¿Dónde están las abejas?/Where are the bees?

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¿Dónde están las abejas? Where are the bees?


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¿Dónde están las abejas? Where are the bees?


Ă?ndice

Index

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Una abeja sobre el as pavement [p. 6]. Beeha la ciudad / From the mu beehaveBCN [p. 54]. V (notas sobre diez inte Living on the brink (no interventions) [p. 78]


sfalto / A bee on the ave [p. 14]. Del museo a useum to the city [p. 32]. Vivir con lo inminente ervenciones urbanas) / otes on ten urban art


Una abeja sobre el asfalto

Martina MillĂ Comisaria del proyecto / Project Curator

A bee on the pavement

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Barcelona, 25 —03 — 2018


Una abeja sobre el asfalto

Ayer empezó la primavera en medio de una nueva ola de frío polar. Euronews contaba por la mañana que en el Ártico ha hecho más calor que en la franja en diagonal que va de Rusia hasta la península ibérica. Pese a los embates frecuentes del frío del norte durante este invierno, la cerraja o diente de león florece con confianza en sitios poco accesibles de la ciudad. Hay una que ha aparecido en la cornisa de una puerta de la iglesia de Belén, en la Rambla. También en los muros de los edificios antiguos del Clot. La encontramos allí donde puede crecer tranquila, lejos del ataque de los herbicidas. Y en Barcelona, como ahora se fomenta el let it grow, es un buen año para las cerrajas. El almendro de la Fundació Joan Miró también ha florecido, pero un poco más a trompicones por los cambios frecuentes de temperatura de este febrero. Con la mimosa, el almendro es el árbol más valiente, el que florece primero y desafía el frío anunciando con su estallido de flores la llegada de un tiempo más plácido. También es el árbol que despierta a las abejas y les hace producir la primera miel. Ayer, primer día de primavera, caminaba por la calle de la Marina, y delante mío había un turista que llevaba una mochila con una abeja gigante, bordada en colores e hilos brillantes, como si fuese un retorno postkitsch de la broderie. No pude evitar preguntarle por qué llevaba una abeja en la mochila y me dijo que era la nueva línea de Gucci. Googleé «Gucci bees» en el móvil y, efectivamente, vi todo tipo de accesorios con abejas que recordaban a la capa de Napoleón, el baldaquín que Bernini diseñó cuando aún era el artista protegido de los Barberini... un símbolo de estatus repescado para dar nueva importancia y atractivo a un fular o una gorra que pronto pasarán de moda. Y justo cuando cruzaba la calle, detrás aún de este turista gucciano, apareció una abeja de verdad volando con dificultad sobre el asfalto. Me acerqué a ella y la vi aterrizar sobre la superficie negruzca y grasienta de la calle. La quise coger para sacarla de allí, pero las prisas por cruzar me lo impidieron, y la imagen de aquella abeja sobre el asfalto quedó grabada en mi cabeza. ¿Cómo explicar el abismo que hay entre la delicadeza de un ser extraordinario como la abeja de la miel, con todo su sofisticadísimo universo sensorial, hecha para entrar en contacto con flores de todo tipo, y esa sustancia artificial y apestosa que cubre nuestras calles? La abeja vive en la ciudad igual que nosotros, como podemos, negociando constantemente el mundo de artificios que hemos creado y heredado los humanos con nuestra reprimida naturaleza biológica. Por suerte, la consciencia que tenemos de la tensión entre artificio y biología se hace más aguda cada día que pasa. El artificio nos hace daño, y aun así, no podemos prescindir de él. La ciudad tiene ventajas e inconvenientes, para los humanos y para otros seres vivos. Es en este

