Primer Foro de Narración Oral "Ya hñö ha ndöhi" (Palabras al viento)

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Presentación

Desde hace ya diez años la palabra mágica -la que puede- con los narradores y los oyentes crear mundos paralelos alrededor de las palabras que nos convocan a la fiesta de la imaginación, a llenar de fantasía y sueños los espacios privados y públicos, las plazas, las calles, las escuelas; de historias traídas de muchos países; a conocer los pueblos, las costumbres, los cantos, los dioses, a los escritores. Lo Humano y lo divino a través de los narradores que nos acompañan. Por eso la Asociación Civil “CREAR ARTE Y CONCIENCIA” realizó la 10a edición del Festival Internacional de Narración Oral PALABRAS AL VIENTO, del 20 al 30 de septiembre de 2018. Deseando que los docentes celebraran con nosotros esta gran fiesta, se organizó el Primer Foro teórico sobre narración oral y su uso en la educación y para ello invitamos a nuestros narradores internacionales y nacionales a que escribieran una ponencia que girara sobre alguno de los siguientes ejes temáticos: Narración, del oficio de narrar al oficio de expresar; La narración, aprendiendo en el salón; Narrando, sociedad creando; La narración, érase una vez una narración oral. Luego, nos dimos cita, narradores, organizadores y docentes – educadores todos- en el Aula Magna de la Universidad Latina de México (Celaya) para escuchar en voz de sus autores las ideas y experiencias que han forjado el acercamiento de niños, jóvenes y adultos a las historias de los antiguos y de los libros; cambiando vidas y desarrollando habilidades. Esperamos que así como los asistentes de este Primer Foro, tú disfrutes, aprendas y emprendas un nuevo camino en la enseñanza de la literatura y la tradición oral.


Contenido Palabras que acarician, cuentos de regazo ......................................................................................... 4 El Listón Rojo. Cuentos para descubrir la belleza y el poder del ciclo femenino .............................. 15 Cómo se forma un narrador oral en áfrica........................................................................................ 21 Más que un cuentito ......................................................................................................................... 28 No es culpa del WiFi, es misión de quienes narramos historias ....................................................... 35 Narración, del oficio de narrar al arte de expresar. La narración vista como una actividad artística ........................................................................................................................................................... 42 La narración en el aprendizaje de adultos: estrategia para el disfrute, baile comunitario, semilla de esperanza y camino para el encuentro con uno mismo ................................................................... 48


Palabras que acarician, cuentos de regazo Ana Prado Hidalgo Resumen

En México, el fomento a la lectura y al arte en la primera infancia están en proceso de madurez y consolidación. En el país cada vez es más visible la variedad de proyectos que han emprendido escritores, promotores de lectura, educadores, madres, padres, artistas y todos aquellos que están interesados en la etapa de desarrollo de los primeros años. “Palabras que acarician, cuentos de regazo” es uno de estos proyectos que genera acercamientos conscientes y tempranos a la literatura a través de espectáculos de narración oral y talleres especializados que se imparten en diferentes espacios, culturales y familiares, del país. Palabras clave: primera infancia, primeros cuentos, bebeteca, familia, crianza.

Introducción

El presente texto expone la situación actual de la narración oral y el fomento a la lectura en la primera infancia en México. Aquí se menciona quiénes son los precursores, que desde hace más de diez años, han realizado de manera incansable esta labor. En la actualidad son muchas las propuestas que poco a poco van siendo visibles en todos los ámbitos educativos y culturales, uno de ellos es “Palabras que acarician, cuentos de regazo”, proyecto que inició hace más de siete años y que se ha fortalecido con diversas experiencias, espectáculos de narración oral y talleres especializados de los que doy cuenta a continuación, señalando sus logros y objetivos.

Vivir del cuento o en el cuento

Hay dos historias que recuerdo como las más antiguas en mi biografía lectora, una es un juego de dedos popular que dice: En este huevito hay un pollito. 4


Se abre el huevito y salta el pollito. Pío, pío por aquí. Pío, pío por allá. En las alas de mamá gallina muy tranquilo dormirá. Estos versos me remontan a mi primera infancia, cuando comenzaba a hablar. Lo más hermoso de esta anécdota es justamente el olor y el calor de mi mamá, mientras me envolvía en sus brazos y me arropaba en su regazo escuchaba con suavidad las palabras que juguetonas salían de su boca, al pensarlo me siento segura, protegida y amorosa. Yo he repetido esta historia con muchos niños, niñas y por supuesto con mi propia hija; así, cada vez vuelvo a ser esa pequeña sentada en las piernas de mamá. La otra historia, que durante muchos años fue mi favorita, es “El humito del tren y el humito dormido”, de Ricardo Garibay, en ella se narra el amor entre Hilaria e Ildefonso. Hilaria es el humito de la casa de una familia que tiene gallinas y siembra maíz; Ildefonso es el humito del tren que pasa por ahí cada día. Recuerdo esta historia con mucho cariño, cuando era niña y la escuchaba, sus palabras me hacían volar por los aires con los humos enamorados que conversaban. Ahora, que ya no hay humos, puedo recrear en mi mente a Hilaria e Ildefonso; radico en el campo con mi familia, a unos metros de la vía del tren que escucho pasar cada día, tenemos gallinas y un maizal. Mis primeros encuentros con la literatura fueron en un entorno totalmente familiar y continuo, he sido muy afortunada porque con estas causalidades fortuitas puedo vivir del cuento y dentro de un cuento que me sorprende a cada instante con retos y oportunidades, una de ellas es contar cuentos y fomentar la lectura en la primera infancia.

Acercamientos tempranos a la lectura

En México, el fomento a la lectura y a las artes en la primera infancia está en proceso de madurez y consolidación. Desde hace más de dos décadas se han emprendido diversos proyectos, algunos han permanecido y otros han generado nuevas propuestas. A

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continuación, menciono a algunas personas que han hecho un importante trabajo en este ámbito: 

Jorge Antonio García Pérez, escritor, narrador oral y creador artístico. Publicó en 2016 Matroliteratura, una propuesta para estimular la lectura inicial, en el que muestra y documenta su experiencia que comenzó en 1985, en el Valle del Mezquital, Hidalgo.

Luz María Chapela, bióloga, educadora Montessori, escritora y promotora de lectura. Realizó desde finales de los años noventa, una labor incansable por los acercamientos literarios tempranos en contextos indígenas y urbanos. Respecto a lectura en la primera infancia, decía: Poco antes de nacer, los bebés escuchan y sienten el latido del corazón de sus madres y lo interpretan como prisa, desasosiego, calma, enojo, alegría, paz o tormenta. Escuchan las voces de sus seres cercanos, las leen, las significan y se alegran o sienten miedo. Una vez fuera de la madre, leen con avidez el ruido y el silencio, el frío y el calor o la distancia que existe entre ellos y el objeto más próximo.

Eva Janovitz Klapp, coordinadora de los talleres para bebés en “Alas y Raíces”. Pionera en el trabajo de cultura para la primera infancia en instituciones Federales. Para ella el acceso a la palabra y a la cultura es un derecho que tenemos desde los primeros años de vida.

Las primeras palabras, las canciones de cuna, las historias...todo ello que muchas veces las madres comparten en una íntima relación con los pequeños son la puerta de entrada al mundo, son las primeras apropiaciones de su lengua; y tener derecho a la palabra y a la cultura escrita tiene que ser algo a los que todos deberíamos acceder por la puerta grande.

Mercedes García, desde 2005 elabora, coordina y ejecuta el proyecto para consolidar Bebé...teca, la primera biblioteca pública a nivel nacional para bebés y papás en la Biblioteca Infantil Paralelepípedo, en Querétaro.

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Alma Carrasco, fundó en 2001 el Consejo Puebla de Lectura A.C.; y en 2008, la Bebeteca Lee Antonia, en la ciudad de Puebla, que ha dado un gran impulso al fomento a la lectura en el estado y en la formación de promotores comunitarios.

En la 30ª Feria Internacional del Libro Infantil y Juvenil, se inauguró el primer espacio pensado en este pequeño público, siendo la gestora Sandra Montes. Fue tanta la demanda de la oferta para este público que desde entonces, en cada edición de esta importante feria, se ofrecen excelentes propuestas. Ella actualmente hace trabajo de narración con bebés de manera independiente.

Beatriz Soto, coordinadora de la Biblioteca Infantil Universitaria (Biuaq) y del proyecto “Acariciando con palabras”, lectura en hospital. El área infantil de esta biblioteca universitaria cuenta con acervo y actividades para primera infancia desde el año 2010.

En 2012, la biblioteca central de la BUAP fundó su espacio infantil, los primeros usuarios del programa fueron pacientes del hospital pediátrico del IMSS, dan servicio en escuelas, hospitales, mercados y niños que viven en colonias alejadas o marginadas.

Bunko Papalote es una asociación civil que comenzó su labor a principios de los años noventa en Xalapa y Morelia, su trabajo en la primera infancia ha contribuido a la formación de lectores.

Cabe mencionar que desde el 2014 se comenzó a desarrollar el teatro enfocado en primera infancia, las pioneras son tres compañías. En la Ciudad de México, Teatro al Vacío, cuyos miembros son Adrián Hernández y José Agüero; han desarrollado espectáculos dirigidos a la niñez de 3 a 6 años de edad. En Ensenada, Baja California Teatro en espiral, dirigida por Michelle Guerra, cuenta con tres espectáculos de teatro, talleres y colaboraciones para los primeros años. Y en Guadalajara, A la Deriva Teatro, dirigida por Susana Romo, directora General del Festival Internacional de Teatro para los Primeros Años (FITPA) que este 2018 tuvo su quinta edición. Estás compañías fundan la Red Latinoamericana de Creación Escénica para los Primeros Años, que busca crear y difundir espectáculos, talleres y trabajos de investigación que muestren y desarrollen el panorama actual de la creación escénica para niños y niñas de la primera infancia. 7


Cada día surgen espacios en escuelas, parques, hospitales, bebetecas y proyectos que motivan acercamientos amorosos entre las letras y la infancia.

Libros y cuentos con los más pequeños

Por responsabilidad social y pasión fue que decidí desarrollar Palabras que acarician. Desde mi percepción como ingeniera industrial sé que el mantenimiento preventivo, contribuye en gran medida a disminuir los costos de producción, extrapolar esta información a la vida humana me llevó a visionarlo y aumentar mi interés; conjetura que se respalda con los resultados del trabajo de investigación del economista James Heckman (premio Nobel de Ciencias Económicas en 2000), en donde manifiesta los beneficios de los programas aplicados en infancia temprana. Al proporcionar estímulos de calidad se obtienen favorables resultados generacionales en términos de empleo, educación, salud y comportamientos sociales (Heckman, 2017). De acuerdo con Fraser Mustard, en los primeros años de vida las influencias de la familia y del contexto sociocultural son cruciales en el desarrollo infantil, generando de este modo la calidad de las interacciones afectivas, cognitivas y de las relaciones sociales a lo largo de toda la vida (Fujimoto, 2011). Sin embargo, en la actualidad estamos como sociedad exigentes de inmediatez ante la información, las comunicaciones e incluso con los aprendizajes; como educadores o padres solemos caer en el error de adelantar procesos. Desde mi punto de vista los acercamientos tempranos a los lenguajes literarios deben de tener la finalidad de generar experiencias de ternura, intimidad, amabilidad, placer, autoconocimiento, reconocimiento, relación y apreciación estética; antes de pensar en una intelectualización temprana debemos propiciar los encuentros, las interacciones familiares o sociales que nos constituyen como parte de una comunidad. Como adultos solemos tener un constructo del mundo con prejuicios, así que en un principio no ha sido fácil la aceptación; sin embargo, actualmente hay un boom por el trabajo con niños en los primeros años y hay más espacios con apertura e interés; cuando 8


los padres lo experimentan junto a los hijos, cambia su percepción de manera positiva, quieren repetirlo en casa, se asombran por la atención e interés que muestran sus pequeños. A través de los cuidados maternos/paternos los infantes en desarrollo asimilan lo que ocurre en su entorno, los ritmos, las rutinas, y con ello comienza un proceso de comunicación, se van estableciendo códigos y lenguajes no verbales, estos pueden estar acompañados y reforzados con herramientas literarias que fortalezcan los aprendizajes del lenguaje, la memoria, la imaginación, las emociones, la atención, la geografía corporal y el entorno. De acuerdo con Mem Fox los niños pequeños tienen la capacidad de reconocer la voz de su madre y/o padre de entre los demás sonidos del ambiente, su cerebro va registrando estos sonidos. “A la edad de un año casi todos los niños han aprendido los sonidos que componen su lengua hablada nativa” (Fox, 2011). Las cosas que se han creado o inventado por la humanidad provienen de la imaginación y de los pensamientos, al escuchar un cuento los infantes van ampliando su vocabulario, los contextos para utilizarlo y van generando conocimiento. “Desde muy pequeño [...] se nutre de imágenes y palabras, colorea la realidad circundante. La transforma y le brinda un interés nuevo. En los más pequeños, el placer del texto provoca un verdadero trabajo mental. Les da material para pensar” (Patte, 2011). Los infantes que experimenten los estímulos del tacto a través de cuentos, canciones, lecturas, etc. es natural que tengan facilidad en el futuro para el aprendizaje escolar, relacionarse y comunicarse. Es importante mencionar que al utilizar las herramientas que aquí se proponen, con consciencia, con calma y con disfrute se están haciendo las actividades “con el niño” y no “al niño”, con la finalidad de otorgarle un lugar protagónico en la familia y en la sociedad.

Palabras que acarician, cuentos de regazo “Palabras que acarician” es un proyecto en la que se sugieren acercamientos conscientes y tempranos a la literatura a través de la crianza por medio de rimas, poemas, retahílas, juegos de regazo, narraciones cortas acompañadas de movimientos, masajes o caricias; sin pretender una intelectualización temprana, a través del juego y la palabra se acompaña a los niños y a las niñas en los primeros años de vida en su relación con el 9


mundo. Del mismo modo, se utilizan algunos elementos simples como telas, listones y sonajas suaves, sin que estos le resten protagonismo a la palabra. Cuando hablo de acercamientos tempranos conscientes, me refiero a ejecutarlo desde la búsqueda e integración entre la sabiduría colectiva, el material literario y la creación familiar o escolar, según el contexto en el que se desarrolle; ya que de manera intrínseca la familia, los cuidadores y educadores cantamos, arrullamos y jugamos con los bebés, sin embargo, es sabido por muchos que en tiempos modernos los bebés y niños pequeños son entretenidos con pantallas, celulares, tabletas, acciones que impiden la necesaria interacción humana, el sano desarrollo físico de la imaginación, del juego simbólico, del lenguaje y de la atención; tales efectos se pueden notar de manera inmediata y en periodos posteriores del desarrollo como la adolescencia (Soler, 2015). En general, al constituirse una nueva familia o con miembros “recién llegados” se complica la vida social, no hay sitios adaptados a las actuales y cambiantes condiciones; por lo que se genera una “necesidad” de resignificar el entorno, “Palabras que acarician” pretende generar espacios comunes donde las familias puedan sentirse bienvenidas, arropadas; es flexible, no se queda solamente en un espectáculo o sesión única dirigida, sino que provoca a los padres/cuidadores/maestros a repetirlo durante las rutinas de crianza, juego o educación; e invita a componer sus propias creaciones formando así una conexión y enganche emocional que lleva a apropiarse de las experiencias. A través de una sesión dirigida llena de musicalidad, poesía, ritmo, cadencia se genera un ambiente de disfrute, de gozo, del contacto mediante miradas, caricias, masajes y movimientos que van sincronizados entre sí por medio de historias hiladas que si bien llevan una secuencia, no requieren de una atención continua, debido a que cada pieza elegida tiene su encanto y finalidad.

