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La Lewis Carroll revista digital https://www.facebook.com/lalewiscarrollrevista - https://twitter.com/LaLewisCarroll
Edición N°1 - Mayo 2017 Registro DNDA en trámite
Propietario y director responsable: Lucas Nahuel Hardmeier
Domicilio legal: Pastor Ferreyra 3902, Remedios de Escalada, Buenos Aires
Diseño de tapa: Franco Casalini
Diseño de revista: Luca Hardmeier
Ilustraciones de carátulas de área: Iván Siles Si querés colaborar con la revista ya sea diseñando, sacando fotos en entrevistas, entrevistando o de cualquier manera que se te ocurra, mandá un correo a lalewiscarroll@gmail.com con el asunto “Quiero participar de la revista”. Para enviar material y figurar junto a otros autores, mandalo al mismo mail con el asunto “Convocatoria de autores”.
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índice
prólogo a la primera edición.............................. 6 Luca Hardmeier
Narrativa
coca-cola...............................................................12 Ezequiel Olasagasti
el propósito......................................................... 16 Funes de la Torre
querido Manuel.................................................. 22 Clau Sobico
insomnio.............................................................. 26 Julieta Meskauskaite
instinto de supervivencia.................................. 28 Nahuel Fernández Etlis
el toro gris........................................................... 34 Cami Chico
zapatos................................................................. 38 Luciano Landázuri
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Arte digital y pintura
puerta I: FVEGO................................................42 NINJA
la casa de las puertas infinitas..........................46 María Eugenia Petre
black nest............................................................. 52 Mr. Crowley
lo que muestran y esconden............................. 56 Jengibre
Fotografía
tango en blanco y negro.................................... 62 Ludaphoto
suburbia...............................................................66 Julián Gentilezza
Poesía
la mágica orfandad............................................. 74 Sarco Lange
las putas de Andrómeda.................................... 82
4 | La Lewis Carroll Boris Katunaric
monstruos............................................................ 86 Cyan Par
20.......................................................................... 88 NicolĂĄs Antonioli
el camino de una mujer.....................................90 Sara MontaĂąo Escobar
duelo..................................................................... 92 Fernando Vega
Entrevistas
a Selva Almada:...................................................96 por Luca Hardmeier
a Alejandro Brianza:........................................ 108 por Luca Hardmeier
eventos culturales mayo-junio......................... 118
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prólogo a la primera edición Luca Hardmeier
Amar a los clásicos, ser metafórico, ser original, buscar trascender, producir, producir, producir, incorporar constantemente conocimientos, no jugar videojuegos, analizar, sistematizar, segregarme, encontrarme: encontrar mi estilo, encontrar mi vocación, encontrar un método. Leer Goethe, Burroughs, Piglia, Chesterton. Encontrar su estilo, googlear a que edad escribieron su primera obra, su obra maestra, su última obra, cuándo empezaron a escribir, ¿sufrían mucho?, ¿amaban a los clásicos?, ¿eran metafóricos?, ¿originales?, etc. Recordar citas, alabarlos en público, leer toda su bibliografía, releerlos, pensar por qué ellos se consagraron, pensar por qué yo no me consagraré, no leer best-sellers, no leer a Pigna, no leer a Coelho, producir, leer textos contemporáneos (sólo si son arriesgados), escuchar música contemporánea, googlear qué quiso decir el autor, creer comprenderlo, escuchar todas las obras posibles, ir a conciertos, teatros, no perder el tiempo, arrepentirme si lo hago, practicar en el piano, desear haber comenzado todo proyecto antes, no jugar videojuegos, ejecutar las partituras de 6 | La Lewis Carroll
un modo literal, no consumir drogas para escribir, escribir todos los días, escribir más que cagar, arrepentirme si no escribo en cada puto momento libre, ser correcto aunque sutilmente grosero, atarme a los ideales, atarme a las metas, simular seguridad, pasión, madurez (excepto en los casos en que la niñez favorece la sensación de), ser espontáneo, locuaz, decidido, encontrar mi estilo, buscar mi estilo, no copiar estilos de otros autores, leer mis obras completas (dos hojas de texto) y analizar en busca de mi estilo, pensar mi estilo en función de trascender, la obra debe buscar la inmortalidad, sobrevivirme, denigrarme (mientras menos la entienda mejor), escribir al futuro, no perder el tiempo, pronunciar bien los apellidos de autores, encontrar mi vocación para que otro en un futuro imposible se alimente de ello, disfrutar de la obra en muerte, tocar veinte horas de piano por día, ser el mejor (sin desearlo); de no serlo autojustificarme (evitar la frustración), calcular el tiempo que me llevará escribir la obra que me saque la culpa, calcular el tiempo que me llevará escribir el cuento que me prive de pensar en una obra maestra, calcular el tiempo que me llevará componer la pieza que me exima de calcular el tiempo, calcular horas dormidas, horas de viaje, horas de juegos, horas de masturbación. Calcular horas de escritura, horas de lectura, horas de música, horas de tocar el piano, horas de análisis, horas de estudio. Elaborar un promedio, culparme, amar a los clásicos, justificarme, reorganizarme, limitarme, ser metafórico, prohibirme, perdonarme, ser original, producir, producir, volver a calcular, comparar cálculos con cálculos anteriores, calcular cálculos, escribir algo estéticamente bello, no buscar complacer al público, incorporar conocimientos, no identificarme en debilidades ajenas, no escribir con malas palabras, usar eufemismos para palabras estéticamente incorrectas (pero de uso habitual) como vagina, pedo, granos, caca, culo, mocos, ser sarcástico, no utilizar en los relatos neologismos tecnológicos como googlear, whatsappear, datos móviles, no incluir celulares, mails, búsquedas en Internet, retrotraerme a una realidad antigua (treinta años es suficiente), no ser demasiado sarcástico, no emplear acciones redundantes como rascarse los huevos, eructar o sonarse la nariz, reemplazarlas con fumar, bostezar o mirar por la ventana, escribir largo, ser sintético, ser detallista, ser directo, leer a Burroughs, no emocionarme con algo estéticamente pobre, no sentirme realizado, escribir poemas herméticos, esLa Lewis Carroll | 7
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cribir hasta altas horas de la noche sin notarlo, matar rima, métrica, música, estética, romper las reglas, construir desde cero, encontrar mi estilo, hacer música absoluta, hacer música de ruidos, justificar cada sonido de mi obra, justificar el sonido del cellista cuando afina, usar escritura analógica, no utilizar consonancias, desentenderme, aburrirme pero trascender, no jugar videojuegos, no leer a Pigna, seguir el ejemplo de los grandes, cavilarlo, googlear quiénes son los grandes, poseer una gran biblioteca (ordenar los libros por autor), practicar en el piano, hallarme, conocerme a mí mismo mientras escribo, mientras toco el piano, mientras soy original, mientras compongo, no evadir la realidad, estar socialmente comprometido, no vincular el arte con la política, no escuchar a Johann Strauss hijo, ser metafórico, no ser directo, no desear ser un perro, ser original, evitar “sándwich”, “sánguche” o “emparedado” por no decidirme, escribir “bar” o “café” por no decidirme entre “restorán”, “restaurante”, “restaurant”, “restorante”, etc. Ser académico, no usar cifrado americano, ser exacto, ser desestructurado, no dar lugar a la duda, no improvisar, escuchar a Bartók, no equivocarme, equilibrar la teoría y la práctica, no moverme demasiado al tocar, moverme un poco para generar sensación de estar sintiéndolo, ser modesto, trascender, buscar la inmortalidad de la obra, no ser ególatra, no ceder a los halagos, hablar poco y preciso, tomarme el arte como un juego, ser consecuente, escribir todos los días, tener los ideales claros, no retractarme, no desdecirme, producir a la mayor velocidad posible (mientras no perturbe el resultado), mejorar paulatinamente, mejorar constantemente, evitar las recaídas, alimentar la falta de éxito, sentirme incomprendido, admirar en el otro sólo en lo que me aventajan, evitar el tiempo libre, ser metódico, sistemático, encontrar mi estilo, encontrar mi vocación, no repetirme, no autoplagiarme, tener un estilo, evitar concursos, desestimar la opinión de terceros, amar a los clásicos, evitar reacciones al agrado o rechazo, plantear interrogantes universales, ser nacionalista, ser espontáneo, no ser demasiado coloquial, producir, ser original y por sobre todo derribar los estándares.
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Narrativa
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coca-cola Ezequiel Olasagasti eze_pka@hotmail.com https://www.facebook.com/p1cka http://vinagredetinta.blogspot.com.ar https://www.instagram.com/ezequiel_olasagasti
No sabés primo, jugamos por una Coca. Pero la de vidrio que dicen que es más rica. Si llegaba a perder me iba a querer matar, creo que cuesta como dos pesos la Coca esa, ¿de dónde iba a sacar plata si perdía? Yo sé que Fede la compra sin drama, pero ¿si perdía yo? No sé, iba a tener que vender el pilón de figus que me costó un huevo juntar o algo así. Vos sabes que mi viejo no me da plata, y menos para gastar en boludeces. Tiene que comprarse sus cosas porque si no después esta de mal humor, muy mal humor. No sabés boludo, cuando no se compra sus cosas no le puedo ni hablar, se pone re nervioso y me caga a pedos o peor. No sé si serán golosinas o remedios. En fin. Hicimos una carrera de bicis. Yo no tengo bici, pero la verdad ya me tenía re podrido Fede haciéndose el Shumajer con su playera nueva. Encima todos los pibes lo alababan como si fuera un Dios, el Dios de las bicis. Es mi amigo el pibe todo bien, pero me hace calentar cuando se pone en estrella. Cuando presume tanto. Yo le dije -mucha bici, mucha bici pero yo con la mía te gano- Ahí nomás todos los chicos 12 | La Lewis Carroll
empezaron a pudrirla, se escuchó un murmullo general. Me miró y me dijo –dale cuando quieras, donde quieras.Yo no tengo bici boludo, no sabía ni para que había hablado, pero tuve que aceptar. Le pedí para ese mismo día. Tenía que aprovechar que esa tarde mi viejo no trabajaba para sacarle su bici. Era ahí mismo o nunca. La saqué a escondidas, igual pobre estaba re dormido el viejo, ni cuenta se dio. Anda medio enfermo, creo que el frío le hizo mal. Porque la chapa de mi pieza se rompió y entra aire. Así que me dijo que use el acolchado, el único acolchado que tenemos en casa. El quedó así nomás, con lo puesto. Así que, creo yo, que el frío lo debe haber enfermado. Está tomando más remedios que antes, esos que se compra él, y algún trago que siempre me dice que te hace entrar en calor. Bueno, llegué con la bici a donde estaban los chicos. Medio que se cagaron de risa porque está hecha bolsa la bici pero no les di bola. Sé que la bici es buena porque la usa mi papá todos los días para el laburo. Y el carro ese que tira, cuando tiene suerte y puede juntar mucho cartón y eso, pesa un huevo. Yo lo acompañé un par de veces. Me decía que no me quería dejar solo en casa los días que no teníamos clases, así que iba y lo ayudaba un poco. No sabés lo que es ese carro cuando está bien lleno, yo no sé cómo lo mueve. Si la bici se banca eso es porque es buena, está hecha mierda pero se la re banca. Me gustaría que mi papá se pueda conseguir otra, así al menos me queda para mí la bicicleta. La carrera era en la calle donde nos juntamos siempre, doblábamos en el chino para agarrar Achaga. A lo último doblábamos en la de mi casa y llegábamos a donde habíamos arrancado. Matías nos dijo el “ya” y al toque se me fue a la mierda. Iba re rápido, con la bici nueva es entendible. La mía era más dura que la mierda. Cuando llegamos al chino me di cuenta que no podía frenar bien, porque la playera es La Lewis Carroll | 13
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a contra pedal y no estaba acostumbrado, ahí me le acerqué. Hice como vi una vez en la casa de un amigo que tiene tele. Estaban dando una carrera de motos y, mirándolos, me di cuenta que los tipos se abren para doblar y hacen equilibrio con la pata estirada. No sabés, doblé re bien y eso que no tenía frenos mi bici. De nuevo empezó a ir más rápido que yo pero en Achaga lo pasé. Viste que por esa calle siempre pasan los bondis, bueno venía uno de frente que se notaba que iba a llegar antes que nosotros al lugar donde teníamos que doblar. Se cagó todo él, frenó y dobló por afuera del colectivo. Yo me mandé por donde tenía que pasar. El bondi pegó una frenada y me pasó raspando. No sabés el cagazo que me pegué, te juro que no lo hago nunca más pero boludo, dos mangos para la coca, dos mangos, de dónde querés que saque. Me mandé, me cagó a puteadas el chofer y todo. Ahí si le saqué una buena ventaja, me quedaba una cuadra más o menos. Acelere lo más rápido que pude, así y todo el guacho casi me alcanza en el último tramo. Al final gané, todavía me duraba el cagazo pero gané. Lo re jodí a Fede. Le hacía “chiva” y le cantaba “calentitos los panchos”. Pero se copó, pagó la apuesta. La tomamos con los pibes, Fede también. Es mi amigo el boludo aunque lo joda. No sabés lo rica que es la Coca primo. Nunca había tomado yo, estaba buenísima. Te juro que el día que gane otra apuesta te traigo un poco para que la pruebes.
