La Cuesti贸n Universitaria, 5. 2009
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Europa pasa por Bolonia
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La Cuestión Universitaria Boletín Electrónico de la Cátedra UNESCO de Gestión y Política Universitaria Universidad Politécnica de Madrid Edita: CÁTEDRA UNESCO DE GESTIÓN Y POLÍTICA UNIVERSITARIA Universidad Politécnica de Madrid C/ Alenza 4, 8ª planta. 28003 Madrid. España. Teléfono: +34 91 336 69 56 www.catedraunesco.es www.lacuestionuniversitaria.upm.es Fecha de edición: abril 2009 ISSN: 1988-236X Imagen de la cubierta: Rock Cohen - Flickr, CC Todos los materiales publicados en La Cuestión Universitaria pertenecen a sus autores, y se hacen públicos bajo licencia Creative Commons, concretamente bajo Licencia Reconocimiento-No comercial 2.5 España License
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Europa pasa por Bolonia BOLETÍN DIRECCIÓN Francisco Michavila
Nº 5 - abril 2009
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COORDINACIÓN José Luis Parejo COMITÉ REDACTOR Ramón Capdevila Javier García Delgado Cecilia Kindelán Antonio Pérez Yuste Victoria Ferreiro Jorge Martínez Francesc Esteve Irene López Navarro José Ruiz López José Mª Martínez Madrigal CONSEJO ASESOR Javier Uceda Jaume Pagès Rafael Puyol Alberto Cabrera José Joaquín Brunner José-Ginés Mora Pello Salaburu José Luis López de Silanes José Manuel Moreno Javier García Cañete José Tomás Raga Ana María Ruiz-Tagle
EUROPEO DE EDUCACIÓN SUPERIOR, “BOLONIA” Y OTROS DEMONIOS
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ENTREVISTAS
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BASES PARA UNA FORMACIÓN UNIVERSITARIA DE CALIDAD: ¿EL EEES?
Cristina Garmendia, ministra de Ciencia e Innovación. Gobierno de España.
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PERSPECTIVAS Y REPERCURSIONES DEL PROCESO DE BOLONIA EN IBEROAMÉRICA
Alejandro Tiana, director del Centro de Altos Estudios Universitarios de la OEI.
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EXPERIENCIAS DE RENOVACIÓN E INNOVACIÓN EDUCATIVAS EN INGENIERÍA
Diseño de las titulaciones de ingeniería en base a competencias en Mondragon Universitatea. Experiencias y metodologías en asignaturas b-learning. Proyecto Descartes: desarrollo de la carrera en estudiantes de la Universidad Politécnica de Madrid.
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AL APRENDIZAJE 2.0
69 82
91
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BOLONIA Y LA BUENA PRÁCTICA DE LAS
LA FORMACIÓN UNIVERSITARIA VERSUS LAS NECESIDADES EMPRESARIALES EN EL MARCO DEL EEES
Fernando Martínez Gómez, director gerente. Fundación Universidad-Empresa
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LA EDUCACIÓN SUPERIOR EN UN
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EL PAPEL DEL ESTADO Y LAS
SER PROFESOR UNIVERSITARIO HOY
Miguel Ángel Zabalza, catedrático, Universidade de Santiago de Compostela
Isabel Gutiérrez, vicerrectora de Grado. Universidad Carlos III de Madrid. Antonio Obregón, vicerrector de Ordenación Académica y Profesorado, Universidad Pontificia de Comillas Olga Arnaiz, portavoz de la Asamblea de Estudiantes Anti-Bolonia de la UCM Diego Ortega, secretario general de la Coordinadora de Representantes de Estudiantes de las U. Públicas
Fernando M. Galán, representante estudiantil, Universidad de Cantabria
BOLONIA Y LAS TIC: DE LA DOCENCIA 1.0
Francesc Esteve, investigador de la Cátedra UNESCO de Gestión y Política Universitaria
99 COLABORADOR Gabinete de Tele-educación (GATE) de la UPM
DE LA CONSTRUCCIÓN DEL ESPACIO
ENTORNO GLOBAL: ESTRATEGIAS DE INTERNACIONALIZACIÓN DE LAS UNIVERSIDADES
Santiago Íñiguez, rector IE Universidad COMUNIDADES AUTÓNOMAS EN LA
PRÁCTICAS
REFORMA UNIVERSITARIA DEL EEES
Javier García Delgado, profesor-coordinador prácticas ETSI Minas Universidad Politécnica de Madrid
Juan José Mateos, consejero de Educación, Junta de Castilla y León
EL POSGRADO EN EL MARCO DEL EEES: EL
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BOLONIA DESDE EL PARLAMENTO
CASO ESPAÑOL
ESPAÑOL: 10 AÑOS DE POLÍTICA UNIVERSITARIA
Miguel Valcárcel, catedrático y Bartolomé Simonet, investigador. Universidad de Córdoba.
Montserrat Palma, diputada. Congreso de los Diputados.
LA EDUCACIÓN, UN HECHO ESPACIAL: EL “CAMPUS DIDÁCTICO”
Pablo Campos Calvo-Sotelo, arquitecto. UTOPLAN
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De la construcción del Espacio Europeo de Educación Superior, “Bolonia” y otros demonios CRISTINA GARMENDIA Ministra de Ciencia e Innovación Gobierno de España http://www.micinn.es
La inversión en educación es una de las principales prioridades de las sociedades más avanzadas, y ocupa un lugar fundamental en la Agenda de Lisboa, como una de las claves que van a permitir a la Unión Europea alcanzar mayores niveles de desarrollo y bienestar. En las últimas décadas, las universidades de todo el mundo, muchas de ellas herederas de una larga tradición formativa, se han reinventado a sí mismas apoyándose en las políticas públicas y en el –a veces difícil, pero siempre necesario– proceso de adaptación a las nuevas demandas de nuestra sociedad. De este modo han sido capaces de liderar buena parte de los cambios socioeconómicos que han tenido lugar, y es de esperar que sigan desempeñando este papel en el futuro. El sistema universitario español no es una excepción a esta dinámica. En los veinticinco años que han transcurrido desde la promulgación de la Ley de Reforma Universitaria nuestras universidades han demostrado una importante capacidad de transformación. Desde antes incluso, en los años de la transición política, la universidad española ha sabido adaptarse a los avances de nuestra sociedad recuperando la voz, el protagonismo y el papel que le correspondía, y contribuyendo de manera esencial a la consolidación de la democracia en nuestro país. En paralelo, las universidades españolas han contribuido al desarrollo territorial apoyándose en el despliegue del estado de las autonomías y desempeñando un papel importante en la vertebración local y regional de nuestro territorio, y en la proyección nacional e internacional del entorno en el que se ubican. Hoy nuestras universidades son centros de atracción de recursos humanos, generación de ideas, de riqueza, y emblemas de nuestra cultura y nuestra historia. En pocos países de nuestro entorno el sistema educativo ha conocido un despliegue territorial tan intenso como el registrado en nuestro país en las últimas dos décadas. Este proceso de expansión, unido a la vocación eminentemente pública de nuestro sistema universitario y al carácter social de las políticas educativas, ha permitido el acceso a la educación superior universitaria a un número significativo de ciudadanos, de tal modo que hoy disponemos en nuestro país de las generaciones mejor formadas de nuestra historia. España, lejos de apostar por una universidad elitista, figura hoy a la cabeza de los países occidentales en el número de jóvenes con edades comprendidas entre los 25 y los 34 años que han recibido educación superior universitaria.
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Simultáneamente, las universidades españolas han experimentado una profunda transformación mucho más silenciosa pero igualmente significativa: sumar a su tradicional labor docente una importante actividad investigadora que las ha convertido en los principales agentes ejecutores de las inversiones públicas en I+D +i. Hoy por tanto, nuestras universidades son plenamente conscientes del papel central que deben desempeñar en la producción, transmisión y socialización del conocimiento. La inversión en educación es una de las principales prioridades de las sociedades más avanzadas, y ocupa un lugar fundamental en la Agenda de Lisboa, como una de las claves que van a permitir a la Unión Europea alcanzar mayores niveles de desarrollo y bienestar. En las últimas décadas, las universidades de todo el mundo, muchas de ellas herederas de una larga tradición formativa, se han reinventado a sí mismas apoyándose en las políticas públicas y en el –a veces difícil, pero siempre necesario– proceso de adaptación a las nuevas demandas de nuestra sociedad. De este modo han sido capaces de liderar buena parte de los cambios socioeconómicos que han tenido lugar, y es de esperar que sigan desempeñando este papel en el futuro. El sistema universitario español no es una excepción a esta dinámica. En los veinticinco años que han transcurrido desde la promulgación de la Ley de Reforma Universitaria nuestras universidades han demostrado una importante capacidad de transformación. Desde antes incluso, en los años de la transición política, la universidad española ha sabido adaptarse a los avances de nuestra sociedad recuperando la voz, el protagonismo y el papel que le correspondía, y contribuyendo de manera esencial a la consolidación de la democracia en nuestro país. En paralelo, las universidades españolas han contribuido al desarrollo territorial apoyándose en el despliegue del estado de las autonomías y desempeñando un papel importante en la vertebración local y regional de nuestro territorio, y en la proyección nacional e internacional del entorno en el que se ubican. Hoy nuestras universidades son centros de atracción de recursos humanos, generación de ideas, de riqueza, y emblemas de nuestra cultura y nuestra historia. En pocos países de nuestro entorno el sistema educativo ha conocido un despliegue territorial tan intenso como el registrado en nuestro país en las últimas dos décadas. Este proceso de expansión, unido a la vocación eminentemente pública de nuestro sistema universitario y al carácter social de las políticas educativas, ha permitido el acceso a la educación superior universitaria a un número significativo de ciudadanos, de tal modo que hoy disponemos en nuestro país de las generaciones mejor formadas de nuestra historia. España, lejos de apostar por una universidad elitista, figura hoy a la cabeza de los países occidentales en el número de jóvenes con edades comprendidas entre los 25 y los 34 años que han recibido educación superior universitaria. Simultáneamente, las universidades españolas han experimentado una profunda transformación mucho más silenciosa pero igualmente significativa: sumar a su tradicional labor docente una importante actividad investigadora que las ha convertido en los principales agentes ejecutores de las inversiones públicas en I+D +i. Hoy por tanto, nuestras universidades son plenamente conscientes del papel central que deben desempeñar en la producción, transmisión y socialización del conocimiento. Reconocer estos logros es el mejor punto de partida para abordar los nuevos desafíos que afronta el sistema universitario español, retos en muchos casos asociados a los cambios que han experimentado globalmente el conocimiento y sus instituciones. Entre estos cambios me gustaría destacar –a modo de ejemplo– dos, por su impacto en nuestro sistema: 1. La internacionalización y globalización del conocimiento: los conocimientos que se generan en un lugar cualquiera del planeta se traducen en innovaciones en entornos alejados y a un ritmo vertiginoso, por lo que las fronteras de la ciencia y del conocimiento no corresponden a fronteras nacionales.
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2. La consolidación de la investigación colaborativa de carácter multidisciplinar –incluidas las ciencias humanas y sociales–, como la estrategia más eficaz para el desarrollo tecnológico y, en particular, para la emergencia de las ideas y aplicaciones más revolucionarias. Nuestras universidades no pueden permanecer ajenas a estas nuevas realidades y a las nuevas necesidades de una sociedad que es cada vez más compleja y abierta. Los retos y los desafíos cambian, y nuevas realidades exigen nuevos compromisos y nuevos consensos. En el ámbito de la educación superior esta nueva realidad emerge, además, ligada a nuestra plena integración en la Unión Europea, y a nuestro papel de liderazgo en la construcción de una Europa más próspera, cohesionada y socialmente responsable. De hecho, el Espacio Europeo de Educación Superior, también conocido como proceso de Bolonia, no puede desvincularse de los objetivos de la Unión Europea y de los mecanismos diseñados para alcanzar la integración en todas sus dimensiones, trascendiendo la vertiente económica que durante décadas ha dominado el discurso europeísta. Es conocido que la Unión Europea ha sufrido a lo largo de los últimos años cambios profundos que han supuesto la revisión de los principios de la arquitectura política sobre los que se ha sustentado desde su creación. Estos cambios se han traducido en un conjunto de iniciativas llamadas a superar los límites de una Europa que, durante décadas, se había considerado “un mercado común” y no un espacio socialmente integrado en el que tienen cabida todas las identidades nacionales y regionales que históricamente han coexistido. La necesidad de construir una Europa del Conocimiento ha pasado a ocupar, tras la Declaración de la Sorbona en el año 1998, un lugar destacado en la agenda política comunitaria. Por tanto, el denominado proceso de Bolonia, cuyo nombre se debe a la firma del Acuerdo de Bolonia en el año 1999, –aunque al mismo le han seguido posteriores desarrollos y ratificaciones en sucesivas Cumbres Ministeriales: Praga, 2001; Berlín, 2003; Bergen, 2005 y Londres, 2007-, es por encima de todo un punto de partida. Un compromiso entre países dispuestos a abordar las reformas necesarias para alcanzar una meta: la construcción de una Europa más social. Este proyecto no nos ha sido impuesto a ninguno de los 46 países que hoy aspiramos a integrar dicho espacio, y nuestra participación es consecuencia de una decisión consciente que, en el caso de España, ha sido renovada a lo largo de los últimos diez años por cuatro gobiernos de diferente signo político. En este sentido, hemos de entender “Bolonia” no como un fin en sí mismo sino como el “mínimo común denominador” necesario para poder desarrollar una verdadera política universitaria europea. No podemos aspirar a tener esta política universitaria si no partimos de requisitos básicos como el reconocimiento de nuestras enseñanzas en todo el espacio europeo. Es evidente que la actual heterogeneidad en la duración de los estudios así como en las condiciones de acceso y permanencia imponen importantes barreras a la movilidad y merman los derechos fundamentales de los ciudadanos europeos. Pero al margen de estas reglas de juego comunes, hay otras muchas razones que hacen deseable el Espacio Europeo de Educación Superior. La realidad es que el conjunto de los países que hoy somos parte de este Espacio, hemos heredado un sistema universitario cuyo mayor logro es sin duda alguna la autonomía universitaria, pero que arrastra también importantes deficiencias, entre las que destacan las siguientes: (1) el deterioro de la calidad formativa de muchos programas y centros, consecuencia de la masificación registrada desde los años setenta; (2) la notable ausencia de nuevas metodologías docentes orientadas a facilitar el aprendizaje de los estudiantes; (3) o la ausencia de una identidad verdaderamente europea de nuestras universidades, que obligue a todos los estados a asumir las responsabilidades inherentes al ejercicio de una política universitaria socialmente responsable a escala continental. En este complejo panorama, la estandarización y homogeneización de los estudios universitarios hubiese tenido lugar al margen de la Declaración de la Sorbona y del Acuerdo de Bolonia. Sin embargo la
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experiencia adquirida a través de las primeras iniciativas de movilidad de estudiantes –como el exitoso programa Erasmus– demostraron que este proceso estaba resultando altamente costoso y ciertamente ineficiente. De hecho, el reconocimiento parcial, asignatura a asignatura y entre instituciones universitarias, hace muchos años que existe, y gracias a él miles de estudiantes han podido realizar durante breves períodos de tiempo, generalmente un cuatrimestre, estudios en otras universidades europeas. Aun así, y a pesar de la cantidad de recursos consumidos, estos reconocimientos no resultaban más que una solución parcial a otros problemas de mayor envergadura que seguían obligando a nuestros estudiantes a cursar determinadas materias o a realizar exámenes de aptitud cuando, una vez en posesión de su titulación académica, decidían ejercer la misma en un país distinto. “Bolonia” resuelve esta situación, al mismo tiempo que zanja una contradicción básica en el Derecho Comunitario que, reconociendo el libre movimiento de estudiantes -Directiva 89/48/ECC-, no ha impedido a las universidades seguir exigiendo a los mismos la acreditación de los correspondientes permisos de residencia, estudios, aptitud y pago de tasas que discriminaban a los estudiantes en función de su nacionalidad. En suma, hace más de dos décadas que nuestras universidades, estudiantes y profesores optaron por un modelo formativo más abierto y más europeo, y los datos del programa Erasmus así lo demuestran. Lo que diferencia esta situación de la que vamos a disfrutar en el año 2010, cuando toda nuestra oferta formativa sea equiparable y reconocida en sus resultados por los 45 países que han optado por el Espacio Europeo de Educación Superior, es que para entonces la movilidad no será una excepción sino la regla, el reconocimiento no dependerá de los acuerdos vigentes entre universidades sino que será una norma aplicable a todas nuestras universidades y titulaciones adaptadas. Este es, en esencia, el germen y el verdadero significado del Espacio Europeo de Educación Superior. Entonces, ¿por qué el proceso de Bolonia es hoy contestado desde distintos frentes? En los últimos meses el proceso de Bolonia ha cobrado una relevancia mediática equiparable o incluso superior a la que en su momento acompañó a otras reformas de nuestro sistema educativo. Esta relevancia, comprensible por la propia importancia del proceso, ha venido asociada a importantes distorsiones e interpretaciones equívocas, en ocasiones malintencionadas. No voy a dedicarme a desmontar en este artículo todos los mitos de “Bolonia”, muchos de ellos se están desmoronando por sí solos, pero me gustaría aclarar un concepto que, sin ser el más mediático, subyace en muchas críticas: no es cierto que nos estemos integrando en una estructura con reglas del juego establecidas por otros. “Bolonia” es un proceso en el que la participación de todas las partes interesadas –desde Gobiernos a universidades, estudiantes, organizaciones sindicales y empresariales– es imprescindible, y en el que todos reconocemos la diversidad de los sistemas de partida, porque esa diversidad es una de nuestras fortalezas. El único objetivo que subyace a este proceso es facilitar el reconocimiento de dicha diversidad y garantizar la igualdad de oportunidades. Por estas razones y porque creemos en los valores que sostienen la mejor tradición de la universidad europea, el Espacio Europeo de Educación Superior se fundamenta en la autonomía institucional, la libertad académica, la igualdad de oportunidades y los principios democráticos. Es en base a esta diversidad y estos valores, en la que los países han propuesto medidas que favorezcan la compatibilidad y la comparabilidad de los títulos, basadas en un acuerdo sobre la estructura de los estudios y en un lenguaje común a todas las enseñanzas universitarias: los créditos ECTS.
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“Bolonia” es, además, un proyecto vivo en el que todos —estados, universidades y miembros de la comunidad universitaria— jugamos un papel activo para construir este futuro común. Un futuro que no está completamente cerrado, y en el que ningún país se define como el “modelo universal”. Podemos debatir sobre la forma, los plazos y los procedimientos que se han ido adoptando en estos años. Podemos hacerlo y debemos hacerlo siempre que el resultado de dicho debate se traduzca en beneficios, presentes y futuros, para el conjunto de la sociedad española, pero en este caso habremos de responder a una pregunta transcendental: ¿tiene sentido dilatar más nuestra participación en el Espacio Europeo de Educación Superior? Han transcurrido diez años desde que suscribimos el Acuerdo de Bolonia, y en este tiempo hemos avanzado en una dirección que no da lugar a interpretaciones ambiguas, y ello a pesar de que ni la voluntad política, ni las decisiones en materia universitaria ni tampoco la apuesta de las propias universidades han sido las mismas. Durante este período, se creó, en 2002, la Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación, ANECA, con la misión de contribuir a la mejora de la calidad del sistema de educación superior, mediante evaluación, certificación y acreditación de enseñanzas, profesorado e instituciones; se constituyeron distintas comisiones de trabajo que elaboraron los denominados “libros blancos” de nuestras titulaciones, en una clara apuesta por la modernización de nuestros estudios; se han puesto en marcha, aunque a un ritmo sustancialmente diferente, los procesos de transformación en materia de las enseñanzas universitarias; se adoptaron medidas intermedias necesarias como la conversión de nuestros créditos al sistema ECTS, etc. Por tanto, la respuesta a esta pregunta es clara: el compromiso de España con el proceso de construcción del Espacio Europeo de Educación Superior ha sido inequívoco. Quizá porque nuestro sistema universitario estaba terminando una transición que otros países realizaron con anterioridad, el proceso de construcción de este Espacio Europeo de Educación Superior ha resultado más complejo, ha requerido mayor tiempo y reclama una especial atención por parte de la comunidad universitaria y, por extensión, de la sociedad. No obstante, esta transformación era irreversible desde que, en la anterior legislatura, se aprobaran, primero, la Ley Orgánica 4/2007, de 12 de abril, por la que se modifica la Ley Orgánica 6/2001, de 21 de diciembre, de Universidades, y tan sólo unos meses más tarde el Real Decreto 1393/2009, de 29 de octubre, por el que se establece la ordenación de las enseñanzas universitarias oficiales. Poco más de un año después, nos hallamos en la antesala de la puesta en marcha efectiva del Espacio Europeo de Educación Superior prevista para el 2010. Estos meses las universidades deciden, en ejercicio de su autonomía, qué planes de estudio quieren adaptar a la nueva estructura de grados, al mismo tiempo que tienen libertad para someter cualquier propuesta de nuevos grados al procedimiento de verificación de la calidad. Creemos, sin ningún lugar a dudas, que un Espacio Europeo como el que estamos construyendo para la Educación Superior va a facilitar la movilidad del conocimiento y, en particular, dotará a nuestros estudiantes y profesionales de mayores cotas de libertad de movimiento. Pero además “Bolonia”, con su nueva ordenación académica y su nuevo enfoque en las metodologías docentes, también supone un revulsivo frente a males endémicos de nuestro sistema universitario. Debilidades como el índice de absentismo y abandono de nuestros estudiantes universitarios, los exorbitados tiempos de finalización de estudios o la escasa adecuación de algunos de los títulos a las necesidades reales del mercado laboral, con el consiguiente efecto en la baja cualificación de los primeros empleos a los que acceden muchos de nuestros titulados. La calidad de la educación universitaria incide claramente en el potencial de nuestro crecimiento económico. Una Universidad de calidad significa más y mejores oportunidades de empleo y, en última
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instancia, un mayor bienestar social. Pero además, esta calidad formativa y educativa que redunda en la empleabilidad de nuestras futuras generaciones debe implicar una mayor cultura humanística, científica y una sólida formación en valores. Cuestionarse el llamado proceso de Bolonia es, por tanto, cuestionar una Universidad más moderna, más atractiva para el estudiante, más útil a la sociedad, más abierta al mundo y más comprometida con los valores que defendemos. No es responsable tampoco atribuir a “Bolonia” otros males o demonios que no son sino problemáticas existentes desde hace tiempo —como la clarificación de las atribuciones profesionales en algunas titulaciones, el desarrollo del Máster de Profesorado de Secundaria o las enseñanzas artísticas no universitarias—. En otros casos, más que problemas pendientes, se trata de oportunidades que podemos poner en riesgo, y me refiero en particular a la Estrategia Universidad 2015: la propuesta que el Ministerio ha proyectado para generar un gran pacto social por la universidad que deseamos para 2015. Una iniciativa que aglutina todas las políticas del Ministerio en materia de educación universitaria, ordena sus actuaciones en función de sus competencias, de los instrumentos de los que dispone y de su programa de gobierno, y está abierta a la participación, al debate y a las aportaciones de todos los colectivos universitarios. No obstante, no podemos conformarnos con poner de manifiesto los mitos antiBolonia, ni con desenmascarar las críticas que, refiriéndose a “Bolonia”, abordan “viejos problemas” que, quizá, ha aflorado el propio proceso. Entendemos que es nuestro deber responder de forma adecuada y efectiva a todas las cuestiones planteadas, y estamos convencidos de que en su mayoría estas cuestiones se derivan de una inadecuada comprensión de un proceso que es, sin lugar a dudas, difícil y complejo. Por tanto, debemos seguir prestando particular atención a todas aquellas dimensiones que nuestro sistema universitario requiere potenciar para modernizarse, mejorar sus funciones y cumplir con la misión esencial de servicio público y social que la define. Hoy más que nunca nuestras universidades han de ser el motor del cambio que abordamos preservando su esencia como espacio de diálogo y espejo en el que se reflejen nuestros valores y nuestros logros sociales.
Cristina Garmendia Mendizábal (San Sebastián, 1962) es licenciada en Ciencias Biológicas en la especialidad de Genética. Cursó el doctorado en Biología Molecular en el laboratorio de la Dra. Margarita Salas, en el Centro de Biología Molecular Severo Ochoa (CBMSO), obteniendo la calificación “Cum Laude” y recibiendo el Premio Extraordinario por su Tesis: “Interacciones funcionales entre la Polimerasa y la Proteína Terminal del Bacteriógrafo ø29”. Completó su formación académica con un Master of Business Administration Executive (MBA) en el IESE Business School de la Universidad de Navarra. En el año 2001 desarrolla un exitoso modelo empresarial que da origen a un grupo biotecnológico que conocemos como Grupo Genetrix, integrado por 9 empresas y la Fundación Inbiomed. Ha destacado también en el ámbito institucional como Presidenta de la Asociación de Empresas Biotecnológicas (ASEBIO), Miembro de distintos Comités Científicos y Miembro de la Junta Directiva de la CEOE. Su labor y visión emprendedora ha sido reconocida en distintas ocasiones con premios a la investigación e innovación empresarial. Desde Abril de 2008 es Ministra de Ciencia e Innovación del Gobierno de España de la IX Legislatura.
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Perspectivas y repercusiones del Proceso de Bolonia en Iberoamérica ALEJANDRO TIANA Director Centro de Altos Estudios Universitarios Organización de Estados Iberoamericanos alejandro.tiana@oei.es http://www.oei.es
RESUMEN El Proceso de Bolonia constituye uno de los desarrollos más importantes experimentados en el ámbito de la educación superior en los dos últimos siglos. Su impacto ha trascendido las fronteras europeas, alcanzando su eco a otras regiones. En el ámbito iberoamericano también se le ha prestado atención, aunque muchos estudiosos de los sistemas universitarios coinciden en subrayar la dificultad que ofrece su aplicación directa en la región. Esos juicios cualificados podrían hacer pensar que se trata de una iniciativa inaplicable a otras regiones. Sin embargo, el impacto del Proceso de Bolonia es indudable. Por una parte, la Unión Europea ha promovido o amparado proyectos para transferir determinados instrumentos (como Tuning) a la región iberoamericana. Por otra parte, la región se enfrenta a desafíos de integración e internacionalización similares a los europeos, lo que obliga a desarrollar enfoques y herramientas para facilitar la movilidad estudiantil y la transparencia de los títulos y cualificaciones. El reciente impulso proporcionado por las Cumbres Iberoamericanas al Espacio Iberoamericano del Conocimiento pretende contribuir a la constitución de un ámbito compartido en los planos de la enseñanza superior, la investigación científica y el desarrollo tecnológico. La OEI está contribuyendo a dicha tarea, especialmente mediante la actividad que desarrolla el recientemente creado Centro de Altos Estudios Universitarios. Palabras clave: Educación superior, movilidad estudiantil, acreditación, Espacio Iberoamericano del Conocimiento, Proceso de Bolonia. ABSTRACT The Bolonia Process represents one of the most outstanding developments registered in higher education in the last two centuries. Its impact is having a wide effect outside the European borders, reaching many other regions of the world. It has also received close attention in the Ibero-American area, even though many specialists in higher education do agree on the difficulties of its direct translation to the region. These qualified judgements could give the impression of an inapplicable initiative outside Europe. Nevertheless, there is no doubt about its impact. On the one hand, the EU has promoted or supported the
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transfer of some Bolonia instruments – like Tuning - to Ibero-America. On the other hand, the region faces challenges related to integration and internationalization similar to the European ones. This obliges to develop new approaches and tools to facilitate students’ mobility and to increase the transparency of degrees and qualifications. The recent impulse given to the Ibero-American Space of Knowledge by the Ibero-American Summits aims at creating a common space in the fields of higher education, scientific research and technological development. OEI is contributing to that task, especially through the activity of its recently created Centre for High Studies. Keywords: Higher education, educational mobility, accreditation, Ibero-American Space of Knowledge, Bolonia Process.
Introducción Como es bien sabido, el Proceso de Bolonia es el resultado de dos fuerzas directrices complementarias: la necesidad que experimentan los sistemas universitarios de adaptarse a la sociedad del conocimiento y la exigencia que se les plantea de acomodarse a un mundo globalizado. Posiblemente sea, como dice JoséGinés Mora, el acontecimiento más importante que ha tenido lugar en la historia de las universidades europeas desde comienzos del siglo XIX (Mora, 2007). Uno de sus elementos centrales es la movilidad de estudiantes y profesores, lo que implica realizar un esfuerzo notable para promover la convergencia de las estructuras de títulos y cualificaciones y para aumentar su transparencia y su reconocimiento. En realidad, puede entenderse como un modelo de movilización, más que de intercambio de buenas prácticas y de resultados, aunque ésa pueda ser una de sus consecuencias. El Proceso de Bolonia forma parte de una tendencia que adelanta lo que ya ha comenzado a suceder en otras regiones y latitudes, por lo que puede tener interés con objeto de aprender de la experiencia ajena y evitar los errores cometidos por otros. En este artículo se aborda el impacto que está teniendo el Proceso de Bolonia en los sistemas de educación superior de los países iberoamericanos. Para ello se comienza haciendo algunas consideraciones generales acerca de su recepción en la región, para pasar después a comentar algunos ámbitos en que la repercusión es o puede ser importante.
1. La recepción del Proceso de Bolonia en los países iberoamericanos En los últimos tiempos no dejan de aumentar los análisis, los trabajos y los debates acerca del Proceso de Bolonia y sus implicaciones. En el ámbito europeo las referencias al mismo se cuentan por miles. En otras regiones del globo se observa también el fenómeno con atención, aunque su impacto varía de unos lugares a otros. La recepción de este proceso en América Latina ha dado lugar en los últimos tiempos a algunos juicios que coinciden en lo fundamental, aunque discrepen en ciertos aspectos. Sin ánimo de exhaustividad, podemos acudir a los trabajos de algunos académicos que se han destacado por sus estudios acerca de los sistemas iberoamericanos de educación superior, cuya conclusión fundamental es que el Proceso de Bolonia resulta indudablemente interesante para Iberoamérica, pero no parece que hoy por hoy sea aplicable. Por ejemplo, José Joaquín Brunner afirmaba hace poco tiempo que “a pesar del entusiasmo que Bolonia despierta en algunos círculos académicos y gubernamentales de América Latina […] en el actual horizonte latinoamericano éste representa un límite inalcanzable” (Brunner, 2008, p. 120). En su opinión, ese juicio tan categórico se apoyaría en varias razones: la falta de un espacio común más amplio, de tipo político, económico, monetario o del conocimiento; la tradición académica colonial, que se caracterizó por la importación de universidades “más nominales que reales”; su elevado grado de privatismo, que tiene como consecuencia la aparición de mercados diferentes y paralelos (de clientes, de posiciones académicas y de prestigios institucionales); el rígido modelo napoleónico de organización de las enseñanzas y su baja Tiana, A. PERSPECTIVAS Y REPERCUSIONES DEL PROCESO DE BOLONIA EN IBEROAMÉRICA
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efectividad. Ello le lleva a concluir categóricamente: “En suma, nos encontramos ante una realidad insoslayable. Los sistemas nacionales de educación superior de la región latinoamericana, más allá de los deseos de algunos de sus gobernantes, directivos y académicos –antiguo sueño bolivariano; nuevo sueño de los espacios comunes– presentan obstáculos estructurales, de organización y funcionamiento para converger a la manera como están haciéndolo los sistemas europeos bajo el impulso del proceso de Bolonia” (Brunner, 2008, p. 128). De esa misma opinión es Salvador Malo, quien afirma que el Proceso de Bolonia está siendo ampliamente estudiado, documentado y analizado en la actualidad, aunque “la posibilidad de trasladar a nuestro continente lo que en Europa se hace es aún remota” (Malo, 2005, p. 5). En su opinión, los motivos de tal imposibilidad se encuentran, de una parte, en la propia configuración de los sistemas universitarios latinoamericanos, que siguen estando orientados a la formación de profesionales, cuentan con un número muy limitado de programas de doctorado y conservan unas estructuras que impiden la movilidad o el cambio de carrera, y de otra, en la resistencia que dichos sistemas ofrecen al cambio y la acentuación de los intereses y las visiones nacionales sobre los regionales, continentales o globales. Malo va incluso más allá que Brunner cuando afirma que “hay poco seguimiento del Proceso Bolonia y una percepción insuficiente de sus implicaciones para el futuro de la educación superior latinoamericana”, además de que “es escaso el interés de los actores de la educación superior de América Latina en lo que acontece en la europea” (Malo, 2005, p. 5). A la vista de esos análisis, cabría pensar que la región vive de espaldas a la experiencia de Bolonia. Sin embargo, si observamos el fenómeno más de cerca, podremos reconocer algunos de los ecos de dicho proceso, como pueden ser la reclamación casi permanente de un espacio iberoamericano del conocimiento, la aplicación de modelos como Tuning y de proyectos como Proflex (González, Wagenaar y Beneitone, 2004), o la puesta en marcha de proyectos piloto de acreditación regional de las enseñanzas, en los que la Red Iberoamericana para la Acreditación de la Calidad de la Educación Superior (RIACES) desempeña un papel destacado. Pero no se ha reflexionado en profundidad acerca de las implicaciones que tiene o puede tener una reforma de la organización de las enseñanzas, que implique la introducción de un sistema diferente de títulos, la adaptación del sistema de créditos ECTS o la atención a la pertinencia de las cualificaciones alcanzadas para la empleabilidad de los jóvenes. Veamos en los apartados siguientes en qué medida se pueden reconocer en los países iberoamericanos impulsos similares a los que dieron lugar al Proceso de Bolonia y hasta qué punto se están aplicando en la región instrumentos similares a los desarrollados en la educación superior europea.
2. Evaluación y calidad de la educación superior Desde este punto de vista, uno de los rasgos más destacados durante las dos últimas décadas ha sido la aparición y la expansión de nuevos organismos y estrategias nacionales de evaluación y de acreditación de las universidades. Es un fenómeno que ha tenido mucho que ver con la expansión que registraron las universidades latinoamericanas a partir de los años ochenta. El acusado crecimiento del número de estudiantes y, sobre todo, de instituciones, generó inquietud acerca del nivel de calidad que éstas ofrecían. La conciencia de que el proceso de privatización al que se asistía podía plantear problemas a medio y largo plazo impulsó la puesta en marcha de mecanismos genéricamente destinados al aseguramiento de la calidad. La necesidad de llevar a cabo un mejor control de la calidad de la enseñanza y de las titulaciones ofrecidas por las universidades se vio reforzada por la creciente internacionalización de la educación superior, que provocó la entrada en muchos países de programas transnacionales de estudio a distancia o virtuales, en no pocas ocasiones a través de instituciones extranjeras y sin contar siempre con medios adecuados de regulación de la calidad de la oferta. De ese modo, en la última década se han ido instalando en diversos países de la región sedes de universidades europeas y estadounidenses, muchas de las cuales ofrecen cursos
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a distancia o virtuales conducentes a títulos extranjeros. También ha aumentado la oferta de titulaciones dobles, mediante convenios de cooperación de diverso tipo y se ha multiplicado la movilidad de estudiantes y profesores con otras regiones geográficas (De Wit y otros, 2005). Movidos por las inquietudes generadas por estos fenómenos de privatización e internacionalización, en los últimos años de la década de los ochenta y a comienzos de la siguiente comenzaron a crearse organismos nacionales de evaluación de la educación superior. Por ejemplo, puede citarse que en México se creó en 1989 la Comisión Nacional para la Evaluación de la Educación Superior (CONAEVA), en Colombia en 1992 el Consejo Nacional de Acreditación (CNA) y en Argentina en 1995 la Comisión Nacional de Evaluación y Acreditación Universitaria (CONEAU). En años posteriores les seguirían muchas otras, en un proceso que aún no ha finalizado, pues seguimos asistiendo a la creación de nuevas agencias nacionales (Varios autores, 2004). Es necesario señalar que estas experiencias comenzaron generalmente por la puesta en marcha de programas de evaluación universitaria, de carácter diagnóstico y orientados fundamentalmente a la mejora de la calidad. Tuvieron la virtud de ir introduciendo paulatinamente una cultura de la evaluación que no era habitual en los países iberoamericanos (Fernández Lamarra, 2007). Visto el fenómeno con cierta distancia, hay que reconocer que aquellos programas pioneros cumplieron su misión y contribuyeron a difundir el concepto y la práctica de la evaluación institucional en el ámbito universitario. Posteriormente, aquellas primeras iniciativas de evaluación interna y externa fueron dando paso a otras más ambiciosas, orientadas sobre todo a la acreditación de los programas de estudio, tanto de grado como de postgrado, y en algunos casos de las propias instituciones. Es así como la práctica de la acreditación se asentó en la región iberoamericana, especialmente en algunos países, como Brasil, Argentina o Colombia, llegando incluso a adelantar a sus correlatos europeos. Por lo tanto, puede decirse que en algunos aspectos vinculados al Proceso de Bolonia (aunque no sean sus elementos nucleares), los países iberoamericanos han realizado avances significativos.
3. Movilidad y acreditación regional Hoy en día se plantea un desafío que va más allá de la evaluación y del aseguramiento de la calidad a que acabo de referirme y que guarda relación con las actuales perspectivas de integración regional y con la voluntad de incrementar la movilidad de los estudiantes. En efecto, la creación de espacios supranacionales plantea la exigencia de la movilidad de las personas y, de manera especial por lo que hace a nuestro objeto de análisis, la movilidad de los estudiantes. En ese sentido, los promotores de MERCOSUR fueron sin duda pioneros, ya que incluyeron tempranamente aspectos educativos en el proceso de integración supranacional. Así, ya en el primer Plan Trienal de Educación que elaboraron, se planteó el reconocimiento y la acreditación de los estudios realizados, considerándolo un mecanismo indispensable para permitir la movilidad efectiva. Aunque dicho reconocimiento no afectó exclusivamente al ámbito universitario, encontró en él un espacio privilegiado (Fernández Lamarra, 2004). La voluntad de promover la movilidad estudiantil plantea la necesidad de hacer más transparentes los estudios realizados y los títulos concedidos por las distintas instituciones. Esa demanda de transparencia implica también ofrecer las garantías necesarias de que los programas de estudios impartidos tienen un nivel adecuado de calidad. De otra manera, no se puede pedir a las universidades que intercambien sus estudiantes y que les reconozcan los estudios realizados en otras instituciones como parte de su propio programa de formación. Esto plantea la necesidad de proceder a la puesta en marcha de programas de acreditación regional, que superen las fronteras de los países. Los países iberoamericanos han dado ya algunos pasos en esa dirección, tanto en el MERCOSUR como en Centroamérica. No obstante, aunque el objetivo político esté claramente planteado, han surgido dificultades para lograr una validación efectiva de los títulos académicos, sobre todo
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en relación con el ejercicio profesional de los titulados, lo que ha ralentizado el proceso. Pero hay que resaltar la visión que subyace bajo estos planteamientos políticos, que sin duda puede ayudar a su desarrollo en el futuro próximo. Los avances más claros en esta dirección se han producido en el ámbito de los estudios de postgrado, aunque el progreso no se ha limitado a ese campo. Así, como resultado de los avances registrados en los años noventa, en 1998 se firmó un Memorando de Entendimiento para la Implementación de un Mecanismo Experimental para la Acreditación de Carreras de Grado (MEXA), que está contribuyendo a la creación de un espacio común universitario en los países del MERCOSUR, Chile y Bolivia. En el ámbito específico de los estudios de postgrado, RIACES viene realizando una tarea destacable para poner en marcha mecanismos de acreditación regional. Entre los proyectos que se encuentran actualmente en desarrollo, vale la pena destacar dos, por la importancia que tienen y por la proyección que pueden alcanzar. El primer proyecto consiste en la acreditación regional de estudios de doctorado. La iniciativa se ha visto sin duda impulsada por el lanzamiento del Programa Pablo Neruda, que ofrece ayudas de movilidad a estudiantes de postgrado con el objetivo de contribuir a la formación de recursos humanos altamente cualificados en áreas consideradas como prioritarias para el desarrollo regional. La primera convocatoria piloto del programa, lanzada en febrero de 2009 para realizar estudios de doctorado en el curso 2009-2010, pone de manifiesto la necesidad de ir avanzando en la acreditación supranacional, ya que las instituciones participantes deben establecer unas relaciones basadas en la confianza mutua. Por ese motivo, RIACES ha puesto en marcha este proyecto, que comenzará en algunas áreas de especial significación, con el propósito de estudiar la viabilidad y las condiciones de tal acreditación. El segundo proyecto consiste en la acreditación regional de los programas de postgrado a distancia. Teniendo en cuenta la importancia que está adquiriendo este tipo de oferta en la región, así como la desconfianza que dichos programas suscitan, RIACES ha iniciado este proyecto, en el que todavía participa un número limitado de países, con la intención de explorar las posibilidades de ofrecer una acreditación regional en este campo. Dado el crecimiento de este tipo de oferta académica, no cabe duda de que el proyecto resulta muy pertinente para poder asegurar una movilidad, no sólo física sino también virtual, de los estudiantes.
4. El Espacio Iberoamericano del Conocimiento Para completar el cuadro anterior, hay que hacer mención de una de las iniciativas más ambiciosas que se están desarrollando, puesto que sirve de sustento a varias de las anteriormente mencionadas. Se trata de la voluntad de construir un Espacio Iberoamericano del Conocimiento. La pretensión de construir un espacio común del conocimiento de los países iberoamericanos, de manera similar a lo sucedido en Europa y en el que se integra el Proceso de Bolonia, ha contado con numerosos defensores en la región. Como indica Fernández Lamarra, la educación, y especialmente la superior, deberían desempeñar un papel crucial para facilitar los procesos de integración. Y esa convicción le lleva a considerar que uno de los principales desafíos para el futuro próximo es el de “favorecer los procesos de integración regional y subregional de manera que los sistemas universitarios se incorporen a una alianza estratégica tendiente a construir una comunidad latinoamericana de naciones y un Espacio Común Latinoamericano de Educación Superior” (Fernández Lamarra, 21007, p. 27). Hay que recordar que en 2002 se constituyó un Espacio Común de Educación Superior entre Europa y América Latina y el Caribe (UEALC), como uno de los resultados de la Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de ambas regiones, en lo que sería un anticipo de otras iniciativas luego puestas en marcha en la región. Entre estas últimas, la más importante sería la adoptada por la Cumbre Iberoamericana de Jefes de
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Estado y de Gobierno de Salamanca (2005), posteriormente desarrollada en la Declaración de Montevideo de la XVI Cumbre (2006): “Nos proponemos avanzar en la creación de un espacio iberoamericano del conocimiento, orientado a la necesaria transformación de la educación superior, y articulado en torno a la investigación, el desarrollo y la innovación, condición necesaria para incrementar la productividad brindando mejor calidad y accesibilidad a los bienes y servicios para nuestros pueblos así como la competitividad internacional de nuestra región”. En el desarrollo del Espacio Iberoamericano del Conocimiento (EIC) colaboran la Secretaría General Iberoamericana (SEGIB), el Consejo Universitario Iberoamericano (CUIB) y la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI). Esta última organización ha puesto en marcha en el año 2008 el denominado Centro de Altos Estudios Universitarios (CAEU) con la intención de contribuir activamente a dicho proyecto. Una de las iniciativas más novedosas que está desarrollando el CAEU consiste en la constitución de redes interuniversitarias de excelencia, en las que trabajan conjuntamente varias universidades de al menos tres países iberoamericanos, con el propósito de reforzar sus conexiones, desarrollar proyectos comunes de investigación y de ofrecer programas conjuntos de formación de postgrado. Su conexión con el Programa Pablo Neruda incentivará la movilidad de sus estudiantes y profesores. La formación y el desarrollo de dichas redes contribuirán a crear ámbitos compartidos en el Espacio Iberoamericano del Conocimiento. Aunque la construcción del EIC es una iniciativa de las Cumbres Iberoamericanas, no se puede obviar el paralelismo que plantea con el proyecto que desarrolla Europa a través del Proceso de Bolonia.
Reflexiones finales Como señalaban Brunner y Malo en los trabajos citados al inicio, no se puede considerar que el Proceso de Bolonia esté siendo replicado en Iberoamérica, y ni siquiera que tenga visos de serlo en un futuro próximo. Aunque la iniciativa europea está produciendo un impacto indudable en el panorama universitario internacional, no se puede predecir cuál puede ser su evolución a medio y largo plazo. Tampoco sería razonable entender el Proceso de Bolonia como un modelo a seguir en todos los continentes. Lo importante no es el modelo en sí, sino las razones que lo impulsan y la respuesta que se dé a las mismas. Desde ese punto de vista, Iberoamérica no es ajena a la necesidad de adaptarse a las exigencias de la Sociedad del Conocimiento. Y eso implica la necesidad, incluso la urgencia, de impulsar la movilidad de estudiantes y profesores, de poner en marcha mecanismos que aumenten la confianza mutua y de aumentar la transparencia y el reconocimiento de títulos y cualificaciones. De uno u otro modo, con unos u otros modelos e instrumentos, la región se enfrenta a la necesidad de desarrollar nuevas iniciativas de convergencia. Y la experiencia europea del Proceso de Bolonia puede ser un interesante espejo en el que contemplarse y un valioso banco de experiencias para avanzar con mayor rapidez y seguridad. En última instancia, como afirma Fernández Lamarra, “la experiencia de reforma de la educación superior –en el marco del denominado Proceso de Bolonia– constituye un antecedente muy significativo a estudiar por América Latina” (Fernández Lamarra, 2007, p. 25). O como reconoce Salvador Malo, “el Proceso Bolonia tiene un significado especial para la educación superior en América Latina” (Malo, 2005, p. 6).
Referencias Bibliográficas BRUNNER, J. J. (2008). “El proceso de Bolonia en el horizonte latinoamericano: límites y posibilidades”. Revista de Educación (Madrid), número extraordinario, 119-145.
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DE WIT, H., JARAMILLO, I. C., GACEL-AVILLA, J. y KNIGHT, J. (eds.) (2005). Educación superior en América Latina. La dimensión internacional. Bogotá: Mayol ediciones – Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento / Banco Mundial. FERNÁNDEZ LAMARRA, N. (2004). “Hacia la convergencia de los sistemas de educación superior en América Latina”. Revista Iberoamericana de Educación (Madrid). 35, 39-71. GONZÁLEZ, J., WAGENAAR, R. y BENEITONE, P. (2004). “Tuning-América Latina: un proyecto de las universidades”. Revista Iberoamericana de Educación (Madrid). 35, 151-164. VARIOS AUTORES (2004). La evaluación y la acreditación de la Educación Superior en América Latina y el Caribe. Caracas: UNESCO / IESALC.
Fuentes electrónicas FERNÁNDEZ LAMARRA, N. (2007). La universidad en América Latina frente a nuevos desafíos políticos, sociales y académicos. http://www.congresoretosyexpectativas.udg.mx (Consulta: 02/2009) MALO, S. (2005). El Proceso Bolonia y la educación superior en América Latina. Foreign Affaires en Español, abril-junio 2005. http://www.fsa.ulaval.ca/rdip/cal/lectures/Proceso%20Bolonia.htm (Consulta: 03/2009) MORA, J.-G. (2007). El Proceso de Bolonia: ¿un modelo para América Latina? http://alfa2007.eu/documents/ El_proceso_de_Bolonia-ALFA.ppt (Consulta: 03/2009)
Alejandro Tiana Ferrer (Madrid, 1951), licenciado y doctor en Filosofía y Letras (Pedagogía) por la Universidad Complutense de Madrid, es catedrático de Teoría e Historia de la Educación en la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED). En la actualidad es Director General del Centro de Altos Estudios de la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI). Entre los años 2004 y 2008 desempeñó el cargo de Secretario General de Educación en el Ministerio de Educación y Ciencia. Anteriormente fue director del Centro de Investigación y Documentación Educativa (1989-1994), director del Instituto Nacional de Calidad y Evaluación (1994-1996) y vicerrector de Evaluación e Innovación de la UNED (1999-2003). Fue también Presidente de la International Association for the Evaluation of Educational Achievement – IEA (1999-2004). Es autor o coautor de 17 libros y más de cien artículos o capítulos de libros sobre diversos temas educativos, entre los que destacan: historia de los sistemas educativos contemporáneos y de la educación española de los siglos XIX y XX; modelos teóricos y organizativos de la educación a distancia; organización actual y tendencias de la investigación educativa; sistemas educativos comparados; evaluación de los sistemas educativos.
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Experiencias de renovación e innovación educativas en ingeniería
Diseño de los Grados en Ingeniería y su modelo de implantación en Mondragon Unibersitatea MIREN ITZIAR ZUBIZARRETA mizubizarreta@eps.mondragon.edu JON ALTUNA jaltuna@eps.mondragon.edu www.mondragon.edu
RESUMEN La adaptación de los estudios universitarios al Espacio Europeo de Educación Superior, ha supuesto para la Escuela Politécnica Superior de Mondragon Unibertsitatea un replanteamiento de su modelo educativo. Éste se caracteriza por basarse en el desarrollo y adquisición de competencias y resultados de aprendizaje por parte de los estudiantes, la evaluación continua y global de los aprendizajes de los alumnos, la integración de la alternancia estudio trabajo en la planificación académica, la internacionalización, el uso de metodologías activas para el aprendizaje y la formación trilingüe. El diseño de los Grados en Ingeniería se realizó a partir de las funciones profesionales que los egresados han de cubrir en el entorno laboral y las competencias que los estudiantes han de lograr en el entorno académico para poder cubrir dichas funciones. Los resultados de aprendizaje que logren éstos en el desarrollo de las materias seleccionadas, se convertirán en las evidencias de los logros de las competencias. La intervención didáctica en el aula se centrará en el uso de metodologías activas que fomenten la participación de los estudiantes en el proceso de aprendizaje y les ayude a desarrollar estrategias para continuar aprendiendo a lo largo de su vida. La metodología clave de MGEP es el aprendizaje basado en problemas orientados por proyectos interdisciplinares donde se integran diferentes materias con iguales resultados de aprendizaje. La evaluación de los aprendizajes será continua a lo largo de los semestres, donde la retroalimentación por parte de los docentes constituirá una clave importante en la adquisición de los aprendizajes. Y se realizará una evaluación global de los logros de los alumnos al final del curso Palabras clave: Educación en Ingeniería Aprendizaje activo, Educación basada en competencias, Perfil profesional, Curriculum centrado en el alumno, Innovación educativa, Métodos de enseñanza. ABSTRACT The adaptation of the university studies to the European Space for Higher Education, has supposed a reformulation of its educational model for the Faculty of Engineering of the University of Mondragon. The new model focuses on the development and acquisition of competencies and learning outcomes by the students, global and continuous evaluation of student learning, the integration of work-based learning
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(WBL) in the curricula, internationalization, the use of active methodologies for learning and trilingual education. The design of the Degrees in Engineering was carried out from the professional profiles that the graduates should develop in the professional environment and the competencies that the students should achieve in the academic environment. The learning outcomes that students achieve in the development of the subjects they undertake will become the evidences of the achievement of these competencies. The didactical intervention in the classroom will be centered in the use of active methodologies that promote the participation of the students in the learning process and help them to develop strategies to continue learning along his/her life. The key methodology is Problem-Oriented Project Based Learning (POPBL) where different subjects with equal learning outcomes are integrated. The evaluation of the student learning will be continuous during the semester, and the feedback to the students will constitute an important part in the acquisition of learnings. A global evaluation of the achievements will be carried out at the end of the course. Keywords: Engineering Education, Active Learning, Competency Based Education, Professional Profile, Student Centered Curriculum, Educational Innovation, Teaching Methods,
Introducción Siguiendo las directrices del Real Decreto 1393/2007, en el que se regula la implantación de los nuevos estudios universitarios en España adaptados a las directrices del Espacio Europeo de Educación Superior, Mondragon Goi Eskola Politeknikoa (MGEP), la Escuela Politécnica Superior de Mondragon Unibertsitatea que viene desarrollando su actividad docente en el ámbito de titulaciones de Ingeniería Superior desde el año 1997 e Ingeniería Técnica desde el año 1968, inicia un proceso de rediseño de los títulos para adaptarlos a los nuevos Grados. Mondragon Goi Eskola Politeknikoa pertenece a Mondragón Unibertsitatea con domicilio social en Mondragón (Guipúzcoa) como una cooperativa de enseñanza de carácter integral y sin ánimo de lucro y forma parte del grupo empresarial Mondragon desde que se constituyó éste último. Por otro lado, se hace imprescindible apuntar que es una cooperativa mixta compuesta por tres tipos de socios en igual número: 1. Socios de trabajo. 2. Socios usuarios (alumnos). 3. Socios colaboradores (empresas y Administración). Tanto su Asamblea, órgano máximo de decisión, como su Consejo Rector, que es quien marca sus líneas de actuación, están compuestas a partes iguales por los tres tipos de Socios. La estructura de la cooperativa se muestra en la siguiente figura.
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Figura 1: Estructura cooperativa de la Escuela Politécnica Superior
Fuente: Elaboración propia La estructura del modelo es lo suficientemente abierta como para que el hecho de participar y corresponsabilizarse con la formación posibilite que la gestión del centro sea tan próxima y real, lo que permite adaptar y renovar su oferta educativa. Teniendo en cuenta que la misión fundamental de EPS ha sido preparar perfiles con carácter marcadamente profesional en un entorno industrial, la fórmula jurídica cooperativa mixta, que ha integrado al mundo empresarial y en nuestro caso principalmente al cooperativo, ha sido esencial para la constante evolución y adaptación a las exigencias externas. Con este objetivo se realizó un diagnóstico de las necesidades formativas que los socios de Eskola, en este caso alumnos y socios colaboradores, apuntaban. Esta primera fase de indagación se inicia con el análisis del contexto y los entornos profesionales receptores de los titulados, la misión de la universidad, y su plan estratégico; es a lo que De Miguel (1995) denomina el “criterio de legitimidad”, que sería aquél, resultante del contraste entre los objetivos de la titulación y los fines y misión de la universidad. Por otro lado, también se consideran las directrices del Ministerio de Educación y Ciencia los programas que marca para dicha titulación, es a lo que Zabalza (1998) denomina el “marco de referencia externo”, es decir, las condiciones normativas que han de cumplirse. Para la realización de este diagnóstico se plantea una recogida de datos sobre la situación actual en diferentes fuentes, las empresas receptoras de los titulados, los egresados de la Escuela Superior, y la demanda de empleo en el ámbito de los titulados en Ingeniería. En el proyecto Tuning, nacido del seno de la comisión encargada de dinamizar el Proceso de Bolonia también se propone indagar en el contexto de los empleadores y los graduados para formular las competencias que deben de lograr los universitarios (González & Wagenaar, 2003). Con el objetivo de conocer las expectativas de los empleadores y la opinión de los egresados, se realizó una recogida de datos respecto a las competencias que debe cubrir un ingeniero. Datos que nos ayudarían identificar competencias que debieran de tener los titulados en ingeniería.
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A continuación se muestran a modo de ejemplo (Zubizarreta Mujika, 2006) los datos recibidos desde las empresas tras la valoración de las competencias de los ingenieros. La titulación es la referida a Ingeniería electrónica y en concreto a la función profesional “Mantenimiento eléctrico-electrónico”. Figura 2. Competencias de la función profesional “Mantenimiento Eléctrico- Electrónico”, necesidades de la empresa
Fuente: Elaboración propia Con el objetivo de adecuar los estudios y el proyecto educativo a las nuevas demandas de la sociedad, se inicia un proceso de diseño de un nuevo modelo educativo que acoja con coherencia las nuevas titulaciones y sus currícula. Para la elaboración de este nuevo modelo educativo que dotará de objetivos formativos a las titulaciones, se configura un equipo compuesto por personas pertenecientes a la coordinación académica y a las coordinaciones de los títulos. Son ellos los que elaboran la propuesta que será debatida, mejorada y consensuada por parte de personas pertenecientes a las diferentes áreas tanto docentes como no docentes de la Escuela Politécnica Superior. Fruto de este modelo nacen las bases sobre las que se construirán los nuevos estudios de Grado. El nuevo modelo tiene como ejes principales: a) Un modelo basado en el desarrollo y adquisición de competencias y resultados de aprendizaje frente a un modelo basado en asignaturas. El objetivo de la formación consiste en que los estudiantes, adquieran competencias que les ya que los perfiles profesionales son reflejo de los quehaceres de un profesional. “Un perfil profesional parte de la exigencias del profesional, de los problemas que éste habrá de resolver y en definitiva del conjunto de capacidades, estrategias, habilidades y recursos que habrán de ponerse en juego en el desempeño de las actividades inherentes al propio ámbito profesional, sean o no específicas del mismo” (Pérez Pérez, 1999). Para el logro de estas competencias se identifican cuáles son los contenidos necesarios para poder desarrollarlas, identificando los nexos entre los contenidos para poder estructurar los espacios interdisciplinares. Para ello ha resultado interesante realizar tablas de contenidos que de manera síncrona se desarrollan en el aula. Los docentes podrán así encontrar sinergias para el desarrollo de contenidos. Tabla 1. Tabla de contenidos de la Goi Eskola Politeknikoa/Escuela Politécnica Superior de Mondragon Unibertsitatea
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Fuente: Elaboración propia La definición de los contenidos de cada una de las materias y su secuencia facilita la conexión de los saberes y la transferencia de conocimientos entre diferentes materias, de la misma manera que también facilita el diseño de proyectos interdisciplinares para el logro de competencias bien específicas o transversales. b) La evaluación continua y global del estudiante como herramientas clave para la evaluación de competencias. La evaluación es parte de proceso formativo de los alumnos. c) La alternancia estudio-trabajo integrada en la organización académica. Los estudiantes de Eskola han tenido desde 1966 la posibilidad de alternar sus estudios con el trabajo en un entorno industrial, para ello se creó Alecop S.Coop. que surge desde la Escuela Politécnica de Mondragón con el fin de ofrecer a los estudiantes de los centros del entorno una posibilidad de unir el mundo formativo con la realidad laboral. La alternancia estudio-trabajo (trabajo que se compagina con los estudios durante el periodo del curso académico y de forma regular) se encuentra, pues, en el mismo origen de Alecop S. Coop., y forma parte esencial de su misión. Esta cooperativa se estructura con la misma estructura societaria que Eskola.
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Figura 3. Estructura cooperativa de Alecop
Fuente: Elaboración propia Un estudiante puede ser socio de Alecop mientras se encuentra estudiando y, en principio, deja de serlo cuando finaliza sus estudios. El nuevo modelo educativo refuerza el fomentar la alternancia estudio-trabajo entre los alumnos a partir del 5º semestre, tutorizando desde la Escuela Politécnica Superior a los alumnos en los proyectos que estén realizando en el entorno laboral, con el objetivo de identificar las competencias específicas y generales que desarrolla el alumno, para así evaluarlas y calificarlas. Esto permite la posibilidad de estructurar los créditos ECTS en base a la dedicación en el entorno formativo y en el entorno laboral. Supone un reto para el centro fomentar esta alternancia y conseguir que gran parte de los estudiantes participen en ella. Hoy en día el número de estudiantes que participa en ella es el que se muestra a continuación. Figura 4. Porcentaje de alumnos en el programa de alternancia en la Goi Eskola Politeknikoa/Escuela Politécnica Superior de Mondragon Unibertsitatea
Fuente: Elaboración propia. Zubizarreta, M., Altuna, J. DISEÑO DE LOS GRADOS EN INGENIERÍA Y SU MODELO DE IMPLANTACIÓN EN MONDRAGON UNIBERSITATEA
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Figura 5. Alumnos que realizan el Proyecto Final de Carrera en alternancia estudio-trabajo en la Goi Eskola Politeknikoa/Escuela Politécnica Superior de Mondragon Unibertsitatea
Fuente: Elaboración propia. d) La internacionalización de los estudios y de los proyectos final de carrera es uno de los grandes retos a los se enfrenta con ilusión la Escuela Politécnica Superior. Figura 6. Alumnos en Programas de Movilidad Internacional en la Goi Eskola Politeknikoa/Escuela Politécnica Superior de Mondragon Unibertsitatea
Fuente: Elaboración propia. e) El uso de las metodologías activas de forma intensa en el proceso de enseñanza-aprendizaje. El cambio del rol del profesor y del alumno. Teniendo en cuenta la necesidad de centrar la práctica docente en el aprendizaje y hacer protagonista de éste al alumno, las metodologías que se proponen utilizar en las sesiones formativas son variadas. En este punto se opta por introducir una metodología activa para el aprendizaje, que permita a los alumnos adquirir competencias tanto específicas como genéricas. Este tipo de metodologías de aprendizaje reúne ciertas características que exigen ciertos cambios en el modus operandi de los agentes principales del proceso enseñanza-aprendizaje, es decir, el profesor y el alumno. En primer lugar, el profesor se convierte en un facilitador u orientador del proceso de aprendizaje de los alumnos, su rol de experto en ciertas disciplinas científicas se desarrollará en ciertos momentos del
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proceso, y en otros se centrará en diseñar las acciones didácticas necesarias para crear los espacios y contextos necesarios que fomenten el interés de los alumnos por formar parte activa de su propio proceso de aprendizaje, involucrándose en éste. En segundo lugar, estas metodologías nos propician la generación de ambientes, o climas apropiados para estimular la iniciativa y la libertad de opinión de los alumnos. Este clima genera en los alumnos una actitud positiva hacia el aprendizaje y el descubrimiento, haciéndose consciente de sus propios objetivos de aprendizaje. Y en tercer lugar, las metodologías activas nos llevan a diseñar actividades de aprendizaje que se integran con las experiencias del alumno, y también con sus necesidades e intereses. f) La formación trilingüe. El modelo plurilingüe consiste en impulsar los dos idiomas co-oficiales de la Comunidad Autónoma Vasca, euskara y español, y, a su vez, conseguir que nuestros alumnos adquieran el nivel adecuado de inglés para desenvolverse sin dificultades en un entorno profesional cada vez más globalizado. También se les ofrece la posibilidad de aprender otros idiomas del entorno europeo, pero nuestro compromiso es firme con el euskara, español e inglés. Para conseguir nuestro propósito, es necesario que colaboren todos los agentes que participan en la formación de nuestros estudiantes, de ahí que la sensibilización lingüística tenga que darse en todos los estratos del proceso de enseñanza-aprendizaje. Siendo conscientes de ello, los planes de estudio deberán incorporar estrategias que garanticen la utilización de los tres idiomas a lo largo de los estudios superiores que vayan a cursar nuestros alumnos, y además deberán contar con métodos de evaluación que permitan hacer el seguimiento de la calidad lingüística que se está desarrollando. Todo esto adquiere mayor sentido si lo enmarcamos dentro de la movilidad de nuestros alumnos, dentro del Espacio Europeo de la Educación Superior y la empleabilidad en términos de traspasar las fronteras lindantes. Se establecieron, en definitiva, diferentes premisas que debían de tomarse en consideración a la hora de diseñar cada uno de los grados, premisas que marcar una coherencia con los objetivos de la Escuela Politécnica Superior y que se convirtieran en el denominador común de todas las titulaciones.
1. Diseño del Plan Formativo El diseño del Plan Formativo se refiere a la definición de los objetivos formativos de la titulación y a los perfiles profesionales objetivo de los egresados, los cuales debían de estar formulados en base a competencias. Es decir, relacionados con las funciones, quehaceres o roles que desarrollarían en el entorno laboral. Siendo éste el punto de partida para el diseño de los currículum, y su posterior definición de las propuestas para su desarrollo en el aula. El esquema seguido para su desarrollo es el que se muestra en la figura siguiente.
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Figura 7. Etapas del diseño del plan formativo en la Goi Eskola Politeknikoa/Escuela Politécnica Superior de Mondragon Unibertsitatea
Fuente: Elaboración propia Los apartados que se han elaborado para la formulación del perfil profesional siguiendo la metodología para la definición de las titulaciones profesionales del Ministerio de Educación y Cultura, bajo la dirección de Antonio Rueda (Ministerio de Educación y Cultura, 1997), son los siguientes: Objetivo general de la titulación. El objetivo general define los grandes ámbitos de desempeño profesional que deben de alcanzarse con el curso de la carrera que permiten poder desarrollar con éxito actividades de trabajo en su área profesional y adaptarse a nuevas situaciones. Funciones profesionales de los ingenieros. Expresan de forma genérica las funciones y roles más característicos que deberá desarrollar el profesional en el desempeño de su trabajo. Organizaciones destinatarias del ingeniero y los ámbitos de trabajo en los que actuará. Este apartado pretende describir el tipo de organización al que está enfocada la titulación. Teniendo en cuenta esta estructura, se formuló una propuesta de perfil profesional que se debatió entre todos los profesores de la titulación. Tabla 2. Perfil profesional del Ingeniero en Organización Industrial de Mondragon Unibertsitatea
Fuente: Elaboración propia.
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Este perfil debe de definirse basándose en competencias genéricas, específicas y transversales que los egresados deben de cubrir. El perfil deberá de responder a las demandas sociales, y revisarse teniendo en cuenta la aceptación que de ellos hace el mercado laboral (De Miguel, 2003). Tras el consenso del perfil profesional objetivo, se desplegó cada una de las funciones profesionales en competencias que debían de desarrollar los estudiantes a lo largo de su periodo formativo, generándose un documento en el que se recogen las competencias necesarias referidas a cada función profesional, ya que serán estas últimas las serán los objetivos que se perseguirán con el desarrollo de los programas formativos. Un ejemplo de ello puede observarse en la tabla que se muestra a continuación. Tabla 3. Despliegue en competencias de una función profesional del grado en Ingeniero en Organización Industrial en Mondragon Unibertsitatea
Fuente: Elaboración propia. Una vez definidas las competencias a lograr, se identifican las materias objeto de estudio en el aula para desarrollar los conocimientos, procedimientos y actitudes necesarias para lograr ser competente, y se definen los resultados de aprendizaje de cada una de las materias alineados con las competencias. Estos resultados de aprendizaje constituirán las evidencias del logro o no logro de las competencias. El esquema resultante sería el siguiente:
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Figura 8. Flujo del diseño y evidencias del plan formativo en la Escuela Politécnica Superior de Mondragon Unibertsitatea
Fuente: Elaboración propia. El flujo del diseño consiste en desde lo más general, definir lo más concreto (flechas continuas), pero a la hora de evidenciar, el flujo se convertiría en el contrario, desde lo más concreto a lo más general (flechas discontinuas). La evidencia del logro de la competencia es el resultado de aprendizaje, y de la función profesional el logro de la competencia.
2. Intervención didáctica La segunda premisa que se adoptó en el modelo fue la definición de las metodologías didácticas seleccionadas para la intervención en el aula, las cuales han de estar centradas en los alumnos y promover el aprendizaje activo. Entendemos aprendizaje activo como cualquier estrategia que provoque en los alumnos, el que reflexionen, deduzcan o actúen (Bowell, C. & Eison, J., 1991). No entendemos dicho concepto como mera repetición de las enseñanzas ofrecidas por los profesores. Por estas razones, utilizar cualquier metodología constructiva va a otorgar a los estudiantes una autonomía suficiente para seguir aprendiendo durante toda su vida. Las estrategias metodológicas que se proponen para la intervención en el aula son las siguientes: a) La utilización controlada de las exposiciones por parte del profesor, en los casos en los que la información que se expone es difícil de conseguir por parte de los alumnos, para avanzar más rápido en la materia, para facilitar la comprensión por parte de éstos de ciertos conceptos o bien para iniciarlos en una materia. La aplicación de esta metodología ha de llevar consigo la formulación por parte del profesor de preguntas bien estructuradas, incitando a los alumnos a participar en las respuestas y en los debates que se susciten en el aula. b) La realización de ejercicios o actividades y prácticas en los laboratorios en pequeños grupos en los que los alumnos puedan compartir el conocimiento las dudas, este espacio se convierte en el momento en el que la información recibida en la clase magistral se interpreta y se procesa.
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Por último en cuanto a las intervenciones didácticas, Mondragon Goi Eskola Politeknikoa, adopta como eje del aprendizaje la metodología POPBL (Proyect Oriented Problem Based Learning), el Aprendizaje Basado en Problemas, orientados por proyectos. El objetivo del trabajo utilizando el método de proyectos es el de aprender haciendo o la enseñanza en acción (Kjersdam, 1998). Uno de los factores que ha sido decisivo en el momento de su implantación ha consistido en la reflexión y adaptación del método a los contextos en los propios de cada semestre y a la naturaleza de las competencias a desarrollar. Anete Kolmos, de la universidad de Aalborg, muestra cómo la regulación de la aplicación del método se ha de hacer por medio de la experiencia. “El PBL jamás ha sido desarrollado sobre la base de una teoría o de unas teorías particulares, sino que se ha desarrollado desde el nivel pragmático, donde el ensayo y el error durante un periodo de tiempo ha sido predominante” (Kolmos, 2004, p. 79) En cada uno de los semestres de los que dispone un grado, se realizará un proyecto interdisciplinar de 6 ECTS como mínimo. En la metodología de aprendizaje POPBL y en el diseño de éstos interactúan diversos factores, los resultados de aprendizaje, los contenidos, el equipo de alumnos, el equipo de profesores y la coordinación entre ellos y los recursos físicos, temporales y materiales disponibles. Todos y cada uno de estos factores han de tenerse en cuenta a la hora diseñar un proyecto que tenga como resultado de aprendizaje conocimientos, procedimientos y actitudes importantes que posibiliten a los alumnos el desarrollo de funciones profesionales en los entornos de trabajo. El trabajo del profesor con los alumnos tiene como objetivo el logro de los resultados de aprendizaje a través de contenidos seleccionados por parte de las diferentes materias para tal fin. Es en este momento en el que el profesor selecciona la metodología de aprendizaje más efectiva para el logro de tales resultados, a la vez que se contrasta la idoneidad de la utilización de la metodología POPBL. Una vez de definidos los resultados de aprendizaje que ha de obtener el alumno, la primera reflexión que debemos hacer es si esos resultados propuestos son alcanzables por medio de la metodología de aprendizaje POPBL. Si la respuesta a esta primera reflexión es afirmativa, se inicia la fase de propuestas de problemas. Uno de los métodos a utilizar para obtener una lista de posibles problemas a realizar por los alumnos es realizar una tormenta de ideas entre los profesores, que comparten los resultados de aprendizaje del semestre, es decir, identificar si desde diferentes materias se aporta al logro de la misma competencia en el mismo semestre, ya que ése debe de convertirse en el núcleo multidisciplinar que han de lograr los alumnos. Desde este núcleo se aportan problemas a los que los alumnos han de darles una solución definiendo e implementando un proyecto para ello. Son los resultados de aprendizaje los importantes. Es aprendizaje lo que perseguimos. Por lo que hemos de explicitar cada uno de estos resultados de aprendizaje a los alumnos, a la vez que explicarles qué significa cada uno de ellos. Para ello, el equipo de profesores debe conocer perfectamente qué resultados se persiguen con el proyecto y que éstos pueden lograrse a través de él. Una manera de precisar lo que perseguimos y que pueden lograrse es diseñando los instrumentos de evaluación, es decir, creando la prueba con la que contrastaremos si los alumnos han alcanzado lo previsto. A continuación, a modo de ejemplo, se muestran problemas que se han presentado a los alumnos de 1º de grado con el objetivo de lograr resultados de aprendizaje de competencias específicas, así como de competencias metodológicas y generales.
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Tabla 4. Resultados de aprendizaje y problemas a abordar a partir del POPBL
Para ello se diseña un plan de trabajo detallado para los estudiantes, los tutores y los expertos.
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Tabla 5: Planning detallado de dos días de trabajo POPBL
Fuente: Elaboración propia. El proceso a seguir por los alumnos en el análisis y resolución del problema e implementación de la solución es el que se muestra a continuación: Figura 9. Fases del Método de aprendizaje basado en proyectos.
Fuente: Adaptación de la figura mostrada por Torben Rosenorn en el seminario POPBL en la Escuela Politécnica Superior celebrado los días 28 y 29 de Abril de 2008.
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Los equipos están constituidos por 5 o 6 alumnos que además de desarrollar las competencias específicas de la titulación, desarrollarán competencias genéricas como el trabajo en equipo, la comunicación efectiva, el aprender a aprender o la toma de decisiones.
3. La evaluación El diseño de los grados en base a competencias exige un nuevo modelo de evaluación. Se definen en torno a 12 competencias por cada curso. Estas competencias de curso se pueden entender como subcompetencias o competencias parciales de las competencias específicas del título. Las asignaturas son herramientas para el desarrollo y la adquisición de dichas competencias del curso y, por tanto, el centro son las competencias del curso. Los resultados de aprendizaje de varias asignaturas impactan sobre las competencias del curso y dotarán de evidencia de logro a una misma competencia. El peso de cada resultado de aprendizaje sobre una competencia se establece en función del número de horas de dedicación lectiva al resultado de aprendizaje. La evaluación de las competencias tiene que ser continua a lo largo del semestre y las recuperaciones integradas dentro del semestre. Se entiende que la recuperación debe poder llevarse a cabo de forma acumulativa y siempre durante el periodo lectivo del semestre. No se contempla la necesidad de la convocatoria de recuperaciones de septiembre debido a que los alumnos disponen de 2 a 3 oportunidades para poder superar cualquier resultado de aprendizaje a lo largo del propio semestre. El feedback sistemático a los alumnos es fundamental para lograr su implicación en el proceso de aprendizaje. Este proceso se realiza individualmente cada mes y se centra en la evolución del alumno en las competencias del curso, que los alumnos podrán seguir desde la secretaría virtual.
