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Alfredo López Mendiburu

Gestión de los recursos hídricos de la zona del Bajo Guadiana

INDICE 1.- INTRODUCCIÓN 2.- LA OFERTA DE RECURSOS HÍDRICOS: EL ABASTECIMIENTO. 2.1.- Hidrología superficial. 2.2.- Hidrogeología. 2.3.- Diagnóstico de los recursos hídricos disponibles: situación actual, previsiones y alternativas. 2.4.- Infraestructuras y acciones previstas en el plan hidrológico. 3.- LA DEMANDA DE RECURSOS HÍDRICOS: EL USO DEL AGUA. 3.1.- Distribución de la demanda: Uso urbano, agrícola o industrial. 3.2.- Calidad del recurso. 3.3.- El precio como herramienta de gestión. 3.4.- Depuración y reutilización de los recursos. 4.- RIESGOS EN LA GESTIÓN DE LOS RECURSOS HÍDRICOS 4.1.- Desequilibrios entre la oferta y al demanda. 4.2.- Otros riesgos ligados a la gestión del recurso. 5.- BIBLIOGRAFÍA

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1.- INTRODUCCIÓN Hoy en día la gestión de los recursos hídricos tiene un enfoque menos “estructuralista” y se camina hacia una gestión sostenible que aporte más racionalidad en el uso del recurso. Este cambio de perspectiva y de modos de actuación vienen dirigidos y/o apoyados desde la Unión Europea. La Unión Europea, a través de las directivas comunitarias y la Directiva Marco de Agua busca “definir un marco legislativo coherente, efectivo y transparente; y garantizar la coordinación, integración, y a más largo plazo, la adaptación de las estructuras y los principios generales de protección y uso sostenible del agua, de conformidad con el principio de subsidariedad (CEDEX, 2000). Mediante este estudio vamos a establecer unas pautas acordes con este nuevo enfoque en la gestión de los recursos hídricos para la zona del Bajo Guadiana, en el tramo final hasta su desembocadura. La elección de esta zona se encuentra relacionada con la elaboración del proyecto de Plan de Ordenación y Gestión Integral de la Zona costera de la Desembocadura del Guadiana, realizado en el transcurso del XXVI Curso de Post-grado de Ordenación del Territorio y Medio Ambiente impartido por Fundicot. La zona presenta la peculiaridad de ser frontera entre España y Portugal; frontera que precisamente coincide con el cauce del río Guadiana. Nos basaremos en los Planes Hidrológicos de Cuenca y en la Directiva Marco de Agua de la Unión Europea. Ahora bien, ¿Cómo se gestionan estas directrices desde cada país miembro? Hay ciertas similitudes entre ellos; y para el caso concreto del Guadiana, tanto España como Portugal tienen semejanzas administrativas en lo relativo a los recursos hídricos, aunque los recursos subterráneos portugueses no son dominio público . Ambos países elaboran Planes de cuenca hidrográfica, si bien el del Guadiana está en periodo de elaboración para Portugal, tal y como predica la Unión Europea. Y para el Guadiana, ambos países establecen acuerdos de aprovechamiento conjunto de los recursos hídricos transfronterizos

el “Convenio y Protocolos adicionales entre España y Portugal”

de

29/05/1968. En noviembre de 1998 se firmó una nueva convención sobre Cooperación para la Protección y Aprovechamiento Sostenible de las Aguas de las Cuencas Hidrográficas Hispano-Portuguesas, en la que se tratan no sólo aspectos relacionados con el uso de las aguas, sino también con los caudales circulantes en su faceta cuantitativa. Posteriores convenciones profundizan en aspectos sobre todo destinados a mejorar la coordinación entre 2


ambas partes. Lo cierto es que da la impresión de quedar bastante camino por recorrer hasta superar la tendencia a litigar por la cantidad de agua correspondiente a cada estado. Hasta ahora, estos protocolos internacionales se han limitado a un simple reparto de los recursos hídricos. Esto es claramente insuficiente si se quiere obtener una gestión eficaz de los recursos. ¿Pero qué es lo que ocurre realmente con los Planes Hidrológicos? El Plan Hidrológico Nacional español (www.mma.es,, 2001) elaborado por el Ministerio de Medio Ambiente, ha suscitado un importante debate entre partidarios y detractores, agricultores, ecologistas. Diferentes autonomías... Las principales críticas a dicho Plan se orientan hacia la política de trasvases descrita en el Plan, y hacia la poca importancia concedida a establecer instrumentos que faciliten mejoras en la gestión de los recursos hídricos que permitan hacerlo de una manera más sostenible y acorde con el medio. La situación del tramo final del Guadiana, en el suroeste peninsular, hace que, como gran parte de la península Ibérica, el territorio esté bajo la amenaza de periodos de sequía. Las restricciones debidas a intensos periodos de sequía son el mejor botón de muestra para clasificar muchas veces a la gestión de los recursos de hidro-ilógica. Hasta ahora la demanda no se ha visto limitada en ningún momento, y aunque en el caso presente, como se podrá observar, la disponibilidad de agua para el territorio parece más que suficiente, el margen de maniobra cada vez es menor. La mayor parte de las infraestructuras a realizar ya han sido ejecutadas, y consideraciones acerca de criterios medioambientales y de rentabilidad restan viabilidad a las pendientes por ejecutar. Un aumento del precio del agua hasta valores más ajustados a los costes reales, un fomento del ahorro, la reutilización de aguas residuales, la mejora de la eficiencia de los sistemas de conducción y regadío, la depuración y tratamiento para no contaminar y garantizar a su vez una calidad suficiente, el respeto a los caudales ecológicos y a los ecosistemas asociados al agua, el control de la erosión... Estas son algunas de las herramientas con las que gestionar eficientemente los recursos hídricos.

