EL RELATO DE MI VIDA Por José Antonio González Arévalo
Nuevo Cuscatlán, 2013
AGRADECIMIENTOS
Agradezco la colaboración del Licenciado Oscar Armando Portillo Luna quien trabajó la edición de este trabajo, en lo que corresponde a la estructuración del libro, revisión de la redacción del texto e inserción de ilustraciones. El Arquitecto Oscar Armando Portillo Peña transformó a un formato más manejable los planos de dos casas muy importantes para mí, la casa donde yo nací y viví en la Calle Venezuela y la casa donde iniciamos nuestro hogar con Meches en la Colonia América, utilizando el programa de Auto CAD. También convirtió el documento a formato PDF. El Doctor Nelson Portillo hizo la revisión final de este trabajo y reestructuró la tabla de contenido. La Licenciada Mónica María González Bruch tuvo a su cargo el diseño y elaboración de la portada y contraportada del presente libro que se edita en formato de disco compacto.
DEDICATORIA
Con todo mi amor, dedico este libro a mi querida esposa Meches, quien durante 61 años ha sido mi sostén en los momentos difíciles y mi compañera inseparable en las grandes alegrías, dándole gracias a Dios Nuestro Señor, por todas las bendiciones que nos ha dado en estos primeros 61 años de casados. También a nuestros maravillosos hijos Ana Mercedes, José Antonio, Alfredo Ernesto, María Eugenia, Carmen Aída y Silvia Regina, quienes han sido nuestra razón de ser y nos enorgullecemos de ellos por su calidad humana y por los éxitos personales y profesionales que han logrado; Dios quiera que nuestros nietos y biznietos, sigan el ejemplo de sus ancestros
José Antonio González y Meches de González. Una historia de amor real.
ÍNDICE Prólogo……………………………………………………………………………..... Introducción………………………………………………………………………… Hoja de vida…………………………………………………………………………. Mi árbol genealógico………………………………………………………………..
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A. VIDA FAMILIAR………………………………………..………………………… 1. Engarzado en una colina………..…………………………………………… 2. Venancio…………………………………………………………………… … 3. Reminiscencias……………………………………………………………… 3.1. Semana Santa en San Lorenzo……………………………………….. 3.2. Domingo de Resurrección…………………………………………… 3.3. De regreso a casa……………………………………………………. 3.4. Quino Caso…………………………………………………………… 3.5. Reencuentro con mi papá……………………………………………. 3.6. Vivencias juveniles en Sonsonate……………………………………. 4. Meches………………………………..…………………………….………. 5. De regreso a mi vida corriente………………………………………………. 6. Regreso de Meches………………………………………………………….. 7. Nuestro matrimonio…………………………………………………………. 8. La muerte de mi papá………………………………………………………… 9. Miriam…………………………………..…………………………………… 10. La muerte de mi mamá……………………………………………………… 11. Nacimiento de nuestros hijos………………………………………………… 11.1. Nacimiento de Ana Mercedes……………………………………….. 11.2. Nacimiento de José Antonio…………………………………………. 11.3. Nacimiento de Alfredo Ernesto……………………………………… 11.4. Nacimiento de María Eugenia………………………………………. 11.5. Nacimiento de Carmen Aída…………………………………………. 11.6. Nacimiento de Silvia Regina………………………………………… 12. Bodas de nuestros hijos……………………………………………………… 12.1. Boda de José Antonio y María Marta Bruch………………………… 12.2. Boda de María Eugenia y Rafael Cuéllar…………………………… 12.3. Boda de Alfredo Ernesto y Ana Lilian Martínez…………………… 12.4. Boda de Ana Mercedes y Andrés Reynaldo Hernández……………. 12.5. Boda de Carmen Aída y Rodolfo Artiles Guillén……………………. 12.6. Boda de Silvia Regina y Rolando Portillo…………………………… 12.7. Boda de Silvia Regina y Enrique Segarra…………………………… 12.8. Boda de Carmen Aída y Stewart Noble……………………………… 12.9. Nuevas generaciones………………………………………………… 13. Alzheimer……………………………………………………………………. 14. Regreso a El Salvador………………………………………………………..
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15. Mis cuñados y yo………………………………………..…………………… 67 B. VIDA LABORAL Y PROFESIONAL………………………………..…………… 69 1. Mis primeros trabajos………..……………………………………………… 69 1.1. Escuela de Medicina, Universidad de El Salvador………………….. 71 1.2. Trabajo en Esso-Gas………………………………………………. 73 1.3. Agencias Blane de Panamerican Life Insurance Company…………. 74 1.4. Venta de las Agencias Blane………………………………………… 77 1.5. Convención en el pueblo natal del señor Blane……………………… 78 1.6. Agencia Norge………………………………………………………. 84 2. Viaje a Cartagena, Colombia……………..…………………………….…… 87 3. Escuela de Administración de Empresas……………………………………. 91 4. Beca -Viaje a Puerto Rico…………………………………………………... 94 5. Regreso a casa………………………………………………………………. 101 6. Curso Dale Carnegie, Liderazgo y Ventas…………………………………… 102 7. DIDEA……………………………………………………………………… 105 8. Compañía General de Seguros……………………………………………… 107 9. ISCAP……………………………………………………………………….. 108 10. Seminario MOS (Management Orientation School), Caracas, Venezuela…. 109 11. Primer viaje a Europa……………………………………………………….. 111 12. Viaje a México y Mundial 1970…………………………………………….. 134 13. Presidencia de Asociación de Anunciantes de El Salvador………………..... 139 14. Trabajos especiales………………………………………………………….. 140 15. Regreso a Panamerican………………………………………………………. 141 16. Seminario-Hotel de Montaña Cerro Verde………………………………….. 146 17. Gerencia General y Vicepresidencia, Compañía de Seguros Panamericana… 150 18. Jubilación…………………………………………………………………… 153 19. Fundación de GL Consultores y Asesores, S. A. y otras empresas…………. 156 20. Primer Centenario de Panamerican Life (1911-2011)……………………… 158 C. VOCACIÓN DE SERVICIO………………………………..……………………. 174 1. Club Activo 20-30………..………………………………………………… 174 1.1. Primeras campañas en el Club 20-30………………………………… 175 1.2. Pintando escuelas…………………………………………………….. 176 1.3. Primera semana de rehabilitación de inválidos……………………… 177 1.4. Regálenos sus centavos……………………………………………… 178 1.5. Una noche en Montecarlo……………………………………………. 179 1.6. Gran subasta de pinturas y esculturas……………………………….. 179 1.7. Holiday On Ice………………………………………………………. 179 1.8. Turno Gigante 179 ……………………………………………………….. 1.9. Cena de Gala………………………………………………………… 179 1.10. Dona una hora hombre de tu salario…………………………………. 180
1.11. Premieres sorpresivas en el cine…………………………………….. 180 2. Fundación Club Activo 20-30 de San Miguel……………………………….. 182 3. Fundación del Club Rotario de San Salvador Noroeste……………………. 185 4. Club Rotario Guatemala de la Asunción…………………………………….. 188 NOROESTE D. LA AFICIÓN DE ESCRITOR………………………………..……………………. 191 1. Mis libros………..…………………………………………………………… 191 Epílogo…………………………………………………………………………….. 193 Galería fotográfica de reconocimientos recibidos…………………………………. 195
Prólogo Tengo cuarenta años de conocer a don Toño, o Toño, como lo llaman sus amigos. Estuve dándole pensamiento a una palabra que lo pudiera describir y no me fue difícil encontrarla: un Caballero, sí, escrito con mayúscula. Los que lo conocen, seguramente estarán de acuerdo conmigo. Un hombre que se abrió camino con base en su propio esfuerzo; un padre que le inculcó a sus hijos el valor del trabajo; un profesional de las ventas y de la administración a través de los diferentes cargos que ocupó; un empresario que fundó una exitosa empresa a los sesenta y cinco años de edad (hay que tener valor) como lo podrán corroborar en las páginas de este libro; un hombre al servicio de la comunidad a través de su activa participación en clubes de proyección social; un buen amigo que hizo numerosas e incontables amistades (conoce a medio mundo); un hombre religioso, temeroso y respetuoso de Dios, en quien se hicieron verdad sus designios, como dice el Salmo 127: “Tu mujer, como parra fecunda, en medio de tu casa; tus hijos, como renuevos de olivo, alrededor de tu mesa. Dichoso el que teme al Señor. Esta es la bendición del hombre que teme al Señor.” En varias ocasiones le he escuchado decir: “El Señor me ha bendecido y dado en abundancia, pero también me ha apretado” y este libro es un testimonio de esta afirmación. A través de cuarenta años, he observado y he sido partícipe de sus alegrías y tristezas. He podido compartir con él momentos de gozo pero también de pena y siempre se ha mantenido a la altura de su alto perfil enfrentando los problemas con inteligencia, con mesura, con responsabilidad y con la fe puesta en Dios. El lector encontrará en estas páginas, lecciones de vida. Desde su niñez hasta su madurez. A través de sus historias de San Lorenzo, en su infancia, pasando por su adolescencia, juventud, matrimonio y vida laboral, siempre deja una lección que aprender. Como el mismo lo dice, una de sus grandes pasiones ha sido la de enseñar y este libro refleja de alguna manera sus deseos de compartir lo aprendido y vivido. No se puede hablar de don Toño, si no se menciona a “su otra mitad”: doña Meches, o Merceditas, como la llaman sus amigas, amadísima esposa y fiel compañera de viaje. Ella ha sido el apoyo, inspiración y estímulo infaltable que complementó su vida. Sesenta y un años de vida matrimonial son un testimonio viviente de amor y fidelidad. “Alégrate de la vida porque ella te da la oportunidad de amar, de trabajar, de jugar y de mirar a las estrellas”, dice la frase de Henry van Dyke, escritor, clérigo y docente estadounidense. No hay duda que don Toño ha hecho realidad esta cita con su legado, con su ejemplo, con su contribución a su querido El Salvador y a su querida Guatemala. Él termina su autobiografía con el famoso poema de Amado Nervo: En paz. Ciertamente que así lo ha cumplido.
San Salvador, abril de 2013
Rafael Eduardo Cuéllar Sosa
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Introducción
Estoy viviendo un momento muy especial, en el que me apresto para abrir el sentido de mi vida, con el único objetivo de trasladar a mis descendientes, las vivencias que su padre, abuelo o bisabuelo ha tenido. Este largo recorrido de mi vida, lo comparto con ustedes generosamente para que si alguna vez quieren mirar en el pasado familiar, recorran estas páginas y nos conozcan más de cerca. Les pido que lean atentamente, este pequeño trabajo y actúen con indulgencia, sin criticar el estilo literario de un aficionado, pues no soy un escritor profesional. Puede más el sentimiento de amor que les enviamos Meches y yo, desde las páginas de este libro, que cualquier otro legado que pudiéramos dejarles. No lo desechen, ni aun cuando el tiempo lo haya hecho ilegible, traten de mantenerlo vivo para sus descendientes, quienes conocerán de esta forma, de donde vienen y solo ustedes dirán hacia donde van. Cuando esté lloviendo y no tengan nada que hacer, vayan por el libro y léanlo una vez más para estar junto a sus abuelos o bisabuelos quienes siempre los estaremos esperando ansiosamente.
Mi cosecha, para ustedes
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Hoja de vida Nací el 3 de enero de 1927, en la ciudad de San Salvador, El Salvador C.A., siendo mis padres el Coronel José Ambrosio González y Felipa Arévalo Carranza.
En la Escuela José Matías Delgado, estudié mis primeros dos años de educación primaria en la cual aprendí a leer; el resto de la educación primaria hasta el Primer año de Bachillerato, lo hice en el Colegio Don Bosco dirigido por los Padres Salesianos, institución en la que me inculcaron el amor a la Religión Católica y al deporte, especialmente al fútbol, que practiqué hasta la categoría juvenil con el Club Hércules; además de la enseñanza religiosa, me infundieron el amor al prójimo y el respeto a mis semejantes.
En el Colegio Don Bosco
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Alumno del Tercer Grado en Colegio Don Bosco Terminé mi Bachillerato, en el Liceo Salvadoreño de los Hermanos Maristas, en donde el deporte favorito era el Básquetbol, manteniendo una férrea competencia con el Colegio García Flamenco, Externado de San José y posteriormente con el Colegio Santa Cecilia de Santa Tecla. De los treinta y dos alumnos que nos graduamos en el Liceo Salvadoreño, quince fuimos a estudiar Medicina, a la Escuela de Medicina de El Salvador; y como dice Ángel Bettaglio, de los treinta y dos graduados ya quedamos poquitos, creo que tal vez somos unos ocho o diez.
Estudié tres años de la carrera de Medicina y por razones económicas tuve que buscar empleo, habiendo trabajado como dibujante en Obras Públicas; posteriormente trabajé en la Esso Gas, vendiendo cocinas de gas propano, que fue mi primera experiencia en ventas. Don José Roberto Andino y su esposa doña Carmen Salazar de Andino, me reclutaron para vender seguros de vida con las Agencias Blane de Pan Américan Life Insurance Company (PALIC) de New Orleans en donde trabajé cuarenta y siete años, en cuatro etapas distintas; como Agente de seguros de Vida, como Gerente de Distrito en la Sucursal de El Salvador, Gerente de Ventas y como Gerente General y Vice Presidente de la Compañía de seguros La Panamericana, asociada a Pan American Life Insurance Company.
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Al jubilarme, cuando cumplí sesenta y cinco años de edad, fundé mi propia Agencia de Seguros G L Pirámide y G L Consultores y Asesores S.A. de Guatemala, compañías de las que hasta la fecha soy Presidente, habiendo cumplido veintiún años de fundadas este año 2013. En mi etapa de vida laboral, trabajé en DIDEA, S. A., empresa propiedad de don Luis Poma y en la Compañía General de Seguros, como Gerente de Ventas, con don José Domingo Menéndez durante diez años. Trabajando en la Compañía General de Seguros, estudié tres años de la carrera de Psicología en la Universidad Centroamericana "José Simeón Cañas" (UCA) para reforzar mis conocimientos de la carrera de ventas. Dos pasiones he tenido en mi vida: la enseñanza a los demás y mi dedicación al servicio. En la enseñanza, puedo decir sin temor a equivocarme, que preparé más de doscientos vendedores, de los cuales, la mayoría son vendedores de éxito, algunos con sus propias Agencias de seguros. En el campo del servicio, pertenecí al Club Activo 20-30 de San Salvador, desde su fundación el 15 de septiembre de 1952, hasta mi retiro por edad cumplida. En este Club tuve el privilegio de haber ocupado todos los puestos de la Junta Directiva, habiendo sido Presidente y Sub-Gobernador. Fui miembro del Club Rotario San Salvador Noroeste, desde su fundación hasta mi traslado al Club Rotario de La Asunción de Guatemala; en ambos clubes tuve el orgullo de ser Presidente y en el de La Asunción, me distinguieron con el título de Presidente Honorario Vitalicio En el servicio a la comunidad, también ocupé el cargo de presidente de la Asociación de Anunciantes de El Salvador (ANAES) y en Guatemala, fui distinguido con el nombramiento de Presidente de la Asociación Guatemalteca de Seguros (AGIS), habiéndoseme otorgado una placa que a su letra dice: “POR SU CONTRIBUCION AL FORTALECIMIENTO DE LA ASOCIACION Y AL ENGRANDECIMIENTO DEL SEGURO NACIONAL.” También debo mencionar que me desempeñé como asesor de dos bancos comerciales en El Salvador, el Banco Capitalizador y el Banco de Comercio, ambos ya desaparecidos; este último fue absorbido por el Scotiabank de capital canadiense. Asimismo, tuve la oportunidad de asesorar a algunas empresas en la rama de comercio y servicios, tales como Sellos Trébol, Salinitas y Caribe Motors.