Conclusiones El diseño de los grados en Ingeniería en MGEP ha hecho que esta institución redefina su modelo educativo en base a definir perfiles profesionales demandados por la sociedad actual, desarrollar metodologías de aprendizaje activas centradas en los estudiantes, y una evaluación de las competencias logradas por lo alumnos. Los resultados alcanzados hasta el momento reflejan unas tasas de éxito muy altas (entre el 70% y el 80% de los alumnos promociona de curso) y unos niveles altos de satisfacción de los alumnos. La clave del nuevo modelo radica en la implicación y motivación del alumnado y del profesorado. En el desarrollo de la actividad docente son fundamentales la capacitación pedagógica del profesorado que requiere de formación en el ámbito de la evaluación por competencias, la evaluación continua y global de los alumnos y en metodologías activas.
Referencias bibliográficas: DE MIGUEL DIAZ, M. (1995). "Revisión de los programas académicos e innovación en la enseñanza superior: Informes y documentos". Revista de Educación, 306, pp. 427-453. DE MIGUEL DIAZ, M. (Ed.). (2003). Evaluación de la calidad de las titulaciones universitarias. Madrid: MECD. Consejo de Coordinación universitaria. GONZÁLEZ, J., & WAGENAAR, R. (2003). Tuning. Tuning Educational Structures in Europe. Bilbao: Universidad de Deusto.
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KJERSDAM, F. (1998). La innovación en la enseñanza universitaria. In PORTA & LLADONOSA (Eds.), "La universidad en el cambio de siglo", pp. 139-169. Madrid: Alianza. KOLMOS, A. (2004). "Estrategias para desarrollar currículos basados en la formulación de problemas y organizados en base a proyectos". Educar, 33, pp. 77-96. Barcelona: Departamento de Pedagogía Aplicada - Universitat Autònoma de Barcelona. MINISTERIO DE EDUCACIÓN Y CULTURA, M. E. C. (1997). Metodología para la definición de las titulaciones profesionales. Madrid: Ministerio de educación y Cultura. PEREZ PEREZ, R. (1999). "Planes de estudio, Perfiles profesionales y Poderes departamentales". La Calidad de la Docencia en la Universidad I Symposium Iberoamericano sobre didáctica Universitaria. Santiago de Compostela. ZABALZA, M. A. (1998). Los Planes de estudio en la universidad. Algunas reflexiones para el cambio. http://www.uptc.edu.co/export/descargas_autoevaluacion/d7.pdf (Consultado: 05/06/01) ZUBIZARRETA MUJIKA, M. I. (2006). Innovación del proceso enseñanza-aprendizaje de la titulación de ingeniería técnica en electrónica industrial: un estudio de caso. Unpublished. Tesis doctoral. Bilbao: Universidad de Deusto / Deustuko Unibertsitateak.
Miren Itziar Zubizarreta es doctora en Pedagogía por la Universidad de Deusto. Desarrolla su actividad en la Escuela Politécnica Superior de Mondragon Unibertsitatea desde 1989. Su actividad docente se centra el área de la Innovación y el Emprendizaje, de la cual es coordinadora; y su actividad investigadora en el ámbito de la innovación educativa. Forma parte del equipo de innovación educativa de Mondragon Unibetsitatea desde el año 2000.
Jon Altuna es titulado en Ingeniería en Automática y Electrónica Industrial por Mondragon Unibertsitatea y Doctor en Ingeniería en Electricidad y Electrónica por la Universidad de Edimburgo. Lleva desarrollando su actividad docente e investigadora en el área de Teoría de la Señal y Comunicaciones desde 1997 en la Escuela Politécnica Superior de Mondragón y desde el 2007 ocupa el cargo de Coordinador Académico. Desde el año 2002 lleva trabajando en la incorporación de metodologías activas en las titulaciones de Ingeniería Técnica en Electrónica Industrial y Sistemas de Telecomunicaciones.
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Experiencias de renovación e innovación educativas en ingeniería
Experiencias y metodologías “b-learning” para la formación y evaluación en competencias genéricas en Ingeniería RAFAEL HERRADÓN DÍEZ rafael.herradon@upm.es JUAN BLANCO COTANO juan.blanco@upm.es ANTONIO PÉREZ YUSTE antonio.perez@upm.es JOSÉ ANTONIO SÁNCHEZ FERNÁNDEZ j.sanchez@upm.es Universidad Politécnica de Madrid www.upm.es
RESUMEN La integración del sistema universitario español en el Espacio Europeo de Educación Superior y el Real Decreto 1393/2007 por el que se establece la ordenación de las enseñanzas universitarias oficiales, suponen un cambio radical en el modelo de enseñanza con respecto a la situación actual. Este modelo tiene como objetivos la adquisición de competencias y debe tener orientado al proceso de aprendizaje del estudiante. Este cambio de modelo implica un esfuerzo importante por parte de los profesores para adaptarse desde el sistema tradicional de enseñanza centrado en los conocimientos. En la EUIT de Telecomunicación de la Universidad Politécnica de Madrid, hemos venido desarrollando diferentes experiencias en modelos centrados en el aprendizaje utilizando metodologías docentes y evaluadoras basadas en competencias. En varias asignaturas se han venido utilizando en los útimos años procedimientos de formación semi-presencial (“b-learning”) mediante un entorno virtual de aprendizaje como Moodle, donde poder desarrollar a distancia buena parte de los contenidos, procedimientos de aprendizaje y evaluación. En estas asignaturas, impartidas por profesores de diferentes departamentos, se ha venido experimentando con diferentes actividades formativas y soluciones que permitan la obtención de capacidades, habilidades y actitudes, es decir de competencias, tanto generales como específicas. En este artículo se describen los diferentes procedimientos y actividades formativas elaboradas, los criterios de organización, los métodos evaluadores utilizados y los resultados obtenidos desde un punto de vista académico y desde las opiniones de los alumnos, obtenidas mediante encuestas. Palabras Clave: Metodologías educativas, formación en competencias, evaluación por competencias, aprendizaje a distancia, aprendizaje mixto, entornos virtuales de aprendizaje.
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ABSTRACT The integration of the Spanish university system into the European Higher Education Area and the legislation on the establishment of the university careers, represent a radical change in the model of learning with respect to the current situation. This model aims to gain skills and must be a process-oriented student learning. This shift implies a major effort on the part of teachers to adapt from the traditional system of education mainly focused only on knowledge adquisition. The EUIT of Telecommunication from the Universidad Politécnica de Madrid has been conducting various experiments in models that focus on student learning, using teaching methodologies and assessments based on competencies. Training procedures (b-learning) through a Learning Management System (Moodle) have been used in several subjects in the latter years, where can be developed a wide range of contents and procedures of learning and assessment. In these subjects, taught by professors from different departments, there have been experiences with different training activities and solutions to enable the acquisition of knowledge, skills and attitudes, both generic and specific. This article describes the various procedures and training activities developed, the criteria for organization, evaluation methods used and results obtained from an academic point of view and from students' opinions, obtained through surveys. Keywords: Educational Methods, skill development, competence assesment, e-learning, b-learning, Learning Managament Systems.
Introducción La nueva estructura de las enseñanzas y títulos universitarios, orientada a la construcción del Espacio Europeo de Educación Superior y centrada en el proceso de aprendizaje del estudiante, supone un cambio radical con respecto a la situación actual. Los nuevos planes de estudio, las materias y las propias asignaturas deben fijar sus objetivos en la adquisición de competencias (entendiendo éstas como un conjunto de conocimientos, habilidades y actitudes) en resultados de aprendizaje y en los procedimientos para la evaluación de esas competencias (González, 2003). Este cambio de modelo implica un esfuerzo importante por parte de los profesores para adaptarse desde el sistema tradicional de enseñanza centrado fundamentalmente en la adquisición de conocimientos (Corominas, 2006) Sin embargo, aunque en el sistema actual las asignaturas han definido sus objetivos en aspectos básicamente orientados hacía los conocimientos, en los estudios de tipo tecnológico siempre se ha dado una gran importancia a la adquisición de determinadas habilidades e incluso de actitudes, al menos de tipo profesional. Este tipo de formación ha sido incluso más destacado en las carretas de Ingeniería Técnica, donde se ha dado mucha importancia a la formación práctica centrada en un conjunto integrado de conocimientos y habilidades. Por otro lado, la existencia de determinadas profesiones reguladas coincidentes con los títulos actuales de Ingeniero o Ingeniero Técnico, basan esa regulación en la adquisición por los titulados de unas competencias y capacidades de tipo tecnológico. Adicionalmente, para la preparación de los nuevos títulos de Grado y Máster se exige la adquisición de una serie de competencias generales, que si bien se han dado por supuestas en anteriores planes de estudio, ahora es preciso definir, distribuir entre las diferentes materias y asignaturas y dotar de procedimientos para su evaluación. Con la aprobación de la Ley de Reforma Universitaria (LRU) y la consiguiente modificación de los Planes de Estudio, se introdujeron una serie de asignaturas denominadas de Libre Elección, que pretendían, al menos inicialmente, ofrecer una formación más transversal e incluso de tipo claramente humanista en las titulaciones tecnológicas. Visto desde el punto de vista de la adaptación a la formación en competencias bien podría pensarse que estas asignaturas estuvieran enfocadas a la formación en competencias genéricas (Corominas, 2001). La realidad es que la falta de profesores en muchas Escuelas de Ingeniería e Ingeniería
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Técnica con formación adecuada para impartir ese tipo de asignaturas, ha conducido a que se hayan sustituido bien por otras optativas con carácter tecnológico, bien por un conjunto de actividades culturales, deportivas o de otra naturaleza para rellenar esos créditos. En la Escuela de Ingeniería Técnica de Telecomunicación de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM), desde el primer momento de la implantación del Plan de Estudios del año 1992 y especialmente con la modificación del año 2000, se fijó como objetivo que algunas de estas asignaturas de libre elección permitieran esa formación trasversal que subyacía en el espíritu con el que fueron creadas. Actualmente y dentro del proceso de diseño de los nuevos Planes de Estudio de acuerdo al nuevo modelo de enseñanza centrado en el aprendizaje y basado en competencias, se plantean ciertas dudas sobre cómo distribuir y evaluar esas competencias genéricas o trasversales. En este documento se desarrolla el trabajo, las experiencias realizadas durante los últimos años y los resultados obtenidos en algunas de estas asignaturas, enfocado desde el punto de vista de la obtención de competencias de tipo general o transversal por parte de los alumnos, incluyendo las actividades y procedimientos de evaluación utilizados. Adicionalmente, se ha tratado de utilizar de la forma más amplia posible las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones como herramientas para conseguir los objetivos marcados.
1. Estructura de las asignaturas y definición de competencias Dos de las asignaturas donde se ha desarrollado esta aproximación por competencias, han sido “Historia de las Telecomunicaciones” y “Política de las Telecomunicaciones y para la Sociedad de la Información”. Ambas son asignaturas de libre elección de 4,5 créditos (se ha estimado que la carga en dedicación de los alumnos es de aproximadamente 4 créditos ECTS) y el número máximo de alumnos durante los últimos cursos se ha limitado a 60. Estas asignaturas pueden ser cursadas por cualquier alumno de la EUITT y se han planificado y desarrollado por un grupo de profesores de varios departamentos implicados en procedimientos de innovación educativa. Así, éstas fueron algunas de las primeras asignaturas de titulaciones oficiales de la UPM que se impartieron “on-line”, con la utilización de varias plataformas virtuales de aprendizaje, llegando a utilizarse como elemento de valoración de la adecuación de las mismas a las necesidades de la UPM (Bourne, 2005). También la impartición de estas asignaturas fundamentalmente a distancia, pero con algunas actividades presenciales, es decir más bien con una estructura denominada “b-learning”, nos ha permitido llevar a cabo bastantes experiencias docentes y metodológicas mediante la utilización de las posibilidades que van incorporando las plataformas virtuales de aprendizaje (Bates, 2005). Algunas de estas experiencias han estado orientadas a la formación no sólo de los conocimientos y capacidades específicos de las asignaturas sino a la adquisición de competencias generales y a la utilización de procedimientos de evaluación de las mismas. En concreto en la asignatura de “Política de Telecomunicaciones y para la Sociedad de la Información”, se han fijado como objetivos la consecución de determinadas competencias específicas relacionadas con la comprensión y análisis de los principales aspectos políticos, sociales, regulatorios y normativos dentro del marco fundamentalmente tecnológico de las Telecomunicaciones. Adicionalmente se han incluido en su diseño una serie de competencias transversales, en la mayor parte de los casos con un nivel básico, ente las que podemos destacar las siguientes: • • • • •
Capacidad de búsqueda y selección de información. Capacidad de expresarse correctamente por escrito/realizar una presentación. Capacidad de defensa de argumentos. Capacidad para el trabajo en equipo Habilidad para el manejo de las TIC.
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• Actitudes de respeto a los Derechos Humanos y de igualdad entre las personas. Esta asignatura, teniendo en cuenta este tipo de formación en competencias genéricas ha sido incluida en la titulación propia de grado de la UPM de Cooperación al Desarrollo. La presentación de los objetivos, metodologías y procedimientos para el seguimiento de la asignatura se realiza durante los primeros días del curso de forma presencial. Estos junto con el calendario de actividades docentes y de evaluación se incluyen en la guía que está publicada en un entorno virtual de aprendizaje, al igual que el resto del material docente y de evaluación, que a partir de esas primeras clases presenciales se sigue a través del Sistema de Gestión del Aprendizaje (“LMS”) Moodle. Desde hace algunos años se viene utilizando esta plataforma dada su flexibilidad y facilidad de utilización (Graf, 2005). En la figura 1 se muestra el calendario de la organización de la asignatura para este curso. Figura 1. Calendario y organización de las actividades de la asignatura: “Política de Telecomunicaciones y Sociedad de la Información”
Fuente: Elaboración propia. La asignatura se organiza en cuatro temas, cada uno de ellos con varias lecciones y con una dedicación estimada por tema de 16 horas incluidas las actividades de evaluación. Estos temas se corresponden con: La Sociedad de la Información, la Regulación de las Telecomunicaciones en Europa y España, Normalización y Certificación en Telecomunicaciones y Comercio electrónico y seguridad en Internet. Los materiales de estudio y lecturas complementarias se incluyen de manera organizada en la plataforma con diferentes formatos (Pérez, 2008): presentaciones, archivos de texto, páginas HTML, normas, estándares, noticias de actualidad, etc. En la figura 2 se muestra la estructura de contenidos y actividades de uno de los temas.
Herradón, R., Blanco, J., Pérez, A., Sánchez, J.A. EXPERIENCIAS Y METODOLOGÍAS “B-LEARNING”.
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Figura 2. Estructura de contenidos y actividades de un tema de la asignatura: “Política de Telecomunicaciones y Sociedad de la Información”
Fuente: Elaboración propia. Adicionalmente se incluyen una serie de actividades de evaluación de las competencias que serán detalladas en el siguiente apartado, un foro para la inclusión de noticias de interés y otro para la resolución de dudas. Estas también se pueden consultar por correo electrónico o bien de forma personal con los profesores de la asignatura.
2. Evaluación de las competencias. Para poder comprobar la adquisición de las competencias previstas se han fijado varios procedimientos de evaluación a lo largo del curso. Las actividades puestas inicialmente en funcionamiento incluyen: a) Realización de un test de auto-evaluación para cada una de las lecciones y de un test de evaluación en cada uno de los temas. Estos test son de respuestas múltiples e incluyen preguntas sobre los materiales que el alumno debe estudiar. La evaluación se habilita para ser realizada on-line durante un periodo de tiempo. Mediante este procedimiento se trata tanto de comprobar la adquisición de determinados conocimientos específicos, como de conseguir ciertas capacidades para la búsqueda y selección de información, en este caso dentro de los materiales de la propia plataforma. b) Participación en foros de discusión sobre los temas de la asignatura o temas de actualidad relacionados. Esta participación incluye también la búsqueda y selección de información, aunque en este caso fundamentalmente en Internet, para poder participar con una opinión fundada en el foro. La evaluación de esta actividad se realiza mediante criterios de calidad tanto en los aspectos formales y de corrección ortográfica y sintáctica como en capacidad de argumentación de la intervención. En la siguiente figura se incluye una de las participaciones en el foro. Como ejemplo de algunos de los debates propuestos y su relación con algunas de las competencias enunciadas anteriormente, podemos citar los siguientes:
Herradón, R., Blanco, J., Pérez, A., Sánchez, J.A. EXPERIENCIAS Y METODOLOGÍAS “B-LEARNING”.
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• • • •
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La brecha digital. Relación entre la globalización y la normalización. Legislación y normativas medioambientales en el ámbito de las Telecomunicaciones. Aspectos de accesibilidad y de diseño para todos en la Sociedad de la Información.
Figura 3. Participación en un foro globalización y normalización
Fuente: Elaboración propia. c) Realización de un informe escrito sobre un tema de estudio propuesto por el profesor. Esta actividad fue inicialmente diseñada para su realización mediante trabajo cooperativo por un grupo de estudiantes y consistía básicamente en la búsqueda de información y en la realización de un documento en formato electrónico con la participación de todos los miembros del grupo mediante un adecuado reparto de tareas y manteniendo un formato y estructura uniforme. Mediante esta actividad se pretendía formar en competencias de trabajo en grupo utilizando Internet. Esta actividad tiene una dedicación estimada de 35 horas y un peso proporcional en la calificación final. El procedimiento de formación y de evaluación de las competencias que se pretendía conseguir con este último tipo de actividad en grupo ha generado múltiples problemas y en la mayoría de los casos ha sido un fracaso. Se ha realizado un análisis y se han identificado varias causas. En primer lugar la dificultad de formación de los grupos a través de Internet, o del reparto roles y tareas entre los integrantes del mismo cuando los grupos se formaban directamente por el profesor. En algunos casos este proceso ha dado lugar a más de 40 mensajes entre los integrantes del grupo sin conseguir establecer una adecuada organización. En segundo lugar la utilización de diferentes formatos, estilos de redacción, enfoques, etc. Para intentar mejorar este aspecto y sobre todo con el objetivo de conseguir que los estudiantes realicen un informe o una presentación estructurados, con un formato uniforme y adecuado (inclusión de índice, introducción, conclusiones, referencias, títulos de apartados figuras y tablas) se proporciona una plantilla o documento de referencia. Finalmente como causa del fracaso estaba la dificultad para diferenciar un trabajo del alumno de integración de diferentes fuentes y con una aportación personal de una simple trascripción de un documento encontrado en la Red. Dado el fracaso de este procedimiento de trabajo en grupo, esta actividad ha sido sustituida por una tarea individual consistente en la preparación de una presentación a partir de un documento base proporcionado por el profesor. En este caso también se proporciona una plantilla y se establece como obligatorio un número aproximado de diapositivas. En la figura 4 se muestra parte de una plantilla para esta presentación.
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Figura 4. Parte de una plantilla para la realización de una presentación.
Fuente: Elaboración propia. Adicionalmente se ha incluido como elemento clave en la evaluación de las competencias transversales que se pretende conseguir con esta actividad una tabla de valoración o rúbrica disponible en la plataforma. En la tabla 1 se muestra parte de esta tabla de valoración. Los resultados en este caso han sido magníficos en cuanto a la consecución de los objetivos previstos, tanto en la adecuación de los trabajos a los criterios de calidad establecidos, como en la facilidad de evaluación por parte de los profesores de las competencias adquiridas por los alumnos. Tabla 1. Rúbrica o tabla de valoración para el trabajo individual
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Fuente: Elaboración propia. Durante los dos últimos años se han incluido como actividad la asistencia a varias conferencias por parte de profesionales, directivos y cargos institucionales de reconocido prestigio en el ámbito de la asignatura y un posterior coloquio con los alumnos. También la asistencia y participación de los alumnos es estos actos ha formado parte de la evaluación. Para ello se ha establecido un procedimiento Bonus/Malus con respecto a la asistencia. Al menos es obligatoria la asistencia a una de las conferencias y la asistencia a todas supone un incremento en la nota obtenida como suma ponderada del resto de actividades evaluables. No sólo el resultado de asistencia ha sido excelente con casi el 70% de asistentes a todas las conferencias, sino que los alumnos han mostrado un elevado interés demostrado tanto en el coloquio establecido como en las encuestas realizadas.
3. Resultados obtenidos Este tipo de asignaturas son muy bien valoradas por los alumnos, lo que se demuestra por la demanda de matrícula. Por otro lado, la realización de diferentes experiencias y cambios orientados al aprendizaje basado en competencias y centrado en los alumnos están mostrando una mejora importante de los resultados, tanto en las calificaciones finales, lo que permitiría deducir que se están consiguiendo las competencias previstas o al menos que el sistema de valoración está más ajustado, como en las opiniones expresadas por los alumnos en las encuestas realizadas. En la figura 5 se recoge la evolución del número de alumnos matriculados (actualmente limitado a 60), los porcentajes de aprobados, suspensos y no presentados y las calificaciones de los mismos, durante los últimos cursos. En ella se puede comprobar cómo la utilización de procedimientos claros de evaluación de las competencias, como son la utilización de plantillas y rúbricas para el trabajo y otros procedimientos de dinamización de los alumnos, permiten obtener unos muy buenos resultados. Los resultados académicos obtenidos para la asignatura presentan una tasa de seguimiento y de éxito cercana al 90%, que se ha mantenido prácticamente constante durante los últimos años. El porcentaje de no presentados se corresponde con los alumnos que no siguen el procedimiento de evaluación continua. Sin embargo, durante el último curso se aprecia un importante crecimiento de la nota media debido a la utilización del procedimiento bonus/malus para las asistencias a las conferencias.
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Figura 5. Resultados y calificaciones obtenidos en los últimos cursos
Fuente: Elaboración propia. Con el fin de obtener una realimentación sobre los procedimientos metodológicos utilizados en la asignatura, se ha realizado una encuesta on-line a los estudiantes. En ella se han realizado diferentes preguntas sobre los: aspectos docentes, el interés despertado, los procedimientos de evaluación de la asignatura, y los aspectos técnicos de la plataforma, obteniéndose en el último curso una satisfacción media de 77,25 puntos sobre 100. Las preguntas realizadas y los valores medios obtenidos para una escala entre 1 (muy negativo) y 5 (muy positivo) se muestran en la tabla 2. Tabla 2. Preguntas y resultados de la encuesta on-line realizada a los alumnos
Fuente: Elaboración propia.
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En estos resultados se puede observar la buena calificación obtenida para los diferentes aspectos considerados. Es de destacar la muy buena puntuación obtenida en los aspectos técnicos como la facilidad de uso de la plataforma Moodle y la comodidad de seguimiento de la asignatura por Internet. También se considera que los aspectos metodológicos son los adecuados, especialmente en lo referente a la organización, los contenidos y el formato de los temas. En el apartado de evaluación destaca la asistencia a las conferencias y la evaluación de los temas. En la encuesta también se preguntó a los alumnos por los aspectos más positivos y más negativos de la asignatura. Los aspectos más positivos han sido el acercamiento a las políticas de Telecomunicaciones, las conferencias y el seguimiento de la asignatura por Internet. En la tabla 3 se muestran algunas de estas opiniones. Tabla 3. Aspectos más positivos de la asignatura según la opinión de los alumnos.
Fuente: Elaboración propia. En cuanto a los aspectos más negativos destacan: las dificultades de diálogo en alguno de los foros y la necesidad de un seguimiento continuo de la asignatura. Algunas de las respuestas dadas por los alumnos aparecen en la siguiente tabla. Tabla 4. Aspectos más negativos de la asignatura según la opinión de los alumnos
Fuente: Elaboración propia.
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En la misma encuesta también se solicitó a los alumnos que hicieran propuestas de mejora. El número de respuestas a esta cuestión fue muy pequeño y estaban básicamente orientadas a la necesidad de establecer procedimientos para recordar las actividades que hay que realizar. En algunos de los casos también se mencionó que el temario era demasiado denso y que exigía más tiempo de dedicación del indiciado.
Conclusiones Las experiencias de innovación (o de cambio) educativo, llevadas a cabo durante los últimos años en asignaturas de libre elección impartidas mediante un formato b-learning han mostrado resultados altamente positivos. Este tipo de enseñanza se ha utilizado también en otras asignaturas obligatorias y optativas con mucho mayor contenido presencial, pero mostrando igualmente muy buenos resultados y una excelente aceptación por parte de los alumnos. La utilización de plataformas virtuales de aprendizaje no sólo son útiles como repositorio de materiales y elementos de aprendizaje, sino que permiten una adecuada organización, planificación y seguimiento de las asignaturas, y como hemos mostrado en esta comunicación una más sencilla planificación y evaluación por competencias. A pesar de que algunos de los objetivos fijados como puede ser la obtención de un cierto nivel de capacidad para trabajo en grupo a través de Internet, no se han conseguido, no nos resistimos a buscar nuevos procedimientos para su desarrollo. Así se están llevando a cabo diferentes iniciativas para elaborar y utilizar herramientas de trabajo colaborativo on-line. En estos momentos estamos trabajando en otras asignaturas, tanto de Grado como de Máster, con herramientas de trabajo colaborativo en red, especialmente se están utilizando Wikis. Los resultados obtenidos parecen inicialmente bastante buenos, dada la facilidad de organización, en cuanto a que no es necesario un protocolo de funcionamiento ni una adopción inicial de roles y sobre todo debido a la posibilidad de comprobar y evaluar de una forma sencilla cual es el trabajo y la aportación en calidad y cantidad de cada uno de los miembros del grupo. Finalmente también se consigue una autoexigencia de los propios participantes cuando el resultado es visible para los demás grupos o totalmente abierto a todo el mundo. Este tipo de experiencias llevadas a cabo en asignaturas de libre elección, donde siempre es más fácil probar diferentes técnicas metodológicas y evaluadoras sin que algunos fracasos redunden demasiado en la formación integral del alumno, nos va a permitir diseñar asignaturas de los futuros Planes de Estudio de Grado orientadas a la formación en competencias junto con una serie de instrumentos de evaluación de las mismas.
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GONZÁLEZ, J. y WAGENAAR, R. (edits.) (2003). Tuning educational structures in Europe: final report: phase one. Bilbao: Universidad de Deusto. Groningen: Universidad de Groningen. http:// tuning.unideusto.org/tuningeu/. (Consulta: 03/2009) GRAF, S. y LIST, B (2005). “An Evaluation of Open Source E-Learning Platforms Stressing Adaptation Issues". The 5th IEEE International Conference on Advance Learning Technologies. Kaohsiung, Taiwan: 5-8 July, pp. 163-165. PÉREZ, A., HERRADÓN, R., BLANCO y J., SÁNCHEZ, J.A. (2008). “Work in Progress: An Undergraduate B-Learning Experience for the Teaching of Politics of Telecommunications and Information Society”. 38th ASEE/IEEE Frontiers in Education Conference. New York: Saratoga Springs.
Rafael Herradón Diez, es doctor ingeniero de Telecomunicación por la Universidad Politécnica de Madrid y Catedrático de Escuela Universitaria en la EUIT de Telecomunicación de la UPM. Ha sido director del Departamento de Ingeniería Audiovisual y Comunicaciones desde diciembre de 1997 hasta enero del 2006, director de la Cátedra COITT-UPM desde 2002 hasta 2007, coordinador del Proyecto de Hogar Digital Accesible y actualmente subdirector de Relaciones Externas e Institucionales de la EUIT de Telecomunicación. La actividad docente e investigadora ha estado centrada en el área de las Comunicaciones (especialmente comunicaciones Móviles y por Satélite), realizando varias publicaciones docentes, dirigiendo y participando en diferentes cursos y proyectos de investigación y desarrollo para empresas y organismos públicos con un elevado número de publicaciones y ponencias en congresos nacionales e internacionales. En la actualidad coordina el Grupo de Innovación Educativa en Ingeniería de Sistemas de Telecomunicación y está trabajando en la utilización de nuevas metodológicas docentes, la definición e implantación de planes de Estudio de Grado, el empleo de recursos educativos en abierto y en el desarrollo de Laboratorios Virtuales.
Juan Blanco Cotano es ingeniero técnico de Telecomunicación por la Universidad Politécnica de Madrid (UPM). Es Profesor titular de la EUIT de Telecomunicación de la UPM, en el departamento de Sistemas Electrónicos y de Control, desde 1990. Fue Director de la EUITT-UPM desde 1993 hasta 2001 y Director del Gabinete de Tele-Educación (GATE) de la UPM desde 2001 hasta 2005. En la actualidad el Profesor Blanco Cotano es Coordinador del Grupo de Innovación Educativa Multidisciplinario (GIEM) de la UPM, ha participado en numerosos proyectos de Innovación Educativa, dirigiendo varios de ellos. Se le ha concedido el Premio de Innovación Educativa de la UPM en los años 2005 y 2008. Desde 2003 es miembro de la Comisión de Calidad, Seguimiento y Apoyo Pedagógico del Proyecto Aula a Distancia y Abierta de la Comunidad de Madrid (ADA-Madrid). Ha participado en la elaboración de varios Planes de Estudio de la Titulación de Ingeniero Técnico de Telecomunicación, en la actualidad es miembro de la comisión encargada de la coordinación de la elaboración de los planes de estudio de los futuros títulos de grado adscritos a la EUITT de la UPM.
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Antonio Pérez Yuste es doctor ingeniero de Telecomunicación (2004), Ingeniero de Telecomunicación (1996) e Ingeniero Técnico en Radiocomunicación (1991) por la Universidad Politécnica de Madrid (UPM). Es miembro del Foro Histórico de las Telecomunicaciones del Colegio Oficial de Ingenieros de Telecomunicación, grupo con el que colabora asiduamente. También es miembro del IEEE y de la SHOT. Además de sus actividades docentes como Profesor Titular de Universidad en la EUIT de telecomunicación de la Universidad Politécnica de Madrid, dedica su tiempo a la investigación y divulgación de la Historia de las Telecomunicaciones, campo en el que tiene publicados diversos artículos en revistas nacionales e internacionales y en el que ha impartido distintas conferencias en congresos y simposios celebrados tanto dentro como fuera de España. Ha sido Subdirector de Control de Recursos y Planificación de la EUIT de Telecomunicación de la UPM desde 1997 hasta 2001, Director de la misma Escuela desde 2001 hasta 2004 y Director del Gabinete del Rector de la UPM desde 2004 hasta la actualidad. Desde 1999 dirige, además, el Programa de Postgrado en Comunicaciones por Satélite de esta universidad.
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Experiencias de renovación e innovación educativas en ingeniería
Proyecto Descartes: Desarrollo de carrera en estudiantes de la Universidad Politécnica de Madrid CARMEN SÁNCHEZ ÁVILA carmen.sanchez.avila@upm.es Universidad Politécnica de Madrid MIGUEL ALONSO GARCÍA m.alonso@psi.ucm.es Universidad Complutense de Madrid ANA CALLES DOÑATE acalles@psi.ucm.es Universidad Complutense de Madrid ROSA Mª MASEGOSA FANEGO rosamaria.masegosa@upm.es Universidad Politécnica de Marid
RESUMEN Este artículo describe los resultados de la implantación del programa de “Desarrollo de Carrera en estudiantes de la Universidad Politécnica de Madrid” que perseguía desarrollar las competencias que más frecuentemente solicitan las empresas a los egresados. Para evaluar los resultados del programa, se contaba inicialmente con tres grupos de estudiantes. Los tres fueron evaluados a través de la técnica de evaluación de feedback 360º y recibieron un informe de resultados. Pasados unos seis meses, se realizó una segunda evaluación. Al Grupo Experimental 1, un experto entregó un informe con los resultados obtenidos al alumno, le dio feedback personalizado y le ayudaba a confeccionar un plan personal de acción para mejorar una serie de comportamientos. Al Grupo Experimental 2 (GE2) y al Grupo Control (GC), el informe se les entregó a través de correo electrónico, sin que recibieran feedback añadido. Sin embargo, al GE2 se les ofrecieron varios cursos de formación para intentar desarrollar algunas de las competencias evaluadas. Los estudiantes del Grupo Control (GC) no recibieron ningún tipo de tratamiento (ni sesiones de feedback con elaboración de un plan de acción, ni cursos de formación). Los resultados del estudio muestran que hay mejoras significativas de la medida pretest a la medida postest en los estudiantes del GE1, mostrando mejoras en 27 de los 38 comportamientos evaluados. Los estudiantes del GE2 sólo mejoran en los 4 comportamientos relacionados con la formación recibida y los del GC no presentan mejoras.
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Palabras clave: Desarrollo profesional, Coaching, Coaches, Habilidades de los empleados, Desarrollo de carrera, Evaluación multifuente, Retroalimentación. ABSTRACT This article describes the results of the project entitled Course: “Development for students at Universidad Politécnica de Madrid”. This project intends to develop in our students the professional competences most requested for the companies. In order to evaluate the results participating students were divided into three groups. Firstly, all of them were evaluated using the method feedback 360º which gives rise to an evaluation report for each student. Six months later, a second evaluation was carried out. In that case, each group of students was analyzed in a different way. In the Experimental Group (GE1) each student, with the help of an expert and taking into account the first evaluation report obtained from feedback 360º, prepared a personal plan for improving different behaviours analyzed in the report. In the other two groups, named, Experimental Group (GE2) and Control Group (GC), each student only received the report obtained from feedback 360º by means of an e-mail message. The GE2 students had the possibility of attending several training courses focussed on improving some of the aspects considered in the report; however the students of the GC group did not receive any other specific attention. The results of this article show that there are significant differences between the analysis performed before and after the development of the project for the students included in GE1, detecting improvement in 27 of the 38 behaviour indicators evaluated. However, the students of GE2 only improve in the four behaviour aspects connected with the courses received. Finally, no significant improvements in the students included in CG group have been detected. Keywords: Professional Development, Coaching, Coaches, Employee Skills, Career Development, Multisource Assessment, Feedback.
Introducción El mercado de trabajo se enfrenta constantemente a cambios. Cambios que exigen a los profesionales desarrollar las competencias necesarias para mostrar los niveles de eficacia y eficiencia que requieren sus trabajos o los trabajos que desean conseguir. Las universidades no deberían permanecer ajenas a estas necesidades y deberían implementar programas que desarrollaran el potencial de sus alumnos y, a su vez, respondieran a criterios de calidad y competitividad empresarial. Los estudiantes, en especial los de últimos cursos, también se plantean su propio proceso de formación como una fase dentro de su desarrollo de carrera individual. Se preocupan por adquirir aquellos conocimientos que consideran que les serán más útiles en un futuro, pero muchas veces lo hacen con grandes niveles de incertidumbre, ya sea porque no conocen en profundidad el mercado de trabajo, o porque desconocen su potencial para trabajar con éxito en determinadas áreas del mismo. Si recibieran información de sus puntos fuertes y débiles, si dispusieran de un plan de mejora individual, si lo llevaran a cabo…, sus posibilidades de tener un desarrollo de carrera de éxito crecerían y, sin duda, eso es un servicio que la Universidad Politécnica de Madrid (UPM) ha querido y podido proporcionar. Ir más allá de la cualificación del estudiante y preocuparse por su desarrollo profesional, ofreciendo un asesoramiento individual para incrementar las posibilidades de conseguir sus objetivos, de lograr el bienestar que desea en su carrera. Una apuesta por el desarrollo de personas, por el desarrollo de
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profesionales con talento, que se inscribe en otras actuaciones como el desarrollo de la tercera edición de las “Jornadas Internacionales de Mentoring y Coaching: Universidad-Empresa”. De las muchas iniciativas para averiguar qué competencias buscan las empresas, se pueden destacar las siguientes: el proyecto de investigación sobre las habilidades básicas (ESRP), realizado en 1994 en Canadá; el sistema de habilidades básicas, valores y habilidades de integridad, que intentó implantar la Confederación de la Industria Británica (Werner, 1995); los estudios del National Committee of Inquiry into Higher Education (NCIHE) y la Association of Graduate Careers Advisory Services (AGCAS), citados por Collins y Kneale (2001); la investigación que la Sociedad Americana de Formación y Desarrollo (ASTD) desarrolló con el Departamento de Trabajo de EEUU en 1998 (Carnevale, Gainer y Meltzer, 1988); el estudio realizado en 1998, por el Departamento de Educación del Estado de Michigan, que dio lugar a la publicación del Proyecto Curricular para la Empleabilidad (Zinser, 2003); y el estudio de Bowden y cols. (2001), entre otros. Los resultados ponen de manifiesto que los empresarios prefieren trabajadores con competencias tales como: • Relaciones interpersonales: liderazgo (Mason, 1992; Quek, 1996; Lee, 2000), trabajo en equipo (Ball, 1989; Kanapathy, 2001; Boud y Middleton, 2003) y destrezas en comunicación oral y escrita (Schroder, 1989; Jacobsen, 1993; Lee et al., 2001), todas ellas necesarias para un correcto desempeño laboral. • Destrezas cognitivas como las numéricas, innovación e informáticas, (Cheah y Yu, 1996; Lee, 2000; Percetakan National Malaysia Berhad, 2001; Owen y Bound, 2001), que también las consideran competencias genéricas importantes para un buen desempeño del trabajo (Quek, 2005). • Atributos asociados con la flexibilidad (adaptabilidad, disponer de recursos), también están relacionados con el buen desempeño de trabajo (Quek y Soon, 1999; Lee et al., 2001; Singh, 2001). Según Quek y Soon (1999), los empleados flexibles son demandados, porque son capaces de aprender rápido y se adaptan de forma fácil y efectiva, como miembros de un equipo de trabajo, ante los cambios de ambiente de trabajo. Una de las técnicas de evaluación más potente para evaluar las competencias de las personas es la evaluación multifuente. La técnica de evaluación multifuente más conocida es la evaluación de feedback 360 grados, utilizada sobre todo durante la última década, aunque tiene múltiples antecedentes (Kluger y DeNisi, 1996). El proceso conlleva dos fases. En la primera, se evalúa al individuo, a través de un cuestionario o escala, en una serie de comportamientos observables. Además de evaluarse a sí mismo, le evalúan varias fuentes (superiores, iguales, subordinados, clientes, etc.), aquellas que le proporcionen información relevante y fiable. En una segunda fase, se transmite esa información al individuo. Distintos artículos han abordado las ventajas y desventajas del Feedback 360º (Brutus y Gorriti, 2005; Hazucha, Hezlett y Schneider, 1993; London, 2001; Thach, 2002) y su peso en el desarrollo competencias y en la consecución de objetivos (Morgeson, Mumford y Campion, 2005). Al explorar las relaciones entre las actividades de desarrollo y los cambios positivos que provocan (Hazucha, Hezlett y Schneider, 1993), concluyen que las tres actividades que mejor permiten desarrollar competencias son: la recepción de feedback, la realización de un plan de desarrollo en el que se marquen objetivos y la revisión periódica de planes y progresos. En estas líneas se describe un programa realizado para la implantación de un auténtico Desarrollo de Carrera en los alumnos de la UPM. Se trabajó con dos grupos piloto, formados por estudiantes de último curso, uno de ellos de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Telecomunicaciones (ETSIT) y otro de
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la Escuela Universitaria Técnica de Ingenieros Aeronáuticos (EUTIA), para después extenderse al resto de estudios de la Universidad Politécnica. En este programa se seguiría el método DESCARTES, siglas que hacen referencia a: “DESarrollo de CARrera en estudianTES”.
1. Objetivos El objetivo principal del programa de desarrollo de carrera en estudiantes (Descartes) consistía en que los alumnos elaboraran su propio plan de desarrollo de carrera, en función de sus competencias y su potencial, y lo llevaran a cabo. Se trataba de que cada estudiante desarrollase sus capacidades hasta el máximo para conseguir cambios o mejoras en los comportamientos evaluados. Metodologías similares se utilizan en el mundo de la empresa para incrementar el potencial de los altos directivos y mandos intermedios. Sobre las mismas existe un amplio repertorio bibliográfico (Angel y Amar, 2007; Bayón, Cubeiro, Romo y Sáinz, 2006; Berglas, 2002; Casado, 2003; Cook, 2000; Cubeiro, 2004; Goldsmith, Lyons, Freas, 2001; Goldsmith y Lyons, 2006; Vicente y Gioya, 2005; Vilallonga, 2003; Vilallonga y Fernández, 2005; Williams, 2003, 2004; Williams y Gómez-Acebo, 2005).
2. Metodología Se ha utilizado un diseño cuasi-experimental de grupos (con un grupo control y dos grupos experimentales) con medidas repetidas, correspondientes a los momentos anterior (medida pretest) y posterior (medida postest) a la implantación del programa de desarrollo de carrera. Este diseño permite evaluar en qué medida la intervención realizada ha sido un éxito. Uno de los grupos experimentales está formado por los estudiantes que participan como alumnos en el programa DESCARTES (GE1). En un primer momento se evalúa a cada persona de forma individual y, respetando la más absoluta confidencialidad, un experto le entrega un informe con los resultados obtenidos y le da feedback personalizado en una entrevista individual. Además, le anima a decidir sobre qué aspectos desea trabajar y a que elabore un plan personal de acción para mejorar dichos aspectos. Cuando ha elaborado dicho plan, el experto lo revisa y le da las pautas que considera necesarias para mejorarlo. Finalmente, pasados unos seis meses, se realiza una segunda evaluación. Los profesionales encargados de dar el feedback son coaches certificados, verdaderos expertos en la tarea. El GE1 estaba formado por 39 alumnos. El segundo grupo experimental (GE2) también es evaluado de los mismos comportamientos pero, en este caso, el informe se les entrega a través de correo electrónico, sin que reciban feedback añadido. Sin embargo, a este grupo de personas se les ofrecen varios cursos de formación para intentar desarrollar algunas de las competencias evaluadas. Los cursos se decidieron en función de aquellos comportamientos en los que los alumnos evaluados obtenían una puntuación más baja, tras analizar los resultados de la evaluación de feedback 360º. Finalmente, pasados unos seis meses, se realiza una segunda evaluación. El GE2 estaba formado por 18 alumnos. El grupo control (GC) está formado por aquellos alumnos que son evaluados al principio y al final. Se les entrega un informe de resultados vía correo electrónico, pero no reciben ningún tipo de tratamiento adicional (ni sesiones de feedback con elaboración de un plan de acción, ni cursos de formación). El GC estaba formado por 34 alumnos.
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2.1. Muestra Los 91 alumnos participantes pertenecen de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM), 40 de ellos estaban matriculados en el último curso de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Telecomunicación (ETSIT), y 51 en la Escuela Universitaria de Ingenieros Técnicos Aeronáuticos (EUITA). La medida postest, realizada seis meses después de la primera medida, fue realizada por 25 personas (frente a las 91 que cumplimentaron el pretest), lo que supone una alta mortandad experimental. Al tratarse de un programa voluntario una parte importante de los sujetos prefirieron no realizar la segunda evaluación. El GE1 estaba formado por 17 alumnos, el GE2 por 5 y el GC por 3. 2.2. Instrumento Se adaptó una escala, utilizada habitualmente con directivos en contextos organizacionales, que evaluaba 38 comportamientos concretos. El instrumento se utilizó para llevar a cabo una evaluación multifuente (conocida también como feedback 360º). Por lo tanto, cada persona que participaba en el programa se tenía que evaluar a sí misma y pedir a otras personas (las que ella eligiera) que la evaluaran cumplimentando la misma escala o instrumento. Todas las personas cumplimentaban el instrumento de forma on-line y se les pedía que indicaran su nivel de satisfacción con los distintos comportamientos de la persona que evaluaban, en una escala de cinco puntos, desde muy insatisfecho a muy satisfecho. También había una opción de respuesta que era "No Suficiente Información" (NSI).
3. Resultados Los resultados muestran que los alumnos de últimos cursos de la UPM poseen un perfil comportamental atractivo enfocada a su contratación por parte de las organizaciones. Seguramente, se deba a llevar varios años en la organización educativa, además de las características individuales de los estudiantes. Los puntos fuertes se concentran alrededor de comportamientos que pretenden, fundamentalmente, la realización de tareas dirigidas a la consecución de resultados. En el grupo experimental (GE1), aquel en que los alumnos tenían coach, se muestra una clara mejora en todos los comportamientos del pre-test al post-test. En 27 de los 38 comportamientos las diferencias eran estadísticamente significativas (ver Figura 1).
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Figura 1. Medias de comportamientos en el grupo experimental 1 en función del momento de la evaluación
Fuente: Elaboración propia. En el grupo experimental (GE2), formado por los alumnos que recibieron cursos de formación, sólo se producen mejoras estadísticamente significativas en los comportamientos relacionados con la formación recibida (Figura 2). En concreto, en tres comportamientos relacionados con el curso de liderazgo (“Reconoce los esfuerzos de otras personas”, “Gestiona emociones y conductas adecuadamente en situaciones "tensas" e “Influye en los demás para crear un ambiente de trabajo distendido”), en dos relacionados con toma de decisiones (“Toma decisiones eficazmente y asume la responsabilidad de sus consecuencias” y “Se anticipa en la solución de problemas, es proactivo”) y en uno relacionado con el curso de Gestión del Tiempo (“Dedica tiempo suficiente a los otros miembros del equipo de trabajo”). Figura 2. Medias de comportamientos en el grupo experimental 2 en función del momento de la evaluación
Fuente: Elaboración propia.
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La evolución de los comportamientos en el grupo control (Figura 3) muestra que sólo en 2 comportamientos las diferencias son significativas: “Considera los conocimientos y habilidades de cada compañero en el reparto de tareas” y “Discierne entre importante y urgente”, siendo laxos de nuevo en el nivel de confianza por el bajo número de sujetos. Figura 3. Medias de comportamientos en el Grupo Control en función del momento de la evaluación
Fuente: Elaboración propia. Las puntuaciones más altas en el pretest las obtienen en la mayoría de los casos los estudiantes del grupo control (Figura 4), encontrándose diferencias estadísticamente significativas para 14 de los 38 comportamientos a favor del mismo con respecto al GE2 y al GC. Sin embargo, en el postest no existen diferencias estadísticamente significativas en ninguno de los comportamientos evaluados entre los tres grupos (GE1, GE2 y GC) (Figura 5), lo que es un estupendo indicador de cómo han mejorado el GE1 y el GE2, tal y como se había descrito anteriormente.
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Figura 4. Medias de comportamientos en el pretest en función del grupo experimental (con los sujetos que cumplimentaron pre y postest)
Fuente: Elaboración propia. Figura 5. Medias de comportamientos en el postest en función del grupo experimental (con los sujetos que cumplimentaron pre y postest)
Fuente: Elaboración propia. Cuando se realizó la evaluación al final del programa se preguntó a los alumnos del (GE1) por una serie de aspectos. Tenían que responder a cada uno de éstos utilizando una escala Likert de cinco puntos. Los resultados muestran puntuaciones altas en el grado de aceptación con el resultado de la evaluación 360º inicial (M=4,35; SD=.63), la utilidad de la participación en el programa (M=4,11; SD=.82), el interés de los comportamientos evaluados para su futuro profesional (M=4,46; SD=.68), el grado de satisfacción con el
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programa (M=4,13; SD=.82), el grado en que han mejorado o cambiado sus comportamientos gracias al programa (M=3,72; SD=.84) y el grado de satisfacción con el coach (M=4,36; SD=.91).
Conclusiones El programa de Desarrollo de Carrera ofrecido a los 39 alumnos que formaban el Grupo Experimental (GE1) ha resultado un éxito. Para justificarlo se recurre a los siguientes indicadores: • El primero de ellos es que, gracias al mismo, las personas han mejorado significativamente en el 71% de los comportamientos evaluados desde la primera a la segunda evaluación realizada. • El segundo indicador de éxito es la alta satisfacción de los implicados en con el programa, al que consideran también muy útil. • La tercera referencia es la comparación con otro grupo que no recibió tratamiento: las personas que pertenecían al grupo control no mejoraron en los comportamientos evaluados. • Y por último, también había un pequeño grupo que había recibido como tratamiento un curso de formación. Este grupo sólo mejoró en un 15% de los comportamientos, en concreto con los relacionados con los contenidos de los cursos de formación recibidos. Los datos son claros, aquellas personas que tuvieron un coach que les ayudó a interpretar los resultados de la evaluación de feedback 360º, les asesoró en la creación de un plan de acción y en la puesta en marcha del mismo, mejoraron significativamente en múltiples comportamientos. Ese era el objetivo del programa y, por lo tanto, podemos considerar que ha sido un éxito.
Limitaciones y Perspectivas futuras Con ánimo de ser críticos, consideramos que el programa es mejorable en algunos aspectos. Resulta necesario que las personas que participen en programas similares muestren un mayor compromiso y los recursos invertidos en ellas no se pierdan porque no culminan el programa. Uno de los principales problemas del estudio está en la pérdida de sujetos desde la primera a la segunda evaluación. Parece lógico que una persona que no ha realizado un plan de acción y que, por lo tanto, no ha tratado de mejorar determinadas competencias, no desee realizar una segunda evaluación debido a que percibe que no ha cambiado nada desde la primera y, por ello, no encuentra ventajas en realizarla. En un caso parecido se encontrarían aquellas personas que confeccionaron su plan de acción pero no lo llevaron a cabo, quizá por falta de compromiso. En el curso académico 2007-2008 el programa DESCARTES se ha llevado a cabo como proyecto piloto. Es de esperar que si se convierte en un programa conocido por los estudiantes y se integra en la política educativa de la Universidad, siendo más explícitos respecto a las recompensas por su realización, sea posible que la mayor parte de los alumnos realicen no sólo el pretest, sino también el postest. De esa forma los resultados del programa podrán tener impacto en más personas, que gracias al mismo desarrollarán más su potencial y tendrán más posibilidades de ponerlo de manifiesto en los trabajos que consigan.
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Carmen Sánchez Ávila. Licenciada en Ciencias Matemáticas por la Universidad Complutense de Madrid desde 1983 y Doctora en Ciencias Matemáticas por la Universidad Politécnica de Madrid desde 1993. En 1994 recibió el Premio Extraordinario de Doctorado correspondiente al año 1992/93. Es Profesora Titular de Universidad en el Departamento de Matemática Aplicada a las Tecnologías de la Información de la ETSI de Telecomunicación de la Universidad Politécnica de Madrid. Ha participado en 14 proyectos de investigación financiados por entidades públicas y es autora de más de 100 publicaciones de carácter nacional e internacional, 16 artículos en revistas de investigación de ámbito nacional e internacional, 6 capítulos de libros nacionales e internacionales, 75 publicaciones derivadas de la participación en congresos internacionales y nacionales; y es coautora de 3 libros docentes. En 2002, recibió el Mimno Award (IEEE/AESS) otorgado por la Aerospace and Electronic Systems Society. Es coordinadora general del Proyecto Mentor en la ETSI de Telecomunicación de la UPM desde su inicio (2002/03), por el que recibió el Primer Premio a la Mejora de la Calidad en la Universidades de la Comunidad de Madrid, otorgado en el año 2004 por la Consejería de Educación de la Comunidad Autónoma de Madrid. Actualmente es coordinadora del Proyecto Mentor UPM. En el año 2007 recibió uno de los diez premios a la Innovación Educativa concedidos por la Universidad Politécnica de Madrid. Durante más de 4 años ha ocupado diferentes puestos en el equipo directivo de la ETSI de Telecomunicación, desarrollando labores siempre en el ámbito de la ordenación académica y la atención al estudiante y actualmente coordina un Grupo de Innovación Educativa. Desde octubre de 2007 es Adjunta al Vicerrector de Ordenación Académica y Planificación Estratégica de la Universidad Politécnica de Madrid para temas de Ordenación Académica.
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Miguel Aurelio Alonso García. Profesor Contratado Doctor. Dpto. Psicología Diferencial y del Trabajo. Universidad Complutense de Madrid (UCM). Codirector del Máster Universitario “Psicología del Trabajo y de las Organizaciones y Gestión de Recursos Humanos”. Miembro del comité organizador de las I, II y III Jornadas Internacionales de Mentoring & Coaching: Universidad y Empresa; de la Red de Mentoría en entornos universitarios españoles; y del comité editorial de la Revista Mentoring y Coaching. Experiencia de veinte años en áreas relacionadas con Psicología del Trabajo y Recursos Humanos: Implantación de Programas de Desarrollo: mentoring y coaching, Orientación Laboral, Evaluación del Potencial, Selección y Formación de Personal.
Ana María Calles Doñate. Profesora Titular de la Universidad Complutense de Madrid. Ha sido Vicedecana de Organización Docente de la Facultad de Psicología y actualmente es Directora del Master Oficial en Psicología del Trabajo y de las Organizaciones y Gestión de Recursos Humanos. Es autora de diferentes artículos y publicaciones relacionados con la evaluación, selección, formación y desarrollo del personal. Consultora de Recursos Humanos. Posee más de 30 años de experiencia en el área de Recursos Humanos, en especial en las funciones de selección, evaluación y formación por competencias. Ha asesorado a múltiples organizaciones nacionales e internacionales en el desarrollo de proyectos de recursos humanos. Es formadora en diferentes centros de negocios de prestigio, de cursos de postgrado y seminarios especializados en el ámbito de la Psicología del Trabajo y de las Organizaciones.
Rosa Mª Masegosa Fanego. Se licenció en 1978 en la Facultad de Ciencias Químicas de la Universidad Complutense de Madrid, y obtuvo el Título de Doctora en Ciencias Químicas en el año 1983. En 1988 fue nombrada Catedrática de Escuela Universitaria de la E.U.I.T. Aeronáutica de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM). Actualmente trabaja en la línea de investigación: Materiales Termoestables Nanocompuestos Modificados con Termoplásticos. En 1990 obtuvo el premio de Investigadores Noveles de la UPM. Ha participado en 10 proyectos de investigación, siendo investigadora responsable en 4 de ellos. Ha publicado 40 artículos en revistas citadas en el JCR, ha dirigido dos Tesis Doctorales y ha presentado 67 ponencias en congresos nacionales e internacionales. Desde el año 2005 participa en actividades de innovación educativa dentro del Grupo de Innovación Educativa del que es coordinadora. La línea de trabajo del Grupo guarda relación con la implementación de metodologías docentes enfocadas a la adaptación de la enseñanza universitaria al nuevo sistema de créditos europeos. Ha coordinado 5 proyectos de innovación educativa, ha presentado 7 ponencias en congresos que se encuentran publicadas en las correspondientes actas. En el año 2007 recibió uno de los diez premios de Innovación Educativa de la UPM por su dedicación dentro de este campo.
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Bolonia y las TIC: de la docencia 1.0 al aprendizaje 2.0 FRANCESC ESTEVE Investigador Cátedra UNESCO de Gestión y Política Universitaria Universidad Politécnica de Madrid festeve.gampi@upm.es http://www.catedraunesco.es http://www.francescesteve.es
RESUMEN El Espacio Europeo de Educación Superior sitúa al estudiante en el centro del proceso de enseñanzaaprendizaje. Este cambio de paradigma educativo viene ligado a un cambio metodológico que potencie el papel activo del estudiante, la iniciativa y el pensamiento crítico. En este nuevo panorama, las Tecnologías de la Información y de la Comunicación juegan un papel clave, ofreciendo nuevos contextos y posibilidades para el desarrollo de estas competencias. El presente artículo examina el estado y la evolución de estas nuevas herramientas y cómo la aparición de las tecnologías 2.0 amplían todavía más estas posibilidades. En especial, este trabajo se centra en el estudio de los portafolios digitales, las redes sociales y las tecnologías de cloud computing y en el análisis de algunas buenas prácticas a este respecto. Palabras clave: Nuevas tecnologías, TIC, Proceso de Bolonia, educación superior, aprendizaje activo, iniciativa, innovación educativa, redes sociales, web 2.0, portafolios, cloud computing. ABSTRACT The European Higher Education Area puts the student in the centre of the learning process. This new educational paradigm requires other methodologies that enhance the active role of the student, his initiative and critical thinking. In this new frame, the Information and Communications Technologies play an important role in providing new contexts and possibilities in order to develop these skills. This article examines the status and progress of these new tools and how the appearance of technologies 2.0 expands the possibilities for learning. In particular, this paper focuses on the study of digital portfolios, social networking and cloud computing technologies and the analysis of some best practices with these technologies. Keywords: Information and Communications Technologies, Bologna Process, Higher Education, active learning, initiative, educational innovation, social networking, web 2.0, portfolios, cloud computing.
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Introducción Desde hace aproximadamente una década, las instituciones europeas de educación superior se hallan inmersas en un proceso de transformación con el objetivo de crear un marco común que permita la movilidad y genere una sociedad competitiva basada en el conocimiento (Ministros Europeos de Educación, 1998). En España, las universidades se encuentran en un proceso de rediseño y verificación de sus titulaciones de acuerdo con las nuevas directrices establecidas para el Espacio Europeo de Educación Superior. Un cambio que pretende situar al estudiante en el centro del proceso de enseñanza-aprendizaje, focalizando los estudios en las competencias que debe poseer el recién egresado, potenciando el saber hacer del estudiante, la iniciativa y el aprendizaje autónomo, según marcan los descriptores de Dublín (Joint Quality Initiative, 2004). Como veremos a lo largo de este artículo, este nuevo panorama genera un contexto idóneo para el uso de las nuevas Tecnologías de la Información y de la Comunicación (TIC) en la educación superior, herramientas clave en el desarrollo de estas nuevas competencias.
1. El papel de las TIC en la educación superior Las TIC han jugado un papel muy relevante en la educación superior en las últimas décadas. Son numerosas las experiencias que podemos observar a este respecto, en las que se ha introducido de una manera o de otra las nuevas tecnologías en la educación. Han pasado ya bastantes años desde la incorporación de los primeros ordenadores en nuestras universidades. A lo largo de este tiempo hemos visto quedarse obsoletos numerosos dispositivos, como los antiguos disquetes con los que compartíamos nuestros trabajos. Hoy es habitual en nuestras universidades por ejemplo encontrar sistemas telemáticos de aprendizaje (LMS) o Aulas Virtuales, o realizar tutorías profesor-alumno mediante servicios de mensajería instantánea (Messenger, GTalk, etc.) o encontrar estudiantes que practican inglés escuchando podcast en su reproductor MP3. Como ya pronosticaba Adell (1997) hace más de una década, la digitalización de la información ha cambiado el soporte primordial del saber y el conocimiento y con ello nuestros hábitos y costumbres en relación al conocimiento y la comunicación y, a la postre, nuestras formas de pensar. En este sentido, las nuevas tecnologías han desmaterializado, deslocalizado y globalizado la información; pasando de una cultura basada en el átomo a una cultura basada en el bit (Negroponte, 1995). Si a día de hoy analizamos la incorporación de las TIC en la docencia (Uceda y Barro, 2008), podemos observar como las universidades siguen implantando, de forma creciente, las nuevas tecnologías como apoyo a la docencia y además, en algunos casos, de manera extensiva. En cifras generales, en España, en 2008, había 14,6 alumnos por ordenador en las aulas de docencia reglada, tendencia que va aumentando sucesivamente. Así mismo, el 81% de las aulas tienen cobertura wifi y el 81% de las aulas cuentan con al menos una conexión a Internet. Por otro lado, el 52,1% de asignaturas poseen una plataforma software de apoyo a la docencia, dato que supone un incremento del 9,9% con respecto al año anterior. A pesar de esta fuerte evolución de las TIC, no parece que las prácticas docentes dominantes en las aulas hayan cambiado de forma notoria (Martín, 2009). Existe un desfase entre la potencialidad de las TIC incorporadas en las aulas y la escasa renovación de los procesos pedagógicos. Las TIC se han ido incorporando en nuestras universidades, a menudo asociadas a prácticas docentes directivas y poco participativas. Por ejemplo, en muchos casos simplemente se han sustituido las tradicionales pizarras de nuestras aulas por modernas presentaciones power-point o han desparecido las colas de reprografía, “colgando” los archivos en la red. Sin lugar a dudas, se trata de una clara muestra de que las tecnologías en sí no producen innovación educativa. Sólo asociadas a adecuadas prácticas educativas pueden ser una gran fuente de posibilidades de aprendizaje contextualizado. Esteve, F. BOLONIA Y LAS TIC: DE LA DOCENCIA 1.0 AL APRENDIZAJE 2.0
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Es necesario, por tanto, vincular la incorporación de estas nuevas tecnologías al cambio metodológico que se está dando en nuestras universidades con la incorporación al Espacio Europeo de Educación Superior (MEC, 2006) y analizar cómo influyen estas herramientas en el cambio de paradigma educativo, centrado en el estudiante y en el logro de competencias.
2. La web 2.0 y el Espacio Europeo de Educación Superior En los últimos años Internet ha sufrido una revolución con la aparición de la web 2.0 o la web social. Como afirma Freire (2007), la web 2.0 o “web de las personas” se podría definir como un conjunto de tecnologías para la creación social de conocimiento, incorporando tres características esenciales: tecnología, conocimiento y usuarios; y se caracteriza por la creación colectiva de contenidos, el establecimiento de recursos compartidos y el control de la calidad de forma colaborativa entre los usuarios (Ribes, 2007). Nos encontramos ante un nuevo paradigma causante de la proliferación de tecnologías participativas y colaborativas como los blogs, wikis, CMS, redes sociales o feeds. Según el último estudio realizado por la AIMC (2009), cerca del 50% de los internautas encuestados forma parte de alguna red social, y más del 75% declara haber accedido a algún blog en los últimos treinta días. Existen, en la actualidad (Singer, 2009), más de 2 millones y medio de artículos escritos en inglés en la Wikipedia y más de 70 millones de vídeos albergados en Youtube. Desde 2002 se han indexado 133 millones de blogs en Technorati y existen 150 millones de usuarios activos en Facebook. Estos nuevos recursos también han empezado a utilizarse a nivel educativo. Si analizamos, por ejemplo, el ranking de las cien herramientas tecnológicas más utilizadas para el aprendizaje en el año 2008, según C4LPT Resource Centre (2008), podemos observar como la mayoría de éstas son tecnologías 2.0 o colaborativas: Delicious, Google Reader, Google Docs, Skype, Moodle, Slideshare, Twitter, Ning, Youtube o Flickr, entre otras. Pero, ¿cuáles son las destrezas que están detrás de estas nuevas tecnologías? Como propone Bruns y Humphreys (2005), estas herramientas generan espacios de comunicación idóneos para el desarrollo de algunas de las habilidades y, sobre todo, actitudes de un nuevo tipo de alfabetización tecnológica crítica, colaborativa y creativa; generando un nuevo marco práctico idóneo para la socialización y la culturización de los jóvenes (Pérez Tornero, 2008). Los blogs, los wikis, las redes sociales y en general estos nuevos medios de información y comunicación emergentes tras la web 2.0 generan un contexto idóneo para el desarrollo de competencias tales como el pensamiento crítico, la autonomía, la iniciativa, el trabajo colaborativo y/o la responsabilidad individual; competencias, todas ellas, clave en el nuevo Espacio Europeo de Educación Superior. La siguiente figura muestra la relación entre este nuevo sistema tecnológico y el nuevo paradigma educativo:
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Figura 1: El desarrollo de las nuevas competencias a través de la web 2.0
Fuente: Elaboración propia Si analizamos en detalle las competencias del futuro egresado europeo, podemos visualizar dichos paralelismos. Los descriptores de Dublín y la diferente normativa española que los desarrolla (Real Decreto 1393/2007), mencionan las siguientes competencias: la capacidad de aprendizaje autónomo, la capacidad de emitir juicios y de realizar análisis críticos, la capacidad de aplicar el conocimiento en la práctica, o la capacidad de argumentación y comunicación de ideas. A su vez, el Informe Reflex (2007) pone de manifiesto la importancia de la capacidad de comunicar y hacerse entender; y la capacidad de colaborar y trabajar en equipo, como unas de las competencias más necesarias en los puestos de trabajo según los titulados ya incorporados al mercado laboral. El Parlamento Europeo y el Consejo (2006) establecen ocho competencias clave para el aprendizaje permanente muy relacionadas con las generadas por las herramientas 2.0: 1. Comunicación en la lengua materna. 2. Comunicación en lenguas extranjeras. 3. Competencia matemática y competencias básicas en ciencia y tecnología. 4. Competencia digital. 5. Aprender a aprender. 6. Competencias interpersonales, interculturales y sociales, y competencia cívica. 7. Espíritu de empresa. 8. Expresión cultural. Como podemos observar, esta nueva filosofía 2.0 guarda clara relación con los principios del Espacio Europeo de Educación Superior y, por ende, puede ser una herramienta muy adecuada para el desarrollo de alguna de las competencias principales en el denominado Proceso de Bolonia. Por otro lado, como afirma James (2004), estas herramientas tecnológicas no tienen ninguna propiedad inherente que produzca instantáneamente una comunidad de construcción de conocimientos. No depende
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de la configuración del software, sino de las normas y prácticas sociales alrededor de ellas. La web 2.0 puede entenderse como facilitadora del cambio de paradigma en los procesos de aprendizaje. No se trata de un cambio tecnológico aislado, sino de un modelo constructivista (Grodecka, Wild y Kieslinger, 2008) que entiende el aprendizaje como el resultado de la interacción y colaboración de las personas; y que sitúa al usuario, en este caso al estudiante, en el centro del proceso, con un papel activo en su propio aprendizaje (Michavila y Parejo, 2008). En el siguiente apartado veremos algunos ejemplos prácticos de utilización de estas herramientas en la educación superior.
3. Nuevas herramientas tecnológicas para nuevas competencias de aprendizaje Identificadas las competencias, puede ser interesante analizar ejemplos de buenas prácticas en el uso de las TIC como herramientas facilitadoras de oportunidades para la adquisición y el desarrollo de éstas. Concretamente nos vamos a centrar en tres herramientas emergentes que se están implementando en diferentes contextos: los e-portfolios o portafolios digitales, las redes sociales y los documentos y aplicaciones en la red o Cloud Computing. 3.1 Los e-portfolios o portafolios digitales Los portafolios son una herramienta que permite a las personas, bajo su iniciativa y responsabilidad, recopilar materiales que pueden ser usados en diferentes momentos y con diferentes propósitos: como herramienta de aprendizaje, para la evaluación y acreditación de competencias, y para compartir conocimiento (Wielenga y Melisse, 2000, pp.112-117). Es una herramienta que permite y facilita al estudiante la regulación de su propio proceso de aprendizaje (Barberá, et al., 2006). Dependiendo de la finalidad del portafolio, podemos distinguir diferentes tipos: • Portafolios de aprendizaje. Se trata de una herramienta de apoyo al proceso de enseñanzaaprendizaje. Está diseñado y administrado por el estudiante y es supervisado y tutorizado por el profesorado. • Portafolios de evaluación. Este tipo de portafolios está enfocado hacia la evaluación. Es una forma de aportar una dimensión cualitativa a estos procesos, argumentando y justificando la adquisición de conocimientos y competencias. • Portafolios de presentación. Recopilatorio de trabajos, orientado al reconocimiento de competencias o a la búsqueda de empleo. Es una especie de currículum vitae ampliado, acreditando las competencias adquiridas mediante muestras de trabajos. La incorporación de las TIC, y sobre todo de Internet, aportan numerosas posibilidades a los portafolios. Por un lado, permite al estudiante aprender a planificarse y a autogestionarse, a ser más autónomo en el proceso de aprendizaje y a promover la toma de decisiones durante la actividad educativa en un contexto real y global. Además consigue que el estudiante deje de ser un simple “usuario-consumidor” pasivo de información y se convierta en productor de la misma (“from users to producers”) (Adell, 2007). No es lo mismo utilizar como portafolio una carpeta física en papel, que sólo será vista por el profesor y el resto de la clase, que realizar un portafolio digital donde el mismo estudiante publica en Internet el contenido de sus trabajos realizados en una asignatura y los comparte con el resto del mundo. En la actualidad existen numerosas experiencias de aplicación de portafolios digitales. Por ejemplo, en el sistema de educación superior de los Países Bajos se están utilizando estas herramientas y, según reflejan diferentes informes (Punie, et al., 2006), con un impacto positivo tanto para estudiantes como para profesores. En España también hay diferentes experiencias en este sentido. Por ejemplo, la Universitat Jaume I, a través del Centre d’Educació i Noves Tecnologies, puso en marcha en el curso 2007-08 una iniciativa
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para la formación y apoyo del profesorado en el uso y la incorporación de portafolios docentes vinculados al entorno virtual de enseñanza de la universidad y al Europass: Currículum Vitae europeo y Pasaporte Europeo de Lenguas (CENT, 2008). Respecto a los portafolios de los alumnos, resultan muy interesantes también las experiencias que integran el lifestream del estudiante en su propio portafolio. El lifestream es la agrupación y publicación automática de las aportaciones que hace ese usuario en todos sus servicios o herramientas 2.0: blogs, micro-blogs, marcadores sociales, vídeos, fotografías, etc. Esto, por un lado, permite canalizar y compartir toda la actividad del estudiante en la red y que cualquier usuario externo pueda mantenerse informado; por otro lado, permite conjugar el aprendizaje informal del alumno en Internet con sus actividades formales de aprendizaje, creando puentes entre ambos contextos. El portafolio es, por tanto, una herramienta muy versátil que ofrece un amplio abanico de posibilidades. Puede resultar muy interesante asociada a otras herramientas que ya están en funcionamiento en muchos campus, como son los entornos virtuales de enseñanza-aprendizaje (moodle), anteriormente mencionados, o asociados a experiencias de materiales en abierto como el Open Course Ware. Uno de los retos de las TIC en los próximos años será la integración y la compatibilidad de plataformas que permitan al docente disponer de toda la información almacenada en cualquier plataforma, sin tener que volver a introducirla cada vez que la universidad incorpore una nueva aplicación. 3.2 Las redes sociales o comunidades virtuales Las redes sociales han revolucionado en pocos años la forma de comunicarnos y compartir la información. Principalmente están basadas en una plataforma web y ofrecen multitud de servicios: mensajería instantánea, correo electrónico, blogs, foros, galerías para compartir fotos, vídeos y archivos, etc. Concretamente, las redes sociales (Boyd, 2007) son un medio que permite a los individuos construir un perfil público o semipúblico dentro de un sistema delimitado, articular una lista de otros usuarios con los que comparten una conexión, y ver y recorrer la lista de conexiones de otros miembros del sistema. Existen multitud de redes sociales, algunas de las más populares son MySpace, Facebook, Xing o Linkedin. Facebook, por ejemplo, nació para apoyar a distintas redes universitarias en los campus americanos (Santamaría, 2008), mientras que Linkedin se define como una red profesional, orientada a establecer contactos de tipo laboral y comercial (networking). Existen otros sistemas o plataformas que permiten la creación ad hoc por parte del usuario de sus propias de redes sociales o comunidades, como son Ning o Elgg. Dado el alto interés que las redes sociales suscitan entre los estudiantes, cada vez más instituciones educativas y universidades buscan la forma de utilizar estos sistemas (The New Media Consortium, 2007). En ese sentido, existen experiencias de distintos tipos. Hay universidades que han apostado por utilizar las redes sociales ya en funcionamiento, creando canales específicos para sus instituciones, como por ejemplo el IE University integrado en Facebook o MySpace. Otras universidades han apostado por crear sus propias redes sociales, como por ejemplo la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, con la creación del portal UIMP 2.0 basado en Ning, y con más de 900 usuarios registrados. Ejemplos todos ellos de una clara apuesta por las TIC 2.0, que no sólo ha concebido una nueva forma de comunicación sino que ha generado un nuevo escenario de colaboración, de internacionalización y de transferencia de conocimiento. Existen también redes sociales especializadas en temas concretos. Mendeley, por ejemplo, es una red social de carácter profesional destinada al intercambio de documentación y opiniones entre investigadores de educación superior; Livemocha, es una red social con miles de usuarios para el aprendizaje de idiomas, de forma colaborativa entre los usuarios.
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Como vemos, la utilización de estas redes sociales en educación puede favorecer la interacción y la comunicación entre los diferentes agentes (PDI, PAS, estudiantes, egresados, empleadores, sociedad), fomentar una orientación práctica y profesional de los estudios y ampliar y reemplazar los espacios y tiempos de aprendizaje. Por otra parte, las redes sociales sumadas a iniciativas de conocimiento en abierto, pueden jugar un papel clave en la integración social y en la cohesión europea a través de la transmisión del conocimiento, no sólo a nivel intergeneracional, sino a nivel internacional. 3.3 Cloud Computing: documentos y aplicaciones en la red La “nube” o cloud computing es el término utilizado para describir a un grupo de ordenadores en red que ponen a disposición del usuario un conjunto de infraestructuras de aplicaciones, almacenamiento y procesamiento. Actualmente uno de los ejemplos más conocidos en esta área son múltiples los servicios ofrecidos por Google, como Google Docs, Google Sites, Gmail o Google Calendar. Servicios que permiten al usuario tener acceso a sus documentos, a su correo electrónico o su agenda desde cualquier ordenador o dispositivo con acceso a Internet. Además de almacenarla, ofrece la posibilidad de compartir esta información con otros usuarios de la red. Existen otras compañías que ofrecen servicios similares, como Yahoo o el nuevo servicio MobileMe de Apple, y empresas que ofrecen servicios especializados en determinados soportes, como Flickr para la fotografía, Youtube para el vídeo, o Mindmeinster para los mapas mentales. A nivel educativo, estos entornos generan un espacio idóneo para la construcción compartida del conocimiento. En algunos contextos están siendo una herramienta imprescindible para compartir materiales y recursos, y realizar de forma colaborativa trabajos y experiencias de investigación, con independencia de la distancia y el tiempo. En la actualidad ya existen instituciones educativas que están empezando a utilizarlas, ya que permiten solucionar los tradicionales problemas como la adquisición de licencias o la instalación y mantenimiento del software. Prueba de ello es la North Carolina State University (The New Media Consortium, 2009) que ofrece un sistema on line de almacenamiento con un gran número de aplicaciones a las que se puede acceder desde cualquier parte. Como señala el informe Horizon 2009, las aplicaciones y servicios basados en la “nube” están provocando un cambio en la forma de utilizar el software y almacenar nuestros archivos. Están facilitando la posibilidad de compartir documentos, editarlos on line de forma colaborativa, y gestionar eficazmente las versiones de archivos. Seguramente estas herramientas jugarán un papel cada vez mayor en un futuro, no muy lejano, en nuestras universidades.