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2.- LA OFERTA DE RECURSOS HÍDRICOS: EL ABASTECIMIENTO En el Plan Hidrológico Nacional español los balances hídricos son el resultado de la diferencia entre oferta y demanda. La oferta se consideraba como variable dependiente y el Estado debía poner los medios económicos para pagar las infraestructuras necesarias para cubrir todas las demandas, siendo las Confederaciones las encargadas de gestionar este “servicio público” (Alvarez, 1996). Sin embargo la oferta no es ilimitada. Todo lo contrario. Los recursos hídricos se caracterizan por su gran irregularidad en su distribución espacial y temporal. Esto impide que estos sean aprovechados en su totalidad en la satisfacción de las diferentes necesidades, de forma que los recursos disponibles son inferiores a los naturales La precipitación y la evapotranspiración constituyen las variables climáticas que junto con las características físicas de los suelos y acuíferos determinan el recurso natural generado internamente en un territorio. En nuestra zona de estudio, la precipitación se aproxima a valores de 700 mm. por año, y la evapotranspiración real ronda cerca de los 500 mm. aunque la evapotranspiración potencial (si el manto vegetal tuviera todo el aporte necesario de agua) alcanzaría valores de 1200 mm. cada año. Consecuencia de estos valores es el encontrarnos con escorrentías medias anuales bajas, entorno a 150 mm., con lo que se pone en relieve la necesidad de realizar análisis territoriales para distribuir acertadamente el recurso. Las características de la zona del Bajo Guadiana son relativamente similares a las del Sur peninsular, si bien los recursos hídricos no son tan escasos como en el Sureste.

2.1.- HIDROLOGÍA SUPERFICIAL. Como ya hemos indicado, la zona viene delimitada por el último tramo del río Guadiana hasta su desembocadura en Ayamonte, pero dentro de ella debemos tener en cuenta otros importantes cursos fluviales como son el río Piedras, que desemboca en el término 4


municipal de Lepe, creando la denominada Flecha del Rompido, y el río Gilao, que desemboca en los alrededores de Tavira. La zona presenta un nivel medio-alto de regulación de sus recursos hídricos superficiales. En cuanto a los embalses del territorio español se refiere, los que directamente influyen sobre el área española de estudio son tres, Chanza (340 Hm3 ) , Piedras (60 Hm3 ) y Los Machos (12Hm3 ).En la parte portuguesa, los principales embalses que afectan al área de estudio son los de Odeleite y Beliche, , así como la futura incidencia de la presa de Alqueva, sobre el Guadiana. El embalse de Odeleite tiene una capacidad aproximada de 120 Hm3, y el de Beliche de entorno a los 50 Hm3 .Ambos tienen como principal finalidad el abastecimiento público y en la actualidad pueden abastecer a más de 100000 habitantes. El caso de la presa en construcción de Alqueva lo trataremos en el tema de infraestructuras.

2.2.- HIDROGEOLOGÍA. La zona de estudio española que nos aborda esta incluida en una de las tres unidades hidrogeológicas que describe el plan hidrológico del Guadiana en su memoria II, esta unidad viene designada como 04.12 Ayamonte – Huelva. La delimitación de dicha unidad se encuentra en el anexo 2 del citado plan, y corresponden con un único tipo fundamental de acuífero: los permeables por porosidad intergranular. El acuífero más importante dentro de esta amplia unidad hidrogeológica esta a su vez dentro de nuestra área de estudio, es el acuífero costero Nº 25 Ayamonte – Huelva, que se extiende por una franja de unos 610 Km2 entre Ayamonte y Punta Umbría, para el cual se estimaron los recursos de volumen extraíble en 54 Hm3/año. La unidad hidrogeológica 12 se caracteriza en general por presentar serios problemas de salinización e intrusiones marinas. Así pues, las aguas subterráneas presentan en el entorno Ayamonte – Huelva deficiencias, derivadas principalmente de la intrusión marina provocada por una fuerte sobreexplotación del sector Lepe – La Redondela, relacionada con el aumento de la superficie agrícola de regadío. Así mismo, también se aprecia una elevada presencia de nitratos en las áreas de mayor intensidad de explotación agrícola.

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En principio se prevé que la situación mejore con el desarrollo de la Zona Regable del Chanza, la cual se abastecerá con aguas superficiales. En cualquier caso las medidas de actuación deben encaminarse por un lado a mejorar la calidad mediante el control de vertidos, y por otro lado a la recuperación de los volúmenes, considerando la necesidad de limitar las extracciones. Además debe plantearse la posibilidad de recargas artificiales de estos acuíferos, principalmente con el objetivo de paliar las intrusiones marinas. En el caso del Algarve encontramos importantes acuíferos litorales, que en el momento actual se encuentran en estricto equilibrio de explotación, y por lo tanto con alto riesgo de pasar a un estado de sobreexplotación. Hay cuatro sistemas de acuíferos en la zona: el sistema acuífero de Malhao, el de Luz-Tavira ( con problemas de contaminación), el de S.Bartolomeu, y el de Monte Gordo.

