LOS SINDICATOS Y LA LUCHA CONTRA LA BUROCRATIZACION

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José María de Almeida nació en 1957, en

Santa Albertina, Sao Pablo - Brasil. A los 13 años comenzó a trabajar en fábricas de Santo André, primero de elásticos y, después, al hacer el Servicio Nacional de Industrias, institución educativa de aprendizaje de oficios calificados, pasó a laboral en el sector metalúrgico. Entró en contacto con un grupo de militantes de la Liga Obrera y fundó Convergencia Socialista que, en 1994 después de la expulsión del Partido de los T r a b a j a d o r e s , se uni ó con o t r a s organizaciones y formó el Partido Socialista Trabajadores Unificado (PSTU). Fue candidato a la presidencia, en 1998 y 2002. Estuvo en las primeras dirigencias de la Central Única de Trabajadores (CUT) y después, del Encuentro de Luiziania en el 2004, fue parte activa de la formación de la nueva Central Conlutas (Cordinación Nacional de Luchas), es miembro de la coordinación nacional, representando a la Federación Democrática de Metalúrgicos de Minas Gerais, de la cual es el director.

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LOS SINDICATOS Y LA LUCHA CONTRA LA BUROCRATIZACIÓN José María de Almeida


CO ND OR E D IT O R E S

Av. Colmena N° 672 Of. 407 Lim a - Perú Impresión

Walter Bellido E d itor Responsable

Freddy Salazar A. Apoyo Editorial

M aría Luisa Jim énez Diseño tapa

Juvenal Zamalloa D iagram ación

Oswal Gam arra C. Edición Original

Editora Sundennann, 2007 Brasil Edición Peruana

Agosto 2012 Impreso en Perú Printed in Perú Se permite la reproducción, copia o distribución de este libro de forma total o parcial, por cualquier medio y para cualquier fin no comercial, siempre que se cite la procedencia, se reconozca su autoría y se m antenga su mensaje.


Los sindicatos y la lucha contra la burocratizaci贸n

DEDICATORIA: Para Claudia, linda, que me dio tanto amor, mientras yo tengo para darle tan poco... Y para Gabriel, mi hijo. Se que nada compensa la ausencia, pero yo los amo mucho.

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Los sindicatos y la lucha contra la burocratización

INDICE Presentación de los Editores

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Presentación del autor

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I.

La situación actual de los sindicatos

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II.

Las bases objetivos de la burocratización de los sindicatos

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III.

La contradicción de esta situación con el proyecto de Conlutas

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IV.

Propuestas para la construcción de un programa para los sindicatos

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Anexo: En Defensa de la Moral Proletaria.

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Notas

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Los sindicatos y la lucha contra la burocratización

PRESENTACION DE LOS EDITORES "Los Sindicatos y la lucha contra la burocratización" es un breve, sencillo y ameno libro escrito por Ze María, el principal dirigente de la Central Sindical y Popular - Conlutas (CSP- CONLUTAS) de Brasil, donde el autor plasma su experiencia de activista y dirigente sindical de más de 40 años, así como su elevado conocim iento político de la realidad de la clase obrera, producto de su compromiso militante. Su óptica, pues, no es la de un académico. Ze M aría escribe mientras encabeza una de las mayores experiencias del movimiento obrero brasileño y mundial: la construcción de una central sindical, clasista, combativa y democrática, que hoy día se encuentra a la cabeza de las principales luchas de los trabajadores de ese inmenso país. Y lo hace en un intento por com prender y responder a los desafíos y necesidades que esa Central tiene planteada en los actuales momentos. Pero Ze M aría es más que un dirigente sindical clasista y combativo. Se inició como obrero a los 13 años y al poco tiempo, por las necesidades de su actividad, se vinculó a una organización obrera revolucionaria. Desde entonces unió su militancia sindical a la militancia política. Por ello es militante, dirigente y principal figura del Partido Socialista de los Trabajadores Unificado, PSTU, de Brasil. Cómo él explica en este texto, la militancia no es una actividad extraña a la clase obrera ni una tarea más en las recargadas actividades del dirigente. Para el dirigente es una necesidad im prescindible porque el partido, el verdadero partido de clase, permite enfocar la problemática obrera desde una perspectiva científica e histórica, y por eso su construcción es indispensable, no sólo para desarrollar la lucha obrera por sus actuales reivindicaciones, sino como herramienta que permita alcanzar su definitiva liberación de las cadenas de la explotación capitalista.

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Los sindicatos y la lucha contra la burocratización

Es autor es pues uno de los más importante dirigentes sindicales y políticos de la clase obrera de Brasil y de América Latina. Gracias a esta ubicación excepcional y poco común, Ze María tiene un conocimiento profundo de la realidad de la clase obrera de su país y en parte del mundo, lo que le permite formular propuestas clasistas, democráticas y completamente innovadoras ante el sindicalismo tradicional o de rutina, para impulsar su construcción o reconstrucción al servicio de la lucha obrera y de la reconstrucción o construcción de sus organizaciones. Su propósito es plantear concretam ente los problemas comunes que atraviesan a los sindicatos y que im piden o limitan su desarrollo como organismos de defensa y lucha por los intereses obreros, y proponer medidas, tam bién concretas, para enfrentarlos. En particular se refiere a uno de los aspectos más importantes que afectan a los sindicatos como es la burocratización, y la manera de enfrentarlo. Es cierto, la experiencia de Brasil tiene su propia especificidad y cada realidad es distinta. Aunque sólo fuera así este libro ya sería m uy útil porque nos permitirá ilustrarnos de la experiencia del movimiento obrero más importante de América latina y uno de los más importantes del mundo. Sin embargo, con la llam ada "globalización", así como los modelos económicos y políticos que se aplican en los diversos países responden a las mismas recetas y tienen las mismas implicancias sobre la clase obrera, así tam bién la problem ática política y organizativa del movimiento sindical es casi la m isma en todas partes. Por eso, los temas que acá se plantean y las propuestas que se hacen no sólo son válidos para Brasil sino que son de palpitante actualidad para nuestro propio país. Por último, el propio Ze M aría dice que con este trabajo no pretende presentar un diagnóstico ni una propuesta acabada para el movimiento obrero sino dar un paso en la necesaria reflexión que todos tenemos que plantearnos a partir de nuestra propia realidad, como parte de la tarea de recuperar las mejores tradiciones y enseñanzas acumuladas en más de doscientos años de lucha de la clase obrera, con el objetivo


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de reconstruir su movimiento y recuperar su rol central como sujeto social en la historia. Los editores no podem os más que felicitarnos por esta nueva publicación con la seguridad que será apreciada y sobre todo aprovechada por los dirigentes y activistas sindicales luchadores y consecuentes de nuestro país. Los editores

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Los sindicatos y la lucha contra la burocratización

PRESENTACIÓN DEL AUTOR En todo el proceso de construcción de la Conlutas, en los debates y discusiones acerca de esta alternativa que estamos construyendo, siempre estuvo presente una pregunta bastante significativa: "¿Q ué es lo que garantiza que Conlutas, con el paso del tiempo, no se burocratice y degenere políticamente, de la m isma manera que sucedió con la Central Unica de Trabajadores (C U T)?"1. No es una pregunta fácil de responder. La CUT nació como un instrumento para la lucha de los trabajadores, no sólo en defensa de sus demandas más inm ediatas, sino apuntando también hacia una profunda transform ación en la sociedad, en dirección al socialismo. Hoy, se ha transform ado en su opuesto: es un instrum ento al servicio del gobierno y de los em presarios para facilitar la aplicación de sus políticas de perpetuación y profundización de la explotación de la clase trabajadora. Estamos iniciando la construcción de una nueva organización, la Conlutas, para que sea una alternativa de organización y concientización de la lucha de la clase trabajadora, ante la debacle de la CUT. Necesitamos, entonces, actuar de forma consciente para que esa historia no se repita. Muchos elementos han actuado para que la CUT llegue a la realidad que vive hoy, y no tenemos control sobre varios de ellos. El reflujo de las movilizaciones sindicales, que acom pañaron la recesión económica de inicio de los años 80, y todo el proceso vivido en la década de los 90, facilitaron el proceso de burocratización de la CUT, de alejamiento de la Central de su base.


Los sindicatos y la lucha contra la burocratización

Sin embargo, hay elem entos sobre los cuales sí tenemos control. La definición de contenido del proyecto político que estamos construyendo, de sus principios y del programa que lo guiará, por ejemplo, depende de las decisiones que tomamos, colectivamente. Las políticas que aplicarem os en la realidad, concretando nuestro program a en el día a día de la lucha de clases, dependen de nuestras decisiones. Decisiones como estas tienenincidenciaenelproceso de burocratización de una organización, en el sentido de cohibirlo o incentivarlo. Por ejemplo, fundamentales fueron las decisiones políticas tomadas en la dirección del Partido de los Trabajadores (PT) y de la CUT, en el proceso de degeneración política vivida por dicha organización. Por otro lado, la existencia de un proceso permanente y democrático de discusión y deliberación internos, de manera de posibilitar un efectivo control desde la base sobre las decisiones tomadas en la organización, es fundamental, y ayuda enormemente a evitar que la organización se salga de sus principios y se degenere, y asegura que la dirección esté bajo control de las bases. Esto depende de las decisiones que tomemos. Pero no bastan los m ecanism os de funcionamiento de la Conlutas para que tenga estas características. Eso necesita ser practicado, también, en las organizaciones que la componen, pues son ellas las que de hecho reúnen a las base de la Conlutas, ya que no nos proponemos sustituir a las bases que forman parte de la Conlutas sino que, a través de ellas, organizar y m ovilizar a los trabajadores. Me estoy refiriendo aquí a la situación en los sindicatos, fundamentalmente. Ellos sori la m ayor parte de las organizaciones -y , también, los más fuertes, política y financieramente- que están en la base de la Conlutas, relación que se debe mantener, pues expresa la realidad de los movimientos sociales en el país: el movimiento sindical es, de lejos, el mayor de todos (sin entrar en la valoración del papel político que cum plen en cada m omento político, ciñéndonos sólo al núm ero de trabajadores organizados y su papel en la economía).

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Por lo tanto, en gran medida cabe a los sindicatos la concreción del objetivo de hacer de la Conlutas un instrumento para la lucha inm ediata e histórica de la clase trabajadora brasileña. Además de las dimensiones evidentes de esta tarea, como la organización y la m ovilización de los trabajadores, hay otra dimensión tan fundamental, como la educación de los trabajadores, la elevación de su conciencia, para que sean sujetos de su historia. No hay liberación de la clase trabajadora sin eso. Esta es una tarea fundamental de los sindicatos, aún más ante el avance ideológico del capital en los lugares de trabajo a donde estamos asistiendo. Para que los sindicatos puedan darse cuenta de esta tarea en todas sus dimensiones, es absolutamente indispensable un funcionamiento democrático y el control de la organización por los trabajadores de base, que están en los lugares de trabajo. Sin eso, ellos no podrán ser instrumentos adecuados para hacer avanzar la lucha, desde la más específica para enfrentar situaciones particulares, de un determinado segmento de los trabajadores, hasta las luchas más generales por la abolición total de la explotación capitalista. El problema es que la estructura y funcionamiento de los sindicatos es a través de reglas m uy burocráticas. Existen innumerables contradicciones con el proyecto político que estamos construyendo, en particular con el objetivo de organizar, concientizar y movilizar a la clase trabajadora para que ella sea, cada vez más, el sujeto de la lucha en defensa de sus derechos e intereses, inmediatos e históricos. Los sindicatos son organizaciones controladas y dirigidas políticamente por su dirigencia, y no por la base. Sabemos que hay excepciones con organizaciones que tienen un funcionamiento más democrático, un razonable control por la base, pero la regla es lo opuesto. Incluso, en algunos momentos de intensa movilización, la base asume un espacio m ayor en el control del organismo. Pero estos momentos son escasos y duran poco tiempo. Fue la formidable explosión de movilizaciones masivas de los trabajadores brasileños, al final de la década del 70 e inicio del 80, la que explica el hecho de que los trabajadores hayan retomado, 10


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parcialmente, el control de los sindicatos, y hayan dado curso a un proceso de reorganización que hizo surgir a la CUT y al PT. Con el reflujo del proceso de movilización -com binado con la orientación consciente de la dirección política de aquel proceso- comenzó el retroceso. En este momento, cuando iniciamos la construcción de la Conlutas, asistimos al recrudecim iento de la lucha de clases en América Latina y a cambios en la econom ía que pueden indicar el reinicio de la lucha de masas tam bién en Brasil en los próximos años. La superación de los problemas de burocratización, por lo tanto, no sólo responden a las necesidades de la lucha práctica cotidiana de los trabajadores. También es necesaria para que los sindicatos puedan ser instrumentos para la lucha de los trabajadores en los momentos más calientes que se avecinan en el país. El desarrollo de la lucha de clases en nuestro país colocará al rojo vivo la disputa del poder entre los trabajadores y la burguesía, en el terreno de la lucha directa. Nada menos que éste es el desafío para el cual necesitamos prepararnos. U

n a d e u d a h is t ó r i c a d e l a iz q u ie r d a s o c ia l is t a b r a s il e ñ a

En el momento del surgim iento de la CUT, a inicios de la década del 80, el país vivía las repercusiones del enorme ascenso de la lucha de masas, con centro en las movilizaciones organizadas alrededor de los sindicatos, que ya venía desde el final de la década de los 70. En este contexto de gran movilización de la base, se difundía bastante en el movimiento que generó a la CUT la idea de que la estructura sindical heredada del getulismo* no era adecuada al proyecto político y sindical que estábamos construyendo, o sea, la idea de que era necesario revolucionar aquella estructura. Era una de las ideas claves de lo que se dio en llamar el "nuevo sindicalism o". Sin embargo, para comprender bien este proceso es útil dar una ojeada sobre todo el movimiento sindical de entonces. Estaban presentes, entonces, por lo menos cuatro sectores. El primero, y más numeroso, estaba compuesto por la burocracia tradicional, que dirigía a la amplia m ayoría de sindicatos. Eran los


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"pelegos" (esquiroles, patronales, amarillos, NdT), que controlaban el sistema confederativo, la llamada estructura sindical oficial. Algunos de sus principales exponentes fueron el presidente del Sindicato de M etalúrgicos de Sao Paulo, Joaquím zao, y el presidente de la Confederación Nacional de los Trabajadores de la Industria (CNTI), Ari Campista. Ellos no tenían contradicciones con la estructura sindical vigente, pues ella era perfectam ente adecuada al proyecto sindical y político que defendían: un sindicalismo de colaboración de clases. Este sector sobrevive hasta hoy, y es bueno que se diga que dirige a la mayor parte de los sindicatos del país. Se congregan en las confederaciones oficiales y en centrales como la Unión General de Trabajadores (UGT), que ahora forma parte de la Nueva Central Sindical. H abía un segundo sector que, por las concepciones y convicciones políticas que defendían en aquel momento, actuaron en estrecha alianza con los "pelegos". Eran los sindicalistas ligados al Partido Comunista Brasileño (PCB) fundado en 1922 y al Partido Comunista del Brasil (PCdoB, escisión en 1962 del PCB), que tenían presencia minoritaria, pero significativa en los sindicatos. Algunos de sus principales dirigentes de la época fueron el presidente del Sindicato de Bancarios de Río de Janeiro, Ivan Pinheiro, y el presidente del Sindicato de los M etalúrgicos de Santos, Arnaldo Gongalves. Ellos defendían la construcción del "Frente Dem ocrático" (alianza de la clase trabajadora con la burguesía "progresista") dentro del Movimiento Democrático Brasileño (MDB), que después se convirtió en el actual PM DB -Partido del M ovimiento Democrático Brasileño - y, por lo tanto, combatían contra la fundación del Partido de los Trabajadores. Defendían también la unidad del sistema confederal oficial y, por lo tanto, estaban contra la fundación de la CUT. Posteriormente entraron a la CUT y, sólo recientemente, el PCB rompió políticamente con esta Central. El tercer sector estaba representado por una parte de la burocracia sindical que se desprendió de la burocracia tradicional, empujada por la dimensión y radicalización de las luchas de los trabajadores,


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y adoptó una posición más a la izquierda. Este sector asumió la dirección de las movilizaciones que se expandieron en ese momento y la burocracia tradicional se enfrentó a ella. Se constituía como una "burocracia de izquierda"2 . Sus principales dirigentes fueron Lula, en aquel m omento presidente del Sindicato de los M etalúrgicos de Sao Bernardo do Campo, y Jacó Bitar, presidente del Sindicato de Petroleros de Campiñas. Este sector tenía contradicciones con la estructura oficial. Sin embargo, es importante resaltar que eran contradicciones relativas: ellos querían sacar a los "pelegos" de la dirección de las organizaciones para asumir ellos mismos la dirección de los sindicatos; y querían construir una central sindical, lo que estaba prohibido por la legislación de aquel momento y chocaba con la estructura confederal. Nunca defendieron un funcionamiento efectivam ente dem ocrático de los sindicatos donde hubiese control de los trabajadores de base. Nunca defendieron un sindicalismo efectivam ente com prom etido con la destrucción del capitalismo y la construcción de una sociedad socialista. Es un error, lam entablem ente bastante común, confundir los discursos bastante radicales y a la izquierda que estos sectores hacían (fruto de las circunstancias en que eran proferidos y no por convicciones reales) y su práctica efectiva, el program a real que siempre defendieron. La mejor expresión de eso está en el principal exponente de este sector, el Sindicato de los Metalúrgicos de Sao Bernardo do Campo, donde es casi imposible que sectores de oposición puedan expresarse en las asambleas (en aquel m omento y hoy también), y la dirección del sindicato siempre tuvo la postura de buscar controlar y subordinar las comisiones de fábrica existentes en la región a la dirección de la organización. Y había un cuarto sector, representado por la izquierda católica y por la izquierda socialista que actuaba dentro de los sindicatos. Era el sector más pequeño. Sus expresiones principales eran las oposiciones sindicales, como la de los metalúrgicos de Sao Paulo, o grupos de militantes que actuaban en la base de los sindicatos dirigidos por la "burocracia de izquierda" en el ABC. Defendían una revolución en la estructura y en el funcionamiento de los sindicatos, de la cual la 13


