Directo Bogota No 11

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Isabella Portilla. El puente de la 26 a la altura de la carrera 5ÂŞ.


+++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++ +++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++ +++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++ +++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++ +++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++ +++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++ Revista escrita por estudiantes de la Carrera de Comunicación Social, editada por los profesores del campo de periodismo +++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++ +++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++ +++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++ +++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++ +++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++ + Directora C* abos [DIVINO Maryluz Vallejo

Asesor Editorial Mario Morales Asistente editorial Melissa Serrato Reporteros en esta edición Nashry Zahgui, Ana María Rubiano, Ivo n ne Chávez, Melissa Serrato,Laura Posada, Camilo Amaya, Juan Camilo Maldonado, Edwin Bohórquez, Germán Izquierdo, David Linares. Columnista invitado Ignacio Ramírez Fotografía Mauricio Camargo, Ivonne Chávez, Andrés De La Cuadra, Ana María Ortíz, John Naranjo, Herminso Ruiz, Sylvia Gómez, Isabella Portilla. Diseño y diagramación Angélica Ospina angelikaos@gmail.com Corrección de estilo Gustavo Patiño Díaz gustavo_patino_diaz@yahoo.com Impresión Javegraf

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28]

sueltos

Opinión en cápsulas

olumnista 4] CIgnacio * Ramírez

rostro ]

Jaime Cerón: "Las artes plásticas son un deporte extremo"

or* 32] [reptaJE

Pambelé, ¿feliz cumpleaños?

gráfico

¡No somos invisibles!

*

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Retro * visor Rumba de antaño en Bogotá Una crónica sobre la diversión nocturna en los años cuarenta: música y lugares de moda

Portada[* 10] Bogotá desde los cerros

Un recorrido sorprendente desde miradores no turísticos

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patriM* onio

34] Cuando los mamos se tomaron Bogotá Crónica de un ritual para reactivar los sitios sagrados

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39] Cómo se hace un ladrón internacional en Bogotá Relato de un joven delincuente

Decano Académico Jürgen Horlbeck B. Decana del Medio Universitario Doris Réniz C. Director de la Carrera de Comunicación Social Maritza Ceballos Distribución El Malpensante Informes y distribución Trasversal 4ª No. 42-00, piso 6 Teléfono 3 20 83 20, ext 4587 Fax 3 20 83 20, ext 4576 Escríbanos: directobogota@gmail.com y maryluz.vallejo@javeriana.edu.co

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[ ] esta ciónC* ENTRAL

Escoltas, escoltados y vecinos del miedo: otra mirada al problema de la inseguridad

17]

[ ] esta ciónC* ENTRAL

Perfil de Gustavo Petro: una vida de encierro

22] Pontificia Universidad Javeriana Carrera de Comunicación Social

+

[DIroVsItNroO] Ilona desde su ventana Cómo se hace una artista internacional en Bogotá

OLONias 45] CBávaros en Bogotá: una crónica

sobre inmigrantes alemanes destacados desde finales del siglo XIX

*) libroS 48] (Más que periodismo para voyeristas, Una reseña sobre el libro de crónicas Sex o no sex

50] BogRotEáD

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en la

www.bogota-dc.com Sitio recomendado


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* sueltos Cabos

A nuestros lectores: Nueva etapa de Directo Bogotá

Al llegar al número 11, y con tres años de trayectoria, Directo Bogotá tiene dos gratas noticias: aumentará su periodicidad —de trimestral a bimestral— y se distribuirá gratuitamente. Buscamos en esta nueva etapa ganar mayor presencia en la ciudad como medio independiente escrito por estudiantes de periodismo que exploran los temas, las historias y los personajes desde puntos de vista menos contaminados, más llenos de asombro. Otra novedad son las secciones Colonias —donde mostraremos la multiculturalidad bogotana desde los extranjeros y colombianos de distintas regiones del país— y Bogotá en la Red, donde recomendaremos los mejores sitios web sobre la capital. Esperamos que nos sugieran temas, nos critiquen y nos ayuden a elevar cada vez más la calidad de esta revista (directobogota@gmail.com).

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Los juanes.net:

{¡Dejen tapar al moreno!

Ciberperiodistas irreverentes

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Son, dicen, como una hermandad. De hecho, afirman, son una familia por otras vías: tienen distinto apellido pero el mismo nombre. Los une el fervor por el periodismo, la ironía, la irreverencia y la búsqueda de la verdad. Son los Juanes. Dicen ser siete, pero, citando a César Vallejo, afirman que sus plumas y sus escritos están llenos de mundo, aunque lo miren desde la virtualidad de su página web. Hablan de lo que aman según su especialidad.

En Bogotá se roban una tapa de alcantarilla cada 50 minutos y esto le cuesta a la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá (EAAB) 15 mil millones de pesos al año. El problema es de vieja data en la ciudad —desde los años cuarenta se reportaban estos robos al patrimonio público—, pero saltó nuevamente a los medios con la muerte de Jordan Sebastián Páez, de seis años de edad, quien cayó en una alcantarilla sin tapa en el barrio Patio Bonito. Y desde ahí se destaparon más, pero muchos más huecos. Hasta el noticiero del Canal RCN abrió una campaña para numerar las alcantarillas sin tapa en toda la ciudad. Y como es ya costumbre, irrumpió en escena el senador Carlos Moreno de Caro para poner tapas a diestro y siniestro. No tendría nada de malo, todo lo contrario, si las tapas no vinieran contramarcadas con publicidad de su campaña. Y ante tamaño descaro, tuvo que suspender la noble acción por violación de normas electorales.

Juan Lumumba, por ejemplo, recoge el espíritu del periodismo político desde los tiempos de El Espacio y El Bogotano. Juan sin Medio, habla con su nombre no de una queja sino de un estado necesario. Juan Pachanga narra, no, goza con los ritmos musicales que refiere, con el aguaje de su raza. Juanito Preguntón, interpela con la memoria recobrada de Neruda en el Libro de las preguntas. Juan de la Ciudad ha descendido del Navío ebrio de Rimbaud para seguir su viaje a pie por la "ubre" (urbe). Juan Boliche es, desde la perspectiva de Nietzsche, un niño que comprende el mundo desde el significado del verbo jugar. Cierra el círculo, por ahora, Juan Preciado, en homenaje al insondable Rulfo. Quizás mañana sean más, sabedores como son de que la red y sus pasiones y sus sueños por definición son infinitos. Búsquelos en la www.losjuanes.net.

Pero la tapa de esta historia es que hace algunos años a Moreno de Caro le hicieron una investigación por hurto de tapas de alcantarilla, pues realizó una campaña denominada Movimiento de Defensa Ciudadana, en la cual personas rehabilitadas de la calle instalaban tapas de alcantarillas. Con tan mala suerte que las tapas que utilizaba Moreno de Caro llevaban el logotipo de la EAAB. ¿De donde las sacaba? ¿Sus muchachos rehabilitados las ponían, las quitaban o las recuperaban?

MARIO MORALES (moralesm@javeriana.edu.co)

NASHRY ZAHGUI (nashryzahgui@hotmail.com)

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{Premios sin tapas

{La arteria del arte

Hablamos ahora de las tapas de los libros. Los libros ganadores de los Premios Nacionales de Cultura que enriquecían el acervo patrimonial — creados en 1992 por el director de Colcultura, Ramiro Osorio)— y que, desde el año pasado, dejaron de publicarse. Contrario a lo que podría pensarse, la decisión no se tomó por recorte presupuestal: se duplicó el monto económico de los premios y se dejó a los autores en libertad de buscar su editor. Así lo hizo Juan Manuel Roca con su libro de poesía Las hipótesis de nadie, que publicó la Universidad Nacional como "libro inédito" en su colección de poesía, sin anunciar en portada que fue Premio Nacional de Cultura (el dato aparece discretamente en la información de solapa). En lugar de 20 millones que se daban, el autor recibió 40 y tuvo la suerte de encontrar editor. Pero, ¿les resultará tan fácil a los ganadores en otras categorías, como música, filosofía, historia o lingüística interesar a los editores? Lo cierto es que en un país donde son tan escasos los estímulos a la creación y donde los premios de las grandes editoriales comerciales están tan cuestionados, estos premios que gozan de prestigio y credibilidad por la calidad de sus jurados requieren mecanismos de difusión. Más si se financian con dineros públicos. La retribución que esperan los ciudadanos son bienes culturales tangibles, como lo eran los premios: dos mil ejemplares, que en parte se distribuían en las bibliotecas de todo el país. Además, no se trata de "huesos". La primera novela, premiada en 1992, Opio en las nubes, de Rafael Chaparro Madiedo, todavía se reedita. En fin, un lunarcito en la impecable administración (tan aplaudida por todos) de Consuelo Araújo. Lo que sí hay que celebrar es que se siga editando la colección de los premios Vida y Obra, un auténtico lujo con semblanzas y fotografías de los homenajeados. El segundo título salió en diciembre de 2005 y está dedicado al director teatral y actor Fausto Cabrera, al compositor Catalino Parra, fundador de los Gaiteros de San Jacinto, y al fotógrafo Manuel H.

Ya va por la cuarta edición el periódico bimestral Arteria —Informaciones, opiniones y todo lo que necesita saber sobre el arte en Colombia—, que distribuye gratuitamente 20 mil ejemplares, un regalo para los todos los amantes y seguidores del arte en Colombia (como justamente se llama la revista especializada en arte más emblemática del país, con 30 años de existencia, pero tan poco accesible para un público amplio). La crítica Nelly Peñaranda es la directora de este exquisito periódico, impreso en papel esmaltado y con policromía que dignifica la información cultural especializada. Detrás de ella hay un grupo de expertos, como María Belén Sáez de Ibarra, Carlos Andrés Hurtado, José Roca, el fotógrafo Óscar Monsalve y Jaime Cerón (un perfil de él aparece en este número de Directo Bogotá, en la sección Divino Rostro). El medio artístico pedía a gritos una publicación como ésta, teniendo en cuenta la práctica extinción de la crítica de arte en la prensa tradicional. Eventos como Artbo —Feria de Arte de Bogotá— y Artrónica —Muestra Internacional de Artes Electrónicas—, entre otros, hablan de un despunte del mercado del arte, de nuevas propuestas y prácticas artísticas, de jóvenes talentos que pujan por salir a la luz. Si la capital cuenta con unos 70 espacios de exhibición, gracias al esfuerzo de entidades públicas y privadas y de colectivos de artistas, necesita más medios para la divulgación y la formación de públicos. MARYLUZ VALLEJO (maryluz.vallejo@javeriana.edu.co)

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Alberto Salcedo, periodista y profesor de periodismo de la Javeriana.

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Columnista

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Pambelé,

Por: Ignacio Ramírez Director de Cronopios ignacioramirez@cable.net.co

¿feliz cumpleaños? El 23 de diciembre de 2005, Antonio Cervantes 'Kid Pambelé' cumplió 60 años de vida irónica y conmovedora, que primero lo catapultó de la miseria absoluta a la riqueza pasajera, luego lo estrelló con furia contra el suelo y ahora lo arrastra sin misericordia como una jarcia al viento en el incendio de un país que convierte a quienes nacen sin nada entre las manos en fugaces objetos de poder oportunista y luego los olvida y los aplasta y los humilla y enloquece, como sucede con este campeonísimo cuyo avatar fluctúa entre los recuerdos de una gloria efímera que nunca volverá y el presente cruel e ignominioso que hace apenas unas horas nos lo mostró por la televisión con las manos esposadas, atrás, los ojos delirantes y el gesto inconsolable de quien lo tuvo todo y ahora, cuando ya no tiene nada, es so-

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metido al escarnio de nuestro bilioso periodismo especializado en promover, en la misma cosecha, el dolor del secuestro, la bendición del papa, las turgencias artificiales de las reinas, el magnicida que casi llegó a la Presidencia, los guerrilleros, los paramilitares, la farsa de los gobernantes y los legisladores, el reality, lo que reelige, lo que vende, la basura, el espejo. Es medianoche, y el primer segundo del día del acceso a la sexagenidad del personaje me sorprendió leyendo el último renglón de El oro y la oscuridad: La vida gloriosa y trágica de Kid Pambelé, escrita por el gran cronista contemporáneo Alberto Salcedo Ramos, quien me noqueó de entrada sin dejarme caer y —por el contrario— obligándome a seguir en pie hasta el último asalto, cuando concluyo el libro que leí de un sorbo y que ahora al cerrarlo me asesta una imborrable lección de periodismo: todo lo que en él cuenta, yo ya lo sabía. ¿Conclusión? Esta inmensa tragedia pambeleana se oxigena y amortigua por obra y gracia del talento del autor, quien maneja la arquitectura de la crónica con magistral dominio de los golpes del silencio, que hace al lector que se retire a su esquina a respirar por un minuto para volver al combate con el texto donde las dosis de adjetivos, la sintaxis, el equilibrio del lenguaje, el espacio, la atmósfera y el tiempo configuran un todo narrativo que no se da silvestre. Salcedo Ramos ratifica su condición de periodista capaz de manejar un tema sensacionalista llevándolo a la respetuosa ecuanimidad del verbo, sin someter al personaje a manoseos, sin erigirse en juez, sin dejarse llevar por la fiebre de protagonismo, tan vacua como abundante en nuestros más soberbios y mediocres reporteros. Estas ya no son horas de comparar a los maestros de la crónica de comienzos del siglo XXI con Capote, Talesse, Gabo y hasta el gato. Tales preceptos implican falta de imaginación o recurrencia. Quien tiene talento y logra un estilo gana un lugar y un nombre. Y este es el caso: Salcedo escribe después de una investigación juiciosa durante la cual va gestando el tono y la densidad de su relato, el perfil humano de su personaje, y, lo más importante: el entorno. Por eso, aunque esta es una biografía de la tragedia de Kid Pambelé, es también la radiografía del país desalmado que utiliza en los tinglados políticos a sus héroes populares y luego los convier-

te en engendros infortunados donde el hazmerreír, la bronca, el escamoteo, el hambre, la ignorancia, la vergüenza, forman parte del drama. La culpa de la mala educación del pueblo no es del pueblo, sino de los ladrones que lo han malgobernado siempre. Y eso que Pambelé ha sido (¡qué ironía!) afortunado: goza una pensión decorosa, han intentado maradonizarlo en Cuba y hasta hay quienes no pierden la esperanza de sacarlo de su pavoroso laberinto donde hoy es bueno, mañana malo, hoy bueno, mañana malo, como cuando los enamorados deshojan margaritas... ¡Aquí está pintado el país! Ahí está con nombre propio el oportunista Andrés Pastrana que en cierta ocasión preelectoral saltó por encima de una sugerencia médica y se fue a hacer retratar con Pambelé en la clínica para que la prensa del día siguiente publicara, como en efecto publicó, que el deportista en recuperación se sumaba a la campaña del futuro ex presidente, quien tenía el gesto bondadoso de ir a visitarlo hasta su lugar de enfermo en Cartagena. Primogenituras por platos de lentejas, como pasó con la Embajada en Washington, en una historia donde de Presidente para abajo están mezclados los que atizan la guerra, quienes salen por la televisión gimiendo por la muerte de los soldados inocentes y después de comerciales se arriman al sol que más caliente.

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El oro y la oscuridad es otra excelente crónica de Alberto Salcedo Ramos. La biografía vibrante de Antonio Cervantes 'Kid Pambelé', nuestro gran campeón de la tristeza, quien el 23 de diciembre de 2005 cumplió 60 años de vida a la colombiana. Campeón, ¿feliz cumpleaños?

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Tovar y Luis Carlos +++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++ Meyer en el Hotel +++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++ Granada, 23 de septiembre de 1948. +++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++ +++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++ +++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++ +++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++ +++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++ Ana María Rubiano Velandia +++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++ anamrubiano@hotmail.com +++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++ Fotos: Sady González, en Bogotá años 40, +++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++ Revista Número, Bogotá, 1999. +++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++ +++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++ La orquesta de Álex

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Retro * visor

Rumba de antaño en Bogotá En la radio se oyen, incesantes, las balas de la Segunda Guerra Mundial. Son los años cuarenta, y en las calles, rojos y azules se odian a muerte, pero tampoco dejan de divertirse, como una catarsis necesaria. Los bogotanos se visten al último grito de la moda y bailan al ritmo de las grandes bandas de jazz y de los ritmos caribeños en hoteles de lujo, grilles, cabarés y cafés para disfrute de ricos y pobres. Un viejo mapa de la diversión en Bogotá para las nuevas generaciones.

El 26 de abril de 1934 se expidió el decreto 875, que estableció la jornada laboral de ocho horas. Fue una descarga de trabajo liberadora para los capitalinos, porque, como explica Carlos Elías Alzate, un pensionado de 85 años que en sus años mozos fue muy dado a la rumba, "antes de eso, los bailes y los espectáculos eran para las clases más pudientes, que oían nuevos ritmos y disfrutaban de los placeres de la vida nocturna, porque, claro, ellos tenían más tiempo. Pero ya


con esa reforma se fue volviendo un fenómeno masivo, y aunque las distracciones eran poco variadas, uno iba a visitar a las amistades o iba a bailes, a teatro y a fiestas cívicas y religiosas". A Helena Iriarte se le llenan los ojos de nostalgia y alegría al recordar las noches de bohemia de su juventud. Esta destacada profesora de literatura de la Universidad Javeriana cuenta: "Casi siempre íbamos a bailar a los grilles. Recuerdo el Grill Colombia, el Europa y La Cashba. Para oír música solamente íbamos al As de Copas o al Restaurante La Pampa".

Despedida de soltera con té en el Metropolitan, agosto 25 de 1945.

Los grilles eran lugares de estilo neoyorquino para bailar y oír música en vivo. Ritmos como el jazz, el blues y el fox-trot llegaban desde el extranjero y eran interpretados por las orquestas que ambientaban el sitio. Pero fue la música del Caribe la que sobresalió de manera definitiva. "Nosotros aprendimos a bailar con ritmos caribeños; oíamos boleros y bailábamos son cubano y merengue", recuerda la profesora Iriarte. +++++++++++++++++++++

+++++++++++++++++++++ A partir de los años cuarenta la música costeña +++++++++++++++++++++ conquista el interior del país. Incluso se dan de+++++++++++++++++++++ bates en la prensa y en la radio porque algunos +++++++++++++++++++++ +++++++++++++++++++++ intelectuales consideran que estos ritmos son +++++++++++++++++++++ salvajes; pero se imponen sus defensores. Es así +++++++++++++++++++++ como los artistas José Barros, con éxitos como +++++++++++++++++++++ Las pilanderas y Momposina, y Lucho Bermúdez, +++++++++++++++++++++ con su Orquesta del Caribe y sus composiciones +++++++++++++++++++++ Carmen de Bolívar y Salsipuedes, por mencionar +++++++++++++++++++++

algunas piezas famosas, logran tomarse los espacios de esparcimiento de los capitalinos.

