluvión zoológico” y “libros y alpargatas”, que son zonceritas biznietas de Civilización y barbarie y cuyo sentido permanente supera la insignificancia de los que las enunciaron, pues revelan el modo de sentir de la “intelligentzia” in totum, incapaz de pensar fuera de la ideología, es decir de lo conceptual ajeno y opuesto a los hechos propios. Así, la zoncera de Civilización y barbarie se apoya en dos patas y anda, pero cojeando, porque una es más larga que la otra, que es como una pata auxiliar a la que se recurre cuando el régimen está en peligro. Una ideología apuntala a otra ideología, por más que su signo sea inverso en teoría, porque tienen en común el supuesto mesiánico que cada uno quiere realizar a su manera, pero ambas partiendo de la negación de lo propio. Conviven entre gruñidos y se tiran mordiscones, pero siempre entre civilizados que se defienden en común de los bárbaros, es decir del país real. La recíproca tolerancia nace de la unidad civilización y se practica de continuo en la común devoción por todas las zonceras nacidas del vientre de la zoncera madre. No preguntéis entonces por qué comparten la misma historia que se niegan a revisar desde que revisar importa dejar sin base la zoncera generatriz. Destruir ésta implica sustituir una mentalidad hecha partiendo de ella y excluir el mesianismo y la ideología como fundamento de un pensamiento argentino para dar su oportunidad al buen sentido. Ahí, en Civilización y barbarie, la zoncera madre, está el punto de confluencia de las ideologías, es decir, de la negación de toda posibilidad para el país nacida del país mismo. Es como si dijéramos la “Unidad Democrática” tácita de que surgen todas las otras. En Geopolítica de la cuenca del Plata (A Peña Lillo editor, Bs. As., 1973), Alberto Methol Ferré analiza la ahistoricidad del pensamiento uruguayo. En ninguna parte como allí — recordemos otra zoncera: “como el Uruguay no hay”—, se “tuvo una conciencia política eminentemente abstracta”. La falsificación de la historia, allá como aquí, se completó con la concepción estratosférica del país en cuanto se excluyeron las causales internacionales de los hechos propios o inversamente se excluyeron los hechos propios de las causales internacionales. Así, dice: “Nos enseñaban una historia de puertas cerradas, desgranada en anécdotas y biografías, o de bases filosóficas ingenuas, y nos mostraron la abstracción de un país casi totalmente creado por pura causalidad interna. A esta tesis tan estrecha, se le contrapuso su antítesis, seguramente tan perniciosa. Y esta es la pretensión de subsumir y disolver el Uruguay en pura causalidad externa, en una historia puramente mundial a secas. Una historia tan de puertas abiertas que no deja casa donde entrar...”. “A la verdad, esta última actitud no escribe historia uruguaya, que le aburre, y prefiere vagabundear y solazarse en la contemplación a veces minuciosa de la historia mundial. Nos escindíamos en pueblerinos o ciudadanos del mundo...”. Así, de una historia isla, pasábamos a la evaporación, a las sombras chinescas de una historia océano, donde la historia se juega en cualquier lado menos aquí y aquí lo de cualquier lado. “Esta actividad lujosa —la historia océano—, si hoy canaliza disponibles jóvenes iracundos, ayer permitía a nuestra diplomacia pagarse de las palabras proyectándose para dictar cátedra mundial sobre los derechos humanos y arbitrajes”. Son dos formas del escapismo. “Interioridad pura o exterioridad pura, dos falacias que confraternizan...”. “... ¿quiérese mayor lujo que extrapolarse en la historia de los otros?...”. “Era una manera de renunciar a hacer historia”... “Por otra parte, ese idealismo externo en su versión de izquierda dimitirá frente a nuestra historia de puertas cerradas, conservadora. Incapaz de criticarla, porque no le interesaba vitalmente, terminaba en los hechos por aceptarla en bloque. No puede darse inconformismo más conformista”. .. “Así la esterilidad del marxismo uruguayo para decir nada sobre el país, salvo el caso reciente de Trías. Así, el idealismo jurídico romántico, de derecha o de izquierda, son los modos uruguayos de suplir la ausencia de una política internacional real. El rasgo común de nativistas y oceánicos es que el Uruguay no era problema.” Crucemos de nuevo el río. ¿No estamos en presencia de una situación parecida? Si la falsificación de la historia oficial, presentando la Argentina como un conflicto entre la civilización y la barbarie, ha desestimado el conflicto entre lo nacional y lo extranjero desde que el objeto de la historia no es la Nación sino la civilización, la izquierda, como tampoco tiene en cuenta lo nacional como causalidad histórica, produce el mismo conformismo que en el Uruguay con la historia oficial. Esta vez para que la historia del futuro dependa exclusivamente de la causalidad externa, generando un escapismo que tiene las misma raíces anti-nacionales que, naturalmente, rehuye la construcción propia para trasladarla al escenario de la civilización. Por donde vienen a ubicarse, como sus cofrades de la otra banda, en un balcón sobre el mundo que es donde se opera la historia idealizada. Pero un balcón no es una puerta por donde entra y sale lo propio y lo ajeno, sino un puesto de observación donde se espera que fuera se resuelva lo que hay que resolver adentro, cosa que le conviene 29


Manual de Capacitación Política a los que ya adentro lo tienen resuelto. De aquí la coincidencia cuando el país real intenta sus propias soluciones y a su manera. En tren de clasificación, la zoncera de Civilización y barbarie es una zoncera intrínseca, porque no nace del falseamiento de hechos históricos ni ha sido creada como un medio aunque después resultase el medio por excelencia, ni se apoya en hechos falsos. Es totalmente conceptual, una abstracción antihistórica, curiosamente creada por gente que se creía historicista, como síntesis de otras abstracciones. Plantear el dilema de los opuestos Civilización y barbarie e identificar a Europa con la primera y a América con la segunda, lleva implícita y necesariamente a la necesidad de negar América para afirmar Europa, pues una y otra son términos opuestos: cuanto más Europa más civilización; cuanto más América más barbarie; de donde resulta que progresar no es evolucionar desde la propia naturaleza de las cosas, sino derogar la naturaleza de las cosas para sustituirla. Para el que ha leído Los profetas del odio y la yapa al hablar de esta zoncera no hago más que resumir conceptos allí expresados, pero es necesario reiterarlos en este libro por lo que se ha dicho de la maternidad de todas las zonceras. Laaceptación de ésta hace posible la vialidad de las otras, cosa que se irá viendo a medida que se trate cada una. Empezaremos por aquellas que por considerarlas hijas mayores van en este capítulo: la que se refiere al espacio y es la de que “el mal que aqueja a la Argentina es la extensión”. La otra es la autodenigración que va implícita en la consideración de lo humano propio como barbarie.

30


Manual de Capacitación Política

Mi mensaje

Eva Duarte de Perón LOS ENEMIGOS DEL PUEBLO

Los enemigos del pueblo fueron y siguen siendo los enemigos de Perón. Yo los he visto llegar hasta él con todas las formas de la maldad y de la mentira. Quiero denunciarlos definitivamente. Porque serán enemigos eternos de Perón y del pueblo aquí y en cualquier parte del mundo donde se levante la bandera de la justicia y la libertad. Nosotros los hemos vencido, pero ellos pertenecen a una raza que nunca morirá definitivamente. Todos llevamos en la sangre la semilla del egoísmo que nos puede hacer enemigos del pueblo y de su causa. Es necesario aplastarla donde quiera que brote si queremos que alguna vez el mundo alcance el mediodía brillante de los pueblos, si no queremos que vuelva a caer la noche sobre su victoria. A los enemigos de Perón yo los he conocido de cerca y de frente. Yo no me quedé jamás en la retaguardia de sus luchas. Estuve en la primera línea de combate; peleando los días cortos y las noches largas de mi afán, infinito como la sed de mi corazón, y cumplí dos tareas. ¡No sé cuál fue más digna de una vida pequeña como la mía, pero mi vida al fin! Una, pelear por los derechos de mi pueblo. La otra, cuidar las espaldas de Perón. En esa doble tarea, inmensa para mi, que no tenía más armas que mi corazón enardecido, conocí a los enemigos de Perón y de mi pueblo. Son los mismos. iSí! Nunca vi a nadie de nuestra raza y la raza de los pueblos! peleando contra Perón. A los otros en cambio, si... A veces los he visto fríos e insensibles. Declaro con toda la fuerza de mi fanatismo que siempre me repugnaron. Les he sentido frío de sapos o de culebras. Lo único que los mueve es la envidia. No hay que tenerles miedo: la envidia de los sapos nunca pudo tapar el canto de los ruiseñores. Pero hay que apartarlos del camino. No pueden estar cerca del pueblo ni de los hombres que el pueblo elige para conducirlos. Y menos, pueden ser dirigentes del pueblo. Los dirigentes del pueblo tienen que ser fanáticos del pueblo. Si no, se marean en la altura y no regresan. Yo los he visto también con el mareo de las cumbres.

CAIGA QUIEN CAIGA

Yo he visto a Perón peleando incansablemente por su pueblo frente a las fuerzas dominantes de la humanidad. Este capítulo está dedicado a ellas. No puedo callar porque sería mentirle a mi pueblo y a todos los pueblos de la tierra que han sufrido y sufren la despiadada prepotencia de los imperialismos. Es hora de decir la verdad, cueste lo que cueste y caiga quien caiga. Existen en el mundo naciones explotadoras y naciones explotadas. Yo no diría nada si se tratase solamente de naciones, pero es que detrás de cada nación que someten los imperialismos hay un pueblo de esclavos, de hombres y mujeres explotados. Y aún las mismas naciones imperialistas esconden siempre detrás de sus grandezas y de sus oropeles la realidad amarga y dura de un pueblo sometido. Los imperialismos han sido y son la causa de las más grandes desgracias de una humanidad que se encarna en los pueblos. Esta es la hora de los pueblos, que es como decir la hora de la humanidad. Todos los enemigos de la humanidad tienen las horas contadas. ¡También los imperialismos! En la hora de los pueblos lo único compatible con la felicidad de los hombres será la existencia de naciones justas, soberanas y libres, como quiere la doctrina de Perón. Y esto sucederá en este siglo. Aunque parezca ya una letanía de mi fanatismo sucederá, “caiga quien caiga y cueste lo que cueste”.

LOS IMPERIALISMOS

¡Los imperialismos! A Perón y a nuestro pueblo les ha tocado la desgracia del imperialismo capitalista. Yo lo he visto de cerca en sus miserias y en sus crímenes. Se dice defensor de la justicia mientras extiende las garras de su rapiña sobre los bienes de todos los pueblos sometidos a su omnipotencia. Se proclama defensor de la libertad mientras va encadenando a todos los pueblos que de buena o de mala fe tienen que aceptar sus inapelables exigencias.

LOS QUE SE ENTREGAN

Pero más abominable aún que los imperialistas son los hombres de las oligarquías nacionales que se entregan vendiendo y a veces regalando por monedas o por sonrisas la felicidad de sus pueblos. Yo los he conocido también de cerca. Frente a los imperialismos no sentí otra cosa que la indignación del odio, pero frente a los entregadores de sus pueblos, a ella sumé la infinita indignación de mi desprecio. Muchas veces los he oído disculparse ante mi agresividad irónica y mordaz. “No podemos hacer nada”, decían. Los he oído muchas veces; en todos los tonos de la mentira. ¡Mentira! ¡Sí! ¡Mil veces mentira...! Hay una sola cosa invencible en la tierra: la voluntad de los pueblos. No hay ningún pueblo de la tierra que no pueda ser justo, libre y soberano. “No podemos hacer nada” es lo que dicen todos los gobiernos cobardes de las naciones sometidas. No lo dicen por convencimiento sino por conveniencias. 31


Manual de Capacitación Política POR CUALQUIER MEDIO

Nosotros somos un pequeño pueblo de la tierra, y sin embargo con nosotros Perón decidió ganar, frente al imperialismo capitalista, nuestra propia justicia y nuestra propia libertad. Y somos justos y libres. Podrá costar más o menos sacrificio ¡pero siempre se puede! No hay nada que sea más fuerte que un pueblo. Lo único que se necesita es decidirlo a ser justo, libre y soberano. ¿Los procedimientos? Hay mil procedimientos eficaces para vencer: con armas o sin armas, de frente o por la espalda, a la luz del día o a la sombra de la noche, con un gesto de rabia o con una sonrisa, llorando o cantando, por los medios legales o por los medios ilícitos que los mismos imperialismos utilizan en contra de los pueblos. Yo me pregunto: ¿qué pueden hacer un millón de acorazados, un millón de aviones y un millón de bombas atómicas contra un pueblo que decide sabotear a sus amos hasta conseguir la libertad y la justicia? Frente a la explotación inicua y execrable, todo es poco. Y cualquier cosa es importante para vencer.

EL HAMBRE Y LOS INTERESES

El arma de los imperialismos es el hambre. Nosotros, los pueblos sabemos lo que es morir de hambre. El talón de Aquiles del imperialismo son sus intereses. Donde esos intereses del imperialismo se llamen “petróleo” basta, para vencerlos, con echar una piedra en cada pozo. Donde se llame cobre o estaño basta con que se rompan las máquinas que los extraen de la tierra o que se crucen de brazos los trabajadores explotados... ¡No pueden vencemos! Basta con que nos decidamos. Así quiso que fuese Perón entre nosotros y vencimos. Ya no podrán jamás arrebatarnos nuestra justicia, nuestra libertad y nuestra soberanía. Tendrían que matarnos uno por uno a todos los argentinos. Y eso ya no podrán hacerlo jamás.

EL ODIO Y EL AMOR

En años de lucha he aprendido cómo juegan su papel en el gobierno de los pueblos las fuerzas políticas nacionales e internacionales, las fuerzas económicas y espirituales de la tierra, y cómo se disfrazan las ambiciones de los hombres. Yo he visto a Perón enfrentándolos de pie, sereno e imperturbable, mirando siempre más allá de su vida y de su tiempo, con los ojos puestos exclusivamente en la felicidad de su pueblo y en la grandeza de su Patria. Nada ni nadie pudo ni podrá apartarlo de su camino. Yo recuerdo cómo, en los primeros tiempos de su lucha, debió enfrentar la calumnia que intentaba separarlo de sus descamisados: decían que él era un peligro para el pueblo porque era militar. Algunos años después, como la calumnia no prosperó, sus enemigos trataron de enfrentarlo con las fuerzas armadas. Decían que Perón intentaba crear una fuerza en los trabajadores para sustituir el influjo militar en el Gobierno de la República. Sobre todas estas cosas quiero decir la verdad ¡mi auténtica verdad! y espero que alguna vez se imponga sobre tanta mentira, o por lo menos -aunque no me crean- sirva para algo a los pueblos del mundo en sus luchas por la justicia y por la libertad. Declaro que pertenezco ineludiblemente y para siempre a la “ignominiosa raza de los pueblos”. De mí no se dirá jamás que traicioné a mi pueblo, mareada por las alturas del poder y de la gloria. Eso lo saben todos los pobres y todos los ricos de mi tierra, por eso me quieren los descamisados y los otros me odian y me calumnian. Nadie niega en mi Patria que, para bien o para mal, yo no me dejé arrancar el alma que traje de la calle. Por eso, porque sigo pensando y sintiendo como pueblo, no he podido vencer todavía nuestro “resentimiento” con la oligarquía que nos explotó. ¡Ni quiero vencerlo! Lo digo todos los días con mi vieja indignación descamisada, dura y torpe, pero sincera como la luz que no sabe cuando alumbra y cuando quema. Como el viento que no distingue entre borrar las nubes del cielo y sembrar la desolación en su camino. No entiendo los términos medios ni las cosas equilibradas. Sólo reconozco dos palabras como hijas predilectas de mi corazón: el odio y el amor. Nunca sé cuando odio ni cuando estoy amando, y en este encuentro confuso del odio y del amor frente a la oligarquía de mi tierra -y frente a todas las oligarquías del mundo- no he podido encontrar el equilibrio que me reconcilie con las fuerzas que sirvieron antaño entre nosotros a la raza maldita de los explotadores.

