El Aserrío En La Cuenca Alta y Media del Río Pance

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El aserrío en la cuenca alta y media del río Pance 1907-1960 Estudio etnobotánico



Héctor Julio Rodríguez Torres Biólogo

Édgar Bastidas Zambrano Aserrador

El aserrío en la cuenca alta y media del río Pance 1907-1960 Estudio etnobotánico


El aserrío en la cuenca alta y media del río Pance 1907-1960 Estudio etnobotánico

ISBN: 978-958-52156-0-3 Algunos Derechos Reservados por los autores, para esta edición 2019. Licencia Creative Commons para reproducción parcial, con indicación de fuente. Reconocimiento-No Comercial-Sin obras derivadas 2.5 Colombia. El presente texto es parte de los resultados del proyecto “Conservación, propagación e investigación comunitaria de especies en peligro de extinción, fuentes semilleras y establecimiento de bosques multiusos en la cuenca media y alta del río Pance”, ejecutado por la Fundación Farallones y la comunidad del Corregimiento de Pance entre enero de 1999 y Julio del 2000, con la financiación de la Corporación Ecofondo. Fotografías: Héctor J. Rodríguez T. y William Gutiérrez Ilustraciones: Hoja de vida de Edgar Bastidas Zambrano: Gerardo Ravassa Silueta de los árboles capítulos III y IV: James Peláez, basado en observaciones personales, fotografías de múltiple fuentes y dibujos realizados por Silverio Garzón. Ilustraciones capítulo II: James Peláez Diseño y Diagramación: Francisco D. Cuesta V. Dirección editorial: Lizardo Carvajal Email: lizardo@lizardo-carvajal.com www.lizardo-carvajal.com Móvil 3168308708 Edición e impresión: Poemía su Casa Editorial - Carrera 24 D Oeste N° 4-108, teléfono, 2 - 371 9822, Cali, Colombia poemiaterritoriodelaescritura.blogspot.com Impreso en Colombia Printed in Colombia


Los autores agradecen a La Fundación Farallones, que gestionó el proyecto del cual hizo parte el presente informe y a Ecofondo, entidad que lo financió. Los aserradores de varias generaciones del río Pance, quienes proporcionaron la información. Los habitantes del corregimiento de Pance que apoyaron las actividades del estudio, especialmente a doña Berenice Salazar Murillo, don Álvaro Reyes Gaona, doña Alba Lucía González; señora Claudia Muñóz González y señora Lucy Mora Chamorro. Los biólogos Isidoro Cabrera, Philip Silverstone Spokin, Jorge Giraldo Gensini; Robert Tulio González Mina, Patricia Escobar, César Rodríguez Torres y a la historiadora Luisa Troches, por sus aportes. Fernando Mejía Múnera, quien propuso el proyecto, estimuló la ejecución, vivió las circunstancias que constituyeron su epílogo y se propuso durante 18 años publicar los resultados que tienen en sus manos. Susanita Nivia, porque nos prestó su cámara de fotografiar. Carlo Humberto González O., técnico en sistemas que, en el año 2000, diseñó las bases de datos en el programa Access. Molinillo / (Magnolia hernandezii (Lozano) Govaerts.)



Aserradores y otros habitantes de Pance que aportaron la información consignada

Aportantes información central

Tema

Aportantes de información complementaria

Marta Luzdary Vynazco (of) José Neris Ocoró (as, ag) Esteison Reyes Gaona (ap, eb, el) Héctor Fabio Montenegro (as) Nevardo Calle (ta, ca, co)

Cómo se asierra

Información etnobotánica sobre 49 árboles aserrados en la Cuenca.

Alejandrino Reyes (as) Tiberio Laso (as, ag) Pedro Guachetá Dorado (as) Alonso Bastidas Medina (as) Tomás García (as, ag) Ricardo Guzmán (as)

Esteison Reyes Gaona (ap, eb, el) Nevardo Calle (ta, ca, co) José Neris Ocoró (as, ag)

Información etnobotánica sobre 22 árboles talados en la Cuenca como madera redonda

Alejandrino Reyes (as) Tiberio Laso (as, ag) Pedro Guachetá Dorado (as) Alonso Bastidas Medina (as) Tomás García (as, ag) Ricardo Guzmán (as)

Esteison Reyes Gaona (ap, eb, el) Nevardo Calle (ta, ca, co) José Neris Ocoró (as, ag)

Poblamiento y aserrío en la Cuenca Media y Alta del río Pance 1907 – 1960. Reseña histórica

Pedro Guachetá Dorado (as)

Raúl Balcazar (ag) Ricardo Guzmán (as, ga)

La fauna primitiva de la Cuenca del rio Pance. Apuntes etnozoológicos

Alonso Bastidas Medina (as)

Esteison Reyes Gaona (ap, eb, el) Alejandrino Reyes (as)

as: aserrador ag: agricultor ap: apicultor con: constructor ca: carpintero

eb: ebanista el: electricista of: oficios domésticos ta: tallador ga: ganadero



Ficha biográfica de los aserradores

Nombre del aserrador

Fecha de nacimiento

Épocas de vida en la cuenca del Pance

Alejandrino Reyes

7 de septiembre de 1914, Ibagué, Tolima

Desde 1938

Pedro Guachetá Dorado

30 de diciembre de 1923, Corregimiento de Pance, Cali

Toda la vida, excepto en los períodos en los que aserró en el Pacífico

Ricardo Guzmán

31 de diciembre de 1917, El Carmelo, Cali

Toda la vida

Alfonso Bastidas Medina

1918, Popayán

Desde 1928

Tiberio Lasso Tomás García Edgar Bastidas Zamorano José Neris Ocoró

3 de septiembre de 1942, Corregimiento de Pance, Cali De los años 40 11 de enero de 1948. Corregimiento de Pance, Cali. 18 de noviembre de 1948, Vereda Pitalito, Timba (Cauca)

Toda la vida Toda la vida Toda la vida Desde 1970





Contenido

Preámbulo 17 Prólogo 21 Introducción 23 Capítulo I Reseña histórica sobre el poblamiento y el aserrío en el río pance Capítulo II El antiguo aserrío en la cuenca 1. Un árbol para aserrío 2. Partes del cañón o tronco 3. Orillos y cantoneras 4. Herramientas para el aserrío utilizadas en Pance 1907 – 1960 5. Modo de aserrar 6. Arreglo de herramientas 7. Escala de la dureza de las maderas de la cuenca 8. Escala de la durabilidad a la intemperie de las maderas en la cuenca 9. Escala de las maderas de la cuenca que se pudren con facilidad a la intemperie 10. Uso de las maderas blandas 11. Leche o látex, babas y resinas en las maderas de la cuenca 12. Maderas aguachentas 13. Cómo se tumba un árbol 14. División del cañón en trozas 15. El entable 16. El aserrío

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Capítulo III

Información etnobotánica sobre cuarenta y nueve árboles aserrados en la cuenca alta y media del río Pance 1907-1960 Aguacatillo (Beilschmiedia pendula (Sw.) Hemsl.) 77 Amarillo de peña (Aniba sp.) 78 Arenillo (Tetrorchidium rubrivenium Poepp) 79 Arracacho blanco (Oreopanax discolor (Kunth) Decne. & Planch.) 80 Arrayan guayabo (Eugenia biflora (L.) DC) 81 Arrayan negro (Eugenia sp.) 82 Azuceno (Elaeagia officinalis) 83 Balso blanco (Heliocarpus popayanensis Kunth) 84 Barcino (Calophyllum angulare A.C.Sm) 85 Bongo amarillo (Aniba sp.) 87 Bongo negro (Ocotea brownei) 88 Caimo liso (Pouteria multiflora var. tipica (A. DC.) Baehni) 89 Candelo (Hyeronima columbiana CUATR.) 90 Canelo (Drymis sp.) 91 Cariseco (Billia rosea (Planchon & Linden) C. Ulloa & P. Jørgensen) ​​ 92 Carne fiambre (Roupala montana Aubl) 93 Cedro cebollo (Cedrela odorata) 94 Cedro colorado (Cedrela montana) 95 Comino crespo (Aniba perutilis Hemsl) 96 Corbon (Poulsenia armata (Miq.) Standl.) 97 Chachajo (Aniba coto (Rusby) Kosterm) 98 Chilco (Clethra fagifolia Kunth) 100 Estoraque (Styrax sp.) 101 Frijolillo 102 Guacamo 103 Guaimaro (Pseudolmedia laevigata Trécul.) 104 Higueron o bateo (Ficus velutina Humb. & Bonpl. ex Willd.) 105 Jigua comino 106 Jigua pavo 107 Maco (Pouteria lúcuma (Ruiz & Pav.) Kuntze.) 108 Madroño de monte (Garcinia macrophylla Mart.) 109 Manteco blanco 110 Manteco rosado (Tapirira myriantha Triana & Planch.) 111 Molinillo (Magnolia hernandezii (Lozano) Govaerts.) 112 Nuca de toro (Pleurothyrium sp.) 113 Oreja de mula (Ocotea calophylla Mez) 114 Otobo blanco (Eugenia sp.) 115

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Otobo rosado (Dialyanthera lehmannii AC Sm.) 116 Peinemono de tierra fría o yuco (Spirotheca rhodostyla Cuatrecasas) 117 Pino romeron (Podocarpus oleifolius D.Don ex Lamb.) 118 Pistolo (Quaraibea sp.) 119 Rapabarbo (Chrysochlamys membranacea Planch. & Triana) 120 Roble común (Quercus humboldtii Bonpland) 121 Roble negro (Trigonobalanus excelsa Loz.-Contr., Hern.Cam. 123 & Henao-S. o Colombobalanus excelsa) Tambor (Ochroma pyramidale (Cav. ex Lam.) Urb.) 124 Yolombo blanco (Panopsis sp.) 125 Yolombo colorado (Panopsis sp.) 126 Yumba (Eugenia sp.) 127 Zapotillo (Matisia bolivarii Cuatrecasas) 128

Capítulo IV

Información etnobotánica sobre veinticuatro árboles talados como madera redonda en la cuenca alta y media del río Pance 1907-1960 Arrayan amarillo (Eugenia sp.) 131 Burilico o nigüito (rGuatteria latisepala R. E. Fr.) 132 Cabuyo (Eschweilera aff caudiculata R. Knuth) 133 Caimo rojo (Pouteria hispida Eyma) 134 Cascarillo (Ladenbergia magnifolia (Ruiz & Pav.) Klotzsch) 135 Cedro riñón (Brunellia comocladifolia Humb. & Bonpl.) 136 Cucharo (Myrsine coriaceae (Sw.) R. Br. ex Roem. & Schult.) 137 Cuerinegro o cargadero (Trema micrantha (L.) Blume.) 138 Gargantillo (Alchornea sp.) 139 Guabo churimo (Inga sp.) 140 Huesito o marfil blanco 141 Huesito o marfil morado (Inga sp.) 142 Lacre (Vismia sp.) 143 Mestizo (Cupania americana L.) 144 Mortiño blanco (Miconia caudata) 145 Motilon (Hyeronima sp.) 146 Nacedero (Trichantera gigantea (H. et B.) Nees.) 147 Ñervo de pata (Andira sp.) 148 Oreja de mula (Ocotea calophylla Mez) 149 Pepito (Solanum sp.) 150

Héctor Julio Rodríguez Torres - Édgar Bastidas Zambrano

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Quina (Chinchona pubescens Vahl) Tabaquillo (Polymnia sp.) Traqueador (Mabea occidentalis Benth) Uvo (Coussapoa sp.)