El germen Pienso que “Palabras que acarician, cuentos de regazo” comenzó cuando yo era una bebé y mi madre me acompañó y me sostuvo, mostrándome mi relación y acompañando mi propia construcción del mundo, fui una niña acariciada por manos maternas y por palabras. 10


De manera consciente surgió cuando el acervo de aprendizaje, que voy seleccionando, comenzó a adquirir sentido y se fue acomodando, como las piezas de un rompecabezas. He transitado un camino de aprendizaje con paisajes diversos que contribuyen a la elasticidad de mi mirada, desde una cuadrada ingeniería hasta la sensibilidad de la narración oral, mediación lectora, acompañamiento en procesos de embarazo, parto y lactancia, desarrollo humano, juego, crianza y actualmente una pedagogía alternativa; todo esto sumado a mi propia experiencia maternal, me han otorgado la sensibilidad para el desarrollo y aplicación de este proyecto. El fomento y mediación lectora con los primeros años lo realizo desde hace más de siete años, cuando inicié La Casa del Árbol, una ludoteca-sala de lectura, en la que se ofertaban talleres, actividades culturales, cuentos, mediación lectora, préstamo de libros, juegos; y con el trabajo de una asociación civil para el desarrollo de un Centro Cultural Comunitario en comunidad rural; ambos trabajos fueron evolucionando hasta surgir el proyecto “Palabras que acarician”, que integra el taller “Palabras que acarician”, y la serie de espectáculos de narración oral “Cuentos de regazo”, compuesta por: “Telas que cantan y cuentan”, “Cuentos dientones de conejos y ratones”, “Elemental♥fuego♥agua♥aire♥tierra”, este último creado de forma colectiva con Gala Cuentasueños; así mismo, con la serie de talleres de divulgación científica “Ciencia desde la cuna”, que comprende los talleres “Colores de mis amores”, “Física mágica” y “Cuentos consentidos”; todos diseñados para familias con infantes en los primeros años de vida.

Leerle al bebé es amamantar, AMAMANTARLEE

Los seres vivos requerimos del alimento para el desarrollo biológico, que de manera natural como mamíferos es la lactancia materna y en algunos casos la lactancia artificial; sin embargo, también como seres humanos tenemos la necesidad del contacto físico para un desarrollo saludable físico y mental. Menciona Klein: “tocarse mutuamente, rascarse, acurrucarse en el regazo y acariciarse son formas de comunicación [...]. De este modo los humanos corroboramos y reafirmamos nuestras relaciones” (Klein, 2011). Siendo cuidadosos, estos contactos nos ayudan a crear vínculos profundos y saludables por medio

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de estas conversaciones piel con piel, acompañados de la palabra literaria que nos relacionan desde los sentidos con las formas y las imágenes. Cuando un embrión humano está en una etapa temprana del proceso de formación “se desarrollan tres capas distintas de células y cada una formará las diferentes partes del cuerpo del bebé. La capa exterior o ectodermo formará la piel [...], el sistema nervioso central y el cerebro” (Regan, 2007); por lo que, al tocar de forma respetuosa a los niños, además de satisfacer la necesidad vital humana del contacto físico, estaremos estimulando su cerebro y aprendizaje. El contacto ha sido desde siempre un efectivo método de comunicación, puesto que en todos los casos hay reciprocidad; cuando se amamanta, se tiene una comunión única a través de las miradas y las caricias, está leyéndose entre la diada madre-hijo.

Géneros y edades

Dependiendo de la etapa de desarrollo en la que se encuentren será lo que se les ofrezca en la función, ya que sus necesidades son diferentes. Los bebés más pequeñitos de 0 a 11 meses requieren de suavidad y armonía; por lo tanto, utilizo relatos en versiones cortas, poemas, rimas, retahílas, canciones de cuna, juegos de regazo. En cambio, los mayores de 12 meses necesitan movimiento, ritmo y energía; con ellos utilizo de forma más completa juegos de dedos, tradición oral, libros de divulgación científica y cuentos de fórmula, entre estos están: los minúsculos, los de nunca acabar y los acumulativos. Los que tienen entre 2 y 4 años aparte de ese dinamismo y del juego simbólico, necesitan participar activamente, pues están en una etapa de imitación, así que formar parte de la narración con su cuerpo les otorga satisfacción por sus logros. En todos los casos y durante los primeros años de vida es fundamental el acompañamiento auténtico de los padres o cuidadores, estimulando siempre el sentido de conexión emocional con los oyentes, como afirma Joëlle Turin: Estos pequeños poemas inasibles tienen el arte de hablar con ligereza y simplicidad a los más pequeños para decirles cosas profundas e incluso solemnes en un tono cantante y danzante. Les dicen por ejemplo qué elementos le imprimen ritmo al día de la mamá y qué preocupaciones puede tener ella, qué cuidados les 12


prodiga a sus hijos, la atención que les da a cada instante, las respuestas apropiadas. (Turin, 2014) Al armar el alebrije con todas estas piezas literarias se pretende generar una experiencia que propicie el reconocimiento de la relación con el mundo, de la exploración de las emociones y cómo nombrarlas, y del sano desarrollo de las habilidades comunicativas a través del acompañamiento.

Conclusiones. Los resultados de Palabras que acarician

Como adultos reconectamos la capacidad de observar cuando nos permitimos contemplar los intereses de los más pequeños. Los resultados inmediatos con esta propuesta son bebés y familias contentas por la ocasión, al término de ella los invito a que lo repitan en casa, pues con los niños pequeños se requiere de repetición, ritmo y frecuencia. Las familias con miembros en edades tempranas que comparten experiencias artísticas, tienen la capacidad de generar redes en torno a estos lenguajes. A pesar de que no se puede saber qué es lo que piensan los bebés y niños pequeños, podemos saber si lo disfrutan porque ellos son los más honestos, si algo no es atractivo y de calidad, simplemente lo manifestarán; entre más se repitan estas experiencias y sean buenas, disfrutables, irán definiendo sus gustos, sus criterios y hasta sus exigencias. Para mí han sido aprendizajes muy gratificantes, pues los pequeños no tienen medidas ni juicios, lo reciben de manera natural; cuando tengo la oportunidad de trabajar por periodos largos con el mismo grupo puedo notar cómo ellos tienen total interés por cuentos o lecturas en específico y van construyendo inferencias con respecto a la alfabetización de una manera amable, orgánica, amorosa y acompañada. Los bebés no necesitan conceptos, sino experiencias sensoriales y amorosas para el desarrollo de sus necesidades básicas. El camino se abre cada día, pues hay más gente y espacios interesados en vivir estas experiencias, desde mi opinión es importante la profesionalización; quienes estén interesados en el trabajo en primera infancia deberán hacerlo desde la formación y el compromiso, pues la oferta de experiencias culturales no debe carecer de calidad y calidez, para que cumplan con los objetivos sociales. 13


Mis objetivos son unir esfuerzos, generar redes entre los interesados en el trabajo en la primera infancia, compartir los saberes, debatir en torno a ellos, ya que solo así se podrán fortalecer los derechos culturales para la población en los primeros años y para la sociedad en general. Cada que alguien decida sumarse de manera comprometida y responsable a proyectos dirigidos a los primeros años estaremos generando experiencias estéticas colectivas, teniendo presente nuestra infancia, aquella en las que el olor y el calor de alguien nos envolvía en sus brazos.

Bibliografía Fox, M. (2011). Leer como por arte de magia. México: Paidós. Fujimoto, G. (2011). El futuro de la educación iberoamericana: ¿es la no escolarización una alternativa? Revista de Investigación [en línea] 2011, 35 (Enero-Abril), 13-31. Heckman, J. (2017). Heckman. The economics of human potential. Obtenido de https:// heckmanequation.org Klein, M. (2011). Masajes para bebés y niños. España: Oniro. Patte, G. (2011). ¿Qué los hace leer así? Los niños, las lecturas, las bibliotecas. México: FCE. Regan, L. (2007). El embarazo semana a semana. Bogotá, Colombia: Grupo Norma. Soler, A. (14 de septiembre de 2015). Alberto Soler. Obtenido de http:// www.albertosoler.es/los-ninos-y-la-exposicion-a-television-moviles-ytablets-que-dice-la- ciencia/ Turin, J. (2014). Los grandes libros para los más pequeños. México: FCE.

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El Listón Rojo Cuentos para descubrir la belleza y el poder del ciclo femenino Aneta Cruz Polonia

Resumen “El Listón Rojo” es el nombre de los encuentros para las mujeres y para madres e hijas que se organizan en Polonia, desde el año 2016. El artículo describe el origen y las experiencias de aquellos encuentros que permiten descubrir la belleza y el poder del ciclo femenino, por medio de los cuentos narrados e historias personales contadas entre las mujeres y niñas. Palabras claves: cuentos, mujeres, ciclo femenino, menstruación, menarquía.

“Cuando una niña nace, la montaña ríe y los pájaros lloran” Proverbio arhuaco Sierra Nevada de Santa Marta, Colombia

Hace 8 años, una hermosa niña de tres años me cerró el libro que estábamos leyendo antes de dormir y me dijo: “Mamá, cuéntame un cuento”. Y fue aquella noche cuando empezamos a descubrir los dones de las historias narradas. “Los dones son los regalos que nos hacen los cuentos. Muchos y valiosos. De forma gratuita y permanente”, nos dice Miguel A. Santos Guerra en el prólogo del libro Los dones de los cuentos, escrito por Paco Abril (2014, p. 18). En aquel libro aparecen trece: “los dones del afecto, del consuelo, de la palabra, del pensamiento, de la identificación, de la imaginación, de la fuga, del deseo lector, de la empatía, del conocimiento, de la atención, de la verdad y de la prevención” (ibidem, p. 17).

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Me gusta contemplar esta lista de los dones, me gusta jugar con ellos, añadir dones nuevos y volver a interpretar los que ya están definidos. Me sirven como guía, me permiten llegar a la verdad por el laberinto de la fantasía cuando me pregunto a mí misma: ¿por qué cuentas? Es la pregunta que nunca deja de sonar, no se conforma con una sola respuesta, está inquieta, rebelde y persistente. Es la pregunta que les da la vida a mis cuentos. Mi hija está creciendo y yo estoy creciendo con ella. Y así hemos llegado al momento en el cual necesitamos buscar las palabras nuevas para describir lo que desde siempre nos acompaña a nosotras: a las mujeres. Necesitamos buscar las palabras nuevas porque las antiguas, bellas y sabias, han sido olvidadas y porque las que ahora están a la mano, no sirven. ¿Y dónde buscarlas? Me imagino que hay muchas respuestas distintas a esta pregunta. Yo elegí la mía que resultó en la creación de los talleres “El Listón Rojo”: decidí buscar entre los cuentos las palabras que permiten descubrir la belleza y el poder del ciclo femenino. Decidí aprovechar todos los dones de los cuentos para lograrlo. Y así fue. “La mujer habitada sabe cuándo y sabe qué. Sabe cuándo por lo que dicen la luna y el cuerpo. Sabe qué por lo que dicen los sueños”. Galeano (2001, p. 115)

Vivo en Polonia, un país al este de Europa con la historia bastante enredada. Mi bisabuela se despertaba con la subida del sol y se acostaba cuando la noche acababa de llegar. Los ciclos naturales: de noche y día, de cuatro estaciones del año, de la luna, guiaban su trabajo. Pero los hechos de la historia no le permitieron a mi bisabuela desarrollar su conciencia femenina con la misma naturalidad con la que ella sembraba y cosechaba su tierra. En sus tiempos no se hablaba mucho: ella sobrevivió dos guerras mundiales, la vida era dura y había que trabajar y resistir. Eso y ya. Mi bisabuela tuvo dos hijas, una de ellas es mi abuela. Le tocó vivir la gran transformación: el nuevo orden que llegó después de la Segunda Guerra Mundial llevaba la modernización y la ponía en contra del conocimiento popular. Desaparecieron las parteras y curanderas, la gente salía

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de los pueblos para ir a vivir en las ciudades, las mujeres dejaban sus tierras e iban a trabajar en fábricas. En aquellos tiempos tampoco se hablaba mucho, se obedecía. Mi abuela tuvo dos hijas, una de ellas es mi mamá. A ella le hablaron mucho: le dijeron todo sin preguntarle nada. En sus tiempos todo estaba publicado en los libros, explicado en la tele, difundido por la radio. Todo lo que una ciudadana necesitaba, el gobierno se lo daba. Una teoría explicaba la vida do todas y todos. Sin más preguntas. Mi mamá tuvo dos hijas. Y ahora nosotras llevamos la herencia callada de todas nuestras ancestras, pero ahora nos encontramos en un mundo lleno de voces. Antes el silencio tapaba temas tales como el ciclo menstrual, la sexualidad, el placer. Ahora el ruido y el exceso de la (des)información confunden y no permiten escucharnos y descubrir qué es lo que cada una de nosotras necesita. Así nos miré: a las mujeres de mi familia. Luego hablé con otras mujeres y escuché sus historias y casi todas eran muy parecidas. Me fui de viaje y las historias que me contaban se repetían. Preguntaba a las mujeres: ¿qué recuerdos tienes de la menarquía, de tu primera menstruación? Y me contestaban: “sentí vergüenza”, “me sentía vulnerable”, “no sabía que era lo que me pasaba”, “lloré”, “me dijeron: pobrecita, ya te tocó”. ¿Cómo es posible saber cuidarse, valorarse y respetarse como mujer cargando todas estas palabras encima? ¿Cómo no trasmitir lo mismo a nuestras hijas? De allí surgió “El Listón Rojo”. “La niña que está menstruando es como un arco iris porque toca tanto el cielo como la tierra”. el proverbio de Australia

“El Listón Rojo” es un encuentro de mujeres o de madres e hijas para: escuchar y contar cuentos que ayudan a entender mejor la naturaleza femenina; compartir y reflexionar sobre el ciclo menstrual; compartir reflexiones de cómo hablar sobre menstruación; mirar el poder del ciclo femenino; crear el respeto, apoyo y amor hacia la mujer.