LOS ALTOS CÍRCULOS

Me rebelo indignada con todo el veneno de mi odio, o con todo el incendio de mi amor -no lo sé todavía-, en contra del privilegio que constituyen todavía los altos círculos de las fuerzas armadas y clericales. Tengo plena conciencia de lo que escribo. Sé lo que sienten y lo que piensan de esos círculos los hombres y mujeres humildes que constituyen el pueblo. Todos los pueblos de la humanidad. Yo no los condeno personalmente. Aunque personalmente me combatieron y me combaten como enemiga declarada de sus propósitos y de sus intenciones. En el fondo de mi corazón, yo no deseo otra cosa que salvarlos con mi acusación, señalándoles el camino del pueblo por donde llega el porvenir de la humanidad. Yo sé que la religión es el alma de los pueblos y que a los pueblos les gusta ver en sus ejércitos la fuerza pujante de sus muchachos como garantía de su libertad y expresión de la grandeza de su Patria. Pero sé también que a los pueblos les repugna la prepotencia militar que se atribuye el monopolio de la Patria, y que no se

32


Manual de Capacitación Política concilian la humildad y la pobreza de Cristo con la fastuosa soberbia de los dignatarios eclesiásticos que se atribuyen el monopolio absoluto de la religión. La Patria es del pueblo, lo mismo que la Religión. No soy antimilitarista ni anticlerical en el sentido en que quieren hacerme aparecer mis enemigos. Lo saben los humildes sacerdotes del pueblo que me comprenden a despecho de algunos altos dignatarios del clero rodeados y cegados por la oligarquía. Lo saben los hombres honrados que en las fuerzas armadas no han perdido contacto con el pueblo. Los que no quieren comprenderme son los enemigos del pueblo metidos a militares. Ellos desprecian al pueblo y por eso desprecian a Perón, que siendo militar abrazó la causa del pueblo aún a costa de abandonar en cierto momento su carrera militar. Yo veo no sólo el panorama de mi propia tierra. Veo el panorama del mundo y en todas partes hay pueblos sometidos por gobiernos que explotan eblos en beneficio propio o de lejanos intereses. Y detrás de cada gobierno impopular he aprendido a ver ya la presencia militasolapada y encubierta o descarada y prepotente. En este mensaje de mis verdades, no puedo callar esta verdad irrefutable que se cierne como la más grande sombra cubriendo los horizontes de la humanidad. Es necesario que los pueblos destruyan los altos círculos de sus fuerzas militares gobernando a las naciones. ¿Cómo? Abriendo al pueblo sus cuadros dirigentes. Los ejércitos deben ser del pueblo y servirlo. Deben servir a la causa de la justicia y de la libertad. Es necesario convencerlos de que la Patria no es una geografía de fronteras más o menos dilatadas sino que es el pueblo. La Patria sufre o es feliz en el pueblo que la forma. En la hora de nuestra raza, en la hora de los pueblos, la Patria alcanzará su más alta verdad. Es necesario que los ejércitos del mundo defiendan a sus pueblos sirviendo la causa de la justicia y de la libertad. Solamente así se salvarán los pueblos de caer en el odio contra “eso” que antes se llamaba Patria, y que era una mentira más ¡una bella mentira que inventó la oligarquía cuando empezó a vender la dignidad del pueblo, es decir la dignidad augusta y maravillosa de la Patria!

EL PUEBLO ES LA ÚNICA FUERZA

Yo no sé si no será posible que alguna vez el mundo cancele todo cuanto signifique una fuerza de agresión y desaparezca la necesidad de sostener ejércitos para la defensa, pero mientras eso -que sería lo ideal, acaso lo sobrenatural o lo imposible- no suceda, los pueblos del mundo deben cuidar que sus fuerzas militares no se conviertan en cadenas o instrumentos de su propia opresión. El ejército de mi Patria custodió en 1946 las elecciones que consagraron a Perón presidente de los argentinos. En aquella ocasión, fueron sus militares una garantía para el pueblo. A pesar de eso, yo considero que la función militar no debe ser en ningún caso garantía cívica de la justicia y la libertad. Porque la fuerza suele tentar a los hombres, lo mismo que el dinero. La garantía de la voluntad soberana del pueblo debe estar en el propio pueblo. Sacarla de sus manos es reconocerle una debilidad que no existe, porque los pueblos constituimos por nosotros mismos la fuerza más poderosa que poseen las naciones. Lo único que debemos hacer es adquirir plena conciencia del poder que poseemos y no olvidarnos de que nadie puede hacer nada sin el pueblo, que nadie puede hacer tampoco nada que no quiera el pueblo. ¡Sólo basta que los pueblos nos decidamos a ser dueños de nuestros propios destinos! Todo lo demás es cuestión de enfrentar al destino. ¡Basta eso para vencer! ¡Y si no que lo diga nuestro pueblo!

LAS JERARQUÍAS CLERICALES

Entre los hombres fríos de mi tiempo señalo a las jerarquías clericales cuya inmensa mayoría padece de una inconcebible indiferencia frente a la realidad sufriente de los pueblos. Declaro con absoluta sinceridad que me duelen como un desengaño estas palabras de mi dura verdad. Yo no he visto sino por excepción entre los altos dignatarios del clero generosidad y amor... como se merecía de ellos la doctrina de Cristo que inspiró la doctrina de Perón. En ellos simplemente he visto mezquinos y egoístas intereses y una sórdida ambición de privilegio. Yo los acuso desde mi indignidad, no para el mal sino para el bien. No les reprocho haberlo combatido sordamente a Perón desde sus conciliábulos con la oligarquía. No les reprocho haber sido ingratos con Perón, que les dio de su corazón cristiano lo mejor de su buena voluntad y de su fe. Les reprocho haber abandonado a los pobres, a los humildes, a los descamisados, a los enfermos, y haber preferido en cambio la gloria y los honores de la oligarquía. Les reprocho haber traicionado a Cristo que tuvo misericordia de las turbas. Les reprocho olvidarse del pueblo y haber hecho todo lo posible por ocultar el nombre y la figura de Cristo tras la cortina de humo con que lo inciensan. Yo soy y me siento cristiana. Soy católica, pero no comprendo que la religión de Cristo sea compatible con la oligarquía y el privilegio. Esto no lo entenderé jamás. Como no lo entiende el pueblo. El clero de los nuevos tiempos, si quiere salvar al mundo de la destrucción espiritual, tiene que convertirse al cristianismo. Empezar por descender al pueblo. Como Cristo, vivir con el pueblo, sufrir con el pueblo, sentir con el pueblo. Porque no viven ni sufren ni sienten ni piensan con el pueblo, estos años de Perón están pesando sobre sus corazones sin despertar una sola resonancia. Tienen el corazón cerrado y frío. ¡Ah, si supieran qué lindo es el pueblo, se lanzarían a conquistarlo para Cristo que hoy, como hace dos mil años, tiene misericordia de las turbas! 33


Manual de Capacitación Política LA RELIGIÓN

Cristo les pidió que evangelizasen a los pobres y ellos no debieron jamás abandonar al pueblo donde está la inmensa masa oprimida de los pobres. Los políticos clericales de todos los tiempos y en todos los países quieren ejercer el dominio y aún la explotación del pueblo por medio de la iglesia y la religión. Muchas veces, para desgracia de la fe, el clero ha servido a los políticos enemigos del pueblo predicando una estúpida resignación... que no sé todavía cómo puede conciliarse con la dignidad humana ni con la sed de Justicia cuya bienaventuranza se canta en el Evangelio. También el clero político pretende ejercer en todos los países el dominio y aún la explotación del pueblo por medio del gobierno, lo que también es peligroso para la felicidad del pueblo. Los dos caminos del clericalismo político y de la política clerical deben ser evitados por los pueblos del mundo si quieren ser alguna vez felices. Yo no creo, como Lenín, que la religión sea el opio de los pueblos. La religión debe ser, en cambio, la liberación de los pueblos; porque cuando el hombre se enfrenta con Dios alcanza las alturas de su extraordinaria dignidad. Si no hubiese Dios, si no estuviésemos destinados a Dios, si no existiese religión, el hombre sería un poco de polvo derramado en el abismo de la eternidad. Pero Dios existe y por El somos dignos, y por El todos somos iguales, y ante El nadie tiene privilegios sobre nadie. ¡Todos somos iguales! Yo no comprendo entonces por qué, en nombre de la religión y en nombre de Dios, puede predicarse la resignación frente a la injusticia. Ni por qué no puede en cambio reclamarse, en nombre de Dios y en nombre de la religión, esos supremos derechos de todos a la justicia y a la libertad. La religión no ha de ser jamás instrumento de opresión para los pueblos. Tiene que ser bandera de rebeldía. La religión está en el alma de los pueblos porque los pueblos viven cerca de Dios, en contacto con el aire puro de la inmensidad. Nadie puede impedir que los pueblos tengan fe. Si la perdiesen, toda la humanidad estaría perdida para siempre. Yo me rebelo contra las “religiones” que hacen agachar la frente de los hombres y el alma de los pueblos. Eso no puede ser religión. La religión debe levantar la cabeza de los hombres. Yo admiro a la religión que puede hacerle decir a un humilde descamisado frente a un emperador: “¡Yo soy lo mismo que Usted, hijo de Dios!” La religión volverá a tener su prestigio entre los pueblos si sus predicadores la enseñan así: como fuerza de rebeldía y de igualdad, no como instrumento de opresión. Predicar la resignación es predicar la esclavitud. Es necesario, en cambio, predicar la libertad y la justicia. ¡Es el amor el único camino por el que la religión podrá llegar a ver el día de los pueblos!

LOS PUEBLOS Y DIOS

Muchas veces, en estos años de mi vida, he pensado qué lejos estaban ciertos predicadores y apóstoles de la religión del corazón del pueblo... porque la frialdad y el egoísmo de sus almas no podía contagiar a nadie ni sembrar en las almas el ardor de la fe, que es fuego ardiente. Yo sé -y lo declaro con todas las fuerzas de mi espíritu- que los pueblos tienen sed de Dios. Y sé también como trabajan sacerdotes humildes en apagar aquella sed. Mi acusación no va dirigida contra éstos, sino contra quienes por egoísmo, por vanidad por soberbia, por interés o por cualquier otra razón indigna a la causa que dicen defender. alejan a los pueblos de la verdad, cerrándoles el camino de Dios. Dios les exigirá algún día la cuenta precisa y meticulosa de sus traiciones con mucho más severidad que a quienes, con menos teología, pero con más amor, nos decidimos a darlo todo por el pueblo. Con toda el alma, con todo el corazón.

34


Manual de Capacitación Política

Modelo Argentino para el Proyecto Nacional 2da. Parte (selección)

Juan Domingo Perón

LA VIDA POLITICA

La vida política de la sociedad argentina del futuro ha de realizarse en comunidad organizada. Propongo que esa comunidad organizada configure la DEMOCRACIA SOCIAL. Veremos en qué consiste tal estructura política.

DEMOCRACIA SOCIAL

En la noción clásica se ha entendido a la Nación como la entidad integrada por población, territorio y gobierno; y al Estado como la Nación jurídica y políticamente organizada. Pareciera ser, por lo tanto, que bastan estos conceptos para calificar a la comunidad organizada en el sentido en que estamos considerándola. No es así. La diferencia esencial se da en el hecho de que la concepción liberal califica, por un lado, al individuo, y, por el otro, a la organización superior. Además, sólo reconoce, prácticamente, el papel de las organizaciones intermedias denominadas partidos políticos. En la acción concreta las organizaciones intermedias que responden a grupos sociales o profesionales han sido calificadas como correspondientes a una concepción corporativista del Estado. Hemos evaluado, suficientemente, la enseñanza de la historia como para concluir que no necesitamos seguir ahora en este juego pendular entre el liberalismo y el corporativismo. Una toma de conciencia, debidamente razonada, nos pone en situación de ir directamente hacia las estructuras intermedias completas que, cubriendo partidos políticos y grupos sociales, den a nuestra comunidad la fisonomía real de lo que queremos calificar como “democracia social”. La configuración política de esta comunidad organizada implica la creación de un sistema de instituciones políticas y sociales que garanticen la presencia del pueblo en la elaboración de las decisiones y en el cumplimiento de las mismas. Corresponde esclarecer ahora el concepto de democracia social: - Es social en la medida que, como dije una vez: “La verdadera democracia es aquella donde el gobierno hace lo que el pueblo quiere y defiende un solo interés: el del pueblo”. - Es social, porque la sociedad es su marco, su objeto y el instrumento de su realización y porque el pueblo organizado en sociedad es el actor de las decisiones y el artífice de su propio destino. - Es social, en cuanto procura el equilibrio del derecho del individuo con el de la comunidad. Enuncio el concepto de democracia social al tratar de la vida política, porque la democracia social no puede entenderse si no es en función política, que hace el vínculo natural y necesario para asegurar la cohesión del cuerpo social y puede tener su finalidad sólo en la realización de lo que secularmente se ha llamado el “bien común”.

LAS CUALIDADES DE LA DEMOCRACIA SOCIAL

La democracia social que deseamos requiere ser caracterizada en función de una serie de cualidades razonablemente precisas. Las siguientes son las más importantes: - Es la expresión de una Nación que tiene una estructura de poder que le permite tomar decisiones por sí misma en cuestiones fundamentales, referidas a sus objetivos, a los procedimientos a llevar a cabo y a la distribución de responsabilidades que quiera establecer en su seno. - Es orgánica porque se realiza en comunidad organizada y porque en tal comunidad participan todos los grupos políticos y sociales integrando en el proceso nacional a todas las fuerzas representativas de los distintos sectores del quehacer argentino. - Procura el bien común -en la concepción amplia que ha definido la Iglesia- y lo persigue a través del “desarrollo social del país”. - Se nutre de un ética social que supera la ética individualista, al mismo tiempo que preserva la dignidad del valor humano. Esta ética es la que habrá de convertir al hombre actual en hombre nuevo, creador de una nueva comunidad. Para nosotros, en nuestro ámbito nacional, es una ética esencialmente cristiana. - Requiere una caracterización de la propiedad en función social. La tierra, considerada desde una visión global y teniendo en cuenta la necesidad objetiva de producir bienes, particularmente alimentos, y demás servicios para su población, es un bien de producción social. De tal forma, queda caracterizada la propiedad privada, como una concepción que realiza la sociedad, a través de la ley y en función de la historia, posibilitando a las personas que dispongan bienes sociales. Pero debe exigirse que esa posesión sea hecha en función del bien común, porque la sociedad estima 35


Manual de Capacitación Política que la propiedad privada permite organizar la producción de bienes y servicios con mayor sentido social y eficiencia que la propiedad común. - Es políticamente plural, con lo que responde al pluralismo real. La forma del pluralismo resultará de lo que el pueblo decida. Por eso, a nuestro juicio, han quedado eliminadas las posibilidades de un sistema de partido único o de multiplicidad atomizada de partidos irrelevantes. En lo que se refiere al pluralismo de los grupos sociales, se propone el ordenamiento por funciones sociales en entidades que agrupan a las representaciones del trabajo, del empresariado, de los profesionales, y, eventualmente, de otros sectores de la vida nacional. - Persigue la liberación de los hombres de la opresión y el poder ajeno. Esta liberación comienza por la libertad interior, sólo alcanzable por medio de un sentimiento que trascienda al hombre y cultive en él la actitud de servicio. De otro modo, aún las ideologías más revolucionarias conducirían únicamente a simples cambios de amos. - Tiene en la representación uno de sus fundamentos vitales. La representación está dada, esencialmente, por la acción política canalizada a través de los partidos, de la cual deriva la asignación de poder político como poder de representación y de juicio político. Otro nivel de representatividad puede estar dado por los distintos grupos sociales o destacadas personalidades independientes, que contribuyen en la formulación de proposiciones y en aporte de ideas fundamentales. Promueve la participación auténtica para la cual requiere, al menos, las concepciones básicas de bien común, ética generalizada, pluralismo, solidaridad y representatividad. El ciudadano se expresa como tal a través de los partidos políticos cuya vigencia lleva al funcionamiento de los cuerpos políticos legislativo y ejecutivo. Pero también el hombre, a través de su condición de trabajador, intelectual, empresario, militar, sacerdote, etc., tiene que organizarse para participar en otro tipo de recinto, como puede ser, por ejemplo, el Consejo para el Proyecto Nacional Argentino. Este ente debe enfocar su tarea hacia la gran obra de formulación del Proyecto Nacional en la cual todo el país tiene que empeñarse. Además de esta participación son accesibles otras formas de participación de los grupos políticos y sociales, a título de asesoramiento y de contribución a la gran tarea de liberación y reconstrucción nacional, en la que debe estar empeñado todo el país. Las formas que deba asumir esta participación están aún abiertas a la consideración de quienes serán responsables de la misma. Concibe a la autoridad como la facultad de mandar según la recta razón, con base en un orden moral y una ética superior. - Se realiza con una concepción nacional sin xenofobia, en actitud continentalista y universalista, de efectiva cooperación y no competitiva. - Es “moderna”, porque requiere la estructuración orgánica y funcional en términos de la sociedad organizada, superando las estructuras heredadas del Estado liberal, incapaces de servir eficientemente a nuestro Modelo Argentino. - Se plantea en términos de ideales, pero partiendo de la realidad actual y evaluando nuestra idoneidad concreta de transformación. No configura, pues, una utopía. La apelación a la utopía es, con frecuencia, un cómodo pretexto cuando se quiere rehuir las tareas concretas y refugiarse en un mundo imaginario; vivir en un futuro hipotético significa deponer las responsabilidades inmediatas. También es frecuente presentar situaciones utópicas para hacer fracasar auténticos procesos revolucionarios. Nuestro modelo político propone el ideal no utópico de realizar dos tareas permanentes: acercar la realidad al ideal y revisar la validez de ese ideal para mantenerlo abierto a la realidad del futuro.