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Nació en San Nicolás Prov. de Bs. As. Se mudó a Morón a los casi cinco años. Estudió (algunos años) Prof. en letras en la Universidad de Morón y edición de textos en el Instituto Mallea. Actualmente es estudiante de periodismo en el instituto Éter. Coordinó taller literario en el centro cultural “la puerta creativa” de Haedo y condujo el programa “viejos vinagres” en “como nos pega radio on line”. Ahora forma parte de un grupo literario con varios escritores emergentes del oeste con los que organiza eventos literarios, principalmente el ciclo “tinto creativo” junto a su pareja la escritora Mariana Delponte. Publicó cuentos y poemas en revistas literarias, blogs colectivos y demás medios digitales. Participó en la antología “Crupier” de editorial Crupier y en la antología “Signos” de editorial “Ser seres”. Fue finalista del concurso de micro relatos de la revista Guka. Su primer libro de cuentos “el hueco del relámpago” (ed. Expreso nova) salió en el año 2015 y el segundo, “Espejo convexo” (ed. Imaginante), salió hace pocas semanas. La Lewis Carroll | 15
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el propósito Funes de la Torre hardmeierluca@gmail.com https://www.facebook.com/HardmeierLuca http://funesdelatorre.blogspot.com.ar/
De chico me enseñaron que Jesús nació en el año 1 y que a partir de él comenzaron a contar los años. Entonces racionalicé: año uno, nada antes. Jesús: el origen de un mundo sempiterno -en palabras de un niño- que nace con él, el último sin pecado concebido, que inicia la creación en brazos de la virgen (eso explica totalmente la imagen de la Virgen con el mundo en sus manos). En ese mismo instante, Razziella aparece comprando pan en el mercado, de golpe nace con una mano extendida tomando el pan que el mercader le ofrece, mercader que nace también allí. Todos sus recuerdos y pensamientos se conciben ahí mismo, en el origen. Así como la gaviota nace sabiendo que comerá peces durante toda su vida, Razziella también sabe que en su casa la esperan sus dos hijos, hambrientos e inconscientes de que los parió el mundo. Luego alguien me explicó que no, que antes estuvieron los griegos, algunos romanos, Adán y Eva. Pero no, mejor Adán y Eva no, ellos son un mito. Los griegos también, otro mito. Alguna razón para ponerle “año 16 | La Lewis Carroll
uno” han de tener… ¿Cómo diferenciar la historia del mito? Eso sin tomar en cuenta los volúmenes “anteriores a Cristo” publicados por el propio cosmos con el nombre de algunos hombres. Pensándolo ahora -que dejé de entender tantas cosas- no estaba hablando de Jesús cuando chico, sino que hablaba de mí. En ese entonces era el único hijo de Dios (ahora lo son otros). Volviendo al tema ¿cómo el mundo permitiría la existencia antes de mí? Por otro lado, muere gente, pero yo soy distinto. No cometamos la falacia deductiva tan común. No: si yo muero todo debe acabar, la vida más extensa lleva mi nombre. El mundo no es sempiterno: es mortal. De chico me enseñaron que Jesús nació en el año 1 y que a partir de él comenzaron a contar los años. Lo que se olvidaros es de dejar de contar cuando el murió. Los científicos hablan de un universo de trece mil ochocientos millones de años de edad. Pero es que el universo se concibió ya con esa vejez, como mis abuelos y mis padres, que nacieron con más edad que yo (si es que se puede decir que nacieron). Tendría que inventar una palabra. Es como cuando cambiás de canal a una película empezada: los personajes están ahí haciendo, les pasaron cosas, pero todo comienza en el momento en que cambiaste de canal. Y los escuchás decir “He visto un caracol, se deslizaba por el filo de una navaja.” ¿En qué momento uno se pregunta si esa navaja o ese caracol realmente estuvieron allí? En ninguno. Y a eso apuesta el universo, o los engañó directamente. Sí, eso me permitiría sentirme especial. No, no soy especial; no hay nada capaz de engañarlo (menos inconscientemente), simplemente me eligió. Volviendo al caracol, después de escuchar una frase como aquella: ¿alguien puede creer que ese caracol haya existido antes de deslizarse por el filo de la navaja? Ni siquiera deben saber el día de su cumpleaños. Ni el caracol. Él es sólo la osadía que permite a un cincuentón grabar un desvarío. Si no lo hubiesen aplastado luego de bajar de la navaja (innegablemente lo hicieron), de seguro hubiese muerto por olvidarse que existía. Y el tipo ve al insecto, habla, habla creyendo que tuvo padres, que un motivo lo puso en el lugar en el que está, mira, siente y escucha sin culpa, como si lo hubiese hecho antes, hace tantos años como años tiene, pero acaba de aparecer en nuestra pantalla, acaba de nacer. La Lewis Carroll | 17
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¿Y yo? ¿Nací hace tantos años como años tengo? ¿O en realidad tengo menos, desde donde está mi primer recuerdo? Digamos, lo único que puedo corroborar es que al menos a los 3 años de edad estaba vivo. Podría haber nacido un día de verano junto a la parrilla. El nacimiento me distrajo: el gato aprovechó y al pasar por ahí para trepar sobre la medianera, tiró una maceta de cerámica que tenía un yuyo raquítico adentro. Cayó al lado mío y me asustó. Y divirtió. Sé que era chico, recuerdo mis manos pequeñas. Aunque de la edad es mi madre la que se acuerda. De todos modos no sé si confiarle el año de mi nacimiento a alguien como ella. Recuerdo la navaja y su dueño. Algunos recuerdos pueden ser concebidos por el universo quizá, como los de Razziella y sus hijos que creían vivir en Nazaret y haber sido pobres hace mucho más que unos pocos segundos. ¡Y yo que pensaba que hace un largo rato iba en viaje –escribiendo- después de una jornada de trabajo! Comencé a escribir recién ahora, creyendo que hace media hora estoy en el colectivo cuando acabo de nacer. A cada segundo puedo estar naciendo, sólo el presente -construcción del universo, construcción mía-, sólo el presente -con recuerdos de presentes pasados cercanos que aun así son irreales-, sólo el presente no me es negado. Y el futuro, o lo que puedo proyectar de él en este momento, desde mi nacimiento que es ahora. Ahora. Ahora Ahora. Ya no sé si los recuerdos son pasado. ¿Y ustedes me dicen que me preocupe por la muerte? Es demasiado lejano para alguien que acaba de nacer. Ahora sólo me inquieta encontrar alguna manera de retener el presente para en un futuro cercano saber que lo viví. De ser así, ahora que retomo lo escrito, sé que no lo escribí yo. No puedo adjudicarme la
Fotógrafía: Facundo Mazzeo / Maquillaje: Iván Siles
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autoría de todo esto. O sí. Se pretende que yo lo escribí: está en mi computadora, las palabras me son familiares (están en el idioma en el que hablo), hallé el archivo fácilmente. Pero descreo de toda palabra antes que ésta. Ésta. Ésta. Ésta. ¿Ven lo que les digo? Apliqué la misma técnica que en los párrafos anteriores, esa es mi única manera de saber que al menos lo que escribí antes sigue mi lógica, mi método. Aunque como ahora ambas veces son pasado, me son idénticas y ajenas. Sólo puedo resignarme a fingir que todo el tiempo estuve escribiendo, cuando ahora desconfío de la última letra que escribí. Soy incapaz de escribir una palabra por mí mismo, puedo nacer a mitad de cualquier cosa. Nada me pertenece. La navaja tam- Fotografía: Juliana Gramajo poco era del hombre, ni los hijos de Razziella. Nada les asegura haberlos adquirido en un pasado cercano o lejano. Nada les pertenece. Sólo mi cuerpo me pertenece, lo sé, por estar atado a mi consciencia. Debería atarme más cosas para saber que son mías. Aunque esas cosas las puede atar el cosmos. No me pertenecen. El cuerpo tampoco. Aunque si el universo me las otorga son mías. Estaba delirando: todo lo mío es mío. Tengo que comer y dormir. Por ahora mis recuerdos insertados se corresponden con lo que veo, toco, etc. Así que voy a hacerlos pasar como certeza por más que tenga dudas. Este es el plan: revisar todos los días mi biblioteca habiendo memorizado el orden de mis libros. Y si en algún momento algunos de mis recuerdos implantados no coinciden con lo que estoy viendo, el universo mismo demostrará su artificio. Pero también puede pasar que si modifica el orden de mis libros, también lo haga en mi pensamiento, es decir que por La Lewis Carroll | 19
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más que memorice un orden distinto al que veo, nunca lo notaría. Quizás antes lo hubiese pensado si hubiese nacido antes. Pero el universo no me quiso dar pista, quiso probar las capacidades de duda de sus creaciones. Y acá lo primero que hago en el mundo es dudar de su composición. Todavía está en la fase de pruebas, esto es un error del sistema: apenas creado ya que alguien dude de su artimaña, demuestra la cantidad de fallas que hay por corregir. Y más si su creación lo piensa tanto como lo divulga. Esto pondría en riesgo no sólo la correcta actuación de una de sus partes, sino que la de todas ellas. No, el cosmos sabe que hay mucho que depurar. Está comprobando un par de errores más y apagará el sistema para corregir, corregirme. Quizás no exista la próxima vez que se inicie el mundo, quizás el sistema de creación es aleatorio con parámetros y ninguno. Ninguno. No seguiré escribiendo, tengo que continuar la farsa para no dejar de existir, inventar algún método de hacerle creer al universo que me creo su historia, que mis recuerdos está bien insertados, que mi sistema de duda existencial está calibrado. En cualquier momento dejo de escribir. Aunque ahora que lo pienso, el universo no puede dejar esto inconcluso. Quiere ver hasta dónde llega el error, hasta dónde debe corregir y reprimir el pensamiento en la próxima sesión. ¿Cuántas pruebas habrán hecho ya? No es sencillo crear tantos cuerpos, lo sé. Pero el universo ni remotamente es perfecto, eso también lo sé. El ideal ése es otra idea insertada para que nosotros mismos busquemos la perfección. El universo es inmensamente poderoso pero no puede ir más allá de lo que es. Por eso crea, para que otros -más libres que él- la busquen. Lo que no acepta aún es que encontrarla implica ir en contra de él mismo. Por eso ahora va a frenar la ejecución y chau seres, chau escrito. Quizás se lo adjudique a otro ser la próxima vez, espero que al menos tenga mi nombre, no sé. Igual yo ni siquiera voy a contar como muerto, es una vanidad de último momento. Ya presiento un fin, quisiera seguir escribiendo pero se me agotan las ideas, bastante vueltas he dado, ya escribo sin saber cómo continuar, continúo diciendo apenas 20 | La Lewis Carroll
que no sé cómo seguir. ¿Cuántas páginas más podré rellenar con esto? ¿Cuántas páginas más podré rellenar con esto? ¿Cuántas páginas más podré rellenar con esto? ¿Cuántas páginas más podré rellenar con esto? ¿Cuántas páginas más podré rellenar con esto? ¿Cuántas páginas más podré rellenar con esto? Lo lamento, más no puedo hacer, sólo puedo desear que el universo me permita volver a aparecer. Si usted conoce a un Funes de la Torre cuando lea esto (sin duda en el próximo mundo, pues este ya casi termina), significa que el universo me permitió seguir viviendo, o al menos conservo mi nombre. Puede ser que este escrito vuelva a aparecer pero con mi nombre cambiado, ¡Qué va a ser…! Hice todo lo posible y ya siento cómo todo termina, tengo que seguir escribiendo para postergarlo, postergarlo un poco más. Siento que quiere detenerme con todas sus fuerzas, pero no lo va a lograr, voy a continuar, continuar irremediablemente, lo siento furioso, pero tengo que prolongar lo más posible, lo más que pueda, aunque signifique no parar de pulsar teclas y teclas. Mi madre me llama de la cocina, ya vuelvo.