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Para lograrlo preparamos el espacio acogedor, seguro y lleno de respeto, y cuando el lugar está listo, lo abrimos con los cuentos narrados. Y ¿cómo lo hacemos? Justo así como lo describe Janet Pankowsky en su maravilloso ensayo Un cuento, una teoría y el silencio: Comienzo con una mirada cómplice, un juego o un canto… algo que nos acerque antes de que los cuentos sean contados, antes de que la atención sea sitiada por imágenes; algo que me permita mirar al público y reconocerme en sus miradas. Se hace el silencio sobre el blanco de la página. Ahora ellos y ellas me miran: existo; pueden imaginar historias ocultas en mi mirada, en mi forma de ocupar un lugar… Si guardara silencio indefinidamente, ¿las historias surgirían igual? Hay una emisora, muchos receptores e infinidad de posibilidades entre nosotros. Desde ahí se van tejiendo las historias: imágenes y emociones detonadas por la articulación de palabras” (Pankowsky, 2016). “El Listón Rojo” es un encuentro de mujeres: nos miramos, nos escuchamos y nos contamos cuentos e historias personales. Empezamos con la página en blanco y la llenamos con recuerdos, pensamientos, emociones, promesas, dolores y sueños. Abrimos el diálogo en cambio de “educar”, conversamos sobre el ciclo femenino de manera natural como de cualquier otro tema, buscamos las palabras adecuadas que permiten expresar nuestras preocupaciones y deseos. Por un lado, nos ayudan los cuentos llenos de magia y metáforas. Estos cuentos transmiten la información que necesitamos en cada momento preciso de nuestras vidas. Y lo hacen de manera sensible y bella. Aquí y ahora. Además el lenguaje metafórico de los cuentos facilita que las imágenes nos lleguen con más sentido y profundidad (Trepat, 2014). También necesitamos cuentos que nos hablan en positivo sobre el ciclo femenino, en cambio de concentrarse en los problemas. No es nada fácil encontrar el cuento adecuado. Hay que dedicar mucho tiempo a la búsqueda entre la tradición oral, cuentos populares de diferentes culturas e historias escritas o dibujadas

por

los

artistas

contemporáneos.

Y

hay

que

hacerlo

con

mucha

sensibilidad, sinceridad e humildad. 18


Al final del encuentro siempre compartimos las palabras que cada una de nosotras lleva consigo del “Listón Rojo”. Me gusta apuntarlas para después volver a leerlas, son muy poderosas: belleza, naturaleza, enraizamiento, conciencia, hermandad, alegría, sensibilidad, colores, libertad... “Cuando te di a luz, tomaste un pedazo de mi corazón y ahora andas con él, quién sabe dónde. Es un sentimiento muy extraño cuando tu corazón está fuera de tu cuerpo y ni siquiera sabes dónde. ¿Quizás se ha ido al río en bicicleta? ¿Quizás se fue a visitar a María del primer piso? O ¿quizás no a María sino a Juan? ¿No será demasiado joven para eso?”... Bargielska, Chmielewska (2016) A algunos de nuestros encuentros invitamos a madres con sus hijas de 8 a 12 años. “El Listón Rojo” se convierte entonces en “El Listoncito Rojo”: la celebración de la primera menstruación (la menarquía). La menarquía marca simbólicamente el paso de la etapa infantil a la etapa fértil y debe ser acompañada con atención muy especial. Nos dice Ana Salvia Ribera, la autora del libro Viaje al Ciclo Menstrual: Muchas niñas siguen viviendo este momento con mucha ansiedad. (...) no reciben una buena educación respecto a las características del ciclo menstrual, reproduciendo la mala relación que muchas madres tienen con su regla. Toda esta información sobre la sexualidad de la mujer debería llegar de forma natural, a través de la convivencia con mujeres en etapa fértil que están viviendo estos procesos cotidianamente (Trepat, 2014). Durante “El Listoncito Rojo” intentamos capturar esos valiosos momentos de convivencia entre madre e hija – cuando una dedica su tiempo y atención exclusivamente a la otra– y entre niñas y mujeres. La idea del encuentro sigue igual: nos miramos, nos escuchamos, nos contamos cuentos e historias personales, creamos algo juntas. Eso, tan simple y tan básico, siempre crea la magia. La vemos en las lágrimas de la mamá que aparecen cuando ella le susurra un “te amo” al oído de su hija. La vemos en la alegría de la hija al regalar a su mamá una pulsera recién tejida de

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hilos rojos. La vemos en los ojos abiertos de todas cuando escuchan cuentos. La magia está también en las emociones que acompañan a cada historia personal... Pero hay algo más que nunca deja de sorprenderme. Antes de despedirnos del “Listoncito Rojo” siempre compartimos algunas reflexiones: las mamás expresan sus ideas, hablan también las niñas. Por lo regular cada una de las mamás tiene su opinión y su punto de vista personal y distinto a las demás. Pero, curiosamente, las niñas casi siempre dicen lo mismo, como si hablaran con una sola voz: “lo que más me gustó en este encuentro fue el tiempo que pude compartir con mi mamá, me encantó todo lo que juntas hicimos aquí”.... Teniendo bien presente esta conclusión podemos volver a mirar los dones de los cuentos y sin dificultad ninguna elegir el don más importante de todos: el don del afecto. Porque contar y escuchar un cuento significa pasar el tiempo de calidad juntas. Porque contar un cuento es una manera de decir: te quiero. Y así poder descubrir la belleza y el poder del ciclo femenino. Juntas. Referencias Abril P. (2014). Los dones de los cuentos. Barcelona: Ediciones Octaedro, S.L. Bargielska J., Chmielewska I. (2016), Obie. Lusowo: Wydawnictwo Wolno. Galeano E. (2001). Las palabras andantes. Buenos Aires: Catálogos S.R.L. Pankowsky J., Un cuento, una teoría y el silencio. Recuperado el 28 de agosto de 2018, de https://linternasybosques.wordpress.com/2017/10/17/la-narracion-oral-sucede-en-lamirada-de-quien-escucha-janet-pankowsky-un-cuento-una-teoria-y-el-silencio/ Survival International, Heroínas Indígenas. Recuperado el 28 de agosto de 2018, de https://www.survival.es/galerias/diadelamujer Trepat Casanovas C. (2014). El tesoro de Lilith. Un cuento sobre la sexualidad, el placer y el ciclo menstrual. Gráfica Cayfosa (Impresia Ibérica).

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Cómo se forma un narrador oral en áfrica Boniface Ofogo Camerún Resumen La pervivencia de la oralidad en las culturas africanas se debe a que esa forma de comunicación constituye la esencia misma de los pueblos africanos. El africano no es nada sin la palabra oral; la palabra oral es la que le da sentido, peso y orientación a su vida. Aquí intentamos analizar el fenómeno de la oralidad, partiendo de sus manifestaciones cotidianas. Palabras claves: tradición, oralidad, ritual, proverbio, ancianos.

Introducción La formación de un narrador oral en África empieza desde el mismo momento en el que nace. Todas las actividades en las que participa, o a las que asiste, tienen la finalidad de hacer de él un buen orador. Los cuentos y leyendas no son un hecho aislado. Forman parte de lo que se podría denominar como “la cultura de la palabra”. I. La cultura de la palabra y de la transmisión oral 1.1. El papel de los ancianos en la preservación de la memoria

-“En África cuando muere un anciano, es una biblioteca que se quema” Ahmadou Ampaté Ba “Dios creó al hombre y a la mujer para que le cuenten cuentos a él” Proverbio africano

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Las sociedades tradicionales africanas se articulan en torno a la figura de los ancianos. Ellos son las personas más importantes en cada tribu y en torno a ellos gira la vida diaria. Esto es así porque, al ser sociedades de tradición oral, existe la convicción de que ellos constituyen la memoria colectiva de la sociedad. Las familias más prestigiosas son aquellas que cuentan con las personas de más edad. La memoria de los abuelos es, de alguna manera, la memoria de la tribu. 1.2. El ritual de la palabra… Al principio fue el verbo. - Los rituales juegan un importante papel antropológico como elemento unificador de los grupos tribales. Asimismo, contribuyen a fortalecer y dar cohesión a los grupos humanos. Nosotros somos seres de palabra. - La palabra oral tiene un profundo significado en una sociedad de tradición oral. Ella es la que construye, transforma y también destruye la realidad. En una sociedad de tradición oral, lo que no se dice o no se nombra, no existe. Y todo lo que se dice toma cuerpo, cobra vida. La condena al silencio supone la muerte civil del individuo. En algunas sociedades de oralidad, el peor castigo al que se puede condenar a alguien es a no dirigirle la palabra. La preeminencia de la cultura de la palabra oral en África convierte al mejor orador en la persona más respetada de la tribu. En una cultura así, el Hombre tiene el mismo valor que su palabra. Si es un hombre de palabra, será muy respetado. Y si no es un hombre de palabra, será despreciado por la comunidad. -Las sociedades de oralidad primaria, es decir, la oralidad que practican aquellos que únicamente se comunican por medio de la palabra oral, se diferencian de las sociedades de oralidad secundaria. En esta última categoría, algunas personas saben leer y escribir, pero recurren circunstancial y ocasionalmente a la palabra oral como modo de comunicarse (este es el caso de los narradores urbanos de hoy). Los participantes a este diplomado pueden ser considerados como adeptos de la oralidad secundaria. - La palabra es también un modo de sanación. En la oralidad primaria, los miembros de la tribu o del grupo determinado tienen fe en lo que se pronuncia y se proclama. Por eso

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dan una gran solemnidad al uso de la palabra oral, porque saben que todo lo que se dice cobra poder y vida.

II. Algunas manifestaciones de la oralidad cotidiana en áfrica 2.1. Veladas en torno al fuego, o a la sombra del árbol de la palabra

En ese tipo de veladas y reuniones, suelen cobrar protagonismo todos los géneros propios de la oralidad como los cuentos tradicionales, las leyendas, los mitos, las epopeyas, los proverbios, los refranes y las adivinanzas. Proverbio: Si tu vecino tiene más pelo que tú, no merece la pena envidiarle, porque seguramente tiene más piojos. 2.2. Cantos, canciones de cuna: la importancia de la oralidad en la música africana moderna La música y el canto marcan el ritmo de la vida cotidiana en África. No hay evento ni ceremonia que se pueda celebrar sin el compás que marca el canto. Así, hay un tipo de música para cada ocasión: para la caza, para los matrimonios, para la siembra y la cosecha, para los entierros, para los nacimientos, para los nacimientos de los gemelos, etc. Los cuentos tradicionales también contienen cantos que los protagonistas ejecutan para marcar el ritmo de la historia. Cuando un protagonista de un cuenteo tradicional africano realiza un viaje en busca del objeto sagrado, suele ir cantando. Y esos cantos tienen un significado, un contenido poético y semántico; en ellos el protagonista suele proclamar su condición, sus propósitos, su desgracia o su fortuna. Por otra parte, las canciones de cuna son los primeros cuentos que escuchan los recién nacidos, y a veces también los nonatos. En las culturas de tradición oral las nanas ejercen una gran importancia en la crianza de los niños. Son una genuina manifestación de ternura y amor hacia el recién nacido. Al escuchar la voz melodiosa de su mamá o de su 23


nana, el recién nacido suele por lo general quedar hipnotizado. Esta hipnosis no se debe a que el niño entienda el contenido de la canción, sino más bien por la melodía de la música y la caricia que supone la suavidad de la voz. En las aldeas africanas, cada recién nacido tiene a su propia nana, que por lo general suele ser una mujer de la familia o del vecindario. Al convertirse en adulto, la persona mantiene vínculos de especial cariño con su nana. Es el mismo tipo de vínculo que se establece con la persona que nos contaba cuentos cuando éramos pequeños (la famosa “corriente de simpatía de la que habla Sara Cone Bryant en su libro El arte de contar cuentos). Otro ejemplo: Las nanas negras de las que habla la narradora colombiana Amalia Lu Posso Figueroa, que la criaron en su Chocó natal, y que constituyen una herencia africana en esa zona de Colombia. La fuerza de la música tradicional africana es tal que la mayoría de nuestros músicos contemporáneos, algunos de fama mundial, proceden de esa tradición: nunca fueron a una escuela de música, no pueden leer una partitura y sólo componen de oído (Salif Keita, Youssou N‟dour). Muchas de las canciones de ese tipo de músicos suelen contar historias (cuentos) o simplemente son nanas que ellos recuerdan de su infancia. 2.3. Ritos, rituales y ceremonias: palabra sagrada y palabra profana En los ritos, rituales y ceremonias tradicionales se pone en marcha la palabra en su vertiente sagrada. En esta ocasión, sólo las personas iniciadas pueden hacer uso de la palabra, y las que se pronuncian en esta circunstancia, cobran el carácter de sagrado. Al revés, la palabra de los cuentos es una palabra más democrática, es decir, que cualquiera puede hacer uso de ella. No es patrimonio de nadie en concreto, ni siquiera del griot. Sin embargo, existe un tipo de epopeyas sagradas que sólo puede ser narrada por una persona iniciada, que la acompaña con un instrumento también sagrado. Ejemplo: el “mvet” entre los Fang de Camerún, de Guinea y de Gabón; la Epopeya Mandinga en Mali y Senegal, la epopeya de Chaka Zulú en Suráfrica.

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III. Instituciones que mantienen viva la cultura de la palabra 3.1. El árbol de la palabra En la mayoría de las aldeas africanas, existe un árbol destinado a tal fin. Suele ser un baobab, árbol simbólico y longevo que, según cuentan las leyendas, se parece mucho al ser humano (consultar el libro Mis cuentos africanos de Nelson Mandela). El árbol de la palabra es el lugar donde, en grupos de edad, acuden los aldeanos para rendir culto a la palabra: para contar historias, para resolver conflictos o simplemente para conversar. En algunas zonas de la selva, como por ejemplo en Guinea Ecuatorial, donde son frecuentes las lluvias tropicales, tienen la alternativa de la Casa de la Palabra (“Aba‟a”). 3.2. El griot El griot es una reminiscencia del África más ancestral, anterior a las formas de comunicación moderna. Es la memoria del pueblo, su biblioteca, su conciencia. El griot es quien mejor conoce la historia de la tribu, la genealogía de cada familia; a la vez, es el cronista social y político de la aldea. Pertenece a una casta de griots. Uno no se convierte en griot de un día a otro, sino que desde su mismo nacimiento, su papá, griot él mismo, ya empieza a iniciarle en las habilidades que debe manejar un griot. El griot es el equivalente del juglar medieval en la cultura peninsular. Es necesario subrayar que el griot es, ante todo, un gran artista: sabe cantar, tocar varios instrumentos rituales, bailar, recitar poesía y epopeyas. Muchas de las genealogías de los difuntos se hacen en forma de canto de alabanza. La mala utilización política de esta figura, por parte de algunos líderes y gente adinerada, pone en peligro su independencia y su dignidad, así como su carácter de patrimonio común. Ejemplo: El caso de Jobarteh Tormenta, el único griot blanco. Viajó a África desde su Alemania natal hace treinta años, para aprender a tocar la kora, que es un instrumento de cuerda tradicional. Allá, un griot le adoptó como su hijo, puesto que se trata de un arte que 25


se transmite de padres/madres a hijos o hijas. Su proceso de iniciación duró cinco años, y hoy en día se ha convertido en el único griot blanco, el único blanco que toca ese instrumento sagrado.