EL NIVEL DE CONDUCCION

En la tarea política del país, al más alto nivel, intervienen dos instancias: la conducción política y la político-administrativa. La primera atiende a la estructura del poder, y la segunda, a la administración del país, en general, además de la administración del gobierno en particular. Este último aspecto lo habré de tratar en otro lugar del presente trabajo. El principio orgánico reside en disponer: unidad de concepción, conducción centralizada y ejecución descentralizada. Los niveles en los cuales se trabaja son, en términos generales: la conducción superior del Estado, las entidades intermedias y el pueblo en el ámbito ciudadano. Dentro de este esquema hace falta una fisonomía para las instituciones de conducción. Ella debe responder a la tarea que estas instituciones deben realizar. Tres son las grandes tareas: planeamiento de lo que ha de hacerse, ejecución concreta, control y reajuste del proceso. El planeamiento debe realizarse: para el largo plazo (varias décadas hacia el futuro); para el mediano plazo (el número de años que dura un gobierno) y para el corto plazo (un año). 36


Manual de Capacitación Política El largo plazo requiere la definición de las cualidades de la sociedad que se visualiza para el futuro y la identificación de estrategias globales para alcanzarla. Tal tarea requiere la constitución de un organismo específico al cual el pueblo contribuya, a través de los mecanismos con los que cuenta y en los ámbitos que conoce. Esta entidad puede ser el Consejo para el Proyecto Nacional, a integrarse con todos los elementos representativos de la comunidad. El planeamiento para el mediano plazo requiere ser realizado, básicamente, por el Poder Ejecutivo, con la participación correspondiente del Congreso. El planeamiento del corto plazo, así como la ejecución, corresponde, básicamente, al equipo ministerial, salvo en las materias que hagan necesaria la intervención del Congreso a los propósitos del control superior. Los controles han de establecerse en varios niveles, sobre la base del concepto superior del control, para lo cual se requiere del establecimiento de una completa red de información. Señalados tales aspectos, surgen algunos requerimientos con respecto a la fisonomía del Congreso Nacional. La experiencia señala que la tarea creativa del Poder Legislativo se ha desarrollado, a lo largo de este siglo, siguiendo una disciplina de trabajo que puede ser perfeccionada. Parece necesario que el país tenga un Congreso que sesione por un período mayor al de cinco meses que establece la Constitución Nacional. Precisamente, pareciera no resultar conveniente una “tregua política” tan prolongada, porque lo que se requiere es mucho trabajo político en el proceso de edificación institucional en el cual nos hallamos. El Congreso Nacional deberá participar activamente en el proceso de programación de la estructura institucional del país y de revisión periódica y actualización de la normas. Los requerimientos de la comunidad deseada introducen, también, algunos requisitos a la estructura y funcionamiento del Poder Ejecutivo. Necesitamos una Presidencia adecuadamente estructurada para conducir, puesto que las unidades dependientes del Poder Ejecutivo constituyen entes al servicio íntegro de la comunidad. Ello es evidente desde que la gran tarea de ejecución pública está en sus manos. Además, el mundo interdisciplinario en el que ya se vive exigirá una conducción de lo externo que reclamará crecientemente la acción presidencial. La conducción política superior debe estar siempre en manos del Presidente de la Nación, como cuestión originaria y exclusiva. Para ello y en cuanto tiene relación con el Congreso de la Nación, necesita un vicepresidente en los términos que actualmente prevé la Constitución Nacional. Además, la conducción del sector político-administrativo exige coordinación de la acción ministerial. Cada ministerio debe ser concebido como un ámbito de específica responsabilidad. Pero la instancia político-administrativa es, intrínsecamente, interdisciplinaria. Para ello el Presidente de la Nación necesita la cooperación de un funcionario encargado de la coordinación ministerial. Este coordinador puede ser un primer ministro dependiente, directamente, del Presidente de la República. La estructura institucional así concebida fortificará la capacidad de decisión y de acción del Presidente de la República, al proporcionarle todos los instrumentos necesarios para su gestión. La organización de nuestro régimen político queda, entonces, definida. El objetivo es la democracia social. La forma de gobierno que responde al objetivo es la representativa, republicana, federal y social. Representativa, en los términos de representación a que antes se hizo referencia. Republicana, porque preserva la estructura de república, como forma política de nuestra Nación, nutrida en el poder que proviene desde el ciudadano. Federal, porque se preserva el vigor histórico y el valor de futuro que el federalismo tiene para el país, interpretándose lo que se considera una concepción mayoritaria. Social, por los propósitos específicos antes desarrollados, que hacen a la responsabilidad del gobierno.

LAS INSTITUCIONES INTERMEDIAS

Cuando la concepción liberal actúa en el nivel del ciudadano y del Estado, sin aceptar más entidad intermedia que los partidos políticos, ofrece garantías no del todo adecuadas. Los grupos de intereses, que responde a la estructura del poder económico imperante, pueden crear sus propios partidos, infiltrar los partidos existentes o bien presionar sobre las decisiones gubernamentales por vía de la influencia directa, con todos sus mecanismos lícitos conocidos. Cuando la concepción de la Democracia Social establece que los grupos sociales deben integrar institucionalizadamente los cuadros intermedios de la comunidad organizada, está ofreciendo garantías verdaderas. En efecto, el ciudadano ha de poder participar más en función de lo que conozca mejor. Todo trabajador sabe, por ejemplo, cuál es el verdadero sentido de la política que lleva adelante una confederación de trabajadores. Las concepciones de cada grupo social y de cada partido político deben estar expresadas en forma de bases, plataformas u otros cuerpos escritos que configuren su propia manifestación del Proyecto Nacional. 37


Manual de Capacitación Política Si se trata de partidos políticos su plataforma tendrá que constituir la expresión política del Proyecto Nacional que el partido sostiene para el país. Tratándose de grupos sociales, sus bases o estatutos doctrinarios deben configurar, igualmente, la expresión del Proyecto Nacional que el grupo social concibe para el país. Las instituciones intermedias tendrán que actuar procurando la unión para el accionar de aquellas cuya ideología sea coincidente. En el nivel de liderazgo, esto significa la unión de todos los líderes populares en la tarea común. La falta de unión o aún la desunión configura el más serio enemigo que podemos crear nosotros mismos en la lucha por la Liberación y Reconstrucción Nacional. Desde este fundamento se concibe que el trabajo futuro en nuestra democracia social - desarrollándose como comunidad organizada - debe darse sobre la base de: paz social y diálogo abierto como método de trabajo político en búsqueda de coincidencias con todos los sectores políticos y sociales; y fundamentación del poder de los movimientos, grupos sociales y partidos políticos en organizaciones que actúen con una corriente de poder que fluya sistemáticamente desde las bases, con voto universal, secreto y obligatorio para todas las manifestaciones.

EL DESARROLLO POLITICO

Para alcanzar los caracteres de la sociedad política que perseguimos debemos realizar cierta adecuación de los medios existentes a partir de la situación actual de nuestra sociedad. A esa adecuación la llamamos desarrollo político. Consideramos que lo político tiene una precedencia absoluta en nuestro pueblo. En consecuencia, debe hacerse mínimo el tiempo en que se logre la adecuación deseada, sobre la base de que ésta se hará efectiva por medios pacíficos. Hemos comenzado ya nuestro proceso de cambio, beneficiados por la profunda movilización política que en el país se viene produciendo desde hace treinta años. El desarrollo político deberá sustentarse tomando como premisa fundamental que la verdad debe primar sobre toda otra consideración y que constituye la única realidad tangible. La verdad política debe estar presente en todas las manifestaciones y debe ser vigorizada de manera perseverante. Para ello es necesario que en la lucha política la violencia sea definitivamente reemplazada por la idea.

LA POLITICA EXTERIOR

La paz mundial y la felicidad de los pueblos deberán constituir los objetivos esenciales en la conducción de la política exterior argentina. Una paz que para nuestro país se sustente en la plena vigencia de la soberanía política, de la justicia social y de la independencia económica. La confraternidad con todos los pueblos del mundo, el respeto absoluto a su autodeterminación y la igualdad jurídico-política de los Estados, deben guiar nuestro accionar. Desde el momento en que una Nación sólo ha de cumplir su vocación de destino si el pueblo que la predetermina se realiza como tal, la política exterior argentina tiene en éste su principal fundamento. Argentina se incorpora decididamente al desafío de los tiempos, y con su sentido de humildad y de grandeza quiere que a su vez sea escuchada y respetada en el ámbito de las decisiones internacionales. El año 2000 presentará la humanidad actuando en un sistema internacional estructurado sobre la base de un equilibrio pluripolar, y a nuestro país, en particular, en su condición de Argentina Potencia, habiendo sobrepasado la etapa de continentalización política de América Latina y en plena participación con el resto de los países del mundo. Sobre la base de una política de paz y de cumplimiento estricto de los compromisos internacionales, considero que la política exterior argentina debe encauzarse a través de los siguientes lineamientos generales: a) Respecto de la soberanía de los Estados, autodeterminación de los pueblos y el pluralismo ideológico, exigiendo su correspondiente reciprocidad; b) Intensificación de las relaciones con todos los países del mundo sin excepciones ideológicas, económicas o políticas; c) Vigencia plena de la Tercera Posición en un ámbito de recíproca solidaridad con los pueblos que aspiren a su liberación; d) Estrecha asociación y comunidad de esfuerzos, en especial con los países que conforman el Tercer Mundo y colateralmente con todos aquellos que conciban y respeten nuestros principios básicos sobre convivencia universal; e) Defensa sistemática de los recursos naturales, científicos y técnicos, en el marco mundial, dentro de un ámbito de recíproca cooperación de esfuerzos y de utilización de los resultados; 38


Manual de Capacitación Política f) Conducción de una política exterior auténticamente fundada en las grandes coincidencias nacionales, al servicio de nuestro pueblo, único protagonista y destinatario de la misma. Tales objetivos, exigen un Servicio Exterior altamente capacitado para el cumplimiento de su función específica, tanto desde el punto de vista ideológico como técnico-profesional y cuyos únicos objetivos radican en la preservación y grandeza de la patria. La Hora de los Pueblos está definitivamente en marcha, La Tercera Posición sustenta nuestro accionar. El Tercer Mundo, constituye una realidad irrefutable. Debemos recuperar la iniciativa que tuviéramos hace tres décadas, como pioneros de una nueva mentalidad mundial. Con tal propósito tenemos que transformar nuestro estado de conciencia en acción deliberada y, con ello, concretar el pensamiento universalista que nos anima.

4. EL AMBITO ECONOMICO CARACTERIZACION GENERAL

Los principios y medidas generales que el Modelo Argentino propone en el campo económico deben comprenderse como justificados y fundados en las bases filosófico-políticas previamente delineadas. Es por eso que, en varias oportunidades, he sostenido que la dimensión política es previa al ámbito económico. El Justicialismo comprende a lo económico como naturalmente emanado de un proyecto históricopolítico de carácter intrínsecamente nacional, social y cristiano. En tal sentido, el objetivo fundamental es servir a la sociedad como un todo, y al hombre no solo como sujeto natural sometido a necesidades materiales de subsistencia, sino también como persona moral, intelectual y espiritual. En rigor nuestra concepción tampoco supone que la búsqueda del beneficio personal invariablemente redunda en el bien de toda la sociedad. Por el contrario, la actividad económica debe dirigirse a fines sociales y no individualistas, respondiendo a los requerimientos del hombre integrado en una comunidad y no a las apetencias personales. Esta interpretación amplia y solidaria de la actividad económica, llevará implícita una definición clara del concepto de beneficio, ubicándolo no ya como un fin en sí mismo, lo que daría como resultado una utilización de los recursos en función de un individuo egoísta, sino como la justa remuneración del factor empresarial por la función social que cumple. Preservamos así el estímulo para fomentar el incremento de la gestión empresarial privada, con su dinamizadora dosis de creatividad, pero enmarcada en un contexto donde debe prevalecer una distribución socialmente justa. La esencia de nuestra Tercera Posición consiste en anhelar una sociedad eminentemente creativa y justa, en la cual la conducción económica pertenezca al país como comunidad armónica y donde los logros económicos no atenten contra la libertad y la dignidad del hombre. Pero cada uno de mis conciudadanos debe tener muy en claro que la única posibilidad de que lo anteriormente expuesto no quede en meras expresiones de deseo, reside en que todos los argentinos participen de una profunda revolución ética, que en verdad implica una auténtica toma de conciencia cristiana. Nuestra concepción económica no es aséptica, no puede aplicarse como un conjunto de medidas técnicas si no está integrada en una visión del hombre y el mundo de carácter radicalmente nacional. Para la conformación económica de nuestra sociedad, resulta indispensable obtener la coincidencia generalizada de todos los sectores, hecha realidad a través de un compromiso firme, estable y por ende cuidadosamente elaborado a través de lo que será el Proyecto Nacional.

NECESIDAD DE CONSIDERAR EL AMBITO SUPRANACIONAL

Hasta el momento ha prevalecido en casi todos los países, la concepción restrictiva de desplegar la actividad económica con el sólo fin de lograr el máximo bienestar para sus habitantes. De ahora en más el panorama se amplía, tendiendo a aunar esfuerzos en el nivel regional e internacional a fin de, en mutua colaboración, elevar las condiciones de vida de la sociedad universal del porvenir. El mundo del futuro se está orientando hacia nuevas formas donde ya no tendrá sentido analizar los problemas como exclusivamente nacionales. Será preciso condicionarlos a la evolución general de la humanidad, en la que el progreso de la ciencia y la tecnología por una parte, y la expansión demográfica por la otra, influirán decisivamente sobre los sistemas socio-económicos. Por lo tanto las soluciones de los diversos problemas en el nivel nacional, no podrán ser logradas plenamente, si buscan su concreción exclusivamente dentro del país, como si éste fuera un compartimiento estanco. Toda labor económica se hace efectiva persiguiendo metas determinadas y considerando las restricciones propias de las circunstancias. En tal sentido el futuro exigirá perseguir metas mundiales en función 39


Manual de Capacitación Política de posibilidades también mundiales. Por consiguiente, en la medida que la Argentina oriente su accionar económico en tal dirección, será mayor su trascendencia en el orden internacional. El desarrollo no debe quedar en manos de unos pocos, o de grupos poderosos, como tampoco debe responder a la concepción de una sola comunidad política o de las naciones más fuertes. Por el contrario, todos los sectores dentro de cada país y el conjunto de las naciones en el orden internacional deben participar en dicha tarea. Esto no constituye una utopía, pero tampoco es tarea fácil de lograr, particularmente en un mundo convulsionado política e ideológicamente, donde el interés privado prevalece sobre el interés social. Es necesario avanzar gradualmente, por etapas, evitando las formas violentas de cambio que sólo significan tremendos costos sociales para cualquier comunidad organizada. Los acuerdos en el nivel nacional y las integraciones regionales son el primer paso trascendente para alcanzar la meta propuesta y para ello el país debe estructurarse como un verdadero sistema. En él debe disponerse de un medio que oriente las realizaciones como entiendo debe ser el Proyecto Nacional.