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Capítulo V

Listado de otras especies forestales que se encuentran en la cuenca nombradas por los aserradores

Capítulo VI

Apuntes sobre la fauna nativa de la cuenca

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El aserrío en la cuenca alta y media del río Pance


Preámbulo Fernando Mejía, Fundación Farallones

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l aserrío en la cuenca alta y media del río Pance 1907-1960 es el resultado del encuentro entre un botánico y un aserrador, lo cual constituye un ejemplo serio de lo que puede ocurrir si generamos espacios para una complementación de saberes entre quienes habitan la zona rural y los investigadores con formación académica o con funcionarios públicos encargados de la planeación y ejecución de proyectos que permitan la conservación y restauración de un territorio. Este libro es una guía para los procesos de restauración de los bosques de niebla y en especial de los bosques que protegen y regulan las aguas de los ríos que nacen en los Farallones y atraviesan el municipio de Cali. Nos permite saber, que especies existían, como eran, donde crecían y se desarrollaban a plenitud, como se asociaban etc., conocimientos claves para un exitoso proceso de restauración. Durante varios años, el biólogo-botánico, Héctor J. Rodríguez Torres en desarrollo del proyecto “Conservación, propagación e investigación comunitaria de especies en peligro de extinción, fuente semilleras y establecimiento de bosques multiusos”, puso en práctica esa metodología de complementación de saberes, para sistematizar la información que poseían los viejos aserradores del alto Pance. Fue una labor exhaustiva, de largas horas de entrevistas grabadas, análisis y validación taxonómica en el campo para señalar un camino en la urgente tarea de conocer, sistematizar y conservar la gran diversidad de la flora y la fauna del Parque Nacional Farallones de Cali, como prerrequisito para despertar la conciencia que permita realizar acciones de conservación a mayor escala. En el año de 1981 por las trochas del alto Pance, el loco Villa y Edgar Bastidas, alegres y dicharacheros arriaban caballos cargados con rastras de madera redonda o aserrada con destino a la ciudad de Cali. En esos tiempos no había autoridad ambiental que los controlara, eran aserradores que derivaban su sustento y el de sus familias de la venta de las maderas que extraían del Parque Farallones de Cali


constituyéndose en una amenaza para la conservación... Por fortuna, pudimos comprender que ellos, los aserradores, poseían el conocimiento ancestral de los bosques y que, si encontraban una nueva forma de sustento, el aserrador se podría transformar en el compañero de trabajo y el maestro para la restauración de las selvas de Pance. Y así fue. Con ellos mismos pudimos vivenciar la dimensión de la catástrofe ambiental en la que estamos inmersos. Todos los grandes señores del bosque habían sido talados, solo se escaparon los árboles retorcidos o aquellos que vivían en las altas breñas donde era difícil la labor del hacha y el trocero. Algunas especies fueron arrasadas totalmente como el comino crespo y el bongo negro, otras, aproximadamente 42, se encuentran en diferentes categorías de amenaza de extinción. Durante largos años Edgar Bastidas, el aserrador convertido en conservacionista, se dedicó a recoger semillas, a hacer anotaciones fenológicas, a marcar y georeferenciar los árboles semilleros y a plantar en el vivero las semillas de las especies forestales amenazadas y promisorias que él encontraba en sus recorridos diarios y que hoy son vigorosos árboles que crecen exuberantes en las reservas naturales de la Fundación Farallones. Caminar con Bastidas era comprender la montaña y su pasado, buen conversador, dicharachero, enamorado y ágil para levantar la copa. Siempre hablaba de los grandes y majestuosos árboles de comino (Anima perutilis) y bongo negro (Ocotea brownei); decía que su padre había sido testigo, en la década del 40, de las recuas de mulas que constantemente bajaban rastras de comino crespo desde el alto Pance hasta la ciudad de Cali. Fue tan intenso ese proceso de tala y extracción que los autores del presente texto pudieron corroborar que en la cuenca del Pance no quedo ni siquiera un arbusto de esta especie es decir: “No quedaron ni pa’ semilla”. En 1985 la reserva natural El Cominal, era un inmenso potrero de pasto kikuyo que en las tardes de densa niebla adquiría un aspecto fantasmagórico por las raíces y los tocones de los viejos cominos que ya habían sido talados. Era un sitio misterioso donde las raíces susurraban historias de tiempos por venir, hablando de profundas soledades y de la inminente extinción de una de las especies arbóreas más finas, duraderas, bellas y grandiosas de las selvas tropicales. Hace pocos días, en marzo de 1919 supe que las raíces también habían sido saqueadas para darle satisfacción a la necesidad o a la avaricia humana. En la reserva El Cominal en dirección a la cuenca del Meléndez no quedaron ni rastros del comino. Los viejos aserradores han muerto, incluso los protagonistas de este libro y con ellos la memoria de El Cominal y de las selvas primitivas. Gracias al trabajo de

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Edgar y Héctor Julio, sabemos dónde y con quien debemos replantar el comino y más de 70 especies forestales para que sean exitosos. Hoy después de 35 años de trabajo continuo, mediante la siembra de extensas áreas con especies amenazadas y promisorias hemos logrado la conservación y restauración de las coberturas boscosas del alto Pance y por ende del caudal y la calidad de las aguas del rio, consolidando a su vez una zona de amortiguamiento que protege todas las áreas de ingreso al Parque Nacional Farallones en la subcuenca del rio Pance y dispondremos en un futuro ya cercano, de un banco de semillas forestales nativas, esenciales para la restauración de este y otros ecosistemas andinos. En el presente, nuestro principal objetivo consiste en desarrollar una estrategia para la conservación a perpetuidad de los bosques del alto Pance y por ende de su flora, su fauna y sus aguas, continuando con el proceso de restauración, reconstruyendo las instalaciones de las estaciones biológicas Hato Viejo y la Castellana para desarrollar allí espacios de educación e investigación ambiental, con participación de habitantes de la zona, colegios y universidades interesados para lograr así la formación de nuevas generaciones de conservacionistas. Agradecemos al Departamento Administrativo de Gestión Ambiental -Dagmapor haber hecho posible esta publicación al iniciar el proceso de pago por servicios ambientales.

Chachajo (Aniba coto (Rusby) Kosterm)

Héctor Julio Rodríguez Torres - Édgar Bastidas Zambrano

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Prólogo Robert Tulio González Mina

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xiste una marcada tendencia a desconocer la importancia de los aserradores en los programas de conservación y reconstrucción boscosa al considerarlos a ultranza como destructores de ecosistemas. A pesar de esta exclusión injusta y arbitraria, el presente estudio evalúa la pertinencia y calidad de la información recolectada por los antiguos aserradores, como punto de partida para la zonificación y categorización de las especies que deben ser incluidas en los planes de manejo de las diferentes unidades de conservación en la cuenca. Con esta metodología, se inicia una novedosa rama de la etnobotánica relacionada con el antiguo aserrío, el uso de las especies maderables y la información biológica sobre formaciones vegetales ya destruidas. Dada la calidad de los datos acumulados, se proponen como base para los programas de conservación y como elementos diagnósticos en las restauraciones ecológicas futuras de este y otros ecosistemas análogos. Los principios básicos de la investigación botánica y forestal que contribuyan a la conservación de la biodiversidad, a la resolución de conflictos de uso del suelo y a la promoción de la vocación forestal del país, deben provenir de la observación y análisis comparativo de los bosques secundarios y relictuales, aunados con la información sobre los bosques primarios. Para lograrlo, se indaga en la memoria popular sobre la demografía y la zonación vertical y horizontal del bosque, para obtener una visión importante y general sobre la estructura de formaciones vegetales que han desaparecido y están desapareciendo antes de haber sido suficientemente estudiadas. La industria papelera, ha resuelto sus necesidades de pulpa con pinos y eucaliptos. Mientras que los estudios prospectivos del sector forestal indican que el déficit del país no está en el renglón papelero sino en el maderero. Por lo tanto, la


información de los aserradores también es importante para fomentar la producción de maderas redondas y de aserrío que constituyen el grueso de una demanda no satisfecha con bosques productores plantados, provocando asi la destrucción de los bosques naturales. Para un trabajo efectivo con especies nativas es necesario resolver la carencia de paquetes tecnológicos apropiados, por lo que se debe conocer la biología de las plantas y de los ecosistemas en su conjunto, así como la silvicultura, la transformación y el biocomercio de productos maderables y no maderables La presente etnobotánica, busca contribuir a la investigación básica y aplicada, botánica y forestal y a la planificación espacial y temporal de las futuras siembras de bosques protectores y comerciales con especies nativas para la cuenca del río Pance y otras biogeográficamente relacionadas.

Yolombo blanco (Panopsis sp.)

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Introducción

A

mediados del siglo pasado llegaron al corregimiento de Pance manilas o lazos sintéticos y otras herramientas modernas como motosierras y winchers o malacates, que reemplazaron hachas, serruchos y troceros; piedras de amolar y trabadores; bejucos y palancas de madera que acabaron para siempre los atávicos métodos del aserrío. Simultáneamente, la industria maderera desarrolló el machimbre, las chapas, contrachapas, tableros aglomerados de partículas y fibras de baja, media y alta densidad que en la época estudiada no se conocían. Ante el cambio tecnológico en las labores del aserrío, los procedimientos descritos en el presente estudio son obsoletos. Sin embargo, se procura reconstruir sus viejos detalles, reseñando además un momento social comprendido entre la colonización en 1907 y la década de los 60 del siglo pasado, asociado a la información etnobotánica sobre 49 árboles aserrados y 23 talados como madera redonda. En principio, se quiere contribuir al conocimiento biológico básico para la restauración ecológica de la cuenca del río Pance y otros ecosistemas ecológicamente análogas. El antiguo aserrío recurrió a procedimientos, materiales y a un lenguaje particular utilizado aún hoy en día por los campesinos andinos en el costado oriental de los Farallones de Cali y por las comunidades negras del Andén Pacífico en el otro costado de la misma Cordillera Occidental. Este conocimiento se transmitió de generación en generación y hoy se consigna gracias a los diálogos con y entre ancianos aserradores que vivieron del oficio durante toda su vida. La etnobotánica otorga valor a los diferentes vocablos con los que se representan las cosas. Parte de su labor consiste en ordenar y consignar el conocimiento popular, pareando simultáneamente el lenguaje común con el científico. En el presente caso, los saberes recuperados en las reuniones con los aserradores se consignan, acompañados de información y validación científica, en las bases de datos de los Capítulos III y IV. Cuando no se localizó algún árbol para su identificación taxonómica, no se anotó su nombre científico. El Capítulo II registra la jornada organizada por el coautor Edgar Bastidas Zam-


brano para mostrar cómo se construía el antiguo y desaparecido entable o andamiaje utilizado para subir la troza y aserrarla. Al respecto se resalta el conocimiento requerido sobre la resistencia de las maderas redondas de los arbustos utilizadas y los principios básicos de construcción. Los restantes capítulos: el primero, relacionado con la historia del poblamiento y el sexto, que trata sobre la fauna de los Farallones, no pasaron por el rigor de la comprobación científica de la información y el paramiento de lenguaje. Sin embargo, hecha la aclaración, se integran al texto por la importancia de su contenido.

Nacedero (Trichantera gigantea (H. et B.) Nees.)

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Capítulo I

Reseña histórica sobre el poblamiento y el aserrío en el río Pance1 Aparte de los que tumbaron los viejos, siempre fueron muchos los árboles que yo mismo corté. Pedro Guacheta Dorado Aserrador de Pance

[...] Nuestro abuelo Pedro José y sus hijos Juan Crisóstomo, Antonio, Jerónimo, Alejandro y Juan Guachetá, junto con otros soldados de la Guerra de los Mil Días, llegaron a estas tierras el miércoles de semana santa de 1903. Habían participado en una batalla aquí abajo en Palogrande, a orillas de este mismo río Pance, frente a la actual Universidad San Buenaventura, donde aún vive la ceiba que le da el nombre al sitio. Por ahí cerca, también, queda una casona con unas puertas inmensas, como de iglesia, que en ese tiempo era de doña Inés de Lara. Al atardecer de ese día, cuando los liberales vieron que la batalla estaba perdida se dispersaron por la región. Trece hombres de un destacamento, en medio de un aguacero, cogieron hacia arriba siguiendo el curso del río. Entre ellos venía la familia Zambrano, la familia Victoria, la familia Salazar y la familia Guachetá. Al anochecer llegaron a la “Chorrera del Indio” sin nada que comer. En esa época la provisión consistía en maíz tostado y triturado o cancharina pero en la huida solo salvaron el arma y vinieron a dar a la Chorrera sin nada. Ahí instalaron un campamento aprovechando un tambo indígena que encontraron en el lugar. Algunos de ellos cargaban anzuelos y los echaron en el charco que forma la Chorrera. Se dice que cogieron pescados negros que llegaban a pesar hasta dos libras y que se los comieron sin sal para reponerse. Esta reseña no responde a una investigación metódica y profunda. La información y las reflexiones sobre lo sucedido están respaldadas en las cintas magnetofónicas de las entrevistas realizadas a los aserradores Raúl Balcázar, Alejandrino Reyes y Alfonso Bastidas y especialmente a don Pedro Guachetá Dorado quien se prestó para narrar lo que sus padres y abuelos contaron. No se establecieron relaciones ni se profundizó en otros aspectos como las subsiguientes olas de inmigrantes, la violencia de los años cincuenta, las bonanzas agrícolas, el turismo, el narcotráfico o la presencia de grupos guerrilleros, temas que exigen una investigación concienzuda.

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En la Chorrera encontraron en el suelo un yarumo muy grueso, una mata de mejicano chiquito que es como un pepino verde, cuadrado y con listas blancas que comieron asado. Así se alimentaron durante esos tremendos días de invierno. Estos soldados que huían, decidieron regresar al Carmelo2, a la tierra de ellos, pero no querían correr el riesgo de pasar por el plan del Valle del Cauca. Así que, guiándose por el sol, se aventuraron entre las montañas. Aquí arriba, un poco más allá del Porvenir, hay una peña por donde pasaba el río antes de construir la carretera, en este sitio cortaron un yarumo inmenso y blandito, hicieron un puente y pasaron al otro lado. Más adelante, en lo que luego fue la finca de mi tío, el finado Abraham Guachetá, encontraron otro tambo donde había plátano y un palo muy grueso de aguacate de montaña que da unos aguacaticos pequeños y sabrosos y una caña morada que desafortunadamente desapareció. Al sitio lo llamaron “El aguacate de la casa del número” porque los indígenas habían construido un tambo larguísimo, como de dieciocho metros, con otro tambo más corto pegado como formando un número siete. A la gente de esos tiempos nosotros no les servimos ni para cargar los puchos, porque ellos amarraron atados de caña morada, se la echaron en la espalda, caminaron y cazaron durante tres meses hasta llegar a El Carmelo. ¡Díganme si alguien hace eso ahora! Se demoraron tanto tiempo porque llegaban a los ríos que ahora se llaman Vélez, Peña Negra, Jamundí, Timba, Timbita y muchos otros que estaban crecidos por el invierno y como no tenían hachas, tenían que buscar palos blanditos a pesar de lo cual se demoraban dos o tres días dándole machete hasta derribarlo para hacer puente y pasar. En la Guerra de los Mil Días reclutaban familias enteras, a los hombres claro está. Mi padre Juan Crisóstomo Guachetá, sus hermanos Alejandro, Antonio y Jerónimo, así como el abuelo Pedro José eran oriundos del Resguardo Indígena de Ortega en el Tolima, pero estaban radicados en El Carmelo, la tierra a donde regresaron y donde habían sido reclutados por don Manuel Esteban Victoria, el señor que los patrocinaba con armas, municiones y avituallamiento, para ir a la guerra con el partido liberal en los batallones que se organizaron en el Cauca. Al reagruparse en El Carmen, don Manuel Esteban volvió a formar el contingente y de nuevo salieron a pelear. En esta oportunidad fueron a dar al Huila donde mataron mucha gente. Dicen que combatieron en unas tres batallas, en una de ellas murió mi abuelo Pedro José y se dispersaron en algún momento perdiendo el 2

El Carmelo es una vereda de Cajibío en el Departamento del Cauca.