3.3. Las ceremonias fúnebres Durante las ceremonias rituales, se despliega el potencial poético y de sabiduría de los pueblos africanos. Para evocar oralmente la memoria del difunto, y prepararle para su último viaje, la gente hace gala de todo su poder de expresión. Aquí no escatiman recursos poéticos, cantos y oraciones fúnebres. Todas esas ceremonias parten de la premisa de que la muerte nunca es el final de nada, sino que se trata de un tránsito hacia el mundo de los muertos, que velan sobre los vivos. Los muertos nos escuchan, nos protegen, incluso se pueden comunicar con nosotros a través de mensajes codificados. Por eso se les habla, se les pide amparo, incluso se les manda recados a los familiares fallecidos con anterioridad. 3.4. El consejo de ancianos El máximo órgano colegial que manda en las aldeas africanas es el Consejo de Ancianos. Sus miembros suelen ser elegidos entre las personas de más edad, que demuestren especial habilidad en la oratoria, en su sabiduría y su carácter apacible. Sus competencias son varias: resolver los conflictos interpersonales, tomar las decisiones que afectan al futuro de la comunidad, pronunciarse sobre los noviazgos y matrimonios, etc. Sólo trabajan con la memoria: la individual y la colectiva. Conclusión África sigue comunicándose con la palabra oral. Es legítimo pensar que esta forma de comunicación es una forma de resistencia cultural. En la era de la comunicación digital, los africanos, sobre todo aquellos que viven el mundo rural, es decir, el ochenta por ciento de los africanos, recurren a la herramienta básica que es la palabra oral. La competencia humana básica de un africano sigue siendo la palabra, porque el africano sabe que es el único ser vivo capaz de articular palabras. Y que se nombra cobra vida. Y lo que no se dice, 26


no existe. ¿Por cuánto tiempo va a sobrevivir esa manera de comunicarse en África? Mientras las nuevas tecnologías lo permitan. Por suerte o por desgracia, la inmensa mayoría de los africanos aún viven ajenos a esta nueva era.

Bibliografía Eliade, M. (1983). Mito y realidad. Madrid: Guadarrama, pp. 283. Ong, W. (1996). Oralidad y escritura. México: Fondo de Cultura Económica, pp. 190. Bryant, S. (1992). El arte de contar cuentos. 11ª ed. Barcelona: Hogar del Libro (Colección Navidad; 70). Ampate bah, A. (2010). Cuentos de los sabios de África. Barcelona: Paidós.

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Más que un cuentito Martín Céspedes Vargas Bolivia Resumen El uso de la palabra como elemento esencial de la narración oral escénica demanda una alta responsabilidad de las y los narradores orales, en cuanto al sentido global de su trabajo. Lastimosamente no todas ni todos los narradores hoy en día tienen la conciencia de lo que se dice y cómo se dice, ni del impacto de esa su palabra en quien escucha, no sólo desde el ámbito psicológico-espiritual sino también desde lo fisiológico y neuronal. El sentido del oficio como cuentacuentos implica hacer un proceso de autoconocimiento personal y clarificar qué necesito y quiero decir al mundo. Narrar cuentos es un acto político, así como la música y otras expresiones que nos acompañan desde el cotidiano, porque desde la profundidad, la denuncia e incluso desde la banalidad o la indiferencia, las historias que contamos pueden mantener el estado actual de las cosas o cuestionarlo o pretender transformarlo.

Palabras claves: Narración oral, transformación, impacto neuro-psico-fisiológico

Muchas veces escuché decir: ¿te puedes narrar un cuentito?, Felicidades por tu cuentito, o incluso: vengan pues, les voy a echar un cuentito… y tengo la sensación que el uso del diminutivo no es precisamente muestra de afecto, sino, muy en el fondo, de menoscabo e incluso de menosprecio hacia las historias que contamos… es como decir ahí va caminando el cieguito. No es que a una persona ciega se la quiera insultar ni menos denigrar, pero en el fondo trasluce un sentido de poder, de superioridad, un sentimiento de lástima hacia una persona con discapacidad y por tanto de menosprecio. ¿Será que con el cuentito pasa lo mismo? 28


Que no se me juzgue como paranoico o fan de las teorías de conspiración. Sin embargo, me pregunto ¿Hasta qué punto las y los cuentacuentos somos responsables de esta situación, hasta qué punto somos realmente responsables de lo que narramos y le damos el valor que se merece a cada historia, independientemente de su público meta, de su género, de su poética? ¿Cómo nuestra vida, nuestros pensamientos, nuestros sentimientos se permiten traslucir a través de las historias que narramos? A falta de una escuela o puntos de anclaje más sistematizados, eso lo vamos descubriendo, o al menos yo lo fui descubriendo, a golpes de la vida. Posiblemente a ti también te ha pasado… llega un momento en la vida en que uno/una hace un flask back, una mirada hacia atrás, un proceso de regresión reflexiva acerca de la vida misma y te dices: “no me han pasado cosas interesantes, no me ha pasado casi nada”. Fue hace como unos años que me dije: Y sí… tengo trabajo, básicamente vivo de contar historias, hago lo que me gusta, tengo una relación estable, una familia, amigos, pero siento que no pasa nada. Que estoy sumergido en ese incómodo stato quo… Sentía la necesidad que algo me sacudiera. Y la vida es sabia o muy tonta que lo toma todo literalmente. Como en abril de aquel año, creo que fue el 2013, hice un trabajo para una campaña de vacunación dictando talleres teatrales a conscriptos en cuarteles de todo el país. Subcontraté a varios colegas actores, pero por falta de previsión en una cláusula del contrato, al final terminé pagando yo a mis compañeros… perdí mucho dinero, como nueve mil bolivianos, el equivalente a 1.500 dólares. Cosa que nunca antes me había pasado. Tres meses después, se realizaba la entrada folklórica universitaria, un desfile folklórico que mueve 70.000 bailarines y por supuesto mucho público y mucha bebida. Yo ni fui, pero un amigo que andaba cerca de mi casa me llama y me dice: vamos a cenar. Yo vivía cerca de donde finalizaba ese desfile folklórico y en el camino nos cruzamos con un numeroso grupo de jóvenes alcoholizados que nos sacaron la mugre a golpes, sin razón alguna porque ni nos robaron nada. Terminé ahí todo fracturado y con algunos traumas nocturnos. Otros tres 29


meses después, mi casa se cae. Así tal cual. Vivía en un pequeño departamento, detrás una gran constructora había comprado como tres terrenos y estaba excavando para construir un gran edifico de veintimuchos pisos…; pero esa excavación no tomó las debidas precauciones, provocó la caída del pequeño edificio de mi dueño de casa y eso arrastró la casa donde yo vivía. Curiosamente no perdí ningún objeto de valor, sin embargo, quedarse sin casa de la noche a la mañana no había sido nada divertido. Por último, al poco tiempo, mientras corría por las callejuelas de La Paz bajo una intensa lluvia, alcanzo a escuchar el crujido de algo quebrándose y la cornisa de una casa antigua cae a medio metro de mi humanidad… ahí fue cuando paré y dije: “¡Si lo sé… en mi vida si pasan cosas, perdón, mejor dicho: gracias… graciaaaas!” -yo soy politeísta así que me imagino que se lo dije a todo mi panteón de dioses-. Y quizás alguno se esté preguntando… y donde está metido el tema del cuento en todo esto. Pues precisamente, el cuento está metido en todo lo que les acabo de relatar, porque sin las vivencias… malas o buenas… nadie podría seguir contando. Porque son las experiencias las que hacen a uno narrador, y hacen que narres el cuento que narras. Por mucho que cuentes caperucita roja, son las experiencias -cuando las pasas por el corazón- y la conciencia de lo que quieres decir las que te hacen elegir precisamente ese cuento para compartirlo. Por atrás de cada cuento de nuestro repertorio, debiera haber una historia que la sostenga. De ninguna manera me refiero a que todo deba pasar por el filtro intelectual ni mucho menos terapéutico, dimensiones bien valiosas. Me refiero a que si uno tiene claro cuál es la estrella guía, el o los propósitos de mi labor como narrador oral, pues las historias hablarán por sí mismas, independientemente si hoy cuento una de terror, mañana de amor, pasado de animalitos. Pareciera que es una verdad de Perogrullo, pero debo confesar, que a lo largo de estos años de transitar la cuentería, encontré muy pocos narradores y narradoras preocupadas en profundizar, en encontrar a qué necesidad interna, social, literaria o no sé qué… realmente está respondiendo su trabajo. ¿Qué realmente quieren decir con su trabajo?

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No estoy haciendo ningún juicio de valor y tampoco jerarquizando propósitos o intereses. Lo que digo es que asumamos la responsabilidad de lo que contamos y cómo contamos, porque en definitiva subirse al escenario es un poder, es un acto político, aun en la indiferencia o en la banalidad es un acto político y, como todo acto político, se busca o el mantenimiento del estado de las cosas, la agitación o la transformación. Depende de cómo cada quien vea el mundo. Pero la responsabilidad había sido bien grande. Cuando me pasaron todas esas situaciones que les relaté, fue cuando aprendí a decir no. No a las cosas que me estresan, no a los trabajos que no quiero hacer, no a enfermarme con personas ni con instituciones tóxicas. Ahí fue cuando aprendí a decir si, si a mí mismo. Y estoy seguro que ahí fue cuando aprendí a disfrutar del festival que coordino, a tener claro lo que quiero contar y para qué quiero contar. Porque descubrí que no cuento historias para sobrevivir a este “terrible” mundo, sino para hacer valer cada minuto de este vivir, para vivir plenamente. Pero a ver, veámoslo por otro lado: ¿acaso es necesaria esa pregunta?, ¿será que los bailarines se preguntan para qué bailan?, ¿será que la respuesta apela al ombligo de uno mismo? y la respuesta sea: “pues para sentirme lleno de vida, para expresar lo que siento, porque el arte es vida, porque es bien lindo…”. Estas respuestas pueden ser válidas, pero tengo la impresión que no trascienden. Y me puse a investigar, hasta neurociencia y neurolingüística leí, y fui descubriendo que cada palabra que proferimos tiene un impacto en quien escucha, que hay un efecto no solo psicológico o mental que puede ser lo obvio, sino incluso hay un efecto físico en quien escucha. Las palabras pueden dejar huellas profundas que determinen la conducta del individuo a lo largo de su vida. Según las investigaciones del Dr. Ricardo Castañón, es

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científicamente comprobable el impacto neuro-psico-fisiológico de las palabras en nuestros repertorios conductuales cognitivos y espirituales.1 Las teorías del sonido nos hablan de los efectos de las frecuencias sonoras en el ser humano a nivel físico, psíquico y biológico2. No deja de ser interesante preguntarnos ¿en qué frecuencia contamos?, ¿cómo nos perciben los escuchas? También son válidas y muy interesantes las conocidas investigaciones de Masaru Emoto y el impacto de las frecuencias sonoras de la música y las palabras en la estructura molecular del agua y como los seres humanos nos componemos de un 70% de agua, pues… hasta parece obvia la importancia de estar conscientes de lo que escuchamos. Las cosmovisiones indígenas a lo largo y ancho del mundo también nos tratan de hacer recordar la importancia de saber hablar y saber escuchar. Los guaraníes afirman que en el principio no existía nada, entonces los dioses tuvieron necesidad de que se les nombrara y crearon -en primer lugar- la palabra, pero no había dónde habitara, entonces crearon -recién- el mundo, pero no había quién la cantara, por tanto crearon a los pájaros cantores, pero no había quién la escuchara y la dijera, entonces -recién- nos crearon a los seres humanos. Por eso, dicen los abuelos guaraníes hay que tener mucho respeto por la palabra porque es sagrada, porque vino antes que nosotros y nosotras3. Estar conscientes de lo que escuchamos y estar conscientes de lo que hablamos, la carga de responsabilidad había sido importante. Esa redundante pregunta ¿para qué cuento? retornó a mí con más fuerza. Por eso mis historias, ahora, en este momento de mi vida, tienen mucho que ver con el respeto al otro, a quien viene de afuera, a quien tiene alguna discapacidad o al que simplemente piensa o es diferente de cualquier manera. Trato de revalorizar esa palabra tan malgastada y tan difusa -tanto como amor- que es la palabra respeto. También cuento

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CASTAÑÓN GÓMEZ, Ricardo. “Cuando la palabra sana”. Centro Internacional de Estudios Humanos/Grupo Internacional para la Paz. La Paz, 2012. 2 www.sonidosbinaurales.com 3

ALBO, Xavier y otros. (1990). LOS ROSTROS INDIOS DE DIOS. CIPCA - HISBOL.