Otro escenario importante a la hora de divertirse eran los cabarés y los night clubs. Aunque menos comunes, tuvieron gran acogida en la capital. La avenida Jiménez albergaba varios en sus sótanos, como El Metropolitan, donde en 1944 se presentó Lucho Bermúdez con su orquesta. Así lo relató en un artículo del semanario Sucesos, en julio de 1940, el periodista Paulo E. Forero: "De madrugada, especialmente los sábados, brotan de sus angostas bocas torrentes de ebrios descoloridos y mujeres con la noche pintada en el semblante". Prohibida la entrada a las mujeres "La costumbre de tomar tinto hizo que se construyeran cafés y ya uno no iba tanto a las barberías a hacer tertulia masculina, sino al Café Florián, al Madrid y al Italia. Los intelectuales

Café la Botella de Oro, un famoso tertuliadero de la época.

amigos del franquismo se reunían casi siempre en el Café Victoria", cuenta Alzate. Cafés, chicherías, billares y boleras fueron el paraíso de los hombres en tiempos pasados. Entre copas de aguardiente, cerveza, chicha y café, los capitalinos se alejaban de la rutina diaria, del trabajo y de las mujeres. "Las mujeres no podíamos entrar a los cafés. El primero que lo permitió fue el Café Excelsia, pero ya en los años sesenta", afirma Iriarte. Las únicas féminas que se veían eran las meseras, "pero eso era suficiente para deleitar la vista y para que la velada fuera perfecta", cuenta Ignacio Serrano, de 85 años, quien asegura haber alcanzado su máximo esplendor de vida en aquella época. Cafés como El Automático recibían regularmente a intelectuales y políticos que encontraban en el recinto un lugar ideal para abandonarse al goce de una buena bebida y una placida conversación. El Automático era frecuentado por los poetas León de Greiff, Luis Vidales, Jorge Zalamea y Arturo Camacho Ramírez; por los artistas Ignacio Gómez Jaramillo y Marco Ospina, y por los perio-

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distas Juan Lozano y Lozano, Alberto Galindo y Carlos J. Villar-Borda, entre muchos otros miembros de grupos políticos y generaciones literarias. Pero también albergaba a estudiantes y representantes de la bohemia proletaria. Y es que los cafés, a diferencia de las chicherías —donde se concentraba la clase baja— y de los clubes sociales —donde lo hacía la clase alta—, lograban congregar una clientela variada, aunque sólo con la presencia del género masculino.

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"Las gentes adineradas iban a clubes sociales y se sentaban a conversar, leer prensa extranjera o tomar una bebida en cómodos sillones. Celebraban reuniones de egresados del colegio u obras sociales. Las mujeres sólo podían entrar cuando había un baile o una celebración especial —explica Alzate—. A los de clases más bajas se los podía ver en piqueteaderos, cantinas, cigarrerías y casinos, jugando al tute, al tresillo y al billar, calmando la sed con una bebida alcohólica."

El Restaurante Yanuba fue fundado por una familia danesa y tuvo gran acogida entre las señoras, que disfrutaban de sus productos de pastelería y bebidas. Lo mismo ocurría con La Florida (el clásico chocolateadero de la séptima) y Monteblanco. La particularidad de estos sitios era que en las noches algunos se convertían en night clubs, como los llamaban los concurrentes.

Al parecer, el consumo de alcohol era en ocasiones desproporcionado. "Millones de litros de cerveza y whiskey y ríos de chicha convierten a Bogotá en un paraíso de los ebrios, mejor que París", anunciaba un titular de prensa de El Liberal en 1939. "Se tomaba mucho en esa época, sobre todo chicha y cerveza porque era lo más barato", relata Serrano.

Emilia Chacón, de 87 años, quien asegura haber sido una de las tantas mujeres que se divertían tomándose una taza de té con las amigas mientras sus esposos trabajaban o pasaban el tiempo en algún café, cuenta: "No nos quedábamos hasta altas horas de la noche, porque no estaba bien visto. Pero en ocasiones el marido o el novio podía llegar a algunos de estos restaurantes a hacerle compañía y ahí sí la cosa se iba para largo porque ponían música para bailar y la velaba se prolongaba".

A la hora del té A pesar de tener vetada la entrada a los cafés, las mujeres hicieron de los salones de té su propio rinconcito para la diversión. No eran exclusivos del género femenino, pero resultaban ideales para pasar el rato con las amigas. "Los más concurridos —cuenta Helena Iriarte— eran La Florida, el Monteblanco y el Yanuba". A propósito del Yanuba, Clara Inés Pinzón, mesera de la sucursal de la calle 122, comenta: "Todavía hoy las mujeres vienen en ese plan, a tomar onces y a charlar con las amigas, pero al parecer antes era una práctica más común".

'Pachito Eché' y el Salón Rojo Los hoteles de la capital fueron otro escenario esencial para las horas de diversión en Bogotá. Con el acompañamiento de orquestas de jazz o de música caribeña se celebraban fiestas de todo tipo. "A los hoteles íbamos, pero era sobre todo cuando se realizaban eventos especiales, desde despedidas de soltera hasta matrimonios", afirma Susana Cortés, una mujer de 82 años que vivió su adolescencia en esta ciudad. "Los hoteles más famosos eran el Continental, el Regina (que fue destrozado durante el Bogotazo) y, sobre todo, el Granada y el Tequendama", asegura Cortés.

Fiesta en el cabaret Montecarlo, abril 14 de 1947.


+++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++ +++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++ +++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++ "La costumbre de tomar tinto hizo que se construyeran cafés y ya uno +++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++ +++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++ no iba tanto a las barberías a hacer tertulia masculina, sino al Café +++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++ Florián, al Madrid y al Italia. Los intelectuales amigos del franquismo +++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++ se reunían casi siempre en el Café Victoria". +++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++ +++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++

"Una de las canciones que más se popularizaron en Bogotá, en la década de los cuarenta, estaba dedicada y describía a uno de los personajes más conocidos por la sociedad bogotana: era el gerente del famoso y bello Hotel Granada, Francisco Echeverri. La canción hablaba de su simpatía, se llamaba Pachito Eché", cuenta Victoria Peralta en su libro El ritmo lúdico y los placeres en Bogotá. Que comience la función Carlos Uribe Celis también plantea en su libro La mentalidad colombiana: Cultura y sociedad en el siglo XX que durante los años cuarenta "la cosmopolitización de Bogotá progresa al socaire de los avances del cine y la radio, que se afianzan como diversión de grandes masas". Con los teatros Olympia, Faenza y Astral, inaugurados en la segunda década del siglo XX, los bogotanos empiezan a adquirir su cultura audiovisual. Susana Cortés recuerda: "Había cineclubes muy baratos y además se pasaban ciclos excelentes de películas europeas". Andrés Samper Gnecco relata en Cuando Bogotá tuvo tranvía y otras crónicas: "Si al respetable [público] no le gustaba desde el principio algún filme, silbaba, chiflaba, gritaba ¡ladrones, rateros! y lo hacía cambiar por un segundo, tercero o hasta cuarto más, celebrando con palmoteos su victoria. Muy raras veces se imponían las mayorías silenciosas, que siempre han existido, susurrando desde los palcos de segunda fila ¡chis, chis! […]. Todo el mundo fumaba Pielrroja y Pierrot en cadena y en pleno recinto". Según lo recuerda Iriarte, "salíamos de cine, de la función nocturna, e íbamos a Cream Helado o a El Cisne a tomar algo. A la salida del teatro las mujeres casi no tomábamos, podíamos pasar toda la noche con una Coca-Cola y a los hombres les bastaba con un solo cubalibre". Aquellos viejos tiempos Hay costumbres que no cambian. Todavía los jóvenes disfrutan con una cerveza fría y una buena

compañía para pasar la noche. Y, sin embargo, los viejos recuerdan, nostálgicos, muchas costumbres desaparecidas: "Algo muy bonito que se ha perdido es que no existía la diferencia entre generaciones. Yo salía con mi mamá y mi papá porque no importaba, nos gustaba la misma música", recuerda Iriarte. Susana Cortés evoca así aquellos tiempos en que se podía entablar más fácilmente una conversación: "En los grilles la gente podía hablar; es decir, uno se podía comunicar, no como en los bares de ahora, que la música la ponen durísimo. No. Cuando comenzaba a sonar la orquesta nos parábamos a bailar, pero después nos sentábamos a seguir charlando". Atrás quedaron esas épocas —irónicamente consideradas zanahorias por los que hoy padecen las restricciones de la "hora zanahoria"— en las que en medio de grilles, cafés y teatros, de chicha, cerveza y cigarrillo, los habitantes de la Bogotá disfrutaron las noches y bailaron al son de ritmos musicales que todavía se escuchan.

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[ ] esta * ciónCENTRAL

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+++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++ +++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++ La multiplicación de carros blindados +++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++ y de escoltas que custodian a personajes de la +++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++ vida pública y a particulares se advierte a +++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++ Melissa Serrato Ramírez simple vista en las vías y en los conjuntos +++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++ melissa.serrato@gmail.com +++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++ residenciales de Bogotá. Dispositivos de +++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++ seguridad que no solamente cambian la rutina +++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++ de quienes los requieren, sino la de todas las +++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++ personas que conviven con ellos en los +++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++ alrededores de sus residencias y sufren la +++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++ +++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++ invasión de su intimidad. Aquí contamos lo que +++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++ significa ser escolta a todo riesgo y vivir al lado +++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++ de un escoltado. Desde la perspectiva del otro +++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++ quizá comprendamos mejor el drama de la +++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++ +++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++ inseguridad y la paranoia en este país, +++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++ particularmente en esta ciudad. +++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++

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Escoltas y vecinos del miedo Melissa Serrato Ramírez melissa.serrato@gmail.com

Las camionetas blindadas irrumpen con frecuencia en las vías de la capital, irrespetan las señales de tránsito y, sobre todo, intimidan a los demás conductores, desprevenidos, que deben frenar, ceder la vía y controlar el disgusto en silencio, pues, a veces, como asegura el taxista Pablo Sarmiento*, "es mejor no buscarse problemas con esas personas que están armadas. Igual se van a atravesar y si uno se pone de valiente lo más seguro es que salga perdiendo porque con esos carros a ellos no les pasa nada; en cambio a uno sí le hacen un daño que puede llegar a valer mucho, luego salen 'pitados' y nadie los alcanza". Para ellos no rige ninguna medida de


tránsito como el Pico y Placa o el Día sin Carro y, en ocasiones, pueden circular por las ciclovías que se habilitan los domingos y festivos. "Cuando pasa una larga caravana custodiando a un político, los demás deben abrirle paso porque es como si fuera Dios el que estuviera pasando", agrega Sarmiento. Pero no sólo en las vías públicas los ciudadanos comparten su diario vivir con los escoltas; también ocurre en el ámbito privado, sobre todo en los conjuntos residenciales. Hasta los arquitectos —en respuesta a la incomodidad que produce la presencia de una escudería de escoltas— han comenzado a diseñar para ellos espacios apartados de la recepción y de los garajes de los edificios y conjuntos, para que desde allí puedan cumplir con su deber sin perturbar a los vecinos. Al respecto, Javier Guzmán, residente de un conjunto cerrado del norte de Bogotá, hace referencia a estas salas especiales que se crearon en la época del narcoterrorismo y que él define principalmente como "espacios prudentes", pues al estar los escoltas lejos de la vista de los habitantes y de las calles internas del conjunto, las incomodidades disminuyen, porque así "los residentes no tenemos que pasar por entre los carros de escoltas, que antes se parqueaban en ambos costados de las vías e interferían con la circulación". Sin velas en ese entierro En el conjunto de Guzmán también viven un político, un diplomático y un empresario, todos ellos custodiados por un buen número de escoltas. "Si una persona requiere seguridad personal, implica que, de una forma u otra, su vida está en peligro. Entonces, al estar uno viviendo cerca es inevitable pensar que si son víctimas de un atentado, en medio de ese evento, uno o algún miembro de su familia puede resultar siendo víctima directa sin tener velas en ese entierro". El miedo se convierte así en un sentimiento con el cual los vecinos de los protegidos aprenden a vivir, porque sólo tienen dos opciones: se van del lugar donde tienen arraigo o se acostumbran a la situación. Fernando Cortés, habitante del barrio Rosales, cuenta que vivió durante más de seis años en el mismo edificio donde residía una persona que tenía cinco escoltas, a la que nunca le vio la cara ni supo a qué se dedicaba. "Esa incertidumbre genera mucha angustia porque uno no sabe si

son personas que están siendo protegidas por sus cargos destacados o, si por el contrario, están metidos en negocios ilícitos… Yo siempre creí que se trataba de la segunda posibilidad". La situación se hacía más extraña aún para Cortés porque su vecino permanecía dentro del apartamento la mayor parte del día y abandonaba su residencia en las noches. Sin embargo, los escoltas no bajaban la guardia en ningún momento de la jornada. Tanto Guzmán como Cortés comparten el sentimiento de rabia cuando estos escoltas (el término guardaespaldas no es "políticamente correcto" entre el gremio) presumen de su poder y se creen con más derechos que los demás; para rematar, "no respetan las mínimas normas de convivencia y de respeto", dice Cortés. Pero lo que más les incomoda y preocupa es la pérdida de intimidad y los riesgos que esto implica. "Para nadie es un secreto que algunos casos de secuestros, extorsiones y hasta muertes están relacionados con los guardaespaldas, pues no sólo están enterados de todos los movimientos de la persona a la que cuidan, sino que además tienen acceso a la información de quienes los rodeamos: horas de entrada, de salida de todos los miembros de la familia, número de hijos, en los recibos de los servicios aparece el número del teléfono, llega la correspondencia y los extractos de los bancos… En fin, un sinnúmero de datos que pueden ser utilizados para delinquir", afirma Guzmán. Nuevos vecinos en el barrio María Lucía González vive desde hace un año en La Calleja. Escogió ese sector principalmente por ser residencial y tranquilo; sin embargo, cuando regresó de sus vacaciones a comienzos de este año se encontró con un despliegue apabullante de Ejército alrededor de un edificio nuevo del conjunto: "Están en toda la cuadra y en la esquina de la siguiente cuadra. Entonces, la primera reacción cuando yo vi eso fue: ¿aquí qué pasó?, ¿a quién mataron o a quién van a matar?". A los pocos días se enteró de que la vigilancia se debía a que el fiscal general de la nación, Mario Iguarán, se había mudado al edificio que queda diagonal al suyo. Las medidas de seguridad en el lugar se han extremado tanto que ya no se le permite a los taxis que parqueen, como en días anteriores, en las vías aledañas durante las horas de la maña-

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Aunque González manifiesta no sentir miedo, asegura: "No deja de ser preocupante en la medida en que se trata de un personaje muy influyente en el país, y más en época electoral". En ese sentido, cree que una de las mayores incomodidades podrían presentarse cuando el Fiscal sea protagonista de algún acontecimiento noticioso porque entonces no solamente llegarán los escoltas, sino también los medios de comunicación.

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Dentro de los blindajes Detrás de los rostros vigilantes, los chalecos antibalas y las armas hay seres humanos que por vocación o por necesidad exponen su vida a diario para proteger la de sus jefes. Alejandro Carreño, escolta conductor de profesión, nació con la vocación definida hacia la seguridad. Cuando prestó el servicio militar tuvo la oportunidad de aprender los principios de la custodia personal y desde entonces ejerció como escolta de un coronel para luego dedicarse a cuidar particulares, porque considera que la protección a dignatarios "quema más al escolta". Se refiere a que con los particulares hay menos peligro, el trabajo es mejor remunerado y, por lo general, tienen un horario definido; mientras que con los dignatarios tienen hora de entrada, pero nunca saben cuándo va a terminar la jor-

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na, "casi nunca había necesidad de llamar un taxi porque ellos se estacionaban frente a los edificios a esperar a las personas que necesitaban transporte". Además, considera que ver en todo momento armas, soldados, policías y carros blindados crea en los vecinos una sensación de agresividad y tensión permanentes; el ambiente se torna hostil, en especial para los niños que salen a esperar los buses escolares.

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"No todo el gremio es de patanes..." Laura Escamilla pasó una parte de su juventud (entre los años setenta y comienzos de los ochenta) en el barrio Las Villas. Recuerda que allí algunas casas eran vivienda militar: "Mi padre es militar retirado y a nuestro lado vivía el que por ese entonces era el director del DAS, el general Miguel Alfredo Maza Márquez". Ser vecina de uno de los personajes más custodiados y amenazados de la historia colombiana no significó una experiencia "traumática ni desagradable", por el contrario, estuvo llena de anécdotas simpáticas. "A mi carro se le pinchaba alguna llanta cada mañana cuando tenía que salir, y los guardaespaldas, muy amables, me ayudaban siempre a cambiarla. Eran, más que nada, personas muy solidarias en el barrio". Por eso, lejos de tenerles miedo, comenta que los ha considerado desde entonces por el componente dramático del oficio. Nunca supo si uno de esos personajes que le despincharon el carro murió o quedó herido en cumplimiento de su labor: "Es una paradoja que ellos den su vida por la de otro". Escamilla añade que existe un prejuicio muy fuerte contra los escoltas, lo cual se da esencialmente por el desconocimiento que se tiene de las exigencias de su trabajo. "Se dice que todos son unos patanes, pero yo, que viví una buena parte de mi vida con los escoltas de un sobreviviente de varios atentados, puedo asegurar que no todo el gremio es de patanes…".

+++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++ +++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++ “Se han dado casos en los que hacen atentados a los +++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++ mismos escoltas solamente para debilitar al cuerpo de +++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++ seguridad y luego poder atacar más certeramente al +++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++ +++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++ PMI. Entonces, antes de comenzar el día lo que uno +++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++ hace es pedir: 'Dios, que hoy no nos pase nada y todo +++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++ nos salga bien a todos” +++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++ +++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++


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nada. Además, los escoltas de estos últimos son los que, por el perfil de su protegido, cierran vías o interfieren la circulación normal; en cambio, "los que custodiamos a particulares no tenemos que andar tan rápido, aunque, eso sí, estamos alertas de las motos y los carros que van a los lados. Así tenemos una vida más calmada, porque para uno tampoco es agradable que lo consideren el malo del paseo, cuando en realidad todo lo que uno hace es por el trabajo que tiene". "Llevo diez años como escolta y en realidad no es una vida que esté repleta de acción, como uno piensa cuando se mete en esto. Es más que todo un trabajo de inteligencia, de adelantarse a lo puede pasar y de malicia indígena, donde lo principal es la planificación diaria." Dicha planificación consiste en una reunión del grupo de

++++++++++++ escoltas en la que, basados en un mapa, deciden ++++++++++++ las rutas que van a tomar para llegar al destino ++++++++++++ solicitado por el PMI (personaje más importan++++++++++++ ++++++++++++ te). Esa reunión tiene lugar unos minutos antes ++++++++++++ de que el personaje esté listo para salir y "en el ++++++++++++ momento en que se decide la ruta es cuando em++++++++++++ pieza la tensión y la presión porque el peligro ++++++++++++ del escolta y del PMI es fundamentalmente du++++++++++++ rante el trasporte, son momentos críticos".

"A uno lo juzgan mucho cuando va manejando, pero es que ahí es cuando se está exponiendo más el PMI y lo que la gente no ve que entre menor sea el tiempo que él permanezca en las calles, menor es el riesgo para la gente inocente que está alrededor, porque los atentados casi nunca se dan en las oficinas, sino en los momentos en que el personaje se está desplazando". Carreño argumenta que son tan remotas las probabilidades de que se atente contra la vida del PMI en los recintos cerrados, que, a pesar de que se tiene mucha seguridad en ciertos establecimientos, el mismo PMI permite que solamente uno de sus protectores personales, llamado "escolta general" o "jefe de escolta", lo acompañe dentro de los lugares donde trabaja o que frecuenta. "Mientras tanto, los escoltas conductores y acompañantes lo esperamos afuera". Sobre la relación que mantienen los escoltas y los escoltados, Alejandro comenta: "El PMI es una persona que le confía a uno todo porque le estamos asegurando su vida… Entonces, nos trata muy bien, lo apoya a uno en todo momento y si por algún motivo reciben quejas de la forma como se conducen los vehículos, ellos nos dicen: 'Muchachos, hay que tener cuidado con esto', pero podría decirse que nunca hay malos tratos". Esto permite que el trabajo de los escoltas se realice de la mejor manera, y no solamente en el ámbito profesional: de tanto compartir, se construyen lazos que de una forma u otra trascienden la relación de jefe y subordinados. "A uno también le da miedo" Carreño cuenta que se levanta con la idea de que todos los días son diferentes y que así como no ocurrió nada grave el día anterior, el día que comienza sí puede ser fatal, ya sea para el PMI o para ellos. "Se han dado casos en los que hacen atentados a los mismos escoltas solamente para debilitar al cuerpo de seguridad y luego poder atacar más certeramente al PMI. Entonces, antes de comenzar el día lo que uno hace es pedir: 'Dios, que hoy no nos pase nada y todo nos salga bien a todos'". Carreño se encomienda a las Benditas Almas del Purgatorio, a las que les tiene mucha devoción, y también lo hace con sus compañeros y su jefe. "Obviamente, a uno también le da miedo… Casi siempre en los atentados alguno del grupo de escoltas termina malherido o muerto".