NECESIDAD DEL ACUERDO INTERNO

Difícil resultará integrarse dentro del marco regional y más aún del internacional si previamente no establecemos las bases de acuerdo dentro del país. Se deben definir las políticas en las distintas actividades y comprometer a todos los sectores sociales. Cada uno en su función deberá realizar una tarea solidaria para aprovechar al máximo la capacidad creativa del país. Los compromisos que se contraigan serán concretos, efectivos y estables, independientemente de quién ejerza el liderazgo o el gobierno, porque este último es circunstancial, mientras que estas medidas deben ser permanentes, aún cuando actualizables. Los planes de desarrollo constituyen la expresión económica de este acuerdo general e indican el camino y las metas a lograr, basadas en apreciaciones sensatas y acordes con la realidad presente y la estimación del futuro. La planificación desmedida conduce inexorablemente a la pérdida de la libertad y de la creatividad o bien a la subestimación y abandono de los fines perseguidos, mientras que la falta o insuficiencia de la acción planificada conduce al derroche de recursos, debilita y - finalmente - deja a la Nación a merced de los poderosos.

LAS NECESIDADES Y LA OFERTA DE BIENES Y SERVICIOS

Resulta paradójico observar cómo en un mundo que siente cada día con mayor fuerza la presión de la escasez de los recursos primarios, algunas concepciones tratan por todos los medios de fomentar el consumo en forma irracional y dispendiosa. Esto no sólo torna cada día más oscuras las posibilidades de las generaciones futuras, sino que refuerza los lazos de dependencia especulativa de grupos e intereses privados reñidos con el interés de la comunidad. La exigencia de una sociedad plenamente realizada no sólo implica pensar en el presente sino también en el futuro. Para ello debemos regular y analizar las necesidades dando preeminencia a las más auténticas, compatibilizándolas con nuestra liberación dentro de un marco de Democracia Social. A tal fin sería conveniente que existiesen los medios que identifiquen objetivamente esas necesidades con el propósito de canalizarlas y sugerir su satisfacción, aún cuando el Pueblo no haya llegado a expresarlas en forma de demanda concreta. Lo afirmado precedentemente implica reconocer que la demanda no puede ni debe ser identificada exclusivamente a través del mercado, sino que requiere algo de mayor contenido social. Para lograrlo será necesario previamente establecer una escala de valores a partir de la cual el patrón de demanda se ajuste a la concepción social y universalista. La oferta interna de bienes y servicios deberá, entonces, responder a esta demanda y para ello todas las fuerzas productivas coordinarán su acción a fin de lograr una sociedad realizada en los términos expresados. La preservación de nuestros recursos, particularmente los agotables, el permanente control sobre ellos y sobre el proceso productivo son requisitos indispensables que de no alcanzarse harán naufragar cualquier intento de desarrollo y real independencia.

LA PRODUCCION Y EL APROVECHAMIENTO DE LOS RECURSOS

Es habitual, cuando se hace referencia a la producción, centrar fundamentalmente la discusión en dos grandes áreas: nivel de autosuficiencia económica y papel del Estado en el proceso productivo. Tal vez en el pasado, donde se procedía entendiendo al país como compartimento estanco y donde las concepciones ideológicas se alineaban en posiciones extremas, dicha discusión tenía algo de sentido. En 40


Manual de Capacitación Política la época actual y para mentes con visión de futuro, enfoques de tal naturaleza carecen de todo valor. Es indudable que si hacemos referencia a un mundo que tiende cada día más a acelerar su integración y a coparticipar en la solución del problema de la escasez de recursos, tratando de incrementar el comercio internacional y de integrarse en el proceso productivo, resulta pueril y contradictorio dispersar esfuerzos. Esto no implica aceptar o mantener las estructuras productivas tal como están, consolidando la dependencia. Nuestra Argentina cuenta con una naturaleza pródiga en recursos, una mano de obra cualitativamente comparable a la que poseen países con un elevado desarrollo y un grupo empresario creativo y pujante. Dicho en otros términos, se dan las condiciones para armonizar una estructura económica agropecuaria con otra industrial, sin que el progreso de un sector se logre a costas del otro Lo fundamental es que cada producto que salga al mercado y en particular al internacional, cuente con el mayor valor agregado que los factores de la producción permitan, y por otra parte, que se consolide una integración del proceso productivo en el nivel regional interno, continental y finalmente universal. El pleno empleo de los recursos tendrá entonces un verdadero y sólido sentido, no tomará la forma de una expresión de deseos de plataforma política con fines electorales. De nada servirá disponer de generosos recursos naturales, si éstos permanecen inexplotados; es imprescindible orientar los mayores recursos para utilizar, particularmente aquéllos que se poseen en forma abundante en relación con las propias necesidades, pero sin perder de vista un uso racional para los agotables. Es aquí donde el establecimiento de metas cuantitativas, previa investigación inteligente y realista de nuestras reservas, adquiere especial relevancia. En todo proceso productivo hay insumos críticos que condicionan severamente la actividad industrial y la productividad del sector agropecuario. Es respecto de ellos que adquiere verdadero sentido el concepto de autosuficiencia y ruptura de la dependencia. Esta es la otra área hacia donde deben canalizarse los esfuerzos del sector público privado, ya sea actuando en forma independiente o conjunta.

EL AMBITO DE LA ACTIVIDAD ECONOMICA

La trascendencia del Estado en la actividad económica depende de su grado de ingerencia en este campo, así como de la modalidad y calidad de su participación. En la función empresarial el Estado tendrá un papel protagónico o complementario de la acción privada, según la circunstancias presentes o futuras así lo aconsejen. Debe destacarse como un deber ineludible la idoneidad con que el Estado asuma dicho rol, materializado a través de su gestión empresarial. La empresa del Estado no es un vehículo para alimentar una desocupación disfrazada o para transformarse en fuente de trabajo o de ingresos de quienes circunstancialmente ejercen el manejo de la cosa pública. Es el camino para satisfacer básicas necesidades de la comunidad. La experiencia indica que nadie critica a una empresa por el solo hecho de ser del Estado, sino por el resultado de su gestión. Nadie reaccionará contra el control y supervisión que el Estado realiza sobre el quehacer económico, si éste es llevado a cabo no sólo con honestidad sino también con idoneidad, y si tanto el Estado como el sector privado se hallan plenamente identificados con un Proyecto Nacional, un fin superior en el que no caben mezquindades ni turbios manejos especulatorios. De lo expresado surge como de imperiosa necesidad el intensificar el proceso de formación y perfeccionamiento del funcionario público. La función pública debe ser ejercida con idoneidad técnica y capacidad de decisión. Pero estas cualidades, necesariamente, tienen que sustentarse a en la adhesión plena por parte del funcionario a la idea de que él es parte integrante de una comunidad que busca perfilar un Proyecto Nacional, ante cuyos fines superiores quedan relegados los objetivos meramente individuales o sectoriales.

EL ROL DEL CAPITAL EXTRANJERO

Argentina ha sido siempre un país abierto a la participación externa; también lo será en el futuro, pero es imprescindible disciplinar dicha participación determinando áreas de su injerencia y el rol que debe cumplir en nuestra vida social, política y económica. Ningún país es realmente libre si no ejerce plenamente el poder de decisión sobre la explotación, uso y comercialización de sus recursos y sobre el empleo de sus factores productivos. Por ello es necesario determinar las reglas del juego que habrán de regir la participación del capital extranjero y, una vez establecidas, asegurar su estabilidad y fundamentalmente hacerlas cumplir. El progreso económico dependerá exclusivamente de nuestro propio esfuerzo; de allí que el capital extranjero deba tomarse como un complemento y no como factor determinante e irremplazable del desarrollo.

41


Manual de Capacitación Política LA FORMACION Y DISTRIBUCION DEL INGRESO

La elevación permanente y sostenida del nivel de ingresos y su distribución con criterio de justicia social es, y así debiera reconocerse unánimemente, la finalidad de todo proceso de desarrollo. Poco nos dirán los impactantes índices de crecimiento global, si no vienen acompañados de una más equitativa distribución personal y funcional de los ingresos, que termine definitivamente con su concentración en reducidos núcleos o elites que han sido las causas de costosos conflictos sociales. Debemos crear el país del futuro para las generaciones venideras, pero partiendo de la base de que las presentes deben participar plenamente en su configuración. Sería socialmente injusto que con el objeto de acelerar el desarrollo se afectasen ostensiblemente las posibilidades de realización de quienes precisamente lo generan. Por otra parte, es estrictamente inaceptable que ese desarrollo se materialice a expensas de los más necesitados. El costo debe ser repartido proporcionalmente, de acuerdo con las posibilidades de cada uno. Cuando se habla de distribución funcional, suele predicarse que para favorecer el proceso de crecimiento económico es conveniente remunerar en una mayor proporción al factor capital y empresarial en detrimento del trabajo. Aún cuando ésto técnicamente pudiera tener visos de realidad, es socialmente injusto y por lo tanto debe desecharse de nuestra doctrina nacional. Por el contrario, es condición necesaria estimular sostenidamente a este último factor que precisamente está integrado por los estratos más bajos de la escala social y para ello debe intensificarse el uso de los diferentes mecanismos que incrementen el ingreso real, tarea en la cual el Estado tiene una responsabilidad impostergable. La solución del déficit habitacional; la ampliación y difusión de los servicios que hacen a las necesidades primarias, a la educación y al esparcimiento; los subsidios a la familia numerosa y a las clases pasivas son meros ejemplos de lo que el Estado debe concretar en forma amplia y eficiente, o sea cuantitativa y cualitativamente en relación con la necesidad. La inflación, cualquiera sea su origen, tanto como el control de la oferta y por ende de los precios, por parte de estructuras con poder monopólico, en todos los casos terminan con una distorsión del ingreso y generan una distribución regresiva del mismo. Es aquí también donde el Estado debe estar presente y para ello no bastará atacar los efectos, sino las causas que los originan. En este quehacer deberá actuar con el máximo poder que le confieren sus facultades. No es suficiente que exista además de una adecuada tasa global de crecimiento, una buena distribución personal y funcional, si regionalmente existen notorios desniveles. La sociedad argentina esta integrada por el hombre de la ciudad y del campo; de las grandes urbes y de los pequeños conglomerados, aún de aquellos ubicados en la zona fronteriza. Todos deben participar en el esfuerzo, pero todos deben, también, gozar de los beneficios. La distribución regional de los ingresos debe ser también motivo de especial preocupación no sólo del Estado, sino de toda la comunidad. Los gobiernos provinciales, en pleno uso de las facultades que otorga un sistema federal, deben poner todo de sí y crear conciencia popular de solidaridad para ayudar a las áreas sumergidas. Mientras exista una sola familia cuyo ingreso esté sólo en un mero nivel de subsistencia o, peor aún, por debajo de éste, no habremos logrado en modo alguno un nivel económico con justicia social. Con respecto al capital extranjero, sería utópico pretender que no reciba una participación por su aporte en el quehacer nacional. No es esto lo que realmente importa, sino las fuentes que dan lugar a tales ingresos. Es por ello que la comunidad en general y el Estado en particular deben definirlas con claridad. Existen empresas y organizaciones internacionales que aún hoy persisten en manejarse con pautas de explotación y especulación, sin darse cuenta de que los países del presente, por pequeños que sean, han aprendido la lección y van ejerciendo cada día con mayor vigor la defensa de sus propios intereses. Nuestra patria ha avanzado en tal sentido, pero es necesario lograr aún mayores progresos. No podemos olvidar que somos los únicos responsables de los éxitos o fracasos que el país experimenta. Cabe aquí recordar, nuevamente, lo expresado en materia de capacitación de nuestros hombres públicos, funcionarios y aún empresarios. Sólo una firme formación moral y una elevada idoneidad técnica, permitirán seleccionar adecuadamente las fuentes que dejan un beneficio real para el país.

EL AGRO

El mundo actual observa, con creciente preocupación, el paulatino agotamiento de los recursos naturales, al punto de temer el desencadenamiento de una crisis en materia de productos esenciales para la subsistencia de la humanidad. Nuestro país, en tal sentido, resulta un privilegiado de la naturaleza y una esperanza para la sociedad 42


Manual de Capacitación Política en la etapa universalista, en razón de sus potencialidades en materia de recursos naturales. De allí que la definición de una política estable y definida para el agro constituya una responsabilidad ineludible de las generaciones del presente para con las del futuro. Esta política debe señalar con precisión los objetivos a alcanzar en materia de colonización, infraestructura, régimen de tenencia de la tierra, explotación, investigación, capacitación e incentivos, para lograr a la vez una fuente continua de riqueza para el país y un aporte vital para el mundo del futuro con criterio de solidaridad universal. Ambos conceptos, fuente sostenida de riqueza y solidaridad universal, implican necesariamente hacer un uso racional de nuestras tierras aptas como así también realizar un esfuerzo sostenido para agregar a éstas las hoy ociosas o deprimidas. La colonización de nuestras tierras adquiere, en razón de lo expuesto, una importancia tal vez superior a la que se le asignara en épocas pasadas, pero simultáneamente, es amenazada por mayores condicionamientos y dificultades. El paulatino desplazamiento de la población rural hacia los centros urbanos; las necesidades propias de la vida moderna; la complejidad de los medios técnicos y niveles de inversión requeridos para la explotación agrícola, son aspectos que condicionan el logro de este objetivo. No podrá pensarse en colonizar, si previamente no creamos los medios que aseguren a los inmigrantes que necesitaremos condiciones de vida propicias para su desplazamiento. Ello, indudablemente, implica un esfuerzo económico de magnitud trascendente y una planificación detallada con determinación de prioridades. En tal sentido será preferible un plan con metas no excesivamente ambiciosas, escalonadas en el tiempo y por zonas, pero basado en posibilidades reales de concreción, a otro ambicioso que permanezca en el plano teórico o sea usado como mera herramienta de propaganda ideológica o partidista. Simultáneamente con la creación de la infraestructura destinada a hacer digna la vida de la población rural, será necesario considerar la requerida para posibilitar las explotación de las tierras en condiciones de productividad creciente y de agilización de las etapas de distribución, almacenaje y comercialización de los productos. Entendemos que la tenencia de la tierra implica la responsabilidad de no atentar contra la finalidad social que debe satisfacer la explotación agraria. Dicha finalidad solo se cubrirá cuando la tierra sea explotada en su totalidad y en relación con su aptitud real y potencial, tomando el lucro como un estímulo y no como un fin en sí mismo. La tierra no es básicamente un bien de renta sino un bien de trabajo. El trabajo todo lo dignifica. La explotación de las tierras implica considerar un dimensionamiento óptimo y una conservación adecuada del suelo; ambos aspectos deben ser evaluados dentro de un contexto eminentemente técnico, y con miras a lograr consenso y no enfrentamiento de grupos o sectores. La experiencia indica que muchas discusiones, particularmente en lo que concierne a la subdivisión de las tierras, se han orientado, o han sido fuertemente condicionadas, por razones meramente ideológicas más que de beneficio para la sociedad en su conjunto. La actividad productiva dentro del sector primario no ha escapado a la influencia de la continua revolución tecnológica que es un signo de nuestros tiempos. Más aún, puede observarse que en los últimos años se hacen denodados esfuerzos para lograr nuevos procedimientos que compensen la no reproductividad de la tierra con el crecimiento sostenido de la población mundial. La República Argentina, como poseedora de un vasto territorio con aptitud especial para su explotación, no puede, bajo ningún concepto, quedar rezagada tanto en el uso de tales nuevos procedimientos como en el proceso de investigación. La creación y estímulo para lograr una conciencia en esta materia debe ser responsabilidad no sólo del Estado, sino también de los sectores privados que participan en esta actividad. Los actuales centros de experimentación y de formación de mano de obra capacitada, necesitan contar con el decido apoyo público y privado. Pero éstos, a su vez, deben basar sus planes de acción sobre objetivos y metas concretas y acordes con las posibilidades del país. No resulta novedoso señalar la natural resistencia de muchos trabajadores rurales a la implantación de nuevos métodos, procedimientos y herramientas tendientes a proteger el suelo, incrementar la productividad y cultivar nuevas especies. Sin embargo, pareciera que los esfuerzos para lograr un cambio radical y definitivo resultan todavía insuficientes. Por tal motivo, el Estado en particular y las organizaciones rurales en general, deberán coordinar sus esfuerzos a fin de profundizar los cambios y hacer evidentes los beneficios que los mismos traerán aparejados. Un hombre de campo con una mentalidad moderna y de futuro es el factor insustituible del progreso del sector, más allá de toda medida administrativa o de estímulo a la actividad. Todo lo señalado hasta este punto implica un esfuerzo económico-financiero que va más allá de las posibilidades del sector y, por tal razón, el Estado debe ineludiblemente acudir como apoyo real y estímulo, 43


Manual de Capacitación Política como así también, hacer un uso intenso de su poder como fiscalizador, control y regulador. En cuanto al apoyo, éste debe materializarse a lo largo de todo el espectro de actividades que directa o indirectamente hacen al quehacer agrario; desde la capacitación técnica, hasta la creación de condiciones para la explotación; pasando por el apoyo financiero para las distintas etapas de la producción y comercialización. Sólo podremos exigir el cumplimiento de un compromiso social si previamente facilitamos los medios básicos para llevarlo a cabo. El asesoramiento técnico, el apoyo crediticio, la política fiscal y el desarrollo de cooperativas agrarias, son instrumentos que deben usarse en forma intensa, particularmente para aquellos que se encuentran en inferioridad de condiciones para producir. El apoyo para lograr el aprovechamiento de las zonas ociosas debe ser motivo de especial preferencia, pero una vez satisfechas adecuadamente las necesidades de las zonas aptas. En su función fiscalizadora, de control y regulación, el Estado debe previamente definir con absoluta claridad su participación, y una vez logrado el consenso general se deberá proceder sin solución de continuidad. Nuevamente aquí la política fiscal cumple un decidido papel para obligar a la explotación racional de los recursos, evitando capacidades ociosas. Producir cada día más, manteniendo la fertilidad de las tierras, debe ser criterio rector. La intervención directa en el proceso de comercialización interna y externa, así como también en la fijación de precios que aseguren un beneficio normal y una eliminación de la incertidumbre del futuro, son también responsabilidades que el Estado no debe bajo ningún concepto delegar y menos aún olvidar.