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A bee on the pavement

Yesterday spring began, in the middle of another polar cold wave. In the morning, Euronews reported that it was warmer in the Arctic than in the diagonal band spanning down from Russia all the way to the Iberian Peninsula. Despite all the Northern cold fronts that have hit us this winter, dandelions are blooming confidently in the least accessible corners of the city. One has appeared over a door of the Church of Betlem, on the Rambla. The walls of the old buildings in El Clot are also covered with them. We find them wherever they can grow in peace, safe from the threat of herbicides. And in Barcelona, where a let-it-grow spirit seems to be on the rise, it’s a good year for dandelions. The almond tree at the Fundació Joan Miró also bloomed, but somewhat less evenly due to the frequent changes in temperature during this month of February. Along with the mimosa, the almond is the bravest tree, the first one to bloom and challenge the cold while announcing the arrival of warmer weather with its outburst of flowers. It is also the tree that awakens the bees and allows them to produce their first honey. Yesterday, the first day of spring, I was walking down Carrer Marina when I saw a tourist ahead of me carrying a backpack with a giant bee embroidered in bright colours and threads, as in a post-kitsch comeback of broderie. I couldn’t resist asking why she had a bee on her backpack; she told me it was the new Gucci line. I googled ‘Gucci bees’ on my cell phone and, sure enough, saw all sorts of accessories with bees that reminded me of Napoleon’s cape, the baldachin that Bernini designed when the Barberinis were still his patrons... a status symbol recast to give added importance and appeal to a scarf or a hat that will soon be out of fashion. And just when I was about to cross the street, still behind the Guccian tourist, a real-life bee appeared before me, hovering clumsily over the pavement. I leaned down and watched it land on the sticky dark surface. I tried to catch it so I could get it out of there, but in the rush to get across, I didn’t manage to, and the image of the bee on the pavement has stayed with me since. How can one explain the abyss between the delicacy of an extraordinary creature like a honey bee, with its highly sophisticated sensory world, developed for coming into contact with all sorts of flowers, and that artificial, stinky substance that covers our streets? Bees live with us in the city just as we live—as best we can, constantly juggling our repressed biological nature and the world of artifice that we humans have created and inherited. Fortunately, our awareness of the tension between biology and artifice becomes more acute every single day. Artifice harms us, yet we can’t live without it. The city has advantages and disadvantages, for humans and for other living things as well. This complex territory is what urban dwellers of all species


territorio complejo donde los urbanitas de toda especie hemos de ir transitando para disminuir sus inconvenientes, para que no nos domine el asfalto y más recientemente el wifi, otra capa que cubre la ciudad. Beehave es un proyecto que indaga en la convivencia de una deseada y necesaria biodiversidad en la ciudad con los elementos artificiales del paisaje urbano, del derecho de los seres vivos no humanos a habitar los espacios urbanos. Las abejas de la miel deberían poder vivir en la ciudad y polinizarla con tranquilidad, sin ser ahuyentadas, pero actualmente solo se las tolera en el Castell dels Tres Dragons, en el Parc de la Ciutadella. Beehave nació hace ahora dos años con el deseo de acercar el mundo de las abejas de la miel al público general y de hacerlo de la mano de artistas de todo el mundo. Hemos querido dar a conocer la grave crisis de supervivencia que están sufriendo estos insectos, su papel importantísimo para el equilibrio ecológico y diluir algunas fobias relacionadas con estos insectos míticos. El miedo a las abejas nace de un desconocimiento generalizado que pervive en la base de nuestra vida urbana. Con una exposición y diez intervenciones en la ciudad a cargo de una veintena de artistas, hemos querido polinizar Barcelona, ponernos un poco en la piel de estos insectos que tanto nos nutren y contribuir a perderles este miedo tan poco justificado. Algunos pensarán que quizá no es un tema que corresponda tratar desde el arte contemporáneo, que para eso ya están los museos de ciencia, pero creo que los artistas seleccionados han demostrado que podían adentrarse en el mundo de las abejas, conectar con ellas, y salir con grandes ideas y proyectos extraordinarios, de una gran belleza y vigencia. De paso quizá también hemos reivindicado un arte más cósmico, recuperando algunas líneas de investigación de las primeras vanguardias que han sido diluidas en nombre de un formalismo del que se han borrado las implicaciones simbólicas. ¿Qué habría sido del joven y profundamente deprimido Joseph Beuys sin su lectura de las conferencias sobre abejas de Rudolf Steiner? Por otro lado, hemos intentado que las perspectivas que podían ofrecer estos artistas viniesen de una diversidad de contextos, de diecisiete países distintos, representantes de cinco continentes. Queríamos señalar así el alcance de esta crisis, aunque, al mismo tiempo, Beehave es un proyecto local que quiere sumarse a los intentos de distintas plataformas para flexibilizar la normativa vigente en materia de apicultura urbana. La experiencia de haber podido tener una colmena en la azotea de la Fundació Joan Miró ha sido más importante de lo que pueda parecer, ya que es un hecho inédito en el mundo de los museos en el estado español y muy frecuente en otros contextos. La pieza de Àlex Muñoz y Xavi Manzanares parte de esta colmena, que el propio Muñoz trajo hasta la Fundació desde el Montseny. Al fin y al cabo, somos un museo dentro de un parque y convivimos cotidianamente con todo tipo de especies. En otras ciudades hace tiempo que los museos cuidan de sus propias colmenas. También ha sido importante y simbólico poder transformar el césped de delante de la Fundació

