La casa de los Myers. Relato Histórico. Mi nombre es John F. Kennedy, nací el 9 de mayo de 1917, Brookline, Massachusetts, Estados Unidos, estoy casado con mi esposa Jacqueline Kennedy Onassis y tenemos tres hijos: John F. Kennedy Jr., Caroline Kennedy, Patrick Bouvier Kennedy. Actualmente soy presidente de los Estados Unidos de Norte América y el relato que estoy por narrar, es hecho sucedido en el año 1935, todo lo que hice en esa época fue un error y hasta el día de ahora no puedo olvidar las imágenes que vi ese día. Todo comenzó en la universidad de Princeton, tenía dos mejores amigos: Nathan y Kelly, éramos inseparables… Hacíamos todo juntos; incluso nuestros padres eran muy amigos desde su infancia. Un día normal y corriente en nuestro salón de clases, el licenciado pidió un trabajo grupal. Como en toda actividad académica, lo desarrollaba junto a Nathan y Kelly. Esta tarea consistía en realizar una expedición en un lugar que nosotros escogiéramos. Kelly felizmente, nos miró a Nathan y a mí diciendo: ¡He!, podemos usar la casa abandonada del pueblo, esa es la casa de los Myers tal vez haya algo interesante, mi padre ha dicho que ahí pasa cosas muy extrañas y podría ser una buena opción para nuestro trabajo.
Nathan cambió su expresión de una forma muy extraña, ya que recordó la leyenda de esa casa, Nathan nos contó la historia. En la casa de los Myers habitaba un ser extraño, algo aterrador ocurría allí; hechos sin precedentes sucedían si una persona entraba a esa casa. Y desde ese momento, supimos que esa familia ocultaba muchos misterios; en ese lugar la madre alimentaba a una criatura desconocida. Esto lo hacían por generaciones para mantenerlo oculto y apaciguada, ya que esta era una criatura con sed de sangre. En las últimas tres generaciones, está criatura estaba atormentando a esta familia… Cometí un error al haber aceptado ir a ese lugar… Nuestro acuerdo fue prepararnos y comprobar si la historia relatada por Nathan era verdadera, quedamos en vernos frente a la casa a las once de la noche para prepararnos antes de entrar. Al momento en el que llegué al lugar acordado, me topé con Kelly y, a lo lejos logramos ver que Nathan fue el primero en llegar. Cuando entramos, pudimos presenciar desde el patio de la entrada, que en el techo se encontraban unas estatuas de gárgolas gigantescas, sin darnos cuenta las puertas se cerraron, vimos la hora y eran las doce exactamente; intentamos salir, pero estas no se abrían, en un abrir y cerrar de ojos escuchamos un ruido… Eran unos perros enormes con ojos rojos como fuego, salimos corriendo despavoridos, perseguidos por los perros que se lanzaron hacia nosotros y no tuvimos más opción que entrar a la casa.
Al entrar, se escuchó una voz desgarradora que decía: ¡nunca saldrán de aquí con vida!, Nathan se asustó mucho y Kelly también y ambos salieron corriendo, dejándome totalmente solo. Las luces se apagaron y un frio estremecedor envolvió mi cuerpo, comencé a buscar a Nathan y Kelly por todas partes, cuando entré a una habitación del segundo piso; se abrió una puerta. Cuando subí, pude observar a una dama vestida de blanco, con la piel rajada; me asusté mucho e intenté salir de ahí, pero, la puerta había desaparecido; fue tan grande mi angustia que intenté gritar, pero no pude. La mujer comenzó a hacer un ruido muy extraño y de su boca salieron cucarachas enormes, las cuales me cubrieron todo el cuerpo, hasta el punto de desmayarme. Cuando desperté, las luces se habían prendido y vi la hora, solo habían transcurrido treinta minutos desde que llegamos. Las cucarachas habían desaparecido, el cuerpo de la mujer yacía como un simple esqueleto; al ver esto salí rápidamente de esa habitación, ya que la puerta apareció. Al bajar las escaleras pude ver a Nathan con su rostro ensangrentado y con una voz titubeante, me dijo: corre… Lo único que pude presenciar después de lo que dijo, fue como la mujer lo decapitaba con un hacha y esta caía sobre mis pies. No pude soportar esta escena, mi cuerpo comenzó a temblar nuevamente, corrí hacia un pasillo sin fin, estaba al borde del llanto y un fuerte campanazo se escuchó dentro de la casa. Al voltear hacia el patio, apareció una criatura gigante.