Conclusiones La universidad española, situada en un proceso de cambio con la adaptación al EEES, debe seguir avanzando en la renovación de sus metodologías educativas, y en definitiva, en un proceso de cambio de paradigma educativo. El impulso de las TIC y la revolución de las herramientas sociales, de algún modo, están reconfigurando los entornos personales de aprendizaje de los actuales estudiantes y generando nuevos horizontes para el desarrollo de las nuevas competencias del futuro egresado. Estas nuevas tecnologías abren la puerta a un nuevo modelo de universidad. Una nueva universidad que favorezca la participación, la iniciativa, el espíritu crítico y en definitiva, el “aprendizaje 2.0”.
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Francesc Esteve Mon (Castelló, 1983), es licenciado en Psicopedagogía (2007) y diplomado en Magisterio (2004) por la Universitat Jaume I de Castelló (UJI). En la actualidad es investigador de la Cátedra UNESCO de Gestión y Política Universitaria de la Universidad Politécnica de Madrid, y realiza sus estudios de doctorado en educación en la UJI, centrándose en el análisis de las nuevas tecnologías de la información y comunicación en el aprendizaje universitario. Asimismo, ejerce como evaluador-estudiante en la Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación (ANECA). Ha realizado estudios de postgrado en creación de material docente multimedia, y obtenido becas de colaboración y de investigación en el Centre d´Educació i Noves Tecnologies (CENT) y en la Cátedra INCREA de Innovación, Creatividad y Aprendizaje de la UJI. De 2004 a 2006 fue presidente del Consell d´Estudiants de esta universidad. De su incipiente etapa investigadora han surgido diferentes publicaciones en su área de estudio y participaciones en proyectos de investigación del Ministerio de Educación y Ciencia, así como en diferentes congresos nacionales e internacionales.
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Ser profesor universitario hoy MIGUEL ÁNGEL ZABALZA Catedrático Universidade de Santiago de Compostela miguel.zabalza@usc.es
RESUMEN El proceso de convergencia al Espacio Europeo de Educación Superior ha trastocado algunos de los referentes clásicos en la concepción de la enseñanza y en la construcción de la identidad del profesorado universitario. Partiendo de la necesidad de considerar la enseñanza como una actividad compleja, en parte artística y en parte científica, se considera la necesidad de contar con un profesorado que viva y practique la docencia como una profesión especializada que requiere de ciertas competencias específicas que se analizan. Palabras clave: Espacio Europeo de Educación Superior, enseñanza universitaria, formación docente, profesorado universitario, competencias docentes. ABSTRACT Some of the main classic points of reference of the university teaching concepts and university teachers identities have been changed by The European Space of Higher Education developments. Taken as given that teaching is a complex activity with a blended nature of artistic and scientific components, the author explains the need to have teachers who live and practice their teaching as specialized professionals with several specific pedagogical competences. Keywords: European Higher Education Area, teaching at university, university teachers, pedagogical training of teachers, competences for teaching at university.
Introducción “Tenemos por maestro a quien ha remediado nuestra ignorancia con su saber, a quien ha formado nuestro gusto o despertado nuestro juicio, a quien nos ha introducido en nuestra propia vida intelectual, a quien – en suma– debemos todo, parte o algo de nuestra formación y de nuestra información; a quien ha sido mayor que nosotros y ha hecho de su superioridad ejemplaridad; a alguien de quien nos hemos nutrido y sin cuyo alimento u operación no seríamos quien somos. Alguien, en fin, cuya obra somos en alguna medida” Dionisio Ridruejo, hablando de Ortega. 1955
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“El verdadero discípulo no es el que toma de su maestro las cosas, sino los modos. Y, a su vez, y esto es lo característico, deja en el espíritu del maestro modos y cosas suyas esenciales. Por lo que el gran profesor no solo lo es por su aptitud de crear discípulos verdaderos sino por otra cosa más importante, dejarse renovar por ellos” Gregorio Marañón en el homenaje a un discípulo suyo. 1930 Quizás sea una visión excesiva, del pasado. Los tiempos postmodernos parecen menos propicios a la construcción de figuras de docentes ejemplares y tan atractivas como las que describen Ridruejo y Marañón. Existe demasiada ruptura intergeneracional, excesivos fractales en combinaciones infinitas, mucho caos. La gestión predomina sobre la sabiduría y la rapidez sobre el sosiego. No es buen tiempo para los maestros, se piden especialistas. El ecosistema universitario ha ido cambiando al mismo ritmo que cambiaba el mundo, la realidad, la vida. Es difícil llegar a ser maestro, requiere de mucho tiempo y esfuerzo y suerte. Y luego, cuando parece que algún sobreviviente se va acercando a esa orilla, entonces la institución le prejubila. Necesita de gente joven y cargada de energía. Y los jóvenes necesitan que se les vayan abriendo huecos. No es fácil. Y, sin embargo, se les echa de menos. Hace unos años, siendo director del Instituto de Ciencias da Educación de la Universidade de Santiago de Compostela, solía preguntar a los alumnos que accedían al Certificado de Aptitud Pedagógica cuál de las etapas educativas por las que habían transitado (preescolar, primaria, secundaria, universidad) les había influido más, cuál les había dejado una huella más importante. ¿Y saben qué? Nadie señalaba que fuera la universidad. Más bien, se mostraban despectivos con nosotros. Su paso por la universidad, decían, no les había aportado nada significativo para sus vidas, apenas si habían sacado nada en limpio salvo los aprobados en los exámenes. Un panorama muy frustrante para quienes intentamos vivir y hacer vivir la universidad como un periodo de enriquecimiento personal y científico. Comencemos, pues, diciendo que no es fácil ser profesor/a universitario en la actualidad. Es difícil combinar tradición y postmodernidad en nuestro ejercicio profesional. La universidad como cualquier otro espacio social se ha preñado de dinámicas y presiones contrapuestas. Se han difuminado los referentes clásicos y no es probable que exista repuesto para ellos. No, al menos, como opciones claras y definidas. Se abren muchos caminos y triunfa la policromía en los guiones de actuación. Estamos, definitivamente, en otra universidad. Y cabe deducir que tendremos que acomodarnos a un nuevo perfil de docentes. En eso estamos, y con toda la perplejidad y desazón que cualquier cambio de papeles trae consigo.
1. Los profesores/as universitarios como personas Quizás sea éste el aspecto por el que debemos comenzar a considerar al hablar del profesorado universitario. Sin falsos paternalismos (no somos ni más ni menos que cualquier otro grupo de profesionales) pero sin desconsiderar esta dimensión por los especiales efectos que tiene sobre nuestro trabajo. “Los profesores enseñan tanto por lo que saben como por lo que son”. Esta vieja sentencia pedagógica ha recibido escasa atención en el contexto universitario. Se diría que la dimensión personal del profesorado desaparece o se hace invisible en el ejercicio profesional. Lo que uno mismo es, siente o vive, las expectativas con las que desarrolla su trabajo se desconsideran como variables que pudieran afectar la calidad de la enseñanza. Pero parece claro que no es así y que buena parte de nuestra capacidad de influencia en los estudiantes se deriva precisamente de lo que somos como personas, de nuestra forma de presentarnos, de nuestras modalidades de relación con ellos. Varios aspectos de especial relevancia se podrían abordar en este apartado. En primer lugar la cuestión de los ciclos de vida del profesorado universitario. Los discursos feministas de los últimos años han resaltado,
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con razón, este aspecto por su incidencia en el progreso profesional y por la dificultad que se genera, sobre todo en los primeros años de trabajo universitario, para conciliar la vida académica y la personal. Pero es una dificultad que afecta no sólo a las mujeres sino a todos: los primeros años son los más difíciles pues en ellos se agolpan todas las presiones académicas, personales, etcétera. Produce una cierta angustia solidaria el ver a las nuevas generaciones de becarios y profesorado novel viviendo un sin vivir con la necesidad perentoria de acumular méritos a cualquier precio. Eso les lleva a estar inmersos simultáneamente en infinidad de tareas: volcados en su tesis, asistiendo a cuanto curso se ofrece, corriendo de congreso en congreso para obtener un papel con el que engrosar su currículum vitae, marchando al extranjero por exigencias de las becas, etcétera. Y, a la vez, debiendo encargarse de las clases que nadie quiere con horarios imposibles. Todo ello, que ya parece abusivo, sólo en una cara de la moneda. Por la otra está la vida personal y familiar que muchos se ven obligados a aplazar porque les resulta imposible compaginar ambas. Ellos y ellas están en la edad de enamorarse, de consolidar sus relaciones, de tener hijos si lo desean, de disfrutar de esos primeros años de la vida profesional que ya nunca se repetirán. Pero en lugar de eso se encuentran con una presión institucional y una competencia para consolidarse tan fuertes que todo se pone demasiado cuesta arriba. Los primeros años son duros, luego, a medida que se va avanzando en los ciclos de vida las presiones se mantienen pero con menor intensidad y capacidad de impacto y condicionando menos el propio desarrollo personal. Un segundo aspecto de esta dimensión personal de la figura del docente universitario reside en su satisfacción personal y profesional. Nunca escuché a nadie decir que trabajar en la universidad como docente constituya un mal trabajo, ni que esté mal pagado (salvo esos contratos que han aparecido estos últimos años de pocas horas y sueldos miserables si alguien ha de vivir de ellos). Y, sin embargo, tampoco es mucha la gente que confiese que se encuentra satisfecho/a. McInnis (2000, pp. 143-152) señala que en poco más de cinco años (de finales del 1993 al 1999) el nivel de satisfacción general del profesorado australiano cayó el 67% al 51%. Y añade que un 58% añadía que su trabajo era motivo de un estrés considerable. En esta dimensión de la satisfacción personal juegan un papel importante las condiciones laborales en las que los docentes ejercen su trabajo. Los peores momentos (que en algunos casos llega a la “precariedad”) en ese aspecto de relación entre lo laboral y lo profesional se dan, preferentemente, en los primeros y en los últimos años de la carrera profesional. Al inicio por las diversas modalidades de becas y contratos precarios que se ofertan (precariedad vinculada, con frecuencia, más a la duración o las condiciones que a la remuneración). Al final, en la jubilación, por la pérdida de complementos que retrotrae los emolumentos y la pensión al salario básico, lo que resulta ridículo después de haber desarrollado un nivel de vida muy superior. Con todo, la Universidad no es un mal lugar donde trabajar. Las condiciones del trabajo pecan, como ya hemos señalado, de fuertes presiones internas y externas, muy superiores a las que se ejercen sobre otros colectivos de trabajadores especializados (en la función pública, en la medicina, la jurisprudencia, o en la propia docencia en otros niveles del sistema educativo) pero, por otro lado, ofrecen un nivel de discrecionalidad y libertad muy superior a la mayor parte de las profesiones. Todo ello genera una relación de amor-odio curiosa, fruto quizás de toda la presión que últimamente se viene ejerciendo sobre el profesorado individual en relación con las políticas de calidad y su concreción en evaluaciones sin cuento y otras exigencias burocráticas. Quizás, dicen algunos, porque estamos muy mal acostumbrados a hacer lo que nos da la gana y así cualquier exigencia externa la vivimos como algo forzado y se nos hace pesada. Pero, en cualquier caso, es un aspecto que ninguna profesión puede desconsiderar. Y, en tercer lugar, la carrera docente. La vida universitaria nos permite pensar en un proyecto de vida a corto, medio y largo plazo. Cómo cada uno de nosotros resuelve esa posibilidad va a depender de las expectativas que sea capaz de auto-atribuirse y de la línea central de desarrollo personal que sea capaz de establecer. No todos aciertan en el diseño de su propio crecimiento profesional y tampoco depende de uno mismo el conseguir o no las propias metas. Muchas variables están implicadas en ese proceso: los apoyos, las oportunidades, el propio esfuerzo personal, la estrategia seguida, la suerte.
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En cualquier caso, no estamos demasiado acostumbrados, cuando hablamos de profesorado universitario, a tomar en consideración esta parte importante de su existencia. No somos profesores o profesoras a secas, o trabajadores y trabajadoras a secas. Somos personas que desarrollan su actividad profesional en la docencia universitaria. Olvidarlo (en el terreno profesional de la docencia como en cualquier otro) sólo produce desajustes y tensiones que en nada favorecen el buen ejercicio profesional. Y más en el terreno de una profesión como la nuestra, en la cual parte de nuestras herramientas están vinculadas a cualidades personales propias. Es difícil desarrollar una fuerte empatía con nuestros estudiantes, o propiciar que construyan proyectos de vida sensatos y estimulantes, que disfruten de lo que están haciendo, que se motiven por la profesión para la que les ayudamos a formarse, etcétera, si nosotros mismos no poseemos esa madurez personal y esa satisfacción por el propio trabajo que constituyen las bases de una docencia de calidad. Por eso, como señala Peter Knight (2005, p. 23): “Es imprescindible que (las personas que ejercen la docencia universitaria) estén satisfechas con sus niveles salariales, las perspectivas de promoción y el tratamiento, por el reto intelectual de la investigación, el placer de la enseñanza y la calidad emocional de las comunidades de práctica en las que trabajan”. Esa satisfacción interior se nota mucho en el ejercicio docente.
2. Los profesores/as universitarios como profesionales Este es el punto clave para entender la función docente del profesorado universitario. ¿Qué es enseñar en la universidad? ¿Una profesión o un trabajo? Ni se me ocurre preguntar por aquello que se hablaba antes, por la vocación docente. Algunos colegas se reirían de mí. Y ello pese a que, probablemente, mucho de lo que querían decir Ridruejo y Marañón en las citas anteriores tenía mucho que ver con esa vocación, ese valor intangible que siempre orlaba la figura de los grandes maestros. Y sigue haciéndolo hoy en día. Acabamos de terminar una importante investigación sobre “buenas prácticas” en la docencia universitaria y una de las características comunes a los profesores y profesoras estudiados ha sido, justamente esa: sentían que su trabajo como profesores era mucho más que un trabajo, estaban cumpliendo una misión formativa con sus estudiantes. Cada uno/a de ellos interpretaba esa función de manera diferente pero todos ellos vivían su tarea de una manera intensa y con una implicación personal que iba mucho más allá del simple compromiso laboral que marcaba su contrato. A la misma conclusión llegó Ken Bain en su trabajo sobre los mejores profesores universitarios (2005, p 229). Pero vayamos por partes. 2.1 ¿Qué es la enseñanza, arte o ciencia? Como pueden suponer, la pregunta anterior es mucho más que una pregunta retórica o de pura complacencia intelectual. De concebirla como una actividad artística (que depende de las cualidades del artista y sólo depende de su criterio), a hacerlo como actividad científica (lo que significa entenderla como sujeta a las normas que imponen las evidencias acumuladas) hay un salto de paradigma. Gage escribió en 1978 un libro clásico en la literatura pedagógica que casi consiguió la cuadratura de ese círculo. Se titulaba The scientific basis of the art of teaching. Suena bien eso de que sea un arte con base científica. Pero no nos resuelve el problema de la profesionalidad docente y, a día de hoy, la cuestión sigue estando abierta. Puede parecer un asunto banal o un tema de discusión para epistemólogos, pero no es así. Resulta un asunto central porque, como decía, según la posición que se adopte, nuestras actuaciones como docentes tendrán un carácter suficientemente estable y previsible por una parte (ciencia) o aparecerán como actividades dependientes de la situación, del estilo personal o de las particulares circunstancias que concurran en aquel momento (arte). Del mismo modo, si, como en el arte, todo depende de la voluntad y la pericia de cada uno, queda poco espacio para un saber sistemático sobre la enseñanza, siendo así que eso es, justamente, lo que configura una profesión: que existe un saber sistemático sobre un determinado campo de actuación especializada.
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Participé en una oportunidad en una mesa redonda sobre el uso del encerado en la enseñanza. Cada uno de los 5 o 6 integrantes de la mesa fuimos exponiendo nuestras ideas (cada uno su particular teoría) sobre el uso del encerado: para uno era importante incluir la máxima información posible; otro defendía lo contrario, poca información pero significativa; el siguiente defendió la muerte del encerado porque no tenía sentido emplearlo teniendo como tenemos las fotocopiadoras o Internet que facilitan entregar a los alumnos los materiales sin obligarlos a escribir; la profesora que venía después defendió la idea de que ella no podría explicar sin encerado y que sus clases estaban centradas en el encerado (iba poniendo allí los conceptos o gráficos y explicándolos); otro defendió la importancia de que los alumnos escribieran lo que aparecía en el encerado (incluso sin entender lo que escribían) porque así podrían después estudiarlo y comprenderlo en su estudio personal. En fin, un montón de ideas particulares elaboradas a partir de la experiencia de cada uno. Experiencia personal vivida pero no estudiada. Todos opinamos porque nadie estaba en condiciones de poder ofrecer datos que validaran su “idea”. ¿Sería posible hacer un estudio sobre los efectos del encerado en la percepción, en la representación mental, en la comprensión de diversos tipos de contenidos? Y, de existir esos datos, ¿con que legitimidad podríamos seguir instalados cada uno de nosotros en nuestra experiencia personal, en nuestra opinión? Seguramente por eso, porque seguimos entendiendo que la enseñanza tiene mucho de arte, sigue prevaleciendo la idea de que “a enseñar se aprende enseñando” y huelga, por tanto, cualquier tipo de formación para ello. Para muchos profesores universitarios la enseñanza es un arte y no cabe, no tiene sentido, intentar buscar regularidades ni normas basadas en evidencias pues las acciones docentes son variadas e imprevisibles. De ahí se deriva la idea tan extendida de que no existe “doctrina” o “teoría” posible sobre la enseñanza, sino que los buenos docentes nacen de la práctica. ¿Para qué formarse, entonces? Basta con tener experiencia. En el arte, tiende a pensarse, no existen las reglas. De eso deriva, igualmente, el gran crédito que siempre tuvo entre los docentes universitarios el valor otorgado a la “discrecionalidad” como criterio básico de construcción de las competencias docentes: cada uno es libre de hacer como mejor le parezca pues las formas posibles de actuación son infinitas y nadie tiene la legitimidad para decir a otro cómo se debe enseñar. La libertad de cátedra, que en su origen fue expresión y salvaguardia de la libertad de pensamiento del profesorado, acabó hipertrofiando su espacio de aplicación para cubrir toda la actividad didáctica de los profesores: desde la planificación a la metodología, desde la evaluación a la forma de trato a los estudiantes. Es interesante la cita de Francis Jacob en La estatua interior que incluyen Gros y Romañá (2004, p.25) en su libro Ser profesor: “Entre las diferentes disciplinas, entre las diversas materias, a menudo incluso entre la enseñanza de una misma materia, no había ligazón ni síntesis. Preparar una licenciatura era como visitar un archipiélago donde, en cada isla, un arcipreste distinto predicara para su parroquia”. En ese contexto, cualquier intento de “disciplinar” una actividad entendida como artística acaba resultando inviable. Pero han sido los propios hechos y la evolución del mundo de la enseñanza universitaria, quienes han dejado en evidencia algunas insuficiencias de esa concepción artística excesivamente abierta y situacional. Varios factores se coaligaron para apremiar en la búsqueda de caminos más equilibrados y contrastados. La aparición de los derechos de los estudiantes y el emerger de su estatuto como clase o grupo institucionalmente poderoso, fue uno de ellos. El profesorado ya no puede actuar tan libremente en aquellos casos que afecten a derechos de los estudiantes, como por ejemplo la evaluación, el trato personal, la configuración de los programas o la definición del nivel de exigencias. Por otro lado, la investigación didáctica también fue aportando datos sobre la variabilidad en los resultados académicos y los factores que les afectaban. No todas las prácticas docentes resultaban igualmente válidas para propiciar aprendizajes profundos, y siendo así, no parece ni ética ni científicamente válido mantener la idea de que cada quien podía desarrollar la enseñanza como mejor le parezca. Es cierto que las investigaciones están aún lejos de ofrecer datos consistentes y regularidades estables. Son muchos los factores que afectan al aprendizaje de nuestros estudiantes y la actuación de los profesores es sólo uno de esos factores. Pero si las investigaciones no permiten aún establecer reglas fijas, sí permiten identificar constancias y patrones de actuación más válidos; y permiten, igualmente, descartar ciertos tipos de prácticas o al menos ponerlos en cuarentena desde el punto de vista de sus efectos sobre los aprendizajes. En todo caso, afirmar la necesidad de un abordaje científico del quehacer docente no significa negar sus fuertes componentes artísticos. Sucede eso en la totalidad de las profesiones. Es la mentalidad artística la que propicia iniciativas de innovación y
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movimientos que, rompiendo las formas convencionales de actuación, abren otros caminos más atractivos y eficaces de actuación. Afortunadamente ese binomio de ciencia y arte también ha funcionado en las universidades. Y así, poco a poco y no sin dificultades, muchos profesores y profesoras fueron experimentando metodologías y formas de organización de los procesos docentes que consiguieron debilitar el statu quo y las rutinas tradicionales (generalmente basadas en la lección magistral, en el aprendizaje memorístico y en la repetición mecánica de los aprendizajes). De ese dinamismo artístico se nutre hoy la Didáctica universitaria con experiencias que tratamos de sistematizar y de extender a los diversos contextos disciplinares. Digamos, en resumen, que la enseñanza tiene mucho de arte pero su estudio y mejora tiene que hacerse a la par de los criterios científicos de regularidad y previsión. En nuestro caso, el concepto de “ciencia” o “científico” aplicado a la enseñanza debería ser tomado como un “continuum” de condiciones cuya presencia o ausencia marcaría el estatuto epistemológico de las ideas y actuaciones en juego. No es lo mismo elucubrar, opinar o impartir doctrina que presentar hechos contrastados o hacer propuestas apoyadas en investigaciones previas. En ese sentido, el campo de conocimiento didáctico (como espacio de la actividad humana donde se construye y aplica conocimiento sobre la enseñanza) será tanto más científico cuanto más se aproxime y respete las condiciones de racionalidad, sistematicidad y justificación de sus procesos y propuestas. Dos consecuencias principales para nuestro trabajo como profesores universitarios podrían extraerse de esta reflexión sobre el dilema disciplinar entre ciencia y arte. La primera ya fue iniciada en un párrafo anterior y tiene que ver con la libertad profesional y la discrecionalidad con que podemos o no podemos desarrollar nuestro trabajo docente. La segunda tiene que ver con la forma en que, en ese contexto, podemos construir conocimiento profesional. Los defensores del profesionalismo libre de reglas rechazan la idea de que los procesos de enseñanza y/o de aprendizaje tengan aspectos comunes y regularidades nomotéticas. En su opinión cada situación de aprendizaje es única y singular. Queda, por tanto, fuera de aplicación cualquier intento de establecer normativas o patrones estables de actuación docente. Sobran los pedagogos, la pedagogía y cualquier espacio de especialización sobre la enseñanza. Varias consecuencias negativas está teniendo este enfoque que aún prevalece en el pensamiento de muchos universitarios. Basta leer la prensa y los manifiestos antipedagógicos. La más negativa de esas consecuencias ha sido el que casi haya desaparecido cualquier intento institucional por ahondar en el conocimiento de los factores que afectan a la enseñanza universitaria en las diversas áreas de conocimiento. El mundo académico se dedicó a poner en marcha innumerables iniciativas sin entrar a analizar sus efectos y sin conseguir alterar los modelos convencionales, especialmente cómodos y favorecidos por esta situación de inercia y borrosidad doctrinal. Otra consecuencia negativa ha sido el desperdicio del conocimiento experto, de sistemas y modalidades de actuación contrastados en el tiempo. Esto es muy frecuente en la enseñanza universitaria (y en la enseñanza, en general): parece como si cada uno tuviera que estar inventando constantemente las cosas; se presentan como nuevas y prometedoras iniciativas que ya decayeron por ineficaces en otros contextos; pocos se preocupan por documentarse sobre lo que se está haciendo o lo que se hizo en el ámbito de la docencia en otras universidades. Algo que sería considerado una herejía profesional (no revisar cuál es el estado del arte) en el campo de los saberes especializados y más aún en la investigación no se toma en consideración en lo que se refiere a la enseñanza. Y, sin embargo, el universo científico de la enseñanza, lo que se sabe sobre docencia e, incluso, sobre docencia universitaria, no es poco. Los avances de la investigación didáctica en pedagogía y psicología, en nuevas tecnologías, en ámbitos como la cognición y la memoria, el desarrollo del lenguaje, las emociones, la auto-eficacia, el manejo de nuevos recursos técnicos, la gestión de las condiciones de aprendizaje, etcétera, permiten contar con algunas certezas suficientemente avaladas como para recomponer un mapa de secuencias operativas fundamentadas. Necesitamos avanzar más, sobre todo en conocimientos más específicos sobre los procesos de enseñar y aprender en campos científicos concretos, pero esos avances son poco previsibles si sigue prevaleciendo la idea de que enseñar es un arte y, por tanto, nadie tiene nada que decir al respecto pues cada artista desarrolla su actividad como mejor le parece.
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2.2. La enseñanza como profesión especializada "La dificultad no es tanto concebir nuevas ideas como saber librarse de las antiguas" Keynes Suele decirse que las profesiones difieren de los meros empleos en que sus poseedores deben reunir una serie de condiciones que los cualifican y diferencian del resto de trabajadores. Poseen una elevada formación (acreditada mediante un título); están integrados en una estructura organizativa propia de la profesión (un colegio profesional, un colectivo identificado como grupo de especialistas, etc.); son reconocidos socialmente como personas que saben de algo en especial siendo ese algo valioso para la sociedad; mantienen un compromiso con su formación permanente al socaire del desarrollo de su especialidad y poseen una elevada autonomía para ejercer su actividad profesional (se confía en que posean un buen “criterio profesional” basado en la formación recibida). De todas formas, resulta obvio, que son condiciones con un cierto sabor a rancio. Las profesiones, en el nuevo contexto del mercado de trabajo, tienen poco que ver con esas características. Todo está mucho más borroso pero, digamos, mantienen sus cualidades básicas: formación, estatus, pertenencia a un grupo y autonomía en el ejercicio profesional. Todas esas condiciones las reunimos, con creces, el profesorado universitario. Lo que sucede es que nuestro problema es previo: sí que somos profesionales, pero profesionales de qué. La profesora de Química inorgánica de qué es profesional, de la química o de la enseñanza de la química. Ella es, desde luego, una química porque se formó como química, posee el título de doctora en química, pertenece al grupo profesional de los químicos, escribe y lee sobre química, se mantiene al día en las cuestiones que afectan al conocimiento de la química, etcétera. Pero esa identidad profesional no la convierte en profesora de química, porque el ser profesora de química supone un ámbito de ejercicio profesional diferente al de ser química. Y exigiría el mismo marco de condiciones: formarse como profesora de química, poseer alguna acreditación reconocida, pertenecer a un cuerpo o agrupación de profesionales que ejercen tareas similares (el profesorado universitario, en este caso), mantener una formación permanente en el ámbito de la enseñanza de la química y disfrutar de cierto nivel de autonomía en su actuación. No hace falta decir más al respecto. Es más simple que un cajón de pino. Quien desea entenderlo así lo hace y quien prefiere mirar hacia otro lado, no lo tiene difícil. Podríamos concluir que la nuestra es una identidad doble. Como sucede con las dobles nacionalidades pertenecemos a dos ámbitos diferenciados (y a muchos más, pues la identidad es una estructura poliédrica y polícroma que nos hace ser lo que somos en múltiples contextos y actuaciones). En todo caso, estamos llamados a ser especialistas en nuestro campo científico y especialistas en el desarrollo de procesos de enseñanza aprendizaje de nuestra disciplina. Si enseñar es la función que desarrollan los profesionales de la docencia cabe suponer que ése es el ámbito en cuyo dominio un buen profesor/a de universidad ha de demostrarse competente. Competencia que se adquiere, según la teoría de las profesiones, a través de una formación suficiente y acreditada. Y aquí aparece otro de los volcanes cuyas erupciones periódicas (últimamente bastante frecuentes) provocan terremotos y confusiones varias. ¿Será preciso formarse como docente para poder ejercer la docencia? Así parece entenderse en todos los niveles de la enseñanza. Excepto en la universidad. Ha tenido notable éxito en los últimos años la metáfora que emplearon Oser y Baeriswyl (2001, pp. 1031-1065.) al plantear la idea de “coreografías didácticas” para referirse a las diversas modalidades con las que un docente universitario puede enfocar el proceso de enseñanza-aprendizaje. En el mundo de la enseñanza, como en otros ámbitos profesionales, se puede actuar como un profesional que sabe lo que hace o como un simple aficionado que aplica sus habilidades al oficio. La competencia necesaria para ejercerlo va a depender, al menos en parte, de con qué nivel de complejidad se defina la actividad a realizar. Digamos que hay coreografías minimalistas y que otras son mucho más complejas. Las primeras pueden llevarse a cabo sin una fuerte preparación. Las últimas requieren de una preparación y experiencia notable. Eso sucede con la enseñanza. Bain (2008, pp. 11-16) distingue entre una idea tradicional de enseñanza basada en contar a los estudiantes lo que el profesor sabía (“yo hablo, los estudiantes atienden y toman
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apunte de lo que digo”, en palabras de un profesor) de una visión nueva de la enseñanza: “crear un entorno de aprendizaje estimulante en el que los estudiantes puedan tener control de su propio aprendizaje y que aprendan en el proceso con mayor profundidad”. No es lo mismo llegar cada día al aula y soltar tu rollo y marcharte, que organizar un proceso complejo de oportunidades diferenciadas de aprendizaje profundo y supervisar el itinerario personal que va siguiendo cada uno de los estudiantes en ese proceso. Las visiones minimalistas de la enseñanza requieren de poca formación específica para realizarse. Si se entiende por enseñar el explicar algo que yo ya sé por mi otra profesión (la de especialista en el campo científico) pocas competencias docentes preciso. Siguiendo con el ejemplo anterior, estaría actuando como profesional de la química no como profesional de la enseñanza de la química. Lo mismo sucedería si la cuestión se planteara a la inversa: alguien que posee notables competencias docentes y pocas como químico. Probablemente, manejará la clase bien pero hará una aportación minimalista de la química (quizás repitiendo lo que dice el libro de texto, desarrollando actividades de aprendizaje muy superficiales o dando explicaciones químicas que hasta pudieran ser erróneas). La moraleja es clara: ser profesor, como ser químico, requiere de competencias propias y diversificadas. Se puede ser bueno en una de ellas y mediocre en la otra. Y eso porque ambas poseen su propio marco de condiciones y exigencias. El problema está en que aceptar ese principio o declaración supone superar algunos de las falsas creencias en las que se ha venido asentando la actividad docente en la universidad. Debemos reconocer que en la reciente tradición universitaria, la docencia en sí misma no constituía un asunto relevante para la universidad como institución. No es fácil de explicar, pero una institución cuyo objetivo sustantivo fue históricamente la formación de los estudiantes que acudían a ella, fue desviando su foco e introduciendo nuevas prioridades que, a la postre, acabaron desplazando aquel objetivo inicial. Hoy, buena parte de las instituciones universitarias están más preocupadas por ser líderes en investigación, en presencia social y cultural en sus entornos, en capacidad de influencia política, que en la formación de sus estudiantes. En ese contexto, no es extraño que se hayan ido asentando ideas confusas sobre la docencia: • Que a enseñar se aprende enseñando. • Que para ser un buen profesor basta con ser un buen investigador. • Que aprender es una tarea que depende exclusivamente del alumno. Los profesores se deben dedicar a enseñar (explicar) los temas. Si aprenden o no, es cosa que los alumnos deben resolver por su cuenta y bajo su responsabilidad. • Que una universidad es de calidad no tanto por las clases que imparte como por los recursos de que dispone: laboratorios, bibliotecas, ordenadores, etcétera. Todas ellas son ideas que hasta hace poco se “sentían” en los planteamientos y enfoques habituales de las cosas universitarias. Pero desde hace unos meses, y al rebufo de las protestas contra el proceso de Bolonia, se defienden ya públicamente y sin rubor alguno en declaraciones institucionales (Complutense) o en numerosos artículos de prensa. Es más, se achaca a los pedagogos que, al haberlas discutido, estén intentado contaminar los discursos y las prácticas docentes con falsedades. No es éste lugar ni momento para polemizar. Además, puede que ni esté legitimado para hacerlo pues yo mismo entro en la categoría de los “pedagogos culpables del desaguisado actual” (¡pobres de nosotros, discriminados de los órganos de poder educativo y, sin embargo, culpables de sus decisiones!), pero no dejaré de seguir insistiendo en las cuatro verdades de perogrullo que tanto cuesta aceptar. Afortunadamente, pese a las voces discrepantes, hay muchos profesores y responsables académicos que van asumiendo (y defendiendo) las que han sido ideas básicas de la renovación docente de la universidad y que contradicen las viejas convicciones: a) La idea de que la docencia es un componente importante en la formación de nuestros estudiantes. Una buena docencia marca diferencias entre unos centros universitarios y otros, entre unos profesores y otros. Lo que los estudiantes universitarios aprenden depende, ciertamente, de su interés, esfuerzo y capacidades, pero también depende, y mucho, de que tuviera buenos o malos docentes, mejores o peores recursos didácticos, de que se les haya ofrecido mejores o peores oportunidades de aprendizaje.
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b) La idea de que la docencia pertenece a un tipo de actuación con características propias y distintas de otros cometidos que el profesorado universitario debe asumir. Enseñar es distinto de investigar y, también, distinto de llevar a cabo tareas de gestión, de extensión cultural, o de participar en otros proyectos profesionales (informes, auditorias, asesorías, etcétera). c) La idea de que ser capaz de hacer una buena docencia no es una cuestión de mucha práctica. La práctica ayuda, sin duda, pero por sí sola resulta insuficiente. Uno puede estar repitiendo los mismos errores durante mucho tiempo. Sólo cuando la práctica vaya acompañada de formación y de revisión (algunos prefieren hablar de reflexión: teachers as reflective practicioners, Schön, 1983; Feldman, 1998) es posible conocer más a fondo las entrañas de la docencia y la dinámica del aprendizaje de los alumnos para poder, así, ajustar mejor nuestro trabajo docente a las condiciones y los propósitos de la formación. d) La idea de que al final, como cualquier otra profesión, la docencia constituye un espacio propio y distinto de “competencias profesionales”. Esas competencias docentes, también en la enseñanza universitaria, están constituidas por conocimientos (sobre los contenidos disciplinares a enseñar, sobre los propios procesos de enseñanza-aprendizaje), por habilidades específicas (de comunicación, de manejo de recursos didácticos, de gestión de métodos, de evaluación, etcétera) y por un conjunto de actitudes propias de los formadores (disponibilidad, empatía, rigor intelectual, ética profesional, etcétera). No se trata, desde luego, de batallas ganadas. Muchas de estas “ideas” constituyen aún espacios de debate. Muchos colegas se muestran “escépticos” al respecto, cuando no claramente beligerantes en su contra. Ya digo, basta leer la prensa. Pero lo importante es que, ahora sí, ya están ahí, forman parte del debate sobre la universidad y la docencia.
3. La enseñanza como tarea compleja Si los argumentos manejados hasta aquí resultan creíbles (uno de los críticos decía que sólo eran “sofismas”), la docencia universitaria resulta una tarea distinta a otras y con complejidad notable. Complejidad que, virtualmente al menos, se ha incrementado con los nuevos planteamientos que hace el proceso de convergencia al Espacio Europeo de Educación Superior. Especialmente cuando se nos dice que hemos de pasar de una docencia centrada en la enseñanza a otra que esté centrada en el aprendizaje de nuestros estudiantes. Para algunos críticos de Bolonia esto no pasa de ser un mero juego de palabras, pero lo cierto es que hay mucha miga didáctica detrás de ese enunciado. La enseñanza es una actividad que se puede hacer para muchos estudiantes. De hecho, el número no ha sido nunca una variable relevante en las metodologías de la lección magistral. Al dar clase o impartir conferencias el protagonista es el profesor. Sus principales virtudes han de estar referidas al dominio que posea del contenido a explicar (por eso, hablamos de “magistrales”) y a su competencia comunicativa (que la explicación esté bien organizada, que sea clara, amena, con buenos ejemplos, etcétera). Pero si el eje de la docencia pasa a ser el aprendizaje las cosas cambian por completo. Quien aprende no es un grupo sino cada sujeto y cada uno de ellos a su manera (quod recipitum recipitur in modo recipientis). Una docencia basada en el aprendizaje de nuestros estudiantes nos obliga a estar pendientes de cada uno de ellos, a supervisar el proceso que va siguiendo, a facilitar su progreso a través de los dispositivos didácticos cuyo dominio se nos supone como profesionales de la enseñanza. Por eso, enseñar (en el sentido de explicar) es bien distinto de “facilitar el aprendizaje”. Para lo primero pudiera ser suficiente (aunque no siempre) saber mucho del tema que explico, para lo segundo hay que saber, además, de otras cosas (cómo motivar, cómo organizar procesos de aprendizaje adaptados a los estudiantes, cómo supervisar y tutorizar sus actividades, cómo evaluarlos y ayudarles a resolver las dificultades, etcétera). En gallego, esa distinción está más clara, si cabe. Cuando queremos decir que nuestro profesor nos enseñó mucho, decimos o noso profesor aprendeunos moito. Es decir, su mérito no fue que nos explicara con claridad sino que logró que aprendiéramos lo que pretendía enseñarnos. Enseñar significa “hacer aprender”.
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Parece claro que el objetivo, el sentido de la docencia es conseguir buenos aprendizajes. Alguien ha dicho que la misión de un profesor universitario está en lograr que todos los alumnos lleguen a conseguir, con su ayuda, los aprendizajes óptimos que los buenos estudiantes son capaces de conseguir por sí mismos. Esa nueva (¿nueva?) visión de la docencia pasa por asumir que cuando hablamos de proceso de enseñanzaaprendizaje estamos, en realidad, hablando de un mismo proceso. No se trata de dos componentes que funcionen independientemente sino de dos momentos de un mismo proceso que interactúan entre sí, siendo que el primero condiciona el segundo. No es preciso, por obvio, insistir en que enseñanza y aprendizaje constituyen hechos diferentes y que dependen de factores, por lo menos en parte, diversos. La tarea de enseñar, por perfecta que sea, no puede provocar por sí misma el aprendizaje. Aprender es algo que sucede en el estudiante y viene, ciertamente, condicionado por múltiples variables personales del alumno que los profesores no tenemos capacidad para variar. Pero siendo esto así, resulta igualmente obvio que la actuación didáctica del profesor constituye uno de los principales factores de determinación del proceso de aprendizaje que realiza el alumno. Lo que en términos sencillos quiere decir que nuestros estudiantes aprenderán más o menos, más en profundidad o más superficialmente, con más gusto o más disgusto, según sea la forma en que planteemos nuestro trabajo docente. Y ahí es donde aparecen las competencias docentes como esa batería de conocimientos, habilidades y actitudes que nos capacitarán para el buen desempeño de la profesión docente. Y si lo que me hace un químico competente es lo que sé de química, lo que investigo sobre química, lo que me actualizo sobre química, los congresos a los que asisto sobre química, etcétera; lo que me hará competente en la enseñanza de la química será lo que sé de enseñanza, lo que investigo sobre enseñanza (enseñanza de la química, por supuesto), lo que me actualizo sobre enseñanza, los congresos a los que asisto sobre enseñanza, etcétera No hay más. Es así de simple. Por eso el tema de las competencias está en la cresta de la ola de todo el debate sobre enseñanza universitaria. Las competencias están presentes tanto en el discurso sobre la “nueva educación superior” y la forma en que se espera que formemos a nuestros estudiantes, como en la redefinición de la figura y el papel a desarrollar por el profesorado universitario. Es decir, las competencias nos envuelven tanto en relación con cómo debemos ser (profesores y profesoras universitarios competentes) como en lo que se refiere a lo que debemos hacer (formar a nuestros estudiantes en competencias profesionalmente valiosas). El debate en este punto, uno más de los muchos en los que estamos enzarzados en el proceso de convergencia, no diferirá mucho, ni en la orientación ni en el tono, del debate general sobre qué es y qué debe ser la Educación Superior. ¿Qué significa hablar de profesor/a “competente”? ¿Sobre qué competencias se asienta el perfil profesional de los docentes universitarios? ¿Quién va a definir cuáles son esas competencias? ¿Qué proceso resultará más adecuado para que quienes deseen ejercer esa función adquieran las competencias marcadas? ¿Cómo se evaluará, acreditará y certificará su dominio? En fin, muchas cuestiones de alto interés para quienes somos ya profesores y, más aún, para quienes pretendan serlo en el futuro. Algunas universidades inglesas valoran la idoneidad del profesorado universitario (los profesores deben acreditarse para poder adquirir la condición de profesorado fijo en algunas universidades) sobre la base de cinco competencias: organización, presentación, relaciones, tutoría-apoyos a los estudiantes y evaluación. Si desean adquirir la condición de “profesores excelentes”, el número de competencias y el nivel de exigencia se eleva. Los candidatos a la excelencia docente deben acreditar la posesión de las siguientes competencias: las cinco ya mencionadas pero en un nivel superior de dominio; reflexión, Innovación, capacidad de desarrollo curricular; organización de cursos, investigación pedagógica y, finalmente, liderazgo de grupo (Elton, 1996, pp. 33-42.). Últimamente han ido proliferando este tipo de propuestas sobre catálogos de competencias para definir el perfil profesional del profesorado. Es bien conocido el trabajo de Perrenoud (2004) y sus diez competencias del profesor. También la colega catalana Elena Cano ha desarrollado una propuesta de competencias (2005). Yo mismo me he atrevido a proponer diez competencias como marco para concretar la identidad y el desarrollo profesional de los docentes universitarios:
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1. Planificar el proceso de enseñanza–aprendizaje; 2. Seleccionar y presentar contenidos disciplinares; 3. Ofrecer informaciones y explicaciones comprensibles; 4. Manejar didácticamente las NNTT; 5. Gestionar las metodologías de trabajo didáctico y las tareas de aprendizaje; 6. Relacionarse constructivamente con los alumnos; 7. Tutorizar a los alumnos y, en su caso, a los colegas; 8. Evaluar los aprendizajes (y los procesos para adquirirlos); 9. Reflexionar e investigar sobre la enseñanza; 10. Implicarse institucionalmente. En el fondo, como se puede ver, se trata de buscar un marco de referencia que nos sirva para ir iluminando y resaltando la docencia como territorio profesional que requiere de una formación específica.
Epílogo final: la formación para la docencia como compromiso personal e institucional. Disculpen la reiteración, pero después de lo dicho hasta ahora, sólo podía concluir este texto volviendo a la línea argumental del estribillo: no mejorará la enseñanza universitaria (si es que de eso se trata en este proceso tortuoso de la convergencia europea) si no se refuerza la formación docente del profesorado, su identidad profesional como docentes y sus competencias para el ejercicio de la docencia. “La mejor prueba de que algo que uno creía saber no lo sabe en realidad, es que fracasa al enseñarlo”. Eso decía, en letras destacadas, uno de los textos anti-formación aparecidos últimamente en la prensa. Y suena fantástico. Lástima que los autores usaran la frase para defender que el simple conocimiento de las disciplinas junto a la práctica docente convierte a uno en buen profesor. Mi contestación fue que no estaba de acuerdo. Y que, suponía, esa afirmación sumiría en una insalvable depresión a muchos docentes universitarios que suspenden mucho: ¡qué mayor fracaso que reconocer que uno no ha sido capaz de hacer que ellos/as aprendieran lo que él/ella enseña! Sinceramente, no creo que el profesorado esté dispuesto a aceptar esa noble afirmación. No se sienten malos docentes si sus alumnos no aprenden ni sienten que dominen poco su materia. Quizás tampoco sería justo que sintieran eso. Bastaría con que pensaran que quizás con un poco de formación sobre la docencia no lograrían milagros pero, probablemente, podrían mejorar su rendimiento. Pese a tanto descreimiento de algunos colegas, no faltan las investigaciones que avalan la necesidad de una formación pedagógica del profesorado universitario. Nira Nativa (2000, pp. 491–523), de la Universidad de Tel Aviv, estudió a los profesores de la Facultad de Derecho peor valorados por sus estudiantes e identificó los tres factores que causaban esa situación, a saber: algunos de sus comportamientos en clase, insuficiente conocimiento pedagógico y creencias inadecuadas sobre la instrucción y sus estudiantes. Diseñó un proceso de formación específico y logró que todos ellos mejoraran en su docencia y en la valoración que de ellos hacían sus estudiantes. Déjenme concluir ofreciéndoles un nuevo argumento a favor de la formación. Aunque no soy muy partidario de moralizar las argumentaciones, hay momentos en que resulta necesario no olvidar ciertas cosas por duro que resulte el mencionarlas. Formarse pedagógicamente no sólo es necesario, forma parte de la ética profesional: ese compromiso que asumimos con nuestros estudiantes y con nosotros mismos para activar todos los recursos que estén en nuestra mano para mejorar su formación. La Society for Teaching and Learning in Higher Education (1996), con amplia repercusión en las universidades de Canadá y EEUU, ha consensuado unos Ethical principles in University Teaching. El primero alude al buen conocimiento de la disciplina que uno enseña, aspecto sobre el que no cabe discusión. El segundo se refiere, precisamente, a la competencia pedagógica y dice: “El profesor pedagógicamente competente comunica los objetivos de su curso a Zabalza, M. A. SER PROFESOR UNIVERSITARIO HOY
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sus estudiantes, es conocedor (aware) de la existencia de métodos y estrategias alternativas y selecciona aquel método de instrucción que, de acuerdo con las evidencias de la investigación (sin excluir la reflexión e investigación sobre la propia experiencia), resulta más efectivo para ayudar a sus estudiantes a alcanzar los objetivos del curso”. Así de sencillo. De sentido común, como en cualquiera otra profesión que se precie.
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Miguel Ángel Zabalza (Pamplona, 1949) es doctor en Psicología (1979), licenciado en Pedagogía (1973) y Diplomado en Criminología (1978) por la Universidad Complutense de Madrid. Ha sido profesor en las universidades Complutense de Madrid, Comillas, Nacional de Educación a Distancia y, desde hace 26 ańos, enseńa en la Universidade de Santiago de Compostela, en la actualidad, como catedrático de Didáctica y Organización Escolar. Ha desempeńado diversos cargos de gestión en esta última institución: decano de la Facultade de Ciencias da Educación; director del Instituto de Ciencias da Educación; director de Departamento, miembro del Claustro y de la Junta de Gobierno de la Universidad, y miembro de la Comisión de Calidad. Especialista en Didáctica universitaria, es presidente de Asociación Iberoamericana de Didáctica Universitaria (AIDU) y forma parte del Comité Ejecutivo de la RED-U (Red de Docencia Universitaria) y del Consejo Editorial de su revista. Es investigador principal de 25 proyectos de investigación de ámbito nacional e internacional y autor (o coautor) de más de 100 libros, algunos de ellos traducidos a varios idiomas: italiano, francés, portugués y euskera. Entre ellos, los más conocidos son: Diseńo y desarrollo curricular (va ya por la 9ª edición y está traducido al portugués); Didáctica de la Educación Infantil (traducido al portugués); Áreas, Medios y Evaluación en la Educación Infantil; La calidad en la educación infantil (traducido al portugués); Los diarios de aula (traducido al portugués, al italiano y al francés); La enseńanza universitario (traducido al portugués); y Las competencias docentes del profesorado universitario.
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Bolonia y la buena práctica de las prácticas JAVIER GARCÍA DELGADO Profesor-coordinador Prácticas en empresa en la ETSI Minas Universidad Politécnica de Madrid javier.garciad@upm.es
RESUMEN A propósito de la implantación del controvertido “plan Bolonia” se están difundiendo algunas ideas negativas en relación con una supuesta “mercantilización” de la universidad, algunas relacionadas con la explotación de los estudiantes a través de las prácticas en empresas, o prácticas externas, sobre las cuales se reflexiona en este artículo. ¿Qué hemos aprendido tras las ya casi tres décadas transcurridas desde la promulgación del decreto del año 81 que autorizaba este tipo de prácticas? Esencialmente, que pueden ser un excelente mecanismo de formación, con aportaciones genuinas, y que mejoran notablemente la empleabilidad de los estudiantes y su consiguiente inserción laboral. Pero para que estos beneficios puedan obtenerse es necesario hacer una buena práctica de las prácticas. La traducción de la filosofía de Bolonia al caso concreto del sistema universitario español debe suponer un claro avance en este tema fundamentalmente por dos motivos: el primero es que ahora se invita a implantar unas prácticas con reconocimiento académico pleno, con duración suficiente y con una ubicación temporal adecuada; el segundo, el énfasis que ahora se va a poner en el diseño de sistemas de garantía de calidad paralelos a los propios planes. Cada universidad o centro habrá de dotarse de una estructura organizativa específica y suficientemente dimensionada para la gestión y control de esta actividad formativa. Otras múltiples instancias habrán de implicarse igualmente en el correcto desarrollo de las prácticas, cada una en el ámbito de sus competencias (ministerios directamente afectados, Comunidades Autónomas, agentes sociales, etc.). Se concluye proponiendo posibles ideas y líneas de trabajo sobre diversos aspectos relacionados con este tema que sería conveniente abordar a corto y medio plazo. Palabras clave: prácticas externas, prácticas en empresas, “plan Bolonia”, empleabilidad. ABSTRACT There are some arguments against the well known “Bologna Plan” about a hypothetical “marketization” of the higher education. Some argue that students would be exploited by the companies through internship programs. This article is focussed in these programs.
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¿What have we learned during these three decades from the Decree of year 1981 that approved this kind of activities? Mainly they are an excellent mean for training with real incomes that improve the students’ employability. But, in order to obtain these benefits is compulsory to do a good practice of the internship. The translation of the Bologna philosophy to the Spanish higher education system must suppose a clear progression in this subject because of two reasons. In one hand there is an official academic recognition of internship with an enough duration and adequate localization. And in the other hand there is the warranty quality system designed for these plans. Every university might create the organizational structure specific and enough for the management of this learning activity. Other several structures must be involved for the right development of the internship, each according to its own competences (Ministry, Autonomous Communities, social agents, et cetera). The article concludes with some ideas proposed about several issues related to this subject that would be convenient to face on a short and middle terms. Keywords: Internship, Bologna plan, employability.
1. Algunas precisiones previas A propósito de la implantación del controvertido “plan Bolonia” se están difundiendo algunas ideas negativas en relación con una supuesta “mercantilización” de la universidad, algunas relacionadas con la explotación de los estudiantes a través de las prácticas en empresas, o prácticas externas, sobre las cuales quisiera reflexionar y tratar de hacer alguna aportación al debate en este artículo. Conviene antes de nada hacer algunas precisiones, pues parece que una de las características de este debate en torno al plan Bolonia es la confusión. La primera precisión es que hay que diferenciar claramente entre las prácticas externas que hacen los estudiantes universitarios de los contratos laborales en prácticas, que son ya para titulados. Con bastante frecuencia ambos términos aparecen mezclados en artículos de prensa, y hay que decir que la mayoría de las veces, al leerlos, da la impresión de que quienes los han escrito desconocen la diferencia esencial entre ambas realidades, que radica en el hecho de que las prácticas de los estudiantes son una actividad formativa, mientras que los contratos en prácticas son una actividad productiva. El Real Decreto del año 1981 sobre Programas de Cooperación Educativa, a través del cual las prácticas de los estudiantes universitarios en empresas tomaron carta de naturaleza legal en nuestro país, lo estableció taxativamente: “El programa no establece relación contractual alguna entre el estudiante y la empresa, toda vez que, por su naturaleza, es estrictamente académico y no laboral”. Por tanto, conceptualmente, no cabe hablar de “trabajo” cuando un estudiante realiza unas prácticas, ni de ninguna de las notas constitutivas de la existencia de una relación laboral, singularmente la contraprestación (la percepción por el trabajador de un salario a cambio de su actividad). En consecuencia, las prácticas de las que aquí hablaremos son las de los estudiantes: de diplomatura/ ingeniería o arquitectura técnicas, o de licenciatura/ingeniería arquitectura “superiores”, en la estructura y terminología preboloñesas, o bien de las incluidas en los estudios conducentes a la obtención de un título de grado o de máster, en la nomenclatura propia del Espacio Europeo de Educación Superior (EEES). No ignoramos que también existen las becas predoctorales de los organismos públicos de investigación, pero estos periodos de formación de tercer ciclo se regulan por otras disposiciones legales, en las que no vamos a entrar aquí. Únicamente apuntaremos que el hecho de referirse a estos titulados doctorandos como “becarios”, es otra de las circunstancias que contribuye a confundir a la opinión pública sobre la figura del estudiante universitario en prácticas. Como es sabido, los becarios predoctorales están inmersos desde hace tiempo en una lucha sostenida por la mejora de sus condiciones y por el reconocimiento de sus
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derechos en términos de una equiparación con respecto a los titulares de contratos laborales. Personalmente, y hasta donde conozco las reivindicaciones de quienes se autodenominan como “becarios precarios”, considero éstas justas. Tampoco ignoramos que existen estudios de postgrado preboloñeses, tipo máster o experto, que incluyen periodos de prácticas becadas en el medio profesional, en empresas o en organismos. Ese tipo de prácticas, también para titulados, se encuentran en un limbo legal en nuestro país, dado que no existen disposiciones legales específicas que las regulen. Por extraño que pueda parecer (a mí por lo menos me lo parece) esas prácticas son alegales. Tampoco vamos a referirnos a ellas, salvo para decir que, igualmente, son otro de los elementos que contribuyen a la confusión. Centrados ya en las prácticas que los estudiantes universitarios realizan en la última parte de la carrera (legalmente han de tener ya aprobados el 50 % de los créditos de la titulación), hay que decir que existen diferentes variedades. Por ejemplo, desde el punto de vista de su reconocimiento académico, las prácticas pueden ser una “materia” troncal, una materia obligatoria de universidad (de una universidad en concreto), una materia optativa, o una actividad reconocida a través de los créditos de libre elección, pues la reforma de los planes de estudio universitarios puesta en marcha en España en 1987 dejaba abiertas todas estas posibilidades, más otra implícita: que no hubiera prácticas en los planes ni se previera reconocimiento académico alguno para esta actividad (a pesar de lo cual, muchos estudiantes las han estado realizando igualmente desde entonces). Aunque la reforma del 87 suponía una invitación –tímida, eso sí- a la inclusión de las prácticas en los planes de estudios, no puede decirse que las prácticas constituyeran en ese momento una novedad absoluta en el panorama universitario español. Estudios como los de magisterio o medicina tradicionalmente han prestado un cuidado especial a las prácticas preprofesionales “sobre el terreno”, siendo el ejemplo más ilustrativo de ello la existencia de los hospitales universitarios en nuestro país, en los que se da una perfecta simbiosis entre ejercicio profesional y enseñanza (¿alguien puede imaginar, en otras ramas de actividad, la existencia, por ejemplo, de refinerías o centrales nucleares “universitarias”?). Por otro lado, también hay que tener en cuentas que éstas y otras profesiones están sometidas a la regulación de directivas europeas destinadas a garantizar una calidad homogénea en la formación de estos profesionales, incluyendo sus destrezas prácticas. Las prácticas a las que nos referiremos en este artículo, en definitiva, son las prácticas extendidas a lo largo de las últimas dos décadas, y que en el imaginario social han calado como “prácticas en empresas”, quizás por ser el destino mayoritario de las mismas. Éstas, pienso, son las prácticas que están en el centro del debate boloñés, argumentando algunos que se trata de un terreno abonado para el subempleo y que con esta reforma se va a favorecer la utilización de los “becarios” como mano de obra barata y desprotegida.
2. ¿Para qué sirven las prácticas? Permítaseme una mínima referencia autobiográfica, para que se entienda bien desde dónde escribo. Desde hace veinte años mi principal actividad profesional es la gestión de un programa de prácticas de fin de carrera (obligatorias, por más señas) en una escuela de ingenieros. Hice también mi tesis doctoral sobre este tema, por lo que al cabo del tiempo, acumulando estudios teóricos y evaluativos, junto con la normal participación en proyectos, encuentros específicos y la realización de las correspondientes publicaciones, creo tener una visión panorámica sobre el estado de la cuestión en esta materia que trataré de sintetizar en los siguientes párrafos. Cuando en España, a finales de los setenta, de la mano de la Fundación Universidad-Empresa (capitaneada por el inefable maestro Antonio Sáenz de Miera) se plantea la conveniencia de impulsar las prácticas de los universitarios en empresas, se hace fundamentalmente con el ánimo de favorecer una inserción laboral de los mismos que se valoraba como excesivamente dificultosa. Los titulados se quejaban entonces de ser
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rechazados para los puestos de trabajo por carecer de experiencia y de no poder adquirir ésta… porque no conseguían un primer empleo. Los empresarios –los empleadores, diríamos ahora- se quejaban de la formación excesivamente libresca de los titulados. ¿De qué nos sirve que tengan muchos conocimientos, si luego no saben resolver problemas?, decían. La solución, se pensó, podría ser la adaptación de los Cooperative Training Programs norteamericanos al contexto español. De esta manera se gestó el Real Decreto de 1981 sobre “Programas de Cooperación Educativa”, que, por su naturaleza interministerial, se promulgó por la Presidencia del Gobierno. ¿Qué hemos aprendido en estas ya casi tres décadas de recorrido y extensión de las prácticas en empresas? Pues, esencialmente, que pueden ser un excelente mecanismo de formación, con aportaciones genuinas, y que desde luego mejoran notablemente la empleabilidad de los estudiantes y su inserción laboral. En el plano formativo, cabría destacar que las prácticas permiten al estudiante aplicar en contexto real los conocimientos académicos adquiridos durante la carrera; que posibilitan una aproximación global e interdisciplinar a los problemas (frente a la fragmentación y descontextualización de los conocimientos tan difícil de superar en el ámbito universitario); que le permiten completarlos con otros conocimientos técnicos y especializados propios de su profesión (y, no lo olvidemos, muchas veces más actualizados que los que se estudian en la universidad); y sobre todo, y especialmente, que permiten al estudiante integrarse en un medio nuevo para él, culturalmente distinto a la universidad (otros usos, otras figuras, otras prioridades), permitiendo un proceso de socialización y adaptación al mismo. No menos interesantes son los efectos de las prácticas sobre la inserción laboral. Para empezar una buena parte de las prácticas desemboca directamente en un primer contrato de trabajo. No es extraño. Lo extraño sería que una empresa que se ha preocupado de hacer un proceso de selección (que en muchos casos es igual que el que hace para un titulado) y que después ha formado durante un tiempo a un estudiante terminal para que sea operativo, posteriormente se lo dejara escapar. Como método de selección, las prácticas son superiores a otras estrategias porque no se basan en el pronóstico sino en la prueba del candidato, en contexto real y prolongada.
3. Las prácticas, en la práctica Pero para que estos beneficios puedan obtenerse es necesario hacer una buena práctica de las prácticas. Pienso que la traducción de la filosofía de Bolonia al caso concreto del sistema universitario español va a suponer un claro avance en este tema fundamentalmente por dos motivos. El primero de ellos es que ahora se invita a implantar unas prácticas con reconocimiento académico pleno, con duración suficiente y con una ubicación temporal adecuada. En efecto, el Real Decreto 1393/2007 posibilita la implantación de prácticas de hasta 60 créditos ECTS en los estudios de grado y deja igualmente abierta la posibilidad de incluir prácticas externas en los estudios tipo máster. Teniendo en cuenta que la carga académica de un curso académico completo se ha establecido en 60 créditos, se puede, pues, pensar en prácticas de hasta un año de duración. La cuestión de la duración adecuada, ni excesiva ni demasiado corta, es esencial para calibrar la calidad potencial de unas prácticas preprofesionales. Si se quiere conseguir los objetivos formativos y de inserción a los que aludíamos en el apartado anterior, es preciso entender la estancia de prácticas como un proceso que requiere de tiempo suficiente. ¿Cuánto tiempo? Cuando en diversas encuestas a lo largo de estos años hemos preguntado a tutores, estudiantes, profesores que hacían en seguimiento de las prácticas, expertos en gestión de recursos humanos, etc. han respondido generalmente que 6 meses es el tiempo mínimo para que se produzcan las oportunas transformaciones en el estudiante y para que, por parte de la empresa, merezca la pena hacer el esfuerzo de formarlo. Y ojo que nos referimos a la duración mínima, no a la óptima, que muchos profesionales cifran en 12 meses. Si pensamos en periodos sensiblemente menores, estaríamos acercándonos a otro concepto que, peyorativamente, podríamos denominar como “turismo empresarial”. Por supuesto, no es que esté mal visitar los centros de producción, pero los objetivos que se pueden
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perseguir con ello estarían claramente en otro nivel (quizás, por ejemplo, en los primeros cursos, sea algo adecuado como mecanismo de motivación). Y si se trata de visitas, ya se sabe, tampoco hace falta estar uno o dos meses… Lo cierto es que cuando un estudiante llega a un centro de trabajo para hacer un periodo de prácticas de insuficiente duración, habitualmente se tiende a arrinconarlo, con lo cual es inevitable que tenga la sensación de perder el tiempo o bien de estar ocupado en tareas de escaso valor formativo (en cualquier caso, siempre digo a los estudiantes que el problema no es “hacer fotocopias”, que por otra parte hacemos todos, creo, sino en no hacer otra cosa que fotocopias). En el extremo contrario, si un estudiante se eterniza en la condición de “becario”, no acaba la carrera y no accede a un contrato de trabajo, beneficiándose de la mejora en condiciones y derechos inherente a ese salto, se frustrará y acabará afrontando sus tareas con una actitud negativa. Por tanto, y para resumir la cuestión, la sociedad debe ver las prácticas de los estudiantes como un periodo transitorio, de duración suficiente y limitada, orientado a la consecución de unos objetivos concretos de formación e inserción en el medio laboral. El segundo motivo por el cual se puede esperar que las prácticas mejoren en los planes de estudios que se están confeccionando al amparo del proceso de construcción del EEES, es el énfasis que se está poniendo en el diseño de sistemas de garantía de calidad paralelos a los propios planes. A los críticos de Bolonia y de las prácticas –tomando los temas por separado o conjuntamente- hemos de decir que la situación que se está pergeñando en relación con las prácticas en este momento representa un claro avance respecto a la anterior. Así, en el protocolo de evaluación para la verificación de los títulos universitarios oficiales elaborado por ANECA se afirma: “En el caso de un grado o máster de carácter profesional, será especialmente importante el planteamiento de prácticas profesionales adecuadas, así como el establecimiento de convenios de colaboración con empresas y otras instituciones para la realización de dichas prácticas.” Se exige igualmente que se expliciten las competencias a adquirir, y su forma de evaluación, a través de las prácticas (siempre que estén incluidas en el plan, naturalmente), y, lo más importante, que se especifique el “Sistema de Garantía de Calidad” que afectará a las prácticas externas. En concreto, la universidad deberá “establecer cómo revisará el desarrollo del plan de estudios (objetivos, competencias, planificación,…) a partir de la aplicación de mecanismos y procedimientos adecuados, que se apliquen periódicamente para la recogida y análisis de información sobre la calidad de las prácticas externas”, entre otras actividades. Una de las cuestiones más espinosas en relación con las prácticas, y que merece una reflexión específica, es la que se refiere a la “remuneración” de las mismas. En mi opinión y desde el punto de vista técnico, las prácticas no pueden ser objeto de remuneración económica, aunque considero desde luego deseable que estén becadas. Me refiero a los gastos inherentes a la realización de la actividad: desplazamientos, comidas, alojamiento en su caso, etc. Hay que tener en cuenta que si, por el contrario, el estudiante recibiera dinero a cambio de su actividad entraríamos en la lógica de la contraprestación, ya laboral, y estaríamos por tanto pervirtiendo la naturaleza de las prácticas, que, insistimos, tiene que ser formativa y no productiva. El decreto del año 81 era igualmente muy claro al respecto: si la empresa hace alguna aportación económica al estudiante, ésta lo será “en concepto de bolsa o ayuda al estudio”. Nótese que ni siquiera utiliza la palabra beca, a pesar de lo cual el término que se ha popularizado en nuestro país para aludir a la figura del estudiante en prácticas es el de “becario”. Personalmente, no me gusta esa palabra, y trato de evitarla, porque pone el énfasis en lo económico, que es un aspecto marginal de esta actividad (y no el más noble, precisamente). Pienso que habría sido mucho más adecuado hablar de “aprendices”, aunque tradicionalmente en nuestro contexto se haya reservado este término para la figura del joven en situación de aprendizaje de oficios manuales. En cualquier caso, considero que la “remuneración” de las prácticas, caso de existir, lo será en forma de aprendizajes, aunque sea deseable de todo punto que al estudiante no le cueste un dinero adicional hacer las prácticas, es decir, que éstas estén becadas o costeadas, ya sea por las empresas, por la universidad, si dispone de fondos para ello, o por las administraciones. Hay numerosos ejemplos de ello: las prácticas de los estudiantes de Formación Profesional (el módulo de Formación en Centros de Trabajo), las prácticas del tipo del programa Faro Global, o el mismo sistema MIR al que aludíamos anteriormente.
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La cuestión de la remuneración nos lleva, por asociación, a la de la naturaleza de los trabajos, en el sentido de actividades, que deben hacer los estudiantes durante las prácticas. Otro tema controvertido. ¿Deben los estudiantes hacer tareas de utilidad para la empresa? En mi opinión, sí, y ello a pesar de que, como he dicho, las prácticas no responden a una lógica productiva y no deben ser objeto de remuneración. El problema es que si los estudiantes no trabajan sobre situaciones y problemas reales acaban siendo prácticas… teóricas, lo que es un contrasentido en sí mismo. La mejor forma de conseguir que el estudiante se integre realmente en el mundo laboral y complete sus conocimientos, es, sencillamente, poniéndole frente a situaciones reales y con todos sus condicionantes (complejidad, incertidumbre, insuficiencia de recursos, trato con clientes y proveedores, requisitos de calidad, etc.). Y sin olvidar que el trabajo de cualquier técnico superior conlleva también una importante carga de tareas burocráticas y poco estimulantes (como decía un ingeniero tutor, “el barro lo pisamos todos”) que suelen ser poco tenidas en cuenta en la visión idealizada de las profesiones que se tiene desde la universidad. Las prácticas deben servir para que el estudiante descubra el mundo del trabajo tal como es. No podemos adulterar el entorno laboral para que resulte más grato al estudiante. Algunos expertos en formación en alternancia universidadempresa se refieren a la experiencia de las prácticas como un auténtico “choque” con la realidad. Por otro lado, no podemos pedir al tutor del estudiante en la empresa que le enseñe, que se dedique a formarle, aun a costa de postergar su propio trabajo, que en definitiva se comporte como un profesor particular, y que lo haga a cambio de nada. Parece justo pensar que la dedicación del tutor debe tener un mínimo retorno posterior en forma de una ayuda efectiva del estudiante para sacar trabajo. Eso por no hablar del hecho de que el tutor pueda pensar que está contribuyendo a formar a la persona que puede desplazarle de su puesto, a más o menos corto plazo, teniendo en cuenta que es más joven, quizás está mejor formado en aspectos como la informática o los idiomas, probablemente tendrá más ilusión por el trabajo y estará dispuesto a hacerlo por bastante menos dinero.
4. El futuro inmediato: el énfasis en la calidad de las prácticas Pienso que el debate sobre si prácticas sí o prácticas no es ya en buena medida estéril, incluso con independencia de la pujanza con que se imponga la reforma de Bolonia en primera instancia. Las empresas ya han incorporado esta forma de colaboración con el mundo universitario al ámbito de sus políticas de recursos humanos, de comunicación y de responsabilidad social, y demostradas sus funcionalidades difícilmente van a dar marcha atrás. También las universidades han hecho lo propio, y, cuando pueden, hacen gala de la calidad de sus programas de prácticas externas, conscientes de la valoración que de estas actividades hacen los estudiantes y sus familias en el momento de elegir carrera, considerándolas como una eficaz plataforma para la mejora de la empleabilidad y una pasarela ya casi inexcusable para el acceso al primer trabajo relacionado con los estudios. Será, no obstante, decisión de cada universidad incluir o no las prácticas, y con un determinado carácter y formato, en sus planes de estudios. Y quienes tomen esa decisión deberán ser conscientes también de las consecuencias de la misma sobre el perfil del egresado que se pretenda formar, en términos de competencias buscadas (lo que está claro es -como decía un responsable de selección- que lo no se puede es ser “virgen y con experiencia sexual”). ¿Cómo suplirán sus carencias formativas quienes salgan de la universidad sin la mínima experiencia real de unas prácticas? ¿Cómo, presumiblemente, “pagarán” esas carencias posteriormente? Son cuestiones sobre las que no he oído ninguna reflexión por parte de los detractores de Bolonia. Quizás piensen como aquel que decía que si la realidad no era conforme a sus deseos, pues peor para la realidad… Si las universidades tienen claro que las prácticas son necesarias y convenientes, el primer paso será incluirlas para todos los estudiantes en sus planes de estudios y con una duración suficiente y una ubicación adecuada (valorando, por ejemplo, la conveniencia de vincularlas con el trabajo o proyecto de fin de carrera o, estratégicamente, con el posible acceso a un primer empleo). Quienes tienen menos clara la viabilidad de las prácticas (“no seremos capaces de encontrar para todos los estudiantes”, señalan, por ejemplo) o dudan del interés real de esta actividad, suelen, llegando a una solución de compromiso, pensar que el problema se solucionaría si éstas tuvieran un carácter optativo. Creo que se trata de una forma errónea de pensar, pues de esa manera se llegaría a una situación en la que sólo harían prácticas los estudiantes que quisieran y
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pudieran encontrarlas, y además las tendrían que hacer cuando buenamente pudieran. En realidad, acabarían haciendo prácticas sólo quienes tuvieran menos necesidad de hacerlas. Me explico: quienes, por perfil, expediente académico o contactos familiares/personales estuvieran en mejores condiciones de acceder a un empleo al terminar la carrera, serían, por las mismas razones, quienes más fácilmente conseguirían prácticas. Los excluidos, por tanto, serían precisamente quienes más deberían beneficiarse de esta actividad como forma de mejorar su empleabilidad y de conseguir contactos clave para encontrar un primer trabajo. Por otro lado, al no realizar prácticas todos los estudiantes, no sería posible dedicar un tiempo suficiente y adecuadamente emplazado para las mismas, lo que redundaría en una menor calidad de las prácticas, pues deberían solaparse con las clases o relegarse al verano, con una duración insuficiente y en un momento inoportuno en muchos sectores (los tutores están de vacaciones). Por añadidura, se vería impedida la organización de periodos de prácticas de suficiente duración en otras regiones o países, algo crucial en determinados sectores de actividad. Téngase en cuenta que la movilidad geográfica representa un valor añadido para las prácticas que incrementa su potencial formativo y es un requisito cada vez más valorado en los procesos de selección para titulados superiores. Decidida la inclusión de las prácticas y su formato más adecuado, el siguiente paso es la disposición en la universidad de una estructura organizativa específica y suficientemente dimensionada para la gestión y control de esta actividad. Aquí no caben planteamientos voluntaristas. Por sus características (actividad externa, interdisciplinaria, concertada) la parte de gestión está hipertrofiada en el caso de las prácticas con respecto a otras materias o asignaturas. Y por tratarse de una asignatura que implica tanta gestión es preciso prever personal docente y personal administrativo específicos. Actualmente se debate el borrador del Estatuto del Personal Docente e Investigador, donde se plasmarán las nuevas funciones que habrá de desempeñar el profesorado en el escenario post-Bolonia. Una de ellas es la “dirección, seguimiento y evaluación de las prácticas externas”. Sin duda será una importante y positiva evolución implicar de esta manera al profesorado en las prácticas, pero aun así debemos ser conscientes de que la puesta en marcha de un programa de prácticas externas implica muchos otros procesos para los cuales habrá que disponer igualmente de profesores reciclados o especializados en esta peculiar materia. Enunciamos sucintamente, y a la luz de nuestra experiencia, los más importantes: • Información inicial a los estudiantes (condiciones de acceso a las prácticas, objetivos y características de las prácticas, procedimiento para realizarlas). • Recepción y tramitación de las solicitudes de prácticas (diseño de formularios y aplicaciones informáticas, mantenimiento de bases de datos, entrevistas de orientación profesional, formación en técnicas de búsqueda de empleo). • Búsqueda y concertación de estancias de prácticas (determinación estratégica de las empresas y entidades colaboradoras, toma de contacto, negociación de las ofertas). • Asignación de plazas a los estudiantes (preselección de candidatos, búsqueda de un ajuste lo más perfecto posible entre perfiles y ofertas, colaboración con los técnicos de selección de las empresas). • Formación específica de los estudiantes previa a las estancias (seminarios, elaboración de materiales didácticos, tutorías individualizadas). • Planificación de las estancias (elaboración de planes de trabajo para las estancias de forma concertada Universidad-Empresa). • Seguimiento de las estancias (contacto con los estudiantes desplazados y con los profesionales que los tutelan). • Evaluación de las prácticas (de cada estancia y del programa en su conjunto, diseño y aplicación de herramientas de evaluación, trámites para la calificación y reconocimiento académico de la actividad). Por supuesto, no sólo las universidades y sus unidades internas (centros departamentos, servicios de prácticas-empleo, institutos) habrán de implicarse en el correcto desarrollo de las prácticas. Otras instancias, múltiples, deberán hacer lo propio, cada una en el ámbito de sus competencias: ministerios afectados, Comunidades Autónomas, agentes sociales, etc. He aquí, a modo de conclusión y de sugerencia para quien
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corresponda, algunas posibles ideas y líneas de trabajo sobre diversos aspectos que sería conveniente abordar a corto y medio plazo: • Estudiar el fenómeno (ni siquiera sabemos el número aproximado de estudiantes que están haciendo prácticas en este momento), los distintos planteamientos existentes y su relación con los resultados que producen. Hay que realizar investigación desde distintas disciplinas o mejor desde una perspectiva interdisciplinar. Hay que hacer evaluación, estudios teóricos, estudios comparados sobre la situación del tema en distintos países europeos y de otras latitudes, o, sin salir de nuestro propio país, comparar los planteamientos existentes en los distintos niveles de formación preprofesional (desde la secundaria a las escuelas de negocio, pasando por los MIR y similares). Es preciso clarificar roles, dar pautas de actuación y orientaciones a tutores, coordinadores de prácticas y a los propios estudiantes. Hay que encontrar una forma operativa y al tiempo suficientemente rigurosa de planificar las estancias. Hay que crear cultura pedagógica sobre las prácticas. Como le decía hace poco a un alto responsable político sobre universidades, creo que una buena forma de empezar sería hacer un Libro Blanco sobre el tema donde se analizara en profundidad el fenómeno de la cooperación educativa universidad-empresa. • Publicar; la bibliografía específica sobre prácticas de universitarios en empresas en España es bastante raquítica. • Informar a la sociedad y concienciarla acerca de los beneficios que se derivan de estas actividades. Hacer evidente y visible el interés social de las prácticas. Combatir los estereotipos negativos que degradan la figura del estudiante en prácticas. Divulgar, informar, editar guías para una buena práctica de las prácticas, explicar a los agentes sociales la trascendencia del tema. • Trabajar en la estructuración de un tipo de profesionales que ya están ahí - los coordinadores de prácticas en universidades y en empresas- y que ahora están muy poco provistos de canales y foros específicos para el debate, la comunicación y el intercambio de experiencias (poner en marcha asociaciones, boletines, revistas, encuentros, jornadas, blogs, wikis, etc.). • Fomentar la movilidad geográfica y el intercambio de estudiantes en prácticas entre las distintas CC.AA y, por supuesto, con el extranjero. Tratar de contrarrestar el localismo, tan empobrecedor, en la cooperación universidades-empresas. • Promover medidas específicas para incorporar más activamente a las pymes –claramente predominantes en España– a este proceso. Las grandes empresas ya lo han hecho y están dando síntomas de saturación en cuanto a las demandas para recibir estudiantes, lo cual no beneficia a la calidad de las prácticas. • Crear nuevas estructuras de mediación universidad–empresa, o potenciar las ya existentes, para gestionar la oferta y la demanda de prácticas. En las universidades deben explorarse nuevos modelos de gestión de las prácticas, y particularmente en las grandes, decidir si la responsabilidad sobre la organización de las prácticas debe residir en las facultades y escuelas, siendo una materia tan importante en los planes de estudios, o en los servicios centrales tipo COIE, o si debe ser compartida y cómo. Sin olvidar que si se responsabiliza a las facultades/ escuelas de la gestión de las prácticas, han de ser dotadas de recursos específicos (incluyendo profesores y personal administrativo dedicados en exclusiva a este tema). • Reformar de una vez (hace muchos años que viene anunciándose) el R.D. del año 81, parcheado en el 94, que se creó a la medida de una experiencia particular y que ya ha quedado ampliamente desbordado por la diversidad de planteamientos que han emergido, conforme las prácticas se han extendido a titulaciones con necesidades formativas y circunstancias muy diversas. Una reforma que debe hacerse con tino, contando con la opinión de quienes han experimentado programas a lo largo de estos años desde universidades y empresas. La nueva regulación debe hacerse con la filosofía de que sea un instrumento facilitador, no un corsé, pero la mismo tiempo tiene que propiciar el control, para prevenir posibles abusos. Las prácticas son una herramienta de enorme potencial pero de delicada utilización porque se sitúan a mitad de camino entre el mundo académico y el profesional, no perteneciendo realmente a ninguno de ellos. Es responsabilidad de todos incorporarlas a nuestra cultura universitaria y empresarial no permitiendo
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su desnaturalización ni la desviación respecto de los objetivos que son su razón de ser: la mejora en la formación y la empleabilidad de los estudiantes.
