Revista Digital Frase Corta

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GRATIS POR INTERNET

Revista Digital

FRASE CORTA

Foto: Graciela-Iturbide

www.frasecorta.com

Por siempre

Gabo

1927—2014

Número 02 / Un espacio dedicado al Periodismo, a la Literatura, al Arte, Cine, Teatro, etc. / Desde Arequipa para el mundo / Mayo 2014


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LA AGONÍA DEL CASTILLO FORGA

MARQUIÑO

CARTA A MVLL

Muere una joya arquitectónica

¿Cómo nacen sus caricaturas?

Cuento de Jasson Ticona

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16

2

BLA,BLA,BLA

EL PASAPORTE AREQUIPEÑO ¿Cómo nació éste ícono arequipeño?

Álvaro Moscoso quiere ser Alcalde

EL FACEBOOK Un poema de Christian Gorbeña

6 HOMENAJE A GABO Adiós a un genio de la Literatura

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“ESCRIBIR NO ES SENCILLO”

Oswaldo Reynoso y su inspiración

COLÓNIDA Recordando a Valdelomar



02 Redactores Sonia Quispe Chacón Marcos Mamani Quispe Dyane Flores

Fotografía Denis Justo Mayhua Coaquira

Ilustración Marquiño

Colaboradores Christian Gorveña Katherine V. Hancco Cruz

Siempre habrá una frase corta y punto.


FRASE CORTA EDITORIAL

Bueno, aquí está la segunda edición, el segundo número, the two, de la revista digital Frase Corta. La idea era publicar, vía internet, cada treinta días. Pero, ¿qué paso? Luego de 365 largos días lanzamos, sin bombos, ni platillos, el segundo número. No habrá conferencia de prensa, ni tarjetas de invitación, ni mucho menos bocaditos, ni chicas lindas de desaforadas medidas. No. Acomódate bien y si estás en una cabina de Internet, entonces, chequea tu bolsillo y quédate una hora más. Cierra tu Facebook y sigue leyendo estas escuálidas líneas. Agradecemos a todas las personas que le dieron un “visté” al número 1 de esta revista (edición ya agotada). Cogimos con alegría sus sugerencias, felicitaciones, maldiciones, mentadas de

madre, mal augurios y amenazas de muerte. Nos emociona y conmueve saber que nos leen y están enterados de nuestra existencia. (Son pocos, pero son) Por eso, si te gusta la idea, pasa la voz a tus amigos, a tu trampa, a tu agarre, puede ser, incluso, una buena excusa para acercarte a tu ex. A tu viejito y a tu hermanito, dile que existe Frase Corta. Pasa la voz al lechero madrugador, al panadero dormilón y al chino de la tienda. Dile también al cobrador y al vigilante de tu trabajo o centro de estudios. En esta oportunidad llegamos a ustedes con una tristeza incalculable. Lloramos al enterarnos el fallecimiento de Gabriel García Márquez. “Tanto amor y no poder hacer nada contra la muerte”. Por ello la portada le pertenece al gran Gabo. No queremos extendernos más. Pase a la sexta página y continúe así hasta la página cuarenta. Que se informe, divierta y reniegue.

Jasson Ticona Nos vemos pronto.


ยกINMORTAL!

(1927 - 2014)

Imagen: Milenio


AREQUIPA. Gabriel García Márquez / La Cúspide de la Palabra. La actividad fue organizada por la Asociación Cultural La Casa de Cartón.

Homenaje a

Gabo

Goyo Torres Santillana

Jorge Bedregal La Vera

Escritor y docente universitario

Historiador

G

abriel García Márquez es el escritor

más conocido en lengua castellana. Musicalizó de manera popular el lenguaje con un realismo mágico. Hay que rescatar que ha hecho del idioma, el castellano, un idioma delicioso para leer. No cabe duda que él, junto a otros escritores de la época, puso a la literatura de latinoamericana en la primera del mundo. Además Gabo ayudó a construir una identidad”

E

s un escritor, producto de una época

tan marcada como la de Latinoamérica. Leer sus obras es entrar a un mundo que uno siente que ya conoce. Más aún cuando leyendo se encuentra con personajes maravillosos. Esas impresionantes lecturas del Gabo y otros grandiosos escritores latinoamericanos supieron despertar el interés del lector. Lo que debe quedar en claro es que sus obras no pasarán al olvido”


Jorge Turpo Rivas Periodista

G

abriel García Márquez como

periodista siempre buscó generar memoria, pero mediante una forma diferente de redactar, alejándose de dar sólo informaciones frías, cifras de la estadística pura. Él introduce al periodismo el relato. Hizo que el periodista cuente buenas historias”.

José Luis Vargas Sociólogo

G

abo siempre fue un apasionado por el

cine. Él se involucra en el mundo del cine como guionista. Lamentablemente el cine y la literatura tienen registros y códigos diferentes y a veces no se logra recrear la buena historia de la obra literaria. Gabo fue muy inteligente al no dejar que todas sus obras sean llevadas al cine, es más, sus novelas más reconocidas, no fueron llevadas al cine”.