2.3.- DIAGNÓSTICO DE LOS RECURSOS HÍDRICOS DISPONIBLES: SITUACIÓN ACTUAL, PREVISIONES Y ALTERNATIVAS. La información de la parte española para el análisis de los recursos se enmarca en todo el territorio perteneciente al Plan Hidrológico II, cuyos límites incluyen también el Tinto y el Odiel. Dentro de dicho territorio se encuentra nuestra zona de estudio. Intentaremos concretar aquellos datos que más nos interesen. En primer lugar vamos a establecer la situación de los recursos en 1988, fecha en la que se realizan los estudios básicos para la realización del citado plan, así como la que se espera obtener en los próximos horizontes, a 10 y 20 años. El primer horizonte coincidiría en principio con la situación actual. Tabla 1. Disponibilidad de recursos Embalses

Acuíferos

Flujo

de Total

Ríos Situación en 1988

274’90

60’11

10

345’01

Horizonte 10 años 685’90

60’11

8’00

754’01

Horizonte 20 años 715’90

60’11

4’00

780’01

Fuente: Ministerio de Medio Ambiente. 6


De la tabla anterior la lectura que podemos hacer es que los recursos regulados por embalses, en 1988, suponían un volumen de 274’9 Hm3/año, la regulación natural aportaba aproximadamente 10 Hm3/año. Y además, las recomendaciones de extracción de agua de los acuíferos se estimaban en 60’11 Hm3/año, con lo cual el valor total de los recursos de los que se disponía era 345’01 Hm3/año. Los horizontes planteados responden a las previsiones de incremento de las demandas futuras, con lo cual, principalmente mediante la construcción de embalses, se ha pretendido pasar en diez años a 754 Hm3/año y en veinte a 780 Hm3/año. De las infraestructuras proyectadas veremos más tarde las que conciernen a nuestro territorio. El incremento que aún se pretende hacer de los recursos disponibles en estos dos horizontes, se justifica en el estudio que se hizo sobre el balance de la explotación en 1988. Dicho balance resultaba ser excedentario, es decir se producían excedentes incluso sin contar con los retornos ni con la utilización de los recursos del Guadiana en su tramo internacional. No debemos olvidar que esos excedentes van acompañados de una escala temporal, es decir que pese a que parece que sobra agua, en el territorio del Plan Hidrológico II existen en la actualidad algunos municipios con déficit de abastecimiento para uso poblacional en verano. No es el caso de nuestros municipios pero aún así no debemos dejar de apuntar este hecho. Tabla 2. Balance del sistema de explotación. 1988

Horizonte 10 años Horizonte 20 años

Normalidad Hídrica.

+ 111’02

+ 319’471

+ 212’26

Hipótesis

+ 40

- 161

- 294

Fuente: Ministerio de Medio Ambiente. Como se puede observar, en situación de normalidad hídrica las demandas se verían satisfechas e incluso se incrementarían los excedentes. Pero teniendo en cuenta la hipótesis de un periodo de sequía y la no construcción de los nuevos embalses, solo podrían satisfacerse las demandas actuales, ya que en los dos horizontes futuros existiría un claro déficit, es decir no podrían atenderse las demandas previstas con la garantía suficiente. Esto no es más que un horizonte establecido, cuyas premisas pueden diferir muchísimo de la realidad, pero puede aportar luz, a modo de ejemplo, sobre la situación de los recursos de la zona del Bajo Guadiana. 7


Para la parte portuguesa, según la información obtenida la mayoría del caudal de abastecimiento procede del sistema de embalses Odeleite-Beliche y de captaciones subterráneas. La implantación de la futura presa de Alqueva, garantizaría prácticamente cualquier incremento de la demanda. Una vez estudiados los recursos en la situación actual y la que se pretende conseguir, sería interesante estudiar también cuales son las demandas y como se ha previsto que van a evolucionar las mismas. Disponibilidades hídricas actuales. En el área de estudio que nos aborda , se han llevado a cabo grandes esfuerzos con el fin de lograr sustituir la gran dependencia de los recursos subterráneos para el abastecimiento , construyéndose toda una red infraestructural , y remodelándose la que existía antes, tanto en España, como en Portugal. En la actualidad la situación es bastante satisfactoria , no obstante , como comentaremos más adelante , se proyectan una serie de nuevas infraestructuras para la satisfacción de las demandas futuras. Tabla 3 Abastecimiento y captación. Ayamonte

Lepe

I. Cristina

Villablanca

2.202.125

2.157.978

1.694.312

184.079

cápita. l/hab.dia

347’1

413’3

306’6

217’8

Abastecimiento %

100

100

100

100

Capt.