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must navigate in order to minimize its drawbacks, so that we don’t get swallowed up by asphalt and, more recently, by Wi-Fi, a whole new layer covering the city. Beehave is a project that explores the coexistence of the city’s desired and necessary biodiversity with the artificial elements of the urban landscape, and the right of non-human living creatures to inhabit urban spaces. Honey bees ought to be able to live in the city and pollinate it peacefully, without being driven out; however, now they are only tolerated at the Castell dels Tres Dragons, in the Parc de la Ciutadella. Beehave was born two years ago with the aim of raising public awareness of the world of honey bees, doing so hand in hand with artists from all over the world. We wanted to provide information about the severe survival crisis that these insects are undergoing, convey the key role they play in environmental balance and dispel some of the fears related to these mythical insects. Fear of bees arises from a general lack of knowledge on the subject which continues to prevail in our urban circles. With an exhibition and ten interventions throughout the city produced by more than twenty artists, our idea was to pollinate Barcelona, trying to somehow put ourselves in the position of these insects that give us so much and thus help us shed our unjustified fears. Some may believe that the subject is not really fit to be addressed by contemporary art, and that science museums are better suited for doing so. But I believe the selected artists have, in fact, proven to be capable of delving into the world of bees, connecting with them, and coming out of the experience with great ideas and incisive projects of great beauty and relevance. In doing so, might we also have advocated a more cosmic art, picking up on a few lines of research from the early avant-garde period that have since been overshadowed by a certain formalism stripped of symbolic implications? What would have become of the young, deeply depressed Joseph Beuys had he not read Rudolf’s Steiner’s lectures on bees? In addition, we have tried to have these artists’ perspectives come from a variety of contexts, spanning seventeen different countries across five continents. That is how we wished to convey the scope of this crisis, even though Beehave is also a local project that strives to contribute to the attempts of several platforms to loosen up current regulations regarding urban beekeeping. The experience of having been able to keep a beehive on the roof of the Fundació Joan Miró has been more important than it may seem, as it is unprecedented in Spanish museum circles, though fairly common in other contexts. The piece by Àlex Muñoz and Xavi Manzanares is based on this hive, which Muñoz himself brought to the Fundació from the Montseny. After all, we are a museum located in a park and live alongside all sorts of species every day. In other cities, museums have been keeping their own hives for a long time. It has also been important and symbolic to be able to transform the Fundació’s front lawn, which had remained unchanged for the past forty years, and to experiment with flowers and bees in the Petra Kelly Gardens thanks to the project by Vadim de Grainville and Marcos Lutyens. We have