Mi mente en ese momento jugó conmigo. Mi mejor amigo yacía muerto y Kelly estaba desaparecida. Me armé de valor para buscar a mi amiga, al regresar al lugar donde murió Nathan, pude ver que su cabeza no estaba, solo encontré su cuerpo tirado, en ese instante dije: no puedo dejar a Kelly en este lugar. En mi búsqueda recorrí todos los aposentos de la casa, el único que faltaba era el dichoso sótano, lugar donde habitaba la criatura de la historia de Nathan. Al bajar al lobby directo al sótano, solo presté atención a un sonido estridente de cadenas, siendo golpeadas y arrastradas, estando frente a la puerta del sótano, sentí una presencia sobrenatural, creí que era Kelly, pero en la manecilla de la puerta, pude presenciar el rostro de la criatura; sus ojos eran rojos y de ellos brotaban como llamas de fuego, su boca era enorme, pero no como sus colmillos ensangrentados; de su cráneo salían dos cuernos como un macho cabrillo y su melena parecía como la un león; y en su frente tenía una marca, era un como un círculo y en medio de este, tenía la marca de la bestia, rodeado por otros, haciendo un total de cinco; en medio de estos, escritos en un lenguaje desconocido, en su cuello colgaban muchos cráneos humanos. No tuve más opción que entrar a la habitación muy sigilosamente y tuve que cerrar la puerta y reforzarla con una biga gruesa de madera que encontré en el lugar. Cuando observé alrededor del lugar, me di cuenta de que esta era la prisión de la criatura.
En el lugar de la criatura, había rasguños en las paredes y enormes cadenas atadas a ellas, la temible bestia, azotaba la puerta con enorme fuerza, pero yo logre escapar por una pequeña ventila, justo de mi tamaño. Al final de esta, pude ver una habitación secreta, que en su interior contenía muchas velas, que no eran comunes, sino que, de color negro, también un olor fuerte a incienso y en el piso, la misma marca que tiene la criatura en su frente, a la parte de este encontré un altar, sobre de él un libro negro con el mismo símbolo de la habitación y la criatura; me acerqué con temor e inmediatamente el libro se abrió y leí el contenido en el cual el texto decía: Akuma-Yokai (El Gran Demonio) “Cuando mis tatarabuelos encontraron un lugar donde construyeron su casa, sin saber que ahí, moraba una criatura sellada por antiguos exorcistas, que por órdenes de grandes obispos de la iglesia católica en siglo XVIII, al iniciar la construcción, desató una terrible maldición hacia mi familia, el demonio había sido liberado. Desde ese momento se desencadenaron series de eventos paranormales que atormentó a mis tatarabuelos, llegando al grado de hacer un pacto de sangre con la criatura, en un inicio sacrificando al personal de la casa, uno por mes, hasta que mis padres rompieron este pacto, afectando a mi familia, no teniendo más opción que sacrificar a mi esposa y a mis hijos para apaciguar su sed de sangre.” Solo terminé de leer el diario, cuando un llanto de niños pequeños comenzó a estremecer todo el lugar, logré percibir las siluetas de estos corriendo de un lado hacia otro, me sentí muy asustado al ver el rostro de estos, no tenían ojos y de sus bocas, brotaba sangre. Al ver esto, me asuste en gran magnitud y no tuve más opción que regresar al mismo lugar por donde entré, mi temor era encontrarme con la criatura y que esta me hiciera algo; pero la criatura ya no estaba.
Al subir al pasillo, un extraño ruido salía de un armario, con temor me acerqué y abrí una de sus puertas: ¡era Kelly!, tomé calma porque la había encontrado. Rápidamente decidimos intentar salir del lugar, pero la extraña mujer que se encontraba en la habitación de arriba, apareció y comenzó a gritar, a un grado que la casa temblaba, corrimos hacia la puerta principal, pero las gárgolas cobraron vida y comenzaron a mover sus alas, provocando un estruendo, al mismo tiempo los perros gigantes comenzaron a querer seguirnos, no teníamos escapatoria; fue tan inmenso el temor, que Kelly se hizo en sus vestiduras, tuve que abrazarla… Al instante escuchamos voces que decían nuestros nombres, eran nuestros padres que gritaban desde afuera, nosotros intentamos hacerles saber que estábamos dentro, pero no nos escuchaban.
Regresamos al armario donde estuvo Kelly, pasamos mucho tiempo escondidos con temor que la bestia apareciera… Nos quedamos dormidos. Al despertar se escuchó un fuerte campanazo, las horas habían transcurrido, eran los doce meridianos y teníamos oportunidad de salir. Rápidamente tomé a Kelly de la mano y salimos corriendo de ese lugar. Antes de salir, la extraña mujer exclamo: ¡jamás regresen a este lugar!
Al salir, estaban solamente los padres de Kelly y los míos, no podía dejar de pensar en lo que había sucedido con Nathan; Kelly y yo guardamos silencio. Al llegar a mi casa llamé a los padres de Nathan, boté el teléfono al recibir la noticia… Nathan tuvo cobardía y nunca llegó a la casa de los Myers, Nathan nunca estuvo con nosotros. En ese momento desperté de esa fea pesadilla que tuve, después de quedarme trabajando todo el día en Casa Blanca, resolviendo asuntos gubernamentales.