LA INDUSTRIA

El sector industrial ha ido creciendo en la Argentina hasta convertirse en parte importantísima de la actividad económica, de ahí la necesidad de delinear, a grandes trazos, cuáles serán las pautas que han de regir el comportamiento de ese sector dentro de la comunidad que anhelamos. Nos parece evidente que nadie puede, razonablemente, dudar que la planificación es imprescindible, de ahí que, una vez identificadas las necesidades auténticas de la sociedad, habrá que cuantificarlas. Deberá, entonces, determinarse cuánto y qué producirá el Estado; cuánto y qué el sector privado. En lo que concierne a la actividad industrial estatal, la planificación será estricta y la coordinación de los esfuerzos máxima. Para el quehacer privado se establecerán marcos - con la flexibilidad que las circunstancias sugieran - dentro de los cuales el empresariado desenvolverá su capacidad creativa. Si tanto el Estado como el sector privado comprenden que su meta es la misma - el bienestar de toda la comunidad- la determinación de los límites de acción no puede ser conflictiva. Sin embargo, el Estado deberá evitar que estos marcos que encuadran la actividad privada sean excesivamente cambiantes o confusos, pues esto sumiría al empresariado en la incertidumbre, desalentaría las inversiones y fomentaría la especulación. El capital foráneo ocupará también un lugar dentro del esquema industrial, aquel lugar que el país juzgue conveniente para sus propios intereses. Hay que tener siempre presente que aquella nación que pierde el control de su economía, pierde su soberanía. Habrá que evitar, entonces, que esa participación extranjera -en forma visible o embozada -llegue al punto de hacernos perder el poder de decidir. Ya he afirmado, y volveré más adelante sobre esto, que la tecnología es uno de los más fuertes factores de dependencia en la actualidad. Resulta importante enfatizar que este hecho se agudiza en el caso del sector industrial. Si nuestra industria es ya fuerte, en el Modelo la deseamos aún mucho más importante. Necesita, entonces, una tecnología que cimente su desarrollo, pero esta necesidad no debe instrumentar la acción de un poderoso factor de dependencia. La alternativa surge clara: tenemos que desarrollar en el país la tecnología que nutra permanentemente a nuestra industria. Estado y sector privado deben volcar todos sus esfuerzos en ese sentido, cada uno en la medida de sus posibilidades. El gasto en investigación y desarrollo debe ser tan grande como jamás lo haya sido hasta ahora, pero tan bien programado como para soslayar cualquier posibilidad de despilfarro. Deben aprenderse bien estos conceptos, pues son absolutamente esenciales: sin tecnología nacional no habrá una industria realmente argentina, y sin tal industria podrá existir crecimiento pero nunca desarrollo. La tarea que se propone no es fácil. Hay que remendar la herencia de un esquema ferozmente competitivo, en el que sólo primaban fines solitarios o simplemente grupales que dieron lugar a una batalla entre intereses, de la cual generalmente salieron mal parados los más débiles. El sector industrial privado es ahora convocado a colaborar, con su quehacer específico, bajo una perspectiva totalmente distinta. 44


Manual de Capacitación Política El Estado debe orientarlo en su acción, señalándole claramente cuál ha de ser el rol en los programas de desarrollo y haciéndolo participar activamente en la elaboración de la política económica. No deben quedar dudas de que cuando hablo de sector privado industrial, me refiero tanto a empresarios como a trabajadores, nucleados unos y otros en sus organizaciones naturales. Si, como ya afirmé, el mercado no constituirá la referencia fundamental en la determinación de las necesidades auténticas de la comunidad, el sistema de precios no será -en algunos sectores- el impulsar de las decisiones de inversión. El Estado tendrá entonces que suplir este posible déficit., ya sea mediante su acción directa como inversor o bien indirectamente a través de su política económica. Al Estado le cabe también la responsabilidad de relevar asiduamente el comportamiento del sector industrial en su conjunto, en una acción fiscalizadora, tanto de control como de apoyo. Por otra parte, es imprescindible que el sector privado continúe fortaleciendo su mentalidad exportadora, a lo que contribuirán seguramente el desarrollo de una tecnología íntegramente nacional, acorde con los más altos niveles alcanzados mundialmente y la eficacia en el manejo de la política internacional del gobierno. Volveré sobre alguna de estas cuestiones cuando me refiera al papel que en nuestra futura comunidad debe desempeñar el empresario. En síntesis, es menester dejar sentado que los sectores público y privado han de concertar firmemente su acción en los planes de desarrollo industrial que conjuntamente determinarán. Cada uno de ellos actuará a través de sus organizaciones y ambos deben reconocer ampliamente que uno de los factores de producción, el trabajo, necesita participar en forma auténtica de los beneficios que tan esencialmente concurre a gestar.

5. LA CIENCIA Y LA TECNOLOGIA CONCEPTOS BASICOS

Si bien la importancia de la ciencia y el desarrollo tecnológico normalmente se asocia con los países rectores en el mundo, es imperioso señalar que la ciencia y la tecnología tienen una función primordial que cumplir en los países de menor desarrollo relativo en busca de una mayor autodeterminación y solución a sus problemas particulares. La tecnología constituye un conjunto de conocimientos directamente aptos para la producción. Tal conjunto tecnológico puede provenir de fundamentos empíricos de actividades de producción, o de la actividad de investigación y desarrollo del sistema científico-tecnológico propiamente dicho. Para asumir las proposiciones que este Modelo formula más adelante es esencial señalar que la tecnología es, hasta cierto punto, una forma especial de “mercadería”. Siendo inmaterial, es acumulable; entra como un recurso en la producción; es susceptible de todas las transacciones económicas corrientes (compra-venta, importación, exportación, etc.); constituye un verdadero patrimonio; está sujeta a posibilidades de sustitución, a caer en obsolescencia y a otros eventos que afectan a los bienes corrientes. Toda la acumulación de conocimientos tecnológicos se ha hecho, normalmente, a partir de modos de conocimiento elemental, que se han ido combinando por un proceso racional en forma cada vez más compleja.

INTERNACIONALIZACION DEL CONOCIMIENTO

Pese a que es necesario compensar el costo de la producción del nuevo conocimiento científico y tecnológico y retribuir el esfuerzo que ha demandado originarlo, resulta una realidad concreta que el mundo en desarrollo requiere que ese conocimiento sea libremente internacionalizado. Esta exigencia contribuirá al logro de la ansiada comunidad mundial, donde cada país debe asumir la mejor disposición para su aporte al bienestar de los demás, preservando su autonomía y capacidad de decisión.

DEPENDENCIA TECNOLOGICA

Ciertos sectores de nuestra economía han dependido y aún dependen de la importación de tecnología extranjera. Tal dependencia constituye en alguna medida un aspecto particular de dominación. Eliminar totalmente la importación de tecnología no constituye un paso próximo a lograr, pero sí debe ser reducida a lo estrictamente imprescindible. La sociedad que anhelamos para el futuro debe comprender que el problema científico-tecnológico está en el corazón de la conquista de la liberación. Sin base científico-tecnológica propia y suficiente, la liberación se hace imposible. El mundo es, en esta materia, cada vez más interdependiente, y nuestro potencial actual ya tiene la capacidad crediticia necesaria para permitirnos una política nacional inteligente, que concrete su potencial, lo trabaje con programas efectivos y unidad de criterio, y opere recíprocamente con todos los centros del mundo. 45


Manual de Capacitación Política Tiene que generalizarse también la idea de que la dependencia tecnológica es más difícil de revertir que la dependencia comercial o financiera. En lo comercial, pueden modificarse rápidamente estructuras, y en lo financiero lograrse un cambio de financista. Lo científico-tecnológico requiere una larga sedimentación que exige la acción decantadora del tiempo, y sólo rinde fruto real cuando alcanza cierto nivel de costo y aceptable grado de perfectibilidad. Lo importante es que en materia de ciencia y tecnología debe trabajarse para el presente y para el futuro al mismo tiempo. Este concepto tiene una seria implicación inmediata: toda tecnología incorporada desde el exterior - y aún la tecnología nacional - puede desarrollarse con limitaciones o bien ser ampliamente difundida. No ayuda a la liberación la existencia de estrechos compromisos tecnológicos. Esta es una clara orientación que la sociedad debe tener en cuenta para establecer reglas de juego precisas en el proceso de incorporación de tecnología y capital extranjeros, así como para el comportamiento de los sectores productores y usuarios de tecnología en el nivel nacional. Además, como el ritmo de crecimiento depende del ritmo de aplicación de tecnología en función productiva, en la medida que se quiera un crecimiento suficiente del producto, será también necesario llegar a, por lo menos, cierto nivel de desarrollo tecnológico propio. Es muy difícil determinar cuál es el nivel de acumulación de conocimientos científicos suficiente. En tal sentido, la sociedad deberá tratar de establecer algunos criterios razonablemente objetivos, para que pueda tomarse una decisión sobre el particular. La cuestión es fundamental, pues no puede existir heterogeneidad alguna entre el nivel de suficiencia científico-tecnológica y el de los recursos que se vuelquen en su desarrollo.

ELECCION DE OBJETIVOS

La sociedad científico-tecnológica que propongo a partir de la evaluación conceptual expuesta, debe elegir ciertos objetivos esenciales en su acción permanente. Para establecer dichos objetivos hay que tener en cuenta que todos los ámbitos de la actividad económica requieren de lo científico-tecnológico una determinada conducta en lo que hace a logros y procedimientos. Esto define algunos caracteres de la fisonomía que debe tener el campo de la ciencia y la tecnología. Otros derivan de sus propios requerimientos. En esencia, se trata de que el campo científico-tecnológico tenga un nivel de conocimiento suficiente como para ser razonablemente autónomo. Ningún país puede aspirar hoy a una total autarquía, y el nuestro no puede cubrir con igual eficiencia todas las necesidades científico-tecnológicas. Pero será vital que las decisiones sobre el desarrollo de nuevos conocimientos que se incorporen a nuevas inversiones queden en manos nacionales o sean gobernables por el país. Debe haber, en consecuencia, un poder nacional de decisión para conducir lo científico-tecnológico que nos interese. Se trata, además, de no hacer de la acumulación de conocimientos científico-tecnológicos el objetivo del cambio. Por el contrario, se trata de identificar al conocimiento científico-tecnológico que es indispensable para el modelo de sociedad propuesto. Considero que el campo científico-tecnológico debe aportar conocimientos para: desarrollar una capacidad adecuada que permita disponer suficiente poder nacional de decisión, pues cada sector de conocimiento contribuye a fortalecer este poder; tener disponible en el momento preciso la tecnología adecuada para lograr los mejores resultados en cada una de las actividades económicas, exportar tecnología con el máximo grado de complejidad posible; sustituir progresivamente la importación de tecnología y realizándola a niveles adecuadamente económicos; establecer los sectores de conocimientos necesarios para que sean asumidos por la sociedad, a fin de estar en condiciones de adoptar las pautas que se ajusten a su propia fisonomía; y alcanzar una conducta lo suficientemente prudente como para que nuestro país no sufra los mismos males del desarrollo tecnológico cuyas consecuencias estamos viendo en los países superdesarrollados.

INCENTIVACION DE LA CREATIVIDAD

La sociedad que visualiza el presente Modelo debe asignar a este campo la misma importancia que se asigna a los ámbitos ya considerados. Se requiere la máxima incentivación del esfuerzo creativo, desarrollando también criterios de adaptación de tecnología externa en la medida en que sea conveniente, pero sin ubicar a nuestra sociedad dentro de un simple modelo adaptativo. Este modelo científico-tecnológico creativo debe elaborar programas y proyectos, integrados desde la concepción científica hasta la aplicación final; a partir de allí será necesario establecer adecuados contro46


Manual de Capacitación Política les de evaluación de tales proyectos y desarrollos, como así también de la eficiencia del sistema científicotecnológico en su totalidad.

EL HOMBRE DE CIENCIA Y EL TECNOLOGO

Hace falta establecer un adecuado sistema científico-tecnológico, con centralización de conducción y descentralización de ejecución. Una primera tarea del sistema consiste en asegurar confianza perdurable a los científicos y técnicos. Esta confianza requiere la consideración, entre otros, de los siguientes aspectos: respeto a la tarea del hombre de ciencia y del técnico; adecuada estabilidad; reconocimiento social de su función; nivel de remuneración que retribuya dignamente su consagración y su esfuerzo y, sobre todo, que cree las condiciones que permitan su consagración plena a la disciplina que cultiva; medios de promoción según valores auténticos. Por último, será necesario realizar un equipamiento total para que los largos esfuerzos puedan realizarse sostenidamente y hasta el completo logro de los fines propuestos. No me cabe duda de que hace falta también una clara toma de conciencia en el Gobierno y en el Empresariado. Ambos tiene la responsabilidad moral e histórica de ocupar a todos los científicos y técnicos del país. Esto no debe entenderse simplemente como paliativo contra el éxodo; en rigor, configura una grave incoherencia social impulsar a nuestros hombres a desarrollar líneas de especialización, sin darles después la posibilidad de aplicar sus aptitudes en forma socialmente útil. El avance científico-tecnológico requiere una tarea planificada e interdisciplinaria, como así también, la asignación de recursos suficientes que posibiliten alcanzar óptimos niveles de desarrollo.

BASES INSTITUCIONALES Y CONDUCCION DEL CAMPO CIENTIFICO-TECNOLOGICO

La indispensable organización en este ámbito debe contar con un ente con máximo nivel de decisión, tal vez un Ministerio de Ciencia y Tecnología como central de conducción del sistema, y así como una total unidad de inteligencia y de control nacional, que oriente y regule la oferta y la demanda de conocimientos científico-tecnológicos con cabal especificidad, y sirva como fuente de información especializada. Considero que en nuestro país la administración superior de la ciencia y la tecnología debe hacerse efectiva en el nivel gubernamental, incorporando para ello los mecanismos de participación que correspondan. Esto implica que la política científico-tecnológica no puede ser de tipo liberal. La más alta responsabilidad en el ámbito científico-tecnológico no puede estar en manos extranjeras. Concibo además que la estructura administrativa más apta para el campo de la ciencia y la tecnología requiere un grado elevado de participación y de acuerdo. Debe establecerse un apropiado sistema de vinculación entre todos los entes dedicados al proceso de desarrollo científico-tecnológico, y especialmente es preciso conectar el sistema científico-tecnológico con el Gobierno, los medios de producción y el sistema financiero.