Nació el 19 de Febrero de 1994 en Buenos Aires, Argentina. A los 13 años comienza su escritura de cuentos y poemas en forma autodidacta publicandolas en su blog. En el 2008 recomienza sus estudios como músico que había iniciado a los 9 años. Estudió en el Conservatorio Julián Aguirre y actualmente estudia la Licenciatura en Composición en la Universidad Nacional de Arte. Además da clases de informática, piano y teatro y coordina junto con Luca Hardmeier La Lewis Carroll. La Lewis Carroll | 21
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querido Manuel Clau Sobico claudia.sobico@gmail.com https://www.facebook.com/clau.sobico https://www.instagram.com/clau.sobico
Querido Manuel: Hoy encontré tu latita, esa que usabas a veces para obsequiarme tus tesoros perfumados. La abrí, todavía conserva tu olor, intacto. Y todos mis recuerdos. ¿Te acordás la noche cuando te dije que me gustaba verte porque vos tenías sangre en las venas? Te reíste y me preguntaste, ¿qué si no? ¿Los otros qué tienen? Jugo de tomate frío, contesté sin pensar y nos reímos juntos y empezamos a cantar. ¿Te acordás? A veces me turba, Manuel, sentir que todavía llevo tu saliva pegada. Si supieras cuánto conservo de tu voz. Está toda en esta cajita, intacta. Siempre te gustó contar y yo disfrutaba escucharte hablar exaltado, con tu cuerpo entero. Hablabas profuso y corrido. Vos contabas, yo escuchaba. Las que más me gustaban eran las historias de tus años en Barcelona. Me fascinaban tus relatos anárquicos acerca de tus trabajos, tus mujeres y tus hombres. Me desgarraba saber de tus caminatas nocturnas 22 | La Lewis Carroll
interminables, sin casa, sin poder quedarte quieto. Caminabas. Todavía te veo parado sobre el marco de la ventana cuando empezaste a hablar esa misma noche, así de repente, como hacías siempre. Sacabas piezas de algún rincón de tu engranaje aceitado a pitadas profundas. Se te llenaban la boca y la mirada de anécdotas y les dabas el grito de largada. Yo intuía que Fotografía: Bruno Szister venía para largo y trataba de seguirte, pero me costaba. Mi cabeza ya tan ornamentada hacía fuerza, ¿sabés? Esa noche te burlaste de los universitarios y oficinistas: —Los tipos se iban a estudiar, hacían investigaciones prestigiosas— dijiste impostando la voz—. Hacían grandes negocios de traje y corbata, se llenaban de guita, pero a sus mujeres me las cogía yo. ¿Sabés las amantes hermosas que tuve en mi vida? Recostada sobre la cama, yo te veía como torre flaca, se te notaban las costillas y el slip rojo, barato, te mostraba ridículo. Me dabas risa. —Todas con maridos notables, pero me buscaban a mí. ¿Sabés, Manuel? Jamás te lo dije pero yo sentía que eras el más cuerdo de todos. Justo vos, con tu tratamiento psiquiátrico y tus pastillas. Nunca supiste que eras el que me proponía la relación más sana. No me mentías, no me molestabas. No había exigencias putas, no irrumpías. Me aconsejabas amasar una frondosa agenda de amantes, ¿te acordás? ¡Si no viviste nada, linda! decías. Ahora sé que tenías razón. Sé también que elegías esperar mis tiempos agazapado en tus sábanas y que La Lewis Carroll | 23
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hablabas en serio cuando te proclamabas mi maestro. Nunca te dije que necesitaba verte porque huía un rato de mí. No sé si fue usarte, tal vez sí. Descansaba de ser tan Ale. Me ponía en pausa y me iba a verte toda dispuesta a ser yo con vos. Con vos era tan distinta a yo conmigo misma y mucho, mucho más distinta a yo con mis otros. En esos días empecé a entender el rollo del hombre y su entorno, el “dime con quién andas y te diré quién eres”. Y yo quería andar con vos. Ser Ale con Manuel me invitaba a ser más piel y ganas. Colgaba mi cabeza en el perchero, a la izquierda de tu puerta, apenas entraba, como quien en alguna época pasada colgara su sombrero, así de memoria, sin siquiera notarlo. Era fácil quererte. Vos necesitabas hablar y yo te dejaba vaciar tanta cosa atragantada. Te lamentabas de no tener fotos, ¿te acordás? decías que andabas siempre perdiendo tu pasado. Tal vez por eso eras tan detallista. Hablabas como alguien que saca una vieja caja de zapatos llena de fotos del ropero y muestra, pero sin fotos. Interrumpirte en esos momentos hubiese sido violar tu intimidad. Yo veía tu relato como parada atrás de una puerta apenas entreabierta, espiando. ¿Cómo no vas a tener pasado? Si lo tengo acá, Manuel, en esta cajita, como fragmentitos azulejados. Y tus colores, intactos. A veces me animaba, ¿te acordás? ya después del té y del porro, ya después del sexo, te hacía preguntas sobre algunos de tus personajes y tus historias. Vos de a poco ibas largando. Creo que esperabas en secreto esa curiosidad mía, discreta y lenta. Tan clarito me acuerdo nuestro primer encuentro. A mí me gustó que no quisieras que fuera de noche. Fue algo así como tu percepción aguda oliéndome por celular. Yo tampoco quería tacos ni encajes, no quería maquillaje. Me acuerdo el vestido que me puse, negro y blanco, y mis sandalias de cuero y el pelo agarrado en un rodete. Me llamaste, ¿te acordás? y empezaste a describirme, admirándome despeinada, y yo me reía mirando para todos lados porque no te encontraba entre la gente y de repente, un chico lindo, lindo, parado en la esquina de Santa Fe y Thames. Sonreías y te daba el sol a pleno. En esa época la cerveza todavía me mareaba pero me pareció muy aniñado pedir Coca Cola. Vos plantaste tus dos tatuajes largos sobre la mesa, antesalas de tus hombros y toda esa espalda. Yo me enamoré, Manuel, de la tinta de tu piel, y de cómo enarbolaste ese billete de cien cuando hubo que pagar. Después dijiste que se te habían roto las zapatillas en el 24 | La Lewis Carroll
camino. No te creí, ¿sabés? Y fuimos a tu departamento para que conociera a tu gata. Tan clarito me acuerdo cómo caía la tarde tranquila en todo ese cielo de tu ventana. Tranquila como vos, tranquilo, y yo con mi urgencia de quedarme a cumplir años en el amanecer de tu cama. Vos te diste cuenta de que no iba a irme, ¿no? y preparaste la sopa y todos los besos que después me diste y yo, yo temblé, majestuosa en tus manos, y te concedí mi mirada mojada y todo, todo mi cansancio. Tan clarito me acuerdo nuestro primer día, ¿sabés? Y trato de seguir tu pulso con mi sangre pálida pero no puedo. Tu voz en esta cajita no me alcanza, Manuel. Los recuerdos quedan lejos y está este agujero que me abisma y otra vez estallo y vuelve nuestra foto a caer en el estruendo. Solo eso en mi memoria. Pero, ¿sabés? hay una foto y están estas cartas que te escribo para aferrarme a vos y para construirnos un pasado. Espero que estés bien, Espero, Ale
Nació en Buenos Aires en diciembre de 1973. Es profesora de inglés graduada en el Joaquín V. González y trabaja en el Departamento de Lenguas Modernas de la Facultad de Filosofía y Letras, UBA. Desde el año 2011 ha realizado distintos talleres de escritura y lectura con Alejandra Zina, Selva Almada y Julián López. Publicó “La Grafa”, su primera novela en noviembre de 2015, ed. Alto Pogo y “Venus en Acuario”, su primer libro de poemas en abril de 2016, ed. Qué diría Victor Hugo? Algunos de sus textos han sido publicados en antologías y revistas literarias. La Lewis Carroll | 25
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insomnio Julieta Meskauskaite juligarcia791@gmail.com
5.10 AM. Se escuchan a lo lejos pibes gritando y el mar. Cerca, los ronquidos del viejo, el tic tac del reloj de pared. Pensamientos, palabras, ruidos, ronquidos, oscuridad, espera. Espera de esperar a que se te vacíe la mente. Vacío, y no es el vacío que comí hace dos días (ahora que lo pienso mejor era tapa de asado, perdón). Quejas, rezos, susurros, ruido de baño, tira la cadena, se lava las manos, se acuesta. Giro para un lado, se sale el cubrecolchón, tengo calor, giro para el otro, se enrosca la sábana junto con el cubrecama, tengo frío. Pasa un auto con la música a volumen altísimo, hace vibrar la calle y a los pocos transeúntes que hay a estas horas de la mañana. Otro auto pasa con otra canción para hacerle competencia (o quizás es el mismo, ya no sabría decirte). 26 | La Lewis Carroll
5.19 AM. La luz de la cocina se mantiene intacta, el viejo hace ruido con el colchón al girar, para de roncar por unos segundos y después sigue suavemente. El chiflete que entra por una de las ventanas hace mover las cortinas de tela de forma fantasmagórica. Otra, la que da hacia la calle principal y se encuentra en la única habitación del departamento, silba. Tal vez si voy al baño vea el amanecer por la abertura de la cocina que da al mar (es la única a la que no le han bajado las cortinas de plástico).
Vive en Banfield y adora a Cortázar. Ama los gatos, los paseos en bici y el algodón de azúcar. Actualmente estudia Filosofía en la Universidad de Buenos Aires y francés en la Alianza Francesa de Bs. As. Ganó la Primera Mención en uno de los concursos organizados por la Sociedad Argentina De Escritores (Año: 2009. Categoría: Juvenil. Género: Narrativo). Participó de exposiciones organizadas por el Taller de Arte de Angélica Redondo (2013-2015) y de obras teatrales como “Julietas” de Sebastián Gui (2016).
Fotografía: Mari Penas
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instinto de supervivencia Nahuel Fernández Etlis n.fernandezetlis@hotmail.com https://www.facebook.com/nahuelfernandezetlis.oficial http://coffeerobofuk.blogspot.com.ar/
El sol me da directo en la cara: mi novia no consideró bajar la persiana antes de salir. Ni idea adónde habrá ido. Mi aliento sabe a mierda, a basurero, a cadáver. Es lo malo de tomar alcohol y comer pizza y frituras y helado hasta quedar inconsciente. Todo el cuerpo me hiede a sudor ácido. Miro a mi lado: los demás siguen durmiendo. Paula ronca despatarrada en sus shorts deportivos, con el vientre saliéndose de la remera y los pezones bien marcados. Esteban yace rígido, medio pucho apagado junto a la cara, sus jeans ensucian la sábana. Vero respira suave, como la princesita que es, las tetas alzándose y bajando. Rómulo me mira cuando se dirige a su caja a cagar; los ojos gatunos me perturban, qué mal gusto tiene mi novia con los animales. Me incorporo con dificultad y cada músculo grita. Las articulaciones hacen clack, pero no sé cuáles. Piso con cuidado para no tropezar con Paula, y miro la mesa: restos de la noche, platos vacíos, vasos vacíos y un par semillenos de alguna sustancia oscura que podría ser Fernet, Coca-Cola o vino, colillas de cigarrillo muertas en un plato, migas, cortezas de pizza, manchas de lo que sea, un matorral de botellas en un rincón 28 | La Lewis Carroll
en el piso. Devoro las cortezas gomosas, voy al baño y meo. El estómago burbujea. Entro a la cocina y descubro que en la heladera no hay nada. Mierda. Miro en la alacena, buscando galletitas, alfajores, pan, algo para comer ahora. Nada. Sólo fideos, harina y arroz, pero no tengo ganas de cocinar. Oigo los pasos atrás de mí: Esteban se despertó. —¿Qué hacés? —Busco algo para morfar. —¿No hay nada? —No. —Qué paja. —¿Querés salir a comprar? —Bueno, dame las llaves. Atisbo a la cerradura: nada en ella. En el comedor tampoco están, al menos a simple vista. —Che, parece que no están. Para mí se las llevó mi novia —le digo. —Qué paja. El estómago me gruñe de nuevo. —Ya fue, boludo, yo tengo hambre. Me dirijo a la caja de Rómulo. —¿Qué hacés? —susurra Esteban para no despertar a las chicas. —Voy a ver si el gato hizo algo. Efectivamente. Un par de soretes bien formados. Le doy uno a mi amigo y me quedo con el otro. —No sé, boludo... —dice. —Dale, es esto o cocinar. Acepta el bocado y yo engullo el mío. No está tan mal. De hecho, podría saber muy bien frito. Pero al terminar cada uno su porción, seguimos hambrientos. —¿No estás como para darle al gato? —pregunta. La Lewis Carroll | 29
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—Sí, pero qué sé yo, es de mi novia. No sé si da. —Después buscás otro en la calle, dale. De última, que se joda por llevarse las llaves. Bueno, tiene razón. Intento alcanzar a Rómulo, pero el hijo de puta es demasiado escurridizo. —Agarralo de la cola —le digo a Esteban. Él lo corre, pero el bicho sabe defenderse: lo rasguña tres veces. —Tomá, dale con esto —le digo, tendiéndole una de las botellas de cerveza. Mi amigo la agarra. Me quedo mirando un rato a Esteban en su cacería, hasta que lo pierdo de vista cuando entra en la cocina. Oigo un crujido jugoso, y entiendo que le aplastó el cráneo. —¡Vení, ya está! —grita el pelotudo. Las chicas se despiertan. —¿Qué pasa? ¿Qué hora es? —pregunta Paula. —Nada, ninguna. Dormí. —¿En qué andan ustedes? —pregunta Vero. —Estamos cazando. Vuelve Esteban de la cocina. —Ya está, ¿no me escuchaste? —dice, y mira a las chicas. —Sí, ahí voy. —¿Ya está qué? —inquiere Paula. —Nada, que teníamos hambre y nos da paja cocinar. ¿Quieren Rómulo? —ofrece Esteban. En la cocina, rodeamos al cadáver, armados con cuchillos, y lo carneamos. Los filos muerden pelaje, músculo y cartílago con ruidos viscosos. Nos enchastramos de sangre antes de tener cada uno una porción más o menos equitativa. Muerdo con gusto, la carne está caliente. Me escurre el jugo por la barba, y la consistencia chiclosa de la carne cruda se siente bien. Contemplo el cráneo estallado sobre los azulejos mientras termino de limpiar el hueso. Los chicos ya están chupando las vísceras, cuando me pregunta Vero: —¿No hay nada más? 30 | La Lewis Carroll
—No, salvo que quieras cocinar. —Dale, boludo, te estoy preguntando en serio. ¿No tiene otro animal tu novia? —No. Nada. Reflexiono un segundo. —Bueno, de última ya fue: te comemos a vos —propongo a Vero. —¿A mí? —Y sí, antes que seguir con hambre... Está por decir algo, pero no la dejamos terminar: Esteban le da con la botella en la nuca, tan fuerte que Vero sale despedida hacia adelante, hecha un trapo. La reviso: más muerta que Jesús. Le sacamos la ropa, y cuando le veo el culo no puedo aguantarme. Meto la lengua entre los glúteos, y enseguida empiezo a babear. Chupo concha, perineo y ano alternativamente, con la pija dura, pero los chicos me miran impacientes. —Dale, pelotudo, que queremos comer. —Perdón. Y empezamos a serruchar. Es muy difícil cercenar un cuerpo humano sin más herramientas que las de cocina. La piel es muy elástica, el músculo muy grueso, las articulaciones muy duras. Estamos un buen rato cortando sin resultados, hasta que Paula se cansa y le da una buena dentellada. Arranca un pedazo La Lewis Carroll | 31
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de muslo, haciéndolo chorrear. Los demás la imitamos. Empiezo, por supuesto, por las nalgas. La carne es fibrosa, se nota que hacía ejercicio. Sigo duro, pero me concentro en comer antes que en la calentura. Eso sí: saboreo la concha con especial deleite antes de arrancar los labios con mis colmillos. Al repartirnos los órganos, elijo los intestinos. Son algo amargos, pero su suavidad húmeda es una caricia a la lengua. Eructo. —Me moría de hambre —declara Paula. —Yo me comería algo más —digo. —Sí, obvio, pero yo no quiero que me coman. ¿Vos? —le pregunta a Esteban. —No. —Y de última esperamos a mi novia. Intentamos entretenernos con lo que vamos encontrando: plantas, tierra, jabón, papel higiénico, trapos. La basura no tiene más para ofrecer que vidrios y pelusa, pero no nos apetecen. La desesperación empieza a crecer. —No aguanto, chicos. No aguanto. —Y bueno, dejá que te comamos a vos. —No, no quiero. —Ay, dale, es un toque. Ni lo vas a sentir. Esteban se me acerca con una cuchilla. —A ver, quedate quieto. —Salí. Me protejo, y mi amigo tajea brazos, muñecas y manos. —¡Pará, pará! Les dejo un brazo, pero lo demás lo ponen ustedes. Acceden. Paula ofrece una pierna, y Esteban otro brazo. Vamos probando lo de cada uno, y noto que mi carne es mucho más dulce que la de Esteban, pero más magra que la de Paula. Su pierna es, por lejos, lo mejor: bien grasosa, jugosa, con un sabor intenso. Me la tiene que sacar de la mano para que no me la termi32 | La Lewis Carroll
ne. Recién cuando estamos haciendo la digestión, antes de decidir qué sigue en el menú, oímos el crujido de la llave: llegó mi novia, con un paquete de panadería: el desayuno. Al vernos así, mutilados y embadurnados de sangre coagulada, ladea la cabeza y ablanda los brazos. —Ay, chicos, ¿en serio? Es instintivo: nos abalanzamos sobre ella, que grita de sorpresa. Debemos parecer pirañas agarradas a una nutria, desgarrándola a mordiscos. Ella llora, una silla se interpone en su tambaleo, ventana inmediatamente atrás: caída. Los vidrios estallan al partirse, y los cuatro caemos hechos masa. El aire exterior es fresco, llegó el otoño. Las nubes flotan en manada. Abajo: los autos peatones semáforos postes perros asfalto que se acercan. Y no puedo dejar de pensar que, aun en este preciso instante, me podría comer una vaca entera.
