David Senabre López
EL ÁREA FUNCIONAL DE SALAMANCA EN EL AVANCE DE LAS DIRECTRICES DE ORDENACIÓN TERRITORIAL DE CASTILLA Y LEÓN ORIGEN Y MARCO GENERAL
El 28 de diciembre de 2000 se hizo pública en el Boletín Oficial de Castilla y León la Orden de 24 de noviembre de 2000, de la Consejería de Fomento. Con ella iniciaba la tramitación de las Directrices de Ordenación del Territorio de Castilla y León (en adelante, DOT). A partir de entonces se abría un periodo de información pública y audiencia, a las Administraciones públicas, Organismos, Instituciones y grupos de expertos interesados, con una duración de tres meses, de conformidad con el artículo 12.3 de la Ley 10/1998, de 5 de diciembre, de Ordenación del Territorio de la Comunidad de Castilla y León. Durante este periodo la Administración regional habilita para que se puedan presentar los informes, alegaciones y sugerencias que se estimen oportunas. Transcurridos los plazos, y una vez que se debatan en esencia todas las cuestiones planteadas en el Documento, se presentará a las Cortes de Castilla León como Proyecto de Ley de Directrices de Ordenación del Territorio. FORO DE DEBATE
Como novedad dentro del ámbito institucional y de redacción de estas Directrices de Ordenación, la Consejería habilitó desde el 22 de enero un foro de debate en internet (http://www.jcyl.es/jcyl/cf/dgvuot/directrices-ot/), que permitió abrir las propuestas al ámbito plural de aquellas aportaciones enriquecedoras de numerosos profesionales, preocupados por mejorar con sus conocimientos el contenido general o particular de dichas Directrices, y
también a las entidades administrativas, afectadas por el primer diseño presentado a discusión. El estudio de los contenidos de dicho foro ha ido marcando, en el transcurso de los plazos, claramente, las lagunas, errores y disparidades de muchas de las proposiciones genéricas redactadas en este Documento de debate. Precisamente se trataba de eso. En este sentido, a continuación se expondrán algunas de las opiniones allí vertidas, siempre dentro del contexto de la mera fase de Avance del Documento de ordenación territorial. Las comunicaciones por carretera con Portugal no estaban suficientemente desarrolladas en el mismo, más allá del comentario genérico sobre la diagonal europea del eje Irún-Aveiro. Los niveles de permeabilidad entre ambos países no se valoraron adecuadamente, por un marcado determinismo de las comunicaciones que tradicionalmente existían de espaldas a la frontera sin arriesgar con innovaciones. Por otra parte se advertía una evidente sectorialización, que volcaba la jerarquía general hacia planteamientos de planificación física, dedicando poco o nada al análisis socioeconómico, como método para sugerir nuevas estrategias de desarrollo. Se marcaban rupturas entre el ámbito rural y el urbano, sin incidir en un estudio ocurrente y específico de desarrollo rural, ni tampoco de las tendencias actuales que explican el engarce estratégico real que se produce entre ambos espacios, cada vez más permeables. Unos territorios que, por otra parte, están basados en economías donde la diversificación productiva, la marca de calidad y el signo de distinción, empiezan a convertirse en señas de identidad. No se estimaba oportuno -ni siquiera en el nivel descriptivo- la evaluación del estado del patrimonio etnográfico y arquitectónico rural como fuente futura de riqueza y cultura en una Comunidad donde el turismo representa hoy el 7 % de los ingresos y sigue creciendo. Desde el punto de vista sociológico adolecía de plantear iso-espacios estructurales, en absoluto existentes en muchos casos. La articulación territorial con el vecino país de Portugal no terminaba de definirse, a juzgar por lagunas en la ordenación territorial de un área básica en el futuro a medio plazo como será el eje que hoy es
1
transversal a la diagonal europea: Burgos-Valladolid-Salamanca-Fuentes de Oñoro, formado por las capitales de Zamora y Salamanca y su entronque territorial con el país limítrofe. A pesar de ciertos ejercicios de equilibrio distributivo, en general, se ahondaba más en el carácter centrípeto de Valladolid, fijando para los Nodos Primarios, a priori, metas y condicionantes de actividad, harto discutibles, como en el caso salmantino. Se aludía con rotundidad a la conveniencia de trasponer el modelo de desarrollo endógeno rural, periclitado, a uno propio, basado en la fuente económica de los recursos turísticos, de diferente escala, y aún sin mensurar adecuadamente su impacto sobre un medio rural, el castellano y leonés, con profunda raigambre campesina, tanto en las características formas tradicionales de ocupación del territorio como en el conjunto de males que asolan a la población de estos espacios, envejecida y sin tener asegurado el relevo generacional. Un mundo rural incentivado únicamente por las iniciativas comunitarias LEADER I y II y PRODER, pero con el Gobierno regional alejado de planteamientos innovadores en este campo, hasta el momento. LA ORGANIZACIÓN DE SALAMANCA EN LAS DOT
La propuesta incluida en el Documento de Avance de las DOT para la provincia de Salamanca, realiza una composición municipal de las Áreas Funcionales en 5 grandes sectores que abarcan cada uno a Peñaranda de Bracamonte, Béjar-Guijuelo, Ciudad-Rodrigo, Salamanca y Vitigudino, y en 4 Sub-Áreas, todas dentro del Área Funcional de Salamanca; las Sub-Áreas de Salamanca, Alba de Tormes, La Fuente de San Esteban y Ledesma. Como novedad territorial surge la creación del polémico binomio Béjar-Guijuelo como unidad, y la consideración discutible de añadir a Ledesma como Sub-Área de Salamanca. LA SUB-ÁREA DE SALAMANCA
