Revista Foro 21

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Septiembre Septiembre 2008 2008 Año Año 87 -- N NOO79 79

Las Políticas Económicas y Sociales Post Neo Liberales La Experiencia de Chile

Concertación: Un debate indispensable

Bolivia, tan lejos de Dios

A 20 años del NO y el arcoiris



El Plebiscito del 5 de Octubre Marcelo Contreras N. Economía Gonzalo Martner Concertación María de los Ángeles Fernández Unasur Sergio Molina Elecciones en EE.UU.

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El Plebiscito del 5 de Octubre de 1988 Hace 20 años el país enfrentaba una encrucijada. Acosado por una oposición que desafió la represión y proscripción política para movilizarse en las calles exigiendo la democracia, el régimen militar optó por convocar a un plebiscito que debía resolver mantener en el poder al general Pinochet por otros ocho años o enfrentar unas elecciones para elegir a un gobierno democrático.

L

FUNDACION CHILE 21 Presidentes Honorarios: Ricardo Lagos Carlos Ominami Directora Ejecutiva: María de los Ángeles Fernández Dirección: Compañía 1085, piso 12 Fono: 6991700 Fax: 6735296 E-mail: chile21@chile21.cl Web: www.chile21.cl

as fuerzas democráticas aceptaron el desafío, asumiendo que Pinochet no podía derrotar a un ejército de 7 millones de ciudadanos. En condiciones muy adversas, en medio de la represión y amedrentamiento, enfrentando la más brutal y grosera intervención estatal, las fuerzas democráticas se unieron en torno a la opción por el NO, llamaron a inscribirse en los registros electorales, concurrieron masivamente a las urnas y se organizaron para controlar la transparencia del proceso, contar los votos y defender el resultado. Nunca Pinochet y sus partidarios se imaginaron que podían perder un plebiscito pensado para perpetuar el régimen militar. Las dictaduras militares no hacen plebiscitos para perderlos. Usando el poder total, el poder del Estado y los municipios con alcaldes designados, el poder económico, el poder del formidable aparato comunicacional que controlaban, el poder político de la derecha, el poder militar y policial a su servicio, desplegaron una apabullante campaña a favor de la opción por el Si. (La oposición democrática...)

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EL PLEBISCITO DEL 5 DE OCTUBRE DE 1988

La oposición democrática no contaba con ninguno de estos recursos para oponer, excepto que representaba a la mayoría del país que anhelaba retornar a la democracia. Vivir en un país libre, sin tutelas militares. Terminar con las masivas y sistemáticas violaciones a los derechos humanos. Reintegrarse a la comunidad internacional como un país decente y respetable. Defendía valores de justicia, libertad, democracia. Los derechos humanos. El plebiscito de 1988 polarizó a la sociedad chilena entre los partidarios del régimen militar y los partidarios de la democracia. Un eje que ha marcado la historia de estos últimos veinte años, pese a que la derecha, que propiciara el golpe de Estado de 1973 y apoyara incondicionalmente el régimen militar, asumiendo las violaciones a los derechos humanos como un costo inevitable del proceso de refundación capitalista, haya optado por tomar distancia de la figura del general Pinochet y de su obra para asumir una nueva identidad democrática. El 5 de Octubre de 1988 tuvo una épica que impactó al mundo. Una clara mayoría ciudadana derrotaba los afanes continuistas del general (r) Pinochet en las urnas. Como no recordar esa tensa noche en donde los primeros cómputos oficiales no coincidían para nada con el conteo de la oposición. El desborde de alegría cuando Sergio Onofre Jarpa reconoció la derrota en las pantallas de televisión. El desborde de los ciudadanos en las calles cuando 2008 2 FORO SEPTIEMBRE


unidad. El arco iris de la Concertación cubría un amplio espectro de 17 partidos, desde sectores de la derecha democrática, pequeño pero significativo, hasta la diversidad de sectores socialistas y de izquierda, sin olvidar que un importante sector de la izquierda comunista se sumó, con un razonable escepticismo, a esta gesta ciudadana. Es preciso reconocer que las FF.AA. optaron por reconocer la derrota y asumir sus resultados, cumpliendo el itinerario prometido para convocar a las primeras elecciones democráticas en 17 años. El resto es historia conocida, aunque por conocida muchas veces callada y por momentos olvidada.

celebrar aún era peligroso o cuando Alberto Cardemil, ex subsecretario del Interior se vio obligado a entregar las cifras reales. El desmayo de un general al comunicar el adverso resultado.

Las fuerzas democráticas lograron cambiar la historia en un ejemplo de civilidad, organización y

El balance de estos 20 años es enormemente positivo para el país y para la coalición en el poder. Hoy Chile es otro país. Un país con instituciones sólidas, que está a mitad de camino del desarrollo, en donde la pobreza se ha reducido a un tercio, se ha casi triplicado el ingreso per cápita, se han mejorado todos y cada uno de sus indicadores sociales y Chile goza hoy de un merecido respeto en la comunidad internacional. Por cierto no todos son éxitos y logros. En estos veinte años de gobiernos de la Concertación no hemos logrado establecer la verdad acerca del destino final de muchos detenidos desaparecidos o impartir justicia en todos los casos de violaciones a los derechos humanos, pese a que Chile es el

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país que mas verdad, justicia y reparación ha alcanzado en la región, Pese a sus sucesivas reformas, aún la actual constitución conserva una cierta impronta autoritaria y de marcado tinte neoliberal. Pese a los innegables avances en reducir la pobreza y la indigencia Chile sigue siendo uno de los países con peor distribución del ingreso de la región. Hemos alcanzado una amplia cobertura en materia educacional pero la educación pública debe hoy enfrentar el desafío de mejorar su calidad, al igual que la salud y demás servicios públicos. El Transantiago, una buena idea para reemplazar un sistema de transporte caótico y contaminante que congestionaba la capital, requiere de ajustes y modificaciones para cumplir su propósito original. El Estado requiere de profundas reformas y fortalecimiento para administrar eficientemente un presupuesto que se ha multiplicado varias veces desde 1990. Y hoy enfrentamos nuevos desafíos de cara al futuro, en un mundo cada más competitivo, complejo y globalizado. Con una ciudadanía más madura y consciente de sus derechos. Una sociedad que debe recuperar los valores de la solidaridad, la participación, la igualdad de oportunidades y de resultados. La primacía de la política como el espacio de la deliberación y la búsqueda de acuerdos teniendo a la vista el bien común. Un desarrollo inclusivo en donde el imperativo no sólo es crecer más sino distribuir mejor. Una comunidad sudamericana de naciones que aún tiene pendiente el desafío de su integración Es muy importante recordar la gesta de 5 de octubre y hacer el balance de estos 20 años. No con un sentido nostálgico o 2008 4 FORO SEPTIEMBRE


buscando mantener abiertas las heridas o enfrentamientos del pasado sino con un sentido de futuro para determinar cuales son las nuevas encrucijadas que se le presentan hoy al país y qué proponemos para los próximos 20 años.

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ECONOMIA

Políticas Económicas y Sociales Post-Neoliberales

La Experiencia de Chile Gonzalo Martner En democracia, en materia de crecimiento, es indudable el éxito obtenido, no obstante la mayor lentitud desde 1998. El período 1990-2007 ha sido el mayor de la historia económica reciente, al punto que Chile es, según las estimaciones para 2007 del FMI, el país de América Latina de más altos ingresos por habitante después de Argentina, con un PIB valorado a paridad de poder de compra y el único del continente que ha acortado distancias con los países industriales. La estrategia neoliberal consagró en Chile, con los medios de una dictadura, un modelo de desarrollo autoritario y desigual en el período 1973-89, que incluyó un modo de crecimiento basado en las exportaciones, que deprimió el consumo promedio y el gasto público, que deterioró la distribución del ingreso y el consumo, que liberalizó el mercado de bienes y estableció una relación salarial desregulada y un modelo de empresa jerárquico y concentrado. Este modelo de desarrollo dejó de existir no por el término del autoritarismo, sino porque una estrategia de crecimiento con equidad de baja intensidad cambió el modo de crecimiento a nivel de las fuentes de dinamización del ingreso (inversión y consumo), aunque no su distribución y reguló algo más el mercado de bienes, modificando solo en parte el modelo productivo a nivel de la empresa. Por ello no es posible considerar, a su vez, que esté en vigencia un modelo de desarrollo democrático igualitario como el que desearía la mayoría de los componentes de la coalición que ha gobernado desde 1990, sino un modelo de desarrollo híbrido. En efecto, Chile ha podido obtener un crecimiento de su economía del orden de 5% anual en promedio desde 1990, sin graves recesiones (con excepción de la de

1999), lo que le ha permitido más que duplicar el ingreso por habitante, contrastando con toda la historia económica de Chile en el siglo XX. El modo de crecimiento ha sufrido alteraciones significativas. Entre 1973 y 1990 el crecimiento fue dinamizado por las exportaciones y la inversión, mientras en promedio el consumo de los hogares y del gobierno permaneció estancado, especialmente desde 1982, con consecuencias negativas para el bienestar de una mayoría de la población que vio caer su nivel de vida de manera dramática en las crisis de 1975 y de 1982-83. En cambio, a partir de 1990, el crecimiento empezó a ser dinamizado también por el consumo de los hogares, que ha experimentado una mejoría considerable al crecer a una tasa incluso levemente superior a la del PIB, lo que se ha acelerado en 2006-2007, en contraste con su estancamiento previo (promedio que escondía una regresión en el consumo de los hogares más pobres durante la severa crisis de 1982-83), generando un patrón de comportamiento más equilibrado entre los grandes componentes de la demanda agregada. El consumo de gobierno también se recuperó en democracia, pero con tasas de expansión promedio modestas e inferiores al crecimiento del gasto global,

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aunque con un cambio desde 2006 por los mayores ingresos fiscales permanentes. Mientras la inversión crecía entre 1973 y 1990 menos que las exportaciones, y también en la década de 1990; desde el año 2000 la formación de capital se incrementa a un alto ritmo anual promedio, superior al de las exportaciones, manteniendo el consumo de los hogares un buen ritmo de crecimiento. La salida de la crisis de 1999, lenta y dificultosa, ha reforzado el peso de la demanda interna en la dinámica económica, aunque se mantenga un buen ritmo de expansión exportadora. 1. Los cambios en la política fiscal y laboral Una política fiscal apropiada es aquella que en el ciclo económico actúa a través de déficit presupuestario y se endeuda cuando la demanda efectiva se encuentra deprimida respecto al producto potencial, y que actúa a través de superávit cuando la demanda excede el producto potencial. Se produce así un balance global en el ciclo). Puede tener también sentido una política de superávit estructural si el ahorro así generado se emplea en sustentar tareas sociales futuras, como las pensiones y fondos de ahorro para la educación, como


también puede tenerlo financiar la inversión pública con deuda y no con impuestos si los mercados de capitales funcionan apropiadamente, sin efectos desestabilizadores, y los retornos sociales de la inversión son mayores que el sacrificio que el endeudamiento impone a las futuras generaciones. Lo que no es recomendable es desestabilizar la economía mediante déficit fiscales recurrentes, ni es equitativo acumular deudas improductivas que las generaciones posteriores habrán de pagar sacrificando su nivel de vida. En Chile, se optó desde 2000 por una política de superávit estructural anticíclica, que ha permitido mantener un crecimiento sistemático del gasto público y del gasto social en coyunturas desfavorables, aunque hubiese sido deseable una mayor flexibilidad para atacar el desempleo provocado por la crisis de 1999 y la equivocada política de elevadas tasas de interés practicada por el Banco Central, mediante, por ejemplo, metas multianuales, para acentuar la capacidad de acción contracíclica, y establecer una trayectoria, a medida que la regla ganaba credibilidad, como lo ha hecho, de tránsito del superávit al balance estructural. Esto no ocurrió por temor a déficit fiscales superiores a 1% del PIB que hubieran eventualmente sido mal recibidos por los mercados financieros globales, poco dados a diferenciaciones sutiles entre países en un mismo continente más bien sospechoso de proclividad al endeudamiento endémico y a episodios periódicos de crisis de deuda. No obstante, la técnica de la concesión de inversiones amplió la capacidad de financiar infraestructura. Chile ha aumentado desde el 13,8% del PIB en 1990 al 18,9% en 2007 la carga tributaria (excepto cobre, de evolución volátil y exógena). Aunque el grueso de la

tributación es a las transacciones y de carácter indirecto, en su estructura ha crecido el peso del impuesto a la renta, pero se mantiene en un 40%, que está entre

las más elevadas de América Latina y del mundo, junto al establecimiento en 2005 de un royalty a la minería. Esta política, junto al incremento de la recaudación tributaria fruto del propio crecimiento, ha permitido que el gasto social haya aumentado sustancialmente en términos absolutos.