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derrota de los "pelegos" era apenas el prim er paso, aunque no hubiese claridad entre todos sobre la verdadera dimensión e importancias de ese problema. Este sector era extremadamente minoritario. Vino a ganar un peso más significativo después de la victoria que obtuvo en las elecciones de sindicatos como el de los metalúrgicos de Belo Horizonte y del Sindicato de los M etalúrgicos de Campiñas, además de la intervención importante que tuvo en el nacim iento de la organización sindical de los servidores públicos (Apeoesp -A sociación de Profesores de Enseñanza Oficial de Sao Paulo-, en Sao Paulo, por ejemplo). Sus ideas sobre los cambios necesarios en los sindicatos tenían mucha fuerza al apoyarse y, al mismo tiempo, ser la expresión de las necesidades de los trabajadores movilizados en aquel momento. En el campo d e lo que podríamos llam ar la " izquierda" del sindicalismo en aquel m omento, que dio origen a la CUT, la "burocracia de izquierda" lulista era ampliamente hegemónica. Este es uno de los factores que hicieron que el proceso de revolucionar los sindicatos haya retrocedido tras su primer m om ento (la caída de la dirección pelega). Y la continuidad de ese carácter burocrático de los sindicatos, a su vez, tiene mucho peso en la explicación de cómo la CUT llegó a donde está ahora.3 Contrariamente a las características democráticas de la CUT de aquel primer momento, que influyeron y transformaron la estructura burocrática de los sindicatos, en adelante se impuso el proceso contrario. Esencialmente se mantuvo la estructura de los sindicatos alejada del control de la base y la propia CUT acabó degenerándose en todos los aspectos, incluso en su dem ocracia interna. Esta central hoy se encuentra más vinculada al Estado y a los empresarios -incluso a través de lazos económicos- de lo que estaban las confederaciones y federaciones con las cuales rom pim os a los inicios de los años 70. Y se encuentra completamente dominada por una cúpula que, por otro lado, utiliza el poder económico para mantener su control. La izquierda socialista brasileña no consiguió evitar este proceso. Es verdad que las circunstancias de la lucha de clases en el país no nos

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dieron las condiciones para eso. No teníamos fuerza para derrotar a la burocracia. Pero también es verdad que faltó claridad sobre la real im portancia y necesidad de esta "revolución" en los sindicatos. Esto se expresó en varios momentos en la lucha política que sucedía internam ente en la CUT. Y se expresa, principalmente, en nuestra práctica cotidiana dentro de los sindicatos que dirigimos donde, por regla general, se reproduce un funcionamiento burocrático, alejado del control de los trabajadores que están en la base. En el m omento en que estam os construyendo la Conlutas, como una nueva alternativa para la lucha de los trabajadores - alternativa que, por lo que ya dijimos arriba, necesariam ente tendrá a los sindicatos como uno de sus componentes más importantes - necesitamos encarar seriamente este desafío y cambiar. Creo que este debe ser el objetivo de los seminarios que realizarem os en preparación del I Congreso de la Conlutas. Necesitamos entender a fondo la situación de los sindicatos donde actuamos y definir un programa concreto para la transform ación de esa estructura, para m ejor adecuarla al proyecto político y sindical que estamos construyendo. La

im p o r t a n c ia d e l o s s in d ic a t o s en la o r g a n iz a c ió n d e l o s

t r a b a ja d o r e s

O rganizar las luchas de los trabajadores por medio de los sindicatos fue un presupuesto que adoptamos en la reorganización de los trabajadores ocurrida treinta años atrás, y continúa siendo nuestra opción en el actual proceso de reorganización. La innovación representada en el esfuerzo de organizam os en una m isma entidad nacional, además de los sindicatos, los diversos m ovimientos populares y sociales, no se debe al abandono de la idea de que los sindicatos continúan siendo fundam entales en el proceso de organización de los trabajadores en nuestro país. A pesar de todas sus contradicciones, son a estas organizaciones -lo s sindicatos- a los que los trabajadores, que están en el mercado formal de trabajo, recurren en masa cuando buscan el camino de la lucha en defensa de sus derechos e intereses. Adem ás, es así en prácticam ente todo el mundo, desde el inicio del capitalismo. Los trabajadores

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construyen estas organizaciones como instrumentos privilegiados para la defensa de mejores condiciones de vida y trabajo frente al capital. No hay cambio en la realidad objetiva, hasta este momento, que nos autorice a creer que esta realidad haya cambiado. Lenin, polem izando con sectores de la izquierda alemana, que querían abandonar la actuación dentro de los sindicatos, alegando su carácter reaccionario, fue categórico, como se puede ver en su obra Izquierdismo, enfermedad infantil del comunismo: "N o actuar dentro,de los sindicatos reaccionarios significa abandonar a las masas obreras, insuficientemente desarrolladas o atrasadas, a la influencia de los líderes reaccionarios, de los agentes de la burguesía, de los obreros aristócratas o aburguesados". Establecido esto, sin embargo, es posible incurrir en un error fundamental, que sería acomodarse y dejar de luchar contra las dificultades que trae transformar a los sindicatos, aunque estas dificultades tengan origen en la cultura, en las costum bres de los trabajadores. Incluso en la dificultad objetiva que ellos tengan para participar en las actividades sindicales, en la medida en que no hay protección a los despidos injustificados en nuestro país, en el sector privado de la economía. Necesitamos enfrentar, con paciencia pero tam bién con firmeza, estos obstáculos, las ideologías com unes en el medio de nuestra clase, actuar sobre esa realidad para transformarla. Error parecido sería intentar hacer los cambios necesarios en los sindicatos sin la participación de los trabajadores por ellos representados. Uno de los primeros y fundamentales pasos en ese proceso de cam bios en los sindicatos debe ser, justam ente, hacer esta discusión con los trabajadores de la base, con claridad. Los cambios sólo se lograrán si son realizados junto con los trabajadores y no a espaldas de ellos. Necesitamos, con paciencia y perseverancia, crear una nueva cultura, una "opinión pública" diferente entre los trabajadores, que son sujeto de su lucha y no objeto. Otro error sería ignorar la resistencia contra los cambios de las direcciones de las organizaciones. Aquí enfrentaremos dos tipos de


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situaciones: la primera, en los sindicatos dirigidos por la burocracia sindical (la vieja y la nueva, representada por la CUT). Es absoluta la contradicción entre los intereses y objetivos de esta burocracia, por un lado, y la dem ocratización del sindicato, el control por la base, la organización y m ovilización de los trabajadores, por otro. Aquí es necesaria la claridad de que los cambios sólo podrán prosperar a partir de la derrota de la burocracia de la dirección del sindicato. Sacar a la directiva "pelega" del sindicato y poner en su lugar una dirección com bativa no basta, como demuestra nuestra experiencia pasada. Pero es un paso indispensable para los sindicatos controlados por la burocracia. De ahí se deriva la im portancia de impulsar y apoyar a las oposiciones sindicales. Depende de la organización y de la victoria de esas oposiciones la posibilidad de revolucionar a esas organizaciones, que son la amplia mayoría de los sindicatos del país. La segunda situación es aquella en que el sindicato es dirigido por sectores com bativos, que no degeneraron en burocracia pero que en su práctica reproducen vicios burocráticos, deformaciones burocráticas, m ayores o menores. Aquí no hay una contradicción absoluta de intereses entre la dirección de la organización y los trabajadores de la base, por lo tanto la superación de los problemas no necesariam ente im plica un cam bio de dirección. Pero hay una contradicción relativa (control sobre el poder de decidir y sus consecuencias) y también aquí habrá resistencia a los cambios. Todos nosotros, que somos dirigentes sindicales, sabemos la actitud conservadora que tendemos a tener cuando se trata de abrir la mano de nuestro control, de nuestro poder. Y es justam ente eso lo que es necesario hacer en los sindicatos: mover el centro del poder que hoy se encuentra en las manos de su dirigencia hacia la base, hacia los trabajadores, que están en los lugares de trabajo. Serán inevitables los conflictos, pero es indispensable enfrentarlos para que podamos avanzar. Es aquí en esta situación que encuadramos a la izquierda socialista y sectores combativos que dirigen los sindicatos en Brasil. Este texto está dedicado a trabajar las contradicciones existentes entre nuestra

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práctica sindical concreta y el proyecto político y sindical que defendemos, y a señalar caminos para superar positivam ente estas contradicciones y fortalecer nuestra lucha en todas sus dimensiones. Y querem os dejar en claro que enfrentar y superar estos problemas no es una opción que podamos tomar o no. Si no avanzam os en la superación positiva de esa contradicción, ella se acabará resolviendo por la negativa. Los vicios y deformaciones burocráticos se transform arán en degeneración burocrática, liquidando nuestro proyecto político. Tan simple como eso. Del carácter y de las limitaciones de este trabajo Por últim o, com o presentación de este texto, es im portante registrar que el mismo está escrito por un militante que hace muchos años actúa en el movim iento sindical brasileño y que, más allá de sus intenciones nunca consiguió pasar de un com bate parcial a los problemas señalados en este trabajo. Por lo tanto, las constataciones y críticas hechas aquí son, por lo menos en parte, también una autocrítica. Por otro lado, "estar dentro del proceso" debe ser visto com o una ventaja y, al mismo tiempo, una desventaja del autor. La proxim idad y convivencia ayudan a que se tenga una visión más precisa de la realidad pero, por otro lado, la ausencia de un distanciam iento, también puede turbar la visión del todo, de la globalidad de los problemas, y llevar a visiones parciales y contaminadas por la experiencia y la práctica cotidiana. Queda hecho el alerta a quienes tuvieran el acceso a este trabajo.

De -derecha a izquierda Ze María, Lula y Eduardo Almeida, en los años 80

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I.

LA SITUACIÓN ACTUAL DE LOS SINDICATOS

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Los sindicatos y la lucha contra la burocratización

L

os sindicatos continúan siendo uno de los principales -sin o el principal- m ovim ientos sociales existentes en nuestro país, sea por el número de trabajadores ahí organizados, sea por su potencial de actuación y fuerza política de intervención en la realidad. Esta constatación no está en cuestión en este texto. Tampoco se trata de secundarizar la im portancia de la orientación política del sindicato en favor de aspectos organizativos. La dirección política de cualquier organización es fundam ental en la definición de su papel, y eso tampoco está en cuestión. Lo que se pretende discutir aquí son los problemas existentes en los sindicatos, particularm ente los relacionados a la burocratización de las organizaciones. La importancia que damos a esta discusión se justifica por el hecho que este problem a puede com prom eter a todas las otras dim ensiones de la vida de las organizaciones. Se trata, conscientem ente, de centrar la atención en las cuestiones de la estructura y funcionam iento de los sindicatos, para tratar de hacer bien la discusión acerca de los problem as ahí existentes, en la perspectiva de cambiar el cuadro actual. En primer lugar, tal vez sea útil establecer de forma clara algunos conceptos que utilizam os en el texto. Sabemos que la burocracia, entendida com o un "cuerpo de funcionarios", con la función de administrar, dirigir una organización o un país es inevitable, es una im posición de la realidad. ¿Cómo se podría dirigir un sindicato con 30 mil trabajadores en la base, algunos cientos de empresas del sector, sin un cuerpo de dirigentes que tenga su tiempo o, por lo m enos parte de él, dedicado a eso? Los problem as surgen cuando esta burocracia se autonom iza en relación a sus representados, usurpa el poder que le fue concedido para defender a los trabajadores y pasa a usarlo en defensa de sus propios intereses. Ahí se da el fenóm eno de la burocratización, la degeneración burocrática. Sin embargo, para evitar confusiones, ya que hay varias situaciones diferentes en los procesos de burocratización tratados en el texto, vamos a usar un concepto funcional para "burocracia" y "burocratización".

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Los sindicatos y la lucha contra la burocratización

Estos términos serán usados para definir situaciones en que hay degeneración burocrática, cuando la dirección de la organización usurpa conscientem ente el poder de representación que recibió de la base, para utilizarlo en su propio beneficio, contra los trabajadores. O sea, cuando el problem a es de naturaleza social. Es con este mismo contenido que el térm ino "pelego" es utilizado en este trabajo. En las otras situaciones, a las que se aplican los casos que son el centro de la preocupación de este trabajo -d ond e se encuadran los sindicatos dirigidos por la izquierda socialista y por los sectores com bativos - la definición que usarem os es de "deform aciones burocráticas" o "vicios burocráticos", indicando que los problemas a ser enfrentados aún son de naturaleza política. Entenderemos esas desviaciones como normales, dada la estructura (inadecuada) y las circunstancias en que actuamos. Son derivadas de la función que los dirigentes ejercen, y exigen, por lo tanto, m edidas políticas para superar los problem as de la estructura de la organización y, también, de nuestra práctica en los sindicatos, bajo el peligro de que las desviaciones evolucionen hacia la degeneración burocrática. Los

PRIVILEGIOS POLÍTICOS

La posibilidad del dirigente sindical de obtener licencias (En el Brasil las licencias son perm anentes. NdE) en su lugar de trabajo, para dedicar su tiem po a la actividad sindical, es una conquista im portante de los trabajadores. Se trata de responder a una necesidad objetiva de la organización de su lucha, sea por la necesidad de dedicarle tiempo al estudio y planificación de la lucha, sea por la necesidad generada por un gran núm ero de em presas en la base de cada sindicato. Es una conquista y, com o tal, debe ser defendida. Sin embargo, no deja de ser tam bién un privilegio del dirigente. El hecho de que él pueda dejar de trabajar ocho horas diarias para el patrón, ya constituye un privilegio en relación a los demás trabajadores del sector. El dirigente con licencia, además, tiene la posibilidad de prepararse m ejor que la mayoría de los trabajadores, de inform arse, de leer periódicos, de formarse a través del tiempo dedicado al 21


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estudio o a cursos o, incluso, de la participación en las discusiones de la dirigencia u otros espacios en los que participa. Eso potencializa su capacidad dirigencial, él construye una autoridad política, capacidad de influenciar, de dirigir la acción de los demás trabajadores. Sin embargo, esto puede ser utilizado "p ara bien o para m al". El problema es si ese privilegio -y esa autoridad dirigencial- en lugar de ser utilizado al servicio de los trabajadores que él representa, es utilizado en provecho propio. El dirigente con licencia pierde contacto con la realidad cotidiana de los trabajadores que se encuentran en los lugares de trabajo, se distancia de la realidad que ellos viven. Esta situación es aún peor por el hecho que, por regla general, no existe organización de los trabajadores en los lugares de trabajo (realidad del sector privado, más adelante trataremos sobre el sector público). La relación que se establece entonces es del individuo (trabajador) contra la institución (sindicato/ dirigentes del sindicato), y se hace muy difícil para el trabajador hacer valer sus opiniones en estas circunstancias. Si agregamos a esto el hecho de que no hay cómo ubicar al dirigente en su lugar de trabajo, porque él tiene licencia, más el atraso en la conciencia de la propia clase -q u e no tiene tradición de participar en la vida sindical-, tendremos una enorm e dificultad para la organización de la lucha cotidiana de los trabajadores y, también, un enorme obstáculo para el ejercicio del control del sindicato por la base. Esta situación conspira a favor de la autonomía de la dirección en relación a la base, del dirigente en relación a sus representados... Eso se agrava por una situación com ún a la gran mayoría de las organizaciones, que es la inexistencia de límites en la reelección de los dirigentes. Luego de elegido para un mandato, normalmente el dirigente (liberado de su puesto de trabajo) es reelecto para nuevos mandatos, extendiendo indefinidamente en el tiempo su distanciamiento de la base. Sumando todo esto, tenemos apenas dos momentos en que los trabajadores de la base ejercen algún control sobre la organización:

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1) las elecciones de la dirigencia, normalmente cada tres años, y a través de procesos tan deformados que merecerían un estudio aparte y, 2) las asambleas generales que también toman decisiones importantes para el sector y para la organización. Estas asambleas, normalmente, reúnen a una parte pequeña del sector, en un espacio de tiempo bastante reducido para discutir y decidir sobre importantes cuestiones. Y, en una situación de gran desigualdad en relación a la dirigencia del sindicato. El trabajador, norm alm ente, va a la asamblea después de un día de trabajo, sin saber exactam ente qué se va a discutir (a veces no conoce ni la agenda), cuáles son las propuestas existentes, etc. Y la dirigencia del sindicato, sin contar el hecho de que ella puede escoger el "m om ento" de hacer la asamblea, llega con un volumen de inform ación muy grande (lo que estará en discusión, informaciones sobre el asunto, las propuestas existentes, etc.). Es necesario reconocer que estos espacios son bastante limitados, por decir lo menos, para el efecto del ejercicio de la democracia en la base del sindicato. No se trata de negar la im portancia de las asambleas de base; por el contrario, son los espacios más democráticos en la rutina de la organización. Pero, no hay cómo sustentar que las decisiones tomadas ahí reflejan efectiva y democráticamente la voluntad de los trabajadores. Hay mucha deformación, y esta deformación- sólo disminuye, como dije antes, en momentos de gran efervescencia y movilización, cuando los trabajadores afluyen en masa a las asambleas e imponen su voluntad, incluso contra la dirección de la organización. La conclusión obvia es que, esencialmente, quien dirige al sindicato es la dirigencia y no la base. El lema "C U T por la base", que marcó la fundación de esta central en 1983, quedó en eso, en el lema, pues la historia del crecim iento y de la consolidación de la CUT es también la historia de la exclusión de la base de sus instancias fundamentales de decisión. El lema "sindicato dirigido por la base" de la época del nacimiento de la CUT, nunca se transformó en realidad, pues no se crearon las condiciones para ello. Y, parte fundamental de la responsabilidad es de los dirigentes que asumieron las dirigencias de estas organizaciones.