—tras permanecer cuarenta años impoluto—, o experimentar con flores y abejas en los jardines de Petra Kelly gracias al proyecto de Vadim de Grainville y Marcos Lutyens. Por no hablar de la posibilidad de tener una experiencia íntima de contacto con flores (en Relaciones mutualistas de Jerónimo Hagerman), entrar en una colmena que nos recuerda todo lo que han intentado aprender los humanos de las abejas, desde filósofos, políticos, arquitectos y sociólogos (en Entre totes [Entre todas] del estudio Goig y Max Celar). O cruzar el fino velo del escepticismo y abrazar la dimensión espiritual y mítica que las abejas tienen en otras culturas y que habían tenido en el pasado occidental. Esto último nos lo ha aportado En el camino de las abejas, la película de Toni Serra (Abu Ali) filmada en Marruecos, y también los fragmentos literarios seleccionados por Ulla Taipale para L’altre costat [El otro lado], en el cementerio de Poblenou... Este segundo volumen publicado a raíz del proyecto Beehave quiere ser un modesto testimonio de la implicación de todos los artistas y de la energía de colmena que se ha generado durante todo este tiempo que hemos trabajado juntos. Acabo este texto un triste domingo de Ramos, con una revuelta generalizada por las injusticias que está viviendo este país. Que la delicadeza y la luz de las abejas nos acompañen y que podamos evolucionar todos juntos más allá de esta encrucijada política, que también es planetaria.

Me gustaría dar las gracias, en primer lugar, a las abejas de la miel, que nos llamaron y nos ofrecieron esta magnífica idea: trabajar juntas en una exposición y en la ciudad de Barcelona, donde quieren poder vivir de nuevo. Las abejas son comisarias muy finas. También quiero agradecer las últimas lluvias, que han hecho que el proyecto alcance todo su esplendor primaveral. Y, sobre todo, muchas gracias a todo el enjambre Beehave, en el que tantas individualidades extraordinarias han puesto su granito de arena, su gota de miel. Han sido más de dos años de enjambrazón, la lista es muy larga. Incluye a todos aquellos que han venido a la Fundació Joan Miró a ver la exposición, a los que se han paseado por la ciudad para ver las intervenciones #beehaveBCN, a todos los que nos han llevado de boca en boca, y a los periodistas que han hablado, sin olvidar a todas aquellas personas que han aprendido a querer un poco más a las abejas y que queriéndolas, han agrandado un poco más su corazón y han fortalecido su conexión con este planeta tan violentado. Y sigo dando las gracias a todos los artistas, arquitectos y programadores participantes en la exposición, a aquellos que han realizado las intervenciones urbanas y la exposición de fotos en el vestíbulo de la Fundació, y también a los espléndidos autores de los dos volúmenes que acompañan este proyecto.

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also had the opportunity to engage in an intimate experience with flowers (in Jerónimo Hagerman’s Relaciones mutualistas [Mutual Relationships]) and to crawl into a hive as a reminder of everything humans have tried to learn from bees, from philosophers to politicians, architects and sociologists (in Entre totes [Together] by the Goig architecture firm and Max Celar). Or to step through the thin veil of scepticism and embrace the mythical, spiritual dimension that bees have in other cultures – as they had in the past in the West as well – brought to us by En el camino de las abejas [On the Path of Bees], the film by Toni Serra (Abu Ali) shot in Morocco, and by the literary excerpts that Ulla Taipale selected for L’altre costat [The Other Side], at the Poblenou cemetery. This second volume published for the Beehave project aims to provide a modest testimony of the engagement of all the artists and the hive-like energy that has been generated throughout the entire time we have worked together. I am finishing this essay on a sad Easter Sunday, in the midst of a widespread unrest about the injustices this country is experiencing. May the delicacy and the light of bees be with us and may we all evolve together beyond this political deadlock, which is also planetwide.

First of all, I would like to thank the honeybees, who came and offered us this wonderful idea: working together on an exhibition and in the city of Barcelona, where they want to live again. Bees are refined curators. I also want to thank the recent rains, which have helped the project bloom in full spring splendour. And, above all, many thanks to the entire Beehave swarm, in which so many extraordinary individuals have contributed their efforts, their drops of honey. We have been swarming for over two years now, and the list is long. It includes all of those who have come to the Fundació Joan Miró to visit the exhibition, those who have wandered through the city to see the #beehaveBCN interventions, everyone who has helped spread the word, the journalists who have talked about it—to say nothing of all those people who have learned to love bees a little more, and by loving them, have made their hearts a bit bigger and strengthened their bonds to our ravaged planet. Next, I would like to thank all the artists, architects and programmers who have participated in the exhibition, those who have carried out the urban interventions and the photo exhibition in the foyer at the Fundació, as well as the splendid authors of the two publications that accompany this project.


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