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Mi 谩rbol geneal贸gico
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A. VIDA FAMILIAR 1. Engarzado en una colina Engarzado en una colina, en el departamento de San Vicente, a 690 metros sobre el nivel del mar, está el pueblo de San Lorenzo, donde nació mi abuela. Como casi todos los pueblos pequeños, este tiene una plaza, de una manzana y en el centro de la misma, una ceiba centenaria y en el lado poniente, una pequeña iglesia.
Mi abuela Silveria Mi abuela se llamaba Silveria, era de buena estatura, de huesos largos y cara angulosa, muy poco dada a sonreír, más bien seria. Una persona humilde, sin embargo muy especial, quizá porque así la criaron sus padres y ella así crió a sus hijos, tuvo seis, dos varones: Simeón y Venancio y cuatro hembras: Teodosia, Higinia, Paula y la menor de ellas, Felipa, quien sería mi madre.
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La ceiba de San Lorenzo Casi todos los habitantes del pueblo eran campesinos que vivían en una casa con piso de tierra; el agua se acarreaba desde un rio cercano, más bien, un riachuelo y la guardaban en un cántaro de barro y al beberla, tenía un sabor muy especial con olor a barro mojado. Un día, mi abuela les dijo a Paula y Felipa que la acompañarían a la feria de San Sebastián, que se celebraba en otro pueblo cercano, a tres leguas de donde ellas vivían; muy alegres las dos niñas prepararon las cositas que llevarían, su delantal limpio, su vestidito de día domingo y muy ilusionadas, se acostaron más temprano que de costumbre; se levantaron al alba como siempre lo hacían. Mi abuela les sirvió su desayuno y después, a pie se pusieron en camino, gozando del tiempo agradable de la mañana, llenando sus ojos con la belleza del paisaje, llegaron a San Sebastián en donde, se maravillaron del trabajo que hacían las tejedoras en sus telares, confeccionando telas de un colorido especial, mezclando azules con rojos y amarillos y escuchando el sonido de la pieza de madera que lanzaban de un lado a otro para compactar el hilo y producir las telas de diversos colores. La pieza de madera se conoce como lanzadera.
Iglesia católica de San Sebastián
Telar en San Sebastián
Observaron la venta de ganado y a los hombres entretenidos en las peleas de gallos; pasado el mediodía, luego de visitar la iglesia donde le pidieron un deseo a la Virgen, fueron a descansar donde una amiga de mi abuela quien se alegró mucho de verlas y las invitó a disfrutar de un sencillo almuerzo. A las dos de la tarde regresaron a San Lorenzo y cuando iban llegando, Felipa (mi futura mamá), sacó de la bolsa de su delantal, una palomita de barro que al soplarla por detrás emitía un sonido que se interrumpía tapando y destapando con un dedo un orificio que para este fin tenía la palomita en el pecho; al oír mi abuela el sonido preguntó a la niña: ¿Y esa palomita? ¿De dónde ha salido? Felipa le contestó: Yo la tomé de unas que vendían en un puesto de la feria. Mi abuela fue a dejar a Paula a la casa y se regresó con Felipa a la feria para que fuera entregar el pequeño juguete después 8
de decirle: ¡Usted bien sabe que las cosas ajenas se respetan! ¡Está prohibido robar! ¡Ya se lo he dicho muchas veces!
Cuando llegaron donde el señor que vendía los muñequitos de barro; mi abuela hizo que la niña le entregara al dueño del puesto, la palomita que había tomado e hizo que le pidiera perdón. El señor enternecido le dijo: ¡Ay señora! ¡Usted ha caminado con la niña tres leguas para devolverme un juguete que apenas cuesta dos centavos! Mi abuela le replicó. ¡No importa cuánto vale! Lo que importa es que ella debe saber que las cosas ajenas no se toman sin consentimiento del dueño, porque eso es robar y robar es pecado. El señor le dijo a mi abuela. Respeto su forma de criarla. Sin embargo, permítame que le regale la palomita a la niña. Después de esto regresaron a pie al pueblo; la tarde iba cayendo, las nubes se prendieron en arreboles, rojos como el fuego y el sol se metían en el horizonte, mientras iba Felipa con lágrimas en los ojos soplando su palomita de barro.
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2. Venancio El segundo hijo varón, había cumplido los 16 años, edad a la que los militares reclutaban soldados para los cuarteles. Venancio y otros amigos, estaban disfrutando en una molienda, de la espuma que producía el trapiche al moler la caña y el jugo al caer en los peroles, se iba convirtiendo en miel, que estaba hirviendo por el fuego y producía la espuma que los muchachos y muchachas cogían con hojas de algún árbol cercano; en eso estaban cuando llegaron los soldados a reclutar a los jóvenes y se los llevaron a un cuartel a San Salvador, la capital del país, que la mayoría no conocía; ocho fueron la cosecha de ese día. Cuando le fueron a avisar a mi abuela, dijo: Bueno pues lo veremos dentro de un año. En los cuarteles les enseñaban a leer y a escribir a los que no sabían, a los más listos los ilustraban con matemáticas y los oficiales escogían entre ellos, a sus ordenanzas para que estuvieran a su servicio personal. A Venancio quien ya había cursado el quinto grado, el Comandante lo eligió para su servicio, le tomó aprecio y le daba clases más avanzadas; también le hablaba de los países que conocía, sobre todo de los Estados Unidos de Norte América. Cuando terminó su servicio militar, regresó al pueblo, para hablar con mi abuela; tratando de convencerla para que se vinieran a San Salvador en busca de mejores horizontes; ella aceptó la idea y se trajo con ella, a Paula y a Felipa, dejando a los otros hijos con unos parientes; era el año 1915. El Coronel cumplió con su palabra, ayudando a Venancio a colocar a Paula en la casa de una señora que vendía comida en el mercado y a Felipa, con una señora que tenía panadería. Las dos eran muy inteligentes y trabajadoras. En poco tiempo aprendieron el negocio donde cada una se desempeñaba y una vez instaladas, bajo el cuidado de la mi abuela, Venancio se fue a vivir su sueño, viajó a los Estados Unidos y se alistó en la marina mercante, sin dejar de mandarle dinero a mi abuela para que ahorraran para el futuro. Se embarcó en el puerto de New York, en un barco de bandera panameña, como pinche de cocina; el cocinero era italiano se llamaba Giorgio, media como 1,90 metros de estatura y pesaba alrededor de 250 libras, todo un monumento, le gustaban las pastas y los mariscos que le daba a la tripulación. Contaba mi tío, que un día en alta mar en que el tiempo era despejado y el mar estaba calmo, de repente, se oyó un alboroto en la cubierta y los tripulantes subieron a ver qué pasaba, cuando se dieron cuenta, todos estaban viendo una enorme ballena que se sumergía y de repente volvía a salir. Era realmente impresionante ver esa enorme montaña jugando en el agua, se sumergía de cabeza y por último, la enorme cola bífida que golpeaba el agua con un gran estruendo, todo un espectáculo; cuando echaban los desperdicios al mar, eran seguidos por tiburones atraídos por la sangre que iba en la basura. 10
Contaba mi tío Venancio que por las noches, las estrellas parecían tan cercanas, que casi se tocaban con las manos; y entonces comprendía, como los antiguos podían navegar sin otra ayuda más que la del cielo; en cambio, cuando el tiempo era tempestuoso, las olas inmensas chocaban contra el barco inclinándolo para un lado y para otro y barriendo la cubierta. Las inmensas olas que llegaban a la altura de un edificio y los vientos fuertes que precedían a las tormentas casi hacían zozobrar el barco. Al principio, todo era nuevo. Los tripulantes de diversas nacionalidades, incluyendo algunos latinos que se juntaban por el idioma; mexicanos, puertorriqueños, argentinos y la mayoría norteamericanos, negros y blancos; europeos y asiáticos; dormían en hamacas bajo cubierta balanceándose al ritmo que marcaba el barco. Los marineros por las noches, se entretenían jugando cartas, apostando fuertes sumas de dinero que habían ganado en sus múltiples viajes; algunas veces surgían entre los amigos que no eran tan amigos si no únicamente compañeros, reyertas peligrosas, que eran controladas por la mano fuerte del capitán a quien todos obedecían sin chistar. Contaba mi tío que una vez, cuando desembarcaron en Hong Kong junto a los tripulantes, ávidos de diversiones, se fueron al primer bar que encontraron, en busca de mujeres y bebidas, que era precisamente lo que más abundaba en este puerto.
Sello postal con la imagen de Hong Kong Comenzó la jarana y bebieron hasta embrutecerse, a las dos horas, dos marinos que tenían cuentas pendientes por el juego, comenzaron a discutir fuertemente. Uno de ellos se llamaba Ronnie y lo apodaban el mago por su habilidad con las cartas. El otro era Pietro el siciliano. Ambos fornidos, de buen tamaño; a medida que el tono de voz fue aumentando, los otros se fueron apartando, dándoles espacio para lo que se veía venir; cada uno de ellos, sacó su navaja y comenzaron a girar lentamente, con los ojos puestos en los del otro, adivinando sus movimientos, como gallos de pelea, se buscaron con las espuelas. Cuando de repente, apareció la primera sangre en el muslo del siciliano, quien al sentir la herida, buscó el pecho del mago, desgarrándole el amplio tórax con un tajo certero.
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El giro se alza fuerte; el colorado retrocede; chocan otra vez las espuelas y se siente olor a muerte. Cierran las puertas del antro y nadie sale ni entra; la navaja ha penetrado hasta donde se encuentra la muerte. Las ansias se detienen y de los dos, uno regresa al barco y el mago yace muerto; lo envuelven en una lona y al mar lo tiran como a una tumba; nadie abre su boca y se la cerraron para siempre, el siciliano y Giorgio con una mirada se entienden. Han pasado muchos años, desde que Venancio se embarcó por vez primera; mil historias han quedado en su recuerdo nostálgico de la tierra. Vuelve a New York, a la gran manzana, que es su ciudad preferida, busca donde quedarse y será para siempre. Venancio recorrió medio mundo, conoció los puertos de Europa, Asia, América y Oceanía; después de viajar durante diez años se radicó definitivamente en los Estados Unidos de Norte América, específicamente en su querida New York.
New York
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3. Reminiscencias
Mi Mamá Como el zumbido que produce, el rápido aletear de las alas de un avispón a mil destellos por segundo; así era el sonido que venía emergiendo poco a poco desde lo más profundo de mi ser hasta que comencé a abrir los ojos. De pronto me di cuenta que frente a mi colgaba suspendido de un hilo, un avioncito de lata, bellamente pintado, que yo le había pedido en la carta que le mandé al Niño Dios. La hélice giraba vertiginosamente, cuando abrí completamente los ojos y en mis labios se dibujó una gran sonrisa. Todos los que rodeaban mi cama, mi mamá, mi hermana, mis primos y mi nana Tula, sonreían también conmigo. Era el 25 de diciembre, día de abrir los regalos que nos había traído “El Niño Dios”. En ese tiempo no sabíamos nada de San Nicolás, ni del árbol de navidad; la costumbre era confeccionar en cada casa, un nacimiento con el que tratábamos de rememorar el nacimiento de Nuestro Señor Jesucristo. Primero colocábamos la imagen del niño Jesús en el pesebre, que con anticipación se había arreglado, con diferentes figuras de barro compradas en el mercado; por ejemplo, San José, la Virgen María y los pastorcitos que venían a adorar al recién nacido. También se colocaban figuras de animalitos domésticos, principalmente gallinas, cerditos, caballos y los infaltables complementos del misterio, la mula y el buey.
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Había un nacimiento muy famoso que todos los años nos encantaba ver, era el nacimiento de don Acisclo Acosta, que lo arreglaban en el aserradero de su mismo nombre; era muy famoso porque además de su tamaño, le ponían movimiento. Un trencito eléctrico circunvalaba todo el nacimiento que ocupaba alrededor de unos veinte metros cuadrados; también había una laguna simulada por un espejo rodeado de aserrín; inditos y jardines bellamente iluminados; la grama era simulada con aserrín pintado de color verde, muchachas con lindos trajes, un pueblito con su iglesia y muchas cosas más. En cada casa, tratábamos de lucir nuestro ingenio en el arreglo del nacimiento. Eran estos días de una época preciosa llena de cantos y alegrías que culminaba el 31 de diciembre con la celebración del año nuevo; además, se organizaban bailes y visitas a los vecinos con quienes reventábamos pólvora y encendíamos luces de colores. A las doce de la noche era un estruendo con la cohetería, las bombas y las ametralladoras; dentro de esa humareda comenzábamos a repartir abrazos unos con otros buscando al que todavía no se lo habíamos dado. En mi casa donde vivía bastante gente, los abrazos eran a montones; como era una panadería teníamos bastantes muchachas de diferentes edades, sin embargo, el que más me gustaba y era el más apretado era el de mi mamá, quien me abrazaba una y mil veces hasta dejarme sin aliento. Tres días más tarde celebraba mi cumpleaños. En esta ocasión mis cinco años, en enero de 1932; mi mamá me hizo horchata con semita y una bonita piñata para reventarla con mis amigos y familiares. Mis amigos eran un montón; recuerdo a Fabo Cornejo quien fuera mi vecino, el era dos años mayor que sus hermanos, Jesús a quien le decíamos Chito y Carlos, quienes estudiaban medicina y venían a mi casa por ver a mi hermana Lilian y a ponernos inyecciones.