CRITERIOS DE POLITICA Y PROGRAMACION

Dentro de este ámbito de organización, la política de ciencia y tecnología tendrá que fundarse principalmente en las necesidades reales del país, antes que en el estímulo de tipo indirecto. Así como en lo económico se exige cierto nivel de empresa para que haya eficiencia, también se requiere un nivel de trabajo en lo científico-tecnológico para iguales fines, y debe la política de este campo asegurarlo. Si nuestra sociedad científico-tecnológica es suficientemente creativa planteará demandas de recursos en mucha mayor magnitud de la que el país puede requerir. A partir de dicho punto debe efectuarse la evaluación de prioridad a efectos de identificar los campos en los cuales será necesario trabajar en cooperación internacional. Si por el contrario, falta creatividad, nunca se generará la demanda suficiente de ciencia y tecnología como para impulsar el desarrollo nacional. La creatividad, y particularmente su incentivación, está en la base de la política científico-tecnológica que deseo para nuestra sociedad. Es imprescindible establecer los medios adecuados para la formación profunda del científico y del técnico, sea bajo avanzadas formas de post-grado, como a través de institutos especializados, o estrechando vínculos adecuados con el exterior. Considero que el científico debe adquirir la capacidad auténtica de negarse, con convicción absoluta, a producir determinada forma de conocimiento científico-tecnológico que resulte inadecuado para el país. La historia presenta claros ejemplos sobre cuál es el tipo de conocimiento que nunca debió haberse desarrollado en la humanidad. La propuesta que acabo de delinear debe estar abierta a la recíproca cooperación internacional, que 47


Manual de Capacitación Política es sin duda imprescindible. En el futuro, será necesario arbitrar todos los recursos a nuestro alcance para establecer una clara política mundial, desarrollando un conjunto de acuerdos con todos los países con los cuales podamos emprender esfuerzos conjuntos de investigación y desarrollo, pero siempre procurando trabajar al ritmo del más rápido. Finalmente, determinados elementos de la problemática científico-tecnológica cuyo comportamiento se requiere asegurar y localizarse deben tener su correspondiente consideración en la Constitución Nacional, a fin de garantizar el cumplimiento de los objetivos propuestos.

48


Manual de Capacitación Política

Discurso de Néstor Kirchner

Acto de asunción presidencial ante la Asamblea Legislativa, 25 de mayo de 2003 Señores jefes de Estado; su Alteza Real; señores jefes de Gobierno; señores representantes de gobiernos extranjeros; señores invitados especiales que nos honran con sus presencias en este lugar; señores miembros del Congreso reunidos en Asamblea; ciudadanas y ciudadanos presentes; querido pueblo argentino: en este acto, que en los términos del artículo 93 de la Constitución de la Nación tiene por finalidad la toma de posesión del cargo de Presidente de la Nación Argentina para el que he sido electo, creo que es necesario poder compartir con ustedes algunas reflexiones expresando los objetivos de gobierno y los ejes directrices de gestión para que el conjunto de la sociedad argentina sepa hacia donde vamos y cada uno pueda, a su vez, aportar su colaboración para la obtención de los fines que los argentinos deberemos imponernos por encima de cualquier divisa partidaria. Es que nos planteamos construir prácticas colectivas de cooperación que superen los discursos individuales de oposición. En los países civilizados con democracias de fuerte intensidad, los adversarios discuten y disienten cooperando. Por eso los convocamos a inventar el futuro. Venimos desde el Sur del mundo y queremos fijar, junto a ustedes, los argentinos, prioridades nacionales y construir políticas de Estado a largo plazo para de esa manera crear futuro y generar tranquilidad. Sabemos adonde vamos y sabemos adonde no queremos ir o volver. (Aplausos) El 27 de abril, las ciudadanas y los ciudadanos de nuestra patria, en ejercicio de la soberanía popular, se decidieron por el avance decidido hacia lo nuevo, dar vuelta una página de la historia. No ha sido mérito de uno o varios dirigentes, ha sido, ante todo, una decisión consciente y colectiva de la ciudadanía argentina. (Aplausos) El pueblo ha marcado una fuerte opción por el futuro y el cambio. En el nivel de participación de aquella jornada se advierte que pensando diferente y respetando las diversidades, la inmensa y absoluta mayoría de los argentinos queremos lo mismo aunque pensemos distinto. No es necesario hacer un detallado repaso de nuestros males para saber que nuestro pasado está pleno de fracasos, dolor, enfrentamientos, energías mal gastadas en luchas estériles, al punto de enfrentar seriamente a los dirigentes con sus representados, al punto de enfrentar seriamente a los argentinos entre sí. En esas condiciones, debe quedarnos absolutamente claro que en la República Argentina, para poder tener futuro y no repetir nuestro pasado, necesitamos enfrentar con plenitud el desafío del cambio. Por mandato popular, por comprensión histórica y por decisión política, ésta es la oportunidad de la transformación, del cambio cultural y moral que demanda la hora. Cambio es el nombre del futuro. No debemos ni podemos conformarnos los argentinos con haber elegido un nuevo gobierno. No debe la dirigencia política agotar su programa en la obtención de un triunfo electoral sino, por el contrario, de lo que se trata es de cambiar los paradigmas de lo que se analiza el éxito o el fracaso de una dirigencia de un país. A comienzos de los 80, se puso el acento en el mantenimiento de las reglas de la democracia y los objetivos planteados no iban más allá del aseguramiento de la subordinación real de las Fuerzas Armadas al poder político. La medida del éxito de aquella etapa histórica, no exigía ir más allá de la preservación del Estado de derecho, la continuidad de las autoridades elegidas por el pueblo. Así se destacaba como avance significativo y prueba de mayor eficacia la simple alternancia de distintos partidos en el poder. En la década de los 90, la exigencia sumó la necesidad de la obtención de avances en materia económica, en particular, en materia de control de la inflación. La medida del éxito de esa política, la daba las ganancias de los grupos más concentrados de la economía, la ausencia de corridas bursátiles y la magnitud de las inversiones especulativas sin que importara la consolidación de la pobreza y la condena a millones de argentinos a la exclusión social, la fragmentación nacional y el enorme e interminable endeudamiento externo. (Aplausos) Así, en una práctica que no debe repetirse, era muy difícil de distinguir la solución pragmática de la cirugía sin anestesia. Se intentó reducir la política a la sola obtención de resultados electorales; el gobierno, a la mera administración de las decisiones de los núcleos de poder económico con amplio eco mediático, al punto que algunas fuerzas políticas en 1999, se plantearon el cambio en términos de una gestión más prolija, pero siempre en sintonía con aquellos mismos intereses. El resultado no podía ser otro que el incremento del desprestigio de la política y el derrumbe del país. En este nuevo milenio, superando el pasado, el éxito de las políticas deberá medirse bajo otros parámetros en orden a nuevos paradigmas. Debe juzgárselas desde su acercamiento a la finalidad de concretar el bien común, sumando al funcionamiento pleno del Estado de derecho y la vigencia de una efectiva democracia, la correcta gestión de gobierno, el efectivo ejercicio del poder político nacional en cumplimiento de trasparentes y racionales reglas, imponiendo la capacidad reguladora del Estado ejercidas por sus organismos de contralor y aplicación. El cambio implica medir el éxito o el fracaso de la dirigencia desde otra perspectiva. Discursos, diagnósticos 49


Manual de Capacitación Política sobre la crisis no bastarán ni serán suficientes. Se analizarán conductas y los resultados de las acciones. El éxito se medirá desde la capacidad y la decisión y la eficacia para encarar los cambios. Concluye en la Argentina una forma de hacer política y un modo de cuestionar al Estado. Colapsó el ciclo de anuncios grandilocuentes, grandes planes seguidos de la frustración por la ausencia de resultados y sus consecuencias: la desilusión constante, la desesperanza permanente. En esta nueva lógica, que no sólo es funcional sino también conceptual, la gestión se construye día a día en el trabajo diario, en la acción cotidiana que nos permitirá ir mensurando los niveles de avance. Un gobierno no debe distinguirse por los discursos de sus funcionarios, sino por las acciones de sus equipos. (Aplausos) Deben encararse los cambios con decisión y coraje, avanzando sin pausas pero sin depositar la confianza en jugadas mágicas o salvadoras ni en genialidades aisladas. Se trata de cambiar, no de destruir; se trata de sumar cambios, no de dividir. Cambiar importa aprovechar las diversidades sin anularlas. Se necesitará mucho trabajo y esfuerzo plural, diverso y transversal a los alineamientos partidarios. Hay que reconciliar a la política, a las instituciones y al Gobierno con la sociedad. Por eso, nadie piense que las cosas cambiarán de un día para otro sólo porque se declamen. Un cambio que pueda consolidarse necesitará de la sumatoria de hechos cotidianos que en su persistencia derroten cualquier inmovilismo y un compromiso activo de la sociedad en ese cambio. Ningún dirigente, ningún gobernante, por más capaz que sea, puede cambiar las cosas si no hay una ciudadanía dispuesta a participar activamente de ese cambio. Desarmado de egoísmos individuales o sectoriales, la conciencias y los actos deben encontrarse en el amplio espacio común de un proyecto nacional que nos contenga, un espacio donde desde mucha ideas pueda contribuirse a una finalidad común. En nuestro proyecto ubicamos en un lugar central la idea de reconstruir un capitalismo nacional que genere las alternativas que permitan reinstalar la movilidad social ascendente. No se trata de cerrarse al mundo, no es un problema de nacionalismo ultramontano, sino de inteligencia, observación y compromiso con la Nación. Basta ver cómo los países más desarrollados protegen a sus trabajadores, a sus industrias y a sus productores. Se trata, entonces, de hacer nacer una Argentina con progreso social, donde los hijos puedan aspirar a vivir mejor que su padres, sobre la base de su esfuerzo, capacidad y trabajo. (Aplausos) Para eso es preciso promover políticas activas que permitan el desarrollo y el crecimiento económico del país, la generación de nuevos puestos de trabajo y la mejor y más justa distribución del ingreso. Como se comprenderá el Estado cobra en eso un papel principal, en que la presencia o la ausencia del Estado constituye toda una actitud política. Por supuesto no se trata de poner en marcha, una vez más, movimientos pendulares que vayan desde un Estado omnipresente y aplastante de la actividad privada a un Estado desertor y ausente, para retornar continuamente de extremo a extremo, en lo que parece ser una auténtica manía nacional que nos impide encontrar los justos, sensatos y necesarios equilibrios. Se trata de tener lo necesario para nuestro desarrollo, en una reingeniería que nos permita contar con un Estado inteligente. Queremos recuperar los valores de la solidaridad y la justicia social que nos permitan cambiar nuestra realidad actual para avanzar hacia la construcción de una sociedad más equilibrada, más madura y más justa. (Aplausos). Sabemos que el mercado organiza económicamente, pero no articula socialmente, debemos hacer que el Estado ponga igualdad allí donde el mercado excluye y abandona. (Aplausos) Es el Estado el que debe actuar como el gran reparador de las desigualdades sociales en un trabajo permanente de inclusión y creando oportunidades a partir del fortalecimiento de la posibilidad de acceso a la educación, la salud y la vivienda, promoviendo el progreso social basado en el esfuerzo y el trabajo de cada uno. Es el Estado el que debe viabilizar los derechos constitucionales protegiendo a los sectores más vulnerables de la sociedad, es decir, los trabajadores, los jubilados, los pensionados, los usuarios y los consumidores. (Aplausos) Actuaremos como lo que fuimos y seguiremos siendo siempre: hombres y mujeres comunes, que quieren estar a la altura de las circunstancias asumiendo con dedicación las grandes responsabilidades que en representación del pueblo nos confieren. (Aplausos) Estamos dispuestos a encarar junto a la sociedad todas las reformas necesarias y para ello también utilizaremos los instrumentos que la Constitución y las leyes contemplan para construir y expresar la voluntad popular. Vamos a apoyarnos en la Constitución para construir una nueva legitimidad de las leyes, que vaya más allá de la prepotencia del más fuerte. Un Estado no puede tener legitimidad si su pueblo no ratifica el fundamento primario de sus gobernantes. De la misma manera que luchamos contra la pobreza económica tendremos una conducta sin dobleces para impedir la pobreza cívica. (Aplausos) Sólo cuando el Gobierno se desentiende del pueblo es que toda la sociedad empobrece, no sólo económicamente sino moral y culturalmente. Somos conscientes de que ninguna de esas reformas serán productivas y duraderas si no creamos las condiciones para generar un incremento de la calidad institucional. La calidad institucional supone el pleno apego a las normas y no una Argentina que por momentos aparece ante el mundo como un lugar donde la violación de las leyes no tiene castigo legal ni social. A la Constitución hay que leerla completa. La seguridad jurídica debe ser para todos, no solamente para los que tienen poder o dinero. (Aplausos) 50


Manual de Capacitación Política No habrá cambio confiable si permitimos la subsistencia de ámbitos de impunidad. Una garantía de que la lucha contra la corrupción y la impunidad será implacable, fortalecerá las instituciones sobre la base de eliminar toda posible sospecha sobre ellas. Rechazamos de plano la identificación entre gobernabilidad e impunidad que algunos pretenden. Gobernabilidad no es ni puede ser sinónimo de impunidad. Gobernabilidad no es ni puede ser sinónimo de acuerdos oscuros, manipulación política de las instituciones o pactos espurios a espaldas de la sociedad. (Aplausos) Este combate es una tarea conjunta del Poder Ejecutivo, el Congreso y el Poder Judicial, pero también de la sociedad porque no podemos ignorar que es de esa misma sociedad de donde provienen los hombres y mujeres que integran las instituciones públicas y privadas. Cambio responsable, calidad institucional, fortalecimiento del rol de las instituciones con apego a la Constitución y a la ley y fuerte lucha contra la impunidad y la corrupción deben presidir no sólo los actos del Gobierno que comenzaremos sino toda la vida institucional y social de la República. Queremos ser la generación de argentinos que reinstale la movilidad social ascendente, pero que también promueva el cambio cultural y moral que implica el respeto a las normas y las leyes. En este marco conceptual queremos expresar los ejes directrices en materia de relaciones internacionales, manejo de la economía, los procesos de la salud, la educación, la contención social a desocupados y familias en riesgo y los problemas que plantean la seguridad y la justicia en una sociedad democrática. Profundizar la contención social de las familias en riesgo, garantizando subsidios al desempleo y asistencia alimentaria, consolidando una verdadera red federal de políticas sociales integrales para que quienes se encuentran por debajo de la línea de pobreza puedan tener acceso a la educación, la salud pública y la vivienda. (Aplausos) Reinstalar la movilidad social ascendente que caracterizó a la República Argentina requiere comprender que los problemas de la pobreza no se solucionan desde las políticas sociales sino desde las políticas económicas. (Aplausos) Sabemos que hay que corregir errores y mejorar métodos en la forma de asignación de la ayuda social. (Aplausos) Pero es imprescindible advertir que la tragedia cívica del clientelismo político no es producto de la asistencia social como gestión de Estado, sino de la desocupación como consecuencia de un modelo económico. (Aplausos) En nuestro país la aparición de la figura del cliente político es coetánea con la del desocupado. Mientras en la República Argentina hubo trabajo, nadie fue rehén de un dirigente partidario. (Aplausos) Al drama de la desaparición del trabajo y el esfuerzo como el gran articulador social se sumó el derrumbe de la educación argentina. No hay un factor mayor de cohesión y desarrollo humano que promueva más la inclusión que el aseguramiento de las condiciones de acceso a la educación, formidable herramienta que construye identidad nacional y unidad cultural, presupuestos básicos de cualquier país que quiera ser Nación. Una sociedad como la que queremos promover debe basarse en el conocimiento y en el acceso de todos a ese conocimiento. La situación de la educación argentina revela dos datos vinculados a su problema central, que es la calidad de la enseñanza. Por un lado, una creciente anarquía educativa, y por el otro, la crisis de los sistemas de formación docente. Ambos afectan severamente la igualdad educativa. El último sistema nacional de formación docente fue el de nuestras viejas y queridas maestras normales. Criticado por enciclopedista, memorista y repetitivo, pero nuestra generación fue la última formada en esa escuela pública y la calidad de la educación era superior a la que hoy tenemos. Aquel viejo sistema no fue suplantado por otro. Por si esto fuera poco se le agregó con muy buena intención, pero con resultado dudoso, lo que quiso ser la federalización de la educación que trató de lograr autonomía, objetivo con el que estamos de acuerdo, pero se terminó en un grado cierto de anarquía en los contenidos curriculares y en los sistemas funcionales. La igualdad educativa es para nosotros un principio irrenunciable (Aplausos) no sólo como actitud ética, sino esencialmente como responsabilidad institucional. Debemos garantizar que un chico del Norte argentino tenga la misma calidad educativa que un alumno de la Capital Federal. (Aplausos) Es correcto que las provincias dirijan y administren el sistema de prestación del servicio educativo, pero el Estado nacional debe recuperar su rol en materia de planificación, contenidos de la educación y sistemas de formación y evaluación docente. Garantizar la igualdad educativa de norte a sur es aportar a la formación de una verdadera conciencia e identidad nacional. En el campo de la salud, el Estado asumirá un rol articulador y regulador de la salud pública integral sumando los esfuerzos de los subsectores públicos provinciales y nacionales, privados y de obras sociales, orientado a consolidar las acciones que posibiliten generar accesibilidad a las prestaciones médicas y a los medicamentos para toda la población. La Ley de prescripción por el nombre genérico de los medicamentos recientemente reglamentada será aplicada con todo el vigor, (aplausos), y el Programa Remediar, de gratuita distribución de medicamentos ambulatorios, continuará. (Aplausos) Es objetivo de gobierno concretar un Sistema Nacional de Salud, que se consolidará en una red en la que 51