Javier García Delgado (Madrid, 1961) es doctor en Filosofía y Ciencias de la Educación por la Universidad Complutense de Madrid (1996). Posee un Máster en Organización y Dirección de Recursos Humanos (1998) por el Instituto de Directivos de Empresa-IDE/CESEM de Madrid. Es profesor titular de la Universidad Politécnica de Madrid y coordinador del programa de prácticas en empresas de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Minas desde 1988. Miembro fundador y colaborador permanente de la Cátedra UNESCO de Gestión y Política Universitaria de la Universidad Politécnica de Madrid. Ha sido secretario técnico de la Sección de Calidad en la Educación de la Asociación Española para la Calidad –AEC–. Autor de múltiples artículos, ponencias, proyectos y colaboraciones sobre las prácticas preprofesionales en la formación universitaria (tema de la tesis doctoral) con entidades diversas.
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El posgrado en el marco del Espacio Europeo de Educación MIGUEL VALCÁRCEL Catedrático qa1vacam@uco.es BARTOLOMÉ M. SIMONET Investigador qa2sisub@uco.es Universidad de Córdoba http://www.uco.es/grupos/FQM-215/
RESUMEN La adaptación de la oferta académica de postgrado al Espacio Europeo de Educación Superior en España no ha seguido el desarrollo que la lógica de la nueva ordenación de enseñanzas exigía, dando como resultado una adaptación con evidentes carencias que, aún pasando el umbral de 2010, serán temas de agenda pendiente por resolver en la reforma universitaria. El proceso para la definición del marco normativo ha seguido causes más políticos que estratégicos en el diseño de los nuevos estudios oficiales, dotando al proceso de convergencia elementos de confusión de cara a la comunidad universitaria. El marco para el desarrollo de las competencias de los estudios de postgrado y el sistema de garantía de la calidad en el mismo son dos de los temas que destacan por su deficiente desarrollo, y a los cuáles habrá que hacer frente inexcusablemente. Palabras clave: Postgrado, competencias, calidad, enseñanzas, Máster, Doctorado ABSTRACT The adaptation of the post grade curricula to the European Higher Education Area has not followed a logic way based on the new studies structure approved. The results obtained shows several lacks that, once passed the 2010 goal, will be schedule issues to resolve for the higher education reform. The legislative process has followed a political way instead of a strategic in the new official studies, giving to the university community more confusion elements about the convergence. The frame for the development of the competences in the post grade studies and also the quality assessment system for these studies are two of the themes that arise for its deficient design, that universities and government must face on. Keywords: Postgrade, competences, quality, studies, Master, Doctorate.
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1. Contextualización Nos encontramos al borde de un ataque de nervios, a un año de la culminación del proceso de Bolonia. Por segunda vez en este período (1999-2009) la universidad ha sido protagonista mediática. Después del sarampión del fenecido “Catálogo de Titulaciones” ahora despiertan los anti-Bolonia y, para contrarrestar el clamor, se pone en marcha una “campaña informativa” a menos de un año de la culminación del proceso. Son dos botones de muestra del fracaso del proceso de Convergencia en España. Documentos relevantes, como la “Propuestas para la Renovación de las Metodologías Educativas en la Universidad” (MEC, 2006), han tenido una escasa repercusión porque se orientaban al cambio profundo y necesario, del que muy pocos quieren oír hablar. Igual ocurre con las competencias estudiantiles, tema clave por el que se está pasando “de puntillas” y no se ha planteado sistemáticamente, por ejemplo, la formación del profesorado para enseñar y evaluar estas competencias. Los actuales responsables políticos acusan a gobiernos de otros partidos (deporte nacional) y ya hablan de la “Estrategia Universidad 2015”, así como reconocen explícitamente el retraso de más de un quinquenio en el proceso de preparación. Se han olvidado del factor humano, de la financiación (tendencia al coste cero, mal endémico de las reformas universitarias), y del papel protagonista de los estudiantes. Se han cometido, pues, importantes errores estratégicos que han propiciado arenas movedizas y el descontento de los universitarios, en general, y la satisfacción de los refractarios al cambio, que son de variadas tipologías. En este contexto de descontento, se implantaron los másteres antes de definir los grados, simplemente por oportunidad política. Las enseñanzas de 2º ciclo han tenido tres marcos reguladores en pocos años, todo un récord. La indefinición con respecto al doctorado ha dado lugar a soluciones “made in Spain” para reparar los “baches” del camino tortuoso, como por ejemplo: poder solicitar becas del Programa de Formación del Profesorado Universitario (FPU) del Ministerio de Ciencia e Innovación (MICINN) cuando se inician los estudios de máster y la evaluación de los másteres para obtener la Mención de Calidad del doctorado.
2. Marco legal Con todos sus defectos, el Real Decreto 1393/2007 sobre organización de las Enseñanzas Universitarias en España (BOE, 2007) ha supuesto un hito clave, una referencia-marco para poder hacer efectiva la incorporación de España al Espacio Europeo de Educación Superior (EEES). Ha llegado un poco tarde, pero a tiempo si su desarrollo hubiese estado bien planificado. Pero como no se ha preparado adecuadamente al factor humano, el diseño de los nuevos planes de estudio de Grado que se está realizando masivamente en estos momentos tiene el mismo defecto, con raras excepciones, que cada vez que se ha planteado una reforma universitaria: prevalece el reparto de la “tarta de los créditos” entre departamentos y áreas y casi nadie se preocupa de la “tarta de las competencias estudiantiles”. En el citado Real Decreto, las enseñanzas de máster están planteadas en paralelo con las de grado y el texto legal es claro y conciso tanto en la estructuración (Anexo I del R.D.) como en la garantía de calidad (artículo 9 del Anexo I del R.D.). Por el contrario, los Estudios de Doctorado no han merecido una atención especial del legislador y hay ausencias clamorosas, como la no mención del sistema de garantía de calidad de estos estudios al plantear la verificación y acreditación. También es curioso resaltar que en el R.D. no se menciona la palabra “posgrado”, habitual en Europa, cuando su planteamiento es imprescindible si se tienen en cuenta desarrollos normativos posteriores. La Dirección General de Universidades (DGU) del MICINN ha tratado de minimizar la indefinición del Doctorado en el Real Decreto mediante dos Resoluciones. En la primera, del 16 de julio de 2008 (DGU, 2008a), señala que a partir del curso 2009-2010 toda la oferta de másteres se hará conforme al R.D.
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1393/2007 y, en consecuencia, deberá someterse al proceso de verificación de ANECA. Por el contrario, no queda claro si el programa de doctorado debe verificarse puesto que éste carece de un plan de estudios. En la segunda Resolución (DGU, 2008b) señala que a efectos de verificación deberá indicarse la denominación del programa de doctorado, criterios de admisión, especificación de vías de acceso y organización del período de formación. Por último, indica que deberán garantizarse además las competencias indicadas en el Real Decreto. Es decepcionante el hecho de que entre los requisitos no figure el establecimiento de un sistema de calidad para los estudios de doctorado. Otro motivo de desconcierto en estos momentos es la posibilidad de que los títulos de grado y máster sean verificados por Agencias de Calidad Autonómicas que pertenezca o estén en trámites de pertenecer a la ENQA, lo que está previsto en el R.D. De hecho, algunas de estas Agencias ya han empezado a establecer la infraestructura necesaria y en algunas Comunidades Autonómicas los diseños de títulos deben enviarse simultáneamente a las dos Agencias y al Consejo de Universidades. Ello establece una desigualdad interregional y, además, no parece coherente con el carácter estatal de los títulos. El correspondiente convenio entre ANECA y las Agencias Autonómicas sigue sin firmarse, pese a que se ha anunciado hace más de 6 meses.
3. Marco normativo La evaluación de los Estudios de máster y doctorado tiene un tratamiento desigual en el Real Decreto. En el caso de los estudios de máster existe un claro paralelismo con los estudios de grado y tanto en el capítulo IV como en el apartado 9 del Anexo I establecen los procedimientos de verificación, seguimiento y acreditación, así como los contenidos de un sistema de garantía de calidad como requisitos mínimos para su evaluación. Por otra parte, ANECA, en su programa VERIFICA, tiene publicados documentos únicos para la verificación de los estudios de grado y máster siguiendo el esquema de los 10 ítems del Anexo I del R.D. No ocurre igual con los estudios de doctorado. En el capítulo V se exponen las directrices genéricas de estos estudios, pero existe una contradicción en el inicio (artículo 2) que señala que todas las disposiciones del R.D. serán de aplicación a las enseñanzas universitarias de grado, máster y doctorado, y el capítulo VI dedicado a la verificación/acreditación que sólo se refiere a los estudios de grado y máster. Es un “agujero negro” legal. ANECA no tiene publicado, hasta la fecha, documentos referidos a los procesos de verificación/acreditación de las enseñanzas de doctorado. La principal razón de ello puede ser la ausencia de referencias explícitas en el R.D. Por otra parte, existe desde 2003 el programa de Mención de Calidad del doctorado, que no se mantiene en el Real Decreto, en contraste con la Mención de Doctorado Europeo.
4. Las competencias estudiantiles Es otro tema conflictivo en la construcción del EEES en España. A pesar de la apuesta del aprendizaje en competencias en el R.D. (BOE, 2007) es un aspecto calificado como “difícil” por la mayor parte de la comunidad universitaria, que diseña planes abordando las competencias estudiantiles de una forma más burocrática que real. Mucho nos tememos que seguirá siendo una asignatura pendiente mucho después del año 2010. Son dos las deficiencias más relevantes que han propiciado esta lamentable situación. Por una parte, no se ha formado adecuadamente al profesorado para tener las competencias necesarias para diseñar, enseñar y evaluar las competencias estudiantiles. Por otra parte, el non-nato MECES (Marco Español de Competencias Estudiantiles), cuyo establecimiento fue publicado por el equipo ministerial responsable del R.D. varios meses antes (BOE, 2007); se ha quedado sólo en una intención, y eso que se trata de un punto crítico en el proceso de transformación de las enseñanzas universitarias en el que estamos inmersos. Valcárcel, M., Simonet, B. EL POSGRADO EN EL MARCO DEL ESPACIO EUROPEO DE EDUCACIÓN SUPERIOR
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También debe reconocerse que los mayores esfuerzos hasta ahora se han centrado en las competencias de los estudios de Grado y han sido poco consideradas las de los estudios de máster y doctorado, que tienen igual importancia si se tiene en cuenta el enfoque integral del R.D., el cual enumera en el Anexo I las competencias de cada ciclo y que prácticamente coinciden con los Descriptores de Dublín. Una de las asignaturas pendientes en este nuevo sistema enseñanzas-aprendizaje es la diferenciación dentro de la gradación de las competencias de cada uno de los tres tipos de egresados del sistema universitario. De acuerdo al R.D. deberán garantizarse como mínimo las siguientes competencias básicas de los egresados de máster: • Que los estudiantes sepan aplicar los conocimientos adquiridos y su capacidad de resolución de problemas en entornos nuevos o poco conocidos dentro de contextos más amplios (o multidisciplinares) relacionados con su área de estudio; • Que los estudiantes sean capaces de integrar conocimientos y enfrentarse a la complejidad de formular juicios a partir de una información que, siendo incompleta o limitada, incluya reflexiones sobre las responsabilidades sociales y éticas vinculadas a la aplicación de sus conocimientos y juicios; • Que los estudiantes sepan comunicar sus conclusiones –y los conocimientos y razones últimas que las sustentan– a públicos especializados y no especializados de un modo claro y sin ambigüedades; • Que los estudiantes posean las habilidades de aprendizaje que les permitan continuar estudiando de un modo que habrá de ser en gran medida autodirigido o autónomo. Las competencias básicas que se establecen para los egresados de doctorado son: • Que los estudiantes hayan demostrado una comprensión sistemática de un campo de estudio y el dominio de las habilidades y métodos de investigación relacionados con dicho campo; • Que los estudiantes hayan demostrado la capacidad de concebir, diseñar, poner en práctica y adoptar un proceso sustancial de investigación con seriedad académica; • Que los estudiantes hayan realizado una contribución a través de una investigación original que amplíe las fronteras del conocimiento desarrollando un corpus sustancial, del que parte merezca la publicación referenciada a nivel nacional o internacional; • Que los estudiantes sean capaces de realizar un análisis crítico, evaluación y síntesis de ideas nuevas y complejas; • Que los estudiantes sepan comunicarse con sus colegas, con la comunidad académica en su conjunto y con la sociedad en general acerca de sus áreas de conocimiento; • Que se les suponga capaces de fomentar, en contextos académicos y profesionales, el avance tecnológico, social o cultural dentro de una sociedad basada en el conocimiento. Es curioso indicar cómo el aprendizaje de la transferencia de conocimiento y tecnología brilla por su ausencia en este listado de competencias, a pesar del esfuerzo del MICINN de promocionar esta actividad en la Universidad.
5. El sistema de garantía de calidad del posgrado Tal como se ha indicado, los estudios de máster tienen referencias legales (R.D.) y evaluativos (ANECA) para poder desarrollarse y ser evaluadas (verificación/seguimiento/acreditación). No ocurre así en el caso de los estudios de doctorado. Es curioso indicar que la Resolución de la DGU sobre verificación de los estudios de Doctorado fija como requisitos mínimos: que el periodo de formación del programa de doctorado se articule como un máster sometiéndose al proceso de verificación y que el período de investigación constituya un proceso interno de las universidades. En ningún momento se hace mención expresa al sistema de garantía de calidad, tal como
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se ha indicado, lo que sorprende dada la importancia estratégica de estos estudios para el futuro de las universidades. En el estudio EA2008-0292 del Programa de Estudios y Análisis del MICINN se ha diseñado un Sistema de Garantía de Calidad del Doctorado (SGCD), que próximamente se pondrá a disposición de la comunidad universitaria. Los aspectos clave de esta propuesta son: 1. La existencia de una única unidad/comisión de calidad del posgrado (máster y doctorado) para evitar duplicidades y optimizar recursos. Podrían existir subunidades para la calidad de los másteres y el doctorado. Figura 1. Unidad de Garantía de Calidad del posgrado.
Fuente: Elaboración propia. 2. Definición de un Manual de Calidad integral de los estudios de posgrado que contemple tanto el máster como el posgrado con objetivos comunes y específicos, procedimientos generales y particulares, etc. Figura 2. Manual de Calidad del posgrado
Fuente: Elaboración propia. 3. Para el SGC específico para el(los) máster(es) se utilizarán las referencias del apartado 9 del Anexo I del R.D. por el que se establece la ordenación de las enseñanzas universitarias oficiales y los documentos del programa VERIFICA de ANECA.
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4. Para el SGC específico para el doctorado se han utilizado como referencias los requisitos principales para la obtención de la Mención de Calidad del doctorado, y se han configurado con detalle procedimientos para la obtención de los indicadores cualitativos y cuantitativos siguientes: 4.1. Indicadores cuantitativos (con fichas detalladas para cada uno): • Indicadores de la fase de formación: tasa de eficiencia (de uso obligado según R.D.). • Indicadores de la fase de investigación: tasa de graduación, tasa de abandono (de uso obligado según R.D.). • Indicadores complementarios: tasa de evolución de la matrícula. • Indicadores del profesorado: tasa de productividad científica, tasa de actividad científica (proyectos, contratos, etc.), tasa de éxito en alcanzar tramos de investigación (Comisión Nacional Evaluadora de la Actividad Investigadora). • Indicadores de calidad relacionados con las tesis doctorales: tasa de tesis doctorales defendidas, tasa de doctorandos, tasa de productividad científica en las tesis doctorales, tasa de tesis doctorales defendidas con aportaciones de transferencia de conocimiento y tecnología, tasa de internacionalización de las tesis doctorales (doctorado europeo), tasa de movilidad de doctorandos, duración de la movilidad de doctorandos, tasa de empleabilidad (inserción laboral). 4.2 Indicadores cualitativos (con herramientas y modelos de recogida de información y emisión de informes): • Análisis de la satisfacción global sobre el título. • Sugerencias y reclamaciones. • Evaluación de la inserción laboral de los graduados y de la satisfacción con la formación recibida. • Análisis de las competencias iniciales y formación inicial. • Procedimientos para el seguimiento anual del desarrollo de las tesis y evaluación de las labores de dirección. • Análisis de los programas de movilidad.
6. Los puntos críticos A modo de resumen de lo expuesto, se considera que en la actualidad los aspectos más relevantes a abordar para la consolidación del EEES en España en el contexto del posgrado son los siguientes: • Consolidar definitivamente en las universidades españolas los estudios de posgrado como combinación de máster(es) y doctorado, dada la desaparición de los programas de doctorado aislados. Este es un cambio importante, ya que puede afectar, entre otros, a diferentes vicerrectorados, a las relaciones de centros-departamentos y a la existencia de Escuelas de posgrado. Esta última opción es ampliamente recomendada por los autores de este artículo. • Poner un mayor énfasis en las competencias estudiantiles (diseño, impartición y evaluación) en los estudios de másteres y doctorado, en claro contraste con la importancia casi exclusiva que tienen en los estudios de Grado en la actualidad. En este contexto, sería importante también reforzar la formación práctica en competencias del profesorado de los másteres y tutores/ directores de tesis doctorales para que orienten a sus enseñanzas adecuadamente. Por fin, el proyecto de R.D. sobre el Estatuto del PDI reconoce explícitamente la dirección de tesis doctorales como labor docente del profesorado. • Pese a que actualmente no es requisito, es altamente recomendable desarrollar un sistema de calidad del doctorado integrado en un sistema de garantía de calidad de posgrado. Así lo requiere el R.D. y será un argumento adicional que reforzará la solicitud de verificación, según la Resolución de la DGU. • Regular los cursos, seminarios u otras actividades orientadas a la formación investigadora dentro de los programas de doctorado con trayectorias curriculares diferentes, según los perfiles de
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estudiantes de nuevo ingreso. Estas actividades no se sistematizan adecuadamente en la mayoría de las ocasiones. Debe definirse y asegurar su calidad dentro del programa de doctorado. • El sistema de garantía de calidad de posgrado debe contener de forma específica sistemas para asegurar la calidad de proyectos de fin de máster así como de tesis doctorales. Recordemos que las Universidades son las responsables de asegurar la calidad de estos trabajos de investigación realizados por los estudiantes.
Referencias bibliográficas MINISTERIO DE EDUCACIÓN Y CIENCIA (2008). Principios y orientaciones prácticas para el diseño de estudios de Grado, Máster y Doctorado, según el R.D. 1393/2007 de ordenación de las enseñanzas universitarias. Estudio EA2008-0292. Convocatoria MEC de “Estudios y Análisis” 2008 (BOE nº 31 de 5/2/2008). ORDEN ECI/939/2008, de 5 de marzo, por la que se convoca la obtención de la Mención de Calidad a programas de doctorado de las universidades españolas para el curso académico 2008-2009 (BOE 5 de abril de 2008). REAL DECRETO 1393/2007, de 29 de octubre, por el que se establece la ordenación de las enseñanzas universitarias oficiales. (BOE 30 de Octubre de 2007). REAL DECRETO 900/2007, de 6 de julio, por el que se crea el Comité para la definición del Marco Español de Cualificaciones para la Educación Superior. R.D. 900/2007 (BOE 19 de julio de 2007). RESOLUCIÓN de 16 de Julio de 2008, de la Dirección General de Universidades sobre diversos aspectos relativos a las enseñanzas de Máster y Doctorado en la nueva organización universitaria. RESOLUCIÓN de 29 de Diciembre de 2008, de la Dirección General de Universidades, por la que se establece el procedimiento para la verificación de enseñanzas oficiales de Doctorado.
Referencias electrónicas ANECA (2007). Guía de Apoyo para la Elaboración de la Memoria para la solicitud de verificación de t í t u l o s o f i c i a l e s ( G r a d o y M á s t e r ) . h t t p : / / w w w. a n e c a . e s / a c t i v e / d o c s / verifica_guia_gradoymaster_090108.pdf (Consulta:02/2009) ANECA (2007). Protocolo de Evaluación para la Verificación de Títulos Universitarios Oficiales. http:// www.aneca.es/active/docs/verifica_protocoloyplantilla_gradomaster_080904.pdf (Consulta:02/2009) JOINT QUALITY INITIATIVE. (2004). Shared ‘Dublin’ descriptors for the Bachelor’s, Master’s and Doctoral awards. www.jointquality.nl/content/descriptors/CompletesetDublinDescriptors.doc (Consulta: 02/2009) MINISTERIO DE CIENCIA E INNOVACIÓN (2009). Borrador del proyecto de Real Decreto sobre el Estatuto del PDI. http://universidades2015.fecyt.es/091ProgEstrategicos/02_EstatutoPDyT/BORRADOR.pdf (Consulta:02/2009) MINISTERIO DE EDUCACIÓN Y CIENCIA (2006). Propuestas para la renovación de las metodologías educativas en la Universidad. Informe elaborado por la Comisión para la renovación de las metodologías en la Universidad del Consejo de Coordinación Universitaria en colaboración con la Cátedra UNESCO de Gestión y Política Universitaria de la Universidad Politécnica de Madrid. Madrid: Secretaría General Técnica - Subdirección General de Información y Publicaciones. http://web.micinn.es/ 04_Universidades/02@EstInf/03@Informes/02-ProRenov/PROPUESTA_RENOVACION.pdf (Consulta:02/2009)
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Miguel Valcárcel es catedrático de Química Analítica de la Universidad de Córdoba desde 1976. Realizó sus estudios de Licenciatura (1968) y Doctorado (1971), ambos con premio extraordinario, en la Universidad de Sevilla. Obtuvo su primera cátedra en la Universitat Autónoma de Barcelona en 1975. Sus principales líneas de investigación se centran en la automatización, simplificación, miniaturización y calidad de procesos químicos de medida, con especial énfasis en la nanotecnología. Es co-autor de 700 artículos científicos, 6 monografía en inglés, 12 capítulos de libros multiautor y 12 libros de texto en castellano. Ha dirigido 63 tesis doctorales, 12 de ellas con mención de “Doctorado Europeo”. En relación con la calidad universitaria, formó parte durante cinco años del Comité Técnico del I Plan Nacional de Evaluación de la Calidad Universitaria y del Comité Ejecutivo de la Unidad para la Calidad de las Universidades Andaluzas. Actualmente es miembro del Comité Ejecutivo de la AQU Catalunya y ha sido Presidente del Comité de Evaluación de la Actividad Docente y de Gestión del Profesorado de las Universidades catalanas. También ha sido Coordinador del Programa de Evaluación del Profesorado de la ANECA. En este ámbito ha actuado de asesor y evaluador externo tanto en España como en el extranjero. En relación con el Tercer Ciclo, ha sido presidente de la Comisión de Doctorado de la Universidad de Córdoba y ha dirigido el estudio sobre “El Tercer Ciclo en España”, patrocinado por el Ministerio de Educación y Ciencia, del que se derivó el proceso de “Mención de Calidad” y la inclusión en Decretos y Órdenes de la “Mención Europea”. También es autor de un estudio sobre el Papel del Profesorado en el Proceso de Convergencia Europea. Ha coordinado también un estudio sobre la Formación del Profesorado, Gestores Académicos y Administrativos en el Proceso de Convergencia, así como un estudio sobre la formación para empleadores y estudiantes con el mismo fin.
Bartolomé M. Simonet es investigador senior en el Departamento de Química Analítica en la Universidad de Córdoba. Estudió Química en la Universitat de les Illes Balears (UIB), en la cual defendió su tesis doctoral en 2001. Al año siguiente se incorporó al grupo de investigación (Bio) Chemical Measurement Processes como investigador postdoctoral, trabajando con los profesores Valcárcel y Ríos. En 2003 obtuvo una plaza como profesor titular en la Universitat de Girona. En el periodo 2005-2006 desarrolló su trabajo profesional en la UIB. Desde 2004 es secretario de la Sociedad Española de Espectroscopia Aplicada. Tiene publicados 58 artículos científicos en revistas internacionales, 4 capítulos de libro. Ha dirigido 2 tesis doctorales y 3 memorias de investigación.
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La Educación, un hecho espacial: el “Campus Didáctico” como arquitectura para el Espacio Europeo de Educación Superior PABLO CAMPOS CALVO-SOTELO Arquitecto UTOPLAN utoplan@telefonica.net www.utoplan.com
RESUMEN Nuestras Universidades se hallan inmersas en la compleja adaptación académica al Espacio Europeo de Educación Superior (EEES). Pero, ¿se están preparando los campus españoles para una metamorfosis de semejante envergadura? Esta ineludible cuestión no está siendo prioritaria para Administraciones o Universidades. En su descargo, no toda la responsabilidad es nacional: desde la Declaración de la Sorbona (1998), no hay escrito alguno de los organismos internacionales sobre el espacio físico, ni en su dimensión urbanística (relación con la ciudad), ni arquitectónica (el campus). Como respuesta urgente, se debe formular una propuesta global: el “campus didáctico”, una filosofía que podría cimentar el salto de calidad que alimenta el EEES. La Universidad es vanguardia intelectual, pero también debe ser paradigma arquitectónico, medioambiental y sostenible. Como respuesta idónea al EEES, el Campus Didáctico puede aplicarse en cuatro esferas: la escala de espacios didácticos: la relación con la ciudad; el campus; el edifico académico y el aula. La transformación de los campus ante el EEES obliga a investigar modalidades de aprendizaje alternativas a la clásica lección magistral. Y estos modernos formatos pedagógicos necesitan unos espacios “didácticos” ad hoc que los alberguen. La educación superior se enfrenta pues a un escenario esperanzador, pero que exige revolucionar sus modelos. Al final, todo acabará afectando al campus (imagen y cuerpo de la institución). Como esto no debe improvisarse, reclamo actuar en dos niveles: las Administraciones deben dictar sin demora recomendaciones para optimizar la arquitectura docente; y –con más urgencia aún–, las universidades tienen que planificar la reestructuración de sus sedes y edificios. Bolonia 2010 no es ni origen ni final del cambio necesario, pero sí un inmejorable pretexto para el salto de calidad de las Universidades.
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Palabras clave: Universidad, arquitectura y urbanismo, campus, calidad, educación superior, aprendizaje medioambiental, modalidades de aprendizaje, innovación, espacio, motivación, planificación campus, modelos universitarios, adaptación al EEES y plan director. ABSTRACT Our Universities are currently involved in the complex process of academic adaptation to the European Higher Education Area (EHEA). But, are the spanish campuses preparing themselves for a transcendental metamorphosis? This unavoidable issue is not yet a priority for Administrations or Universities. In their defence, not all the responsibility is national: since the Sorbonne Declaration (1998), there is no text at all from any international organization that refers to the physical space, nor in the urban dimension (relation to the city) or architectural (the campus). As an urgent solution, a global proposal must be formulated: the “educational campus”, a philosophy which could lay the foundation of the quality headaway which fosters the EHEA. The University is an intellectual avant-garde, but it must also become an architectural, environmental and sustainable paradigm. As the most suitable response to the EHEA, the “Educational Campus” can be implemented in four different spheres: the “Educational Spaces Scale”: relation with the city; the Campus; the academic building and the classroom. The transformation of the campuses in front of the EHEA forces a research about learning modalities which are alternative to the classic masterly lesson. And these modern pedagogical formats demand proper “educational” spaces which host them. Higher education is thus facing an encouraging scenario, but it demands a revolution in its models. In the end, everything will end up involving the campus (image and body of the institution). As this cannot be improvised, I claim for an urgent action in two levels: the Administrations must enact with no delay recommendations to optimize the academic Architecture; and –even more urgently–, universities have to plan the restructuration of their seats and buildings. Bologna 2010 is neither the origin nor the final stop of the needed change, but certainly it becomes an unbeatable pretext for the quality headaway of Universities. Keywords: Higher education, educational mobility, accreditation, Ibero-American Space of Knowledge, Bolonia Process “El curriculum embebido en un edificio instruye tan plena y poderosamente como cualquier curso que se enseñe dentro de él. Debemos comenzar a ver nuestras casas, edificios, granjas, oficinas, tecnologías energéticas, transporte, paisaje y comunicaciones de modo muy semejante a cómo consideramos el aula…” (Orr, 2004)
Introducción La calidad de la Universidad está íntimamente ligada a la calidad de su configuración espacial. Esta afirmación, avalada empíricamente por siglos de excelencia arquitectónica en las Instituciones de Enseñanza Superior, no es sino una elongación conceptual de una realidad más amplia y profunda: la transmisión cualificada del Saber, en cualesquiera de sus acepciones socioculturales e históricas, ha estado siempre acompañada de un marco espacial ad hoc, encargado de albergar, promover y reforzar la ideología del correspondiente modelo docente.
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1. La Educación, un hecho espacial Esta premisa debe situarse como telón de fondo en el escenario de cualquier transformación universitaria, puesto que el Urbanismo y la Arquitectura constituyen un corpus indisolublemente unido a la Institución académica (no deja de ser curioso que la primera sigla del Espacio Europeo de Educación Superior – EEES– corresponda precisamente al término “espacio”…). Nos encontramos a las puertas del prometedor, complejo y afamado 2010. Desde hace años, las universidades del Viejo Continente se hallan inmersas en el proceso de adaptación al nuevo sistema de títulos y ECTS (European Credit Transfer and Accumulation System), tarea imprescindible para la implantación del sistema. Sin embargo, es obligado preguntarse: ¿cómo va a afectar todo ello a la arquitectura de la Universidad?; y, en continuidad con este interrogante, ¿se están preparando los campus para una metamorfosis de semejante envergadura? Si nos circunscribimos al caso español, debo afirmar que mi experiencia como planificador y diseñador de recintos educativos me indica que esta cuestión no está siendo prioritaria ni para las Administraciones ni para las universidades, salvo excepciones a las que me referiré más adelante. En justa descarga de ambas, hay que dejar constancia de que no toda la responsabilidad es nacional, pues la normativa europea no ha estimulado la sensibilidad para con este tema que cabría esperar: desde la Declaración de la Sorbona (1998), no aparece escrito alguno de los organismos internacionales sobre el espacio físico, ni en su dimensión urbanística (relación con la ciudad), ni en la arquitectónica (recintos académicos y sus componentes). Es cierto que se propugna con decidido empuje una versión moderna del aprendizaje, defendiendo su polarización en torno al estudiante, pero dicha filosofía se proclama y difunde sin mencionar las consecuencias que acarreará en la reforma de campus o aulas. Este vacío, aún pendiente de ser colmatado, constituye una seria amenaza para que cristalice la ansiada calidad. Calidad… Posiblemente esta palabra (tan bendita como manoseada), sea la voz más repetida en cuantos documentos, informes y conferencias han jalonado el EEES desde su génesis. Ahora bien, ¿qué entraña este concepto? Y, más allá de su utilización exhaustiva y abusivamente genérica, ¿qué traducción debe hacerse en materia espacial? Un primer intento de arrojar luz sobre estos interrogantes pasa por afirmar que la universidad se ha comportado históricamente como factor de regeneración. La historia de las ciudades, máxime en Europa, es la narración de las recualificaciones inducidas por la presencia de los edificios universitarios. Allá donde han existido lugares construidos para la enseñanza superior se ha incrementado la calidad del tejido urbanístico y económico y –lo que es más trascendente–, la del tejido social circundante. La valía de la universidad se mide no sólo por sus parámetros internos, sino por el impacto positivo producido en el contexto. El nacimiento de un campus espolea en torno a sí un fascinante proceso centrífugo de incremento de la calidad vivencial que supera sus límites. Las virtudes de la universidad se trasladan a la ciudad, que se contagia de su misión formativa. Por tanto, si el EEES apuesta por la subrayada calidad, la incorporación de las universidades al mismo implica la necesidad de que sean acompañadas por una Arquitectura análogamente idónea. Calidad y vanguardia. Es tiempo de sacudirse los convencionalismos que atenazan los espacios universitarios –y demasiadas prácticas docentes que desprenden un amargo olor a naftalina–, para pasar a ser inteligentemente osados. La arquitectura también ha de sumarse a la valentía en la reinvención, desde su sempiterna vocación como mascarón de proa en la vanguardia de las Artes. “El más persistente de nuestros pensamientos sobre el campus señala que la Universidad tienen la obligación de ser valiente, es decir, experimental, incluso hasta el punto de ser osada tanto en su diseño físico como en su tejido edificatorio”. (Alison, 1993)
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Ilustración 2. Campus Arcada de la University of Applied Sciences, Finlandia
Fuente: Elaboración propia. Los valores que un campus puede propagar, a través de su materialización arquitectónica y la armonía en sus espacios libres, trascienden no sólo al plano académico, sino que superan también la sinergia con el entorno urbano, siendo capaces de alcanzar en ocasiones rango de auténtica proclama social. Ese debiera ser hoy el norte de todo proyecto universitario de envergadura. “No se puede excluir la idea de que el campus americano sea el resultado de un proceso racional y autónomo de formalización de la idea abstracta de la sociedad democrática”. (Bitonto & Giordano, 1995) Ilustración 3.Campus central – Lawn. Universidad de Virginia, Charlottesville, EEUU
Fuente: Elaboración propia. Contemplando pues bajo una óptica humanista la necesaria evolución de la universidad hacia una calidad integral, no cabe duda de que debe abrirse paso contando con el espacio físico; expresado en otras palabras, la adaptación de los campus al EEES es una extraordinaria ocasión para alcanzar cotas de progreso que van incluso más allá de la coyuntura del 2010. En el horizonte de excelencia hacia el que hay que caminar aparecen nítidamente dibujados dos elementos solidarios: por un lado, la faceta curricular de la arquitectura, condensada en el concepto de “escala de espacios didácticos”; por otro, y como cualidad incluida dentro del anterior, las nuevas modalidades de aprendizaje y sus lugares asociados.
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2. La Escala de Espacios Didácticos Los principios operativos que entraña este enunciado podrían cimentar buena parte de los saltos cualitativos del EEES, en particular aquellos que afectan a su relación con el contexto socio-urbano. La universidad ha de ser ejemplar en sus múltiples rostros, ejerciendo un “rol didáctico” respecto a los colectivos a los que sirve; como vanguardia intelectual y artística, debe erigirse en paradigma arquitectónico, medioambiental y sostenible. Su misión esencial es la formación integral del alumno, a lo que dedica múltiples recursos; el principal es el capital humano, pero la arquitectura es capaz de aportar valores y transmitirlos con energía: armonía espacial, coherencia en formas y texturas, integración en el lugar (cultural, geográfico, urbanístico), tributo a la sostenibilidad, fomento de una comunidad de aprendizaje mediante la construcción de un escenario adecuado, diseño de una arquitectura que testimonie la sensibilidad hacia el entorno natural, interpretación de cualidades tipológicas de la tradición local o universitaria, etc. Satisfaciendo todas estas virtudes, los espacios universitarios proyectarán cualidades por sí mismos, actuando como “temas” más que como meros “contextos”, y propiciarán en consecuencia la génesis de un ambiente estimulador para el ser humano. “Los edificios moldean el comportamiento. No se puede hacer plena justicia a la expresión visual de los objetos arquitectónicos tratándolos como perspectivas separadas o independientes, como si sólo existieran para ser observados. Tales objetos no sólo reflejan las actitudes de la gente por la que y para la cual fueron hechos, sino que también informan activamente el comportamiento humano”. (Arnheim, 1978) Ilustración 4.Biblioteca del Campus Montilivi de la Universitat de Girona, España
Fuente: Elaboración propia. Los espacios de la universidad deben, pues, inculcar valores curriculares, comportándose “didácticamente”. Como meta de toda esta redefinición está el incremento de la capacidad de motivar, entendiendo ésta como la mejor energía para quien desea aprender. “La Arquitectura tiene aún otro cometido importante: la educación visual que actúa sobre el inconsciente. Evidentemente, la Universidad debe constituir el mayor exponente arquitectónico de nuestro tiempo”. (Peters, 1970)
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Ilustración 5. Biblioteca de Universidad Nacional Autónoma de México
Fuente: Elaboración propia. Por todo lo expuesto, las facetas didácticas deben impregnar a todos los ámbitos de la universidad, conduciéndolos a la excelencia. Y han de hacerlo en cuatro esferas: relación con la ciudad, el campus, el edificio y el aula. Dentro de dichas facetas ejemplares, una de ellas (quizá la que de cara al EEES será más fácilmente adquirible) es la incorporación de modalidades de aprendizaje innovadoras, de modo que esos cuatro escenarios físicos pasarán de una participación inerte (a efectos docentes) a convertirse en lugares inteligentes donde se aloje alguno de los modernos formatos de transmisión del conocimiento. Pero la virtud didáctica trasciende este plano, ocupándose en primera instancia de que la arquitectura universitaria sea capaz de difundir los valores ya citados… La primera lección para un estudiante, ¿no es acaso la belleza del lugar al que accede? Una vez realizada esta aproximación preliminar de tipo conceptual, hay que definir de qué modo la filosofía didáctica puede dar respuesta al objetivo de excelencia inherente al EEES; y debe resolverse mediante su aplicación en las cuatro esferas que construyen la escala de espacios didácticos, las cuales se describen seguidamente. En primer lugar, la integración en el contexto ciudadano, compartiendo recursos e infraestructuras, transfiriendo investigación y activando sinergias urbano-universitarias. En el Viejo Continente, existen paradigmas seculares donde se mantiene desde hace siglos una fecunda y estrecha comunión entre ambas identidades, como Salamanca, Alcalá, Santiago, Valladolid, Oxford, Cambridge, Bolonia o París, tanto en la tradición latina como en la anglosajona. Cada plaza, calle o rincón del tejido universitario-urbano fomenta esta coincidencia recíproca, presidida por la ineludible virtud del contacto personal así propiciado. Son elogiables en este sentido algunas soluciones recientes, las cuales acometen la reforma de ámbitos urbanos cuya finalidad es el énfasis en los espacios propios de la Universidad, tal y como está sucediendo en el trimilenario casco histórico de Cartagena y la Universidad Politécnica, donde algunos itinerarios entre los edificios universitarios encuentran a su paso restos patrimoniales de alto valor.
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Ilustración 6. Ágora peatonal – Campus Muralla del Mar de la Universidad Politécnica de Cartagena, España
Fuente: Elaboración propia. “Sin dejar de reconocer las enormes ventajas y posibilidades de estos nuevos medios de telecomunicación (radio, cine, televisión, prensa, etc.), seguimos creyendo que los lugares de reunión pública, tales como plazas, paseos, cafés, casinos populares, etc., donde la gente pueda encontrarse libremente, estrecharse la mano y elegir el tema de conversación que sea de su agrado, no son cosas del pasado, y que, debidamente adaptadas a las exigencias de hoy, deben tener lugar en nuestras ciudades”. (Sert, 1955) En Europa, la universidad ha sido históricamente sinónimo de ciudad, y no tendría sentido pensar en un futuro común para los países integrantes que no rindiera tributo a semejante seña de identidad secular, previa su necesaria actualización conforme a las circunstancias contemporáneas. El complejo universitario de origen centroeuropeo nace en la ciudad y de esta extrae sus motivos más válidos de subsistencia (Rebecchini, 1981). Ilustración 7. Patio de Escuelas Menores de la Universidad de Salamanca, España
Fuente: Elaboración propia.
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En contraste, el campus norteamericano ansía la excelencia académica, pero desde una formulación urbanística bien diversa, ya que tributa a la utopía de la insularidad y al afán por la autosuficiencia como sustrato ideológico sobre el que armar una comunidad ideal enajenada del bullicio urbano. “La Universidad norteamericana es un mundo en sí, paraíso temporal, etapa grata de la vida”. (Le Corbusier, 1979) Ilustración 8. Campus Pittsburgh de la Universidad Carnegie Mellon, EEUU
Fuente: Elaboración propia. El paradigma estadounidense ha de ser revisado en profundidad. Su validez está íntimamente ligada a su correcta interpretación. Sin embargo, durante décadas ha sido penosamente malentendido en el Viejo Continente, donde las universidades han importado no su naturaleza nuclear, sino una vacía carcasa, una epidermis despegada de su credo institucional. El segundo escenario es el “Campus Didáctico”. Como hábitat doméstico con autonomía vivencial, debe despertar sentimientos de “pertenencia” en el usuario. Espacios libres, naturaleza y arquitectura han de ensamblarse bajo un criterio compositivo idóneo, de tal forma que expresen bondades como armonía, proporción, plasticidad…, o enigma. Un “Campus Didáctico” tiene que interactuar en la formación de la persona, como sucede en la Universidad de Virginia (Jefferson, 1819), o en el Illinois Institute of Technology (Mies Van der Rohe, 1940), o el prometedor proyecto del Campus de Villamayor de la Universidad de Salamanca; este último fue ideado como un recinto en el que las piezas construidas dialogan fructífera y delicadamente con un contexto ecológico (la ribera del Tormes), de modo que mediante un diseño ex profeso se lograra rentabilizar el entorno medioambiental, asumido como sujeto curricular para el estudio y la investigación.
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Ilustración 9. Perspectiva desde el Sur - Nuevo Campus de Villamayor de la Universidad de Salamanca, España
Fuente: Elaboración propia. Ilustración 10. Perspectiva desde el Oeste - Nuevo Campus de Villamayor de la Universidad de Salamanca, España
Fuente: Elaboración propia. En los EEUU, más de 60 años después de su establecimiento, el paradigmático Campus del IIT (Illinois Institute of Technology) continúa hoy constituyendo un modelo cargado de vigencia. El maestro alemán trazó un original conjunto unificado, cuya estructura morfológica se apartaba del tradicional formato jerarquizado que en los Estados Unidos había sido tan prolífico desde el siglo XVII. Rompiendo toda referencia simetrizante, Mies apostó por un nuevo equilibrio, en el que las piezas arquitectónicas, aun guardando fidelidad a una retícula ortogonal común, potenciaban los ámbitos intersticiales del campus, los cuales ya no se entendían como residuos urbanísticos en la ordenación (defecto en el que habían incurrido anteriormente multitud de recintos), sino como ámbitos de centralidad activa. “Mies nos enseña que, sobre los renglones de un ritmo uniforme, empleando los mismos materiales – estructuras portantes metálicas, superficies de relleno de ladrillo o vidrio– se llega a una inmensa variedad y riqueza de soluciones, siempre cuando las proporciones, la textura, las articulaciones y los acabados no se repiten mecánicamente, sino que se estudian cada vez con igual e intacta espontaneidad; cada elemento adquiere así una extraordinaria intensidad expresiva y contribuye con su acento individual a la armonía del conjunto”. (Benevolo, 1974)
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Ilustración 11. Campus del Illinois Institute of Technology, Chicago, EEUU
Fuente: Elaboración propia. Proporción, armonía, unidad en la diversidad…, todas ellas cualidades que el revolucionario recinto del Sur de Chicago parece recomendar al EEES como pauta de actuación. No sería desacertado que las reformas instadas por la convergencia del 2010 se mirasen en el espejo de la historia de la arquitectura universitaria como recurso y fuente de inspiración. Es decisivo igualmente que se otorgue protagonismo a la naturaleza en el campus: su integración coherente será muestra no únicamente de una renovada cultura medioambiental, sino que contribuirá al enriquecimiento curricular del recinto académico, siendo objeto de disfrute e interpretación por parte de la comunidad. Ilustración 12. Campus Babin Kuk de la Universidad de Dubrovnik, Croacia
Fuente: Elaboración propia.
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En tercer lugar, el edificio, que debe abandonar su papel como mero contenedor de aulas, para resolverse mediante soluciones imaginativas y didácticas. Son recomendables muchos de los contenidos de Designshare-Forum for Innovative Schools, organismo internacional que fomenta ideas-fuerza como el “edificio-libro de texto tridimensional”. Ejemplos en esta línea son el Educatorium (Koolhas, Utrecht, 1997), el School of Art&Design (CPG, Singapur, 2007), el edificio OZW-School of Health de la UV University (Dekkers, Amsterdam, 2006) o, en nuestro país, la Facultad de Ciencias Jurídicas de la Universidade de Vigo, cuya “calle educadora” interior engarza los diversos ámbitos áulicos a su paso, convirtiéndose en un “ágora” longitudinal, completamente distinta al pasillo convencional. Ilustración 13. OZW-School of Health de la Universidad UV, Amsterdam, Holanda
Fuente: Designshare. Ilustración 14. Facultad de Ciencias Jurídicas – Campus Lagoas-Marcosende, Universidade de Vigo
Fuente: Elaboración propia.
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La faceta didáctica puede identificarse en otros ejemplos de excelencia, análogamente anteriores al EEES, que nos ilustran hoy con toda su energía, como es el caso del Crown Hall del referido IIT. El Crown Hall era el mayor espacio interior que Mies había realizado y aunque lo justificaba como siempre lo había hecho, es decir, diciendo que debido a su misma generalidad siempre se podía adaptar a fines específicos variables, tenía en mente asimismo otro propósito. El edificio era una materialización con formas modernas de la Bauhütte medieval, la logia donde los maestros constructores, los capataces, los obreros y los aprendices se reunían, planeaban, enseñaban y aprendías, todos en común (Schulze, 1986). Ilustración 15. Crown Hall - Illinois Institute of Technology, Chicago, EEUU
Fuente: Elaboración propia. Por tanto, un cuerpo arquitectónico que propugnaba per se precisamente aquellos valores que la enseñanza de la arquitectura transmitía en su interior. Continente y contenido fusionados en una corporeidad simultánea…, un extraordinario ejemplo del “Edificio Didáctico” que, en su propia configuración como espacio polivalente revestido de vidrio, profesaba fe a la doctrina arquitectónica que se enseñaba a los alumnos. “Convencido de que el espacio interior debería dividirse estructuralmente sólo por razones de estabilidad, propugnó la doctrina del espacio unificado o «universal»”. (Hearn, 2006) La virtud didáctica que los edificios universitarios debieran satisfacer ante el EEES ha de armonizarse con la entrada en escena de nuevas tipologías arquitectónico-funcionales, como los Centros de Recursos para el Aprendizaje y la Investigación (CRAI). Entre otros, pueden mencionarse los ejemplos ingleses del Adsetts Centre (Sheffield Hallam University), el Saltire Centre (Glasgow Caledonian University) o, en los EE.UU., el Information Commons (Northwestern University, Chicago). “El gran reto para el 2010 es integrar las bibliotecas como agentes y servicios clave de la transformación del nuevo modelo educativo que se presenta en el Espacio Europeo de Educación Superior así como responder a los retos derivados del nuevo marco europeo de investigación” (II Plan Estratégico 2007-2010 – REBIUN) Mención expresa merece el caso del Roland Levinski Building de la Universidad de Plymouth, en el que a su flamante perfil multifuncional añade la circunstancia de actuar como rótula entre el tejido urbano general y los ámbitos propios de la Universidad.
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Ilustración 16. Edificio Roland Levinski de la Universidad de Plymouth, Reino Unido
Fuente: Elaboración propia. Por último, la escala de espacios didácticos alcanza su cuarta esfera: el aula. Posiblemente sea esta “célula” el componente que se revise más a corto plazo y con mayor exhaustividad en los campus europeos. Es incuestionable que debe comenzarse por reducir los ratios máximos profesor/alumno, ajuste sin el cual resulta completamente artificial acometer una verdadera evaluación continua de los estudiantes. Pero a la vez resulta crítico investigar modos de enseñanza que rompan con el monolitismo de la clásica lección magistral, como luego se explicará. Tras repasar la subrayada escala de espacios didácticos, queda probado que el denominador común de todos ellos es la insustituible presencia física. La formación integral necesita del contacto personal como condición sine qua non. Los avances en materia de telecomunicación son perfectamente asumibles como complemento a una enseñanza de calidad, pero siempre que se abstengan de proponerse como sustitutos de lo presencial. La Educación es, por tanto, un hecho espacial. “…Sí existe una dimensión arquitectónica de la educación, que tiene una teoría muy adecuada en la obra de M. Bajtín” (Bajtín, 1990; Muntañola, 2007)
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Ilustración 17. Biblioteca del Campus de Tafira de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, España
Fuente: Elaboración propia. Por tanto, y como cualidad insoslayable, se necesita de la arquitectura como marco donde se celebre la actividad formativa. “Un profesor virtual nunca podrá reemplazar a un profesor de carne y hueso. ¡Quién hubiese podido asistir a una clase y a un diálogo en el aula en verdad inteligente de un Sócrates, de un Galileo Galilei, de un fray Luis de León, de un Miguel de Unamuno! El profesor del aula tonta «hace más daño que una pedregada» (metáfora de zonas agrícolas en las que una pedregada destroza las cosechas). El profesor del Aula Inteligente, el que «inspira», el que logra crear una «comunidad de aprendizaje», el que siembra la semilla de la curiosidad y de la solidaridad en sus estudiantes «no tiene precio», al contribuir a crear una sociedad de seres humanos dignos de este noble epíteto: humanos, humanistas, libres, sin poner límites a su imaginación, ni freno a su generosidad”. (Jáuregui, 2003) Ilustración 18. Grupo escultórico - Marist College, Poughkeepsie, EEUU
Fuente: Elaboración propia.
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3. Modalidades de aprendizaje innovadoras y espacios asociados Ante el Espacio Europeo de Educación Superior, es evidente (o debiera serlo) que las fórmulas pedagógicas deben dejar atrás la vetusta lección magistral como única manera de transmitir los saberes. Existe por el contrario una multitud de formas para el hecho educativo, mayores en número y originalidad que las decadentes prácticas del ayer, cuya implantación ha de comenzarse a planificar sin demora en las Universidades españolas. Sin ser exhaustivos, entre estas modalidades podrían citarse las siguientes: lección polarizada, puesta en común general o por núcleos, reflexión en común, puestos de trabajo, estudio o tutoría individual, presentaciones de alumnos, puestas en escena y aprendizaje apoyado en las artes, aprendizaje contemplativo individual, o aprendizaje móvil, entre otras posibles. La lista puede ser más amplia, dado que cada centro podrá diseñar opciones singulares, en función de sus características específicas; por ejemplo, en el caso de la enseñanza de la Arquitectura, son muy recomendables las experiencias in situ, ya que la verdadera interiorización del espacio arquitectónico exige la toma de contacto real con el edificio. Una vez enunciada la relación de modalidades innovadoras, el siguiente paso consiste en relacionar los espacios-tipo donde dichas modalidades se pueden llevar a cabo. Las combinaciones resultantes son tan numerosas como sugestivas, ya que se amplía espectacularmente el elenco de lugares que acojan las acciones de transferencia del conocimiento, trascendiendo a la sempiterna aula. “El aula es el símbolo más visible de una filosofía educativa. Es una filosofía que empieza con la asunción de que un predeterminado número de alumnos aprenderán todos una misma cosa al mismo tiempo de una misma persona de la misma manera en el mismo lugar durante varias horas cada día” (Fielding, 2005). La obsoleta praxis de la enseñanza descrita en la cita precedente debe reemplazarse por un repertorio mucho más sugerente, versátil y progresista. En efecto, esta pareja de diseñadores norteamericanos ponen sobre la mesa la ocasión de que nos planteemos un escenario más amplio, inspirador y prolífico.: “cualquier persona, con cualquier profesor, en cualquier lugar y en cualquier tiempo, aprendiendo cosas distintas”. Aquí reside la verdadera innovación para la Universidad, antes, durante o más allá del EEES. Ilustración 19. Actividad docente - Ipswich School, EEUU
Fuente: Elaboración propia.
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Ilustración 20. Seminario Arquitectura – UPCT
Fuente: Elaboración propia. La aplicación en la Universidad de esta política de “reinvención” podría acarrear que se activaran como lugares potencialmente estimuladores de la transmisión del Saber medios y estancias que hasta ahora han permanecido infrautilizados a estos efectos; a la escala del campus, cabría citar los espacios libres naturales o de intervención (zonas ajardinadas), auditorios o gradas abiertas, residencias y equipamientos asociados, edificios o locales de alumnos, así como lugares alternativos (restauración, áreas wi-fi, exposiciones culturales exteriores, etc), o el CRAI; a la escala de edificio, la entrada, pasillos y comunicaciones internas (“calle didáctica”), despachos, áreas de ocio y descanso o salas de alumnos, entre otros posibles. Ilustración 21. Campus de Guajara de la Universidad de La Laguna, España
Fuente: Elaboración propia.
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Ilustración 22. Grada frente a la Biblioteca Low de la Universidad de Columbia, Nueva York, EEUU
Fuente: Elaboración propia. En Europa, el Programme on Educational Building (PEB) de la OECD transformó en Enero de 2009 su denominación por la de Centre for Effective Learning Environments (CELE). El cambio de denominación se fundamenta en un principio estrechamente ligado a nuestra propuesta del “Campus Didáctico”. La OECD se suma a la línea investigadora que desde hace tiempo vienen trazando educadores y arquitectos, convencidos de que el progreso pasa por asumir que el aprendizaje ya no se circunscribe exclusivamente al aula convencional, sino que invade ámbitos que hasta ahora habían permanecido indiferentes en el proceso educativo. Ilustración 23. Auditorio exterior de la Universidad de Palermo, Italia
Fuente: Elaboración propia.
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Expuestos los dos fundamentos en los que debe cimentarse la reforma de los espacios universitarios de cara al EEES, debe asimismo avanzarse una estrategia operativa, susceptible de ser adaptada y sancionada por cada Institución, en función de sus singularidades curriculares y de su modelo de implantación urbanoterritorial. En una primera lectura, las universidades deben estimular las reformas en profundidad de sus sedes, primando aquellas acciones que tengan por fin la evolución hacia la excelencia. En España, la Secretaría de Estado de Universidades del Ministerio de Ciencia e Innovación demuestra con la Estrategia 2015 y el Programa de Campus de Excelencia Internacional (CEI) su sensibilidad respecto a tan decisiva cuestión. A escala autonómica, es asimismo loable la actitud pionera de la Consejería de Educación del Gobierno de Canarias que, a través de su Dirección General de Universidades, impulsó hace pocos meses la realización del primer Informe sobre adaptación de los Campus al EEES. La plausible iniciativa de los universitarios canarios debiera extenderse a todo el territorio nacional. La entrada en vigor del sistema europeo dibuja sobre la geografía de los Campus la extraordinaria ocasión para acometer una profunda revisión, en la que se convoque al sentimiento utopista como fuerza motriz, emulando quizá lo que sucedió en 1927 durante la génesis de la Ciudad Universitaria de Madrid. “En los momentos actuales, España vuelve a plantearse, como en 1927, el modelo de Universidad que le conviene. Entre las disensiones no parece adivinarse una Idea capaz de impulsar lo que hoy identificamos en la excelencia, con la contundencia necesaria como para proponer de nuevo la Utopía. Falta probablemente en nuestro tiempo la autoridad moral suficiente. O quizás la poesía capaz de ponernos en marcha asumiendo los riesgos de perder posiblemente lo que, de momento, «nos conviene»”. (Baldellou, 2002) Ilustración 24. Perspectiva Ideal, 1928. Ciudad Universitaria de Madrid, España
Fuente: Elaboración propia. Ya dentro del ámbito de acción propio de las Universidades, la paulatina transformación de sus recintos en espacios didácticos, filosofía dentro de la cual se incluirían las modalidades de aprendizaje innovadoras y sus ámbitos asociados, podría seguir la siguiente dinámica operativa. En primer lugar, un pormenorizado análisis de la realidad existente. Cada institución debe efectuar un extenso y minucioso estudio de sus Campus, edificios y aulas, tanto a nivel cuantitativo (número de unidades, superficies, ratios, etc.), como cualitativo (eficiencia funcional, calidad constructiva, flexibilidad
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operativa, adecuación a las disciplinas impartidas, etc.). Con todo ello, se podrá sopesar la necesidad de modificar o mantener las construcciones existentes. En segundo lugar, una mirada al futuro: la imprescindible planificación. Planificar, más que una acción pragmática, ha de asumirse como toda una actitud. En cualquier proyecto que comprometa el devenir de la sociedad, es conveniente enraizarse en la planificación. Pero si los proyectos en cuestión conllevaran una dimensión urbanístico-arquitectónica, la planificación se hace absolutamente indispensable; planificar realidades edificadas supone hilvanar un tejido armado a base de una trama de necesidades sociales (el programa funcional) y una urdimbre de elementos construidos capaces de alojarlas con eficiencia, estabilidad y armonía. Ascendiendo un nivel más, si hay una institución en la que se debe intervenir con extrema sensibilidad planificadora, esa no es otra que la universidad. Como reflejo de la cambiante sociedad, la universidad ha de concebir un futuro partiendo de la premisa de la facilidad de amoldarse a las mutaciones que indefectiblemente atravesará la educación superior. Las sociedades cambian, las culturas cambian y la transmisión del conocimiento y la investigación cambian también; por ello, y ante esa voluble realidad, los denominados “Espacios del Saber” deben preparar su eventual transformación desde su concepción inicial. Planificar es la mejor (y quizá única) garantía de la ininterrumpida validez del campus a lo largo del tiempo. El maestro renacentista León Battista Alberti, en su Tratado “De Re Aedificatoria” (1452), expresaba la poética idea de que un edificio consta de líneas y materia; las líneas son creadas por el espíritu, en tanto que la materia proviene de la Naturaleza…Si se me autoriza una pequeña licencia conceptual, esta noción sería extrapolable al campo de la planificación universitaria: el espíritu es el encargado de imaginar un futuro que asuma incluso su propia alteración, en tanto que la materia consiste en la ejecución paulatina de sus fases, tales que no contradigan la concepción global del recinto. En otras palabras, la creación de un Campus no es tanto el diseño formal de un objeto, sino la fundación de todo un proceso, vivo, flexible y duradero. La planificación de las acciones de adaptación al EEES debiera estructurarse mediante sucesivos Planes Directores, realizados a las escalas que cada Universidad recomiende (relación urbana, Campus o edificio). El nivel más detallado de dichos planes se remitirá al aula, como célula-tipo y unidad básica de docencia. Sería aconsejable que, como labor previa (y desde luego con anterioridad a la ejecución material de lo planificado), se pusiera en práctica alguna experiencia-piloto, que sirva para evaluar el grado de satisfacción en el diseño de los diferentes tipos áulicos. Algo incipiente se ha realizado en el edificio “Juan Benet” del Campus de Leganés de la Universidad Carlos III de Madrid. Ilustración 25. Aulas adaptadas a Bolonia, Campus de Leganés de la Universidad Carlos III de Madrid, España
Fuente: Elaboración propia.
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Las ventajas de la planificación en la universidad se defienden por sí mismas, pero resulta de utilidad incidir algo más en sus particularidades. Antes de acometerla, la mera toma de conciencia por parte de las cabezas rectoras sobre su necesidad supone un salto cualitativo frente a la tristemente habitual resolución cortoplacista o improvisada de la evolución de los complejos docentes; durante su definición ideológica y formal, la discusión de estrategias, valoración de alternativas y concreciones de diseño constituyen un extraordinario escenario de enriquecimiento, propiciado por la aportación de criterios y opiniones de cuantos agentes participen; por último, en su fase de ejecución, la planificación resolverá con mayor facilidad y menor coste en medios y recursos las modificaciones a las que el crecimiento del campus deberá amoldarse en paralelo a las innovaciones que se vayan produciendo, en el plano educativo, social, cultural, económico o urbanístico. Finalmente, es preciso insistir en que ante la planificación de la adaptación de los espacios universitarios al EEES, resulta conveniente (incluso exigible) que se actúe bajo un carácter multidisciplinar, de modo que arquitectos, educadores y responsables de los equipos de Gobierno de las universidades colaboren al unísono desde el arranque de estos procesos. “Las claves de una buena planificación (universitaria) son bien conocidos; un bloque de información suficiente para emprender la tarea y una participación tan amplia como sea posible en el proceso (...) la esencial conjunción de esfuerzos necesarios para alcanzar y apoyar un consenso sobre lo que el futuro debería ser”. (Dober, 1963) A los arquitectos nos compete dar forma al contenedor espacial que sea anfitrión de un determinado modelo docente, pero éste debe ser previamente discutido, consensuado y elaborado en coordinación con los especialistas en disciplinas pedagógicas.
Conclusión Bolonia 2010 no es ni origen ni final del cambio largamente esperado en las Universidades españolas y europeas, pero sí un inmejorable pretexto para actuar decididamente y asumir el inminente reto. Es tiempo, pues, de innovar. Atrás deben quedar las arcaicas fórmulas pedagógicas, pero también las estructuras espaciales apáticas. Innovar supone provocar admiración, al atreverse a imaginar soluciones no vistas antes. Si evocamos el pensamiento del maestro Antonio Gaudí, con su bien conocida cita (“La originalidad consiste en el retorno al origen”), la referida innovación quizá pase por el regreso a la esencia del hecho educativo, es decir, a la relación estrecha entre profesor y alumno; en suma, a la virtud intrínseca a la producción y transmisión del Saber. Ilustración 26. Biblioteca del Campus de Cappont de la Universitat de Lleida, España
Fuente: Elaboración propia. Campos, P. LA EDUCACIÓN, UN HECHO ESPACIAL: EL “CAMPUS DIDÁCTICO” COMO ARQUITECTURA PARA EL EEES
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Y en ese regreso enriquecedor, la arquitectura ha de estar omnipresente, por cuanto el contacto entre personas, directo e irreemplazable, ocurre necesariamente en un lugar físico. “Siempre admiré que la idea que sobreviene, aun la más abstracta del mundo, le dé a uno alas y le lleve a cualquier parte. Detenerse, partir de nuevo, eso es pensar” (Valery, 1921) La Educación es un hecho espacial. Por tanto, y como colofón, la transformación de los campus y edificios de las universidades al EEES han de pensarse, planificarse y ejecutarse sin perder de vista esta trascendental condición, que viene soportando desde hace siglos la excelencia de la formación integral del ser humano…, que es su verdadera misión. Ilustración 27. King´s College de la Universidad de Cambridge, Reino Unido
Fuente: Elaboración propia.
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Pablo Campos Calvo-Sotelo es doctor arquitecto por la Universidad Politécnica de Madrid (1997) con la tesis doctoral: “La Universidad en España. Historia, Urbanismo y Arquitectura”, (publicada 2000, Ministerio de Fomento y Ministerio de Educación y Ciencia), la cual recoge un completo análisis de las Universidades españolas. En la actualidad es profesor de Composición en la Universidad CEUSan Pablo de Madrid. Es autor de numerosos artículos en revistas especializadas: Society for College and University Planning (EEUU); Organisation for Economic Co-operation and Development (OECD); International Association of Universities (IAU-UNESCO). Es colaborador habitual en programas de arquitectura en Televisión Española (TVE). Ha sido conferenciante en universidades e instituciones internacionales: Columbia University, McGill University (Montreal), University of Illinois at Chicago, Institutos Cervantes de Lisboa y Utrecht, TEC de Monterrey (Méjico), La Sapienza (Italia), New York University, University of Pittsburgh, New York City College of Technology, New Jersey Institute of Technology, o el American Institute of Architects, entre otros. Entre sus publicaciones más relevantes, se encuentran: “El Viaje de la Utopía” (Ed. Complutense, 2002), con el que obtuvo el galardón internacional “Premio Vitruvio 2002” y el premio del Ayuntamiento Madrid en 2002. Dicho estudio fue publicado en EEUU: “The Journey of Utopia-The story of the first American style campus in Europe” editado por Novascience Publishers, y presentado en Columbia University y en New York University en 2006. Destacan, también, los libros: “75 Años de la Ciudad Universitaria”(Ed. Complutense, 2004), presentado en New York University y en Harvard University (Colegio Complutense) y “Campus-Madrid” (Ed. Comunidad de Madrid, 2007). Además de docencia e investigación, desde 1990 realiza planificaciones y diseño de campus. Como trabajos más significativos, se encuentran: Plan Director “Cartagena-Ciudad del Saber” (2000), el “Proyecto Universitario-olímpico Madrid 2012” (2001); el estudio “Universidad y Ciudad en la Comunidad de Madrid” (2004). Más reciente ha diseñado el Campus Sostenible en Madrid (2007) y ganado el 3er Premio y Merit Award en Innovative Schools; el Estudio Estratégico Campus Universidad de Alcalá, y Plan Director Universidad de La Laguna; y el nuevo campus de Villamayor de la Universidad de Salamanca, proyecto ganador del “Honor Award” (Primer Premio Internacional de Arquitectura Educativa, 2005) del organismo Designshare–The International Forum for Innovative Schools.
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ENTREVISTA A ISABEL GUTIÉRREZ VICERRECTORA DE GRADO DE LA UNIVERSIDAD CARLOS III DE MADRID
“Al final todas las universidades estarán adaptadas, si bien, la diferenciación entre ellas surgirá en el grado de adaptación conseguido en cada una de ellas” “La primera Universidad en adaptarse a Europa”. Este es el eslogan con el que la Universidad Carlos III de Madrid (UC3M) se da a conocer a la sociedad, con la que se compromete, al difundir su nueva oferta académica: 20 nuevos grados y 5 dobles adaptados a Bolonia; además de ofertar estudios en modalidad bilingüe. La UC3M se define como una universidad pública, joven, moderna e innovadora, internacional, participativa y comprometida socialmente. A juicio de la vicerrectora de grado de la UC3M, Isabel Gutiérrez, Bolonia representa una excelente oportunidad para renovar las metodologías educativas y mejorar la oferta académica oficial. Bolonia supone una refundación de esta universidad, una decidida apuesta institucional por liderar el proceso de armonización europea del sistema universitario español. El resultado de esta apuesta se verá en las generaciones de estudiantes formados con el sistema de Bolonia en la UC3M. Hasta el momento, tiene una amplia acogida la nueva oferta de títulos adaptados a Bolonia. En la entrevista, la profesora Gutiérrez, explica los procedimientos seguidos para llevar a cabo el proceso de adaptación a Bolonia en la UC3M. La consulta a agentes externos en la elaboración de los nuevos títulos y la detección de los déficit formativos, la gestión de los cambios en la docencia y el aprendizaje que plantea la adaptación a Bolonia, el esfuerzo en la adaptación de las infraestructuras y mobiliario universitario al nuevo ENTREVISTA A ISABEL GUTIÉRREZ
modelo didáctico, o la utilidad del proceso de verificación de ANECA, son algunos temas de interés abordados por la vicerrectora. Por otra parte, hace un claro balance sobre el proceso de integración de las universidades españolas al Espacio Europeo de Educación Superior: “se ha llegado tarde”. Tarde por la dilación política en la definición del rumbo adecuado para la armonización europea y por la escasa financiación para llevar a cabo la reforma. Aun así, considera que era necesario Bolonia y seguirá siéndolo en el futuro. P.- ¿Por qué la Universidad Carlos III de Madrid ha sido la primera universidad adaptada a Europa en España? ¿Por qué esta apuesta? R.- La Universidad Carlos III parte de un contexto muy favorable para hacer este cambio. Es una universidad pequeña, relativamente joven, con una plantilla muy poco consolidada aún, con un profesorado muy dinámico, etcétera. Por otra parte, recientemente, ha cambado el equipo rectoral, siendo uno de sus principales objetivos adaptar la universidad a Bolonia, pues lo consideramos una oportunidad, fundamentalmente, para mejorar aspectos como la metodología docente y, también, para actualizar nuestros programas de estudios. Estos son dos de los aspectos fundamentales en los que se basa el 122
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proceso de Bolonia: nuevos programas y nuevas metodologías. Lo veíamos como una oportunidad estupenda y con unas condiciones muy favorables de partida para aprovecharla y realizar el cambio.
“Adaptarse al mundo, en el sentido de crear alumnos con una visión global, con mayores destrezas y habilidades” “La Universidad Carlos III tenía dieciocho años, durante los cuales, algunas de las titulaciones han permanecido desde los inicios sin sufrir cambios y otras se fueron incluyendo con posterioridad. Era hora de cambiar los programas de una manera organizada y sistemática para adaptarlos a los cambios sociales que se han producido” P.- ¿Cuáles son los pilares del cambio de la Universidad Carlos III de Madrid? R.- Muy resumidamente, los pilares serían la apuesta por la movilidad y la internacionalización, así como también disponer de un sistema común de medida, como lo son los créditos ECTS, que van a permitir a nuestros estudiantes que los títulos que obtengan tengan realmente validez en el entorno europeo y, además, les permita hacer estancias en otras universidades. Por otra parte, se aprovecha la oportunidad de cambio para actualizar los contenidos de los programas de estudios. La Universidad Carlos III tenía dieciocho años, durante los cuales, algunas de las titulaciones han permanecido desde los inicios sin sufrir cambios y otras se fueron incluyendo con posterioridad. Era hora de cambiar los programas de una manera organizada y sistemática para adaptarlos a los cambios sociales que se han producido. Esta era una de las grandes apuestas. Y la tercera era la de adaptarse al mundo, en el sentido de crear alumnos con una visión global, con mayores destrezas y habilidades. Evidentemente, el modelo de Bolonia nos posibilitaba materializar este cambio.