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++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++ ++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++ ++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++ ++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++ DAS) les designan por sus capacidades a algún personaje de la vida pública y "uno no puede negarse; en cambio, en otras empresas sí puede decir que no se siente en capacidad de custodiar a equis personaje, porque uno también busca su propia seguridad".

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El entrenamiento de un escolta pude durar entre dos y tres años. Ante todo, "se prepara física y psicológicamente para estar listos a dar la vida por el jefe, y aunque uno tiene un seguro de vida que, en caso de morir en el cumplimiento de la labor, cubre y protege al menos por un año a la familia, ese temor por la vida propia no se desvanece con una póliza". En ese sentido, la familia de Carreño siempre está intranquila y, si bien respetan su decisión, nunca han estado de acuerdo con que cambie "vida por plata". Y es que los sueldos de los escoltas son altos si se comparan con el salario mínimo, pues oscilan entre $700.000 y $3.000.000, dependiendo de los niveles de especialización que tengan, los años de experiencia, las horas extras y el personaje al que custodian.

Obviamente, el grado de riesgo de los escoltas depende del personaje al que deben custodiar. Cuando terminan el entrenamiento tienen la opción de quedarse con la misma empresa que los preparó o vincularse a alguna entidad de vigilancia privada. Si deciden quedarse, por ejemplo, en la Escuela de Aquimindia (Academia Superior de Inteligencia y Seguridad Pública del

A finales del año pasado, National Geographic dio a conocer en un documental una lista de las 10 profesiones más peligrosas del mundo. La número uno correspondía a los miembros del bloque de búsqueda que tienen a su cargo la captura de Osama Ben Laden. El segundo lugar fue para los escoltas de Germán Vargas Lleras. En esas condiciones se evidencia que así como la profesión de escoltas en Colombia tiene aspectos negativos cargados de prejuicios y hechos ciertos que afectan al resto de los ciudadanos, no deja de ser arriesgada, temeraria y admirable.

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Todos estos temores no resultan infundados cuando se conocen de cerca episodios en los cuales el grupo completo de escoltas ha fallecido. Carreño recuerda que hace unos años debía hacer la custodia de un personaje particular, pero hubo un cambio de último momento y designaron a otro grupo de escoltas para transportar al personaje al barrio Normandía, donde tenía una reunión de trabajo. El personaje, tal vez presintiendo que su vida corría peligro, le pidió al grupo que cambiaran la estrategia del día y que lo dejaran en la sala designada a los escoltas para que la reunión se llevara a cabo allí y que ellos se fueran a la oficina que estaba preparada para la reunión. Así lo hicieron y unos minutos después de estar allí, "la oficina fue impactada por un rocket, pues los sicarios pensaron que el custodiado estaba en la oficina y en realidad fue un grupo de seis escoltas el que murió".

Esporádicamente deben presentar un examen psicológico y psiquiátrico porque las entidades para las que trabajan son conscientes de que al manejar tanta presión se pueden presentar desequilibrios que derivan en una reacción exagerada. "Hay que estar completamente seguro de que hay un peligro inminente para disparar y si se va acercando una moto sospechosa uno no puede de una vez apuntar a matar… Para eso son los exámenes". También, dependiendo del personaje al que se esté custodiando, la empresa pone condiciones de trabajo distintas, algunos trabajan 20 x 10, lo cual significa que trabajan veinte días y descansan diez, otros trabajan por turnos, ya sea de día o de noche.

los nombres de los entrevistados para este informe * Todos fueron cambiados.

Escoltas y escoltados en cifras

Es difícil calcular el porcentaje exacto de escoltas y custodiados en Bogotá. Según cifras recientes de la Superintendencia de Vigilancia y Seguridad Privada, en Bogotá se encuentran autorizados 758 Departamentos de Seguridad. En la sabana y Cundinamarca, 45. En el año 2005 se presentaron 107 solicitudes de escolta personal (de las cuales se negaron cuatro). Para que la Superintendencia autorice la utilización de carros blindados y de protección personal se realiza una investigación y se verifica el riesgo o la amenaza que justifica el peticionario, los medios que se van a utilizar y el presupuesto del que dispone el Departamento de Seguridad. Además, se debe tener en cuenta que todos los procedimientos y acciones de la Superintendencia están regidos por el decreto 356 de 1994, por el cual se expide el Estatuto de Vigilancia y Seguridad Privada.


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Gustavo Petro Fotos de Ana María Ortiz

Camilo Amaya camilo.amaya@gmail.com

El encierro como arma*

Gustavo Petro, el polémico representante a la Cámara por el Polo Democrático Independiente, afronta la pesadilla de vivir rodeado por 12 guardaespaldas, con casa y carro blindados, ya no tras las rejas de la cárcel —que le resultan familiares por su vida de ex militante del M-19—, sino de otros barrotes invisibles aún más intimidadores. En campaña electoral o sin ella, es la misma vida.

Su calvicie y las gafas le dan la apariencia de maestro de escuela o seminarista. Sus sonrisas socarronas se detienen casi siempre en el mismo instante en que empiezan y dejan su cara con la imperturbable seriedad que tenía al principio. Es, tal vez, una de las personas más enclaustradas del país, aunque no está sentenciado a prisión ni padece alguna enfermedad extraña. Permanece confinado por el simple hecho de pertenecer a la oposición política en Colombia y por haber convertido el apellido Petro en el emblema de su lucha. La historia del Petro rebelde y contestatario comenzó a escribirse con las palabras de Gabriel García Márquez, que le revelaron en Cien años de soledad lo que había ocurrido durante la masacre de las bananeras. Luego de ese descubrimiento, el joven estudiante de un tradicional colegio católico de su natal Zipaquirá empezó a saltar de lectura en lectura, a formar su conciencia de izquierda: la que le ha marcado en la frente esa cruz de ceniza que en Colombia señala a los perseguidos. De la mano de un profesor, y siendo todavía adolescente, Petro ingresó al M-19, donde por obvias motivaciones escogió el alias de 'Aureliano'. En 1979, con 18 años de edad, y cuando estudiaba economía en la Universidad Externado de Colombia, ocultó algunas de las más de cinco mil armas que su organización le robó al Ejército en el Cantón Norte de Bogotá. La suya fue una de las pocas caletas que no ca-

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las miradas de los dirigentes carcelarios se posaron sobre él.

Pocos tiempo después, durante el proceso de paz entre el gobierno de Belisario Betancur y el M-19, Petro, que para la época era concejal de Zipaquirá, reveló su militancia dentro de la organización comunista, lo cual le acarrearía muchos problemas.

"La guardia y los directores me acusaban siempre de esos hechos, entonces me transportaban de cárcel en cárcel, cosa que me hizo más llevadero el tema, porque cada cárcel era una situación nueva y descubrirla era una forma de pasar más rápido el tiempo."

Al romperse la tregua con el gobierno, fue apresado y conducido a Bogotá, donde la tortura en la Escuela de Caballería fue el primer eslabón dentro de su larga lista de encierros. "Sentía los caballos… eran un instrumento de tortura, les gustaba morder, entonces nos amarraban muy cerca de ellos para que no pudiéramos dormir, duré tres noches sin dormir y sin comer."

De la Modelo, pasó a la Cárcel Judicial de Ibagué. Fueron dos meses de relativa tranquilidad, encontró en los constantes aleteos de los pájaros, que revoloteaban en el cielo raso de aquel convento colonial, una forma de liberación y disfrute en medio del encierro y la monotonía. "Estaba llena de pájaros en su interior,

Todo el tiempo estuvo vendado y a pesar del miedo, presentía que en ese momento la muerte no era lo que lo esperaba. Los paisanos que lo eligieron como concejal sabían que había sido capturado; eso le dio cierta seguridad sobre su vida y, según dice, le ayudó a afrontar el momento con "cierta fuerza". De la Caballería fue trasladado a la Cárcel Modelo de Bogotá, donde inició su vida de encierro. Tras las rejas Petro tiene en sus manos un recorte de prensa del periódico El Tiempo, de 1985, donde aparece la noticia de un motín de 1.400 presos en la Modelo, que desembocó en la muerte de una persona, el incendio del lugar y 30 millones de pesos en pérdidas. Según el artículo, "Los presos empezaron a agruparse antes de las seis de la mañana, dirigidos por unos 25 subversivos del movimiento 19 de Abril (M-19) y del Ejército Popular de Liberación (EPL) […]. Al ritmo del acordeón y varios tambores lanzaban frases soeces contra las fuerzas militares y de policía y proclamas a favor del M-19 y del EPL". "Yo estuve allí", afirma, y una sonrisa tenue se dibuja en sus labios. El hecho se produjo dos meses después de la sangrienta toma del Palacio de Justicia por parte del M-19, lo que desató una fuerte reacción en contra de los integrantes de esa agrupación que se encontraban presos, así no tuvieran nada que ver con lo sucedido. Petro empezó a organizar a sus compañeros de la cárcel y a pedir el respeto por sus derechos, por lo cual tras el incendio de la Modelo todas

todo el día había pájaros cantando y volando… A mí me encantaba, me invitaron a escaparme, pero casi yo ni quería escaparme por los pájaros." Cuando por fin se decidió a escapar, se frustró el intento. Recuerda entre risas cómo su compañero de fuga tumbó, debido a su sobrepeso, algunas de las tejas del techo por donde pretendían escapar y alertó así a los guardias. La fracasada tentativa de fuga significó un nuevo traslado, esta vez a Zipaquirá, donde no duró ni siquiera un día, debido a que la gente empezó a agolparse y a pedir su liberación. Eran, en

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yó, y este hecho lo llevó a ascender en la dirección nacional del movimiento.

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su mayoría, personas a las cuales había ayudado en la construcción de un barrio de invasión y que reconocían su trabajo como concejal.

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El director de Prisiones de la época, Bernardo Echeverri Ossa, quien se había dejado convencer por el padre de Petro para que hiciera el traslado a Zipaquirá, decidió entonces que su nuevo hogar sería la Cárcel la Picota, donde permaneció cerca de un año. Durante ese tiempo, Petro se encontró con el odio de un capitán del Instituto Nacional Penitenciario (Inpec), que, por sus antecedentes, decidió no dejarlo trabajar. Para rematar, una irónica jugada del destino quiso que Petro naciera en la misma fecha del fraude electoral del 19 de abril de 1970 en contra del general Gustavo Rojas Pinilla y la Alianza Nacional Popular (Anapo), el cual dio origen al descontento que en 1974 ocasionó la formación del M-19. "Yo cumplo años el 19 de abril, entonces en la cárcel nosotros celebrábamos no mi cumpleaños, sino el natalicio del M19 y siempre terminaba en el calabozo, porque los guardias no admitían que nosotros sacáramos las banderas del M-19. Siempre que me metían en el calabozo me llevaban arrastrado." Haciendo honor a su rebeldía, Petro recurrió a las huelgas de hambre para hacer respetar sus derechos. Cuenta que podía pasar siete días sin comer y que los guardianes lo empezaron a llamar 'Gandhi'. Esa fue la forma que tuvo para defenderse de lo que él consideraba injusticias en su contra. De esa misma manera logró que lo dejaran trabajar y fue quizá el anhelo de libertad, mezclado al recuerdo de aquellos pájaros que lo rondaban en Ibagué, lo que lo llevó a dedicarse a fabricar "caballitos alados de madera". En la Picota cumplió su condena y obtuvo un cese de procedimiento. De la cárcel, Petro dice que aprendió bastante, y hoy, cuando lo amenazan con ponerlo tras las rejas, se limita de reírse con desdén. "Pasé varios días de mi vida en los calabozos, sin comer, encerrado y solo. Todas esas cosas me han ayudado un poco, porque a mí siempre me amenazan con que me van a poner preso […]. Yo no soy de los presos de cuello blanco, que los llevan a Santa Fe de Ralito a pasear con las reinas de belleza. Yo puedo pasar por cualquier situación dramática y la sé resistir […]. Siempre les digo que ojalá me pongan preso,

porque yo sé convertir una cárcel en un instrumento de lucha." La vida legal Desde lo legal, después de la desmovilización del M-19, Petro empezó a desarrollar una estructura política que se configuraba lejos de las armas. En 1990, el asesinato de su jefe y candidato presidencial, Carlos Pizarro, a manos de los enemigos de siempre —los paramilitares liderados por Carlos Castaño— fue el primer indicio de que la lucha no iba a ser fácil. Durante ese tiempo hizo varias especializaciones y maestrías, y su ambición política lo llevó al Congreso de la República por primera vez. De

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+++++++++++++++++++++++++++++++++++++ +++++++++++++++++++++++++++++++++++++ +++++++++++++++++++++++++++++++++++++ +++++++++++++++++++++++++++++++++++++ +++++++++++++++++++++++++++++++++++++ allí salió a trabajar en la Embajada de Bélgica, durante la presidencia de César Gaviria, al tiempo que siguió estudiando. Luego renunció al cargo diplomático y volvió al país a dictar clases y a continuar con su destino político, que lo llevó a lanzarse a la Alcaldía de Bogotá. No ganó, pero obtuvo siete mil votos. A su segundo periodo en la Cámara de Representantes llegó con la votación más alta de 2002, y se hizo con la Presidencia del Polo Democrático, el partido más grande de la oposición en Colombia. Su trabajo le ha significado el reconocimiento del


Pero su labor, admirada por algunos, es aborrecida por muchos otros, y esto lo ha obligado a vivir de nuevo en una cárcel; un presidio diferente de esos en los que pasó dos años de su juventud: una prisión sin barrotes de la cual el único escape aceptable para él sería una revolución política y social. "Hay unos momentos de la historia de emancipación, muchas sociedades lo han vivido, incluso la nuestra alguna vez: el 20 de julio de 1810, el 7 de agosto de 1819 o el 9 de abril de 1948. De pronto un día de esos está en nuestra vida, ¡sería una barraquera!"

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La cárcel invisible Ese 21 de junio de 2005 él era el único congresista al que seguían los medios. Las sesiones parlamentarias estaban a punto de terminar y la Selección Colombia sub-20 de fútbol, que se estaba jugando el paso a una nueva ronda en el Campeonato Mundial con la Selección Argentina, acaparaba la atención. Sólo ese hombre con cara de no haber dormido y que no se despegaba de un atado de papeles, amarrados con una cabuya, lograba centrar sobre sí las miradas. Mientras en las demás oficinas la mayoría de parlamentarios y sus ayudantes no se perdían una jugada, Petro tenía tres cámaras de noticieros esperándolo y un enjambre de periodistas detrás. No era para menos, la víspera había hecho una de esas afirmaciones tan normales en él, pero tan chocantes para muchos: dijo en la plenaria del Congreso que Santiago Uribe, el hermano menor del presidente de la República, estaba involucrado en la conformación de un grupo paramilitar conocido como Los Doce Apóstoles, que a su vez estaba relacionado con masacres ocurridas años atrás y que dejaron cerca de 50 muertos en las poblaciones de Santa Rosa de Osos y Yarumal, en Antioquia. Justo en ese momento el gobierno impulsaba en el Congreso la aprobación del proceso de reinserción con las Autodefensas Unidas de Colombia, el principal grupo paramilitar del país. Al instante, todos los resortes burocráticos empezaron a activarse para emprender la defensa de la familia del presidente y, sobre todo, del proceso de "Justicia y paz", cuya credibilidad se afectaba con la aseveración que lanzó el representante a la Cámara.

Todos los amigos del presidente en el Congreso empezaron a abuchear a Petro, para quien los silbidos y rechiflas debieron sonar como una agradable melodía, la cual le ratificaba que una vez más había dado en el blanco. "Los vi chiflando y varios de ellos son cómplices de asesinatos. El chiflido actual no es importante, lo importante es que en diez años se van a valorar mucho las voces que se alzaron en su momento contra la entrega del país al narcotráfico y a los autores de crímenes de lesa humanidad."

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electorado y de sus compañeros, quienes lo votaron como el mejor representante de la legislatura que terminó en junio de 2004.

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Esa misma noche, el Fiscal General de la Nación —que en su momento también fue víctima de las acusaciones de Petro— salió al rescate del mandatario y con expedientes en mano aclaró que al hermano del presidente sí se le había abierto un proceso, pero que la investigación se había archivado en 1999.

Blindado ante las amenazas No era la primera vez que Petro hacía denuncias de tal calibre. Desde su escaño en el legislativo, se convirtió en el protagonista de los debates más candentes. Sus numerosas denuncias lo llevaron a salir del país en varias oportunidades por amenazas contra su vida, pero siempre para volver con acusaciones aún más graves y proyectos de oposición más osados. No es gratuito, entonces, que las amenazas de muerte hayan pasado a ser algo tan +++++++++++ cotidiano como el tener que desplazarse, todos los +++++++++++ +++++++++++ días, rodeado de 12 guardaespaldas. De muchas partes pueden provenir las balas que acaben con su vida, y nadie se sorprenderá mu-

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cho cuando eso ocurra, porque la suya, como la de Santiago Nasar, ese mártir de su escritor favorito de la juventud, parece una muerte anunciada. "Yo pienso que si alguien me mata, primero va a ser un grupo, no va a ser un individuo, no va ser un sicario normal, sino que alguien en el poder va a ordenar el asesinato. No creo que sean los paras y no creo que vayan a ser militares. Creo que va a ser algún miembro de la más alta clase política colombiana, que sabe que cometió delitos de lesa humanidad y le va a temer a los juicios internacionales que sabe que van a empezar a abrirse en algún momento. Ese va a ser el enemigo más poderoso." Petro sabe que la muerte lo vigila constantemente y que cualquier error que cometa podría costarle la vida. Por eso mantiene un dispositivo de seguridad constante y todos los movimientos tienen que ser calculados, porque el más mínimo desliz lo pagaría con su vida. "Yo no me puedo emborrachar, por ejemplo; en el momento de perder los controles, las ansias de libertad pasan al mando y yo no me puedo permitir eso. No puedo cometer un error que finalmente me llevaría a mi muerte, entonces evito ese tipo de cosas." Las amenazas son cotidianas, pero por su cabeza no pasa la idea de abandonar el país. Prefiere vivir recluido en un apartamento blindado, vigilado por cámaras de seguridad y con la compañía de los escoltas que no se le despegan y cuya presencia, a pesar de incomodarlo, es tan imprescindible como el respirador artificial para alguien en estado comatoso. "Eso es un problema, a mí me da pena porque entro a un almacén con doce tipos armados y asusto a todo el mundo. La gente se me aparta en los cajeros automáticos. Mis vecinos deben vivir asustados —además, con razón— […]. En la calle me saluda la gente, pero entonces los escoltas… Tener 12 escoltas armados es un atemorizador de la sociedad, a mí no me gusta mostrar eso, prefiero estar encerrado." Desde 2001 tiene una medida cautelar de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la Organización de Estados Americanos (OEA), por lo cual su apartamento y su oficina son blindados. Las ventanas exteriores no pueden ser abiertas, las puertas son totalmente infranqueables y quien llega de visita se siente como en un panóptico donde cada uno de los movimientos es observado por las cámaras que

se encuentran dispuestas para su vigilancia. La pequeña Sofía camina libre por la casa, que para ella debe ser el único universo, sin la conciencia de vivir atrapada en lo que el mismo Petro llama una "jaulita de oro". Pero su confinamiento es también el de sus otros tres hijos y su esposa, que sí entienden las consecuencias del aislamiento. Petro sabe que el encierro significa mucha presión para su familia y reconoce que no sabe hasta cuándo lo vayan a querer acompañar. "Yo condeno a mis hijos a vivir entre un blindaje, y a mi esposa, que es joven, y no sé cuánto aguanten […]. De hecho, ya ha provocado rupturas matrimoniales pasadas." Su vida transcurre entre ires y venires de su casa al Congreso: del apartamento blindado a la camioneta blindada y de la camioneta blindada a la oficina blindada. Recuerda, con la nostalgia de quien sabe que no se volverán a repetir, esos años de libertad en las calles de Zipaquirá o en poblaciones de Córdoba, de donde proviene su familia. Actividades como salir a caminar a un parque o bailar vallenatos en una fiesta con los amigos son cosas que ya se están borrando de su memoria. "Yo era bailarín y ya no sé bailar, ¡se me olvidó!, me gustaba bailar porros. Me gustaba mucho montar a caballo en las noches, eso es hoy un imposible; en las tierras de Córdoba lo hacía, y eso lo he perdido. Llegué a ser un poco mujeriego, como buen costeño, ahora soy un monje enclaustrado… pero entonces puedo tener matrimonio, mi esposa debe estar feliz", dice con una de sus poco pronunciadas risas.