Toño y Lilian Fabo tenía tres hermanas mayores que él, Hildita y Tinita que vivían en la misma casa, y otra mayor que ellas, Rosita, quien vivía con sus tías; la mamá de Fabo era la niña Fujo quien nos quería mucho. Por aquellos días yo vivía en San Salvador, en la calle Venezuela Número 22, lugar en el que nací el 3 de enero de 1927. Esta calle comenzaba con dos tiendas: La cubana y La Gitana. La dueña de La Cubana era doña Eva y estaba casada con un cubano llamado don Ernesto. La Gitana era propiedad de don Juan; la calle Venezuela terminaba en la Cuesta Blanca donde 14
finalizaba la Calle 29 de agosto, la cual parecía una serpiente y comenzaba en la Iglesia El Calvario. El trecho de la calle Venezuela comenzaba en la Primera Avenida Sur y terminaba en la 29 de Agosto; cerca de las tiendas, en el lado sur vivían los hermanos Batres. Después seguían unos mesones pequeños y la fábrica de bebidas gaseosas de don Antonio Mejía; luego seguía un gran patio baldío, en el que jugábamos pelota, trompos y canicas; siguiendo hacia adentro, quedaba el Taller Ramírez y más allá, la casa de unos amigos de juegos: José Luis el mayor, Toño y el menor llamado Paco. Si seguíamos hacia abajo de la colinita, llegábamos a una quebrada en la que en verano casi no pasaba agua por ella; sin embargo, en el invierno aumentaba en forma considerable, su caudal formando una correntada, la quebrada venía desde el poniente. Siguiendo con los vecinos, a la par del terreno estaba la casa de los Cornejo y luego, la de los Bejarano. Don Vicente y mi padrino Armando, ambos músicos, tocaban en la banda de Los Supremos Poderes; esta banda estaba formada por músicos profesionales que tocaban en la Orquesta Sinfónica que en ocasiones especiales y algunas veces para deleite del pueblo, tocaban en los parques públicos y los domingos en el Hipódromo del Campo de Marte. A mí siempre me llevaban los domingos a las carreras de caballos; por cierto, mi papá tenía un caballo llamado “Cascos de oro” que lo ponía a competir, no era muy bueno y raras veces ganaba. Del lado nuestro, a la derecha, vivía Pedro Calderón, más allá estaba una fábrica de gaseosas más grande que la de don Antonio Mejía y otras casas y como costumbre un mesón grande, el Zelada, que le daba la vuelta a la esquina; a la izquierda estaba ubicada la ladrillera de don Juan Maldonado. Después estaba la casa de los Méndez, la de doña Mila Quintanilla, sus hijos Chito, Mario y sus dos hijas Gloria y Emilia. Después de la casa de los Méndez había otros mesones y el más grande de ellos, que era el mesón Zaldívar. Vale la pena mencionar que la niña Mila juntamente con mi madrina Haydee eran grandes amigas de mi mamá, se querían mucho y les gustaba andar siempre juntas cuando iban de paseo; mi madrina era pequeña, la niña Mila por el contrario, era muy guapa y frondosa, le gustaba comer bastante y también era muy divertida.
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Mila, Haydee y Felipa Un día que fueron las tres al cine, cuentan que a media película, la niña Mila dijo: Tengo hambre (algo que rara vez le faltaba), hizo que se salieran y se fueron al Café Lutecia, el cual quedaba en la esquina y decidieron comer unos sándwiches. La casa donde vivíamos, tenía diez metros de frente por treinta de fondo; la formaban tres partes, la primera a la entrada con un gran zaguán; a la par la sala y un dormitorio grande; delante de la sala el comedor y a la par un dormitorio, seguido de tres dormitorios más. En el último, vivía mi prima Josefa, con sus dos hijas Marta y Judith, en el anterior, mi primo Fermín, hermano de Josefa. Josefa hacía marquesotes para vender y en el espacio de que disponía, estaba el horno pequeño en el que ella trabajaba; luego se subían unas tres gradas y se llegaba a la panadería de mi mamá, en donde estaba el horno grande, para hacer toda clase de pan dulce que producían las empleadas.
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La casa de mi infancia, adolescencia y juventud Unas hacían la masa mezclando la harina con agua y estiraban la masa en unas bateas largas; entre las empleadas se distinguía la encargada del horno, una mujer morena alta y fuerte, llamada Chabela, a quien todas respetaban, porque tenía fama de ser valiente para pelear. La Chabela tenía un hijo llamado Jorge Durán, a quien apodaban el Mengala, de contextura mediana, fuerte y musculoso y bueno para pelear, era famoso en todo el Barrio El Calvario; tenía como 15 años y la mamá le había encomendado que me cuidara por si alguien quería molestarme;
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entre las muchachas sobresalía mi nana Tula, quien estaba para cuidarme a mí exclusivamente; otra de las panaderas, era Celia, muy alegre y enamorada. Las vendedoras comenzaban a llegar a las cuatro de la mañana, para recoger la primera venta que generalmente recibían de mi mamá, quien se levantaba a las cinco de la mañana, para ver la primera horneada de quesadillas y además llevaban marquesote que les vendía Josefa. Toda la venta la llevaban al crédito, para pagarla al día siguiente, algunas se atrasaban en el pago y mi mamá les daba un plazo para que le fueran pagando poco a poco. A la panadería llegaban varios proveedores, entre ellos, recuerdo a don Marcelo Roberso, quien vendía harina a mamá; Arturo Lara de Levadura Fleishman y Paco Ponce de la Tienda Azul, que la proveía de manteca y huevos; también llegaba don Saúl Gun, todo un personaje, quien era bajo y gordito, vestía de blanco y cuando iba subiendo la cuesta de la calle, sudaba a mares, no caminaba si no que casi rodaba. El vendía cortes de tela que se los daba al crédito a las muchachas y cuando llegaba por fin a la casa, mamá le proporcionaba un sillón especial en donde se sentaba y sacaba su pañuelo para secarse la cara y las manos.
Mussollini y Hitler
Hirohito
Cuando todos por casualidad coincidían en la visita, se producía una gran discusión por la II guerra mundial, ya que unos iban con el Eje formado por Alemania, Italia y Japón y otros con los Aliados: Inglaterra, Estados Unidos de Norte América y Francia Libre. Mi mamá que leía mucho los diarios, también participaba en las discusiones. En la casa vivía un gentío; primos, mi madrina Haydee y Carmen Aparicio. Además, llegaba a comer mi primo Andrés, hermano de Fermín a quien llamábamos Mincho. La casa era alegre y bulliciosa tanto en la parte de arriba, como en la de la entrada; se hacía comida en abundancia y la cocinera se auxiliaba de ayudantes; la Goya que hacía los mandados y un negrito que ayudaba a servir la comida. Hoy que escribo estas palabras, me doy cuenta una vez más, del gran corazón que tenía La niña Lipa, mi mamá, quien era la soberana en este pequeño reino, con mano abierta para ayudar al que necesitara y con mano fuerte para el que se quisiera salir del guacal..
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Yo estudié primero y segundo grado, en la Escuela Pública José Matías Delgado, se nombró así en memoria de uno de nuestros principales próceres de la independencia patria; el director era el profesor don Cristóbal Ibarra, su esposa doña Tinita y sus hijos, Cristóbal, Tavito y Aida frecuentaban nuestra casa. Las maestras me querían mucho, sobre todo la Señorita Elda Estrada y la Señorita Lucita Flores, quien me enseñó a leer. Un día la Señorita Eda, rifó entré los alumnos un lapicero muy bonito y afortunadamente yo fui el ganador; corrí a casa a darle la noticia a mi mamá y loco de alegría, le dije: ¡Mira mamá que lindo el lapicero que me saqué en una rifa en la escuela! Sin decir palabra, mi mamá cogió una vara pequeña y comenzó a castigarme diciéndome: ¿Dónde se robó ese lapicero? Yo caí hincado después de tres varazos, y con lágrimas en los ojos le repetía: ¡Me lo he sacado en una rifa! Y le dije que fuera a preguntar. Cuando el grupo de amigos que me acompañaban le dijeron: ¡No niña Lipa! ¡No se lo ha robado! ¡Es cierto lo que él dice, se lo sacó en una rifa en la escuela! Entonces mi mamá me lavó la cara bañada en lágrimas y me dio veinticinco centavos para que me los fuera a gastar con mis compañeros. En la Décima Calle Poniente, vivía mi tía Paula, a quien le decíamos mamá Paula, hermana de mi mamá; se parecían bastante, sólo que ella era bastante morena y delgada y mi mamá por el contrario, era blanca y un poco más rellenita; mi tía era casada con don Miguel Monterrosa, a quien llamábamos papá Miguel, él trabajaba en la relojería La Joya y ella tenía una venta de comida en el mercado donde le iba muy bien; con mis primos hermanos: Conchita, Miguel Ángel y Elsita, nos llevábamos de mil maravillas, pasaba semanas en la casa de ellos o ellos en la nuestra. Conchita se tituló de maestra igual que mi hermana Lilian, y se casó con Julio Alberto Martí, con quien fundaron una revista que se llamó Proa. En la casa de mi mamá Paula los días de fiesta se celebraban almuerzos acompañados de vino y el invitado especial, era el Doctor Baltasar Montes, médico de ambas familias. Mi primo Miguel Ángel llegaba todos los días a mi casa y mis amigos eran también amigos de él. Le gustaba la música y era un buen bailarín, algo que yo le envidiaba mucho, porque siempre he sido desacompasado y no puedo seguir la melodía de la música, sin embargo me gusta mucho bailar, aunque pierdo fácilmente el compás. Mi mamá Paula en sociedad con don Gustavo Cartagena, papá de un buen amigo mío de la Escuela Padre Delgado, compraron un automóvil para hacer viajes a Guayabal y un día dispusieron que fuéramos de paseo a conocer el lugar, los acompañamos Miguel mi primo, Gustavo hijo y yo.
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Iglesia católica de San José Guayabal Nos fuimos entre una gran polvazón porque la calle era de tierra y no era pavimentada; con Gustavo hemos mantenido una excelente amistad desde entonces hasta ahora en el atardecer de nuestras vidas.
3.1. Semana Santa en San Lorenzo Una vacación muy especial era Semana Santa y siempre nos íbamos a San Lorenzo, Departamento de San Vicente, el pueblo de mi mamá. Los jóvenes nos íbamos desde el Viernes de Dolores, en tren hasta San Vicente donde en la estación nos estaba esperando mi primo Ramón, a quien le decíamos el Cuto por que le faltaba la falange del dedo índice de la mano derecha; Ramón nos ayudaba a bajarnos del tren y a recoger las valijas, después nos montaba en los caballos para llegar a San Lorenzo a la casa de doña Angelita de Molina, que quedaba frente a la plaza; ella tenía dos hijos: Carlos Antonio, de mi misma edad y Rebeca, dos años menor. El miércoles Santo era el día que llegaba mi mamá con sus invitados, como cuatro parejas; por lo general: Alfonso Tejada y su esposa; su hermano Ricardo; Paco Caridad y su esposa Noy; Pedro y Amanda de Calderón y mis primos Fermín y Andrés. El Cuto Ramón alquilaba las bestias y todos en el pueblo ya sabían que llegaba la Lipa; una vez estaba todo listo, nos íbamos a la estación del tren de San Vicente a esperar a los que llegaban con mi mamá.
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El ferrocarril en San Vicente Cuando oíamos el pito del tren, nos poníamos alertas y decíamos ya vienen y comenzamos a saltar de alegría, cuando se bajaban, mi mamá me buscaba para comerme a besos y yo no me quedaba atrás devolviéndole dos por uno; cada quien de los que llegaban escogía sus monturas, dejando las mulas más mansas para las mujeres y partíamos entre una nube de polvo, estrellas y viento sacando carreras, aflojando las riendas y metiendo las espuelas en los ijares de las bestias. Al llegar a la casa del pueblo, cada uno colgaba su hamaca y otros acomodaban sus tijeras de lona. Al comenzar la noche iban llegando los parientes a saludar a la Lipa, sus hermanos, primos, sobrinos; era un interminable desfile, cada uno dejaba algo y cada uno se llevaba algo. Los invitados iban provistos de licor y comida abundante y salíamos a la plaza para saludar a la gente; inmediatamente después nos dirigíamos a la iglesia a saludar al padre y a ver los ángeles, dos imágenes que mi mamá había donado a la iglesia. Por la noche, a la hora de cenar, los mayores tomaban licor, vino, cerveza, whisky o chaparro; después llegaban los cantantes con sus guitarras, para amenizar la noche. Había dos canciones, de las que aún recuerdo parte de ellas; una decía más o menos así: Han brotado otra vez los rosales. Junto al muro del viejo jardín. Donde tu alma me dio un juramento. Amor de un momento que sufro por ti. La otra canción era Ángel de Luz, que decía así: Ángel de luz, de aromas y de nieves; Manchó tus labios un beso de ambrosía. Son tus pupilas, románticas auroras, que en el oriente serían luz del día. Ángel de luz, son tus rizadas trenzas, nidos de seda, donde duermen las camelias. Dejad que pose mis glaciales labios, que están sedientos de amor y de ternura.
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Ya entrada la noche, se encendían los faroles y los complementaban las estrellas; todos los visitantes, se despedían con un hasta mañana, los pequeños nos íbamos a acostar y los mayores se quedaban platicando sobre las primeras impresiones del viaje. Al día siguiente, Jueves Santo, después del desayuno, todos nos íbamos a la plaza a ver el juego de futbol, San Lorenzo contra San Sebastián. El árbitro era de Santa Catarina; pita su silbato dando inicio al partido, los nuestros sacan la pelota por la derecha; Miguel Ponce, mi primo, la pasa a Tripita quien juega descalzo y este a Moncho, quien desde lejos tira un cañonazo que el portero contrario saca a duras penas. Se vienen los batanecos haciendo mil combinaciones, la defensa nuestra los para y pasan a Leandro y este a Fermín quien está participando en el juego. Mincho se dribla al defensa y frente al guardameta le manda una vaselina que lo deja cazando moscas en el aire. ¡Gooooooooooool de San Lorenzo! El partido se pone uno a cero; se termina el primer tiempo y viene el descanso de 15 minutos; los invitados de mi mamá celebran con cerveza, los cipotes invitamos a otros cipotes del pueblo y a los que han llegado acompañando al equipo contrario, a tomar horchata y a comer salpores y nos sambutimos unos sorbetes de arrayán, de coco y de leche que vendía un Sorbetero. Comienza el segundo tiempo y los batanecos vienen con fuerza después del chaparro consumido en el intermedio, a Juan se le va una patada en falso y sin quererlo le pega en la chimpinilla al goleador visitante y al árbitro no le tiembla la mano y pita penalti contra los de casa. El juego se para, los jugadores reclaman; Juan dice que no lo quiso hacer que no fue intencional; sin embargo el Loco Pedro tiene sangre en la pantorrilla y el árbitro coge la pelota y la pone en el manchón de los doce pasos para que se haga efectiva la pena. Nuestro portero Meme, ágil y muy seguro va a ser fusilado. ¡Silencio sepulcral! Meme se prepara ve a los ojos al zurdo Luis designado a cobrar la pena máxima. Ambos están listos, pita el árbitro y el zurdo se viene despacio acelerando poco a poco y con el empeine manda la bola al ángulo contrario de la portería; vuela Meme y en un descomunal esfuerzo, logra arañar la pelota sin impedir que el disparo se convirtiera en un golazo de los de San Sebastián. Uno a uno el marcador; cansados y sudorosos los jugadores ya no pueden más y el árbitro pita el final del partido, los jugadores se abrazan y se van a seguir chupando. Los espectadores se dispersan y nosotros nos vamos para dentro de la casa de la niña Angelita, donde estamos todos hospedados; cuentan que la mamá de ella, doña Diego. era riquísima y que sacaba a asolear en unos cueros, las monedas de oro que guardaba bajo de la cama. Llamaron a almorzar y comenzaron a servir la comida por tandas; ahí había mojarras del rio, camarones, carne asada, chorizos, jamón, queso, arroz con pollo y todo lo que nos pudiéramos imaginar. Después de esa suculenta comida sazonada con chistes y aventuras, cada uno iba buscando su hamaca o su cama y pasado un rato se oía un rumor como si estuvieran aserrando madera; eran los ronquidos de los bellos durmientes que estaban gozando una sabrosa siesta. A las cuatro de la tarde fuimos ver a mi tía Higinia y a su hija Paulinita y en frente a mi tía Teodosia, nos encontramos con la Socorro, nuestra prima y sus hijos: Jorge, Heriberto y a una hermana de ellos la Juana.