Nuestro logo

Siempre habrรก una frase corta y punto.


ADIÓS MAESTRO


No recuerdo... ALLÍ CONSTATÉ QUE, TAL Y COMO SE DECÍA, SOBRE SU MESA DE TRABAJO HABÍA UN FLORERO CON UNA ROSA AMARILLA. CREO QUE FUE LA PRIMERA VEZ QUE VI UNA ROSA QUE PARECÍA UN SOL.

Por: Silvio Rodríguez / Segundacita No recuerdo dónde lo conocí. Puede haber sido gracias a Haydee Santamaría. Acaso coincidimos en alguna comida en casa de la amiga común, quizá en aquella en que fui embromado con una tortilla de plátanos maduros. Lo que sí tengo claro es que en septiembre de 1969, entre la treintena de libros que embarqué en el Playa Girón, había un Cien años de soledad que ya había leído un par veces. Lo veo a flashazos, en distintos momentos. Un 31 de diciembre me invitó a una fiesta en la que estaban su amigo Fidel Castro y el actor norteamericano Gregory Peck. Hubo un momento, cercano a las 12 de la noche, en que me vi conversando con aquellos gigantes y me sentí desubicado. La primera vez que estuve en su casa de México fui con Raúl Roa Kourí y mi hermana María, casados por entonces. Estaban de tránsito, camino a

New York, donde estarían 6 años sirviendo a Cuba ante las Naciones Unidas. Fuimos por la mañana y pasamos algunas horas en el despacho del escritor, donde estaban algunos de sus libros, su máquina de escribir. Allí constaté que, tal y como se decía, sobre su mesa de trabajo había un florero con una rosa amarilla. Creo que fue la primera vez que vi una rosa que parecía un sol. O la primera que reparaba en ella, iluminada por la mitología en torno al genio literario. Hablamos de música. Uno de sus hijos estudiaba flauta. En algún lugar yo había leído que él escribía escuchando a Bach; pero aquella mañana nos dijo que entre sus partituras preferidas estaba el concierto para violín y orquesta de Sibelius. Revisó sus discos (con la ayuda de Mercedes) y me regaló una versión, que tenía repetida, dirigida por Von Karajan e interpretada por Christian Ferras.

Antes de dármelo rotuló su nombre en la carátula, con plumón azul Prusia. Después me obsequió su novela más famosa, que yo casi me sabía de memoria. Hablamos también de cumbias y vallenatos, tema del que era experto. Concluyó la clase magistral con ejemplos en los que su nombre era mentado y, con cierta ternura, nos hizo escuchar una cumbia que lo increpaba por algo que no recuerdo. Finalmente me obsequió dos casetes, con selecciones personales. Aquellas cintas no me duraron mucho, porque le comenté a una periodista que las tenía y se las llevó, jurando muchas veces que sólo las quería para copiarlas y que enseguida me las devolvería. Ojos que te vieron. O más bien: oídos que te escucharon…


No recuerdo por qué un día me tocó llevarlo al centro campestre de Río Cristal, donde se iba a celebrar un almuerzo relacionado con el premio literario Casa de las Américas. Por el camino traté de hablar lo menos posible, para no meter la pata, pero acabamos comentando la separación de un matrimonio. Yo, sagitario imprudente, sentencié que era una desavenencia pasajera. Él me miró de una forma en la que pude reconocer, en el breve vistazo que le dirigí puesto que iba manejando, que sentía más congoja por mi optimismo que por la pareja distanciada. Puede que en el fondo yo pensara como él, y que sólo siguiera la costumbre totémica de expresar mis deseos y no lo que realmente sucedía. A veces me he equivocado, de diente para afuera, aunque de diente para adentro sepa que ejecuto un ritual que significa lo contrario. En aquel caso, en pocos días comprobé que su mirada de piedad tenía más peso que todas mis palabras. Y, además, comprendí que él no era adicto a mis ceremonias primitivas y que conocía mucho mejor que yo a personas que yo veía más a menudo. Hace poco conté, a propósito de una canción de mi ultimo disco, la especial circunstancia de haber tomado un vuelo en el que sólo iba otro pasajero. Era hasta México, con escala en Cancún. Aquella tarde los cielos estaban cargados de oscuridades y nuestra soledad compartida, entre tantos asientos vacíos, propició el acercamiento. En aquel avión, que daba tumbos y bajones, el escritor me iba explicando –con una serenidad inconcebible– que a veces se le ocurrían ideas que no daban para novelas o cuentos, y que posiblemente eran canciones. En todo momento fui consciente de la fatalidad de que aquel encuentro ocurriera en circunstancias tan adversas, porque los incesantes sobresaltos no me permitían estar todo lo atento que deseaba. Luego, en Cancún, se llenó el avión, los cielos se aplacaron y el viaje dejó el misterio atrás, siendo menos propicio, aunque yo me despedí diciendo que iba a tratar de darle taller a algunas de las ideas –a veces relampagueantes– que tuve la suerte de escuchar. En un terrible hotel de Panamá hice un primer acercamiento que se perdió en la bruma, y sólo hace muy poco logré organizar algo cantable.