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Los sindicatos y la lucha contra la burocratización

La incidencia de esto en la lucha de los trabajadores es muy importante. El dirigente, alejado de la base, además de ignorar la situación exacta en que se encuentran los trabajadores, se vuelve también una presa mucho más vulnerable de las presiones externas al sector, que vienen del empresariado y de la superestructura de la sociedad (organizaciones empresariales, gobiernos, instituciones del Estado, como justicia, policía, etc.). Estas presiones ganan más peso debido a otra realidad general del movimiento sindical: el bajísimo nivel de formación política de los dirigentes, lo que genera una capacidad limitada de análisis de la realidad, además de la baja consistencia ideológica. La opinión de estos dirigentes, entonces, acaba siendo form ada a partir de aquellas presiones externas que recibe, y no de las necesidades o de la sintonía con la base. La presión externa más común a la que los dirigentes sindicales están sujetos afecta directamente a la representación que ejerce en nombre de los trabajadores: el proceso de negociación y contratación colectiva. El alejamiento de la base y la presión para que se establezca un clima "civilizado" para las negociaciones, actúa fuertemente y disminuye la radicalidad del dirigente. El dirigente es llevado a confrontarse con la necesidad de cumplir normas y reglas que no existían para él cuando era un simple trabajador de base. Estas normas y reglas (las leyes, convenciones sociales, opinión pública, sentido común, etc.), obviamente, buscan mantener y defender el statu quo, o sea, el mantenimiento de la explotación del trabajador por el patrón. En estos casos, la dirigencia del sindicato acaba muchas veces transformándose en obstáculo a la autodeterminación de los trabajadores, en la mayoría de las veces, actuando como freno a sus luchas. Acaba cumpliendo el papel de administrar las diferencias de interés entre patrones y trabajadores, buscando evitar que éstos recurran al único recurso que disminuye un poco la inmensa desigualdad en la relación de fuerzas entre las partes: la acción colectiva de los trabajadores, la movilización, la huelga. Otras veces,

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impone, o trata de imponer, de forma burocrática, un proceso de movilización que la base no quiere o no comprende la necesidad de hacer. De ahí se deriva otra consecuencia desastrosa de ese proceso, que se traduce en grave perjuicio para la conciencia de los trabajadores. Las decisiones tomadas sin la participación de los trabajadores y que limitan su acción colectiva y su autodeterminación, son extrem adam ente dañinas para su educación como clase. Cabe registrar aquí que muchas veces la presión en favor del sentido común, o del mal menor ("perder los anillos para no perder los dedos"),viene de los propios trabajadores, presionados por la amenaza de despidos o cosas por el estilo. Esto no disminuye la responsabilidad del dirigente en resistir e impedir (o, por lo menos, hacer todo lo que estuviera a su alcance para evitar) que el sindicato sea utilizado al servicio de intereses del patrón y no de los trabajadores. A veces, es mejor no tener acuerdo, que tener un acuerdo ruin. Volveremos a este asunto más adelante. La conclusión que salta de este análisis es que, muchas veces esa conquista que es la liberación del dirigente de la jornada de ocho horas diarias de servicio prestado al patrón, la posibilidad de formación, de construcción de la autoridad dirigente que eso posibilita, puede ser utilizada en cualquier sentido. Y, en la estructura y funcionamiento vigente en los sindicatos en nuestro país, acaba siendo (¡en una cantidad enorme de veces!) la puerta de entrada al proceso de burocratización del dirigente y de la dirección. L O S PRIVILEGIOS MATERIALES

Otra variante de este problema es cuando las desviaciones burocráticas llevan a la utilización, por el dirigente sindical, de los recursos de la organización, o de la representación sindical que detenta, a la obtención de privilegios o ventajas m ateriales para sí mismo. No estoy hablando aquí de la estabilidad en el empleo o de la simple liberación del puesto de trabajo. Se trata de las ventajas materiales indebidas.

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Norm alm ente comienzan con cosas aparentemente sin importancia: la utilización de los vehículos de las organizaciones para actividades personales del dirigente; uso del tiempo de licencia sindical para hacer actividades personales o familiares; recibir beneficios financieros que se constituyen en un sobresueldo; toma de "préstam os" del sindicato, que "serán pagados cuando pueda" y, en la mayoría de los casos, sin intereses; recibir presentes "desinteresados" de las em presas, etc. Además, la usurpación inaceptable de la representación que le fue dada al dirigente por su base, invariablemente acaba evolucionando a cosas más graves, como el desvío de recursos de la organización en beneficio propio, utilización del mandato sindical para obtener ventajas m ateriales de empresas o gobiernos a cambio de "entregar" los derechos o intereses de los trabajadores, etc. De desviaciones burocráticas se pasa a situaciones de degeneración burocrática. Un ejemplo de esta situación es el escándalo que salió a la luz pública en la Volkswagen alemana, cuando el hoy ex ejecutivo de la empresa, responsable por la relación con los sindicatos y la com isión de fábrica admitió haber usado recursos de la compañía para pagar noches en discotecas exclusivas, con chicas de calendario, para los m iembros de la com isión de fábrica y dirigentes sindicales. Entre estos dirigentes -siem pre de acuerdo con el ejecutivo- estaría el ex presidente de la CUT y actual ministro de previsión social del gobierno de Lula, Luis Marinho. Los acuerdos hechos por el Sindicato de M etalúrgicos del ABC (en la época presidido por Marinho), autorizando a la empresa a despedir trabajadores y reducir sus beneficios, ¿no tendrá relación con esto? Otra expresión de esa degeneración es la promiscuidad escandalosa que vemos entre los dirigentes sindicales y los directivos de empresas estatales (Correos, Petrobras) y empresas privatizadas del área de telecomunicaciones y procesamiento de datos. O la participación de ex dirigentes sindicales (y actuales también) en prácticam ente todos los últim os escándalos de corrupción que salieron a la luz en el país. No son sólo noches en las discotecas exclusivas. Relaciones promiscuas de dirigentes sindicales con empresas y gobierno le rinden altas sumas


Los sindicatos y la lucha contra la burocratización

de dinero, propiedades, cargos en las empresas o en el gobierno y un largo etc. Y todas estas ventajas indebidas, desde las menores (uso del carro) hasta las más graves, acaban haciendo que estos dirigentes tengan una nueva condición social, diferente de la que tenían cuando asumieron el cargo en la dirección del sindicato. Y aquí hay un problem a bastante delicado. ¿Cuándo la existencia de algunos privilegios materiales, que expresan desviaciones burocráticas, puede ser combatida con m edidas de carácter político? ¿Y cuándo esa situación indica la presencia de degeneración burocrática sin posibilidad de recuperación, que exigirá el cambio de la dirección o del dirigente? En los dos casos, es común que el dirigente formule ideologías (falsas ideas) para justifica el privilegio ("usando el carro de la organización para resolver problemas particulares, queda más tiempo para la actividad sindical"; o "yo me sacrifico por el sector y es justo que tenga algún tipo de compensación por eso"). La diferencia fundam ental en estos casos se da por la reacción del dirigente o de la directiva a la discusión del problema. Si el dirigente (o la dirigencia) confrontado con el problem a reacciona positivamente y adopta m edidas concretas para corregir o para cambiar, entonces estamos frente a una situación en que hay desviaciones que pueden ser corregidas con medidas de carácter político. Si, por otro lado, ante la constatación de la existencia del privilegio material4, el dirigente (la dirigencia) insiste en mantenerlo, él está conscientemente usando la representación que le fue dada por los trabajadores en provecho propio. Deja de ser una desviación y pasa a ser degeneración burocrática, o sea, estaremos frente a un burócrata o una burocracia. Y que, como toda burocracia, va a mover al m undo y fondos para mantener la fuente de sus privilegios.. Y es importante tomar nota que no hay burocratización grande o pequeña. La calidad es la misma, y su naturaleza también: la burocracia es una casta extraña a los trabajadores, enemiga de sus intereses y que debe ser alejada del control de sus organizaciones. Si entendemos bien esta cuestión, vamos a entender cuál es la 27


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diferencia que existe entre nosotros (la izquierda socialista y los sectores com bativos que estamos en la dirección de los sindicatos) y la burocracia, la vieja y la nueva. Y también entenderemos cuán cerca estamos, a veces, de igualarnos a ellos en esta cuestión crucial, que com prom etería todo nuestro proyecto político. Las consecuencias de este proceso de burocratización La presencia de desviaciones burocráticas en la conducción de las organizaciones trae dos tipos de perjuicios a los trabajadores. En primer lugar, perjudica el proceso de organización y movilización. Un funcionamiento burocrático del sindicato conspira contra la participación de los trabajadores de la base en las decisiones a ser tomadas en su nombre, dificulta la construcción y existencia de la organización de la base. Y se constituye en una traba para las luchas, conform e he descrito anteriormente. En segundo lugar, trae perjuicios a la educación de los trabajadores, como clase, y a su lucha. Lenin decía que el sindicato, además de defender los intereses concretos e inmediatos de los trabajadores debe también, en cada lucha concreta que impulsa, ser una escuela para la revolución, para las luchas más estratégicas de los trabajadores. Y, en el proceso cotidiano de planeamiento y decisiones sobre sus actividades, debe funcionar como una escuela de gobierno, donde los trabajadores aprendan a gobernar su propio destino, a ejercer su autodeterm inación, para cuando asuman el control político del país. Nada de eso sucede en la situación actual en que se encuentran los sindicatos.

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II.

LAS BASES OBJETIVAS DE LA BUROCRATIZACION DE LOS SINDICATOS 29


Los sindicatos y la lucha contra la burocratización

a manifestación de ese proceso de forma recurrente, en prácticamente todas las organizaciones, indica claramente que este fenómeno tiene base objetiva en la realidad. Es necesario, entonces, buscar identificar estas bases objetivas como una explicación teórica para lo que sucede. Comprender esta relación es fundamental. En primer lugar, para tener claro los problemas inherentes al dirigir un sindicato y, en segundo, para definir un programa y una política para enfrentarlos. Pero también para entender que el combate a estos problemas debe ser permanente, sin plazo final, pues se trata de enfrentar un problema estructural. Este combate necesita ser parte fundamental de nuestra actuación cotidiana. Dentro del conjunto de factores objetivos que tienen relación con esta discusión destacaré dos, que me parecen centrales para la discusión que hacemos en este texto. El primero tiene que ver con la realidad actual del capitalismo, en su fase imperialista, y los sindicatos en este contexto. El segundo tiene que ver con el proceso de constitución de la estructura de organización sindical en nuestro país y con sus características básicas.

L

Los

SINDICATOS EN LA FASE IMPERIALISTA DEL CAPITALISMO

Trotsky, hablando sobre la burocratización de los sindicatos, afirma que: Hay una característica común en el desarrollo o, para ser más exacto, en la degeneración de las modernas organizaciones sindicales de todo el mundo: su aproximación y su vinculación, cada vez más estrechas con el poder estatal. Este proceso es, igualmente, característico de los sindicatos neutros, socialdemócratas, comunistas y anarquistas. Este hecho demuestra que la tendencia a "estrechar vínculos" no es propia de tal o cual doctrina, sino que proviene de condiciones sociales comunes a todos los sindicatos.5 La centralización, característica del capitalismo en su fase imperialista, en grandes monopolios y transnacionales, agudizado en su estado actual (la llamada globalización neoliberal), potencializa al extremo su capacidad de chantajear, de obligar a los trabajadores y a sus organizaciones sindicales. Y disminuye el poder de presión de los sindicatos, que era m ayor en la época de la "libre com petencia"

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capitalista. El procedim iento, tan común hoy que el patrón adopta, contra un grupo de trabajadores o su sindicato, amenazando cambiar la fábrica de país, o de Estado en un mismo país, si no aceptan sus imposiciones, son expresión de esto. O, también, la presión para eliminar derechos y beneficios "que ya no existen en muchos lugares, y que va a acabar llevando a la empresa a la quiebra y al despido de todos los em pleados". Esta situación actúa en el sentido de empujar a los sindicatos a buscar apoyo en el Estado para hacer frente a tamaña desigualdad en la relación de fuerzas. Estado éste completamente controlado por las transnacionales, al servicio de los grandes monopolios. Así, esta estrategia acaba por llevar a los sindicatos a estrechar, cada vez más, los lazos de colaboración con los monopolios y transnacionales, y no a enfrentarlos. Los sindicatos son llevados a una autonomía cada vez m ayor en relación a los intereses de su base, al identificarse cada vez más con los intereses de las grandes empresas. De ahí la tendencia a la burocratización de las organizaciones. Por otro lado, la burocracia sindical, de orientación reformista, transforma esa tendencia objetiva en ideología, en concepción de acción sindical. Una vez más, recurrimos a Trotsky: Por su parte, los sindicatos de los sectores más importantes de la industria se ven privados de aprovechar la competencia entre las distintas empresas (en el capitalismo monopolista). Deben enfrentar a un adversario capitalista centralizado, íntimamente ligado al poder estatal. De ahí la necesidad que tienen los sindicatos — en tanto se mantengan en una posición reformista, o sea, de adaptación a la propiedad privada— de adaptarse al Estado capitalista y de luchar por su cooperación. A los ojos de la burocracia sindical, la tarea principal es la de "liberar" al Estado de las amarras capitalistas, de debilitar su dependencia de los monopolios y voltearlo a su favor.6 Es en esta ideología que se sustenta, prácticamente, todo el basamento "teórico" del sindicalismo social demócrata y reformista. Viene de ahí el "sindicalism o propositivo", el "tripartism o", el sindicalismo

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Los sindicatos y la lucha contra la burocratización

de colaboración y de los pactos sociales que hizo carne en las elaboraciones de la CUT desde finales de los años 80. El llamado "sindicalism o ciudadano", preocupado más en proponer "políticas públicas" que defender "sólo" los intereses de los trabajadores (visto aquí como concepto peyorativo), tam bién se alimenta de esta misma fuente. El

s in d ic a l is m o b u r o c r á t ic o

(d e E s t a d o )

en

B r a s il

Además de esa tendencia, de esa presión a que están sujetos los sindicatos en la época en que vivimos, hay problem as estructurales que afectan la situación actual de estas organizaciones y que están relacionados con el proceso, con la historia de la constitución de la actual estructura de organización sindical en nuestro país. Conocer esta historia ayuda a entender la naturaleza de estos problemas, que chocan con el contenido de acción sindical que queremos desarrollar. Nos ayuda, por lo tanto, a buscar las m ejores formas de enfrentar y superar estos problemas. La constitución de la estructura actual de organización sindical en Brasil tiene peculiaridades que no son secundarias. Es diferente de la realidad europea, donde prevalece el sindicalismo socialdemócrata, que surgió independiente del Estado7, la experiencia de organización obrera independiente del Estado, en Brasil, dirigida principalmente por los anarquistas y comunistas, al inicio del siglo pasado, fue completamente diseminada en la era del presidente Getulio Vargas (1930-1945). Y fue sustituida por una estructura oficial creada por el Estado, con el objetivo declarado de controlar y disciplinar a los trabajadores a los objetivos del capital. Getulio Vargas, que llega al gobierno en 1930, adopta como una de sus metas fundamentales, "sacar a Brasil del atraso económ ico" por medio de un ambicioso proyecto de desarrollo que, sin abandonar al sector más fuerte de la economía hasta entonces, el agro-exportador, buscaba privilegiar al sector industrial. Para ello necesitaba organizar y disciplinar a los trabajadores para perm itir el crecimiento de la industria, con bases mínimamente estables. Y, por la misma razón, necesitaba derrotar al movimiento sindical hasta entonces existente, que era bastante combativo e independiente en relación al Estado.