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El gasto del gobierno central si bien ha aumentado sustancialmente en términos absolutos, es en proporción del PIB un 1,7% más bajo en 2007 que en 1990 y un 7,6% menor que en 1987. La disminución del peso de las funciones tradicionales del Estado gendarme (de 3,9% del PIB en 1990 -último año en que el presupuesto fue fijado por la dictadura- a 3,3% en 2007, gracias a la disminución del peso relativo del gasto en defensa militar) fue absorbida por el incremento equivalente del peso de las funciones económicas (de 2% a 2,7% del PIB), es decir básicamente del gasto en infraestructura. Las funciones sociales en 1987 alcanzaban un 15,3% del PIB (año inicial de la serie actualmente disponible en la materia) y fueron disminuidas en la etapa final del régimen militar (12,3% en 1990) y luego incrementadas sucesivamente desde 1990 por las nuevas autoridades democráticas, llegando a 14,2% del PIB en el año 2000, para volver a caer en 2007 hasta 11,6% del PIB. Esta caída se explica por la disminución de la carga fiscal del sistema previsional antiguo, sin que las holguras liberadas se hayan utilizado en incrementar de modo significativo las pensiones asistenciales y mínimas, como podría haber sido posible y será objeto de corrección en parte con la reforma al sistema de pensiones de 2008. El gasto en salud y en educación incrementó su peso en un 1% del PIB desde 1990 gracias a las reformas realizadas, que implicaron un incremento del esfuerzo fiscal en relación al PIB en cada una de estas áreas. Por su parte, los gastos en subsidios familiares y en empleo, así como en medio ambiente, mantienen un peso sorprendentemente bajo en relación a las capacidades de la economía y a la experiencia comparada. El


gasto social chileno es, respecto a diversos países de América Latina, comparativamente bajo en relación a la magnitud del PIB. En materia de funcionamiento del mercado de trabajo, se ha producido un crecimiento descendente de los salarios reales. Los salarios reales han aumentado en un 4% anual entre 1990 y 1999 (es decir un 80% de la tasa de crecimiento del PIB) y solo en un 1,5% anual en 2000-2006 (es decir un 50% de la tasa de crecimiento del PIB). El salario mínimo -que afecta en forma directa al 8% de los asalariados- lo ha hecho a una tasa sistemáticamente mayor (pasando de un 30% a más de un 43% del salario promedio), alcanzando uno de los niveles más altos en su historia, para gran escozor de los neoliberales que le atribuyen un impacto negativo en el empleo de los trabajadores con menos calificación (que nadie ha podido probar, ni en Chile ni en ninguna otra parte1). Durante el gobierno de Patricio Aylwin se encareció el despido, aumentando la indemnización de un mes por año trabajado desde un tope de 5 a uno de 11 meses. En el gobierno de Ricardo Lagos se estableció un seguro de desempleo y se mejoró las condiciones de formación de sindicatos y de negociación colectiva, aunque, como se señaló, de manera todavía insuficiente. Nada semejante a una liberalización del mercado de trabajo de tipo neoliberal ha ocurrido, pero tampoco una rigidización extrema. El desempleo mantuvo una trayectoria de

acompañando el ciclo económico en un rango de 7,5 -10% de la fuerza de trabajo. Se ha pasado de 4,45 millones de ocupados a 6,45 millones, con dos millones de empleos creados entre 1990 y 2007, mientras la tasa de participación es baja, pero ha crecido en mujeres, y el empleo en actividades de baja productividad ha disminuido de 39% a 31%. 2. Los resultados sociales básicos

disminución hasta 1997, para luego deteriorarse por un prolongado período (como consecuencia de una política macroeconómica que amplificó en exceso los efectos de la crisis asiática de 199899) y recuperarse recién a partir de 2004,

La combinación de un alto crecimiento promedio y de la política fiscal y laboral descrita explica que se haya logrado: - triplicar el gasto social en salud y establecido desde 2002 un sistema de derechos de acceso universal garantizado para las principales patologías; - multiplicar por más de dos el gasto social en educación, (la cobertura pre-escolar pasó entre 1990 y 2003 de 21% a 32%; a nivel de enseñanza básica, de 97% a 99%; en la educación media de 80% a 90% y en la educación superior del 16% al 32%). hacer crecer sustancialmente la vivienda social, con más de un millón y medio de nuevas soluciones construidas , disminuyendo por primera vez en décadas el déficit habitacional. - ampliar, especialmente a partir de la reforma previsional de 2008, el derecho a una pensión no contributiva garantizada no solo a las personas de muy bajos ingresos sino al 40% primero y luego al

1 El trabajo de Kevin Cowan, Alejandro Micco, Alejandra Mizala, Carmen Pagés y Pilar Romaguera, Un diagnóstico del desempleo en Chile, Departamento de Economía Universidad de Chile, Santiago, 2005, plantea conjeturas en este sentido sin probarlas, al no haber un grupo de control en sus observaciones estadísticas, como bien observa en el mismo volumen David Bravo. Respecto a las economías industriales, ver Jean Paul Fitoussi, El debate prohibido, Paidos, Madrid, 1996, p.125, quien recalca que sobre esta materia existe una multitud de estudios y "siempre resulta posible oponer a un estudio serio, que demuestre que un incremento en el salario mínimo tiene como efecto un incremento en el paro, otro estudio que demuestre lo contrario. Sin embargo, algo resulta evidente: el efecto del salario mínimo, como la mayoría de los elementos rígidos que caracterizan el mercado de trabajo, no debe ser despreciado, ni en un estudio ni en otro. Una vez demostrada su existencia, resulta tener una influencia menor de la prevista".

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60% de la población. De acuerdo a las cifras censales, el 73% de los chilenos era en 2002 dueño de la casa en que vive. Mientras en 1982 un 27% de los hogares disponía de TV en colores, un 49% de refrigeradores, un 35% de lavadoras y un 11% de teléfono fijo, en 2002 lo hacía un 87%, un 82%, un 79% y un 51% de lo hogares respectivamente. La escolaridad media de la fuerza de trabajo pasó de 7,7 a 10,4 años. El 98% de los hogares tiene hoy electricidad, un 92% agua potable y alcantarillado. La infraestructura productiva (caminos, puertos, aeropuertos, telecomunicaciones, banda ancha internet) se ha expandido de manera considerable. Los indicadores sociales básicos han experimentado una evolución especialmente favorable. La mortalidad infantil había disminuido a la mitad hacia 2005 desde 1980-85 (14 a 7 por mil). Este indicador sintético de la situación sanitaria se situaba entonces por encima del de países como Argentina, Uruguay, Costa Rica, Brasil, Honduras, Nicaragua. Hoy está por debajo de aquel prevaleciente en los países mencionados y es del nivel de países desarrollados, gracias al eficaz sistema de salud pública en materia de programas materno-infantiles, creado en 1952, y reactivado con fuerza desde 1990. La esperanza de vida, otro indicador sintético de la situación de salud de la población, es hoy la más alta de la región (78 años), junto a Costa Rica y Cuba, y similar a la de EE.UU. En 1980-85 era inferior a la de estos países. El analfabetismo ha disminuido a la mitad desde 1990 y se sitúa en rangos marginales. La cobertura educacional es, por su parte, casi completa -como en el resto de América Latina- en el rango etario de 7 a 12 años, sin perjuicio de una desigual distribución de resultados según condición socioeconómica de los hogares. La cobertura ha subido en el rango entre 13 y 19 años hasta 82%, es decir se sitúa en un nivel superior al de Argentina, Brasil y Costa Rica. En cambio, la cobertura en el rango etario entre 20 y 24 años ha subido hasta 36%, especialmente en los más pobres (con un salto de cobertura de 8% a 19% entre 1990 y 2006), nivel que es menor al de países como Argentina y Costa Rica. En materia de pobreza, cabe consignar que la pobreza absoluta (medida con la misma

canasta) ha disminuido del 38,6% al 13,7% entre 1990 y 2006 y la indigencia del 13,0% al 3,2%. La pobreza relativa ha tenido una disminución menor, pues pasó entre 1990 y 2003 del 27,5% al 26,4% la población con bajos ingresos (equivalentes a un 60% del ingreso mediano, es decir aquel que está situado en la mitad exacta de la distribución) y del 7,3% al 6,8% la población con muy bajos ingresos (30% de la mediana). En efecto, considerando el 60% de la mediana y sin realizar ajustes por escala de equivalencia en el hogar, es decir construyendo una línea por debajo de la cual se sitúan las que hemos definido así como personas de bajos ingresos, en 2003 un 26,4% de los habitantes de Chile estaba en esta situación, cifra algo inferior a la de 1990 (27,5%) y de 1994 (27,4%). Los "pobres absolutos" eran en 2003 un 18,8% del total, cifra inferior al 38,6% de 1990 y al 27,5% de 1994, en coincidencia con la trayectoria del crecimiento. En el primer caso se observa pocos progresos, en el segundo sustanciales avances: el ingreso aumenta, la distribución del ingreso no mejora demasiado y por tanto la posición relativa de los peor situados en términos de ingresos no se modifica. Hemos definido también una línea de personas de muy bajos ingresos al considerar un límite de sólo 30% del ingreso mediano, es decir la mitad del coeficiente de 60% antes escogido. Se ha hecho un símil con el cálculo convencional de la indigencia (el valor de la línea de pobreza es el doble de aquella de indigencia, definida ésta como el costo de la canasta alimentaria). Debajo de esta línea de muy bajos ingresos se situaba en 2003 un 6,8% de la población, cifra algo inferior a la de 1990 (7,3%) y de 1994

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(7,1%). Por su parte, los "indigentes absolutos" eran en 2003 un 4,7% del total de la población, cifra inferior al 12,9% de 1990 y al 7,6% de 1994, también en coincidencia con la trayectoria del crecimiento. Se constata asimismo que en 1994 las cifras de extrema pobreza absoluta y extrema pobreza relativa eran prácticamente las mismas, las que luego divergen en su evolución, como era esperable. El número absoluto de personas bajo las líneas de ingresos inferiores a la mediana, considerando rangos de 30% y 60%, ha aumentado al no alterarse la distribución de los ingresos y aumentar la población. Si en 1990 poco más de tres y medio millones de personas disponían de ingresos per cápita equivalentes o inferiores a un 60% de la mediana, en 2003 se encontraba poco más de cuatro millones de personas en esta situación. Por su parte, si en 1990 unas 936 mil personas disponían de ingresos per cápita equivalentes o inferiores a un 30% de la mediana, en 2003 se encontraba cerca de un millón cincuenta mil personas en esta situación. El objetivo de aliviar la situación de las personas de muy bajos ingresos es entonces exigente, aunque desde 1998 se observa una leve disminución del número de personas en esta condición (y su proporción en la población total). En vínculo con la pobreza, se experimenta una extensión del consumo y del microtráfico de drogas que generan redes de delincuencia, con nuevas características disruptivas del tejido social tradicional. Mientras ha emergido una delincuencia más dura, Chile presenta hoy las tasas más altas de personas encarceladas del mundo en relación a la población. Adicionalmente, un 26% de las familias vive con más de


