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El poder de los museos
Por Ana Doldán de Cáceres
Los museos se han convertido en lugares clave para el desarrollo de la comunidad, que potencian la convivencia con la cultura de una manera interactiva, dinámica e integradora. Son espacios para el debate, el encuentro, la educación y el esparcimiento. Son instituciones que contribuyen al desarrollo de la sociedad diseminando valores humanos. Los museos, en aras a adaptarse a las expectativas de sus visitantes, y de integrarse en la globalización imperante en el siglo XXI, no paran de innovar, avanzar y crecer. Por todo ello, se torna fundamental la conexión entre el público y el Museo.
El visitante no solo busca en los museos el deleite visual, sino que también rastrea, en ellos, su identidad, sus raíces, e incluso un mejor conocimiento del mundo que le rodea. Según el investigador neerlandés Martijn Stevens, en la actualidad conviven dos tipos de experiencias. La más tradicional, la óptica, que se caracteriza por la distancia y la materialidad; por su parte, estaría aquella surgida gracias a la tecnología digital, la “háptica”, que se refiere a la proximidad en términos de afinidad, atracción y conectividad. Los museos ofrecen nuevas experiencias sensoriales que generan en el público distintas respuestas emotivas frente a la obra de arte. El museo tiene que generar un poso en el subconsciente de quien lo visita gracias a la activación de la imaginación. Para celebrar el Día Internacional de los Museos 2022, el próximo 18 de mayo, el ICOM nos plantea reflexionar sobre el poder de los museos para contribuir a un futuro mejor, basándose en tres ejes fundamentales: la sostenibilidad, la innovación digital y la educación. Los museos deben tender a ser sostenibles valorando y protegiendo los entornos naturales y culturales; mejorando su gestión en pro de la eficiencia energética; fomentando actividades sostenibles; y manteniendo el legado transmitido por las generaciones pasadas y transmitirlo, mejorado, a las generaciones futuras. La digitalización contribuye a difundir nuestro patrimonio a un público conectado pero no solo esto, en la aplicación de las nuevas tecnologías, confluyen otros beneficios como la mejora en la conservación y el estudio de las colecciones; la democratización del arte, puesto que los recursos online están disponibles desde todos los rincones del mundo; y un enriquecimiento de la experiencia museística tanto virtual como presencialmente. Si bien, en el pasado, los museos estaban dirigidos a un público experto e intelectual, hace ya muchos años que sus funciones han virado hacía el conjunto de la sociedad, adquiriendo, el público, un papel fundamental y una dimensión amplísima. El museo, como institución cultural por excelencia, ha de entenderse como un organismo con una gran responsabilidad social, y con un importante poder transformador, atento a los problemas que le acucian. Los museos son espacios que se adaptan a las nuevas realidades sociales, capaces de renovarse como una atractiva opción de ocio cultural, que fomenta prácticas creativas y sensibilizadoras, que programan actividades que promueven la cohesión y el desarrollo humano, que están abiertas a múltiples colectivos, dialogan con ellos, y promueven los valores de igualdad, tolerancia y convivencia.