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Y es que la de Petro puede ser una condena a cadena perpetua de la cual sólo lo libraría una revolución utópica para volver a salir a la calle a respirar, no el miedo, sino el aire contaminado de la ciudad, de gastar la suela de esos zapatos que ahora duran más de lo que deberían, y de tropezarse con la gente sin tener que atemorizarla con los cañones de las armas de sus escoltas.

Esta historia hace parte del trabajo de * grado de Camilo Andrés Amaya y Sofía +++++++++++++++++++++++++++++++++++++++

Buendía Sterling, titulado "Historias +++++++++++++++++++++++++++++++++++++++ de encierro", Bogotá, Facultad de +++++++++++++++++++++++++++++++++++++++ Comunicación y Lenguaje, Pontificia +++++++++++++++++++++++++++++++++++++++ Universidad Javeriana, 2005. +++++++++++++++++++++++++++++++++++++++ +++++++++++++++++++++++++++++++++++++++ +++++++++++++++++++++++++++++++++++++++


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[DIVINO rostro ] Por Melissa Serrato Ramírez melissa.serrato@gmail.com

Ilona

desde su ventana Fotos Ivonne Chávez y cortesía de Ilona

{22} Ilona nació con el don. No estudió música ni aprendió a interpretar ningún instrumento de manera profesional, pero fue nominada al Grammy Latino como mejor artista revelación a finales del año pasado. Tuvo que luchar, esperar con mucha paciencia y dar mucha lora para que Desde mi ventana, su primer disco, viera la luz. Además, les contamos cómo se hace un artista de perfil internacional.


"Me pasé toda la noche sin pegar el ojo porque la bendita melodía no se me salía de la cabeza, hasta que decidí levantarme, pues la música es así, como un espíritu que se te mete y no te deja en paz hasta que lo liberas. Eran las cuatro de la mañana y además, faltaba una canción para terminar la grabación del disco; entonces me fui al cuarto de lavado con la guitarra a tararear y a escribir la canción que no había podido liberar..." La mañana empezaba a clarear en Buenos Aires y, aún sin dormir, Ilona seguía tarareando y componiendo en ese cuarto que le mostraba la ciudad desde una ventana.

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Paola Mantilla, su manager, se levantó sorprendida al escuchar a Ilona trabajando tan tarde. "Me mostró un pedacito de la letra y al otro día cuando llegamos al estudio, Ilona iba muy convencida de su nueva canción. Al "Me siento orgullosa, presentársela a 'Cachorro', feliz de haber tenido a toda esa energía y pasión mi padre lustrabotas y de la noche chocó con el concepto del productor. a mi madre que lavaba Entonces Ilona y Richard se ropa porque siento que fueron al estudio a trabajar en la canción y a pertengo bases fuertes en mi vida para hacer todo feccionarla hasta que finalmente se la tocaron a lo que quiero sin Cachorro y él dijo: 'Listo: esa es'. Sin embargo, todaperderme yo misma y vía no estaba convencido sin perder el norte." hasta que empezaron a grabar los instrumentos y la voz y cuando estuvo lista, Cachorro asintió con la cabeza mientras miraba a Ilona y luego la cantaba, la bailaba, casi saltaba". Así nació Desde mi ventana, la canción que le dio título al álbum, y que es un símbolo y una muestra de lo guerreado que fue el primer disco de Ilona.

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Su pasión por la música se remonta a su infancia, cuando escuchaba cantar y silbar a su padre, Ernesto Castilla. Recuerda que ha cantado desde que tiene uso de razón; pero hubo un episodio que le mostró que su destino era la música. Cuando estaba en primero de primaria, la profesora de música de la escuela les enseñó una canción para la presentación de fin de curso; Ilona se ofreció a cantarla, la preparó y ensayó varias veces; sin embargo, antes de salir al escenario sintió mucho miedo de equivocarse, así que em-

pezó a llorar y se negaba a salir. "Mi papá se acercó y me dijo: 'Hija, usted canta lindo y toda esa gente la quiere escuchar, vaya y les canta. Además, ¿usted no canta todos los días en la casa conmigo? Eso salga y no le dé miedo, imagínese que todos tienen un moco en la frente'. Entonces, me hizo morir de la risa y salí a cantar". Ilona no sólo cantaba, también desde muy niña empezó a componer. Recuerda que a los diez años escribió una canción de amor, no la dedicó a nadie, simplemente se imaginó lo que significaba el amor y de esa manera dio cuerpo a una balada que decía: "Tú que llegaste cuando lloraba en soledad; tú, que una noche me sorprendiste…". Luego sus composiciones se tornaron más fuertes y con contenidos de denuncia, se valió del rap para decir lo que sentía y expresar su inconformidad. "El rap me parecía increíble porque decía sin pelos en la lengua qué era la vaina en los estratos bajos". Sin embargo, reconoce que el rap fue solamente una época de su vida porque este ritmo es muy agresivo y por ello se hace más difícil llegarle a la gente, mientras que con letras y ritmos más suaves que conserven el contenido de la denuncia "es posible que tú te identifiques con algo que yo siento porque tienes la misma capacidad que yo para sentirlo". Es lo que ocurre con su canción En la zona, de la que comenta: "Ahí yo me cuestiono sobre el silenciamiento. Por algo la canción dice: Cuida tus palabras o cierra la boca, que es mejor callado que estar bajo tierra". Sus raíces y comienzos "Yo era pobre, pero no vivía en la misería, nunca aguanté hambre y nunca pedí limosna, gracias a Dios; me siento orgullosa, feliz de haber tenido a mi padre lustrabotas y a mi madre que lavaba ropa porque siento que tengo bases fuertes en mi vida para hacer todo lo que quiero sin perderme yo misma y sin perder el norte." Decidió cantar en los buses de transporte público para ganarse la vida y aunque ya está cansada de que se hable de ella como "la pobre niña que empezó en los buses y se logró bajar de ahí" , reconoce que esa experiencia fue una gran escuela en la que desarrolló su capacidad pulmonar para darle potencia y volumen a la voz —no en el sentido de gritar, sino de proyectarla y poder utilizar todos los matices al cantar— y, sobre todo, considera que al recorrer la ciudad de costado a costa-

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do se encontró con la tristeza y el dolor de muchas personas. "Vi los cambios tan radicales que hay en la forma como vive la gente y de alguna manera tú comienzas a resentirte y a ver las injusticias... Pero también aprendí a vivir con eso." Por todas esas vivencias, Ilona define su música como un rock urbano. Explica que el término surgió porque en sus canciones rescata de la ciudad todo aquello que le hace bien a su música, que le brinda imágenes e ideas para inspirarse y componer, pues la pretensión final de su música es esperanzar o hacer reflexionar a quienes habitan esta ciudad.

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No sólo aprendió a trabajar en las calles, sino que desde allí soñó con ser una cantante reconocida. Grababa algunas canciones en grabadoras caseras de las que todavía guarda los casetes; llegó a grabar unos veinte demos, de los que dejaba una copia en todas las disqueras para luego recibir respuestas negativas. Ante esto, resolvió presentarse a cada disquera para escuchar el demo junto con la persona encargada, pero se encontró con personajes, de los que no quiere mencionar el nombre, que pretendieron aprovecharse o que le decían: "Venga y cante salsa, que no es sino que se ponga un chingue y unas cuantas cirugías y usted se tapa en plata". En otra oportunidad, el director de una disquera le dijo: "Mija, usted tiene una linda voz y canta muy bonito, pero es que a la gente hay que darle cosas muy masticadas, porque o si no nunca las compran". Y aunque nunca ha dejado de luchar, recuerda que hubo momentos en que decía: "¡Hijueputa, ya no más! ¿Qué más me toca hacer para hacerlo? ¿Qué más tengo que sufrir o llorar para que suceda esto? ¿Por qué no sucede, si yo estoy dando todo de mí, si yo lo quiero hacer bien, por qué no creen, por qué esta persona con la que yo vengo y le digo honestamente: 'Mire lo que yo quiero hacer y yo sé que va a funcionar', me dice que me ponga una minifalda, mostrando todo y que cante salsa?". En ese ir y venir se encontró con Pablo Holguín, el dueño de Group Music, un "ensayadero" donde se congregaban muchos músicos y al que ella asistía a grabar demos y a probar las canciones que componía. A él lo recuerda como el primero que le abrió la puerta: "Me dejó grabar, aunque yo le dije que no tenía con qué pagarle". En ese

mismo lugar reunió a los músicos que han estado tocando con ella durante los últimos cinco años en diferentes eventos: "Gratis, pagados, aquí, allá, con poquito, mucho o lo que sea, porque ellos hicieron de mi sueño su sueño también". Una familia, una hermandad A finales de 2001 conoció a Paola Mantilla, una administradora con especialización en finanzas que entró a trabajar a Group Music y al estar en contacto con todos los músicos que se reunían allí y luchaban por que los escucharan, empezó a sentir mucha afinidad con ellos, hasta que un día escuchó cantar a Ilona. "Todo arrancó por la admiración que yo sentía, pues cada vez que la escuchaba cantar me hacía estremecer". En esa época Ilona estaba formando su banda y llamaron a Richard Narváez, guitarrista profesional, para unirse al proyecto; Richard resultó ser el esposo de Paola y le gustó tanto la idea de lo que Ilona estaba haciendo que decidió quedarse. Richard e Ilona compusieron canciones juntos y Mantilla se convirtió en su manager. Desde que comenzaron a trabajar juntas existió mucha conexión, porque ambas tenían el mismo deseo: Ilona con su música y Mantilla con la empresa

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Un gran afiche de Ilona da la bienvenida a las oficinas de EMI Colombia, la disquera con que firmó el contrato para grabar Desde mi ventana. Sin embargo, para llegar hasta ahí ha tenido que luchar y, sobre todo, trabajar, pues los procesos de selección de las disqueras son muy exigentes y la decisión de apoyar a un nuevo artista implica mucho tiempo y dinero.

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ejemplo, hace diez años, en la primera versión de Rock al Parque recibieron cerca de 170 demos de grupos nuevos, y de ellos sólo unos pocos pasaron la selección para presentarse en el Parque Simón Bolívar. Julio Correal, fundador del festival, comenta al respecto: "Todas las bandas estaban surgiendo, no había apoyo de las disqueras, así que Rock al Parque era el único apoyo que existía. Pero el proceso quedó incompleto porque después del festival no se acompañó a las bandas en su lucha por grabar un disco".

Anduve el camino despacio pero sin dudar Un gran afiche de Ilona da la bienvenida a las oficinas de EMI Colombia, la disquera con que firmó el contrato para grabar Desde mi ventana. ++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++ Sin embargo, para llegar hasta ahí ha tenido ++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++ que luchar y, sobre todo, trabajar, pues los pro++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++ cesos de selección de las disqueras son muy exi++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++ gentes y la decisión de apoyar a un nuevo artis++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++ ++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++ ta implica mucho tiempo y dinero.

++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++ Fernando Rojas, encargado del Departamento de ++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++ ++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++ Prensa y Televisión de EMI Music comenta que

que se crearía detrás de ella. En ese sentido, Lucrecia Rotlewicz, actual manager del grupo de industrial metal, Koyi K Utho, asegura que el manager debe sentir una pasión absoluta por la música, en especial por la de los músicos que está apadrinando: "Creo que todos los que creemos ser managers en este país (digo 'creer' porque ninguno de los que conozco estudiaron para esto y en otros países el management es una carrera profesional) somos músicos frustrados y por eso decidimos involucrarnos en la música". Mantilla siempre creyó en Ilona; por eso decidió dejar su anterior trabajo para dedicarse de lleno a ella: "No es sólo firmar contratos… En estos cuatro años lo que he hecho es apoyarla, quererla, guiarla, estar atenta de su médico, de sus necesidades, saber en qué se siente insegura o débil para corregirlo. Es estar ahí con ella y para ella todos los días". Mantilla cuenta que durante todo el proceso lo más difícil fue convencer a la industria disquera de que Ilona debía sacar su propia música, sin cambios ni arandelas. Además, en esa carrera son muy pocas las oportunidades que brinda el Distrito para llegarle a un público masivo. Por

hay meses en los que llegan a la disquera entre 300 y 600 demos; donde puede estar oculto un gran talento, así que se reúne el Comité (conformado por el presidente de la compañía, el director de Marketing y el de Promoción, el gerente de Ventas y los encargados de Televisión, Prensa y Radio) para escuchar todo el material que han recibido.

Éstas jornadas pueden durar entre dos y quince días, porque a medida que revisan los demos van seleccionando y descartando material para una segunda y tercera ronda. El número de demos que pasan la primera prueba puede variar entre 1 y 50, pues en ocasiones reciben muchas buenas propuestas y en otras solamente copias de sonidos o de artistas ya existentes; entonces, devuelven a sus dueños el material junto con una carta en la que explican los motivos del rechazo. Luego se programa un encuentro con los artistas seleccionados para que presenten su música en vivo al Comité (también llamado show case). "En el caso de Ilona, después de que presentó su música al Comité, se programo otra presentación para los representantes de EMI de otros lugares del mundo y con la aprobación de ellos se pudo firmar se pudo firmar el contrato definitivo", explica Rojas. Con respecto a los show case, Ilona considera que son fundamentales, porque "es en

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La noche del concierto, cuando Ilona subió al escenario del Teatro Astor Plaza, su figura menuda pero llena de vigor se robó la atención de todos los asistentes. Las cadencias y tonos altos de su voz hicieron que la piel de más uno se erizara durante una hora de concierto; porque, además, parecía como si cada paso que daba allí estuviera vigilado por un ángel en el cielo que, como lo dice en los agradecimientos de su disco, la ilumina y está siempre con ella.

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vivo donde realmente se puede probar de qué se está hecho, porque hay muchos artistas que los hacen en estudio y que no cantan un carajo". Ilona convenció a los empresarios; sin embargo, antes de firmar el contrato se hicieron varios planes de marketing para calcular a cuánto iba a ascender la inversión que se hiciera en ella. Otro factor decisivo a la hora de firmar el contrato es que los artistas sean conscientes de que deben seguir preparándose tanto a nivel musical como intelectual, pues no significa que por tener el apoyo de la disquera ya están consolidados. Ilona estudió antes de sacar el disco al mercado, y para ello era necesario hacer inversiones en la voz, en la ejecución de un instrumento (en este caso fue la guitarra) y en la expresión corporal. EMI estaba muy satisfecha pues se encontró no sólo con una artista y una compositora, sino con una mujer inteligente que debajo de sus rizos llevaba las influencias de sus poetas favoritos, entre ellos Charles Baudelaire y Alejandra Pizarnik, de quien comenta: "Me encanta, era una bonaerense que se suicidó... Más boba, con lo lindo que escribía". Luego de haber firmado el contrato, EMI hizo una convocatoria a todas las oficinas de Latinoamérica para que mandaran voces femeninas porque el grupo inglés Blue quería hacer un dueto con una cantante latina para incursionar en el mercado de habla hispana. A la disquera inglesa llegaron aproximadamente 250 voces y entre todas ellas fue seleccionada la de Ilona

] para grabar la canción One love, que también está incluida en su disco. "Yo me enteré en el momento mismo en el que me dijeron: 'Usted va a hacer una canción con este grupo. Tome el texto y la guía'. Y yo... 'Bueno... buenísimo'". De esta experiencia recuerda que sintió un enorme orgullo patrio, pues la sorprendió que hubieran escogido a una colombiana. Mientras se ríe con algo de picardía, deja ver una sonrisa de dientes muy blancos y comenta: "Yo decía: '¡No, pa'que afinen! Somos un semillero grande de artistas buenos, y yo me siento una buena semilla de esta Colombia querida". Fernando Rojas cuenta que en el proceso de grabación del disco de Ilona, ella demostró tener mucha paciencia, porque EMI estaba desarrollando al mismo tiempo los proyectos musicales de Andrés Cabas y de Mauricio & Palo de Agua. Sin embargo, ella no perdió tiempo, se preparó aún más, definió exactamente qué era lo que quería, mientras llegaba el momento de buscar al productor. La persona idónea que se encargaría de hacer realidad Desde mi ventana fue el argentino 'Cachorro' López, quien accedió y ofreció su propio estudio de grabación en Buenos Aires. En octubre de 2004, Ilona, sus músicos y otro grupo de profesionales se desplazaron hasta la capital gaucha para darle forma al primer álbum de la cantante bogotana. La grabación de Desde mi ventana tardó un mes. Con la música lista, se hicieron los estudios fotográficos, se decidió el maquillaje, el peinado,

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++++++++++++++++ ++++++++++++++++ ++++++++++++++++ ++++++++++++++++ ++++++++++++++++ ++++++++++++++++ se le recomendó a Ilona mejorar su físico en un gimnasio y también fue asesorada por una diseñadora. Después de eso se empezó a planear la producción del video del primer sencillo, De regreso, que contó con la dirección del argentino Santiago Pueyrredón. El sentido de elevar la voz "Yo creo que la vida son ciclos, por eso a veces me cansa que me sigan preguntando por la época de cantar en los buses. Igual, nunca lo voy a negar porque me siento muy agradecida y orgullosa de ser quien soy, de venir de donde vengo y de hacer lo que hago a partir de eso". Y es que Ilona ya empezó otro ciclo en el ámbito profesional, que le ha permitido ocupar los primeros lugares en las listas de las emisoras nacionales y extranjeras y que la hizo obtener una nominación al Grammy Latino como mejor artista revelación. Además, el año pasado recorrió varios escenarios colombianos al lado de su amigo Juanes, a quien conocía desde hace muchos años, pues ambos ensayaban en 59 Estudios. Entre los beneficios que le ha traído su carrera, Ilona destaca la posibilidad de vincularse con causas que la motivan a hacer realidad el sueño de "un mundo mejor para las nuevas generaciones". Así lo demostró el 12 de diciembre del año pasado, durante la conmemoración del Día Internacional de los Derechos Humanos en el que ofreció, de manera gratuita, un concierto a cambio de una donación de 14.000 cartillas adaptadas para niños con la Declaración Universal de

Derechos Humanos. Las cartillas fueron elaboradas por la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos en Colombia para ser repartidas en las escuelas de todo el país. "Me motivó la idea de la cartilla para niños porque ellos son el futuro y si desde pequeñitos tienen acceso a esta información, van a poder respetar y hacer respetar esos derechos. Además, los artistas tenemos no sólo la capacidad, sino el deber de participar y de hacer país con este tipo de eventos porque así se vuelven más masivos y con nuestras voces podemos hacer una difusión de mayor alcance". La noche del concierto, cuando Ilona subió al escenario del Teatro Astor Plaza, su figura menuda pero llena de vigor se robó la atención de todos los asistentes. Las cadencias y tonos altos de su voz hicieron que la piel de más uno se erizara durante una hora de concierto; porque, además, parecía como si cada paso que daba allí estuviera vigilado por un ángel en el cielo que, como lo dice en los agradecimientos de su disco, la ilumina y está siempre con ella. Después de que interpretó De regreso, la canción con que se dio a conocer definitivamente, demostró con toda la entrega de la que es capaz que en cada presentación llega a "dar la vida entera, a vivir sin ninguna reserva, a reconstruir de nuevo el sueño de sentir, de entregar amor y de estar despierta". Cuando sonó la última nota de esa canción agradeció los aplausos y la respuesta del público que la secundó de memoria con toda la letra de su canción: "Agradezco que la música no vuelva vacía". Allí mismo hizo un homenaje especial a los niños para quienes estaban dedicadas las cartillas. "Resulta que hay una ley que prohíbe a los niños venir a conciertos, pero yo creo que todo esto educa y culturiza para la posteridad porque crea recuerdos en los niños y permite explicarles que alguna vez se celebró el Día de los Derechos Humanos; así que no entiendo por qué no permitir a los niños que vengan. Entonces, yo no sé si me estará escuchando pero... señor Alcalde, por Dios, deje que los niños participen y se integren para que puedan decir y opinar". Después de ese llamado de atención empezó a cantar Voy a verte, canción que parecía estar dedicando a todos los niños que, desobedeciendo la ley que ella acababa de mencionar, estaban ocupando una gran parte de la silletería del teatro.