dos personas por dormitorio. Un 9% vive en chozas o mediaguas. Un 5% es analfabeto. Un 50% de los adultos carece de competencias apropiadas, pues no entiende bien lo que lee ni maneja adecuadamente las operaciones aritméticas básicas. 3. Los Resultados Distributivos Los resultados distributivos son el talón de Aquiles del desempeño económicosocial desde la recuperación de la democracia. A pesar de debates recurrentes en la materia, se ha tendido a eludir una respuesta precisa a la pregunta: ¿equidad entre quienes y de qué manera?, ¿igualdad de qué y en qué magnitud? ¿Con qué nivel de ingresos básicos universales, con qué nivel de protección frente a los riesgos sociales (desempleo, enfermedad, vejez, invalidez), con qué nivel de igualación de oportunidades educativas? Más allá del autentico y sistemático cambio de ritmo en materia de políticas sociales reseñado, no ha habido parámetros y metas de enunciado específico en materia distributiva, porque para algunos no era viable o para otros muy riesgoso hacerlo, como para poder evaluar sus resultados de acuerdo a objetivos previos y a una trayectoria de cambio prevista. Más aún, la necesidad de consensos para el despacho de las leyes ha llevado a la coalición de gobierno por tres lustros a compromisos muchas veces inconvenientes para el interés general y a limar sistemáticamente los ángulos de las opciones gubernamentales comprometidas ante el sufragio universal. Citemos como ejemplos especialmente negativos la no modificación suficiente de la ausencia de derecho efectivo a la negociación colectiva de los asalariados, especialmente a nivel superior a la empresa; la aprobación de algunas normas de regulación de las tarifas de servicios básicos, que han permitido elevadas utilidades a los prestadores privados en detrimento de los consumidores; la persistencia de normas poco efectivas de control ambiental que afectan la calidad del aire y de las aguas; la aceptación en 1993, a cambio de la

mantención de la reforma tributaria de 1990, del "financiamiento compartido" en la educación lo que agravó la segmentación escolar; la no modificación de la ley que otorga subsidios a las escuelas privadas sin contrapartidas suficientes en materia de derecho a la educación y fragmenta la educación pública en municipios que poco pueden o logran ocuparse de ella; la no modificación, sino parcialmente en 2005, de la política de concesiones mineras prácticamente sin pago por el uso del recurso; la mantención de las cuotas de pesca sin licitación ni pago adecuado por el uso de los recursos del mar; la disminución injustificada en 2001 del impuesto a la renta de los más ricos a cambio de un reforzamiento de la fiscalización de la evasión tributaria; el abandono en 2005, a cambio de la aprobación del régimen de garantías en salud, del fondo de compensación de riesgos entre sistemas de seguros de salud. Además, han coexistido de manera más o menos conflictiva diferentes convicciones en la propia coalición de gobierno respecto a la magnitud de la política redistributiva

necesaria para lograr grados significativos de inclusión social, desde la convicción de quienes no otorgan a la disminución de la brecha distributiva importancia alguna en tanto mejore la situación de los más pobres, hasta la de aquellos que creen necesario establecer un Estado democrático y social de derecho con un sistema de impuestos-transferencias sustancialmente mayor al existente para acortar dicha brecha2. Todo esto explica que en Chile persistan ancestrales y abismantes desigualdades, con el desempleo que afecta a una proporción inaceptable de la fuerza laboral, con las prolongadas y muchas veces poco productivas jornadas de trabajo, con la incertidumbre y la desprotección que sufre la mayor parte de las familias que viven de su trabajo. Además de la desigualdad, se constata una ausencia de movilidad social. En Chile, la movilidad económica intergeneracional es baja: la correlación de ingresos entre padres e hijos es de 0,6, a comparar con 0,15 a 0,4 en los países más avanzados3. El 10% de hogares de más altos ingresos tiene una

2 Por ejemplo, el ex Ministro de Hacienda, Nicolás Eyzaguirre, "Reflexiones sobre crecimiento y equidad", en Chile 21, Aportes para el debate, Santiago, 2005, p.150, sostiene "parecería necesario, en el corto plazo, elevar la carga tributaria para enfrentar los temas de equidad, pero esto se contrapone uno a uno con la tasa de ganancia que necesitan los negocios para poder internacionalizarse. Este es un hecho que no podemos desconocer". Lo cual es discutible desde diversos ángulos, empezando por los impuestos correctores de ineficiencias asignativas aplicables a la explotación de recursos naturales y a las externalidades ambientales que afectan sobreutilidades ilegítimas y sin justificación económica. 3 Javier Núñez y Cristina Risco, "Movilidad intergeneracional del ingreso en Chile", En Foco n° 56, Expansiva, Santiago, 2005.

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baja probabilidad de salir de esa categoría de ingresos, como baja es la del 90% restante de incorporarse a ella, mientras la movilidad es alta entre los 7 primeros deciles hacia arriba o abajo de la frontera de pobreza absoluta, especialmente para las personas que experimentan sobresaltos en su condición de salud o que tienen menores niveles educativos4. Agreguemos la magnitud de la discriminación clasista prevaleciente en Chile para quienes logran obtener ascender en la escala social: por razones que nada tienen que ver con el mérito, un estudiante aventajado, pero de origen social modesto, obtendrá un 25% menos de ingresos que un alumno poco aventajado, pero de estrato social alto5. Este panorama distributivo no muy alentador parece estar cambiando en el período reciente. La medición de ingresos de 2006 revela que en comparación con 2003 ha empezado a ceder la desigualdad monetaria. El coeficiente de Gini pasó de 0,55 a 0,52. La razón 20/20 pasó de 18,4 a 15,7, de acuerdo a la CEPAL. La situación distributiva está aún lejos de ser satisfactoria, si se toma como parámetro de comparación los países menos desiguales de América Latina como Uruguay y Costa Rica, o más aún los países asiáticos, para no mencionar los desarrollados. Pero pasar de la contención del deterioro, previo a 1990, a un mejoramiento de los indicadores es un logro digno de destacar, al que no es ajeno el proceso de construcción progresiva de un sistema de protección social con mayores grados de integración y consistencia. Toda estrategia redistributiva en las condiciones actuales de Chile no puede sino tener como instrumento fuerte la asistencia social condicionada para alcanzar mínimos de ingresos (subsidios familiares, salarios y pensiones no contributivas) y de inserción (vivienda, salud, educación y empleo). A estos instrumentos se agrega la cobertura sin focalización de los riesgos individuales mayores: el desempleo temporal (mediante el seguro de desempleo y capacitación; la enfermedad e invalidez (mediante prevención y cobertura de seguro con garantías explícitas); la vejez sin ingresos (mediante el sistema de capitalización más la pensión básica

garantizada para el 60% de la población). La igualación universal de oportunidades tiene como instrumentos la educación obligatoria (ampliada a 12 años en 2004), el financiamiento de la educación superior para todos los estudiantes talentosos sin recursos y la formación a lo largo de la vida. Completan los sistemas de bienestar la provisión amplia de bienes públicos de consumo colectivo, especialmente la justicia y seguridad, los bienes públicos urbanos y los bienes ambientales. En Chile en 1990 se debió enfrentar el elevado grado de pobreza fruto de las reformas neoliberales. La encuesta de ingresos de 1987 indicaba que un 45,1% de la población se encontraba en situación de pobreza y que la distribución del ingreso había experimentado un importante retroceso respecto de la década del setenta. La tarea más urgente del nuevo gobierno fue reestablecer el gasto social en caída desde 1987. Se ha desarrollado las reformas de la justicia y la educación en 1996, el establecimiento del seguro de desempleo en 2002, la reforma de la salud en 2004 y la reforma del sistema de pensiones y de protección a la infancia en 2007 y 2008. Se configura así progresivamente un sistema de protección social, empezando por la creación de nuevos programas de transferencias condicionadas. La innovación más reciente en materia de protección social es el programa Chile Crece Contigo, creado en 2007 como Sistema de Protección Integral a la Infancia, a través de acciones y servicios de carácter universal, así como focalizando apoyos especiales a aquellos que presentan alguna vulnerabilidad mayor. Su propósito es apoyar el desarrollo en la primera infancia (desde la gestación hasta los 4 años. Hay consenso científico acerca de que en esta etapa se modelan y estructuran las bases fundamentales de las características físicas, cognitivas y psicológicas que se consolidarán en sucesivas etapas del desarrollo. En ninguna otra etapa del desarrollo de las personas se repiten niveles semejantes de desarrollo cerebral como los existentes durante la primera infancia. 4. Algunas Conclusiones

constatada hacia 2006 coincide con la maduración de los nuevos programas de protección social. No obstante, las capas sucesivas de medidas sociales hacen que el sistema haya adquirido una diversidad de prestaciones, muchas de ella de escaso monto. Una simplificación de dispositivos permitiría evaluar con más claridad el impacto de los programas. La idea de conformar un Sistema de Protección Social va en este sentido. La magnitud relativamente limitada de los recursos involucrados en relación al PIB (aunque como hemos subrayado en términos absolutos el incremento los ha más que duplicado) sigue siendo el problema esencial para aumentar la capacidad redistributiva del sistema tributos-gasto social público a niveles de los países de la OCDE. A su vez, la estructura de retribuciones salariales y del capital sigue siendo polarizada en extremo y persiste en Chile una especialmente desigual distribución del ingreso monetario de las familias y una ausencia manifiesta de igualdad de oportunidades de desarrollar los proyectos de vida de cada cual, con una educación notablemente segmentada. Estos hechos mantienen en un alto nivel en la agenda pública la preocupación por la justicia distributiva y obligan a una reflexión más amplia sobre la viabilidad de la democracia sin una suficiente regulación social y ecológica de los mercados, capaz de actuar frente a las incertidumbres, que junto al impulso de acumulación, estos generan en todos los intersticios de la sociedad. Se requiere mantener y ampliar el esfuerzo de creación de prosperidad económica, entendido como un medio y no un fin. Un nuevo modelo de desarrollo en Chile debe permitir en plazos abordables seguir reequilibrando mediante políticas y acciones públicas de mayor envergadura la distribución de ingresos que resulta del proceso económico de mercado y además, al margen del mercado, proveer ingresos básicos garantizados a las personas que no están en condiciones de obtenerlos o no deben hacerlo, empleos sociales a quienes no obtienen un trabajo e ingresos temporales para quienes pierden su trabajo o sufren de enfermedad.

La disminución de la brecha distributiva

4 Dante Contreras, Ryan Cooper, Jorge Hermann, Christopher Nielsen, "Movilidad y vulnerabilidad en Chile", En Foco n° 58, Expansiva, Santiago, 2005. 5 Javier Núñez y Roberto Gutiérrez, "Classism, discrimination snd meritocracy in the labor market: the case of Chile", Documento de trabajo nº208,, Departamento de Economía, Universidad de Chile, Santiago, 20.

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POLITICA

Concertación: Aristas y Posibilidades de un Debate Obligado María de los Ángeles Fernández Directora Ejecutiva Fundación Chile 21 "Sólo se tiran piedras contra el árbol que da frutos" (Proverbio árabe) La transición a la democracia chilena ha motivado la reflexión desde distintos ángulos, bien como proceso en sí misma, bien centrada en los actores políticos y sociales que han jugado un rol en dicho proceso, bien en perspectiva comparada. Sin embargo, no es aventurado afirmar que la Concertación de Partidos por la Democracia, coalición de partidos políticos que ha servido de sostén a los cuatro gobiernos electos democráticamente desde 1990, ha sido escasamente reflexionada, con excepción de las contribuciones de Tolosa & Lahera y de Yaksic, por citar algunas. Si bien no es la primera coalición en la historia política del país, sí es la que ha durado más en el tiempo, manteniendo la cohesión a través de once triunfos electorales continuos.1 Ello ha derivado en una visión un tanto apologética, cuando no de alabanza, particularmente vista desde afuera. Se han resaltado, por otra parte, algunos aspectos adicionales de su funcionamiento como lo son, por ejemplo, los análisis de Ogilvy en el sentido de que "fueron las luchas políticas y definiciones estratégicas llevadas a cabo y adoptadas por la oposición a Pinochet en la década de 1980, todo ello antes del plebiscito de 1988 y antes de la adopción y entrada en vigencia del sistema electoral binominal; lo que condujo a una reconfiguración de la

estructura de partidos en Chile".2 De acuerdo a esta tesis, la estabilidad del sistema de partidos se explicaría por un cambio estructural de un esquema tripartito a uno bipartito que luego el sistema electoral binominal contribuiría a reforzar. Por otra parte, también se ha señalado que su contribución a la reconfiguración del sistema de partidos habría hecho posible que la Concertación generase nuevas oportunidades de identificación política para los ciudadanos. En esa línea, no deja de resultar interesante que dentro de lo corrosivo que resulta el contenido del libro "El desalojo", del senador de RN Andrés Allamand, y que ha servido de punta de lanza de la estrategia opositora durante los casi dos

años de gobierno de la Presidenta Bachelet, se afirme que el mayor déficit de la Alianza por Chile vendría a ser, a su juicio, la generación de una identidad política más amplia que los partidos que la conforman, cualidad que él estima como la mayor fortaleza de la Concertación. Avanza señalando que el déficit de identidad se traduce en un problema adicional para la oposición: el déficit de institucionalidad del conglomerado. Reconoce que la Concertación, a lo largo de estos años, ha manejado mejor la variable de la diversidad.3 A principios de los años noventa, en una reflexión académica e impulsada por la Universidad Católica 4 se efectuó un análisis pionero de coaliciones

1 Para más detalles, consultar el artículo de Daniel Swinburn "Las otras coaliciones políticas en la historia de Chile", El Mercurio, 7 de enero de 2007, E14. 2 Así lo resalta Ignacio Walker en "El sentido estratégico de la Concertación", en Diario Financiero, 11 de septiembre de 2007, p. 3, haciendo referencia al trabajo de dicho autor, "The transformation of the chilean party system and political stability in the post-transition", presentado en la reunión de LASA (Latin American Studies Association). 3 En "El desalojo" (2007), de Andrés Allamand, Santiago, Aguilar Chilena de Ediciones, p. 241 a 243.

