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Palmares de Carandá (Carandazales

Figura 163. Estratos inferiores del Bosque Chiquitano Transicional al Chaco quemados durante la gestión 2019 en el PNyANMI Otuquis. La riqueza de especies arbóreas (observadas y estimadas) en las áreas quemadas y no quemadas del Bosque Chiquitano Transicional al Chaco no presentaron diferencias estadísticamente significativas (Figura 164A); de modo que, en ambas áreas, por cada hectárea de superficie muestreada probablemente se podrá registrar entre 25 y 55 especies (Figura 164A). Por tanto, a priori, los incendios no ejercieron un efecto negativo sobre la riqueza de especies arbóreas.

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Figura 164. Riqueza de especies (A) y capacidad de regeneración (B) cuantificada en las áreas quemadas y áreas no quemadas del Bosque Chiquitano Transicional al Chaco en el PNyANMI Otuquis. Por otro lado, en las áreas quemadas la capacidad de regeneración de las especies de forma de vida arbórea y arbustiva disminuyeron notoriamente con relación a las áreas no quemadas (Figura 164B); habiéndose incrementado significativamente la regeneración de especies herbáceas, lianas, pastos y subarbustos (en su mayoría especies heliófitas efímeras; Figura 164B). Por lo que, hasta noviembre del 2020 los incendios habrían alterado significativamente el proceso de la regeneración natural de las especies según sus formas de vida. Palmares de Carandá (Carandazales) Fisionómicamente los Palmares de Carandá se caracterizan por presentar una alta abundancia de la palmera Copernicia alba, popularmente conocida en la región como carandá o palma blanca.

Estructuralmente los Palmares de Carandá presentan un dosel distribuido entre los 7 y 10 m de altura, con algunos elementos emergentes que alcanzan hasta 14 m (Figura 165).

Figura 165. Estructura vertical de los Palmares de Carandá, altura de las cicatrices de quema (color anaranjado) y la reconfiguración estructural como consecuencia de la mortalidad de palmeras en el PNyANMI Otuquis. De acuerdo con las cicatrices de quema (registrada en los fustes de las palmeras), el fuego alcanzó una altura promedio de 5.3 m (±2.1 m), cuyas llamas consumieron la totalidad del estrato gramíneoherbáceo, y las hojas y tallos jóvenes de los arbustos y/o árboles de pequeño porte (Figura 165, Figura 166).

Figura 166. Comparación de áreas quemadas (columna derecha) y no quemadas (columna izquierda; áreas no quemadas durante la gestión 2019) de los Palmares de Carandá en el PNyANMI Otuquis. De modo que, la propagación del incendio en este tipo de vegetación fue principalmente de tipo rastrero (fuego de superficie), aunque frecuentemente también afectó la copa de algunas palmeras (fuego de copa o antorcheo; Figura 165; Figura 166).

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