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Nos sentamos a platicar un rato, como a las cinco de la tarde dijo mi mamá: ¡Es hora de irnos para la iglesia! El padre ya debe haber comenzado su sermón y la liturgia del jueves santo.
Iglesia Católica de San Lorenzo, San Vicente Cuando llegamos, efectivamente estaba por comenzar la ceremonia del lavatorio de los pies; rememorando el pasaje bíblico en el que Jesús lavó los pies a sus apóstoles; el sacerdote con un guacal de morro lleno de agua, iba lavando los pies polvorientos de los doce muchachos escogidos para la ocasión. Todos muy serios se habían posesionado de su papel; después de lavarles los pies el padre se los secaba con mucha ternura, con una toalla que llevaba ceñida a la cintura. Nos emocionaba ver como estos jóvenes representaban su papel, luego que terminó el lavatorio, el padre se puso su sotana y comenzó a explicar la institución de la Eucaristía y lo que aconteció en la última cena. La traición de judas, la venta del Señor por treinta monedas de plata y el prendimiento en el Huerto de Getsemaní; los juicios de Nuestro Señor, la condena de Poncio Pilatos, la flagelación y la coronación de espinas. Sumamente conmovidos regresamos a la casa a esperar a las once de la noche la Procesión del Silencio. A la hora indicada salió de la iglesia la procesión formada solo por hombres que desfilaban en completo silencio, pensando en los acontecimientos que tendrían lugar al día siguiente; los amigos de mi mamá estaban muy impresionados por la devoción con que participaron en ese evento los hombres del pueblo. Viernes Santo, la costumbre en el pueblo era que todos los trabajos se suspendían, se preparaba todo para participar en la liturgia de la tarde y en el Santo Entierro; nuevamente el padre nos llevaba con sus palabras a revivir la Pasión de Nuestro Señor, quien toma la cruz de nuestros pecados y comienza a caminar en la Vía Dolorosa con la cruz a cuestas; cae tres veces, la Verónica le enjuga su rostro y queda grabado en el lienzo de lino. Nuevamente el látigo del soldado restaña en su espalda haciéndolo levantarse para volver a caminar; llegan al Monte Calvario y lo clavan en la cruz y lo levantan en alto para que se cumpla la profecía. Le clavaron las manos y los pies y no quebrantaron ninguno de sus huesos. Entre dos ladrones lo ajusticiaron, como si fuera una de ellos; desde lo más profundo de sus pies; pasando por sus entrañas y luego por su garganta, llega desde su boca un grito desgarrador que se proyecta hasta el cielo y doblando la cabeza expiró. 23
El Sermón de las Siete Palabras, mensaje de amor desde la cruz, acompaña al del Descendimiento, en el que hombres santos le van quitando los clavos uno a uno, su madre lo recibe con infinita piedad y amargura; en un sepulcro nuevo a mi Señor lo colocan; ruedan la enorme piedra y el sepulcro es sellado. Por el pueblo pasa cargada por diez hombres, la urna de cristal y madera en que conducen el cuerpo de Cristo, suenan las matracas anunciando el Santo Entierro, sigue la Dolorosa y también la sigue San Juan; con mucha tristeza, la gente la acompaña, ya entrada la noche la encierran en la iglesia. Sábado de Gloria; a las cinco de la mañana, se oye una gran algarabía, todo mundo se despierta, el Ángel del Farolito cargado por unos jóvenes, corre velozmente por todos los lugares anunciando con alegría que el Señor ha resucitado; las mamás persiguen a sus hijos para darles con el cincho en las piernas para que crezcan y todo es alegría, nos abrazamos todos y sin sentirlo nos vamos hacia el río Machacal a disfrutar el día.
Río Machacal Nos vamos a pie bajando un cerro en el fresco de la mañana, llevamos provisiones para pasar el día; el rio tiene dos pozas grandes: Una es el cajón, piscina natural con paredes lisas a ambos lados. La otra, El Tanque, le dicen así por su forma circular, más o menos de unos 20 metros de diámetro; ambas son muy profundas y hay que tener mucho cuidado para no ahogarse. Nos vamos al Tanque por ser más frondoso el ambiente todo rodeado de árboles que nos dan mucha sombra, en la orilla hay bastante espacio para servir el almuerzo y poner hamacas; todos nos metemos al agua, solo mi primo Fermín se va a cazar conejos con un Rifle calibre 22 que ha llevado al paseo. Pasamos la mañana entre risas y juegos en el rio, cuando avisan que la comida está lista y Fermín ya ha regresado, dejando a la par de él, su rifle que ha llevado y se pone parsimoniosamente a tomar la sopa de gallina y a comer mojarras que los pescadores han llevado; de repente mis travesuras pueden más que mi prudencia; tomo el rifle de Fermín, pongo el dedo en el gatillo y apuntando a la Socorro le digo: ¡Te voy a matar! ¡Impávido Fermín, no dice ni cuillo! En el último minuto jalo el gatillo y después que he cambiado de dirección apuntando al perro que queda despanzurrado y yo pálido más que la luna. ¡Me quedo 24
asombrado de lo que pasa! Mi mamá le reclama a Fermín y a mí con un cincho me da mi Sábado de Gloria para que no olvide que con las armas no se juega.
3.2. Domingo de Resurrección Jesucristo ha vencido a la muerte, las mujeres llegan a buscarlo y no lo encuentran; sólo encuentran los lienzos doblados y la gran piedra removida, le preguntan por él al jardinero: ¿Dónde han puesto a mi Señor? Decidnos. ¿Dónde está? Todavía no ha subido a los cielos, él os buscará ha resucitado de entre los muertos pronto lo volveréis a ver. Ese día las campanas repicaron como nunca; todos nos levantamos temprano, celebrando, regocijados la Resurrección de Nuestro Señor. Luego, comenzamos los arreglos para el regreso; era Domingo de Resurrección, la fecha más importante en la Iglesia Católica; después de oír misa fuimos a la casa a guardar todo y arreglar las cosas para el regreso; el Cuto Ramón llegó con las bestias y partimos hacia San Salvador, entre las despedidas de familiares y amigos; abrazos que se quedan en el aire y besos que regresan a quien los envía. Al llegar a la estación, el tren ya estaba pitando anunciando la partida; antes de subirnos nos comimos unas pupusas de pescado, estaban deliciosas, nos subimos al gusano de hierro y entre pito y pito nos fuimos alejando, llevándonos únicamente el recuerdo imborrable de esa Semana Santa en San Lorenzo.
3.3. De regreso a casa Cuando llegamos a la Calle Venezuela Número 22 nos salió a recibir, brincando de alegría Osiris, el perro que nos había regalado don Quino. Osiris era un perro cachorro, que fue creciendo en la casa. Era de raza, decía don Quino, que era perro policía alemán; fiero y fiel, nos cuidaba de quien quisiera hacernos daño; su color era champan oscuro y de alzada tenía setenta centímetros de alto. En la calle todos los otros perros le temían, excepto uno llamado Corzo, que lo llevaba encadenado por las mañanas, un trabajador de la fábrica de gaseosas quien lo tenía a su cuidado; cuando Corzo aparecía al principio de la cuadra, todos los perros se metían a sus casas hechos un cachinflín, ladrándole desde lejos, un día que un perro se atrevió a atacar a Corzo, éste lo despedazó entre sus fauces. En nuestra infancia hubo una serie de acontecimientos que se quedaron atrapados en mi memoria, por ejemplo la llegada de una plaga de langostas que taparon la luz del sol durante varios días. El volcán de San salvador, llenó el aire de cenizas y todos teníamos que andar la cabeza cubierta con un pañuelo; en otra ocasión, llovió durante diez días y sus noches, haciendo crecer la quebrada del Taller Ramírez, cerca de donde vivían unos amigos nuestros: Chepe Luis, Toño y Paco. 25
Creció el rio una enormidad, arrastrando la correntada árboles pequeños y además, innumerables objetos. Cuando cesó la lluvia, luego de unos días, fuimos a la quebrada y nos divertíamos sacando botes de pintura y otras cosas más y escuchando el trino de los pájaros que habían estado sin salir todo ese tiempo, el sol brilló de nuevo con todo su esplendor y volvimos a la escuela y a nuestros juegos cotidianos.
3.4. Quino Caso Quino Caso (Joaquín Castro Canizales), nació en Quezaltepeque el 7 de noviembre de 1902; sus padres fueron don Saturnino Canizales y doña Antonia Castro. Don Quino llegaba a la casa a visitar a mi madrina Haydee, quien era profesora de educación primaria en la Escuela para Niñas República de Argentina; después de un noviazgo relativamente corto se casaron y se quedaron a vivir con nosotros, era periodista y en ese entonces, publicó un periódico que intituló: “El Nacionalista”. Cuando llegaba por la noche, me llevaba varios ejemplares para que los fuera a vender entre los vecinos, (estos fuero mis primeros pininos como vendedor). Don Quino fue contrario al General Martínez, dictador salvadoreño que gobernó durante trece años el país; en el diario escribía contra el gobierno, que había conculcado las libertades; a los detectives del régimen los llamaban: “Orejas”. Esos orejas, una noche lo capturaron llevándolo preso y atado de los pulgares. El General Martínez lo mandó al exilio; lo metieron en un tren hacia el oriente del país sin un centavo en el bolsillo; un amigo de San Miguel, que supo de la captura, subió al tren y le dio dinero prestado. Después lo llevaron a una isla en el Golfo de Fonseca; desde ahí se dirigió a Nicaragua en donde gobernaba el General Anastasio Somoza, en la misma época que el General Jorge Ubico gobernaba en Guatemala y Tiburcio Carías Andino en Honduras; ellos eran los tiranos de Centro América.
Su estadía en Nicaragua duró dos años, habiendo trabajado en el Periódico de Pedro Joaquín Chamorro y después, se marchó hacia Costa Rica, el único país democrático de los cinco países hermanos.
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Joaquín Castro C., 1902-1993
Maximiliano Hernández M.
Mi madrina recién había dado a luz a su hijo Quinito quien como yo, también nació en la Calle Venezuela Número 22. Una anécdota muy interesante, que me contó don Quino, fue cuando eligieron como Presidente en Costa Rica, al profesor Víquez, llegó a pie a Casa Presidencial y cuando entregó la presidencia a su sucesor; entregó las llaves del Mercedes Benz que le habían dado para su uso personal y también regresó a pie a su casa porque no tenía automóvil. El 2 de abril de 1944 hubo un levantamiento militar contra el General Martínez; liderado, por los hermanos: General Alfonso Marroquín y el coronel Tito Tomás Calvo. Los sublevados anunciaban por la radio, que habían depuesto al General Martínez, quien había pasado el domingo en el Puerto de la Libertad, a 30 kilómetros de San salvador. Al oír la noticia el General Martínez, conociendo que cuarteles no apoyaban a los golpistas, regresó inmediatamente a la capital, en un carro de alquiler vestido de paisano, habiendo eludido los retenes que lo estaban esperando. Se dirigió al cuartel de la Policía Nacional que le era fiel y desde allí hizo frente a la rebelión; recuerdo que la balacera era ensordecedora y no paraba ni un minuto, los cuarteles cercanos a mi casa, el Primero de Infantería, conocido como El Zapote y el segundo, conocido como: El Sexto. se habían trenzado en una guerra sin cuartel; a pesar de todo, la gente andaba en las calles haciendo corrillos en las esquinas, comentando las noticias que sabían y las que no, se las inventaban. Martínez controló la situación poniendo presos a los golpistas y mandó a fusilar al General Marroquín, a su hermano el Coronel Tito Calvo, a los capitanes Manuel Sánchez Dueñas; Marcelino Calvo; Carlos Piche Meléndez y Carlos Gavidia Castro y siete tenientes más. Como una protesta general por la situación imperante, se publicó en el Diario Latino, una proclama ciudadana firmada por los notables de la nación, entre quienes suscribían, se podía ver las firmas de los eminentes jurisconsultos: Dr. Hermógenes Alvarado, Dr. David Rosales y Emeterio Oscar Salazar. Esto dio origen a la huelga más grande que ha tenido El Salvador y que fue un ejemplo para el mundo entero: “La huelga de brazos caídos”. Los colegios cerraron, los comercios también; nadie asistía a sus trabajos. Todas las actividades se suspendieron y a pesar de eso, Martínez no renunciaba; un policía trató de poner preso a Chepe Wright, de ascendencia norteamericana, a quien mató de un disparo. Esto
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propició la intervención de la Embajada Norteamericana que presionó a Martínez para que entregara la Presidencia al Vicepresidente General Andrés Ignacio Menéndez. El General Martínez se despidió del pueblo salvadoreño en un discurso que se trasmitió por la radio nacional; haciendo famosa una sentencia, en que dijo:”Yo no creo en la historia, porque la historia la hacen los hombres...”
3.5. Reencuentro con mi papá Mi papá era Capitán del ejército, se separó de mi mamá cuando yo estaba muy pequeño realmente ella fue para mí, padre y madre; sin embargo, en la sala de mi casa siempre estuvo el retrato de él, era muy galán lo apodaban “El Turco” y en el retrato vestía su uniforme de gala; Recuerdo que un día domingo, llegaron de visita Foncho Tejada y su esposa Ofelia a ver a mi mamá y ella al ver el retrato, le dijo: !Lipa que hombre más guapo! ¡Nunca me había dado cuenta que galán es el Coronel que ojos y que boca! ¡Es que es guapísimo Lipa! Su esposo Foncho le dijo: ¡Y esto que no se mueve! Ofelia se puso roja de la pena y todos nos pusimos a reír de la ocurrencia de Foncho. Yo no conocía personalmente a mi papá, hasta que mi padrino el Coronel. Rodrigo Herrera, quien era el Jefe de la Maestranza del Ejército me llevó al Cuartel de Caballería donde mi papá era el Comandante y al verlo le dijo: ¡Ambrosio este es mí ahijado, hijo de Lipa e hijo tuyo, a quien le pusiste de nombre José Antonio!