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[DIVINO rostro ] Jaime Cerón Silva, el gerente de Artes Plásticas del Instituto Distrital de Cultura Turismo (IDCT), desde hace siete años es una de las figuras más audaces del arte en la capital colombiana. En los genes lleva su marca de diseño exclusivo, y en su discurso, ideas vanguardistas sobre el arte. Retrato de un funcionario bizarro y controvertido desde el clóset de su casa hasta su despacho.

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Jaime Cerón Silva: "Las artes plásticas son un deporte extremo"

Laura Posada lposadasuso@hotmail.com

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Su voz gruesa y vertiginosa, junto con sus acelerados movimientos, refleja el trajín de su vida diaria. Este bogotano alto, de contextura delgada, tez trigueña y ojos café, siempre se ha caracterizado por su autenticidad y por su visión particular de la vida. A primera vista lo perciben como un narcisista, cuenta él mismo, por ese afán de ser diferente, por su mirada altiva y por su forma de vestir. Su aspecto se define por una chaqueta de cuero de vaca, pantalones con caras estampadas y zapatos de pelusa. Para Jaime, desde su adolescencia, la moda ha sido, más que un simple accesorio, una forma de expresión de sus ideas, y por ello la gente lo clasifica de irreverente, de rebelde. Se inclina por los diseñadores que tienen "un menor sentido de marca", y le fascina el talante de Jean

Paul Gaultier, quien, al igual que él, ha cuestionado los roles que se representan en la forma de vestir. A la hora de comprar busca prendas que se acomoden a su estilo, por lo que confiesa que tanto el Éxito como los pequeños almacenes de barrio son la mejor opción. Su clóset está repleto de ropa formal e informal, pero tiene reservado un espacio para las prendas "un poco más particulares y llamativas, que son en realidad mis favoritas y que a veces uso todos los días". La gente a su alrededor queda pasmada no sólo por su forma de vestir, sino también por la rapidez con la que habla, pues a menudo no se le entiende ni mu y tiene que repetir lo que dice, pero ese problemita no le preocupa: "Soy muy malo para hablar; además, hablo rápido y enredado todo el tiempo y con mala dicción".


Aunque dé la impresión contraria, es un tipo abierto, que dice lo que piensa y tiene mucha cuerda para el trabajo, el estudio y la rumba. Jaime nació el 26 de julio de 1967 y como el menor de 14 hermanos comenzó a experimentar la soledad desde su niñez porque la atención de sus padres estaba enfocada hacia sus hermanos mayores. Por esta razón, logró escapar del control de una familia tradicional: "Se puede decir que yo crecí en la calle, pues desde niño pensé que tenía que vivir las cosas a mi manera porque sentía que había mucha distancia con la gente adulta que me rodeaba, que había cierta incomprensión". Uno de sus hermanos, Javier, opina que Jaime "fue una especie de animal salvaje con ideas extrañas en la cabeza". Lo único que le impusieron sus padres fue asistir a misa todos los domingos y rezar en casa, lo que recuerda con cierta amargura. Desde su paso por el Colegio Fundación Colombia, en Chía, fue reconocido no sólo por sus cortes de pelo —con el toque imprescindible de gel que sigue luciendo—, sino también por su inteligencia y porque dibujaba muy bien. Siempre sobresalió entre sus compañeros por ser un excelente estudiante de matemáticas, biología y química, y mediocre en deporte y religión. La vena artística Jaime Cerón, de signo Leo en el zodíaco y Cabra en el horóscopo chino, tuvo habilidades artísticas desde niño y luego de pasar por ciencias políticas e ingeniería de sistemas, las carreras de moda en su época, decidió materializar sus destrezas en la Universidad Nacional estudiando artes plásticas. Asumió lo que desde niño tenía planeado y emprendió un camino propio. En su carrera aprendió de excelentes profesores que le inculcaron la pasión por el arte y le enseñaron a ver, escuchar, sentir, saborear y oler la cultura. Entonces comenzó su fascinación por la historia y la teoría del arte, lo que lo incitó a leer vorazmente. "Ahí empezó también esa excéntrica pasión por el discurso, por hablar, por escribir, más que por producir imágenes". A principios de 1998 realizó su última exposición y tomó la decisión de dedicarse de lleno al campo teórico y a la crítica de arte. En marzo de ese mismo año fue contratado como jefe de la publicación cultural del Planetario de Bogotá y después de la entrevista le ofrecie-

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A primera vista lo perciben como un narcisista, cuenta él mismo, por ese afán de ser diferente, por su mirada altiva y por su forma de vestir. Su aspecto se define por una chaqueta de cuero de vaca, pantalones con caras estampadas y zapatos de pelusa.

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+++++++++++++++++++++++++++++++++++++++ +++++++++++++++++++++++++++++++++++++++ +++++++++++++++++++++++++++++++++++++++ ron la dirección de la Galería Santa Fe, que él transformó en la Gerencia de Artes Plásticas, con sede en el Instituto Distrital de Cultura y Turismo. Allí Jaime cumple una función bastante compleja: orientar la ejecución de proyectos y actividades que se enfocan al fomento de las artes plásticas de la capital. Nadia Rodríguez, su asistente en el último año, confiesa que trabajar con él exige mucho compromiso y exigencia, no sólo por la importancia de la gestión en el espacio cultural de Bogotá, sino porque debe contestarle a su jefe "un millón de llamadas diarias". De la misma forma, agradece el buen humor de Jaime: "De no ser así, creo que todo sería insoportable, porque este trabajo es muy pesado". Los años que ha dedicado en cuerpo y alma al Instituto le han hecho ganar a Cerón Silva un reconocimiento en el ámbito distrital y nacional. Además, alterna este trabajo con la docencia, pues lleva diez años como profesor de historia y teoría del arte en la Pontificia Universidad Javeriana y en la Academia Superior de Arte de Bogotá. Aunque no se considera el mejor expositor, encuentra en la enseñanza el espacio para contagiar a los estudiantes de su pasión. Él recibió el contagio de Doris Salcedo, a quien considera una eminencia en el arte. Con todo, admite que sus clases son ladrilludas y largas, pero que logra captar la atención de sus alumnos. Uno de sus estudiantes de la Javeriana, Federico Daza, afirma que la relación del profesor con los alumnos es distante y de mucho respeto, "sobre todo por que él es Jaime Cerón. Su forma de expresarse es compleja, pues constantemente está

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embalado hablando y no nos da tiempo de procesar cada dato". Sin embargo, Daza reconoce que su profesor aporta gran cantidad de referentes culturales que no circulan en los medios. Por lo menos una vez a la semana Jaime es invitado a dictar charlas y conferencias en diferentes lugares de la capital, del país y del mundo; aunque no disfruta mucho viajar, ha visitado un sinnúmero de ciudades y ha conocido personas fascinantes. Cuenta que Kassel, en Alemania, es una de las ciudades más provincianas y aburridas del mundo, a pesar de servir de sede a la mayor exposición de arte contemporáneo de todos los tiempos. Cada cinco años, la Documenta de Kassel, concebida por Arnold Bode en 1955, no sólo muestra las tendencias actuales del arte, sino que también ofrece espacios para los nuevos conceptos de exposición. "Creo que sólo un cinco por ciento, si mucho, de los viajes que he hecho en mi vida han sido con motivo de vacaciones", ratifica sin lamentos.

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Proyectos concluidos e inconclusos Materialismos fue uno de sus proyectos más reconocidos del año 2000, que consistió en la exposición de imágenes en tercera dimensión. Lo realizó junto con el artista Humberto Junca y se basó en una investigación en torno a las prácticas objetuales en el arte colombiano de la última década del siglo XX. Culminó en una muestra itinerante y en un capítulo de un libro llamado Proyecto Pentágono. No en vano, este texto ha sido utilizado como herramienta fundamental de aproximación al arte en las mejores universidades del país. Lleva varios años trabajando en un libro que incluye varios autores y diferentes perspectivas sobre el arte contemporáneo, pero sus propios artículos están por recoger. Richard Tamayo, profesor de la Universidad Javeriana, asegura que Jaime es la enciclopedia viva del arte contemporáneo colombiano más importante "y si no escribe y publica todo lo que sabe, esa enciclopedia pronto se va a perder". Cerón hace parte de un proyecto que publicará la Editorial Tecnos, en España, llamado América Latina en el Siglo XXI y el futuro de las artes plásticas. Este libro reúne a cerca de veinte artistas reconocidos, incluyendo autores que Cerón leyó en la universidad. Así, muy modestamente, puntualiza que con su trabajo teórico puede

aportar perspectivas de análisis que sean discutidas entre estudiantes, profesores, especialistas y demás interesados. Para el 2006 tiene numerosos proyectos. Aparte de lo que realiza en el IDCT, en febrero Cerón realizará una muestra titulada Los Caribes, antropofagia y traducción cultural en el arte conceptual en Barranquilla, donde reunirá a personajes clave del medio artístico nacional, como Álvaro Barrios, Gustavo Turizo y Marco Mojica. En junio organizará la muestra Multiplication, con la cual pretende congregar artistas británicos y colombianos.

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No se puede hablar de Jaime Cerón sin aludir a sus opiniones acerca del campo artístico en Colombia. Es interesante ver, por un lado, cómo cuestiona el enfoque de los salones nacionales debido a que no visibilizan la dinámica del campo artístico contemporáneo en el país, "porque se han aproximado a la actividad artística de una manera completamente superficial". No obstante, afirma que ahora se están llevando a cabo los proyectos curatoriales que fueron seleccionados en las distintas regiones del país, "lo cual fortalece la capacidad de gestión de sus bases culturales y compromete los intereses de otros sectores sociales". También sigue interesado en la formación de los artistas jóvenes, sobre todo en Bogotá. Cerón indica que dicha instrucción resulta más conceptual y teórica que hace una década, "lo que ha sofisticado altamente el medio artístico y ha pluralizado las opciones profesionales que ofrece". No en vano, los artistas que egresan de estos programas se desempeñan en múltiples actividades y dinámicas tanto en gestión de proyectos artísticos y culturales como en diseño gráfico, montajes y guías de exposiciones y, por supuesto, como artistas. Rodeado de kitsch Los ratos libres de Jaime son más bien escasos, y prefiere pasarlos en su apartamento al norte de la capital, que considera su santuario: 230 metros cuadrados en un edificio construido en 1940. Es él por todas partes, estilo kitsch, con el blanco y negro del cuero de vaca en armonía con colores estrambóticos y objetos que poseen personalidad propia. No hay nada neutro. Posee piezas de diseños modernos y contemporáneos de distintos ámbitos culturales. Las obras que

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A principios de 1998 realizó su última exposición y tomó la decisión de dedicarse de lleno al campo teórico y a la crítica de arte.

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Jaime instala como decoración son de carácter rotativo, pues como buen amante del arte varía la selección cada año. Exhibe obras de artistas jóvenes, como Nicolás Consuegra, Marco Mojica, Humberto Junca, María Isabel Rueda y Jaime Tarazona, entre otros, junto a las de artistas con más trayectoria, como Antonio Caro, Nadín Ospina, Juan Mejía y Jaime Franco. En su apartamento encuentra el espacio propicio para leer textos y libros distantes de su campo de trabajo, los cuales suele denominar "inútiles". También disfruta viendo en televisión cualquier cantidad de documentales de carácter histórico o científico. No le atrae el deporte, pues considera que el estímulo de prácticas deportivas "va de la mano de regímenes políticos totalitarios", más interesados en que las personas se acercaran a los deportes y se alejaran de la lectura. Por ello le parece más importante "estimular el cerebro que el cuerpo". Una de sus mayores pasiones es la cocina. Para Jaime, este ámbito es también artístico, pues disfruta cocinando tanto para él como para sus amigos y le agrada experimentar con diferentes ingredientes y sazones. Tiene una cocina enorme y "con todos los juguetes", según dice. Sus platos predilectos son los postres y sus especialidades son el tiramisú y los flanes. Cuando de platos fuertes se trata, se inclina por los arroces: negro, con coco, verde, pero el preferido por sus amigos es el arroz con camarones. Mundo de amores y odios Por la influencia y proyección de su cargo, Jaime Cerón debe navegar por las aguas turbulentas de

la vida artística y, asimismo, de la vida pública. Y el poder de decisión que maneja en muchas entidades y su injerencia en numerosos proyectos lo convierten en blanco de amores y desamores. Con una risa sarcástica muy suya, sostiene: "He recibido ataques directos en la prensa, en foros de Internet y en vivo y en directo". En un foro realizado a finales de 2005 que convocó a gente del sector artístico, Jaime fue blanco de fuertes exigencias. Pablo Batelli, miembro del Consejo Distrital de Literatura, señaló que el gerente de Artes Plásticas del IDCT había cometido, en varias oportunidades, faltas graves con respecto a la particular selección de un consejo de área. Por su lado, el también consejero Antonio Díez dijo que ya era hora de ensayar una gerencia distinta "sólo por ver otro estilo". A Cerón le molesta que algunos de esos comentarios sean producto de la desinformación, y sostiene un tanto molesto que esas actitudes evidencian un "síntoma cultural local problemático". Sin embargo, dice que siempre ha logrado dar a estas arremetidas un manejo paciente y tranquilo, pues entiende que genera envidias y que es evidente que pueda ser visto tanto como un promotor de las artes plásticas en Colombia, como un plutócrata o un rosquero. Incluso se escucha hablar en el ambiente de "los hijos o los protegidos de Jaime Cerón".

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Portada[*

Bogotá

Fotos y texto: Ivonne Chávez y Andrés De La Cuadra mimariposa_azul@hotmail.com / a.de@javeriana.edu.co

desde los cerros

Diversos puntos de vista es una aventura para descubrir lugares de referencia de la ciudad que no suelen aparecer en los mapas y que no están dentro de nuestros recorridos habituales. Se ven a la distancia y no se reconocen. Lejos de las polémicas por la urbaniza ción de los cerros tutelares, hay otras razones para recuperarlos.

Izquierda: La Virgen de

Arriba: Mirador del Parque de los Nevados, en Suba. Un

Guadalupe, que parece abrazar a

lugar desconocido para la mayoría de los bogotanos, con los

la capital, tiene en el brazo

típicos fraylejones.

izquierdo una prótesis que, sin

Desde la azotea privilegiada de una casa de Ciudad Hunsa, en

embargo, no le impide hacer

Suba, al noroccidente, se contempla gran parte de la sabana

milagros a diestro y siniestro.

de Bogotá.


Izquierda:Cerros Guacamayas, ubicados en la localidad de San Cristóbal, al suroriente de la ciudad, barrio Juan Rey. Los caminos que bordean los cerros conducen hasta la cima, desde donde se puede observar el portal de Transmilenio de Usme. Torres de energía de Ciudad Bolívar, en la vereda El Guaval. Por su altura clasifi can para este recorrido, aunque el desolado paraje sólo es frecuentado por los responsables de hacerles mantenimiento a las torres.

Durante cuatro meses, y después de recorrer 750 kilómetros, Mauricio Camargo y Alicia Florián Navas diseñaron una ruta que comprende ocho miradores para recorrer Bogotá de Sur a Norte. El año pasado hicieron tres veces el recorrido y este año el programa será mensual (la próxima salida está prevista para el domingo 26 de marzo). El encuentro es a las siete de la mañana en el edificio del Archivo de Bogotá, en la 5ª con 5ª, equipados con almuerzo y ropa abrigada, para subirse al autobús y regresar a las cinco de la tarde después de dar la vuelta a Bogotá: un anillo de 44.500 manzanas; 150 kilómetros que atraviesan 12 localidades. Una experiencia inédita para cualquier habitante de Bogotá que mira los cerros con cierto temor y desconoce que en Bogotá hay sectores de estrato seis y de estrato cero separados por fronteras casi invisibles. Como lo comenta la antropóloga Soledad Niño, quien participó en las salidas, "atreverse a conocer la ciudad implica salir de los recorridos cotidianos y aventurarse a los recorridos que se ofrecen, sin un itinerario". Al final del año los participantes se reencuentran en una tertulia con chocolate, donde cuentan sus impresiones, presentan las fotografías y los textos que escribieron inspirados en la experiencia. Presentamos un recorrido gráfico, sin orden de paradas para no estropear la sorpresa de futuros visitantes.

Arriba: Mirador El Volador, en la localidad Ciudad Bolívar, barrio Rincón. Además de ofrecer una fabulosa vista de Bogotá, tiene senderos y parques para la recreación.

Centro: Cerros del Norte, en Usaquén. El camino hacia la parte más alta es largo y empinado y los buses no suben. Arriba está Cerro Norte, quizá el barrio más aislado de Bogotá, aunque está a menos de diez minutos de la carrera séptima. Izquierda: Cerro El Cable, en el barrio El Paraíso, arriba de Chapinero Alto.


or* [reptaJE

gráfico

"Jornada de visibilización" fue el nombre de la marcha que el 30 de agosto de 2005 recorrió tres sectores de la localidad de Kennedy: Bellavista, Britalia y Timiza. Con paso lento pero seguro, estos hombres y mujeres de la tercera edad recorrieron las calles de su sector para que los vecinos se enteraran de su existencia. Con pancartas y coros pidieron a los conductores de bus un poco de paciencia y cuidado, y a la comunidad en general, respeto y solidaridad. La Fundación Niño Jesús, que asiste, recrea y capacita a los ancianos, realiza estas jornadas desde hace siete años en 20 localidades de Bogotá, donde se calcula que viven aproximadamente 700.000 adultos mayores.

¡No somos invisibles! Fotos y textos Sylvia Gómez sylvinwonderland@hotmail.com


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* patriMonio

Médicos tradicionales de diversos pueblos indígenas se dieron cita el año pasado en Bogotá para traer un mensaje de paz y reconciliación con el mundo y para reactivar los sitios sagrados de la ciudad. En uno de sus rituales del Primer Encuentro de Saberes Ancestrales, renombraron la avenida Jiménez de Quesada con el nombre de un muisca torturado por este conquistador: Sagipa.