El análisis establecido para el nodo de Salamanca sugería que el desarrollo urbano del sector implicaba a la capital y los municipios de Aldeatejada, Arapiles-Las Torres, Cabrerizos, Calvarrasa de Abajo, Carbajosa de la Sagrada, Castellanos de Moriscos,
2
Castellanos de Villiquera, Doñinos de Salamanca, Monterrubio de la Armuña, Pelabravo, San Cristóbal de la Cuesta, Santa Marta de Tormes, Villamayor de la Armuña y Villares de la Reina. Incomprensiblemente se dejaba fuera del área de influencia inmediata a Aldealengua, junto a Cabrerizos, y a Calvarrasa de Arriba, en la C-510, y otros tres más, con características especiales: Terradillos, al Sur, alejado de la capital (también en la C-510), hacia Alba de Tormes, pero con más de 3.000 habitantes que mantienen una relación directa y diaria con la ciudad; Galindo y Perahuy, al Oeste, dada la presencia de la urbanización residencial «La Rad»; y Zarapicos, donde hoy está construido un campo de golf y se prevén numerosas zonas residenciales a corto plazo. Como sistema de análisis del territorio es un criterio de dudosa eficacia emplear como únicos los datos de población, sin recurrir a la imagen prospectiva que da el análisis minucioso del planeamiento municipal y las expectativas de creación de suelo. A la capital se le otorgaba a priori por las DOT la función de «(...) Nodo de excelencia en los ámbitos de la cultura, la educación, el patrimonio y las actividades turísticas y económicas relacionadas con estos elementos. El impulso de estos elementos como factores de desarrollo urbano requiere el desarrollo de equipamientos y servicios que los doten de contenido (centros culturales, de congresos, de actuaciones artísticas, creación de "paquetes turísticos", penetración en mercados internacionales, centro superior de actuación y gestión del patrimonio, etc.)». Sin embargo, no se reconocía ni proponía la excelencia de la ubicación espacial de Salamanca a otra escala que la mera provincial, más que desde el punto de vista descriptivo de las conexiones viarias. Puesto que este es un Documento de futuro que tratará de organizar la ordenación territorial más acorde, debería entenderse que dicha posición futura será esencial y privilegiada para el fomento de actividades empresariales e industriales de carácter supranacional, dado el potencial intrínseco que supone su enclave en el eje permeable que, junto con Zamora, desempeña en la encrucijada estratégica de las carreteras N-620 y N-630. La actividad turística no es novedosa en la capital salmantina y, además,
3
tampoco debe considerarse como un estandarte del progreso sino como un incentivo más a su desarrollo, tratando de introducir otras actividades de horizonte transnacional, a parte de las consabidas universitarias y turísticas, de sobra conocidas, que no pueden desdeñarse. Las recomendaciones sobre la mejora de la ciudad de Salamanca adolecían de una preocupante desinformación sobre los contenidos y directrices de ejecución, tanto del PGOU como del Plan Especial de Reforma Interior (modélico a escala del planeamiento nacional en este ámbito), ambos de 1984 y el primero en proceso de revisión. Las sugerencias incluidas en el documento sobre rehabilitación de viviendas, mejora de barrios en las zonas periféricas, la ordenación del tráfico en el centro histórico, la construcción de rondas de circunvalación, la ordenación y mejora de la integración de los espacios ferroviarios o el tratamiento de los espacios ribereños para el ocio son, cuando menos, sorprendentes por su desfase propositivo, porque algunas se encuentran en pleno proceso de ejecución continuada, y otras ya están realizadas (por ejemplo la integración y permeabilidad del ferrocarril en la ciudad, cuyo proyecto data de 1994 y hoy está casi terminado con la nueva terminal Vialia y la reconversión y venta de espacios perimetrales para viviendas). CONCLUSIÓN
El análisis territorial de Castilla y León presenta una complejidad específica, alentada por la conjugación de varios factores que se vuelcan sobre el territorio autonómico más extenso de España: desestructura de la población, el poblamiento y las actividades productivas, con vacíos demográficos y económicos, al mismo tiempo que se polarizan las actividades en las capitales provinciales, generando macrocefalia. Frente a esto, un potencial de vertebración territorial con Portugal, Galicia, Asturias y Cantabria, que depende de los futuros ejes viarios y otro, cultural, turístico y de enclaves y paisajes naturales, de primera categoría, sin explotar. La asignación de funciones y actividades específicas, en este ámbito de sugerencias e indicaciones de las DOT, recuerda, en otro contexto y escala, ciertos condicionantes
4
deterministas de los sistemas de organización intraurbana de antaño, cuando se recurría al histórico sistema de la zonificación. Pero unas Directrices que pretendan dirigir el desarrollo adecuado del territorio, deben ampliar el grado de las propuestas, rompiendo los esquemas acostumbrados y las tendencias negativas arrastradas durante décadas, sin caer en intereses de asignación de importancias o jerarquías que muchas veces son de índole política, porque después se comportarán como trabas para el necesario desarrollo de iniciativas más creativas.
5