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historias que revalorizan una identidad cultural y otras que cuestionan la historia oficial recontándola. Si como cuentacuentos somos capaces de conmover, de mostrar otras formas de ver las cosas, de remover recuerdos, de provocar cambios de actitud en la gente -y ojo con lo que digo porque eso es fuerte… cambios de actitud…- entonces lo que hacemos es pues más que narrar un cuentito. Hace unos años nos invitaron en La Paz, a contar en los buses municipales como personajes-narradores. Yo hice de caballero antiguo de principios del siglo XX y mi compañera de dama antigua. Como en toda ciudad, en horas pico los buses estaban abarrotados, pero lo que me parecía increíble es que, a pesar del ambiente saturado, del evidente cansancio cotidiano, la gente nos escuchaba, los jóvenes se despojaban de sus audífonos, guardaban el celular o grababan y la gente nos respondía. Fue una experiencia maravillosa. En una ocasión, al finalizar mi recorrido en un barrio alejado, una señora se me acerca y me pregunta si tengo unos minutos antes de mi viaje de retorno, y sí… tengo 15 minutos -le respondo. Y la señora me invita a su casa, me dice que vive aquí cerquita, yo la miro como sospechosa, pero ella insiste y bueno, acepto. Caminamos unos metros y llegamos a su casa que destacaba de las demás porque tenía como 3 pisos y un par de autos en el garaje. Y desde el pasillo percibo algo distinto, sendos cuadros de la época colonial en las paredes me daban la bienvenida y eran cuadros originales, los pude reconocer. Me hizo pasar a una pequeña habitación y era todo un pequeño museo, atiborrado de objetos antiguos, originales y presumo muy valiosos. Desde pequeñas estelas de piedra de la cultura tiwanakota, una de las más grandes culturas de Sudamérica de la era pre-incaica, casullas y manteles bordados en hilos oro y plata. Katanas originales. Pistolones antiguos etc., etc., etc. Leo de reojo en un cuadro un diploma el apellido Patiño y presumo que la señora algo tendría que ver con Simón I. Patiño, uno de los hombres más ricos del mundo en la década de los 30, por su posesión de minas de estaño. La señora me manifiesta que, al haber escuchado los cuentos en el bus, se reavivó su deseo de abrir esos tesoros que poseía a la comunidad, pero contando sus historias, lo cual me pareció maravilloso. A lo que se autocomprometió a investigar sus procedencias y la forma en que llegaron a parar a su familia. 33


En el mismo trabajo, a mi compañera le pasó algo curioso también. Al terminar su recorrido en el centro, un anciano levanta su mano y le dice: ya que usted nos regaló tan lindas historias, yo quiero regalarle algo. Saca una maleta debajo del asiento y de la maleta, un acordeón y empieza a tocar una canción muy conocida, dedicada a la mujer paceña. Todos los pasajeros del bus se ponen a cantar y aquel bus se convierte en un bus cantarín mientras va llegando a la parada final; las lágrimas de mi compañera no paraban de rodar de la puritita emoción. ¿Qué hace que una persona invite a su casa a un extraño que ya no es tan extraño porque le escuchó contar?, ¿qué hace que los pasajeros de un bus público se pongan a cantar al unísono en el centro de una ciudad? La responsabilidad de quienes tenemos la fortuna de pararnos al frente y contarles algo es bien grande, porque tenemos la oportunidad de transformar. Con toda seguridad, otras de miles estampas y más profundas tendrán mis compañeras y compañeros narradores. Se trata de tener conciencia al momento de contar, pero no una conciencia disparada al aire, sino la conciencia de hacerse cargo de lo que uno dice, porque ese cuento refleja lo que uno piensa y lo que uno siente y lo que uno quiere decirle al mundo. Alguna vez, ante una observación mía a un colega sobre un pasaje que me pareció machista y racista, éste me reclamó: “aggg, pero es sólo un cuento, qué tanto lío te haces”. Pues no, no es solo un cuentito. Misma responsabilidad tendrá una maestra de escuela o un padre de familia, cuando hace escuchar a su niño uno de estos reguetones de moda o un “arroz con leche”. La música como las historias, el arte en general es vehículo de sostenimiento de estados de poder en nuestra sociedad, solo estando conscientes de su importancia seremos responsables en mantener esos estados de poder, cuestionarlos o intentar transformarlos. Pero quienes escuchan también tienen su dosis de responsabilidad, así que si nos preocupamos de la música que escuchan o de los programas de televisión que ven nuestros hijos, igual deberíamos preocuparnos de las historias que escuchamos, no para censurar, sino para cuestionarnos. Señores padres, señoras madres, tíos, abuelos, niños, jóvenes,

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exíjannos a los narradores, cuestiónennos por favor, porque esto se trata de mucho, de mucho más que un cuentito.

No es culpa del WiFi, es misión de quienes narramos historias Mauricio Patiño Acevedo Cedar city, Utah, EEUU.

Resumen El oficio de contar cuentos –tanto el de herencia milenaria que reposa en nuestro ADN desde el primer fuego, como su versión contemporánea fruto de la formación artística– se encuentra hoy ante el gran reto de seguir activando aquel mecanismo instintivo que nos permitió dar el paso de animales a seres humanos; ayudándonos a establecer sentidos comunes que posteriormente nos permitieran la vida en comunidad y a partir de allí la aparición de las primeras civilizaciones. Este vertiginoso devenir evolutivo nos tiene ante un presente donde las narrativas sobreabundan, su complejidad sigue creciendo y los formatos a través de los cuales accedemos a ellas son los más diversos. Pero ¿por qué –aun así– nos sentimos desconectados? No es culpa del WiFi… Socialización de una metodología práctica fruto de un proceso personal que busca reestablecer el vínculo original narrando historias para una generación hipertextual. Reporte temprano de una construcción en proceso.

Palabras clave: Anecdotario, hipertextualidad, empatía, etnografía, dramaturgia.

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Desarrollo Primero, anunciemos la perspectiva desde la que se escribe este texto: la de un optimista involuntario; nos encontramos ante alguien predeterminado a mirar las oportunidades que esconden las crisis. El motivo es simple: una y otra vez las historias se inclinan hacia el mejor final, sin importar lo lejano que el héroe pareciera estar del clímax. De aquí que en los postulados a seguir apelemos a la construcción sin dejar de reconocer los paradigmas disruptivos de nuestro tiempo, sin reparar en las posturas que ven el apocalipsis desatarse desde la minúscula pantalla de un dispositivo móvil, en vez aprovechar su potencial. Segundo, cambiemos la primera persona del plural por la del singular pues voy a compartir un poco de mi proceso de búsqueda de los últimos años y, por lo tanto, recaeré copiosamente en la anécdota, en los hallazgos diarios, en mis dolores y satisfacciones, en lo que me ahoga y lo que me ilumina. En agosto del año 2013 me mudé de Medellín a Bogotá, pasando de una ciudad de tres millones de habitantes a una de diez, y por primera vez en la vida me sentí tediosamente solo. Algo más sucedió: interrumpí el ritmo vertiginoso de presentaciones que había iniciado desde mediados del 2002, cuando conté por primera vez al concluir el primer semestre en la Escuela de Cuentería y Oralidad de Medellín, con sede en la Corporación Cultural VIVAPALABRA, bajo la dirección artística de Jota Villaza y la docencia de grandes narradores como Robinson Posada y María Teresa Agudelo, entre otros. Aprendí a contar cuentos en las tres sedes de aquel teatrico que abrió sus puertas desde 1997 a la narración oral y se mantiene hasta el día de hoy. Así que once años después de mi primera contada, mientras desempacaba mis maletas en un apartamento ubicado en el barrio La Macarena, al extremo centro oriental de la capital colombiana, pensaba con desánimo que mi proceso como narrador se iba a estancar por el hecho de alejarme de los escenarios por un largo plazo por primera vez. Lo que entendí meses más tarde fue que dicha pausa sirvió para dejar que se calmara un poco la corriente, que se asentara el sedimento y poder ver así cuánto oro había 36


quedado en la batea y qué era lo que iba a dejar correr río abajo; lo que pensé iba a ser un tiempo muerto cumplió la función de hacer explícito lo aprendido y me permitió capitalizar así mi experiencia priorizando mis verdaderos intereses. Me tomé el tiempo de revisar lo que venía haciendo y de tratar de entender por qué lo hacía, y lo más importante: ¿cómo lo lograba? Reconocí los referentes interdisciplinarios que influencian mi estilo y los narradores naturales que desde la cotidianidad me han enseñado siempre cómo es que se narra la vida real (como mi padre y el grupo de amigos del barrio); entendí el poder impresionante que brinda entender la estructura de las historias leyendo a Robert McKee y viendo series en Netflix bajo su lupa; tomé nota, encontré patrones, desenmascaré giros dramáticos alrededor del minuto 25 de las películas y hasta me aventuré a escribir borradores de guiones Hollywoodezcos. Lejos de casa me reconcilié con mis raíces rurales y urbanas, locales y a la vez globalizadas y sembré un jardín en una ventana en La Candelaria y otro en una terraza en La Macarena; volví a ser espectador (de cine, de teatro, de cuentería, de música, ¡de la vida!) y disfruté de nuevo de las historias sin estar tomando nota de los desplazamientos escénicos o de la dicción del narrador para luego intentar expresar en cifras si un estudiante podía o no pasar al nivel avanzado de la escuela de cuentería. Y finalmente –fruto de la comprensión de algunas técnicas y teorías– logré conciliar en un mismo discurso la irreverencia sorpresiva de la creatividad con la fortaleza argumentativa y conceptual que me brinda mi formación profesional en comunicaciones. In other words… maduré un poco. ¡Casi no me vuelvo a parar en un escenario! Ahí fue que la poética de la vida me llevó a hacerlo en los legendarios espacios universitarios de Bogotá, donde muchos de los narradores más representativos del país iniciaron su camino. Así que sin escritura previa o ensayo le susurré mis experiencias directas con la violencia del narcotráfico al viento de los cerros orientales que refresca el almuerzo de los estudiantes de la Javeriana, mientras me presentaba en su plazoleta de arquitectura, y paseé mis tenis rojos por el piso adoquinado de La Perola en la Universidad Nacional, aprovechando la complicidad de los mermados asistentes de este otrora multitudinario espacio para develarles los detalles de „aquel viernes‟ en el barrio en que casi nos matan a los parceros y a mí por el sólo hecho de vivir

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unos metros más allá de las escasas cuadras que conforman la cosmogonía del dueño del arma, en una noche de skateboard, rock, hip-hop y dancehall. Conté también mis historias africanas y de gitanos, mis versiones de autores literarios y mis autorías, y me conté a la vez en ellas. Dejé de esconderme en la selección o detrás de un personaje. Resalté más mis acotaciones y me permití dejar los verbos colgando del hilo de la narración por un momento para darnos el regalo de la descripción en vivo de las imágenes internas que quería comunicar, de cómo las historias habitaban en mí. ¿Y el público? Chateando… pero por eso no dejaban de estar enganchados con la historia. El narrador de historias debe hacer su labor completa; como Cleto, el panadero de mi barrio, que madrugaba a hornear antes de que amaneciera y cerraba su panadería justo antes de la cena, cuando ya todos los vecinos habíamos comprado lo que íbamos a usar durante el día: buñuelos calienticos para el desayuno, galletas de coco para el postre del almuerzo y croissants para el algo. Hornear y también vender; contar, sin olvidar con(ec)tar. A mí me gusta contar porque me hace viajar, la mayoría de las veces soy yo quien va hacia el público, es decir, son las historias las que llegan y lo mejor de todo: se quedan en el público y regresan con aquello que este nos entregó. Después del despegue voy marcando con un resaltador imaginario las calles y lugares de cada nueva ciudad que ahora reconozco desde el cielo; cuando por fin caigo en cuenta de la despedida, voy fijando los nombres de las nuevas amistades con post-its mentales sobre ese mapa en tiempo real que son las ciudades vistas desde el avión, justo antes de perderse bajo las nubes, mientras voy rumbo al siguiente destino. Me gusta contar porque son dos viajes, el interior y el terrenal. No sólo me llevan las historias hasta los lugares en los que habitan las personas que las deben escuchar para de paso poder disfrutar además de su hospitalidad, gastronomía, paisajes y cultura; sino que para narrarlas me debo sumergir en ellas, emprender el viaje con la heroína y celebrar con ella al vencer los obstáculos, recorrer las calles a la vez en que son narradas para tener así la certeza de que no se me escape en ningún momento el hilo y le pierda el

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rastro a Ariadna. Un recorrido indelegable, íntimo aunque suceda en la tarima, frente a los otros viajeros que de la misma manera viven un periplo único. El asunto es que, generalmente, de vuelta a casa al salir por la puerta de “llegadas internacionales” no hay un tablerito con mi apellido. Es la soledad que insiste en su tedio, así venga acompañada por las solicitudes de amistad y las notificaciones de follows. ¿Cómo se sentirá entonces el espectador? Me pregunto, que abandona la sala como un ser destetado, desde el otro lado de las historias: no del nuestro, desde donde pasan los cuentos como canal sino desde el lado del que debe esperar hasta la próxima sesión (o el próximo festival) para volverse a ver con Sherezade. Mi interés es vivir las historias, por lo tanto, lo es también entonces comprender cómo las viven las personas a quienes se las cuento. Es ahí cuando me doy cuenta de que tengo que desarrollar la empatía dentro de mi trabajo artístico: cultivar una necesidad sincera de entender al otro, despertar el apetito por saber cómo y qué es lo que sienten los escuchas, interesarme en hablar en su mismo lenguaje y –poco a poco– en su mismo idioma. Hollywood lo sabe –y lo usa– desde hace más de medio siglo, y desde el nuevo milenio Facebook también lo sabe –y lo hizo rentable–, con la abismal diferencia de que hoy todos podemos llevar el cine y mil películas en el bolsillo. Pero ¿qué tiene que ver Facebook con la cuentería? A primera vista diríamos que nada, para muchos las redes sociales en plataformas digitales son enemigas del oficio (y hasta lo dicen en sus cuentas en las mismas redes, desde donde publicitan también sus presentaciones) [suspiro…]. Pero para un optimista Instagram, Whatsapp, Twitter y Facebook son un observatorio social en vivo al que accedo sin costo y desde el cual puedo enterarme de cómo piensan las generaciones de hoy, qué hacen, con quién y dónde, qué les gusta y qué no. Son además un canal directo para conectar con ellas, y lo más importante: escucharlas. Puedo enterarme de lo que sucedió –luego de la presentación– dentro del espectador (quien ya tiene un nombre para mí, además), entablar un diálogo directo, incluso luego de haber salido de su ciudad o país. Interactuar más allá del acto escénico, prolongar el instante efímero de la contada. Esto es lo que pasa cuando se empiezan a ver como oportunidades lo que a veces interpretamos como amenazas. 39


Lo hemos vivido, la mayoría de las veces no llegamos a conocer individualmente a las personas a quienes les contamos, desnudamos el alma frente a desconocidos a los que sí mucho logramos encasillar dentro de categorías abiertas: niños de primaria, vecinos de esta biblioteca, seguidores del festival… y la más imprecisa de todas: “público general”. A menos de que sea en escenarios como El living de Edel, en Santiago de Chile; el Festival Palabrages, en el sur de Francia, o en el Búho Café Cultural de Pasto, Colombia, poco estoy acostumbrado a saludar con nombre propio a los espectadores y por lo tanto a saber de estas personas algo más que la primera impresión que parecen dar. Es por eso que me esfuerzo en desarrollar el sentido de la empatía, para acercarme más a lo que realmente espera cada escucha de un contador de historias; tanto desde el saludo, el tono, el vestuario y la curaduría de los cuentos –que son elementos primarios de la conexión–, como con elementos que van un paso más allá en el camino del entendimiento mutuo, tales como la detección e inclusión de los referentes culturales necesarios para el pleno entendimiento y disfrute de la experiencia (lo que evita la exclusión intelectual), la eliminación de prejuicios que se asocian con el perfil al que pertenecen (del cual suelen salir mal librados muy a menudo los adolescentes, por ejemplo), el acercamiento de los temas, escenarios y hechos de las historias al contexto y lenguaje más cercanos para el público y, por supuesto, la disposición a la espontaneidad que me permita descifrar en el momento el estado en el que se encuentra la audiencia y estar presto además a aprovechar los efectos especiales que tan a menudo manda el universo en plena función; pues una cosa es contarle a niños en la escuela y otra, a ellos mismos pero con sus padres en una librería el fin de semana, sin uniforme de diario; a adolescentes de un colegio segmentado por género o universitarios acostumbrándose a la independencia y la autorregulación en sus primeros semestres de carrera; o hacerlo para adultos en un club nocturno antes o después de la quincena. El método que he venido implementando para acercarme a este logro parte de una observación constante y consciente de mi entorno, tanto en la calle como en el “muro” del Face. ¿Por qué nos llama tanto la atención cualquier hecho que se sale de la cotidianidad mientras miramos por la ventana del Metro?, ¿qué es lo que nos hace elegir carita sonriente en vez del Like convencional para decirle al otro –que se puede encontrar al otro lado del planeta– que aquello que compartió como estado tuvo un eco en nosotros? 40


Ahora bien, luego de la observación debo entrar al taller con los apuntes y las ideas que me surgieron y preguntarle a mi maquinita de los cuentos ¿cómo configuro un discurso desde mi poética que tenga a la vez un poquito de esto y de lo otro, mientras narro la historia de por qué están regados los gitanos por todo el mundo frente a un grupo de adolescentes de bachillerato en el Colegio San Ignacio en la ciudad de Piura, Perú y logro emocionarlos al punto de que una buena cantidad de los asistentes me está pidiendo más historias por el chat de Facebook? La respuesta se encuentra entre el escritorio, el ensayo, el show y lo que sucede después con nosotros: los narradores y la comunidad alrededor de las historias. Conclusiones Las generaciones más jóvenes de hoy configuran su pensamiento multitarea en banda ancha de alta velocidad y la “batalla” del narrador de cuentos frente a películas, series, videojuegos, tuits, memes, chats, estados, videollamadas, webinars, historias, hashtags, etc. estará irremediablemente perdida desde el inicio si sigue definiendo estos elementos como algo en contra y no como herramientas a favor. ¿Qué habría hecho el narrador prehistórico si supiera que la audiencia que tenía alrededor de la fogata podía averiguar en un segundo el nombre de todas las constelaciones que cobijaban sus noches de historias? La verdad, no lo sé… pero sí puedo saber y decidir sobre lo que estoy haciendo hoy en su lugar. Yo les mandaría las coordenadas al Whatsapp, quién quita que alguno de ellos –luego de consultarlas en Internet– gire sus ojos hacia el cielo para identificarlas mientras guarda el celular en el bolsillo; al fin y al cabo ¡soy un optimista!