Cuando los sabios Fotos y texto: Juan Camilo Maldonado juancamilomaldonado@yahoo.com

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se tomaron Bogotá


Los ancianos rodean la estatua ennegrecida de Jiménez de Quesada y comienzan a dar vueltas lentamente a su alrededor. Algunos escupen con energía líquidos de colores extraños, otros barren la base del monumento con ramos de hojas largas. Bajo el aletear esporádico de las palomas de la plazoleta del Rosario, se escuchan cantar y rezar en lenguas lejanas, gritan y soplan el humo del tabaco bajo el sonido de las dulzainas y los cascabeles de barro y semillas. Quienes realizan el ritual de limpieza a la estatua de Jiménez de Quesada son médicos tradicionales sionas, huitotos, kamzás, arhuacos, yanaconas y emberas, entre muchos otros, provenientes de las selvas y las montañas más distantes de Colombia. Todos están reunidos bajo un mismo cielo: el taita Héctor, con su penacho multicolor; el taita Arturo y el resto de sabios del Amazonas, con sus collares de dientes de tigre; el mamo arhuaco, con las hojas del ayu, la planta sagrada de la Sierra, que le cubren ligeramente los labios... Ellos llegaron hasta allí para "poner las cosas en su lugar", como dijo un joven arhuaco, cambiarle el nombre a la avenida Jiménez y rebautizarla como "avenida Sagipa", último gobernante muisca, asesinado por Jiménez de Quesada.

el pequeño comedor de 'Luchita', que vive al lado de la maloca, la encargada de cocinar para los más de 50 invitados de esa noche. El saludo de Arwa-vicu, en un español casi infantil, señaló el inicio del encuentro. Uno a uno fueron llegando los ancianos: hablaban poco, eran sólo sombras silenciosas que caminaban en la oscuridad hacia la maloca, en cuyo centro ardía una fogata. El humo se elevaba contra la punta del techo y desaparecía hacia los costados. Las paredes redondas del lugar exhibían pieles de tigrillos y adornos de madera, y en el suelo se habían extendido, una al lado de la otra, alrededor de 50 esteras con su respectiva cobija. Estaban reunidos aproximadamente diez ancianos indígenas, sus acompañantes y algunos jóvenes voluntarios que llegaron de Bogotá para

++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++ ++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++ ++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++ ++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++ Todos están reunidos bajo un mismo cielo: ++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++ el taita Héctor, con su penacho multicolor; ++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++ ++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++ el taita Arturo y el resto de sabios del {35} ++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++ Amazonas, con sus collares de dientes de ++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++ tigre; el mamo arhuaco, con las hojas del ++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++ El encuentro terminó con una "denuncia espiri++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++ ayu, la planta sagrada de la Sierra, que le tual", que profirió el mamo Arwa-vicu parado en ++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++ cubren ligeramente los labios... el borde de la base de la estatua: "Necesitamos ++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++ silenciar la violencia que los españoles nos traje- ++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++ ron, hay que rendirles un homenaje a nuestros ++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++

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indígenas. La violencia no se acaba dejando las armas, sino cuando nos demos cuenta de que día a día generamos violencia". Con este ritual mañanero del lunes 5 de septiembre de 2005 concluyó el Primer Encuentro de Saberes Ancestrales, que durante cinco días congregó a más de 25 médicos tradicionales y a cerca de 60 indígenas provenientes de 16 etnias colombianas.

El encuentro en la maloca Los ancianos se reunieron por primera vez bajo una maloca de la comunidad muisca que actualmente vive en Sesquilé. De la oscuridad del camino que conduce a la maloca, el mamo Arwavicu salió como un espíritu blanco que camina lentamente. El silencio en el sitio de reunión era absoluto. Los pocos ayudantes de logística estaban sentados a media luz en la cocina o en

apoyar la organización del evento. A quienes venían hambrientos, Luchita les preparó mazamorra, cocinada en una estufa de leña. Muchos de ellos, sin embargo, no comieron. "Si vamos a tomar remedio es mejor que tengamos la barriga vacía", decía taita Amable, un médico tradicional del pueblo inga, del Putumayo, quien, como si quisiera hacerle honor a su nombre, no dejaba de contar chistes y anécdotas acerca de su gente y la toma del remedio. Entre risas, contó que una vez, después de mucho caminar con algunos taitas, llegaron a un sitio en el bajo Putumayo donde realizarían una ceremonia de toma de yagé. La dueña de casa les tenía preparado pavo; sin poderle decir que no a la anfitriona, los invitados comieron. "Después del remedio —contaba Amable—, no se imaginan la vomitadera… ¡ese pavo es duro para el yagé!".


El remedio, para muchos pueblos indígenas del Putumayo y el Amazonas, es el yagé. Se refieren a él con mucho cariño. "El remediecito", "el yagecito" es una planta sagrada, vehículo de comunión con la Tierra y con una dimensión que difícilmente conoce el ser humano. Tras la toma, los taitas contemplan el pasado, el presente y el futuro, la vida misma y todas sus "leyes espirituales", como afirmó Amable. Pero más importante aún, y de ahí que su sobrenombre sea "remedio", el yagé es una planta sagrada de limpieza. Y la limpieza —palabra que los ancianos no cesan de repetir— se manifiesta de muchas maneras: desde la purga física y fisiológica, hasta la espiritual.

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Y la palabra circuló Carlos Mamanché, que ha sido líder del resurgimiento de la comunidad muisca en Sesquilé, fue el primero en hablar en la reunión. Eran las diez de la noche. Algunos taitas e indígenas dormían; otros, sentados, fumaban cigarrillo (el tabaco también es planta sagrada) con los ojos perdidos en las llamas. "La madre nos ha llamado a ser uno solo —dijo suavemente Mamanché—, somos como una mano, con diferentes dedos, pero del mismo cuerpo, del mismo espíritu". A su lado, el mamo Arwa-vicu, el único anciano vestido con su traje tradicional, todo de blanco, no dejaba de frotar con una vara de madera su poporo lleno de cal, con la que mezclaba la hoja de coca (ayu), la cual mambeaba lentamente. Mamanché les ofreció a todos los presentes el remedio de los muiscas: la osca. Uno a uno, mientras sonaban maracones y cascabeles sin

parar, recibieron de Carlos la limpieza; soplaba el polvo de la osca con una suerte de pitillo entre las fosas nasales de los asistentes. Después de cantar, cada uno de los ancianos habló. Sus voces eran lentas, y sus palabras, espaciadas. Nadie interrumpía al orador, y una vez terminaba (podía demorarse unos minutos o varios cuartos de hora) todos le agradecían en voz baja. Hablaban de cualquier cosa. El taita Héctor, sabio siona, habló de los "agüelos", de lo que tomaban los "agüelos". Contó cómo el indígena había olvidado muchas de las plantas sagradas que antes se tomaban: ahora sólo se toma yagé, y muchos ni siquiera entienden bien de qué se trata. Con voz apagada y dulce habló el taita Héctor: "Nosotros estamo mal; no hacemo completos los trabajos, no nos unimo para conversar con los compañeros de mucha etnia… por eso, nosotro sentimo mal. Por eso hay mucha violencia, mucho egoísmo, mucha cosa hay en el monte… Ahora Dios nos está uniendo a nosotros, estamos esta noche hablando deso". Una vez terminó el taita Héctor, Amable habló sobre la importancia de las hamacas. Para los ingas, la hamaca es tan sagrada como para los wayú. Mientras que los segundos son concebidos, nacen y mueren en una hamaca, para los primeros es el centro de la sabiduría, donde después de tomar remedio se acuesta el abuelo a reflexionar. "Y los españoles pensaron que los indios éramos unos perezosos, cuando era todo lo contrario, nuestros ancestros en una hamaca conocían astros, cielo, mar y tierra, todo…", se lamentaba Amable. Uno a uno hablaron, y la palabra se fue tejiendo en el silencio de la noche. Los temas eran aleatorios. Sin embargo, parecía que lo que verdaderamente importaba no era sólo lo que se contara, sino el hecho de que algo se contara. Porque para las culturas orales la palabra es su subsistencia; sin ella desaparecen. Entre los indígenas, la conversa va y viene, circula y permanece. Es la metáfora arhuaca del ayu, que simboliza el pensamiento. Cuando los arhuacos se saludan, tienen un intercambio mutuo de la Izquierda: El ritual de purificación frente a la estatua de Gonzalo Jiménez de Quesada.

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hoja de coca que cargan en sus mochilas. El pensamiento lo es todo, circula entre las mochilas, se mastica mientras se habla y se esparce sin cesar sobre la calabaza (el poporo). Por eso el arhuaco medita frotando el poporo y mambeando la hoja sagrada.

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* Monio

Treinta sitios sagrados del territorio muisca Kasokaku Mestre, un joven arhuaco, tuvo la idea de convocar al Encuentro de Saberes Ancestrales hace más de un año. Lo consultó con varios mamos, máximas autoridades de la Sierra Nevada de Santa Marta, y ellos le dieron su apoyo. Durante un año se dedicó, junto con otros compañeros arhuacos y algunos miembros de la organización no gubernamental Tierra Una, a preparar el territorio y "pedirles permiso espiritual a los lugares sagrados por medio de pagamentos", explica. Así, con pagamentos, los mamos le devuelven a la madre Tierra lo recibido y hacen cumplir las leyes sagradas. Si se quería hacer un encuentro espiritual en lo que otrora fue el cacicazgo de Bacatá, era necesario venir y reactivar los sitios sagrados. Con esto en mente, los mamos kogis Alimaku y José María Dingula, y los mamos arhuacos Bunkuanarun y Arwawikugumu Yosatana visitaron durante un año más de 30 sitios sagrados del altiplano cundiboyacense, entre ellos el embalse del Sisga, el Templo del Sol en Suamox (Sogamoso), la laguna de Tenasucá, el cerro de Monserrate, las Piedras del Tunjo en Facatativá, el parque Chingaza y el río San Francisco. También visitaron sitios dentro de la ciudad, como el parque Simón Bolívar. En cada lugar, durante el pagamento, los mamos hablaban en nombre del territorio. Los asistentes sostenían en la mano izquierda algodones que eran "cargados" con todo lo negativo, y así "limpiaban" espiritualmente el lugar. De la misma manera, en los algodones de la mano derecha se dejaba lo positivo, lo que hay de bueno para darle a la madre Tierra. Mientras tanto, el mamo predicaba, en nombre del lugar sagrado, mensajes recogidos por Roberto Santos, director de Tierra Una, que serán reunidos en un libro titulado Mensajes de la madre Tierra en territorio muisca. De todos estos lugares, la capilla de Siecha, en Guasca, fue escogida para celebrar el inicio del

Primer Encuentro de Saberes Ancestrales. Según el mamo Arwa-vicu, debajo de la capilla se hallan las ruinas de lo que fue una gran kankurwa (templo ceremonial), donde más de 900 pueblos indígenas acudían para firmar sus acuerdos. Allí se reunieron todos los ancianos indígenas el viernes 2 de septiembre de 2005 en la mañana, formaron un círculo, limpiaron el lugar sagrado con los algodones, a la manera arhuaca, e hicieron el pagamento. "Debemos pedirle permiso a la Tierra para transmitirles nuestra palabra a los habitantes de Bogotá", dijo Arwa-vicu. "Necesitamos unirnos —manifestó el mamo en su idioma, con el ceño fruncido y la mirada gacha—, y la mejor manera de hacerlo es a través del agradecimiento a la madre Tierra". Como una nube que llueve y purifica Durante ese fin de semana la plazoleta de eventos del parque Simón Bolívar se llenó de colores. Mientras que la chicha iba y venía, y la hoja de ayu era compartida y masticada, el mensaje de los pueblos indígenas circuló en el aire. El taita Julio, indígena huitoto de Puerto Leguízamo, envuelto en su manta roja, con los ojos hinchados y la mirada caída, les decía a los asistentes con la voz borracha de entusiasmo: "¡Queremos unificar pensamiento y demostrar que somos hermanos de conciencia limpia que queremos cuidar al mundo con responsabilidad!".

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El encuentro congregó a muchos médicos tradicionales que quieren decirle al país que están vivos y que en sus pueblos se encuentra latente una sabiduría milenaria. Los ancianos, como bien lo expresaron los mamos, querían "ser nube que va recorriendo de extremo a extremo y que luego cae en lluvia que va a purificar, que va a restablecer el orden y que va a generar ese equi-

+++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++ +++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++ +++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++ +++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++ El remedio, para muchos pueblos +++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++ indígenas del Putumayo y el Amazonas, es +++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++ el yagé. Se refieren a él con mucho cariño. +++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++ +++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++ "El remediecito", "el yagecito" es una +++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++ planta sagrada, vehículo de comunión con +++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++ la Tierra y con una dimensión que +++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++ +++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++ difícilmente conoce el ser humano. +++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++ +++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++ +++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++ +++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++ +++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++ +++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++ +++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++

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Mientras que los artesanos yanacona vendían sus pulseras y bufandas arco iris, una poetisa embera-katía cantaba en su idioma, con una furia que eliminaba las barreras del lenguaje y era capaz de sacarle lágrimas a más de uno. Por otro lado, se veía trabajar a los médicos tradicionales, que soplaban y limpiaban con herramientas cuyo origen se negaban a explicar. Parecía como si el hecho de compartir su saber tuviera sus límites: no todo puede ser revelado.

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librio que tanto necesitamos ahora". Pero dos días resultaron insuficientes para que tanto los médicos tradicionales como sus comitivas entregaran su mensaje. El sábado, los pueblos indígenas se organizaron bajo cuatro carpas y compartieron con los asistentes muestras artesanales, música, poesía y medicina tradicional.

la candidata de los arhuacos

Belkis Izquierdo.

Así se pasaron los días del encuentro, donde la denuncia por la violación de los derechos humanos, la usurpación de los territorios indígenas, el narcotráfico, la fumigación de cultivos de coca, la mala utilización del yagé y el debate sobre las patentes de la medicina tradicional en el contexto del tratado de libre comercio (TLC) se alternaban con los bailes huitotos y guajiros, con la poesía yanacona y con los rituales ingas de limpieza.

Como parte del proceso de acercamiento de las comunidades indígenas con el país, los nativos de la Sierra Nevada de Santa Marta están abriendo espacios en los escenarios políticos de la capital. En el Concejo de Bogotá, Ati Quigua, una joven arhuaca de 23 años, logró el año pasado mantener su curul después de que la Corte Constitucional fallara una tutela a su favor haciendo una "excepción etnocultural". Ati Quigua había sido destituida por no contar con la edad suficiente (25 años) para ser concejal de la ciudad.

El encuentro fue un evento histórico para los pueblos indígenas de Colombia. Con los 20 médicos tradicionales crearon un espacio de unión y comunicación donde reclamaron el derecho a ser parte del destino del país desde el diálogo, el respeto a la naturaleza y la sanación física y espiritual. Las comunidades indígenas tienen en ellos la palabra, y en la palabra, su forma de resistir, de ayudar y de pervivir culturalmente. Y quién mejor que sus autoridades para compartirla con la ciudad. Bien lo decía el poeta kamsá Hugo Jamioy: "Un anciano indígena que muere, es como si se quemara una biblioteca entera".

Belkis Izquierdo es otra mujer arhuaca que se postuló como representante a la cámara por Bogotá. Esta abogada de la Universidad Nacional, con maestría en Administración Pública de la ESAP, sostiene: "Bogotá, como centro del país es un lugar preciso para realizar un diálogo desde la diferencia para construir ciudad". Izquierdo, cuyo nombre arhuaco es Ati Seikuinduwa, pertenece a la lista de Cambio Radical, y buscará promover gran parte de los temas que fueron discutidos durante el Encuentro de Saberes Ancestrales. Entre ellos, la conservación del medio ambiente, la seguridad alimentaria, el reconocimiento de la medicina tradicional indígena y el conocimiento de la medicina convencional por parte de las comunidades indígenas.


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Cómo se hace en Bogotá

Edwin Bohórquez ebohorquez@elespectador.com Fotos Herminso Ruiz, El Espectador.

un ladrón internacional Con la ayuda de tramitadores que por gruesas sumas de dinero consiguen documentación falsa, jóvenes bogotanos están dejando las aulas para convertirse en habilidosos ladrones internacionales cuya plaza favorita es Estados Unidos.

A los 17 años supe lo que quería hacer en mi vida: robar. Y robar a joyeros en Estados Unidos. Siempre fui amante de la plata fácil, los carros engallados, la buena vida y los lujos. Por eso hoy no me importa qué vuelta haya que hacer con tal de tener lo que me gusta; en la variedad está el placer y la vida está llena de gustos. Yo soy de los que piensan que si uno tiene plata, entonces lo respetan, le abren las puertas en cualquier sitio, lo atienden bien y hasta le dicen "don". Tengo encima cinco años de experiencia y no sólo conozco Estados Unidos. Ya recorrí parte de España y alcancé a conocer un aeropuerto de Alemania, otro de Ecuador y uno más de Venezuela. En plan de trabajo ando conociendo el mundo, de bussines en business. Soy de tez morena y cara de latino, que es una boleta en

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el extranjero. Pero uno aprende a hacer gestos, a dejar los nervios en la casa, a comportarse en inmigración como un gran empresario. Por eso ya sé que la pinta que uno lleve ayuda muchísimo. Lo demás es viveza, como la que tienen dos parceros que me enseñaron el oficio, los que me metieron prácticamente recién graduado del colegio en esto del tumbe en el extranjero. ++++++++++ Andrés* y Harold Munévar* son mis parches pa++++++++++ ra viajar y para robar. Los tres nos movemos co++++++++++ mo peces en el agua.

++++++++++ ++++++++++ La vaina empezó como a los 13 años. Yo estaba

en el colegio Salesiano León XIII, en el centro de Bogotá, al lado de la Universidad Libre. Casi todos los que estudiamos en ese colegio vivíamos en barrios como Santa Isabel, La Guaca, Américas, San Antonio, Quiroga, Restrepo o Luna Park, en el sur de Bogotá, de estratos tres y cuatro. Siempre tuve un buen combo de amigos. Éramos ocho: Andrés y Harold, Andrés, Luis, Nestor*, Rolando*, Pablo* y yo.

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Andrés era el mayor de los hermanos. Luego estaba Harold y había dos mujeres: Natalia* y Andrea*. Cuando les preguntábamos dónde era que estaban los papás, siempre contestaban muy picados: "Mi papá está en Nueva York, mi mamá está en Los Ángeles". Y a la semana siguiente: "Mi papá está en Miami y mi mamá en Houston". Pero nosotros no éramos tan bobos. Siempre nos parecieron muy raros esos viajes, que muchas veces no duraban más de un mes. Cuando estábamos en noveno grado, los papás de Andrés y Harold duraron más o menos año y medio por fuera. Los muchachos andaban llorando, achantados, pero no contaban nada. Las cosas cambiaron cuando los papás volvieron y llegaron a comprar carro nuevo y casa en otro

'Las Joyitas', como les puse a Andrés y Harold, se fueron a vivir a Santa Isabel. Yo vivía en el mismo barrio, como a tres cuadras. Todos los viernes, los parceros nos invitaban al combo del colegio a su casa. Eso era un lujo, pero con gusto de traquetos, más que de ricos de cuna. La casa tenía un antejardín grandísimo donde cabían tres carros, los portones parecían de motel y permanecían cerrados. Los ventanales eran opacos, no dejaban ver nada desde afuera. Había una fuente de agua en la mitad de la sala y muebles y sillas de comedor blancas con ribetes dorados. En el segundo piso estaban los cuartos: el de los papás con espejos en las paredes y el techo, un televisor de 60 pulgadas empotrado en la pared, jacuzzi y una gran caja fuerte. La madera de la cama tenía varios huecos en la cabecera y por los lados. Se notaba que eran orificios hechos a punta de bala. Por ese cuarto se llegaba a una construcción secreta. Desde afuera de la casa no se veía nada. Muchas veces jodimos a los amigos para que nos dejaran chismosear y entrar allá, al cuarto secreto, pero sólo lo hicieron cuando nos graduamos. El parche Mis otros amigos y yo en secreto deseábamos los lujos de Andrés y Harold. Los papás de Andrés, a quien le decíamos 'Hierbaloca', tenían varios locales en San Andresito de la 38; los padres de Luis eran joyeros; los de Néstor, dueños de compraventas en Galerías y Unicentro; Rolando era hijo de profesores; la familia de Pablo era accionista de Flota La Magdalena. Y yo provenía de una familia más o menos acomodada metida en el negocio de las aseguradoras. Mi papá compraba —todavía vive de eso— lotes de carros estrellados a Colseguros o hurtados que recuperaba la Sijin, y que nadie reclamaba porque estaban desguazados. Los compraba, los arreglaba y les sacaba el 50% más de lo invertido al entregarlos como si acabaran de salir del concesionario. Todos éramos de la misma clase social, con familias económicamente estables. Por eso cuando terminamos el colegio, cada uno eligió su destino. "Hierbaloca" —al que apodamos así porque le gustaba mucho la marihuana— se metió en el negocio de los papás aunque estudió administración de empresas en la Universidad Central.