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Los sindicatos y la lucha contra la burocratización

Para eso, retoma y desarrolla un proceso que ya venía de antes, consolidar en leyes los derechos que habían sido conquistados por la lucha encarnizada de la clase trabajadora, tratando de que pareciera concesiones espontáneas de su gobierno. Al mismo tiempo, trata de imponer un nuevo modelo de organización sindical, basado no ya en la premisa de independencia de clase, que caracterizaba al movimiento anterior, sino en la idea de la colaboración de clases, teniendo al Estado como mediador natural de ios conflictos surgidos entre ellas. Heloisa Martins, en El Estado y la burocratización de los sindicatos en Brasil, hace una buena descripción de todo ese proceso. Muestra como Getulio enfrentó a los sectores más atrasados de la burguesía de aquella época: Se cristalizará la mentalidad política, predominante en la orientación gubernamental, que juzgaba al problema obrero en Brasil como un simple caso de la policía. Era natural que, en un ambiente tan pobre de visión social, no encontraran eco las reivindicaciones laborales, incluso las más elementales, que constituían conquistas incorporadas a la legislación de la mayoría de los países cu ltos.8 Y muestra, también, que las autoridades de entonces tenían una clara noción de que era necesario intervenir para evitar el descontrol de la situación de la lucha de clases: ... es necesario intentar, en las condiciones actuales, bastante diferentes de aquellas. La población creció; las condiciones de trabajo se modificaron; se inició un período de vida industrial a merced de políticas proteccionistas y comenzaron a aparecer, inevitablemente, los conflictos entre el capital y el trabajo. El gobierno no podía permanecer indiferente a este estado de cosas, perturbador del orden social. Debía y le cabía intervenir. (...). Es que la era del individualismo económico estaba definitivamente cerrada. 5 Por otro lado, las autoridades mostraban, también, plena conciencia del papel de la estructura de organización que estaban construyendo, en la defensa de los intereses del capital:


Los sindicatos y la lucha contra la burocratización

Considerando, en su conjunto y alcance, el programa desarrollado por el gobierno provisional, en materia de trabajo y organización social, se orienta en un sentido constructor y huyendo a las experiencias peligrosas. Resultaría absurdo concluir que lo inspira la intención de hostilizar las actividades del capital que, por el contrario, necesita ser atraído y garantizado por el poder público. El mejor medio de garantizarlo está, justamente, en transformar al proletariado en fuerza orgánica, capaz de cooperar con el Estado y no dejarlo, por el abandono de la ley, que se entregue a la acción disolvente de elementos perturbadores. 20 Para que no quede duda, ahí va el extracto de un discurso de Getulio Vargas en 1931: Las leyes, hace poco decretadas, reconociendo a las organizaciones sindicales, tomaron en cuenta, principalmente, su aspecto jurídico, para que, en vez de actuar como fuerza negativa, hostiles al poder público, se conviertan, en la vida social, en elemento provechoso de cooperación en el mecanismo dirigente del E stado.n Más claro, imposible. Incluso, aquella que aparece hasta hoy como la principal función del sindicato, negociar y contratar en nombre de los trabajadores, era una función que ya nacía bajo este mismo signo: El contrato o convención colectiva del trabajo no es solamente una conquista m oral y jurídica en favor de los trabajadores; constituye, también norma imprescindible a toda organización industrial, viendo condicionar la lucha de los intereses individuales y patronales a un conjunto de reglas resultantes de un nivel común establecido para las condiciones de la producción.12 Disciplinar a la fuerza de trabajo viendo facilitar el proceso de industrialización del país e im pedir que los trabajadores sean influenciados por ideas "perturbadoras del orden", o sea, hacer que se im ponga la idea de la conciliación en lugar del conflicto entre las clases. Estos eran los objetivos, además bastante explícitos, por

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parte de las autoridades de entonces, que llevaron a la adopción de un conjunto de leyes laborales y de una amplia legislación sobre la organización sindical y de relaciones de trabajo (contratación y negociación colectiva) e, incluso, a la constitución de la Justicia del Trabajo, en la era Vargas. La legislación sobre la organización sindical y las relaciones de trabajo institucionalizó beneficios y derechos sindicales importantes para los trabajadores. Pero instituyó, también, una estructura sindical que separó a los trabajadores de base de su organización y subordinó a los sindicatos al Estado. Una estructura que tiende a transformar al dirigente del sindicato en burócrata, que tendría como función ayudar al Estado a controlar y disciplinar a los trabajadores dentro de las reglas definidas por el capital. La

n a t u r a l e z a c o n t r a d ic t o r ia d e l o s d e r e c h o s s in d ic a l e s

El poder de negociación y contratación que los dirigentes sindicales pasaron a ejercer, en nombre de los trabajadores, presiona permanentemente al dirigente a buscar un punto de equilibrio, de "convivencia pacífica y civilizada" entre el trabajador y el empleador. Establece una rutina de negociación que tiende al acomodamiento en las relaciones, huyendo de la configuración de una situación de "conflicto perm anente", pues eso perjudicaría el "clim a para la negociación". El sindicato se presenta casi como un intermediario entre los trabajadores y los patrones. Sufre presiones para ser "realista", no sólo por parte del patrón, de la justicia, de la "opinión pública", incluso, hasta de los sectores más atrasados de la clase. Por otro lado, esta presión para que el sindicato busque siempre la vía de la negociación y no de la movilización de los trabajadores, busca transformarlo en un instrumento estabilizador del régimen de dominación de la burguesía sobre la clase trabajadora. Particularmente en los regímenes de democracia burguesa como el que vivimos hoy, los sindicatos terminan siendo un importante factor de sustentación del estado de cosas. Ahí tenemos el testimonio del triste papel de la CUT en los últimos años, además del gobierno de Lula.

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Los sindicatos y la lucha contra la burocratización

La estabilidad en el empleo deF dirigente sindical, significaba, al m ismo tiempo, la conquista de un derecho importante pero también' de un privilegio del dirigente en relación a los demás trabajadores. La licencia permanente del dirigente en su lugar de trabajo, para dedicarse a la actividad sindical, tam bién significó una conquista importante. Pero, por lo general tiende a resultados nefastos al alejar al dirigente de la convivencia con los problemas de los trabajadores, más aún en un ambiente en que no existe organización de base. Lleva al dirigente a dejar de reflejar los problemas vividos por los trabajadores para reflejar los problemas del aparato que administra y las presiones externas a la clase trabajadora venidas de la burguesía por medio de varias instituciones de la sociedad. Es importante registrar que no fue sin razón que la burguesía y el Estado brasileño siempre se negaron a asegurar el derecho de organización sindical en los lugares de trabajo, siempre se negaron a asegurar la protección contra el despido injustificado, condición fundamental para permitir que se extendiesen a todos los trabajadores los derechos sindicales, para que estos derechos quedasen concentrados, monopolizados, sólo en las manos de los dirigentes sindicales. Estos factores, sumados, fueron utilizados para inculcar en la cabeza de los trabajadores la idea de que el sindicato, encabezado por los dirigentes escogidos por ellos, era el que debería cuidar de sus intereses, como si fuese una institución aparte de la propia rama laboral. El objetivo era erradicar la idea de que la lucha, la acción colectiva es el medio para obtener las reivindicaciones. Esta pasó a ser una tarea de una institución aparte de los trabajadores; en lugar de una tarea colectiva, pasó a ser tarea de los dirigentes. Esa ideología estuvo (y está) fuertemente arraigada entre los trabajadores. Qué dirigente no oyó de algún trabajador "¿Cuánto de aumento nos va a conseguir el sindicato?" Después se sumó al sindicato y a los dirigentes sindicales la Justicia del Trabajo, como otro ente, también externo a los trabajadores, con la atribución de resolver los temas pendientes en las relaciones entre empleados y empleadores. Otro conjunto de "conquistas", las relacionadas al financiamiento de la entidad sindical, también tiene efectos contradictorios. La 36


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institución del impuesto sindical, como fuente de recursos, asegurada a los sindicatos, acompañó la definición de una serie de obligaciones "asistencialistas" para la organización, que reforzaba su carácter de agencia del Estado y no de organización para la lucha de los trabajadores. Estas atribuciones y obligaciones llevaron a que los sindicatos fuesen obligados a "profesionalizar" su administración, creando máquinas inmensas con muchos funcionarios, lo que también contribuyo a alejar al dirigente de una actuación volcada a la lucha del sector. El llamado impuesto sindical fue, durante décadas, la principal fuente de dependencia financiera de los sindicatos en relación al Estado. Con la utilización de los fondos del FAT (Fondo de Amparo al Trabajador) para financiar proyectos de centrales y de sindicatos, inaugurada durante el gobierno de Fernando Henrique Cardozo (1995-2002) y, después, con los convenios con los bancos estatales y ministerios, la relación con los fondos de pensión, en el gobierno de Lula, esa dependencia gana otra dimensión. Mucho más grave que la anterior en todos los sentidos. También se institucionaliza la práctica de las centrales y sindicatos en buscar apoyo financiero de los empresarios para financiar sus actividades. Las "fiestas" del I o de Mayo promovidas por la CUT y por Fuerza Sindical, en Sao Paulo, son expresión de eso. El descuento por planilla de las m ensualidades, pagadas por los afiliados, es un derecho importante y debemos defenderlo, obviamente. Pero, este también acaba sirviendo para dar independencia y autonomía a las dirigencias de los sindicatos en relación a su propia base, en lo que dice respecto a las fuentes de financiamiento. En muchas empresas, incluso, la sindicalización es casi obligatoria, pues interesa al empresario mantener una buena fuente de financiamiento al sindicato, sin que éste tenga que recurrir al convencimiento de la base para que contribuya (en los casos en que la dirigencia del sindicato colabora con la empresa, obviamente). Posteriormente, se instituyó el "descuento asistencial" que, al mismo tiempo, es una importante fuente de financiamiento de las actividades

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sindicales y, m uchas veces, acaba siendo motivo para que la dirigencia "cierre" un acuerdo con los em presarios más rápidamente, para poder efectuar el descuento. La

n e g a c ió n d e l a a c t iv id a d p o l ít ic a e n el s in d ic a t o

Otro componente importante de la concepción sindical "getulista" era la premisa de que los sindicatos se abstuviesen de cualquier actividad política, que se limitasen a la representación de los trabajadores en sus reivindicaciones económicas. En el Decreto 19.770 de 1931, en el artículo I o, entre las condiciones para la constitución de un sindicato, figuraba entre las exigencias la abstención de "tod a y cualquier propaganda de ideología sectaria, de carácter social, político o religioso". Así fueron adoptadas, en el correr del tiempo, una serie de reglas legales para impedir al sindicato se inmiscuya en la arena política, entendida ésta como el espacio donde se definen las políticas económicas y se establece el orden económico y social vigente. En los períodos de régimen más duro, estas reglas eran utilizadas para justificar intervenciones directas del Estado en las organizaciones sindicales. Veam os lo que decía Arnaldo Sussekind, m inistro de trabajo en el primer gobierno del régim en militar que se instaló en el país, en 1964: ... por lo tanto, el sindicato en Brasil, de acuerdo a lo que dispone la ley... no fu e hecho para realizar actividades político-partidarias, y no puede... participar de cualquier sistema que pudiese modificar el propio sistema jurídico-político brasileño. Los sindicatos, en Brasil, por fuerza de la ley de 1943, no ley de hoy, se centran en el estudio, en la defensa y la coordinación de los intereses profesionales de los trabajadores... Dentro de este marco legal hay, puede y debe haber, autonomía, porque autonomía no se confunde con desorden ni con soberanía. Soberano sólo el Estado. 33 Las razones de esta determinación son obvias, pues al sindicato no le cabría cuestionar el orden político y económico establecido, y sí administrar el conflicto del trabajo dentro del mismo. La ideología

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que está por detrás de estas reglas fue intensivamente difundida por el Estado (y por los patrones) entre los trabajadores. Fue asimilada y reproducida por la burocracia sindical durante décadas, y eso hizo que ella fuese ampliamente integrada al imaginario de los trabajadores, surtiendo efecto hasta hoy. Eso hace que los sectores más atrasados de nuestra clase acaben funcionando, también, como elemento de presión contra la actividad política de los sindicatos. Lamentablemente también, aún hoy, hay sectores de izquierda que reproducen esta práctica nefasta, como una forma sectaria y atrasada de hacer disputa política, diseminando desconfianza en los partidos y organizaciones políticas de los trabajadores. La

derrota de

1935

y la im p o s ic ió n d e u n a e s t r u c t u r a s in d ic a l

b u r o c r á t ic a

Hay una interpretación bastante com ún que ve en la legislación laboral, instituida en esta época, como concesión de Vargas, motivada por su generosidad y preocupación por los trabajadores. Se deduce de ahí, también, la visión de que los trabajadores habrían aceptado pacíficamente el cambio en la estructura de organización sindical preconizada por el poder público de la época. Sería una especie de cambio: se acepta una estructura ruin y, en contrapartida, se instituyen los derechos laborales. Nada más lejos de la realidad u . En verdad, las "concesiones" del gobierno, si bien respondían al objetivo de organizar y dar estabilidad a la fuerza de trabajo para permitir el desarrollo industrial pretendido, también eran consecuencia del vigoroso proceso de lucha de masas que marcó al sindicalismo brasileño de inicios del siglo pasado. La nueva estructura de organización sindical sólo puede ser, efectivamente, implantada en el país a partir de la imposición de una dura derrota a los trabajadores en el terreno de la lucha de clases. El profesor Marcelo Badaró, de la Universidad Federal Fluminense, en su trabajo "Trabajadores y sindicatos en Brasil", señala que: ... la legislación social ya estaba, mayoritariamente, elaborada entre 1930 y 1935 y los trabajadores organizados y sus líderes sindicales

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más combativos continuaron resistiendo la idea del sindicato tutelado por el Estado. 15 Ricardo Antunes, en el mismo sentido, llama la atención sobre la importancia de "... resaltar la form a como sectores significativos de la clase obrera reaccionan a esta ley". Según él, la autonomía de los sindicatos, oriunda de las primeras décadas del siglo, fue mantenida hasta m ediados de la década del 30, siendo que hasta entonces "solam ente el 25% de los sindicatos de Sao Paulo, Río de Janeiro, Minas Gerais y Río Grande do Sul, aceptaron las norm as de esta ley de sind icalización".16 El 4 de abril de 1935, el gobierno decreta la Ley de Seguridad Nacional, que prohibió el derecho de huelga, disolvía a la Confederación Sindical Unitaria, y desencadenaba una ola de brutal represión contra los trabajadores. Luego del frustrado levantamiento armado de la ANL (Alianza Nacional Libertadora), el gobierno intensifica aún más la represión. "... líderes sindicales y obreros fueron apresados, deportados y asesinados, y los sindicatos combativos fueron sumariamente cerrados." En aquel m omento se asistió a la gran derrota del m ovim iento sindical y obrero en Brasil, y a la pérdida de la autonomía. Con razón, dice el historiador Edgard Carone: "para el proletariado, el Estado Nuevo comenzó en noviembre de 1 9 3 5 ".17 O sea, la estructura sindical que heredamos de la llamada "era Vargas", surge de una profunda derrota de la clase trabajadora, que es obligada a aceptar la im posición de una estructura de organización sindical burocrática, vinculada al Estado. Incluso, las aparentes conquistas que acompañaron la implantación de esta estructura de organización, se destinaban a construir una relación de dependencia del dirigente sindical, a su corrupción y transformación en un agente del Estado y de los patrones dentro del sindicato. La form a de organización, que crea una separación entre los trabajadores de la base y la organización y sus dirigentes, concediendo privilegios y concentrando el poder de decisión en las manos de estos últimos,

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Los sindicatos y la lucha contra la burocratizadón

es apenas consecuencia de esta concepción. Estas deformaciones, en todas sus dimensiones, corresponden a esa concepción sindical basada en la colaboración de clases, en la aceptación de la propiedad privada y de la explotación de la clase trabajadora por el capitalismo. O sea, la burocratización de los sindicatos, su vinculación al Estado, que nada más es la expresión organizativa de la concepción reformista de acción sindical. E sta estr u c tu r a perm a n ec e h a sta h oy

Hubo cambios en este cuadro en el correr del tiempo, pero fueron cambios esencialm ente en la forma y no en el contenido de esta relación. En algunos m om entos había más libertad, en otros era más cerrado, dependiendo de la situación de la lucha de clases y del régimen político que gobernaba el país. Con las luchas al final de la década del 70 e inicios de los 80, obtuvimos avances importantes. Prevaleció, en los sectores más avanzados del sindicalismo, la concepción de acción sindical basada en la independencia de clase y en la movilización, en la acción colectiva de los trabajadores. En la lucha conquistam os más libertad de acción ante el Estado, lo que fue, en parte, consolidado por la Constitución de 1988. Con el llamado "nuevo sindicalism o", surgido al final de los años 70 e inicio de los años 80, toda una generación de activistas llegó a la dirección de los sindicatos, prometiendo cambios profundos en su estructura y funcionamiento, pues las huelgas, realizadas en aquellos años, habían demostrado, de form a categórica, las contradicciones y las limitaciones de la forma de organización sindical existente en el país. Sin embargo, no hubo cambio en la esencia de la estructura de organización sindical, y el proceso político retrocedió a partir de l.i segunda mitad de la década del 80. El proceso de cambios primero se paralizó y, después, retrocedió, La degeneración de la CUT, a la que asistimos hoy, en gran medida, es expresión de que los mecanismos de control del Estado sobre los sindicatos se im pusieron por sobre la voluntad transformadora de los miles y miles de activistas que participaron de aquel proceso. Llevaron a la adaptación y a la burocratización de casi toda una generación

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Los sindicatos y la lucha contra la burocratización

de activistas y militantes que llegaron a los sindicatos embalados por la lucha contra el régimen militar, y contra la "pelegad a", que era cóm plice de aquel régimen y de los patrones en la dirección de las organizaciones. E l s in d ic a l is m o s u r g id o en el s e r v ic i o p ú b l ic o

El sindicalism o surgido en los servidores públicos, a partir de los años 80, trajo novedades importantes. Trajo consigo la llam ada "herencia getulista", en una clara manifestación de "ventaja del atraso" (no haber tenido derecho de organizarse sindicalmente hasta entonces). Nace en medio de un intenso proceso de movilización de masas del sector. Y construyó organizaciones independientes del Estado, más democráticas, organizadas y controladas por la base, de las que existían en el sector privado. Además de todo eso, el otro diferencial fundam ental presente en las organizaciones de los trabajadores estatales es el proceso de construcción de las organizaciones asentadas en una fuerte organización en los lugares de trabajo. Sean los delegados sindicales, representantes de escuelas, u otra forma que asumió ese proceso, el hecho de que los trabajadores del servicio público estén organizados desde el lugar de trabajo le da una condición de actuar sobre su organización, que no encuentra paralelo en la iniciativa privada. Es verdad que las condiciones objetivas ayudaron, al existir la protección contra el despido injustificado en el servicio público, lo que facilita la organización de los trabajadores y su acción sindical. Con todo, fue la orientación política lo que prevaleció en aquel momento, el factor fundam ental en la explicación de ese cuadro. Aquí tuvimos, en un universo restringido (el de los estatales), la dem ostración concreta de la importancia de la organización de base en la preservación de los rumbos de la organización, incluso en situaciones adversas en la coyuntura. Su existencia ayuda a explicar por qué las organizaciones de los servidores públicos mantuvieron una postura más combativa en todos los años de la últim a década del siglo pasado e inicio del actual.