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contacto con don Manuel Esteban que siguió con otra gente. Sin él, el grupo salió por Tenerife hasta Palmira. Desde allí, tomaron hacia el Sur y decidieron volver a pasar por el lugar de la batalla de Palogrande. Recordaban el río Lilí y la casa de doña Inés de Lara con sus puertas de iglesia, así que preguntando por el lugar volvieron al sitio dónde empieza la subida para Pance. La casa de doña Inés de Lara aún está aquí abajo cerca de la Universidad San Buenaventura. En esta oportunidad llegaron en el verano de 1903, cuando la guerra ya estaba terminando. Así que con cierto ánimo de aventura y, creo yo que, buscando la cacería, volvieron a remontar el río Pance y regresaron a El Carmelo por el camino que ya habían transitado. En esta oportunidad debido al buen clima y a los árboles que habían derribado sobre los ríos, solo tardaron cuarenta y tres días. Durante el camino de regreso terminó definitivamente la guerra, pero hay que reconocer que no llegó la paz. Siguieron más o menos cuatro años de esparción (sic), de robos. Los mismos soldados armados y ahora de civil fueron los que se dedicaron a hacer daño hasta que un insecto los apaciguó. Fíjense que lo que Dios manda bien hecho es..., en esa época llegó al Cauca una plaga de langosta. Yo conocí ese animal en 1963 aquí cerca en Santander de Quilichao en un sitio llamado El Paramillo, tiene el cuerpo como un tubo grandote con ala doble y esparcida, el animal va comiendo y pasando, comiendo y pasando sin detenerse, hasta que arrasa con todo porque no para de comer. Las que van adelante cortan las matas de las rozas de maíz, las que vienen detrás comen y comen, al final solo queda el barrizal. Son tan fregadas que al plátano se lo comen con todo y cepa. En Santander de Quilichao el gobierno mandó a fumigar y el daño se controló, pero en esa época, entre 1906 y 1907, la langosta no se pudo controlar y eso apaciguó a la gente. Aconteció que se morían las gallinas, los ovejos, las vacas, los caballos. Ese animal barrió con todo. No había semilla ni se podía sembrar, el hambre y la pobreza llevaron a la gente a buscar otros parajes y fue cuando algunos volvieron a Pance a mirar. Los enviados encontraron para comer lo que habían sembrado en el plan de la Chorrera del Indio: fríjol, maíz y una yuca llamada mañoco que mide hasta dos metros, no se puede comer, es gruesa, muy amarga y venenosa. Por eso se coge, se pela, se raja en pedazos menuditos y se lava en una olla, luego se hierve, se le bota el agua, se vuelve a hervir, nuevamente se bota el agua y se deja en agua limpia hasta el día siguiente, luego se muele y se prepara... cocinada o como la quiera comer. Ya no hay de esa semilla de yuca grande y venenosa, ahora toda la semilla es de yuca buena y se puede comer de inmediato.

Reseña histórica sobre el poblamiento y el aserrío en el río Pance

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Regresando a la historia, hay que decir que estos antiguos soldados confirmaron que no había colonos establecidos, estaban seguros de la fertilidad de la tierra y de la abundancia de la caza y la pesca, así que con esa información se organizó la recolección de herramientas, semillas y socios para la colonización. Hablaron con don Manuel Esteban Victoria para que se les uniera y él accedió patrocinando con herramientas y una recua de mulas con treinta cargas entre corotos, trigo, maíz, fríjol, papa y panela porque azúcar no había en ese tiempo, nadie la conocía. Antes de tomar la ruta hacia el río Pance, los colonizadores se hospedaron de nuevo en la casa de doña Inés de Lara, luego tomaron camino hasta el plan de la Chorrera del Indio y allí se instalaron. En este sitio tenían un puente sobre el río y como se recordará, ya tenían caminos para remontar el río hasta la actual salida para el río Pato, aquí en Pueblo Pance. A las posesiones se les dice finca, mejora, chagra, pero ellos le decían fundo, así que después de descansar, salieron todos caminando para repartirse las tierras. Don Manuel Esteban Victoria hizo las veces de juez de poblamiento y en esta calidad se fue preguntando: —¿Aquí quién se va a fundar? —y señaló los terrenos al frente de la Chorrera del Indio. —Aquí me fundo yo —respondió Juan Martínez, el papá del finado Miguel Martínez. La comitiva siguió río arriba y en los terrenos que hoy en día son de los Jiménez Panesso preguntó de nuevo: —¿Quién se funda aquí? —Yo —respondió Isidro Díaz, el bisabuelo de Marina, la mujer de Diego Guachetá. —¿Quién se funda aquí? —preguntó nuevamente don Manuel Esteban. —Aquí me fundo yo —respondió Miguel Herrera y siguieron caminando río arriba... —¿Quién se funda aquí? —Aquí me fundo yo —respondió Víctor Parra mientras pasaban por las cascadas. —¿Quién se funda aquí? —preguntó cuándo estaban aquí al frente de mi casa —Aquí me fundo yo —respondió mi papá Juan Crisóstomo Guachetá. En ese tiempo se cogía lo que se alcanzaba a ver. La finca de mi papá era bien grande, iba hasta allá arriba donde está la peña. —¿Quién se funda aquí? —preguntó cuándo pasaban frente a la actual entrada para El Porvenir. —Aquí nos fundamos nosotros —respondieron los Castaño, entre ellos don Eliseo Castaño. —¿Quién se funda aquí?

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—Aquí me fundo yo —respondió don Rudesindo Barona, bisabuelo de Miro Barona, quien escogió los terrenos que hay llegando a la salida para el Topacio. —¿Quién se funda aquí? —Aquí nos fundamos nosotros —respondieron Aniceto y Gabriel Salazar, quienes escogieron los terrenos que hay saliendo para la CVC. —¿Quién se funda aquí? —preguntó señalando la actual salida hacia La Castellana. —Aquí me fundo yo —respondió Eusebio Zambrano tío de usted Edgar Bastidas. —¿Quién se funda aquí? —Aquí me fundo yo —respondió Marcelino Zambrano el abuelo suyo don Edgar. Porque los Zambrano se ubicaron en la salida hacia el río Pato. —¿Quién se funda aquí? —Aquí me fundo yo —le respondió Daniel Victoria hermano de quien preguntaba, y se ubicó en el alto que está frente a la salida para el Pato bien a la orilla del río. En la distribución de las tierras nadie tocó el plan donde actualmente está la piedra grande con la Virgen, la Iglesia, la escuela y la Inspección de Policía. Entonces habló don Manuel Esteban y dijo: —En este punto me fundo yo porque tengo que estar pasándole revista a todo esto. Una vez repartidos los fundos se regresaron al campamento de la Chorrera del Indio donde don Manuel Esteban ordenó trabajarle entre todos a cada fundo uno por uno hasta construirle su enramada. El rancho de él fue el último que construyeron. Hace poco tumbaron la que fue su casa, en el patio había una palma de chontaduro del pequeño, que ya no se volvió a ver. Dos meses después de la distribución de los fundos se les acabaron las provisiones, así que enviaron una comisión con la recua de mulas para que fuera hasta El Carmelo y trajera lo que allá quedaba y a que compraran semillas con la plata de don Manuel Esteban, así que muy pronto cosecharon maíz, fríjol, tomate, plátano, yuca... Todo eso se daba botado, las tierras de aquí aunque son muy lomudas son fértiles, la comida sobraba hasta para los animales, pero no había a quién venderle, lo único que se vendía era la panela, luego se vendió el café, los huevos en algunas oportunidades, pero nunca ha sido negocio, el queso en algunas épocas se produjo mucho... lo más importante es que antiguamente todos trabajaban, existía el hábito de hacer oficio y la comida abundaba, ¡ya no!. Don Manuel Esteban Victoria murió viejito, viejito..., en 1938, él se había ido para Cali y todos nosotros posábamos en su casa. Un hombre humanitario, un

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líder como ese ya no vuelve a nacer. Él pagaba la tapetusa de las fiestas y cuando alguien se enfermaba, él se encargaba de la droga y de organizar la partida de cargueros que llevaban al enfermo desde donde fuera, hasta la entrada para la Buitrera sobre la calle quinta. Mire entonces que don Manuel Esteban no participó en la construcción de la carretera actual. De eso nos encargamos nosotros. Primero llegó a la Vorágine, de ahí para arriba la empezamos en 1948. La trajimos por partes. Nos íbamos los domingos lunes, hombres mujeres y muchachos con palas, las mujeres llevaban gallinas, pollos, carne comprada, plátano, yuca y hacían de almorzar. Cuando llegamos al frente de don Arnoldo en San Francisco, el departamento y el municipio vieron que nosotros sí estábamos dispuestos y nos ayudaron. Finalmente, en 1955 la carretera llegó a Pance pero salvo unos tramos, aún no hemos logrado pavimentarla. Pero don Manuel Esteban si fue quien empezó el aserrío, cuando él murió yo ya había sacado mucha madera y tendría unos 15 años. Prácticamente toda mi vida vi el aserrío, me tocó verlo cuando mi papá aserraba con el señor Domingo Balcázar. Todo esto era aserradero, el árbol más abundante era el cedro colorado, en la montaña donde están las chorreras de la familia Llantén había pilas de cedro, y entreverados otros árboles como el canelo que buscan el agua y el chachajo o el roble amarillo que se da más arriba en los filos. Se aserró arenillo, yolombo, jigua pavo, bongo negro o jigua mierda, bongo amarillo o jigua amarillo, guácamo, yumbá, guáimaro, oreja de mula, otobo, roble negro y amarillo, barcino, amarillo de peña, estoraque, frijolillo, media caro, ayuelo parecido al peinemono, corbón, uvo porque carga una fruticas como uvas, los caimos: el que carga y el que no carga, chachajo, madroño de monte, yo tengo dos árboles, ¡Mírelos desde aquí!! Cuando nací en 1923 el aserrío ya había empezado, pero me tocó ver árboles corpulentos. A mí me enseñó a aserrar el señor Ramiro Gómez, yo era arriero y empecé a ir al corte a jalar el serrucho arriba y abajo y él me decía: ¿Te gusta el aserrío?, le respondí que sí y repuntó “Entonces tiene que gustarte más el saber arreglar, porque aserrador que no aprende a arreglar3 no prospera”. El arte del aserrío está en la arreglada, luego hay que ser buen colero, buen cabezalero, buen trazador y buen entablador porque si se construye mal el entable fácilmente lo mata una troza de varias toneladas.

3

Arreglar es afilar y trabar el serrucho.