Anual

de

2000. (m3) Consumo

per

Fuente GIHASA. 2000. Los consumos per cápita son muy elevados , sobre todo en el caso de Lepe. Ello se debe principalmente a la agricultura intensiva de regadío. Con toda esta red de abastecimiento, la empresa encargada de la gestión garantiza el abastecimiento pleno para el horizonte del 2010. Otros aspectos que habría que considerar serían un aumento de la eficiencia de las redes y los sistemas utilizados, tanto en regadíos como en el resto de las redes; un estudio y 8


fomento de la obtención de recursos a partir de procesos de desalación; y una política que ajustara los consumos a valores que permitieran un ahorro y uso óptimo del recurso agua. En lo que respecta al Algarve, el abastecimiento de agua no llegaba ni siquiera al 88 % de la población servida en 1997, aunque la situación se corrige lentamente, obteniendo valores de 91% de población servida en 1997 (DRA Algarve), siendo la situación más significativa en el concelho de Castro Marim. Alternativas. Las alternativas que surgen como claves para garantizar un suministro de agua dentro de una política de abastecimiento sostenible serían: -

Implantación de medidas de ahorro de agua.

-

Ejercer un mayor control sobre los consumos que permita

-

Elaborar rigurosos estudios de coste-beneficio sobre las actuaciones e infraestructuras a realizar.

-

Mejorar los rendimientos de las redes y sistemas.

-

Integrar la gestión de los recursos, tanto superficiales como subterráneos, y a ambos lados de la frontera.

-

La reutilización de aguas residuales para actividades y usos que no requieren calidades muy altas, se presenta como una alternativa muy importante de cara a aumentar la oferta. Este aspecto se comenta más adelante.

La desalación. La desalación es otra técnica que puede permitir un aumento de la oferta de recursos hídricos disponibles. La desalación de aguas salobres de calidad deficiente es una fuente de recursos para cubrir las necesidades de los regadíos de las comarcas hídricamente menos favorecidas. La mezcla con otras aguas de baja calidad puede llevar también a un aumento del volumen disponible y a una reducción de costes. Las mejoras técnicas de las instalaciones, con mejores membranas y técnicas de recuperación de la energía residual de los caudales de 9


rechazo, hacen que la tecnología de la desalación sea una fuente de recursos con cada vez mayores posibilidades de implantación. Sin embargo, en la zona del Bajo Guadiana, la situación en cuanto a la disponibilidad de recursos suficientes, unida al hecho de que la tecnología de la desalación presenta todavía elevados costes y problemas como la eliminación de salmueras (CEDEX, 2000) , deja la posible instalación de plantas desalinizadoras como una opción utilizable más a largo plazo y no práctica y rentable en la actualidad.

2.4.-

INFRAESTRUCTURAS

Y

ACCIONES

PREVISTAS

EN

EL

PLAN

HIDROLÓGICO. El plan hidrológico de la cuenca del Guadiana incluye una serie de infraestructuras y acciones previstas que nos afectan directamente. De entrada podemos decir que estas infraestructuras tendrían como principal objetivo el de incrementar el recurso disponible para a su vez aumentar las superficies de explotación de regadíos. Los cursos fluviales que afectan a la zona no están muy regulados, pero en cualquier caso hay que plantearse la necesidad de estos embalses y por lo tanto la de ampliar los regadíos. Debemos comentar que el objetivo de las comunidades regantes de la provincia de Huelva es presionar para conseguir una regulación del 90% de los recursos. Este valor parece un tanto exagerado; en la actualidad la media del territorio nacional se sitúa en torno al 50 %. Parece mucho más lógico que se mejore la eficacia de los sistemas de regadío actuales y promover políticas de ahorro de agua. Las infraestructuras a las que se hace mención son: -.Embalse del Andévalo, sobre el río Malagón, con capacidad de 600 Hm3, se pretende inaugurarlo en Marzo del 2002. -.Azud del Guadiana. Con el fin de recoger las aguas aliviadas y excedentes de Alqueva, Chanza y Andévalo. -.Embalse de Barcia Longa, sobre el arroyo del mismo nombre (Ayamonte), con un volumen 1 Hm3. -.Embalse Grande, sobre el arroyo Grande (Ayamonte), de 1 Hm3. -.Embalse de Pedro Arco, sobre río Piedras, con una capacidad de 35 Hm3. -.Embalse de Tariquejo, en el río Tariquejo, afluente del Piedras, de 8 Hm3. 10