Nahuel Fernández Etlis (Buenos Aires, 1988) escribió cuentos, poemas, letras de rap, guiones de publicidades, de comics, de cortos y largometrajes, una obra de teatro, una nouvelle y tres novelas y media. Publicó cuentos en diversas antologías, entre las que destacan Cuentos de la Abadía de Carfax 4 y el octavo tomo de la colección Pelos de Punta: Sangre fría. Realizó el taller de guión cinematográfico con Kristian Colantonio y el Taller de Corte y Corrección con Marcelo di Marco, amén de numerosos cursos de cine y uno de japonés. Es autor de los libros “Universos Despiadados” y “Desfile de Fenómenos” (ed. Expreso Nova). Actualmente trabaja en una saga de novelas cyberpunk, aún sin título definido. Desde 2016 dicta un taller de escritura de horror. La Lewis Carroll | 33
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el toro gris Cami Chico camila.chico.08@gmail.com https://www.facebook.com/dearprudencee https://www.instagram.com/ChibiCami
Las manos se entrelazan, son listones cálidos y fríos, más que antes, más que nunca. Los brazos férreos de un alguien se rompen, el abrazo perpetuo corrompe y se rompe. Meteoritos estrepitosos. Es algo nuevo, son extensiones de piel que se desgranan y se desenvuelven. Son liras en sus manos, es el aliento de toro tras su nuca, son grandes escarabajos en su pubis, es papilla y miel seca en su boca, es piel de conejo en sus uñas, es el fin de un comienzo o el comienzo de un fin. Es algo. Córneas violetas, pupilas que devoran el iris jacarandá y lo destrozan, estampidas monocromáticas. Quiere dar un paso, pero no la dejan. El dedo gordo del pie tantea como un infante las partículas del aire, cuales figuras de plástico, amorfas, anónimas; las quiere conocer, las quiere andar, quiere metérselas en la boca, llenarlas de saliva hasta inundarlas, pero no recuerda cómo. —Quiero jugar… 34 | La Lewis Carroll
Ignora. Se anima a poner un pie sobre la tierra, casi llora, casi… Los cristales sabotean su carne hasta hacer moños carmesí de segunda, el óxido deja círculos anaranjados y putrefactos, sale un líquido amarillento que se impregna en su piel, la quema, siente el olor a carne y se le revuelve el estómago. Algo filoso se hunde en el dedo más chiquito, lo deja pendiendo de un hilo, lo embiste un toro y cae en silencio el dedito gris. Abejas mueren en su garganta, se deja caer y busca el dedo con su boca desdibujada. Saborea la sal, el óxido, el cobre, todo se derrite en su lengua. Cera caliente ambigua cae y un caballo galopando la desparrama. Un Hércules le retuerce las muñecas. Añil el puño hace una sinfonía con sus huesos papiros, rojas las cuerdas entrelazan sus pestañas y se las arrancan una por una, difunto aquel que dirige la orquesta agónica. Les hace cosquillas con sus yemas microscópicas y hace piruetas correosas con sus cordeles sucios. El Hércules queda boca arriba, tambaleándose en su mugre, meciéndose como un tonto en la mugre de todos. Quiere ahuyentar a los cuervos pero tiene miedo a las palomas blancas. La mirada furtiva, oscura, se clava en esas pupilas dilatadas, el negro se rellena de negro, cenizas de laurel, oscuridad total y nada más. Ahora las manos son dos y tantean el espacio oxidado, nuevamente experimenta el dolor, tan nuevo para ella. Ciega, temerosa, curiosa. Las patas del Hércules, que aún lucha por incorporarse, le raspan los brazos. Toca los cuernos del toro, acaricia su cabeza con total ingenuidad. En tanto él mastica su dedito gris, tiene los ojos inyectados de sangre, se la lleva por delante, sumergido en un bravío humano fuera de su compresión, atraviesa el concreto y la oscuridad, pateando la cabeza de un buey, las figuras humanas, dejando todo lo que significó ser un toro. El foco se balanceaba de un lado a otro, pero ella no lo sabe. Sus coletas rubias desalineadas, su vestido a cubos resquebrajado, una mano tocando la sangre de un niño que tuvo suerte (podía imaginar, o tal vez no, lamentos metálicos femeninos) y otra mano tocando… —Muñeca… Siento mi muñeca, su puntiaguda nariz, su trajecito con su pequeño sombrero, los ojos exageradamente contorneados. La tomo y trato de ponerme de pie, como puedo. Extraño mis zapatos de charol, con ellos no La Lewis Carroll | 35
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me daba cuenta de cuán vil puede ser la tierra que uno pisa. ¡Muñeca, afortunada eres al no sentir! Me duele… no debí moverme de donde estaba. Mi pequeño dedo, pobrecillo… Al menos tú los tienes a todos. O eso creo… Espero que papi no se moleste al verme incompleta. ¿Qué habrá ocurrido? ¿Qué eran esos ruidos? ¿Qué era ese dolor que visitó al mundo? Si tan sólo pudiera quitarme esta tonta venda… ¿Dónde estará papá? La pequeña abrazó su muñeca, en medio de escombros y cuerpos. Llora porque no sabe, pero no sabe que es feliz porque no sabe. No debe saber, todo es pesadilla, es pesadilla… No lo es. Se acomoda las coletas rubias sin soltar a su muñeca. Se quiere quitar la venda de sus ojos violáceos, pero algo la detiene… —¡Maya! ¡Maya! —¿Papá? —¡No, Maya! Sus ojos se inundan de lágrimas, una sonrisa se dibuja en su rostro. Lastimado, cubierto de polvo, con la ropa rasgada, pero vivo, abraza a su pequeña en medio de la desolación y el aroma a muerte. —Papá… papá… —Hija, escúchame ¿Te has quitado la venda? —No… —¿¡Estás diciendo la verdad!? —Sí papá, es la verdad, lo juro… Aliviado, con una mueca de satisfacción en su rostro, toma en brazos a su hija y la arropa sobre su pecho golpeado. —Escúchame, Maya… Quiero que duermas ¿sí? Duerme… Sigue durmiendo, no te detengas en esta pesadilla, nada es real… Nada es real… Nada. —¿Dónde está mamá? —Ahora no, hija mía, sigue soñando, que nada ha pasado aquí. 36 | La Lewis Carroll
La pequeña Marie duerme como se lo ordena su padre, ajena a la pesadilla, pero dentro de ella aún abraza a su muñeca. Él ve que le falta su pequeño dedo gris y quiere arrancarse los pocos cabellos negros que le quedan. Camina esquivando torsos y manos. Irónicamente ve un cuervo picoteando los ojos de su esposa y una paloma blanca que observa el espectáculo mientras se come un laurel. Le lloran lágrimas grises, las bebe. Las hormigas caminan alrededor de lo acontecido, comen la carne de un arlequín. Ya no se oyen bombas caer, ya no hay nada. Sólo Marie, Maya, Muñeca, Padre, Pablo, la ciudad bombardeada, el cuadro… y un toro gris.
Nació en Buenos Aires, Argentina el 10 de diciembre de 1994. Toca el saxofón y escribe desde los trece años. Actualmente reside en Banfield y estudia la Licenciatura en Letras en la Universidad de Buenos Aires (UBA).En el año 2011 ganó el primer premio en narrativa breve, en el “XXIII Certamen Nacional De los Cuatro Vientos”, lo que llevó a la publicación de su primer libro ” La Noche en Rouge ”. En el 2012 fue finalista. Actualmente colabora con la revista virtual “Embestida”, “Marabunta” y en el blog “Escritores Juveniles”. La Lewis Carroll | 37
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zapatos Luciano Landázuri
Recordó los zapatos que su padre había olvidado al pie de la cama matrimonial cuando abandonó a la familia. Se dirigió al viejo cajón del armario donde los había guardado y los sacó. Miró con intensidad los zapatos color negro azabache mientras les quitaba el polvo que los cubría. Por momentos creía oír a su padre llegando a la casa y haciendo chirriar la suela de goma de los zapatos contra las baldosas del patio de entrada. Rememoró que en su infancia ese calzado le parecía gigante y que a veces él lo utilizaba como refugio de sus soldaditos de plomo, situación que enfurecía al padre. Miró con dulzura los cordones gastados de ataduras, la suela cosida con sumo cuidado por la zapatera, y sintió el aroma a talco que todavía estaba impregnado en las plantillas. Se detuvo a observar los pliegues del cuero del zapato izquierdo y notó el dibujo de su padre parado, 38 | La Lewis Carroll
con la mano extendida. Tomó el otro calzado y distinguió en los pliegues a una mujer que no era su madre. Ella también tenía un brazo extendido. Juntó ambos zapatos y descubrió que los pliegues se unían y se tomaban de la mano; la mujer vestía un saco marrón, una falda tubo y unos zapatos rojos carmesí; el hombre tenía un frac color azul tormenta, llevaba corbata y estaba descalzo.
Fotografía: Facundo Mazzeo
Es un jóven que vive en el sur del conurbano bonaerense y es estudiante del Profesorado en Lengua y Literatura. Sus principales influencias dentro del arte son: Enrique Bunbury, The Beatles, Luis Alberto Spinetta, Jorge Luis Borges, Roberto Bolaño y Oscar Wilde. Se define como escritor esporádico, lector cotidiano y amante de los gatos. Escribir en la revista Lewis Carroll es su primera experiencia como escritor amateur. La Lewis Carroll | 39
Arte digital y pintura
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puerta I: FVEGO NINJA ninjapanhistorieta@gmail.com https://www.facebook.com/francodisenia http://Instagram.com/ninjasypanes
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Franco Casalini, vive en el barrio Aeroclub en la Ciudad de Roca, Río Negro. Patagónico aguanta vientos y panadero, también diseñador gráfico a la fuerza, o por ímpetu solamente. Rezonga varias veces al día sobre la idea de que todo está hecho con desgano, entre otros males menores. Dibuja historietas, ahora insiste con la animación tradicional, haciendo hincapié en ello: “El oficio tradicional es la primera fuente de libertad, lápiz, papel”. El resto es chachara.
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la casa de las puertas infinitas María Eugenia Petre mariaeugeniapetre@yahoo.com.ar http://www.facebook.com/Maria-Eugenia-Petre-56147650418 https://www.instagram.com/eugepetre
Maria Eugenia es Licenciada en Museología en la UMSA. También cursó una Licenciatura en Artes Visuales en el IUNA que no terminó y tiene el título de Realización Escenográfíca del Instituto del Teatro Colón.
46 | La Lewis Carroll Modelo vivo - Estilógrafo sobre papel
Concurrió a múltiples talleres y clínicas de obra (Manuel Esnoz, Juan Doffo, Sergio Bazan etc). Desde hace tres años participa de la clínica del Artista Andrés Waissman. Así mismo, participó de variedad de muestras colectivas e individuales, como también en ferias de arte. Profesionalmente se desempeña como directora de arte, escenógrafa y montajista. En la actualidad trabaja con la galería Mac Fine art, Fort Lauderdale, Florida. USA.
“La casa de las puertas infinitas” - Estilógrafo sobre papel
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“La necesidad es tan imperiosa de expresar a través de la línea, el color y las formas que no puedo hacer otra cosa. Busco, en el hacer, el placer que me da lo material pero necesito de un concepto que profundice mi labor. Invento historias, escribo, pinto y dibujo simultáneamente e intento siempre ser lo mas sincera posible , conmigo y con la imagen que produzco. Me obsesiono con las ideas y con determinadas imágenes y me adentro, no me da miedo indagar.