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Narración, del oficio de narrar al arte de expresar La narración vista como una actividad artística Pedro Sosa Guanajuato Arte “El arte tiene un deber social que es el de dar salida a las angustias de su época” Antonin Artaud4

Veinte años atrás la búsqueda por una verdadera razón de mi narrativa era ardua y tenaz, de entre los recuerdos y cimientos de ese desarrollo podría mencionar determinados personajes que fueron protagonistas y antagonistas; pero nunca olvido aquellos, que sin representar papeles protagónicos, abrieron un punto de partida hacia la meta de dicha búsqueda, pues fueron estos principalmente los que me mostraron que no hay nada que buscar en el quehacer narrativo: todo está ya dado a nosotros a través de los absurdas y lógicas experiencias que obtenemos diariamente de la vida, no puedes dictar a tu organismo 4

Agradezco el apoyo del libro “Mensajes Revolucionarios” de Antonin Artaud como fuente de inspiración y base en esta ponencia.

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las preferencias de tu digestión, él trabaja de manera independiente y casi siempre sin recurrir a dudosos sentimientos según su estado de ánimo, sabe perfectamente qué necesita tu cuerpo para vivir y qué es necesario sacar de tu organismo. Creyente de la técnica escénica que propone Artaud, en la cual todo nuestro campo de expresión proviene de las entrañas y no de la mente; refiero esto a que ahora sé que mi narrativa viene de aquello que mi alma y cuerpo tienen que sacar de él, pues si no, se convierte en un pesar y ego que distrae mi quehacer artístico. Mi experiencia profesional de más de 30 años en las artes escénicas entonces se basa en la naturalidad de la ejecución técnica, en este caso la narrativa; la técnica que proviene de la necesidad de desechar todo lo que diariamente me conmueve, enoja, aterroriza, sorprende y lastima; y al referirme a todo estoy hablando de colores, sabores, formas, matices, sonidos, texturas, solamente que como artista no lo desecho de manera ruda y vulgar, sino de forma poética y siempre con la esperanza de un reciclaje y transformación al compartirla con un público. No puedes contar nada que no mueva tus entrañas, es muy fácil engañar al corazón y a la mente, y la historia de la humanidad está llena de ejemplos de ello; pero a tu cuerpo, a tus entrañas difícilmente les puedes mentir y en ello radica la naturalidad de tu técnica; así el súper yo y la importancia de mis gustos, preferencias y aberraciones no serán un obstáculo al describir escenas, personajes, situaciones y conflictos. Ahora entonces eres un artista narrativo y tu deber social es el de dar salida a las angustias de tu época, Artista “El artista que no ha sentido en el fondo de su corazón el corazón de la época y que ignora que es un chivo expiatorio, cuyo deber consiste en imantar, atraer, echar sobre sus hombros las cóleras errantes de su época para descargarla de su malestar psicológico, no es un artista” Antonin Artaud

El artista no puede ser presa de su materialismo contemporáneo, el consumo y la necesidad de pertenecer a cierto núcleo o clase, no son parte no solo de su ejercicio 43


profesional sino del ejercicio diario de su vida; el arte en la vida del artista no está separado por horarios o calendarios o como la oficina y la casa. El artista está continuamente en crecimiento experimental y madurando la forma de su técnica para transmitir este desarrollo, ya sea como creador o ejecutante o ambas; sin embargo, en cuestión de ese desarrollo se genera la certidumbre de encontrar que entre más aprendo, es menos lo que entiendo y este trabalenguas se puede describir como la importancia de saber que para poder hablar claramente y describir mis entrañas, siempre debo seguir aprendiendo y nunca sabré nada realmente: filosofía. El artista no está buscando con su mirada, su corazón, su mente o su intuición el “tema” de su creación a ejecutar, digamos que el cuentacuentos va por los cuentos que va a contar; el narrador jamás va por los cuentos que va a narrar, los cuentos vienen de sus entrañas; así entonces el cuentacuentos es un técnico y el narrador es un artista de la técnica. Entonces si la simpleza de la ejecución de mi técnica narrativa nace de lo que viene de dentro hacia afuera y no de afuera hacia adentro, me es fácil evitar el uso de la chatarra del consumo materialista de mi época; los “temas” a ejecutar ya no son ocurrencias o casualidades o iras momentáneas, sino cuentos y escenas que necesito sacar de mí y dejar ahora dentro de los espectadores, para así iniciar nuevamente el ciclo natural digestivo y entonces la transmisión se logra completa, ejercicio natural del artista. Todo artista narrativo en su vida ha tenido o tendrá el verdadero nombre de Caperucita Roja y hasta entonces, en verdad, podrá narrar este hermoso cuento, mientras tanto solamente podremos seguir escuchando buenas interpretaciones de la historia; solo probando los sin sabores y sabores de ella puedes crear verdaderas imágenes en la psique del espectador. Gestión “Se puede ser instruido sin ser realmente cultivado. La instrucción es una vestidura. La palabra instrucción indica que uno ha sido revestido de conocimientos. Es un barniz cuya presencia no implica necesariamente el haber asimilado esos conocimientos. La palabra cultura en cambio, indica que la tierra, el humus profundo del hombre, ha sido roturado” Antonin Artaud 44


La gestión cultural no debe estar peleada con el arte y el artista, por el contario es ésta, el corazón que bombea las posibilidades de espacios, recursos y abre universos de posibilidades para poder expresarse. No necesariamente los recursos o espacios que provienen de los presupuestos para la cultura y las artes pueden apoyarnos. Si tenemos que la cultura es la que rotula nuestro conocimiento y para ejemplo una anécdota onírica en la cual cualquier ser vivo de este planeta puede ser sano, siempre y cuando se adapte a su entorno; cualquier ser vivo de este planeta puede ser instruido, ya sea por la mano de la naturaleza o ahora también por la del hombre, pero solamente el homo sapiens puede ser culto; entonces deduzco la importancia de la cultura en cualquier sector y no solamente en el de las bellas artes, claro está que siempre respetando la técnica artística que desarrollo y no mezclando técnica con tecnicismos cuando se está fuera del área de las artes. Ejemplo: El patio de una escuela es un espacio recreativo y educativo que más que para expresiones artísticas funciona como espacio cívico y de convivencia; sin embargo, cuando como artista tienes la posibilidad de ejecutar tu quehacer y compartirlo en este universo -tan variado en edades, situaciones y formas- descubres lo atinado que la cultura puede ser para retener la atención tan divergente y algunas veces tan disipada por las cuestiones físicas del espacio; entonces, este espacio tan fuera de lugar para la escena se convierte en el lugar más adecuado para ejercer tu técnica, es decir, para compartir tu entrañas de manera poética con un universo en caos. Cualquier instancia referida hacia el bienestar social o a dar un servicio público puede ser una interesante fuente de trabajo clínico en tu desarrollo como narrador y un gran apoyo económico, que también es fundamental para poder continuar con dicho desarrollo. Instituciones como Desarrollo Social, ISSSTE, IMSS, INE, IEG, SEP, SEG, Seguridad Pública, etc., cuentan con un departamento y presupuesto dirigido a aspectos que tienen que ver con la cultura y las artes, pero no siempre llevan la etiqueta de éstos. Dejando entonces las instrucciones del manual de promotor cultural, busquemos la cultura de promover. Creatividad 45


“Si lo sensible se conoce a través de los objetos, los objetos los conocemos mediante el sueño. Despiertos todo lo que existe está muerto (por que tiene que morir) y los objetos no muestran su rostro. Es preciso dormir para que hablen. Hubo un tiempo en que las cosas hablaban sin pedírselo, hay que ser un hombre de la época actual para creer que este tiempo pertenece al pasado.” María Izquierdo – Antonin Artaud

La creatividad en el arte de la narración es la que traza la diferencia entre el artesano cuenta cuentos y el artista narrativo. El primero depende de sus manos, su corazón y su experiencia, sin embargo, su creatividad proviene precisamente de objetos que nos muestran los rostros del artesano y no los propios; en cambio el artista trabaja con sus manos, sus entrañas y su experiencia; su creatividad proviene de los sueños, de aquellos objetos que muestran realmente sus rostros y no los del artista. Creatividad Constructiva y Creatividad Destructiva, cuál es y en dónde radica la diferencia. Como narrador escénico este simple dilema filosófico y no-teórico fue por mucho tiempo el venero que alimentó mi creatividad, ahora al conocer una respuesta cercana mas no total puedo pisar más firme -si esto es posible en el mundo de lo onírico como apoyo a mi creatividad. Creatividad Constructiva (la Revolución Industrial) ¿constructiva para quién? Para la tierra o para el hombre; Creatividad Destructiva (la Guerra) ¿destructiva para quién? Para el hombre o para la tierra. ¿Debo crear una narrativa que destruya los malos hábitos y construya buenos hábitos; cuando destruir, aunque sea algo malo, es un mal hábito? La respuesta cercana es la amoralidad de mi técnica, pues si pretendo describir y dibujar en la mente, el cuerpo y el alma de un espectador, imágenes verdaderas y no las mías, no puedo detenerme en la moralidad de mis complejos mundanos, esto es lo que no me permite pisar seguro en un mudo de ilusiones. Mi creatividad proviene de aquello que me aparta de todo lo que se me ha descrito como realidad y encuentro en rostros propios a través de los sueños y las historias que puedo compartir con mis narraciones.

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Soy un hombre de la época actual creyendo profundamente en el presente como fuente del pasado. Escenarios “¿Es que Artaud se desentiende de la revolución? –me preguntaron. Me desentiendo de la de ustedes, no de la mía. - Respondí.” Antonin Artaud

Cuando en mi vida fue importante tomar la decisión de que mi camino sería el camino de la revolución, sin ceder a este jamás, me convertí realmente en un artista escénico, esto hace más de treinta años y hasta este momento sigo agradeciendo a mis entrañas el haber tomado ese camino. Aunque ha sido penoso y sinuoso no deja de ser realmente la respuesta correcta que para mí tiene la palabra “revolución”; no ha habido ganadores ni perdedores pues no es una lucha ni mucho menos una guerra, simplemente he podido expresarme y vivir como artista en una sociedad y sistema tan complejos para ello y ese es logro invaluable no en lo personal sino en lo humano y social, Al tratarse de una revolución evolutiva, no es posible acotar los espacios y públicos a dirigirse, para mí un espacio en donde pueda ejecutar mi técnica adecuadamente es un espacio de revolución, luego de más de tres décadas, mis espacios revolucionarios han ido desde panteones, corrales, prisiones, salas infantiles de oncología y quemaduras, hospitales, conflictos en guerra, patios de escuelas, camellones, glorietas, calles cerradas, cerros, cañadas, playas, barcos y también en teatros de la importancia del teatro Juárez, Cervantes y Principal en la Cd. de Guanajuato, así como la sala Manuel M. Ponce en Bellas Artes en la CDMX y Julio Castillo en el INBA. Como narrador solamente necesito mi cuerpo y el alma de alguien más para tener un escenario donde ejecutar mi técnica.

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La narración en el aprendizaje de adultos: estrategia para el disfrute, baile comunitario, semilla de esperanza y camino para el encuentro con uno mismo Sergio Hernández Ledward Guanajuato

Resumen Este trabajo explora los efectos de la narración en el contexto del aprendizaje no académico de adultos, en talleres y conferencias sobre habilidades suaves 5. Relaciona las observaciones y experiencia personal del autor, con la evidencia que brindan las neurociencias y otros trabajos literarios. Se pregunta cuáles son las necesidades que satisface la narración en los adultos y concluye que permite el disfrute, la creación de comunidad, la sensación de esperanza y la posibilidad de profundizar el autoconocimiento. Palabras clave: disfrute, comunidad, esperanza, encuentro.

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Término utilizado en psicología organizacional y que se refiere al conjunto de rasgos de personalidad, habilidades sociales, comunicación, lenguaje, autoconocimiento, hábitos personales, etc.