Los sindicatos y la lucha contra la burocratización

El ascenso de Lula al gobierno federal puso a prueba estas organizaciones en otro elemento, el de la independencia de las organizaciones en relación al Estado y a los gobiernos. Varias de las direcciones, com bativas en el momento anterior, no pasaron la prueba, estando ahí la razón de importantes crisis vividas por algunas de las organizaciones de los servidores federales y, en cierta medida, por la propia CNESF (Coordinación Nacional de Organizaciones de Servidores Federales). Pero, es im portante destacar que, incluso ahí, se encuentra el mayor contingente de organizaciones (al menos proporcionalm ente) que emprendieron un proceso de lucha contra el gobierno, rompiendo incluso con la CUT que les da sustento. Sin em bargo, guardadas esas diferencias, es necesario registrar que también el sindicalism o, en el servicio público, padece cada vez más de los mismos problemas que alcanza al sindicalismo del sector privado, en lo que dice respecto de la burocratización. Hay problem as relacionados con la aparición de privilegios indebidos de dirigentes, y hay problemas de orden político, como apuntamos antes. En este m omento, tal vez uno de los problemas más im portantes que enfrentan las organizaciones de los empleados estatales sea justam ente cómo preservar la independencia de las organizaciones frente al gobierno (o sea, com batirlo y duramente), cuando la dirección, de una parte de las organizaciones, form a parte de la base de apoyo de este mismo gobierno.

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III. LA CONTRADICCIÓN DE ESTA SITUACIÓN CON EL PROYECTO DE LA CONLUTAS


Los sindicatos y la lucha contra la burocratización

oda la descripción que hacemos hasta aquí sólo busca sacar a la luz los mecanismos construidos conscientemente por la burguesía (y su Estado) para burocratizar a los sindicatos y dirigentes, facilitando, por esta vía, el control sobre los trabajadores. Si insertamos esto en el contexto general dado por la época imperialista y sus implicancias sobre los sindicatos, como vimos antes, tenemos las circunstancias en que actúan los dirigentes sindicales. Y, como decía Marx, "la existencia determina la conciencia".

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Esto no significa que la burocratización en los sindicatos sea inevitable. No somos deterministas. Somos fruto de la circunstancia en que vivimos, pero también podemos, conscientemente, intervenir en la realidad y forjar circunstancias diferentes. Pero para eso es necesario, en primer lugar, tener conciencia de la realidad en que actuamos en los sindicatos y de las presiones objetivas a las que .estamos sometidos ahí dentro. En lo que dice respecto a la estructura de organización sindical, es necesario señalar con claridad: la estructura de organización existente en la amplia mayoría de los sindicatos, es incompatible con nuestro proyecto político y sindical. Es una estructura de organización adecuada a la concepción reformista de la acción sindical. La llegada de Lula al gobierno federal en el 2003 trajo un agravamiento en este problema, pues llevó a un salto en la pérdida de independencia de los sindicatos en relación al gobierno y al Estado. Eso se da por las relaciones de Lula y su gobierno con las organizaciones sindicales más importantes del país, que pasaron a apoyar al gobierno, abandonando cualquier perspectiva de lucha contra él. En realidad, el camino seguido por la burocracia que dirige la CUT fue, así, el camino natural a partir de las opciones que ya había adoptado antes. Mantener la independencia frente a este gobierno, lo que significa hacer un combate sin tregua contra él es, también, un recorrido natural de una perspectiva del sindicalismo clasista y de lucha. Sin embargo, es necesario afirmar con claridad que los problemas que enfrentamos en los sindicatos, y que son contradictorios con nuestro proyecto sindical y político, van más allá de las relaciones con el gobierno de Lula. Son más estructurales.


Los sindicatos y la lucha contra la burocratización

Y estas contradicciones no pueden durar mucho tiempo. O modificamos la situación de nuestros sindicatos, adecuándolos a nuestra concepción de acción sindical basada en la independencia de clase, en la lucha como medio de transformación, en la democracia y en la soberanía de los trabajadores de la base, o lo que va a acabar siendo modificado es nuestra concepción, en dirección a una concepción reformista, adecuada a esta estructura de organización vigente. Si comprendemos eso, en toda su profundidad, entenderemos también la importancia y la trascendencia de esta discusión. No basta ganar la elección de un sindicato dirigido por "pelegos" (burócratas, antiguos o nuevos). Para que él se transforme en un sindicato de lucha, independiente del Estado y dirigido por la base, es necesario que enfrentemos conscientemente las limitaciones inherentes a la estructura y al funcionamiento de estas organizaciones y que las transformemos. En caso contrario, vamos a reproducir la práctica antidemocrática de la burocracia en la dirección de la organización. El primer paso, obviamente, es imprimir a la organización una dirección política que, además de dar cuenta de las luchas cotidianas y específicas del sector, dé cuenta también de la dimensión política de la lucha sindical, del cuestionamiento de la explotación capitalista en su globalidad y, en este sentido, de la perspectiva transformadora y socialista que debe tener la actividad sindical. Una actuación sindical limitada a los horizontes del capitalismo, es decir reform ista, no tiene otro destino que la colaboración de clases y la vinculación cada vez mayor al Estado.

En segundo lugar (aquí sin connotación cronológica, las cosas deben caminar juntas), es necesario crear las condiciones para que haya, efectivamente, un funcionamiento democrático de la organización. Y es importante precisar: democracia aquí quiere decir control y soberanía de la base en las decisiones de la organización, quiere decir autodeterm inación de los trabajadores, y no sólo división del poder entre las corrientes presentes en la dirigencia.

Para eso es necesario promover los cambios en la estructura y funcionamiento de la organización. Hay un conjunto de medidas

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Los sindicatos y la lucha contra la burocratización

que podrían ser adoptadas pero, quiero llamar la atención de la más importante y cualitativa: la organización de los trabajadores en los lugares de trabajo, y su ingerencia directa en la dirección de la organización. Sin eso no avanzaremos en esta área y permanecerá la separación "base versus dirección", implantada con esa estructura actual. Por último, es necesario un conjunto de normas o medidas que puedan frenar la aparición de privilegios indebidos, de cualquier tipo, a favor de los dirigentes sindicales. El control de la base es fundamental para evitar la usurpación de representación que sucede hoy en los sindicatos, pero, además, es necesaria la adopción de reglas concretas contra la utilización de recursos de la organización o, incluso, de la propia representación sindical, en provecho del propio dirigente. Analizaremos ahora cada una de estas cuestiones.

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IV. PROPUESTAS PA LA CONSTRUCCIÓN DE UN PROGRAMA PARA LOS SINDICATOS


Los sindicatos y la lucha contra la burocratización

l título de este capítulo no es casual. Se trata, precisamente de eso, algunas propuestas, ya que no tengo la pretensión de presentar un programa acabado para enfrentar todos los problemas señalados en este texto. Esta tarea tendrá que ser encarada colectivamente, y los debates que haremos, al interior de la Conlutas, ayudarán mucho en este sentido.

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En segundo lugar, conforme afirmé al inicio, este trabajo se dirige fundamentalmente, a discutir la situación de los sindicatos dirigidos por la izquierda socialista y sectores combativos del movimiento. Las propuestas para el programa, aquí presentadas, también tienen este enfoque. Sin embargo, es importante señalar que este programa, obviamente, no es suficiente para los sindicatos dirigidos por la burocracia sindical (la vieja y la nueva). En esos casos, el primer punto del programa es la necesidad de cambiar a la dirección de la organización, de derrumbar a los "pelegos" y colocar en su lugar una dirigencia comprometida con los trabajadores. A partir de ahí sí se aplicaría el programa aquí presentado. Esta afirmación es importante porque ubica la importancia de organizar y apoyar a las oposiciones sindicales, toda vez que la mayoría de los sindicatos, hoy en día, son dirigidos por la burocracia tradicional o por la burocracia lulista y cutista. Rescatarlos para el campo de la lucha demanda barrer a esta burocracia de su dirección. S

o b r e l a d ir e c c ió n p o l ít ic a d e l s in d ic a t o

La dirección tiene el papel fundamental en la vida de cualquier organización. Particularmente, en nuestro caso, con los sindicatos sometidos a todas las presiones descritas anteriormente, para que actúe como instrumento de colaboración con el Estado y los patrones contra los intereses de los trabajadores, esta es una cuestión absolutamente decisiva. Los elementos objetivos que empujan a los sindicatos y a los dirigentes sindicales en el sentido de la burocratización y de la colaboración de clases, son muy fuertes, pero no insuperables. El materialismo de Marx, que afirmaba que somos fruto de las circunstancias en que vivimos,

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Los sindicatos y la lucha contra la burocratización

era también dialéctico: podemos incidir sobre estas circunstancias e, incluso, cambiarlas. Para eso, sin embargo, es imprescindible una dirección con claridad de la situación que enfrentamos y armada con un programa adecuado para superar estos desafíos. • I n d e p e n d e n c i a d e c l a s e : una dirección que defienda y practique la independencia de clase. Que preserve la independencia política de la clase y haga del sindicato una trinchera de lucha de los trabajadores contra todas las formas de explotación capitalista, contra todas las instituciones que la burguesía usa para tal fin, en particular el Estado, los gobiernos, y las organizaciones empresariales.

Cabe resaltar que no hay neutralidad posible ante las instituciones estatales y gubernamentales de la burguesía. Neutralidad significa omisión, y la omisión, en este caso, sólo favorece al lado más fuerte: el de la burguesía. La independencia en relación al Estado sólo se ejerce, efectivamente, en la lucha contra él. Lo mismo sucede en relación a los gobiernos e instituciones empresariales. Significa también, que esta dirección, debe preservar la independencia financiera y administrativa del sindicato frente al Estado y a los patrones, que no dependa de recursos del Estado, del gobierno o de los empresarios. El sindicato, para ser independiente, debe depender solamente del financiamiento proveniente de los trabajadores, decidido democráticamente en sus instancias. Esto presupone acabar con el impuesto sindical o cualquier otra fuente obligatoria de recaudación de recursos para los sindicatos. Se trata, en realidad, no de fuentes de financiamiento de la lucha de los trabajadores, sino sí de fuentes de reproducción de la burocracia sindical. • C o m b a t i v i d a d : una dirección combativa, de lucha, que defienda y practique la idea de que sólo la movilización de los trabajadores

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Los sindicatos y la lucha contra la burocratización

es capaz de defender, de forma mínimamente eficaz, los derechos que tenemos hoy, y también de abrir cainino a nuevas conquistas significativas y duraderas. La lucha, la acción colectiva de los trabajadores, por otro lado, es la mejor forma de educarlos y prepararlos para la lucha futura, donde estará en juego el control del propio poder político en la sociedad: si continúa con la burguesía o pasa a las manos de la clase trabajadora. • D e m o c r a c i a o b r e r a y a u t o d e t e r m i n a c i ó n : Una dirección que entienda y respete la importancia de la democracia obrera, entendida aquí como la forma de asegurar la soberanía de los trabajadores, su autodeterminación, el control por ellas de las decisiones y objetivos que son adoptados en sus organizaciones y en sus luchas.

Esto es fundamental, en primer lugar, porque cuando el poder de decisión se concentra en la cúpula de las organizaciones estamos a medio camino del desastre. Es muy difícil, para una dirección, por muy comprometida que sea con la causa de los trabajadores, resistir sola y por mucho tiempo a las enormes presiones en el día a día de la actividad sindical, en el sentido de la burocratización y de la adaptación política a las reglas del capital. Pero, hay otra razón por la cual la cuestión de la democracia es fundamental. Lenin decía que los sindicatos pueden ser una "escuela para la revolución" y una "escuela de socialismo", en el sentido de que, en su actividad cotidiana, en las movilizaciones y huelgas, funcionase como una escuela, que ayudase a los trabajadores a aprender a planificar su lucha, administrar sus problemas, preparándose para administrar la sociedad en el futuro. La vida en los sindicatos debería funcionar como un ensayo de lo que sería nuestra vida en una sociedad socialista, gobernada por los trabajadores. Para eso el sindicato, además de independiente de la burguesía y de la lucha, necesita ser también democrático, observar y promover permanentemente la autodeterminación de los trabajadores. La escuela a que se refiere Lenin es la escuela colectiva, en que todos aprenden con todos, donde no hay "profesor". Además, está ahí una 52


Los sindicatos y la lucha contra la burocratización

buena invitación a la reflexión, sobre si la realidad de los sindicatos donde estamos está de acuerdo con lo que pide Lenin. Por otro lado, es importante señalar que, principalmente en los períodos de reflujo y de disminución de las luchas, asegurar un funcionamiento democrático para los sindicatos no es tarea fácil. Hay presiones que vienen de la poca disposición de los trabajadores en participar de la vida sindical y de los foros de la organización, para que la directiva resuelva todo sola, dando "más agilidad" a las actividades sindicales. Otra presión viene de la aparente contradicción entre la posición avanzada de la dirección de la organización, y las posiciones atrasadas de sectores significativos, mayoritarios muchas veces, de la base del sindicato. Aquí hay dos comportamientos que deben ser evitados: sería un error grave de la dirigencia decidir que sus posiciones, en relación a determinado tema, serán las posiciones del sindicato, sin hacer la discusión con la base. Constituiría una usurpación de la representación, por lo tanto, una actitud antidemocrática o burocrática. Este error es común en la izquierda hoy en día y, además, de artificialidad en la ubicación de la organización, de aparatismo, lleva también a la no educación de los trabajadores. Pero, sería también un error, de la misma magnitud, simplemente dejar de hacer la discusión con los trabajadores sobre los temas políticos más generales, rebajando las posiciones de la organización por debajo de la conciencia media del sector, en el supuesto de que "los trabajadores no van a entender esa discusión". Además de subestimar la capacidad de los trabajadores y no ser educativo, es también antidemocrático, pues impone una posición atrasada a la organización sin que los sectores más avanzados tengan la chance de tratar de convencer a la mayoría. Lleva también la lucha del sector aun hueco sin salida, pues no hay cómo luchar consecuentemente por las reivindicaciones concretas de los trabajadores fuera de los marcos de la lucha general contra la explotación capitalista. Este error lleva a otro, también muy común, en relación a los recursos financieros de las organizaciones. Existe la tendencia de sólo aplicarlo


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en las cuestiones que hacen directamente al sector. Es difícil convencer a las organizaciones de dedicar recursos a la lucha y, también, en la organización general de los trabajadores. Aquí hay un argumento que apunta a "dificultades financieras de la organización", que retomaremos en el punto siguiente. El otro argumento, que "el sector no entendería, no aprobaría", suele ser utilizado antes que la discusión se haga en el sector. Ahora, decidir la utilización de los recursos sin la discusión con la base es tan antidemocrático como decidir no utilizar los recursos en la lucha o en la organización general de los trabajadores sin discutir con ella. Allí volvemos al mismo lugar. Es un error grave dejar de discutir con los trabajadores de la base los temas importantes que hay respecto a su sindicato y a su lucha. Esto es decisivo, aunque en ocasiones signifique que los trabajadores tomarán decisiones con las cuales no concordamos. La discusión permanente con el sector, acerca de estos temas, además de ser parte del papel educativo que el sindicato tiene que cumplir, ayuda también a elevar la conciencia general, a aproximar a los sectores más atrasados de la clase a sus sectores más avanzados. Sin embargo, es importante señalar que junto con un comportamiento firme de la dirección, para defender sus opiniones junto al sector con claridad y franqueza, es necesario también un comportamiento respetuoso. Es necesario oír lo que los trabajadores en la base tienen que decir, conducir la discusión en un ritmo que los trabajadores, en la base, y no sólo a los dirigentes con licencia, puedan acompañar, etc. Esto es muy importante para evitar el aparatismo, que es facilitado por el pequeño índice de participación de los trabajadores de base en la vida cotidiana del sindicato y por la desigualdad de informaciones entre los dirigentes y la base. Por ejemplo, dejar un debate hasta que haya mejores condiciones para tomar una decisión. En fin, es necesaria confianza en los trabajadores de base y disposición de construir con ellos y no para ellos, o en su defecto, la lucha del sindicato y las transformaciones que necesitamos hacer en el país.

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Los sindicatos y la lucha contra la burocratización

Esto es democracia obrera. Es necesario ver cómo podemos mejorar las formas y espacios donde se da la participación de los trabajadores en los sindicatos actualmente. Pensar mejor la forma de las asambleas, los congresos, reuniones por empresa, la utilización de los periódicos y boletines de las organizaciones, para hacer fluir el debate, etc. • S o c i a l i s m o : es necesaria una dirección sindical que, para ser consecuente en la defensa de los intereses de los trabajadores que representa, adopte una perspectiva socialista para su lucha. Al contrario del "sentido común" vigente, la lucha por superar la sociedad capitalista, abolir la propiedad privada y construir una nueva sociedad socialista, gobernada democráticamente por los trabajadores, no es una tarea sólo de los partidos políticos que tienen el compromiso con nuestra clase. Es tarea de todas las organizaciones de trabajadores, incluso de los sindicatos.