“Era necesario transmitir que se trataba de un proceso de cambio que involucraba a todos para mejorar la Universidad; era una forma de renovar el espíritu fundacional de nuestra Universidad”
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P.- ¿Qué procedimientos y criterios habéis seguido para actualizar esa oferta académica oficial? R.- Lo primero que hizo el nuevo equipo rectoral fue realizar una política basada en cuatro mensajes básicos. El primero era convencer y comprometer a la comunidad universitaria, siendo éste un aspecto muy importante al que se respondió satisfactoriamente, dado que existían unas condiciones de partida muy favorables, como ya he indicado. En segundo lugar, era necesario transmitir que se trataba de un proceso de cambio que involucraba a todos para mejorar la Universidad; era una forma de renovar el espíritu fundacional de nuestra Universidad. A cambio de eso, el rectorado se comprometió a gestionar los momentos críticos y a facilitar una guía y una comunicación muy exhaustiva durante todo el proceso. Con esas cuatro condiciones de partida, se hicieron tres niveles de estudios a nivel de las ramas. El Real Decreto establece cinco ramas de conocimiento, pero en nuestra universidad sólo tenemos tres: ingeniería y arquitectura, ciencias sociales y jurídicas y humanidades. Se formaron comisiones por cada rama. Después una comisión por bloques de títulos, los cuales eran muy homogéneos dentro de la rama. Por ejemplo, Administración de Empresas, Economía y Turismo, pues todos están basados en la gestión. O el caso de Industriales como familia versus Telecomunicaciones. Y finalmente, un tercer nivel de grado. En cada uno de esos niveles se fijaban unas pautas para el desarrollo de los planes. Esto favoreció y ha favorecido mucho la transversalidad de las materias. Tenemos asignaturas transversales que ocupan a toda la rama, incluso algunas que son para toda la Universidad. Esa ha sido, aproximadamente, la función que han tenido estos niveles predefinidos, hasta llegar después al acuerdo de los tres centros que tenemos y del Consejo de Gobierno, así como del Consejo Social.
“En cuanto a los estudiantes, desde el principio, contamos con su participación, pero no en las comisiones (…), sino en una comisión paralela de estudiantes en el Vicerrectorado de Estudiantes” P.- ¿Cuál ha sido o cuál está siendo la participación de la comunidad universitaria y 123
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de la sociedad en el proceso de renovación de la oferta académica oficial? R.- Como he dicho, la comunidad universitaria aceptó bastante bien que hubiesen comisiones a tres niveles, con una gran participación por su parte. Ha habido un periodo de información pública en la que todo el mundo podía participar a través de sus aportaciones. Esto en cuanto a los profesores. En cuanto a los estudiantes, desde el principio, contamos con su participación, pero no en las comisiones porque no era factible que un alumno de primero estuviese en una comisión en la que se iba a revisar un plan de estudios que llegaba hasta cuarto. Pero lo sí que hubo fue una comisión paralela de estudiantes en el Vicerrectorado de Estudiantes que fue siguiendo todo el proceso. En el momento final de aprobación de los órganos fueron permitidas todas las alegaciones que plantearon. De hecho, los estudiantes hicieron propuestas muy razonables que fueron tenidas en cuenta en la elaboración de los planes. El tercer colectivo más afectado es el personal de administración y servicios (PAS). Puedo decir que tenemos la suerte de tener en nuestra universidad un PAS muy profesionalizado, que hubo que implicarlos mucho en el proceso. De hecho, en el Vicerrectorado contamos con un servicio de grado que si no hubiese sido por estos profesionales, difícilmente hubiésemos llegado a realizar los trabajos de adaptación dentro de los plazos. Hemos tenido que cambiar procesos de gestión impor tantes, como por ejemplo nuevas aplicaciones informáticas. El PAS ha sido muy colaborador. Colaboración que se ha visto acentuada al entender que se trataba también de una oportunidad paralela para mejorar sus sistemas de trabajo.
“Más que resistencia al cambio, puede entenderse que en la parte final ha existido cansancio por el esfuerzo realizado” P.- ¿Ha habido resistencia al cambio? R.- Siempre hay resistencia al cambio, pues todo cambio implica incertidumbre. Pero pienso que la resistencia al cambio ha sido relativamente escasa. Ha habido, sobretodo, resistencias en el ámbito del profesorado en el proceso de adaptación de los ENTREVISTA A ISABEL GUTIÉRREZ
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planes de estudio. No obstante, más que resistencia, puede entenderse que en la parte final ha existido cansancio por el esfuerzo realizado. Pero en general esa resistencia ha sido mínima.
“Se fue contactando con agentes externos que podían estar relacionados con la titulación (…) e incidieron en aspectos tales como que se favoreciera el estudio de idiomas, la expresión oral o escrita…” P.- ¿Qué grado de influencia ha tenido el sector productivo-empresarial en la definición de la oferta académica de la Universidad Carlos III de Madrid? R.- Nuestra universidad cuenta con una Fundación que mantiene un buen contacto con las empresas. Ésta, además, cuenta con un servicio de orientación profesional para los estudiantes. Por tanto, tenemos y mantenemos un buen contacto con muchas empresas. Al final del proceso, respecto al plan elaborado por cada comisión, lo que se hizo fue someterlos a valoración por parte de las empresas a través de un cuestionario. Al cual contestaron unas ciento veinte empresas en total y, al menos, cada uno de los títulos fue valorado como mínimo por cinco empresas y organizaciones externas, como por ejemplo la Real Academia de la Lengua que emitió un dictamen en el caso de Humanidades, la Biblioteca Nacional para la titulación de Biblioteconomía, etc. Es decir, se fue contactando con ag entes exter nos que podían estar relacionados con la titulación y, en general, las empresas hicieron sugerencias y observaciones sobre las habilidades personales que debía desarrollar cada título sometido a su valoración. Por ejemplo, incidieron en aspectos tales como que se favoreciera el estudio de idiomas, la expresión oral o escrita, que por cierto, se ha convertido en una materia trasversal de todos nuestros títulos. Al respecto, en un principio hubo reticencias, sobretodo por parte del profesorado de ingenierías, no obstante, todas las empresas de ingeniería consultadas mostraron la conveniencia de que los estudiantes mejoraran su expresión oral y escrita, pues ésta es una importante habilidad que debe manejarse adecuadamente en el mundo profesional.
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“Se trata de una oferta más flexible, con más transversalidad…”
simplemente cambiar un plan de estudios y poner unas asignaturas nuevas.
P.- ¿Cuáles son los principales atractivos que ofrece esta nueva oferta académica respecto a la anterior?
Terminar de asumir el modelo de Bolonia es cuestión de unos cuantos años. Si bien es cierto que la implantación de este modelo es una de las tareas más difíciles, no sólo se trata de cambiar unos programas de estudios que después evalúa ANECA con el trabajo que eso conlleva. La implantación del modelo supone trabajar día a día, y, en ese día a día debemos indicar dos aspectos esenciales que tienen una significativa influencia para conseguir el éxito del cambio. Por un lado, el profesorado que tiene que asumir las nuevas metodologías, cuya tarea supone una previa labor de aprendizaje. Por otra parte, los alumnos, que también deben asumir una labor de aprendizaje sobre el muevo modelo. Uno de los retos es que el profesor añada valor a las clases presenciales y que el alumno reconozca ese valor.
R.- Creo que se trata de una oferta más flexible, con más transversalidad y, por tanto, con mayores posibilidades para favorecer, en su caso, que un estudiante que ha entrado en la universidad, cuente con mayores facilidades para cambiarse a estudiar otra titulación si así lo desea. Este nuevo sistema lo facilita más que el anterior. Por otra parte, al haber menos horas de clase, también permite que el alumno que tenga otras inquietudes pueda disponer de más tiempo para organizar su agenda. En el sistema adaptado los nuevos estudios son más flexibles están más basados en las habilidades, sin que se haya producido un menoscabo de sus contenidos. P.- ¿Cómo ha sido la matrícula de estos nuevos títulos? R.- En este curso nuestra Universidad ha tenido mucho éxito en la captación de estudiantes. La Universidad Carlos III es la universidad del distrito de Madrid que más ha aumentado en las cifras de solicitud de plazas, concretamente en un 5%, seguida de la Universidad Rey Juan Carlos. Por otra parte, hemos notado que el tipo de alumno que ha accedido a nuestra Universidad en el último periodo de matrícula responde a un perfil más cualificado. Por ello se explica que hayan subido las notas de corte en muchas titulaciones. En la convocatoria de junio se llegó a cubrir el 92% de las plazas. Por tanto, en general, ha habido una respuesta social muy favorable.
“La implantación en general ha sido muy positiva y estimo que aún deberemos esperar para poder emitir una valoración inicial adecuada sobre los cambios implantados”
La implantación en general ha sido muy positiva y estimo que aún deberemos esperar para poder emitir una valoración inicial adecuada sobre los cambios implantados.
“El cómo gestionar la evaluación continua es uno de los retos del cambio” P.- ¿Han evidenciado alguna mala praxis? R.- Es cierto que ha habido una cierta incertidumbre sobre el proceso de evaluación. El cómo gestionar la evaluación continua es uno de los retos del cambio. Quizás, lo más difícil haya sido aquilatar los sistemas de evaluación con el desarrollo de las clases y asistencia a las mismas.
“Los profesores tienen que adaptar los temarios que, en algunos casos, llevaban impartiendo durante años, a un modelo que se basa en el esfuerzo del alumno”
P.- ¿Qué evaluación puede hacernos de los nuevos títulos implantados?
P.- ¿Cómo está afectando a los profesores, a los estudiantes, al personal de administración y servicios, incluso a las infraestructuras, la implantación de los créditos ECTS y la consecuente renovación de las metodologías educativas?
R.- Esto es una apuesta cuyos resultados se van a ver a medio plazo. No creo que Bolonia signifique
R.- Los profesores tienen que adaptar los temarios que, en algunos casos, llevaban impartiendo
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durante años, a un modelo que se basa en el esfuerzo del alumno, donde el crédito ECTS tiene una interpretación clara, entre veinticinco y treinta horas de esfuerzo, mientras que en el sistema anterior el crédito representaba el número de horas de clase que recibía el alumno. En cuanto al PAS, hemos modificado muchos procedimientos internos, y aún seguimos regulando y adaptando. Hemos cambiado el calendario escolar, con lo cual se ha tenido que entrar en negociaciones con los sindicatos para fijar aspectos tales como el horario de verano.
“El presupuesto existente para remodelar las instalaciones asciende a 1,5 millones de euros” Respecto a las instalaciones se ha producido un cambio muy importante. Hemos hecho una gran inversión en las mismas. Por ejemplo, para el curso que viene, el presupuesto existente para remodelar las instalaciones asciende a 1,5 millones de euros. Hemos convertido aulas grandes en aulas pequeñas, se han instalado equipos audiovisuales en todas las aulas, se han electrificado para el uso de portátiles todos los suelos de las aulas, etc. Esto supone un gran esfuerzo que, necesariamente, impulsa a implantar nuevas metodologías docentes en las aulas.
“A los profesores lo que más les cuesta es realizar el seguimiento continuo de los estudiantes, que implica un mayor énfasis en las tutorías, un mayor número de pruebas a corregir” P.- Respecto al profesorado y los estudiantes, ¿cómo se han adaptado al cambio metodológico? R.- Los estudiantes se han adaptado muy bien. Por su parte, los profesores también se han adaptado bien, pero es cierto que lo que más les cuesta es realizar el seguimiento continuo de los estudiantes, que implica un mayor énfasis en las tutorías, un mayor número de pruebas a corregir, etcétera. Es decir, ahora hay menos tiempo de clase pero bastante más en la atención a los estudiantes.
“La Universidad Carlos III ha licenciado un software antiplagio con la finalidad de educar a los
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estudiantes en la existencia de derechos de autor y en el deber de su respeto” P.- ¿Cómo se garantiza en su Universidad el aprendizaje de competencias en los estudiantes? y, por otra parte, ¿cómo forma y evalúa el profesorado estas competencias? R.- Una de las mayores dificultades a la que se enfrenta el profesorado es la realización de una adecuada evaluación continua. Se parte de que es muy difícil evaluar competencias, destrezas y habilidades en un examen, además de que el nivel de este tipo de seguimiento al alumno que se exige al profesor es novedoso en este nuevo sistema. Se tienen que evaluar a través de la participación, la realización de las tareas propuestas, etc. En este punto me gustaría hacer una aclaración. Muchos profesores han introducido la entrega de trabajos, de ensayos, de presentaciones orales, etc., y ha habido ciertas quejas centradas en que los estudiantes universitarios vienen desde el bachillerato con conductas poco éticas, en el sentido de que copian muchísimo en la realización de sus trabajos. Por ello, es importante indicar que en esa formación y evaluación de competencias, es relevante transmitir que ciertas prácticas no se pueden utilizar en la formación académica, y que es mejor hacer los trabajos por uno mismo. Esto llevará su tiempo. Al respecto, para contribuir en esta línea de formación, la Universidad Carlos III ha licenciado un software antiplagio con la finalidad de educar a los estudiantes en la existencia de derechos de autor y en el deber de su respeto.
“No es obligatorio (asistir a clases), en el sentido de que no pasamos lista. No obstante, lo cierto es que el modelo se basa en la implicación activa del estudiante” P.- ¿Es obligatorio en la Universidad Carlos III asistir a las clases presenciales en el nuevo sistema de aprendizaje? R.- No es obligatorio, en el sentido de que no pasamos lista. No obstante, lo cierto es que el modelo se basa en la implicación activa del estudiante. Por ello, el no ir a clase o el descolgarse de las clases muy tempranamente, es casi una causa de fracaso académico, pues si el profesor realiza y propone en las clases ejercicios, prácticas de 126
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laboratorio, etc., sugiriendo la participación del alumno, y éste no participa, siendo esto un aspecto de evaluación personal, al final, ocurre que el estudiante se presenta a un examen que tiene muy poco valor respecto al porcentaje total de la evaluación conjunta de una materia concreta. Por lo tanto, aún obteniendo en el examen una buena puntuación, al valorarse otros aspectos, puede que no sea suficiente para aprobar la asignatura. Por ello, necesariamente, nos encontramos ante sistemas más presenciales que el anterior. Es cierto que en España, por primera vez, se reconoce la figura del estudiante a tiempo parcial. Ello supone que si un estudiante no puede hacer todas las materias que tiene en un curso, pueda hacer algunas de ellas, pagando sólo por éstas. Lo que sucede es que esto no está muy clarificado en el sistema español. Es decir, en el caso de la universidades a distancia o semi-presenciales, el alumno se ha acostumbrado a ir a una universidad presencial pero no a ir a clase. Lo ideal es que la universidad dé todas las facilidades para que el estudiante que trabaje o tenga otra actividad, pueda hacer un horario compatible pero que, cuando vaya a la universidad, asista a las clases y participe en ellas. P.- Recientemente su rector afirmaba en un importante medio de comunicación que “Bolonia es una oportunidad para reducir el preocupante fracaso, sobretodo inicial, que existe en los universitarios” ¿Por qué? R.- Estoy de acuerdo con esa afirmación. Si bien, creo que esa mejora se va a producir a medio plazo; no creo que el fracaso se reduzca de un día para otro. Si comparamos los datos del primer cuatrimestre del año anterior con los de éste, no se deduce que los de éste tengan que ser necesariamente mejores que los anteriores. Por ese periodo de ajuste que se produce por el cambio de mentalidad en los estudiantes y también en la de los profesores. Es un sistema donde, por lo menos en nuestra implantación, los profesores han tenido más medios. Los estudiantes, también. Ello es así desde el punto de vista de las instalaciones, de las comunicaciones, etcétera. Sin embargo, venimos con una mentalidad que no se cambia de un día para otro. Los estudiantes han venido a clase y al poco tiempo han desertado de las mismas, o no van a las clases más magistrales y sí a las clases más prácticas. Ese fenómeno de disminuir el fracaso al ENTREVISTA A ISABEL GUTIÉRREZ
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principio, es un proceso educativo que, desde luego, creo que se va a producir porque los propios estudiantes que entran en el primer cuatrimestre, para el segundo, van a tener otra actitud, como también los profesores se han dado cuenta de algunos fallos que se han cometido en los sistemas de evaluación.
“Realmente han bajado (las tasas de los títulos adaptados a Bolonia)” P.- ¿Han subido las tasas en su Universidad con los nuevos títulos adaptados a Bolonia? R.- Realmente han bajado. La explicación está en que la Comunidad de Madrid en su Decreto de tasas, que aprueba en el mes de junio, equiparó el crédito ECTS al crédito normal. Para hacerse una idea, una carrera media tenia unos setenta y cinco créditos antiguos por curso. Ahora tiene sesenta créditos, y como se multiplica el número de créditos por la tasa, el alumno ha pagado bastante menos. Esto no ha sido así en todas las Comunidades Autónomas. Así, Cataluña estableció una tasa diferente para el crédito ECTS, de tal manera que multiplicar sesenta por la tasa correspondiente sea igual a multiplicar setenta y cinco por la tasa. En el fondo, el primer curso valía igual que los otros, pero, en la Comunidad de Madrid nuestros alumnos han pagado menos. Por tanto, en el próximo Decreto de tasas habrá que corregir este desajuste, pues a la Universidad le ha supuesto una disminución de ingresos este año por novecientos mil euros. P.- ¿Ha disminuido el número de becarios en estos títulos? R.- No, para nada, son los mismos. El número de becas es constante y no tiene nada que ver con el número de títulos. Las becas se dan en función de la capacidad del estudiante y, en algunos casos, en función de sus recursos económicos. Pero no está predeterminado qué título va a estudiar su beneficiario.
“Hay un balance claro y es que hemos llegado tarde” P.- El próximo mes de junio se cumplen diez años desde que nuestro país se adhirió a la Declaración de Bolonia. ¿Qué balance puede hacernos en este tiempo sobre el proceso de 127
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ar monización de nuestro sistema universitario? R.- Hay un balance claro y es que hemos llegado tarde. La regulación del modelo español se hizo en octubre del 2007, perdiéndose ocho valioso años de trabajo. Lo negativo es que los plazos que tenemos encima van a presionar a muchas universidades a hacer cambios meramente cosméticos. Si hubiésemos dispuesto de más tiempo, las universidades hubiesen podido acometer cambios más profundos.
“Las estructuras de las Universidades españolas estaban muy anquilosadas y pasar a un sistema de tres no era muy aceptado por los rectores en aquel momento” P.- Desde su punto de vista, ¿qué ventajas e inconvenientes tiene ofrecer grados de cuatro años y máster de carácter oficial? R.- En casi todos los países de Europa se optó por un modelo tres más dos. Si bien es cierto que no necesariamente en todas las universidades; por ejemplo, en la Universidad de Cambridge es un modelo de cuatro años. La estructura oficial que ha adoptado el sistema español se parece al modelo norteamericano. La mayoría de los países europeos han adoptado el modelo tres más dos en lugar del cuatro más uno y eso nos va a dar problemas, sobretodo para la movilidad de estudiantes europeos que vienen a España procedentes de titulaciones de ciento ochenta créditos, que pueden hacer máster. Pero en nuestro sistema, nuestros estudiantes con el sistema de doscientos cuarenta créditos, no estamos en condiciones para la movilidad. Por ejemplo, un estudiante de cuarto curso de grado, si quiere ir a estudiar a cualquier universidad británica o una universidad nórdica – que tienen el sistema de tres más dos– surge el problema sobre el curso al que le corresponde acceder, ¿a tercero de grado o a primero de máster? En este aspecto ha habido un mal acoplamiento. También hay que reconocer que las estructuras de las Universidades españolas estaban muy anquilosadas y pasar a un sistema de tres no era muy aceptado por los rectores en aquel momento.
“Lo verdaderamente importante es hacer posible que la universidad pública española se sitúe en ENTREVISTA A ISABEL GUTIÉRREZ
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posición de garantizar en este tipo de titulaciones (humanísticas) un nivel de calidad y excelencia adecuado y, tal vez, partiendo del análisis de la situación actual, para conseguir este objetivo se deba actuar racionalizando los medios disponibles” P.- ¿Bolonia perjudica a las enseñanzas de c a r á c t e r h u m a n í s t i c o ? E s d e c i r, ¿ s e mercantiliza la universidad pública? R.- En cuanto a la primera pregunta, entiendo que no necesariamente. No creo que el hecho de introducir una nueva metodología suponga que se van a privatizar unos estudios. Lo que ha sucedido es que los movimientos anti-Bolonia se han concentrado especialmente en las áreas de Humanidades y, sobretodo, han difundido un efecto que no tiene mucho que ver con Bolonia, pues se ha manifestado un temor infundado a que carreras que ahora son poco demandadas socialmente pudieran ser suprimidas en los catálogos de las universidades. En este sentido, tal vez, lo más positivo sería racionalizar el sistema y hacer que algunas carreras se ofertaran en menos universidades concentrando los esfuerzos para mejorar su calidad en las universidades en que se impartiesen, facilitándose para ello necesarios los medios para que así se posibilite. Pero, en todo caso, no entiendo que se perjudiquen a las enseñanzas humanísticas. En el caso de la Universidad de Oxford, en materia de estudios clásicos es la mejor universidad de Europa, teniendo un título de cuatro años, con muy pocas clases y con un modelo totalmente de tutorización. Nadie duda de que sean excelentes estudios de Humanidades. En cuanto al tema de la mercantilización, lo que subyace es un temor a que puedan eliminarse determinadas titulaciones en la oferta de estudios de algunas universidades, dado que en algunas titulaciones no cuentan con una importante demanda. No obstante, debe indicarse que lo verdaderamente importante es hacer posible que la universidad pública española se sitúe en posición de garantizar en este tipo de titulaciones un nivel de calidad y excelencia adecuado y, tal vez, partiendo del análisis de la situación actual, para conseguir este objetivo se deba actuar racionalizando los medios disponibles en el sentido que he comentado. 128
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“Si la empresa puede beneficiarse de los trabajos que realicen los estudiantes durante su estancia en prácticas, el estudiante también se beneficia con la posibilidad de poder incorporarse profesionalmente en el futuro en la misma, además de adquirir una importante experiencia a la vez que está recibiendo el intangible de la formación práctica” P.- ¿Considera que deben remunerarse las prácticas externas y de empresa que realizan los estudiantes de la universidad pública? R.- Este no es un tema fácil. Aun así, no creo que la remuneración sea un elemento clave en esta relación semi-laboral, pues, si la empresa puede beneficiarse de los trabajos que realicen los estudiantes durante su estancia en prácticas, el estudiante también se beneficia con la posibilidad de poder incorporarse profesionalmente en el futuro en la misma, además de adquirir una importante experiencia a la vez que está recibiendo el intangible de la formación práctica, que también integra un valor en la formación. Nuestra Universidad cuenta con un sistema de prácticas donde se considera una parte académica y una parte que es remunerada si el estudiante quiere. Pero, en general, no se retribuyen las prácticas en las empresas. P.- ¿Qué grado de autonomía se les ha otorgado a las universidades españolas en el Real Decreto de ordenación de las enseñanzas oficiales? ¿Considera que el proceso de verificación de las enseñanzas oficiales ha sido demasiado burocrático, o cree que ha sido fundamental para garantizar la calidad en los estudios a los estudiantes y a la sociedad en general? R.- Respecto a la ANECA, que fue duramente criticada durante el año pasado, hay que entender que era la primera vez que se implantaba este sistema de verificación y acreditación de los títulos a este nivel. Estos procesos de verificación están basados en unos procedimientos que no son españoles sino que su configuración procede de estándares de calidad internacionales, y ANECA los ha tenido que seguir. Es cierto que todos esos sistemas de garantía de calidad en el mundo, lo que observan son aspectos formales y secundarios. Es decir, se analiza si se cumplen unos criterios, si el ENTREVISTA A ISABEL GUTIÉRREZ
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título tiene una estructura adecuada, si las competencias están ligadas a las materias, etcétera. Es muy difícil que ningún organismo acreditador pueda entrar en lo que hay detrás de los títulos. Y lo que hay detrás de los títulos son las personas. ANECA no verifica, ni puede hacerlo, que los profesores que imparten las materias son los adecuados, estén lo suficientemente preparados, sean responsables, realicen investigación, etcétera. Entonces, si se cumplen las formalidades, se cuenta con elevadas posibilidades de obtener la acreditación, pero esto no significa que el título sea bueno o no. No creo que un proceso de verificación trate de determinar quién lo va a hacer bien y quién lo va a hacer mal. Lo que sí está garantizando es que hay unos mínimos y unos estándares que se cumplen en todos los casos y que por debajo de los mismos no se puede aceptar que se oferten títulos en las universidades. Entiendo que la verificación de ANECA es una verificación de mínimos, de aspectos formales importantes y de instalaciones adecuadas en las que se imparten los títulos. Pero no pienso que pueda discriminar unas universidades frente a otras, porque de lo que se trata es que todas ellas, al menos, ofrezcan un mismo nivel de mínimos de calidad.
“No creo que un proceso de verificación trate de determinar quién lo va a hacer bien y quién lo va a hacer mal. Lo que sí está garantizando es que hay unos mínimos y unos estándares que se cumplen en todos los casos y que por debajo de los mismos no se puede aceptar que se oferten títulos en las universidades” El Real Decreto establece dos principios básicos que son muy positivos. Uno es que las universidades son mucho más libres, dentro de unos límites de mínimos establecidos para crear títulos, pues se señalan las ramas de conocimiento, la transferencia de créditos dentro de las ramas, las disciplinas básicas, los créditos mínimos en esas disciplinas básicas. A cambio, me parece muy importante el segundo aspecto, el reconocimiento de la autonomía con la obligación de dar cuentas, que se introduce por primera vez en nuestro sistema universitario. Ahora, las universidades, en contraposición al anterior sistema del catálogo, son libres de elaborar un catálogo a su medida, basado en su capacidad, instalaciones, personal, personal 129
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de administración y servicios, etcétera. Por ello, es lógico que se exija responsabilidad a las universidades respecto a las titulaciones que imparten, pues estas vienen financiadas con fondos públicos. El gran reto es poder hacer compatible la convivencia de ambos principios básicos del Real Decreto. P.- Las universidades han dicho de forma reiterada que esta reforma no puede hacerse a coste cero. ¿Qué le parece la partida extraordinaria del Ministerio de Ciencia e Innovación del Gobierno de España destinada a apoyar esta adaptación aportando ochenta y cinco millones de euros? R.- El Ministerio de Ciencia e Innovación, con buen criterio, ha puesto en valor la necesidad de llevar a buen término la adaptación de nuestro sistema universitario, y eso, conlleva la elaboración de una partida presupuestaria específica para materializarlo. Ha sido fundamental que el Ministerio haya creado esta dotación económica porque el proceso de adaptación supone la necesidad de invertir recursos económicos. Valorar si la cantidad presupuestada en esta partida es suficiente o no resulta difícil, pues existen muchos títulos en España. Además, cada universidad tiene una estructura de costes diferente. Resulta complejo determinar si existe suficiencia con estos recursos. En el caso particular de nuestra universidad, haciendo una estimación muy aproximada de los gastos del año pasado, hemos invertido dos millones y medio de euros para reformar veinte títulos. En todo caso, para las universidades es de agradecer este apoyo económico que ha puesto a su disposición, así como también que el reparto del mismo no se haga de forma lineal, sino en función de la profundidad de la reforma que se lleve a cabo. Al final todas las universidades estarán adaptadas, si bien, la diferenciación entre ellas surgirá en el grado de adaptación conseguido en cada una de ellas.
“No creo que haya un después de Bolonia (…). Después de Bolonia sigue existiendo la necesidad de más Bolonia. Las universidades deberán seguir pendientes de los cambios que se producen en la sociedad, no sólo a nivel estatal sino también mundial, y, sobre ellos, deberán seguir adaptando su oferta académica…” P.- ¿Qué retos tendrán las universidades españolas después de Bolonia? R.- No creo que haya un después de Bolonia. Bolonia es una etapa que había que cubrir, no para ser parecidos a Europa, teniendo una métrica común de créditos, sino que es un reto de renovar los sistemas educativos de enseñanza superior, que no nos equipara sólo a Europa, pues, es muy parecido también en la metodología al sistema norteamericano. Después de Bolonia sigue existiendo la necesidad de más Bolonia. Las universidades deberán seguir pendientes de los cambios que se producen en la sociedad, no sólo a nivel estatal sino también mundial, y, sobre ellos, deberán seguir adaptando su oferta académica, pues no puede pensarse que ningún título permanecerá en el tiempo sin la necesidad de introducir cambios.
Isabel Gutiérrez Calderón es vicerrectora de Grado de la Universidad Carlos III de Madrid. Es catedrática de Organización de Empresas de esta universidad desde 1993. Se doctoró en Economía de la Empresa y licenció en Ciencias Económicas y Empresariales en la Universidad de Sevilla. Ha sido profesora titular de esta universidad y profesora visitante en Arizona State University.
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ENTREVISTA A ANTONIO OBREGÓN VICERRECTOR DE ORDENACIÓN ACADÉMICA Y PROFESORADO DE LA UNIVERSIDAD PONTIFICIA COMILLAS
“En la medida en que se cumplan realmente los objetivos de Bolonia, el balance será positivo”
Bolonia representa lo mejor de la tradición pedagógica de cinco siglos en la Compañía de Jesús: formación integral del estudiante, atención personalizada, internacionalización, dimensión social y práctica de los estudios… Bolonia es un impulso del “valor de la excelencia” de la Universidad Pontificia Comillas. Bolonia es una oportunidad para situar a la Universidad española en el lugar que le corresponde, y recuperar así su prestigio social. Para el vicerrector de Ordenación Académica y Profesorado de Comillas, Antonio Obregón, la reforma universitaria ha llegado tarde respecto a otros países europeos, ha provocado inseguridad a las universidades y los objetivos que se querían llevar a cabo han estado carentes de claridad y determinación. Reconoce, en cambio, que el Real Decreto aprobado en 2007 aportaba una autonomía sin precedentes a las Universidades españolas, pues se venía de una excesiva rigidez. Una autonomía que debe ir acompañada de procesos de acreditación de la calidad del servicio público que prestan las universidades. Sin embargo, la falta de transparencia al inicio de los procesos de verificación de la ANECA ha empañado este objetivo.
los pasos dados por Comillas para su integración en el Espacio Europeo de Educación Superior. Se refiere al modo en el que se está procediendo a la elaboración de los nuevos planes de estudio en Comillas y la detección de las necesidades formativas emergentes de acuerdo a las demandas sociales y productivas del entorno, al incremento de la demanda de la nueva oferta adaptada a Bolonia, a los motivos de resistencia al cambio tanto en estudiantes como en profesores, al carácter obligatorio de la formación didáctica de su profesorado, al diseño del nuevo máster en formación del profesorado en secundaria, a la dimensión social de la universidad en el apoyo a los estudiantes sin recursos económicos, etcétera. P.- ¿Son compatibles los objetivos y filosofía del Espacio Europeo de Educación Superior con la misión y visión del proyecto educativo de su universidad? R.- Ciertamente sí, aunque se parte de la existencia de discrepancias sobre cuáles son exactamente los objetivos de Bolonia. Además, junto a los verdaderos objetivos que figuran en la Declaración de Bolonia, se suelen añadir otros que no siempre están estrictamente relacionados con ella.
A lo largo y ancho de la entrevista, el profesor Obregón expone de forma didáctica y exhaustiva ENTREVISTA A ANTONIO OBREGÓN
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“Los mejores objetivos de Bolonia aparecen en la Compañía de Jesús y en su tradición pedagógica desde hace cinco siglos” No obstante, aquellos aspectos más destacables del Proceso de Bolonia enraízan con la tradición de nuestra universidad. Ideas como la internacionalización de los estudios, la utilidad de los títulos, la empleabilidad de los titulados y, sobretodo, que los estudiantes adquieran una formación no sólo de conocimientos sino también de actitudes y valores, forman parte de la mejor tradición de la Universidad Pontificia Comillas, como una universidad más de la Compañía de Jesús. A nuestro rector le gusta decir que los mejores objetivos de Bolonia aparecen en la Compañía de Jesús y en su tradición pedagógica desde hace cinco siglos. Nuestra atención personalizada al estudiante, el situar a éste en el centro del proceso de aprendizaje, el que nuestros títulos tengan una dimensión humanista y, sobretodo, que también tengan una dimensión útil que pueda prestar un servicio a la sociedad, lo cual está en el fondo de la filosofía de Bolonia, forma parte de nuestra tradición y de nuestra misión universitaria. Con lo cual, la Declaración de Bolonia y todo el proceso que se ha llevado a cabo durante este tiempo, no nos ha resultado en absoluto ajeno y nos ha situado en un estado adecuado para poder llevar a cabo el proceso de la mejor manera posible.
“Con nuestra propia experiencia, más la demanda de los estudiantes y de la sociedad, hemos querido configurar nuestro nuevo mapa de titulaciones (…). Nuestra relación con el mundo académico y también empresarial han sido unos de nuestros rasgos distintivos” P.- ¿Qué criterios y procedimientos ha utilizado su universidad para renovar la oferta académica oficial? R.- Teniendo en cuenta que en nuestra universidad buscábamos precisamente que los títulos puedan prestar un servicio a la sociedad y que fueran útiles ENTREVISTA A ANTONIO OBREGÓN
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para los estudiantes que se forman en ella, hemos partido de la experiencia con la que contamos en todos estos años. Hay que tener en cuenta que nuestra universidad es ya centenaria, lo cual nos permite contar con una larga tradición de títulos universitarios. Esa experiencia adquirida, sin duda, es el punto de partida para la configuración de las titulaciones posteriores con el Proceso de Bolonia. Junto con la experiencia, somos una universidad en la que siempre hemos procurado innovar y estar atentos a las necesidades de la sociedad actual y del mercado. Por tanto, en los últimos tiempos hemos venido desarrollando diversos estudios para intentar adaptar nuestra oferta a las necesidades y demandas que se nos realizaban desde la sociedad. Partiendo de esos dos puntos, nuestra propia experiencia más la demanda de los estudiantes y de la sociedad, hemos querido configurar nuestro nuevo mapa de titulaciones. Siempre sobre la base de que somos una universidad pequeña, que para poder cumplir sus fines es necesario dar pasos seguros y, por tanto, nos hemos dirigido hacia titulaciones en las que sabemos que tenemos recursos, experiencia y, en muchos casos, un buen prestigio ganado por todos los años de tradición universitaria. Esto en cuanto a los criterios que hemos seguido respecto a formar nuestro mapa de titulaciones. En cuanto a los procedimientos, hemos procurado implicar a todas las personas que se encuentran involucradas en un proceso universitario: profesores, personal de administración y servicios y estudiantes. Después, nuestra relación con el mundo académico y también con el mundo empresarial han sido unos de nuestros rasgos distintivos; no podía ser menos que contásemos con el colectivo profesional para poder recavar de ellos aquéllos datos de interés que pudieran asegurarnos y acreditarnos una mejor oferta de nuestros títulos académicos. Con todo, el procedimiento interno seguido en la universidad es el propio de cualquier universidad, de acuerdo con sus propios estatutos y su reglamento general, procurando que todas las partes involucradas pudieran aportar lo que les 132
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correspondía en su esfera de competencias y, asimismo, el que tuvieran creados los criterios con arreglo los cuales se debían configurar las nuevas titulaciones. Esos criterios han sido de carácter prog ramático, plasmados en documentos elaborados por la universidad. Y no sólo elaborados por nuestra universidad en particular, sino por toda la Federación de Centros Universitarios de la Compañía de Jesús en España. Después, la Junta de Gobierno de la universidad también marcó unos criterios claros a todas las facultades para que éstas pudieran desarrollar sus planes de estudios. Y, con un alto grado de autonomía, los centros han podido realizar sus memorias para poder ser presentadas a la verificación correspondiente ante las autoridades gubernativas.
“El Decreto de enseñanzas universitarias apareció a finales de 2007 y el proceso de cambio tiene que estar terminado para el año 2010. Ello supone que el tiempo disponible ha sido escaso” P.- ¿Cuál es el grado actual de adaptación de la nueva oferta? En nuestra universidad hemos querido llevar un proceso de implantación gradual y bastante equilibrado. Hay que tener en cuenta que el Decreto de enseñanzas universitarias apareció a finales de 2007 y el proceso de cambio tiene que estar terminado para el año 2010. Ello supone que el tiempo disponible ha sido escaso. De los tres momentos en que podíamos llevar adelante los cambios en las titulaciones (cursos 2008-2009, 2009-2010 y 2010-2011), el objetivo de nuestra universidad era tener el grueso de las titulaciones modificadas en el punto central, es decir, para el curso 2009-2010. De tal manera que durante estos últimos meses hemos estado presentando las memorias a la ANECA y esperamos poder implantar el grueso de las titulaciones para el próximo curso 2009-2010. No obstante, quisimos presentar algunos títulos en la primera oportunidad que se nos brindó en ENTREVISTA A ANTONIO OBREGÓN
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febrero de 2008, presentando tres títulos de las antiguas diplomaturas que ahora se convierten en grado. Es decir, Educación Infantil, Educación Primaria y Trabajo Social. Éstos fueron aprobados por el proceso de verificación y ya están en estos momentos desarrollándose e implantándose con un notable éxito. El resto de las titulaciones sobre las que nos movemos en nuestra universidad: Derecho, Administración y Dirección de Empresas, Psicología, Filosofía, Traducción e Interpretación, Relaciones Internacionales, Enfermería y Fisioterapia, son las titulaciones que procuraremos incorporar para el curso que viene 2009-2010. Y nos quedará un último momento para las ingenierías, que han sido un tradicional punto fuerte en la oferta de nuestra universidad, dado que estábamos a la espera de la regulación ministerial, pues, nos parecía un tanto temerario llevar a cabo el proceso de cambio en estas enseñanzas sin contar con la regulación ministerial. Justamente, en fechas recientes ha sido publicado en el Boletín Oficial del Estado la nueva regulación y nos pondremos en marcha inmediatamente para que en el 2010-2011 se complete el mapa de titulaciones con las ingenierías.
“A los discutidos posibles temores de los estudiantes por incorporarse a nuevas titulaciones, la demanda que se ha producido ha sido positiva, incluso se ha visto incrementada” R.- ¿Cuáles son los principales atractivos que esta nueva oferta ofrece y qué balance puede ofrecernos sobre esta primera adaptación de titulaciones? Respecto a las nuevas titulaciones implantadas que comentaba anteriormente, aunque aún estamos por completar el curso, el balance es totalmente positivo. No obstante a los discutidos posibles temores de los estudiantes por incorporarse a nuevas titulaciones, la demanda que se ha producido ha sido positiva, incluso se ha visto incrementada, respecto a cursos anteriores. Por su parte, en el desarrollo diario, la experiencia está siendo positiva.
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La información que recabamos de profesores y de estudiantes nos hace pensar que los títulos se están desarrollando con el éxito que pretendíamos, hasta en el punto que, por ejemplo, en el caso de Trabajo Social hemos ofertado un curso para antiguos diplomados para que accedan al grado de Trabajo Social y así puedan convertirse en graduados. En este punto, nos hemos encontrado desbordados por la demanda y hemos tenido que recurrir a hacer una selección de un número de solicitudes que podíamos atender razonablemente. Para la oferta futura, para el próximo curso, donde ya renovamos la práctica totalidad de nuestros títulos, los principales atractivos no son muy distintos de los que ya veníamos ofreciendo con anterioridad. Como comentaba al principio, los principales valores de Bolonia ya estaban dentro de nuestro espíritu y proyecto educativo, y no nos suponen una sorpresa ni un cambio radical.
“El hecho que el estudiante, además de sus competencias cognitivas, tenga que acentuar el aspecto de habilidades, destrezas y valores, nos permite ahondar en principios esenciales de nuestra universidad en cuanto a la formación integral, humanística y para la justicia” Con los nuevos títulos creemos que podemos mejorar aún aspectos como el carácter u orientación práctica de los estudios. La posibilidad de haber incorporado al currículum prácticas externas para casi todas las titulaciones es, sin duda, un atractivo que se intensifica con los nuevos planes. El hecho que el estudiante, además de sus competencias cognitivas, tenga que acentuar el aspecto de habilidades, destrezas y valores, nos permite ahondar en principios esenciales de nuestra universidad en cuanto a la formación integral, humanística y para la justicia. Y, además, el hecho de que haya tenido que reflexionar y depurar los planes de estudio, sin duda, ha permitido que los títulos se hayan adaptado enormemente a las demandas actuales de la sociedad. Como comentaba, en ese proceso han estado involucrados empleadores y antiguos ENTREVISTA A ANTONIO OBREGÓN Z
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alumnos, y la visión que nos han aportado del estado actual de las profesiones a las que luego se van a incorporar los estudiantes, nos ha facilitado poder aquilatar la oferta de los estudios.
“Este proceso de cambio ha contribuido a que se incrementara la ilusión y la identificación con la misión de la universidad” P.- En este proceso de cambio, ¿cuáles han sido los principales obstáculos ante los que se han encontrado? ¿Ha existido resistencia al cambio dentro de su comunidad universitaria? R.- Negar que no existe resistencia al cambio sería absurdo y, como es natural, en nuestra universidad también nos hemos encontrado con alguna muestra de resistencia. Pero mucho menor de lo que cabía esperar, teniendo en cuenta que las universidades son por tendencia bastante conservadoras. Las resistencias se manifestaron más en los periodos iniciales, cuando se empezaba a hablar de Bolonia pero sin saber muy bien en qué iba a consistir. Sin embargo, esa resistencia no nos la hemos encontrado apenas en el momento en que ha habido que elaborar y configurar los planes de estudio. En ese momento, todas las personas de la universidad, tanto profesores, estudiantes y personal de administración y servicios, han trabajado y no ha habido la necesidad de hacer llamadas de atención por desidia, desinterés o porque no haya habido la implicación necesaria. Es más, creo que este proceso de cambio ha contribuido a que se incrementara la ilusión y la identificación con la misión de la universidad. Tal vez, cuando más resistencias nos hemos encontrado ha sido en alguna de las experiencias piloto sobre materias o asignaturas que hemos puesto en marcha para prepararnos durante los primeros años, antes de la renovación definitiva de los planes de estudio. Las resistencias han venido en su mayor parte por los estudiantes que concebían los nuevos procesos como un aumento de la carga de trabajo. Esa idea de una mayor carga de trabajo para asumir las novedades que 134
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incorporan estos planes de estudio ha sido puesta de manifiesto, y también nos ha permitido corregir alguno de los posibles problemas que se pudieran plantear para la implantación definitiva de los planes de estudio. Pero, en general, esas (las) resistencias han sido menores de las que podíamos haber esperado y, en su caso, han podido ser vencidas sin tener que forzar en exceso por parte de la dirección de la universidad.
“Las resistencias han venido en su mayor parte por los estudiantes que concebían los nuevos procesos como un aumento de la carga de trabajo” P.- ¿Cómo está afectando al profesorado, estudiantes y al personal de administración y servicios, incluso también a las infraestructuras, el sistema de créditos ECTS? R.- Como adelantaba, los cambios que se asocian a Bolonia ya estaban en gran medida asumidos por parte de la universidad. Por ejemplo, la atención personalizada de las tutorías, que ahora prácticamente todas las universidades están enfatizando, la llevamos incorporando en nuestros planes de estudio desde hace muchos años. También el aspecto de la orientación práctica de los estudios, incluso en las titulaciones más clásicas como las humanísticas, no es algo extraño para nosotros. En general, para el profesorado y alumnado, los cambios han podido representar inicialmente una mayor carga de trabajo porque todo cambio implica reflexión, reuniones, cursos de formación, realizar trabajos para preparar o programar las actividades, etcétera. Con el paso del tiempo esa carg a de trabajo volverá a repar tirse adecuadamente y nos situaremos en niveles adecuados y asumibles por parte de todo el personal. El personal de administración y servicios también ha tenido que realizar sus cambios, puesto que ha habido servicios que han tenido que incrementarse en dotación, interés y orientación a los estudiantes. ENTREVISTA A ANTONIO OBREGÓN
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Un claro ejemplo de ello han sido los servicios de relaciones internacionales y los de información, acogida y orientación a los estudiantes. Ha habido que realizar cambios, pero todos han sido bien acogidos por la comunidad universitaria. En cuanto a la infraestructura docente, es verdad que también ha habido que realizar cambios, y tendremos que seguir realizándolos en el futuro, pero teniendo en cuenta que deberán realizarse progresivamente. Estos cambios se orientan a flexibilizar los espacios en los que los alumnos y profesores se tienen que mover. Está la posibilidad de ampliar y reducir los espacios de las aulas, modificar el mobiliario para que éste sea más útil para realizar trabajos en grupo, disponer de espacios para discusión de los estudiantes, etcétera. Por otra parte, también se tienen que modificar los recursos tecnológicos para que los alumnos puedan acceder a las últimas novedades en esta materia. P.- ¿Cuáles han sido los mecanismos para propiciar el cambio en las metodologías educativas? R.- Desde hace muchos años, nuestra universidad cuenta con el Instituto de Ciencias de la Educación (ICE) que presta cursos de formación. Desde los inicios del Proceso de Bolonia se puso en marcha un plan de formación de todo el profesorado que, además, resultaba obligatorio para los profesores de la propia universidad. La dirección de la universidad fomentó la creación de grupos de reflexión, grupos de trabajo y grupos de investigación, tanto interdisciplinares como en los propios centros de las facultades y escuelas. Todos esos trabajos de formación y de reflexión por parte de los grupos de trabajo y de investigación, fueron dando sus frutos y se pusieron a disposición de la comunidad universitaria. Con ello, la preparación para el cambio se hizo con tiempo, de manera gradual y paulatina, de forma que se pudiera asumir razonablemente. Todo ello ha sido mucho más fácil en la medida en que nuestra universidad ya 135
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tenía asumidos los objetivos del Proceso de Bolonia.
“Desde los inicios del Proceso de Bolonia se puso en marcha un plan de formación de todo el profesorado que, además, resultaba obligatorio para los profesores de la propia universidad” P.- ¿Cómo se garantiza el aprendizaje o adquisición de competencias por parte de los estudiantes y la formación y evaluación de las mismas por parte del profesorado? R.- Este es, probablemente, desde el punto de vista docente, el aspecto más complicado de todos los planes de estudio que se están poniendo en marcha en estos momentos. Aquí es donde hay un mayor cambio respecto de las tradiciones universitarias, al menos en la Universidad española, donde debe enfatizarse más el trabajo que debe r e a l i z a r s e. E n e s t a l a b o r h a y q u e s e r extremadamente cuidadosos. El hecho de reflexionar mucho, poner en discusión entre todas las personas involucradas cuáles son las competencias que se pretende que los alumnos adquieran a lo largo de su periodo de aprendizaje, qué acciones formativas se van a desarrollar para lograr la adquisición de esas competencias, y, finalmente, los métodos de evaluación respecto de esas acciones formativas que garantizan la adquisición de las competencias. Justamente, sobre todos estos aspectos es dónde hemos trabajado más en el campo formativo a través del ICE y, en el campo experimental, a partir de los trabajos de los grupos de reflexión y de investigación. Después, en la elaboración de los planes de estudio, ha habido que extremar el cuidado por parte de la dirección, tanto de la universidad como de los centros, para que los profesores no se excedieran a la hora de establecer competencias y diversas acciones formativas o de evaluación que después no se pudieran poner en marcha. Con lo cual, ha habido que establecer unas grandes dosis de realismo para que todo el proceso pueda garantizar el resultado final deseado.
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“Ha habido que extremar el cuidado por parte de la dirección (…), para que los profesores no se excedieran a la hora de establecer competencias y diversas acciones formativas o de evaluación que después no se pudieran poner en marcha” Los proyectos pilotos que hemos puesto en marcha nos han servido enormemente para poder aquilatar el proceso y que podamos poner en marcha las nuevas titulaciones con garantías de éxito en todos estos aspectos. P.- ¿Suben las tasas de su universidad con los nuevos títulos adaptados a Bolonia? R.- Hay que tener presente que nuestra universidad es privada, por tanto, no recibimos fondos públicos, salvo en un porcentaje escasísimo para proyectos de investigación, pero no para cuestiones docentes. Por otra parte, nuestra universidad es una entidad sin ánimo de lucro y podemos ajustar todo lo posible los precios de los derechos de enseñanza de los estudiantes. Pero, ciertamente, un proceso de cambio como este implica cambios en el ámbito económico. Hay que tener presente que muchas de las titulaciones de las que ofrecemos pasan de cinco a cuatro años y, por tanto, los estudiantes pasan menos tiempo en la universidad, pero el coste total para la universidad, sin embargo, no se reduce. Con lo cual, ha habido que realizar ajustes. Los precios se sitúan en el ámbito de una universidad privada, en el rango más bajo de los precios de las universidades privadas en España en estos momentos.
“Muchas de las titulaciones de las que ofrecemos pasan de cinco a cuatro años y, por tanto, los estudiantes pasan menos tiempo en la universidad, pero el coste total para la universidad, sin embargo, no se reduce” A ello hay que añadir que se han redoblado los esfuerzos en materia de ayudas al estudio por parte de la universidad a nuestros estudiantes. La universidad, desde hace mucho tiempo y porque también forma parte de la tradición de la 136
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enseñanza de la Compañía de Jesús –no sólo universitaria sino también no universitaria– ha puesto especial interés en que todo aquel estudiante con capacidad y cualidades pudiera acceder a nuestra universidad sin que la escasez de recursos económicos fuera un impedimento para ello. Con lo cual, la dotación de ayudas al estudio, que ya de por sí es muy elevada –suponen más de un millón de euros– se han incrementado y con ello las posibilidades de concesión de becas y de ayudas al estudio. De hecho, para el próximo curso, los umbrales para poder solicitar ayudas al estudio en nuestra universidad se han incrementado en un 25%. Es decir, que el esfuerzo de la universidad ha sido muy notable para que podamos seguir manteniendo la idea de que todo estudiante que tenga interés en venir a la universidad y que tenga capacidad, lo pueda realizar aunque sus recursos económicos no sean los mejores posibles.
“Para el próximo curso, los umbrales para poder solicitar ayudas al estudio en nuestra universidad se han incrementado en un 25%” P.- El próximo mes de junio se cumplen diez años de la firma de la Declaración de Bolonia por parte de nuestro país y de su adhesión al proceso. ¿Qué balance puede hacernos sobre proceso de armonización europea de nuestro sistema universitario? R.- En la medida en que se cumplan realmente los objetivos de Bolonia, el balance será positivo. Hay que tener en cuenta que Bolonia nació con la vocación de mejorar el sistema universitario europeo, para ganar una mayor competitividad respecto a otras universidades, fundamentalmente respecto a las norteamericanas, pero también asiáticas o australianas. Se trata de una mejora de la competitividad tendente a la empleabilidad de los universitarios europeos, para lo cual era necesario mejorar la comparabilidad y la compatibilidad de los sistemas universitarios nacionales en el conjunto de la Unión Europea. Y todo ello para lograr también una mayor movilidad de los estudiantes y de los profesores en el marco común europeo. Si todo esto se cumple realmente con la ENTREVISTA A ANTONIO OBREGÓN
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puesta en marcha definitiva del Proceso de Bolonia, deberíamos saludarlo con complacencia.
“En la medida en que se cumplan realmente los objetivos de Bolonia, el balance será positivo. Hay que tener en cuenta que Bolonia nació con la vocación de mejorar el sistema universitario europeo, para ganar una mayor competitividad respecto a otras universidades” En el ámbito español habrá que valorarlo cuando ya se haya terminado el proceso con la implantación de los planes de estudio. Pero ha habido luces y sombras en el proceso que se ha llevado a cabo. Ciertamente, se han puesto las bases para que se realice el proceso en unas condiciones adecuadas. Si bien, los sucesivos gobiernos españoles, más que precipitarse, lo que han hecho ha sido demorar el proceso de puesta en marcha. Hay que tener en cuenta que el Decreto de Ordenación de Enseñanzas es de octubre de 2007 y es un tiempo relativamente tardío para que se pueda llevar adelante todo el proceso en las mejores condiciones. Además, ha habido varios cambios de orientación en todo ese tiempo. Del documento marco del Ministerio de 2003, a los Decretos de 2005, y, finalmente, el Decreto de 2007. Ello supone que han sido varios los documentos, no siempre coherentes entre sí y, en algunos casos, bastante contradictorios. Con lo cual, creo que las universidades se han movido en una cierta inseguridad y, en ocasiones, en una inseguridad jurídica para poder adaptar adecuadamente todo el proceso a las exigencias legales.
“Las universidades se han movido en una cierta inseguridad y, en ocasiones, en una inseguridad jurídica para poder adaptar adecuadamente todo el proceso a las exigencias legales” Con todo, hay que confiar que Bolonia ha supuesto un proceso de reflexión sobre el sistema universitario y, además, de algo que estaba bastante olvidado en las universidades, en concreto sobre la función docente. Esta reflexión es el aspecto más 137
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positivo que ha supuesto Bolonia. Nos ha obligado a las universidades y a los universitarios a reflexionar sobre lo que estábamos haciendo y si lo estábamos haciendo en las mejores condiciones posibles. Aquellas universidades que hayan aprovechado este proceso, se encontrarán en situación de ser competitivas respecto a otras universidades.
“Los sucesivos gobiernos españoles, más que precipitarse, lo que han hecho ha sido demorar el proceso de puesta en marcha” “Aquellas universidades que hayan aprovechado este proceso, se encontrarán en situación de ser competitivas respecto a otras” P.- ¿Qué ventajas o inconvenientes tiene ofrecer el modelo de grado de cuatro años y masters de carácter oficial? R.- Sobre si los grados debían tener tres o cuatro años ha habido una larga discusión que ha retrasado en España la puesta en marcha del proceso de Bolonia. Éste es un tema, sin duda, importante, pero no era el tema más importante. No se deberían haber centrado tantos esfuerzos en este dilema que, al final, ha supuesto una rémora. Una vez aceptado que en España son cuatro años los grados, por cierto, separándonos de la tónica general del resto de Europa. Lógicamente un grado de cuatro años ofrece frente a los de tres unas mayores posibilidades de formación por parte de los estudiantes. Esa puede ser la gran ventaja. La desventaja es que tal vez no se conciba la importancia que merecen en el nuevo contexto los másteres oficiales. El proceso de Bolonia insistía mucho en estructurar el sistema universitario sobre dos grados, el grado y el postgrado, concediendo al postgrado una importancia decisiva para la especialización de los estudiantes. Creo que esas oportunidades de especialización a través de los másteres todavía no se han explotado todo lo que debieran en el sistema universitario español porque nos hemos centrado tradicionalmente en las antiguas diplomaturas y licenciaturas, donde los másteres se concebían como un complemento de ENTREVISTA A ANTONIO OBREGÓN
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formación, muchas veces de carácter privado y al que sólo accedían determinadas personas. Esta es una de las oportunidades que brinda Bolonia, másteres oficiales que suponen complementos formativos extraordinarios para el acceso al ejercicio profesional, para el complemento académico, incluso del investigador, y que tienen que explotarse con más detenimiento por parte de las universidades. Además, es necesario que los estudiantes perciban la utilidad de esos másteres para alcanzar el grado de especialización suficiente para prepararse para su inserción profesional futura. Este es uno de los temas en los que hay que profundizar más, el encaje entre los grados como formación más de carácter generalista y los másteres que proporcionen la especialización correspondiente en determinados ámbitos de profesión.
“Sobre si los grados debían tener tres o cuatro años ha habido una larga discusión que ha retrasado en España la puesta en marcha del proceso de Bolonia. Éste es un tema, sin duda, importante, pero no era el tema más importante. No se deberían haber centrado tantos esfuerzos en este dilema” “Un grado de cuatro años ofrece frente a los de tres unas mayores posibilidades de formación por parte de los estudiantes. Esa puede ser la gran ventaja” “Es necesario que los estudiantes perciban la utilidad de esos másteres para alcanzar el grado de especialización suficiente para prepararse para su inserción profesional futura” P.- ¿Bolonia perjudica a las enseñanzas humanísticas? Es decir, ¿mercantiliza estas enseñanzas? R.- Esta es una de las grandes falsedades que se está diciendo sobre el proceso de Bolonia. No hay razón para pensar que Bolonia y los procesos que ha puesto en marcha tengan que suponer una merma para las enseñanzas humanísticas. De 138
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hecho, hasta ahora, los planes de estudio del ámbito de arte y humanidades que se están presentando al Consejo de Universidades están siendo aprobados, incluso con más facilidad que en otras ramas de conocimiento. Es verdad que Bolonia insiste en la idea de empleabilidad y de competitividad y esto puede parecer que colisiona con los estudios humanísticos. Pero realmente no es así. Primero porque los estudios humanísticos constituyen una formación extraordinaria para cualquier tipo de profesión, y un estudiante universitario que no tenga una formación humanística va a tener después un déficit de formación personal que se le notará en su vida profesional. Con lo cual, un buen entendimiento de lo que representan las profesiones y el servicio a la sociedad de un universitario implica un fuerte anclaje en materia humanística. Respecto a las titulaciones estrictamente humanísticas, en lo que pone la atención el proceso de Bolonia es en la necesidad de que también deben de tener una cierta orientación práctica, que debe servir a los estudiantes para su inserción profesional. Por ejemplo, en nuestra universidad que contamos con una Facultad de Ciencias Humanas y Sociales, con varios títulos humanísticos como Filosofía, Teología, Psicología o Educación, nos hemos distinguido por compatibilizar una formación humanística en términos adecuados desde el punto de vista académico y científico, pero además, con un grado de inserción profesional extraordinario porque esa buena formación, sin duda, contribuye después a su desarrollo profesional.
“No hay razón para pensar que Bolonia y los procesos que ha puesto en marcha tengan que suponer una merma para las enseñanzas humanísticas” P.- ¿Qué valoración puede hacernos sobre la idoneidad y pertinencia del nuevo master oficial de formación del profesorado de secundaria que sustituye al antiguo curso de aptitud pedagógica? R.- También se ha discutido mucho sobre este máster y sigue existiendo bastante oposición por ENTREVISTA A ANTONIO OBREGÓN
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parte de diversos ámbitos. Desde nuestra universidad, sin embargo, consideramos que este nuevo máster ha representado un nuevo avance respecto de la situación anterior. En esa medida, hemos realizado esfuerzos para ofrecer un máster en las condiciones requeridas y que, además, también fuera seña de identidad de nuestra universidad. El nuevo máster presenta dos ventajas respecto al anterior certificado de aptitud pedagógica. Por un lado, su propia configuración como máster le permite ofrecer una formación mucho más sólida, rigurosa y estructurada de los que venía siendo hasta ese momento. En segundo lugar, ofrecer oportunidades para intensificar la preparación y la formación en didácticas específicas aplicadas a determinadas áreas de conocimiento. No es un máster de pedagogía como muchas veces se piensa sino que de lo que se trata es de diversas didácticas aplicadas a diversas áreas de conocimiento. En nuestra universidad, en el máster que vamos a ofrecer para el próximo curso, precisamente queremos acentuar esta idea, tratamos de posibilitar que cualquier área de conocimiento se sienta representada. Vamos a tener dos rasgos distintivos fundamentales. Uno será la posibilidad de que conozcan los recursos tecnológicos en el aula para determinadas áreas de conocimiento y, en segundo lugar, también la formación en inglés para determinadas áreas de conocimiento. A aquellos estudiantes que puedan acceder al máster con un nivel avanzado de inglés, les vamos a preparar para que puedan estar en condiciones de impartir docencia en sus respectivas áreas de conocimiento en inglés. Esta idea nos permite acentuar otro rasgo distintivo de nuestra universidad. Bolonia si algo tiene que representar es la internacionalización de los estudios. Esa vocación internacional está en nuestra universidad muy presente. Lo está en tres aspectos: la formación en idiomas, la movilidad de los estudiantes y el enfoque de algunos estudios a la vida internacional. Esto supone que también se puede traducir la internacionalización en la orientación de los estudios que vamos a poner en marcha. 139
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“No es un máster de pedagogía (el de formación del profesorado en secundaria) como muchas veces se piensa sino que de lo que se trata es de diversas didácticas aplicadas a diversas áreas de conocimiento” “Bolonia si algo tiene que representar es la internacionalización de los estudios” P.- ¿Ha sido suficiente el grado de autonomía otorgado por el Real Decreto de Ordenación de las Enseñanzas Oficiales del Ministerio? ¿Considera que el proceso de verificación de estas enseñanzas es demasiado burocrático? ¿O bien es fundamental para garantizar la calidad a la sociedad y a los estudiantes de estas enseñanzas? R.- Este es un tema de los más delicados, dado que se han producido y se siguen produciendo tensiones entre las universidades y el Ministerio o la ANECA. El Decreto de 2007 proclama en su exposición de motivos que una de las novedades incorporadas en el proceso es el de la autonomía universitaria aplicada también a la configuración de los planes de estudio.
“El sistema universitario español hasta este momento se movía en unos grados de rigidez que no tenían parangón en el mundo universitario europeo” “La autonomía tiene que ir acompañada de procesos de verificación y de acreditación de la calidad de los títulos, pues la sociedad merece que los títulos que finalmente desarrollen las universidades acrediten la calidad del servicio público que prestan” Es verdad que el sistema universitario español hasta este momento se movía en unos grados de rigidez que no tenían parangón en el mundo universitario europeo (catálogos de títulos cerrados con directrices particulares para cada uno de los títulos, imponiendo tal nivel de rigidez que ENTREVISTA A ANTONIO OBREGÓN
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impedían la diferenciación y especialización por parte de las universidades). Por tanto, la proclamación de la autonomía por parte del Decreto y del Ministerio fue asumida y aceptada con alegría por parte de todas las universidades. Por otro lado, es evidente que ese grado de (la) autonomía tiene que ir acompañada de procesos de verificación y de acreditación de la calidad de los títulos, pues la sociedad merece que los títulos que finalmente desarrollen las universidades acrediten la calidad del servicio público que prestan. Estando de acuerdo con los principios de autonomía y de acreditación de la calidad. No estoy tan seguro de que podamos afirmar que lo que se ha puesto en marcha garantice la autonomía y la calidad. Si bien, las universidades hemos dispuesto de un mayor margen de maniobra a la hora de determinar asignaturas, materias y procesos formativos, nos hemos movido en bastante inseguridad porque después los procesos de verificación no han sido todo lo transparentes y claros que nos hubiese gustado por parte de las universidades. Es verdad que el proceso ha sido muy rápido y que también que el Ministerio y las agencias de calidad, en concreto la ANECA, está(n) haciendo todos los esfuerzos posibles para ir corrigiendo las disfunciones que se habían ido manifestando en un principio y esperamos que, en cuanto concluya el proceso, estos desajustes se hayan podido solucionar.
“No estoy tan seguro de que podamos afirmar que lo que se ha puesto en marcha garantice la autonomía y la calidad” “Si bien, las universidades hemos dispuesto de un mayor margen de maniobra, nos hemos movido en bastante inseguridad porque después los procesos de verificación no han sido todo lo transparentes y claros que nos hubiese gustado” P.- Desde su punto de vista, ¿qué ha fallado en el proceso para que haya generado tanto rechazo en algunos sectores universitarios?
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R.- Normalmente se atribuye como fallo del proceso el aspecto de la comunicación. El discurso oficial, es que no se ha comunicado de manera adecuada el Proceso de Bolonia y, de hecho, parece que se van a poner en marcha bastantes campañas de comunicación para hacer llegar a los estudiantes, profesores y a la sociedad en general en qué consiste el proceso de Bolonia. No obstante, pienso que esto es una idea simplista. Pensar que los rechazos que se han producido obedecen exclusivamente a problemas de c o m u n i c a c i ó n n o e s d e l t o d o c i e r t o. Probablemente lo ha habido, pero puede haber más razones. También hay que pensar que cualquier proceso de cambio de estas características produce siempre rechazo y, como comentaba antes, más en un ámbito tan conservador como el universitario. Tampoco podíamos pensar que el proceso de cambio se iba a llevar sin ningún tipo de reticencias.
“Hemos llegado algo más tarde que otros países europeos” “Lo que ha fallado es la poca claridad que ha habido en los objetivos que finalmente se querían marcar en el proceso” A mi juicio, lo que ha fallado es la poca claridad que ha habido en los objetivos que finalmente se querían marcar en el proceso, en concreto en España. Hemos llegado algo más tarde que otros países europeos y, una vez que se ha llegado, ha habido una sucesión de decretos y documentos que, en algunos casos, han sido contradictorios, obligando a las universidades a ir haciendo cambios de manera rápida a la hora de configurar sus planes de estudio que no han contribuido a que se hayan aceptado de manera adecuada por parte de los universitarios. Por otra parte, cada universidad también tiene que reflexionar sobre lo que ha hecho en este proceso. Como decía antes, en nuestra universidad el proceso se ha acogido de una forma muy razonable, con un buen sentido de colaboración, y ello porque se imbricaba en nuestra propia ENTREVISTA A ANTONIO OBREGÓN
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tradición y porque las cosas se han hecho con tiempo, se han ido explicando paulatinamente y los procesos no se han concebido como unos procesos de cambios radicales respecto a lo que existía antes. En otras universidades donde se ha querido cambiar todo de manera más rápida y casi precipitada, es normal que se produzca un cierto rechazo. Con todo, pasado un tiempo, en cuanto los nuevos p l a n e s d e e s t u d i o s e vay a n a s e n t a n d o, probablemente ese rechazo irá disminuyendo.
“En otras universidades donde se ha querido cambiar todo de manera más rápida y casi precipitada, es normal que se produzca un cierto rechazo” “Pasado un tiempo, en cuanto los nuevos planes de estudio se vayan asentando, probablemente ese rechazo irá disminuyendo” “El reto de la universidad es aprovechar todo este proceso para situarla en el lugar que le corresponde, con el papel social que debe desempeñar” “Si Bolonia permite a las universidades reflexionar (…), se podrá recuperar el prestigio social que la universidad tiene que desempeñar en una sociedad civil en tanto que es creadora y trasmisora de conocimiento” P.- Por último, ¿qué retos tendrán las universidades españolas el día después de Bolonia? R.- Los retos que van a tener las universidades españolas después de Bolonia no van a ser muy distintos de los retos que ya tenían antes de que se iniciase este proceso. Como decía, a mi juicio, la gran ventaja que ha representado Bolonia con el proceso puesto en marcha, ha sido el de que nos ha brindado una oportunidad extraordinaria para reflexionar sobre la vida universitaria. Además, ha permitido un giro hacia la función docente de la universidad que estaba enormemente descuidada 141
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en los últimos años. Es verdad que la Universidad española en las últimas décadas había despegado en materia de investigación, sobretodo desde la Ley de Reforma Universitaria, pero paralelamente el aspecto docente se había ido descuidando en los últimos tiempos. La Universidad española, además, se está encontrando con un reto que es al margen de Bolonia, que es el descenso de población universitaria que accede a la universidad y sus estructuras no están suficientemente adaptadas todavía a ese descenso que se está produciendo. Ello, al mismo tiempo que han proliferado las universidades en los últimos veinte años. Por tanto, el reto de la universidad es aprovechar todo este proceso para situarla en el lugar que le corresponde, con el papel social que debe desempeñar. Que consiga un grado de equilibrio suficiente entre todas las funciones que tiene que mostrar y cumplir en la sociedad: la función docente que es la que de manera más evidente evalúan los principales usuarios de la universidad, que son los estudiantes; la función investigadora, que ahora no debe descuidarse al acentuarse la función docente; y después, las universidades tienen que reflexionar mucho sobre sus actividades gestoras para que puedan cumplir toda función docente e investigadora con la máxima eficacia y eficiencia. Si Bolonia permite a las universidades reflexionar sobre los aspectos docentes, cómo consolidar los avances en investigación y cómo gestionar mejor todo lo que representa los recursos que la sociedad destina a la universidad y que, a su vez, ésta tiene que devolver en forma de servicio, podrá recuperar el prestigio social que la universidad tiene que desempeñar en una sociedad civil en tanto que es creadora y trasmisora de conocimiento. Éste es justamente el aspecto inicial que la declaración de Bolonia comenta. Europa se ha unido en los aspectos económicos pero tiene que ser líder también como creadora de conocimiento y en este objetivo, la universidad española tiene que ocupar el papel que le corresponde y se merece.
“Europa se ha unido en los aspectos económicos pero tiene que ser líder también como creadora de conocimiento”
Antonio Obregón García (Madrid, 1967) es vicerrector de Ordenación Académica y Profesorado de la Universidad Pontificia Comillas desde 2007. Es licenciado en Ciencias Económicas y Empresariales y doctor en Derecho por la Universidad Pontificia Comillas. Posee estudios postdoctorales en la Albert-Ludwigs-Universität de Friburgo (Alemania). Ha sido Decano de la facultad de Derecho (ICADE) en esta universidad.
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ENTREVISTA A OLGA ARNAIZ PORTAVOZ DE LA ASAMBLEA DE ESTUDIANTES ANTI-BOLONIA DE LA UNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE MADRID
“El cambio se ha impuesto desde arriba y no ha habido debate”
En los últimos meses hemos asistido a ocupaciones y encierros de estudiantes antiBolonia en diferentes facultades y rectorados de grandes e históricas Universidades españolas. Estos estudiantes ocupaban centros y hacían “huelgas a la japonesa”, redactaban manifiestos y se manifestaban por las calles; protagonizando incidentes, en algunos casos, y siendo víctimas de cargas policiales, en otros. El “No a Bolonia” parte de un movimiento asambleario originado en la Facultad de Filosofía de la Universidad Complutense, extendido después al resto de universidades y facultades del resto del Estado español, preocupado por el futuro de la Universidad pública. Su principal denuncia es una ausencia de debate social y universitario suficiente sobre el Plan Bolonia, así como la desinformación, precipitación e imposición del mismo. A juicio de la portavoz del movimiento de estudiantes anti-Bolonia de la Universidad Complutense, Olga Arnaiz, las dos hojas de la Declaración de Bolonia no contienen ideas nocivas para la Universidad española. En cambio, su aplicación en España podría traer consigo serios perjuicios debido a la escasa inversión en becas Erasmus, la escasa financiación de la reforma en las universidades, la implantación de las bécaspréstamo en másteres públicos en detrimento de ENTREVISTA A OLGA ARNAIZ
las ayudas tradicionales, la incompatibilidad estudio-trabajo, la sobrecarga de trabajo de los estudiantes, y el pago extra con la implantación del sistema ECTS, etcétera… Arnaiz asegura que Bolonia supone un claro riesgo de mercantilización de la Universidad pública española, por la introducción de intereses económicos y empresariales en la gestión universitaria. Por último, señala la decepción que en el movimiento anti-Bolonia ha producido el borrador del Estatuto del Estudiante Universitario presentado por el Gobierno español, aunque considera positiva la creación de un Consejo de Estudiantes Universitarios previsto en dicha norma. ¿Por qué y cómo surgió el movimiento asambleario de estudiantes anti-Bolonia en la Universidad Complutense? R.- Este movimiento asambleario lleva ya muchos años activo, prácticamente desde que se firmó el Tratado de Bolonia de 1999. Al principio surgió en las enseñanzas superiores, es decir, en las universidades, y estaba integrado tanto por profesores como por alumnos. Cuando se promulgó en España la Ley Orgánica de Universidades (LOU), se crearon también asambleas en los institutos, a través de las cuales se 143
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elevaron protestas y manifestaciones, al tiempo que se iniciaron los primeros encierros estudiantiles. En la época en que el Partido Socialista accedió nuevamente al Gobierno, en lugar de derogar la LOU como prometió en su campaña electoral, lo que hizo fue realizar cambios para adaptarla al Espacio Europeo de Educación Superior. En estas circunstancias, las primeras asambleas anti-Bolonia se disolvieron y pasaron a formar parte de organizaciones paralelas de asociaciones de estudiantes, y el movimiento no volvió a resurgir hasta que empezaron a publicarse los nuevos Reales Decretos como los que regulaban las enseñanzas de grado y post-grado, los créditos ECTS, etc., así como aquellos llamados a instaurar el nuevo Espacio Europeo de Educación Superior en España.
“En la época en que el Partido Socialista accedió nuevamente al Gobierno, en lugar de derogar la LOU como prometió en su campaña electoral, lo que hizo fue realizar cambios para adaptarla al Espacio Europeo de Educación Superior” Desde hace un par de años, a la vista de la escasa difusión e información que se dirigía hacia la comunidad universitaria y a la sociedad en general, se originó una iniciativa en la propia universidad por parte de los propios profesores y alumnos, cuyo objetivo era informar tanto a los demás estudiantes universitarios como a los futuros alumnos que accederían a la universidad, pues a todos ellos afectaba esta reforma. A partir de ese momento se formaron asambleas, especialmente a partir del año pasado con el encierro en la Facultad de Filosofía de la Universidad Complutense de Madrid (UCM). A partir del debate mantenido en ese momento con el Rector de nuestra universidad, se popularizó la fórmula de la “huelga a la japonesa”, consistente en llevar a cabo un encierro de trabajo en el que las personas que participan se dedican a estudiar documentos oficiales relacionados con la reforma de Bolonia, a plantear nuevas alternativas, a formar e informar a los estudiantes tanto en lo que se recoge en estos
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documentos oficiales como en las posibilidades de protesta y lucha para intentar materializar las alternativas planteadas a la posición oficial. P.- ¿Y por qué el método del encierro? R.- Básicamente porque las personas que formamos parte de este movimiento, durante el día, acudimos a nuestras clases en la universidad o trabajamos. Y, por supuesto, si estamos peleando para que no nos roben la universidad, es decir, nuestra visión sobre lo que entendemos que debe ser la universidad pública, no queremos faltar a las clases ni tampoco molestar a los demás estudiantes que discrepan de nuestra postura. Creemos que nuestros estudios son lo más importante y por ello, durante el día, nos dedicamos a nuestra formación. Así, por las noches, cuando todos tenemos mejor disponibilidad, nos reunimos en un encierro de trabajo y preparamos, por ejemplo, los actos para las manifestaciones, las charlas informativas, así como otro tipo de actividades como la que estamos organizando en este momento que consiste en una obra de teatro basada en Bolonia, en la que se integran diferentes enfoques filosóficos y diferentes perspectivas sobre el nuevo sistema. También realizamos “pasacalles” en las distintas facultades, cuya organización supone un gran esfuerzo de trabajo y nos es más fácil realizar la programación en estas reuniones.