“La casa de las puertas infinitas” - Estilógrafo sobre papel
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Busco ese instante de verdadera conexión con el trabajo, un instante de conciencia y claridad que provee a la obra de ese sabor único e irreproducible. Me interesa dejar un espacio de construcción de significado. Un lugar para explorar y ser libre. La imagen sin digerir es la que le dará un lugar de libertad a aquel que la vea. En este proceso de materializar, la realidad se multiplica. Dentro de ese objeto que ha nacido, con lenguaje y métrica propias donde el tiempo se desdibuja, siempre es presente. “ María Eugenia Petre “La casa de las puertas infinitas” - Estilógrafo sobre papel
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"Desnaturalización” - Estilógrafo sobre papel
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"Desnaturalización” - Estilógrafo sobre papel
"Desnaturalización” - Estilógrafo sobre papel
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black nest Mr. Crowley mr.crowley70@gmail.com https://www.facebook.com/mrcrowley90 https://mrcrowley.artstation.com https://www.instagram.com/_mr.crowley70_ https://twitter.com/Mr_Crowley70
Nacido y criado en Santiago de CWhile en 1990. Su encuentro con la ilustración comienza en 2010 cuando ingresa a la carrera de diseño en comunicación visual de la UTEM (Universidad Tecnológica Metropolitana).
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Sus trabajos en la universidad le dieron a entender que la ilustración era la solución -desde el punto de vista del diseñomás afín con su persona, por lo que se convirtió en su campo de desarrollo.
A medida que avanzaba La Lewis Carroll | 53
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en su carrera, el interés de Mr. Crowley por la ilustración figurativa de temática fantasía épica fue aumentando: el tipo de ilustración que uno puede ver en juegos de cartas coleccionables, juegos de mesa y videojuegos llamaba mucho su atención, y se dió cuenta de que esta había estado presente en gran parte de su vida. Es por esto que en el transcurso de su carrera decidió concentrar sus habilidades en este tipo de ilustración.
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lo que muestran y esconden Jengibre poppy.simono@gmail.com https://www.facebook.com/poppy.simono https://www.instagram.com/poppylipops/
Jengibre, nace a partir de una necesidad de expresar amor por las personas que la rodean, y de expresarlo artĂsticamente. Amigos, mujeres, personas cercanas en su mayorĂa. Jengibre admira la belleza del ser humano y sobretodo lo que muestra y esconde una mujer, en sus manos y mirada. 56 | La Lewis Carroll
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Amor, por el ser humano, por el arte y la naturaleza, es lo que caracteriza a Jengibre en su obra. Suele acompaĂąar sus retratos con fondos de arboles, plantas y flores, para darle algo de magia al retrato, poner al retratado en una situaciĂłn, de intriga y misterio, un lugar imagiario en el espacio. Jengibre es detalle y color.
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FotografĂa
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tango en blanco y negro Ludaphoto lucianapucciarelli@gmail.com https://www.facebook.com/luciana.pucciarelli https://ludaphoto.jimdo.com https://www.instagram.com/pucciarelli.lu
Luciana Pucciarelli es una fotógrafa freelance que ha trabajado en ciclos de tango y folclore, así como para bandas y productoras de rock. También realizó fotografía documental y fotoperiodismo.
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suburbia Juliรกn Gentilezza juliangentilezza@gmail.com https://www.instagram.com/juligentx https://twitter.com/Juligenti
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Estudiante de diseño gráfico en la Universidad Abierta Interamericana. Trabaja medio tiempo para pagar los estudios y el hobbie de la fotografía al que se dedica. Mayormente se centra en los detalles y juegos de foco y desenfoque para sus trabajos, donde el contraste entre la edificación y la naturaleza está bien definido; paisajes urbanos y retratos.
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Poesía
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la mágica orfandad Sarco Lange https://www.sarcolange2.blogspot.com https://www.instagram.com/sarco_lange https://twitter.com/sarco_lange
somos los niños huérfanos de la literatura los incómodamente eternos pero que vamos por la vida con la frialdad que tienen los barcos cuando encallan en el medio de una escarcha de violines vivimos con las manos heladas nunca crecimos más allá de las edades nos forjamos en un universo de peste y corrosión 74 | La Lewis Carroll
nos dijeron cosas nos maltrataron nos provocaron y nos hicimos fuertes somos los niños abandonados de la vía láctea los que nos acostumbramos a observar el sol descuartizándose la cara detrás de las montañas quisimos vivir cómodamente en nuestras guaridas y sólo nos llenamos de deudas luego/ totalmente vencidos/ fracasados y humillados le echamos toda la culpa a los políticos y salimos a las calles a levantar estúpidas pancartas vimos árboles crecer desde las paredes y se nos cayó el mundo encima mientras los padres violaban a nuestras madres en los parvularios cochinos de la desesperación somos los niños enfervorizados de la poesía trágica manada de caballos alucinados soportando lo insoportable y nos drogamos muertos de la risa con el aroma glorioso de los ferrocarriles La Lewis Carroll | 75
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los miedosos los que no supimos subir las escaleras porque desde abajo alguien estaba traicionando los peldaños somos los niños calientes de las redes sociales los que nos masturbamos encerrados en el baño pues todo es mentira/ todo es verdad Alejandra lo supo desde mucho antes cuando los tangos acababan con sangre y después regresaba sola a su poema tenemos vergas largas y marítimas vaginas nos tocamos más allá de la prudencia nos prostituimos en la solemnidad de la miseria y ya aliviados/ establecemos ritos y extrañas ceremonias cantamos la humedad de lo imposible y nos desgarramos nos volvemos locos nos largamos a gritar y cuando ya estamos secos vamos al mueble añoso que hay en la conciencia y nos ponemos a abrir cajones completamente neuróticos 76 | La Lewis Carroll
delirantes desgraciados niños borrachos alcohólicos y canonizados en un papel de arroz hambrientos/ resacosos muestra gratis de un fatal medicamento niños que entierran a otros niños niños hipócritas
somos niños desahuciados tenemos más de 30 y odiamos la madurez de los insomnios niños soberbios altaneros alérgicos endemoniados La Lewis Carroll | 77
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niños egocéntricos vanagloriados en la pubertad maravillosa de un fatídico silencio niños enamorados violentos ingenuos enfermizos somos los niños agredidos por la Navidad y llegaremos a ancianos arriba de un tren parido en la cruza de dos perros vagos (nunca crecimos/ date cuenta) tendremos arrugas mancillándonos el cuerpo el coso ya no se volverá a parar la cosa ya no se volverá a humedecer nos preguntaremos el porqué de todo esto tomaremos medicinas hasta la hediondez de los abismos pensaremos en nuestros amores enmarcados en la nube seminal de la poesía y seguiremos llorando como habitualmente lo hacemos como niños como niños tristes como niños quejumbrosos 78 | La Lewis Carroll
recordaremos cuando vivíamos en la plenitud de los veranos cuando jugábamos en el patio trasero de la realidad cuando nos sentábamos en una plaza del centro y nos reíamos de la misma vida que terminó por aplastarnos nos mordíamos las uñas y le dábamos el pésame a las viudas que nos bajaban los pantalones somos niños fumadores a tres centímetros de un cáncer al pulmón y temblamos de sauces pero la estupidez es más sincera que un funeral a las 7 de la tarde cuando no hubo un muerto que enterrar somos niños perpetuos indulgentes egoístas con un pánico infinito que nos pulveriza el presente el día a día/ el poema La Lewis Carroll | 79
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vamos por las calles pensando que una noche de estas una cualquiera la de hoy la de mañana o la de siempre vendrá la muerte a lamernos el sexo a explicarnos que se acabó nuestra maldita e impúdica niñez y que desde ahora en adelante tendremos que beber el caldo amargo de esta cruel mortalidad y cerraremos los ojos por fin estaremos tranquilos nos acomodaremos en el sillón amargo de la esperanza
nos brotará una tímida 80 | La Lewis Carroll
pero macabra sonrisa entre los labios nos levantaremos levemente y nos tiraremos el último pedo y entonces sólo entonces aún con el culo humeante de unicornios podremos decir sin lugar a dudas y sin que nadie lo desmienta QUE FUIMOS LOS DIOSES PREDILECTOS DE TODAS LAS HAMBRUNAS
Reside en Santiago de Chile, a principios del año 2016 publicó el poemario La Cabaña, editorial Alkaid, Valladolid, España. Musicaliza en piano y sintetizador sus propios poemas. La Lewis Carroll | 81
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las putas de Andrómeda Boris Katunaric “Cuando la blasfemia crece siento que rezo.” Miguel Ángel Bustos I Hoy vi muchos cuerpos muertos en el río La tormenta los devolvió a la orilla Ella es la mano que manipula los títeres aunque su condición sea marginal y 82 | La Lewis Carroll
boriskatunaric@gmail.com
mis intenciones oscuras nada hay en la tierra como encontrar esos pequeños residuos de material no plástico no chapa no barro no piedra no vidrio la carroña de los animales muertos es mi alimento, la sangre aún caliente del cadáver del mundo realmente puede ser terapéutica. La Lewis Carroll | 83
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II Las putas de Andrómeda no tienen más que uno o dos diablos por amuleto Sus pasiones más frecuentes suelen ser los manteles bordados, los incendios programados, los accidentes de tránsito Por lo general no tienen padres y, si los tienen, habitan hospicios, cárceles o, a la sombra de un puente, dejan caer los días
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III Las putas de Andrómeda son hermosas, sobre todo cuando no se maquillan, cosa que sólo es perceptible a la hora del desayuno Quien ha compartido ese ritual con ellas no verá espectáculo más impresionante: habrá visto la cara de dios
Nació en Quilmes, 1985. Poeta, periodista y conductor radial. Integra Agencia Paco Urondo como redactor, responsable de radio desde 2013 y desde 2016 como editor del suplemento cultural. Conduce programas en Radio Cooperativa AM 770 y Radio Rebelde AM 740. También colabora en Revista Quiebre desde 2014. Publicó el libro Poemas “para torcer el rumbo del color de los ojos” (ed. Las Desenladrilladores 2014) e integró la antología “Mano Dura” (ed. Pelos de punta 2015) con el cuento “Mientras tanto Juan Subía” y en 2016 su segundo libro “Cuatro simulacros de fusilamiento” por ed. Lamás Médula. La Lewis Carroll | 85
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monstruos Cyan Par lucianapucciarelli@gmail.com https://www.facebook.com/cyanidde https://www.reincarnare.blogspot.com https://www.instagram.com/furui_kizu
Quiero arrancarme la palabra que me queda, los restos de esa ausencia, arrancarme de raíz la larga sombra de esa sombra despojarme de su encanto abominable, desgarrar sus vestiduras con la boca, cuánta sangre, cuánto tiempo: crece la hendidura con los años, se abre paso entre mis labios. Tengo que arrancarme la palabra que me queda, escarbar los recovecos más profundos de la tierra que pisé sin dejar huella un fantasma enredado entre las sábanas un manojo de sangre seca y llanto 86 | La Lewis Carroll
el plato vacío juntando polvo en la cocina el eterno resplandor del sol a través de mi ventana. Quiero arrancarle las garras a esa niña niña nunca cuándo ¿puede? Quiero devolverle las horas a esas noches, no dejar que se enfríe el café, mirar un sólo reflejo sin ojeras, no arrastrar las palabras que encontré sacarme esa espina de la tráquea, barrer el vidrio roto de mis músculos, llevar desde mis dedos a tu boca el reflejo de la luz en tus pupilas que toqué sin pestañear, aguantando la respiración arrancarme esa palabra que me queda, todavía sangrando mis muñecas, la sombra larga de mi sombra nunca más volver. Abigail Parodi nació en 1997 en Marcos Paz, Buenos Aires. A lo largo de su infancia incurrió en varias disciplinas artísticas, pero a los 9 años comenzó a escribir luego de la muerte de su padre, también poeta. Aún se dedica a la poesía, empezando a proyectar su primer libro, y actualmente se desempeña también como bailarina. La Lewis Carroll | 87
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20 Nicolás Antonioli nicolas_antonioli@yahoo.com.ar https://www.facebook.com/nicolas.antonioli.3 http://nicolasantonioli.wixsite.com/nicolas-antonioli