Cierta vez estuve una noche en su casa del DF y, a la hora de irnos, comprobamos que faltaba el carro en que habíamos llegado. Buena parte de aquella madrugada la pasó con nosotros en la comisaría, prestando declaraciones y tratando de ayudarnos. Otra noche, hace no mucho, fuimos al bar de una señora llamada Margarita, lleno de caricaturas, donde Sabina hacía gala de los tantos corridos y rancheras que se sabe. La última vez que fuimos a su casa cargó a Malva en la puerta de despedida. Dejo constancia que la única vez que visité la hermosa Cartagena de Indias fue gracias a él, que me recomendó al Festival de Cine como jurado. Ni antes ni después he vuelto a entrar a un Casino. Aquel era propiedad de un amigo, señor que amablemente nos regaló unas fichas para que probáramos suerte en la ruleta. Yo le seguía las manos al dealer, a ver si las ocultaba bajo la mesa para apretar algún botón. Pero el hombre, quizá leyéndome la mente, daba un respetuoso paso atrás cada vez que la rueda de la fortuna empezaba a detenerse. Viendo lo rápido que dilapidé mi capital, el escritor, de un blanco impecable, se partía de la risa. Voy a conservarlo así, sonriente, gozando de la vida, a lo mejor en la voluta de una idea que la insondable alquimia de su talento dejará en una ínfima reseña, algo que ni siquiera llegará a ser canción: acaso un insecto posado en un mantel, la pintura vahída de un bote surcando el río Magdalena, la nota disonante de un triste amolador de tijeras. Seguro así me sentiré alguito menos huérfano.



Oswaldo Reynoso

“Hay que saber corregir lo que uno escribe”


“escribir no es sencillo” A Oswaldo Reynoso se le preguntó en el 2012. — ¿Y Oswaldo Reynoso dónde encuentra la inspiración? — En la vida intensa y la cerveza. Hoy, a sus 82 años, el escritor de “Los Inocentes” tiene una nueva respuesta, sólo una palabra: Corrección. Sí. LA CORRECCIÓN. Y lo dijo públicamente, ante un auditorio de jóvenes, en Ica. — He llegado a la conclusión que la inspiración se da en la corrección. A través de la corrección yo logro la inspiración. (¿Un cuento o una novela con errores? ¿Sin corrección?, ¿es posible?) Oswaldo Reynoso sube la voz, no duda, quiere dejar bien en claro su posición. Cuestiona a Bryce. “Las novelas de Bryce son voluminosas porque él escribe, escribe y escribe. Hay otros escritores que corrigen, corrigen y corrigen”, dice.

Por: Jasson Ticona

CINCO PREGUNTAS PARA ESCRIBIR ¿Qué es lo más importante al momento de escribir? Yo no soy un escritor, sino un creador. Para mí lo fundamental es la belleza de la palabra y a través de la belleza de la palabra doy una concepción del mundo. Uno utiliza la palabra para crear belleza. ¿Uno escribe sus vivencias? Un escritor acumula sus experiencias durante toda su vida y de pronto escribe. ¿Cómo ve la literatura en Arequipa. A los escritores arequipeños? Hay diferentes tipos de literatura, a mí no me agrada esas generalizaciones. Conozco poco de la literatura actual por esa dificultad de las publicaciones, pero a mí me parece un magnífico escritor Orlando Mazeyra. ¿Un escritor debe escribir para alcanzar un premio?

De inmediato agrega: — Uno debe tener un espíritu de corrección. Hay que saber corregir lo que uno escribe y para eso debemos conocer profundamente el lenguaje… Escribir no es sencillo. La literatura es un arte, necesita dedicación… Uno debe encontrar la belleza capaz de estremecer al lector.

Yo no escribo para conseguir un premio, uno escribe porque tiene deseos de escribir, el premio es accesorio, no tiene nada que ver con la literatura. Hay escritores que nunca recibieron un premio y son buenos; otros que han recibido premios y son malos. ¿Cómo uno aprende a escribir? Nadie enseña a escribir a otro. La literatura debe salir del fondo de un mismo. Toda la literatura no es más que el reflejo de una sociedad, quiera o no quiera el autor.

“Arequipa, lámpara incandescente” Es el título tentativo del nuevo libro que publicará Oswaldo Reynoso.


De joven quiso ser Médico, ese era su sueño, pero el destino se opuso. Obsesionado con esa carrera postuló dos veces y fracasó. Entendió que él no había nacido para ser médico. ¿Entonces qué sé hacer?, se preguntó. Ese mismo día se matriculó a una escuela de artes y su vida cambió para siempre. En el 2011, el Congreso de la República le entregó un diploma de reconocimiento. En el 2013, la Municipalidad Provincial de Arequipa le otorgó el Diploma y Medalla de la Cultura. Su mayor logro: Crear el Pasaporte Arequipeño y el Characato de oro.