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gubernamentales, aunque centrada en su relación con formas de gobierno como el presidencialismo o el parlamentarismo. De hecho, dicha iniciativa tenía como objetivo medular promover una reflexión acerca de la necesidad de avanzar en Chile hacia un cambio de forma de gobierno. Vale la pena resaltar análisis que desarrollara Flisfish en ese contexto, en un artículo titulado "Parlamentarismo, presidencialismo y coaliciones gubernamentales". Escrito a principios de los noventa, resulta particularmente lúcido por algunos de sus planteamientos, que han terminado ocurriendo. Así, señala que "la mantención de coaliciones gobernantes mayoritarias es un ingrediente tan esencial de las condiciones de gobernabilidad como el que esas coaliciones se formen. Poco se ganaría si una coalición de gobierno mayoritaria se rompiera a los pocos meses de haber nacido". A renglón seguido, plantea que "el régimen presidencial no parece contener ningún antídoto eficaz para enfrentar el problema de una clase política donde predominan aventureros y temerarios. Si ese tipo social es dominante, igualmente se obtendrá ingobernabilidad y polarización". Pero, a nuestro juicio, la distinción más notable que establece es entre coalición efectivamente gobernante y coalición meramente reinante. Recordando que la Constitución chilena exige mayorías especiales para la adopción de decisiones que recaen en ciertas materias, esa sería una característica que imprimiría un carácter consensual a la operación del proceso democrático. Dichas reglas resultarían de un desfase entre los recursos constitucionales de poder que pueden considerarse normalmente en una democracia y recursos de poder extraconstitucionales susceptibles de ser movilizados por una minoría, de modo de cancelar la efectividad de los recursos constitucionales. De esta forma, se infiere que una mayoría que no incluye a las minorías que son titulares de esos recursos

es una minoría inefectiva por cuanto éstas podrían hacer imposible el cumplimiento de esos objetivos cuando no son negociados y acordados previamente con esas fuerzas. Es posible entender la vigencia de dichos recursos extraconstitucionales en los primeros años de la transición, con Pinochet como comandante en jefe del Ejército y con una disposición que garantizaba el carácter de "guardianship" constitucional de las Fuerzas Armadas pero, habiendo superado estas situaciones, cabe preguntarse por los recursos que dicha minoría sigue disponiendo para obstaculizar decisiones. Ha transcurrido el tiempo y, desde el punto de vista de la experiencia política propiamente tal, el actual gobierno ha debido enfrentar dificultades que ha llevado a que se instalen, a nivel del debate público, un conjunto de aproximaciones críticas con la pretensión de identificar los motivos del supuesto desorden e indisciplina coalicional, dificultando la concreción de la agenda de gobierno de la Presidenta Bachelet. Paralelamente, el mapa de las fuerzas políticas se ha complejizado por cuanto, producto tanto de deserciones como de expulsiones desde distintos partidos, han emergido nuevos referentes tales como una bancada de senadores independientes o partidos políticos como el PRI (Partido Regionalista Independiente) o referentes como Chile Primero. De esta forma, se ha comenzado a señalar, sin mayor contraste empírico, la idea de que la Concertación habría llegado a una

suerte de "fin de ciclo". Otras ideas que circulan, y que surgen tanto de ámbitos académicos como políticos, acerca de las dificultades que ahora enfrenta son las que aluden a una "ideología del gobiernismo" aparentemente instalada en su seno (Cortés Terzi) y que reproduciría las características de sistemas de partidos como coaliciones de intereses o partidos "holding". Otros afirman que su hoja de ruta se habría agotado (Navia) o bien que se hace necesaria una reingeniería profunda (Letelier). Desde la oposición, y con el objetivo de promover el llamado "desalojo" del gobierno, se señala que ésta adolece de una cierta "fatiga de material" (Allamand). Líderes políticos de otros países vienen a decir que observa en la Concertación cierto nivel de "desgaste" (Macri). La decisión de competir en dos listas para las próximas elecciones municipales de octubre no viene sino a confirmar para muchos la idea de una fisura instalada en el seno de la coalición, por cuanto supone un giro en relación al comportamiento monolítico en materia electoral con que se había actuado hasta el momento. Se ha señalado repetidamente que la Concertación debiera realizar cónclaves para pensarse y, en especial, para elaborar nuevos consensos programáticos. Sin embargo, resulta difícil que desde el gobierno se impulsen este tipo de iniciativas, esencialmente, por las dificultades prácticas que ello entraña y las urgencias políticas del momento, máxime cuando nos encontramos con un gobierno de cuatro años. Por otra parte, no es posible seguir eludiendo la necesidad de reflexionar más serena y consistentemente acerca del proyecto concertacionista y sus proyecciones estratégicas. Frente a esta necesidad la Fundación Chile 21 realizó, durante el año en curso, tres mesas redondas y un seminario sobre la Concertación. Este último reunió, no sólo a actores nacionales sino también a

4 Dicho debate tuvo como resultado dos libros que, no sólo constituyen referencia obligada para cualquier intento posterior de cambio de régimen político sino que incluyen reflexiones imprescindibles si se quiere reflexionar la Concertación en serio. Nos referimos a "Hacia una democracia moderna. La opción parlamentaria" (1990) y "Cambio de régimen político" (1992), editados ambos por Oscar Godoy y publicados por Ediciones Universidad Católica de Chile.

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académicos que, desde otras latitudes, se encuentran reflexionando la coalición de gobierno en distintas perspectivas. Resulta interesante recoger en este artículo, teniendo en cuenta que se trata de una reflexión en curso y de la que cual no se posible extraer conclusiones definitivas, las ideas "fuerza" que han estado presentes en el debate en las que se entremezclan diagnósticos junto con propuestas para una nueva etapa de la Concertación. Así, entre diciembre de 2007 y enero de de 20085, se realizaron tres mesas redondas que congregaron a líderes políticos y sociales así como a líderes de opinión a reflexionar en torno a la pregunta "¿Qué pasa con la Concertación?". Vale la pena destacar, de manera sintética, los argumentos centrales esgrimidos por los expositores en dicho ciclo, aún a riesgo de caer en las simplificaciones. Para Antonio Cortés Terzi, la Concertación no sólo no estaría experimentando un proceso de desgaste natural sino de descomposición y de desintegración. A partir de este señalamiento, postula varias hipótesis: la primera es que las renovaciones de las culturas políticas en pro de la Concertación fueron postergadas, quedando en un estado inconcluso de desarrollo y la segunda, la existencia de un contraste entre un reordenamiento de los ejes fundamentales que definen el conflicto y los problemas políticos por un lado y, por otro, la incapacidad de la Concertación para desarrollar la revisión de su propia cultura tradicional y, por tanto, la inexistencia de una reflexión más innovadora para enfrentar dichos reordenamientos. Patricio Zapata, por su parte, abogando por el valor de la humildad metodológica, plantea que la Concertación es una realidad histórica y muy dinámica, proponiendo la necesidad de aglutinación en torno a dos grandes temas: la justicia social y el compromiso republicano. Eugenio Lahera postula la necesidad de que la Concertación enfrente un nuevo contrapunto, no ya con el modelo de la derecha que fue el que se efectuó en el pasado sino con las propias ideas y políticas acumuladas por la Concertación. Jaime Ravinet, junto con recordar los aportes de la Concertación, que resume

en cuatro grandes ejes (recuperación de la democracia y su perfeccionamiento gradual dentro de las reglas del juego; crecimiento con equidad; inserción internacional de Chile y el proceso de "verdad, justicia y perdón" en el marco de la reconciliación), enfatiza la necesidad de reconocer lo realizado, avanzando en indicar los temas que deberían invitar a renovar la unidad de la Concertación: mayor equidad dentro de un esquema de mercado, la modernización del aparato del Estado y la descentralización en serio. Carlos Ominami plantea que estaríamos asistiendo a una suerte de "interregno", en el que el deterioro del debate público y un déficit en materia de innovación política parece ser la tónica dominante. Reconoce la necesidad de apelar a un ordenamiento, pero éste no resultará útil si se apela a lo estrictamente disciplinario. Se requiere unidad en torno a un conjunto de valores, de propuestas, de principios ya que, de otra forma, se corre el riesgo de un permanente cuestionamiento recíproco. Recuerda que el actual gobierno partió con mayoría en ambas cámaras y que ésta se habría perdido por "desuso". A su juicio, fue una mayoría que no se quiso utilizar y esta actitud también ayuda a explicar el desorden existente. Avanza señalando que resulta urgente distinguir entre los necesarios acuerdos con la oposición a pasar a una lógica que supone cogobernar con la derecha. Existe un estrecho límite entre ambas situaciones, advirtiendo los

peligros y reconociendo no tener una solución. A juicio de Genaro Arriagada, los problemas que enfrenta la Concertación se explicarían por un gobierno mal estructurado en su interior, por la conducta errática de los partidos que integran la coalición en combinación con los medios de comunicación donde se privilegia el desorden, la falta de responsabilidad hacia el gobierno y el propio partido y, en tercer lugar, porque no estarían funcionando los principios de identidad y de contradicción, es decir, el sentido de por qué luchar y aquello a lo que tiene que oponerse. Agustín Squella cuestiona la tesis de la "ideología del gobiernismo" ya que, a su juicio, debe ser bien recibido que un partido o una coalición quieran conservar el poder. Quien tiene el poder, quiere conservarlo y, por otro lado, quien no lo tiene como sucede con la oposición, quiere obtenerlo. La pregunta que debiera hacerse es la manera cómo éste acabe ejerciéndose. Considera que es un imperativo que la Concertación arme un relato explícito acerca de lo que propone para un nuevo gobierno, que debe estar asentado en lo que se ha hecho previamente. Carlos Montes enfatiza que cualquier esfuerzo de fundación de proyectos a futuro pasa por una valoración crítica de la obra de la Concertación. Precisa cinco áreas en las que se hace urgente una revisión. En primer lugar, opciones de política que contribuyeron a enfatizar la

5 Las mesas redondas se realizaron en la Fundación Chile 21 el 17 de diciembre de 2007 y el 7 y 14 de enero de 2008, respectivamente. En ellas participaron como expositores Antonio Cortés Terzi, Patricio Zapata, Agustin Squella, Jaime Ravinet, Carlos Ominami, Eugenio Lahera, Max Colodro, Jaime Pavéz, Jorge Navarrete Poblete, Jaime Pizarro, Genaro Arriagada, Carlos Montes y Marco Enriquez-Ominami.