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Aserré otobos que eran tan grandes que me tocó destaparlos por lado y lado para rebajarle primero, porque no alcanzaba el serrucho que mide 2.5 metros. Imagínese que en solo bancos de 4 x 10 pulgadas le sacamos 86 tablas, fuera de la telera y el cuartón. Todo árbol que tiene más de 1.20 de diámetro es muy sobresaliente entre los maderables del monte. Cuando yo estaba joven, salía para la montaña con la herramienta bien arreglada, siempre buscaba primero un comino crespo porque era el árbol más apetecido, después le seguían el canelo y el cedro, por eso se acabaron tan rápido. Si no se les encontraba, entonces uno se entablaba con chachajos, yolombos o bongos. Pero si estaban muy lejos, en lugares donde era difícil hacer el entable o si simplemente no se les encontraba, entonces uno seguía con robles, guáimaros, barcinos, yumbás, guácamos, carne fiambre... Estos eran y siguen siendo los árboles más apetecidos, los demás también valen, pero los que nombro eran los que se buscaban en esos tiempos. El comino crespo lo aserraron los viejos: don Marcelino Zambrano abuelo suyo don Edgar; don Domingo Balcazar, el abuelo de don Raúl; don Necasio Salazar, el abuelo de los Salazar; don Sebastián y don Fidel Rivera; don Braulio Guzmán, el abuelo de los Guzmán y otros aserradores. El comino se acabó cuando yo estaba muy muchacho por ahí en 1944, en 1948 cortamos el último entre Irlanda y Pico de Loro. No sé si todavía quede alguno que por pequeño nosotros no lo talamos. Ustedes me preguntan por las semillas y los frutos, pero... ¡Quién le ponía cuidado a eso! Uno solo miraba el cañón y de pronto la parca para distinguirlos desde lejos. Buscando un canelo uno pensaba: ¿dónde estará la hoja alargadita y amarillosa?. Si no se distingue por las hojas, se reconoce porque tiene cáscara como el guayabo, tiene tiempos en que las va votando, en otros tiempos uno lo ve liso. Así cada árbol tiene sus características y uno aprende a reconocerlos desde niño, al resto casi no le poníamos cuidado. En el monte era común que se encontraran cinco o seis parejas aserrando en el mismo tajo. Todos éramos muy unidos, se le caía a alguno la troza del andamio y no era sino gritar que ahí mismo llegaban todos a ayudar. Si llegaba un aserrador sin palo para tumbar, le indicábamos donde había uno bueno para que se entablara y los negocios entre nosotros eran de palabra. Sinceramente en tiempos de antes la palabra del hombre era mejor que las escrituras de hoy. Los problemas empezaban cuando se sacaba la madera, no había manilas ni cables de acero, por lo que teníamos que mover esas toneladas con palancas y rejos

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que fabricábamos con palos y la piel del ganado. Cuando el río se crecía la sacada se volvía mucho más complicada. Imagínense que antiguamente el camino no es como el que hoy transitan los carros, nosotros teníamos que pasar 27 veces el río contando desde el Pueblo de Pance hasta abajo en el Parque de la Salud. Pero si estábamos aserrando arriba del pueblo hay que sumar otros pasos, por ejemplo, entre Hato Viejo y el pueblo hay 6 pasos más. Cuando el río estaba crecido los pasos eran terriblemente duros para las bestias. En la Vorágine, nos atajaba el empozamiento del río y teníamos que quedarnos esperando a que el agua bajara y dejara ver ciertas piedras que nos indicaban cuando podíamos atravesarlo sin peligro. ¡Es cosa seria sacar madera!... ¡Oye! Fíjese que las vigas se vendían de 6 metros, pero se cortaban de 6.30 por el arrastre, que es el destaje que sufren las puntas de las vigas que van arrastrándose contra la piedra lomas abajo. En el invierno, los arrieros amarraban la madera a las mulas y los caballos a las 6 de la mañana, luego empezaban a bajar cruzando el río todas las veces que ya les dije. Las bestias sufrían mucho entre las peñas y la corriente que era mucho más fuerte y voluminosa que ahora y si contaban con suerte, a las 12 del día, la recua de 6 u 8 bestias y los dos o tres arrieros llegaban embarrados hasta el alma al Callejón de las Chuchas en Ciudad Jardín. En el verano la cosa era un poco más fácil y no se tenía que llegar hasta el Callejón porque los compradores que eran los Jiménez Panesso, don Justo Erazo, don José Olaya, don Luciano Martínez... o unos hermanos a quienes todo el mundo les decía los pereiranos, llegaban con sus camiones Ford de seis toneladas hasta donde hoy queda la Universidad San Buenaventura. En esos sitios había potreros libres donde las bestias descansaban mientras almorzábamos y hacíamos negocios. A las 2 de la tarde se regresaba y a las 4 o 5 estábamos de nuevo aquí en Pance. Los viernes y los sábados era el mercado de las maderas. Pero el aserrador mandaba a los arrieros con la carga cualquier día de la semana. Cuando llegaban a los sitios nombrados, arrumaban la madera, la tapaban con hojas grandes, la marcaban con un carbón y listo. El viernes o el sábado bajaba el dueño de la madera a negociarla... ¡Nadie se la robaba! Con el paso de los años llegó la carretera hasta la Vorágine, entonces tocaba sacarla hasta la Fortaleza o Piedra Bonita que queda poco antes de La Vorágine. Cuando logramos abrir la carretera hasta el Pueblo de Pance el aserrío ya estaba prohibido y los intermediarios no se atrevían a subir con los camiones, teníamos que llevársela bien abajo donde ellos dijeran.

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Todo empezó a cambiar en la época de la violencia política, Pance era liberal desde su fundación y hay que reconocer que mataron gente del liberalismo y gente del conservatismo. Simultáneamente apareció el gobierno persiguiendo el aserrío sin tener en cuenta que nosotros vivíamos de la madera. El gobierno decomisaba, imponía multas, metía campesinos a la cárcel, pero nunca enseñaron a la gente a resembrar, a practicar otros oficios, ni explicaron el daño que estábamos haciendo. La nueva generación, los hijos de nosotros, se levantaron con rabia porque a ellos les tocó la reprimenda cuando apenas estaban aprendiendo a aserrar. Cuando los del gobierno se daban cuenta donde estábamos trabajando, mandaban uno o dos policías con el sapo y venga para acá... ¡manos atrás!, nos amarraban y humillados caminábamos hasta la inspección. Los pequeños veían esas cosas y después sabían que sus papás estaban en la guandoca y se confundían porque nosotros estábamos trabajando para la familia. El policía Aponzá amangualado con el inspector Collazos, era el que nos bajaba amarrados como si hubiéramos matado a alguien y los peladitos que vieron esas cosas, a pesar de que ya son viejos, no se les ha salido la rabia de adentro. Entonces comenzamos todos a trabajar de noche, a esconder la madera, a bajarla y sacarla clandestinamente, de contrabando. Esa pelea del gato y el ratón fue intensa durante algún tiempo, luego disminuyó y hoy en día, casi 50 años después, todavía se asierra clandestinamente. Miren que las multas por aserrar eran más caras que la misma madera y ya sabíamos que además nos metían a la cárcel. Por eso nadie iba a reclamar lo que decomisaban, luego, cada dos o tres meses llegaban con camiones y los sacaban llenos de madera, se llevaban el trabajo de nosotros dejando a más de un campesino con deudas de ayudantes, arrieros, fletes de bestias y remesas en las tiendas. Adriano Aponzá, José María Collazos y Campo Elías Carreño se encargaban de fletar los camiones que no iban precisamente para Cali, ellos han sido los funcionarios más pícaros que ha tenido Pance. Se puede decir que existía la posibilidad de tramitar permisos, pero ellos demoraban dos o tres meses tetiando, hasta que uno se cansaba y cortaba los árboles clandestinamente. Incluso, para investigar si los árboles que denunciábamos como muertos realmente lo estaban tardaban eternidades, no les importaba que la familia de uno aguantara hambre. Era tan mala esta gente que un domingo no amaneció leña y me fui a cortar un guamo machete que ya estaba seco. Cuando tumbé el árbol Campo Elías Carreño y Adriano Aponzá me gritaron desde el otro lado, yo les dije que estaba sacando

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leña, luego, cuando salí los encontré al pasar por el puente, me ordenaron que dejara la carga y me llevaron preso siendo que era leña. Siempre me llevaron a la cárcel en varias ocasiones y eso nos sacó de aquí..., yo me fui como treinta años para la costa. Miren ustedes que el gran entusiasmo por el aserrío menguó en Pance no solo por las prohibiciones y las metidas a la cárcel, sino porque los árboles empezaron a escasear. Por estas razones y para evitar problemas nos fuimos a trabajar a otros lugares. Mucho de los actuales aserradores de Pance que hoy tienen entre 40 y 55 años aprendieron a aserrar con nosotros los viejos en Santander de Quilichao y en diferentes sitios del Pacífico. Yo fui de los primeros en salir por ahí en el año 50, a las mujeres las dejábamos viviendo aquí en Pance mientras que nosotros cogíamos monte durante 15 o 20 días, vendíamos la madera, remesiábamos, bebíamos, nos emborrachábamos y otra vez a bolear hacha, machete, trocero y serrucho. Tengan en cuenta que nosotros respetamos las riberas del río, nunca cortamos en las orillas. Cuando llegó la CVC el río estaba bien protegido. Nosotros teníamos fincas con caña panelera y estábamos obligados a hacer molienda y cocinar con leña en los trapiches. Por esta razón dejamos los montes de las orillas, allí cosechábamos la leña. Luego, cuando nos quedamos sin plata, llegaron los ricos y les vendimos las orillas y todo se fue a pique..., para ellos no hubo ley, a ellos no los molestaron cuando cortaron lo que había al lado del río para construir esas mansiones que ustedes ven. Ahora mirando todo lo que pasó me da lástima..., hoy veo que quizás nuestros abuelos no supieron apreciar, porque la madera aquí toda no se sacó. Yo digo mi santa verdad: la madera toda no se sacó, no era sino llegar, rozar y quemar para sembrar pastos. Mas o menos la mitad se sacó y la mitad se quemó. Vi barcinales que yo mismo, de muchacho, ayudé a tumbar a mi papá y a otros muchos señores y también los ayudé a quemar. En esa época la madera era muy barata y nadie pensó en la riqueza que se destruía, se quemaron millones de pesos. Que tal una persona hoy en día con un barcinal de esos, el barcino crece como la mata de guadua: todos juntos, largos, derechitos, ¡Imagínese!, ¡!los tumbaron prácticamente todo para sembrar maíz!! Era tanto el barcino que mi papá armaba mingas para tumbar esas montañas. Como es un árbol que se pela fácil, no es sino derribarlos, que ellos cogen derecho y rodando van a dar al río. Nadie me ha preguntado pero ahora yo les digo que eso es lo que hoy encuentro mal, porque esas maderas no se aprovecharon, se tumbó para hacer sembradíos y potreros.

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A la juventud de hoy no le gusta trabajar, pero que tal que le gustara si ya no hay en que, nosotros no les dejamos nada, lo cortamos todo. Pero yo creo que se salvaron los árboles que estaban en partes muy incómodas para construir los entables. En esos lugares donde es tan difícil llegar hay árboles viejos que pueden servir para buscar semillas y resembrar y me alegra mucho que ustedes vayan a buscarlos... Santiago de Cali Corregimiento de Pance Abril – mayo 2001

Cabuyo (Eschweilera aff caudiculata R. Knuth)

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Capítulo II

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1. Un árbol para aserrío Un árbol es apto para el aserrío cuando tiene un cañón o tronco principal sin ninguna ramificación, de al menos de 4 a 5 metros, aunque en la mayoría de los casos no es rentable talar, construir el entable y aserrar un tronco tan pequeño. En un árbol adecuado para el aserrío sobresalen tres partes: parcas, cañón y gambas.

Parcas Las parcas son las ramas de la copa del árbol. No sirven para el aserrío porque las piezas salen torcidas. Las ramas de las maderas finas como las de roble, yumbá, arrayán, caimo, guácamo, nuca de toro, guáimaro, chilco… etc, se utilizan como leña o carbón.

Gambas Las gambas, contrafuertes, aletas o arbotantes crecen cuando el árbol sobrepasa cierta altura. Le sirven para apuntalarse y son más pronunciadas a medida que el terreno es más inestable.

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Cañón El cañón, tronco principal o fuste, va desde las gambas hasta cuando el tronco se divide en parcas. Un árbol óptimo para el aserrío debe tener el tronco recto, sin ramas y suficientemente grueso para aserrar trozas, vigas, cuartones, tablones, listones, tablas, viguetas, bastidores… Las piezas de madera que provienen de troncos con ramas salen con nudos perdiendo resistencia y valor comercial. Descopado incorrecto Descopado correcto

Los nudos con diámetros inferiores o iguales a 1 cm pueden despreciarse, excepto cuando son nudos pasantes: aquellos que se manifiestan simultáneamente en las dos superficies de la pieza de madera.

Cortes longitudinales

Cortes transversales

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2. Partes del cañón o tronco Desde el punto de vista del aserrío, el cañón tiene dos partes: el cuero o corteza que se desecha y la madera, propiamente dicha. El floema es el tejido que transporta la savia elaborada en las plantas. Está ubicado exactamente en el límite entre la corteza y la madera. Cuando se corta un árbol, los insectos aprovechan para chupar la sabia que se derrama por sus conductos, tal como se observa en el roble recién cortado de la fotografía. En el monte las cortezas de los troncos están a nivel de los ojos, mientras que las ramas de un árbol se entrecruzan con las de los otros y las hojas se confunden en las alturas, por lo que reconocer las cortezas ayuda a identificar los árboles. Las hay: Gruesas y estopudas como las del tambor Gruesas y rugosas como las del roble Gruesas y acanaladas como las del otobo Gruesas y lisas como en los yolombos y pistolos Gruesas y se desprenden fácil y totalmente como en el barcino Gruesas y se desprenden en correas como en el balso, zapotillo, pistolo Gruesas y se desprenden soltando un ripio arenoso como en el molinillo Gruesas y se desprenden en cáscaras pequeñas como en el arracacho blanco y los bongos Delgadas y se desprenden en correas como las del pino romerón Delgadas y lisas como las del manteco, amarillo de peña, arrayán, chilco, jigua

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3. Orillos y cantoneras Por su dureza y su consistencia, las cortezas no sirven como madera. Por lo tanto, se desechan como orillos o cantoneras, que se utilizan en construcciones rĂşsticas. Como se aprecia en las siguientes fotografĂ­as, fuera el cuero o corteza, los orillos llevan un pedazo de madera.

El antiguo aserrĂ­o en la cuenca

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4. Herramientas para el aserrío En Pance, entre 1907 y 1960, se utilizaron las siguientes herramientas para el aserrío: serrucho y trocero, hacha y machete; tinta, hilo, metro y plomada; trabadores, lima plana, triangular y media caña; madera redonda y bejucos.