EL CREADOR DEL

PASAPORTE AREQUIPEÑO

Willy Galdos Frías es un hombre alegre y no sabe disimularlo. Puede hablar más de una hora y siempre estará sonriendo.


¿Cómo nace la idea del pasaporte arequipeño? En 1979 yo trabajaba en Venezuela, y la Policía me detuvo y me deportó porque estaba indocumentado. En el avión nació la idea. Como estaba deprimido dije: voy crear un pasaporte que no sea visado y sea válido universalmente. La idea primigenia era crear un souvenir, un recuerdo para los que visitan esta ciudad. ¿Entonces usted tiene la patente de este documento? Le comenté a un amigo y me quiso quitar la idea. Tuve que luchar para demostrar que yo era el autor del invento. Recién en 1983 me dan el permiso y en 1985 se imprime el primer pasaporte. Pero en la Guerra con Chile ya existía el pasaporte arequipeño En la guerra con chile, en 1882, el Presidente Lizardo Montero declaró no solo a Arequipa como la capital de la Republica, sino también instituyó el pasaporte arequipeño. Se otorgó 107 pasaportes. ¿Qué significa para los arequipeños el pasaporte? Es un ícono. Si una persona quiere entrar a Arequipa debe tener su pasaporte. Es un documento simbólico que no solo es reconocido a nivel nacional, sino internacional. Está en todos los lugares que he viajado. Está en el museo del Louvre, en París; en el museo del Prado en España; en la Opera House de Australia y en todos los países de Sudamérica. ¿Qué siente cuando personajes distinguidos reciben este pasaporte?

Me llena de orgullo porque es algo representativo de Arequipa. Nunca pensé que esa idea iba llegar tan lejos. Es un orgullo indescriptible. ¿Y cuándo surge el Characato de Oro? El Chacarato de Oro es la única moneda que no se devalúa. El precio es mayor que el Euro. Salió dos años después del pasaporte. Yo calculo que desde su creación se habrán vendido más de 50 mil pasaportes y más de 20 monedas. ¿Qué pasará a futuro con ambos distintivos? Alguien me dijo: tu pasaporte va a para a la historia y tú vas a pasar con él. Yo me siento feliz. Lo importante no es el triunfo, sino luchar para triunfar. Estoy por crear el logotipo de la marca Arequipa. Eso saldrá en la edición del nuevo pasaporte. También estoy por crear la estatuilla de Arequipa, algo así como el Oscar. Se llamará “Jorge, el hijo del pueblo”. ¿Cómo quisiera usted que le recuerden? Tutankamón, el faraón egipcio, decía: si quieren recordarme solo pronuncien mi nombre. Yo me atrevería a decir: si me quieren recordar solo pronuncien las palabras Pasaporte y Characato de Oro y sabrán de quién se trata.

Foto: Denis Mayhua


CONSTRUCCIÓN

Ubicado en Mollendo, provincia de Islay. Fue construido entre los años 1908 y 1910 con una arquitectura neogótica. El empresario textil, José Miguel Forga Selinger, mandó a construir el castillo, conocido en esa época como “Casa Blanca”. Aquí se reunía la clase privilegiada de Arequipa y Mollendo. A raíz de la crisis mundial de 1929, el empresario Forga no pudo pagar sus impuestos y el gobierno de Manuel Prado Ugarteche, fiscalizó su propiedad y lo remató a Leonardo Rodríguez Ballón, arzobispo de Arequipa. A este Castillo llegaban en barco ministros y embajadores, y alguna vez las hijas del presidente Leguía, a hospedarse y pasar fastuosos días veraniegos frente al mar. EN ABANDONO

El castillo ha perdido los pisos de madera, zócalos, puertas y ventanas, suelos de cerámica, vidrios simples y catedrales, mobiliario, etc.

PATRIMONIO

Fue declarado monumento histórico en 1987, está amparado por la ley general de patrimonio cultural y la ley de desarrollo de la actividad turística del Perú.


FOTOS: Frase Corta

LA AGONÍA DEL

Castillo Forga La reliquia arquitectónica está abandonada, sucia y destruida. La imponente mansión se ha convertido en aquel lugar solitario, de apoteósicos recuerdos que mueren lentamente.

ATRACTIVO

De lejos, un bello castillo, icono de Mollendo. De cerca, un monumento tristemente dañado. PATRIMONIO

El 25 de noviembre del 2010 fue declarado en peligro de perderse por abandono, grave riesgo de destrucción y deterioro.