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desigualdad como fue la decisión de financiamiento compartido en educación. En segundo lugar, la concentración económica. En tercer término, el deterioro social de nuestras ciudades. En cuarto lugar, el déficit cultural y el crecimiento cultural precario y en quinto, la pérdida de conexiones con la juventud. Jorge Pavéz considera que la Concertación falló en su apuesta estratégica pues pensó que sería posible cambiar el modelo desde adentro. Se comenzó a hacer política, a su juicio, en base a un conjunto de principios que no han resultado y una posible solución pasaría por abrir campo a los excluidos. Jorge Pizarro reconoce que la situación difícil que atraviesa el conglomerado pasa por varios niveles: la gestión del gobierno, los partidos y el ámbito de la representación, que incluye también a los dirigentes sociales y culturales. Recuerda la necesidad de que cualquier ordenamiento se produzca a partir del eje social que ha priorizado el gobierno. Marco Enriquez-Ominami afirma que la principal dificultad se encuentra en la existencia de un divorcio dentro del parlamento, de los parlamentarios. Votar por la Presidenta Bachelet representaba, a su juicio, votar contra el conservadurismo y por la necesidad de innovar. Existen diferentes posturas entre los que entienden el actual mandato como de continuidad frente a los que visualizan la necesidad de cambio. Reconoce que uno de los mayores déficit de la Concertación es no haber observado la importancia de los medios de comunicación y de cómo la ausencia de preocupación por la televisión digital y sus potencialidades es una evidencia de ello. Jorge Navarrete parte de la existencia de una crisis, que se expresa en seguir anclada en el eje democracia-dictadura, olvidando la necesidad de proyectarse a futuro. Enseguida, observa los peligros se estar más orgullosa de lo que fue de lo que será. Una tercera crisis de relaciona con las opciones por modelos de desarrollo y la necesidad de enfrentar un debate estructural en la materia. En cuarto lugar, enfrentamos la crisis de representación y de un cierto modelo de partido. Resume

distinguiendo entre dos concertaciones, la sociológica, de carácter más popular y la de elite, más corporativa y la necesidad de estrechar la brecha que se observa entre ambas. Max Colodro se pregunta por la validez de la constatación de un posible fin de ciclo para una coalición que ya va a llevar veinte años en el poder y si este fin pasa por una derrota y, por tanto, por una alternancia en el poder o de si es posible, concluido el ciclo, vivir una crisis y reabrir una etapa nuevas desde el gobierno. No se advierte, añade, claridad en este punto. Enseguida, señala varias hipótesis: si el fenómeno de la Concertación tiene relación

nuevamente. En ese escenario ¿cómo se enfrenta la crisis de representatividad de una coalición que se ha quedado sin ideas y que tiende a promover una política asistencialista en lugar de optar por la conformación de capital humano competitivo a nivel mundial? Enfatiza que, en estas condiciones, le preocupa más saber qué se hará si se ganan nuevamente las elecciones y no tanto si se pierde. Posteriormente, se realizó un seminario internacional6 al que concurrieron tres destacados académicos con residencia en Estados Unidos, quienes intentaron responder a las preguntas por las razones del éxito de la coalición y problematizar

con una generación política, estaría claro que no ha sido capaz de generar una transversalidad generacional nueva y sólo ha incurrido en cooptación de cuadros jóvenes que entran y salen; el fenómeno del gobierno ciudadano de Michelle Bachelet fue más bien un síntoma de algo que un intento por resolver esta crisis. Además, lo califica como artificial porque los gobiernos no son ciudadanos. Es la ciudadanía la ciudadana. En tercer lugar, la crisis que expresan las encuestas es una crisis de la Concertación por cuanto la Alianza por Chile ha estado siempre mal. La pérdida de sentido de la política significa una crisis del proyecto histórico de la Concertación. En quinto lugar, dado que en Chile existe una extendida cultura democrática mayoritaria antiderecha, lo más probable es que la Concertación gane

los que se suponen son los motivos de los actuales desajustes. El profesor Siavelis recalcó la responsabilidad que la Concertación tiene de fundar un nuevo modelo político-transicional a partir del reconocimiento de que enfrenta un conjunto de "enclaves de la transición" que estarían complotando contra una democracia representativa de calidad. Siguiendo la figura conceptual de los enclaves autoritarios elaborada por Manuel Antonio Garretón, el profesor Siavelis advierte que existe un conjunto de artefactos de la transición que, si bien tuvieron efectos benéficos en muchos casos, hoy están resultando claramente disfuncionales. Al igual que los enclaves autoritarios, son multidimensionales, han tenido efectos positivos en cuanto contribuyeron a la estabilidad y al logro

6 Dicho seminario, realizado por la Fundación Chile 21 y el Centro de Estudios del Desarrollo (CED) el pasado 14 de agosto, llevó por nombre "La Concertación de Partidos por la Democracia: análisis de una experiencia coalicional exitosa". En él, expusieron los profesores Peter Siavelis, de Wake Forest University; Sebastián Saiegh, de la Universidad de California-San Diego y Eduardo Alemán, de la Univesidad de Houston.

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del consenso y, en tercer lugar, beneficiaron a algunas personas que no quisieran verlos eliminados. Estos enclaves serían la política de elites, el cuoteo (en la distribución de ministerios), una política de cúpulas de partidos fuertes, la falta de democratización de los gobiernos regionales y la política electoral y de selección de candidatos. Advierte la paradoja de que los mismos elementos que aseguraron el éxito de la Concertación, estarían generando hoy serios problemas para la calidad de la democracia. Para graficar más los peligros, asocia la situación política actual de Chile con la que vivió Venezuela en su momento. Es importante precisar que no resulta tan arriesgado establecer paralelismos entre ambos países. Efectivamente, en el imaginario político latinoamericano, ambos países presentan paralelismos: el primero, la capacidad para erigirse a la categoría de mito, tanto de la democracia republicana previa a 1973 como la actual, donde ensayistas como Vargas Llosa y Castañeda hablan de nosotros como "ejemplo de prudencia de sus èlites políticas, buen manejo económico y desmesura social". Venezuela, durante mucho tiempo, descolló por su "excepcionalidad democrática", que se radicaba en la atenuación de la pugna distributiva entre los actores sociales internos, como efecto de la existencia de una renta de origen externo que se convertía en una fuente de riqueza superior

a cualquiera que pudiera generar la capacidad productiva del país. Este hecho acarreaba automáticamente una atenuación paralela de la lucha política por el poder, ya que el control del Estado y, por lo tanto, de los recursos de origen petrolero, daba una ventaja considerable al actor o actores que lo dominaran. Por más de veinte años, Venezuela aparecía como un modelo a seguir en la región dada la permanencia de su régimen democrático, su estabilidad política, la transmisión pacífica del poder por medio de elecciones periódicas y un crecimiento económico sostenido. El caso venezolano presenta ciertas semejanzas ya que la rigidez del sistema de partidos y el procedimiento de conciliación de intereses creado a inicios de los sesenta, centrado en el acuerdo entre las élites y la consecución de pactos también mostró su agotamiento pero ¿cuándo lo mostró? Cuando se produjo la crisis económica. Incluso, el repertorio de acuerdos que sostenía la democracia venezolana era más amplio y el diverso que los que tenemos en Chile por cuanto incluía el Pacto de Punto Fijo, un pacto político que garantizaba a cada uno de los tres partidos firmantes una participación en el gobierno, independientemente de quien ganara las elecciones; el Advenimiento Obrero Patronal y la Declaración de Principios y Programa Mínimo de Gobierno, acuerdo donde se trazaba un programa económico y político común que debía ser observado por todos los partidos políticos. Chile, por

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cierto, no está en crisis pero también los síntomas de agotamiento de los dispositivos políticos creados para canalizar el conflicto muestran sus limitaciones cuando se produce un punto de inflexión: Chile comienza a experimentar abundancia gracias al superávit fiscal producido por el aumento del precio del cobre. El contexto económico cambia: el crecimiento se hace más lento, el país tiene grandes reservas fiscales y los chilenos comienzan a experimentar algo similar a lo que experimentaron los venezolanos, pero por motivos distintos: frustración ante las desigualdades. Se produjo en Venezuela, lo mismo que parece estar sucediendo en Chile, una "asintonía estructural" (por eso resulta sugerente la idea de enclave, un territorio al interior de otro, con características distintas) entre las fórmulas políticas adoptadas para la solución de conflictos y los nuevos dilemas que surgidos de su estrategia de desarrollo. Los partidos y el sistema de partidos instaurado con el advenimiento de la democracia se petrificó, derivando en lo que Coppedge llamó "partidarquía": una suerte de degeneración partidaria según la cual los partidos y sus intereses terminan interfiriendo con los requisitos para que exista una poliarquía: libertad de organización y de expresión, sufragio amplio, posibilidad de elección en cargos públicos, elecciones limpias y libres, fuentes alternativas de información oficial, instituciones que dependan del voto y de otras preferencias expresadas por los ciudadanos. Por su parte, los profesores Aleman y Saiegh contribuyeron, con sus aportes, a desmantelar ciertos mitos que rodean el quehacer parlamentario de la Concertación, por un lado y, por otro, a la pretendida falta de unidad ideológica de la misma al punto de que, como señalan sus detractores, solo la estaría uniendo el afán por administrar el poder. En el primero de los casos Alemán no sólo desarma la idea de que el Congreso sería una mera caja de resonancia de los proyectos que el poder ejecutivo envía sino que demuestra, con cifras, el mayor protagonismo del Congreso en la producción legislativa.


Corrobora, además, que los miembros de la coalición gobernante actúan en el Congreso de manera coherente y que sus lazos se habrían incrementado a través del tiempo. En su investigación, destaca que con respecto al éxito de los proyectos de ley, si bien no todos aquellos que quieren los miembros de la Concertación se transforman en ley, también sucede que ningún proyecto se transforma en ley sin el apoyo de una mayoría de los miembros de la Concertación. Por otra parte, los análisis de los miles de votos registrados desde mediados de los noventa hasta ahora indican un alto comportamiento disciplinario de los parlamentarios concertacionistas, lo que no obsta a que cada cierto tiempo ocurran derrotas públicas. Frente a ello, Aleman recomienda analizar los motivos de estas situaciones y si se deben a problemas de información o de coordinación. Saiegh, por su parte, intenta responder a la pregunta por la unidad ideológica de la Concertación, enfrentando directamente las predicciones de aquellos que señalan que, una vez fuera del gobierno, la Concertación dejaría de existir como unidad programática. Situándose en un contrafáctico por cuanto es una situación que todavía no acontece, Saiegh analiza las preferencias reveladas de los legisladores, más allá de sus responsabilidades de gobierno, como una manera de capturar el perfil ideológico, tomando como base la encuesta a Elites Parlamentarias en América Latina que viene desarrollando por varios años la Universidad de Salamanca. Su estudio concluye en que es un hecho la unidad ideológica de la Concertación, la separación existente entre ésta y la Alianza por Chile, la inexistencia de una segunda "dimensión" en la política chilena y la estabilidad de las preferencias ideológicas, con Piñera como la excepción7. El presente artículo ha intentado capturar las muchas y variadas aristas posibles de estudio cuando nos interesa saber qué sucede en el seno de la Concertación, cuáles son sus proyecciones en el tiempo y, particularmente, qué es deseable hacer para que una experiencia exitosa pueda

mantenerse en el tiempo. Desde el punto de vista intelectual, no faltarán motivos para seguir estudiándola porque, de acuerdo a las palabras del profesor Aleman, "es la coalición de gobierno más duradera y exitosa en la historia del presidencialismo e incluso, si se la compara con la situación de aquellos países donde las coaliciones multipartidarias gobiernan la mayoría del tiempo, como Holanda o Alemania" que, además, añade, logró superar dificultades estructurales que no le auguraban un buen desarrollo como es la existencia de un fuerte presidencialismo y la inexistencia de mayoría parlamentaria. Sin embargo, desde el punto de vista de la práctica política, debemos ser capaces de reconocer los desafíos que hoy enfrenta, que son tanto programáticos como procedimentales. Algunas preguntas surgen, en lo inmediato: ¿cómo superar la sensación de estancamiento y de obligación permanente de negociar con la oposición, obteniendo resultados de política que no son satisfactorios a la luz de las demandas ciudadanas?, ¿cómo se transita desde configurar una coalición meramente reinante a coalición efectivamente gobernante?, ¿es posible seguir eludiendo la idea de que el modelo de desarrollo actualmente en curso presenta dificultades evidentes para el logro de una

equidad efectiva, tal como reclaman los chilenos? Se ha señalado que resulta presuntuosa la afirmación de que sólo la Concertación puede garantizar la gobernabilidad del país pero no parece serlo tanto si damos fe a lo que los chilenos demandan: mayores niveles de equidad efectiva y no tantas declaraciones de buena crianza sobre "igualdad de oportunidades", un papel más protagónico del Estado de acuerdo a Latinobarómetro del año 2007 y mayores niveles de inclusión, solidaridad y consideración. Frente a este panorama, no logra verse cómo la Alianza por Chile pudiera garantizar estas expectativas, máxime cuando uno de los alegatos fundamentales es que hay que aceptar que en toda sociedad hay ganadores y perdedores. Los chilenos no parecen dispuestos a aceptar fatalmente algo así. El discurso de la derecha, centrado en "Estado mínimo" y eficientista, refuerzos policiales y focalización de las políticas en los más pobres, enfatizando la lógica de que "cada quien se rasca con sus propias uñas" entrega perspectivas más bien sombrías acerca de los destinos que enfrentará la tan reconocida gobernabilidad democrática chilena en caso de que sea éste sector quien pudiera llegar al gobierno.