El trocero y el serrucho Uso: el trocero se utiliza para cortes transversales o redondos. Es decir, para cortar las trozas que se sacan del cañón. El serrucho se utiliza para cortes longitudinales o a lo largo de la troza. Es decir, para sacar orillos, soleras, teleras, cuartones, tablas, tablones, vigas, viguetas. Edgar Bastidas Zambrano. Aserrador, constructor de casas y puentes y coautor del presente texto. Serrucho

Trocero

Tamaño: el trocero mide 1.50 metros y el serrucho 2 metros de largo.

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Tipo de dientes: el trocero tiene los dientes piramidales y trabados como el serrucho de carpintería: un diente hacia la derecha y el siguiente hacia la izquierda. El serrucho tiene los dientes cuadrados con una punta sobresaliente y la “tajada” del filo es alterna, como se observa en las siguientes ilustraciones.

Dientes del serrucho

Cajón o manigueta o mango móvil que permite sacar el serrucho para mover la troza. (ver página 68)

Dientes del trocero

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5. Modo de aserrar El trocero corta la madera en los dos sentidos: cuando sube y cuando baja, el serrucho solo corta cuando baja.

Corte con el trocero

Corte con el serrucho

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El aserrĂ­o en la cuenca alta y media del rĂ­o Pance


6. Arreglo de herramientas Arreglar consiste en afilar las herramientas y trabar los dientes del serrucho y del trocero. Para afilar se usan piedras de amolar, limas, esmeriles; para trabar se utilizan trabadores.

Afilado de hachas y machetes

Se hace del modo tradicional, desplazando la lima sobre la superficie, siempre, en un solo sentido. Se emplea una lima triangular.

Afilado de troceros y serruchos Primero se instalan los “burros” que son trozos de madera clavados en el suelo para sostener la herramienta, mientras se arregla. Se usan dos burros para el trocero y tres para el serrucho. Diagonal Manigueta móvil

Manigueta fija

También se utiliza un palo llamado “diagonal” que acuña la herramienta, no se entierra, solo se apoya cerca al diente que se está limando.

Burros

Para afilar serruchos se utilizan limas media caña: plana por un lado y cóncava por el otro. La mesa de los dientes del serrucho se afila con la parte plana de la lima mientras que la caja se afila con la parte cóncava.

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Mesa

Caja

Los dientes del trocero se afilan con limas planas.

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Trabada o triscada de serruchos y troceros

Los dientes del trocero se traban de manera uniforme. Se dobla un poco un diente para un lado y un poco el siguiente para el otro lado, los dientes del serrucho van levemente trabados. Existen varios tipos de trabadores, unos pequeños para serruchos de carpintería y otros más grandes para el aserrío. Las ranuras planas o ovaladas de los trabadores evitan que la punta del diente se descorne o se parta.

Trabador de ranura plana

Trabador de ranura ovalada

Existe un trabador más preciso y moderno que alcanzó a utilizarse en la cuenca del río Pance. La hoja del serrucho se ubica en la boquilla. El gatillo baja al apretar el mango. Con el tornillo se gradúa el gatillo. El gatillo graduado baja y va doblando o trabando diente a diente de manera uniforme. Tornillo graduador

Gatillo

Boquilla o quijada

Una herramienta bien arreglada es capaz de contrarrestar la dureza de una madera. Por ejemplo, en el aserrío del roble amarillo, si el serrucho está bien afilado y se ha trabado de una manera especial conocida como “uña de gato”, la madera será desgranadora (ver página 47), pero si el arreglo es normal, el roble amarillo se sentirá muy duro y al aserrarlo soltará polvo y humo.

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7. Escala de la dureza de las maderas de la cuenca Cuando el serrucho se desplaza rajando el tronco del árbol, cae un ripio que de acuerdo con la dureza y la textura de la madera, tiene formas diferentes a partir de las cuales se establece la siguiente escala3: ►

Madera muy dura. Suelta polvo y humo ante el serrucho y el trocero. Se debe arreglar la herramienta con frecuencia, porque el filo se mella con facilidad. Las puntillas de acero se doblan y solo los taladros con brocas apropiadas logran perforarla. Estas maderas reemplazan el hierro en el alma de los cimientos. Con los años se vuelven más duras y no se pudren, se transforman como en piedras. Todas son excelentes como leña y especiales para vigas, si se les logra aserrar. Los árboles más duros de la cuenca son: -- Arrayán negro. Es el más duro, imposible aserrarlo con trocero y serrucho. Por eso se utilizaba como madera redonda, especialmente, en los trapiches. -- Arrayán guayabo. Es el segundo más duro. -- Guaímaro -- Caimo de gambas -- Roble amarillo. Entre todos los del grupo, es el único que se pudre fácilmente a la intemperie.

Madera semidura o desgranadora. Suelta granitos más pequeños que los del arroz frente al serrucho y el trocero. Se utilizan para vigas y tablas. Estas maderas son muy apreciadas porque se dejan labrar en el banco del ebanista. Entre ellas se encuentran: Comino, chachajo, azuceno, barcino, cedro, laurel, chilco, bongos, yolombos.

Madera blandita o muy basta. Soltará crespos ante el serrucho. La siguiente es la clasificación de los árboles más blanditos o bastos de la cuenca: -- Balso, sobre todo el corazón, es el más blandito de todos. -- Tambor, sobre todo el corazón, es el segundo más blandito. Le sigue: -- Peinemono, que es blandito por igual -- Manteco blanco -- Manteco rosado -- Higuerón o bateo

El éxito del aserrío depende del arreglo de las herramientas

Esta clasificación y las siguientes se elaboraron mediante consenso entre los aserradores de la cuenca en reuniones informales. No está validada por instrumentos ni por datos bibiliográficos.

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8. Escala de la durabilidad a la intemperie de las maderas en la cuenca La durabilidad de las maderas de la cuenca depende de la época del mes o fase de la luna en la que fue cortada, la hora de la tala y del aserrío; la posterior exposición a la luz y al agua; la resistencia natural a polillas, barrenadores y otros depredadores. En la actualidad, la durabilidad también depende de la inmunización artificial. La siguiente es la escala de las maderas más resistentes a la intemperie, establecida por los aserradores de la cuenca. 1ro Comino crespo. Nunca se pudre, no se corrompe con la humedad. Aun se encuentran en el monte raíces, tocones y pedazos de madera de los árboles aserrados hace un siglo. Esta especie es reconocida como la reina de las maderas y tiene gran valor comercial. Tocón es el pedazo Como en todos los procesos de la colode tronco que quenización andina, en Pance también fue da después de talala especie más talada, se extinguió antes do un árbol. de los años 30 del siglo pasado, el sector donde abundaba aun se llama El Cominal. 2do Bongo negro y chachajo. En el monte aun se encuentran tocones y pedazos de madera de árboles cortados hace más de 60 años. La madera se pudre de adentro hacia fuera. ro 3 Amarillo de peña y nuca de toro. Se sabe de restos de madera que a la intemperie han durado 50 años. Es muy difícil encontrar un árbol de estas especies en Pance. 4to Helecho macho. Aunque no es un árbol maderable no se puede dejar de nombrar el tronco del helecho macho que dura al sol y al agua 40 o 50 años. to 5 Huesito o marfil. En los cercos dura hasta 20 años y se pudre primero el extremo que no está enterrado.

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9. Escala de las maderas de la cuenca que se pudren con facilidad a la intemperie En el extremo opuesto al de la durabilidad, se encuentran las maderas que se pudren fácilmente y son precisamente las mismas maderas blanditas o bastas: 1ro Balso. Tiene la madera que se pudre al sol y al agua con mayor facilidad, es como un queso para la tierra. 2do Tambor 3ro Manteco 4to Cedro riñón 5to Drago 6to Zurrumbo...

Es

difícil de establecer la escala de la dura-

bilidad en la madera resguardada del sol y el agua a partir de la memoria de los aserradores, porque en muebles y construcciones perfectamente duran más de un siglo.

Se

advierte

además que maderas blandas como el manteco pueden permanecer bajo techo tanto como las maderas duras.

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10. Uso de las maderas blandas Antiguamente no existían recipientes o vasijas de plástico y se utilizaban maderas blanditas o bastas para elaborar recipientes e instrumentos como bateas, pilones, azafates; molinillos, saleros, cucharas; cucharones, tambores y muchos otros. Las bateas tienen múltiples usos en la cocina. Los pilones se hacen con madera mas dura como la del chachajo o del canelo. Los azafates aun se utilizan para mazamorriar arena de los ríos y extraer pepitas de oro.

Las cucharas y los cucharones se sacan de palos bastos como el manteco.

La labranza de las maderas para hacer estos utensilios se hace con una herramienta llamada azuela que es como una hoz ancha, corta y acanalada. Los tambores se hacen sacándole el corazón al árbol tambor.

La parte inferior del molinillo para batir el chocolate o jugos de frutas, se hacía con el corazón del fruto del árbol que precisamente llamamos molinillo.

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11. Leche o látex, babas y resinas de las maderas en la cuenca Árboles como los bongos, chilco, chachajo; candelo, arenillo, aguacatillo; molinillo, guácamo, frijolillo y zapotillo son totalmente secos, no tienen secreciones. Otros árboles van colmando el serrucho y el trocero de sustancias a veces cauchudas, resinosas o pegajosas. A veces, también, babosas o gomosas y lechudas. En unos casos son abundantes y en otros escasas. Por su reacción, frente el serrucho y el trocero, los aserradores de Pance las agrupan de la siguiente manera: Leches poco abundantes La del pistolo y el higuerón que son blancas, la del rapabarbo que es rojiza. La del corbón parece agua sangre. Leches abundantes La del roble y el guáimaro que son blancas y la del manteco es amarillenta. El guáimaro tiene la leche mas pegajosa, no es el que más leche secreta porque la del manteco y el roble son más abundantes, pero sí es el que tiene la leche más problemática porque se adhiere al serrucho y se aprieta el corte, por eso hay que mojarlo constantemente. Leches muy abundantes La del madroño de monte que es amarillenta mientras se asierra, la de los otobos que es roja clara, la del barcino que es blanca y muy pegajosa o gomosa a tal punto que vuelve imposible el aserrío por lo que hay de antemano se le quita la cáscara a la troza y constantemente se le rocía agua al corte. Leches especiales La del arracacho blanco se coagula convirtiéndose en una gelatina blancuzca y cristalina. Babas o gomas La del balso, la oreja de mula y el peinemono. Resinas La del azuceno que tiene una de color verde metálico, sin olor ni sabor y se masca como chicle. La del pino romerón que se encuentra de nudo en nudo, tiene un aroma sabroso y penetrante a tal punto que se vuelve extravagante.

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12. Maderas aguachentas Hay maderas que sueltan mucha agua, al momento de aserrarlas. Eso nos permite denominarlas aguachentas.

Grietas

La más aguachenta de todas es el arracacho, le sigue el candelo, luego el azuceno, el rapabarbo o zancaraño, el tambor y, por último, el madroño de monte. Pueden ser aguachentas en toda la troza, como el arracacho, o solo en el corazón, como el tambor. Mientras más aguachentas sean, es mayor la posibilidad de que las tablas se tuerzan o alabeen, se encojan, se rajen o todas al tiempo. Para evitarlo solo se sacan vigas.Pero, hay que secarlas muy despacio, sin que cojan el sol porque, de lo contrario, se encogen, se tuercen o se alabean.

Rajaduras

Alabeos

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13. Cómo se tumba un árbol Primero se limpia el terreno o, como en el caso de la ilustración, se elige un terreno despejado. Se estudia la inclinación y se determina el mejor sitio para hacer el entable y el lugar donde caerá el árbol. El entable es un andamio de troncos de madera que se construye para subir en él la troza y aserrarla, tal como se describe más adelante.

Ejemplar de Guáimaro elegido para el aserrío.

Si es necesario, se amarra el árbol a las parcas de árboles más corpulentos para ayudar a orientar la caída.

Amarre del árbol en las parcas de otro árbol.

Luego se tala con el hacha a la altura de las gambas, las que solo se emplean para fabricar bateas y azafates. Edgar Bastidas Zambrano y José Neris Ocoró en las fotografías de esta página.

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La caída de un árbol

C Edgar Bastidas Zambrano

uando los árboles corpulentos van a caer, dan como un último adiós. Entre hachazo y hachazo, empiezan a coger el desnivel de la caída y traquean duro, como un lamento que estremece la montaña. Las ramas de los árboles vecinos, también empiezan a traquiar formando un coro de despedida.

El árbol se inclina cada vez más y, finalmente, cae al suelo. Se siente un estruendo durísimo y la tierra tiembla. Luego, rebota y cae por segunda vez para no levantarse más. En las partes planas se siente con más fuerza que cuando cae en las montañas. Suena como una explosión, parecida a la del rayo cuando toca tierra: traquea y tiembla ¡en verdad, da miedo! Uno miraba el árbol y calculaba de inmediato la cantidad de vigas y tablas que se iban a sacar. Pero, en medio de la ignorancia, también pensábamos que estábamos derribando un ser que llevaba 50, 80, 100 años creciendo…, los árboles también son seres vivos, tienen alma. La gente piensa que gozábamos mucho tumbándolos. Pero no, era un trabajo con el que se sostenía la familia y se producían las maderas que la gente de Cali necesitaba. ¡Allá nos las compraban! Ese era nuestro trabajo. ¡La necesidad jala! ¡No crean que somos insensibles! Comentario textual



Descope Después de derribado y para separar el tronco o cañón, que es la parte del árbol que le interesa al aserrío, se procede a descopar el árbol con el trocero. Se descopa antes de la primera división del tronco.