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En el colegio, Andrés y Harold se vestían con ropa de marca y zapatillas que no se conseguían en Colombia. Además, tenían modelos de Atari y Nintendo que nunca se veían en San Andresito. Los padres de esos amigos decían que eran comerciantes y viajaban frecuentemente al exterior. En esa época —estoy hablando de 1995— a los hermanos Munévar los llevaban al colegio en carrazos y, cuando no, aparecían en taxi. Siempre les tuvimos mucha envidia. Ellos no eran como nosotros, que teníamos que coger bus por la avenida Caracas. En esa época no había Transmilenio; escasamente los buses que llaman "cebolleros".

barrio. Además, llegaron con ropa nueva y mucho billete.


+++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++ +++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++ +++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++ +++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++ +++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++ Siempre le oí decir que la plata no se hacía en un salón de clase sino en la calle, en el comercio. Luis terminó trabajando con el papá en una joyería en la carrera quinta entre calles 12 y 13. Rolando estudió contaduría en la Universidad Piloto y está ejerciendo. Pablo anda viajando por el mundo y ahora está en Australia. Néstor heredó del papá —que murió de cáncer en la garganta porque fumaba mucho— una compraventa y se quedó viviendo con la mamá. Empezó a estudiar tres carreras y no terminó ninguna. Le decimos 'Buenavida'.

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Por fin cantaron La rumba de grado del colegio la hicieron mis parceros Andrés y Harold en su casa. Para sorpresa de todos, la planearon en el cuarto secreto de los papás. Había dos mesas de billar, una mesa de póquer y un par de máquinas tragamonedas. Pero no había música norteña, sino música en inglés, mucho rap. Abundaban las fotos de los dos hermanos con sus papás en varias ciudades de Estados Unidos y, además, fotos con el papá de Néstor. Había varias repisas de metal y muchas joyas. Eso parecía un almacén del Centro Comercial Andino. Se veían cajas de lociones y perfumes, un stand con ropa americana para niños y un cuarto pequeño al fondo del salón, con una cama doble. La rumba se prendió muy rápido. Empezamos a tomar cerveza, y pronto a Andrés y a Harold les dio por chicanear hasta que cantaron. Se abrazaban con Néstor y hablaban de viajes, de vueltas, de plata, de lujos, demasiado visaje, hasta que entendí por dónde iba el agua al molino. Ellos terminaron por contarnos que sus viejos eran ladrones internacionales. "Mis cuchos son ladrones internacionales. Por eso viajan tanto. Salen al exterior a robar joyerías, almacenes de ropa y a tumbar a mafiosos. ¿Se

acuerdan hace unos años cuando duraron más de un año por fuera? —nos preguntaron desafiantes. Y contestaron sin inmutarse—: estaban encanados. Los cogieron en Estados Unidos haciendo una vuelta, pero no pasó a mayores. Cuando los apresaron no tenían nada de lo que se habían robado, entonces no pudieron judicializarlos por robo sino por agresión a un ciudadano norteamericano. Los dos tenían papeles legales y nacionalidad, lo único fue que les prohibieron la entrada a ese país, les quitaron la visa. Desde entonces viajan a España; fue una vuelta toda rara." Ese día entendimos todo. Además, me di cuenta de que el papá de Néstor también era ladrón internacional. Andrés y Harold tenían ciudadanía norteamericana porque habían nacido allá, aunque sus papás tenían varias nacionalidades falsas. Eran brasileños, españoles, peruanos, mexicanos, venezolanos y no se qué más. Tenían listas de nombres de restaurantes de varias ciudades de Estados Unidos y de España, teléfonos y muchas, pero muchas fotos con gente que habíamos visto en esa casa los viernes de rumba. Todos esos papeles y nombres eran los contactos en los países donde viajaban. Eran también ladrones internacionales, que con el correr del tiempo se volvieron parceros míos. Entre otras cosas, porque desde ese día me quedó sonando la idea de hacerme más amigo del par de joyitas. Por eso me mandé de una a averiguarles de todo: cuánto se podían ganar en cada viaje, cuánto gastaban, cuánto les quedaba libre, si era muy difícil hacerlo, si tenían amigos allá que les ayudaran. Y así me fui metiendo en ese ambiente, el de la plata fácil. El principio Cuando gané suficiente confianza de la familia, me hice novio de Natalia y empezaron a tratarme como si fuera de la casa. Así fue como rápidamente Andrés, Harold y yo decidimos viajar al exterior y llegó el primer trabajo. Nunca había robado, pero me lo pintaron fácil. Los parceros sabían que en Miami podían empezar manejando los carros de los ladrones o ayudando a esconder las joyas. Como era un negocio de familia, no era muy difícil aprenderlo. Además, tenía una ventaja: para la época ya medía 1,80 de estatura y era bien acuerpado. Mi único problema era mi familia, porque mi papá quería que estudiara medicina o derecho, y yo lo único que quería

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era ser aprendiz de la familia Munévar. La plata no era problema, la visa sí. Dos veces saqué cita en la Embajada, con siete meses de diferencia entre una y la otra, y me la negaron. Los gringos me dijeron que era una persona muy joven, sin propiedades, sin compromisos, que nada me obligaba a volver a Colombia. Se me alcanzaron a quitar las ganas de viajar.

—Listo, mijito, déjame la fotocopia de tu cédula. Hoy es martes, el jueves los llamo y les digo cuánto vale la vuelta. Eso sí te digo, si te quieres ir con papeles buenos, eso vale. En dos sorbos se tomó el café negro y dejó quemándose el cigarrillo en el cenicero de la mesa. Cogió la fotocopia de mi cédula y se fue por la calle 12 arriba. Andrés me dijo que no me preocupara, que ese era el tipo de mayor confianza que tenían todos los 'Inter.' del país. Mientras se concretaba el trámite ilegal de mi documentación, me puse a andar para arriba y para abajo con Andrés y Harold. En mi casa creían que estaba estudiando arquitectura y llegaba con dibujos y fotocopias. Nos movíamos en varios taxis porque en apariencia de eso vivía la familia Munévar. Pero según los cálculos de Andrés y Harold, en un solo viaje se ganaban entre siete mil y ocho mil dólares libres. Todos los días salía de mi casa supuestamente para la universidad, pero en realidad iba para la

—¿Por qué no me dijo que ya se había presentado a la Embajada? Quedó con un registro y la cosa está complicada. Por eso vale más platica, hermano. Llevándole la corriente y suavizándolo Andrés le contestó: —Tranquilo, hermano. Cuánto vale esa vuelta, que la plata alcanza.

La calle 12, arriba de la séptima, centro de abastecimiento de documentos falsos.

Yo pensaba para mis adentros que todavía había que calcular el precio de los tiquetes aéreos, los impuestos en el aeropuerto y la estadía en Estados Unidos. —Hay que sacarle una cédula distinta. Con su huella y su foto pero con otro nombre. El pasaporte que tiene ya no sirve. Hay que sacarle uno nuevo y la visa se la entrego como turista por dos meses para que no haya brincos en el aeropuerto John F. Kennedy de Nueva York , que es donde joden.

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Hasta que Andrés y Harold me dieron la clave y me consiguieron la gente para que me sacara papeles falsos. Y qué joda tan chistosa, también el trámite era en el centro de Bogotá, en la calle 12, arriba de la séptima, en medio de joyeros y esmeralderos, en el centro de torcidos de papeles más grande de la ciudad. En esa calle, si uno tiene contactos y conocidos, se puede comprar desde una cédula original hasta una carta de nacionalidad de cualquier país. Allá fue donde me di cuenta de que estaba metido en el negocio de los 'Inter.', como se les llama en la jerga del delito. En la calle 12 entendí el poder del billete. Los Munévar me presentaron al Negro, un tipo de unos 40 años, alto, robusto, vestido con jeans y tenis. Era costeño, aunque llevaba tanto tiempo en Bogotá que ya pronunciaba la s correctamente. Nos encontramos por primera vez en una frutería, y mis amigos le dijeron que iba con ellos para Nueva York y que necesitaba la cédula y el pasaporte.

casa de mis parceros. Días después el Negro llamó a Andrés y volvió a citarnos en la 12, a la entrada de la cafetería Fruti Derly. El tipo nos estaba esperando con su tinto en la mano y fumando. Nos sentamos en la mesa, nos saludó tranquilo y me dijo:

—Y ¿los papeles son buenos, son sacados de allá o son chimbiados? —preguntó Andrés. —No, mijo, tu mamá sabe que yo trabajo legal en estos casos. Tengo gente en la Registraduría, en la oficina de pasaportes, fresco, la visa también es buena, así como la papelería, las firmas y los sellos de seguridad. Tengo gente en todas partes. Cuando el Negro dijo eso, yo pensé que me estaba metiendo en una puñalada bailable, una rumba de esas en las que usted sólo puede salirse cuando se acaba. —Qué, mi negro, en cuánto va dejar eso. Haga de cuenta que eso es para mi mamá. —Vea, mijo, la cédula sale por 200.000 pesos. Por el pasaporte sólo te cobro unos 100.000 más de lo que vale. La visa se la entrego pegada al pasaporte, como le digo, porque es la de turista y como es la primera vez que viaja, para dejarlos sanos tanto aquí como allá. Todo se lo dejo en 3.500 dólares. —¡Nooooooo, negro!, la plata no alcanza, hermano, usted sabe que hasta ahora estamos comenzando. Colabore, que yo le traigo más gente.

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—Vea, socio, usted sabe que estas cosas no se negocian. Hay que arreglar gente en todas partes. Pero si no tienen la platica, yo le tengo la gente en la 16 con 10, donde le venden una visa lista y sólo le cambian la foto. Como quieran, chinitos. Esas también son buenas, son las que traen los lisos cuando roban maletas en el aeropuerto. Y en pocas frases, el Negro detalló otra variedad de vueltas y torcidos que se podían hacer de rapidez. Lo importante era la plata.

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—Mijo, si no tiene la plata completa le saco papeles venezolanos, ecuatorianos o peruanos y usted tramita allá la visa de Estados Unidos. Si quiere le sacamos la ciudadanía mexicana y se va por el hueco. Vean, chinos, yo les estoy es haciendo un favor, ustedes deciden qué hacen. O si quiere le saco una cédula con otros datos y vuelve y se presenta a la embajada como si fuera otro fulano. Si escoge ésa, le conseguimos papeles de bancos, extractos bancarios, tarjeta de propiedad de carro particular y un par de escrituras de casas. Le conseguimos, además, un par de certificados notariales que verifiquen que hace poco recibió una herencia y le conseguimos, además, una carta, donde un supuesto familiar suyo lo está invitando por una temporada de uno o dos meses. Hermanitos, lo que ustedes quieran, si deciden, me llaman y me avisan. Saludes a doña Sandra. Salimos caminando por la décima hacia el Sur. Andrés miraba a todos lados como para verificar que nadie nos estuviera echando gafa. Subimos por la esquina de la Casa del Florero y sacamos el carro del parqueadero. Fueron dos cuadras en las que no me pronunció ni una sola palabra. Creo que estaba pensando cuál era el mejor negocio. Salimos para la casa y sólo me preguntó cuánta plata tenía. Yo le dije que más o menos unos siete millones de pesos, reunidos entre la plata de dos semestres académicos, lo del diario y comisiones que me había ganado vendiendo carros que arreglaba mi papá. Al otro día fuimos a la Jiménez con sexta y con otros amigos de Andrés cambiamos toda la plata. En ese momento, año 2000, nos dieron 3.670 dólares. Eran dólares negros —de contrabando o producto del narcotráfico—; por eso salieron más baratos. Lo importante era que no fueran falsos. Yo no sabía qué hacer. Tampoco habíamos preguntado cuánto valían los otros ofrecimientos del Negro. Pero pronto nos dimos cuenta de que nos salía "lo comido por lo servido".

En ese momento me comprometí. Andrés y Harold me dijeron que ellos ponían el resto y cuando hiciéramos la vuelta en Estados Unidos me cobraban. Lo que estaban haciendo realmente era contratándome. Y yo quería viajar, tenía ilusión de llegar con plata, no me importaba mucho lo que tuviera que hacer, lo único que quería era conocer Estados Unidos. Una canción dice que "Nueva York capital del mundo, del cielo Cali la sucursal", y yo ya conocía Cali. No se dijo más. Andrés cerró el negocio con el Negro. Mil quinientos dólares a la vista y el resto de la plata cuando saliera del aeropuerto de Nueva York donde estaría esperando el cobrador. En mi casa empecé a preparar a mi mamá para lo del viaje. Le dije que quería ir a Estados Unidos y que en dos semanas me tenía que presentar a la Embajada. Que si me salía la visa me iba a probar suerte en cualquier cosa para devolverme con buena platica. Como cualquier mamá, se puso a llorar, pero después me dijo que me apoyaba. Sin embargo, me recordó que si me iba mi papá no me seguiría pagando la universidad. Pero yo lo tenía claro y estaba comprometido con Andrés y con su hermana Natalia, mi novia. Como para despistar, ellos compraron los tiquetes en una agencia reconocida. Los tiquetes quedaron programados para el 12/12/00 con regreso el 12/02/01. Andrés y Harold eran norteamericanos, tenían familia en Estados Unidos, íbamos supuestamente en plan de turistas, todo muy normal. En menos de dos semanas hablé con mi papá y me dijo que de pronto era la forma de que cogiera responsabilidad. Me regaló un millón de pesos.

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A los quince días la vuelta de los papeles quedó hecha. Haciendo cuentas, con el millón que me dio mi papá completé 700 dólares. Tenía suficiente para pagar el impuesto en el aeropuerto y efectivo para mostrar en el aeropuerto de Nueva York, que fue lo que más nos recomendó el Negro para demostrar que uno iba de paseo. Y en lo posible, un par de tarjetas de crédito, así fueran falsas. Nos entregó un sobre de Manila con los papeles. El pasaporte, la visa, mi nueva cédula. Me llamaba Luis Andrés Bonilla López. Era mi foto pero tenía otro nombre y otro número de cédula. Recibimos los papeles y los tiquetes y todo quedó cuadrado. Volvimos al barrio, y ellos se querían quedar con mis papeles, pero yo les argu-

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menté que mi mamá iba a querer verlos, y me fui a casa y les dije a todos que me habían autorizado la visa. Pero caí en cuenta de que no tenía mi nombre y no la podía dejar ver. Entonces les dije a mis padres que a uno sólo se la entregaban el día antes del viaje. En 11 días salía para Nueva York. Estaba más feliz que un putas. Así que durante diez días nos dedicamos a despedirnos de los amigos, de la familia. A todos les echamos el mismo cuento, que nos íbamos a trabajar lavando carros, de meseros o en oficios varios.

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Los 'bamberos', como llaman los delincuentes a los joyeros, son las primeras víctimas. Lo que

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Estados Unidos y España son nuestros destinos predilectos, pues si nos están buscando nos escondemos en colonias de latinos. Aunque en Japón son mejores los botines, allí es muy complicado encontrar un escondite. nombres se * Los cambiaron por petición

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Manos a la obra El 12 de diciembre de 2000, a las 10 de la mañana, llegamos al Puente Internacional en Bogotá. Fuimos con un poco de gente a la que tocó pagarle para que nos despidieran. La mamá de Andrés decía que entre más gente fuera, menos sospechas de la Policía. Buena estrategia. Esa gente lo maneja todo perfectamente. Tanto, que mis papás fueron a despedirme y no se dieron cuenta de que esa gente era amiga de nosotros. En ese tumulto los embolaté y nunca les mostré los papeles. Todo fueron abrazos, besos, hasta con hermosas desconocidas. Parecíamos tres niños ricos de vacaciones. Entregamos los documentos y me preguntaron que a qué viajaba, adónde, por cuánto tiempo y cuánta plata llevaba. Fueron seis horas y media de vuelo en un avión de Avianca. Llegamos al John F. Kennedy a las 9 de la noche pasadas. En pleno invierno. Andrés y Harold, por su nacionalidad norteamericana, pasaron a una fila preferente. Conmigo fue más dura la vaina. Una hora en requisas pero no hubo problemas, me ayudó que los parces estaban conmigo, que llevaba el carné de la universidad y que mostré plata en efectivo. Cogimos un taxi, anduvimos 15 millas hasta una parte de Manhattan para empezar a vivir el sueño americano. Nos estaba esperando un tal Carlos, socio y amigo de doña Sandra. Él nos ubicó y en tres días teníamos el contacto para empezar a trabajar, para convertirme en un ladrón internacional, en todo un potentado. Y ahora lo soy. Pasé de escuchar clases en el colegio a robar a joyeros en Estados Unidos: Joyeros gringos, comerciantes chinos, japoneses, indios y judíos, todos están en la mira. Son los que más plata tienen y, además, la cargan en efectivo o en mercancía: a ésos son a quienes robamos.

hacemos es buscar una joyería en sitios exclusivos y montar la operación; son horas de espera que se pueden convertir en un infierno; el calor puede ser asfixiante, o el frío, insoportable. Elegimos al bambero por su elegancia. Entonces lo interceptamos en su automóvil, antes de que arranque. Uno de los ladrones se acerca a la víctima y tropieza con el espejo del carro, mientras su cómplice chuza en varias partes una de las llantas traseras, para deslizarse segundos más tarde por debajo de otros carros. De ahí en adelante el trabajo es seguirlo, hasta que se detenga a cambiar la llanta. Cuando el conductor abre el baúl y pone el gato, uno de los escurridizos delincuentes se acerca al carro y toma la maleta llena de oro y diamantes, que según la experiencia delictiva, "siempre está en medio de las sillas delanteras". Casi siempre, la última escena mostrará una moto a toda velocidad con dos hombres encima y un botín semioculto.

de las fuentes.

La justicia

El Departamento Administrativo de Seguridad (DAS) tiene estadísticas que registran el número de colombianos que salen del país. El estudio más reciente es del año 2003 y dice que salieron 660 mil personas hacia Estados Unidos y 169.190 con destino a Europa. El promedio de deportados por año no llega a seis mil. Aunque las autoridades internacionales conocen el modus operandi de los 'Inter.', dicen no poder capturarlos si no son denunciados. Uno de los detectives de la Interpol comenta: "La única forma es que alguien aquí en Colombia los sindique de enriquecimiento ilícito. Por ese lado se les puede adelantar una investigación". Otra opción es acudir al canal de comunicaciones de la Interpol y difundir por ese medio, a los 182 países conectados, la información de quienes tienen antecedentes. El problema radica en que un país no puede juzgar a alguien por delitos cometidos en el extranjero. "Lo único que se puede hacer es negar la entrada del acusado", dice el detective.


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Desde finales del siglo XIX Bogotá ha acogido a población inmigrante de otras regiones del país y del extranjero. De su llegada, proceso de adaptación y aporte a la cultura local hablará esta nueva sección de Directo Bogotá, muestra de la multiculturalidad capitalina. Entre los extranjeros que fueron llegando en pequeñas oleadas, en distintas épocas, están los alemanes. Desde Leo S. Kopp, fundador del emporio cervecero Bavaria, hasta los Brauer, que hornearon el primer pan de centeno en Colombia.

Bávaros en Bogotá

Germán Izquierdo Manrique germanizky@yahoo.com Fotos archivo familiar

La familia Brauer en Alemania, 1901.