A L B A L B

BLA

BLA Arequipeño, permítanme convocarlos a esta gran cruzada por el GRAN CAMBIO EN AREQUIPA, permítanme ingresar a sus hogares y corazones para demostrarles que como Alcalde de Arequipa gobernaremos con principios, valores, entrega, compromiso y de ser el caso,

experiencia y en especial la confianza y el amor que nos une por Arequipa, para que en estas próximas elecciones, todos juntos logremos ganar en las mesas de votación e iniciar a partir del 2015 el GRAN CAMBIO en AREQUIPA, un gobierno municipal al servicio del pueblo, de sus necesidades, de sus problemas y sobre todo promotor del desarrollo humano, urbano e

BLA

BLA

institucional; donde niños, jóvenes, mujeres, hombres y adultos mayores puedan tener oportunidades y calidad de vida. Asimismo a las personas que no votaron por nuestras propuestas en las pasadas elecciones municipales les pedimos que reflexionen y de corazón nos brinden una oportunidad para demostrar nuestra capacidad profesional y técnica al servicio del pueblo

BLA

BL

A través de la presente expreso mi más afectuoso agradecimiento, a Dios y todas las personas que votaron por nuestra propuesta y plan de gobierno en las elecciones municipales 2010, para la alcaldía provincial de Arequipa, donde obtuvimos el segundo lugar con cerca de 113 mil votos, ahora luego de 4 años de preparación: convoco a todos nuestros electores para unir fuerzas, talento, sentimientos,

BLAB LA

daremos la vida por Arequipa y nuestro pueblo. Por estas razones, CONVOCO a todo el pueblo Arequipeño a marcar la C del CAMBIO, en estas próximas elecciones, nuestro símbolo es la letra C de CAMBIO, una letra C de color celeste, el mismo color que nuestro cielo

BBLA LA BLA

Arequipeño, que nos ve nacer, crecer y trabajar día a día, por un futuro mejor. CONVOCO, a sumarse al GRAN CAMBIO, a la juventud (estudiantes, universitarios, técnicos, profesionales, bachilleres y los que están a la espera una oportunidad).

BL

B


Otra VEZZZ?

?

Convocamos a todos los simpatizantes, afiliados y miembros de los comités de base a iniciar acciones políticas de campaña y propaganda (posicionamiento del símbolo), así como a identificar las necesidades, problemática y propuestas por cada zona para incorporarlas en nuestros lineamientos de gestión y planes de gobierno a presentar ante el JNE, el día de nuestra inscripción para la alcaldía provincial de Arequipa. ÁLVARO MOSCOSO

A L A L B B

BLA

LA BLA

BLA

BLA BLA BLA

BLAAAA

A L B

CONVOCO, a sumarse al GRAN CAMBIO, a todos mis amigos del transporte de Arequipa (gremios, sindicatos y asociaciones) asimismo a todos los periodistas de Arequipa (prensa escrita, radio y TV). CONVOCO, a sumarse al GRAN CAMBIO, todos los sectores productivos y a los empresarios en general.

BLA

BLA

BLA

CONVOCO, a sumarse al GRAN CAMBIO a las mujeres y madres que trabajan para sostener a sus familias y en especial a sus hijos, para un futuro mejor. CONVOCO, a sumarse al GRAN CAMBIO, a todos presidentes, socios y dirigentes de los gremios, asociaciones, urbanizaciones, sindicatos (maestros, empleados,

A L B

obreros y construcción civil), y organizaciones sociales en general. CONVOCO, a sumarse al GRAN CAMBIO, a las familias de la Policía, Fuerzas Armadas, Bomberos, agentes de serenazgo y líderes políticos de las instituciones públicas y privadas.


E


R

FcO A INFORMES CRÓNICAS

REPORTAJES

E

Somos un espacio en este mundo virtual.

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Un espacio destinado a los asiduos lectores virtuales y triviales; a los amantes de la música, a los simplemente amantes.

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REVISTA DIGITAL

Un amplio espacio dedicado al Periodismo, a la Literatura, al Arte, al Cine, al Teatro y a la Política.

Siempre habrá una frase corta y punto

S

No tenemos competidores, ni competimos con otros

T

A


Marquiño Prohibido enojarse

Humor Políticos en la mira

La sana manía de retratar a los políticos que hacen noticia

Contratos: 151515 (no te quincees) Autorizado para copiar y pegar

Arequipa - Perú


Mi seudónimo es “Marquiño”. Estudié en el colegio Manuel Muñoz Najar. Nunca sobresalí en nada, ni en el curso de Arte.


NO se enoje

a í r ño

e S u S aturas c i r Ca


COMO PEZ EN SU

Tinta Mi seudónimo es “Marquiño”, porque mi papá siempre me llamó así. Estudié en el colegio Manuel Muñoz Najar donde nunca sobresalí en nada, ni en el curso de Arte. Desde niño siempre fui flojo, vago y distraído. Estudié dos carreras: Ciencias de la Comunicación y Artes Plásticas. Hubiera sido tres con Literatura, pero por compromisos con la botella y “Los tímidos” no tuve el gusto de tener ese cartón. Actualmente “trabajo” en el diario La Voz, quien tiene como público objetivo a los abuelitos y a los fonavistas. Y también colaboro en Frase Corta (casi me olvido) Siempre me cuestiono del por qué no tengo ambiciones, del no querer comprometerse a proyectos grandes. Solo conformarse con esta tonta rutina de levantarse temprano para escuchar las noticias en la radio, después correr al puesto de periódicos y comprarlos como un niño en una tienda de chocolates. ¡Toda la plata en eso, caray! Luego en la biblioteca donde me la paso releyendo los mismos libros, los mismos archivos periodísticos de antaño. Y ya cayendo la noche pensar o dibujar en la mente alguna caricatura que haga reír a la gente. A veces lo logro (casi nunca). ¿Qué clase de vida es esa?, me pregunto. El caricaturista Rafael Barrionuevo decía que los caricaturistas nunca trabajamos en serio y que hasta recibir un sueldo es una broma más. Supongo que por eso soy así. Por eso mismo he caído en este oficio de ser caricaturista. Y creo sentirme feliz. No tanto tampoco.