Manual de Capacitación Política el hospital público será un eje referencial, con los demás centros de salud, públicos o privados, para ser pilares estratégicos de la atención primaria de salud, integrándose con las políticas de contención social para avanzar en la tarea de prevención. El objetivo de dar salud a los argentinos impone que se asuman políticas de Estado que sean impermeables a las presiones interesadas, por poderosas que sean, provengan de donde provengan. (Aplausos) Entre los fundamentales e insustituibles roles del estado ubicamos los de ejercer el monopolio de la fuerza y combatir cualquier forma de impunidad del delito, para lograr seguridad ciudadana y justicia en una sociedad democrática en la que se respeten los derechos humanos. El cumplimiento estricto de la ley que exigiremos en todos los ámbitos debe tener presente las circunstancias sociales y económicas que han llevado al incremento de los delitos en función directa del crecimiento de la exclusión, la marginalidad y la crisis que recorren todos los peldaños de la sociedad. Pero también hay que comprender que, como sociedad, hace tiempo que carecemos de un sistema de premios y castigos. En lo penal, en lo impositivo, en lo económico, en lo político, y hasta en lo verbal, hay impunidad en la Argentina. En nuestro país, cumplir la ley no tiene premio ni reconocimiento social. (Aplausos) En materia de seguridad no debe descargarse sólo sobre la policía la responsabilidad de la detección de las situaciones de riesgo que sirve de base al desarrollo de la delincuencia. Son el Estado y la sociedad en su conjunto los que deben actuar participativa y coordinadamente para la prevención, detección, represión y castigo de la actividad ilegal. Una sociedad con elevados índices de desigualdad, empobrecimiento, desintegración familiar, falta de fe y horizontes para la juventud, con impunidad e irresponsabilidad, siempre será escenario de altos niveles de inseguridad y violencia. Una sociedad dedicada a la producción y proveedora de empleo dignos para todos resultará un indispensable apoyo para el combate contra el delito. (Aplausos) Para comprender la problemática de la seguridad encontramos soluciones que no sólo se deben leer en el Código Penal, hay que leer también la Constitución Nacional en sus artículos 14 y 14 bis, cuando establecen como derechos de todos los habitantes de la Nación el derecho al trabajo, a la retribución justa, a las condiciones dignas y equitativas de labor, a las jubilaciones y pensiones móviles, al seguro social obligatorio, a la compensación económica familiar y al acceso a una vivienda digna, entre otros. (Aplausos) El Estado debe ser esclavo de la ley para enfrentar el delito, pero no puede aceptar extorsiones de nadie, ni de quienes aprovechan una posición de fuerza en cualquiera de los poderes del Estado o en la economía, ni de quienes usan la necesidad de los pobres para fines partidistas. La paz social, el respeto a la ley, a la defensa de la vida y la dignidad son derechos inalienables de todos los argentinos. El delito es delito, sea de guante blanco, sea de naturaleza común, sea de mafias organizadas. (Aplausos) Gobernabilidad es garantizar la prestación de un servicio de justicia próximo al ciudadano, con estándares de rendimiento, de eficiencia y de equidad que garanticen una real seguridad jurídica para todos los habitantes, cualquiera sea su situación económica o social. En el plano de la economía es donde más se necesita que el Estado se reconcilie con la sociedad. No puede ser una carga que termine agobiando a todas las actividades, ni igualándolas hacia abajo con políticas de ajuste permanente a los que menos tienen. El objetivo básico de la política económica será el de asegurar un crecimiento estable, que permita una expansión de la actividad y del empleo constante, sin las muy fuertes y bruscas oscilaciones de los últimos años. El resultado debe ser la duplicación de la riqueza cada quince años, y una distribución tal que asegure una mayor distribución del ingreso y, muy especialmente, que fortalezca nuestra clase media y que saque de la pobreza extrema a todos los compatriotas. (Aplausos) Para alcanzar tales objetivos respetaremos principios fundamentales que ayuden a consolidar lo alcanzado y permitan los avances necesarios. La sabia regla de no gastar más de lo que entra debe observarse. El equilibrio fiscal debe cuidarse. Eso implica más y mejor recaudación y eficiencia y cuidado en el gasto. El equilibrio de las cuentas públicas, tanto de la Nación como de las provincias, es fundamental. El país no puede continuar cubriendo el déficit por la vía del endeudamiento permanente ni puede recurrir a la emisión de moneda sin control, haciéndose correr riesgos inflacionarios que siempre terminan afectando a los sectores de menos ingresos. Ese equilibrio fiscal tan importante deberá asentarse sobre dos pilares: gasto controlado y eficiente e impuestos que premien la inversión y la creación de empleo y que recaigan allí donde hay real capacidad contributiva. Mantenimiento del equilibrio fiscal y trajes a rayas para los grandes evasores, en la seguridad de que si imponemos correctamente a los poderosos el resto del país se disciplinará. (Aplausos) Terminaremos con la Argentina donde el hilo se corta por lo más delgado y en eso actuaremos con energía, 52


Manual de Capacitación Política porque no es posible una economía sin esfuerzo y no alcanzará para ayudar a los desprotegidos si no hay cumplimiento impositivo. Quien no cumple sus obligaciones impositivas les resta posibilidades de ascenso social a los demás. La evasión es la contracara de la solidaridad social que exigiremos. (Aplausos) Debemos asegurar la existencia de un país normal, sin sobresaltos, con el sector público y el sector privado cada uno en sus respectivos roles. Hay que dotar a la República Argentina de buena administración, gobernabilidad, estabilidad con inclusión y progreso social y competitividad. Con equilibrio fiscal, la ausencia de rigidez cambiaria, el mantenimiento de un sistema de flotación con política macroeconómica de largo plazo determinada en función del ciclo de crecimiento, el mantenimiento del superávit primario y la continuidad del superávit externo nos harán crecer en función directa de la recuperación del consumo, de la inversión y de las exportaciones. Sabemos que la capacidad de ahorro local, y, por ende, el financiamiento local, es central en todo proceso de crecimiento sostenido. Ello requiere estabilidad de precios, entidades financieras sólidas y volcadas a prestar al sector privado, personas y empresas, con eficiencia operativa y tasas razonables. El desarrollo del mercado de capitales con nuevos instrumentos, con transparencia, con seguridad, es fundamental para recuperar la capacidad de ahorro y para alejarnos definitivamente de las crisis financieras internas, que en los últimos 20 años han golpeado fuertemente y por tres veces a los ahorristas y depositantes. Los fondos externos deben ser complementarios a este desarrollo de los mercados locales y su gran atractivo está ligado a que sean fondos de inversión extranjera directa –inversión productiva-, que no sólo aportan recursos sino también traen aparejado progresos en la tecnología de procesos y productos. Nuestro país debe estar abierto al mundo, pero abierto al mundo de una manera realista, dispuesto a competir en el marco de políticas de preferencia regional y fundamentalmente a través del MERCOSUR, (aplausos), y de políticas cambiarias flexibles acordes a nuestras productividades relativas y a las circunstancias del contexto internacional. El crecimiento requerirá de una demanda creciente que aliente las inversiones, tanto para atender el mercado interno como a las exportaciones. Al contrario del modelo de ajuste permanente, el consumo interno estará en el centro de nuestra estrategia de expansión. (Aplausos) Precisamente para cumplir con esta idea de consumo en permanente expansión, la capacidad de compra de nuestra población deberá crecer progresivamente por efecto de salarios, por el número de personas trabajando y por el número de horas trabajadas. Esas tres variables juntas definen la masa de recursos que irán al consumo y al ahorro local y su evolución no puede ser fruto de una fantasía o de puro voluntarismo. En nuestro proyecto nacional trabajaremos de la única manera seria que es crear un círculo virtuoso donde la masa de recursos crece –crece si la producción crece- y la producción aumenta si también lo hace la masa de recursos. Avanzaremos simultáneamente en forma cuidadosa y progresiva creando las condiciones para producir más y distribuir lo que efectivamente se produzca. Nuestras mejores posibilidades se ubican en torno al avance de la calidad institucional en el marco de una economía seria y creíble. Trabajando en torno a estos principios, sin espectacularidades ni brusquedad en el cambio, seriamente, paso a paso, como cualquier país normal del mundo, podremos cumplir con los objetivos y cumplir hacia adentro y hacia fuera con nuestras obligaciones y compromisos. Acortando los plazos, el Estado se incorporará urgentemente como sujeto económico activo, apuntando a la terminación de las obras públicas inconclusas, la generación de trabajo genuino y la fuerte inversión en nuevas obras. (Aplausos) No se tratará de obras faraónicas, apuntaremos más a cubrir las necesidades de vivienda y de infraestructura en sectores críticos de la economía para mejorar la calidad de vida y a perfilar un país más competitivo, distribuyendo la inversión con criterio federal y desarrollando nuestro perfil productivo. Tenemos que volver a planificar y ejecutar obra pública en la Argentina, para desmentir con hechos el discurso único del neoliberalismo que las estigmatizó como gasto público improductivo. (Aplausos) No estamos inventando nada nuevo, los Estados Unidos en la década del treinta superaron la crisis económica financiera más profunda del siglo que tuvieron de esa manera. La construcción más intensiva de viviendas, las obras de infraestructura vial y ferroviaria, la mejor y moderna infraestructura hospitalaria, educativa y de seguridad, perfilarán un país productivo en materia de industria agroalimentaria, turismo, energía, minería, nuevas tecnologías, transportes, y generarán nuevos puestos de trabajo genuinos. Produciremos cambios en el sistema impositivo para tornarlo progresivo, lo que permitirá luego reducir alícuotas en función de la mejora en la recaudación, ampliada como quedará la base imponible y eliminadas que sean las exenciones no compatibles con la buena administración. Eso nos dará solidez y solvencia fiscal. Forma parte de nuestra decisión cumplimentar con aquello que fue mandato constitucional del ’94 y que lamentablemente hasta hoy no se ha cumplido. Darnos una nueva ley de coparticipación federal no sólo implica 53


Manual de Capacitación Política nueva distribución y nuevas responsabilidades sino el diseño de un nuevo modelo de país. (Aplausos) No se puede recurrir al ajuste ni incrementar el endeudamiento. No se puede volver a pagar deuda a costa del hambre y la exclusión de los argentinos, (aplausos), generando más pobreza y aumentando la conflictividad social. La inviabilidad de ese viejo modelo puede ser advertida hasta por los propios acreedores, que tienen que entender que sólo podrán cobrar si a la Argentina le va bien. (Aplausos) Este modelo de producción, trabajo y crecimiento sustentable y con reglas claras, generará recursos fiscales, solvencia macroeconómica y sustentabilidad fiscal creando las condiciones para generar nuevo y mayor valor agregado, tienen además que permitir negociar con racionalidad para lograr una reducción de la deuda externa. Este gobierno seguirá principios firmes de negociación con los tenedores de deuda soberana en la actual situación de default, de manera inmediata y apuntando a tres objetivos: la reducción de los montos de la deuda, la reducción de las tasas de interés y la ampliación de los plazos de madurez y vencimiento de los bonos. Sabemos que nuestra deuda es un problema central. No se trata de no cumplir, de no pagar. No somos el proyecto del default. Pero tampoco podemos pagar a costa de que cada vez más argentinos vean postergado su acceso a la vivienda digna, a un trabajo seguro, a la educación de sus hijos o a la salud. (Aplausos) Creciendo nuestra economía crecerá nuestra capacidad de pago. En materia de defensa, actuaremos con un concepto integral de la defensa nacional, integrando la contribución de la acción de nuestras Fuerzas Armadas en pro del desarrollo, trabajando para su modernización e impulsando la investigación científica tecnológica en coordinación con otros organismos gubernamentales, para que sin apartarse de su actividad principal puedan contribuir al bienestar general de la población. Queremos a nuestras Fuerzas Armadas altamente profesionalizadas, prestigiadas por el cumplimiento del rol que la Constitución les confiere y por sobre todas las cosas, comprometidas con el futuro y no con el pasado. (Aplausos) Desde este proyecto nacional la República Argentina se integrará al mundo dando pasos concretos hacia consensos políticos basados en el fortalecimiento del derecho internacional, el respeto a nuestras convicciones, la historia y las prioridades nacionales. Partidarios hacia la política mundial de la multilateralidad como somos, no debe esperarse de nosotros alineamientos automáticos sino relaciones serias, maduras y racionales que respeten las dignidades que los países tienen. (Aplausos) Nuestra prioridad en política exterior será la construcción de una América Latina políticamente estable, próspera, unida, con bases en los ideales de democracia y de justicia social. (Aplausos) Venimos desde el sur de la Patria, de la tierra de la cultura malvinera y de los hielos continentales y sostendremos inclaudicablemente nuestro reclamo de soberanía sobre las Islas Malvinas. (Aplausos) EL MERCOSUR y la integración latinoamericana, deben ser parte de un verdadero proyecto político regional y nuestra alianza estratégica con el MERCOSUR, que debe profundizase hacia otros aspectos institucionales que deben acompañar la integración económica, y ampliarse abarcando a nuevos miembros latinoamericano, se ubicará entre los primeros puntos de nuestra agenda regional. (Aplausos) Una relación seria, amplia y madura con los Estados Unidos de América y los Estados que componen la Unión Europea, es lo que debe esperarse de nosotros, el estrechamiento de vínculos con otras naciones desarrolladas y con grandes naciones en desarrollo del Oriente lejano y una participación en pro de la paz y la obtención de consenso en ámbitos como la Organización de las Naciones Unidas para que efectivamente se comprometa con eficacia en la promoción del desarrollo social y económico ayudando al combate contra la pobreza. (Aplausos) La lucha contra el terrorismo internacional, que tan profundas y horribles huellas ha dejado en la memoria del pueblo argentino, nos encontrará dispuestos y atentos para lograr desterrarlos de entre los males que sufre la humanidad. La inserción comercial de la Argentina ocupa un lugar central en la agenda de gobierno. Consolidar la política comercial como una política de Estado permanente que trascienda la duración de los mandatos de gobierno y cuente con la concurrencia del sector privado, de la comunidad académica, de la sociedad civil en general, será un objetivo estratégico de primer orden de esta administración. Profundizar la estrategia de apertura de mercados, incrementar sustancialmente nuestro intercambio con el resto del mundo, diversificar exportaciones hacia bienes con mayor valor agregado, desconcentrar ventas por destino y multiplicar el número de exportadores de modo que los beneficiarios del comercio exterior se derramen sobre todas nuestras ramas productivas. La apertura masiva de nuevos mercados exige la negociación simultánea y permanente en todos los foros de negociación que involucren a nuestro país. Finalmente, no se trata de agotar en estas líneas la totalidad del curso de acción que seguiremos; no creemos en los catálogos de buenas intenciones, queremos expresar el sentido y la dirección de las cosas que haremos. Se trata de abordar de una manera distinta los principales temas identificando adecuadamente los verdaderos problemas de la agenda social con la finalidad que el conjunto sepa cómo ayudar, cómo sumar, 54


