4 minute read
VIAJE
from Revista FundsPeople Enero
by FundsPeople
UNA EXPERIENCIA INOLVIDABLE Con casi 6.000 metros de altura, el volcán Kilimanjaro es el techo de África y una de las siete cumbres, y aunque se considera la más fácil de ellas, la ascensión no es un paseo por el parque.
Excelencia continua
104 de nuestros fondos han conseguido
buenas rentabilidades en todos los periodos
y tienen un rating de 4 ó 5 estrellas en
Morningstar*.
Descubra cómo nuestro objetivo es generar
resultados consistentes para nuestros
inversores. Su éxito es nuestra prioridad.
columbiathreadneedle.es
*© 2020 Morningstar, Inc. Todos los derechos reservados. La información contenida aquí: 1) es propiedad de Morningstar y es proveedor de contenido, 2) puede no ser copiado o distribuido; 3) no garantiza que sea acorde, completo. Ni Morningstar o sus proveedores de contenido son responsables de cualquier daño o pérdida que surgan por el uso de esta información. (Rating de Morningstar™ Threadneedle Investments es la marca global del grupo de sociedades Columbia y Threadneedle.
SUBIDA AL KILIMANJARO
ALCANZAR LA CIMA A CONTRARELOJ
La gesta de ascender el Kilimanjaro la acometimos en apenas tres días, y por la ruta Marangu, la más rápida, pero también la más difícil. Los primeros 3.500 metros fueron relativamente plácidos. Pero a partir de la llegada al tercer campo base todo cambió.
ay gente que disfruta H invirtiendo su dinero en relojes, cuadros, joyas o coches y otros, entre los cuales me incluyo, que preferimos gastarlo en viajes para así convertirnos en coleccionistas de experiencias vitales. Y de todas las aventuras que he vivido a lo largo de mi vida, recorriendo, que yo recuerde, más de 60 países entre cuatro continentes (Oceanía sigue siendo una asignatura pendiente), sin duda la experiencia que más me ha marcado hasta la fecha fue la ascensión al monte Kilimanjaro que hice, junto con mi mujer y en virtud de nuestra luna de miel, hace ya casi 10 años.
Para empezar, tuvimos que acometerla en apenas tres días (cuando lo recomendable es hacerlo entre cinco y seis días por la distancia y por la aclimatación) y por la ruta Marangu, que es la más difícil pero también la más rápida, pero esto era condición sine qua non de mi ya entonces esposa, que no quería verse privada ni un solo día más del lujo y las playas que nos esperaban después, con lo que ya la aventura se convirtió de facto en un auténtico reto.
Con casi 6.000 metros de altura, el volcán Kilimanjaro es el techo de África y una de las siete cumbres, y aunque se considera la más fácil de ellas, la ascensión no se asemeja para nada a un paseo por el parque. La subida comienza atravesando una especie de bosque tropical y los primeros 3.500 metros fueron relativamente plácidos, recorriendo preciosas sendas y disfrutando de maravillosos paisajes a través de caminos que se abrían paso entre la montaña, y siempre ayudados por los simpáticos y aguerridos porteadores que nos acompañaban durante toda la jornada y que, además, cocinaban razonablemente bien.
FALTA DE OXÍGENO Pero a partir de la llegada al tercer campo base, llamado Kibo Hut y localizado a 4.800 metros, todo cambió de repente. Y es que la falta de oxígeno hizo mella en mi atlética mujer y nos recomendaron iniciar el descenso sin llegar a la cumbre para evitar una posible embolia pulmonar. En ese momento, nuestro guía, que era un hombre enjuto y parco en palabras, me clavó sus penetrantes ojos y me dijo: Are you really a Spanish bull? Yo no entendí muy bien la pregunta, pero instintivamente comprendí que el hombre quería hacer cumbre como fuera (ya que si lo lograba suponía su ascenso número 300 y le correspondía una bonita placa y un suculento aguinaldo), y el hecho de que yo previamente le asegurara que era un deportista empedernido sumado a ese orgullo patrio del que todos hacemos gala, hizo que no me quedara más remedio que asentir, dejar a mi mujer en el refugio al cuidado de unos peculiares enfermeros y empezar la cronoescalada hasta la cumbre sin rechistar y a pesar del cansancio acumulado en las piernas. La única condición que le puse fue hacer la subida y posterior bajada al campamento base en la mitad de tiempo (normalmente se tardan ocho horas si vas a buen ritmo) y lo cierto es que Joachim pasó de susurrarme pole (que en swahili signi ca lento) a gritarme haraka (más rápido) para conseguir cumplir su promesa holgadamente, ya que tardamos menos de cuatro horas en completar la gesta.
Lo único malo, sumado a la primera bronca marital, es que llegamos a la cima con noche cerrada, de ahí que la tradicional foto en el Pico Uhuru salió borrosa, a oscuras, con el bigote congelado (la cumbre es un glaciar y la sensación térmica era de -35º) y sin poder disfrutar de las impresionantes vistas que se contemplan desde ahí arriba.