CURA Por: Katherine V. Hancco Cruz

¿A quién le importan vida, las lágrimas dulces del alma, el dolor en busca de gloria, la sangre con sabor a nada? ¿A quién le mientes, despiadado? Si el remedio no guarda cura, sólo guarda dolor y pesar. ¿Para qué me quieres curar? ¿Para qué? Si ésta alma está sana. Deja que se pudra el terrenal cuerpo, cuando a tanta andanza, cuando a tanto desprecio, sé que he recibido sólo lo merecido. La grande culpa causa pesar, que el perdón siempre puede aliviar; la grande gloria causa dolor, las frías lágrimas la apaliarán. ¡Llorar! ¿llorar? ¡Llorar no sirve! ¿Por qué debería llorar? Si el cuerpo está podrido, Pero el alma está sana. El alma está sana, ¡es cierto¡ y antaño estuvo enferma y ni tú ni nadie pudo curarla cuando rogué cura, no recibí nada, y cuando el mundo entero me vio, se volteó y me quedé solo, solo a sus espaldas. Estuve enfermo es cierto, y he luchado y he curado mi alma con esfuerzo, no la enfermes, no le des falsa cura, el remedio gentil guárdalo para otro, no para este podrido cuerpo, que no necesita nada Porque tiene un alma nueva un alma sana.


El Facebook La tecnología y el juego con un mundo virtual Por: Christian Gorveña Cables como cordeles en el cielo Electrones como ganchos en los cables Corredores electrónicos Instalados en hogares Y hogares sin existencia Como poeta sin poema. Recuerdo que escribía sobre los virus Y tú Como USB guardaste mi recuerdo Y otra vez tú Mi energía solar Mi correo Hotmail Conectada a mi página restringida. Soy peruano, tengo 23 años Y nací al pie de un anochecido volcán Como palabra tibia que esperaba conocer tu voz. Busco a alguien que lea mi feis Hacerle clic en su bandeja de entrada Y dejarle un mensaje de texto. Por ahora mando solicitudes de amistad Bloqueo programas y me dedico a escribir virus y decodificar su contraseña He instalar un filtro para hacerte feliz. Luego bebo Y sigo bebiendo un trago Y cuando empiezo a olvidarte Una laptop o mi cerebro empieza a morir. Luego te hago renacer Como chica detrás del chat Chateando Exhibiendo una sonrisa Y recibiendo su reflejo en HD. Tengo 23 años y paso mi tiempo en una sala de chat Exhibo un poema en el feis y busco un link para llegar a ti .


CUENTO

Carta a Mario Vargas Llosa

Jasson Ticona

Este cuento qued贸 en segundo lugar en los Juegos Florales Universitarios 2013, siendo los jurados: Goyo Torres S, Yuri V谩squez y Jorge Monteza.


Carta a Mario Vargas Llosa “…querido Mario, finalmente quiero felicitarle por el nuevo premio que ganó. Yo lloré de felicidad…”

Orlando dobló el papel, lo puso en un sobre y envió a la siguiente dirección: Las Magnolias 295 - Barranco – Lima – Perú. Afuera hacía frío. Tres autos cruzaban por la calle. De pronto Rodrigo le preguntó: ¿Tú crees que Mario Vargas Llosa lea tu carta? Por un instante un crudo silencio envolvió a ambos. Orlando no quiso responder. Él tenía la plena certeza que su carta iba ser leída por Mario Vargas Llosa. No era una decisión antojadiza, ni una pronta locura. Lo había planificado con anticipación. Cada letra, cada palabra, cada detalle estaba absolutamente premeditado. Esa noche, antes de dormir, Orlando Medina leyó nuevamente la copia de su carta, respiró hondo y se sintió feliz. Apagó la luz y cerró los ojos. *** Todas las tardes, sobre todo los fines de semana, Orlando veía el buzón de cartas. Creía que ahí iba encontrar la respuesta a su escrito. Habían pasado más de ocho meses y nada, ni una sola respuesta, ni una línea, ni una letra, nada. ¿Un Premio Nobel de Literatura tendrá tiempo para responder una carta? La pregunta le era desfavorable. Todos sus compañeros del colegio se habían enterado. El chisme corrió sin fronteras. Sus profesores decían que era una locura, una ilusión. “¡Pobre soñador! Qué penita, que sueñe nomás, ¡qué tiernito!”. En su barrio, en un inicio, su apodo era Varguitas, luego Cuéllar, después Pichulita Cuéllar, ¡Pichulacuellar! ¿Por qué te dicen Pichula Cuéllar?, le preguntó un día su padre. “Es un apodo horrible, ¡hazte respetar carajo!”, le gritó. Orlando no respondió, agachó la cabeza, corrió a su cuarto y sacó la carta enviada a Mario Vargas Llosa, quiso romperla, se contuvo, dobló el papel y lo guardó junto a sus libros. Poco a poco, aquella esperanza de recibir una respuesta, se fue diluyendo. Tal vez por eso, una mañana, salió de su casa caminando a la deriva, desesperanzado. De pronto su anhelo renació. La portada de un diario decía: “Mario Vargas Llosa llegará a Arequipa”. Letras más abajo se leía: “Celebrará su cumpleaños en su tierra natal”. Ese mismo día Orlando averiguó el itinerario del Nobel de Literatura y planificó, una vez más, aquello que sería el encuentro definitivo. ***