Mi padre José Ambrosio González, Capitán del Ejército
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Me vio intensamente, se puso a reír y le dijo mi padrino: ¡Que grande esta esté mono! Acto seguido, me levantó en alto, llamó a su ordenanza y le ordenó: Anda a traer un caballo ensillado para montar a mi hijo El soldado me llevó un Pony para que lo montara y toda la tarde me anduvo jalando en el caballito; después de esa tarde, lo vi varias veces más, hasta que lo trasladaron de Comandante a otro departamento y siempre que venía a San Salvador, lo visitaba en el hotel para pasar unas horas con él.
Iglesia de Sonsonate En el mes de febrero, se celebra la fiesta de la Virgen Candelaria que es la Fiesta Patronal de Sonsonate; en el año 1942 yo tenía 15 años y mi papá estaba destacado como Comandante Departamental en esa ciudad; juntamente con el Alcalde Municipal y el sacerdote, eran las máximas autoridades. Mi papá me invitó a pasar las fiestas patronales de Sonsonate y yo me fui en la Bala de Plata, una vagoneta del ferrocarril en la que igual que el tren, transportaba pasajeros, pero más rápidamente que el tren; a medida que nos acercábamos, veíamos crecer en la distancia, el volcán de Izalco que continuamente hacía erupción.
La Bala de Plata Cuando llegamos a Sonsonate, el ambiente era festivo; las calles lucían arregladas con guirnaldas de crespón. En algunas casas habían puesto palmas y la música se oía por todos lados, mezclada con los altoparlantes de los vendedores que anunciaban sus mercancías. 29
En la estación del tren, me esperaba el ordenanza de mi papá, en un jeep para llevarme a casa; llegué a la casa de papá, la cual quedaba a un costado del cuartel, me presentó a su esposa llamada Lola y a una hija de ellos, Amanda.
Estación del ferrocarril en Sonsonate Era más o menos de mi misma edad, ahí vivía también mi hermano Mario quien tendría unos seis años, hijo de otra señora; hasta ahora, nunca supe cuántos hermanos éramos, ni de cuantas mamás diferentes; yo llegue a conocer a Consuelo y Arely, hijas de otra mamá, a Isabelita de Iglesias, también hermana de parte de mi papá, a Miriam, quien vivió en mi casa cuando se quedó huérfana, también de otra mamá. Una mañana que íbamos en el tren para el Puerto de Acajutla, se fue a sentar con nosotros el Coronel Tito Calvo y yo oí cuando le dijo a mi papá: ¡Ambrosio! ¡Ya no es posible seguir tolerando al General Martínez! ¡Hagamos algo para sacarlo de la presidencia. Mi papá le contestó: ¡Encárgate tú de eso! ¡Hay me avisas, y yo te acompaño! A fines de ese mismo año de 1942, trasladaron a mi papá de Comandante Departamental de Sonsonate al Departamento de Morazán; por lo tanto, cuando el Coronel Tito Calvo se alzó en armas, ya no lo encontró en Sonsonate y no lo involucró en el levantamiento del 2 de abril de 1944. Este hecho lo comentábamos siempre con mi papá y me decía: ¡Imagínate de la que me salvé! ¡Si hubiera estado en Sonsonate, me lleva con él y a saber dónde estaría ahora!
Comandancia de Sonsonate
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3.6. Vivencias juveniles en Sonsonate Después que me instalé, me fui al cuartel en donde mi papá me presentó con unos oficiales que estaban bajo su mando, recuerdo especialmente a Abel Ramírez Rendón quien en ese entonces era Capitán; de apodo le decían Garza Morena. Esa noche fuimos con Amanda y su mamá a una fiesta al casino en donde conocí a Lito y Douglas González y a su hermana Geno, a Pepe Candel y varios amigos más, quienes me invitaron a una carrera de cintas a caballo que se llevaría a cabo en la Avenida, un lugar como de dos cuadras de largo que queda camino al Balneario de Nahulingo; ese era el lugar que se ocupaba para la competencia. Ese día lo habían arreglado especialmente, poniendo galerías de madera a un lado para que se sentara el público que iba a ver la competencia; además ponían gallardetes de varios colores para alegrar el ambiente y la Banda Regimental del Cuartel de Sonsonate que les mandaba mi papá para amenizar el acto. Al día siguiente, los participantes nos reunimos para la carrera; recuerdo que Douglas montaba un caballo negro muy brioso, que saltaba mucho; Pepe un retinto que le gustaba caracolear y yo, la yegua chilena de mi papá llamada Granada, de color bayo; un animal muy bonito que causaba la envidia de muchos. Había llegado bastante gente y las madrinas, las dueñas de las cintas, que pendían de una argolla. En un alambre amarrado a una cuerda que atravesaba la calle de lado a lado, había doce cintas con sus correspondientes argollas que nosotros teníamos que enganchar con un palo corto que llevábamos en la mano y al pasar corriendo en nuestras cabalgaduras, debajo de la cuerda para enganchar las argollas. Eran doce madrinas, eran doce cintas y éramos doce jinetes, el que lograba enganchar la argolla, podía seguir corriendo y enganchar más cintas hasta que no quedara ninguna, yo pasaba rápidamente y no lograba ninguna, cinco jinetes quedábamos y cintas solo había una. Toda la gente gritaba, no todos aplaudían, la dueña de la cinta que faltaba, más nerviosa se ponía; me fui a la salida decidido, acaricie mi montura y con un grito al aire corriendo desesperado alce mi mano y grande fue mi alegría, al ver la cinta roja enganchada en el punzón. Sofrené poco a poco a la Granada, hasta ponerla al trote, poco a poco la puse al paso y me bajé donde estaba María de los Ángeles, la madrina, quien me estaba esperando, para colocarme la cinta y darme un beso en la mejía. Se arrancó la banda con una fanfarria de alegría y todos contentos nos fuimos a celebrar al Circulo Juvenil que recientemente se había fundado. En la noche fuimos a la Fiesta de Gala que todos los años se celebraba en el Casino con motivo de las Fiestas Patronales, en esa ocasión nos acompañó papá vestido con uniforme de gala quien se veía muy elegante; las mujeres iban de vestido largo, los hombres en traje de smoking de gala o media gala. Cuando llegamos, teníamos una mesa reservada para nosotros, por ser mi papá el Comandante Departamental, socio activo y honorario del Casino, se inició la fiesta e invitaron a mi papá a abrir el baile, lo que hizo con mucho gusto; eso sí, no bailó una pieza más, los amigos todos querían 31
conversar con él; salimos a bailar con María de los Ángeles una pieza que nos gustaba mucho “Cuarteto rosa” era el nombre que me quedaría en el recuerdo para siempre. De repente, se siente una conmoción en la entrada y llegan a avisarle a mi papá que un oficial del cuartel quiere entrar a la fiesta y la seguridad no lo deja por que anda tomado y en camisa sport y blue jeans. Mi papá mandó a traer un retén de soldados, al mando de un Capitán y se llevaron al revoltoso para el cuartel; la fiesta sigue en su apogeo, a la media noche se para la música y el presidente del casino invita a la concurrencia a participar en la elección de la Reina del Casino. Acto seguido desfilan las bellezas escogidas, entre ellas María de los Ángeles, mi candidata, Julita Magaña, una morena muy bonita; Julita Pacheco, Rosita Sierra; Melba Contreras y otras más. Todas desfilan en sus trajes de noche frente al jurado, integrado por el Presidente del Casino, el Alcalde Municipal y mi papá; cada vez que pasaba una candidata, los que iban por ella la apoyaban con aplausos; gritando: ¡Viva! Y decían el nombre de la candidata. Después que pasó la última, el jurado se fue a deliberar a un salón aparte, acompañados de sus esposas y luego de varios minutos, regresaron al salón de baile, la orquesta que había llegado desde San Salvador para amenizar la fiesta, tocó una fanfarria para conseguir silencio; el presidente del Casino se dirigió al micrófono y muy emocionado dijo: Quiero en primer lugar, agradecer a todas estas bellas señoritas, que han dado más realce a la fiesta con su participación. Sinceramente les digo, que hemos estado a punto de declarar un empate; pero desafortunadamente, solo tenemos una banda y una corona. Y después de mucho deliberar hemos escogido a… Haciendo silencio para darle más emoción al momento, dijo: ¡La más bella entre las bellas! María de los Ángeles Salaverría. ¡Electa por aclamación! Yo corrí donde estaba María de los Ángeles, le di un gran abrazo y un beso sonoro en la mejilla. El presidente le impuso la banda azul, como sus ojos y le colocó la corona en su cabeza. María de los Ángeles, quien temblaba de la emoción, (no sé si por haber sido coronada reina o por el beso que le había dado), desfiló después en la pista de baile entre los aplausos. Y todos decían: ¡Viva Marielos! ¡Viva Marielos! Que coreábamos los presentes. El edecán que la acompañaba, la llevó hasta su trono y el poeta que había ganado los Juegos Florales le recitó la salutación de estilo. La fiesta siguió hasta el amanecer, nosotros fuimos los últimos en retirarnos, eran las cinco de la mañana, el cielo estaba esplendoroso, lleno de estrellas y una luna en cuarto creciente navegaba entre las nubes. Al día siguiente que fui al cuartel, encontré que al Teniente Varela; que fue la persona que había querido entrar a la fiesta en jeans y en estado de ebriedad, mi papá le había puesto treinta días de arresto, sin salir del cuartel; por cierto, cada vez que iba de vacaciones, lo encontraba arrestado. De regreso a San Salvador, me reuní con mi compañero y amigo Daniel Olivares, para contarle cómo había pasado mis vacaciones. Con Daniel, Fito Velasco, Pepe Hurtado y mi primo; nos levantábamos a estudiar a las cinco de la mañana y nos reuníamos con otros amigos bajo el foco que alumbraba en la esquina de la Avenida Isidro Menéndez y la Décima Calle Poniente todas las mañanas. 32
Religiosamente a la media hora, pasaba dando la vuelta a la manzana Nitsuga Mangoré, un famoso guitarrista paraguayo que vivía donde doña María Baratta; Nitsuga era el nombre al revés de este guitarrista, su nombre real era Agustín. Con Daniel Olivares fuimos íntimos amigos, casi siempre andábamos juntos, visitábamos por la noche la casa de Inés Osegueda, quien era novia de Fito Velasco y a Daniel le gustaba mucho, ahí nos reuníamos varios amigos: Roberto Ayala a quien le decíamos Gute de apodo, Juan Ramón Machón, Juan Ranra, la novia era Meches González, Neto López el Curro, Ricardo Machón Ica, René Lozano, Lito López, Carlos Muñoz el Chele Carlos y otros de quienes no recuerdo su nombre. A Inés le decíamos Necha y como dije antes, su casa era el lugar de reunión, hacíamos bailes, jugábamos juegos de salón y sobre todo, hacíamos cada mes una excursión a algún balneario.
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4. Meches Una noche muy especial para mí, estaba conversando con Marina Arandi tomados de la mano, cuando llegaron Neto López con Hilda, su esposa y nos presentó a su hermana Meches, que vivía en La Ceiba, Honduras y había llegado a pasar unas vacaciones.
Meches Desde que la vi, me enamoré de ella, me gustó mucho su desenvoltura, su cuerpo, sus ojos y sobre todo su risa que era una cascada de alegría. Marina me pidió que la acompañara a su casa porque no estaba Roberto, su novio, fue dejándola donde vivía y me regrese rápidamente a conquistar a la hermana de Neto que me había impresionado mucho, cuando llegué estaban jugando prendas y me uní al juego con tanta suerte que Meches perdió y le tocó de penitencia darme un beso en la mejilla lo que acepté gustoso, sólo que cuando me iba a dar el beso, moví la cabeza y me besó en los labios y ella premió mi audacia dándome una sonora cachetada. Al domingo siguiente, fuimos todos de excursión al balneario de la Toma de Quezaltepeque y al ver que el asiento contiguo al de Meches estaba desocupado me senté a la par de ella, después de pedirle permiso. Comenzamos a conversar de nosotros mismos y nos reímos al recordar lo ocurrido la noche anterior y me dijo: ¡Te di una cachetada porque eres un aprovechado! Yo había perdido y tenía que darte un beso en la mejilla. Tú volviste la cara para que te lo diera en la boca y eso no se hace. Cuando quiera darte un beso en la boca será con mi gusto y no haciendo trampa. Yo le contesté: Recuerda que en el juego y el amor todo se vale. Y Meches me contestó: No en mi caso. Porque yo tengo menos de un día de conocerte y no me puedes hablar de amor. Sé que eres amigo de mi hermano y él me dijo anoche que tú eres muy enamorado. Que te gusta andar enamorando a todas las muchachas y que no tienes novia fija por qué quieres andar besándolas a todas sin tener ningún compromiso. Yo le conteste. Mira que mentiroso es tu hermano. El bien sabe que soy un hombre serio. Lo que pasa, es que no he encontrado todavía alguien de quien enamorarme y no tengo la culpa de andarla buscando. No te digo que estoy listo para casarme, además tú vienes por un mes; luego te vas a 34
regresar a La Ceiba donde de seguro tienes tu novio ¿No es verdad? Ella me respondió: La verdad es que no tengo novio y no te voy a negar que si tengo admiradores. Ya viste que somos iguales le dije. Te prometo que no volveré a darte un beso sin tu consentimiento; vas a estar un mes aquí, vas a ir a fiestas y paseos a los que yo posiblemente vaya también. Entonces, ¿Por qué no nos conocemos mejor? ¡Y dejamos correr los acontecimientos! ¡Eso sí, sin cachetadas! Meches desgranó una sonora carcajada de las que tanto me gustaba oír; bueno, el bus siguió su camino; unos iban conversando, otros cantando y otros tomándose sus cervezas bien frías que sacaban de una hielera. Llegamos a la Toma, escogimos las casetas para cambiarnos, los hombres aparte y las mujeres también; cuando salió Meches en traje de baño. ¡Uno de dos piezas! ¡Quedé fascinado por su cuerpo tan bonito! Y yo todo un Adonis luciendo mi musculatura.
Paseo de la Toma. Nos tomamos unas cervezas y todo el mundo al agua; poco a poco, ella y yo nos fuimos a lo más hondo donde había menos gente y salimos del agua a platicar sentados en unas sillas, vislumbramos un futuro sin futuro; por de pronto seríamos sólo muy buenos amigos, lo que no impidió que al final de la tarde pudiera estar saboreando besos sin recibir cachetadas. Regresamos juntos en el bus sentados a la par como habíamos ido, sólo que en esta ocasión conversábamos muy amigablemente, siguiendo con el plan de conocernos mejor sin ningún compromiso. La vi casi todas las noches en casa de Neto y fuimos al cine los domingos, también fuimos a fiestas a la Sociedad de Empleados, gozamos bastante, nos gustaba estar juntos conociéndonos cada día más hasta que llegó la fecha de su regreso. La noche antes del viaje de regreso, fuimos con Daniel Olivares a despedirnos de ella; la acompañé al aeropuerto y nos despedimos con honda tristeza. ¿¡Una novia más en mi camino o algo para el futuro? La verdad es que por de pronto dejaríamos que el tiempo lo dijera; así que volví a mi vida normal en 1947.