La sociedad actual no es capaz, ni siquiera, de mantener los pocos derechos que tenemos actualmente. Por eso, el sindicalismo reformista es además, ineficaz en cuanto al objetivo central de cualquier sindicato: luchar por mejores condiciones de vida y trabajo para la clase trabajadora. La independencia de clase y la lucha para defender los derechos e intereses de los trabajadores, al ser llevada a las últimas consecuencias, necesita cuestionar las bases de la propia sociedad capitalista. No hay cómo garantizar la satisfacción de las reivindicaciones más básicas de los trabajadores, de forma de asegurar vida digna a las amplias mayorías dentro del capitalismo, sin acabar con la propiedad privada. La construcción de la sociedad socialista, por otro lado, presupone la construcción de una sociedad gobernada efectivamente por los trabajadores, a través de sus organizaciones de masas. Un gobierno, fundado en la democracia obrera y en la autodeterminación de los trabajadores, y no en un control monolítico por un partido político, como ya fue demostrado por la trágica experiencia estalinista (proceso de burocratización del gobierno obrero ruso cuya máxima figura fue el dictador Stalin. NdE). Es fundamental, desde ya, estimular la autorganización y la autodeterminación de los trabajadores. Los 55


Los sindicatos y la lucha contra la burocratización

sindicatos pueden y deben ser un espacio fundamental de aprendizaje en este sentido. La

im p o r t a n c ia d e l

" t r a b a jo

p o l ít ic o

"

d e l o s s in d ic a t o s

En parte anterior de este trabajo, discutimos la importancia de la discusión en el sector acerca de los problemas políticos que existen en la actividad sindical desde el punto de vista de la democracia obrera. Queremos ahora abordar esa cuestión desde otra óptica: la de la importancia del "trabajo político", de la discusión y de la actividad política en los sindicatos. Es necesaria hacer esta discusión no sólo para combatir el legado del getulismo que dejó como herencia el "sindicato apolítico o neutro", que aún puebla la conciencia de una buena parte de los trabajadores. Pero también porque el Estado, los gobiernos, la burguesía y el sindicalismo reformista continúan permanentemente difundiendo estas ideas en el seno de nuestra clase. O sea, es parte de la lucha contra la burocracia sindical. En 1866, el Congreso de la Asociación Internacional de los Trabajadores, haciéndose eco de las opiniones que Marx sustentaba contra los anarquistas y los economicistas, reafirmó la importancia de la creación de los sindicatos, apuntando con claridad que: Estas organizaciones no deben sólo luchar contra los ataques del capital, sino también trabajar conscientemente como locales de organización de la clase obrera, en busca del gran objetivo que es su emancipación radical. Deben ayudar a cualquier movimiento social o político que tenga esta dirección.18 Esta cuestión es aún más importante en los días de hoy, en la fase actual del capitalismo, cuando no hay más posibilidad de reforma que pueda traer mejorías en las condiciones de vida de los trabajadores. Por el contrario, la tendencia es a la eliminación de los derechos existentes y de retroceso en las condiciones de trabajo y de vida. Incluso, la lucha en torno a las reivindicaciones más concretas, por mínima que sea, acaba obligatoriamente sujeta a las decisiones 56


Los sindicatos y la lucha contra la burocratización

políticas generales y de sus políticas consecuentemente una rama laboral, trabajadora.

tomadas por la burguesía en el ámbito del Estado económicas. No hay, por lo tanto, cómo luchar en defensa de las reivindicaciones concretas de sin relacionarla con la lucha general de la clase

El ejemplo del sindicalismo en los Estados Unidos es esclarecedor. La A FL 19 protagonizó innumerables luchas muy importantes a finales del siglo XIX, incluso la que originó la conmemoración del 1° de Mayo en casi todo el mundo. Pero, siguiendo la tradición del sindicalismo de Inglaterra, siempre rechazó violentamente la idea de que la lucha política es parte inseparable de las tareas del sindicato. El movimiento sindical estadunidense, en este su apoliticismo, expresa una ideología conservadora y adecuada a los intereses del capitalismo y, a pesar de tener su estructura sindical totalmente independiente del Estado, no consigue ejercer una actuación autónoma, toda vez que su práctica sindical se encuentra totalmente subordinada a la ideología capitalista dominante, cuyo objetivo es extraer algunas mejoras para el obrero estadounidense.20 O sea, no basta la independencia en relación al Estado, es necesaria la lucha permanente y sin tregua contra él, contra la burguesía y sus gobiernos, para defender coherentemente los intereses de los trabajadores. Esta lucha, política por naturaleza, es una tarea fundamental de los sindicatos, imprescindible. La lucha política contra la explotación capitalista distingue a un sindicalismo de clase de un sindicalismo reformista, adaptado a los límites de la sociedad actual. Este es uno de los motivos por los cuales, contra todos los preconceptos difundidos ampliamente entre los trabajadores por la burguesía y sus agentes, es fundamental la actuación de los partidos, organizaciones y militantes socialistas y revolucionarios en los sindicatos. La autonomía de los sindicatos, el respeto a la soberanía de sus instancias, que necesita y debe ser preservada, no puede ser confundida con el apoliticismo o con la neutralidad. Hasta porque neutralidad política no existe en el capitalismo.


Los sindicatos y la lucha contra la burocratización

O el sindicato es dirigido en el sentido de la lucha por el socialismo y, por lo tanto, contra el capitalismo o, entonces, de una forma u otra, va a ser dirigido en el sentido de la preservación del capitalismo y, por lo tanto, a favor del mantenimiento de la explotación de la clase trabajadora. Existe aún otra razón por la cual es muy importante el trabajo político en y de los sindicatos. Se trata de su aspecto educativo. Cuanto mayor el alcance de un sindicato, cuanto más profunda fuera su inserción en la masa trabajadora, más fuerte será. En tanto, cuanto mayor es su inserción en la masa, más peso ganan en su interior los segmentos más atrasados de la clase trabajadora. Más peso gana en su interior las opiniones oportunistas, conformistas, características del sentido común, de la ideología que la burguesía trata de instalar en la cabeza de los trabajadores. El debate cotidiano acerca de los problemas políticos, la actuación y la lucha política, llevada a cabo por el sindicato, es parte importante del esfuerzo permanente para la educación de los sectores más atrasados de la clase y para aproximarlos a sus sectores más avanzados. Este no es un problema menor. La importancia de la actividad política, como tarea fundamental de los sindicatos tiene también otras implicancias. Una de ellas es el esfuerzo, la inversión política dedicada por los sindicatos en la construcción de organizaciones generales de la clase trabajadora, que sean instrumento para esa lucha más general, de clase. Este problema no está bien comprendido entre nosotros, y que se expresa en la dificultad de convencer a las organizaciones (a su dirección) para que disponga dirigentes que se dediquen a la organización de la lucha de la clase en su conjunto, y de la organización de sus instrumentos para esa lucha. Eso vale también para la cuestión financiera. El famoso argumento de siempre, que "la organización tiene dificultades financieras" es, la mayor expresión de esa incomprensión. La mayor parte de los recursos de la gran mayoría de sindicatos es utilizada en el costo del aparato, ni siquiera para la lucha del propio sector. En una jerarquía


Los sindicatos y la lucha contra la burocratización

de prioridades, ¿sustentar la máquina administrativa de los sindicatos viene antes de la lucha general de la clase trabajadora? Nada define con más claridad la importancia que una dirección da a la lucha general de los trabajadores contra la explotación capitalista, que el volumen de los recursos que destina a esa lucha. Es necesario reflexionar sobre eso. La

l u c h a p o r l a s r e iv in d ic a c io n e s in m e d ia t a s

Y SU RELACIÓN CON LA

ESTRATEGIA

Nada de lo que está dicho más arriba debe ser entendido como un desprecio a la importancia de las reivindicaciones específicas y mínimas de cada sector o segmento de trabajadores. Menos aún de la lucha en defensa de estas reivindicaciones. Sin eso no hay sindicalismo. No hay construcción de la unión de los trabajadores en torno a las luchas generales de su clase, con el abandono de sus demandas concretas, que son fundamentales en el cotidiano de la acción del sindicato, sea en el ámbito del sector, sea en el ámbito de los lugares de trabajo. Es necesario combinar las dos cosas, la lucha en defensa de las reivindicaciones específicas con la lucha en torno a las demandas políticas generales de la clase. Sin embargo, es necesario subrayar que debe haber, siempre, una estrecha ligazón entre estas dos dimensiones de la lucha sindical. Toda lucha en defensa de una reivindicación de los trabajadores, por mínima que sea, precisa estar siempre referida a nuestra estrategia más general en la lucha sindical (defensa de los derechos, contra la flexibilización, por ejemplo) y de la lucha contra el capitalismo. Esto es decisivo, pues en caso contrario el trabajo sindical acaba pasando por un camino reformista. Esta es la presión permanente que el sindicato y sus dirigentes reciben en su actividad diaria. Este problema está presente, con más claridad, en el proceso de negociación colectiva. La presión por conseguir beneficios para los trabajadores empuja al dirigente a alejarse de la estrategia y a acomodarse al carácter reformista. Ejemplo claro de esto son las negociaciones de PLR (Participación en las Ganancias y Resultados, las utilidades). Cuando fue implantada, esa ley mereció el rechazo 59


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de todo el movimiento sindical combativo, porque es una forma descarada de flexibilización de los salarios. Y, ¿cómo es hoy tratada esta cuestión? La pregunta es para los sindicatos dirigidos por la izquierda, que es lo que interesa en la discusión que estamos haciendo aquí. ¿Los dirigentes sindicales dan una batalla permanente contra la negociación de la PLR, para que la discusión gire en torno al aumento de los salarios? Cuando no consiguen imponer esta dinámica, ¿alertan a los trabajadores del hecho de que esto representa una derrota, pues se están flexibilizando los salarios? ¿Y qué es una situación que necesita ser revertida? ¿O la actividad se limita a promover la presión sobre las empresas para conseguir el mayor PLR posible y, de esa forma, "fortalecer" a la dirección del sindicato frente a la base? Todos sabemos que esta última hipótesis corresponde a nuestra realidad actual. Y que eso vale también para otros procesos de negociación como, por ejemplo, los PDVs (Programa de Despidos Voluntarios) y acuerdos por el estilo. La tendencia a capitular y aceptar esa dinámica para la actividad sindical, de forma acrítica, es muy grande. Y eso sucede debido a l abandono de la estrategia cuando se está luchando (y negociando) por lo inmediato. Una negociación que es conducida buscando alcanzar un objetivo inmediato, se transforma en un contrasentido cuando se vuelve contra nuestros objetivos más generales. Una PLR, por mayor que sea (acaba siendo más nociva cuanto mayor es) no elimina el hecho de que significa flexibilización de salarios. Por lo tanto, no deberíamos defender la PLR. Deberíamos luchar para que se discuta el aumento real de los salarios, y no por bonos en función de la productividad y de la rentabilidad de las empresas. Eso no es educativo, aprisiona a los trabajadores a la lógica de la empresa, dificulta huelgas (que disminuyen la productividad y el valor del PLR), etc. No estamos diciendo aquí que es fácil. Puede ser que en relación al PLR esto no sea posible de inmediato. En realidad, ya sufrimos una derrota cuando la negociación de la PLR se impuso. Pero, no podemos 60


Los sindicatos y la lucha contra la burocratización

dejar de decir todas estas cosas a los trabajadores, alertándolos sobre el verdadero carácter de ese "beneficio". Luchar para convencerlos y, si no lo conseguimos, decir la verdad a las masas, que el acuerdo de la PLR es ruin, que necesitamos revertir esa situación en el futuro. El acuerdo de la PLR es citado aquí como ejemplo, pero hay muchas otras situaciones en que esta circunstancia se repite. Es necesario reflexionar sobre ese tema. Hay situaciones en que el sindicato es obligado a negociar un acuerdo ruin, cuando la relación de fuerzas es muy desfavorable y cuando es peor quedar sin acuerdo. Pero, es necesario, en todas estas ocasiones, decir esto con claridad a los trabajadores, que el acuerdo significa una derrota, que necesita ser revertida, si es que la relación de fuerzas lo permite. No se debe transformar derrotas en "victorias", mentir a los trabajadores sólo para defender el prestigio de la dirigencia. Esto es típico de la burocracia sindical, no de dirigencias combativas y democráticas. La

f o r m a c ió n p o l ít ic a y s in d ic a l

De toda esa discusión se desprende la importancia del proceso de formación política y sindical de los dirigentes, normalmente muy mal preparados para enfrentar a este conjunto de desafíos, y del activismo sindical en general. Esta formación tiene dos dimensiones. Una de ellas es la formación teórica y política. Es fundamental para que el dirigente pueda apropiarse de la historia de la lucha de nuestra clase y del aprendizaje que de ahí se extrae. Es muy importante para ayudar a enfrentar las dificultades políticas inherentes a esta actividad, y también para dar consistencia ideológica y ayudar a resistir contra las presiones reaccionarias comunes en la vida sindical. La otra dimensión de la formación necesaria, es sobre la realidad de la propia clase trabajadora, de la situación dentro de las empresas, sobre las leyes y derechos de los trabajadores, conocimiento fundamental para el trabajo sindical cotidiano (y también político, por lo tanto) dentro de los lugares de trabajo. Parece algo absurdo, pero es grande el número de dirigentes que no saben siquiera cuáles son los 61


Los sindicatos y la lucha contra la burocratización

derechos garantizados en ley a los trabajadores, y los beneficios que la convención colectiva asegura para su sector. No nos ilusionamos. Formar sindical y políticamente a los dirigentes demandará una lucha contra los propios dirigentes. Gran parte piensa que no necesita de formación, pues "ya sabe lo suficiente". Otra parte reconoce que la necesita, pero "nunca tiene tiempo" para cursos y seminarios. Y no hay cómo encarar los desafíos de dirigir una entidad, asegurándole una orientación correcta, como discutimos en este texto, sin una buena base de formación. Vale también para la situación que analizamos aquí lo que decía Lenin: "sin teoría revolucionaria no hay práctica revolucionaria". L a ORGANIZACIÓN DE BASE

y

SU PARTICIPACIÓN EN LAS DECISIONES DEL

SINDICATO

Este es otro punto fundamental en esta discusión. Es decisivo avanzar en la organización de los trabajadores en el lugar de trabajo y hacer que esa organización tenga incidencia en los organismos de dirección de la organización.21 Esta discusión, aparentemente con un consenso en las corrientes que actúan en el movimiento sindical, no consigue traducirse en acciones concretas ni en cambios de la realidad actual. Hay obstáculos objetivos para lograr que esto suceda y volveremos a ellos un poco más adelante. Pero la tesis aquí defendida es que el obstáculo fundamental ha sido de naturaleza subjetiva y la falta de disposición de las direcciones sindicales (incluida ahí la izquierda socialista y los sectores combativos). El primer obstáculo objetivo, ya descrito en este texto, tiene origen en las decisiones tomadas por el Estado brasileño cuando implantó esta estructura de organización sindical, que nunca previo un sistema de representación en los lugares de trabajo. Creo que las razones son obvias. Existe también el atraso en la conciencia de los trabajadores, que acaba transformándose en una dificultad objetiva para la organización de base, ya que los trabajadores tienden a no darle

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Los sindicatos y la lucha contra la burocratización

importancia y a delegar a las dirigencias la tarea de decidir por ellos. Sin embargo, tampoco las direcciones sindicales desde entonces realizaron esfuerzos que demostrasen que realmente dan a esta cuestión la importancia que ella tiene. Los así llamados "pelegos", obviamente no tienen interés en organizar a la base, pues significaría fortalecer el cuestionam iento a su propio poder en la dirección de las organizaciones. Sin embargo, el cuadro no es diferente si analizamos lo que pasó con el llam ado "nuevo sindicalism o", al final de la década del 70 e inicio de los años 80. Lo que se ve es que todo el proceso de organización en la base, que venía de antes 22, desarrollándose con una fuerza inmensa en las m ovilizaciones que explotaron en aquel período, después retrocedieron de form a generalizada. Obviamente, las condiciones objetivas inciden: la dism inución de las luchas lleva al trabajador a volver a la rutina y a su habitual falta de disposición de participar en las actividades sindicales. Sin embargo, eso no explica por qué la gran mayoría de los sindicatos no utiliza el CIPA (Comité Interno de Prevención de Accidentes), un instituto legal que otorga estabilidad a los representantes de los trabajadores electos, para hacer avanzar el grado de organización de los trabajadores en el lugar de trabajo. Y en hacer que estas organizaciones tengan condiciones de intervenir y participar en las decisiones de los sindicatos, al lado de la dirigencia. O, entonces, por qué no hay una campaña permanente y feroz por la reglamentación del artículo de la Constitución de 1988 (de veinte años atrás) que establece el derecho a la elección de representación de los trabajadores en el lugar de trabajo. Los representantes previstos en la Constitución son, apenas, una posibilidad, pero los "ciperos" (representantes de los trabajadores electos para el CIPA. NdE) existen. Con todo el reflujo de las luchas que hay, los "ciperos" son decenas de miles en todo el país. ¿Por qué no hay una acción permanente de las direcciones de los sindicatos en el sentido de transformarlos en activistas sindicales? ¿Por qué no crear condiciones para dividir con estos activistas, que están en la

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Los sindicatos y la lucha contra la burocratización

base, el poder de decisión en la organización, hoy concentrado en las manos de la dirección del sindicato, principalmente de los dirigentes liberados del trabajo? Se entiende perfectamente por qué esta práctica está presente en el sindicalismo practicado por la burocracia lulista de la CUT. Además, lo que se ve por parte de ellos es el esfuerzo por hacer retroceder a aquellos que aún se preservan hasta hoy: hace años la directiva del Sindicato de los Metalúrgicos del ABC trata de cambiar los estatutos de las Comisiones de Fábrica que se mantuvieron en aquella región, para que queden subordinadas a las decisiones de la dirección de la organización. Todo tiene que ver con el proyecto político reformista que ellos defienden. Sabiamente, los trabajadores han resistido contra estos ataques. Lo que no se puede aceptar es que la práctica de la izquierda socialista y de sectores combativos del movimiento, sea básicamente la misma. Se trata de cuestionar el por qué esta no ha sido (y la verdad es que no han sido) una obsesión nuestra. D

e m o c r a c ia o b r e r a y a u t o d e t e r m in a c ió n d e l o s t r a b a ja d o r e s