“A la vista de la escasa difusión e información que se dirigía hacia la comunidad universitaria y a la sociedad en general, se originó una iniciativa en la propia universidad por parte de los propios profesores y alumnos, cuyo objetivo era informar tanto a los demás estudiantes universitarios como a los futuros alumnos que accederían a la universidad” P.- ¿Cómo se extendió en movimiento a otras universidades de España, sobretodo en universidades históricas? R.- Como digo, sobretodo, comenzó a partir del año pasado. Al principio la Asamblea de Filosofía y 144
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Filología era como una asamblea central a la que acudían todas las otras facultades de la UCM, así como de otras universidades de Madrid. No obstante, se vio la necesidad de que el movimiento creciera y el primer objetivo fue crear asambleas en cada facultad. Este movimiento se hizo rápidamente muy grande y popular, surgiendo asambleas en Físicas, Ciencias de la Información, Historia, etc. En un sólo mes se formaron d i e c i s i e t e a s a m b l e a s e n l a U n ive r s i d a d Complutense. Al mismo tiempo, surgieron asambleas en otras universidades como la Universidad Autónoma, la Carlos III, la Rey Juan Carlos, y finalmente en todas la universidades públicas de Madrid. Por nuestra par te, manteníamos el contacto través de internet con otras universidades de Sevilla, Barcelona, etc. Para este año nos plantemos como primer objetivo celebrar una reunión estatal de asambleas. Tuvo lugar en el mes de noviembre en Valencia y, próximamente, tendrá lugar un segundo encuentro estatal el fin de semana del día 20 al 22 en Burgos, con posterioridad a la manifestación estatal que tendrá lugar en Valencia el día 12 de marzo.
“Hasta que las protestas han subido a un nivel muy alto, no se ha visto la necesidad de informar, y aún cuando se informa, el propio Gobierno ha dicho que se trata de una campaña de propaganda similar a la que se hizo con el euro” P.- Desde vuestro punto de vista, ¿se ha comunicado bien lo que supone Bolonia? R.- Nosotros creemos que no. Esta es nuestra primera demanda y nuestra primera gran crítica. En ningún momento se ha informado lo que supone Bolonia. Hasta que las protestas han subido a un nivel muy alto, no se ha visto la necesidad de informar, y aún cuando se informa, el propio Gobierno ha dicho que se trata de una campaña de propaganda similar a la que se hizo con el euro. Lo que nosotros reclamamos es que no sea ni se trate de una campaña de propaganda. Queremos que sea una verdadera campaña de información a la sociedad en general, no sólo ENTREVISTA A OLGA ARNAIZ
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dirigida a la universidad. Y que sea neutral, de manera que a parte de que el Gobierno ofrezca su visión, también lo puedan hacer estudiantes, profesores y, sobretodo, que se consulte a los expertos. Cuando digo expertos, me refiero a expertos que pertenezcan realmente al mundo académico, y no, por ejemplo, a entidades como la ANECA (Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación), a la que nosotros criticamos porque no tiene que ver con el mundo académico. Entendemos que dentro de este grupo de estos expertos también deben formar parte expertos de ámbito internacional que, desde un punto de vista objetivo y neutral, realmente opinen e informen al público del cambio que se está realizando. P.- Con lo cual, ¿entendéis que no ha habido un debate suficiente? R.- Exactamente. De hecho, ésta es nuestra gran crítica. Esta reforma se ha llevado a cabo de una forma totalmente vertical y sin información, que comenzó en 1999 y, sin embargo, ahora se dice que es demasiado tarde para el debate dado que toda la reforma debe haberse realizado para el 2010-2011. Nosotros nos preguntamos el por qué tiene que ser así si nadie ha consultado, no sólo a los estudiantes, sino tampoco a los profesores y rectores. El cambio se ha impuesto desde arriba y no ha habido debate. Los debates que, por ejemplo, está realizando ahora la ministra, son todos a puerta cerrada, con muy pocos estudiantes y muy pocos representantes. Además, éstos, han sido escogidos a dedo y, en cierta manera se hace para aparentar y, como se suele decir, para salir en la foto y aparecer en los medios de comunicación.
“Nos preguntamos el por qué tiene que ser así si nadie ha consultado, no sólo a los estudiantes, sino tampoco a los profesores y rectores. El cambio se ha impuesto desde arriba y no ha habido debate” P.- ¿No lo ha habido desde 1999 hasta ahora? R.- No. Creemos que ha habido debates en los últimos dos años, y estos debates son muy 145
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cerrados. Nosotros hemos conseguido debatir con nuestro Rector o con las diferentes facultades, así como otras universidades. También han logrado llevar a cabo encuentros de este tipo con sus respectivos rectores, decanos, comisiones de grado, etc. Esto sí se ha conseguido y lo valoramos muy positivamente, pues algunos rectores han llegado a admitir que Bolonia no es todo lo se prometía, de lo cual, nosotros también somos conscientes.
“Algunos rectores han llegado a admitir que Bolonia no es todo lo se prometía” P.- ¿Estáis a favor de los objetivos y filosofía que están en la Declaración de Bolonia? R.- Lo que es el documento original de Bolonia, que son dos páginas, no nos parece mal del todo. Pero la aplicación de Bolonia nos parece algo totalmente distinto. Si fuese lo que se dice en ese documento original, lo que es la convergencia europea, la homologación de títulos para que los futuros profesionales puedan ir a los demás países europeos a trabajar, etc., está bien, no tenemos ningún problema al respecto. Nos han tachado de anti-europeístas, cuando esto no es así. A todos nos encantaría poder movernos por Europa sin ningún problema, si se trata de potenciar la movilidad como se dice en la Declaración de Bolonia. Pero esto es falso, pues no se ha subido el presupuesto para becas Erasmus. Tampoco se han introducido nuevas becas al respecto. El único problema que vemos a la Declaración original es que ya introduce la noción de créditos ECTS, que nosotros criticamos porque, a diferencia de los antiguos créditos, tienes que pagar por horas que estás estudiando o realizando otras actividades en la biblioteca, en casa, etc. Además, tienes que pagar por tus tutorías individualizadas con el profesor. Por otra parte, los créditos ECTS plantean un cambio de metodología, que supone una disminución del valor del tradicional examen final en una asignatura, frente al aumento de la importancia de una evaluación continua que implica un incremento en la carga de trabajo del estudiante al
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tener que responder a una intensiva demanda del profesor de realizar trabajos, prácticas, ensayos, etc.
“Los créditos ECTS plantean un cambio de metodología (…), implica un incremento en la carga de trabajo del estudiante” P.- ¿Esto es positivo? R.- En principio no lo vemos mal. Lo que sucede es que no lo vemos realista, pues por otra parte, ya no dentro de los créditos ECTS, sino en otro tipo de documentos, se dice que las clases tienen que aumentar en número de alumnos. Pero, no obstante, dentro de los créditos ECTS se dice que tienen que haber tutorías individuales. Por ello, no vemos compatible que un profesor que tiene un grupo de más de cien alumnos pueda dar tutorías individualizadas, corregir todas las semanas los trabajos entregados por éstos, etc.
“Dentro de los créditos ECTS se dice que tienen que haber tutorías individuales. Por ello, no vemos compatible que un profesor que tiene un grupo de más de cien alumnos pueda dar tutorías individualizadas” P.- ¿Cuál sería la solución para este aspecto concreto? R.- Realmente no lo sabemos. No obstante, parece lógico que una solución sería reducir la ratio estudiantes-profesor, es decir, contar con grupos de alumnos más reducidos, de manera que se pueda cumplir realmente con los objetivos de la reforma del sistema universitario. Por otra parte, no nos parece bien que el alumno tenga que pagar por estar realizando tareas fuera del aula, como por ejemplo en su casa.
“Contar con grupos de alumnos más reducidos, de manera que se pueda cumplir realmente con los objetivos de la reforma del sistema universitario” P.- ¿Habéis estimado la tasa concreta de los créditos ECTS?
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R.- Depende de la universidad de que se trate. Por ejemplo, en la Universidad Carlos III, que es la única de las universidades de Madrid que ha pasado al Plan Bolonia, se dice que es la universidad con títulos adaptados más cara de todo el Estado español. Por ello, no queremos fijarnos mucho en sus precios para no alarmar a la gente demasiado. Una de nuestras exigencias es que querríamos que todos los ciclos de enseñanza superior tuviesen la misma tasa por crédito, y que no subiesen los créditos entre grado, máster y doctorado, porque realmente sí que suben y esto supone un impedimento para que la gente vaya a estudiar el máster o, luego, el doctorado. Sin embargo, si no estudias el máster, te quedas con el grado, que es una formación muy generalista y no tiene contenido específico. Ésta en una de nuestras críticas y por lo que siempre hablamos de evaluación, conocimiento, contenido, etc., porque además, en todos los títulos de grado se habla sólo de competencias, habilidades y destrezas. Al igual que en el Estatuto del Estudiante, cuyo borrador se ha publicado recientemente, sólo se menciona en una ocasión la palabra “contenido”. Sin embargo, se habla una y otra vez de que el estudiante tiene que tener competencias, habilidades y destrezas, así como que se le evaluará sobre la base de estos tres criterios.
para proyectos de investigación, que se reduzca el número de asignaturas optativas, como está sucediendo sobretodo en humanidades, que no haya presupuesto para seguir con reformas de infraestructuras, etc.
P.- ¿En que se traduce el riesgo que habéis denunciado de mercantilización de la universidad pública con Bolonia?
R.- Sí, totalmente. Como decía, se puede elegir si se quiere que las empresas aporten financiación o no, pero si no se opta por esta posibilidad, la universidad se queda sin financiación para proyectos de investigación, con grupos masificados de alumnos, con una disminución de la oferta de asignaturas optativas, etc. Además, sin prácticas, porque según se ha dicho, según el Plan Bolonia, en el cuarto año puedes optar a hacer prácticas en empresa. Sin embargo, por lo que respecta a titulaciones de humanidades, según los borradores de grado que hemos observado, incluso en versiones definitivas de los mismos, hay muy pocas que prevén prácticas en empresas. De hecho, creo que sólo hay una filología que ofrece prácticas en empresa. Desde luego, filosofía no lo ofrece. No obstante, todas las carreras técnicas y sociales sí que lo ofrecen. Realmente, a las empresas, no les
R.- Ya decía que, por ejemplo, habrá grupos que tendrán o que tienen ahora más de cien alumnos. En teoría, el Plan de Bolonia prevé una financiación mixta, al igual que la “Estrategia Universidad 2015”. No obstante, no dicen que las empresas tienen que financiar la universidad pública ni lo hacen de for ma explícita. Simplemente se refieren a financiación mixta. Pero al mismo tiempo, se deja a elección de la universidad si quiere financiación privada o no. Si no quiere financiación privada, lo que sucede es que, por ejemplo, los grupos de alumnos se hacen cada vez mayores porque no hay presupuesto para tener más grupos, que no haya tanta financiación ENTREVISTA A OLGA ARNAIZ
“En teoría, el Plan de Bolonia prevé una financiación mixta, al igual que la “Estrategia Universidad 2015” P.- No obstante, el número de alumnos está disminuyendo… R.- Este año se ha reducido sobretodo en los doctorados. Este era el último año en que se podían matricular para el curso de docencia de doctorado, y no se ha informado lo suficiente. Parece que haya sido una medida que ha pasado de forma secreta. Personalmente, yo me enteré por una página web de la universidad.
“Según los borradores de grado que hemos observado, incluso en versiones definitivas de los mismos, hay muy pocas (carreras de humanidades) que prevén prácticas en empresas” P.- ¿Perjudica Bolonia a las enseñanzas humanísticas?
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interesa tanto las Humanidades. Por ello, entendemos que si van a invertir, les interesa invertir más en titulaciones como las ingenierías. Entonces, nos encontramos ante este tipo de titulaciones que sí van a contar con financiación extra que les permita formar grupos más reducidos, realizar investigación, así como contar con infraestructuras actualizadas. Frente a ello, las Humanidades están en una clara desventaja respecto a las posibilidades de obtener financiación.
sobre las que tengan interés, poder decidir sobre asignatura optativas, etc. En fin, estaban reclamando más poder decisión, ante lo cual los pocos estudiantes que nos conseguimos colar allí estábamos totalmente espantados, pues los consejos sociales no son representantes de la sociedad sino de las grandes empresas como Telefónica, Ferrovial, El Corte Inglés, etc. Quieren controlar el poder de decidir a quién contratar, qué debemos estudiar, etc. No comprendemos muy bien qué criterios pueden seguir estas empresas.
P.- Las prácticas externas no tienen porqué ser obligatorias…
“Lógicamente, si las empr esas aportan financiación, tendrán interés en que las titulaciones vayan hacia los intereses que ellas mismas fijen”
R.- Parece que sí. Están pactadas entre la universidad y la empresa. P.- Pero quien las elige es la universidad, ¿no? R.- Sí, pero según lo que hemos leído, lo hace según la empresa que aporta fondos a la universidad. Como este año todavía no se ha hecho, todavía no es seguro. Pero, según nos consta, tiene que ver con las empresas que ya están ligadas a la universidad. P.- ¿Qué grado de influencia puede tener una organización social en la definición y características de un nuevo título adaptado a Bolonia? R.- Según lo que nos han dicho, no debe tener influencia. Pero ya hay aulas que, por ejemplo, reciben la denominación de Microsoft, en lugar de Aula de Informática. Las propias cátedras tienen nombres de empresas, como al Cátedra Faiser en la UCM. Lógicamente, si las empresas aportan financiación, tendrán interés en que las titulaciones vayan hacia los intereses que ellas mismas fijen. Ahora mismo no tienen mucha influencia, pero, hace unos meses se celebró un encuentro estatal de consejos sociales en la biblioteca histórica de la Universidad Complutense, organizado por el Consejo Social de la UCM, y los miembros de los consejos sociales, en concreto sus presidentes, pedían tener más poder decisión. Querían poder nombrar a profesores, catedráticos, tener la posibilidad de controlar aspectos de titulaciones ENTREVISTA A OLGA ARNAIZ
P.- ¿Qué os parece la iniciativa del Gobierno, enmarcada en su plan de acción 2009, de proyectar internacionalmente la investigación en ciencias humanas y sociales, que se publica en español con la cifra de cinco millones de euros? R.- Cualquier proyecto de investigación nos parece siempre positivo. No obstante, esta cifra nos parece insuficiente. Dedica mucho más dinero a otros proyectos que nos parecen menos importantes. Por ello, para un proyecto de este alcance, nos parece insuficiente. P.- Y la creación de un grupo de expertos para analizar los retos de las ciencias humanas y sociales en la sociedad… R.- Como digo, este tipo de iniciativas nos parecen muy positivas, pero, por ahora, lo vemos sólo como promesas y queremos que realmente funcionen y a ello estamos esperando. Hasta que no lo veamos puesto en práctica no podremos opinar y valorar si realmente se cumplen con los objetivos planteados al respecto. P.- ¿Qué significa “Fuera empresas y pedagogos de la universidad”? R.- Eso fue una pancarta que hubo los primeros días del encierro. Lo de “fuera empresas” es por todo el proceso de mercantilización, pues hasta en 148
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nuestros carnets de la universidad hay logotipos de entidades bancarias, lo cual, nos parece algo molesto. Respecto a los pedagogos es por el tema del máster de formación del profesorado. Como tenemos pedagogos en la asamblea, quitamos el cartel enseguida para no tener tensiones internas, pues queremos que las asambleas sean totalmente inclusivas. Entonces, quitamos esta parte del cartel y colocamos otro que explicara mejor a qué nos referíamos. Estamos en contra del nuevo máster de profesorado, que sustituye al CAP, y, al comentarlo con la gente de educación, ellos entendieron la postura y también la apoyaron.
“No creemos en que la universidad tenga que rendir cuenta a las empresas” P.- Desde vuestro punto de vista, ¿qué tipo de relación debe tener la universidad con la sociedad y con el mundo empresarial? R.- En primer lugar, nosotros distinguimos entre la relación que debe tener con la sociedad y las empresas. Creemos que no son lo mismo. Estamos de acuerdo en que debe haber una comunicación perfecta, una relación firme entre universidad y sociedad. La universidad sale de la sociedad, somos parte de ella. Pero no creemos en que la universidad tenga que rendir cuenta a las empresas. P.- ¿Y a la sociedad…? R.- Sí, es parte de ella. Pero las empresas no son la totalidad de la sociedad. Creemos que el problema viene de ahí, de identificar sociedad con empresas. Es decir, si el Consejo Social, a parte de estar copado por la representación de grandes empresas, estuviese representando también por PYMES… P.- ¿Y por quién se designa la representación de esos miembros (del Consejo Social)? R.- Se designan por el Consejo de Gobierno. Pero a nosotros nos gustaría que estuviesen elegidos también por antiguos alumnos, por personas relacionadas con el mundo académico, o con otros sectores como sanidad, cultura, etc. No nos parece adecuado que se identifique la representación social con la empresarial. En cuanto a la relación ENTREVISTA A OLGA ARNAIZ
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con la sociedad, estamos totalmente de acuerdo. De hecho nosotros estamos siempre apoyando las protestas de otros colectivos que luchan por conseguir la mejora de los servicios públicos. Vamos a las protestas de sanidad y de otros sectores como la enseñanza… En este sentido, mantenemos una comunicación bastante abierta. Actualmente vemos un intrusismo del mundo empresarial en la universidad y, cada vez más en los institutos, lo cual conocemos porque contamos en nuestra asamblea con una coordinadora de asambleas de institutos y también están empezando los encierros en los centros de secundaria. P.- Y, por tanto, ¿es negativo cualquier tipo de relación que pueda tener la empresa con la universidad a través de cátedras-empresa, financiación de proyectos de investigación, prácticas para estudiantes, etc.? R.- Nosotros lo vemos como negativo porque lo vemos como el principio de la privatización de la universidad pública. Siendo realistas, en los tiempos que corren con la crisis financiera, seguramente es una de las pocas salidas que quedan. Pero no lo vemos como la mejor salida, porque el error de base es que el Gobierno no dedica suficiente dinero a educación y acude como primera salida a las empresas, al capital privado. Entonces, si antes de acudir allí, dedicara más tiempo a educación, probablemente no estaríamos en esta situación.
“El error de base es que el Gobierno no dedica suficiente dinero a educación y acude como primera salida a las empresas” P.- ¿Es irreversible Bolonia en España? R.- No lo creemos. Creemos que es inmediato, está pasando ya. Pero que si hubiese un buen talante por parte del Gobierno no sería irreversible. Por otra parte, es sólo un segundo paso. El primer paso fue la LOU, el segundo paso es Bolonia y el tercer paso es la “Estrategia 2015”, que es necesaria desde el punto de vista del 149
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gobierno porque Bolonia se está aplicando a toda prisa. Aunque han tenido diez años, han ido de forma muy lenta, suponemos que por los cambios de gobierno. Sin embargo, es en estos últimos años cuando se está aplicando todo y las universidades no estaban preparadas y han tenido que hacer borradores de grado, de máster, la ANECA ha estado inundada con planes de estudios y hay universidades que aún no tienen todos los planes de estudio para el año que viene. Tienen otro año más, pero la mayoría querían empezar ya con todos los planes de estudio nuevos el año que viene. Y, sobretodo, hay problemas porque el plan de Bolonia no venía con un anexo de financiación, que es algo grave porque ahora las universidades tienen muchas dudas y muchos problemas con este tema, sobretodo de cara a cómo financiar la nueva metodología, las nuevas infraestructuras necesarias para esta nueva metodología.
“Aunque han tenido diez años, han ido de forma muy lenta, suponemos que por los cambios de gobierno. Sin embargo, es en estos últimos años cuando se está aplicando todo y las universidades no estaban preparadas” P.- ¿La inversión extraordinaria del Plan de Acción 2009 del Ministerio de Ciencia e Innovación respecto a este tema os parece insuficiente, también? R.- A nosotros no tanto como a las propias universidades y a los rectores. Hay muchas universidades que se están quejando de que no van a ser suficientes para comprar todo el material necesario, porque en el Plan Bolonia se dice que se cambia la metodología. Por ejemplo, para dar mucha importancia a las nuevas tecnologías. En las universidades que conozco, hay un ordenador por cada diez aulas, siendo muy generosos. Y son ordenadores con Windows 98 a lo mejor, y, sin embargo, las nuevas metodologías te exigen un ordenador muy moderno con el que se puedan usar proyectores, porque los profesores para las nuevas metodologías tienen que saber usar el power point, hacer presentaciones y exposiciones…
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P.- Con lo cual, desde vuestro punto de vista las nuevas metodologías consisten en una innovación tecnológica… R.- No sólo eso, consisten en mucho más. Me refiero al nuevo material para aplicar las nuevas metodologías. Y no hay dinero para esto porque, lógicamente, introducir material informático, tecnológico, en la gran parte de las aulas de las universidades va a costar mucho. También supone contratar personal nuevo, también, quizás, despedir a personal antiguo… y no se ha hecho una guía para tener una referencia de financiación para las universidades. P.- ¿Era necesaria esta renovación de los métodos de enseñanza y aprendizaje? R.- Nosotros creemos que es necesario un cambio en la universidad y, tal vez, sería positivo que este cambio tendiese a la convergencia con Europa. Lo que estamos viendo es que en vez de hacer este cambio hacia Europa, se está haciendo un cambio más parecido al sistema americano, con estos grados que son tan generales, con unos master más específicos, introduciendo el préstamo-renta…
“Nosotros creemos que es necesario un cambio en la universidad y, tal vez, sería positivo que este cambio tendiese a la convergencia con Europa” P.- ¿Es positivo este sistema de ayuda al estudiante? R.- Nosotros no lo vemos como positivo porque, es cierto que no ha sustituido a las becas tradicionales que siguen existiendo, pero ahora mismo, uno de cada cinco euros que se destinan a becas se dedica a becas-préstamo. Nosotros, en primer lugar vemos equivocado que se llamen becas-préstamo, porque son préstamos y no becas. Y por otra parte, el año pasado tenían unos términos y unas condiciones. Este año esas condiciones se han cambiado y, según los bancos se han hecho mejores porque hay más tiempo para devolverlos. Nosotros vemos que es cierto que hay más tiempo para devolverlos, pero antes si pasados estos años realmente no habías conseguido ese 150
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trabajo con el que ganar un sueldo se te eximía de la devolución. Ahora tienes mucho más tiempo para que no te eximan de la devolución, con lo cual es un cambio positivo. P.- ¿Qué os parece la partida extraordinaria de 37 millones de euros del Ministerio de Ciencia e Innovación y el incremento de un 5,4 % en ayudas y becas al estudiante tanto en grado como en post-grado? R.- En los presupuestos generales del Estado de este año, las becas habían bajado respecto al año anterior, si tenemos en cuenta la inflación. Luego sacaron un documento que rectificaba esto para que las becas se mantuviesen respecto al año anterior. Pero sólo esto, teniendo en cuenta la inflación de este año. Con lo cual, realmente no han subido, lo que ha subido ha sido la inflación. Pero no hay un cambio, con lo cual es una subida artificial.
“Estamos a favor de un cambio en la universidad, de una reforma para modernizar la enseñanza, para cambiar los métodos, para converger con Europa” P.- ¿Qué diagnóstico nos podéis ofrecer, por ejemplo, al hecho de que en el curso 2006-2007 abandonasen en España 127.000 estudiantes en las universidades públicas? R.- Realmente tampoco podemos opinar sobre el abandono escolar. Es lo mismo que en las enseñanzas secundarias, existen muchos motivos para el abandono escolar. Nosotros, como digo, estamos a favor de un cambio en la universidad, de una reforma para modernizar la enseñanza, para cambiar los métodos, para converger con Europa. Todo el mundo tendrá sus motivos para abandonar la universidad o los institutos. Nosotros no estamos muy de acuerdo con lo que se lee a menudo sobre que estamos sobre-educados, demasiado formados para luego entrar en el mundo laboral… Creemos que la universidad es el mejor lugar para formarse y el mejor lugar para luego tener una oportunidad laboral de calidad. ENTREVISTA A OLGA ARNAIZ
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P.- ¿Estáis participando en las comisiones para la elaboración de los nuevos planes de estudio adaptados a Bolonia? R.- Tenemos entre nosotros a muchos representantes de alumnos, tanto en juntas de facultad como en juntas de departamento, en todos los niveles. Hay algunos que han participado en comisiones de grado para hacerlo lo menos malo posible. Lo mismo sucede con los profesores. Tenemos profesores que están totalmente en contra de Bolonia y que son afines al movimiento, han venido a las asambleas, han hecho actos informativos. Una de estas profesoras ha escrito la obra de teatro a la que me refería antes. Algunos de ellos están en estas comisiones sólo para asegurarse de que los cambios van a ser lo menos malos posibles. Después de estar en estas comisiones, algunos han votado que sí al grado y otros que no. Algunos de nuestros representantes aún estando en estas juntas han decidido no formar parte de la comisión de grado por una cuestión de principios, porque si estas en contra de Bolonia prefieres no elaborar el grado porque simplemente vas en contra de todo lo crees. Es ya una cuestión personal.
“Nosotros no manipulamos a nadie. Intentamos dar difusión a nuestros panfletos, en los que siempre pone ‘infórmate tú mismo’” P.- La Coordinadora de Representantes de Estudiantes de las Universidades Públicas (CREUP) os ha acusado de manipular a los estudiantes y de mezclar vuestras reivindicaciones con idearios políticos, ¿qué tenéis que decir al respecto? R.- En realidad, tuvimos una conversación con el secretario de la CREUP, Diego Ortega, y según él, en el comunicado dónde se decía que esto no se refería a nosotros sino que se refería a otros colectivos. De todas formas, los periódicos, también han dicho lo mismo de nosotros. Nosotros no manipulamos a nadie. Intentamos dar difusión a nuestros panfletos, en los que siempre pone “infórmate tú mismo” y en nuestra web 151
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ponemos una lista de todos los documentos oficiales, todas las webs relacionadas con el plan Bolonia, y siempre animamos a la gente a que se lea todo lo posible, sobretodo los documentos oficiales del Ministerio, de la Comisión Europea, para que se forme su propia opinión. En cuanto a lo de los movimientos políticos, es curioso porque desde el principio hemos dicho que no estamos politizados y que no formamos parte de ningún partido político. Que es lo que nos diferencia de otros movimientos anti-Bolonia. Porque hemos dicho que queremos acoger a todo el mundo, con independencia de su ideología y de sus creencias. Por ello, rechazamos a los que vienen con símbolos de partidos, los que vienen como grupos cerrados de un partido, porque cada persona de la asamblea, cada individuo puede tener sus creencias, puede estar afiliado a una organización o tener su ideología propia. Pero en tanto que miembro de la asamblea, se guarda esas creencias, esas ideologías y simplemente participa en la asamblea. P.- ¿Está la ideología neoliberal detrás de Bolonia? R.- Nosotros pensamos que sí. P.- ¿Qué opináis de los actos violentos protagonizados por un grupo de manifestantes anti-Bolonia en las universidades Autònoma de Barcelona y en la Pompeu Fabra? R.- Los conocemos y estamos siempre en contacto con todas las universidades, porque a partir del encuentro de Valencia tenemos lista de correos de la Coordinadora Estatal, pero aunque estemos en contacto, cada asamblea tiene su propia autonomía y sus propios medios de protesta y lucha. En nuestra asamblea y en toda la Complutense siempre hemos dicho que nosotros vamos a utilizar métodos no violentos, que vamos a protestar de forma pacífica. Por ejemplo, cuando realizamos el encierro en el Rectorado, dijimos una y otra vez que era un encierro pacífico, en lo cual insistimos para que nos se nos criminalizase. Porque al fin y al cabo, es un edificio de gobierno y se pueden hacer muchas confusiones. Hay otras ENTREVISTA A OLGA ARNAIZ
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asambleas que proponen métodos más radicales. Nosotros no estamos haciendo esto y respetamos la autonomía de cada asamblea.
“En nuestra asamblea y en toda la Complutense siempre hemos dicho que nosotros vamos a utilizar métodos no violentos, que vamos a protestar de forma pacífica” P.Uno de los criterios a valorar en los procesos de verificación de las nuevas enseñanzas de la ANECA son los mecanismos establecidos por la universidad para que el estudiante pueda compatibilizar estudio y trabajo, ¿consideráis que la implantación de los nuevos créditos ECTS puede generar problemas para los estudiantes que trabajen? R.- Totalmente, de hecho es una de nuestras principales críticas. Hasta ahora, la mayoría de los estudiantes, sobretodo en el postgrado trabajaban a la vez que estudiaban, pero con los créditos ECTS se instaura la figura del estudiante a tiempo completo. Nos han prometido que se van a realizar adaptaciones para poder crear la figura del estudiante a tiempo parcial, pero no hemos visto ningún borrador, ningún modelo de grado o postgrado a tiempo parcial. Nos han dicho también que existe la posibilidad, como ha existido hasta ahora, de que los estudiantes se tomen más tiempo para estudiar el grado, y a lo mejor en lugar de tomarse cuatro años para realizar el grado se tomen seis y trabajen al mismo tiempo, y que por otra parte, respecto al estudiante a tiempo completo, las horas que está en la biblioteca o en casa estudiando y que cuentan como créditos ECTS, nadie va a ser capaz de controlarlas. Por supuesto, tampoco nos parece una buena opción, porque por una parte quien va a querer hacer un grado en seis años, se supone que la ventaja de los grados es que son más cortos, y por otra parte se supone que van a controlar los créditos ECTS por los que tú estás pagando, aunque estás en casa o en la biblioteca, te están mandando trabajo a casa que vas a tardar mucho tiempo en realizar, que se va a controlar en las tutorías, que va ser corregido por el profesor semana a semana o día a día, entonces, 152
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a menos que hagas esos trabajos en los descansos del café del trabajo, va a ser imposible realizarlo.
P.- ¿Consideráis necesaria la existencia de prácticas?
“Nos sorprende mucho que digan que los créditos ECTS van a facilitar el trabajo y el estudio cuando hasta ahora nos han dicho totalmente lo contrario los propios rectores, decanos, y todos los expertos”
R.- Consideramos que es positiva, aunque no necesaria. Pero, en primer lugar, las prácticas tienen que ser de calidad, controladas, que no sea una beca en la que el pobre becario esté sirviendo café, en vez de hacer prácticas de verdad. Nos parece necesario que las prácticas sean remuneradas, no como ahora que tienes que hacer la matricula y pagar por ellas como si fuera una asignatura. Es decir, estás pagando tú mismo para trabajar a cargo de una empresa y hacer el trabajo que en el fondo sabemos que no quiere hacer nadie, porque estás siendo el pobre becario explotado.
Nos sorprende mucho que digan los créditos ECTS van a facilitar el trabajo y el estudio cuando hasta ahora nos han dicho totalmente lo contrario los propios rectores, decanos, y todos los expertos nos han dicho que no, que el estudiante tiene que ser estudiante y que si quiere trabajar pues que trabaje y luego estudie. P.- Muchos estudiantes pre-universitarios y la ciudadanía en general se preguntarán si con Bolonia y el consecuente reajuste curricular y metodológico saldrán mejor formados que hasta ahora los estudiantes… R.- Saldrán formados de una forma totalmente distinta. Sobretodo porque si sólo estudian el grado, van a salir con una formación muy general. El primer año es una repetición de segundo de bachillerato, con las mismas materias que se examinan en selectividad. Si eres de humanidades tienes historia, historia del arte, lengua española, inglés, informática aplicada a tu carrera, y, si, por ejemplo, eres de ciencias tienes biología, física, química, las mismas asignaturas por ramas. Hay cinco ramas. Luego, en segundo y tercero se supone que haces asignaturas más específicas. Pero claro, en ese segundo y tercero, tienes que meter todas las asignaturas que antes se daban a lo largo de cinco años. Y, en cuarto, tienes la posibilidad de hacer prácticas en empresa. Pero como ya digo, esto está reservado para algunas carreras, para otras no tanto, porque a las empresas no les interesa hacer prácticas con las carreras de humanidades o algunas experimentales, que también se quejan de la falta de prácticas ofrecidas a sus alumnos. “Las prácticas tienen que ser de calidad, controladas. Nos parece necesario que las prácticas sean remuneradas” ENTREVISTA A OLGA ARNAIZ
P.- ¿Qué opináis del borrador del Estatuto del E s t u d i a n t e U n ive r s i t a r i o p r e s e n t a d o recientemente y de los derechos y deberes que se contemplan en el mismo? R.- Nos ha decepcionado bastante. Nosotros estábamos pendientes de la elaboración de este documento. Consideramos que es importante, pero, en primer lugar, este estatuto parte de que el Espacio Europeo de Enseñanza Superior está implantado. En segundo lugar, sólo se expresa una vez en este documento la palabra “conocimiento” y, sin embargo, se habla continuamente de habilidades, destrezas y competencias. Esta es la manera de evaluar si el estudiante ha evolucionado de manera positiva. Por otra parte, nos molesta bastante de cómo se habla de los representantes de los alumnos. Si ahora un representante de alumnos pertenece a la vez a una asociación universitaria cualquiera, puede ser castigado con la expulsión de la universidad, multas económicas, aplicándose las medidas disciplinarias más duras que existen en el ámbito académico en supuestos como comentar o publicar lo que se haya comentado en una junta. Hasta hoy, contábamos con dos representantes de alumnos para que nos informasen de lo que se hablaba en el departamento y en las juntas de facultad, porque no sólo son representantes de los alumnos, son también quienes nos informan de lo que se está llevando a cabo en las facultades y en los 153
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departamentos. Por ejemplo, los representantes de alumnos fueron quienes nos informaron en primer lugar de lo que estaba pasando con el Plan Bolonia, de todos los cambios que se nos estaban viniendo encima. Sin embargo, si ahora hacen eso, van a ser castigados. Eso lo dice el Estatuto del Estudiante. Entonces, nos encontramos con que a esta figura representativa se le quitan muchas de las funciones que tenía hasta ahora, con la amenaza de castigos, expulsión y expedientes… Esto es algo que no concebimos.
“Nos molesta bastante de cómo se habla de los representantes de los alumnos (en el borrador del Estatuto del Estudiante Universitario)” P.Algún aspecto positivo que hayáis detectado… R.- El hecho de que exista un Estatuto del Estudiante es algo que nosotros creíamos básico.
“La representación de las universidades debe ser proporcional al número de estudiantes matriculados en cada una de ellas (en el Consejo de Estudiantes Universitarios)” P.- Y acerca de la propuesta que contiene de creación de un Consejo Estatal de Estudiantes Universitarios… R.- Creemos positivo que exista ese órgano. Pero lo que creemos realmente positivo es que sea un borrador todo su contenido. Porque entre los miembros que se proponen en este Consejo de Estudiantes, la presidenta va a ser la Ministra; luego, las otras autoridades como el secretario, el presidente, son nombrados por la Ministra. Son todos escogidos “a dedo”. Por ello, criticamos el proceso de elección de los miembros que pueden formar parte de este Consejo. La forma de elección es muy descabellada, sólo se pueden mandar dos por universidad, no importa si se trata de la Universidad Complutense que es la más grande de España o, por ejemplo, la Universidad Pontificia Comillas, que en comparación es muy pequeña. ENTREVISTA A OLGA ARNAIZ
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P.- ¿Cuál sería vuestra propuesta para la composición de este órgano? R.- En primer lugar, entendemos que los cargos deben ser ocupados por personas que pertenezcan al ámbito universitario, estudiantes, profesores y autoridades académicas. Las personas que no forman parte de la universidad entendemos que podrían formar pare de este órgano ejerciendo funciones de control, supervisión, evaluación, pero no deberían ocupar los máximos cargos como el de presidente, vicepresidente o secretario, porque entonces, nos parece que es quitarle a este órgano el papel de Consejo de Estudiantes. En su caso, deberían cambiarle el nombre. Por otra parte, entendemos que la representación de las universidades debe ser proporcional al número de estudiantes matriculados en cada una de ellas. Si no es así… Es como en las elecciones, los votos cuentan según el número de personas empadronadas en cada provincia. Aquí creemos que debería ser lo mismo.
“Nos suelen caracterizar como pasivos, desentendidos, indiferentes, pero no es cierto” P.- ¿Es necesario que el estudiante participe en la universidad? R.- Por supuesto. Creemos que es fundamental y que hoy en día hay representantes por supuesto pero que la proporción en todos los órganos de gobierno de la universidad, de cualquier universidad, entre estudiantes, profesores, y demás autoridades, es muy desequilibrada. Hay muy pocos profesores en los órganos de gobierno, salvo en las juntas de facultad y departamento. Pero aún hay menos estudiantes. Nos suelen caracterizar como pasivos, desentendidos, indiferentes, pero no es cierto. Los estudiantes estamos muy deseosos de participar de la vida académica y universitaria, tomar decisiones, porque al fin y al cabo, estas decisiones definen nuestro futuro y también nuestro presente.
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P.- ¿Por qué el estudiante no participa en las elecciones de sus compañeros por la representación, incluso en la del rector? R.- En cuanto a este tipo de problema, la falta de participación se da sobretodo porque vemos que año tras año se presentan los mismos, que en las elecciones a rector no vemos candidatos que representen nuestra postura, nuestras ideas, que prometan cosas realistas. Vemos siempre las mismas caras con promesas que sabemos que no van a llegar a ningún sitio. Es una falta de fe y un escepticismo de que nada vaya a cambiar. P.- ¿El estudiante se siente parte de la Universidad? R.- Muchas veces no. Siente que tiene muy poco poder porque tiene muy poca representación en nuestros órganos de gobierno. Siente que está allí simplemente para ir a las clases, para pasarlo bien con sus compañeros y, de vez en cunado, pasan cosas extraordinarias como son las asambleas que sí tienen poder y pueden cambiar las cosas. Pero normalmente, vemos que es una impotencia increíble porque incluso si eres representante tienes, por ejemplo, el 10% de los votos de una junta o de cualquier órgano. Entonces, por mucho que todos los representantes digan que sí, si todo el resto de los profesores y autoridades académicas dicen que no, no pueden hacer nada. Y si ya es un milagro que todos los estudiantes tengan la misma postura, ese milagro desaparece, y es una sensación de frustración que en parte justifica que los estudiantes muchas veces no participen en las elecciones. Por tanto, también reivindicamos que si realmente se quiere reformar la universidad se debería plantear esto, que el estudiantado tenga una participación mucho mayor y real en todas las tomas de decisión, en todos los órganos de gobierno, que no sea un 10%. Esta participación deber ser mayor, porque nosotros somos los afectados de esas decisiones. No creemos ser los mayores expertos de lo que pasa, porque no lo somos, pero si creemos que se debería contar más con nuestra opinión.
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“Se debería plantear esto, que el estudiantado tenga una participación mucho mayor y real en todas las tomas de decisión, en todos los órganos de gobierno, que no sea un 10%” P.- En términos globales, ¿a qué retos debe o deberá enfrentarse el sistema universitario español con o sin Bolonia? R.- Con o sin Bolonia, hoy por hoy tiene que enfrentarse a la crisis económica y sobretodo a la deuda que tiene pendiente la universidad pública española. En muchas universidades parece que no pueden declararla, que están unidas a bancos y por eso no pueden declararlas. Es un tema un poco confuso que lo estamos viendo, investigando el por qué hay universidades que no pueden declarar que están endeudadas o casi en quiebra. Las universidades tienen que enfrentarse a esto y con Bolonia tienen que enfrentarse a todos los gastos que va a suponer esto. Tienen que enfrenarse también a todo lo que va a suponer el que se implanten las nuevas carreras, las nuevas titulaciones, y todo el descontrol que va a venir de los propios profesores que no van a saber muy bien cómo afrontarlo, porque entre ellos es dónde hay mayor confusión. No van a saber qué hacer, cómo enseñar… Porque si nosotros no sabemos qué nos espera el año que viene, ellos lo saben aún menos. Y sobretodo, es cierto que ahora hay bastantes reticencias de las nuevas generaciones para matricularse por no saber qué va a pasar. Con o sin Bolonia hay que tener un cambio, una cierta noción de reforma pero de nuevo tranquilizar de alguna forma a la juventud y de nuevo atraerla para vean que la universidad es el sitio para formarse y para luego tener un futuro laboral mejor. Pero, sobretodo, para formarse, la universidad no es un medio para un fin, es el fin en sí mismo. Entonces, se están planteando muchos retos para la universidad de hoy en día, sobretodo para la universidad pública que tiene que competir mucho con la universidad privada, que recibe mucha financiación y últimamente vemos que está siendo muy beneficiada en la Comunidad de Madrid, es una pena decirlo. Pero creemos que la 155
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universidad pública puede salir adelante y esperamos que sin Bolonia, pero incluso si es con Bolonia que pueda hacerlo y que las cosas vayan a mejor. P.- ¿Qué retos inmediatos os planteáis en la asamblea de estudiantes anti-Bolonia respecto a la reforma universitaria? R.- El primer objetivo es la manifestación que hemos convocado para el día 12 de marzo. Luego un segundo encuentro estatal, que va a ser en Burgos del 20 al 22, luego una mayor coordinación a nivel europeo. En este sentido, va a haber un encuentro de ministros en Lovaina dentro de muy poco y estamos pensando hacer durante este encuentro una asamblea, un encuentro de asambleas, a nivel europeo. Pero es muy difícil de planear y organizar. Sabemos que va a haber un nivel de seguridad increíble. Pero tampoco vamos con la idea de realizar ningún acto violento ni boicot. Simplemente queremos reunirnos con otros movimientos anti-Bolonia de Europa y organizar una especie de encuentro paralelo. Si ellos tienen su encuentro de ministros nosotros tendremos nuestro encuentro de asambleas que, por supuesto, será muchísimo más numeroso, vistoso y alegre. Es un objetivo realmente complicado pero lo estamos intentando y organizando. Esperamos que salga bien. Y de aquí a final de curso vamos a seguir planeando cosas todas las semanas y demandando una y otra vez que se haga un debate serio, público y de cara a toda la sociedad. Porque seguimos diciendo que no se ha hecho a día de hoy.
“Con o sin Bolonia hay que tener un cambio, una cierta noción de reforma pero de nuevo tranquilizar de alguna forma a la juventud y de nuevo atraerla para vean que la universidad es el sitio para formarse y para luego tener un futuro laboral mejor” P.- ¿Es posible parar Bolonia en las condiciones actuales? R.- Nosotros decimos que sí porque en la declaración original de Bolonia, en ningún momento se dice que se debe aplicar ese plan. Porque al ser un tratado europeo no tiene la legitimidad para hacer una orden, un mandato, no tiene el estatuto de ley. Simplemente es una serie de consejos, de sugerencias, una guía por decirlo así. Entonces, es complicado pararlo porque ya hay universidades que lo han aplicado, como la Carlos III. Pero se puede hacer. Otra cuestión es si hay voluntad de hacerlo… Si hay voluntad de abrir un debate social, un diálogo…
“Que antes de hacer una reforma, haya un debate, una campaña de información y después se haga. No al revés. Es lo que seguimos pidiendo” P.- ¿La alternativa cuál sería? R.- La alternativa sería, por supuesto, hacer una reforma. Pero una reforma que salga del debate social y que sea serio, en el que participen todas las capas sociales, estudiantes, profesores, gobierno, y que sea previo a la reforma. Que no sea una reforma que salga sólo de un nivel y que se imponga a los demás. Es lo que nosotros hemos pedido. Que antes de hacer una reforma, haya un debate, una campaña de información y después se haga. No al revés. Es lo que seguimos pidiendo.
Olga Arnaiz es estudiante de doctorado en Filología Inglesa de la Universidad Complutense de Madrid y portavoz de la Asamblea de Estudiantes Anti-Bolonia de la Facultad de Filología de esta universidad. ENTREVISTA A OLGA ARNAIZ
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ENTREVISTA A DIEGO ORTEGA SECRETARIO GENERAL DE LA CREUP. ESTUDIANTE DE INGENIERÍA TÉCNICA DE TELECOMUNICACIÓN EN LA UNIVERSIDAD POLITÉCNICA DE CARTAGENA
“Muchas enseñanzas no están adaptadas a la sociedad. Y digo a la sociedad y no digo al mercado, porque el mercado forma parte de la sociedad pero la universidad debe estar al servicio de la sociedad”
Tiempo convulso en la vida de los campus universitarios españoles. La reforma universitaria en marcha para integrar el sistema universitario español al Espacio Europeo de Educación Superior está provocando no pocas muestras de descontento, incertidumbre y temor entre sus principales implicados: los estudiantes. Dieg o Or teg a, secretario g eneral de la Coordinadora de Representantes de Estudiantes de las Universidades Públicas (CREUP), organización que agrupa a más de 700.000 estudiantes e integrada en la European Students' Union , y miembro del Consejo Asesor de la ANECA, ofrece su visión sobre el camino recorrido por España desde la firma de la Declaración de Bolonia en 1999. Según él, la principal aportación del nuevo modelo universitario ha sido la de posicionar al estudiante en el centro del sistema universitario. La CREUP se muestra completamente a favor de la convergencia europea universitaria. Asegura Ortega que la implantación de los nuevos títulos y la consecuente renovación de las metodologías educativas se encuentran asociados a la implantación de sistemas de garantías de calidad que anteriormente no existían. En su opinión, era necesaria una mayor adecuación de las enseñanzas universitarias a las demandas sociales. Lo que no supone en modo alguno que las empresas definan qué y cómo debe enseñarse en la Universidad. Luego no ve riesgo de mercantilización de los estudios. Sí lo ven, en cambio, los colectivos de ENTREVISTA A DIEGO ORTEGA
estudiantes anti-Bolonia. Colectivos que la CREUP no considera representativos ni legitimados por los propios estudiantes, a la vez cree que su discurso está sumamente politizado y radicalizado. Como debilidades de la reforma, Ortega señala varios temas como: la deficitaria política de becas, la precipitación en la propuesta de los nuevos títulos adaptados en algunas universidades, el cómo se ha resuelto el asunto de las ingenierías, o la necesidad de establecer la figura del estudiante a tiempo completo y a tiempo parcial con garantías legales suficientes. Por último, la CREUP se muestra seriamente descontenta con la propuesta del Estatuto del Estudiante Universitario presentada por el Gobierno, pese a ser una demanda histórica de su organización. P.- Brevemente, ¿qué es la CREUP? ¿a quién representa? y ¿qué fines y objetivos persigue dentro del sistema universitario español y europeo? R.- CREUP es una asociación de ámbito estatal, sin ánimo de lucro, debidamente registrada en el registro de asociaciones del Ministerio de Interior. Es una asociación única en su especie en España porque a ésta no pertenecen los estudiantes directamente sino los máximos órganos de representación estudiantil que existen en la mayoría de las universidades públicas españolas. Actualmente, forman parte de la CREUP veintiún 157
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máximos órganos de representación estudiantil o veintiún consejos de estudiantes, y representa a los estudiantes que legalmente representan dichos consejos de estudiantes. Por ejemplo, un consejo de estudiantes reconocido por los estatutos de la universidad como el máximo órgano de representación de estudiantes, representa a todos los estudiantes de esa universidad, entonces CREUP representa a la suma de los que representa cada miembro. Los fines y objetivos de la CREUP son varios pero principalmente tres: representar a nuestros miembros y velar por sus derechos y libertades; participar activamente en la creación de un órgano donde todos los estudiantes universitarios estén representados, por eso nuestra reivindicación desde hace mucho tiempo con el tema del Consejo de Estudiantes Universitario; y contribuir con nuestras decisiones, estudios y trabajo a la integración del sistema universitario español dentro del Espacio Europeo de Educación Superior (EEES). “La CREUP apoya los seis puntos de la Declaración de Bolonia” P.- ¿Qué postura tiene la CREUP respecto al Proceso de Bolonia? R.- Del Proceso de Bolonia se viene hablando desde que en el año 1999 se firma la Declaración (de Bolonia), pero parece ser que hay sectores de la sociedad que se han dado cuenta de esto ahora, casi diez años después. La CREUP apoya los seis puntos de la Declaración de Bolonia, siempre los ha apoyado y, como ya decía en la respuesta anterior, uno de nuestros objetivos es contribuir a que el sistema universitario español esté integrado en el EEES.
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R.- Un momento de reforma universitaria era necesario en la universidad española. La universidad española no tiene una reforma de calado desde la Ley de Reforma Universitaria (Ley orgánica 11/1983). Quien está en la universidad sabe lo que está pasando, sabe que muchas enseñanzas no están adaptadas a la sociedad. Y digo a la sociedad y no digo al mercado, porque el mercado forma parte de la sociedad pero la universidad debe estar al servicio de la sociedad, con todos sus componentes y la empresa y el mercado son parte de ellas. Es necesaria, y por eso estamos a favor de la reforma. P.- Desde vuestro punto de vista, ¿se está teniendo en cuenta al estudiante en este proceso? R.- No se está teniendo en cuenta al estudiante porque realmente este proceso de reforma se está desar rollando ahora. Desde 1999 hasta aproximadamente 2007 salían algunas propuestas de real decreto, salían titulaciones experimentales, planes piloto… Sí que están trabajando los representantes estudiantiles en estos campos dentro de sus universidades pero no ha habido una gran consulta, que realmente no sé si debe haberla o no, dentro del colectivo estudiantil. P.- ¿Está participando, ahora mismo, el “estudiante” en la elaboración de los nuevos planes de estudio? R.- En mi universidad los planes de estudio los están creando los centros. Los cuales crean comisiones que vienen directamente elegidas desde la Junta de centro, ya sea de escuela o de facultad, y ahí hay estudiantes. Entonces están participando los estudiantes que representan a sus compañeros en esos órganos de gobierno.
“Muchas enseñanzas no están adaptadas a la sociedad. Y digo a la sociedad y no digo al mercado, porque el mercado forma parte de la sociedad pero la universidad debe estar al servicio de la sociedad”
“Una inyección de dinero siempre es una inyección de dinero y si hace falta siempre viene bien. La pregunta es si debería hacerse ahora o debería haberse hecho antes. Posiblemente debería haberse hecho antes”
P.- ¿Qué supone para vosotros esta reforma universitaria?
P.- Uno de los objetivos del Proceso de Bolonia es la dimensión social del Espacio Europeo. A este respecto, el Ministerio de Ciencia e
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Innovación aprobó, recientemente, dentro de su plan de Acción 2009, una par tida extraordinaria de 37 millones de euros para becas en grado y en máster para este año, o sea, un incremento del 5,4%. ¿Cómo valoráis este gesto político? R.- Lo valoramos bien. Una inyección de dinero siempre es una inyección de dinero y si hace falta siempre viene bien. La pregunta es si debería hacerse ahora o debería haberse hecho antes. Posiblemente debería haberse hecho antes, entonces lo que no sabemos es si el gobierno ha hecho esta inyección de dinero ahora por el revuelo que se ha montado, o si realmente lo hace porque es consciente de que debe hacerlo. A nosotros nos da la impresión de que era consciente antes, pero que lo ha hecho ahora al ver cómo están saliendo las cosas. “Nosotros hemos pedido al Ministerio que se regulen exhaustivamente dos figuras, o dos tipos de estudiante, que serán el estudiante a tiempo completo y el estudiante a tiempo parcial” P.- Uno de los criterios a valorar en el proceso de verificación de las nuevas enseñanzas en la ANECA son los mecanismos establecidos en la universidad para que el estudiante pueda compatibilizar el estudio y el trabajo. ¿Consideráis que esta implantación del sistema ECTS puede producir algún tipo de problema para los estudiantes que trabajan? R.- Claro que puede producirlas y de hecho lo va a producir. Nosotros hemos pedido al Ministerio, y tenemos una reunión con el director general de Universidades para tratar el tema del Estatuto del Estudiante, que se regulen exhaustivamente en éste dos figuras, o dos tipos de estudiante, que serán el estudiante a tiempo completo y el estudiante a tiempo parcial. Y, por ejemplo, el estudiante a tiempo parcial que se le facilite, dentro de las posibilidades de cada universidad, el poder elegir unos horarios de clase, de prácticas, que no se le obligue a matricularse a un curso entero, que pueda matricularse de las asignaturas de acuerdo con sus posibilidades. Un estudiante que estará más tiempo ENTREVISTA A DIEGO ORTEGA
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en la universidad, pero entendemos que los estudiantes que estudian y trabajan no les puede quedar como única opción la universidad a distancia. “El tema de la creación de nuevos títulos se ha convertido en una carrera donde ciertas universidades han entendido que si eran las primeras en hacer algo iban a ser las mejores…”
“Nos solidarizamos con nuestros compañeros de ingeniería informática y de ingeniería química que son de los pocos ingenieros cuyas profesiones están sin regular y entendemos que si son inteligentes tendrán que regularles la profesión” P.- Recientemente os habéis reunido en Leganés, en la Universidad Carlos III de Madrid, la comisión sectorial de titulaciones de la CREUP, ¿qué malas prácticas, sobre la implantación de las nuevas titulaciones habéis detectado? R.- Principalmente una y que nos parece la más grave. El tema de la creación de nuevos títulos se ha convertido en una carrera donde ciertas universidades han entendido que si eran las primeras en hacer algo iban a ser mejores, iban a tener mayor camino recorrido y entendemos que la universidad española no se puede convertir en una competición automovilística. Esto ha degenerado en cosas tan kafkianas como que, por ejemplo, se hayan diseñado títulos en ingeniería sin las conocidas fichas técnicas –que dicen qué competencias, qué asignaturas y qué atribuciones tienen que tener– y que fueron aprobadas recientemente. Y en cambio la ANECA está verificando títulos en ingeniería desde hace mucho tiempo. Se han creado unos títulos sobre la base de unos documentos que se han filtrado pero que no eran oficiales. Eso pone claramente de manifiesto que había un problema en ingeniería que no se solucionó. Se decía que los grados iban a ser generalistas y los máster especialistas, pero en ingeniería pasa al revés, tendrás graduados en ingeniería eléctrica que eso es algo especialista y luego tendrás un máster de otro tipo. 159
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También estuvimos hablando de un problema que nos preocupa mucho y nos solidarizamos con nuestros compañeros de ingeniería informática y de ingeniería química que son de los pocos ingenieros cuyas profesiones están sin regular y entendemos que si son inteligentes tendrán que regularles la profesión. Sabemos que el gobierno no ha entrado en el tema de regular las profesiones pero lo que no se puede hacer es una reforma de las titulaciones que dan acceso a ciertas profesiones sin reformar éstas. Y es necesario hacerlo. Desconocemos si este Gobierno lo va a hacer. Nos han dicho que no, esperamos que lo hagan y por lo menos que arreglen el problema a los informáticos, que son muchos estudiantes, y a los químicos. P.- Muchos estudiantes preuniversitarios y la ciudadanía en general se preguntarán si con Bolonia, y la consiguiente reforma curricular y metodológica, los estudiantes saldrán mejor formados que hasta ahora. R.- Yo quiero pensar que sí. Todos los procesos que se están poniendo en marcha llevan una componente de control de la garantía de la calidad muy importante. Estos controles redundarán en la calidad que, propiamente dicho, tendrá el titulado o el egresado, pero si bien es verdad, estos procesos son muy lentos. Realmente esta reforma se está produciendo ahora pero los primeros graduados formados con las nuevas metodologías y a esos nuevos títulos tardarán todavía cuatro o cinco años en salir a la sociedad. El sistema se irá rodando poco a poco, como un coche. P.- Habéis denunciado que diversos colectivos anti-Bolonia manipulan a los estudiantes y mezclan sus reivindicaciones con idearios políticos, ¿por qué? R.- Porque creemos que es así. Si entras a una página web en internet y te encuentras un “No a Bolonia” junto a una imagen de una estrella roja, de una hoz y un martillo y una foto del Ché, con todos mis respetos, toda la ideología habida y por haber. Entendemos que detrás de eso hay un ideario político que se quiere transmitir, bien sea de ENTREVISTA A DIEGO ORTEGA
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forma implícita o de forma explícita pero que está ahí, e igual de mal nos pareciera si en vez de aparecer una foto del Che Guevara aparecieran dos gaviotas o apareciera una rosa. “Llevo cuatro años en el Consejo Social y nunca he visto que la universidad se venda ni he visto letras que firmen empresarios para comprar la universidad” P.- ¿Bolonia mercantiliza la universidad? R.- Según parte de estos estudiantes sí, pero a mí todavía no me han demostrado cómo, porque ya sabemos que España es un país donde a todos nos gusta hablar mucho –y al primero a mí– pero hay que hablar con datos objetivos en la mano, que es como se suele hablar en la universidad, un ambiente científico, de conocimiento… Ellos dicen que sí, yo creo que no, yo soy miembro del Consejo Social de mi universidad y allí están las empresas. Yo llevo cuatro años en el Consejo Social y nunca he visto que la universidad se venda ni he visto letras que firmen empresarios para comprar la universidad y este tipo de cosas. P.- ¿La empresa está definiendo los nuevos títulos de la universidad? R.- Hasta donde yo sé, no. P.- ¿Y los contenidos? R.- No. Si bien es verdad que ANECA valora positivamente que en títulos de ingeniería los colegios profesionales hablen, pero eso tiene una componente muy racional y es que, por ejemplo, las ingenierías tienen una responsabilidad civil, y esa responsabilidad civil se gestiona mediante colegios profesionales; entonces es importante que estén. Los títulos no los están creando las empresas y hay una razón muy sencilla, y es que si coges los títulos que se están creando son casi un calco de los títulos anteriores. Si lo hubiera hecho alguien ajeno a la universidad los títulos serían mucho más novedosos. Y peores, posiblemente, de lo que ya lo son.
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“Te forman en la universidad y luego tienes que documentarte por tu cuenta…”
decir: “un momento, creemos que os estáis olvidando de algo como esto, y esto, esto o esto”.
P.- ¿Es necesario, entonces, actualizar la oferta universitaria española?
“No conozco representación estudiantil organizada y con medios, tanto humanos como materiales, que no sea capaz de introducir cambios importantes dentro de su universidad”
R.- Creemos que sí porque sabes que dentro de la universidad hay títulos que están más orientados a una serie de conocimientos humanísticos y otros más científico-tecnológicos. En este último caso lo que no puede ser es que se haga un plan de estudios donde te enseñen lo que es, por ejemplo, en el campo de las telecomunicaciones una RDSI, pero no te enseñen lo que es una tecnología 3G de telecomunicación móvil, cuando tú sabes que vas a salir al mercado y vas tener que trabajar con una tecnología 3G y no con una tecnología RDSI. ¿Qué ocurre? Te forman en la universidad y luego tienes que documentarte por tu cuenta para adquirir este tipo de conocimientos. En otras disciplinas, como te decía, es mucho más difícil esa actualización de conocimientos pero hay algunas donde sí. Lo que no podemos hacer es darles la espalda a unas y marginar a otras. “Quienes conocen bien la universidad y sabe los “tejemanejes” de las universidades propios de la conducta humana son los estudiantes” P.- ¿Es necesario e importante que el estudiante se implique y participe en la universidad? R.- Es necesario e importante. La diferencia entre un centro de enseñanza superior de investigaciones científicas y una universidad radica en un único elemento: los estudiantes. Los estudiantes son los usuarios del sistema, según el Proceso de Bolonia son el centro del sistema y es necesario que el estudiante vaya introduciendo inputs dentro del sistema universitario y vaya diciendo: “esto no me parece bien”, “esto sí nos parece bien”, “esto podemos hacerlo de alguna forma”. Es, además, una medida de control. Quienes conocen bien la universidad y sabe los “tejemanejes” de las universidades propios de la conducta humana son los estudiantes, pues, que éstos puedan llegar y
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P.- ¿Es importante, necesaria y eficaz la representación estudiantil en la universidad? R.- Es necesaria. Eficaz lo es a veces. Depende mucho de la universidad. En la CREUP estamos acostumbrados a universidades cuya representación estudiantil está organizada y dispone de medios materiales, de medios económicos, de medios humanos; y donde un representante estudiantil tiene el respeto de su universidad, porque es una persona que, posiblemente, compagina estudios con trabajo y, además, con su labor representativa. Hay universidades donde no es así. Pero partimos de que la representación estudiantil tiene que estar organizada y disponer de medios. No conozco representación estudiantil organizada y con medios, tanto humanos como materiales, que no sea capaz de introducir cambios importantes dentro de su universidad. P.- ¿Qué le lleva a un estudiante universitario ser representante de sus compañeros? R.- Básicamente el querer cambiar cosas. Lo que pasa es que la juventud española cada vez vamos más a lo nuestro: “a mí mientras que no me toquen, paso del tema…” Pero hay todavía algunos y algunas que pensamos que es posible cambiar cosas y tenemos esa mentalidad crítica de decir “si esto es así, ¿por qué es así? y ¿por qué no podría ser de esta otra forma?”. Eso les lleva a ser representantes estudiantiles. Lo que pasa es que los ciclos, la dedicación, y todo este tipo de cosas, hacen que muchos representantes estudiantiles se aparten de la representación estudiantil cuando están empezando a formarse y a poder generar esos cambios. P.- ¿A qué se debe el bajo índice de participación del estudiante en las elecciones a
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sus representantes y a diversos órganos de gobierno, e incluso a rector? R.- Son varias las causas. Por un lado, está lo que te comentaba de los ciclos. Los rectores se eligen cada cuatro años pero tenemos titulaciones que terminan en tres años y estudiantes que terminan las carreras en tres años y medio, por lo cual, muchos de ellos nunca han participado en unas elecciones a rector. Ese es uno de los grandes problemas. Otro es que la universidad no se preocupa de informar a los estudiantes de qué es lo que pasa, de quién es el rector. Saben que es el jefe y ya está. De saber qué hace, cuánto importante es participar en su elección, ello se une a la parsimonia que tenemos la juventud o que mayoritariamente tiene la juventud española. “A no ser que tenga un problema, no me acerco a una delegación de alumnos, a un consejo de estudiantes o no le pregunto a mi delegado de clase”, ahora, “que no cambien unas clases de horarios sin consultarme a mí que sino igual me estropean…” Ahí es donde se ve que cuando te afecta realmente sí que te preocupas pero cuando no…” “Ellos se erigen representantes de los estudiantes (movimiento anti-Bolonia) y, en algunos casos, más cosas. Y esto de erigirse es típico de golpistas y de caudillos” P.- ¿Qué opinas acerca del nuevo movimiento asambleario estudiantil surgido a raíz del Proceso de Bolonia? ¿goza de legitimidad y representatividad? R.- Creo que es un movimiento que se crea movido por un interés claro, y nadie me lo puede negar, que es oponerse a algo y además oponerse a algo con un “no, porque no”. Los estudiantes o los representantes estudiantiles estamos acostumbrados a oponernos a cosas, pero siempre mediante una crítica constructiva y con la intención de cambiar eso a otra opción que sea mucho más interesante para nosotros. Creo que la mayoría de los estudiantes que siguen ese movimiento son estudiantes que no se han preocupado por conocer la verdad de las cosas ENTREVISTA A DIEGO ORTEGA
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sino que se quedan en lo que alguien cuenta. Y lo que alguien cuenta es como si tú me cuentas algo a mí, si yo no voy luego a mi casa y me documento y verifico si eso es verdad o es mentira, puedo pensarme que es verdad y luego realmente sea mentira y conducir a errores. Por otro lado me preguntabas si goza de legitimidad. Legítimo según el diccionario de la Real Academia Española (RAE) es algo que se adapta a normas o leyes. Ellos son un movimiento que ha surgido y que no está regulado en ninguna universidad que yo conozca, por lo cual legítimo no puede serlo según la primera acepción de la RAE. Igual hay alguna acepción que ellos conocen y la RAE no, y yo tampoco. ¿Representativos? Representativo es alguien que lo eligen para representar a alguien. Si comparas, por ejemplo, a uno de sus miembros con uno de nuestros miembros o conmigo mismo, por ejemplo, yo fui elegido por mis compañeros para ser claustral, luego los claustrales me eligieron para ser consejero de gobierno, luego los consejeros de gobierno me eligieron para ser miembro del Consejo Social, además me eligieron los delegados de centro de mi universidad para formar parte de una candidatura a la presidencia del Consejo de Estudiantes, luego los presidentes de consejos de estudiantes de veintiuna universidades me eligieron para ser secretario general de la CREUP, y ahí no sé cuántos he dicho, pero hay cinco ó seis procesos electorales por medio donde tienes que resultar elegido por mayoría. Ellos, que yo sepa no se eligen en la mayoría de los casos, aunque sí que hay algunos que se mezclan con la representación. En Murcia había un caso muy gracioso de uno que estaba en los plenos del consejo de estudiantes diciendo una cosa y luego, cuando salía, se iba y hacía otra. Pero realmente no son representantes de estudiantes ni tienen representatividad por esto. Ellos se erigen representantes de los estudiantes y, en algunos casos, más cosas. Y esto de erigirse, aunque suene fuerte, es típico de golpistas y de caudillos. “Ellos (movimiento de estudiantes anti-Bolonia) dan esos titulares y nosotros también podríamos darlos, pero el 162
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problema es que nosotros damos esos titulares cuando se rompen todas las vías de negociación” P.- Pero, han tenido mucha visibilidad en los medios de comunicación… R.- Claro, pero porque la mayoría de medios de comunicación de este país les importa vender periódicos y decir cosas. También sé que si, por ejemplo, en esta entrevista que estamos haciendo, esto que te he dicho de golpistas y de caudillos lo sacamos en la prensa, mañana es el titular de periódicos en muchos lugares, porque conocemos a la prensa española y sabemos que a la mayoría de medios lo que le importa es un titular fuerte. Ellos dan esos titulares y nosotros también podríamos darlos, pero el problema es que nosotros damos esos titulares cuando se rompen todas las vías de negociación. Yo no voy a salir en mi universidad diciendo que mi rector es tal cosa o es tal otra cuando estoy negociando con él algo que sé que puede llegar a buen puerto porque sería bloquear la negociación. El problema es que ellos como parece ser que no quieren una negociación no les importa bloquearla. P.- Demandan un mayor debate sobre el Proceso de Bolonia… R.- Sí. Yo soy fumador, la ley Anti-tabaco no me pareció bien y no demandé un debate sobre la ley Anti-tabaco porque este país funciona con un sistema de democracia, los ciudadanos elegimos a nuestros representantes en el Congreso. Ellos tienen una serie de potestades a la hora de legislar y así lo hacen. Yo llevo debatiendo sobre el Espacio Europeo desde el año 2001, que fue cuando entré en la universidad… Información hay, sólo hay que entrar en Internet, y que yo sepa todas las universidades públicas españolas tienen aulas de libre acceso donde un estudiante puede llegar y conectarse con un ordenador a Internet y puede buscar la información que quiere, no le cuesta dinero. ¿Debate? Bueno, el otro día debatieron en el claustro de la Universidad de Murcia… “No sale la imagen de mis dos compañeros (en los medios de comunicación) que están esta mañana en la Comisión de ENTREVISTA A DIEGO ORTEGA
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Ordenación Académica del Consejo de Gobierno de mi universidad… Esa imagen no sale. O no sale la imagen de mis compañeros que se reúnen a las doce en el Claustro de la universidad. ¿Por qué no sale esa imagen?” P.- Hay una imagen negativa sobre el Proceso de Bolonia en la sociedad, ¿por qué? R.- Claro, pero ¿por qué? Porque estamos queriendo dar esa imagen. Mira como no sale la imagen de mis dos compañeros que están esta mañana en la Comisión de Ordenación Académica del Consejo de Gobierno de mi universidad… Esa imagen no sale. O no sale la imagen de mis compañeros que se reúnen a las doce en el Claustro de la universidad. ¿Por qué no sale esa imagen? Porque posiblemente sea una imagen común, y como no es novedosa ni es una imagen que pueda crear titulares fáciles, no sale. Decir que todo va bien ¿qué importancia tiene? “Cuando hablas con ellos (estudiantes anti-Bolonia) realmente los argumentos dados son muy endebles” P.- ¿Qué es más eficaz, encerrarse en una facultad o debatir en un consejo de gobierno? R.- Depende de lo que quieres. Si lo que quieres es solucionar cosas, posiblemente debatir sea mucho mejor que encerrarte, si lo que quieres es encerrarte, lo mejor será encerrarte. El problema es que entendemos que estamos en la universidad para mejorar cosas no parar oponernos a algo por un “no, porque no”. Porque luego cuando hablas con ellos realmente los argumentos dados son muy endebles: “se vende la universidad”, “los precios van a subir”. Y “no”, los precios de los grados y de los posgrados los fijan las comunidades autónomas, entonces hable usted con su comunidad autónoma como, por ejemplo, hacemos en Murcia. Si en Murcia nuestro rector llega al Consejo Interuniversitario –donde se fijan los precios– y le preguntan dice: “siempre el mínimo”, y el rector de la universidad de Murcia llega y dice: “siempre el mínimo”, entonces en Murcia siempre suben el mínimo que me parece que es el IPC. Siempre sube el mínimo. Lo que pasa es que posiblemente haya que trabajar en la 163
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universidad para hacerle ver al rector que lo necesario es que suba el mínimo y encerrándote en el rectorado posiblemente no te ganes la simpatía del rector como para ponerlo en una tesitura que comprenda tus reivindicaciones. “Lo más positivo del Estatuto es que es necesario. Lo negativo: repite cinco veces en cinco partes diferentes el mismo concepto con cinco redacciones totalmente diferentes” P.- En estos momentos la CREUP y otras asociaciones de estudiantes estáis negociando con el Ministerio de Ciencia e Innovación el bor rador del Estatuto del Estudiante Universitario. ¿Qué valoración global puedes hacernos sobre esta propuesta y qué puntos positivos y negativos presenta? R.- El Estatuto o el borrador del Estatuto o el borrador del borrador, porque tal y como está hecho, “con los pies”, yo no me atrevería a llamarlo “borrador”. El documento repite cinco veces en cinco partes diferentes el mismo concepto con cinco redacciones totalmente diferentes. Mezclan, por ejemplo, en los derechos generales de los estudiantes o en los deberes generales, el guardar secreto de las deliberaciones de los órganos colegiados a los que pertenezca un representante… Está muy mal organizado, nosotros lo estamos trabajando y nos está costando mucho no hacer una enmienda a la totalidad y cambiarlo todo. Está en una fase muy, muy temprana. Ellos decían que aproximadamente a mediados de marzo querían aprobarlo, yo no sé si vamos a llegar a esa fecha con los deberes hechos. Lo más positivo del Estatuto es que es necesario. Hay que regular ciertas cosas en un Real Decreto de obligado cumplimiento para todas las universidades españolas, donde se regulen cosas que los estudiantes necesitamos. Y entre ellas el Consejo de Estudiantes Universitarios. Lo peor, posiblemente la forma en que lo han hecho, que ha sido sin contar con estudiantes. Entonces eso hace que ahora necesitemos mucho más tiempo y mucho más trabajo para que introduzcamos ciertas cosas que a nosotros nos parecen básicas.
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“Otra apuesta fuerte que nosotros vamos a hacer en el Estatuto es el tema de intentar poner que cada universidad pueda obtener una representación estudiantil organizada” P.- Y ¿qué aspectos debería contener este Estatuto? R.- Bueno, son muchos. Nosotros vamos a hacer una apuesta fuerte al respecto de establecer, por ejemplo, tribunales de compensación, tribunales de evaluación por compensación, que se llaman en algunas universidades, que es esa forma de compensar cierto número de créditos que te quedan al final de tu titulación. Porque tenemos algunos profesores en nuestras universidades que entienden que el prestigio de su asignatura no lo dan ellos sino el número de suspensos que obtienen. Entonces creemos que es necesario. De hecho, se aplica en muchísimas universidades. Esa es una apuesta fuerte. Otra apuesta fuerte que nosotros vamos a hacer en el Estatuto es el tema de intentar poner que cada universidad pueda obtener una representación estudiantil organizada, bien con un consejo de estudiantes o bien como ellos quieran, pero que sea organizada y reconocida por la universidad y también que sea reconocida por sus pares de representantes cuando salgan fuera de su universidad, que eso ahora mismo no pasa. Hay varias cuestiones de calado e importantes. “Se ha querido maquillar el Estatuto con una especie de pseudo-reglamento disciplinario de los estudiantes” “Nosotros hemos pedido ya al Ministerio que esté formado única y exclusivamente por dos representantes de cada universidad, vía sus consejos de estudiantes”
P.- ¿Qué espera la CREUP del Consejo de Estudiantes Universitarios? R.- Lo que esperamos es que no sea como está redactado porque lo está de una forma que no nos parece normal ni racional ni conocedora de la realidad de la representación estudiantil.