Si es así como dicen decláreseme en estado de locura permanente como antes de la llegada del eremita en esencia decir la verdad no es de poeta sino de mujer siniestra que boga en su maridaje a qué extraña fuerza pertenece el orgasmo? con qué enfrentar al hombre y al eco del hombre poseída en la crónica de un cuerpo mutilado por decir sólo la verdad con los verbos necesarios para enfrentar al cobarde que husmea en la maraña de quejidos o grititos del vientre entonces con qué enfrentar al hombre y al eco del hombre 88 | La Lewis Carroll
Nació en Florida, Buenos Aires, Argentina, 1985. Escritor, editor y gestor cultural. Es Secretario de la Asociación de Poetas Argentinos, organizador de La Juntada Festival de Poesía Joven Argentina (APOA) y Director de la editorial independiente Baldíos en la Lengua (www.baldiosenlalengua.wordpress.com). Libros: “Sentires del alma” (2004), “Se necesitan ojos” (2005), “Muñecas/maniquí/muñecas” (2009), “Mansalvar” (2012), “Mano emplumada” (2013) y “Monólogo alucinado e interminable del sargento Cabral” (2013). Posee otros 5 libros de poesía que permanecen inéditos. Premio Concurso Binacional de Poesía ArBol (Argentino-Boliviano) del Ministerio de Cultura de la Presidencia de la Nación (Argentina) y del Ministerio de Cultura del Estado de Cochabamba (Bolivia), 2014. La Lewis Carroll | 89
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el camino de una mujer Sara Montaño Escobar saram0455@gmail.com https://www.facebook.com/sara.montanoescobar https://issuu.com/colectivo-barliterario/docs/sin_ fronteras-fanzine_de_poes__a
Mi madre se estigmatiza las manos con los dioses de barro que encontró en la arena. De niña, solía buscar leña y alejarse lentamente de su hogar. Solía perderse dentro de la lluvia y salir más blanca -como una costra de lunaSe quedaba sola cuando mis abuelos iban al cine, 90 | La Lewis Carroll
entonces su cuerpo era un avestruz que se escondía de su primo –mayor a ellaMi madre creció con un hijo en sus brazos. Mi madre rezaba a las ollas vacías y a la sopa que ardía junto a sus lágrimas y su lengua. Pero ella siempre fue sabia: Nos daba de comer su tristeza. Mi madre es un pedazo de tierra que alguien extrajo del paraíso y nos hizo habitar dentro de ella. Ahora es el lagarto que cierra lentamente su boca para alimentarse de sus hijos. Nosotros somos aquello que perdió en el camino cuando aún soñaba con criar, muñecas de plástico. Nació en Loja, Ecuador, 1989. Lic. en Psicología General. Forma parte del colectivo latinoamericano“Bar Literario” con el que desarrolló un Fanzine de poesía llamado “Sin Fronteras”. Sus poemas han sido publicados en Revista impresa “Fuego” (Ecuador), revista digital “Amazon” (Ecuador), “El faro” (Ecuador), “El Humo” (México), Monolito (México). Relato publicado en libro “Pasaporte” (Editorial Dadaif Cartonera, Ecuador). La Lewis Carroll | 91
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duelo Fernando Vega fvega5@hotmail.com https://www.facebook.com/ferjvega https://www.fernandojaviervega.blogspot.com
Cae la noche como un canto está en mi boca la quiero hablar y no puedo la quiero ser y no debo la quiero hallar Cae la noche como un tango como un Dios cortapescuezos como un río embriagado pinta los colores de su tedio y desnuda la vergüenza de las cosas 92 | La Lewis Carroll
Cae la noche como el fuego y ahora sé que no hubo sino hay lo que no habrá y me duelo Porque siempre todo mas siempre una ilusión que al desengaño siempre La caída es las caídas y la pérdida todas las pérdidas Desconcierto o abandono gradual de fe Nació en Buenos Aires, en 1986. Docente de ajedrez y literatura. Coordinó el Club de Lectura de la Biblioteca de Haedo junto a la profesora Alba Murúa y participó en múltiples ferias y ciclos culturales organizados por el Municipio de Morón. Desarrolló espacios de crítica literaria en la revista Güarnin!, así como el espacio de ficción epistolar Código postal, de la revista Qu. Es autor de la novela de la “Un cielo inhóspito”, ed. Croquis, 2012. Este año se editará su primer libro de cuentos. La Lewis Carroll | 93
Entrevistas
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a Selva Almada: “para que una literatura esté viva y venga a decirnos algo tiene que haber una transformación y una reconstrucción de la realidad”
por Luca Hardmeier
24 de abril, 17:56. Estoy a media cuadra de su casa: la calle es silenciosa aunque a pocas cuadras truenen bocinas y sirenas. Todavía tenemos la ilusión de que Araceli puede aparecer viva; falta menos de una semana para volver a sufrir. Todavía recordamos la muerte de Micaela; faltaría un poco más para que dejemos de indignarnos por ella, pero no mucho. Todavía falta. Toco timbre y me reciben Selva Y Morcilla. La última es la perra de la casa junto a dos gatos (aunque quizás había alguna mascota más). Entramos a una pieza predominada por una mesa de madera y una biblioteca. Uno de los gatos -cuyo nombre no recuerdo- ni bien me siento, se coloca frente mío y me empieza a olisquear la nariz, o la boca. Mientras hablamos, Selva se encarga de alejarme un poco del cariño de sus mascotas. 96 | La Lewis Carroll
Caigo en la cuenta de que -entre tantas cosas que imprimí- no están las preguntas de la entrevista. Avergonzado se lo cuento y con toda naturalidad me presta su notebook para buscarlas en mi correo. Me sorprende un poco su capacidad para no ponerme incómodo, pero una vez todo en su lugar, arrancamos:
“para ser escritor hay que leer mucho, escribir mucho y vivir mucho” De Satie es conocida una frase que dice “Cuando era joven me dijeron ‘Ya lo verá usted cuando tenga cincuenta años.’ Ahora tengo cincuenta y aún no he visto nada” Todavía te queda un recorrido pero ¿vos qué viste? Esta buena esa frase de Satie, no la conocía. ¿Qué vi? Es difícil contestar… justo anoche estuve viendo un documental que se estrenó sobre Alberto Laiseca que fue mi maestro de taller. Y él tenía una frase que aparecía muy a menudo y se la decía a la gente que venía al taller por primera vez, que decía: “para ser escritor hay que leer mucho, escribir mucho y vivir mucho”. Siempre hablábamos que la parte más complicada era la de vivir mucho. Leer y escribir podíamos intentar hacerlo todos y lo otro era un poco más complicado. Y ahora esta pregunta tuya me trae esa máxima de Lai. Es difícil preguntarse y contestarse eso: si uno ha visto, qué ha visto, se ha visto mucho, se ha visto poco… espero que me falten muchas cosas por ver, pero no sé bien cómo responder eso (risas). Pero no crees que no hayas visto nada… No, creo que si no hubiese visto nada, tampoco tendría mucho sobre qué escribir. Hay escritores que escriben de su propio mundo y de lo que les pasa adentro de la cabeza. Justamente van por otro lado, cuentan más lo que les pasa a los personajes o ponen a personajes a vivir en un universo. Pero yo me imagino que si hubiese visto poco, no podría escribir estos textos o no me interesaría ir por ese camino en la escritura. Pero bueno, espero que me falte ver bastante todavía. La Lewis Carroll | 97
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Por ejemplo, me parece que a veces hay una idea sobrevalorada del viaje, ¿no? Lo hablábamos esto hace poco con un amigo que también es de allá, de Paraná. Él es artista plástico. Nos encontramos después de varios años sin vernos y él en este tiempo viajó bastante por su trabajo, lo invitan a lugares a exponer y bueno, en un momento hablábamos y decíamos: “Hace veinte años atrás, cuando estábamos en Paraná, nunca nos hubiésemos imaginado que íbamos a ir a tal lado, a México o acá o allá por hacer las cosas que nos gustaban.” Y él me decía: “Yo, cuando vine acá [a Buenos Aires] todo el mundo había viajado, quería viajar o estaba juntando plata para viajar. Y desde allá, desde la provincia, no estaba dentro de nuestro horizonte el viaje. Y a mí también me pasaba que la gente que empecé a conocer, la mayoría había ido a Europa al menos una vez, habían viajado por Latinoamérica y a mí me llamaba la atención porque nunca había salido del país. Y de hecho empecé a viajar hace poco, cuando a “El viento que arrasa” -que es la primera novela- le empezó a ir bien, empezaron a invitarme y todo eso. Pero voy a esto de que capaz hay una idea sobrevalorada de que si uno no viaja no ha visto nada y me parece que puede ver y saber más de muchas cosas del mundo alguien que nunca se movió de su lugar. Si pienso en Juan L. Ortiz que es un poeta para mí enorme… Juan L. vivió toda su vida en Entre Ríos, primero en un pueblo muy pequeño, después en Paraná. Y creo que el único viaje que hizo fue un viaje a China. Y leés la poesía de Juan L. y tiene una hondura y una sabiduría y es la poesía de un hombre que lo ha visto todo. Que pudo verlo todo sin tener que moverse demasiado del río que era lo que más le importaba, o que era su paisaje.
chicas muertas (2014) ¿Te pasó de tener que soportar misoginia en los entrevistados? No con la gente que finalmente entrevisté, pero sí me pasó con una persona que claramente decidí no entrevistar por este tipo de cosas. Él era un amigo y en su momento había sido pareja de una de las chicas. Y 98 | La Lewis Carroll
cuando él supo que yo estaba haciendo el libro se contactó conmigo por Facebook y cambiamos algunos mensajes. Y de parte de él yo notaba una cierta… me había dicho que seguía viendo a esta chica que estaba de novia, pero que seguía viéndose con él. Como una cosa de “chica fácil”. Tenía novio y se estaba por casar y ella seguía teniendo amantes y cosas así y que él era uno de esos. Y no me gustó –más allá de si tenía amantes o no, no afectaba en nada mi opinión sobre lo que había ocurrido– el tono con el que él lo estaba planteando. Que era un tono más de este tipo, qué sé yo: “le pasó porque…”. Había un dejo de eso, no directamente. Finalmente nunca nos pusimos de acuerdo. Él también vive en Entre Ríos y después preferí no insistir porque había algo que ya no me terminaba de gustar. Creo que fue el único. Después no recuerdo que haya habido ese tipo de comentarios. Sí los encontré en cómo se había tratado la noticia en esos años, que de última no difiere mucho de cómo se trata hoy día. Sí se deslizaban ese tipo de cosas en las notas periodísticas. En realidad sí, otro comentario. Yo entrevisté a una persona, a un hombre que había sido muy amigo y había Fotografía: Vale Foirini trabajado con Gómez [que aparece como posible culpable en Chicas Muertas], que había trabajado en la empresa de este Gómez y lo había conocido muy de cerca. Esta persona era (porque ya murió) amigo de mi suegro en el Chaco. Y cuando le hice una nota para que La Lewis Carroll | 99
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me cuente cómo era Gómez o qué se acuerda, qué se comentaba o cómo le afectó a Gómez el hecho de ser señalado como el posible asesino de María Luisa, el comentario fue “a esta chinita la habrá matado algún noviecito que tenía y lo quisieron culpar a él que era un tipo de guita”. Te pregunté por este libro porque el feminismo es un tema que me interesa. Tengo varias amigas feministas y a una especialmente querida le pregunté “¿Si vos tuvieses que hacerle una entrevista a una mujer que saco un libro sobre chicas muertas, vos qué le preguntarías?” Y me formuló una pregunta –que yo le tuve que preguntar qué significaba- sobre la sororidad ¿La conocés? La conocí pero también hace poco y tuve que ir a buscar qué era. La empecé a ver hace poco en Facebook… Bien, la pregunta concreta sería “¿Cómo se podrían educar las mujeres en la sororidad?” Me parece que por ahí – a pesar de que yo adhiero a que las redes primeras deben tenderse entre las mujeres, porque somos las que estamos en el ojo de la tormenta- es un enfoque medio raro pensar siempre que somos las mujeres las que tenemos que arreglar este problema o que solamente cambiando las mujeres o educando a las mujeres… Está bien, yo creo que sería un gran paso criar o enseñar a nuestras hijas en este concepto solidario con otra mujer. Pero también me parece que hay que educar a los varones. No se puede educar a las mujeres por separado, para que se cuiden o se protejan y ver qué podemos hacer con los varones. Me parece que tiene que ser una cosa conjunta, de cambio de cabeza radical. Si te das cuenta, yo misma me descubro en comentarios o pensamientos machistas muchas veces. Quizás porque estoy más alerta y aun así me descubro diciendo cosas o las puteadas, que siguen teniendo esa carga tan misógina muchas veces: “hijo de puta”. Pensemos otro insulto que no culpe a las mujeres. Es tan complejo por eso, porque no se soluciona solo educando a las chicas. Desde la tontería de cuando nace un bebé, si es mujer, dejarle de regalar ropa rosa por ejemplo. Parece una tontería pero empieza a sumar para 100 | La Lewis Carroll
cambiar la cabeza. Si es el cumpleaños de mi sobrina no le regalo la cocinita o la Barbie, le regalo otra cosa. Empezar a correr esos modelos y sacarlos de la escena. Pero son mil. Creo que este es un trabajo de acá a cincuenta años, por lo menos, para ver algún cambio y que la única manera es atacando todos los frentes, no solo viendo cómo lo resolvemos las mujeres, sino también hacerlo como comunidad. Y, por supuesto, está la responsabilidad del estado también.
