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Irene Mascheroni

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Paula Malerbi

Paula Malerbi

Lo diagnóstico del juego

Irene Mascheroni (CABA)

En San Bernardo en el Trencito de la Alegría varios personajes de dibujos animados animan la fiesta del paseo. El infaltable Hombre Araña, los Minions, Bob Esponja y este año, la estrella del show: ¡El Coronavirus!

Con júbilo los niños hacen cola para sacarse fotos con el nuevo super héroe. Un traje amarillo con una gran cabeza redonda y verde de la cual cuelgan varias pequeñas bolas de tela roja que baila y saluda al ritmo de la cumbia del coronavirus de Míster Cumbia.

Miller dice en Lacan con Joyce (1997) que “El verdadero núcleo traumático es la relación con la lengua”, Freud trae a cuento el Fort Da en relación con el proceso de elaboración del trauma.

El carretel en su movimiento repetido del Fort-Da es la respuesta del sujeto al agujero, al foso que crea la ausencia de la madre, no a la ausencia misma de la madre, porque “…una necesidad de que la madre vuelva… se manifestaría simplemente mediante el grito.” (Lacan 1964)

Alrededor de ese agujero y con su objeto el niño empieza la cantinela significante.

El carretel es el objeto sobre el cual la oposición significante puede aplicarse en acto, haciendo así un tratamiento simbólico del trauma real de ese mal encuentro entre el ser viviente y la lengua. (Mal encuentro sexual dirá Lacan, siguiendo a Freud, porque no hay relación/proporción sexual.)

La diferencia entre los objetos privilegiados de las distintas épocas y sus vicisitudes ¿producirán cuerpos que serán intrínsecamente distintos de acuerdo con esas particularidades? Lo veremos en la clínica de la generación z, nativa digital, luego.

Mientras, los niños juegan con las condiciones, con la estructura, con la sintaxis de la tecnología y las pantallas y no únicamente a través de ellas como simples sustitutos del espacio real.

O no juegan. Y ese es el papel diagnóstico del juego y su valor de faro en la orientación de un tratamiento.

En nuestra época de primacía de los objetos, mercantiles globales y virtuales, es imperioso que como analistas podamos reconocer el valor del juego, no como representación estereotipada (juego de mesa, juego simbólico), sino como un saber hacer inconsciente con lo real de lalengua.

La posibilidad de entrar en juego en los escenarios virtuales es lo que ha permitido en este tiempo que muchos análisis con niños se desarrollen en una dirección de la cura que reconoce que “El niño debe aprender algo para que el nudo se haga” (Lacan 1973) y no se produzca del des-anudamiento de las dimensiones simbólica imaginaria y real, que los puede “volver locos”.

Ese aprendizaje no es pedagogía, se trata de un saber- hacer inconsciente que se actualiza en la infancia, frente al trauma del encuentro del viviente con la lengua, mediante la repetición del juego que hace de lo nuevo su dimensión y con los objetos de la época.

Referencias bibliográficas

Lacan, J., (1964) Seminario 11. Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis. Clase V. Buenos Aires: Paidós. (1964-1965) Seminario 12. Problemas cruciales del psicoanálisis. Clase I. Buenos Aires: Paidós. (1972-1973) Seminario 20. Aun Clase 11. Clase V. Buenos Aires: Paidós. (1973) Seminario 21 Los incautos no yerran (Los nombres del padre) Clase III. Buenos Aires: Paidós.

Miller, J. (1997) “Lacan con Joyce” en Revista Mundial de Psicoanálisis, nro. 45, Buenos Aires: Eolia- Paidós, p. 21.

Conversatorio II

¿Todo malestar es síntoma?

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