7 El estudio del profesor Saiegh que lleva por título "Evolución ideológica de la Concertación: situación presente perspectivas futuras" identificó la cambiante posición de Piñera, que empezó a acercarse más a posiciones de centro. Además, buscó una segunda dimensión en el ordenamiento ideológico de los principales actores de la política chilena y corroboró que el eje izquierda/derecha sigue primando por sobre otros tales como secular/religioso.

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UNASUR

Bolivia, Tan Lejos de Dios Sergio Molina Monasterios*

Pando es de muy difícil acceso, gran parte del año apenas se puede llegar por tierra y en época de lluvias sólo quien posea ánimo de aventura y esté dispuesto a pasar semanas en medio de una carretera que desaparece sin avisar. Cuando se viaja por allí y se tiene la suerte de comer en algún poblado, uno lo hace hasta decir basta: si es el desayuno, huevos, carne, arroz todo lo que sea posible, los baqueanos dicen que uno debe hacerlo así porque no sabe cuándo lo hará de nuevo, si la selva lo retendrá por semanas sin otra cosa que fruta y animales de caza. El aeropuerto entonces -un caserío y una lengüeta de tierra en el que aterrizan sobre todo avionetas pequeñas-, es el contacto con el mundo de este pequeño pueblo en medio de la selva amazónica, mucho más cerca de Brasil, que del lejano centro de La Paz o, mejor, del Estado boliviano que casi no tiene presencia allí. Cierto que un comando del ejército y un batallón de la policía tienen sede en ese departamento boliviano, pero es la Prefectura o organizaciones corporativas como los ganaderos, el comité cívico, o las que agrupan a los pueblos indígenas de la zona los que realmente expresan a las fuerzas vivas del pueblo, las que se reúnen, protestan o pasean (las chicas en una dirección, los chicos en otra para mirarse a los ojos) en una pequeña plaza principal, rodeada por la Alcaldía, la iglesia, un banco y algunos comercios. A pocos kilómetros de allí, a orillas un río que divide la periferia de la selva tupida, espesa y agresiva de la amazonía

afirma que el primer muerto que cayó fue de su bando, y que a raíz de ello sus huestes se armaron para defenderse; la versión del gobierno es que un grupo pacífico de campesinos fue cazado como si fueran animales por una turba enardecida opositora y armada. A partir de allí un aquelarre que sólo pudo controlarse con un estado de sitio que costó dos muertos más (totalizando una quincena), la detención del Prefecto por genocidio y la movilización de toda la comunidad internacional para evitar un estallido de violencia sin límites y sin precedentes. Fernández un político con 20 años de experiencia, el gran caudillo pandino, si bien validó dos veces en las urnas su respaldo popular, como representante clásico de la partidocracia que se desintegra en Bolivia fue incapaz de asumir sus responsabilidades y los cambios que se produjeron en el país en los últimos años. Hoy está preso y su destino correrá la misma suerte que la coyuntura política, pagando cara la ceguera con la que se condujo. Pero la responsabilidad del gobierno en el estallido no es menor, si bien mayoritario y con una legitimidad sin precedentes en la historia democrática, también se mostró incapaz de entender que las transformaciones sociales que

y que quienes quieran vadear tiene que cruzar en pontón (esas grandes balsas de madera que uno no sabe cómo pueden flotar con un camión encima), ocurrió hace unos días el enfrentamiento más sangriento de los últimos años y quizá el más complejo, no por la cantidad de muertos y heridos sino porque eran civiles los que se enfrentaron con otros civiles. La narración de los hechos -que aún espera una investigación independiente que dé cuenta de lo que ocurrió realmente-, varía según sea la versión del gobierno o de la oposición. En resumen, un grupo de campesinos e indígenas que se dirigía a la otrora bucólica plaza de Cobija para apoyar al gobierno de Evo Morales y otro grupo de pobladores que salió a Molina Monasterios es coordinador del Observatorio enfrentarlos. El Prefecto de *deSergio política regional Sudamérica XXI (www.sudamericaxxi.cl) Pando, Leopoldo Fernández, de la Fundación Chile 21 y la UDP. 2008 18 FORO SEPTIEMBRE


atraviesa Bolivia no sólo son étnicas sino también regionales. En ese sentido, la demanda de autonomías que desde hace años reivindican zonas olvidadas como las de Pando (a las cuales el Estado ni siquiera les construyó una carretera) fueron negadas reiteradamente con la convicción de que la fuerza de la mayoría subsumiría a esas minorías que se niegan a seguir dependiendo de un centro que las tiene olvidadas. ¿Cómo se llega a una situación así? En un artículo de la revista Pulso, Marco Zelaya afirma que esta convulsionada etapa de la historia boliviana denominada como la era del gas, sería mucho más preciso identificarla como el "ciclo de la maldición de los recursos naturales". Bolivia a lo largo de su vida independiente y aún antes se definió por el reparto que hizo de lo que la naturaleza tuvo a bien darle, su historia está atravesada por esa lucha: desde el nacimiento de la ciudad de La Paz en 1548 durante la Colonia (se llama así porque fue fundada en celebración de la paz alcanzada entre Almagro y Pizarro que se enfrascaron en una cruenta lucha por repartirse las haciendas y la plata de Potosí); hasta el estaño ("el metal del diablo" para los historiadores); el guano el salitre y más recientemente, los hidrocarburos. El descubrimiento de ingentes cantidades de gas, en lugar de resolver los problemas crónicos de pobreza y atraso del país, de exclusión social y racismo, los ahondaron porque significó el despertar de pulsiones que durante décadas estuvieron adormecidas. El gas enloqueció a los bolivianos que consideraron que el único problema del país era el reparto de la renta, la que siempre había favorecido a un grupo de privilegiados corruptos. Ése, y no la creación de la riqueza, fue el incentivo de las fuerzas

económicas y sociales bolivianas a lo largo de la historia. Más recientemente hay que encontrar la explicación de lo que ocurrió en Pando en el triunfo sin precedentes de Evo Morales en un referéndum revocatorio donde se alzó con el 67% de los votos, cuando ganó sin concesiones y casi unánimemente en todas las áreas rurales, incluso en la de los departamentos autonomistas (que consolidaron a sus Prefectos gracias al número de votos en las ciudades, pero sin imponerse ni siquiera en la totalidad de su región). No hubo empate el 10 de agosto y creer aquello no sólo es un error político sino matemático. Después de esos resultados, el Gobierno emprendió una operación que le permitiera dar el tiro de gracia a la oposición con la convocatoria a un nuevo referéndum en diciembre próximo, esta vez para la aprobación de otra Constitución y para autorizar la reelección, de forma que el único líder boliviano de proyección nacional e internacional, continúe en el cargo. Es que si los resultados son iguales o parecidos a los del referéndum revocatorio, el 2009 se convocaría a nuevas elecciones y, a partir de ahí, el límite para Evo Morales será el 2019. Escenario probable porque después de los abrumadores resultados de aquel domingo de agosto, la oposición se encuentra difusa y confusa: sean los

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partidos de derecha que en un error que les costará su viabilidad futura propiciaron el mismísimo referéndum revocatorio; sea la oposición regional que se encuentra en estado de apronte y radicalizada producto del aislamiento y del cerco geográfico oficialista que comienza a asfixiarlos. De todas formas, la convocatoria al referéndum por la nueva Constitución y por la reelección fue una decisión arriesgada porque no es lo mismo votar por la continuidad de un Presidente democrático que por una doctrina ideológica que regirá la vida de millones de bolivianos en el largo plazo. La nueva Constitución es resistida por todas las regiones orientales porque desconoce las autonomías, entre otras cosas porque éstas plantean competencias que el gobierno no está dispuesto a ceder: educación salud, policía, capacidad legislativa y el control de los recursos naturales y la tierra. La oposición también argumenta en su rechazo el proyecto de nueva Constitución que ésta fue aprobada solo por una mayoría oficialista, por ser antiliberal y por tratar de indigenizar el país. Podría haber sido otro capítulo más del clásico empate catastrófico boliviano, aquel que se produce entre unas masas fuertes y bien organizadas ahora en el poder, y una elite débil, racista y excluyente, pero el resultado del referéndum permitió al gobierno pensar que había llegado la hora del desempate. Operación, sin embargo, que olvidó un detalle fundamental: a un enemigo herido y apaleado hay que darle una salida, por honor pero también por astucia: uno nunca sabe cuán peligroso puede ser en el futuro; no entender esa máxima política le cobró la cuenta a Morales.


El cambio cualitativo En Bolivia hay una constante de enfrentamientos duros y violentos contra el Estado o sus instituciones, sin embargo, desde la Revolución Nacional de 1952 no existía un enfrentamiento entre civiles; civiles que hoy están armados, como dice un reciente editorial del periódico La Razón: "si los líderes políticos, cívicos, sociales, sindicales y regionales del país dieron suficientes muestras de que nunca llegaron a medir las consecuencias de su discurso -que muchas veces fue excesivamente confrontacional-, ahora deben saber que la situación en Bolivia es tan difícil que la población civil está, literalmente, armada. En los últimos días se ha evidenciado... que los grupos de choque civiles del oficialismo y de la oposición poseen armas de fuego y, a juzgar por lo ocurrido en Porvenir, Pando, están dispuestos a utilizarlas cuando lo consideren propicio". Ese dato es cualitativamente distinto a lo ocurrió en los últimos años, y es el que preocupó a la comunidad internacional tanto que el secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, advirtió el riesgo de llegar a una situación irreversible; la presidenta pro tempore de UNASUR, Michelle Bachelet, convocó a una cumbre de urgencia en Santiago y el presidente de Brasil, el país con mayor responsabilidad sobre la situación boliviana (por su extensa frontera, su dependencia del gas y por el peso específico que tiene en la región), movilizó toda su capacidad diplomática y política para poner paños fríos a una situación que amenazaba con salirse de madre. Asimismo, como sostienen los más veteranos diplomáticos de la región, éste es un conflicto hecho a medida para que la OEA muestre su justa dimensión y para saber si sus críticos tienen o no razón