Descopado incorrecto Descopado correcto

Si sale una troza con pedazos del corazón de una rama, las piezas que salgan o que se asierren de ella tendrán nudos que disminuyen la resistencia y que con el tiempo se desprenden. Generalmente, el corazón o xilema primario de la madera, que son las fibras más viejas, es más denso y más duro que el resto de la madera. Esta regla tiene excepciones como el tambor y el balso, cuyos corazones son más blanditos, lo que permite sacarlos con una hachuela para fabricar recipientes y tambores.

Desrame La copa del árbol se puede desramar para usarlas como leña, postes e incluso se podía encontrar un palo derecho y fino para el entable. Pero, en realidad, nadie se preocupaba por desramar la copa y sacar estos palos del monte.

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14. División del cañón en trozas Un poco levantado del suelo con unos tacos, el tronco, cañón o fuste, se divide en trozas. De acuerdo con la calidad de la madera del tronco y de las piezas que se quieren sacar se elige el tamaño de la troza: Trozas de 3 metros para maderas cortas, como tablas comunes, tablilla forro para cielorrasos, tablones, cuartones, bastidores y guardaluces. Trozas de 4, 5, 6, 7 u 8 metros para maderas largas comunes, como viga común, telera, bloque y solera. Trozas de 8 metros o más para maderas largas extraordinarias o raras, como tablas angostas para camiones, vigas largas y soleras largas.

En la foto: Edgar Bastidas Zambrano y José Neris Ocoró.

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15. El entable Consiste en un andamio construido sobre una pendiente del terreno, con palos de madera finas. Debe ser sólido y resistente para soportar una troza que pesa toneladas. Piezas de madera para la construcción del entable 1 solera 2 palancas 3 diagonales o patas de gallina 2 poleras o pié de amigo 2 vigas para la troza

1 viga para el descabece o cimbrar adelante 1 viga para descolar 6 tacos 2 palancas para voltear la troza en el entable. 1 viga gruesa o palanca cimbradora

Madera redonda para construir un entable

En el entable se utilizan maderas redondas muy finas, de árboles que no crecen ni engruesan mucho y que por lo tanto no sirven para aserrar, como cascarillo, quina, guayabo, aguacatillo, marfil o huesito... O palos que ocasionalmente salen de la parca del árbol que se está aserrando.

Quina Cascarillo

Aguacatillo Guayabo

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Bejucos para amarrar el entable En la época del aserrío en Pance no se utilizaron manilas o cables de acero, todo se hacía con bejucos cortados en buen tiempo para que duraran:

Yaré (Heteropsis spp.). Bejuco liso y muy fino que sirve para amarrar construcciones, cercos, muebles, entables…etc. También sirve para fabricar canastos que pueden durar 30 años. Es de tierras frías, envuelve los árboles formando unas cortinas grandes, es el mejor bejuco para amarrar entables por fuerte, durable, maleable y rendidor. Chillazo o china (Smilax spp.). Nudoso y con tunas, utilizado para amarrar entables y construcciones, se encuentra rastrero y trepador; los canastos pueden durar 10 años. Atacorral (Paullinia sp.). Especial para amarrar, el alambre dulce dura 2 años, el atacorral a la intemperie dura de 3 a 5 años y en las construcciones donde está protegido dura más de 50 años. Tripa de pollo (n.n.). Muy parecido al yaré, los artesanos lo hacen pasar por yaré, pero es mas blando, más quebradizo y menos durable. Zanca de mula (Merostachys sp.). Es grueso, se le divide en cuatro cascos, los canastos fabricados con esta fibra duran 15-20 años. Chusco (Chusquea sp.). Que sirve para hacer cunas, es liso y brilloso, se encuentra rastrero y trepador, los canastos duran 15 años. Zarza mora (Rubus sp.). Que es un bejuco chuzudo o zarza enredadera que produce moras pequeñas y comestibles Hasta la década de los setenta en la cuenca del Pance muchas personas vivieron de fabricar canastos pero se fueron porque la materia prima se volvió escasa. El antiguo aserrío en la cuenca

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Construcción del entable para madera corta Primero se entierran dos palancas con 5 metros entre ellas. Enseguida se instalan dos diagonales amarradas a las palancas. Las diagonales ayudarán a las palancas a sostener la solera y posteriormente el peso de las trozas. La solera mide 6 metros de largo. Se amarra encima del ángulo que forman una palanca y una diagonal. Las palancas se aseguran con poleras o pie de amigo que se ubican de acuerdo con el terreno. José Neris Ocoró

Diagonal

Solera Polera o Pie de amigo Palanca

Los bejucos deben amarrarse con fuerza para evitar que queden flojos. Si el bejuco es delgado se le dan muchas vueltas hasta que amarre bien.

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Enseguida se instalan 4 tacos para ayudar a sostener la solera. Los tacos se labran cóncavos en el extremo que recibirá la solera, si no se hace de esta manera, al contacto con la solera que va a recibir con el peso de la troza se puede rajar y luego partir. Édgar Bastidas Zambrano y Héctor Fabio Montenegro. Taco

Tampoco se les saca punta en la parte inferior que toca el suelo, para evitar que se entierren. Para los tacos se puede incluso utilizar maderas bastas. Encima de la solera y con un extremo sobre la pendiente, se instalan las cuatro vigas, dos para desplazar encima de ellas la troza, una para cimbrar adelante y otra para descolar o sacapata. Con los mejores bejucos se amarra las vigas de la troza a la solera. Las vigas son tan largas como las requiera la pendiente del terreno.

Solera

Viga

Vigas

Tacos de la solera

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Héctor Fabio Montenegro

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La troza va a ubicarse en el lugar del entable donde se aserrará rodando encima de las dos vigas de la troza. Las otras dos vigas quedarán libres, sin el peso de la troza encima y no van amarradas a la solera, la viga para cimbrar5 adelante sirve para sentarse a marcar las guías para el serrucho y cuando el serrucho se encuentra con una viga de la troza, la viga sacapata se usa para reemplazarlas sin mover la troza y poder continuar aserrando. Las vigas para cimbrar y la sacapata también sirven para que se pare el aserrador.

Cuatro tacos ayudan a soportar la solera y al menos cuatro ayudarán a sostener las dos vigas de la troza.

Héctor Fabio Montenegro y Édgar Bastidas Zambrano.

Ahora el entable está listo para recibir la troza que se desliza por el terreno ayudada por palancas que manejan los aserradores hasta llegar a las vigas de la troza, donde lo importante es depositar la troza exactamente paralela a la solera del entable para que no se tuerza mientras se desliza por las vigas de la troza, tal como se observa en las siguientes fotografías.

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Cimbrar consiste en marcar en el tronco las guías para el serrucho.

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Una viga para descolar o sacapata

Una viga para cimbrar adelante Dos vigas para la troza

Viga para descolar o sacapata

Édgar Bastidas Zambrano

José Naris Ocoró y Édgar Bastidas Zambrano, en las fotografías de esta página.

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Entable con troza, vista aĂŠrea Solera

Tacos de la solera

Palanca

Diagonal Troza

Viga de cimbrar adelante

Tacos de la viga de la troza

Viga de sacapata Vigas de la troza

Entable con troza, vista lateral

Troza

Viga de la troza

Palanca Solera Diagonal

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16. El aserrío Preparación de la tinta para cimbrar

La tinta sirve para impregnar el hilo con el que se marcan líneas sobre las trozas para que el serrucho o el trocero tenga una guía y no se tuerza. En la cuenca se utilizaron diversos métodos para fabricar la tinta: Tinta con pilas de linterna. Es la mejor tinta porque no se borra cuando llueve. Se desbaratan las pilas y se les extrae el carbón6 que tienen por dentro. El carbón se macera y el ripio se diluye en agua, en una proporción de tres pilas grandes por una botella de aguardiente llena de agua.

Preparación de la tinta

Tinta de carbón de madera. Se muele el carbón y se revuelve con agua y cuncho de café. Se agita en el momento de usar para emparejar la espesura. Tinta con lima. Se recoge la limadura del machete o del hacha, se revuelve con agua y cuncho de café. Después de tres días se puede usar.

Entintado del hilo

Tinta con azul de metileno. Es una tintura excelente que se compra en las farmacias y se disuelve en agua.

El carbón de las pilas es el grafito y no es contaminante. El peligro de las pilas radica en el cadmio, el níquel y otros elementos que contienen.

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Marcado y cimbrado de la troza En un extremo de la troza, sentado en la viga para cimbrar y con la ayuda de una plomada se marcan los cortes de los primeros dos orillos. Posteriormente, con la piola o cabuya bien entintada y templada de un extremo hasta el otro, se cimbra donde está la señal del corte para que el lomo de la troza quede bien marcado y el aserrador vea las guías que debe seguir el serrucho.

Al sacarle los 4 orillos a la troza se obtiene un banco que se debe volver a marcar y cimbrar para despiezarlo de acuerdo con el diámetro, la calidad de la madera del banco y los requerimientos específicos.

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Orillos

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Aserrado de la troza hasta destapar el banco

El cabezalero o aserrador que está parado encima de la troza sigue la línea cimbrada o marcada y el colero o aserrador que está abajo del entable sigue la plomada que permanece colgada en el lado opuesto al extremo por donde empieza a aserrar.

El cabezalero y el colero tienen que aprender a defender el filo del serrucho para que no se atranque el corte.

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Se asierra de un lado y después del otro para mantener el equilibrio e impedir que se raje la madera. Cuando se llega a las vigas de las trozas se saca el serrucho desempatando el cajón o manigueta (ver página 43), luego se mete la viga para descolar o sacapata como se observa en la fotografía, con ella instalada se mueve la viga de la troza y sigue el aserrío.

… de lado y lado, sacando el serrucho y moviendo las vigas. Cuando se sacan los dos primeros orillos y las teleras se acuesta la troza para sacar los otros dos orillos y obtener el banco que es completamente cuadrado, a esta labor se le denomina destapar.

Despiece del banco

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l

a

a

b

b j e

c h

c k

d e

d

i

e

g

f

a. Palanca (2) b. Diagonal (2) c. Solera (1) d. Polera o pie de amigo (2) e. Tacos para la solera (4) f. Vigas de la troza (2) g. Tacos para las 2 vigas de la troza (4) h. Viga para cimbrar (1) i. Viga sacapata (1) j. Troza k. Aserrador cabezalero l. Aserrador Colero

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Quien sabe construir un buen entable eligiendo las maderas redondas y los amarres adecuados, tiene la capacidad para construir puentes y casas, firmes y resistentes.

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Media agua Es una rajadura o fractura que viaja internamente a lo largo de los troncos, siguiendo puntos débiles de los radios medulares. La media agua no es una fractura completamente vacía, está llena de agua o de otras sustancias como fenoles.

Cuando se acomoda la troza en el entable se orienta de tal manera que la media agua quede horizontal.

Abridor y talis Los abridores son cuñas que se van metiendo entra la madera que se está aserrando para facilitar el paso del serrucho. El talis consiste en un machete que se entierra en la troza para amarrar la madera cuando la media agua empieza a abrirse. Talis

Abridor Media agua

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Aserrado de un banco corto En un extremo del banco se trazan las medidas de las piezas a obtener, teniendo siempre en cuenta la posición de la media agua y procurando que quede en una sola pieza. Del banco se obtienen: Tabla común (25 cm x 1” x 3 metros) Tablilla o forro para cielo rasos y divisiones (25 cm x ½” x 3 m) Tablón (25 cm x 2” x 3 m)

El banco se va desforzando, es decir, se le van sacando, ripiando o cortando piezas de las dos orillas simultáneamente, porque si se le sacan de un solo lado, cuando llega a la mitad donde está la media agua, lo más seguro es que se raja. Del centro del banco, donde va la media agua se sacan tablones. Esta operación se llama encerrar la media agua. De los tablones se sacan tablas comunes o se usa entero. Los tablones también se pueden contrarripiar, es decir se vuelven a aserrar para sacar:

Cuartones de 3” x 3” x 3 metros Bastidores de 2” x 2” x 3 metros Guardaluz de 2” x ½” x 3 metros

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Aserrado de un banco largo

Se aserraba de la misma manera, solo que no se sacan tablas a no ser que las encarguen largas como las que utilizan los camiones que son de 20 cm x pulgada libre de gruesa y entre 6 y 9 metros de largo.

Medidas antiguas de las piezas de una troza larga en Pance Viga común

2 ½” x 5” x 6 m

Viga 3 x 6

3” x 6” x 6 m

Telera

3” x 8” x 6 m

Bloque 4 x 8

4” x 8” x 6 m

Solera 4 x 8

4” x 8” x 7, 8, 9... m.