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Meches, no regresó a El Salvador durante dos años y en ese tiempo mantuvimos nuestro contacto, por medio de cartas en las que compartíamos los acontecimientos de nuestra vida con la idea de que si un día regresaba, pudiéramos seguir con nuestra amistad, en esos dos años.
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5. De regreso a mi vida corriente Daniel Olivares y yo nos unimos con Pepe Hurtado y su hermano Ricardo, a un grupo de amigos que se reunían en casa de Gilda Castro; ahora de Rivas Blanco; quien vivía cerca del Parque Centenario, entre ellos recuerdo a Gustavo Oriani, Luis Felipe Torres y su hermana Nena, Tinita Pineda, las hermanas Estela y Elba Aguilera, Francisco Bertrand Galindo y allí conocí al hermano de Gilda, el Dr. Samuel Castro con quien hicimos una muy buena amistad. Cuando hacíamos paseos o reuniones llegaban otros amigos más. Con Daniel siempre andábamos juntos y éramos muy asiduos a la casa de Fito Velasco quien era admirador de Necha Osegueda. En la casa de Fito había una tienda que administraba su mamá, la Niña Meches; la tienda quedaba detrás de la Iglesia del Calvario y allí nos juntábamos con Haydee, la hermana de Rodolfo, su prima Alicia y los otros hermanos Velasco que igual que nosotros estudiaban en el Liceo Salvadoreño de los Hermanos Maristas, sus nombres eran: Teto, Efraín y Guillermo. Don Rodolfo el papá de Fito, tenía una biblioteca muy buena y nos infundió el hábito de la lectura, recomendándonos libros para que los leyéramos. Cuando la familia Velasco se iba de vacaciones a la playa de los Blancos, Daniel y yo formábamos parte de la comitiva. En ese entonces para ir a esa playa teníamos que embarcarnos en la Herradura y atravesar el estero, cuando llegábamos, nos encontrábamos con unas cien champas de hojas de palma que la gente del lugar hacía para alquilarlas a los visitantes; la de los Velasco era la más grande porque siempre la unían con la de los Sampera.
Playa Los Blancos Al final del champerío había una especial, la más grande de todas que estaba separada como unos cincuenta metros de las demás; esta champa especial le llamaban la sucursal del infierno y la alquilaban siempre como diez universitarios que hacían sus fiestas especiales consumiendo licor en cantidades industriales. A Fito alguna vez se le pasaba la mano y llegaba a dormir excedido de licor y don Rodolfo lo regañaba. Le decía que aprendiera de Daniel y de mí, que no tomábamos licor. Fito le dijo un día: 37
¡Lo que pasa, es que no te das cuenta, cuando en la noche después de que apagan la luz, Toño y Daniel se tiran de las hamacas a la arena y se van de parranda también!. La playa era muy bonita y muy concurrida, tenía esa belleza de la naturaleza cuando la mano del hombre no la ha desfigurado; los atardeceres preñados de celajes, las estrellas casi se tocaban con la mano. El mar siempre me ha encantado. En las mañanas que nos levantábamos temprano o en las madrugadas antes de acostarnos, la playa se encontraba cubierta de miles de conchas de todas formas y colores, la playa estaba viva con millares de especies marinas: Cangrejos que corrían locamente buscando un agujero donde esconderse, Canegues que arrastrándose perezosamente medio sacaban sus cuerpos de sus conchas, estrellas de mar saludando al sol que se levanta en el horizonte, cuándo las olas bañaban impetuosas la playa, para detenerse un momento y emprender el regreso hacia el vientre materno. Poco a poco perdían su ímpetu y se volvían acariciadoras envolviendo nuestros cuerpos con su continuo vaivén en su eterno destino. Surcaban los aires formaciones perfectas de aves migratorias en busca de otros destinos y dentro del mar veíamos un escuadrón de delfines que se sumergían y emergían en perfecto compás; la tarde iba cayendo y las estrellas comenzaban a aparecer. Todo era un canto a la vida que nos dejaba absortos ante tanta belleza y en las noches de luna, paseábamos en grupos o nos reuníamos a escuchar tríos de cantantes que amenizaban las reuniones; en la semi claridad los novios se besaban, unos que habían amarrado y otros que ya se conocían; regresábamos casi siempre en Domingo de Resurrección, veníamos tostados por el sol y con un sentimiento encontrado. Alegres por el regreso a casa y tristes por el recuerdo de los maravillosos días que habíamos pasado. Con Daniel nos poníamos de acuerdo cuando había fiesta en el Centro Español, del que don Daniel, su papá, era socio. Un sábado nos reunimos en su casa a las 8:00 de la noche ya arreglados, con saco y corbata y nos preguntábamos el uno al otro: ¿Cuánto tenés de pisto? Yo le contestaba: Un colón y cincuenta centavos. ¿Y vos? Él me decía: Dos colones Acordarte que la entrada es gratis. Nos íbamos al bar de la Ilopania y pedíamos dos tragos de ron y cada trago con todo y boca, nos costaba veinticinco centavos. Después de cuatro nos íbamos a la fiesta y cuando la amiga que bailaba con nosotros se quejaba del calor la invitábamos a la terraza y luego a una Coca Cola. ¡Qué vida para que fuera eterna nos decíamos! A la mañana siguiente, el domingo con Daniel pasábamos por Pepe y Ricardo, para ir a la Santa Misa de Catedral, ipso facto después al buen gusto a tomarnos unas bien frías con boca de chorizo; por la tarde al estadio, al partido de fútbol a ver al Juventud Olímpica versus el Quequeishque, nombre abreviado como QQQ. No nos habíamos sentado, cuando llegó don Rodolfo acompañado de Haydee, los saludábamos y nos pusimos a conversar. El Juventud Olímpica jugaba muy bonito, sin embargo el otro equipo siempre le ganaba; en una ocasión hizo su debut como portero del Juventud, el mejor atleta que tenía El Salvador.
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Licenciado Rolando Duarte, 1924-2009 El mejor basquetbolista del país, de una agilidad asombrosa, yo lo vi en un juego en el gimnasio nacional, saltarse a otro jugador estando parado, Rolando Duarte, con quien más adelante llegamos a ser grandes amigos y compadres; llegó a su debut como portero pulcramente uniformado de azul con su gorra del mismo color, anteojos negros, rodilleras, coderas guantes de piel y unos zapatos especiales. De nada le sirvió tanta belleza por que el Quequeihsque le metió diez a cero al Juventud, muchos años después con Rolando nos reíamos de esta anécdota y él no volvió a jugar futbol en su vida. Actualmente un nieto suyo, hijo de mí ahijada Mary juega de portero en el equipo Marte de la Liga Mayor de Fútbol, Dios quiera que nunca vaya a romper el record de su abuelo.
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6. Regreso de Meches
Meches Meches regresó a los dos años y continuamos nuestra amistad que poco a poco se fue haciendo más intensa, hasta convertirse en noviazgo; la visitaba por la noche todos los días, nos entreteníamos hablando de nuestro futuro, asistiendo a fiestas a la Sociedad de Empleados de Comercio; haciendo paseos al mar y a Aguilares a visitar a una prima de ella llamada Toñita. Ella tenía una propiedad muy bonita en la que se sembraba caña, también había un rio al que íbamos a bañarnos; casi siempre hacíamos una excursión a la que nos acompañaban Juan Ramón Machón, Meches González, su futura esposa, Pin y otros más; en el rio nos bañábamos y tomábamos chaparro que es un agua ardiente muy rica.
En un río cercano a Aguilares En esos días visitaba a mi madrina Haydee y a don Quino, casi siempre una o dos veces por semana y aprovechaba para hablar con mi madrina, a quien le conté que tenía novia y quería casarme; ella a su vez le contó a mi mamá con quien conversamos después. Al principio no le gustó la idea, pero luego cuando vio mi decisión, la aceptó.
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7. Nuestro matrimonio
Todo lo planeamos muy bien, poco a poco fuimos comprando cosas para la casa donde viviríamos después de casarnos; al maestro Huezo, quien tenía una carpintería a la par de donde vivía Meches, le encargamos los muebles de sala y dormitorio todo en Cortez blanco. Todavía hay algunas piezas como el tocador que yo diseñé, una mesita y un escritorio de un diseño especial, hecho por mí. El 6 de diciembre de 1952 nos casamos a lo civil, ante los oficios del Alcalde de San Salvador Doctor Trabanino; el testigo de Meches fue Amado Quinteros un gran amigo de su hermano y el mío mi especial amigo Daniel Olivares. Al terminar la ceremonia, nos fuimos a celebrar a la casa de Neto con un delicioso almuerzo que Hilda, su esposa nos había preparado. En la semana siguiente a las 6:00 p.m., fueron llegando a la casa de Meches y a la mía una gran cantidad de regalos. Quince lámparas de dormitorio, manteles, cobertores, marcos para retratos y mis amigos del club 20-30 al que había ingresado recientemente, nos enviaron una linda vajilla de porcelana de la cual todavía conservamos algunas piezas. Una semana después, se llegó la tan esperada fecha del 13 de diciembre de 1952; ese día amaneció precioso, un cielo limpio todo azul con una brisa agradable llena de buenos presagios. Me levante temprano, me vestí con mi smoking negro, faja, mancuernillas y corbata de mariposa, zapatos bien lustrados y me dirigí a la Iglesia del Calvario. Cuando llegué, Daniel Olivares mi padrino, ya me estaba esperando en el altar; los padrinos de matrimonio: don Quino Caso y mi madrina Haydee; Don José Roberto Andino y su Señora doña Carmen Salazar de Andino y Oscar Echeverría y su esposa Dorita Cañas de Echeverría. La iglesia lucía muy bonita, bellamente arreglada con flores blancas; nardos y azucenas lo mismo que el altar. Cuando la iglesia estaba llena, quince minutos pasadas las ocho de la mañana, se oyó un impresionante murmullo: ¡Llegó la novia Meches! ¡Llego la novia!
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El día de nuestra boda Del brazo de Neto su hermano; las hermanitas Samour como damitas de honor adelante, junto con Lito y Angelita y Tito Villamariona y Carlitos Martí atrás de los pajes, Silvia Castañeda y Jorge Argueta los edecanes quienes formaron el cortejo nupcial; desfilaron por la entrada hasta llegar a donde estábamos Daniel y yo.
Iglesia El Calvario de San Salvador Neto me hizo entrega de su hermana Meches; ella, lucía muy bella, su vaporoso vestido blanco, ceñido a su cuerpo; su cara cubierta con un velo transparente que le daba más donaire a su figura. La recibí emocionado y nos hincamos en los reclinatorios preparados para los novios. Entró el Sacerdote y dio comienzo a la ceremonia con la misa de bodas, a mitad de la cual una soprano amiga de mi mamá, comenzó a cantar el Ave María acompañada de una orquesta de cuerdas.
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El Sacerdote y nos invitó a ponernos de pie para proceder a explicarnos el significado del matrimonio y el compromiso que estábamos asumiendo al formar de nuestros cuerpos un solo cuerpo; a respetarnos mutuamente y amarnos como Dios amó a su Iglesia tanto en salud como enfermedad, en riqueza o pobreza, porque ya no seriamos dos, sino que solo uno. Luego, nos preguntó a cada uno si nos tomábamos por esposos y al darle nuestro consentimiento, me dijo: Ahora puede besar a la novia. Meches alzando su velo me ofreció su boca en la que deposité un beso lleno de amor y ternura. Acto seguido el sacerdote dijo: Por el poder que Dios me ha conferido, los declaro marido y mujer. Bendiciendo los anillos que colocó en nuestras manos, nos arrodillamos nuevamente y las madrinas presurosas arreglaron la cola del vestido de Meches y nos pusieron un lazo entrelazando nuestras cabezas, como símbolo de nuestra unión. Al terminar la ceremonia nos dirigimos con los acordes de la Marcha Nupcial a la puerta para tomar el automóvil de mi cuñado Daniel, para trasladarnos a la Sociedad de Empleados de Comercio, donde tendría lugar la fiesta bailable amenizada por la Orquesta Internacional Polio.
Recepción en los salones de la Sociedad de Empleados Cuando entramos a los amplios salones de la Sociedad de Empleados, la orquesta nos recibió con la Marcha Nupcial y los aplausos de los invitados. Para iniciar el baile, Meches y yo, bailamos el vals de rigor a los acordes de la orquesta y luego a invitación nuestra, se fueron agregando los invitados hasta llenar el salón. Al terminar la primera tanda nos fuimos a sentar con nuestros familiares a la mesa principal; los meseros sirvieron el champán, nos paramos los ahora esposos y alzando nuestras copas, los invitamos a brindar y todos a viva voz repetían: ¡Que vivan los novios! ¡Que vivan los novios! Después de gozar de nuestra linda fiesta, nos fuimos a la casa de mi mamá quien había preparado un suculento almuerzo para los familiares y amigos íntimos; más licor, más abrazos, más felicitaciones.
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A las 5:00 p.m., nos despedimos y después de cambiarnos ropa, acompañados de Pedro Calderón y Amanda, su esposa, nos dirigimos en el carro de ellos, al Lago de Coatepeque, donde pasaríamos nuestra Luna de Miel. Llegamos al Hotel del Lago que también tenía el mismo nombre; Amanda y Pedro nos acompañaron unos momentos y después se regresaron a San Salvador; nosotros nos fuimos a instalar a la cabaña nupcial que estaba separada del hotel. Al fin nos quedamos solos, nos fundimos en un estrecho abrazo y nos dimos el beso más largo que recuerdo en nuestra vida; a la mañana siguiente nos bañamos juntos, gozando de nuestra compañía; cuando oímos que tocaban la puerta, dejé a Meches en el baño, me puse una bata y le abrí la puerta a la muchacha que habían puesto a nuestro servicio quien nos llevaba un suculento desayuno. Después de desayunar, nos vestimos y salimos a pasear al hotel donde casualmente nos encontramos con otra pareja de recién casados de apellido Denis, yo ya los conocía y nos saludamos muy efusivamente; entre los servicios que ofrecía el hotel, estaba un paseo en lancha, el que tomamos las dos parejas y nos divertimos admirando la belleza del lago; regresamos dos horas más tarde y nos fuimos a descansar; ellos a su habitación y nosotros al “Nido de Amor” que era el nombre de la cabaña. Tres días más tarde, el jueves por la mañana Daniel mi cuñado, llegó por nosotros en su Packard y nos llevó a la casita que habíamos alquilado en la colonia América, con la ayuda de Fito Velasco y su esposa Rosita González de Velasco. Ellos vivían en la esquina formada por la calle principal y el pasaje que daba acceso a la casita en que viviríamos, iniciando nuestra vida de casados, cuando llegamos y nos salió a encontrar la empleada, la Lola, nuestro ángel guardián, quien permaneció varios años con nosotros. La casita donde comenzamos nuestra vida de casados, era una casita de muñecas, como lo podrán apreciar en el Anexo 1. Tenía dos dormitorios, una sala, cocina, cuarto de muchacha, lavadero y tendedero; la muchacha salía al pasaje, por un pasillo que conectaba desde adentro; lo teníamos todo, los muebles, cocina de gas propano, refrigeradora Hot Point y lavadora de la misma marca; por el pasaje frecuentemente pasaba Salarrué que vivía en la finca donde terminaba el pasaje. Salarrué fue una de las glorias del arte de El Salvador; pintor de fama y exquisito literato, casado con Zélie Lardé. En la casa frente a la nuestra, en el pasaje estaba la del Doctor Juanito Rodríguez, muy amigo mío. Pues bien, la vida no se detiene y había que volver al trabajo; como no teníamos carro viajábamos en bus; vale la pena mencionar que por la casa pagábamos en concepto de alquiler, ¢90.00 al mes. Volví a la venta de seguros con más entusiasmo, ya que ahora tenía un hogar que mantener; en mi rutina de trabajo, dedicaba una semana para viajar al interior principalmente a San Miguel, de donde generalmente traía uno o dos seguros en cada ocasión; nos iba bien, ganaba buenas comisiones. Meches administraba bien el dinero, así que todavía nos quedaba para ahorrar un poco y para nuestras diversiones.