La mañana de aquel 24 de marzo, efectivamente, llegó Mario Vargas Llosa a Arequipa. Todo el aeropuerto lucía repleto. Autoridades, escritores, periodistas, seguidores y admiradores, todos hacían el mayor esfuerzo para estar cerca del galardonado. “Vengo con mi familia para festejar mi cumpleaños, aquí en mi tierra”, dijo Vargas Llosa ni bien descendió del avión. Subió a una camioneta negra, de lunas polarizadas y partió. Sólo los periodistas lo siguieron. El rumbo era incierto. Orlando, que apenas pudo ver la blanca cabellera de su escritor,

quedó quieto, mudo, pálido, tal vez por la desilusión de no acercarse más o quizá por la emoción de ver a uno de sus escritores favoritos, el mejor, el único, o como él mismo sentenciaba: el más, más. Había preparado un cartel de colores que decía: “Mario, bienvenido a tu tierra”, incluso lo había levantado tan alto, pero nadie se dio cuenta. La cantidad de personas era increíble. Su gesto cariñoso pasó desapercibido. En la noche, ya en su casa, tendido en su cama, decidió escribir una pequeña carta que terminaba así.

…Hoy lo vi, don Mario, por primera vez. Me emocioné, no pude acercarme más, le hice un cartel de bienvenida, pero la gente tapó todo con sus largas espaldas… Bienvenido a su tierra. Atentamente “Pichulita Cuéllar” (Orlando Medina) PD: Le envié una carta hace diez meses. Espero que la haya leído.

*** Al día siguiente Mario Vargas Llosa viajó al Colca. Quería conocer uno de los cañones más profundos del Perú. Luego tuvo reuniones protocolares y agasajos en la ciudad. Orlando, convertido en un fiel seguidor, siguió cada paso que daba el escritor, pero sin resultados positivos. “No puede ingresar, la reunión es privada. Sólo entran con pase”. “No, jovencito, no puede entrar”. “No, señor, sólo entran las autoridades”, le decían. Orlando retrocedía, sonreía y esperaba hasta que la reunión termine, afuera, parado, sentado, de frío. “¡Qué importa, vale la pena!”, se decía. Pero siempre ocurría lo mismo. La misma camioneta polarizada, negra, ocultaba y trasladaba al famoso novelista.


El 28 de marzo se anunció que en el Cono Norte de Arequipa, en ese alejado arenal deshabitado, el laureado escritor iba celebrar su cumpleaños 76. Orlando, convencido de que ahí sería el encuentro esperado, partió al Cono Norte, pero nuevamente, otra vez, su intento fue un fracaso. Se perdió en el camino. ¡Diablos! Pasadas las dos de la tarde, Orlando llegó al lugar, pero era inútil. Apenas tres mozos recogían los manteles blancos de una larga mesa. Al fondo, envueltas en polvo, varias camionetas retornaban al centro de la ciudad. Por primera vez Orlando quiso llorar. Una rara sensación de frustración e impotencia nubló sus ojos. Nuevamente quedó parado, mudo y apenado. La noche del 28 de marzo, era su último intento. Mario Vargas Llosa iba estar en la premiación de un concurso literario, en el centro de Arequipa. Orlando llegó al lugar con dos horas de anticipación. Se sentó en la cuarta fila y ensayó, imaginariamente, cómo iba ser su encuentro. Esta vez, advertido por la cantidad de asistentes, sólo quería estrecharle la mano, nada más, ¿para qué recordarle sobre su dichosa carta?, ¿para qué?, tal vez ni la leyó. No era el momento, ya no. En ese preciso instante recordó todo lo que había hecho hasta entonces, incluso la pelea que tuvo con su amigo Rodrigo cuando éste se burló de su carta. Recordó a su madre que le dijo: “Orlandito, la espera vale la pena, no te rindas, hijito”. También recordó las palabras de su padre: “Pichula Cuéllar, hazte respetar y mételes un puñete a esos maricones concha sus mares”. Recordó también la primera vez que leyó La ciudad y los perros, un libro grueso de páginas livianas. Tal vez por eso, ese año, pidió a su mamá que lo matricule en el Leoncio Prado de Lima. “¡Estás loco, bebé, sobre mi cadáver!”, replicó su madre. “¡Para que te hagas hombre! Vieja, ¡deja que Orlando elija su camino!”, gritó su padre. ¿Pero quién pagaba la matrícula, la luz, el agua, el cable y el internet? Orlando continuó en el Neftalí. De pronto todos sus recuerdos se detuvieron. Los aplausos crecieron. Era Mario Vargas Llosa. Orlando tenía en su mano la nueva carta que había escrito. Estaba decidido a entregársela. Más de una hora duró aquella ceremonia de premiación. Mario Vargas Llosa lucía elegante, sonriente, feliz. Orlando se acercó hasta donde estaba el Nobel de Literatura. “¡Mario!”, le gritó. “¡Mario!”. El escritor volteó y no pudo divisar aquella fina voz infantil, regaló una sonrisa a toda la multitud, un gesto amable con su mano derecha y volteó. Orlando quiso acercarse más y un hombre de estatura elevada lo detuvo. Fue todo lo que pudo hacer esa noche.