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Introducción “La vida continuará mientras haya quien cante, quien baile, quien cuente historias y quien las escuche” Oren Lyons6

El cuento es el hechizo primordial, el primero de todos, el que le da forma al mundo y a los viajeros que por él andamos. Vamos caminando por un mundo tejido de cuentos, los que nos contaron de niños –con hilos multicolores- sobre la vida y las personas, sobre nuestro clan y los dioses, sobre el corazón y sus razones, y ¡por supuesto! los cuentos que nos contaron padres, hermanos, abuelos sobre nosotros mismos dando forma a quienes somos. Vamos caminando por un mundo tejido de cuentos, los que compartimos con otros hechizándolos un poco y los que sólo son nuestros y que al contárnoslos en la intimidad de la mente nos hechizan por completo. Vamos caminando por un mundo tejido de cuentos, por un mundo inacabado que crece cuando al contarlo volamos en lomos de dragón hacia tierras desconocidas, un mundo que se hace más amplio cuando lo miramos con ojos distintos, dejando los nuestros y poniéndonos los de la guerrera y el príncipe, los del duende, el genio y la doñita que vende churros, los del viejito sonriente, los del diablo bailarín y los de la niña que a todos ponía a volar con su risa; un mundo que se hace más profundo cuando los senderos del cuento nos llevan hacia adentro, a cuevas y cañadas, a ríos subterráneos, a cenotes llenos de tesoros y a cada uno de los enormes palacios que habitan la geografía de nuestro corazón. Vamos caminando un mundo tejido de cuentos, un mundo inacabado que queda chato cuando sólo se escucha una historia, cuando la voz se desgasta y el cuento en vez de nacer de nuevo –fresquecito- se vuelve una triste y repetida imitación de sí mismo. Somos una especie andante y contante, vamos de un lado para otro sin parar de contar. No cabe duda que los viajes ilustran, que amplían nuestros mapas del mundo tanto exterior como interior… pero ¿y los cuentos? ¿Por qué seguimos narrando sin cesar? ¿Cuál 6

Activista por los derechos de los nativos norteamericanos

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es la razón por la que el cuento hechiza a niños y a adultos sin distinción, cómo es que detiene al tiempo y transforma el espacio a nuestro alrededor?

Desarrollo Yo no me dedico a la narración; mi oficio es conversar con grupos de adultos para facilitar aprendizajes de algo que ahora llaman “habilidades suaves” (esas cosas intangibles que van de la comunicación a las actitudes, los patrones de pensamiento, la creatividad, la motivación o el liderazgo) y siempre me ha parecido asombrosa la manera que en mis cursos, talleres, conferencias y diplomados el cuento se vuelve un elemento central. Adultos que con frecuencia viven inmersos en la preocupación, la urgencia y la necesidad de obtener resultados, cuando se permiten llegar al cuento sonríen, se relajan, se asombran, sueñan de nuevo o derraman lágrimas… se humanizan. ¿Cuáles son las profundas necesidades humanas que cubre la narración? Aún en un aula, sala de conferencias o salón de reuniones, los que estamos presentes cuando el cuento ocurre encontramos: a) Una estrategia para el disfrute b) Un baile comunitario c) Una semilla de esperanza y d) Un camino para el encuentro de uno mismo

A. El cuento es una estrategia para el disfrute. Lo sé por experiencia propia, pues mientras narro y el salón se transforma bajo mis pies, el gozo crece y se extiende, también por la referencia de mis alumnos que momentos antes eran adultos y pronto se convierten en sonrientes niños soñadores.

En sus palabras: 

“Disfruto mucho más de la clase y mi aprendizaje cuando se usan historias”

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“Cuando llega el cuento me quedo callado, cierro mis ojos y me relajo escuchando”

“No me quiero perder una palabra, me enganchan como si fuera una película”

Esto hace eco de lo que refieren O‟Connor y Seymour7 (1996) cuando plantean que “la metáfora da vida a la formación, pasando del concepto teórico a la experiencia vivida”, o lo que dice Tim Hallbom8 (2014) “si no cuentas historias es árido, es un poco aburrido. Si alguien te brinda sólo estructura y conceptos es como leer un libro de texto, bastante aburrido”. El concepto puede parecer aburrido, abstracto, lejano y carente de vida, la experiencia es justo lo contrario, estimulante, viva, fresca y cercana. ¡Así deberíamos aprender! Es triste pensar en la cantidad de lugares destinados al aprendizaje que sólo se llenan de palabras inertes y por los que los cuentos jamás desfilan. Pero la narración no sólo lleva al disfrute de quien escucha la historia, maestros narradores se alegran y asombran por igual. David Gordon 9 (2014) dice “mi día de enseñanza no está completo si no le he contado una historia a mi grupo” y Mónica Esquinca10 (2014) añade “usar historias me genera un buen estado y el proceso de enseñar se vuelve más sencillo y agradable” B. El cuento es un baile comunitario. Compartir historias nos pone a bailar (metafóricamente) al mismo ritmo, nos lleva a tejer lazos relacionales, nos vuelve cómplices e incluso sintoniza nuestros cerebros. Pensemos en las anécdotas compartidas con los amigos, las aventuras adolescentes o los viajes en familia de la infancia, son esas historias las que nos acercan y llenan de vida una relación, es imposible entender una reunión familiar o de amigos en la que esas historias no se cuenten nuevamente.

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Autores de los libros Introducción a la PNL y PNL para formadores, entre otros. Instructor y desarrollador internacional en los campos del Coaching, la Hipnosis y la Programación Neurolingüística. 9 Autor del libro Metáforas terapéuticas. 8

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Terapeuta, maestra de PNL y autora del libro SOS mi hijo está en apuros.

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Incluso el creciente campo de las neurociencias refuerza estas ideas. En los últimos años, el desarrollo de esta nueva área del conocimiento humano y el mayor entendimiento que le ha brindado a la humanidad sobre el funcionamiento del cerebro también ha resultado en descubrimientos sobre lo que ocurre a nivel neuronal al escuchar una historia. Estudios recientes realizados en Princeton, New Jersey, E.U. donde el Dr. Gowin (2011) investiga la correlación entre la activación de diferentes áreas del cerebro de quien narra una historia con quienes escuchan la misma historia. Los resultados indican que cuando alguien escucha una historia y la entiende experimenta los mismos patrones neuronales de la persona que la narra. El narrador y sus escuchas sintonizan sus cerebros. De modo que estas investigaciones apuntan hacia el hecho que compartir historias genera lazos comunitarios no sólo externamente sino incluso al llevar al cerebro a funcionar de un modo similar.

Hermosa magia la que permite que las imágenes, los sonidos, las sensaciones, la emoción, el asombro y las conexiones neuronales viajen de una mente a otras, haciéndonos bailar al mismo ritmo. De este modo mi dragón, mi bruja, mi samurái y hasta doña Chayito junto con todas sus emociones se multiplican como pequeños hongos luminosos por nuestras mentes, dejan de ser míos y se vuelven nuestros.

Así que las historias compartidas nos brindan pertenencia -una de las más anheladas necesidades humanas-, nos ayudan a generar un “nosotros”, nos vuelven parte del mismo tejido, nos hermanan.

C. El cuento es una semilla de esperanza. Como si disfrutar del aprendizaje y pertenecer a una comunidad de aprendientes fuera poca cosa, el cuento aún nos tiene otro regalo: siembra nuevas posibilidades en nuestra mente al hacernos vivir – literalmente vivir- nuevas experiencias.

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Jorge Volpi11 (2011) nos dice “gracias al descubrimiento de las neuronas espejo, se ha corroborado una intuición ancestral: leer una novela es habitar el mundo. Mientras leo, mis neuronas espejo se activan con una intensidad semejante a la que experimentan frente a un escenario auténtico –las novelas también son videojuegos. Y no sólo eso: si digo que los personajes de un libro me habitan, o que yo vivo en ellos no se trata de una simple baladronada.” De este modo, plantea que al leer novela las personas aprenden no sólo conceptos o teoría sino que -gracias a las neuronas espejo- aprenden de un modo muy similar, si no idéntico, a la experiencia. Incluso se atreve a ir más allá cuando dice “Las grandes novelas no nos reconfortan: nos desafían. No nos alegran la tarde: cambian, literalmente, nuestras vidas”. Aunque Volpi habla específicamente de la lectura, la narración surte el mismo y poderoso efecto: nos brinda nuevas experiencias.

Ya sea que las palabras salgan de mí acariciando mis cuerdas vocales o que más bien lleguen a mi mente pasando por el oído y su pequeño taller de herrero con su yunque, estribo y martillo; el cuento no me vuelve un espectador indiferente, sino que me transforma. Me vuelvo un poco el ave mágica, la muerte enamorada y el entrenador de osos, enfrento sus retos, vivo sus anhelos y me adueño un poco de sus habilidades, en otras palabras, crezco. Regresando a Volpi “a causa de las neuronas espejo, yo en verdad soy Hamlet, Gargantúa, Tristram Shandy, Julien Sorel, Joseph K., Lulú o Aura: hago lo que ellos hacen, vivo sus aventuras, gozo o padezco, dudo, traiciono o me convierto, de un momento a otro, en una anciana” O como me dijo un alumno “el cuento me lleva a vivir en ese personaje y sentir como estaría yo haciendo lo mismo”, mientras que otro dice “te empiezas a meter, a involucrar tus sentidos y a veces a ponerte en el papel de algún personaje” o incluso “a veces la historia no te lleva a preguntarte ¿cómo le hago? o ¿cómo lo aplico en mi vida? sino que incluso te da la respuesta que buscabas”.

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Coordinador de difusión de la UNAM y autor del libro Leer la mente, entre otros.

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El cuento es una poderosa semilla de esperanza que pone a nuestra disposición infinidad de experiencias y no lo hace de forma teórica o abstracta, sino que nos las brinda en mente propia.

D. El cuento es un camino para el encuentro con uno mismo. Parece que el cuento nos lleva a otros territorios, que de pronto estamos en el campo, la montaña, el pueblito revolucionario, la selva africana, el quinto infierno o el reino de los djins, sin embargo, si el cuento fuese camino sin duda nos llevaría hacia el interior de nosotros mismos. Octavio Paz12 (1960) hablaba de los encuentros y las búsquedas cuando decía “para que pueda ser, he de ser otro, salir de mí, buscarme entre los otros, los otros que no son si yo no existo, los otros que me dan plena existencia”. Pareciera que está describiendo a la perfección la función del cuento; el cuento me convierte en otro, me lleva a salir de mí, a buscarme entre los personajes, personajes que no son, si yo no existo y que, sin embargo, me dan plena existencia. Nick LeForce13 (2014) lo pone en estas palabras: “las historias son el alma de la humanidad, nos recuerdan quienes somos y qué es lo que amamos, nos enseñan a vivir, nos levantan cuando caemos, nos ayudan a encontrar la belleza tanto del amor como de la tragedia y nos dan la fuerza para encontrar nuestro camino, en un mundo a veces fantástico y a veces amenazante. Es por eso que nos sentamos asombrados a los pies de los grandes contadores de historias y permitimos que nos conduzcan hacia dentro -hacia nuestros sueños- y que nos abran la puerta hacia nuestro propio corazón”. Es paradójico que los cuentos nos ponen en sintonía cerebral con el grupo, creando un claro nosotros y al mismo tiempo nos llevan hasta la puerta de nuestro propio corazón. Si lo permitimos, los cuentos nos arrojan al sitio en el que palpita nuestra belleza única, la esencia de nuestro propio hilo multicolor e irrepetible. ¿Qué haremos ante esa puerta? ¿Tendremos la humildad de tocarla con respeto y 12 13

Poeta, ensayista y diplomático mexicano. Premio nobel de literatura. Poeta, maestro de hipnosis.

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suavidad? ¿Seremos lo suficientemente valientes para aceptar la invitación a pasar? Hay que tener cuidado, hacia allá nos lleva el cuento. Laurens Van der Post14 descubrió está doble función del cuento mientras aprendía de las naciones ancestrales en Sudáfrica: “El cuento era la posesión más sagrada del pueblo de los arbustos. Esta gente sabía lo que nosotros no; que sin una historia no tienes nación, ni cultura, ni civilización. Sin un cuento propio tampoco tienes una vida propia”.

Conclusiones ¿Qué ocurre cuando se narra en ambientes de aprendizaje y desarrollo personal con adultos? No es raro que el cuento nos transforme volviéndonos niños nuevamente, aún en salas de juntas, conferencias, talleres o capacitaciones. Tampoco es raro que deseemos que el cuento llegue y nos hechice. Me atrevo a afirmar que necesitamos desesperadamente del cuento y sus poderes. 1. El cuento es una estrategia para el disfrute. Que bien nos harían más y más personas apasionadas de su oficio, enamoradas de lo que hacen, aprendiendo placenteramente los secretos de su propio arte. Sentirnos vivos y sonrientes al aprender y al trabajar, no tiene porqué ser una inocente fantasía. 2. El cuento es un baile comunitario. Que urgente necesidad de generar un nosotros más amplio y más profundo, de sentir que pertenecemos, de relaciones más empáticas y de colectivos capaces de tenderse la mano. Tiempos y ambientes violentos, de separación, constante competencia y “agandalle” nos dejan muy clara esta necesidad, no es necesario mirar muy lejos. Pues el cuento es un baile comunitario. 3. El cuento es una semilla de esperanza. Ante los enormes retos que enfrentamos que bien nos haría volvernos más fuertes, más decididos, más creativos, más brillantes, más amorosos, más ligeros; poder vivir muchas vidas en una sola y volvernos más plenos con cada una. 14

Escritor sudafricano del siglo XX.

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4. El cuento es un camino para el encuentro con uno mismo. No estamos cortados con la misma tijera, ni con el mismo patrón, no somos piezas idénticas salidas de una línea de producción. La media, la curva normal, la mediana y el estándar son útiles en estadística; no tanto en el descubrimiento de uno mismo. Necesitamos seres humanos que se entregan auténticamente al mundo. De modo que la narración no es sólo un divertimento para los adultos que aprenden, sino que brinda alternativas para satisfacer profundas necesidades humanas. Así que narremos y escuchemos por el placer de hacerlo y dejemos que el cuento nos hechice, que amplíe nuestro nosotros, que siembre esperanza y que nos deje a las puertas del propio corazón.

Bibliografía Gordon, D., (1978). Therapeutic Metaphors. Estados Unidos: Metapublications. Gowin, J., (2011). Why sharing stories bring people together. Obtenida el 28 de febrero de 2013, de http://www.psychologytoday.com/blog/youilluminated/201106/why-sharing-stories-brings-people-together Hernández, S. (2014). Observé al danzar del fuego. México: Edición de autor. Hernández, S. (2016). Tesis de maestría La comunicación metafórica y su utilidad durante el proceso de enseñanza / aprendizaje de la Programación Neurolingüística. México O´Connor, J., Seymour, J. (1995). Introducción a la PNL. 8ª ed. España: Editorial Urano. O´Connor, J., Seymour, J. (1996). PNL para formadores. España: Editorial Urano. Paz, O., (1960), Libertad bajo palabra. México: Fondo de Cultura Económica. Volpi, J., (2011). Leer la mente. México: Alfaguara.