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Nuestra casa en la Colonia América, una casa de muñecas Comenzamos de cero, nadie nos dio nada, porque no teníamos quien nos diera, Meches se quedó huérfana a temprana edad de padre y madre, teniendo que ir a vivir a La Ceiba, Honduras, con una Tía, hermana de su mamá, casada con el Doctor. Aguilar, criándose con tres hijos de él, dos hembras que fueron como sus hermanas, Finda y Alma, y un varón, llamado Reginaldo.
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De parte mía, recibí la mejor herencia que mi mamá me pudo haber dado, una buena educación, en los mejores colegios que me pudo pagar. Por lo general, los domingos después de misa, íbamos a almorzar donde mi mamá y después donde Hilda y Neto con quienes salíamos de paseo.
Meches, mi esposa
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8. La muerte de mi papá Un día me llamó Amanda y me dijo, Toño, vení inmediatamente porque Papá se está muriendo y no reacciona. Ante esta noticia me fui inmediatamente a la casa de Villa Delgado y encontré a mi Papá que estaba acostado en un colchón, estaba inmóvil y entonces le pregunté al Dr. Julio César Bottari, qué le pasaba. Él me dijo que lo mejor que podíamos hacer era dejarlo tranquilo. Ante esta situación, le pregunté a Julio que si me daba permiso de llamar al Doctor Basagoitia y él me contestó, “Desde luego, haz lo que tú quieras”. Inmediatamente llamé al Doctor Simón Basagoitia. Para entonces, ya el Doctor Bottari se había marchado. El Doctor Basagoitia examinó a mi Papá muy meticulosamente y al final, nos dijo tu Papá no se está muriendo, lo que pasa es que está deshidratado. Llama una a ambulancia y llévenlo inmediatamente al Hospital Militar y así lo hicimos con Amanda. Ese mismo día lo internamos. Por la noche me quedé acompañándolo, sentado en un taburete de madera, observando que él no tenía ningún movimiento. A pesar de que los doctores del Hospital, de acuerdo con las indicaciones del Doctor Basagoitia, le estaban poniendo suero intravenoso. Yo vivía cerca del Hospital Militar, en la casa que le alquilaba a los señores Simán, por lo tanto me quedaba cerca. Era el antiguo Hospital Militar y a las 6 de la mañana que vi que él no tenía ningún movimiento y después de recomendarles a las enfermeras que lo vigilaran, me fui para mi casa a dormir un rato. Ese día, más tarde, cuando regresé a verlo, ya había reaccionado y lo primero que me dijo al verme, fue. ¡Te rajaste, verdad! No aguantaste toda la noche y comenzó a mover las manos y los pies, por lo que decidimos llevarlo dos días más tarde a la casa de Villa Delgado. Como un mes más tarde, tuvimos que volverlo a internar y el Doctor que lo veía en el Hospital, nos dijo, prepárense porque el Coronel de esta no va a salir y lo pusieron en una tienda de oxígeno. La enfermera que lo cuidaba, nos dijo en la noche, como a la una de la mañana, váyanse a dormir y cualquier cosa que ocurra, yo les voy a avisar. El día siguiente, era día domingo, día que se casaba por la iglesia Pepe Simán; Meches y yo estábamos invitados a la boda. Nos pusimos de acuerdo y nos vestimos para ir a la iglesia a la ceremonia religiosa y regresar inmediatamente al Hospital; sin embargo, pasamos viendo antes a mi Papá y al llegar a la habitación, oímos los gritos de él regañando a las enfermeras. Cuando llegamos a verlo, le pregunté al Doctor, ¿Y qué ha pasado? El contestó, mire Toño, este señor tiene un ansia
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de vivir tan grande que no se quiere morir. Ante esta situación optamos por ir a la ceremonia religiosa de la boda de Pepe Simán y posteriormente a la fiesta. Meses más tarde, me llamó otra vez Amanda, dándome la noticia de que mi Papá había muerto y que lo iban a velar en la casa de Villa Delgado, por lo que juntamente con Meches nos fuimos al velorio. Fue en el mes de agosto que falleció mi papá quien padecía de la Enfermedad o Mal Parkinson y le molestaba mucho el sentirse impotente en sus últimos años, para ir al baño, vestirse y que le tuvieran que ayudar en todas estas cosas personales. Después de una larga enfermedad mi papá falleció el 16 de agosto de 1961 y fue velado en la casa que tenía en Villa Delgado, en donde todavía viven los hijos de Amanda. El día del entierro fue algo muy impresionante porque cuando sacábamos el ataúd de la casa nos detuvimos porque en la calle estaba la tropa de la Caballería, formada al mando de un Capitán, cuando salimos y nos detuvimos inmediatamente, el Capitán ordenó a la tropa ponerse firmes, él montaba un caballo retinto, entonces uno de los soldados se dirigió a él y le dijo: ¡Con permiso mi Capitán! Quiero darles las novedades del día. El capitán le dijo: Adelante sargento. El Sargento le contestó: mi Capitán, el día de ayer falleció el Coronel Ambrosio González, quien fuera el Jefe de la Caballería y que ahora lo acompañamos a su entierro; después de eso la tropa se retiró. Nosotros llevamos el féretro a la carroza fúnebre y nos dirigimos al Cementerio General en donde le dimos cristiana sepultura. Yo tomé el sable que estaba sobre su ataúd y me quedé con él, prometiéndoles a mis hermanos que se lo daría al primer nieto que siguiera la carrera militar,
cosa que hasta hoy no ha ocurrido.
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9. Miriam Meses después de la muerte de mi papá, me fue a ver a casa, mi hermana Miriam, a quien recientemente había conocido en ocasión de la muerte de mi papá y me dijo: ¡Toño, hace pocos días murió mi mamá y me he quedado sola, sin nadie a con quien vivir! Vengo a verlo a usted para ver si me puede ayudar, porque no tengo a nadie a quien recurrir. Me conmovió tanto la situación de ella, que le pedí que me dejara hablar con Meches para ver cómo la podíamos ayudar. Luego de hablar con Meches y mi mamá, quien vivía con nosotros, convenimos en invitarla a que viniera a vivir a nuestra casa, en donde vivió varios años. En el último año, la visitaba Augusto Cruz un muchacho que trabajaba de cajero en el Banco de Comercio y con quien se casaría más tarde. Meches y mi mamá, le dieron una despedida de soltera, la cual estuvo muy alegre. En la casa de la Colonia El Roble les organizamos un desayuno para celebrar la boda a la que asistieron familiares de Augusto. Después de casados, compraron su casa en la Urbanización Merliot; siendo ellos parte de las primeras personas que se pasaron a vivir en lo que es ahora Ciudad Merliot. Miriam vivió varios años en mi casa de la Colonia El Roble y de ahí salió casada; vale la pena mencionar que años más tarde, cuando yo trabajaba en la Compañía General de Seguros, llegó un día un joven que se identificó con mi secretaria, diciendo que quería verme porque éramos hermanos; mi secretaria lo anunció y cuando estuvo frente a mí, me preguntó: ¿Usted es hijo del coronel González, verdad? Y ante mi respuesta afirmativa, me dio la mano diciéndome: Yo también. Sólo quería conocerlo y dando la vuelta se fue y nunca más lo volví a ver. Yo creo que por eso le decían a mi papá el padre de la patria, porque iba dejando hijos por donde pasaba. Mis hermanas de padre y madre fueron Judith y Lilian.
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Despedida de soltera de mí hermana Miriam
10. La muerte de mi
mamá
Una noche de 1969, después de acostarnos, como a las diez p.m., sentí que mi mamá se había levantado; ella dormía en una de las habitaciones que estaban frente a la nuestra, quedando entre los dormitorios una salita familiar. De repente oímos un golpe fuerte, por lo que me levanté de inmediato y la encontré desmayada en el suelo y frente a su boca, un charco de sangre; inmediatamente Meches y yo, como pudimos la levantamos, llevándola a su cama todavía desmayada; el fuerte ruido se debió al impacto de su cabeza contra a puerta de madera del baño principal. Inmediatamente llamé al Doctor Simón Basagoitia, amigo mío y médico de la familia quien me dijo: Llévala inmediatamente al Centro Ginecológico y yo llegaré en veinte minutos. Así lo hicimos y al momento llegó Simón y la internamos de urgencia después de examinarla Simón me dijo: ya le dejé las indicaciones y los exámenes que quiero que le hagan y mañana vendré para confirmar mi diagnóstico Al día siguiente, Simón me dijo: Mira Toño, yo creo que tiene un tumor en el estómago que posiblemente sea una consecuencia del que tuvo en la mama o uno nuevo, lo mejor es que la operen. Si le dije voy a llamar a Chamba Infante; a Alejandro Gamero Orellana y a Mario Reni Roldan para que los tres la operen y así lo hicimos El día de la operación entró con los cirujanos Toño Mateu compañero mío de colegio quien la iba a ver todos los días. Como a la hora de haber comenzado la operación, salió Toño y me dijo: Ya abrimos y tu mamá tiene un tumor grande en el estómago y te vengo a preguntar si seguimos adelante o si cerramos. Yo le contesté sigan y quiten el tumor. Al término de dos horas habían terminado la operación. Salió Salvador Infante y me dijo: Ya terminamos, ella está descansando y dentro de un rato la llevarán a su cuarto. Entonces le pregunté que cuál era el pronóstico de vida. Me contestó: que te puedo decir; una semana, un mes. El tumor ya lo quitamos; sin embargo, tiene una cirrosis hepática capaz de matar a un caballo. Días después la llevamos a casa, en donde permaneció en cama. Cuando se acercaba la Semana Santa en abril de 1969, le decía a Elena, la empleada nuestra: Elena llévame a San Lorenzo, quiero ir a pasar la Semana Santa allá. Una semana después del domingo de Resurrección el 13 de abril de 1969, mi mamá falleció estando con ella una de sus grandes amigas, la niña Emilia Quintanilla 50
quien aproximadamente a las 4 p.m. me gritó desde el cuarto: ¡Toño vení, que la Lipa está agonizando! Cuando llegué, la vi dormida y le puse una inyección para reanimarla, ya no fue posible hacer nada y murió muy plácidamente. Me fui a mi dormitorio donde había estado y me abracé a Meches quien me consoló con palabras de aliento y de fe en Dios. Llamé a La Auxiliadora, y la llegaron a traer. Esa misma noche la velamos. Fue Increíble el número de personas que asistieron a la vela, a pesar de ser día domingo. No sé que me pasó, en lugar de estar llorando, me invadió una gran calma en compañía de Meches, de mi hermana Lilian y su esposo Daniel, recibíamos las condolencias que nos presentaban familiares y amigos. Permanecimos despiertos toda la noche y al día siguiente iban llegando coronas de flores y ramos que inundaban la funeraria. Llegaron parientes del pueblo de mi mamá. Socorro y sus hijos; Miguel Ponce y otros más que no recuerdo; amigos de La General de Seguros y de toda la gente que de algún modo fue tocada por la mano dadivosa de mi madre. La enterramos en el Cementerio de Los Ilustres, cerca de La Loba en donde la esperaba mi abuela Silveria, dejando con ella uno de los grandes amores de mi vida. Murió próxima a cumplir 69 años el 1 de mayo. Ese mismo día, Ana Gilda López, sobrina de Meches, quien era hija de Neto López y de Hilda, cumplía 13 años de edad.
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11. Nacimiento de nuestros hijos
11. 1. Nacimiento de Ana Mercedes Teníamos nueve meses de vivir en la Colonia América, Meches estaba embarazada, esperando nuestro primer bebé, cuando una noche la invité al cine y al regresar de ver la película, cuando ya estábamos en casa, me dijo, Toño me estoy sintiendo mal, me han comenzado los dolores y los tengo bastante seguidos era un Lunes por la noche y estaba cayendo un gran aguacero que iba a durar toda la semana; a esa hora eran como las diez de la noche, llamé a gritos al Dr. Juanito Rodríguez, vecino nuestro, para que me pidiera un taxi. Como un cuarto de hora después, el taxi sonó el claxon desde la calle y salimos con Meches protegiéndonos de la lluvia con un paraguas; llegamos a la Policlínica Salvadoreña, como a las once de la noche del 21 de septiembre y llamaron al Doctor Orellana, el Ginecólogo que estaba viendo a Meches; quien llegó rápidamente, ya que se trataba de una primeriza.
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Policlínica Salvadoreña Pasamos todo el día martes y el miércoles por la mañana; me dijo el Doctor que había sido una falsa alarma, que mejor nos regresáramos a nuestra casa, sin embargo me dijo: la voy a examinar para ver qué decisión tomamos, regresó como media hora más tarde y me dijo, mejor se quedan porque el parto va a ser hoy. A Meches la habían sacado un rato a la habitación y tuvieron que llevársela a la sala de partos de nuevo; a las diez de la noche de ese mismo día, me avisaron que había nacido una bella nena y que la podía ver a través del vidrio donde estaban los bebés. Ni lerdo ni perezoso, me fui inmediatamente a verla y me encontré con una nena gordita que movía sus pies y manos, toda una belleza y no me cansaba de verla; tuve una sensación que jamás había experimentado y me sentí feliz. Cuando salió el Doctor me explicó que venía con el cordón umbilical enrollado al cuello y que había sido un parto difícil. Al regresar a la casa ya nos estaban esperando mi mamá y la empleada Lola quien vivía con nosotros haciendo los oficios de casa. Seguía lloviendo a cántaros y una noche llegó a vernos don José León Flores y su esposa doña Maruca, quienes nos comentaron que a ellos les pasó lo mismo con su primer hijo e igual que a nosotros, les tocó poner a secar los diapers del bebé en los dormitorios. Ana Mercedes que fue el nombre que le pusimos a la niña, era mi felicidad y no me aguantaba las ganas para después del trabajo llegar a jugar con ella montándomela en mi pecho acostado en la cama, nació el miércoles 23 de septiembre de 1953. Sus padrinos fueron Ernesto López e Hilda de López. Por aquellos días no teníamos automóvil y ante la necesidad de desplazarnos más rápidamente, me fui a DIDEA a buscar a mi amigo Pedro Rodríguez para comprarme un carrito usado. Por recomendación de Pedro me compré un flamante Chevrolet azul modelo 1949. Aprendí a manejar con Quique Gallardo y a los tres meses ya era un campeón; el carro me servía mucho en mi trabajo y también para llevar a Meches con la niña a sus consultas con el Pediatra.