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Nosotros hemos pedido ya al Ministerio que esté formado única y exclusivamente por dos representantes de cada universidad, vía sus consejos de estudiantes, siguiendo con esa enmienda que hemos hecho que todos las universidades tengan un modelo de representación estudiantil propio; que hayan tres personas más, que serán la ministra o titular de la cartera, el secretario de Estado de Universidades y el director general de Universidades y que luego esos tengan una comisión permanente donde estén ellos tres y luego estudiantes –hasta un total de doce–. Creemos que es una comisión permanente con un número un tanto elevado pero a sabiendas que en España hay 74 o 75 universidades y eso pueda tener 148 o 150 miembros, 12 no nos parece mal. Y luego que el propio Consejo elabore su reglamento. Por otra parte, se ha querido maquillar el Estatuto con una especie de pseudo-reglamento disciplinario de los estudiantes. Creemos que los estudiantes debemos tener un reglamento disciplinario que sea de la democracia, que no sea de la dictadura, y que ese reglamento tiene que elaborarse por el pleno del Consejo de Estudiantes Universitarios y aprobarlo éste. No nos vale que nos digan que tenemos que respetar los actos de la universidad, o que tenemos que respetar el mobiliario, pues son cosas que ya sabemos, y lo que necesitamos es que se tipifiquen ese tipo de faltas al sistema y que eso suponga algo. P.- ¿Qué retos inmediatos y lejanos se ha marcado la CREUP respecto al panorama universitario español y europeo? R.- Primero seguir trabajando para que nuestro sistema universitario se integre dentro del EEES; segundo, lograr que ese Consejo de Estudiantes Universitarios sea representativo, sea funcional, sea justo y que represente a todos los estudiantes. Sin duda habrá estudiantes que entiendan que no se sienten representados por la gente que está ahí, pero también habrá gente que no se sientan representados por el Parlamento, ya sean de una sensibilidad o de otra, y no es porque sean de una o de otra sino porque ellos no tienen ningún tipo de sensibilidad. A nivel europeo estamos trabajando en ESU (The European Students' Union) fuertemente, lo que era anteriormente ESIB. El año que viene, cuando España asume la presidencia de la Unión Europea, había un Board Meeting de ESU en Austria. Recientemente nos llamaron pidiéndonos que organizásemos ese Board Meeting en España, coincidiendo con el final de la implantación del proceso de Bolonia y bajo la presidencia española de la Unión Europea. Ya le hemos dicho que intentaremos organizarlo, organizar un evento para la asociación que representa a diez millones de estudiantes europeos no es algo sencillo pero vamos a ver si lo hacemos.
Diego Ortega es secretario general de la Coordinadora de Estudiantes de Representantes de Universidades Públicas en España desde 2006. Es estudiante de Ingeniería Técnica de Telecomunicación en la Universidad Politécnica de Cartagena y representante estudiantil en diferentes órganos de gobierno en la misma. Desde el pasado mes de diciembre, es miembro del Consejo Asesor de la Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación (ANECA).
ENTREVISTA A DIEGO ORTEGA
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Bases para una formación universitaria de calidad: ¿el EEES? FERNANDO M. GALÁN PALOMARES Estudiante Universidad de Cantabria Colaborador ANECA fernando-miguel.galan@alumnos.unican.es www.fernandomgalan.es
RESUMEN Para el sistema universitario espaãol, uno de los mayores avances que aporta el Proceso de Bolonia es el establecimiento y consolidación de los sistemas de garantí;a de la calidad. La garantía de la calidad conforme a los criterios, procedimientos y directrices establecidos a nivel europeo constituye un marco de reconocimiento y confianza mutua, tanto para las instituciones de educación superior como para los diferentes agentes implicados. En este sentido, surge la necesidad de contar con el punto de vista del estudiante, como agente implicado de la educación superior, en los sistemas de garantía de la calidad internos y externos. A pesar de que esta participación ya se daba en otros países europeos, en Espaãa no existía hasta el momento, es por ello por lo que se han precisado mayores esfuerzos y compromisos para implementarla. Conociendo el contexto y las referencias europeas, este artículo pretende realizar una revisión del proceso de desarrollo de la participación estudiantil en la garantía de la calidad en nuestro país desde la propia experiencia, así como un análisis de la situación actual y proponer posibles líneas de actuación para el futuro. Palabras clave: Proceso de Bolonia, Espacio Europeo de Educación Superior, Garantía de la Calidad, Participación, Estudiantes, Educación Superior. ABSTRACT For the Spanish university system, one of the largest developments provided by Bologna Process is the establishment and consolidation of quality assurance systems. Quality assurance according with standards, procedures and guidelines settled at European level constitute a framework of mutual trust and recognition, both for higher education institutions and for the various stakeholders.
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In this way, there arises the need of taking into account the student's point of view, as a stakeholder in higher education, within internal and external quality assurance systems. Although this participation was already in other European countries, Spain does not exist so far, is why further efforts and commitments was needed implement it. Looking at the context and the European references, this article aims to review the process to development the student participation in quality assurance in our country from the own experience, as well as an analysis of the current situation in order to suggest possible actions for the future. Keywords: Bologna Process, European Higher Education Area, Quality Assurance, Participation, Students, Higher Education.
Introducción Sin duda alguna el tema del que más se ha oído en los últimos años en las universidades españolas ha sido el Espacio Europeo de Educación Superior (EEES). Y es que la firma del Tratado de Bolonia en 1999 fue un revulsivo de los diferentes sistemas universitarios europeos, que se veían avocados a afrontar un ambicioso cambio en aras de un proceso convergente; un cambio de mayor calado en el caso del sistema universitario español, que suponía un gran esfuerzo y voluntad por parte de todos los agentes implicados. Dentro de este proceso algunos países iniciaron su andadura desde un punto de partida mucho más cercano a la meta marcada, no siendo éste el caso de España, que está teniendo que hacer un gran esfuerzo en un corto espacio de tiempo marcado por el objetivo del 2010. O sea, el año que viene. Desde un principio se nos dijo que el “Proceso de Bolonia”, “Plan Bolonia” o simplemente “Bolonia”, como algunos han decidido llamarlo, postulaba, como parte fundamental del proceso, el cambio del papel del estudiante. Para ser sincero, yo me lo creí, más allá de otros objetivos concretos o generales, como pudieran ser el aumento de la competitividad del sistema universitario europeo frente al americano o al asiático, la piedra angular que sustenta los cambios que se pretenden posicionar al estudiante como protagonista de su proceso de formación, dentro de un cambio de paradigma educativo. Si partimos de esa premisa, el resto es relativamente sencillo de entender; el problema se da cuando dejamos a un lado lo fundamental y nos centramos en cumplir la norma, olvidándonos por completo de aquello que la inspiró, no sólo pervirtiendo el espíritu y la filosofía de Bolonia, sino también retrocediendo, en lugar de avanzando, en la mejora de la calidad de nuestras universidades. Las principales líneas de actuación del Proceso de Bolonia son el reconocimiento de cualificaciones, la renovación de la estructura de las titulaciones, la implantación del sistema europeo de transferencia de créditos y la renovación de los métodos de enseñanza y aprendizaje, el impulso a la movilidad, la garantía de la calidad (QA, –Quality Assurance–), el aprendizaje permanente y la dimensión social y europea del proceso. Además, como ya he mencionado, de forma transversal y como consecuencia directa, surge otro punto clave del EEES: el cambio de papel que sufre el estudiante universitario, que pasa de ser un mero usuario de la educación superior a convertirse en parte activa de ésta, como sujetos impulsores de su proceso de aprendizaje –students as learners– y como agentes implicados en las instituciones de educación superior –stakeholders–. De manera particular me voy a centrar en una de las principales líneas de actuación de Bolonia: la garantía de calidad y la implicación que tiene en ella el estudiante, dentro de un proceso de cambio de su figura en el sistema universitario español.
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1. Hablando de Calidad Es en la misma Declaración de Bolonia donde los países participantes acordaron la promoción de la cooperación europea en el aseguramiento de la calidad con el objeto de desarrollar criterios y metodologías comparables, para un reconocimiento mutuo en un espacio común. Para consensuar términos y que sepamos todos de qué estoy hablando primero definiré qué entiendo por calidad en la educación superior. La calidad académica la definiría como el grado en el que un conjunto de características propias de la educación superior cumple con los requisitos o expectativas establecidas. A su vez es necesario ubicar y contextualizar la calidad, por lo que también podría definirse como la propiedad de una institución o programa que cumple con unos estándares previamente determinados por una agencia u organismo de acreditación. En esta línea, se entendería, además, como un proceso continuo que asegura el cumplimiento de dichos estándares. El objetivo de la garantía de la calidad es la mejora de la educación y, por lo tanto, debería llevarse a cabo en todos los niveles (curso, programa, y la institución y sus divisiones) y ser, como dije, un proceso continuo. Por ello, la garantía de la calidad es aplicable a las agencias u organismos acreditadores. Una herramienta indispensable en la garantía de la calidad son los sistemas que utiliza, entendidos como todos los mecanismos, recursos y datos aplicados al mantenimiento y mejora de los estándares y la calidad académica. Para ello se realiza un proceso denominado “evaluación de la calidad”, utilizado para determinar el valor de algo y emitir un juicio o diagnóstico, analizando sus componentes, funciones, procesos y resultados, y así poder establecer propuestas de mejora.
2. El contexto en el que nos movemos En 1998, en la “Declaración Mundial sobre la Educación Superior en el siglo XXI: visión y acción”, surgida a raíz de la Conferencia Mundial sobre la Educación Superior de la UNESCO, se reconoce a los estudiantes como uno de los principales protagonistas de la educación superior y su consideración como participantes esenciales y protagonistas responsables del proceso de renovación de la enseñanza superior. Además, se aboga por que se deba garantizar su participación en estas cuestiones. Dentro del Proceso de Bolonia, los documentos clave donde se recoge la necesidad de la participación estudiantil en la garantía de la calidad son los sucesivos comunicados de las conferencias bianuales de los ministros responsables de educación superior. A pesar de que en el comunicado de Praga en 2001, se reconoce que los estudiantes somos miembros de pleno derecho de la comunidad universitaria y sujetos copartícipes constructivos, activos y competentes en el establecimiento y construcción del EEES; no es hasta el de Berlín, en 2003, cuando se hace mención expresa a la necesidad de la participación de los estudiantes en los sistemas nacionales de garantía de la calidad, acordándose que para el año 2005 dichos sistemas deberían incluirla. Pero, sin duda, el punto de inflexión principal se produce en el comunicado de Bergen, en 2005, cuando los ministros hacen suyo el documento “Criterios y Directrices para la Garantía de la Calidad en el Espacio Europeo de Educación Superior” redactado por la European Association for Quality Assurance in Higher Education (ENQA). Este documento aporta un marco de referencia para los sistemas de garantía de calidad y en él se recoge la participación de los estudiantes en éstos, tanto internos, de las propias universidades, como de las agencias de garantía de la calidad. Los criterios recogidos son los utilizados para la evaluación e ingreso de las diferentes agencias en ENQA, así como en el Registro Europeo de Agencias de Garantía de la Calidad para la Educación Superior (European Association for Quality Assurance in Higher Education), y entre ellos figura que los procesos, criterios y procedimientos utilizados por las agencias deben incluir una Galán, F. M. BASES PARA UNA FORMACIÓN UNIVERSITARIA DE CALIDAD: ¿EL EEES?
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evaluación externa realizada por un grupo de expertos que incluirá, cuando sea adecuado, uno o varios estudiantes; por lo que las agencias se ven, entonces, en la necesidad de incorporar estudiantes en sus procesos para cumplir dichos criterios. En esta misma línea, en el comunicado se reconoce que casi todos los países han hecho un esfuerzo en el ámbito de la garantía de la calidad, pero que, sin embargo, hay que progresar bastante, particularmente en lo que se refiere a la participación de estudiantes. Ya en el comunicado de Londres, en el año 2007, se constata que la participación de los estudiantes había aumentado desde 2005 a todos los niveles, pero a pesar de todo, aún estiman necesaria una cierta mejora. Otros documentos que nos pueden orientar a nivel nacional, especialmente en lo referente a la garantía externa de la calidad, son el “Plan Estratégico para el horizonte 2010” y los diferentes planes de actuación anuales de la Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación (ANECA) en España. Por un lado, en el “Plan Estratégico ANECA de 2006” se identifican como necesidades y demandas de los estudiantes: la información, la participación en los procesos, la confianza y la publicidad. Por otro lado, los planes de actuación elaborados para cada año han contenido objetivos específicos de dicha anualidad. Uno de los objetivos generales para la anualidad 2007 era potenciar la participación de estudiantes, donde se pretendía desarrollar tres líneas fundamentales de contacto para profundizar en ésta: formación de estudiantes, participación de estudiantes en algunos programas, y realización de una encuesta deliberativa sobre este tema mediante la cual se fomentara la participación de los estudiantes. El “Plan de Actuación 2008”, por ejemplo, constata que la línea de trabajo abierta con los estudiantes en 2006, siguiendo el compromiso adquirido por los Estados tras la reunión de Bergen, ha continuado a lo largo de 2007 a través del grupo de trabajo en el seno de ANECA y la incorporación de estudiantes como evaluadores en el Programa de Evaluación Institucional (PEI), tras haber participado en el curso de formación como el resto de evaluadores. Además consideran que en 2008 será necesario consolidar la participación de estudiantes en otros procesos de evaluación y en los órganos consultivos de la agencia con el fin de que quede perfectamente articulada como un agente más del sistema. Por último, en el “Plan de Actuación 2009”, las menciones y referencias al estudiante son constantes a lo largo de todo el documento, lo que evidencia un gran progreso en su reconocimiento como agentes implicados y en la consolidación y normalización de esta participación. En lo que respecta al marco legal, el Real Decreto 1393/2007, de 29 de octubre, por el que se establece la ordenación de las enseñanzas universitarias oficiales, recoge que una vez elaborados los planes de estudios conducentes a la obtención de títulos oficiales, deberán ser verificados por el Consejo de Universidades de acuerdo con los protocolos de verificación y acreditación establecidos por ANECA. Dicho protocolo recoge, de acuerdo con los criterios elaborados por ENQA, la participación de estudiantes en las comisiones de evaluación. Además, el mismo Real Decreto requiere en las memorias de solicitud de los títulos la aportación de nuevos elementos como un sistema de garantía de calidad. A pesar de no estar explicitado en la normativa, de acuerdo con los criterios y directrices europeas, los sistemas internos de garantía de calidad también deben incluir la participación de estudiantes.
3. ¿Cómo se hace en el resto de Europa? Las políticas de calidad en la educación superior, y más concretamente los sistemas de garantía de calidad, pueden parecer algo novedosas para algunos, sin embargo, en España llevamos ya más de 10 años de estas políticas. Aunque es cierto que en otros países europeos existe una mayor tradición de evaluación de la calidad, con una cultura de la calidad muy arraigada y extendida entre todos los miembros de la comunidad universitaria.
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Al contrario de lo que sucedía en España hasta hace poco tiempo, el estudiante ha sido considerado tradicionalmente como miembro de pleno derecho de la comunidad universitaria y, como tal, deben tener los mismos derechos de representación que el resto de sectores miembros de dicha comunidad. Las leyes estatales de universidades recogen la participación de miembros del colectivo estudiantil con los mismos derechos que cualquier otro en los órganos de gobierno (por ejemplo, en el claustro universitario, junta de centro y consejo de departamento). Existen algunas diferencias en la participación de los estudiantes en el sistema universitario, pero en la mayoría de países funcionan órganos o asociaciones de estudiantes a nivel nacional, que representan a los estudiantes de educación superior, con una fuerte participación y capacidad de influencia. Este puede ser uno de los motivos por los que tradicionalmente los estudiantes han demostrado interés por los procesos de evaluación y los sistemas de garantía de calidad. Algunas agencias de calidad tienen muy consolidada la participación de estudiantes. Incluso, en algunos casos, éstos generan sus propios informes de evaluación. Donde existe una mayor participación de estudiantes en garantía de calidad es, fundamentalmente, en los países del norte de Europa. Se pueden establecer, entonces, tres grandes modelos de participación estudiantil en evaluación de la calidad a nivel europeo. Primero estaría el modelo de los países nórdicos, donde el estudiante es visto como un socio (partner) más dentro de la universidad; luego el modelo escocés, donde se le percibe como socio y al mismo tiempo tiene una participación activa a través de la Involvement of students in quality of Higher Education Scotland(SPARQS); y, por último, el modelo de Europa continental, donde la participación de estudiantes es diversa pero siempre enfocada a los procesos de autoevaluación dentro de la institución. Dentro del modelo nórdico existen pequeñas diferencias entre Finlandia y Noruega. En el caso de Finlandia la participación de estudiantes se entiende siempre con un carácter holístico, siendo tan estrecha que genera una auténtica relación en un plano de igualdad, lo que permite un diálogo más abierto. Esta colaboración, que ha sido puesta en práctica a nivel departamental, demuestra la capacidad de los estudiantes para participar en la evaluación de la garantía de calidad a escala nacional con el mismo éxito. En este caso, los estudiantes al llegar a la universidad automáticamente forman parte de la asociación de estudiantes, cuyo papel está definido por ley, y que es responsable de la selección de los estudiantes que han de participar en los organismos de toma de decisiones. En Noruega, en cambio, la selección de estudiantes para participar en actividades de evaluación se realiza a través de sus asociaciones, para formar parte de los paneles que evalúan los sistemas de garantía de calidad, los programas y las instituciones para su acreditación; al mismo tiempo los estudiantes también forman parte del Comité Ejecutivo de la agencia de calidad. En el modelo escocés los estudiantes son considerados “socios” y participan en todos los comités establecidos en la universidad (p.e. autoevaluación), conjuntamente son miembros de pleno derecho en los paneles de evaluación externa pudiendo dirigir, en ocasiones, las audiencias y participando en la redacción de los informes. En este modelo existe una agencia independiente para apoyar a los estudiantes en tareas de calidad y fomentar su participación denominada SPARQS. Esta agencia selecciona a los estudiantes que participan en los equipos de evaluación y facilita la formación necesaria para el correcto desarrollo de esta función. En general, las universidades, tras los miedos iniciales derivados de tener un estudiante en el panel, celebraron esta iniciativa. Finalmente, en la Europa continental encontraríamos una gran asimetría en la participación de estudiantes en procesos de calidad, aunque ésta prima en los procesos de autoevaluación. La participación estudiantil a escala institucional está muy vinculada a temas organizativos del estudiante: acogida, desempeño en los estudios, asistencia para la realización de prácticas o inserción laboral. Alemania, por ejemplo, está experimentando un renacimiento de la participación estudiantil en el nuevo esquema derivado del Proceso de Bolonia, en los debates para la definición del marco de cualificaciones. Se puede encontrar a estudiantes formando parte de los órganos de toma de decisiones de las agencias de calidad (por ejemplo, en la Finnish Higher Education Evaluation Council, de Finlandia, en el Higher Education Quality Evaluation Centre, de Letonia, o en la National Agency for Higher Education, de Suecia), y como expertos
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de los paneles de evaluación (por ejemplo, en el Accreditation, Certification and Quality Assurance Institute, de Alemania, en la Norwegian Agency for Quality Assurance in Education, de Noruega, o en el Comité National d'Évaluation, de Francia). Algo en lo que coinciden las agencias de calidad es en considerar la participación estudiantil como algo positivo. Una experiencia muy interesante es la de los Países Nórdicos, recogida en el documento “Student Involvement in Quality Assessments of Higher Education in the Nordic Countries”, donde se puede encontrar el valor añadido, obstáculos y ejemplos de buenas prácticas. Así mismo, en un documento resultante del segundo European Forum for Quality Assurance celebrado en 2007 por EUA, ENQA, EURASHE y ESU-ESIB, se recoge la necesidad de contar con la visión de los estudiantes y justifica su participación en evaluación de la calidad por la utilidad resultante de su aportación. A pesar de todo ello, según constató el informe “Bolonia With Student Eyes 2007” (ESU, 2007, p. 23-30), la participación estudiantil no es la ideal en todos los países ni dentro de cada uno de ellos en todos los niveles (nacional o dentro de las instituciones de educación superior) y tampoco la percepción del estudiante por parte de otros stakeholders de la educación superior. Hay que tener en cuenta que se trata de un contexto muy diferente al español, cultural, histórica y socialmente, y que estos países cuentan con una representación estudiantil muy consolidada y valorada. Por tanto, resulta difícil poder basarnos en las referencias europeas, pero la reflexión sobre éstas nos permite no partir desde cero. Esta reflexión, junto con un análisis de la representación estudiantil en nuestro país, nos permite trazar unas líneas generales para lograr consolidar la participación estudiantil en la garantía de calidad en España.
4. Niveles de participación estudiantil Para poder analizar y obtener conclusiones de la participación estudiantil en garantía de la calidad, en primer lugar tenemos que conocer los posibles ámbitos de participación existentes. Además de los definidos en el indicador 6, referido al nivel de participación de estudiantes en garantía de la calidad, del informe “Bologna Process Stocktaking Report 2007”, elaborado por un grupo de trabajo nombrado por el Bologna Follow-up Group para la conferencia ministerial de Londres, existen algunos que surgen como consecuencia de la experiencia, de las referencias del resto de Europa y de la implementación real de esta participación, apareciendo descritos, en algunos casos, en otros documentos de interés.
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Tabla 1: Niveles de participación estudiantil en garantía de la calidad
* Niveles definidos en “Bologna Process Stocktaking Report 2007”. En el Bologna Process Stocktaking Report 2007 se establece, en relación con los ámbitos de participación descritos, un indicador diagnóstico de la implantación de este aspecto del Proceso de Bolonia. Para ello se utiliza un código de color relacionando el número de niveles en los que existe participación sobre el total de niveles posibles, de los niveles definidos en el mencionado informe (rojo: 0/4; naranja: 1/4; amarillo: 2/4; verde claro 3/4; y verde oscuro: 4/4). Figura 1: Participación estudiantil en garantía de la calidad en los países del Proceso Bolonia. London, 2007
Fuente: Bologna Follow-up Group, 2007.
5. La evolución de la participación estudiantil en la calidad en España A raíz de la conferencia de ministros de Bergen, en 2005, en España se empieza a buscar la forma de implementar la participación estudiantil en la garantía de la calidad. La ANECA, consciente además del beneficio que reportaría la incorporación del punto de vista de los estudiantes a las políticas de calidad, se puso a trabajar en ello, realizando a finales de ese mismo año el “IV Foro ANECA: Los estudiantes y las Galán, F. M. BASES PARA UNA FORMACIÓN UNIVERSITARIA DE CALIDAD: ¿EL EEES?
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políticas de calidad”. Este encuentro reunió a diferentes agentes del sistema universitario donde se puso a debate la participación de los estudiantes en las políticas de calidad en el sistema universitario español. En este foro, Raúl González Luciano, presidente del Consejo de Estudiantes de la Universidad de Alcalá, remarcó que en muchos casos, las universidades españolas tienen una imagen infantil y cosificadora de los estudiantes y de sus representantes, lo que obstaculiza su participación. Meses más tarde, ya en 2006, se constituyó el Grupo ANECA de trabajo para la participación de estudiantes en Políticas de Calidad (GATPEPC), formado inicialmente por personal de la unidad de relaciones institucionales e internacionales de ANECA y por una selección de representantes de estudiantes de varias universidades españolas. El objetivo principal de este grupo era la propuesta de modelos de participación de los estudiantes universitarios en los diferentes procesos de las agencias de garantía de la calidad. Para ello se realizó una búsqueda de los documentos europeos existentes relativos a la participación de estudiantes en políticas de calidad, así como otros documentos que pudieran resultar de utilidad; se analizaron las principales referencias europeas, valorándose las características propias de los modelos ya existentes e identificándose buenas prácticas y problemas; y, por último se reflexionó sobre el panorama de la representación estudiantil de educación superior actual en España, así como sus posibles variaciones futuras. Tabla 2: Componentes iniciales del GATPEPC
* Miembros que causaron baja del GATPEPC Ese mismo año, en octubre de 2006, ANECA acogió un workshop de la ENQA denominado “Student involvement in the processes of quality assurance agencies”. En esta cita se expusieron cuatro ejemplos de participación estudiantil en agencias de garantía de la calidad, así como un análisis de una encuesta que ENQA realizó a las agencias miembros sobre la temática. En junio de 2007, dentro del proceso de evaluación externa llevado a cabo por ENQA, su Comité de Evaluación Externa visitó ANECA. Durante dicha visita, los tres estudiantes que continuábamos siendo miembros del GATPEPC fuimos convocados como audiencia del Comité de Evaluación Externa (formado por expertos internacionales) para conocer cuál era el compromiso que ANECA tenía con los estudiantes. Merece la pena remarcar que, finalmente, ANECA superó con éxito el proceso de evaluación externa, lo
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que representaba un reconocimiento a la profesionalidad del trabajo de la agencia, el cumplimiento de los criterios y directrices europeos, y reafirmaba su transparencia e independencia. Además, a comienzos de julio de 2007, ANECA celebró junto con la Dirección General de Universidades del antiguo Ministerio de Educación y Ciencia un Encuentro en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP) centrado en “La participación estudiantil en la evaluación de la calidad”. Dicho encuentro estuvo dirigido a representantes de estudiantes, agencias de calidad, vicerrectorados de calidad y unidades técnicas de calidad de las universidades; y pretendía crear un espacio de reflexión para la participación activa de los estudiantes universitarios en los procesos de garantía de calidad en la educación superior. Tras más de año y medio de trabajo del GATPEPC, con altibajos en la constancia del trabajo, ANECA tomó la decisión de invitar a estudiantes a participar en uno de sus programas, el PEI, en el último trimestre del 2007. Se trataba de la primera experiencia a nivel nacional de participación estudiantil en un programa de ANECA. Se optó por este programa al estar en extinción y ser de carácter voluntario por parte de las universidades. En esta ocasión los estudiantes participamos como observadores en los Comités de Evaluación Externa, aunque a efectos prácticos la labor realizada fue la misma que la de cualquier vocal. Para ello ANECA se puso en contacto con los estudiantes que habían participado en el curso de verano de la UIMP y les impartió una jornada formativa sobre el PEI y sus herramientas de evaluación. La valoración de esta experiencia fue muy positiva tanto por los estudiantes que participábamos por primera vez en un proceso de estas características, como por el resto de miembros de los Comités y por la propia ANECA, quedando enormemente satisfechos y observando una mejora del proceso al incluir este nuevo punto de vista. En diciembre de 2007 se produjo un hecho que resulta necesario reseñar, ANECA, consciente del éxito de la participación de estudiantes en el PEI, nombró a cinco estudiantes como miembros de pleno derecho de las comisiones de evaluación de la fase de verificación del programa DOCENTIA de apoyo a la evaluación de la actividad docente del profesorado. Esto hecho supuso la primera vez que en un programa oficial en España participaban estudiantes como un miembro más de las comisiones. Todo un hito que unos meses atrás parecía inalcanzable a tan corto plazo. En febrero de 2008 se nombró a varios estudiantes como miembros de pleno derecho de las Comisiones de rama de conocimiento del programa VERIFICA, cuya tarea es analizar y verificar las propuestas de los nuevos títulos de grado que quieren implantar las universidades españolas. Esta participación es muy significativa, ya que a pesar de tratarse de un proceso en el que en otros países europeos no han participado estudiantes, el punto de vista del estudiante cobra una mayor importancia por cuanto son mejores conocedores del nivel de calidad de la formación universitaria. Por otra parte, en el mes de marzo de 2008, el Consejo Asesor de ANECA hizo una convocatoria dirigida a estudiantes universitarios españoles para asistir como miembro invitado a la comisión permanente del Consejo Asesor de ANECA. Sin embargo, es en 2009, coincidiendo con la renovación del Consejo Asesor, cuando se ha nombrado al secretario general de la Coordinadora de Representantes de Estudiantes de Universidades Públicas (CREUP), Diego Ortega, como miembro de pleno derecho de este órgano de gobierno. En resumen, la participación de estudiantes en la ANECA ha crecido de manera exponencial de un año y medio a esta parte. No sólo en el Consejo Asesor de la agencia y en el GATPEPC, también podemos encontrar participación estudiantil en el programa Mención de Calidad a los programas de doctorado de las universidades españolas; en VERIFICA, tanto en las comisiones de grado como en las de máster; en DOCENTIA; y en AUDIT. Es decir, actualmente en ANECA hay estudiantes participando en todos los programas en los que es procedente dicha participación. En lo que respecta a las Agencias de calidad de las Comunidades Autónomas, existen esfuerzos en la misma línea que en ANECA. Algunas de ellas tienen mayor experiencia en este ámbito, como pudiera ser la
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Agència per a la Qualitat del Sistema Universitari de Catalunya, con participación estudiantil desde hace unos años y con una evaluación positiva por ENQA. No obstante, todas deberán incorporar esta participación en sus procesos si desean obtener una evaluación positiva por parte de ENQA, y el reconocimiento a nivel europeo de su trabajo. Pero, a pesar de que parezca extraño, donde existe una mayor divergencia de la participación estudiantil en políticas de calidad es en los sistemas internos de garantía de la calidad de las propias universidades. Ahí podemos encontrar desde muy buenos ejemplos de buenas prácticas hasta universidades en las que los estudiantes no participan en absoluto. Aunque con la implantación de los nuevos títulos, que deben incorporar sistemas internos de garantía de la calidad, estos déficits irán cubriéndose. El desconocimiento existente sobre la garantía de calidad entre algunos representantes de estudiantes, y entre los propios estudiantes, puede ocasionar algunas dificultades para lograr la implicación de éstos. Por ello, son de reseñar cursos de formación sobre participación estudiantil en garantía de la calidad que han organizado algunas universidades españolas enmarcados en los “Encuentros sobre Calidad en la Educación Superior” de ANECA.
6. Valoración de la experiencia El haber tenido la oportunidad de participar desde un principio en la evolución de la implementación de la participación estudiantil en políticas de calidad a nivel nacional, me permite tener una visión global del proceso realizado. Además, a pesar de no conocer la experiencia previa, el intercambio de impresiones con otros evaluadores académicos que sí tienen dicha experiencia y con el personal de ANECA, me han aportado elementos de comparabilidad. En general, y hasta el momento, el resto de miembros de los comités de evaluación, las agencias de calidad, las universidades y los propios estudiantes han valorado muy positivamente la participación de estudiantes en los programas de garantía de la calidad, que diferenciado por los diferentes agentes implicados, podemos encontrar matizaciones, siempre positivas eso sí, de dicha valoración. Primero, esta participación supone a los estudiantes una formación complementaria en herramientas y procesos de evaluación de la calidad; conocimiento de la agencia de garantía de la calidad y sus programas; conocimiento de otras universidades y del panorama del sistema universitario; establecimiento de relación con otros evaluadores, intercambiando impresiones y posibilitando la colaboración entre ellos; cierto reconocimiento a la labor realizada; y formación como ciudadanos conscientes de que su realidad juegue un papel fundamental. El resto de evaluadores, en general, consideran que el estudiante juega un papel fundamental en la evaluación y, de manera especial, en aquellos aspectos de relevancia para el estudiantado; además, al igual que sucede en el resto de Europa, éstos toman un papel especial en las entrevistas con otros estudiantes y egresados. Las agencias de calidad han evidenciado un enriquecimiento de los informes de evaluación, al ampliarse ciertos aspectos e incluirse otros que antes no se contemplaban, o no se matizaban en el mismo sentido. Por último, las universidades han acogido muy favorablemente esta participación, que ven como una oportunidad para ampliar el análisis y, por tanto, de mejorar su calidad. Además, cada ámbito en el que se ha participado o se está participando tiene connotaciones específicas. Por un lado, en lo referente a las relaciones “institucionales”, la participación en el GATPEPC supone un espacio de conocimiento mutuo entre la agencia y los estudiantes, siendo también un foro de intercambio de impresiones sobre la participación estudiantil dentro de ANECA; por otro lado, la participación de la CREUP en el Consejo Asesor conlleva un reconocimiento a la asociación estatal que más estudiantes representa y da la posibilidad a expresar el punto de vista de los estudiantes en este órgano de la agencia. En lo referente a la participación en los diferentes programas, la incorporación de estudiantes supone un enriquecimiento del proceso; en el PEI el elemento destacable y diferenciador del programa sería el papel del estudiante en la visita externa del comité de evaluación, en la audiencia con los diferentes agentes. La participación DOCENTIA de Apoyo a la Evaluación de la actividad docente del profesorado supuso un
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reconocimiento como un agente de pleno derecho de las universidades y que, por tanto, resultaba necesaria su participación en el proceso. De gran relevancia es el programa VERIFICA, que dentro del proceso de verificación ex-ante, abre la posibilidad de no obtener un informe favorable para la implantación de un título si este no cumple una serie de requisitos mínimos, sobre los que el estudiante, igual que el resto de evaluadores, emite su valoración. Con AUDIT se pretende orientar el diseño del sistema interno de garantía de la calidad, en el que la participación de estudiantes tiene un mayor campo de actuación y donde esta participación cobra especial relevancia al existir una posibilidad de mejora a corto plazo. En grandes líneas, la participación estudiantil supone un beneficio mutuo, una relación de simbiosis que como objetivo y consecuencia tiene un incremento de la capacidad de mejora de las instituciones de educación superior y de la calidad del sistema universitario en general.
7. Líneas de futuro Todo lo mencionado constata el avance que se ha ido produciendo en España en este sentido, sin embargo, aún quedan aspectos que mejorar. No debemos olvidar que existen todavía cuotas de participación por alcanzar y que, además, es necesario consolidar la participación en las ya logradas. Los procedimientos establecidos para la designación y nombramiento de los estudiantes, tal como ha sucedido hasta el momento, han de ser coherentes y públicos. El establecimiento de un perfil, similar al que se utiliza para la selección de los evaluadores académicos, sería una herramienta de utilidad. Para una correcta participación de los estudiantes es necesario que éstos tengan cierto conocimiento del sistema universitario así como de los sistemas de garantía de la calidad, que podría garantizarse con experiencia en tareas de representación. Por este motivo, surge la necesidad de formar a los estudiantes en herramientas específicas de evaluación, para que puedan desarrollar correctamente su misión como evaluadores, de cara a su participación en cualquiera de los niveles de participación, y para que su participación tenga la merecida consideración. Bien es cierto que los estudiantes tenemos una característica de temporalidad en nuestro paso por la universidad, pero el colectivo estudiantil como entidad permanece y la temporalidad que nos caracteriza, lejos de ser algo negativo, pasa a ser un aspecto positivo de regeneración y renovación. Todo ello, además del papel como receptores en primera instancia de la labor educativa y formativa de la universidad, nos permite aportar un punto de vista diferente y enriquecedor de la institución, que supone un valor añadido a la evaluación. Por ello se han de planificar estos recursos humanos teniendo en cuenta este carácter temporal de los estudiantes; por lo que estos cursos de formación deberían de ser periódicos y continuos. Otra posible forma de asegurar el relevo en esta participación es fomentar que los estudiantes que se involucren en la garantía de la calidad contribuyan a la formación de sus compañeros, para que con el cambio generacional no se produzcan vacíos y la formación sea algo más cercana y directa. Toda la comunidad universitaria debe caminar hacia el fomento de la cultura de la calidad, específicamente entre los estudiantes, no como una moda sino como voluntad, responsabilidad y continua participación integral de los estudiantes en todos los sistemas de garantía de calidad. Esto debe producirse no como respuesta a una imposición europea sino por el convencimiento del beneficio y la necesidad de contar con un verdadero agente implicado, y su punto de vista, con el objetivo de construir una universidad mejor. Para lograr este objetivo hay que garantizar y facilitar los medios necesarios para que una adecuada participación no menoscabe cualquier aspecto del desarrollo de los estudiantes (académico, social, etcétera), ya que supone un esfuerzo extra de aquellos que participan.
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Conclusiones Según lo que han hecho constar estudiantes europeos de su experiencia de participación estudiantil, se pueden obtener algunas conclusiones sobre los beneficios que ha reportado. Primeramente una clarificación de la perspectiva estudiantil, la inclusión de nuevos temas y cuestiones y la sugerencia de nuevos proyectos de evaluación; en la autoevaluación ha ampliado la presencia y el compromiso estudiantil, ha producido informes estudiantiles y ha permitido un liderazgo para el desarrollo local de la calidad después de la evaluación; en los paneles externos de expertos les ha permitido jugar un papel importante en las entrevistas con los estudiantes, les da un plus de legitimidad a los propios paneles y plantea niveles de exigencia también mayores a los propios estudiantes; y, en las visitas, se ha hecho que las entrevistas a los estudiantes cobren mayor importancia, ha suscitado nuevos temas y ha supuesto una preparación especial de los propios estudiantes. Por tanto, teniendo en cuenta los beneficios constatados que la participación estudiantil ha aportado en la garantía de calidad en el resto de Europa, las universidades españolas y las agencias de calidad deben perseguir también dicha mejora a través de la participación estudiantil. De acuerdo con la intervención de Francesc Esteve en el “IV Foro ANECA Los estudiantes y las políticas de calidad”, es necesario dotar de mayor transparencia y de una efectividad a estos procesos, ya que una evaluación sin consecuencias no contribuye a una mejora real de la calidad. La participación de estudiantes en la garantía de la calidad tiene que situarse y entenderse desde un punto de vista global, puesto que esta participación tiene una gran importancia, no sólo de forma general, sino en cada uno de los niveles, que tienen entidad propia y diferentes beneficios asociados. El papel que juegan los estudiantes en sus propias universidades durante el proceso de cambio que supone la construcción del EEES tiene que ser, sin duda alguna, el de un agente activo e implicado en los sistemas de garantía de la calidad, motor del cambio y, a la vez, proponer y utilizar herramientas de control, siendo garante de que la implantación EEES del se realiza de la mejor manera posible. Como señalan Francisco Michavila y José Luis Parejo, “el EEES puede ser una buena oportunidad para cambiar las viejas estructuras y culturas existentes en las universidades españolas que impiden su modernización” (2008, p.114). Es necesario analizar cómo se está produciendo esta participación en España y recavar la opinión de los estudiantes que están participando, ya que existen ciertos problemas que podrían solventarse sin grandes esfuerzos. Precisamente, conforme el espíritu de la garantía de la calidad, sería beneficioso realizar una metaevaluación de la implementación de la participación estudiantil en los políticas de calidad. Un análisis de esta participación para detectar puntos fuertes y débiles, y así poder incidir sobre ellos, podría aportar aspectos interesantes para completar adecuadamente la participación estudiantil en los sistemas de garantía de la calidad. Aunque hemos avanzado mucho, todavía quedan niveles de participación por alcanzar, y que hasta que no se alcancen no se podrán observar todos los beneficios que supone incorporar el punto de vista de los estudiantes en los sistemas de garantía de la calidad. La garantía de la calidad supone uno de los mayores beneficios que Bolonia aporta al sistema universitario español, ya que garantiza al estudiante un compromiso entre él y la universidad de su elección, el cumplimiento de unos estándares de calidad previamente establecidos y un reconocimiento europeo de su formación.
Agradecimientos En primer lugar quiero agradecer a la Cátedra UNESCO de Gestión y Política Universitaria de la UPM por la oportunidad que me han brindado de participar en este número extraordinario de “La Cuestión Universitaria” y, concretamente, a José Luis Parejo por su apuesta por este artículo y su infinita paciencia. También quisiera mencionar a la Universidad de Cantabria, ya que es la casa donde me estoy formando como estudiante y como representante. A la ANECA por su compromiso con la calidad del sistema Galán, F. M. BASES PARA UNA FORMACIÓN UNIVERSITARIA DE CALIDAD: ¿EL EEES?
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universitario español y el compromiso que asumieron hace ya unos años al incorporar el punto de vista de los estudiantes. Y, por último, a todos mis compañeros representantes de estudiantes, a los que no voy a nombrar para no obviar a ninguno, con los que he podido intercambiar multitud de impresiones y aprender de su honestidad y saber hacer.
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Fernando Miguel Galán Palomares (Segovia, 1986) es estudiante de Medicina en la Universidad de Cantabria (UC). Desde que comenzó su formación universitaria, en 2004, viene participando en diversas tareas de representación estudiantil. En el seno de la UC es miembro de la Junta de Centro de la Facultad de Medicina, del Consejo de Departamento de Ciencias Médicas y Quirúrgicas y del Claustro Universitario, además de formar parte de varias comisiones y de la directiva de la Delegación de Centro. También ha sido delegado de centro y miembro de la Junta Directiva del Consejo de Estudiantes de esta universidad. Externamente, ha sido representante de la UC ante el Consejo Estatal de Estudiantes de Medicina (CEEM) y ante la Coordinadora de Representantes de Universidades Públicas (CREUP). En la secundaria perteneció al Consejo Escolar de su centro. También ha desarrollado una intensa actividad dentro del asociacionismo juvenil, habiendo formado parte de la directiva de cinco asociaciones de distinto ámbito, por primera vez con tan sólo 15 años, y fundando dos de ellas, entre las que figura la asociación de alumnos de su instituto. En 2006 fue uno de los estudiantes con los que se constituyó el Grupo ANECA de Trabajo para la Participación de Estudiantes en Políticas de Calidad (GATPEPC). Ha colaborado con ANECA en numerosas ocasiones. También ha participado como evaluador en el Programa de Evaluación Institucional y en DOCENTIA. Actualmente es miembro de la Comisión de Ciencias de la Salud del programa VERIFICA - Grado.
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La formación universitaria versus las necesidades empresariales en el marco del EEES FERNANDO MARTÍNEZ GÓMEZ Director Gerente Fundación Universidad-Empresa mpastor@fue.es www.fue.es
RESUMEN Las universidades españolas se encuentran inmersas en el proceso de adaptación de sus enseñanzas al Espacio Europeo de Enseñanza Superior y deben asegurar que los nuevos títulos de Grado proporcionen la formación necesaria para que sus graduados puedan desarrollar con éxito su carrera profesional y ser competitivos en un entorno cada vez más abierto, dinámico y complejo. Para ello las universidades deben conocer la opinión de las empresas, como destino natural de la gran mayoría de graduados, sobre aquellos aspectos de la formación universitaria más vinculados con la empleabilidad y la transición hacia el mercado de trabajo. En este contexto se enmarca el proyecto UE Converge —liderado por la Fundación Universidad-Empresa y desarrollado con la colaboración de las dieciséis universidades madrileñas, la Consejería de Educación de la Comunidad de Madrid, la Cámara de Comercio e Industria de Madrid, CEIM, y doscientas veinte empresas e instituciones—, cuyas aportaciones se ponen a disposición de las universidades para su conocimiento y valoración. En opinión de las empresas participantes en UE Converge, los nuevos títulos de Grado deberían diseñarse de tal manera que integren en sus planes de estudios los contenidos y/o metodologías que faciliten la adquisición de habilidades lingüísticas, experiencia práctica en entornos reales de trabajo, y, sobre todo, las habilidades y competencias instrumentales, personales y sistémicas necesarias para desarrollar con éxito la actividad profesional en cualquier entorno de trabajo, tanto sea público o privado, en el ámbito empresarial, académico o de investigación. Palabras clave: Educación superior, Espacio Europeo de Educación Superior, empleabilidad, competencias, mercado laboral. ABSTRACT Spanish universities are in the process of adapting their study programmes to the European Higher Education Area and must guarantee that the new degrees offer graduates appropriate education for the Martínez, F. LA FORMACIÓN UNIVERSITARIA VERSUS LAS NECESIDADES EMPRESARIALES EN EL MARCO DEL EEES
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successful and competitive development of their professional careers in an increasingly open, dynamic and complex world. As a large majority of graduates will carry out their professional careers in business, it is in the interest of universities to know where business stands with respect to those aspects of higher education more closely related to graduate employability and the transition to the work market. It is in this context that the Fundación Universidad-Empresa designed the UE Converge Project, carried out with the cooperation of the sixteen universities of Madrid, The Department of Education of the Regional Government of Madrid, the Chamber of Commerce and Industry of Madrid, CEIM, and two hundred twenty companies and institutions. The results obtained represent a valuable contribution towards the design of new EHEA degrees. Participating companies and institutions relieve that the new EHEA degrees should be designed in such a way that their study programmes incorporate the contents and/or methodologies needed to facilitate the acquisition of language skills, practical experience in real work environments and, above all, the personal, instrumental and systemic skills and competences necessary for successful career development in any professional environment, whether it be public or private, in business, academia or research. Keywords: Higher education, European Higher Education Area, employability, competences, labour market.
Introducción En los últimos tiempos se está desarrollando un acalorado debate público sobre el papel que van a jugar, que deben jugar, o que no deben jugar las empresas en la adaptación de los títulos universitarios al Espacio Europeo de Educación Superior (EEES) y en la definitiva puesta en marcha del Plan de Bolonia en nuestro país. A pesar de que son numerosos los estudios que se han realizando y los foros celebrados sobre este asunto, tanto desde la esfera universitaria como desde la empresarial, es ahora, a medida que se acerca el año 2010, fecha en la que se habrá instalado de forma definitiva el EEES, cuando el Plan de Bolonia empieza a suscitar el interés de la sociedad. Lo cierto es que el proceso que hoy se cuestiona por algunos sectores viene gestándose desde hace más de veinte años. Ya en 1988, la Magna Carta Universitatum, firmada en Bolonia por los Rectores de cuatrocientas treinta universidades europeas, hacía mención expresa a la conveniencia de que la enseñanza universitaria fuera “capaz de seguir la evolución tanto de las necesidades y de las exigencias de la sociedad como de los conocimientos científicos”. Se habían sentado las bases para la construcción del EEES. A partir de 1998 se suceden las declaraciones y comunicados al respecto, y en cada uno de estos documentos se hace referencia a la empleabilidad de los universitarios, al mercado de trabajo, y a la obligación que tiene la universidad para adaptarse a las demandas de la sociedad. Si en la Declaración de la Sorbona (1998) se preveía “un tiempo de cambios para las condiciones educativas y laborales, una diversificación del curso de las carreras profesionales, en el que la educación y la formación continua devienen una obligación evidente” y se hacía hincapié en la necesidad de ofrecer “a nuestros estudiantes y a la sociedad en su conjunto un sistema de educación superior que les ofrezca las mejores oportunidades para buscar y encontrar su propio ámbito de excelencia”, en la Declaración de Bolonia (1999) ya se hace mención expresa a la conveniencia de que “el título concedido al término del primer ciclo corresponderá a un nivel de cualificación apropiado para acceder al mercado de trabajo europeo.”
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Dos años más tarde (Declaración de Praga, 2001) se incide de nuevo en el concepto de formación para la empleabilidad cuando se declara que “los programas que conducen a un título pueden, y en verdad deberían, tener diferentes orientaciones y varios perfiles para acomodar una diversidad de necesidades individuales, académicas y de mercado laboral”. Pero es a partir de 2005 cuando las referencias a la necesaria participación de las empresas en el proceso se hacen más patentes. Así, en el Comunicado de Bergen (2005) se agradece “el apoyo de las organizaciones que representan a las empresas y a los agentes sociales”, a la vez que se expresa el deseo de “intensificar la cooperación para alcanzar los objetivos del Proceso de Bolonia”, y en el Comunicado de Londres (2007) se remarca “la importancia de mejorar la empleabilidad de los titulados (…). Para ello, será necesaria la implicación responsable de todos los interesados. Los gobiernos y las instituciones de educación superior necesitarán una mayor comunicación con los empleadores y otros implicados como base fundamental para sus reformas (…). Instamos a las instituciones a establecer lazos estrechos y cooperar con los empleadores en el proceso de innovación de los estudios basado en los resultados del aprendizaje.” En el plano nacional, el Proceso de Bolonia toma verdadera carta de naturaleza con la aprobación del Real Decreto 1393/2007, de 29 de octubre, por el que se establece la ordenación de las enseñanzas universitarias oficiales. Al igual que en las declaraciones y comunicados europeos, se hace especial hincapié en la empleabilidad de los universitarios y su capacitación profesional, sobre todo a través de la adquisición de competencias. Así, podemos leer en su preámbulo que “Los planes de estudios conducentes a la obtención de un título deberán, por tanto, tener en el centro de sus objetivos la adquisición de competencias por parte de los estudiantes, ampliando, sin excluir, el tradicional enfoque basado en contenidos y horas lectivas. Se debe hacer énfasis en los métodos de aprendizaje de dichas competencias así como en los procedimientos para evaluar su adquisición (…). La nueva organización de las enseñanzas incrementará la empleabilidad de los titulados...” De especial importancia, por las implicaciones que ello conlleva respecto al establecimiento de lazos de colaboración permanente entre las universidades y las empresas, es la inclusión en el texto del Real Decreto de la posibilidad de incorporar en los planes de estudio la realización de prácticas externas, ya que éstas vienen a “reforzar el compromiso con la empleabilidad de los futuros graduados y graduadas, enriqueciendo la formación de los estudiantes de las enseñanzas de grado, en un entorno que les proporcionará, tanto a ellos como a los responsables de la formación, un conocimiento más profundo acerca de las competencias que necesitarán en el futuro”. En este contexto, queda patente que la adaptación de la enseñanza universitaria española al EEES tiene una dimensión social que va mucho más allá del entorno puramente universitario y académico, afectando al conjunto de la sociedad y muy directamente al mercado laboral y a las empresas, que son, al fin y al cabo, el destino natural de la gran mayoría de titulados superiores. Este hecho requiere, por tanto, que los empleadores –a través de las propias empresas y de las organizaciones empresariales– no sólo estén informadas de las acciones ya emprendidas y aquellas que quedan por realizar, sino que, además, puedan aportar su visión de las necesidades reales del sector productivo en materia de capital humano a corto, medio y largo plazo. De especial interés son aquellos asuntos relacionados con las características, contenidos y articulación de la formación práctica de los universitarios, así como la identificación de los conocimientos y competencias a reforzar. Lo cierto es que, hasta la aprobación del Real Decreto 1393/2007, la mayoría de los estudios realizados sobre las necesidades de las empresas respecto a la contratación de universitarios se quedaban “en la superficie”, identificando sobre todo las titulaciones más demandadas por ellas y, en menor medida, la conveniencia o no de que los titulados contaran con estudios de postgrado, los requerimientos relativos a la posesión de conocimientos de informática e idiomas, su valoración de las prácticas como un valor añadido en el currículum de un candidato, y las exigencias referidas a la movilidad geográfica de sus profesionales.
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El interés por los perfiles competenciales de los graduados, por la relevancia de los contenidos académicos de las titulaciones universitarias, en muchas ocasiones desconocidos por las empresas, y por las características de las prácticas externas realizadas por los universitarios es más reciente. Surge, de hecho, como consecuencia directa de la puesta en marcha efectiva de la adaptación de nuestro sistema de enseñanza universitaria al EEES.
El Proyecto UE Converge Es en este marco que la Fundación Universidad-Empresa propone a sus patronos –Cámara Oficial de Comercio e Industria de Madrid, Confederación Empresarial de Madrid-CEIM y las 16 universidades públicas y privadas con campus en la Comunidad de Madrid(1) – la puesta en marcha de una plataforma online, denominada UE-Converge (2), con el objetivo principal de proporcionar una vía de comunicación y colaboración directa y fluida entre las universidades y los empleadores en asuntos relacionados con el diseño de los nuevos títulos de Grado. Figura 1. Web del Proyecto UE Converge
Fuente: Fundación Universidad-Empresa, 2009 (www.ueconverge.com) La propuesta fue apoyada unánimemente por la comunidad universitaria y el empresariado madrileño, y a ella se sumó la Consejería de Educación de la Comunidad de Madrid, a través de su Dirección General de Universidades e Investigación, y más de doscientas veinte empresas, asociaciones empresariales, ONLs e instituciones investigadoras, a través de sus departamentos de recursos humanos. Las empresas e instituciones participantes procedían de veintitrés sectores de actividad (3)económica y representaban a 687.00 puestos de trabajo directos. Un 35% de las mismas se pueden clasificar como grandes empresas, otro 25% como medianas empresas, y el 40% restante correspondía al sector de pequeñas empresas y micro-pymes, a través de asociaciones empresariales. La metodología seguida para el desarrollo del proyecto, establecida por su Comité de Expertos (4), se centró en la realización, en cinco fases de trabajo, de cuatro cuestionarios generales y sesenta y ocho específicos en las que se abordaron las siguientes cuestiones:
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• Fase 1: Análisis de las competencias y habilidades instrumentales, personales y sistémicas que debe poseer todo egresado universitario. • Fase 2: Análisis de las competencias y habilidades informáticas y lingüísticas que debe poseer todo egresado universitario. • Fase 3: Análisis de los conocimientos sobre aspectos organizativos y metodológicos de un negocio o una empresa que debe poseer todo egresado universitario. • Fase 4: Análisis de las competencias, habilidades y conocimientos específicos que debe poseer un egresado universitario, según la titulación realizada. Todos los cuestionarios correspondientes a las cuatro primeras fases de trabajo tenían como objetivo determinar: el nivel de exigencia o necesidad de las empresas respecto a los conocimientos, competencias y habilidades planteadas; el nivel que poseen los recién titulados que contratan las empresas en cuanto a esas mismas habilidades, competencias y conocimientos; las diferencias existentes entre ambos. • Fase 5: Análisis de las prácticas externas como parte formativa necesaria en el marco de nuevas titulaciones de educación superior y de los nuevos planes de estudio. El cuestionario correspondiente a la última fase de trabajo tenía como objetivo principal conocer la percepción que las empresas tienen de las prácticas externas como herramienta de formación, su disponibilidad para colaborar con las universidades en la oferta de estancias para los estudiantes, y las características generales que deberían reunir dichas estancias. De las respuestas obtenidas se han podido extraer los resultados que a continuación se detallan para cada uno de los cuestionarios realizados. a) Competencias y habilidades instrumentales, personales y sistémicas El cuestionario abordó un total de veintiuna competencias y habilidades instrumentales, personales y sistémicas recogidas en el informe Tuning (2003). Si bien es cierto que se detecta una coincidencia entre las competencias que son más importantes para la empresa y aquellas en las que los titulados poseen un nivel más alto (trabajo en equipo, capacidad para aprender y preocupación por la calidad), las respuestas obtenidas por parte de las organizaciones participantes también permiten percibir la preocupación que tienen las empresas respecto a los déficits detectados en áreas muy sensibles para cualquier entorno profesional, tanto sea público o privado, en el ámbito empresarial, académico o de investigación. En este sentido, sobresale, por ejemplo, la necesidad de reforzar el desarrollo de competencias relacionadas con la toma de decisiones, la resolución de problemas, la preocupación por la calidad o la planificación y gestión del tiempo. En las empresas grandes, con más de 10.000 trabajadores, se hace especial hincapié, además, en la capacidad de trabajar en un contexto internacional y en el trabajo en equipo.
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Tabla 1. Competencias y habilidades instrumentales, personales y sistémicas
Fuente: Fundación Universidad-Empresa, 2009. b) Competencias y habilidades lingüísticas e informáticas Por lo que se refiere a las competencias lingüísticas de los universitarios españoles, éstos vuelven a suspenden la asignatura de inglés, el idioma más demandado por los empleadores. A pesar de que los titulados tienen un mayor conocimiento del inglés que de otros idiomas, los mayores déficits destacados por las empresas se refieren a este idioma, especialmente en lo que se refiere a la comprensión y expresión oral. Ahora bien, las exigencias de las empresas respecto a las competencias lingüísticas registran diferencias según sea su tamaño. En este sentido, la demanda de conocimientos de inglés va en aumento a medida que crece la plantilla de las empresas. Así, frente a una importancia de 8 sobre 10 en las compañías con más de 10.000 empleados, las empresas con menos de 100 trabajadores rebajan ligeramente sus exigencias hasta un 7 sobre 10. Un área en la que los universitarios muestran un mayor ajuste con las necesidades manifestadas por parte de los empleadores es la que corresponde a las habilidades básicas de manejo de ordenador, sobre todo las relacionadas con la navegación por Internet y el uso del correo electrónico. Sin embargo, se detectan deficiencias por encima del 50% en el manejo adecuado de programas de presentaciones y hojas de cálculo. Tabla 2. Competencias y habilidades lingüísticas e informáticas
Fuente: Fundación Universidad-Empresa, 2009.
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c) Conocimientos sobre aspectos organizativos y metodológicos de un negocio o una empresa A la hora de valorar el nivel de conocimientos que poseen los recién titulados sobre aspectos organizativos y metodológicos comunes a cualquier tipo de negocio o empresa, los responsables de recursos humanos asignan puntuaciones que oscilan entre el 5,25 y el 5,75. No obstante, se detectan importantes déficit, por encima del 80%, en los conocimientos que tienen los titulados en relación con la responsabilidad social corporativa, los sistemas de calidad, la prevención de riesgos laborales y la protección de datos, precisamente los aspectos que para las empresas tienen la mayor importancia. Apenas se registran diferencias en las exigencias de las empresas según sea su tamaño, aunque cabe destacar que las empresas de hasta cuatro trabajadores son las que más importancia conceden a los conocimientos referidos a la gestión de empresas, mientras que las empresas de mayor tamaño son las que más importancia conceden a los conocimientos referidos a legislación específica del sector y responsabilidad social corporativa. En líneas generales, los mayores niveles de exigencia respecto a las habilidades, competencias y conocimientos genéricos que deben poseer todos los graduados universitarios provienen de compañías de perfil industrial y tecnológico —sectores aeronáutico, automoción, informática y telecomunicaciones, siderúrgico y artes gráficas, por ejemplo— y de empresas del sector turismo. Tabla 3. Conocimientos sobre aspectos organizativos y metodológicos de un negocio o una empresa
Fuente: Fundación Universidad-Empresa, 2009. d) Conocimientos y competencias específicas por áreas de estudio Por lo que se refiere a los conocimientos y competencias específicas por áreas de estudios, se elaboraron sesenta y ocho cuestionarios en los que se abordaron los contenidos de catorce titulaciones del área de Artes y Humanidades; catorce titulaciones, más especialidades, del área de Arquitectura e Ingenierías; diez titulaciones del área de Ciencias; 9 titulaciones del área de Ciencias de la Salud; y veintiuna titulaciones del área de Ciencias Sociales y Jurídicas. Las titulaciones, o grupos de titulaciones, de cada cuestionario respondían a las denominaciones recogidas en los correspondientes Libros Blancos de la Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación (ANECA). A juzgar por los diferentes niveles de participación de las empresas en las distintas áreas de estudio, las titulaciones que suscitan el mayor interés por parte de las mismas son las que corresponden al área de Ciencias Sociales y Jurídicas, seguidas de cerca por las del área de Arquitectura e Ingeniería (44,1% y 33,3% de las respuestas recibidas, respectivamente), y a más distancia por las titulaciones de Artes y Humanidades (10,8%), Ciencias (8,2%) y Ciencias de la Salud (3,6%). Martínez, F. LA FORMACIÓN UNIVERSITARIA VERSUS LAS NECESIDADES EMPRESARIALES EN EL MARCO DEL EEES
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Las titulaciones que mayor índice de participación obtuvieron fueron: Administración y Dirección de Empresas, Derecho, Economía, Humanidades, Ingeniería Industrial, Ingeniería Informática, Ingeniería de Telecomunicaciones, y Relaciones Laborales. En términos globales, las empresas demandan un nivel medio de conocimientos y competencias de 6,9 sobre 10 y consideran que los titulados que contratan alcanzan un 5,8 sobre 10, lo que supone una desviación media del 11%. Los mayores déficits se producen en el área de Ciencias Sociales y Jurídicas, que llega hasta el 17%. En el lado contrario se encuentran los estudios de Arquitectura e Ingeniería y de Artes y Humanidades, con desviaciones sobre las expectativas empresariales del 10% y 5%, respectivamente. A modo de ejemplo, se señalan a continuación algunas de las carencias o déficits identificados por las empresas en algunas titulaciones, carencias que las empresas consideran áreas de mejora de cara al diseño de los nuevos estudios de Grado. Tabla 4: Déficit formativas detectadas por empresas en algunas titulaciones
Fuente: Fundación Universidad-Empresa, 2009. e) Las prácticas externas Por lo que respecta a la inclusión de prácticas externas en los nuevos planes de estudio, las respuestas recogidas por UE Converge dejan meridianamente claro el elevadísimo interés que suscitan entre las empresas. Los empleadores abogan por unas prácticas obligatorias (82%), remuneradas (82%) y asociadas a créditos (92%), en las que se aborde principalmente la adquisición de competencias clave, tanto genéricas como específicas (84%). Señalan igualmente la conveniencia de que las prácticas estén sujetas a sistemas de evaluación cualitativos (por análisis de competencias adquiridas o a través de entrevistas) y cuantitativos (por objetivos o a través de cuestionarios). Respecto al periodo de realización y su duración, las empresas (88%) coinciden en señalar que deben realizarse preferentemente durante el curso académico, y que su duración óptima se sitúa entre seis y doce meses, con una dedicación semanal de entre 20 y 40 horas. El dato más significativo es que el 73% de las empresas participantes ya colaboran con las universidades, ofreciendo estancias prácticas para sus alumnos, y que otro 22% estaría interesado en hacerlo en el futuro.
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Tabla 5: Valoración de las prácticas externas
Fuente: Fundación Universidad-Empresa, 2009. Las empresas no sólo consideran que los programas de prácticas son una importante y eficaz fuente de captación de talento, sino que valoran también la oportunidad de aprovechar las nuevas visiones aportadas por los jóvenes para enriquecer sus organizaciones.
Conclusiones A modo de resumen, se puede afirmar que las empresas consideran que los conocimientos de base proporcionados por la universidad son adecuados, aunque reclaman una potenciación de los aspectos transversales de la formación de los universitarios. En este sentido, parece claro que el cambio metodológico en la forma de enseñar es uno de los principales retos a los que se debe enfrentar la universidad española en su adaptación al Espacio Europeo de Enseñanza Superior. Este cambio debería estructurarse en torno a tres grandes objetivos: • Adquisición y desarrollo de las habilidades y competencias instrumentales, personales y sistémicas necesarias para desarrollar con éxito la actividad profesional en cualquier entorno de trabajo, tanto sea público o privado, en el ámbito empresarial, académico o de investigación. Se trata de estimular la capacidad para trabajar en equipo, la orientación al logro y la preocupación por la calidad, la iniciativa y la generación de nuevas ideas, la solución de problemas y la toma de decisiones, o la gestión de la información, entre otras. • Desarrollo de habilidades lingüísticas. Si bien las empresas son conscientes de que la universidad no debe, ni puede, asumir el papel de “academia de idiomas”, y que los estudiantes deberían iniciar sus estudios superiores con unas habilidades lingüísticas adecuadas, son partidarias de que en los nuevos planes de estudio se incorporen enseñanzas bilingües y se fomenten periodos de formación en el extranjero. • Adquisición directa de experiencia práctica en entornos reales de trabajo, a través de estancias tuteladas en empresas, instituciones o centros de investigación. Por otro lado, los empleadores también llaman la atención sobre la necesidad de renovar ciertos contenidos de tal manera que la formación recibida por los universitarios se adapte mejor a los nuevos contextos laborales y profesionales. En este sentido, aparecen como contenidos clave, para todas las áreas de estudio, aquellos relacionados con la gestión de proyectos, la calidad y la responsabilidad social corporativa.
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La educación superior en un entorno global: estrategias de internacionalización de las universidades SANTIAGO ÍÑIGUEZ DE ONZOÑO Rector IE Universidad Dean IE Business School santiago.iniguez@ie.edu www.deanstalk.net www.santiagoiniguez.com www.ie.edu
RESUMEN La educación superior es un sector irreversiblemente global. La internacionalización de los “stakeholders” de la universidad, el impacto de las nuevas tecnologías en todas las actividades educativas y la “glocalización” del conocimiento, junto con iniciativas de integración supranacional como el Proceso de Bolonia, han contribuido definitivamente a esta globalización. En este nuevo entorno, la adopción de medidas proteccionistas en favor de universidades locales es contraproducente, y más bien cabría aprovechar esta oportunidad para crear “hubs” universitarios en España, aprovechando su atractivo como destino de estudios, en línea con las iniciativas de Reino Unido o Singapur. Las dos estrategias genéricas propuestas para abordar la internacionalización son el desarrollo de escala o, alternativamente, la búsqueda de la diferenciación. Se tratan también algunas iniciativas necesarias para una implantación efectiva del Espacio Europeo de Educación Superior, como la promoción de sistemas de acreditación transnacionales, el establecimiento de mecanismos que mejoren la transparencia y la comparabilidad de la oferta formativa y el desarrollo de instrumentos financieros que permitan sostener económicamente el sistema. Se mencionan las alternativas de entrada de universidades en países extranjeros, ordenándolas de mayor a menor en términos de los recursos necesarios y el riesgo potencial. Finalmente, se comentan las líneas de diferenciación posibles de las universidades en el contexto internacional, concretamente a través del desarrollo de ventajas comparativas en sus programas, claustro o departamentos de áreas distintivas, la especialización en determinados segmentos de la población estudiantil o mediante el empleo de métodos de enseñanza en línea o el desarrollo de una experiencia de aprendizaje singular, basada en la localización o especiales prácticas académicas o colegiales. Palabras clave: Proceso de Bolonia, Escuelas de negocio, Globalización, Universidades, Espacio Europeo de Educación Superior, Acreditación, Ranking, Unión Europea, Claustro.
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ABSTRACT Higher Education is a sector irreversibly global. The internationalization of University “stakeholders”, the impact of the new technologies on all educational activities and the “glocalization” of knowledge, together with supranational initiatives like the Bologna Process, have definitively contributed to this globalization. In this new environment, adoption of protectionist measures by the local universities in Spain is counterproductive and it would be better to take advantage of the attractiveness of the country as a study destination, as did the United Kingdom or Singapore. The two generic strategies proposed to tackle this internationalization are the development of economies of scale or alternatively, the search for differentiation. The necessary initiatives for an effective implementation of the European Higher Education Area are dealt with: such as the promotion of a transnational system of accreditation, the establishment of mechanisms that improve the transparency and the comparability of the training offer and the development of financial instruments that permit the economic-sustainability of the system. There is a mention of alternatives for universities to enter foreign countries, ordering them from major to minor importance as a function of required resources and their potential risk. Finally, the ways of possible differentiation of the universities in the international context are commented on, concretely through the development of comparative advantages in its programs, faculty or departments of the different areas, the specialization in specific segments of the student population or through the use of online teaching methods or the development of a singular learning experience, based on localization or special academic and collegial practices. Keywords: Bologna process, Business schools, Globalization, Universities, Education stakeholders, European Higher Education Area, Accreditations, Rankings, European Union, Faculty.
1. La internacionalización de las universidades y el Proceso de Bolonia El fenómeno de la globalización, que se ha extendido a través de la economía y de otras actividades sociales, también ha caracterizado la evolución de la formación superior en las últimas décadas. Curiosamente, la globalización de la educación ha fomentado dos tendencias contrapuestas: por un lado la convergencia en los ámbitos del saber, de las metodologías de enseñanza y de los programas; y por otro lado, un auge de la diferenciación y de las identidades locales o regionales. Algunas iniciativas políticas supranacionales, combinadas con la internacionalización de diversas profesiones y de la actividad académica, han contribuido de forma decisiva a esta globalización. Concretamente, el denominado Proceso de Bolonia ha tenido un papel central dentro del continente europeo y también del resto del mundo, con la adhesión de países como Australia o China. De manera semejante a lo que sucedía en el origen de las universidades, cuando alumnos y profesores viajaban de París a Salamanca, a Pisa y a otras ciudades con el objetivo de continuar sus estudios, y el lenguaje de trabajo era el latín, en nuestros días se vuelve a una integración de los estudios universitarios, con un movimiento transfronterizo de docentes y estudiantes insólito, donde la “lingua franca” es el inglés. Podemos hablar, al menos en el ámbito de la formación superior, de los “Estados Unidos de Europa”. Aunque en esta contribución utilizaré como referencia la experiencia de las escuelas de negocios, como rompehielos de esta globalización en la educación superior, pienso que las conclusiones son aplicables al resto de las instituciones de formación superior. Además de las mencionadas iniciativas gubernamentales o institucionales, existen tres factores que han impulsado decisivamente la globalización de la educación superior: a) La internacionalización de los “stakeholders”, es decir, los diversos grupos de interés relacionados con la formación superior, desde los miembros de la comunidad académica y estudiantes, a empleadores y patrocinadores de las universidades. Por ejemplo, las empresas que reclutan graduados o financian cátedras son crecientemente internacionales, y la existencia de programas de intercambio de alumnos o
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profesores –como el Erasmus– han aumentado la diversidad de procedencia de miembros universitarios. La figura 1 ofrece una lista de los “stakeholders” más relevantes de las instituciones de formación superior. Al contemplarlo, se refuerza el convencimiento de que esos grupos son o serán crecientemente internacionales. Figura 1. Internacionalización de los stakeholders: El caso de las “Business Schools”
Fuente: Elaboración propia. b) El impacto de las nuevas tecnologías en los procesos de generación y distribución del conocimiento, así como en las metodologías de enseñanza y comunicación en general. Estas tecnologías y la enseñanza en línea transformarán de manera esencial, por ejemplo, el papel del profesor, que dejará de ser el “maestro” y se convertirá en un “orquestador” del proceso de aprendizaje. Los soportes y materiales educativos tendrán crecientemente formato electrónico o digital, y la velocidad y procedimientos desarrollados en la red para crear, difundir y validar ideas y teorías alterará profundamente la investigación y desarrollo, e incluso el propio concepto de autorización o verificabilidad académica. c) La “Glocalización” del Conocimiento, esto es, la conjunción de ideas y teorías de ámbito trasnacional, válidas y aplicables en cualquier lugar, con adaptaciones o desarrollos locales, propios de las culturas específicas, especialmente en el ámbito de las ciencias sociales. Por ejemplo, en las escuelas de negocios de distintos países se enseñan las mismas herramientas de gestión, pero se utilizan casos prácticos de empresas con variantes domésticas, propias de cada país. Si se acepta un paralelismo entre la formación superior y otros sectores de actividad social y económica típicamente globales, algunas de las consecuencias de esta creciente internacionalización e integración mundial serán, además de la convergencia de programas y modelos de enseñanza, el aumento de la competencia entre las universidades, ya que podrán dirigirse a un mercado más amplio que el tradicional, e intentar captar el mejor talento, en términos de profesores y alumnos, así como los mejores recursos –en términos, por ejemplo, de donaciones de individuos e instituciones, las prácticas denominadas como “fundraising” en Estados Unidos–. La globalización también implica una bajada de las barreras de entrada o de las barreras a la movilidad de instituciones educativas que planeen abrir campus u ofrecer programas en distintos países. El Reino Unido, por ejemplo –y muy en particular el área metropolitana de Londres–, se ha convertido en el “hub” más importante de formación ejecutiva del mundo, sobrepasando incluso a Boston, que tradicionalmente reunía al mayor y más cualificado número de escuelas de negocios. Este particular fenómeno ha sido el resultado de un conjunto de causas: la concentración de empresas multinacionales en Londres, así como su principalidad como mercado financiero; una normativa flexible y abierta a la entrada de universidades internacionales, combinada con subvenciones o ventajas económicas para atraer centros Íñiguez, S. LA EDUCACIÓN SUPERIOR EN UN ENTORNO GLOBAL: ESTRATEGIAS DE INTERNACIONALIZACIÓN DE LAS UNIVERSIDADES
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de prestigio; la calidad de los servicios locales y las comunicaciones; la hegemonía del idioma inglés, etc. Ejemplos como Londres o Singapur podrían servir a otros gobiernos o administraciones que quieran crear “hubs” educativos en sus países. En ocasiones, esta globalización irreversible de la educación superior se contempla con recelo, e incluso se intentan adoptar medidas que impidan la entrada de centros educativos extranjeros. Cabe decir que, en general, y como sucede en tantos otros sectores de actividad social y económica, el proteccionismo en la enseñanza universitaria supone, en el medio plazo, una pérdida de calidad y competitividad de las instituciones que se intentan blindar. Dado que, como se veía anteriormente, los “stakeholders” son crecientemente internacionales, los países que adopten medidas proteccionistas, impidiendo la entrada de nuevos centros o de universidades internacionales, o los países que eviten la integración en modelos supranacionales, terminarán en la periferia del mundo del conocimiento y perderán el mejor talento. Por eso se entienden difícilmente las críticas al Proceso de Bolonia desde algunos segmentos estudiantiles, ya que la exclusión de este flujo internacional supone el estancamiento. De forma análoga, la globalización supondrá anticipar una mayor concentración de la oferta universitaria, con el desarrollo de grandes universidades o consorcios de universidades, de un lado, y también de centros especializados que se conviertan en referencia mundial en una determinada disciplina. Por ejemplo, la Universidad de Londres es un genuino consorcio de centros donde coexisten incluso dos escuelas de negocios que compiten entre sí: London Business School e Imperial College. Por otro lado, una escuela diferenciada mundialmente en el ámbito de la formación ejecutiva es IMD, en Suiza. Estos dos modelos representan los dos extremos de un espectro de posibles estrategias competitivas, donde las universidades pueden optar por desarrollar una escala y un volumen de recursos –en términos de profesorado, investigación, programas– que les permitan competir internacionalmente, o, alternativamente, por diferenciar su oferta y enfocarse en una determinada disciplina, segmento de actividad, o incluso metodologías. El riesgo eventual de no optar por alguna de estas dos alternativas estratégicas –escala o diferenciación– es el de “quedarse atrapado en la mitad” (Porter, 1982, p. 62), esto es, no tener los suficientes recursos para competir globalmente, o no ser la referencia mundial en alguna categoría, y por lo tanto perder competitividad y presencia en el mercado de la educación. El Proceso de Bolonia representa la mejor oportunidad de renovar las universidades europeas y adaptar la investigación y la docencia a las nuevas necesidades sociales. En ocasiones se ha explicado que “Bolonia” es el “Euro” de la educación superior, por las consecuencias de integración y de progreso que supone. Además, en el nuevo entorno de la economía del conocimiento, Europa puede convertirse en el destino de estudios preferido para universitarios de otros continentes. En la última década, por ejemplo, las escuelas de negocios líderes en Europa han desplazado a las grandes norteamericanas en la atracción de alumnos internacionales, y actualmente tienen porcentajes de estudiantes extranjeros superiores al 85% de su alumnado. Ciertamente, Europa es un destino cada vez más atractivo para cursar estudios universitarios, a juzgar por algunos informes recientes, como por ejemplo el de Academic Cooperation Association (Muche, 2005), que comparaba los mercados norteamericano y europeo de cara a atraer alumnos de otras regiones. De acuerdo con este informe, que sondeaba a alumnos asiáticos, el conocimiento de la Europa universitaria se limita fundamentalmente a Reino Unido, Francia y Alemania. Mientras Estados Unidos se relaciona con innovación, competitividad y dinamismo, Europa suele asociarse a herencia cultural, tradiciones y a las artes. Por otro lado, Europa y Australia se consideran más accesibles, en términos de obtención de visas de estudio y, sobre todo, se valora la diversidad cultural y lingüística de Europa, aunque el idioma de impartición preferido sea, en todo caso, el inglés. El informe por la European Foundation for Management Development (EFMD y Trendence, 2006), es especialmente interesante para conocer las motivaciones de los futuros estudiantes europeos tras la implantación del Proceso de Bolonia. De acuerdo con este estudio, que sondeaba a alumnos de prácticamente todos los países de la Unión Europea, el 50,8 % de los estudiantes se matricularán en programas máster inmediatamente después de terminar su programas de grado o primer ciclo; un 25,5% buscarán trabajo tras el grado y, una vez adquirida cierta experiencia profesional, realizarán un máster; un
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11,6% no saben que harán cuando terminen el grado, y un 8.9% buscarán trabajo tras el grado sin intención de cursar posteriormente estudios de máster. Estas cifras se corresponden con las registradas en países como Reino Unido, cuyo sistema universitario se ajustaba a los dos ciclos de grado (Bachelor) y máster, o a otros países como Polonia, pionero en la aplicación del Proceso de Bolonia, donde alrededor del 60% sale al mercado tras el grado y el restante 40% accede inmediatamente a sus estudios de máster. Una de las incógnitas sobre el proceso de Bolonia es, precisamente, en qué medida el mercado de trabajo reconocerá la preparación de graduados, sin el complemento del máster, frente a los antiguos licenciados que cursaban estudios de mayor duración. No obstante, la experiencia de países con dos ciclos, como Reino Unido, Australia o Estados Unidos, muestra que la absorción de graduados sin máster se debe fundamentalmente a razones derivadas del crecimiento de la economía y no a la preparación relativa de graduados o máster. El mismo estudio de EFMD señalaba que el primer factor de selección de estudios en el extranjero es el país (51,1%), seguido de los estudios o materia seleccionada (20,2%), y del prestigio de la institución (12%). Posiblemente este resultado está más relacionado con la experiencia de los programas de intercambio Erasmus, donde el primer factor de selección es el país, en ocasiones para practicar un idioma distinto del nativo. De hecho, el estudio también indica que la mayoría relativa de los encuestados (38%) elige un país por el idioma o por su atractivo cultural (32%). Algo enormemente interesante es la lista de países favoritos de los alumnos encuestados. Los cinco primeros, por este orden, son Reino Unido, España, Francia, Alemania e Italia. Curiosamente, España también figura sistemáticamente en los primeros puestos como destino favorito de los alumnos de College norteamericanos durante su “Semester Abroad”, el periodo optativo de estudios en el extranjero. Estos datos justifican posibles iniciativas públicas y privadas para realzar España como destino de estudios internacionales, para adaptar mejor la oferta educativa a alumnos internacionales, favorecer los sistemas de acceso y los permisos de estudio, así como para promover la impartición de cursos en inglés, con el objetivo de integrar a los estudiantes no hispanohablantes.
