Vivo cerca de la Av. Uno Norte y constantemente cruzo caminando los puentes del estero Marga Marga para ir al centro de Viña del Mar.
El estero tiene una extensión de 7 km que nace al sur de Quilpué y desemboca en la costa de Viña del Mar.
Decidí fotografiar los alrededores del Marga Marga desde la perspectiva de un transeúnte, recorriendo siete de sus puentes y su borde norte, ya que son parte de mi recorrido diario.
La serie fotográfica muestra cómo va cambiando el entorno del estero a medida que se avanza de puente en puente.
En sus bordes pude notar las alteraciones que va sufriendo su diseño a lo largo del recorrido. A medida en que nos alejamos de la playa y la zona turística, este se vuelve desprolijo. Con esto se evidencia el desbalance de importancia que tienen los diferentes sectores que recorre el estero.
En el sector cercano a las zonas turísticas, las veredas son amplias, con espacio para sentarse a disfrutar del paisaje, lo cual me hace entender que fue diseñado con la intención de ser un borde habitable.
En cambio, hacia el otro extremo, las veredas son muy angostas. El diseño de los alrededores me transmite que fue hecho solo para trasladarse, ni siquiera hay espacio para detenerse, ya que no cabe más de una persona a lo ancho de la vereda. Y se ve que solo pensaron en las barandas como algo funcional y no tanto en el diseño.