-.Infraestructuras para defensa de avenidas en el Guadiana y el río Piedras. -.Instalaciones para la recarga artificial del acuífero en la zona de Lepe. La justificación de infraestructuras para el aporte de recursos hídricos a la zona, y la creación de nuevas superficies de regadío se queda huérfana si no se consideran, así mismo, muchos factores. Por una parte los nuevos regadíos sólo se entenderían bajo una política agrícola sensata que justificase la necesidad de dicha ampliación de la superficie irrigable en la zona y, siempre y cuando, los suelos fueran aptos para su puesta en regadío. Por otro lado, el aumento de la oferta de agua, no se puede contemplar de una manera sostenible sin tener en cuenta una gestión más apropiada de la demanda de agua, como venimos repitiendo en todo el documento. Optimizar la eficiencia de las redes y los sistemas para reducir consumos inapropiados; fomentar la reutilización del agua para usos menos exigentes; y desarrollar al máximo las posibilidades de obtención de agua por desalación en la zona parecen objetivos ineludibles en una gestión apropiada del en el área de estudio. El Plan Estratégico de Agua para Portugal (2000-2006) introduce ya como líneas maestras para el desarrollo de sus acciones, aspectos como: preocupación por el medio ambiente, calidad, buscar soluciones integradas y garantizar la sostenibilidad. El Plan apuesta por la creación de sistemas de gestión plurimunicipales para el abastecimiento y la depuración de aguas. El objetivo principal es asegurar el suministro a la totalidad de la población y controlar todas las aguas residuales. En este sentido los tres concelhos presentes en el Bajo Guadiana, es decir, Tavira, Castro Marim y Vila Real de Santo Antonio se verían enmarcados en el sistema denominado “Sotavento Algarvio”. Una actuación producto de esta gestión integrada sería la estación de tratamiento de aguas de Tavira, que alimentada de los embalses de Odeleite y Beliche, da de beber a alrededor de 460.000 habitantes en la actualidad, y que está diseñada para abastecer a unos 530.000 habitantes en el año 2024. Mención especial merece en este capítulo la construcción de la presa de Alqueva, de 96 metros de altura, 250 Km2 y un volumen embalsado de 4150 Hm3 en las aguas del Guadiana. Dicho embalse, como todas las grandes obras hidráulicas, ha creado numerosas controversias. Como casi siempre se han enfrentado dos posturas abanderadas por “ser un motor de desarrollo económico” los partidarios, y un “freno y retraso ecológico” los 11


detractores. La modificación del entorno que supone una infraestructura de semejante calibre se enfrenta al valor añadido que proporciona la disposición de recursos hídricos suficientes. Los objetivos que se pretenden satisfacer con el embalse son los de crear 100.000 ha de regadío, producir 350 Gwh/año. Pero para eso se necesita una inversión de unos 300.000 millones de escudos. Estas proposiciones aparecen respaldadas por el binomio desarrolloinfraestructuras. Sin embargo, poco favor se haría hacia la sostenibilidad de dicho desarrollo si no se tienen en cuenta otros parámetros que no sea la rentabilidad económica. El impacto ambiental de la presa en su ubicación y aguas abajo sería enormemente negativo. Las transferencias entre cuencas. Las transferencias entre cuencas, más comúnmente llamadas trasvases, es una medida para paliar desequilibrios espaciales en la oferta de recursos hídricos. En Europa, y en España hay numerosos ejemplos al respecto. La aplicación de las infraestructuras necesarias para realizar los trasvases y las transferencias suelen generar polémicas entre las distintas partes interesadas. Pocas veces coinciden donantes y receptores, o ecologistas y agricultores en sus puntos de vista. En el caso del Guadiana, en la orilla española se han realizado estudios de viabilidad sobre un futuro trasvase de la cuenca hidrográfica del Guadiana II, es decir el territorio en el que se enmarca este estudio, y la cuenca hidrográfica del Guadalquivir, que es deficitaria. Actualmente, como se verá con más detalle más adelante, la cuenca del Guadiana presenta en su último tramo un balance equilibrado. Estableciendo valores de demanda futuros, y considerando la ejecución de algunas infraestructuras que permitieran aumentar la capacidad de regulación sobre los cauces del Guadiana, Piedras, Tinto y Odiel, se podrían transferir del orden de 200 hm3 / año. Sin embargo estos excedentes se verían reducidos en función de los caudales ecológicos, que no estaban considerados en el estudio, y en función

de la

evaluación de impacto transfronterizo entre España y Portugal. Resumiendo, dicho trasvase requeriría la construcción de grandes infraestructuras para la regulación de los cauces, algunas de las cuales tendrían nefastas consecuencias medioambientales como la aparición de caudales inferiores a los ecológicos, el aporte de aguas de baja calidad al Guadalquivir aguas arriba de Doñana, o la salinización del tramo final del Guadiana. Teniendo en cuenta estas consideraciones parce poco probable que el mencionado trasvase resultase realmente idóneo. Conviene citar que en la parte portuguesa del bajo Guadiana nos encontramos con el sistema 12


de transferencia en construcci贸n Beliche-Odeleite (CEDEX, 2000). Ambos r铆os son afluentes del Guadiana en su tramo final.

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3.- LA DEMANDA DE RECURSOS HÍDRICOS: EL USO DEL AGUA. El conocimiento de las demandas y usos del agua es una tarea imprescindible si se quiere realizar una correcta planificación y gestión de los recursos hídricos. Por lo general suele haber una grave carencia de estadísticas e información al respecto. Ante las dificultades para obtener información fiable sobre los volúmenes realmente suministrados y consumidos según los diferentes usos, uno de los procediemientos más comunes es el establecimiento de estimaciones, tal y como hemos visto en el apartado 3.3. Una característica fundamental es su gran heterogeneidad. La demanda ha sido considerada una variable independiente en la planificación hidráulica. Su previsión de futuro se ha venido haciendo desde una expectativa socioeconómica de precios cuasi nulos o con altas cotas de subvención y financiación a largo plazo a cargo del Estado (Alvarez, 1996). Esto no debe seguir siendo así. “El nivel de elasticidad

de la demanda respecto a os precios, leyes, normas, etc. nos abre hoy la

posibilidad de articular estrategias de gestión de la demanda en las que el ahorro y la eficiencia deben constituir las fuentes esenciales para nuevos usos razonables y eficientes que el actual modelo de desarrollo (no sostenible) pueda requerir” (Arrojo, 1996). “Modernizar en España la gestión del agua desde el lado de la demanda es uno de los grandes temas pendientes. Y es, además, por los grandes intereses creados a su alrededor, generadores del mayor de los inmovilismos, uno de los que presenta mayor grado de complejidad” (Cabrera, 1999). Esto se debe principalmente a tres factores según el propio Cabrera (1999): -