(a quienes avalan lo acontecido en el pasado: la guerra de Las Malvinas o la de Centroamérica, por ejemplo, donde ésta brilló por su ausencia). Así, se puso nuevamente en el tapete uno de los temas que siempre rondan los análisis en situaciones de crisis como éstas: la vigencia de una de las organizaciones regionales más antiguas del mundo, precisamente cuando Latinoamérica se tensiona merced a la ideología y a las fuertes disputas por un liderazgo que cada vez se hace más elusivo y fragmentario. En descargo de Insulza y sus hombres habrá que decir que en los últimos años América Latina se ha convertido en un

polvorín, y que quizá la crisis de la OEA no se deba sólo a las personas que la manejan sino a los mecanismos que la sostienen y que se muestran insuficientes para enfrentar los nuevos desafíos regionales, y a la influencia de EEUU. De allí el estrellato de organismos subregionales como la Unión de Naciones Sudamericanas. El protagonismo de UNASUR Como para que nadie dude de las dificultades que tuvo que enfrentar UNASUR -el más reciente mecanismo de integración subregional- antes de la crisis boliviana veamos los antecedentes a su fundación en mayo pasado: Colombia no quiso aceptar la presidencia 2008 20 FORO SEPTIEMBRE

pro tempore que le correspondía, por sus problemas con Venezuela y Ecuador (por eso la tuvo que asumir Chile, el siguiente país en orden alfabético); el Secretario General de UNASUR -el ex presidente ecuatoriano, Rodrigo Borja- renuncio intempestivamente porque no se hicieron las cosas como él quería; y, finalmente, lo que iba a ser la primera resolución de UNASUR, la idea brasileña de crear un Consejo de Defensa de América del Sur -una especie de OTAN sudamericana-, se vino abajo, nuevamente por la oposición de Colombia, país que hablaba por sí mismo, cierto, pero también por los EE.UU. Con todos esos traspiés, sólo la fortaleza de Brasil, que buscaba en esta plataforma retomar el liderazgo continental, y la aquiescencia de la izquierda chavista que bebe los vientos por asuntos como éste, permitieron que naciera. Por ello, el balance que se haga de la Cumbre de UNASUR en Santiago (o de la propia actuación de la OEA) debería comenzar por dimensionar la magnitud de lo que estaba en juego en Bolivia: sin duda la posibilidad de una ruptura del orden democrático, pero también de una lucha sangrienta y fratricida que todos, absolutamente todos los latinoamericanos padeceríamos. En ese contexto la Cumbre fue un éxito indiscutible para la democracia y el gobierno boliviano: Evo Morales hoy se siente respaldado por el 67 por ciento de la población, pero también por todos y cada uno de los países de la región, y eso es tener tanto poder como el que se desee. Es también un éxito para Chile. Bachelet estuvo a la altura de sus responsabilidades: convocó a la Cumbre, la condujo a buen puerto y fijo una agenda para el futuro, y eso es lo que se le pide a un líder en situaciones como ésta: no que analice sino que actúe. Dicho esto, también hay que entender al Presidente brasileño. La complejidad de


lo que ocurre en Bolivia -que no puede ser reducido solamente a un intento de golpe de Estado y menos a una conspiración del imperio como irresponsablemente sugiere Hugo Chávez-, probablemente hizo reflexionar a Lula haciéndolo concluir que entre tanta personalidad compleja las cosas podían equivocar el cauce. Como bien sentenció M. A. Bastenier "Luiz Inácio da Silva se permitió el lujo de esperar hasta que la reunión de UNASUR se concibiera en sus propios términos... Evo Morales repetía que la crisis era intra-boliviana y que no hacían falta mediadores externos y Lula no quería mover un dedo si no era a instancia de parte. Y cuando la convocatoria se produce, aunque la cobertura de la reunión internacional baste para salvar la cara a La Paz, nadie duda de que es para que Brasil, superpotencia emergente de América Latina y principal cliente del gas boliviano, ordene el procedimiento. A Lula le han llamado; no ha tenido que pedir turno de palabra". De ahí que los resultados de la cumbre en lugar de parto de los montes, se convirtió en el ingrediente imprescindible para lograr un diálogo que hasta el cierre de esta edición seguía tenso, bajo la atenta mirada de José Miguel Insulza y de Juan Gabriel Valdés, uno por la OEA y otro por UNASUR, diálogo que sigue siendo la última esperanza para evitar una confrontación mayor. De forma que hoy, como afirma el sociólogo boliviano Fernando Mayorga, "otra vez (los bolivianos) hemos transitado el camino más largo para arribar al punto de partida porque, después del agravamiento del conflicto con saldos trágicos, retornamos a la noche del 10 de agosto. A los resultados del referéndum revocatorio que fueron un mandato para la negociación. Sin embargo, se impusieron las posturas maximalistas en el oficialismo y la oposición".

Bolivia, hay componentes nuevos en el sistema político, sectores radicales que comienzan a plantear la solución por el desastre: los grafittis que se pueden ver en Santa Cruz, Tarija, Beni o Pando que llaman a las arma y que son de profundo corte racista, y los movimientos sociales que marchan a las ciudades opositores en señal de amenaza, son expresiones minoritarias pero que encienden luces de alarma en todos los demócratas del continente Mientras tanto el proceso social y político boliviano continúa y el escenario más probable es que, pese al diálogo, pronto tendremos episodios similares de violencia, los cuales no terminarán mientras uno de los bandos en disputa elija usted cuál- crea que esto es parecido al desembarco en Normandía (aquél que cambiará la correlación de fuerzas de la guerra); y el otro considere que está en Stalingrado (y llegó la hora de defenderse contra los invasores). En resumen, nada cambiará mientras los extremistas de uno y otro lado crean que se están jugando la vida en una partida sin importar cuántos muertos tengan que apostar en ella. Finalmente, a raíz de este episodio, vuelve a surgir en ciertos círculos políticos e intelectuales la discusión sobre una posible balcanización de Bolivia. Y aunque nadie puede darse el lujo de pronosticar el futuro, hablar de

Con beneficio de inventario Ahora bien, por primera vez desde que comenzó esta etapa de inestabilidad en 2008 21 FORO SEPTIEMBRE

balcanización parece una exageración. Si bien existe esa idea entre pequeños grupos marginales, no hay en la actualidad movimientos sociales que la planteen seriamente. Por otra parte, están ausentes fuerzas extranjeras dispuestas a intervenir en un proceso secesionista porque generaría un escenario regional tan complejo que ningún país está dispuesto a enfrentar. Finalmente, este tema sigue siendo intocable para el ejército que se mantiene fiel a la institucionalidad a pesar de las provocaciones de Hugo Chávez, con lo cual las fuerzas centrípetas pueden evitarlo, no sólo con el espíritu de la ley sino a través de la materialidad de la fuerza. Por tanto, ni la estabilidad política anhelada ni la balcanización indeseable; lo que cada día parece confirmar más la tesis de que Bolivia es un país arrebatador -sea el altiplano montañoso de La Paz o la selva agreste de ese Pando incomunicado y tan lejos de Dios-, pero que sufre a causa de un Estado fallido que le impide encontrar su verdadero lugar en el mundo y que quizá esté viviendo el tránsito dramático entre la derrota política y armada de la oposición (la electoral ya ocurrió en agosto), y la instauración de un nuevo orden que tiene el signo inequívoco del Movimiento Al Socialismo de Morales.


INTERNACIONAL

Elecciones en EEUU: El Fin del Fundamentalismo del Mercado Las elecciones en los EEUU estarán determinadas por las candidaturas novedosas que se han sucedido entre demócratas y republicanos sin duda, pero también y sobre todo por esta crisis. La economía parafraseando a Lenin es "política concentrada".

Las turbulencias económicas que asemejan a un thriller financiero sin final previsible, ha llevado a comparar la crisis económica norteamericana con la nueva "zona cero" del capitalismo financiero. Además, ha provocado la mayor intervención estatal desde la Gran Depresión y es la vara con la que se medirá la política norteamericana el próximo noviembre cuando los norteamericanos tengan que elegir a su nuevo Presidente. George Bush termina su ocho años en el cargo como un Presidente que pasa a la historia por haber alcanzado los niveles de desaprobación más importantes de la segunda mitad del siglo XX (en ciertos momentos sobrepasaron el 70%); que enfrentó el atentado terrorista más espectacular y dramático del que se tenga memoria (lo que para muchos significó un cambio en el rumbo de la historia y para otros el verdadero comienzo del siglo XXI); que embarcó a su país en una guerra que lo desangra físicamente pero también financieramente (y a la que ha sabido responder únicamente enviando más tropas); y, finalmente, el que enfrentó

una crisis financiera que todos relacionan con la de 1929, o sea de una magnitud también sin precedentes.

seriamente por sus ahorros", dice Claudi Pérez, de El País. Cientos de miles de millones

Es precisamente esta crisis la que llevó a una intervención de los mercados por parte de su administración anunciando varias medidas espectaculares: "planes para crear una superagencia que adquiera los activos dañados por la banca, impide las compras especulativas -las apuestas a la baja- en Bolsa... y asegura fondos y depósitos ante el declive de la confianza de los consumidores que temen 2008 22 FORO SEPTIEMBRE

Así, "los cientos de miles de millones de dólares" que Henry Paulson, el secretario del Tesoro norteamericano, afirma que costará rescatar el sistema financiero es una cifra que por lo monumental, contiene un buen resumen de lo que está ocurriendo y de lo que se quiere hacer para evitarlo; de la fragilidad del sistema (pero también de su magnitud).


Pero a todos quienes no estamos ligados al mundo de las finanzas nos asaltan otras preguntas cuando ocurren cosas como ésta: ¿por qué rescatar a Wall Street, a bancos como Morgan Stanley o Goldman Sachs, a todos esos nombres tan reverenciados por los economistas, con dinero de los contribuyentes, en este caso norteamericanos pero que perfectamente podríamos ser nosotros? La pregunta no es gratuita, nuevamente en su respuesta encontramos una definición política. El propio Paulson respondió a las críticas sobre el apoyo a los grandes millonarios con dinero público diciendo que estas medidas, aunque muy onerosas para el contribuyente, son la única salida que queda. Es que según la mayoría de los analistas, dejar a los bancos a su suerte sería permitir el derrumbe de todo el sistema en una crisis "tan grande como las que Marx predijo que conduciría a la destrucción del capitalismo. Se ha dicho incluso que, sin la barrera de contención que conforman los bancos centrales de los países ricos, el problema tendría el tamaño de la Gran Depresión, esa bancarrota mundial de los años 30 que, entre otros efectos, causó hambruna en los Estados Unidos, convirtió al

economista John Maynard Keynes en un héroe (de hecho, las medidas que se están tomando en estos días están inspiradas en sus teorías) y potenció por doquier las corrientes políticas socializantes", sostiene Fernando Molina de la revista Pulso. Y todo eso nada menos que a escasas semanas de las elecciones y por tanto contaminando todo el sistema político aún más de lo que ya lo estaba. Un sistema ya de por sí estresado por las candidaturas novedosas que se habían presentado y que tenían en Barack Obama una figura irrepetible porque resume todo lo bueno y todo lo malo de una sociedad que es referencia ineludible de nuestra época. Su sueño plasmado en una biografía de superación personal que solo es posible en sociedades como la norteamericana constatan esa posibilidad. Las lecciones de la crisis Seguramente hay muchas lecciones de la reciente debacle financiera, pero es preferible quedarse con las más sencillas y que se resumen en que "el sistema financiero ya no será el mismo (habrá más regulación y quienes se había enriquecido de una forma desfachatada ganarán menos 2008 23 FORO SEPTIEMBRE

dinero); y, dos: "Tras años de ultraliberalismo fundamentalista, los mercados constatan que el Gobierno -y la regulación- no es el problema, es la solución", afirma Claudi Pérez. Y para ratificar esta frase salen en su auxilio especialistas como Paul Krugman de la Universidad de Princeton, quien sostiene algo parecido: "muchos en Washington parecen haber decidido que el Gobierno no es el problema, es la solución. Lo impensable -una asunción estatal de mucha de la deuda contaminada del sector privado- se ha convertido en lo inevitable". Nadie lo dice con claridad pero no se hizo otra cosa que estatizar gran parte de la banca al más puro estilo de -quién lo diría- la izquierda latinoamericana. Por eso hay especialistas que comienzan a plantearse sobre el futuro de esta crisis y sus consecuencias más allá de lo meramente económico, así Joseph Stiglitz afirma que para el mercado esta caída "equivale la caída del muro de Berlín". Y la frase encierra toda la carga política que uno quiera atribuirle. Cuando a Stiglitz se le preguntó -en una reciente entrevista de Nathan Gardels de Global Viewpoint- qué opinaba sobre lo que Barack Obama afirmó acerca del hundimiento de Wall Street como la


mayor crisis financiera desde la gran depresión, frente a lo que John McCain cree al respecto (que la economía está amenazada, pero es básicamente fuerte), respondió lo siguiente: "Obama se acerca mucho más a la verdad. Sí, Estados Unidos tiene talentos, grandes universidades y un buen sector de alta tecnología. Pero los mercados financieros desempeñan un papel muy importante: supusieron en los últimos años el 30% de los beneficios empresariales. Los directivos de los mercados financieros han cosechado esos beneficios con el argumento de que ayudaban a gestionar el riesgo y a asignar el capital con eficacia, y afirmaban que por eso merecían unos rendimientos tan altos. Se ha demostrado que no es cierto. Lo han gestionado todo mal. Ahora el tiro les ha salido por la culata y el resto de la economía pagará porque las ruedas del comercio se ralentizan debido a la quiebra del crédito".

razones históricas son los demócratas. Es que a lo largo de las últimas décadas fueron los republicanos los asociados por los electores con la desregulación, con ese mercado omnipotente, garante de equilibrio, y a la religión liberal como único camino para el crecimiento y la mejora de las condiciones de vida. Menos Estado es mejor Estado decían los republicanos y así se los percibe. Hoy precisamente lo que está en crisis son estos conceptos, el denominado fundamentalismo de mercado, la