Este es un problema que aún no está suficientemente comprendido por nosotros. No hay democracia sin autodeterminación de los trabajadores. Y no hay autodeterminación sin participación de los trabajadores en las decisiones tomadas en su nombre. La existencia de algún nivel de organización de base, por otro lado, es decisiva para que pueda ocurrir esta participación. En realidad, hemos retrocedido en esta área. Años atrás, en las campañas salariales, se elegían trabajadores de la base en las asambleas para acompañar las negociaciones junto con las dirigencias (las comisiones salariales). En las huelgas se formaban los comandos de huelga, que controlaban, junto con la dirigencia del sindicato, el rumbo del movimiento decidido en asamblea general. Salvo algunas excepciones como en sindicatos de servidores públicos, eso se acabó. Es una cuestión que necesitamos comprender e incorporar a nuestro

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Los sindicatos y la lucha contra la burocratización

cotidiano. Incluso, en la más simple acción sindical que vamos a desarrollar, tenemos que ser maníacos en buscar asegurar que las hagamos junto con los trabajadores, que seamos obcecados en promover la acción colectiva. Es mucho más valiosa una conquista que viene como fruto de una acción colectiva de los trabajadores, que la misma conquista arrancada apenas por la acción de los dirigentes, sin la participación de la base. Ese papel educativo de la acción sindical es fundamental desde ahora, porque fortalece la lucha en defensa de las demandas inmediatas de los trabajadores. Es fundamental, también, porque esa educación será decisiva para el desempeño de los trabajadores en los momentos decisivos de la lucha de clases, cuando se plantee la disputa por el poder con la burguesía. Y es fundamental incluso como escuela de gobierno, para educar a la clase desde ahora en la idea de que ella, y nadie más, debe tomar las decisiones en su nombre, cuando le corresponda a los trabajadores gobernar nuestro país. P

r o p u e s t a s q u e p u e d e n a y u d a r a a v a n z a r e n e s t a c u e s t ió n

• Desde ya, trabajar de forma planificada en todos los sindicatos para elegir el mayor número de activistas como "ciperos"; • Organizar grupos dentro de las empresas, sean de base, de los "ciperos", sean grupos clandestinos, siempre en el sentido de estimular la participación de los trabajadores; • Integrar a todos los "ciperos" ya existentes en la categoría, en un Consejo Deliberativo de la organización, con poderes de decisión superior a la dirigencia de la organización; • De ese Consejo podrían participar, también, todos los trabajadores miembros de comisiones de fábrica o asimilados, activistas que hiciesen parte de grupos clandestinos dentro de la empresa, etc.; • Tomar la reivindicación del derecho a elegir representantes de los trabajadores dentro de las empresas, como una de las reivindicaciones prioritarias en las campañas salariales; 65


Los sindicatos y la lucha contra la burocratización

• Retomar, de forma permanente, la campaña por la reglamentación de la Constitución en cuanto a la elección de la representación de los trabajadores en los lugares de trabajo; • De la misma forma, retomar la campaña por la reglamentación de la protección contra el despido injustificado, prevista en la Constitución Federal; • Tener como obsesión la práctica de comprometer a los trabajadores en las acciones de los sindicatos, en promover la acción colectiva, sea en el nivel que lo formen, como medio de buscar alcanzar el objetivo determinado junto con los trabajadores y no en nombre de ellos. Todos sabemos que, dependiendo del desarrollo de la lucha de clases, tendremos mayores o menores dificultades para alcanzar estos objetivos. Habiendo más luchas será más fácil avanzar en la organización de base y en el control de esta sobre la dirección del sindicato; con menos luchas las cosas serán más difíciles. Pero, no podemos contentarnos con la disculpa de las dificultades objetivas para justificar la inacción en esta área. Necesitamos confiar en nuestra clase, y hacer nuestra parte. El

s in d ic a t o c o m o r e p r e s e n t a c ió n d e t o d o s l o s t r a b a ja d o r e s

Hay otro aspecto, que no desarrollaremos aquí pero que es importante y tiene que ver con los dos puntos descritos arriba. Es la necesidad de avanzar en la adecuación de la estructura de organización de los sindicatos para que él pueda representar y organizar para la lucha también a los llamados trabajadores tercerizados o precarizados de una forma general, que trabajan preponderantemente dentro de las empresas del sector. Generalmente, son los segmentos más explotados y, al mismo tiempo, abandonados por el propio sindicato. Hay medidas estatutarias simples que permiten avances en este sentido. Lo más difícil es vencer la inercia, vicios y prejuicios existentes entre los dirigentes de los sindicatos y entre los propios trabajadores, además de la resistencia de los empresarios. Pero es una tarea necesaria. 66


Los sindicatos y la lucha contra la burocratización

Hay incluso otro aspecto que tiene que ver con este mismo problema. Se trata de la relación del sindicato con la lucha de los segmentos de la clase trabajadora que no están insertos en las relaciones "normales" de trabajo, o sea, los desempleados, los que se organizan en los movimientos que luchan por vivienda, por la reforma agraria, por salud, educación, y con la juventud. La experiencia que estamos desarrollando en la Conlutas, de unir en una misma organización a todos los segmentos de nuestra clase, no sólo los que están dentro de los sindicatos, responde a una necesidad de nuestra lucha y de nuestra estrategia para transformar la sociedad en que vivimos. Pero sólo se hará realidad si superamos el distanciamiento de los sindicatos en relación a los demás sectores de nuestra clase, si construimos una cultura y una visión "de clase" en los sindicatos, en sustitución a la visión "de categoría", que predomina hoy. El

c o m b a t e a t o d a f o r m a d e o p r e s ió n y d is c r im in a c ió n

No forma parte del objetivo de este trabajo desarrollar este tema, pero es importante señalar que debe ser componente fundamental de nuestra práctica dentro de los sindicatos la lucha contra toda forma de opresión y discriminación racial, sexista y homofóbica. Y aquí no estoy hablando del combate contra la discriminación practicada por la burguesía y sus gobiernos para potencializar la explotación de sectores enteros de nuestra clase. Desde ya esto es muy importante y raramente tiene la atención adecuada de los sindicatos. Dentro del contexto de la discusión sobre nuestra estructura de organización y la concepción sindical que impulsamos desde las entidades que dirigimos, hablo aquí de la discriminación y de la opresión que ocurre dentro de los sindicatos, practicada por dirigentes y direcciones sindicales. No cabe citar aquí, pero son innumerables y graves los ejemplos que pululan por ahí. Combatir esas prácticas forma parte de la concepción sindical clasista y socialista, que queremos que sea nuestra. Hacer, de hecho, que la convivencia dentro de los sindicatos sea espejo de la sociedad que queremos construir, libre de toda forma de explotación, opresión y discriminación.


Los sindicatos y la lucha contra la burocratización

L as

m e d id a s c o n t r a p r iv il e g io s d e d ir ig e n t e s s in d ic a l e s

Las principales medidas, estructurales, que podemos adoptar contra la existencia de privilegios de los dirigentes de los sindicatos en relación a su base, son las presentadas anteriormente, en los dos primeros ítems del cuarto capítulo. Sin embargo, no podemos dejar de discutir también medidas concretas que impidan prácticas ya existentes, buscando eliminar ese cáncer del movimiento sindical. Hacemos una relación de algunas medidas que, sin duda, serán priorizadas en el debate que vendrá acerca de este tema. • Dar publicidad a la base de los sindicatos sobre esta discusión. Los trabajadores necesitan saber de esta discusión y ser parte de ella (el sindicato debe organizar formas y espacios para integrar al sector en esta discusión), hasta porque sin ellas no habrá solución a los problemas aquí señalados; • Limitar, en los estatutos de las organizaciones, el derecho a la reelección en sólo dos mandatos consecutivos. Los sindicatos deberán tener, entre sus preocupaciones, preparar el retorno del dirigente al trabajo, después de terminado su mandato; • La remuneración del dirigente nunca será superior a la que él estaría ganando si estuviese en su lugar de trabajo. No habrá sobresueldo. Los pagos diarios, a dirigentes en actividad fuera de su base, deben servir para reponer sus gastos, y no para aumentar sus ingresos; • El uso de los equipos (carros, etc.) y recursos de la organización deben ser controlados, siendo admitida su utilización sólo al servicio del sindicato y de la lucha de los trabajadores, nunca en beneficio personal de quien quiera que sea; • Los mecanismos de apoyo del sindicato a otras organizaciones de trabajadores, sean movimientos sociales u organizaciones políticas debe necesariamente ser aprobado en instancias de base de la organización; • Buscar la construcción de formas colegiadas de dirección, con


Los sindicatos y la lucha contra la burocratización

rotación de dirigentes en las diferentes tareas; • Difundir una cultura en la relación entre dirigentes, y de estos con su base, fundada en la fraternidad entre compañeros. Combatir toda form a de opresión y discrim inación racial, sexista y homofóbica. Las relaciones construidas en el sindicato deben reflejar las relaciones que queremos que existan en la sociedad socialista que construirem os en el futuro; • Las agresiones físicas serán inaceptables, sea por representar una ruptura con lo que se está diciendo arriba, sea porque es el rechazo del debate democrático y de la decisión de la base, como medio de dirimir las divergencias y de adoptar decisiones; • El sindicato no debe ser lugar de empleo para nadie, sus asesores o colaboradores deben ser contratados a partir de la real necesidad de la organización y tener funciones claramente definidas. Por otro lado, la dirigencia del sindicato debe tratar con respeto a los empleados de la entidad, siendo inaceptable que se reproduzca la misma relación existente entre patrón y empleado de la empresa; • Es importante la elaboración de un régim en de la entidad, que norme respuestas para distintas situaciones que son recurrentes en las organizaciones, tales como: pago de salario de dirigente con licencia, cuya empresa no paga; resarcimiento o no de pago de días de trabajo descontados por la em presa debido a la falta del dirigente; situación de dirigente que es despedido de la empresa donde trabaja; siempre que fuera posible, rotación de dirigentes con licencia del trabajo al servicio de la actividad sindical, etc. C o n c l u s io n e s

Volviendo a la pregunta presentada al inicio de este libro: "¿Q u é es lo que garantiza que la Conlutas, con el paso del tiempo, no vaya a burocratizarse y degenerar políticamente, de la misma form a que sucedió con la CUT?". Creo que gran parte de la respuesta a esta pregunta va a depender de nuestras acciones concretas en el

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Los sindicatos y la lucha contra la burocratización

enfrentamiento de los problemas existentes en los sindicatos y en nuestra actuación señaladas en este libro. No tenemos el derecho de repetir los errores que fueron cometidos en el proceso de construcción de la CUT. Los resultados ya sabemos cuales serán. La experiencia que estamos comenzando en la Conlutas es otro test importante. Nuestro funcionamiento permite una sintonía muy grande entre lo que discutimos y decidimos en nuestras reuniones de coordinación, con lo que piensa la base de nuestras organizaciones. Pero, eso sólo se materializará si efectivamente las discusiones que hacemos en las reuniones estuvieran basadas en discusiones hechas en las instancias y en las bases de los sindicatos y movimientos que participan de nuestra organización. Necesitamos asumir a fondo ese desafío. Nada de esto será fácil de hacer. Se trata de una lucha que tenemos que entablar muchas veces contra nosotros mismos. Pero es una tarea que puede ser llevada a buen término si actuamos con firmeza, con paciencia y con mucha perseverancia. Y si confiamos en nuestra base, en los trabajadores, que son la razón de ser de los sindicatos donde actuamos. Y la razón de ser de la lucha a la que decidamos dedicar nuestras vidas.

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Los sindicatos y la lucha contra la burocratización

ANEXO EN DEFENSA DE LA MORAL PROLETARIA Declaración de la Liga Internacional de los Trabajadores, LIT-CI, frente a las graves acusaciones contra el PSTU, la CSPCONLUTAS y la LIT-CI

Una corriente político sindical del Brasil, la UNIDOS PARA LUTAR, encabezada por la CST (Corriente Socialista de los Trabajadores) que hace parte de la corriente UIT (Unidad Internacional de los Trabajadores), está haciendo una grave acusación contra el PSTU y contra la CSP-CONLUTAS de ese país así como contra nuestra corriente internacional, la LIT-CI (Liga Internacional de los Trabajadores - IV Internacional). Según esta corriente, los militantes de estas organizaciones habrían formado una lista de oposición (lista 2) en el sindicato de los trabajadores químicos de San José dos Campos (Brasil), con el apoyo de la patronal, para intentar sacar de la dirección del sindicato a una corriente "clasista" (la lista 1 de la UNIDOS). Pero, no conformes con eso, se habrían presentado ante la justicia, junto con la patronal de la multinacional Johnson & Johnson, para pedir el despido de cinco trabajadores. Nos costaba creer que las acusaciones fuesen verdaderas pero no podíamos descartar de antemano que lo fueran. Sólo había una forma de saber la verdad: hacer una profunda investigación y eso es lo que hicimos. Y la hicimos con una convicción: que si llegábamos a la conclusión que las acusaciones fuesen verdaderas, íbamos a defender la expulsión de nuestras filas de esos traidores.

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Los sindicatos y la lucha contra la burocratización

Hecha la investigación constatamos que todas las acusaciones eran completamente falsas. Estábamos así frente a un nuevo caso de calumnia. Los

RESULTADOS DE NUESTRA INVESTIGACIÓN

1.

U n a " l i s t a d e l P S T U /L IT " q u e n u n c a e x is tió

Nuestra investigación nos llevó de sorpresa en sorpresa. La primera fue descubrir que la supuesta "lista de traidores del PSTU y de la LIT" no existía. Efectivamente, en las mencionadas elecciones sindicales no existió ninguna lista del PSTU/LIT. La segunda sorpresa fue descubrir que en realidad las dos listas que participaron de las elecciones surgieron a partir de una división de la dirección del sindicato encabezado por la UNIDOS PARA LUTAR. Hasta tal punto esto es así que en las dos listas hay militantes del PSOL (el partido de la CST que encabeza UNIDOS). 2.

Lo

q u e e x is t ió fu e u n a l u c h a a n t ib u r o c r á t ic a e n e l in t e r io r

d e l s in d ic a t o d e

UNIDOS

El Sindicato de los trabajadores químicos de San José de los Campos es dirigido, desde hace muchos años, por la corriente CST (PSOL) que, a partir de la ruptura con CSP CONLUTAS en el año 2010, se afilió a UNIDOS. En los últimos tiempos una serie de dirigentes del sindicato comenzaron a cuestionar a la mayoría de esa dirección por su comportamiento burocrático y eso fue lo que dio origen a dos listas en las elecciones. Desde la dirección de la LIT no tenemos condiciones de saber todos los detalles de esta lucha que se dio en el interior del sindicato y de UNIDOS. De cualquier manera hay varios hechos que nos indican que la principal crítica de la oposición era y es correcta. Veamos algunos hechos:

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Los sindicatos y la lucha contra la burocratización

Primero: La dirección acusa a la oposición de estar aliada a la patronal, de ser traidores etc. Esta acusación podría ser verdadera pero, si lo fuese ¿por qué no la hicieron cuando estaban juntos en la misma dirección del sindicato? ¿Porque esas acusaciones recién aparecieron en las vísperas de las elecciones? Segundo: Durante la campaña electoral, la lista 2 (oposición) presentó una grave denuncia: La mayoría de la dirección, para tomar el control del dinero del sindicato, cambió al tesorero (colocaron a un militante de la CST) y, para hacerlo, confeccionaron un acta, falsa, de una asamblea que no existió. La mayoría de la dirección no respondió a tan grave acusación. Tercero: Frente a las acusaciones que está haciendo la mayoría de la dirección del sindicato la oposición defendió una propuesta muy simple: "¡Asamblea ya para restablecer la verdad!" Si la mayoría de la dirección del sindicato fuese clasista, de lucha y democrática, como se autotitula ¿Por qué se negó a convocar a una asamblea para que sean las bases quien decidan si hay y quiénes son los traidores? 3.

La

c u e s t ió n d e l o s d e s p e d id o s

La patronal entró en la justicia pidiendo que sólo 14 directores tengan estabilidad laboral (anteriormente eran 41) y consiguió, que la justicia aceptase su propuesta a partir de lo cual vino el despido de cinco directores. Fue fácil para la patronal ganar en la justicia su reivindicación porque el sindicato no presentó correctamente el debido recurso (hizo el depósito fuera del plazo legal) y, a partir de ahí, despidió a 5 directores del sindicato que no estaban en la lista de los 14 con estabilidad que la jueza había confeccionado. Para tratar de revertir los despidos el sindicato colocó en la lista de los 14 a los cinco despedido cosa que la jueza aceptó y así los cinco 73


Los sindicatos y la lucha contra la burocratización

sindicalistas fueron readmitidos aunque, a posteriori, la patronal presentó un recurso solicitando la anulación de la sentencia de la jueza y con eso los dirigentes reincorporados volvieron a ser despedidos. Parece increíble que el sindicato haya cometido tamaño error jurídico con graves consecuencias políticas pero, lo más increíble, es que la mayoría del sindicato, en lugar de reconocer su error, haya pasado a responsabilizar a la oposición, al PSTU, a la CSPCONLUTAS y ... hasta la LIT por los despidos. 4.

¿C

ó m o e n t r ó , e n e s t a h is t o r ia , el

CONLUTAS

y la

PSTU,

la

CSP-

LIT-CI?

Todo comenzó cuando un grupo de trabajadores químicos se dirigieron a la CSP-CONLUTAS para denunciar los atropellos de la mayoría de la dirección del sindicato y la CSPCONLUTAS, después de analizar la situación, les dio su apoyo. Sin embargo nuestra investigación sobre lo ocurrido, también en este terreno, nos llevó a descubrir algo sorprendente. Nosotros creimos que el PSTU y la CSP-CONLUTAS habían propuesto formar una lista de oposición y eso había provocado la ira de la mayoría de la dirección. Pero no fue así. La CSP-CONLUTAS, frente a la ofensiva patronal, (había conseguido en la justicia la reducción de los dirigentes con estabilidad) le propuso a la oposición que intentase construir una lista unitaria, elegida en forma democrática en la base, para enfrentar con más fuerza a la patronal, la cual tendría que ser elegida en una convención de base o incluso en una elección previa en las fabricas. La CST/UNIDOS ni siquiera respondió a esta propuesta. Lo que hizo fue convocar, de última hora, a una asamblea, con asado y cerveza (todo pagado con los fondos del sindicato) y en esa "asamblea" hizo votar la anticipación de las elecciones y que no 74


Los sindicatos y la lucha contra la burocratización

habría una lista unitaria. Dos días después inscribió la lista 1 en la cual dejaron afuera a todos los que habían hecho críticas (15 compañeros de la dirección del sindicato). Fue a partir de allí que la oposición no tuvo otra alternativa que registrar la lista 2 la cual adhirió a la CSP-CONLUTAS. 5.