2. La pesadilla y el noble sueño Se atribuye a Oscar Wilde la cita “cuando los Dioses quieren castigarnos, responden a nuestras oraciones”. Ciertamente, el Proceso de Bolonia ha alimentado muchas esperanzas europeístas, y sin embargo se corre el riesgo de alcanzar los resultados contrarios a los deseados. El Proceso se inspira en la creación de un espacio único de formación superior, de manera parecida a cómo se ha operado la integración europea en otros ámbitos, como el político, de derechos humanos, normativo, económico o comercial. La creación de este espacio único de libertad académica promovería la movilidad de personas y conocimiento, mejorando la competitividad europea frente a otros “espacios únicos”, fundamentalmente el norteamericano. No obstante, además de los movimientos anti-Bolonia registrados en algunos países, fundamentalmente del sur de Europa, el mayor de los riesgos es que gobiernos nacionales o regionales, o instituciones académicas o profesionales, aprovechen esta oportunidad para blindar determinados programas o carreras, impidiendo de manera perversa la movilidad de profesionales y el reconocimiento transfronterizo de títulos. Este escenario potencial es el que denomino “la pesadilla”. Algunos movimientos gremiales o de colegios profesionales en distintos países de Europa, de Finlandia a España, cuestionan la implementación de ese marco de mutuo reconocimiento. Ciertas carreras, significativamente las ingenierías superiores, se han exceptuado de la nueva regulación. Con todo, y a pesar de la actual coyuntura económica adversa, el Proceso de Bolonia parece irreversible y los obstáculos pueden ser superados con el tiempo y con fórmulas de compromiso, en el estilo de muchas iniciativas europeas. Cabria plantearse, más bien, cuál sería el escenario ideal de implementación del Proceso de Bolonia, lo que denomino como “el noble sueño”. Generalmente se ha contemplado este Proceso como circunscrito únicamente a la adaptación de los programas y ciclos de estudio en las universidades europeas, objetivo que ha de cumplirse en 2010. No obstante, además de esta necesaria armonización de los sistemas educativos, serían necesarias otras líneas de actuación estructurales, entre las que destacaría las siguientes:
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a) Promoción de sistemas de acreditación y de reconocimiento transnacionales. Actualmente, el reconocimiento de los nuevos programas de grado, máster y doctorado desarrollados por las universidades es competencia de agencias nacionales o regionales de calidad o acreditación, en el caso español la Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación y las agencias de calidad de las respectivas comunidades autónomas. No obstante, si tomamos como referencia otros mercados o segmentos genuinamente internacionales, sería necesario contar también con mecanismos de reconocimiento o sistemas de calidad transnacionales. En el caso de las escuelas de negocios, por ejemplo, existen tres sistemas de acreditación, reconocidos por los diversos “stakeholders” del sector, con validez de mercado internacional: AACSB (American Association of Collegiated Schools of Business, el norteamericano), AMBA (Asociation of MBAs, de ámbito global), y EQUIS (European Quality Improvement System, fundamentalmente de ámbito europeo). Las escuelas de negocio más prestigiosas del mundo están acreditadas por estos sistemas que, además de verificar la calidad de sus programas, promueven la difusión de las mejores prácticas y el desarrollo de relaciones institucionales. Previsiblemente, la creación de un registro europeo de agencias de calidad, a iniciativa de ENQA (European Association for Quality Assurance in Education), podrá servir de marco para la creación de estos órganos de acreditación transnacionales que, apoyados por el reconocimiento de asociaciones profesionales y otros grupos de “stakeholders”, ganarán visibilidad internacional. b) Aumento de la transparencia informativa y de la comparabilidad de la oferta educativa. Para que exista un espacio común de la educación superior en Europa es necesario que los usuarios fundamentales del sistema –es decir, todos los “stakeholders”, fundamentalmente estudiantes, profesores y empleadores– tengan acceso a una información completa de la oferta educativa, de la calidad comparativa de los centros, de las características fundamentales de los programas y su adaptación a las necesidades de las instituciones y empresas que contratan graduados. En el espacio norteamericano, por ejemplo, la existencia de múltiples sistemas de acreditación como los mencionados en el epígrafe anterior, así como de guías, revistas y medios especializados en educación, ferias de universidades, ranking o portales en la red, son un factor fundamental para la transparencia informativa y la comparabilidad de la oferta. Como es sabido, algunos de estos instrumentos adolecen en ocasiones de rigor o fundamento científico, pero en todo caso contribuyen a la mejora de la información que es fundamental para poder hablar de un mercado único. c) Desarrollar los instrumentos financieros que permitan sostener económicamente el nuevo sistema, quizás lo más importante para la implantación efectiva del espacio europeo de formación superior. Esto incluiría, por un lado, la financiación adicional de las universidades, con fondos públicos y privados, de manera que alcancen ratios parecidos a las universidades norteamericanas en términos de inversión en investigación, inversión por alumno y recursos de soporte a la enseñanza, entre otros. Pero además, y fundamentalmente, son necesarios programas de becas y créditos al estudio que promuevan la movilidad de estudiantes a través del continente. De nuevo, si comparamos Europa y Estados Unidos en términos de programas de becas o créditos, es conocido que en nuestro continente la oferta es muy exigua, excluyendo los programas de becas oficiales en universidades públicas. Para articular estos nuevos programas de financiación al estudio será precisa la concurrencia de organismos públicos y privados. Esta renovada oferta de becas y créditos puede permitir también, en su caso, equiparar progresivamente el coste y el precio de las matrículas universitarias en aquellos países donde existan problemas estructurales de financiación de la universidad, como en España.
3. Estrategias de Internacionalización de las Universidades En el nuevo contexto global de la educación superior, los órganos de gobierno de las universidades se enfrentan al dilema de internacionalizarse o tener un enfoque local, con todos los riesgos de la progresiva marginalización que esta última opción conlleva. La internacionalización de universidad se entiende, en este artículo, fundamentalmente en términos de su orientación hacia el mercado global. No obstante, un desarrollo internacional más profundo, en línea con lo que sucede por ejemplo en el sector de las escuelas de negocios, incluiría también contar con una proporción significativa de alumnos y docentes internacionales, la existencia de acuerdos e intercambios con otras universidades, incluidas dobles
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titulaciones, el desarrollo de programas en otros países e incluso la apertura de centros o campus en el extranjero. En relación con la presencia de las universidades en países distintos de su sede central, la Figura 2 sintetiza las estrategias más características, ordenadas de mayor a menor en términos de necesidades de inversión y, consiguientemente, riesgo operativo y económico. En la parte más baja de la lista, las alianzas con otras universidades extranjeras representan la fórmula más frecuente, y menos arriesgada, de desarrollar actividades en otros países o de internacionalizar la universidad. En la parte superior, la apertura de campus o sedes, que intentan reproducir las mismas condiciones físicas e intangibles de los campus centrales, suponen el desembarco efectivo de una universidad en un mercado distinto del nativo. Por ejemplo, en el sector de las escuelas de negocios, INSEAD, la escuela de negocios independiente con sede original en Fontainebleau, cuenta también con un campus plenamente operativo en Singapur. Se incluyen también en el cuadro las fusiones o adquisiciones, un fenómeno que podría darse eventualmente tanto entre instituciones públicas como privadas. Por ejemplo, la fusión entre las dos escuelas de negocios de la ciudad de Manchester o la integración de Henley Management Centre en la Universidad de Reading, ambas en el Reino Unido. Figura 2. Estrategias de entrada en otros países
Fuente: Elaboración propia. En el nuevo entorno global que se describe en este artículo, las universidades tendrán que buscar nuevas fuentes de identificación que las diferencien y resalten su propuesta de valor académica, investigadora y docente. Podrían destacarse tres grandes áreas de diferenciación: • Programas, claustro de profesores y departamentos en áreas distintivas. Cabe pensar que la globalización conllevará una mayor especialización de las universidades, de manera que se enfoquen en aquéllas áreas en las que puedan realizar una oferta competitiva en el contexto global. Por ejemplo, la tradición cultural y el legado histórico de Europa puede llevar a algunas de las universidades de nuestro continente a enfocarse en el ámbito de las humanidades, de la historia o de las artes. Paralelamente, los acuerdos y consorcios con empresas e instituciones pueden contribuir a desarrollar “clusters” en determinadas disciplinas. Algunas referencias frecuentemente citadas a este respecto son la concentración de nuevas empresas –“start ups” – tecnológicas en Palo Alto, California, en torno a la universidad de Stanford, o el consorcio Biocom de empresas de biotecnología ligado a la universidad de California en San Diego. En España, la iniciativa de creación de Centros de Excelencia Internacional, recientemente impulsada desde el Gobierno Central dentro de la Estrategia Universidad 2015, persigue un propósito análogo. • La especialización en determinados segmentos de la población estudiantil, o en metodologías de enseñanza o recursos tecnológicos como la enseñanza en línea. La mayor parte de las universidades europeas dirigen su oferta académica a estudiantes jóvenes, en la etapa secundaria de su educación. No obstante, el progresivo envejecimiento de la población y la necesidad de un permanente reciclaje de conocimientos y habilidades en el desarrollo de cualquier profesión
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convierte la enseñanza continuada dirigida a adultos en el segmento potencialmente más atractivo en el futuro. Tradicionalmente, los programas dirigidos a la población adulta se han desarrollado, de forma marginal, por unidades de extensión universitaria y empresas de consultoría o academias. De nuevo, las escuelas de negocios líderes en Europa ofrecen un ejemplo interesante, donde los programas de desarrollo directivo y la formación a empresas representan, por término medio, en torno al 50% de su actividad. Por otro lado, la aplicación intensiva de las nuevas tecnologías a la enseñanza, más allá de la convencional formación a distancia, está abriendo múltiples oportunidades para desarrollar programas en mercados internacionales, con resultados comparables, e incluso mejores, a las metodologías tradicionales. • El desarrollo de una experiencia de aprendizaje singular, basada en la localización, las tradiciones de la universidad o sus prácticas académicas y colegiales. Las universidades que cuentan con campus emblemáticos, con una vida académica intensa entre los miembros de sus comunidades, pueden profundizar en la experiencia única que excede la mera transmisión de conocimientos. Un ejemplo recurrente en este sentido es la Universidad de Oxford, donde la vida colegial y el sistema de tutorías conforma una propuesta de valor educativa diferencial.
4. Coda: La integración de la Academia y el Ágora La Academia de Atenas, fundada por Platón, es considerada por muchos como el primer centro universitario de Occidente. Localizada en una de las faldas de la Acrópolis, se encontraba a poca distancia del Ágora, un espacio donde prominentes atenienses se reunían para debatir sobre política y economía o para cerrar acuerdos comerciales. La proximidad entre la Academia, el lugar donde se genera y transmite el conocimiento, y el Ágora, el lugar donde se hacen negocios, era, además de significativo, oportunidad para ligar la teoría y la práctica, para enhebrar la investigación y sus aplicaciones. Prueba de ello es que en los “Diálogos” escritos por Platón, muchos de sus protagonistas eran los mismos ciudadanos que a pocos metros discutían acerca de los precios de las cosas o emprendían nuevas iniciativas empresariales. La evolución histórica de las universidades ha acentuado, sin embargo, la separación entre el mundo académico y el mundo profesional. Las universidades se han considerado “reservorios del conocimiento”, lugares donde la investigación y la enseñanza debían ejecutarse, escrupulosamente, como un ejercicio independiente de las prácticas profesionales. No obstante, el entorno global de la educación superior en la actualidad presenta una oportunidad para reunir de nuevo el Ágora y la Academia, el mundo especulativo y el práctico, la Universidad y las empresas e instituciones sociales. Esta nueva oportunidad de acercamiento entre los dos mundos, permite reconfigurar la misión de las universidades, como centros de excelencia que formen ciudadanos globales, con espíritu innovador y emprendedor, que contribuyan a la mejora de la sociedad en todos los órdenes. En estas líneas finales, me gustaría animar a mis colegas para adoptar iniciativas que impulsen la internacionalización de sus universidades, en tres frentes: el establecimiento e alianzas estratégicas con otros centros extranjeros, especialmente fuera de Europa; el fortalecimiento de relaciones de valor añadido con empresas y organizaciones que promuevan la investigación y el desarrollo en áreas de interés social; y el trabajo conjunto con instituciones locales y otras universidades de su entorno doméstico para hacer de sus ciudades referencias internacionales del conocimiento. “Education is not the filling of a pail, but the lightening of a fire”, es una cita atribuida al poeta irlandés William Butler Yeats. La educación no consiste solamente en transmitir conocimientos, en llenar una pila, sino en inspirar el ánimo de cambiar el mundo, de transformar la sociedad. Estoy convencido de que esta pasión es común a los miembros de la comunidad universitaria, y que las circunstancias actuales nos proporcionan una oportunidad histórica para lograr esa transformación.
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Santiago Iñiguez de Onzoño es el Rector de IE Universidad y el Decano de IE Business School. Estudió en la Universidad Complutense de Madrid y en la Universidad de Oxford. Es Doctor en Derecho y MBA (Master in Business Administration). Ha sido recientemente retratado por Financial Times como "una de las figuras más significativas en la promoción internacional de escuelas de negocios europeas". Es miembro del Consejo de EFMD (European Foundation for Management Development, Bélgica), miembro del Consejo Internacional de Directores de AMBA (Association of MBAs, Reino Unido), Miembro del Consejo Asesor de Centrum (Perú), miembro del Consejo de Antai Business School (Jiao Tong University, China), miembro del Awarding Body de EQUIS (European Quality Improvement System), y también forma parte de los consejos de varias empresas y organizaciones en España. Actualmente Profesor de Dirección Estratégica. Ha publicado varios artículos y casos prácticos sobre empresas. También es autor o coautor de varios artículos y libros en el ámbito de la filosofía moral y política. Es co-editor de www.deanstalk.net, un blog con link desde Financial Times que sirve como plataforma para la discusión de temas relacionados con la educación de líderes empresariales. Íñiguez, S. LA EDUCACIÓN SUPERIOR EN UN ENTORNO GLOBAL: ESTRATEGIAS DE INTERNACIONALIZACIÓN DE LAS UNIVERSIDADES
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El papel del Estado y las Comunidades Autónomas en la reforma universitaria del Espacio Europeo de Educación Superior JUAN JOSÉ MATEOS Consejero de Educación Junta de Castilla y León consejero.educacion@icyl.es www.educa.jcyl.es
RESUMEN El presente artículo aborda el largo proceso modernizador de la universidad con algunos detalles de los hitos más destacados en la construcción del Espacio Europeo de Educación Superior. En ella destaca el protagonismo universitario y las posibles incomprensiones que suscita. Detalla una andadura que desde hace una década continúa evolucionando hacia la búsqueda de excelencia y convergencia universitaria, sin ánimo uniformador, con hallazgos como el Sistema Europeo de Transferencia y Acumulación de Créditos, o el Suplemento Europeo al Título. Se indica y comenta el alcance de los pasos legislativos dados por el Estado, especialmente lo establecido en el R.D. 1393/2007, así como las actuaciones posibles de las Comunidades Autónomas, y algunas de las concretamente realizadas por Castilla y León, coordinando y aplicando desarrollos normativos, incentivando trabajos, evaluando e informando. Termina subrayando el necesario pacto de Estado –consenso legislativo y de financiación– así como el protagonismo de las universidades en la tarea de conseguir atractiva especificidad e internacionalización. Palabras clave: Espacio Europeo de Educación Superior, Pacto de Estado, Comunidades Autónomas, Castilla y León, universidades. ABSTRACT This article is focussed on the long process for the higher education modernization beside the development of the European Higher Education Area, highlighting the role of the university community and the misunderstandings generated. This article relates the way from last decade of evolution to the
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excellence and university convergence, without uniform aims, and its results as the European Credit Transfer System or the Diploma Supplement. It explains the scope of the legislative process made by the Government, specially the Royal Decree 1393/2007, and also those launched by the Autonomous Communities. As an example there are several facts developed by the Junta de Castilla y León in order to coordinate norms, to stimulate works, evaluating and informing. It concludes underlining a necessary State Agree on issues like financing and legislative consensus, including the universities commitment to increase their attractiveness and internationalization. Keywords: European Higher Education Area, State Agreement, Autonomous Communities, Castilla y León, universities
Introducción La Universidad, mediatizada por las nuevas tecnologías de la información y el paso a la Sociedad del Conocimiento, vive las consecuencias de la globalización de nuestro tiempo, que exige cambios y nuevos enfoques. Esta transformación, que aparece guiada en Europa por los objetivos de Bolonia y Lisboa, lleva a contrastar experiencias y buenas prácticas en el contexto internacional en busca de sinergias, unas relaciones basadas en la flexibilidad de las titulaciones así como en las exigencias de una educación a lo largo de toda la vida. Este es el marco de la reforma universitaria en el “espacio europeo”. En realidad estamos dentro de un largo proceso de modernización universitaria que la Declaración de la Sorbona orientó hacia la convergencia europea entre los sistemas nacionales de educación superior, puesto que el trascendente campo de la educación no podía quedar al margen de la integración europea. Una evolución que sigue la Estrategia de Lisboa para 2010 y que no tiene por qué quedarse en esa fecha ni, mucho menos, en la limitación geográfica europea dado el citado contexto globalizador. De hecho, en el plano nacional ya trabajamos por la Estrategia Universidad 2015 coordinada entre el Ejecutivo, las Comunidades Autónomas (CCAA), las universidades y los agentes sociales y económicos para situar en esa fecha a las universidades españolas –motores del desarrollo– entre las más punteras de Europa. Dentro de la apuesta por una economía competitiva y dinámica que crezca de forma sostenible proporcionando empleo digno y cohesión social, corresponde a la universidad abrirse a la sociedad de mercado en que estamos insertos. Los centros universitarios autónomos hispanos orientan así sus esfuerzos hacia los nuevos contenidos, agilizan su transformación pedagógica y colocan al estudiante como centro de atención.
1. El Espacio Europeo de Educación Superior El proceso va desde el convencimiento de la necesidad del EEES (Espacio Europeo de Educación Superior) al pacto de Estado para establecer su marco, así como a las actuaciones de las CCAA dentro del mismo y al protagonismo ineludible de la institución universitaria, bien que los movimientos pueden realizarse simultáneamente. Un camino nuevo que comprensiblemente puede desarrollar algunas desconfianzas o incomprensiones que irán reduciéndose a medida que hagamos llegar a la sociedad y sus actores las virtudes del proceso, clarifiquemos su financiación y conjuremos con esfuerzos de explicación las amenazas que pueden verse en auditorias externas, tutorías presenciales o virtuales, etc.
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Partimos de unas tendencias europeas en la enseñanza superior que se concretaron en un acuerdo inicialmente suscrito por 29 países –la Declaración de Bolonia – y hoy participan ya 46. Una andadura que comienza con la Declaración de la Sorbona en la primavera de 1988, se confirma en la de Bolonia (1999), continúa en la Declaración de Praga (2001), pasa por la de Berlín (2003) y llega desde la Declaración de Bergen (2005) y la de Londres (2007) hasta nuestros días con los balances que hacen los ministros de enseñanza superior participantes, reunidos en conferencia (la próxima, de abril 2009, en el Benelux). Sobre aquella Declaración fueron precisándose después unas líneas de trabajo en la enseñanza universitaria basadas en ciclos de grado generalista y posgrado especializado (que incluye master y doctorado), con respeto hacia la autonomía universitaria y a la diversidad de los sistemas educativos, en busca de títulos comprensivos y comparables en los distintos países de este EEES, así como a favor de la libre movilidad de universitarios, estudiantes y profesores. Para consolidar este Espacio Europeo de la Enseñanza Superior, tenemos que poder medir el volumen de trabajo del estudiante y los resultados de su aprendizaje de manera equiparable –el Sistema Europeo de Transferencia y Acumulación de Créditos (ECTS)– y adoptar un modelo para la transparencia de las diversas acreditaciones europeas y el reconocimiento de títulos: el Suplemento Europeo al Título. Hablamos de un cambio estructural que parte de la confianza mutua en la apuesta por la calidad, posibilitará la acreditación del aprendizaje previo a los estudios universitarios, promueve la empleabilidad con la adecuación de enseñanzas a los perfiles profesionales y favorece la formación a lo largo de toda la vida laboral.
2. Marco legal del Gobierno y papel de las Comunidades Autónomas El Estado español legisla y autoriza –contando con el protagonismo de las universidades que elaboran los planes de estudio– y las CCAA construyen el nuevo sistema con la autorización e implantación de títulos. Ya en 2003 se estableció el procedimiento para la expedición por las universidades del Suplemento Europeo al Título –pasaporte formativo para moverse por la Europa del Conocimiento–, así como el ECTS y el de calificaciones en las titulaciones universitarias de carácter oficial con validez en todo el territorio nacional; poco después, en 2004, se legisla sobre homologación de planes de estudio y títulos de carácter oficial. En 2005, se aprueban los Reales Decretos de grado y postgrado, pero hay que esperar a 2007 para que el Real Decreto de 29 de octubre, establezca definitivamente la ordenación de las enseñanzas universitarias oficiales. Un Real Decreto sobre el que todas las administraciones implicadas (Gobierno Central, Gobiernos Autonómicos y Universidades) han puesto en marcha sus mecanismos para proceder a la progresiva armonización de los sistemas universitarios en del EEES. El preámbulo de este RD 1393/2007, de 29 de octubre, ya ofrece las claves del nuevo concepto de organización de las enseñanzas universitarias y en su articulado nos encontramos con la estructuración de las enseñanzas universitarias oficiales en grados, másteres y doctorados: las directrices para el diseño de los mismos, el acceso a las enseñanzas y, en el caso de los másteres y doctorados, los procesos de admisión a ellas. También contamos con el Real Decreto 1892/ 2008 que regula el acceso y la admisión a las enseñanzas universitarias de grado en las universidades públicas. Se fijan ya los procedimientos para la verificación y acreditación de los títulos, desde la propuesta de la Universidad a la publicación en el Boletín Oficial del Estado, pasando por el informe de la Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación, la resolución del Consejo de Universidades, la autorización de la Comunidad Autónoma, la propuesta del Ministerio y su inclusión en el Registro de Universidades, Centros y Títulos.
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3. El papel de una Comunidad Autónoma: necesidad de un Pacto de Estado ¿Cuál es el papel de las CCAA en todo este proceso? Las distintas Comunidades han ido adoptando las medidas necesarias para integrar el sistema español en el EEES a través de diferentes caminos: coordinando y aplicando desarrollos normativos del Ministerio, incentivando trabajos preparatorios así como autorizando títulos, dentro de su competencia tras, evaluación. En el caso concreto de Castilla y León, las ocho universidades de la Comunidad así como personal de la Dirección General de Universidades e Investigación han constituido un órgano que trabaja en la adaptación de las titulaciones actuales al marco del EEES y en la elaboración de un futuro mapa de titulaciones de Castilla y León. En primer lugar, se ha trabajado sobre el grupo de titulaciones que eran fácilmente adaptables al marco del EEES. En un segundo momento, de aquellas que, existiendo en la actualidad, se transformarán en otras que guardan algún vínculo con las ya existentes, con un cierto cambio en el catálogo de títulos de esa universidad. Para una tercera fase queda la propuesta de nuevas titulaciones en cada universidad a la vista de sus necesidades estratégicas, según el acuerdo de 15 de diciembre de 2008. Si pensamos que en noviembre de 2008 había ya en Castilla y León 296 grados propuestos frente a las 7 titulaciones verificadas y autorizadas para impartirse en el curso 2008/2009, o que en el conjunto de todas las CCAA, en esta misma fecha, sólo contamos con 163 nuevas titulaciones, la mayor parte en la rama de Ciencias Sociales y Jurídicas (73), nos daremos cuenta del estadio decisivo en que se encuentra la modernización de títulos. En este momento del proceso, se revela la necesidad de un Pacto de Estado que involucre a la Universidad con las Administraciones Autonómicas y la Central del Estado. Un Pacto que aborde de forma conjunta y corresponsable, entre todas ellas, el triángulo del conocimiento: investigación, transferencia de conocimiento y formación. En esta corresponsabilidad habría que cuidar algunos aspectos: evitar sistemas diferentes en las distintas CCAA; llegar a un sistema equitativo que financie a los estudiantes con ayudas y becas; así como que la Administración del Estado no sea únicamente la que legisle mientras las CCAA. sufragan los gastos, sino que se involucre también en los gastos de personal, infraestructuras y equipamientos. Resulta imprescindible alcanzar un Pacto de Financiación del Sistema Universitario y consensuar la legislación básica con acuerdos de cuándo se va a producir así como el cuándo y cómo se ejecutará, además de planificar adecuadamente el ritmo de los programas operativos plurirregionales entre Administración General del Estado y CCAA.
4. Protagonismo de las universidades Estamos de acuerdo con quienes señalan el actual proceso de adaptación al EEES como una gran oportunidad para reforzar la modernización de nuestro sistema universitario, orientándolo hacia aspectos claves de organización para su futuro y en primer lugar: la definición de la personalidad de cada institución con objetivos concretos en docencia, investigación y responsabilidad social con su entorno, que la conviertan en necesaria y complementaria del resto de las universidades. En un contexto general de globalización, la atractiva especificidad de nuestras instituciones, dentro de una contrastada calidad, desembocará en una mayor apertura hacia el exterior, que haga aún más atractiva nuestra institución para los estudiantes extranjeros o propicie acuerdos de nuestras universidades con las de otros países.
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Juan José Mateos Otero (Burgos, 1948) es licenciado y doctor en Medicina y Cirugía (especialidad en anatomía patológica) por la Universidad de Valladolid. Ha sido jefe de Sección de Anatomía Patológica del Hospital Clínico Universitario de Valladolid. Desde 1979 es profesor titular de Anatomía Patológica de la Universidad de Valladolid. Ha sido, también, becario de la Institución del Cáncer del Gobierno Federal Alemán (Heidelberg, 1981). Cuenta con más de 50 trabajos nacionales e internacionales publicados sobre su especialidad. A nivel de gestión universitaria, ha sido vicedecano de la Facultad de Medicina de la Universidad de Valladolid entre 1989 y 1992, decano de este mismo centro entre 1992 y 1999, y secretario y tesorero de la Conferencia de Decanos Españoles entre 1996 y1999. A nivel político, ha sido director general de Universidades e Investigación de la Junta de Castilla y León desde el 30 de julio de 1999 hasta el 2 de julio de 2007, fecha en la cual fue nombrado consejero de Educación, cargo que ostenta en la actualidad.
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Bolonia desde el Parlamento Español: 10 Años de Política Universitaria MONTSERRAT PALMA I MUÑOZ Diputada Portavoz de Ciencia e Innovación Grupo Parlamentario Socialista Congreso de los Diputados montserrat.palma@diputada.congreso.es www.congreso.es
RESUMEN A propósito del décimo aniversario de la firma de la Declaración de Bolonia, que ha motivado la mayor reforma de la educación superior en el continente europeo, el estudio de lo acontecido al respecto en el Congreso de los Diputados de España durante este mismo periodo, constituye una perspectiva ilustrativa de cómo se ha desarrollado la política universitaria en España durante estos diez años. Del análisis de la actividad parlamentaria que se realiza en este artículo puede observarse la importancia que cada asunto público tiene en la agenda de los diferentes gobiernos y los partidos políticos en las diferentes legislaturas. A lo largo de este periodo se observa un punto de inflexión, el año 2004. Entre 1999 y 2004 prima una relativa parálisis gubernamental, que se rompe con la primera legislatura del Gobierno socialista, que empieza a definir las normas que han de guiar la reforma universitaria en España sobre todo tras la aprobación de la Ley de Modificación de la LOU, para remontar el serio retraso de cara a la cita de 2010. El momento actual es crucial para impulsar los cambios en relación con el Proceso de Bolonia, para la modernización e internacionalización de las universidades españolas, pero también es la gran oportunidad para situarlas en el eje del nuevo modelo de desarrollo económico y social imprescindible en la Sociedad del Conocimiento del siglo XXI. Las medidas tomadas por el Gobierno socialista reflejan su plena determinación en formar parte del Espacio Europeo de Educación Superior de forma real y efectiva, ejerciendo la movilidad, la comprensión y el intercambio internacional entre los miembros de la comunidad universitaria, estudiantes, profesores, gestores, técnicos e investigadores, contando con su participación e implicación en el proceso, sobre la base de la confianza en las instituciones universitarias, el respeto a la autonomía universitaria y la necesaria rendición de cuentas. Bolonia es la gran oportunidad aunque no la única razón para cambiar, mejorar y potenciar la educación universitaria española. Palabras clave: Congreso de los Diputados, Espacio Europeo de Educación Superior, Gobiernos, Grupos Parlamentarios, Leyes, Reales Decretos e Iniciativas Parlamentarias.
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ABSTRACT The 10th anniversary of the Bologna Declaration is a great opportunity to study the higher education policy in Spain during the last ten years, following the development of the activity inside the Congress of Deputies. From the analysis of the Parliament activity is possible to observe the relevance given to public issues in governments and Parties agenda. The year 2004 might be considered as a reference. Along 1999 and 2004 there was a kind of governmental paralysis broken by the socialist government that drew the rules for the higher education reform in Spain, specially after the approval of the Law "Ley de Modificación de la LOU", in order to reduce the delay in the 2010 run. The current moment is crucial for the impulse of the changes related to the Bologna Process, for the modernization and the internationalization of the Spanish universities. Also this is an opportunity to advance in their location into the new model for the social and economic development of the Knowledge Society. The decisions made by the socialist government show its clear will to be part of the European Higher Education Area, increasing the mobility and the meeting and interchange between all the members of the university community, and making them part of the process. Bologna is the great opportunity although it is not the only reason to change and improve the Spanish higher education. Keywords: Congress of the Deputies, European Higher Education Area, Governments, Parliamentary Forces, Laws, Royal Decree and Parliamentary Initiatives.
Introducción Para las universidades europeas en general y las españolas en particular, el décimo aniversario de la Declaración de Bolonia ofrece una magnifica oportunidad para analizar y valorar la evolución de las políticas universitarias durante esta última década. Nos encontramos pues en un magnífico momento para revisar lo que ha ocurrido en la educación universitaria europea y española durante estos diez años y muy especialmente, para hacer balance de la situación, así como formular algunas propuestas de futuro. La perspectiva que pretendemos ofrecer en este artículo es la que nos ha proporcionado la atalaya parlamentaria en estos diez años. El Congreso de los Diputados ha vivido al igual que otras instituciones los cambios, debates y polémicas sobre la educación universitaria, desde el debate político y las reformas legislativas que se han llevado a cabo por distintos gobiernos. Así pues, también desde el Parlamento hemos podido tomar el pulso a los cambios en la universidad y encontrar explicaciones tanto a las fortalezas como a las dificultades que el proceso de convergencia europea en educación superior ha puesto de manifiesto en España.
1. Antes del 99 A partir de 1983, con la Ley Orgánica 11/1983, de 25 de agosto, de Reforma Universitaria (LRU) y la posterior transferencia de competencias a las Comunidades Autónomas en materia de educación superior, las universidades españolas emprendieron un importante y exitoso proceso de profundas transformaciones, que representó la democratización de la institución universitaria y la superación de las limitaciones impuestas por el largo período de la dictadura franquista, con la conquista de la autonomía universitaria, así como la transformación de la estructura educativa y los planes de estudio.
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La década de los ochenta y la de los noventa constituyó el período más expansivo de la historia de la Universidad española alcanzando, a día de hoy, uno de los porcentajes más altos de Europa en número de estudiantes universitarios entre la población de 25 a 34 años, un 39%, superando desde 2007 la media europea. El espectacular aumento del número de estudiantes a lo largo de los años 80 y 90-63% entre 1987 y 1997-; del número de profesores e investigadores,-53.500 profesores en 1988, 91.000 en 1998, más de 102.000 en 2008-; del número de universidades públicas y privadas, que en 1985 eran 35 y a día de hoy son 77, ha generado nuevas dinámicas en el entorno universitario y en su relación con la sociedad, no exentas de tensiones y ciertos episodios convulsos. Mientras en España a lo largo de los años ochenta el desarrollo de la LRU permitía alcanzar el mayor impulso para la educación superior, en 1988, en Bolonia, casi 400 universidades firmaban la Carta Magna para proclamar y defender la autonomía universitaria y la libertad académica. A principios de los noventa se escucharon ya algunas voces que reclamaban cambios en el marco legislativo español. Hubo algún intento de reforma de la LRU, estimulado principalmente por la precarización de un sector importante del profesorado. El incremento de profesores universitarios se concentró en la figura del profesor asociado, propuesta para contratar profesionales externos a la universidad que aportan su visión y su experiencia profesional a través de la docencia, pero que se utilizó para dar repuesta al necesario incremento de plantilla, a pesar de las limitaciones económicas. La reforma no prosperó y el cambio de Gobierno del Estado en 1996 introdujo nuevas claves, que podrían resumirse sobretodo en la primera legislatura del Partido Popular (PP) en una alarmante ausencia de política universitaria, dejando discurrir los acontecimientos en unos momentos en los que más que nunca hubiera sido necesaria una clara dirección y apoyo político para impulsar los cambios que en el entorno europeo e internacional se estaban planteando (Comisión Europea, UNESCO, Conferencia de Rectores Europeos). ...nos alarma lo que juzgamos una ausencia de política en enseñanza superior, que se manifiesta en la paralización de proyectos importantes y muy aceptados mayoritariamente, en el enfrentamiento de sectores políticos y académicos, en el reducido papel que últimamente juega un organismo de coordinación tan importante como el citado Consejo de Universidades" (Michavila y Calvo, 1998, p. 18). Entre 1996 y 1998 se intensifican las reivindicaciones sobre la regularización y estabilización de los profesores asociados a tiempo completo, de los titulares de escuela universitaria doctores o los profesores maestros de taller. Sin embargo, el debate parlamentario y político se limita a la conveniencia o no de reformas en el ámbito del profesorado y a algunos temas muy puntuales, que aunque aparentemente tienen carácter local, no dejan de ser muy simbólicos en relación con la política universitaria del gobierno del PP. Fueron motivo de debate los incidentes en la Universitat Autónoma de Barcelona a raíz de la visita del presidente Aznar o bien la creación de la Universidad Miguel Hernández de Elche, en contra de la opinión del Consejo de Universidades. Ambos temas remiten al debate sobre los fundamentos de la autonomía universitaria y la libertad académica. Mientras, en el resto de Europa y del mundo la atención se centra en París, con la celebración de la Conferencia Mundial de Educación Superior de la UNESCO y con la firma de la Declaración de la Sorbona por parte de Francia, Alemania, Reino Unido e Italia, para impulsar una "zona europea dedicada a la Educación Superior", con el objetivo de adaptar la estructura y los currícula de los Estados miembros para reforzar los intereses comunes en beneficio de Europa, de sus estudiantes y en general de sus ciudadanos, así como mejorar la calidad y la competitividad internacional de las universidades europeas. Curiosamente, de esta época encontramos una sola iniciativa parlamentaria que analiza una cuestión más o menos próxima a lo que se estaba debatiendo en otros países. Se trata de una pregunta parlamentaria en la Comisión de Educación y Cultura, en mayo de 1998, sobre una propuesta de modificación del Real Decreto 1497/1987, de 27 de noviembre, que establece las directrices generales comunes de los planes de estudio universitarios, en relación con la "redefinición del crédito como unidad de valoración de las enseñanzas" que pretende "incorporar a la noción de crédito las actividades académicas tuteladas, junto a la enseñanza directa teórica y práctica" (Diario de Sesiones- Congreso de los Diputados. Comisiones, nº 404, p. 11875, VI legislatura, año 1998). Podemos ver que de manera incipiente se analiza lo que después
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acabaría siendo la redefinición del crédito con criterios comunes para los países integrados en los acuerdos de Bolonia o créditos ECTS, aunque la preocupación explícita y principal en este debate eran las consecuencias que una nueva regulación del crédito podía tener sobre el régimen de dedicación del profesorado. Al año siguiente la iniciativa de los cuatro ministros en La Sorbona se amplía al compromiso suscrito por 29 países en la Declaración de Bolonia. Aunque España es uno de los países firmantes, la repercusión tanto en la opinión pública como en la agenda política es prácticamente nula, al menos de forma inmediata.
2. De Bolonia a la LOU A finales de 1998, entre las Declaraciones de Sorbona y Bolonia, en España se suscita un interesante debate sobre el futuro de la Universidad y sobre el modelo de educación superior para el siglo XXI desde el propio entorno universitario pero fuera del Parlamento. La CRUE, ante la inactividad del Gobierno de José Mª Aznar, ante el letargo en el que había sumido al Consejo de Universidades, hasta entonces principal órgano de deliberación y propuestas en materia de política universitaria, decide impulsar un proceso de debate académico y social sobre los grandes temas de la Universidad y encomienda a Josep Mª Bricall, exrector de la Universitat de Barcelona y presidente de la Conferencia de Rectores Europeos, la dirección de un proceso de análisis, debate y propuestas sobre el sistema universitario español. El informe "Universidad 2000" se elabora a lo largo del año 1999 y parte de la convicción de que es necesario un cambio profundo en la universidad en España, en Europa y en general en todo el mundo, y se plantea como un instrumento para el debate con la participación de todos los sectores implicados, para destacar los interrogantes y problemas que plantea el sistema universitario y para proponer soluciones ya ensayadas. En la introducción de dicho informe se alerta de "la tentación de no tocar nada, tan atractiva como suicida". Buena parte de los análisis, reflexiones o llamadas de atención que aporta coinciden con las conclusiones de la Conferencia Mundial sobre Educación Superior de la UNESCO celebrada en París en mayo de 1998. También introduce como elemento fundamental de la reforma los principios de la Declaración de Bolonia, con el objetivo de superar los obstáculos para la movilidad, la armonización y la apuesta por la calidad. Casi simultáneamente a la Declaración de Bolonia, el 30 de junio de 1999, unos días después de su firma en la bella ciudad italiana, se produce en el pleno del Congreso de los Diputados un acalorado debate entre el Gobierno y la oposición del Grupo Parlamentario Socialista sobre política universitaria. Se habló de financiación, de becas, de las pruebas de acceso a la universidad, de profesorado, incluso de movilidad, en el ámbito nacional. Hubo una clara mención al Espacio Europeo de Educación Superior (EEES) (Diario de Sesiones- Congreso de los Diputados. Pleno y Diputación Permanente, nº 251, pp.13378-13387, VI legislatura, año 1999) con el reproche formulado al Gobierno por parte de la portavoz del Grupo Parlamentario Socialista por la ausencia de España en la Declaración de la Sorbona del año anterior. A partir de marzo del 2000 la mayoría absoluta del PP impone una serie de reformas impulsadas exclusivamente "de parte". Una de ellas es la Ley Orgánica de Universidades, de 21 de diciembre de 2001 (LOU), que a pesar de ser aprobada casi dos años después de la Declaración de Bolonia, firmada por España, no modificó la estructura básica de las enseñanzas universitarias ni estableció los instrumentos necesarios para impulsar la integración del sistema universitario español en el EEES. La reforma legislativa se llevó a cabo con la oposición de la mayor parte de la comunidad universitaria y de todos los grupos políticos excepto Convergéncia i Unió (CIU), vulnerando una de las condiciones indispensables para la mejora y la modernización: la confianza en las instituciones universitarias. El trámite de la ley se produce entre septiembre y diciembre de 2001, pocos meses después de la Convención de Salamanca los días 28 y 29 de marzo de 2001, reunión preparatoria de la primera cumbre bianual de ministros de educación superior en Praga el 19 de mayo de 2001, para profundizar en los principios, concretar medidas y establecer prioridades para desarrollar los acuerdos de Bolonia. Tanto el Mensaje de Salamanca como el Comunicado de Praga abordan como temas fundamentales en la construcción del EEES: la garantía de la calidad, la movilidad y confianza entre las instituciones universitarias, la defensa de la educación como servicio
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público y de la autonomía universitaria. Se insiste especialmente en la necesaria participación de las universidades y los estudiantes en el diseño y se reafirma el compromiso de culminar el proceso para el año 2010. Unos meses más tarde, en el Parlamento español, el debate de la nueva ley de universidades muestra cómo el gobierno no incorpora en el texto legislativo ninguna referencia al EEES con el argumento de que hay tiempo hasta el año 2010, siendo duramente criticado y enmendado por el principal grupo de la oposición, el Grupo Parlamentario Socialista, a través de su portavoz, la diputada Carme Chacón: ...olvidarse en el año 2001 de Europa en una nueva ley de universidades es bien una irresponsabilidad por parte de todos, pero especialmente por quien redactó el texto, el Ministerio, o bien la prueba del nueve de que el Gobierno español quiere-y es su voluntad- redibujar nuestra universidad en blanco y negro (...). No hubiera servido de mucho que alguien tratara de convencernos, como ha tratado de hacerlo el secretario de Estado, de que la ley no olvida nada, sino que simplemente espera en materia de integración europea, porque hasta el año 2010 hay tiempo para proceder a una acomodación con Europa" (Diario de Sesiones- Congreso de los Diputados. Comisiones, nº 344, p. 11127, VII legislatura, año 2001). Otros portavoces como el señor González de Txabarri Miranda, del Grupo Parlamentario Vasco (EAJ-PNV), también se expresaron en este sentido: ... lo que el Partido Nacionalista Vasco está solicitando es que se abra este proyecto de ley al contexto europeo en la línea de la Declaración de Bolonia y que se primen los criterios de calidad y excelencia (...). Es fundamental disponer de una nueva ley universitaria que posibilite que las universidades puedan aumentar su participación en las redes internacionales del conocimiento (...). Este proyecto de ley presenta un modelo universitario de la Europa de los años cincuenta; ustedes lo han rescatado del baúl de los recuerdos (...). De poder ser el motor del cambio de la universidad puede convertirse en el lastre del cambio..." (Diario de Sesiones- Congreso de los Diputados. Pleno y Diputación Permanente, nº 108, pp. 5261-5263, VII legislatura, año 2001). Finalmente, sobre la base de una enmienda del Grupo Parlamentario Socialista, se incorporó un nuevo título XIII sobre el EEES que hacía referencia a la implantación generalizada del suplemento al título y del nuevo sistema de créditos ECTS, de hecho ya acordado previamente por la CRUE. La LOU se aprobó con los votos del PP y los de CIU. En cualquier caso, la LOU de 2001 fue una oportunidad perdida en un momento clave de transformación de las universidades en toda Europa. Lejos de dar respuesta adecuada a las demandas que desde finales de los años noventa existían acerca de la necesidad de llevar a cabo las reformas, la LOU sometió a las universidades públicas a un proceso constituyente que alteró durante mucho tiempo la vida cotidiana de estas instituciones, en un momento que debían dirigir sus esfuerzos a hacer frente a una reforma en la educación superior impulsada desde el entorno internacional. No permitió, pues, abordar muchos de los problemas que eran urgentes en la universidad (reforma titulaciones al EEES, impulso de nuevas metodologías, mejora de la calidad, aumento de becas y ayudas,...). Cabe señalar, como dato sintomático de los efectos, buscados o no, de la legislación y la política del PP, el espectacular aumento durante estos años de los centros universitarios privados. Si la LOU tuvo algún efecto positivo fue provocar el convencimiento general de que sería imprescindible reformar la ley en cuanto fuera posible, cuanto antes mejor. El corto desarrollo de la LOU entre 2001 y 2003 alumbró dos reales decretos, precisamente de las dos únicas cuestiones en clave de convergencia europea que habían sido incorporadas a la ley: el Real Decreto 1125/2003, de 5 de septiembre, por el que se establece el sistema europeo de créditos y el sistema de calificaciones en las titulaciones universitarias de carácter oficial y validez en todo el territorio nacional, publicado en el BOE de 18 de septiembre de 2003, para regular las nuevas unidades de cuantificación del trabajo del estudiante o créditos ECTS y el Real Decreto 1044/2003, de 1 de agosto, por el que se establece el procedimiento para la expedición por las universidades del Suplemento Europeo al Título, publicado en el BOE de 11 de septiembre 2003. El desarrollo de la nueva Ley Orgánica de Universidades en clave europea fue escandalosamente limitado pero, eso sí, sometió a todas las universidades españolas a un atropellado proceso de elaboración y aprobación de nuevos estatutos y reglamentos, a la convocatoria de elecciones para la renovación de todos los órganos de gobierno, que alteró la vida universitaria de una forma absolutamente absurda e improductiva y que impidió a las universidades españolas seguir ritmos similares a los que estaban llevando
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la mayoría de universidades europeas en la construcción del EEES. Aunque hay que señalar que muchas universidades, sin el apoyo de la Administración General del Estado, siguieron participando de algunos proyectos europeos como Tuning o la elaboración de los libros blancos para las nuevas titulaciones. El deficitario balance sobre la adaptación del sistema universitario español al EEES quedaría, años más tarde, claramente reflejado en el quinto estudio de la Unión Europea sobre tendencias en educación Superior, Trends V: Universities shaping the European Higher Education Area, publicado en 2007 por la European University Association y que remarcaba las dificultades de España con respecto al resto de Europa por "su enfoque marcadamente regional", siendo uno de los últimos países, junto a países como Suecia y Portugal, en implementar la estructura de tres ciclos prevista en la Declaración de Bolonia. Respecto a la consecución de una verdadera autonomía universitaria, a su vez vinculada al necesario impulso de los aspectos relacionados con la garantía de calidad, el informe también apuntaba que las universidades españolas se "sienten" en general menos autónomas que las instituciones europeas.
3. 2004, por fin mirando a Europa Hasta 2004, con la llegada al Gobierno del Partido Socialista, no se plantea seriamente una reforma legislativa que permita incorporar el sistema universitario español al proceso de reforma que experimenta toda Europa. Durante 2004 y 2005 se elaboraron los primeros borradores de la modificación de la LOU, con el objetivo de incorporar las reformas necesarias, pero también con el ánimo de no someter a las universidades a otro proceso "refundacional", como el que había generado la LOU de 2001, que hubiera producido una segunda parálisis que las universidades no se podían permitir. Ya desde los primeros pasos se indicó que las reformas debían disponer de una base firme y consensuada, impulsar los cambios imprescindibles y profundos sin alterar la vida académica así como acomodar las competencias del Estado y de las Comunidades Autónomas en materia universitaria con el principio de autonomía de las universidades. Por otra parte, a partir de 2004 España recuperó su presencia en los grupos de trabajo, debate y seguimiento sobre Educación Superior en Europa, como el Bolonia Follow Up Group, siendo miembro de su board y de diversos grupos de trabajo en su estructura. El recuperado interés de nuestro país por la organización de las enseñanzas universitarias acorde con el EEES pudo observarse rápidamente con la participación de España en el programa de la Dirección General de Educación y Cultura de la Comisión Europea sobre "Modernización de la Educación Superior en Europa", desarrollando numerosos trabajos sobre el modelo de enseñanza y aprendizaje, sobre la planificación e implementación de la reforma curricular, con el fin de promover buenas prácticas ya ensayadas en otros países europeos en los que ésta ya llevaba años funcionando. En 2005 el propio impulso gubernamental a las reformas en clave europea propicia la aprobación -algo precipitada y que después sería substancialmente modificada- de dos decretos para impulsar la reforma de las enseñanzas universitarias: el Real Decreto 55/2005 de 21 de enero, por el que se establece la estructura de las enseñanzas universitarias y se regulan los estudios universitarios oficiales de Grado y el Real Decreto 56/2005, de 21 enero, por el que se regulan los estudios universitarios oficiales de Postgrado. Los reales decretos dieron pie a que se iniciaran cambios como la implantación de los nuevos estudios de máster. A esta convocatoria se lanzaron muchas universidades sin haber definido un modelo suficientemente sólido y claro, con la aparición de discrepancias importantes entre las Administraciones autonómicas, con competencias en materia de programación, organización y gestión universitarias, la Administración General del Estado y las propias universidades. Fue motivo de controversia la propia estructura de las enseñanzas, en principio flexible para el Grado entre 180 y 240 créditos, y entre 60 y 120 para el máster, el carácter oficial y de precio público para el máster y la definición de un nuevo catálogo de titulaciones, con tendencia a reducir el número de títulos. Estos debates provocaron cierta confusión e incertidumbre y fueron el origen de las primeras protestas de los movimientos anti-bolonia. A pesar de estas dificultades, un nuevo clima invadió el período previo a la modificación de la LOU y, desde nuestro punto de vista, a diferencia de la etapa anterior, el espíritu crítico y polemizador propio de la institución universitaria fue acogido por los
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responsables políticos como un factor constructivo para la elaboración de la nueva legislación. Fuera del Parlamento, las universidades-a través de la CRUE y el Consejo de Coordinación Universitaria- recuperan la colaboración con la Administración; por sólo citar dos documentos producto de los numerosos foros de análisis y debate que se impulsan en 2005 y 2006, destacamos por su incidencia posterior en la reforma legislativa, "La organización de las enseñanzas universitarias en España", publicado en septiembre de 2006 por el Ministerio de Educación y Ciencia, en el que se propone una nueva organización de las enseñanzas universitarias y se introduce el Registro de Universidades, Centros y Títulos que sustituiría al tan polémico, por otra parte tan atípico en el panorama internacional, catálogo oficial de títulos. También, formulando propuestas para el diseño de las nuevas titulaciones, en diciembre de 2006 el MEC publica un documento de trabajo sobre "Directrices para la elaboración de los títulos universitarios de Grado y Máster" en el que se describe el procedimiento para la elaboración e inscripción en el registro de los nuevos títulos. En el Congreso de los Diputados se producen numerosas comparecencias de altos responsables gubernamentales para el debate de las reformas pero consideramos de especial interés destacar la sesión parlamentaria de la Comisión de Educación y Ciencia, del 28 de junio de 2005, en plena polémica sobre la reforma del catálogo de titulaciones, después de la publicación de los reales decretos de enero de 2005. A esta sesión acudieron, a solicitud del Grupo Parlamentario Popular, los rectores presidentes de las cuatro subcomisiones del Consejo de Coordinación Universitaria encargadas de la adaptación de los títulos universitarios al "Proceso Bolonia", para informar de los trabajos llevados a cabo. En dicho debate, intenso y prolífico, con la participación de la práctica totalidad de los grupos parlamentarios, se analizaron a fondo -nos atreveríamos a decir que por primera vez en sede parlamentaria- los diferentes aspectos fundamentales de las reformas necesarias para la integración del sistema universitario español en el EEES. Durante las semanas previas a la comparecencia, los medios se habían hecho eco de la polémica "poda" a la que se sometía el catálogo de títulos o la supuesta desaparición de Historia del Arte y Humanidades, entre otras titulaciones. El debate puso de relieve básicamente tres cosas: que el modelo español era muy diferente del de los países de nuestro entorno, que necesitábamos debatir sobre el tema porque no se había hecho antes y que sobre estas cuestiones la utilización oportunista y demagógica por parte de determinados sectores universitarios y políticos distorsiona fácilmente el necesario debate. Aunque el motivo de la comparecencia de los rectores en el Congreso de los Diputados era la reforma de las titulaciones, se analizaron aspectos relacionados con la regulación de las profesiones y su relación con las titulaciones académicas, las metodologías docentes, los procedimientos de evaluación para asegurar la calidad, las competencias y responsabilidades en la planificación y programación de las enseñanzas, los costes económicos, la relación de la universidad con el entorno social y económico, etcétera. Las aportaciones tanto de los rectores como de los portavoces al hilo de esta sesión parlamentaria serían fundamentales para la posterior redacción del Proyecto de Ley Orgánica de Modificación de la Ley Orgánica de Universidades. Es imposible referir aquí todas las citas que nos parecen interesantes. Como muestra sólo algunas palabras del rector de la Universidad Autónoma de Madrid, Ãngel Gabilondo, como presidente de la subcomisión de Humanidades, actual presidente de la CRUE: "... hemos buscado propiciar la homologación, la movilidad, el desarrollo de la actividad profesional, la adecuada inserción laboral, también la respuesta a las demandas sociales, lo cual no implica-aunque ahora hay un debate social sobre ello- mercantilizar los estudios ni entregarlos al puro interés del mercado, pero sí es indispensable responder a las demandas sociales (...). Más que hacer un catálogo clausurado, un mero listado... nos hemos guiado por los criterios de flexibilidad, versatilidad y transversalidad de los estudios, por la capacidad de evitar la rigidez que a veces tienen, o el aislamiento o la incomunicación de algunos de ellos. El proceso de armonización de los estudios ni está al margen-esto es una consideración que espero que no sea lateral- ni puede considerarse aisladamente del proceso de constitución de Europa y sus dificultades. Estos procesos van unidos y pueden vincularse incluso con la denominación. Así que a mí me gusta hablar de la constitución europea del espacio de educación superior o, si se quiere, de la constitución del espacio europeo de educación superior. Vamos a correr los avatares de la mano y ya vemos que las dificultades son grandes y también lo serán para construir un espacio europeo de educación, pero estamos en ello." (Diario de Sesiones- Congreso de los Diputados. Comisiones, nº 338, p. 4, VIII legislatura, 2005).
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4. 2007, la Ley de universidades para el EEES La Ley Orgánica 4/2007, de 12 de abril, por la que se Modifica la Ley Orgánica 6/2001, de 21 de diciembre, de Universidades (LOMLOU), se debatió en el parlamento español-Congreso de los Diputados y Senado- entre septiembre de 2006 y abril de 2007. Previamente, durante 2005 y 2006, como hemos indicado en el apartado anterior, el diálogo y el debate en distintos foros, con los diferentes sectores de la comunidad universitaria, había sido intenso. Durante la tramitación parlamentaria se produjeron en gran número los contactos formales con asociaciones de estudiantes, grupos políticos, sindicatos y agentes sociales, gobiernos autonómicos, conferencia de rectores, de tal forma que el texto original propuesto por el Gobierno incorporó posteriormente aportaciones, matices, cambios que en forma de enmiendas acordadas con la mayoría de grupos parlamentarios, permitieron a lo largo de los ocho meses de trámite tejer un texto legislativo producto de un trabajo muy minucioso, depurado, debatido a fondo, contemplando todas las posibilidades, con el convencimiento compartido por la mayoría de grupos políticos de que el marco legislativo que estábamos construyendo debía permitir reformas de gran calado en el sistema universitario español sin alterar la normalidad de la vida académica y permitiendo recuperar el tiempo perdido en la incorporación de las universidades españolas al EEES. En comisión se aprobaron 48 transaccionales, de las cuales 17 fueron apoyadas por el PP, que fue el único grupo que se opuso a la ley en la votación final de conjunto. Más de la mitad de la ley se aprobó sin votos en contra. En las palabras de la entonces ministra de Educación y Ciencia, Mercedes Cabrera, en la sesión plenaria donde se aprobó definitivamente la ley, se resumían los siguientes objetivos: "va a permitir que nuestras universidades respondan eficazmente a las demandas que hoy plantea la sociedad española (...), también caminar junto a las mejores universidades europeas en la construcción de ese Espacio Europeo de Educación Superior. Y no solamente vamos a caminar con las universidades europeas, sino con todas las mejores universidades del mundo (...). Se trata de una reforma que va a potenciar la libertad y la creatividad, que va a reconocer y a premiar la responsabilidad de las universidades, que va a liberar energías en las universidades para responder a esos desafíos del futuro (...). Estamos convencidos de que es un momento pleno de oportunidades para nuestro sistema universitario y, porque lo creemos así, hemos buscado el máximo consenso" (Diario de Sesiones- Congreso de los Diputados. Pleno y Diputación Permanente, nº 246, p. 12381). Entre muchas otras novedades referidas a la docencia, la investigación y la transferencia de tecnología, la gestión, la gobernanza y la participación, por citar las más relevantes en relación con el "Proceso de Bolonia", la LOMLOU establece la nueva estructura de las enseñanzas universitarias en tres ciclos: Grado, Máster y Doctorado, elimina el catálogo de títulos y articula un nuevo procedimiento para el diseño, verificación, evaluación y registro de los nuevos títulos oficiales sobre la base de una apuesta decidida, no sólo por la convergencia europea sino también por un nuevo modelo de enseñanza basado en la formación de calidad y en la voluntad de potenciar la autonomía de las universidades, a la vez que aumenta la exigencia de rendir cuentas sobre el cumplimiento de sus funciones. Para ello se modifica el sistema de selección del profesorado, permitiendo que las universidades seleccionen a los profesores previamente acreditados; se refuerza el papel de la Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y la Acreditación (ANECA) y las agencias autonómicas; se define un nuevo sistema de relación entre la Administración General del Estado, las Comunidades Autónomas y las universidades para una relación clara y fluida de acuerdo con las competencias establecidas en la Constitución y en los Estatutos de Autonomía, mediante la creación del Consejo de Universidades para la cooperación y coordinación en el ámbito académico y la Conferencia General de Política Universitaria para articular las relaciones intergubernamentales.
5. 2009, la implantación real del EEES Desde abril de 2007 hasta hoy, la LOMLOU se ha ido desarrollando a través de distintos decretos y normativas-sobre acreditación y selección de profesorado, sobre el acceso a los estudios universitarios, sobre la verificación y registro de títulos, entre otros-, el primero de los cuales fue el Real Decreto Palma M. BOLONIA DESDE EL PARLAMENTO ESPAÑOL: 10 AÑOS DE POLÍTICA UNIVERSITARIA
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1393/2007, de 29 de octubre por el que se establece la ordenación de las enseñanzas universitarias y, en proceso de elaboración y debate, destacamos los que habrán de definir y regular el Estatuto del estudiante universitario y la creación del Consejo del Estudiante Universitario, así como el Estatuto del Personal Docente e Investigador de las universidades españolas. Llevamos pues apenas dos años para que definitivamente el proceso de adaptación al EEES sea una realidad y es incuestionable que hemos avanzado mucho más en tres años que en los ocho anteriores. Decía recientemente la ministra de Ciencia e Innovación, Cristina Garmendia, en una comparecencia parlamentaria lo siguiente: ... recordarles no sólo que Bolonia ha estado presente en la última década de la política universitaria española sino que, además, ha sido una de las razones fundamentales por las que la educación universitaria ha sido objeto de cambios a lo largo de este período". (Diario de SesionesCongreso de los Diputados. Comisiones, nº 192, p.4, IX legislatura, 2008). Se refería también la ministra a que desde 1999 el Congreso de los Diputados había atendido en 74 ocasiones asuntos relacionados con el Espacio Europeo de Educación Superior o el "proceso de Bolonia" y en su repaso a "cómo el EEES se había ido materializando de forma silenciosa hasta hacerse presente en la agenda actual del Ministerio de Ciencia e Innovación", ponía de manifiesto que únicamente en los últimos cuatro años de los diez del proceso de Bolonia, se pusieron en marcha medidas y acciones para estar de verdad en el proceso, no sólo legislativas sino también políticas activas que han supuesto un importante incremento de los recursos para becas (38% más en cuatro años), programas de apoyo a las universidades para la adaptación de los planes de estudios y mejoras de las infraestructuras. Desde junio de 2009 se han presentado en el Parlamento español los principales programas del Ministerio de Ciencia e Innovación en política universitaria con dos vertientes fundamentales. Por una parte, continuar con el proceso de adaptación al EEES en respuesta al compromiso del Estado español con el proceso europeo de armonización de los sistemas de enseñanza superior, procurando las condiciones adecuadas para que los estudiantes puedan beneficiarse de las oportunidades de la reforma. Por otra parte, impulsar la modernización y reforma de las universidades españolas, con el objetivo de reforzar el carácter de servicio público de la educación universitaria, obtener las mayores cotas de calidad y excelencia así como para potenciar el carácter motor de la universidad para su entorno social, económico y cultural. La mayor parte de los debates parlamentarios sobre "Bolonia" han tenido lugar durante esta última etapa. De forma singular e intensa, durante el último año, primero de la IX legislatura, el debate parlamentario ha reflejado-y está reflejando- la incertidumbre que se ha generado en el momento crucial del proceso en las universidades españolas, a un año de cumplir con el acuerdo para completar la adecuación de las enseñanzas universitarias al espacio europeo. En los distintos debates que se han producido, los temas que más han centrado la atención de los grupos parlamentarios han sido, con diferencia, el proceso de verificación e implantación de los nuevos títulos, las becas y ayudas al estudio y el funcionamiento de la ANECA, en algunas ocasiones con clara-aunque irresponsable e impropia- intención por parte de determinados sectores políticos y también universitarios, de utilizar las inquietudes, miedos y temores que cualquier proceso de cambio de esta naturaleza genera, para sembrar más confusión y, por encima de todo, obtener supuestos beneficios políticos, partidistas y, en su caso, corporativos. En este sentido destacan las intervenciones del Grupo Parlamentario Popular en las últimas sesiones de la Comisión de Ciencia e Innovación, con contenido y tono bien distinto al del resto de grupos políticos. Sin embargo, hay que resaltar que entre febrero y marzo de 2009, tanto en el Senado como en el Congreso de los Diputados, se han aprobado mociones por práctica unanimidad, de apoyo al Proceso de Bolonia y con propuestas absolutamente coincidentes con las que está llevando a cabo el Gobierno español. Las propuestas y medidas que han sido presentadas en el Parlamento de forma constante a lo largo de este año por parte de la ministra de Ciencia e Innovación y el secretario de Estado de Universidades han sido varias. Por destacar sólo las más importantes: la "Estrategia Universidad 2015", que pretende situar a las universidades españolas y sus campus entre las europeas que obtienen resultados más competitivos a nivel internacional, para lo que se dota la convocatoria del programa "Campus de Excelencia Internacional" con 200 millones de euros para 2009. El "Plan de Acción 2009 para el apoyo y la modernización de la
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universidad española", aprobado por el Consejo de Ministros en enero de 2009 y con una inversión extraordinaria de 130 millones de euros, con una partida extraordinaria para becas universitarias de grado y máster de 37 millones de euros, con 85 millones de euros para adaptación de títulos y mejora de infraestructuras y 5 millones de euros para la proyección internacional de la investigación en ciencias sociales y humanidades. Paradójicamente, cuando se están invirtiendo más esfuerzos y recursos ha sido cuando las críticas y las protestas de los movimientos anti-bolonia arrecian. Puede haber una parte de reflejo del malestar general provocado por la crisis económica y financiera que viene afectándonos a nivel mundial desde hace unos meses. Es posible también que, habiendo invertido mucho esfuerzo en desarrollar el proceso se hayan producido algunas dificultades de comunicación e información a la población en general y a la propia comunidad universitaria en particular sobre los beneficios de la reforma. Pero no es menos cierto que la reforma académica ha abierto o reabierto algunas polémicas de mayor alcance que el propiamente universitario, como la vinculación al ejercicio de determinadas profesiones (sanitarias, técnicas, etc...), la defensa de intereses corporativos, actitudes inmovilistas y de resistencia al cambio, coincidentes, en determinados casos, con intereses partidistas, en el sentido más literal del término. Estaríamos de acuerdo con Guy Haug que afirmaba recientemente en un medio de comunicación español: "Es posible hacer mal las reformas de Bolonia, como es posible hacer mal cualquier reforma" (La Vanguardia, 29/03/09). En cualquier caso, a Bolonia lo que es de Bolonia y a cada gobierno lo que es de su responsabilidad. Está claro que adaptarse a Bolonia no responde a ninguna imposición, ni en España ni en cualquier otro país, ni de la Unión Europea-que no tiene hasta ahora una política educativa común- ni de ninguna mano negra que intente mecer los destinos del mundo, como pretenden hacer creer algunos. España, como 45 países más, aceptó libremente suscribir los acuerdos marco de la Declaración de Bolonia en 1999, así como los compromisos que en las conferencias bianuales han ido formulando los ministros responsables de forma sucesiva en Praga (2001), Bergen (2003), Berlín (2005), Londres (2007) o los que se formularán sobre la dimensión social del EEES próximamente en Lovaina. Desgraciadamente, España, por las razones y circunstancias que hemos intentado exponer, se ha retrasado mucho en la puesta en marcha de las medidas para alcanzar los objetivos de convergencia europea. Seguramente el impulso tardío y a destiempo en relación con el ritmo de otros países ha provocado algún desajuste, pero el reto de país es tan importante que bien merece un gran esfuerzo y un alto sentido de responsabilidad por parte de todos: administraciones, políticos, agentes económicos y sociales y comunidad universitaria, con los estudiantes, los profesores y los gestores universitarios al frente de los cambios para la modernización e internacionalización del sistema universitario público. El futuro inminente pasa por mejorar la oferta de educación superior, con más calidad, más oportunidades, y reforzar el sistema universitario público a la vez que potenciar mayor flexibilidad, más diversificación con mayores posibilidades para atender las demandas del entorno social, económico y cultural. No deberíamos perder de vista que también en España "Bolonia se ha concebido como un horizonte que debería facilitar la transformación de las universidades en el sentido de la Europa del conocimiento", es la Europa competitiva económicamente, la Europa del bienestar y de la cultura, la Europa de los valores de ciudadanía y democracia. Aunque el camino de diez años es largo y a veces nos parece incluso demasiado largo, el cambio real empieza ahora. Bolonia es la gran oportunidad. Desde el Parlamento debemos continuar participando para superar las dificultades y para poner en valor las fortalezas, no sólo del proceso de Bolonia sino también de la evolución de la universidad que queremos y que necesitamos.
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Montserrat Palma i Muñoz (Figueres, 1959), es licenciada en Filosofía y Letras (Sección Psicología) por la Universitat Autónoma de Barcelona, institución donde cursó también el doctorado en Psicología de la Educación. Es profesora de Psicología Evolutiva y de la Educación en la Universitat de Girona desde 1989. Ha participado en la elaboración de diversos trabajos de investigación y publicaciones sobre estrategias de enseñanza y aprendizaje en diferentes niveles educativos, incluida la educación universitaria. Miembro del Partit dels Socialistes de Catalunya (PSC), ha sido concejal del Ayuntamiento de Figueres, donde fue Teniente de Alcalde. Desde 1996 es diputada en Cortes por Girona del PSC. Ha sido portavoz del Grupo Parlamentario Socialista en Ciencia y Tecnología (VII legislatura), en Educación y Ciencia (VIII legislatura) y en Política UniversitariaCiencia e Innovación (IX legislatura) en el Congreso de los Diputados.
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Europa pasa por Bolonia Nº 5 - abril 2009
DE LA CONSTRUCCIÓN DEL ESPACIO EUROPEO DE EDUCACIÓN SUPERIOR, “BOLONIA” Y OTROS DEMONIOS
Cristina Garmendia, ministra de Ciencia e Innovación. Gobierno de España. PERSPECTIVAS Y REPERCURSIONES DEL PROCESO DE BOLONIA EN IBEROAMÉRICA
Alejandro Tiana, director del Centro de Altos Estudios Universitarios de la OEI. EXPERIENCIAS DE RENOVACIÓN E INNOVACIÓN EDUCATIVAS EN INGENIERÍA
Diseño de las titulaciones de ingeniería en base a competencias en Mondragon Universitatea. Experiencias y metodologías en asignaturas b-learning. Proyecto Descartes: desarrollo de la carrera en estudiantes de la Universidad Politécnica de Madrid.
ENTREVISTAS
Isabel Gutiérrez, vicerrectora de Grado. Universidad Carlos III de Madrid. Antonio Obregón, vicerrector de Ordenación Académica y Profesorado, Universidad Pontificia de Comillas Olga Arnaiz, portavoz de la Asamblea de Estudiantes Anti-Bolonia de la UCM Diego Ortega, secretario general de la Coordinadora de Representantes de Estudiantes de las U. Públicas BASES PARA UNA FORMACIÓN UNIVERSITARIA DE CALIDAD: ¿EL EEES?
Fernando M. Galán, representante estudiantil, Universidad de Cantabria LA FORMACIÓN UNIVERSITARIA VERSUS LAS NECESIDADES EMPRESARIALES EN EL MARCO DEL EEES
BOLONIA Y LAS TIC: DE LA DOCENCIA 1.0
Fernando Martínez Gómez, director gerente. Fundación Universidad-Empresa
AL APRENDIZAJE 2.0
LA EDUCACIÓN SUPERIOR EN UN
Francesc Esteve, investigador de la Cátedra UNESCO de Gestión y Política Universitaria SER PROFESOR UNIVERSITARIO HOY
ENTORNO GLOBAL: ESTRATEGIAS DE INTERNACIONALIZACIÓN DE LAS UNIVERSIDADES
Miguel Ángel Zabalza, catedrático, Universidade de Santiago de Compostela
EL PAPEL DEL ESTADO Y LAS
BOLONIA Y LA BUENA PRÁCTICA DE LAS
COMUNIDADES AUTÓNOMAS EN LA
PRÁCTICAS
REFORMA UNIVERSITARIA DEL EEES
Javier García Delgado, profesor-coordinador prácticas ETSI Minas Universidad Politécnica de Madrid
Juan José Mateos, consejero de Educación, Junta de Castilla y León
EL POSGRADO EN EL MARCO DEL EEES: EL CASO ESPAÑOL
ESPAÑOL: 10 AÑOS DE POLÍTICA UNIVERSITARIA
Miguel Valcárcel, catedrático y Bartolomé Simonet, investigador. Universidad de Córdoba.
Montserrat Palma, diputada. Congreso de los Diputados.
Europa pasa por Bolonia
LA EDUCACIÓN, UN HECHO ESPACIAL: EL “CAMPUS DIDÁCTICO”
Pablo Campos Calvo-Sotelo, arquitecto. UTOPLAN
Santiago Íñiguez, rector IE Universidad
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