Los poderosos intereses, consolidados, que defienden agricultores, constructores y técnicos de la administración.

-

La escasa predisposición del político en el poder a introducir cambios contrarios a una cultura tan arraigada.

-

La cultura del usuario, también consolidada, y diametralmente opuesta a lo que es una gestión moderna del agua.

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3.1.- DISTRIBUCIÓN DE LA DEMANDA: USO URBANO, AGRÍCOLA O INDUSTRIAL. Requerimientos medioambientales. Lo cierto es que los requerimientos medioambientales no son, en sí mismos, un uso del agua, sino que constituyen restricciones en la propia utilización del agua del medio natural (CEDEX, 2000). Probablemente el requerimiento ambiental de mayor importancia es el caudal que permite mantener los ecosistemas fluviales. Estos caudales deberían encontrarse definidos en todos los Planes Hidrológicos de Cuenca. Son muy dispares y pueden variar desde el 1% al 10% de la aportación media anual (Ministerio de Medio Ambiente, 2001). En Portugal se están realizando investigaciones con el objetivo de definir los caudales ecológicos en los ríos necesarios para la protección y conservación de los ecosistemas. Demanda urbana. Generalmente la demanda urbana comprende el abastecimiento a las poblaciones urbanas y rurales, incluyendo todas las conexiones a las redes de suministro urbano. Este servicio es indispensable e incuestionable para la sociedad. Actualmente la dotación media anual por persona (l / (hab.día)) alcanza valores de 217 para Portugal y de 327 para España. estas dotaciones varían en función del tipo y del tamaño de la población.

Para el caso concreto de las Cuencas Hidrográficas del Guadiana

portuguesa y española se obtienen valores de 185 (l / (hab.día)) para la cuenca portuguesa, y de 276 (l / (hab.día)) para la cuenca de Guadiana II española. La tendencia esperable para los próximos años es la de que la demanda urbana continúe descendiendo, incluso con pequeños aumentos de la población (CEDEX,2000). El incremento de población que se produce en la época de verano en las zonas turísticas supone un gran incremento de las necesidades hídricas que afectan al suministro. Es 15


el caso de nuestro territorio. El Bajo Guadiana sufre todas las consecuencias de la estacionalidad del turismo, lo que a efectos de gestión del agua, aumenta el riesgo de demandas por encima de las disponibilidades, dado que coincide con el periodo de mayores necesidades de los otros sectores. Las mismas causas afectan a los procesos de tratamiento y depuración, con lo cual los riesgos de una mala gestión de los recursos hídricos aumentan. Además, esta demanda turística es muy localizada. La demanda agraria. España y Portugal, debido sobre todo a sus características climáticas, son países donde el sector agrícola ha sido tradicionalmente muy importante. Aunque la tendencia del sector es la disminuir su relevancia respecto al porcentaje del PIB que representa, territorialmente mantiene una gran importancia, que todavía se ve aumentada cuando del agua se habla. La demanda agrícola tiene su principal, y casi única, fuente en el regadío. Las cantidades de agua detraídas para este uso retornan en una parte mucho menos importante al ciclo del agua que los demás usos. Además, es, con mucho, principal demanda sectorial, alcanzando valores de entorno al 60-80% . El riego supone un gran impulso económico para la agricultura, que obtiene una valor añadido

y un incremento de sus producciones muy considerables. El Bajo Guadiana,

precisamente, es una zona en el que el desarrollo de áreas de regadío ha supuesto un fuerte impulso del sector terciario. Dicho impulso fomenta, a su vez, la demanda de nuevas transformaciones de superficies de secano a superficies de regadío.

El aumento de la

superficie de regadío viene definido, en el caso de España por el Plan Nacional de Regadíos de 1998, que lo establecía en unas 1.2 millones de ha a adicionar a las alrededor de 3.4 millones de ha ya existentes. Sin embargo, el aumento de las superficie total destinada a regadío presenta su propio reverso de la moneda, y si por un lado aparecen los beneficios económicos y sociales como desarrollo rural; por otra parte tiene unas limitaciones y unos riesgos muy considerables. Desde el punto de vista de la gestión de los recursos hídricos, una demanda tan fuerte exige un mayor control de la misma. Hoy en día los regadíos ya están evolucionando en cuanto a su eficiencia, y en el Bajo Guadiana se pueden observar claros ejemplos de esto; lo 16