Al llegar a su casa, revisó una vez más el buzón de cartas y encontró un sobre blanco, blanquito, lo cogió ansioso, se acercó a una zona iluminada. No lo podía creer, quiso llorar, sus ojos acuosos se cargaron de lágrimas. En el sobre decía: Para Orlando Medina. Líneas más abajo se leía: Con afecto de Mario Vargas Llosa. Ingresó raudamente a su cuarto, se abalanzó sobre su cama, su impresión crecía, rompió con cuidado el sobre. Era una carta tipeada a computadora. Pulcramente escrita, sin manchas, ni borrones. Era, efectivamente, una carta con el nombre de Mario Vargas Llosa. Orlando se contuvo, con su voz de niño, quebrada por la emoción, empezó a leer, lentamente. De pronto una gota de lágrima cayó sobre la carta. *** Al día siguiente, el escritor arequipeño retornó a Lima y luego viajó a España. Nunca pudo conocer a Orlando Medina, tampoco leyó su carta.

Seudónimo: El Manco del Sur


1 de Febrero

2

Sor Cándida “Alma blanca, más blanca que el lirio, frente blanca, más blanca que el cirio, que ilumina el altar del Señor”

Se llamaba Sor Cándida. Su voz tenía un sabor azul. Su mirada evocaba las dulces miradas de los ángeles en los frescos de la Fra Angélico. En sus labios de una antigua aristocracia, había perenne gesto de piedad para los males del Mundo; y sus manos, lirios de pureza, fueran dignos de curar las heridas en el sangrante cuerpo del Divino Jesús. Reclusa por inspiración, no odiaba el mundo; su alma verdaderamente selecta, concebía una estética suprema, en la que toda obra de arte era manifestación del Creador. Amaba las plumas, regalábase contemplando el terciopelo regio de las damas que la visitaban; exaltábales su elegancia, y les rogaba que fueran a verla con sus mejores atavíos. Gustaba de los crepúsculos, se encantaba con los paisajes, placía de la pintura, amaba los versos y a través de toda manifestación artística veía la inefable mirada de Dios. Su vida fué un poema. Sor Cándida era el lirio del claustro que decoraba con su silueta esbelta, con la imponderable belleza de su cuerpo lineal, con el amor dulcísimo de sus ojos húmedos, con el arte insuperable de sus manos largas. Tres generaciones de mujeres ocurrieron a ella y de ella recibieron la palabra sabia y el consejo prudente, el comentario optimista y la ayuda eficaz. No odiaba el Mundo. “El Mundo es sublime”, decía, pero es más sublime el amor de Cristo”. Una tarde el blanco lirio sintió desfallecer sus pétalos, y su cuerpo como el de una libélula cansada plegó las finas alas. Poco a poco el Destino fué robando la luz a esos ojos que sólo tuvieran visiones celestes. Y Sor Cándida se extinguió dulce, suavemente, en silencio; los párpados cayeron lentos y así concluyó ese admirable poema de santidad y amor. Sor Cándida! Tú que supiste amar la Belleza Imponderable, tú que hiciste de la vida un dulce poema de amor, tú que supiste ser costa y buena, que no sentiste el odio, que consolaste corazones adoloridos y confortaste ánimas vacilantes, que ennobleciste el espíritu cristiano, que enjugaste con piedad ajenas lágrimas, a hijas, y sembraste en sus corazones las supremas virtudes, alma de lirio, ruega por nosotros los jugadores… Sube la tierra piadosa que cubre tu cuerpo, blanco, bello y puro, caiga en los amaneceres el rocío del cielo y florezcan en perpetua primavera, nardos, lirios y azucenas castas.

Abraham Valdelomar



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