La

su pu esta

" c o l a b o r a c ió n

CSP-CONLUTAS

y la

LIT

c o n la p a t r o n a l " d el

PSTU,

la

p a r a d e s p e d ir a c in c o d ir ig e n t e s .

El aspecto más sórdido de la campaña de calumnias de la mayoría de la dirección del sindicato es el que se refiere a la presunta colaboración del PSTU, la CSP-CONLUTAS y la LIT con la patronal de la Johnson & Johnson para despedir a cinco dirigentes sindicales. La actitud de la mayoría de la dirección, de colocar a los cinco dirigentes en la lista de los 14 para tratar de revertir sus despidos provocó mucha indignación. Porque al colocar los cinco despedidos en la lista de los 14 con estabilidad significaba retirar de esa lista otros cinco compañeros que, al perder la estabilidad, podrían ser despedidos en cualquier momento. En una situación como esta no se podría descartar la hipótesis de que los trabajadores, para preservar a sus principales dirigentes, decidiesen sacrificar a otros compañeros pero, una resolución tan delicada como esta, sólo podía ser tomada en una asamblea o, como mínimo, en una reunión de de toda la dirección del sindicato. Pero, ni una cosa ni la otra fueron hechas. La resolución de colocar los cinco nombres de los despedidos en la lista de los 14 fue tomada por un sector de la dirección (la ejecutiva) de la cual no participaban los cinco nombres que, a partir de ese momento, podrían ser despedidos. Dos compañeros de la lista 2, de oposición, furiosos con este nuevo atropello burocrático, entraron con una acción en la justicia cuestionando el pedido de cambio de los cinco dirigentes alegando justamente el carácter antidemocrático de esa decisión.

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Los sindicatos y la lucha contra la burocratización

Esto fue un gran error de estos compañeros ya que, si bien había un nuevo atropello burocrático, si la jueza acataba esta demanda de los dos compañeros de la oposición, la patronal tendría legalidad para despedir nuevamente a los cinco dirigentes. Este evidente error de estos dos compañeros de la oposición fue utilizado por la CST/UNIDOS para lanzar su campaña internacional de denuncias. Pero, lo más increíble de esta campaña, es que ella no fue lanzada contra estos dos compañeros, ni contra la lista de oposición sino centralmente contra el PSTU, la CSPCONLUTAS y la LIT siendo que fueran estas organizaciones las que al enterarse de la acción presentada a la justicia por esos dos compañeros, plantearon que era equivocado presentar esa acción porque había que luchar por la estabilidad de todos los compañeros y propusieron que la misma fuese retirada. El conjunto de la lista 2 coincidió con esa propuesta y los dos compañeros retiraron esa acción antes que fuese analizada por la justicia, de tal forma que ella no tuvo ninguna consecuencia, jurídica-legal en el proceso de los despedidos ¿Adonde está la lista del PSTU/LIT? ¿Adonde está el acuerdo de la "lista del PSTU" con la patronal de la Johnson & Johnson?

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Los sindicatos y la lucha contra la burocratización

LA CALUM NIA COMO ARM A POLÍTICA

Las calumnias sistemáticas usadas como arma políticas, es un "aporte" del estalinismo. El trotskismo, como corriente internacional, nació luchando contra las calumnias estalinistas pero, sin embargo, la debilidad de nuestro movimiento hizo que importantes sectores del mismo cedieran al estalinismo en el terreno metodológico a tal punto que nuestra corriente internacional, fundada por Nahuel Moreno, nació luchando contra las calumnias, no sólo del estalinismo sino de las organizaciones y dirigentes "trotskistas". Nahuel Moreno en el año 1941 comenzó a militar en una pequeña organización, llamada LOR, dirigida por Liborio Justo. Al poco tiempo de entrar en esta organización Moreno hizo varias críticas a Justo y, como respuesta, por medio de un volante, Liborio Justo anunció que Nahuel Moreno había sido expulsado de la LOR por "entregador policial". Esa calumnia hizo que el joven Nahuel Moreno (tenía 18 años en la época) entrase en una profunda crisis a tal punto que él habría de contar, muchos años después, que llego a pensar seriamente en suicidarse. Posiblemente fue esa una de las razones que llevaron a Moreno, durante toda su vida, a luchar tanto contra las calumnias en el interior del movimiento trotskista a tal punto que cuando fundó nuestra organización internacional, la LIT-CI, lo hizo enfrentando otra campaña de calumnias de un dirigente trotskista, Pierre Lambert, que acusaba al peruano Ricardo Napurí de robarle dinero a su partido.


Los sindicatos y la lucha contra la burocratización

¿C

u á l es el p a p e l d e la

CST

y la

UIT

en e s t a c a m p a ñ a d e c a l u m n ia s ?

Todas las organizaciones revolucionarias están sometidas a tremendas presiones. Por eso no nos podemos asombrar que aparezcan en ellas todo tipo de desviaciones. En las secciones de la LIT, por ejemplo, han existido desviaciones burocráticas en sindicatos dirigidos por nuestros camaradas. Ha habido problemas morales envolviendo a dirigentes. Ha habido casos de calumnias, de robo, de machismo.... Nuestras organizaciones no viven en una campana de cristal. Ellas están sometido a todas las presiones de la sociedad capitalista putrefacta en la que vivimos y por eso hay muchos camaradas, e inclusive organizaciones, que sucumben a esa presiones. Pero nosotros no juzgamos a las organizaciones, nacionales o internacionales, en función de los problemas que en ellas existan, por más grave que sean estos problemas. Nosotros las juzgamos por lo que ellas hacen para enfrentar esos problemas. Por ejemplo, hace unos cuatro años atrás, el PSTU actuaba en el sindicato de los químicos de San José dos Campos. Más aun, un importante cuadro del partido (llegó a ser del CC) estaba en la dirección del sindicato. Este compañero hizo un acuerdo con la patronal para dejar la empresa a cambio de una importante cantidad de dinero. Es decir le vendió a la patronal su mandato sindical, que no era de su propiedad sino de los obreros que la habían elegido. La dirección del PSTU, con el apoyo de la LIT- CI, lo expulsó de sus filas. Es por eso que nosotros tenemos orgullo del PSTU. No porque en el PSTU no existan problema. Tenemos orgullo, de nuestra sección brasilera, por la forma como enfrenta esos problemas. Ahora cabe que nos preguntemos: ¿Qué va ha hacer la CST y la UIT con sus militantes que están al frente del sindicato de los químicos? ¿Qué sanción van a recibir por esta campaña de calumnias que han hecho a nivel nacional e internacional? ¿Qué sanción va a recibir por

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haber falsificado un acta, nada más ni nada menos, que para tomar el control del dinero del sindicato? Es imposible que hagan alguna cosa porque es la CST en el Brasil y la UIT a nivel internacional que están a la cabeza de esa campaña de calumnias. Constatar esta realidad nos dolió, pero no nos sorprendió. Nos dolió porque no habíamos perdido la esperanza que esta organización internacional hubiese sacado alguna lección de sus acciones en el pasado. En los inicios de la década del noventa, los actuales dirigentes de la UIT estuvieron entre los que, en la Argentina, rompieron con el MAS, el principal partido trotskista del mundo en ese momento, con una metodología estalinista: Para concretizar la ruptura ocuparon en forma violenta las sedes del MAS y se apropiaron de ellas. En el Brasil no ocuparon las sedes pero también utilizaron una metodología despreciable: para dividir el partido construyeron una fracción secreta. La UIT, que se construyó a posteriori de estos hechos, nació marcada por esta metodología del "vale todo". A LOS M ILITANTES DE LA CST DEL BRASIL, DE LA IS DE ARGENTINA Y DEL RESTO DE LA UIT QUE QUIERAN PENSAR

Hasta hace poco tiempo atrás la dirección de la UIT reivindicaba a la LIT-CI, a pesar de sus diferencias, como la más importante organización morenista internacional a tal punto que, durante varios meses, estuvimos testando la posibilidad de unificar nuestras organizaciones. Ahora la UIT está al frente, a nivel internacional, de una campaña de recolección de firmas que denuncia a la LIT-CI y a su principal sección, el PSTU, como una organización de traidores. ¿Cómo es posible que, en tan poco tiempo, la más importante organización trotskista-morenista del mundo se haya transformado en una organización de traidores?


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¿Cómo es posible que este cambio se haya dado sin la existencia de una feroz lucha fraccional en el interior de estas organizaciones? ¿Cuál es la explicación, marxista, que da la dirección de la UIT, a esta transformación? No da ninguna. Se limita a juntar firmas para condenar a los "traidores" del PSTU, la LIT y la CSP-CONLUTAS. El PSTU ha hecho público datos sobre lo ocurrido en el sindicato de los químicos muy similares a los nuestros ¿y cuál ha sido la respuesta de la CST y la UIT? Ninguna. Se ha limitado a seguir denunciando, alegremente, a los "traidores" del PSTU, la LIT y la CSP-CONLUTAS. ¿Cómo es posible la UIT no responda a las graves acusaciones que le estamos haciendo? Estamos diciendo, y lo estamos probando, que la CST y la UIT están encabezando una campaña internacional de calumnias. Desafiamos a la dirección de la UIT que diga si lo que estamos diciendo es verdadero o es mentira. ¿Es verdad, o es mentira, que entre los trabajadores químicos y en las elecciones sindicales de ese sindicato, no había ningún militante o lista del PSTU o de la LIT? ¿Es verdad, o es mentira, que lo que hubo fue un cuestionamiento de un importante número de dirigentes sindicales a la conducción de la mayoría del sindicato, que son de la CST/UIT? ¿Es verdad, o es mentira, que esta dirección fue cuestionada, entre otras cosas, porque falsificaron un acta de una asamblea, que no existió, para tomar el control del dinero del sindicato? ¿Es verdad, o es mentira, que la CSP-CONLUTAS y el PSTU le propusieron a la mayoría de la dirección de formar una lista unitaria, elegida democráticamente en la base, para enfrentar con más fuerza a

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la patronal que tenía la intención de despedir a varios dirigentes del sindicato? ¿Es verdad, o es mentira, que los militantes de la GST se negaron a formar una lista unitaria, democrática, para enfrentar a los despidos de la patronal? ¿Es verdad, o es mentira, que cuando dos miembros de la oposición presentaron una demanda frente a la justicia, que podría llegar a favorecer el despido de algunos compañeros, el PSTU y la CSPCONLUTAS intervinieron diciendo que había que defender a todos los compañeros y que por lo tanto tenían que retirar esa presentación en la justicia? ¿Es verdad o es mentira, que, a partir de la intervención de la CSPCONLUTAS y del PSTU, toda la oposición coincidió con esa propuesta y que los dos compañeros retiraron su demanda en la justicia, antes de que fuese analizada? ¿Es verdad, o es mentira, que la oposición, el PSTU y la CSPCONLUTAS, frente a la campaña de calumnias propusieron que se haga una asamblea para restablecer la verdad? ¿Es verdad o es mentira que la mayoría de la dirección del sindicato se negó a convocar a esa asamblea? La dirección de la UIT tiene la obligación de responder a estas nueve preguntas porque, si no lo hace, la propia UIT se estará autocondenando como una organización de calumniadores. A los compañeros y amigos de la UIT, que han firmado la campaña contra el PSTU y la LIT, sin tener un real conocimiento de los hechos, los llamamos a que reflexionen sobre lo que hicieron. Nadie puede ser criticado por firmar una determinada declaración por confianza política. Pero lo que han firmado no es una simple declaración. Es una campaña de calumnias y es inadmisible que, por confianza política, se haga un atentado como este contra la moral proletaria.

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Después de leer esta declaración, los compañeros que con su firma respaldaron esta campaña de calumnias, sabrán cómo proceder y a los que continúen opinando que las denuncias contra el PSTU y la LIT son verdaderas les solicitamos, o más bien les exigimos, que respondan a las nueve preguntas que le estamos haciendo a la dirección de la UIT. CEI (Comité Ejecutivo Internacional) de la LIT-CI. Sao Paulo, 20 de mayo de 2012

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NOTAS 1

Central fundada el 28 de agosto de 1983, en Sao Bernardo do Campo, San Paulo, Brasil, encabezada por Luiz Inacio "Lula" Da Silva. Desde el 2002 que éste asumió la presidencia de Brasil, la CUT pasó a apoyar al gobierno. * "Getulismo”. Se caracteriza por la admiración a la persona de Getúlio Domeñes Vargas, Presidente del Brasil entre 1930 y 1954, conocido como "el padre de los pobres". Su gobierno tenía un carácter autoritario, semejantes al fascismo. Getulio Vargas extendió el control directo del Estado sobre los sindicatos.

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Eran dirigentes sindicales, algunos de ellos con varios años en los sindicatos (Lula era dirigente del sindicato de Sao Bernardo desde 1969) y, por lo tanto, parte de la burocracia sindical. En función de la presión, de la fuerza de la movilización de masas de aquel momento, y/o por buscar una ubicación que les permitiese ganar terreno en la dirección de la estructura sindical de entonces, hacia la izquierda. Adoptaron un discurso radical y asumieron la dirección del proceso de luchas que estaba desarrollándose independiente de ellos. Fueron importantes en la dirección del proceso de luchas y en la construcción de la CUT y del PT, en aquel momento, pero ni siquiera por eso dejaron de ser parte de la burocracia sindical, como hoy se ve con más claridad.

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Son varios los factores que llevaron al retroceso del proceso de cambios en los sindicatos. Algunos, de orden objetivo, como la recesión y el aumento del desempleo, que disminuyó la cantidad y la intensidad de las luchas. Eso dificulta el proceso de organización de base y el control de la organización por parte de ella. Pero, el factor más importante fue de orden subjetivo, las decisiones tomadas por la dirección política del proceso. La burocracia lulista, que dirigía a la CUT y al PT, alentó, en


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vez de combatir, el proceso de burocratización, pues eso era adecuado a su proyecto político. 4

La definición de privilegio material es simple: es toda o cualquier ventaja y beneficio material al que el dirigente no tendría acceso o derecho, en caso que no fuese dirigente del sindicato, y al cual él pasa a tener acceso como dirigente.

5

"Los sindicatos en la era de la decadencia imperialista, en León Trotsky, Sobre los sindicatos. Buenos Aires, Pluma, p. 133.

6

ídem, ibídem, p. 134.

7

Hoy, esta ya no es la situación de las grandes organizaciones sindicales, en Europa. También allá, la tendencia a la pérdida de independencia de los sindicatos, en relación al Estado, prevaleció.

8

Getulio Vargas, La nueva política de Brasil. Río de Janeiro. José Olympo, 1938, Vol. III, P. 139, citado por Heloisa Martins. El Estado y la burocratización de los sindicatos en Brasil, s.l. Hucitec, s.d.

9

"Ministerio de la Revolución". En Boletín del Ministerio de Trabajo, Industria y Comercio, N° 4, diciembre de 1934, p. 98-99, citado por Martins, op. Cit.

10

Vargas, op. Cit., p. 148.

11

Citado en Marcelo Badaró, Trabajadores y sindicatos en Brasil, citado por Teones de Franga, "Sindicalismo y Estado en Brasil. La creciente adhesión a la institucionalidad", en Mundo del trabajo y sindicalismo en Brasil (1988-2000). Un análisis de las principales causas de la crisis sindical, Tesis de doctorado, UFF.

12

Vargas, op. cit., p. 145.

13

Diario del Congreso Nacional 23/4/65, citado por Martins, op. cit.

14

Léase a Edmundo Fernandes Dias y Antonio de Pádua Bosi, " Estado,

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Capital, Trabajo y Organización Sindical. La (Re) Construcción de la clase trabajadora en Brasil". Revista Octubre, que hace un buen análisis de todo este proceso. 15

Trabajadores y sindicatos en Brasil. Río de Janeiro, Vicio de Lectura, p. 45-46.

16

Ricardo Antunes, ¿Qué es el sindicalismo? Sao Paulo, Brasiliense, s.d., p. 42.

17

Idem, ibídem, p. 43.

18

Antúnes, ob. Cit., p.20.

19

A mediados del siglo XX, la AFL (American Federation o f Labor, Federación Americana del Trabajo) se unió al Congreso de Organizaciones Industriales, dando origen a la AFL-CIO.

20

ídem, ibídem, p. 22.

21

Se trata aquí, fundamentalmente, de los sindicatos de los trabajadores en la iniciativa privada. La realidad de la casi totalidad de estas organizaciones es de ausencia de cualquier forma de organización de base, que tenga participación en las decisiones de sus instancias. En el sector público, este marco es diferente, como vimos anteriormente.

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Aún bajo la dictadura se desarrolló un importanteproceso de organización de base, con expresiones en Osasco (5° municipio más grande de Sao Paulo) o Contagem (municipio del estado de Minas Gerais), en 1968 o, incluso, en el trabajo de la oposición sindical metalúrgica de Sao Paulo.


El libro aborda los problemas de los sindicatos, particularmente los relacionados a s; i burocratización. Ze María resum e en este libro su propia experiencia de lucha por la construcción de una organización y acción sindical clasista, que lleve a los trabajadores nó solo a la consecución de sus objetivos económicos sino a la lucha por sus objetivos históricos como clase.

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