cual no implica que no haya que profundizar en la determinación de las áreas irrigadas, de los consumos, tanto superficiales como subterráneos, y de la eficacia de los sistemas de transporte y riego. La cuenca hidrográfica de Guadiana II tiene una superficie de regadío de unas 19500 ha, y una dotación bruta de 6562 m3 /ha / año. La superficie dela “bacia” hidrográfica del Guadiana en Portugal viene a ser de unas 14.000 ha. El regadío tiene además unas consecuencias muy serias a medio-largo plazo, con altos riesgos de salinización de los terrenos, y por consiguiente, pérdida de capacidad de los mismos. Esto puede suponer el inicio de procesos de desertificación sumamente peligrosos para el territorio. Además, el hecho de establecer superficies de regadío no supone directamente una repercusión económica favorable. Los cultivos tienen que tener una salida al mercado, y actualmente, con los excedentes de producción en Europa y la globalización de los mercados, la agricultura está cambiando su enfoque productivista hacia otros como el de la calidad o el ecológico. Desde la propia PAC de la Unión Europea se limita la transformación de superficies de secano a regadío y se fomenta una agricultura

que

no busque la producción máxima como objetivo. ¿Tendría sentido dentro de este marco la transformación de tierras que por otra parte ya no son las más idóneas (las que lo eran ya han sido transformadas) en regadíos que aumenten las producciones y saturen los mercados agrarios? La demanda industrial. El agua destinada al uso industrial incluye el agua demandada para los procesos de producción de bienes industriales. Se suele considerar la demanda no conectada a red urbana. En general, el agua destinada a uso industrial ha ido descendiendo en toda Europa debido a los cambios en los sistemas productivos, los mayores controles sobre la calidad y cantidad de efluentes y la puesta en vigor de leyes que afectan al uso del agua (CEDEX,2000). Esta demanda no tiene prácticamente importancia en nuestra zona. La demanda energética. La demanda energética se basa principalmente en las necesidades de agua para la refrigeración de centrales, además de otros usos tales como el agua necesaria para el lavado de materiales, los caudales vertidos por las centrales hidroeléctricas, etc. Las cantidades 17


detraídas para uso energético retornan en una parte importante al ciclo del agua, aunque pueden ver cambiada su temperatura y calidad. Sin embargo, las necesidades de las centrales hidroeléctricas a la hora de disponer de suficiente cantidad de agua para producir a lo largo del tiempo sí que puede generar disputas por el uso del recurso, con lo que se podría considerar como una demanda. En nuestra zona, dada la escasa pendiente del río Guadiana y el resto de los cauces, no se realiza ningún aprovechamiento hidroeléctrico en la parte española, y muy pequeños en la parte portuguesa.

3.2.- CALIDAD DEL RECURSO. En general podemos considerar que las aguas de la zona del Bajo Guadiana son aguas de calidad alta, si exceptuamos las usadas para fines industriales (Tinto y Odiel), pero que se encuentran fuera de nuestro ámbito. La calidad del recurso es materia fundamental en la gestión. El consumidor demanda agua con determinadas condiciones de calidad e insalubridad. Si queremos aumentar el precio del agua y sensibilizar a la población acerca de su correcto uso, en contraprestación deberemos ofertarles aguas de alta calidad, sobre todo para consumo “de boca”. Otra cuestión es si todo los recursos deben tener la máxima calidad. Esto no es así, ni debe serlo. Actualmente las aguas utilizadas para regar campos de golf, calles, superficies agrícolas de regadío, etc. Suelen presentar parámetros de calidad similares a los exigidos para consumo humano. Esto significa que se está realizando una función, con sus costes añadidos, totalmente innecesaria. La reutilización de los recursos hídricos y el establecimiento para ellos de sistemas paralelos de conducción se presentan como una alternativa de esperanzador futro.

3.3.- EL PRECIO COMO HERRAMIENTA DE GESTIÓN. Una adecuada política de precios aparece como una herramienta ideal para una gestión eficiente de los recursos hídricos, que potencie el ahorro y maximice la eficiencia de los sistemas. Precios políticos, como los que acostumbran a estar vigentes en España, equivalen a despilfarro y mala gestión (Cabrera, 1999). En el actual régimen económico el agua es un 18


bien público de costo nulo, debiendo el usuario pagar los costos de las infraestructuras hidráulicas que posibilitan su transporte y posterior uso. Cuanto más se representen los costes reales (instalaciones, gestión, gastos energéticos, explotación y mantenimiento, etc) en el importe final del recibo que paga el usuario, el abastecimiento tenderá, de manera natural a mejorar su gestión. Hay que tener en cuenta que los precios actuales no contemplan la renovación del sistema y carecen de una base fidedigna. Hay que recordar que la relación entre el volumen de pérdidas en un sistema, el precio y las inversiones en mantenimiento es absolutamente directa. Bien es cierto, que por otra parte, la elasticidad es bastante baja (el consumo no es muy sensible a las variaciones en los precios. Pero esto no implica que un aumento del precio no repercuta positivamente en la gestión de los recursos hídricos. Por otra parte, las consecuencias de la aplicación de una ajustada política de precios para el agua no debe ser un lastre para las rentas más bajas, sino penalizar el despilfarro del recurso. Hay múltiples ejemplos al respecto.