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Se necesita administrador de panadería en Guayaquil

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COLONias

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Si el pastelero Clemente Brauer no hubiera levantado la cabeza para leer ese letrero en una vidriera de Berlín, quizá él y su familia no habrían llegado a Colombia, quizá su hijo no se habría casado con una Villamizar y quizá no sabría lo que es un plato de mazamorra. Era 1922, y Brauer, cansado de la difícil situación que vivía Alemania tras la Primera Guerra Mundial, de las hambrunas y de la devaluación, decidió zarpar hacia aquella ciudad de la que no conocía absolutamente nada, dejando atrás a sus padres,

sus sembrados de papa y de remolacha y su pueblo de menos de 300 habitantes donde los Brauer habían vivido durante cientos de años. Luego de una estancia de cuatro años en Ecuador, por recomendación de un amigo alemán Clemente llegó con sus hijos y su esposa a Cali, donde instaló su negocio: Panadería La Blanca. Pero en 1929 lo sorprendió la crisis mundial, y le tocó hacer pan muy pequeño con lo que tuviera; luego se recuperó y cuando todo parecía haberse normalizado, en Europa empezaron a sonar las bombas y las metrallas que anunciaban la Segunda Guerra Mundial. "Resulta que en 1942 salimos en la lista negra que publicaban los


diarios colombianos y nos tuvimos que ir a Bogotá porque no podíamos vivir cerca a las fronteras", dice Detlef Brauer, nieto de Clemente. Entonces, los Brauer partieron hacia Bogotá con su poca ropa de tierra caliente. Aquí se quedaron y con gran esfuerzo montaron en Chapinero una nueva panadería: La Regina. La familia Brauer es una excepción, pues el mayor número de inmigrantes y exiliados alemanes arribaron a Bogotá a partir de 1933, cuando Hitler subió al poder en Alemania. En 1938, año en que los nazis provocaron un éxodo masivo de judíos y de no judíos —año también de la terrible "Noche de los Cristales"—, el número de exiliados fue aún mayor, aunque en septiembre de 1938 un decreto expedido por el canciller López de Mesa, del gobierno de Eduardo Santos, impidió la entrada legal de judíos al país.

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Los años de la guerra Antes del nefasto decreto y por diversos motivos, cientos de alemanes llegaron a Colombia con una pequeña maleta y unos pocos ahorros a enfrentarse a un nuevo idioma, a otra comida y a una ciudad desconocida situada a miles de kilómetros de su hogar. Bogotá acogió a joyeros, arquitectos, fotógrafos, comerciantes, antropólogos, pedagogos, entre otros profesionales y trabajadores que buscaban reiniciar su vida en medio del subdesarrollo de la capital. Si bien el número de alemanes en Bogotá se disparó antes de iniciarse la guerra, para el profesor Enrique Biermann, quien ha estudiado a fondo el tema de los alemanes en Colombia durante la Segunda Guerra Mundial, "no se puede hablar de colonias alemanas en Colombia porque no hubo ni una emigración numerosa, ni organizada". Biermann cuenta que aunque él es de origen judío, su padre decidió bautizarlo en la Iglesia católica y ponerle un nombre hispano: "Por eso me llamó Enrique, por eso también me puso Óscar". El padre de Biermann, un arquitecto que llegó en 1938 y que tenía un almacén de muebles en Bogotá, consideró que adaptando a su hijo a las costumbres propias de Colombia le despejaba el camino. La vida en Colombia no era fácil para los alemanes durante la guerra, especialmente en 1941, cuando el gobierno colombiano suspendió relaciones con Alemania, Italia y Japón y cerró los colegios alemanes de Barranquilla, Bogotá y Cali. Estas familias empe-

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Panadería La Blanca, propiedad de los Brauer. Cali, años treinta.

zaron a recibir cartas en las cuales se les comunicaba que tenían que alejarse de las fronteras o salir del país. Algunos llevaban muchos años viviendo en Colombia, pero, como los Brauer, también se vieron perjudicados. Fue una época difícil. Detlef Brauer recuerda que diariamente su madre daba almuerzo a cinco o seis alemanes cuyos bienes habían sido expropiados. Brauer se vio directamente afectado por el cierre del Colegio Alemán de Bogotá. "Luego de que el gobierno mandó cerrar los colegios alemanes, empezó a funcionar un colegio clandestino en el que yo hice mi primaria —cuenta Brauer—. Quedaba en una casa grande del barrio Teusaquillo". Allí aprendió a escribir en letra gótica y conoció la historia alemana, pero eso también estaba prohibido. En pocas palabras, todo lo alemán era rechazado. Con los años, la situación mejoró, pero muchos, como Clemente Brauer, nunca quisieron regresar a su país. El padre de Biermann tampoco volvió a pisar suelo alemán. Gustavo Dobé, fundador de la conocida marca Wella, se fue a Alemania a combatir y regresó. Por su parte, el colegio Alemán reabrió sus puertas cuando terminó la guerra. Kopp y otros alemanes famosos En el Cementerio Central de Bogotá, algunas personas se acercan a la estatua de Leo S. Kopp para hablarle al oído. Le piden un favor, un milagrito. Kopp, que llegó a Colombia en 1876, fundó la cervecería Bavaria en 1889 y tecnificó el proceso de elaboración de esta bebida cuando


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Estatua de Leo Kopp en el Cementerio Central.

en el país se elaboraba de manera rudimentaria, sin tener en cuenta los experimentos de Pasteur. Kopp se convirtió en millonario: construyó el Bazar Veracruz, un edificio de ocho pisos frente a la plaza de Santo Domingo, el local comercial más moderno de su época, y también construyó el barrio La Perseverancia. Donó, entre otras cosas, un mausoleo para los polvoreros en el Cementerio, donde hoy se encuentran sus restos y su estatua, que escucha, imperturbable, las peticiones de sus devotos. La lista de alemanes que llegaron a Bogota y que contribuyeron al desarrollo de Colombia es larga: el entomólogo y pintor Leopoldo Richter, el pedagogo Ernesto Guhl, los fotógrafos Emilio Schimmer y Heriberto Wolf, el arquitecto Leopoldo Rother, el ingeniero Hugo Fehrenbach, el librero Karl Buchholz y los Brauer, primeros que hicieron pan de centeno en Colombia. Alemania también le legó a Colombia la aerolínea Scadta, fundada el 5 de diciembre de 1919 por Werner Kämerer, Alberto Tietjen, Stuart Hosie, Ernesto Cortissoz, Jacobo Correa, Cristóbal Restrepo, Aristides Noguera y Rafael María Palacios. Scadta, que luego pasó a ser Avianca, es la aerolínea más antigua de América. Y qué decir de esos pilotos de avión desempleados que llegaron sin un peso, como Helmut von Krohn, que en un Junker F-7 voló entre Barranquilla y una población cercana a Puerto Colombia, y años después murió al precipitarse el avión que piloteaba en la región de Bocas de Ceniza. Varios aviadores como von Krohn, combatientes de la Primera Guerra Mundial, tuvieron que atravesar el océano para buscar trabajo. Un alemán muy recordado, y tristemente célebre, fue Emilio Streicher, comerciante de sombreros que en 1900 convirtió el costado occidental de la plaza de Bolívar —donde se levantaban las Galerías Arrubla, el primer centro comercial de la ciudad—en un montón de escombros. A las 11 de la noche del 20 de mayo, Streicher encendió unos velones en los estantes de su almacén El Progreso para cobrar un seguro que cobijaba a su negocio contra todo siniestro. Durante tres días el fuego se esparció y fue devorando las galerías, la Alcaldía, la oficina de teléfonos y el Archivo Municipal, donde se encontraban valiosos documentos de las administraciones muni-

cipales de 200 años atrás. Hoy en día, el espacio que devoraron las llamas es ocupado por el Palacio Liévano, donde despacha el alcalde mayor de Bogotá. Streicher se fugó sin ajustar cuentas con la justicia. Sincretismo de dos culturas En Berlín, el bus 119 atraviesa, siempre por el carril derecho, la avenida Kurfürstendamm. Pasa por Gedechniskirche (Iglesia del Recuerdo), por el bar Kranzler y por el centro comercial Wertheim. Únicamente se detiene en los paraderos. Tiene sillas rojas. Una señora de pelo morado y rostro blanco mira al frente, impávida. No se oye nada, no hay música, no se escucha la conversación animada entre dos personas. En las paradas se pueden ver los horarios en que pasa: 12:37, 12:52, etc. Nunca se retrasa, siempre llega a la hora indicada. En Bogotá, por la avenida séptima pasan cascabeleando unas pequeñas busetas verdes. A su paso van soltando un chorro de humo. Se detienen por ahí, en cualquier esquina, en la mitad de la calle para recoger un pasajero más, aunque adentro no queden sillas disponibles; un hombre moreno, en medio del vaivén del vehículo, se sube a tocar aires del llano con su arpa de madera. El padre de Enrique Biermann nunca aprendió a hablar bien el español; en cambio, según su hijo Enrique, "le encantaba la fritanga". Con el tiempo, los Brauer empezaron a mezclar el Stollen y las galletas de jengibre con el pesebre. En Colombia, Richter encontró la inspiración para sus cuadros, y Rother, el espacio para diseñar sus edificaciones. Y el aporte más grande de la cultura bogotana a los alemanes se resume en esta acotación de Biermann: "Las ocasiones en las que he subido en el U-Bahn (metro de Berlín) miro a lado y lado y veo a toda la gente seria, no pasa nada. Se bajan serios mirando al frente, y yo digo: '¡Tampoco!'".

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( ) libroS

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Juan Camilo Maldonado juancamilomaldonado@yahoo.com

Más que periodismo para voyeristas Sex o no sex

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Alonso Sánchez Baute Editorial Planeta, Bogotá, 2005 195 páginas 34.000 pesos

Si hay algo que el cineasta español Pedro Almodóvar ha sabido hacer en sus más recientes películas es sacar a la luz, con una sensible irreverencia, la manera más íntima y policroma en que los seres humanos pueden relacionarse emocional y sexualmente, ya sea entre dos hombres, a través de la soledad y la muerte, como en Hable con ella; con la conmovedora vida de Aguado, el travesti de Todo sobre mi madre, o con la doble y ficticia vida de Juan, el personaje de Gael García en La mala educación. La exploración de la multiplicidad de caminos que pueden conducirnos a relacionarnos y a vivir nuestra propia identidad que, como ha mostrado Almodóvar, está ligada irrevocablemente a la sexualidad humana, es la apuesta del vallenato Alonso Sánchez Baute en su libro Sex o no sex. En 12 crónicas, el autor de Al diablo la maldita primavera deja al descubierto la vida sexual de sus protagonistas, sus éxtasis y frustraciones, sus motivaciones y fantasías. Historias de la vida real: bogotanos comunes y corrientes, que de día caminan hacia sus trabajos, se sientan en los salones de clase, comen con sus esposas y sus hijos, pero que al cerrar la puerta dejan de ser quienes son, o se convierten en lo que verdaderamente son: travestis, portadores de VIH, pornoadictos solitarios, masturbadores empeder-

nidos, clientes asiduos de prostíbulos y cabarés, entre tantas otras combinaciones. "Para que don Juan sea posible, es necesario que en la sociedad haya hipocresía", decía Stendhal. A esto mismo le debe su existencia el libro de Sánchez Baute. Sólo una sociedad que se niega a sí misma puede producir este tipo de libros, y hacerlo periodísticamente. Si el sexo, en sus heteróclitas manifestaciones, fuera asumido como parte del buen funcionamiento de la sociedad, no habría necesidad de andar buscando bajo las sábanas de ciudadanos comunes y corrientes a ver qué sorpresas se hallan. Pero qué le vamos a hacer. Lo cierto es que la nuestra es una sociedad de tabúes y marginados. Un ejemplo: en el mes del sida se revelaron 210.000 casos de VIH en Colombia. Sin embargo, tan sólo el 2% de los colombianos, según una reciente encuesta del periódico El Tiempo, acepta conocer a alguien que sea portador o padezca el virus. Sex o no sex impacta porque, como las películas de Almodóvar, saca a la luz lo que está silenciado. Y en ese movimiento narrativo, el lector mismo se confronta. Todos en Bogotá caminamos de la misma manera por la calle; nos sentamos en los mismos asientos del bus ejecutivo, comemos en los mismos restaurantes de comida rápida, vemos los mismos programas de televi-

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sión. Y, sin embargo, a la hora del sexo, ¿cuántos verdaderamente revelan sus prácticas orgiásticas o travestistas? Claro está que cabe preguntarse hasta qué punto es necesario tener que sacar esto a la luz, cuál es la ganancia, más allá de saciar un morbo elemental... En la mayoría de los casos, así como las modelos desnudas y muchos de los temas tratados por la revista Soho, no es más que para pescar, apelando a los instintos, el mayor número de lectores. Sin embargo, el libro de Sánchez Baute logra salvarse de esta recriminación porque el autor no busca seducir ni excitar. Es más, pese a tratarse en su gran mayoría de crónicas de sexo en la ciudad, muy pocas verdaderamente logran saciar al espíritu lascivo del lector. Al contrario, el libro desnuda a estos personajes en su rareza y en su cotidianidad, buscando encontrar las razones que los han llevado a ser eyaculadores precoces o desnudistas en un bar gay. Sus historias, aunque no todas tengan el mismo impacto, cumplen con una estricta condición periodística: descubrir al ser humano en todas sus dimensiones, no sólo la genital. De las 12 historias, son dos las más cautivantes: El placer de D'Eon y La soledad en un cuarto oscuro. La primera retrata la vida de un hombre casado cuya esposa, después de años de matrimonio, descubre su secreta afición por el travestismo. Esta crónica, contada a través de retazos de la página web del personaje, devela la vida de un hombre heterosexual que le rinde tributo al ser femenino: sin dejar de ser hombre ha construido una doble identidad, que le acarrea mensualmente más de una docena de entradas en su libro de firmas en Internet. La segunda crónica narra la historia de un homosexual feo. Doblemente estigmatizado por su condición se-

++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++ ++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++ ++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++ ++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++ ¿Somos verdaderamente tan distintos y tan ++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++ creativos en la cama, o estamos todos ++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++ ++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++ condenados al mismo libro de Kamasutra, a las ++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++ mismas aberraciones y a la misma mojigatería? ++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++ ++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++ ++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++ ++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++ ++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++ ++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++ ++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++ ++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++ ++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++

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xual y por su aspecto físico, se dedica a recorrer las salas oscuras de cines pornográficos, y a ofrecer fellatio a cualquier espectador que esté dispuesto a recibir unos minutos de placer en la oscuridad. Una conmovedora narración sobre la soledad y el sexo, en un mundo embelesado por los cuerpos y las caras bonitas. A Sex o no sex le hizo falta conseguir más historias como las anteriores. Hay dos de ellas insustanciales en términos periodísticos y sexuales: la de la niña linda a quien los hombres sólo buscan para acostarse con ella y la de la pareja de mujeres que ya maduras descubren que nacieron la una para la otra. Éstas son, finalmente, historias a cuya regularidad ya estamos acostumbrados, y que corren el riesgo de aburrir o engatusar al lector en una suerte de novela rosa. Sin embargo, las demás historias poseen su encanto: ya sea por la rareza de las prácticas de sus protagonistas (orgías mezcladas con éxtasis y milo frappé, por ejemplo), por la soledad y el drama a los que se ven condenados o por el simple hecho de descubrir, en esta ciudad de aparentes mojigatos, esas diversas esquinas donde cualquier fantasía se hace realidad. Sánchez Baute logra cuestionar el inmemorial y elemental impulso del placer: ¿somos verdaderamente tan distintos y tan creativos en la cama, o estamos todos condenados al mismo libro de Kamasutra, a las mismas aberraciones y a la misma pacatería? Tal vez en las respuestas a estas preguntas se explica el grado de hipocresía que se respira en el ambiente, ya que, como bien dice Sylvana Orozco, uno de los personajes de Sánchez Baute, "lo valioso es no creerse tan diferente como para ocultarlo".

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Bogotá ## en la RED

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www.bogota-dc.com Alicia en la capital de las maravillas David Linares dlinares13@yahoo.com

La nostalgia por la ciudad amada fue una buena excusa para que una bogotana radicada en Canadá le diera vida a la mejor página web qque existe en el ciberespacio acerca de Bogotá. Con este comentario abrimos la nueva sección de recomendados Bogotá en la Red.

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Fastidiada con la mala imagen de Colombia en el mundo, hace más de siete años Alicia Garavito de Starr, una rola casi dogmática (en el buen sentido de la palabra) radicada en Montreal (Canadá), se dio a la tarea de mostrar en Internet la mejor cara de nuestra ciudad. bogotá-dc.com nació entonces como una apuesta poco pretenciosa para erradicar de una buena vez el imaginario de que la capital de nuestro país era una prolongación de la sabana africana, pero con mulas en vez de hienas (¡qué charrera!), además de los consabidos y pintorescos personajes dedicados al tráfico de drogas, no de pieles (como bien pudimos constatar en la razonablemente impopular cinta Sr. y Sra. Smith). Y sí, es una página orgullosa, jactanciosa quizá, pero, más que nada, honesta. Somos lo que somos; difícilmente algún otro lugar en Internet podrá aclararle a sus visitantes la diferencia entre una buseta, un bus ejecutivo y uno superejecutivo (así como el costo del pasaje), le enseñará la receta de la changua o el significado de filipichín, chivato o mirringa, y lo mejor: todo ello traducido al inglés en un 99% (dicho en el sentido de su globalidad). Cuenta, además, con una impresionante galería para regodearse con las nostalgias personales.


++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++ ++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++ Hasta al más escéptico o menos identificado con la ++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++ construcción de lazos regionales, después de ++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++ navegar en ésta página durante horas, le resultará ++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++ ++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++ imposible mirar sin emoción los colores amarillo y ++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++ rojo de la bandera capitalina, dejar de escribir un emotivo mensaje en el libro de visitas, distribuir frenéticamente la dirección a extraños y conocidos Uno puede pasar más de una hora deambulando y, eso sí, agradecerle a Alicia por esta increíble virtualmente por la ciudad, recorriendo secciooportunidad de reivindicarnos con el mundo, y con nes como Fotos Antiguas (de no creer… con nosotros mismos. tranvía y toda la cosa), Panorámicas, Calles,

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Parques y Centros Comerciales, entre otras, para un total de más de mil imágenes, con una sola desventaja, y es la imposibilidad de descargarlas directamente al disco duro, por lo que para compartirlas con amigos y familiares habrá que acceder a la página… siempre.

¿Que si hay más? Muchísimo más: historia, lugares de interés, medios de transporte, restaurantes, hoteles, mapas, símbolos, música (otra maravilla) y algunos temas notablemente pragmáticos: negocios, clasificados y eventos (también hay que vivir del cuento). Aparte de todas las bondades ya mencionadas, bogotá-dc.com es también un útil directorio para quienes quieren promocionar cualquier clase de evento, comprar finca raíz, buscar trabajo o localizar los mejores sitios de hospedaje… ¿qué más pedir? El libro de visitas quebrantará fragilidades, ya que desde lugares tan diversos como Singapur, España, Argentina, Estados Unidos, Francia, México, Inglaterra o Alemania, recientes o futuros visitantes de lejanas tierras nos enseñarán —a través de sus apasionados comentarios— que la belleza y singularidad de nuestra ciudad no es una somera ilusión, sino la más palpable realidad. También será el lugar para que la nutrida diáspora que desde nuestras tierras ha inoculado el mundo, dé rienda suelta al exaltado y arquetípico amor de quien descubre la maravilla de lo que alguna vez tuvo.

Hasta al más escéptico o menos identificado con la construcción de lazos regionales, después de navegar en ésta página durante horas, le resultará imposible mirar sin emoción los colores amarillo y rojo de la bandera capitalina, dejar de escribir un emotivo mensaje en el libro de visitas, distribuir frenéticamente la dirección a extraños y conocidos y, eso sí, agradecerle a Alicia por esta increíble oportunidad de reivindicarnos con el mundo, y con nosotros mismos.

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No podría dejar de concederle aunque fuera la mención a mi sección preferida: el Diccionario. Esta gratificante aproximación al léxico de los verdaderos bogotanazos partió del empeño de Alicia y su hermana, quienes, en sus propias palabras, se divirtieron de lo lindo en este didáctico intento de preservar nuestros vocablos raizales, pertinentemente ejemplificados en su uso e incluso referenciados con formas anglosajonas equivalentes.

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Sitio del mes

Dirección: www.bogota-dc.com Tema: Bogotá D. C.

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Lo mejor: Completísimo. Único y nostálgico. Los servicios que presta tanto a habitantes como a turistas. Una de las mejores caras de Colombia en Internet.

Para mejorar: Sería de agradecer si se pudieran descargar las fotos. No sobraría agregar noticias de vez en cuando.

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Isabella Portilla. El mismo puente de la 26 a la altura de la carrera 5ยบ.




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