ÁRBOLES DE CLIMA SECO
Las plantas se adaptan a la sequía de muchas formas. En las regiones áridas, los vegetales limitan su crecimiento a los breves periodos posteriores a las precipitaciones esporádicas. Sólo durante esta fase las semillas consiguen las condiciones idóneas de humedad para germinar. En las tierras mediterráneas, los árboles reducen la evaporación debido a que sus hojas son pequeñas, duras y barnizadas. Otras maneras de retener el agua son las hojas de borde enrollado, las transformadas en espinas, el revestimiento de pelos, los tallos suculentos, las cortezas gruesas y los tallos leñosos. De esta forma, los bosques pueden subsistir en áreas que reciben precipitaciones inferiores a 500 mm anuales.
EL PÁRAMO Existen ciertas llanuras altas, conocidas como páramos, que se encuentran desprotegidas de los vientos y cuya vegetación está adaptada a una fuerte sequedad ambiental. Los frailejones (en la imagen inferior) son los elementos típicos del páramo andino.
Sabina americana Juniperus occidentalis Especie autóctona del oeste de los Estados Unidos, habita las laderas rocosas y el suelo seco de las montañas. En la Sierra Nevada de California, algunos ejemplares con más de 2.000 años crecen a partir de roca sólida. La sabina americana llega hasta los 20 metros y su corteza presenta un color pardo. Sus hojas, perennes, presentan forma de escama.
Encina Quercus ilex Este árbol, originario de las regiones mediterráneas, puebla colinas, bosques, matorrales y lugares secos. Su figura, que se extiende a lo ancho, puede alcanzar hasta los 30 metros de alto. El fruto es la bellota y la leña posee gran potencia calorífica. La corteza, áspera y agrietada, se emplea como curtiente.
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AULA
DE EL
LA SABANA Las hojas de la encina son de carácter persistente.
MUNDO
Enebro aligator Juniperus deppeana
Esta formación vegetal se compone de praderas con árboles aislados, arbustos y hierbas. La sabana resulta propia de climas intertropicales con estaciones seca y húmeda, como los que caracterizan África, Sudamérica y el noroeste de Australia.
Los ejemplares de esta especie proceden de México y el suroeste de los Estados Unidos. Crece en las laderas rocosas de montañas altas y se distingue fácilmente por su corteza gris oscura y ajedrezada. El enebro aligator mide hasta 15 metros de altura y presenta un fruto del tipo de la baya. Sus hojas, perennes, poseen manchas blancas de resina.
Añil del pinar Rhus copallina Este tipo de árbol proviene del oeste de Norteámerica y se asienta en montañas, bosques y matorrales de suelo seco. Su corteza ofrece un color gris oscuro, sus flores, pequeñas y amarillentas, aparecen en verano, y sus frutos son pequeños y de un rojo vivo. El añil del pinar alarga su silueta hasta los 10 metros de alto.
LA PAMPA Las hojas del añil del pinar son caducas y pinnadas.
Las llanuras extensas de este tipo se localizan en América meridional y no presentan vegetación arbórea salvo en la tierra fértil. La pampa está cubierta de pastos, de zonas de cultivo de maíz, trigo y alfalfa, y de algunos reductos de gramíneas.
Abeto de Forresti Abies forrestii Ejemplar propio del oeste de la China y del sureste del Tíbet, se extiende por las altas montañas. El abeto de Forresti dispone de una forma estrechamente cónica que se puede elevar hasta los 20 metros de altura. Su corteza es gris y lisa, sus flores, purpúreas, y sus frutos forman un cono ancho. Fuente: Árboles/ Allen J. Coombes de Ediciones Omega
Sus hojas, lineares, tienen dos listas brillantes sobre el envés. Diseño gráfico: Francisco A. Anguís Textos: Manuel Irusta / EL MUNDO