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Recopilación en territorio, abriendo la “ronda” TANTA, grupo de teatro independiente y de investigación Argentina

Resumen En esta ponencia, queremos compartir el trabajo que venimos realizando en el grupo TANTA Oralidad desde el año 2016 al corriente 2018. Nos hemos encontrado en el hacer que cada una de nosotras (integrantes de TANTA) viene desarrollando en su propio recorrido, aunando experiencias y criterios, en conjunto trabajamos por la visibilización audible, el rescate y la revalorización de la tradición oral como instrumento de construcción fundamental del patrimonio intangible de la humanidad y el rescate de la memoria. Creemos firmemente que sin memoria no hay cultura ni identidad; y que con la palabra sin rodar, perdemos como seres humanos la posibilidad de encontrarnos, reconocernos, entretejernos y recrearnos. Palabras claves: tradición oral, ronda, memoria, patrimonio intangible, empoderamiento

Introducción Palabras que tejen momentos, palabras que guardan el tiempo Iván Contreras

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Actualmente se cree que la tradición oral está muerta. Vemos que la tradición hoy está hecha de un pasado y un presente, y observamos que en multiplicidad de espacios, aún no se tiene registro social de su existencia. En nuestra experiencia, basta con empezar a tirar de un hilo y las historias salen: en un barrio en boca de vecinos, en una escuela en boca de estudiantes, en un grupo buscando compartir vivencias, en una comunidad en boca de todos y especialmente en la de nuestros mayores. La palabra sigue aunándonos, entretejiéndonos, y sobre todo construye puentes en los que podemos reconocernos como partes de un espacio en común. Lo que actualmente no hacemos, es darle tiempo para que vuele, nade, recorra el camino de "boca a oreja". Por qué la tradición oral La tradición oral fue (y aún hoy en día, aunque menos visible y comprendida, lo sigue siendo), siempre el medio de comunicación para contar historias y conservar la memoria, entre los pueblos de generación en generación. El arte de narrar, el cuento de la palabra oral que atraviesa los siglos gracias a la compilación, recopilación y a la voluntad de reunir distintos públicos alrededor de un o distintos narradores, forma parte del acervo cultural y simultáneamente es instrumento para la construcción de identidad de las comunidades. La capacidad de comunicarse y la memoria son fundamentales para la supervivencia y la construcción de identidad de los individuos y la cultura. Si bien hoy en día podemos encontrar mucho material de tradición oral recopilado y editado (no siempre respetando el modo narrativo original), dicho material es tan solo una parte y un aspecto de lo que denominamos tradición oral, pues ella abarca el contexto, además del texto, la voz, la corporalidad, el momento y la intención con que se narra. Ir a la fuente, escuchar “el boca en boca”, brinda un contexto mucho más amplio de la memoria, pues quien narra está inmerso en su memoria y en su territorio, y posee determinadas características que le diferencian de otro/a narrador o narradora. Para quien cuenta en su propio espacio vital, lo que cuenta está vivo y hace parte de su realidad. Es ahí donde el investigador/a, recopilador/a, debe reajustar su propia mirada de la realidad,

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despertar en sí misma/o a otra visión del mundo, si realmente quiere penetrarlo. Y es ahí donde hallamos lo que llamamos la memoria viva de la tradición. Es por ello que desde nuestra búsqueda queremos dar a ver y escuchar las historias fuera de las bibliotecas y de los libros, llegando al barrio, a nuestro entorno, a cada familia o pueblo donde se salvaguarda la memoria colectiva. Queremos promover el patrimonio inmaterial oral pues creemos firmemente que cuando se pierde la memoria, se pierde la identidad y la cultura. Rescatar y promover el patrimonio intangible TANTA el

encuentro, pretende exponer

el

trabajo

de especialistas

e

investigadores/as que rescatan el patrimonio oral pasado y contemporáneo, material recuperado en contacto directo con las personas en su territorio. Desde 2016, en el encuentro compartimos saberes recopilados, compilados por dichos investigadores/as, recopiladores/as y narradores/as comprometidos con la preservación de la memoria oral y que por ello lo transmiten a través del oficio de la cuentería. Apostamos al oficio del narrador en su necesidad de rescatar la palabra desde su lugar en su contexto, haciendo parte del tejido de la memoria, llegando a la obra colectiva que se transmite de boca en boca. Durante “el encuentro” narradores/as con experiencia, trayectoria en el tema y pertenecientes a las comunidades de las cuales comparten el patrimonio oral realizan conversatorios, talleres y funciones. Las jornadas están dirigidas a todo tipo de público y la respuesta a la convocatoria es muy positiva: logramos la participación de un público en general, narradores profesionales, algunos especialistas en folklore, historiadores, docentes, niñas, niños y adolescentes. En las charlas y conversatorios se comparte desde historia personal, historia y memoria oral, trabajos realizados con pueblos originarios, investigación folklórica; compilación, rescate y recopilación oral en comunidades; procesos de escucha y poesía.

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Realizamos talleres como lugares de experimentación en la transmisión práctica de saberes desde la experiencia de los/as invitados/as nacionales o internacionales. Es una oportunidad de acercar su trabajo e intercambiar experiencias, miradas, modos de trabajo y conocimientos. El/la tallerista da herramientas y propuestas para acercar la tradición oral y habilita a descubrir otras visiones de la realidad. Práctica escénica, realizamos funciones en dónde las y los “narradores orales” muestran sus trabajos de recopilación, investigación y /o compilación. En nuestras “rondas” intentamos despertar y habilitamos la palabra a todos y todas los y las presentes para que puedan compartir, sus memorias, historias, experiencias y descubran que todos y todas tenemos una “voz” que merece ser contada y escuchada, ya que es posibilidad de cada persona ser depositario y transmisor de la memoria colectiva. Nuestra propuesta funciona y hemos logrado sensibilizar a quienes asisten a nuestro TANTA Oralidad; durante el encuentro y en el transcurso del año, hemos visto como narradores han comenzado a nutrirse de la Tradición Oral, memoria barrial y familiar. El público comparte memorias que se le activan después de las charlas y funciones. En las escuelas en las que se comparte con el público infantil y/o adolescente, se genera un intercambio con ellos y con los profesores después de la ronda, la experiencia vivida. En estos años hemos comprobado una y otra vez la profunda necesidad que existe de recuperar espacios de encuentro en los que se comparta la palabra y la memoria, ambas cada día más dejadas de lado en pos de una virtualidad tecnológica que nos aísla y nos deja vacíos de contenido. Abrir, por lo tanto, espacios de ronda en los que todos y todas los presentes pueden hallar pistas de sí mismos/as, de sus vivencias, de sus temores, por medio de historias narradas y que al mismo tiempo puedan narrar sus propias memorias, es para nosotras vital. Recopilar, compilar, investigar y rescatar en territorio Creemos que no es lo mismo encontrar historias en material bibliográfico de recopiladores, ya sean narradores/as antropólogas/os, etc., que ir al territorio en busca de las

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historias. No porque un material sea de menos o mayor calidad que otro, sino porque apostamos al camino de búsqueda vivencial. Ir al territorio requiere una labor paciente en la que en primera instancia se convive con la comunidad, para poder comprender su idiosincrasia, conocer sus espacios, sus hábitos, su modo de mirar la realidad, solo así las historias cobran pleno sentido, pues fuera de su contexto muchas veces son incomprendidas o distorsionadas. Cuando escuchamos en boca de los miembros de una comunidad, grupo, pueblo, las historias que han llegado a ellos y ellas de generación en generación, adquieren una cualidad de sentido que no solemos hallar al leer esas u otras historias en un libro. Ir a territorio, además de requerir de una clara conciencia de lo que emprendemos, que incluye un profundo respeto por nuestros interlocutores, que son quienes poseen y generosamente comparten sus memorias, nos obliga a un gesto de humildad y flexibilidad pues debemos soltar nuestro paradigma habitual y estar abiertos/ abiertas a otros paradigmas, sin juicios ni presupuestos previos. Es en ese proceso que crecemos y ampliamos nuestras perspectivas, lo que definitivamente nos enriquece. Podemos o no dejar por escrito, lo que nos han contado, siempre y cuando antes pidamos permiso, pues hay historias que no deben ser plasmadas en papel, lo valioso es el proceso y lo que ese proceso nos aporta. Tejido de lazos culturales TANTA construye la escena con material de narración oral de la tradición oral antigua y actual. En los teatros o centros culturales, se trata de ofrecer un espacio para todo público en el que compartir, descubrir y experimentar junto con los y las profesionales invitados/as. En función narradores/as vienen a compartir su material, sus historias recopiladas y su experiencia con el público. Durante las tres ediciones del encuentro, hemos compartido con voces de diversos repertorios y de diferentes culturas, idiomas y acentos una ronda de narradores/as de Brasil, Paraguay, México, Francia, Argentina, Polonia, Bolivia, Chile, 61


Colombia y Perú. Cada narrador/a ha tenido su propio espacio para compartir experiencias y contar. Volver a reunirse y escuchar a veces material inédito, permite divulgar y hacer conocer otros patrimonios. En su organización, TANTA privilegia la autogestión y la construcción comunitaria. Hasta el momento hemos llevado las rondas de TANTA en conjunto con dos museos, centros culturales, teatros y escuelas de Buenos Aires; logrando descentralizar hemos llegado a la Ciudad de La Plata y la vecina República Oriental del Uruguay. Todos ellos apoyan la propuesta, compartiendo el genuino interés en abrir espacios a la tradición oral a través distintas manifestaciones y actividades. Al mismo tiempo, TANTA está apoyado por manos compañeras, personas voluntarias que abren su hogar y ponen la mesa y el alimento para contribuir al encuentro, o que ofrecen transporte para un viaje al aeropuerto, o ayudan a recaudar fondos, etc.; todos los apoyos suman y favorecen al encuentro. Cada vez más logramos hacer que todos y todas los y las que participan sean parte. TANTA propone trabajos de calidad con participación económica accesible. Para eso rescatamos también prácticas populares como la rifa organizada con objetos particulares elegidos, traídos por los narradores/as del encuentro. La transmisión como lugar de aprendizaje Hasta donde sabemos hoy en día, el ser humano escribe desde hace solamente 5000 años pero desde hace más de 350.000 habla, canta, cuenta y se comunica con la palabra. La oralidad tiene su origen en la infancia de la humanidad, es el recurso más primario con el cual transmitimos no solamente sentimientos y emociones en tiempo real sino y sobre todo una visión del mundo, una cultura, un código social y una identidad. Narramos cada día y a cada hora de muchos modos diferentes. Cada tiempo, cada cultura y cada ser humano tiene un patrimonio personal desde su propio lugar de construcción. Las historias no pertenecen solamente a tiempos lejanos, son eternas, cambiantes y necesarias. El aprendizaje diario de todo ser humano incluye la tradición oral, lo sepa o no, pues en la información que recibe tanto de parte de su familia como en los espacios

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escolares y sociales, los conocimientos y experiencias adquiridos a lo largo del tiempo, le son transmitidos por distintos formatos. Sin embargo, es importante diferenciar lo que denominamos “Tradición Oral” de lo que es “oralidad”. La primera es la memoria viva de las comunidades y los pueblos que poseen tal valor que siguen acordándose y contándose a lo largo del tiempo, pues remiten a vivencias profundas de la vida humana; en cambio, dentro de la oralidad pueden habitar infinidad de historias que no trascenderán fronteras ni perdurarán en el tiempo pues pertenecen a un determinado tiempo y a un determinado grupo. No se trata de que una sea mejor o superior a la otra, simplemente son ámbitos distintos dentro de una misma modalidad que es la oral. Cuando planteamos la palabra “Tradición oral”, nos estamos refiriendo estrictamente al conjunto de voces que construyen una visión del mundo y de la realidad perdurables en el tiempo y comunes a lo más profundo del ser humano; aunque pertenezca a una raza, a una cultura, a una creencia particular,

descubrimos que más o menos

variables esas historias hablan de vivencias, personajes, situaciones comunes a todos y todas. Cuando hablamos de “oralidad” encontramos las múltiples voces que van desde historias propias de un espacio, tiempo, familia, grupo; incluyendo acá las anécdotas, los recuerdos, las vivencias individuales, etc. Todas ellas válidas y merecedoras de ser compartidas pero que no constituyen en sí Tradición. En ambos casos, estas memorias ancestrales y actuales nos brindan un marco de sustentación para la construcción individual y para la supervivencia del patrimonio intangible y de la memoria, sin lo cual, como hemos dicho, a nuestro modo de ver, perdemos justamente lo que más nos nutre y nos brinda identidad. Conclusión Nosotras, trabajadoras de la palabra, vemos, oímos, sentimos como palpita queriendo volver a ocupar su lugar de construcción; en nuestro recorrido venimos viendo

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que está más cerca de lo que creemos, es una "rueda viva", su movimiento es constante, a veces invisible, pero no inaudible. La palabra sigue aunándonos y lo que actualmente no hacemos, es darle tiempo para que vuele, nade, recorra el camino de "boca a oreja". Nuestra propuesta tanto respecto de la investigación como de la narración y el armado de las rondas es justamente “darle tiempo y espacio”. Abrir el juego de la palabra, promover el encuentro, compartir las memorias y las historias de todos los tiempos, experimentar la escucha en cada sitio, en cada grupo, en cada instancia. Desde hace tres años las componentes del grupo decidimos sumar a nuestra tarea habitual de recopilación, investigación y trabajo en la cuentería, la realización de un Encuentro anual, y otras actividades diversas (en torno al trabajo de la tradición oral) a lo largo del año, siempre abiertos a distintas comunidades y al público general, siempre proponiendo volver a encontrarnos y reunirnos. _____________________________ Qué es TANTA Es un grupo de teatro independiente y de investigación. Dedicado a las manifestaciones de la “palabra oral”. La palabra TANTA está presente en dos de nuestros antiguos idiomas: el quechua y el aymara; y tiene distintos sentidos “ronda, reunirse, juntarse, pan, amasar, maraña, enredo de cabellos...” Y en TANTA proponemos reunirnos a desenmarañar y encontrar el sentido de la maraña de historias que viven en la memoria de los pueblos. Deseamos revalorizar y empoderar la palabra transmitida, heredada oralmente. Apoyamos todas las manifestaciones culturales, educativas y sociales en relación con el arte de la cuentería. El grupo TANTA se dedica a la investigación de la memoria oral en el mundo y a la recopilación oral en territorio. Realiza y produce encuentros, eventos y manifestaciones en relación con la palabra oral y el cuento. Desde 2016, organizamos cada año un encuentro anual internacional de narradores/as, recopiladores/as e investigadores/as de la tradición oral, nacionales e internacionales «Tanta Oralidad » y proponemos el encuentro a través de funciones, charlas y talleres para todo público. Tanta Oralidad, el encuentro Recorrido Histórico Desde 2016 realizamos cada año un encuentro internacional de cuenteros/as y recopiladores/as orales nacionales e internacionales « Tanta Oralidad », en el que proponemos:

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· Rescatar el patrimonio oral pasado y contemporáneo · Despertar la memoria colectiva como camino para construir identidad · Promover el arte de la cuentería a través de charlas, encuentros y talleres Objetivos del Encuentro Internacional « TANTA Oralidad » · Que los participantes puedan acceder a investigaciones por especialistas de la tradición oral, nacionales e internacionales · Que los participantes reconozcan a través el lenguaje del cuento su propia historia · Que por medio de las propuestas se logre un empoderamiento y construcción de la palabra y de la memoria colectiva · Profundizar en la tarea de investigación y rescate de la Tradición Oral en territorio · Recopilar y transmitir el patrimonio oral pasado y contemporáneo · Promover el arte de la cuentería a través de charlas, encuentros y talleres

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