3.4.- DEPURACIÓN Y REUTILIZACIÓN DE LOS RECURSOS. Las aguas residuales han venido siendo reutilizadas tradicionalmente por tomas situadas aguas abajo del punto de incorporación al cauce. Hoy en día se está potenciando, y es una alternativa cada vez más seria, la reutilización de las aguas a continuación del primer uso, sin que entre ellos el agua se incorpore a ningún cauce (CEDEX 2000). La reutilización de las aguas es, en cualquier caso, escasa en la actualidad, debido entre otras causas, al rechazo de los potenciales usuarios. Esta es una tendencia que debe cambiar en los próximos años, ya que la reutilización permitiría una oferta mayor, y solucionaría muchos problemas. Carece de sentido que se utilicen aguas de máxima calidad para usos que requieren prestaciones muy inferiores. Los costes de obtención de aguas con altos parámetros de calidad y el uso inapropiado de dichas aguas genera una pérdida económica, que se podría redirigir hacia la instalación de redes y sistemas de reutilización. Mediante la reutilización se obtienen actualmente es España unos 230 hm3 anuales, utilizados fundamentalmente para riego (89%), áreas recreacionales y campos de golf (6%), 19


uso municipal (2%), usos ambientales (2%) y usos industriales (1%) (CEDEX, 2000). En Portugal se espera que en el año 2000, el volumen de las aguas residuales reutilizadas será aproximadamente el 10% de las necesidades de agua para el riego en años secos. Se estima que entre 35.000 y 100.000 ha puedan ser regadas con aguas reutilizadas. En la zona del Bajo Guadiana, por las características de la demanda de agua y su distribución, el uso de aguas reutilizadas tiene un porvenir ciertamente interesante e importante como garantía para satisfacer la gran demanda de agua para usos que requieren menor calidad del recurso (regadíos de la zona, campos de golf, recarga de acuíferos, etc.) y que están muy presentes en el territorio. Todo un cambio de manera de actuar con respecto a la reutilización de las aguas residuales parece avecinarse. La creación de dobles redes, hasta hace poco impensable, cobra cada vez más fuerza como herramienta para una correcta y eficaz gestión de los recursos hídricos en zonas con riesgo de desequilibrios entre la oferta y la demanda.

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4.- RIESGOS EN LA GESTIÓN DE LOS RECURSOS HÍDRICOS Ya hemos visto algunos de los aspectos en los que puede incidir una gestión integrada y eficiente de los recursos hídricos. Como todo recurso, el agua está sujeta a unas capacidades, limitaciones, potencialidades y riesgos. Las capacidades y limitaciones ya han sido descritas al detallar la oferta y la demanda. Una ojeada sobre los riesgos derivados de una gestión de los recursos hídricos nos completará la perspectiva sobre el asunto.

4.1.- DESEQUILIBRIOS ENTRE LA OFERTA Y LA DEMANDA. El desequilibrio entre la oferta y la demanda constituye el riesgo más relevante, sobre todo en zonas susceptibles de experimentar prolongados periodos de sequía, como la que nos atañe. Una gestión eficiente de los recursos hídricos, ejecutada desde el punto de vista de la demanda, aporta una mayor capacidad de soportar estas situaciones de desequilibrio. Para ello es necesario dotar a todo el sistema de los instrumentos pertinentes y que ya hemos ido describiendo. Una política de ahorro de agua, unas redes de alta eficacia, un uso apropiado, controlado e integrado dentro de toda la gestión, son los pilares entorno a los que se debe desarrollar la gestión de los recursos hídricos. Esto atañe a muchos otros aspectos de la ordenación del territorio. Sin una adecuada planificación y ordenación del espacio y sus usos, carece de sentido intentar obtener una gestión adecuada del agua.

4.2.- OTROS RIESGOS LIGADOS A LA GESTIÓN DEL RECURSO. Además del riesgo derivado de los desequilibrios entre la oferta y la demanda, otros riesgos aparecen asociados a la gestión de los recursos hídricos: -

Riesgo de contaminación de los recursos hídricos por efluentes de la industria o precolaciones de sustancias utilizadas en la agricultura, etc. 21


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Deterioro de espacios naturales de especial valor, como pueden ser los deltas, marismas o lagunas, o los propios cauces fluviales por no considerara y garantizar caudales ecológicos, o por la anteriormente citada contaminación...

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La erosión del suelo, que afecta a la capacidad de retención de las precipitaciones y a los propios cauces.

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La salinización, que es un riesgo muy importante sobre todo en los tramos finales de los ríos, como el que nos atañe, por intrusión marina, o en otros casos por contaminación o exceso de regadío.

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Riesgo de inundaciones. Es un riesgo que siempre se debe contemplar dadas las magnitudes de los efectos que puede generar. Toda gestión de los recursos hídricos debe atender a este riesgo. La regulación de los caudales, y las obras pertinentes deben ser ineludiblemente contempladas.

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Una gestión adecuada de los usos del suelo es necesaria para una correcta gestión del agua. Un ejemplo podría ser el de mantener un manto forestal en zonas de captación de precipitaciones; y como este ejemplo, muchísimas de las actuaciones sobre los usos del suelo tienen su repercusión en la gestión de los recursos hídricos.

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5.- BIBLIOGRAFÍA

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Ministerio

de

Medio

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