Solera 3 x 8

3” x 8” x 4, 5, 6, 7.... m

Medidas modernas de una troza larga

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Telera

8” x 2” x 6 m

Solera

8” x 3” x 6 m

Durmiente

2” x 2” x 6 m

Cuartón o repisa

4” x 2” x 6 m

Viga o chaflón

8” x 4” x 6 m

Cerco

4” x 4” x 6 m

Listón

2” x 4” x 6 m

Tabla forro

½” x 8” x 6 m

Tabla burra

1” x 8” x 6 m

Listón teja

1” x 2” x 6 m

Tabla chapa

1 ½” x 8” x 6 m

Tabla

2” x 8” x 6 m

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En la fotografía, de izquierda a derecha: Héctor Julio Rodríguez, Édgar Bastidas Zambrano, Héctor Fabio Montenegro y José Naris Ocoró.

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Capítulo III

Información etnobotánica sobre cuarenta y nueve árboles aserrados en la cuenca alta y media del río

1907-1960

Pance

Observaciones sobre las bases de datos: 1. Toda la información consignada en la base de datos corresponde a información etnobotánica, excepto: -- El nombre científico, otros nombres comunes y la familia, previa identificación taxonómica, para lo cual se contó con la asesoría del botánico Robert Tulio González Mina. -- La etapa de la sucesión (pioneras, secundarias y de bosque primario o clímax) a la que pertenecen las especies listadas. -- El grado de extinción de acuerdo las categorías establecidas por la UICN7 1994 y el Instituto de Investigaciones Alexander von Humboldt, Programa de Biología de la Conservación en la Lista roja preliminar de plantas vasculares de Colombia, incluyendo orquídeas. Versión del 4 de julio de 2000, consultada en la siguiente dirección electrónica: http://www.humboldt.org. co/listas-preliminares.htm -- La dispersión de frutos y semillas, datos suministrados en su gran mayoría del conocimiento de los botánicos que revisaron el texto. -- Las especies que no se pudieron identificar en el campo, por obvias razones solo figuran con el nombre común y no se les agrega la información científica anterior (nombre científico, familia botánica, etapa de la sucesión, grado de extinción…).

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Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.


2. Se respeta el lenguaje popular de la cuenca para designar árboles, herramientas y labores del aserrío y los términos técnicos correspondientes figuran a la manera de sinónimos. Solo se evitó el término popular abarcadura o número de abrazos necesarios para rodear el perímetro del tronco, porque es un parámetro incierto. En consecuencia, en los diálogos se pidió a los aserradores hablar de diámetro a nivel del pecho -DAP-, medida utilizada en las ciencias forestales y la botánica. 3. Se registran los tamaños (altura total, longitud del fuste o cañón y diámetro a nivel del pecho - DAP) de los árboles centenarios que ellos talaron y no los que conocemos. 4. Las propiedades físicas de la madera8 se describen de acuerdo con las clasificaciones cualitativas utilizadas por los aserradores y se explican en el Capítulo I. “Como se asierra”. No se comparan con los parámetros cuantitativos de las ciencias forestales. 5. No se tienen en cuenta los usos que puedan tener o que tengan las especies reseñadas en la moderna transformación de la madera9, porque esa información no la conocían los aserradores. 6. Muchos de los aserradores de Pance laboraron y conocen la flora de otros sitios. Por este motivo, se aclara que solo se tuvieron en cuenta las especies que realmente fueron aserradas en la cuenca del río Pance. 7. Los nombres científicos y las categorías UICN averiguadas al término de la investigación en el año 2000, fueron actualizadas en el año 2018 para su primera edición.

Color, olor, densidad, peso específico, dureza, consistencia. Astillas, chapas, contrachapas, tableros aglomerados, tableros de fibra, tableros de alta y baja densidad, machimbre... etcétera.

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Informaciรณn etnobotรกnica sobe cuarenta y nueve รกrboles aserrados

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Capítulo IV

Información etnobotánica sobre veinticuatro árboles talados como madera redonda en la cuenca alta y media del río

1907-1960

Pance

Observaciones sobre las bases de datos: 1. Toda la información consignada en la base de datos corresponde a información etnobotánica, excepto: -- El nombre científico, otros nombres comunes y la familia, previa identificación taxonómica, para lo cual se contó con la asesoría del botánico Robert Tulio González Mina. -- La etapa de la sucesión (pioneras, secundarias y de bosque primario o clímax) a la que pertenecen las especies listadas. -- El grado de extinción de acuerdo las categorías establecidas por la UICN10 1994 y el Instituto de Investigaciones Alexander von Humboldt, Programa de Biología de la Conservación en la Lista roja preliminar de plantas vasculares de Colombia, incluyendo orquídeas. Versión del 4 de julio de 2000, consultada en la siguiente dirección electrónica: http://www.humboldt.org.co/listas-preliminares.htm -- La dispersión de frutos y semillas, datos suministrados en su gran mayoría del conocimiento de los botánicos que revisaron el texto. -- Las especies que no se pudieron identificar en el campo, por obvias razones solo figuran con el nombre común y no se les agrega la información científica anterior (nombre científico, familia botánica, etapa de la sucesión, grado de extinción…).

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Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.


2. Se respeta el lenguaje popular de la cuenca para designar árboles, herramientas y labores del aserrío y los términos técnicos correspondientes figuran a la manera de sinónimos. Solo se evitó el término popular abarcadura o número de abrazos necesarios para rodear el perímetro del tronco, porque es un parámetro incierto. En consecuencia, en los diálogos se pidió a los aserradores hablar de diámetro a nivel del pecho -DAP-, medida utilizada en las ciencias forestales y la botánica. 3. Se registran los tamaños (altura total, longitud del fuste o cañón y diámetro a nivel del pecho - DAP) de los árboles centenarios que ellos talaron y no los que conocemos. 4. Las propiedades físicas de la madera11 se describen de acuerdo con las clasificaciones cualitativas utilizadas por los aserradores y se explican en el Capítulo I. “Como se asierra”. No se comparan con los parámetros cuantitativos de las ciencias forestales. 5. No se tienen en cuenta los usos que puedan tener o que tengan las especies reseñadas en la moderna transformación de la madera12, porque esa información no la conocían los aserradores. 6. Muchos de los aserradores de Pance laboraron y conocen la flora de otros sitios. Por este motivo, se aclara que solo se tuvieron en cuenta las especies que realmente fueron aserradas en la cuenca del río Pance. 7. Los nombres científicos y las categorías UICN averiguadas al término de la investigación en el año 2000, fueron actualizadas en el año 2018 para su primera edición.

Color, olor, densidad, peso específico, dureza, consistencia. Astillas, chapas, contrachapas, tableros aglomerados, tableros de fibra, tableros de alta y baja densidad, machimbre... etcétera. 11

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Capítulo V

Otras especies forestales que se encuentran en la cuenca nombradas por los aserradores

Estas son otras especies forestales que se encuentran en la cuenca: • Ornamentales -- Jigua quitasol (Ocotea sp.) 5 - 6 m de altura y 15 cm de DAP13. -- Guasco (Calliandra sp.) de 6 m de altura y 20 cm de DAP, con flores rojas como capullos de hilo en el tronco, sirve para hacer perreros y encabar herramienta pequeña. -- Mayo (Meriniana especiosa) 4 - 5 m y 5 cm de DAP, sirve para encabar. • Dendroenergéticas -- Guabo churimo (Inga sp.) 10 - 12 m de altura y 50 - 60 de DAP -- Guayabo (Myrcianthes sp.) 8 m de altura y 25 cm de DAP, frutal, para cercos y para encabar. -- Arrayán morado (Eugenia sp.) 10 - 12 m de altura y 30 cm de DAP. • Importantes para insectos, aves y mamíferos silvestres -- Mancadera o chontillita (Aiphanes dukei) 1.2 m y 4 cm de DAP, con agujas en el tronco y en las hojas cordoncillo. -- Tabaquillo (Solanum sp.) 5 m de altura y 12 cm de DAP, de la orilla de quebradas y rastrojos, produce fruticas consumidas por pajaritos.

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Diámetro a nivel del pecho.


-- Yarumo blanco (Cecropia telealba) 20 - 25 m de altura y 1.20 de DAP, carga en los cogollos unas tusitas como las del maíz que le fascina a los perros de monte y a los paletones. -- Yarumo negro (Crecopia sp.) 12 - 15 m de altura y 60 - 70 cm de DAP, coco por dentro, la hormiga lo perfora y lo utiliza como nido, el carpintero lo visita, come unas cuantas hormigas y se despega rápidamente, los paletones se les comen las tusitas, los demás animales no se acercan por temor a las hormigas. -- Guasco blanco (Eschweilera sp.) 15 metros de altura 30 cm de DAP, muy nudoso, ramas como la jigua quitasol, a medida que crece las ramas bajeras se secan hasta que madura y se establece, hoja como la del zapote, frutos como peras de color café, semillas que consumen ardillas y guatines, a la flor la visitan las abejas. -- Gargantillo (Alchornea sp.) 14 m de altura y 50 - 60 cm de DAP, tiene unas camándulas de semillas verdecitas perseguidas por torcazas y paletones. -- Dulomoco (Saurauia spp.) 3 - 4 m y 15 cm de DAP. Muy perseguido por aves pequeñas como los azulejos, asomas y murciélagos. Las fruticas se dan en ramilletes como las uvas, son bolsitas verdes del tamaño del café, se destripan y sale un moco baboso y dulce. • Melíferos -- Borrachero (Brugmansia arborea) -- Mayo (Meriniana speciosa) -- Siete cueros (Tibouchina lepidota) -- Barcino (Callophyllum angulare) -- Chilco (Clethra spp.) -- Cascarillo (Ladenbergia magnifolia) -- Mortiño morado (Miconia), y -- Mortiño blanco (Miconia caudata) • De las orillas de nacimientos y quebradas -- Zanca de mula (Mabea spp.), pero no es el zanca de mula bejuco, este es una mata leñosa y arqueada, los arcos de 4 - 5 m y de 1.5 - 2 cm DAP se van tejiendo como las matas de guadua, no tiene espinas, sirve para hacer varas de pescar.

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• Medicinales -- Lacre o azafranero (Vismia spp.)10 m y 20 cm de DAP, tiene una mancha o sabia espesa, amarillenta y desinfectante. -- Drago o sangre de gallina (Croton spp.) 6 - 8 m y 40 cm de DAP, la savia es amarillosa cuando el árbol está biche y es casi roja cuando el árbol es jecho, como de 15 años. • Pioneras o que aparecen de primeras en la regeneración natural -- Chilca (Baccharis spp.) de hoja delgada alargada, 3 m de altura y 2.5 cm de DAP. -- Mortiño (Miconia sp.) de 1.5 m de altura y 2.5 cm de DAP, de hoja ancha y lanuda que sirve como papel higiénico. -- Helechos (Cythea spp., Diksonia spp.) -- Drago (Croton spp.) -- Zarza mora (Rubus porphyromalus) -- Tabaquillo (Polymnia spp.) -- Guabo churimo (Inga spp.) -- Dulomoco (Saurauia spp.) -- Gargantillo (Alchornea spp.) • Frutales silvestres de consumo humano -- Maco, Guabo churimo (Pouteria lucuma) -- Guevo de gallo (Clavija spp.) -- Cerezo de monte ( ) -- Guayaba (Psidium guajaba) -- Granadilla (Passiflora spp.) -- Fresa pequeña de monte (Fragaria chilensis) -- Uvilla o uchuva (Physalis peruviana) -- Caimo (Pouteria hispida)

Otras especies forestales que se encuentran en la cuenca

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Capítulo VI

Apuntes sobre la fauna nativa de la cuenca14

“El otro día una soledad vio un murciélago, se asustó mucho y dijo: ‘Qué feo, que feo’ y así se quedó, cantando triste y melancólica”. Alonso Bastidas Medina

Me llamo Alfonso Bastidas Medina, nací en 1918 en Popayán. En 1928 llegué aquí a Pance, en esa época llovía todos los días y el río era caudaloso durante todo el año, el invierno iba desde Octubre hasta Mayo. En este mes el río acostumbra botar una crecida bien grande que baja moliendo piedras con palos inmensos y monte enredado. En una de esas borrascas, a mediados de los 40, se represó el río en el Salto de Santa Isabel donde estuvo unos tres días atrancado hasta que el dique se rompió y se vino tumbando montaña de lado y lado. En esa borrasca se formaron las playas de la salida para el Pato. En estos arenales recogimos mucho pescado que botó el río, lástima que la gran mayoría se pudrió porque era tanto que ni los animales ni nosotros alcanzamos a aprovecharlos. No solo fueron el barbazco, los tacos de dinamita o el jabón de la cabeza de fique machacada los que acabaron con los peces del río, en las borrascas unos mueren aporreados, otros se guarecen en las orillas y cuando pasa el agua, mueren en los charcos. Nosotros pescábamos en las tardes soleadas con anzuelo para que cayera el sabalote, el pescado negro y el guabino. También tendíamos atarrayas para que cayeran el rollizo que vive pegado de las rocas, el corroncho que tiene escamas