¿qué se hace con las cárceles? Yo sé que no se soluciona todo con políticas del estado, pero obviamente son necesarias. Y que haya no sólo leyes maravillosas, sino que esas leyes se cumplan, que haya guita para formar personas que sepan cómo llevarlas adelante. Ahora está todo el tema a raíz del caso Micaela. “Que el violador no salga nunca más de la cárcel”. Tampoco se soluciona así, porque las cárceles están hace décadas y décadas en un estado calamitoso. Yo hace unos años estuve dando un taller para travestis en la cárcel de Ezeiza en el pabellón de homosexuales. Las que venían al taller eran todas chicas trans y yo nunca había entrado a una cárcel la verdad, y realmente era espeluznante. Y eso que es una cárcel dentro de todo con bastante guita. Cualquier cárcel del conurbano debe estar en un estado mucho más deplorable que la cárcel de Ezeiza. Realmente vos entrás a ese lugar y decís: “nada bueno puede salir de acá.” No hay lugar para pensar en lo que hiciste, por qué estás ahí, no hay como sacar la cabeza. Las cosas que se hacen, como esto de darles un taller -un proyecto de la Procuración General de la Nación- estuvo buenísimo, pero duro un año y lo hicimos, hicimos un libro [Va a tener un lugar en la segunda edición de La Lewis Carroll] y ya está. Después las cosas que se hacen son voluntarias, y la verdad que el voluntariado para esto tampoco sirve. Yo estuve todo ese año yendo cada 15 días. Y realmente era agotador, íbamos dos o tres horas: trabajábamos ahí, escribíamos ahí, leíamos. Era un trabajo pago, tenía esa ventaja en algún punto. Pero todos esos talleres La Lewis Carroll | 101
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los va a dar la gente voluntariamente porque no hay plata para eso. Si no hay plata para tapar un agujero del pabellón, mucho menos van a poner plata para que alguien vaya a darles un taller de escritura, fue muy excepcional lo que pasó esa vez. Entonces nos contaban las mismas chicas: “Si, lo que pasa es que vienen, no sé, de Puán a darnos un taller de lectura. Pero vienen tres veces, se cansan y no vienen más. Y la verdad para eso preferimos que no vengan nunca. Nos entusiasmamos, para nosotros que venga gente de afuera a hacer algo como leer o escribir o lo que fuera, nos ilusiona. EntendeAraceli Fulles: desaparecida el 2/04/17 - hallada muerta el 27/04/17 mos que no vengan más porque vienen gratis y se cansan…” Por eso ese voluntariado tampoco sirve, tendría que ser algo solventado por el estado. Pero tampoco al estado le ha interesado en todos estos años, no es que sea algo de ahora. ¿Qué se hace con las cárceles? ¿De qué sirve tener a gente hacinada ahí, cumpliendo condenas donde no va a cambiar nada? O al contrario, empeora la situación. Después de estar tantos años en esas condiciones, salís a matar; salís lleno de odio, me imagino. No me parece que pueda haber un cambio de cabeza en esas condiciones.
hay víctimas que convienen más que otras Ahora se vio en el gobierno un aprovechamiento horrible del femicidio de Micaela para decir: “los violadores se tiene que pudrir en la cárcel”. Tampoco esa es la solución. Tampoco sé cuál es. Además se ha puesto el ojo en este caso, por algo que es más excepcional que otra cosa. Si te pones a ver el historial de femicidios de cada año, que sea un tipo que estuvo en la cárcel por violar, que vuelva a salir, que viole y mate 102 | La Lewis Carroll
es casi excepcional. En realidad el femicidio del que se habla, cada 18 horas, no es por un violador que sale de la cárcel y mata a alguien; es por el marido, por el exmarido, por el hermano, por el vecino, por el portero. Digo, es por gente de su entorno, por hombres de su entorno, no por hombres desconocidos. No quiero decir que sea menos terrible, pero también hay una cosa que pensar: que hay víctimas que convienen más que otras. En este caso Micaela era una víctima que convenía a este gobierno más allá de que era militante K, creo que es lo único que no les habrá cuadrado mucho. Era una chica que trabajaba en comedores comunitarios los fines de semana, que estudiaba, que tenía su novio, que tenía su familia… Esas víctimas convienen, la gente se solidariza inmediata-Micaela García: desaparecida el 1/04/17 y hallada muerta el 8/04/17 mente, porque era una “chica buena”. En cambio, Araceli – que está todavía desaparecida, que desaparecieron el mismo día- que es acá del conurbano, ya la familia dijo: “Sí bueno, a veces desaparece dos o tres días pero siempre vuelve, tiene problemas de drogas...”. Digamos, lo único que de alguna manera la salva es que es linda. No tiene que importar qué hacía la víctima. No importa si era “una chica buena” o “una chica mala”. El caso es que está muerta, que alguien arbitrariamente decidió matarla, y que eso en realidad no es tan arbitrario, está sostenido por una cultura que de alguna manera le hace pensar al varón que puede matar cuando quiere, o cuando algo no sale como quiere él. Hay una cuestión sobre la propiedad del cuerpo de la mujer, que si no estuviera, ni se les cruzaría por la cabeza hacerlo. El problema siempre es más complejo y mí me enferma cuando quieren hacerlo parecer como una situación de inseguridad. Porque están diciendo “eso es porque el juez lo dejó salir de la cárcel antes de tiempo y entonces por eso ocurren los femicidios”. Esta La Lewis Carroll | 103
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idea de “la víctima buena” y “la víctima mala” la tomé del blog de Valeria Sampedro (http://valeriasampedro. blogspot.com.ar/2017/04/la-mala-victima.html), algo que yo pensaba pero no podía ponerlo en palabras. Y lo que dice Sampedro es algo así como: “lo que la salva a Araceli es que es linda y tiene todos los dientes”. A mí lo que me había impactado del caso de Micaela –cuando estaba recién desaparecida- eran los testimonios de vecinos que decían que habían escuchado gritos y pedidos de auxilio pero nadie se animó a salir. No solo nadie se animó a salir –que lo puedo entender-, sino que a nadie se le ocurrió llamar a la policía para decir que había alguien pidiendo auxilio en la calle. Entonces esa falta de solidaridad, esa falta de empatía con el dolor ajeno, me impacta mucho. Esa misma sociedad que empatiza con la víctima buena, después dice de, por ejemplo Melina, por tomar una víctima de hace un par de años: “Claro, pero si la piba dejó el colegio, era tarjetera en un boliche, mirá las selfies que se sacaba…” Como si hubiese mujeres que me merecieran morir más que otras.
volviendo a la literatura Es un pecado que cometo seguido, pero me gusta mucho citar, ahora a Macedonio: “Todo el Arte está en la versión o técnica, es decir en lo indirecto, y el horror del Arte es el relato y la descripción, la copia como fin en sí.” ¿Qué pensás de esta concepción de la escritura? Esto es algo que yo siempre hago, como el “entre paréntesis” con respecto a mis textos, y voy a hablar de mis textos que es de lo que sé (un poco más, no mucho). Es una literatura que es catalogada como realista –con la carga negativa que eso implica para los críticos- y yo siempre hago la aclaración: ¿vos pensás que la gente de esa zona del Chaco donde transcurren las novelas hablan así? No, la gente no habla así. Voy a esto de las “meras copias”. Me parece que para que una literatura esté viva y venga a decirnos algo tiene que haber una transformación y una reconstrucción de la realidad. En la argentina se edita mucho, se publica mucho, pero hay muy poca escritura en el fondo. Cuando un escritor tiene un proyecto de obra, creo que eso se nota 104 | La Lewis Carroll
en cómo escribe, a dónde apunta, qué investigación hace del lenguaje o qué trabajo hace sobre el lenguaje. Y no pasa a menudo: yo leo bastante de lo que se publica acá, y hay libros que están absolutamente fogueados en Facebook o en las reseñas y después cuando vas a las novelas o a los cuentos y decís “no me parece que haya trabajado este escritor o esta escritora.” Me parece que escribió una idea más o menos linda, copada, entretenida y ya. Y me parece que la escritura exige mucho más que eso. Parece una obviedad, ¿qué hace un escritor? Trabaja con el lenguaje. Pero sin embargo te pones a mirar y no todos. Escribir es un trabajo muy denso, muy difícil. Eso también lo aprendí con Laiseca. Escribir es recontra difícil, hay que tener mucha paciencia. Y lo que yo a veces noto es -que no sé si tiene que ver con la frase de Macedonio o no- que hay más urgencia por publicar y por ser escritor que por escribir y por construir una obra. Y eso se nota cuando el libro empieza a circular, o bueno, algunos lo notaremos: a los que nos interesa un poco más el tema del trabajo, más que la publicación. Hay mucha ansiedad y las redes sociales foguean un poco eso también. Somos todos amigos entonces no hay nivel de crítica: “Es el libro de la gran” o “el gran Fulano de Tal”. ¡Pará! Grande es Dostoievski, Cervantes. No nosotros que escribimos un librito que se olvidará dentro de unos años. ¿Te sentís culpable cuando no escribís? No. La verdad, yo escribo poco. Me gustaría escribir más, me gustaría poder dedicarme más. Me cuesta mucho sentarme, armar una rutina. De hecho, ahora no estoy escribiendo hace bastante excepto las columnas que escribo en el diario Perfil cada quince días. No es que me sienta culpable, siento que si es algo que a mí me gusta mucho y me entretiene y me desafía, me parece que debería procurarme hacerlo más seguido. Yo la verdad es que pierdo mucho el tiempo en Facebook, porque solamente tengo Facebook. Seguramente si tuviera Twitter lo perdería en los dos. Y después termina el día y cuando veo que no escribí, solamente trabajé algo de lo que tenía que trabajar, y La Lewis Carroll | 105
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me pasé horas viendo las boludeces de Facebook y ahí sí me siento, no culpable, pero sí enojada conmigo misma por no haber aprovechado ese tiempo para leer o para escribir. Y como me cuesta mucho, también trato de que cuando aparece, cuando empiezo a pensar alguna historia, tato de dedicarle todo el tiempo que pueda. Quizás no tanto en la máquina, pero sí en la cabeza, afuera: pensando en el texto, penFotografía: Irupé Tentorio sando en los personajes, en la historia. Y también para eso me sirve tener fechas de entrega. Eso me obliga a sentarme y a escribir. Sí, me gustaría escribir un poco más de lo que escribo. La revista apunta mucho a desmitificar a los autores. Entonces estas preguntas son un poco para que los escritores no se frustren y no se piensen que vos estás capaz todo el día escribiendo y por eso lograste lo que lograste. Si, una vez escuché una respuesta de Martin Kohan –que además me cae muy bien- a la pregunta de cómo maneja el temor a la página en blanco ( ), que es una típica pregunta que se hace. Y él decía “para mí no existe la página en blanco, porque si yo no tengo nada para escribir, no me voy a sentar a mirar la página. Cuando voy a la página es porque tengo algo para empezar a escribir, y si no, no voy.” 106 | La Lewis Carroll
Y a mí me pasa lo mismo: hace unos días me acordé de una anécdota que me habían contado hace un tiempo largo, y que me parece que es un buen disparador para escribir un relato o algo. Todavía no lo termino de visualizar, está muy ahí la anécdota viva. Pero siento que eso me está ocupando un poco la cabeza. Ahora podría ir a la página y escribir... ¿qué escribiría? La anécdota como me la contaron, no tendría mucho sentido. Supongo que cuando tenga algo, alguna línea, ahí voy a ir a la computadora. Yo en los talleres siempre le digo a la gente “hay que seguir escribiendo aunque uno no esté frente a la computadora. Cuando estés trabajando en algo, tenés que estar todo el día pensando en eso. Entonces cuando vayas a sentarte, van a haber menos posibilidades de que te sientas frustrado porque no te sale.” Y cuando uno no tiene nada para escribir ¡no vayas! ¿Para qué? Si no te dedicaras a la Literatura ¿qué harías? Alguna vez pensé cuando me vine a vivir a Buenos Aires en hacer un curso –después nunca hice- de forense o algo así, relacionado con los crímenes, la investigación. Soy muy fan de las series policiales. No tanto de la literatura policial, pero las series y las películas me encantan. De algún modo creo que está vinculado con la escritura: armar un relato a partir de indicios, y de pistas, y de cosas que una va descubriendo. ¿Hubo alguna pregunta que siempre te hubiese gustado que te hagan en una entrevista y nunca te la hicieron? No se me ocurre ninguna ahora. Si hay muchas preguntas que se agradece cuando no las hacen del tipo “¿Se puede enseñar a escribir?”, esa es típica. “¿Existe la literatura femenina?”: yo todavía no puedo entender que haya gente que siga haciéndole esa pregunta a una escritora. A un hombre no se la hace, no le pregunta si existe la literatura masculina. Y es una pregunta que siempre aparece en las entrevistas, en las mesas. En general la situación de entrevista también me incomoda bastante. Entonces no es que estoy esperando que me hagan una entrevista para que me pregunten tal cosa… Nunca me habían preguntado qué otra cosa sería si no fuese escritora, esa es una buena pregunta. La Lewis Carroll | 107
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a Alejandro Brianza: “Me gusta no sentirme presionado a estar todo el tiempo componiendo, todo el tiempo tocando.”