Manual de Capacitación Política cómo ayudar a corregir. Pensamos el mundo en argentino, desde un modelo propio. Este proyecto nacional que expresamos, convoca a todos y cada uno de los ciudadanos argentinos y por encima y por fuera de los alineamientos partidarios a poner mano a la obra de este trabajo de refundar la patria. Sabemos que estamos ante un final de época; atrás quedó el tiempo de los líderes predestinados, los fundamentalistas, los mesiánicos. La Argentina contemporánea se deberá reconocer y refundar en la integración de tipos y grupos orgánicos con capacidad para la convocatoria transversal en el respeto por la diversidad y el cumplimiento de objetivos comunes. (Aplausos) Tenemos testimonio de gestión y resultados, somos parte de esta nueva generación de argentinos que en forma abierta y convocante y desde la propuesta de un modelo argentino de producción, trabajo y crecimiento sustentable, llama al conjunto social para sumar, no para dividir; para avanzar y no para retroceder. En síntesis, para ayudarnos mutuamente a construir una Argentina que nos contenga y que nos exprese como ciudadanos. Convocamos al trabajo, al esfuerzo, a la creatividad para que nos hagamos cargo de nuestro futuro, para que concretemos los cambios necesarios para forjar un país en serio, un país normal con esperanza y con optimismo. Formo parte de una generación diezmada, castigada con dolorosas ausencias; me sumé a las luchas políticas creyendo en valores y convicciones a las que no pienso dejar en la puerta de entrada de la Casa Rosada. (Aplausos) No creo en el axioma de que cuando se gobierna se cambia convicción por pragmatismo. Eso constituye en verdad un ejercicio de hipocresía y cinismo. Soñé toda mi vida que éste, nuestro país, se podía cambiar para bien. Llegamos sin rencores, pero con memoria. Memoria no sólo de los errores y horrores del otro, sino también es memoria sobre nuestras propias equivocaciones. (Aplausos) Memoria sin rencor que es aprendizaje político, balance histórico y desafío actual de gestión. Con la ayuda de Dios, seguramente se podrá iniciar un nuevo tiempo que nos encuentre codo a codo en la lucha por lograr el progreso y la inclusión social. Poniendo en una bisagra la historia, con mis verdades relativas, en las que creo profundamente pero que sé que se deben integrar con las de ustedes para producir frutos genuinos, espero la ayuda de vuestro aporte. No he pedido ni solicitaré cheques en blanco. Vengo, en cambio, a proponerles un sueño: reconstruir nuestra propia identidad como pueblo y como Nación; vengo a proponerles un sueño que es la construcción de la verdad y la Justicia; vengo a proponerles un sueño que es el de volver a tener una Argentina con todos y para todos. Les vengo a proponer que recordemos los sueños de nuestros patriotas fundadores y de nuestros abuelos inmigrantes y pioneros, de nuestra generación que puso todo y dejó todo pensando en un país de iguales. Pero sé y estoy convencido de que en esta simbiosis histórica vamos a encontrar el país que nos merecemos los argentinos. Vengo a proponerles un sueño: quiero una Argentina unida, quiero una Argentina normal, quiero que seamos un país serio, pero, además, quiero un país más justo. Anhelo que por estos caminos se levante a la faz de la tierra una nueva y gloriosa Nación: la nuestra. Muchas gracias. ¡Viva la patria! (Aplausos) Néstor Kirchner

55


Manual de Capacitación Política

Discurso de Cristina Fernández de Kirchner Acto por el 38º aniversario del triunfo electoral de Héctor Cámpora – Estadio de Huracán

Gracias, muchas gracias a todos los compañeros y compañeras, que hoy se han congregado aquí: quiero decirles a todos y a todas que esta tarde, aquí en Huracán, no está la Presidenta de la República, está la compañera de todos ustedes. (APLAUSOS). Y como compañera quiero pedirles a todos y a todas que este acto, de este 11 de marzo, sea en recuerdo y en homenaje a quien fuera mi compañero de toda la vida. (APLAUSOS). Hace exactamente apenas un año, y parece una eternidad, él les hablaba a todos ustedes, desde Ferro. Yo quiero venir a recordarle, como se recuerda al militante con el compromiso de que la lucha que él inicio - un 25 de mayo del año 2003 - es la lucha mía por construir la Argentina que él tanto soñó y por la que tanto trabajó sin descanso, sin desmayo entregando lo mejor de sí. (APLAUSOS). Quiero también decirles que estaría contento y orgulloso de ver a miles y miles de jóvenes, que como él y como yo, aquel 11 de marzo tenía yo apenas 20 años; en una de las tribunas está mi hija Florencia, que también tiene 20 años, como yo tenía aquel 11 de marzo de 1973. Florencia me pedía que fuera puntual, porque se estaban muriendo de calor. Yo quiero decirles que vengo también a reconocer que hay otro país diferente, afortunadamente, de aquellos tiempos y de todos los tiempos de estos últimos doscientos años en que las luchas nacionales y populares por construir un país independiente y soberano tuvieron largas marchas y contramarchas. Si uno piensa no solamente en los jóvenes de aquella etapa, si uno piensa en los jóvenes que construyeron aquel 25 de mayo de 1810, y los que vinieron más tarde a lo largo de toda la historia del campo nacional y popular podrá observar que eran siempre jóvenes que se incorporaban a luchar contra algo porque había algo que los oprimía: o era el yugo colonial o eran las dictaduras las que no dejaban expresarse al pueblo. Por primera vez ustedes - generación del Bicentenario - se están incorporando a la política no contra alguien, sino por alguien, por una historia, por la Argentina por seguir mejorando las cosas. (APLAUSOS). Ustedes no tienen idea - porque son muy jóvenes - mis compañeros, muchos de ellos que compartimos también años de militancias me van a entender. Pero quiero que sepan que ustedes tienen la inmensa oportunidad histórica de participar en la construcción de un país diferente; de un país en el que no vienen a luchar contra alguien, sino que por algo; en un país donde es posible volver a soñar y donde con alegría y no con dolor, en donde con amor y no con odio, queremos convocar a toda la sociedad. Es una construcción política diferente, siempre en nuestra historia las construcciones políticas, aún las del campo nacional y popular, se hacían en base a las contradicciones o contra algo. Hoy estamos construyendo con un profundo amor por las cosas logradas y con una profunda demanda por profundizar esos cambios para que puedan llegar a todos los argentinos. No, no hay que darle gracias ni a mí ni a él porque hay otra cosa que tenemos que hacer, más importante todavía. Siento que a lo largo de la historia el campo nacional y popular - liderado por hombres o por mujeres, cuando esos hombres o mujeres ya no estaban era como se desperdigaba porque faltaba la construcción orgánica; porque faltaba la construcción política e institucional que no hiciera depender la transformación y el cambio de una o dos personas. Ese es el gran desafío que tenemos hoy los argentinos y que tienen los jóvenes: cómo hacer para que tanta lucha no sea en vano, cómo hacer para homenajearlo, cómo hacer para que su presencia sea definitiva y la de tantos otros. (APLAUSOS). Construir sobre las coincidencias, aprender a construir los argentinos y sobre todo los jóvenes no sobre las diferencias, que así se ha construido durante tanto tiempo, y entonces todo duraba poco porque faltaba que algo fallara, que no estuviera una coma, que faltara una letra o una oración para juzgar que entonces no se era nacional o popular. Quiero decirles a todos ustedes, que cuando incorporen a otros argentinos no les pregunten de dónde vienen, no les pregunten cuál es su historia o su partido, pregúntenles si están de acuerdo con que la Asignación Universal por Hijo sirve para que millones de niños tengan derecho a la educación y a la salud. (APLAUSOS). Y también, quiero que les pregunten si están de acuerdo con que tenemos que seguir industrializando el país y agregando valor para seguir generando trabajos más calificados para todo los argentinos. (APLAUSOS) Quiero que les pregunten si tenemos que seguir poniendo en la educación pública en todos sus niveles el esfuerzo y los recursos, y si tenemos que seguir aún poniendo más; quiero que le pregunten si necesitamos seguir inaugurando - como hace unos días - universidades públicas y gratuitas para que tengamos realmente niveles de igualdad; quiero que le preguntan si necesitamos proteger el trabajo nacional, la producción nacional y el desarrollo de nuestra industria; si necesitamos también seguir desarrollando un fuerte mercado interno que impulse también a que exportemos más y mejor porque generamos más y mejores puestos de trabajo; quiero que le pregunten si quieren ser un país donde los 56


Manual de Capacitación Política derechos humanos son una bandera de toda la sociedad, sin ninguna distinción de ideología o partido, porque es lo que nos diferencia de la barbarie. (APLAUSOS). También quiero que le pregunten si como argentino se siente parte de esta América del Sur, de este MERCOSUR, de esta UNASUR, si se siente profundamente latinoamericano y siente orgulloso de su identidad, de su pertenencia, de su historia; quiero que le pregunten si está de acuerdo con una sociedad que da derechos igualitarios, que amplía el abanico de posibilidades y que nos convierte a todos un poquito más iguales todo los días. (APLAUSOS) Si están de acuerdo con esas cosas forman parte de esta historia y de este espacio, lo demás es anécdota o vanidades personales. Quiero homenajearlo a él, nunca he conocido a nadie tan alejado de las vanidades personales y de las banalidades como él. No le importaba nada de lo que suele inclusive importarme a mí por ahí como mujer. Nadie tan despojado de las cuestiones que por ahí distraen en la política y nos hacen ver diferencias donde no las hay. (APLAUSOS). Por eso quiero rescatar la historia, pero también quiero una juventud que construya su propia historia, como la hicimos nosotros; ustedes son la generación del Bicentenario (APLAUSOS). Les pido que tengan ejemplos, pero que sean ustedes mismos, cada uno de ustedes, cada una de las horas, porque créanme que el gran vínculo que nos une a todos - desde 1810 a la fecha - es el inmenso compromiso por los intereses de la nación y con los intereses del pueblo, que son la misma cosa, nación y pueblo, pese a que algunos quieran diferenciarlo. No hay pueblo sin nación ni nación sin pueblo. (APLAUSOS). Yo les pido que construyendo su propia historia, su propia identidad, también están construyendo la historia de todos nosotros. Nosotros no imitamos a nadie, porque en fin, cada uno es producto de la época y de la historia y del momento histórico en que le toca vivir. Y este momento histórico, de esta Argentina, impensable hace apenas 10 años; estamos solamente a una década del desastre más formidable del que se tenga memoria, y aquí está la Argentina de pie, con dignidad, con libertades, con libertades como nunca tuvo en su historia. (APLAUSOS). Me atrevo y desafío que me digan si hubo un momento de mayor densidad y profundidad democrática, donde cada uno pudo expresarse como quiso y cómo quiere respecto de todo que esta Argentina que estamos viviendo hoy. (APLAUSOS). Y esto nos tiene que llenar a todos de orgullo, pero también de una inmensa responsabilidad; la responsabilidad de profundizar a la organización popular, de abandonar vanidades y cuestiones dirigenciales que solo sirven para alejar a la gente de la política y creer que solamente esto es una feria de vanidades. Nuestro gran compromiso es a través del ejemplo diario y cotidiano, cualquiera sea el lugar que nos toque desempeñar; dar el ejemplo de humildad, de trabajo, de convicción para poder, entonces sí, seguir construyendo esta Argentina que tanto nos costó. Falta mucho, ¡claro que falta! Pero es, precisamente, con la certeza de poder construir lo que se ha construido, lo que nos debe animar para seguir el camino y no abandonarlo. El gran desafío es que el campo nacional y popular pueda institucionalizar; pero no, eso no se hace a través de una ley o de un decreto. La institucionalización de un modelo de país es cuando se hace carne en el conjunto de la sociedad porque visualiza que ese es el camino más acertado como país y como nación. Para eso hemos debido luchar contra una fuerte subordinación cultural impuesta históricamente por la historia falsificada desde 1810 a la fecha. Yo hace unos días, cuando inaugurábamos la Facultad de Ciencia Económicas de la Universidad Nacional de Buenos Aires -la primera la inauguró Perón, la segunda la inauguramos nosotros-, yo hablaba y decía que muy pocos argentinos saben, por ejemplo, que la gratuidad de la universidad pública argentina fue instaurada por un decreto firmado por el general Perón. La universidad nacional pública es gratuita por un decreto del presidente Perón en su primera presidencia. Yo los desafío a que cuántos de nosotros mismos también sabíamos estas cosas. Por eso digo que es importante que el frente nacional, popular y democrático construya esta institucionalidad, que también es cultural, de saber contarle a los argentinos, pero fundamentalmente no contarle a partir de relatos de fantasía, sino a partir de que puedan ver, tocar y palpar cada uno de los logros que hemos tenido con nuestros jubilados, con nuestros pensionados, con nuestros trabajadores en las convenciones colectivas de trabajo, más de 1.800, luego de haber estado aplastadas durante décadas. Este es el gran desafío, porque lo otro, “la Argentina del no se puede”, la Argentina de la subordinación, la Argentina que le decía a él, cuando decía que iba a pagar la deuda pero no con el hambre de los argentinos, sino teniendo en cuenta también los intereses de la patria, que estaba loco; de él cuando decidió cortar el nudo gordiano que significaba la dependencia permanente con el Fondo Monetario Internacional y terminar con esa deuda y también lo criticaron. También, cuando en un hecho histórico en Mar del Plata, en el 2005, encabezó como presidente en la 57


Manual de Capacitación Política Cumbre de las Américas el rechazo a aquel nuevo estatuto del coloniaje. Eso lo hizo él. Ahora, mirado desde lejos, parece fácil, pero qué difícil, cuánto ataque injusto, cuánta crítica artera, cuánta pelea y discusión inútil, cuánto tiempo perdido. Otra de las cosas que les quiero pedir: no pierdan tiempo, no se enrosquen ni se dejen enroscar en discusiones bizantinas que no tienen nada que ver con lo que le importa a la gente y con lo que le importa a la sociedad. No cometan errores que sí hemos cometido nosotros cuando éramos jóvenes. Yo quiero para terminar, contarles algo tal vez familiar. El pasado 11 de marzo, hace un año, yo no estaba aquí, había ido a Chile a la asunción del nuevo gobierno y justo me pescó -¿se acuerdan?- una réplica del terremoto que había asolado a los hermanos chilenos. Yo decía “un año, otro terremoto”. He leído tantas tonterías en estos últimos días, lo único que faltaría es que dijeran que los 11 de marzo se provocan terremotos, porque qué pavadas que se escriben y que se dicen, ¡por Dios! Pero quiero contarles que cuando volví y nos encontramos al otro día, él me contó de aquel acto del 11 de marzo y me dijo que había sido un acto diferente, que ese día se habían comenzado a reconstruir vínculos, cercanías, proximidades. Después lo vivimos en el Bicentenario, ese 25 de Mayo memorable, donde todos los argentinos nos reencontramos con nuestra propia historia y nuestra propia identidad. Y creo que su último acto de servicio fue también ese 27 de octubre cuando descubrimos de repente cuántas cosas había hecho y qué poco lo habían reconocido. Perdónenme, pero tengo que decirlo, se me va a romper el corazón si no lo digo. No quiero ponerlos tristes, quiero que estén alegres y que lo recuerden como él fue, alegre, por sobre todas las cosas, siempre encontrándole el lado bueno y optimista, no le echaba la culpa a nadie, le metía para adelante. Desde que lo conocí, en los peores momentos que vivió la Argentina y que vivimos tal vez nosotros, en términos personales siempre fue así. Por eso, quiero recordarlo como yo sé que a él le gustaría: con alegría y con compromiso, con convicción y con decisión. Quiero, finalmente, agradecer a todos ustedes este homenaje que nos hacemos a nosotros mismos, también a él, a los argentinos; solidarizarme también, junto a todos ustedes, con esa desgracia inmensa, esa tragedia inmensa del pueblo del Japón, también queremos estar allí y lo vamos a hacer como estuvimos en Chile, porque los argentinos somos solidarios, nos importa lo que le pasa a los demás. Y quiero pedirles, para terminar, en nombre de él, que construyamos con amor, que el odio que algunos quisieron derramar sobre nosotros, respondamos con amor. No hay mejores batallas que las que se ganan con el corazón; no hay mejores victorias que las de la buena onda, el optimismo y la fe en Dios. Esas son las cosas que valen, esas son las cosas que duran y perduran en la memoria de los pueblos. Por eso, en nombre de él y también de mis hijos, quiero decirles que muchas gracias por todas las muestras de cariño y de fe, que muchas gracias por lo de “fuerza Cristina”. Yo siento en cada palabra la fuerza de él y sé que él está definitivamente entre todos nosotros, ya nada ni nadie lo podrá borrar y eso es tal vez, lo que él en el fondo quería, que su nombre, en representación de miles y miles anónimos, que dieron su vida y que no pudieron ver esto, estén representados en él. Por eso nos acompañan las Madres, por eso nos acompañan las Abuelas, que no están con cualquiera, que no confían en cualquiera. A ustedes y a todos, desde el corazón, muchas gracias, muchas gracias, muchas gracias. A seguir trabajando por Argentina, a seguir trabajando por el pueblo, por la Nación, por la patria, siempre por la patria. Gracias, Argentina. (APLAUSOS)

58


Manual de Capacitaci贸n Pol铆tica

59


Manual de Capacitaci贸n Pol铆tica

60


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.