Las repercusiones en el sistema político Ahora bien, en lo que respecta a la política pura y dura, las elecciones de noviembre próximo en los EEUU estarán determinadas por las candidaturas novedosas que se han sucedido entre demócratas y republicanos sin duda, pero también y sobre todo por esta crisis. No sólo por las opiniones de uno u otro candidato sobre el tema, sobre el apoyo que le darán al plan de rescate que plantea el gobierno en el Congreso o de su programa para salir de la crisis, sino porque los votantes emitirán su opinión en función a este tema por sobre todos los demás. La economía parafraseando a Lenin es "política concentrada". En ese marco, desde el punto de vista electoral, quienes pueden aprovechar de mejor manera lo que ocurre hoy en el sistema financiero internacional por

naturalización del liberalismo como si fuera el único camino de la economía. Los demócratas, en cambio -aunque decirlo no sea correcto del todo-, son identificados con el Estado de bienestar, con mayor regulación y con cierto grado de proteccionismo. Pero si estos vientos corren a favor de los demócratas, la magnitud de la crisis puede cambiar las percepciones, el exceso a veces es igual a la falta ("over killing", dicen algunos políticos), por tanto, una situación como la que enfrentamos, obliga a que el elector se plantee seriamente si quiere nuevos equipos, si desea cambio pero con candidatos principiantes y sin experiencia; y ésta es una de las principales críticas que se le hicieron en 2008 24 FORO SEPTIEMBRE

su momento a Obama (por lo menos hasta la elección de la candidata a Vicepresidenta republicana, Sarah Palin, de una inexperiencia casi bíblica). Tanto así, que en broma alguien decía que si la elección de los candidatos a vicepresidente se hiciera hoy, tanto Barack como McCain elegirían a profesores de economía, como Paul Samuelson quien respecto a la coyuntura afirma que la "humanidad es más ostra que búho sabio, tanto en la macroeconomía como en la geopolítica" y, se podría agregar, también a la política doméstica y más en época de elecciones. La crisis de Wall Street no sólo determinará el futuro de la economía más poderosa del mundo sino la del sistema político y, por tanto, surgen una serie de cuestionamientos que d i f í c i l m e n t e responderemos antes de las elecciones: ¿es posible que un candidato novedoso y con cierta inexperiencia se enfrente al establishment y lo derrote? ¿Es realmente Barack un candidato nuevo? ¿Cómo influirá el populismo desplegado en las últimas semanas por ambos candidatos, pero sobre todo por McCain, quienes para apropiarse del concepto de "novedad" hace todo lo posible para distanciarse de lo que llama la "politiquería de Washington" (nada menos que él, su más conspicuo representante)? Y, finalmente, ¿cómo ambos candidatos enfrentarán el quiebre del fundamentalismo del mercado y qué harán al respecto? Probablemente no haya muchas respuestas a estas preguntas o, mejor, quizá sólo se trate de matices, pero en cualquier caso hoy se convierten en imprescindibles para complejizar el debate y, sobre todo para generar esperanzas. (S.M.)


Lanzamiento del libro sobre desafíos energéticos Con gran éxito se llevó a cabo el lanzamiento del libro "Los Desafios Energeticos", editado por la Fundación Chile 21 y la Universidad Federico Santa María, con la participación de connotadas figuras de la política nacional y especialistas del tema,los cuales hablaron de la necesidad de repensar el actual escenario energético del país. Dentro de los panelistas, estuvieron el Presidente Honorario de la Fundación, el senador Carlos Ominami; la Directora Ejecutiva de Chile 21, María de los Ángeles Fernández; el rector de la Universidad Federico Santa María, José Rodríguez Pérez; el embajador de Estados Unidos en Chile y experto en temas energéticos, Paul E. Simons; el senador y ex Presidente de la República, Eduardo Frei; y el economista y editor del libro, Eugenio Rivera. El libro contiene ponencias de dirigentes políticos que se han especializado en la materia y de los principales especialistas del sector, entre ellos: Rodrigo Iglesias, actual Secretario Ejecutivo de la CNE; los ex Ministros Jorge Rodríguez, Vivianne Blanlot (también ex

A romper amarres institucionales Con la ponencia de Eugenio Rivera titulada "Hacia nuevos consensos: Los desafíos de la democracia y el desarrollo en Chile", se llevó a cabo la segunda sesión del Taller Análisis Estratégico: Diálogos programáticos para el Chile del Bicentenario, iniciativa que conjuntamente desarrollan la Fundación Chile 21 y la Fundación Friedrich Ebert. Este evento, realizado el martes 9 de septiembre, contó además con la participación del doctor en Economía y autor del libro "El modelo económico de la Concertación", Oscar Muñoz, y con la intervención de Álvaro Díaz (actual Embajador de Chile en Brasil), Alexis Guardia, Jaime Ensignia, María Elena Hermosilla, Felipe Jeldres y Gabriel Aldoney. Durante la sesión se propuso hacer un balance del modelo de desarrollo seguido por Chile en las últimas dos décadas, bajo los gobiernos de la Concertación. En su alocución, Rivera resaltó -entre otros aspectos- el fin de un ciclo marcado por los avances indiscutibles de los gobiernos concertacionistas, pero al mismo tiempo, relevó la necesidad de romper el empate político impuesto por el binominalismo y los amarres institucionales, establecer nuevos consensos para un proyecto de desarrollo de largo plazo y aumentar significativamente la inversión pública en educación e innovación.

Secretaria Ejecutiva de la CNE); los Ministros en ejercicio, Sergio Bitar y Ana Lya Uriarte, así como los senadores Juan Antonio Coloma, Jaime Gazmuri, Carlos Ominami, Ricardo Nuñez; Sebastián Berstein (ex Secretario Ejecutivo de la CNE), Juan Cembrano, Rodrigo Danús, Paul Fontaine, Hernán Salazar (Gerente de Hidroaysén) y Sara Larraín (ex candidata presidencial). También es importante destacar la contribución de Rodrigo Castillo, director ejecutivo de la Asociación de Empresas Eléctricas, del Subsecretario de Relaciones Exteriores, Alberto Van Klaveren, así como la presencia de la Ministra de Medio Ambiente, Ana Lya Uriarte, quien coincidió con el senador Frei en elaborar una política clara de gestión de cuencas, materia inexistente en nuestra legislación actual. La Fundación y la Universidad Federico Santa María han puesto el libro a disposición de la opinión pública, y actualmente se encuentra a la venta en dependencias de la Fundación, a un

Se entregó informe Unctad en Chile 21: Perspectivas preocupantes para la economía mundial De manera simultánea en todo el mundo, en Chile el economista Gonzalo Martner, dió a conocer el pasado 4 de septiembre en la Fundación Chile 21 el "Informe sobre el comercio y el desarrollo 2008", que la Unctad (Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo) entrega anualmente. Dicho informe advierte sobre perspectivas preocupantes para la economia mundial y eventuales riesgos para los países en desarrollo, no descartando que estas situaciones puedan generalizarse desde los países ricos y el auge de los últimos años en los países en desarrollo llegar a su fin, si los precios de los productos básicos sufren un desplome. Asimismo, recomienda centrar la atención en los beneficios no distribuidos y la creación de crédito para inversiones en el sistema bancario, afirmando que si bien muchos de los países del sur se han convertido en exportadopres netos de capital, aún es preciso aumentar la ayuda oficial. De la misma manera, advierte el riesgo de la sobrereacción de políticas antiinflacionarias,si confunden el aumento de precios derivado del alza de materias primas con un proceso inflacionario impulsado por una espiral precios-salarios que no está ocurriendo.

Intensa actividad de talleres Para el 9 de octubre, a las 13:30 horas, en el Taller de Desarrollo , se espera la participación de Alexis Guardia, quien se referirá a los aspectos básicos para la formulación de una estrategia de desarrollo inclusivo. De la misma manera, en el Taller de Empleo y Trabajo, que se realizará el 1 de octubre, en donde se trabaja en un proyecto de Igualdad de remuneraciones, expondrá la ex Directora del Trabajo, María Ester Feres.


SEPTIEMBRE

Marcela Moraga en MAC Quinta Normal/ Vida de Ciencia Ficción 2 de septiembre al 16 de noviembre. Martes a sábado de 11:00 a 19:00 hrs. Domingo de 11:00 a 18:00 hrs. La artista chilena Marcela Moraga expone obras realizadas entre los años 2004 y 2008, correspondientes a su experiencia en diferentes ciudades europeas. Son performances y acciones site specifics registrados en video-instalaciones y fotografía que aluden al estado del mundo como "tiempos ficticios”, a la era del miedo que se inicia con los actos terroristas del 11 de septiembre en Estados Unidos, el control civil los conflictos xenofóbicos y la forma en que los gobiernos se valen de la tecnologÌa para mantener el control de sus ciudadanos y de quienes pretenden ingresar al país. Por lo mismo, las personas van perdiendo poder frente a esta construcción mediática del terror. Asimismo, la artista expone en sus obras la manera en que las culturas se destruyen debido al gran aceleramiento tecnológico que produce alto consumo de energía. Se pierde la conexión con lo real, la naturaleza, disfrazado de vida moderna . De ahí el uso del término ciencia ficción.

Quiltros de Fibra de Vidrio Pintados en Centro Cultural Palacio La Moneda / Pintacanes Expositor: Antonio Becerro Pintura, Instalación Hasta el 30 de Septiembre 2008. A partir de una perra callejera "pintanina", el artista Antonio Becerro, director del Centro Experimental de Arte La Perrera, realizó el modelo de un quiltro de fibra de vidrio, el cual fue replicado en 80 ejemplares. Estos fueron pintados por los pobladores de La Pintana, junto a artistas emergentes y consagrados, en una inédita y exitosa actividad en la popular comuna, el pasado mes de junio.

Roberto Matta en el MAVI / DESCUBRITORIO MATTA Hasta el 26 de octubre de 2008 Martes a domingo de 10:30 a 18:30 horas. “En realidad no soy ni arrquitecto, ni pintor, ni escritor. Todo lo que he hecho es como una especie de búsqueda, he estado tratando de ser…” Roberto Matta, entrevista realizada en 1975. La exposición tiene como objetivo difundir el pensamiento, obra, espíritu e imaginario del Premio Nacional de Arte 1990, Roberto Matta. La muestra invita al público general, especialmente a niños y jóvenes, a explorar y participar de las ideas y postulados que inspiraron la obra del artista. De ahí el nombre de la muestra, que señala un lugar para descubrir (la obra), y para descubrirse (uno mismo). La propuesta del MAVI a los visitantes, es ofrecer la oportunidad de conocer al vasto universo de Matta, a través de sus creaciones. También es una invitación a participar de la multiplicidad de modos de expresión en que volcó su cosmovisión y su propuesta para un hombre nuevo, su compromiso permanente con la realidad. Ofrecer al público la “ocasión” de entrar en su provocación, reconocerlo como un cuestionador de la vida, que rechaza los arquetipos y la comodidad condicionada. De lograr ver en su modo de plantearse frente a la realidad, un humanismo universal reinventado en su obra y su vida misma, y encontrarse con él como un humanizador. Complementan esta oferta, múltiples actividades como conferencias, talleres y visitas guiadas.

Juan Pablo Langlois Vicuña en el Museo de la Solidaridad Salvador Allende / “Viaje Sentimental Escultura, instalación, pintura, video Agosto y septiembre 2008 Martes a domingo 10:00 a 18:00 hrs. Juan Pablo Langlois Vicuña, cumple 40 años de actividad artística y el Museo de la Solidaridad Salvador Allende le rinde homenaje, desarrollando una retrospectiva que exhibe obras nunca antes vistas. Considerado por muchos como el “Padre del Arte Contemporáneo Chileno”, Langlois Vicuña cambió el escenario del arte nacional en 1969. Su exposición, “Cuerpos Blandos”, realizada en las dependencias del Museo Nacional de Bellas Artes, da inicio a las prácticas de las instalaciones en Chile. La retrospectiva exhibe a un Langlois más íntimo, ya que aborda las décadas de 1970 y 1980, período en que el artista trabaja con la problemática de la identidad y su acontecer cotidiano. Las obras de 1970, son dibujos de propuestas de instalación y su proyecto “Cuerpos Blandos”. Las de 1980, son instalaciones, objetos, esculturas y más de 25 libros hechos o intervenidos por el artista.


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