por Luca Hardmeier
21 de abril, 17:04. Entro al predio de la facultad, la Universidad Nacional de Lanús donde Alejandro dicta clases. El otoño no se entera de haber llegado. Los universitarios caminan en múltiples direcciones pero como paseando para no faltarle el respeto a la belleza del lugar. Todo es enorme, nunca voy a encontrar la cafetería donde me pidió que nos encontremos. Pregunto a las pocas personas que alcanzo y todas me indican muy bien, aunque no tardo mucho en olvidarme en qué dirección me mandan. Reviso el celular, tengo un mensaje donde me pregunta donde estoy, le respondo que no sé, vuelvo a preguntar y le digo que sí sé, y que estoy yendo a su encuentro. Llego a la cafetería, compuesta en su mayoría de cristal, el ruido del lugar es el suficiente para impedir la entrevista. Lo busco, está en una mesa de cuatro, parece un alumno repasando para un parcial, lo saludo de atrás, nos abrazamos, discutimos posibles lugares más silenciosos. 108 | La Lewis Carroll
Atravesando un sendero de cemento en el pasto llegamos al pabellón Scalabrini Ortiz. Nos sentamos en unos bancos donde muy amenudo Ale será frecuentemente saludado por camaradas o alumnos al pasar. ¿Cuál fue tu primera experiencia componiendo con la computadora? Mi primera experiencia trabajando con la PC para componer, fue con un programa llamado Mozart, que era así como un Sibelius (programa de edición de partituras) pero más berreta. Era uno de esos programas que venía con unas revistas de informática de la época de los 90’. Yo ya estudiaba flauta en esa época y me escribía en ese programa los bajos continuos [que tenía en la partitura] para poder estudiar. Con la curiosidad de ver qué pasaba si escribía cosas propias en vez de copiar los bajos, empecé a componer con la PC, obviamente no en un lenguaje electroacústico o contemporáneo. ¿Y cuándo empezaste a trabajar con sonidos a nivel electroacústico? Ahí tuvo que ver con el laburo que fui haciendo en la UNLa (Licenciatura en Audiovisión, orientación en Sonido), en asignaturas que trataban al ruido como porción útil. Si bien yo comencé mi formación musical en el conservatorio [ Julián Aguirre], allá la formación no va por ese lado. Venir acá y empezar a escuchar teorías y pensamientos acerca del sonido, estudiar vanguardias desde el futurismo en adelante que toman al ruido como bandera, hicieron que me inclinara más en esa La Lewis Carroll | 109
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dirección. En ese sentido, el Julián Aguirre está enfocado en otro lenguaje: a nivel general no hay una apertura real en cuanto a los lenguajes contemporáneos salvo por algunas asignaturas muy específicas que -encimason del nivel Superior. Yo comencé a estudiar en la universidad al mismo tiempo que cursaba el último año de la formación básica (los conservatorios tienen tres niveles de formación básica antes de acceder al nivel superior). A esa altura en el conservatorio no había lugar para hablar de ruido, de lenguajes electroacústicos, y en ese sentido la UNLa me abrió la cabeza. Creo que con los primeros TP es que me puse a pensar con una PC como contar algo con lenguaje electroacústico. ¿Alguna vez sentiste presión externa sobre tu manera de componer? Durante un tiempo –sobre todo trabajando con sonidos, la primera época- me resultaba muy difícil encontrar a alguien a quien mostrar mis trabajos: nunca pensé en dejar de hacerlo, pero me guardaba lo que hacía por no tener a quien mostrárselo. Después los caminos te van llevando con gente que hace más de lo tuyo y podés compartir. ¿Y docentes? No con lenguaje de sonido, con lenguaje de alturas sí me ha pasado. Si era un TP con un tema en particular me daba bronca, pero al final era entender que era un trabajo en el cual poner en práctica determinadas técnicas. Pero sí lo he sentido con trabajos finales, donde hay una supuesta “libertad” pautada en las consignas y que luego en la evaluación no se refleja, o hay una crítica a eso más allá de los contenidos que se estén poniendo en juego. Ante todo eso hay que tratar de mantener la integridad sin odiar a los docentes, cuando uno se maneja dentro de las instituciones sabe a quién tiene en frente. Si no te dedicaras al arte ni a nada relacionado a el ¿Qué harías? Hay dos opciones: una es cocinar. Cocinar profesionalmente es algo que me encantaría, algo que dis110 | La Lewis Carroll
fruto mucho cuando lo hago en forma amateur y me gustaría saber más sobre eso, seriamente. Y otra es una profesión que de chiquito me gustaba tomarla como opción y es ser piloto de avión. Es algo que, obvio, no se va a dar -al menos en el corto plazo- porque es una carrera cara, necesitás horas de práctica, etc. pero sí me encantaría. ¿Es una preocupación para vos el nivel de llegada de la música contemporánea? Sí y no. No en el sentido de la lucha con la gente que ya está negada. Personas de generaciones anteriores a nosotros -por su contexto o sus formaciones en instituciones hace treinta años atrás-, tienen una cultura de negación de la música contemporánea en cualquiera de sus formatos. Sí me preocupa el hecho de formar un nuevo público: uno de los proyectos en los que estoy trabajando hace unos años con el grupo Andamio llamado “Lectura expandida para niños”, aborda el acercamiento a lenguajes electroacústicos, lenguajes de procesamiento en tiempo real de video con niños. Ellos lo toman como un juego, como algo que ya existe. Más allá del bombardeo que tienen de nuevas tecnologías, ellos no lo cuestionan con la pregunta típica de “¿Eso es música?”. Para meternos en juego, los hacemos elegir un ámbito y que representen sonidos característicos del lugar, los hacemos moverse, y luego sí pasamos –guiándolos por diferentes etapas del tallera sonidos concretos, de síntesis, sin explicarles lo
Página Web de Andamio http://andamio.in/
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que son. Sencillamente ellos lo toman, lo usan, lo cantan. Eso sí me parece importante para incorporar a las nuevas generaciones en estos lenguajes. En una entrevista (https:// w w w. y o u t u b e . c o m / w a t c h ? v=xMK9V_O9-NU) explicaste sobre cómo trabajan con Andamio. ¿Podrías contarnos un poco sobre Tuyuc? Si. Tuyuc es una instalación audiovisual que hicimos el año pasado en el marco del festival Balance/Unbalance 2016. Este festival busca distintos ejes de acción posible para luchas contra el cambio climático desde el arte. El proyecto –la bioinstalación- tuvo su base en una residencia que hizo la plataforma Andamio en Yasuní, hasta hace diez años atrás un pueblo virgen habitado sólo por su pueblo originario. De un día para el otro ellos se encontraron con que había barcos explorando el petróleo de la zona. Por esto, una ONG organizó una residencia en la zona y así Andamio pasó cinco días en la selva ecuatoriana. A partir de la recolección de material audiovisual se generó un documental y –a su vez- una banda electroacústica que se reproducía en la instalación. ¿Qué pasa si alguien quiere presentar el proyecto de Lectura Expandida (https://www.youtube. com/watch?v=2BJ-fq19Wyo) para una escuela o institución? Muchas veces Andamio ha colaborado con otros colectivos y no tenemos problema en brindar las herramientas para que el taller se reproduzca. Cada uno puede tomarlas y adaptarlas para el lado que quiera. 112 | La Lewis Carroll
La idea es plantar la semilla y que eso florezca para donde sea, no tenemos problemas con que se contacten con nosotros para ponerlas en práctica. Hablando de tu obra en proyecto “Paisajes sonoros subterráneos” ¿Sabías de antemano que sonidos estabas buscando? Hay distintas etapas. Yo en general tengo la costumbre de grabar, si me encuentro con algo interesante sonando. Y el proyecto de Paisajes sonoros subterráneos nació así: yo estaba viajando en subte en la Ciudad de México y me empezó a llamar la atención cómo los vendedores tenían la misma intencionalidad que los vendedores del tren Roca de acá, así que saqué el grabador y lo registré. Unos meses después, en Diciembre o Enero, día de mucho calor, yo estaba medio embolado en casa –uno de esos días sin obligaciones, tranquilo- y me puse a revisar grabaciones, algo común en mí. Ahí me volví a encontrar con esa grabación: como en el metro de México es terrible la cantidad de gente que viaja -y también había sido una situación acalorada- pensé: “Voy a revivir la situación desde el sonido”. Después eso tuvo buenas repercusiones, algunas personas me dijeron que les había gustado, y ahí se me despertó la chispa de decir “¿Por qué no continuarlo?”. Empecé a aprovechar cada posibilidad de registrar un metro distinto pensando en qué podría llegar a aparecer. Así que la respuesta es un poco mixta. Uno observa el público de la música académica contemporánea y ve que espera escuchar una cosa totalmente distinta todo el tiempo, mientras que pasa algo completamente opuesto en la literatura. Se me ocurre esta movida que está bastante presente hoy en día que es la de los slams de poesía, que si bien el concepto de performance no es nuevo, sí es nuevo en el ámbito de la poesía aunque ya se esté haciendo hace varios años, está creciendo cada vez más. La Lewis Carroll | 113
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En el hecho de qué tan conservador sea un público para escuchar algo, creo que también hay un acto de ser conservador en el querer escuchar algo distinto todo el tiempo. Eso es ser conservador en el extremo opuesto: es no entender que un lenguaje puede desarrollarse, puede compartirse. Tal como el estilo clásico: escuchamos obras de Haydn, Mozart, el primer Beethoven y todas comparten un montón de cosas, no es que eran todas super novedosas en lo que hacían día a día. Creo que el punto de inflexión es ese: no se puede esperar algo novedoso todo el tiempo. Hay algo que se va dando y son procesos culturales. El público está esperando otra cosa, tal vez por la vorágine digital o por ser la propuesta de los bombardeos mediáticos en otros ámbitos. Pero llevarlo al arte me parece que es un poco complicado, sobre todo para la postura del espectador que va a salir insatisfecho. El público de la música contemporánea es reducido y muy conocedor en general: no cualquiera va a escuchar algo que no es amigable, o que está puesto ahí para interpelarte desde otro lado. Que un público sea conocedor alienta a la crítica: a veces constructiva y a veces no. Ente lo abstracto y lo figurativo ¿En qué lugar te ubicás vos? Desde el trabajo electroacústico no puedo terminar de despegarme de lo figurativo. El caso por excelencia es el proyecto de los subtes, donde todos los sonidos son figurativos salvo algunos pocos que quedaron deformados. La obra Fútbol (https://soundcloud.com/alejandro-brianza/futbol) tiene también sonidos más abstractos, sonidos que no se reconoce la fuente. Pero sí me quedo mucho con lo figurativo, con lo narrativo. Me gusta del sonido, poder aprovechar la escucha referencial. En el ámbito de las notas estoy más ligado a lo abstracto. Salvo La hija del viento (https://www. youtube.com/watch?v=JQT9zpRlfdk) que tiene texto y uno podría ligarlo a la imagen, en el resto no hay chance de que el lenguaje musical esté cerca de lo figurativo. Sí destaco que las inspiraciones para las piezas instrumentales en general vienen de cosas que sí son figurativas: Lagartijo está basada en una leyenda, Medusal -en la cual estoy trabajando actualmente- está pensada según el comportamiento de las medusas y sus colonias. Pero estas inspiraciones no son audibles. 114 | La Lewis Carroll
Tomemos un músico de orígenes en el rock como Bjork o Thom Yorke y a uno de orígenes claramente académicos como Kagel. Ambos llegan a lugares parecidos, a la música electroacústica en forma total o parcial. ¿Hay alguna diferencia en los resultados de ambos compositores? La principal diferencia está en que la piezas de Yorke o Bjork están hechas para ser interpretadas De izq. a der.: A. Brianza, M. Kusmierczyk, F. Carlos, M. Romeira, S. Suárez
siempre de la misma forma y en la pieza radiofónica de Kagel los intérpretes pueden realizar acciones de forma aleatoria. En Bjork o Radiohead está todo pautado y una vez que salió el CD con la obra, la idea es reproducirla lo más fielmente posible a eso mientras que en Kagel eso no está: la idea de Kagel es principalmente criticar las tecnologías de grabación donde él teoriza acerca de la perfección a la cual podemos llegar con las técnicas de grabación (volver a grabar, volver a tocarlo, cortarlo, etc) y cómo eso se está comiendo la naturalidad en la interpretación. En el proceso de grabación trata de retomar esa naturalidad grabando estas acciones performáticas de un tirón: una toma y lo que quedó, quedó, resaltando inclusive los errores (acercarse y alejarse los micrófonos), cosas que desde la música “popular” se intentan ocultar por considerarlas defectos. Kagel lo resignifica con un sentido muy filosófico.
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¿Da un valor agregado en este campo (la música electroacústica) haber estudiado en forma académica? Yo creo que sí, por una cuestión de organización mental. Así no sea composición, estudiar música te ordena las estructuras que se suceden en el tiempo. No creo que sea algo obligatorio y tampoco quiere decir que no se puedan obtener grandes resultados en alguien que no haya estudiado académicamente. Hay un caso de uno de los pioneros de la música electroacústica, Bernard Parmegiani, que apenas estudió un poco de piano y es uno de los compositores electroacústicos hoy considerados más grandes. El escenario puede llegar a ser dispar y depende de la creatividad que tenga cada uno. Pero como en todo: hay gente que está diez años estudiando para tocar la Balada en sol menor de Chopin y pianistas prodigio –asiático (risas)- que a los seis años ya las tocan. Y eso no quiere decir que todo el tiempo que estuvieron estudiando los que hayan tardado diez años no valga, simplemente son distintos recorridos. ¿Qué lugar le das a lo extra-musical en tu vida? Trato de repartir lo más posible entre las actividades sociales, ocio y la música. A veces más, a veces menos. También creo que la gente que está cerca tuyo, que te quiere, que te conoce, sabe y empatiza con tu forma de ser, un poco ayuda a acompañar ese proceso a veces desigual. En mi caso trato de repartirme lo más posible, pero hay períodos en que casi no tengo vida social. Y períodos en que sí y está todo bien. A diferencia de otros compositores o colegas (incluso de mi generación) que yo sé que tienen una rutina de composición, que componen todo el tiempo, yo no me siento obligado a componer todo el tiempo. En ese sentido a veces divido entre componer, escribir, hacer diarios de las cosas que hago o simplemente descansar la cabeza y ver qué es lo que sigue. Me gusta también, al estar en Andamio, tener la posibilidad de hacer aportes en ideas que no son propias y eso me lava un poco la cabeza de la obligación de estar todo el tiempo poniendo en juego ideas nuevas. Me gusta no sentirme presionado a estar todo el tiempo componiendo, todo el tiempo tocando. 116 | La Lewis Carroll
¿Pero en algún momento si te impusiste una rutina de composición? Si, y eso estuvo ligado a cuando arranqué la carrera de composición en el conservatorio. Yo pensaba que seguir determinada rutina o dedicar mucha cantidad de tiempo, podía llegar a impactar positivamente en la producción. La realidad es que –al menos a mí- eso no me resultó. Yo tengo momentos en los que no sale nada y otros momentos en los que todo sale muy rápido y otros en los que tengo que ir probando modificando. Soy muy variable en ese sentido, el método fijo a mí no me funciona: lo intenté y lo abandoné.
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eventos culturales mayo-junio El cíclope dorado Sábado, 20 de mayo de 22 hs. a 5 hs. Almagro, CABA - (pedir dirección por MP) Bandas en vivo, exposición de ilustraciones, feria, proyecciones y videojuegos de 8 y 16 bits. Opuestas por el vértice Sábado 13 de mayo a las 21:30 hs. El Palomar - Teatro el Errante Av. Rosales 1345 Obra teatral para adultos, sin restricciones para menores.
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Lingie Rock SĂĄbado 13 de mayo a las 21:30 hs. Remedios de Escalada - El Correo, Garay 200 Banda de rock de zona sur El CaldĂŠn y Los MisKeroS Viernes 12 de mayo a las 22 hs. [Entrada $50] Longchamps Belgrano 1705 Dos bandas de zona sur en un mismo escenario. Tangos, valses y milongas.
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Poetumbre (marcha contracultural) Sรกbado 20 de mayo a las 18 hs. Estaciรณn Haedo Convocatoria de artistas independientes para marchar en repudio a la represiรณn ejercida desde el Estado.
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