La presente información faunística no fue confirmada en el campo, por lo tanto, solo se utilizan los nombres comunes y las observaciones hechas por los entrevistados. Tampoco se profundizó en asuntos como la caza, el estado de extinción local de la fauna o la influencia de la agricultura, la ganadería y la minería en el deterioro ambiental. 14


tiesas y el nocudo que no se puede coger por los lados porque tiene chuzos en las agallas. Cuando uno estaba sentado entre las piedras del río veía pasar los patos de agua del torrente que ponen huevos entre las peñas de las orillas, son grises, parecidos a las iguazas, nadan contra la corriente y suben por las chorreras, pero hace mucho tiempo no se ven. El verano, de junio a septiembre, se aprovecha preparando las tierras para la siembra del maíz. Pero la agricultura, la arriería y el aserrío no eran las únicas actividades. Cuando el tiempo lo permitía se cazaba. La presa que más abundaba era la guagua, un animal que llega a pesar hasta una arroba, andan solas por el monte y se juntan en la cueva que ellas mismas construyen con varias salidas de escape. Cuando las acosan los cazadores buscan el agua y si logran llegar al río se escapan. Don José Froylán y don Fidel Rivera que en paz descansen, eran expertos cazadores de guaguas. También atalayaban armadillos, unos animalitos que viven en cuevas poco profundas y de una sola entrada, pero si el armadillo la alcanza empieza a escarbar con una velocidad y una fuerza tremenda hasta enterrarse. Si uno logra sujetarlo por la cola le aseguro que por más fuerza que se haga el armadillo gana porque a medida que él se va enterrando, con las paticas traseras va apretando la tierra que saca, además se esponja y cuando lo jalan, las escamas de su cuerpo se atrancan con la tierra y no hay fuerza humana que lo saque. Sin embargo, es indefenso, araña pero no muerde. Después de capturado hay que tener mucho cuidado porque tiene una fuerza tremenda para sacudirse y si logra soltarse se enrolla y se hecha a rodar falda abajo hasta perderse. También se cazaban guatines que hacen nidos entre las peñas, pero hay que cogerlos antes que entre al nido porque si logra llegar, se queda eternidades encuevado. No se trepa a las matas de plátano pero se come los que caen al suelo. Acaba con los yucales escarbándolos y escondiéndose en el mismo hueco hasta que arrancan la yuca y si por casualidad la encuentran dañada la vuelve a enterrar. El guatín es demasiado malicioso, come donde encuentra la comida siempre y cuando todo esté tranquilo, de lo contrario se lleva los plátanos o la yuca para el monte. Cuando siente que lo están atalayando cambia las rutinas, coge otros caminos, se mueve con cuidado parándose en sus dos patitas para vigilar los alrededores. Los guatines andan en manadas, pero se acercan poco a poco al comedero, primero mandan la avanzada, luego van llegando de uno en uno, se sientan en las patitas traseras y se dedican a comer cogiendo el alimento con las dos manitas. El venado es muy arisco, la hembra es colorada, bonita y atractiva, el macho es rucio. Cuando presienten humanos levanta una manita, bajan la cabeza y de un

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momento a otro pegan carrera hacia el monte cogiendo siempre hacia el lado contrario del peligro. Sin embargo es fácil cazarlos: les gusta ir hasta los saladeros del ganado y ahí los esperan los cazadores. Si no hay saladeros los esperan en los caminos de rutina y los abrevaderos, pero la forma más segura y la más usada por los cazadores consiste en meterle los perros por el filo de la montaña, los venados siempre huyen buscando el río donde el perro pierde el rastro, son capaces de estarse todo el día dentro del agua, incluso se meten detrás de las cortinas que forma el agua en las chorreras y allí se esconden, todo esto lo saben los cazadores y entonces los esperan en el río para dispararle antes de que se embarque en el agua. El tatabro es como un cerdito delgado de buen sabor que anda en manadas de 10, 15, 18... animales, todos siguen la misma ruta y si encuentran comida se quedan hasta 15 días, de lo contrario emigran, por eso son fáciles de seguir y de atalayar en los comederos debajo de árboles cargados de frutos. Mire que muchos de esos animales los cazamos para comer, otros porque se comían las gallinas, destruían las cosechas o eran peligrosos como el tigrillo que sale de noche y se sube al palo donde duermen las gallinas, mata todas las que puede y se lleva solo una. También es el caso del tigre de montaña que es bien peligroso, recuerdo que uno bajó hasta San Francisco a comer ganado, ahí lo atalayaron con perros y escopetas hasta que lo cazaron. La mula y el perro sienten el tigre y le temen, se ponen nerviosos, esta es una de las ventajas que tienen estos animales: en el monte son muy retrecheros y avisan la cercanía de las fieras. Al lobo también le gustan las gallinas, pero como no es capaz de subir a los árboles utiliza otra estrategia: madruga y se lleva la primer gallina que baja del palo. A los zorros también le encantan las gallinas, especialmente al zorro moro que también caza roedores y guatines. El zorro hormiguero o colmenero ataca hormigueros y colmenas para comerse la miel y los huevos. Las abejas lo atacan y él se retira, luego regresa y así se la pasan hasta que queda lleno. Les confieso que los zorros se comen, especialmente el moro que es más sabroso, el zorro hormiguero es amargo. Otro animalito que hizo bastante daño en los gallineros desnucando pollitos y comiendo gallinas fue la comadreja, cundumí o chucuro, un animalito muy atravesado que enfrenta culebras, persigue ratas, venados y otros animales y también se enfrenta al hombre sin temor alguno. Cuando los perros la acosan se orina muy fétido y ese olor espanta a todo el que la sigue. Es como una ardilla alargada y con cola de gato, cuando tiene cría hace nido dentro de la tierra y hasta allí lleva los pollitos desnucados.

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Las ardillas son muy bonitas, pero hay que controlarlas porque en dos patadas acaban con las rozas de maíz. Al oso de anteojos también le encanta el maíz y los chulquines que son los cogollos de las palmas y la médula de las puyas que son unas matitas parecidas al fique pero muy pequeñas y crecen muy arriba en las cumbres. El oso de anteojos es un animal imponente y con un fundillo muy sobresaliente, antiguamente se le encontraba bastante abajo, lo llegamos a ver en San Pablo en las tierras de don Alejandrino, pero ahora ya nadie habla de él, ojalá que todavía viva en el Valle de los Osos que queda al otro lado entre Pico Pance y los Farallones del Cajambre. Los maizales también atraían a los monos, sobre todo al mico maicero que se encontraba por manadas cuando la selva todavía dominaba, son negros y amarillos en el pecho. El más curioso de estos monos era el mico que se enamora de la gente, la persigue y hasta manda besos, se queda en las casas, pero es muy celoso y hay que tenerlo amarrado porque termina haciendo daños o hiriendo a los niños que juegan con él. Cuando la manada está comiendo ponen un vigilante que al ver movimientos raros se mete el dedo en la boca, silba durísimo y de inmediato salen en desbandada. De las rozas se llevan las mazorcas de una manera muy inteligente: abren dos capachos y con las hojas hacen un nudo para atarlas, de esta manera queda fácil terciárselas al hombro y salir por las ramas. Es muy risible ver que cuando se cae un miquito que aún viaja pegado al lomo de la mamá, ella baja a recogerlo, pero primero le da una muenda antes de volver a trepárselo. Había otro mono aullador, colorado, arisco y peludo que tampoco he vuelto a ver. Le dicen aullador porque grita durísimo y se siente en toda la montaña. Entre los animalitos más especiales se encuentra el erizo, que tiene el tamaño de una sandía, es comestible, tiene una tuna muy grande y viva que se para y se entierra en la piel del que lo toca y los perritos de monte que tienen un latido muy especial, son nocturnos y creo que comen gallinas. Los cusumbos son de dos tipos: el cusumbo solino que anda solo o en parejas y es más grande que el cusumbo mocoso que le dicen así porque estornuda. También hay marteja o cuza, es amonada y parecida a la ardilla, pero tiene cara de gente, es imposible domesticarla, no se deja cuidar y siempre echa para el monte, duerme en los árboles y solo sale de noche. En la cacería usábamos escopetas de fisto que se prepara con pólvora, papel apretado y munición, luego se taca todo eso, se pone el fulminante y la pólvora donde martilla el gatillo, así queda lista para disparar. Pero la escopeta no sirve de nada si uno se encuentra con una equis de un metro de larga, venenosa y mortal, en-

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roscada y con la cabeza levantada para atacar. En estos casos es mejor tener un machete bien afilado. Aquí hay varios tipos de equis: la equis rabo de chucha que todavía se encuentra, la equis cabeza de candado o 24 tiros que vive en los bejuqueros y es despaciosa, la equis pelo de gato que puede con 28 huevos como lo comprobé cuando maté una. Una serpiente toreada manda lances y si uno no tiene el machete desenfundado para responderle con tajos, se corre peligro. Fuera de las equis hay muchas otras culebras como la yaruma que es verde y mide 1.20 m, no es venenosa, es jueteiadora. La coral o mata ganado que mide 1.20 – 1.30 m. La rabo de ají de 70 cm, delgada y pequeña, pica con el rabo donde tiene el aguijón, le gustan los lavaderos de ropa. La coclí de 1.50 m, es amarillosa como una granadilla, es muy peligrosa, brinca hasta volar, dicen que es como un perro que cuida las fincas. La platanilla mide un metro, delgada y con pintas como la equis, se la pasa durmiendo, de pronto es nocturna. La verde o guache mide un metro, es muy arisca, se para casi completamente, cuando cae al suelo huye rápidamente. La pudridora que es negra y vive enterrada en los pantanos, no se le distingue la cabeza, donde muerde produce una pudrición. Al lado de estos animalitos que son acuáticos o terrestres, en Pance sobresalían y aún sobresalen las aves, las hay desde el gorrión que es el más cercano a las casas hasta el águila real que vive en las peñas de los desfiladeros de las partes más altas. Hace mucho tiempo no veo una, son muy grandes y fuertes, vuelan encumbradas planeando de medio lado y con la cola abierta en forma de abanico. Atrapan con sus garras una gallina de aquí abajo y son capaces de remontar vuelo y llevarlas hasta Pico Pance. Cuando agarran una serpiente, las sueltan para que se estrellen contra los riscos, las vuelven a coger y siguen para arriba. También hay águila pescadora, es más pequeña que la real y le dicen pescadora porque recorre las corrientes y cuando ven el pez desde las alturas, calculan, clavan y salen del agua con la presa entre las garras. El águila pescadora, al igual que la real, vive en lo alto de los Farallones y pescan en la parte plana del Valle. Entre las aves de tamaño mediano se encontraban la gallineta, la pava gurrí y la pava negra que todavía la veo entre el monte. El perico haragán es más bien grande, tiene una trompa parecida a la de los terneros y duerme de día colgado de las parcas como un murciélago, es bien lanudo, se ve como si estuviera sentado y le encantan las pepas de otobo. El carpintero real, la soledad y el barranquero son pájaros llamativos y más bien grandes, el primero camina por el cañón de los árboles, tiene el copete rojo y golpea los árboles para sacarle hormigas, gusanos y todos los insectos que viven en la corteza. La soledad es del mismo tamaño del barranquero, es un pájaro muy

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bonito, el plumaje es amarillo-verdoso, brillante y vistoso, pero tiene un canto muy triste. El barranquero es menos vistoso, le encantan los caracoles, pero no se los come enteros, los parte cogiéndolos con el pico y azotándolos contra las piedras hasta que revientan, enseguida se les come la madre. Cada pájaro tiene su peculiaridad, el mochilero o rabiamarillo cuelga de las parcas unos nidos en forma de mochilas alargadas hasta de 70-100 cm, también daña las matas de maíz. El doroteo prefiere buscar los huecos de los palos viejos y allí se refugia. En mi juventud las golondrinas formaban partidas completas que se escondían con las lluvias, durmiendo pegadas a los barrancos, ahora escasamente aparecen 4 o 5. Los loros copeticolorados también volaban en manadas, si uno captura uno de estos loros lo puede tener en la casa y enseñarle a repetir palabras. Las mirlas pantaneras abundaban y las recuerdo porque cantan mucho en las madrugadas de la Semana Santa y porque construyen nidos de pantano y paja en las oquedades. Las torcazas abundaban. Las hay de diferentes tipos: la torcasa bombona que es como una paloma gigante, aún se ve una que otra, pero las acabamos porque son sabrosísimas. La torcaza mochonga que canta diciendo “aguacero ventiado... aguacero ventiado” anda en manadas de 10 o 12, son muy terrestres y si tienen polluelos se le enfrentan a uno con fiereza. La torcasa piragua es colimocha y motiladita. Entre la gente quizás el pájaro más famoso es el gallito de roca o urraco que pone los huevos entre las peñas, los han perseguido mucho para llevárselos por bonitos, pero entre los aserradores los pájaros más reconocidos son el cucarachero, el gorrión y la torcasa frijolera porque acompañan al hombre en la colonización del monte, estos pájaros van metiéndose en la misma trocha que uno va abriendo, los dos primeros comen lo que les dejan en el campamento o en las casas, son tan confianzudos que si uno se descuida el cucarachero le hace nido en las orejas. También hay murciélagos y otros animales como la perdíz cocona que se me han olvidado, mariposas hermosísimas y muchos insectos del aire, de los troncos, de las parcas, del suelo... pero ya no hay tanto animal como antes, ya no se puede vivir de la pesca ni de la cacería, ahora todos dependemos de la plata para comprar la carne, aceite, sal y azúcar y casi todo el resto de la comida. Santiago de Cali Corregimiento de Pance Septiembre – octubre 2000

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La presente ediciรณn e impresiรณn se terminรณ en Poemia, su casa editorial, en Santiago de Cali, Colombia, en abril de 2019.


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