11.2. Nacimiento de José Antonio La inminente llegada de un nuevo hijo nos hizo buscar una casa más grande y afortunadamente encontramos una en la Colonia Minerva, la cual era propiedad de un buen amigo, José Carrillo y su esposa Betty Salcedo, quien había vivido en la casa de mi mamá en la Calle Venezuela. Nos trasladamos a nuestra nueva casa llevando con nosotros a Lola, quien trabajaría para nosotros y nuestra creciente familia. José Antonio nació el viernes 28 de enero de 1955 y su parto fue normal. Llevé a Meches a la Policlínica el 28 por la mañana, lo que fue toda una odisea, ella ingresó a la sala de partos y tres horas después ya había nacido; la gran alegría era que había nacido el primer varón en nuestra familia.
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Tres días después fuimos con Napoleón Duarte a sacar a Meches y al bebé porque esa tarde me iba para la Convención de Caracas, Venezuela, que fue la primera a la que califiqué; cuando llegamos a la casa en la colonia Minerva, ya nos estaban esperando mi mamá y nuestra empleada Lola quien había preparado una gallina en honor del primer varón; la gallina se la comió Napo, quien gozaba de un buen apetito. Después del almuerzo me llevó al Aeropuerto de Ilopango para emprender mi viaje a Caracas, Venezuela.
Aeropuerto de Ilopango En la casa de la Colonia Minerva bautizamos a José Antonio, siendo sus padrinos Gustavo Cartagena y su esposa Tey. Un invitado especial a ese evento familiar fue Roberto Panayoti de San Pedro Sula, quien había venido a El Salvador a una Convención del Club Activo 20-30. Pero no todo era alegría, nuestra primera gran preocupación fue cuando José Antonio se nos enfermó de meningitis. Permaneció varios días con altas temperaturas. Meches y Lola hacían turnos en las noches para su cuidado.
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José Antonio y Ana Mercedes
11.3. Nacimiento de Alfredo Ernesto Alfredo Ernesto, nació el martes 12 de febrero de 1957, en la Policlínica Salvadoreña y su nacimiento fue atendido por el Doctor Orellana. Le pusimos ese nombre en honor de mi primo Alfredo Machón y de mi cuñado Ernesto, hermano de Meches, en esa época se permitía hacer fiestas privadas en la Policlínica y allí lo bautizamos, en la capilla del hospital, siendo sus padrinos Salvador Simán y su esposa Eugenita. En la Policlínica las enfermeras se enamoraban del cabello de Fredy, porque era rubio y colocho. Hicimos una pequeña fiesta en la habitación de Meches y recuerdo que nos tomamos unos tragos y nos sirvieron bocas de camarón. Llegamos a la casa donde vivíamos en esa época, que era en la Colonia Flor Blanca, la cual se la alquilábamos a Chamba Simán. Como siempre mi mamá y Lola nos salieron a recibir. La casa donde vivíamos estaba detrás de la de Filo y Chamba, la habíamos habilitado porque había estado sirviendo de bodega para la construcción de la casa de Chamba. Nos quedó muy bonita, pues la engramamos y le pusimos una baranda de madera, en los corredores y en la grama, jugaban nuestros hijos con dos niños alemanes vecinos nuestros. Ana Mercedes siempre andaba de pantalones jugando de vaqueros y pistolas. Como una anécdota puedo recordar que en esa casa se celebró la fiesta del casamiento de Juan Ramón Machón y Meches González. Por aquellos días, yo trabajaba como Gerente en la Agencia Norge, propiedad de los Simán.
11.4. Nacimiento de María Eugenia María Eugenia nació el lunes 21 de septiembre de 1959, de la Policlínica la llevamos a nuestra casa recién comprada en la colonia El Roble, esta vez ya no trabajaba Lola para nosotros, la había sustituido Elena, quien estuvo con nosotros por muchos años. Sus padrinos fueron Teófilo Simán y María Elena de Simán, llegó con la venia de Nuestro Señor porque en esos días fue la bendición de nuestra casa. Su nacimiento fue asistido por el Doctor Antonio Matéu Llort un antiguo compañero de colegio, quien había regresado recientemente de Alemania con una especialización en Ginecología. Por cierto que para celebrar su triunfo profesional lo invité a almorzar al Restaurante Siete Mares. María Eugenia era la cuarta de nuestra descendencia y hablando con Toño, me dijo que un nuevo parto sería difícil porque Meches tenía desviada la matriz. En esos días, había estado muy ocupado viendo que la casa que nos estaban construyendo en la Colonia El Roble, que estaba prácticamente terminada. Maru vino con buena estrella pues llegó a estrenar casa. La casa en la Colonia El Roble está ubicada frente al parque de la colonia al costado norte, era bastante grande, pues tenía 700 varas cuadradas de terreno y la construcción, contaba con tres dormitorios, sala, comedor y cocina y cuarto para la servidumbre. También tenía garaje y bastante terreno hacia afuera y un gran jardín adentro. Era una casa que posibilitaba ir haciendo ampliaciones hacia el futuro.
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María Eugenia, además de linda era muy llorona y me tocaba desvelarme colaborando con Meches para que se durmiera; con ella teníamos las dos parejitas sin pensar en el desempate.
11.5. Nacimiento de Carmen Aída Carmen Aida nació el domingo 28 de octubre de 1962, sus padrinos fueron Pepe Simán y Lety Machón. En ese tiempo estaba temblando bastante, más de lo normal, recuerdo que como seis meses después una noche fue tan fuerte el temblor que me levanté a los gritos de Meches quien estaba levantando a los niños debido a que los temblores eran muy fuertes y me gritó: Toño levántate y saca a la bebé (Carmencita) que yo saco a los demás niños de aquí. Cuando salimos para el parque en pijama todos se pusieron a reír, porque en lugar de sacar a Carmencita llevaba un oso grade de peluche que Pepe su padrino le había regalado. Fueron tan continuos los temblores, que se suspendieron las actividades comerciales y educativas por unos días; nosotros dormíamos en el carro estacionado en los alrededores del parque de la colonia con las luces encendidas alumbrando la casa; por fin decidimos irnos para Acajutla, en busca de mis cuñados Daniel y Neto, encontrando en el camino caravanas de gente que iba en busca de refugio. Pasamos con ellos como dos días regresando cuando los temblores cesaron. Carmencita era delgada y le gustaba vestirse de bailarina de ballet y decía Quino Caso, que sería artista cuando fuera grande. Lo que si pasó fue que en el colegio de La Asunción se destacó como basquetbolista y también en el Cirulo Deportivo Internacional.
11.6. Nacimiento de Silvia Regina Silvia Regina nació el sábado 25 de diciembre de 1965, sus padrinos fueron Abraham Simán y su esposa Alice. Un día antes del nacimiento de Silvia Regina, por la noche estábamos todos en casa celebrando la Noche buena y había bastante gente allí; estuvimos celebrando, luego, como a las 11 y 30 de la noche, nos fuimos a la misa de media noche en donde Meches se comenzó a sentir mal y al regreso solo me bajé para recoger la valija que ya estaba lista y nos fuimos al Centro Ginecológico en donde nació Silvia el 25 de diciembre de 1965. Todas las niñas estudiaron en el Colegio La Asunción y los varones en el Liceo Salvadoreño. Como una curiosidad puedo comentar que las fechas de nacimiento de mis hijos todas incluyen el día dos, pues las fechas fueron 12, 21, 23, 25 y 28 (dos de ellos) y también como una curiosidad, puedo comentar que nacieron en días diferentes, lunes, martes, miércoles, viernes y domingo.
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12. BODAS DE NUESTROS HIJOS
12.1. Boda de José Antonio y María Marta Bruch Cuando José Antonio estaba estudiando último año de Administración de Empresas, me pidió que le consiguiera un trabajo y yo lo recomendé con Segismundo Brett, Gerente de Xerox en El Salvador. Comenzó a trabajar en el Departamento de Ventas con mucho éxito y ahí conoció a María Marta Bruch, hija de Hans Bruch, quien trabajaba también en la misma oficina. Después de varios meses de a haber ingresado tuvieron su noviazgo y se casaron el sábado 3 de septiembre de 1977 en la Iglesia San José de la Montaña; previamente se llevó a cabo la boda civil y los casó l Doctor Abraham Rodríguez. Les hicimos una pequeña recepción en nuestra casa en la Colonia el Roble. De este matrimonio nacieron Mónica María y Juan José, todos ellos residen en Guatemala.
José Antonio estudió la carrera de Administración de Empresas en la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas; años más tarde se trasladaron a vivir en Guatemala en donde construyeron su casa, después de haber trabajado en Xerox y en grupo Cobán, José Antonio regresó para hacerse cargo de la agencia de seguros Validat.
12.2. Boda de María Eugenia y Rafael Cuéllar 57
Nos anuncio que los padres de Lito Cuellar su novio desde los 12 años, Eduardo Cuellar y Clarita que eran vecinos en la Colonia El Roble y conocía desde hace años querían hablar con nosotros para pedirnos la mano de María Eugenia; así lo hicimos y los recibimos en nuestra casa a donde llegaron cumpliendo su cometido, habiéndolos recibido de una buena forma por nosotros. A Eduardo lo conocí cuando trabajaba en CAESS y era deportista reconocido a nivel nacional y a Clarita cuando llegué a trabajar a las Agencias Blane y era secretaria de don Roberto Andino.
Esa noche nos habíamos preparado con una cena muy especial y finos licores. El matrimonio de María Eugenia se celebró en la Capilla del Colegio La Asunción el sábado 31 de julio de 1982 y posteriormente se tuvo una recepción en el Club Deportivo Internacional. De este matrimonio nacieron dos niñas, Laura María y Alejandra. Laura María vive en San Francisco California en donde después de titularse está trabajando en una ONG, en una recolección de fondos, habiéndose titulado en Relaciones Públicas y Publicidad. Alejandra estudia en el Colegio Internacional donde estudiaron las dos y Maru trabaja ahora, Lito salió titulado de la Universidad de Guadalajara como Ingeniero Agrónomo y posteriormente el Club Rotario Noroeste cuando yo no era socio lo distinguió con una beca que concede el Rotary Club Internacional y se fueron a vivir a Utah, junto con María Eugenia y Laurita, allí obtuvo el grado de Maestría en Riego y trabaja para AID.
12.3. Boda de Alfredo Ernesto y Ana Lilian Martínez Una noche me dijo Alfredo que quería hablar con Meches y conmigo de un asunto muy especial y nosotros le dijimos que por supuesto y con todo gusto. Nos reunimos y nos pidió que fuéramos a hablar con los padres de Ana Lilian a Santa Ana para pedir la mano de ella porque se querían casar en el sábado 14 de agosto de 1982 y nosotros le dijimos que si y nos acompañó un día domingo. Los visitamos y los padres de ella ya estaban avisados y luego nos los presentaron en una finca de Santa Ana.
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Manuel Martínez y su esposa Berta, Alfredo, Ana Lilian, Meches y Antonio Los padres de ella Manuel y Berta, nos atendieron muy bien, y por supuesto los hermanos de Ana Lilian, invitándonos un suculento almuerzo y después a convenir la fecha del matrimonio y nos regresamos a San Salvador, esperando la fecha indicada. Alfredo se fue adelante y nosotros, llegamos posteriormente a casa de Ana Lilian en donde ella se iba a vestir de novia y después los acompañamos a la Catedral de Santa Ana, donde se casaron y luego pasamos al Casino Santaneco en donde se celebró un almuerzo; recuerdo que entre los invitados estaba Chamba y Eugenita Simán, padrinos de Fredy. Posteriormente, se vinieron a vivir con nosotros a la casa de la Colonia El Roble, en el inter Alfredo sacó su título de Doctor en Medicina y compraron una casita en La Cima cerca de la Universidad Católica Centroamericana, hizo su año social en Jiquilisco en lo mejor de la época del conflicto bélico. Posteriormente se fue a New York por indicaciones del Doctor Guillermo González García, quien lo recomendó con el Doctor Enríquez en New York, en donde siguió sus estudios y carrera de médico. Posteriormente se graduó en la especialidad de Nefrología, habiéndose trasladado al Paso, Texas, donde residen actualmente; de este matrimonió nacieron José Manuel, quien está estudiando Alta Cocina en Alemania; Francisco, quien se graduó de Psicólogo y Paquito, quien se graduó en Administración de empresas, y siguiendo los pasos del abuelo está trabajando con New York Life y otras compañías.
Alfredo y Lilian con sus hijos en un viaje a las Cataratas del Niágara
12.4. Boda de Ana Mercedes y Andrés Reynaldo Hernández En noviembre de 1982 fue la cuarta boda de nuestros hijos; en esta boda Ana Mercedes y Andrés Reynaldo unieron sus destinos en la capilla del Colegio la Asunción., La boda fue oficiada por un sacerdote amigo nuestro, Monseñor Ricardo Urioste, quien había hecho la bendición de los anillos de María Eugenia y Ana Mercedes, ellos se quedaron a vivir en nuestra casa
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. Ana Mercedes se tituló de Doctora en Medicina y se especializó en Pediatría, además es Neonatóloga y Administración de Hospitales. Andrés se tituló en Medicina y se especializó en Cirugía Vascular Periférica; hizo sus estudios de Postgrado en Puerto Rico y Barcelona. De este matrimonio nacieron Andrés Antonio, quien es Licenciado en Computación y Daniel Enrique quien está estudiando sexto año de Medicina en la Universidad Doctor José Matías Delgado.
12.5. Boda de Carmen Aída y Rodolfo Artiles Guillén Vivíamos en el apartamento 601 del condómino Suite de embajadores situado en la 1º Avenida de la zona 10 en Guatemala, de la República de Guatemala, vivía con nosotros nuestras hijas Carmen Aída y Silvia Regina. Cuando llegamos Silvia había salido titulada de bachiller en el Colegió de la Asunción y Carmen estudiaba segundo año en la Universidad Albert Einstein y su deseo siempre había sido estudiar arquitectura. Posteriormente Silvia ingresó a la Universidad Landívar a estudiar Ingeniería Industrial y Carmen Aida a estudiar Arqueología, que había sido su sueño original. A nuestro apartamento llegaban varios jóvenes a visitarlas entre ellos: Rolando Portillo Girlinger y Rodolfo Artiles Guillén, compañero de Carmen en la Universidad del Valle; con el tiempo, el noviazgo de las dos se hiso más serio. Tanto Silvia, como Carmen siempre nos habían acompañado a las convenciones de PALIC. Después del matrimonio de Carmen, a Rodolfo Artiles Guillén le ofrecieron una beca Fullbright en Auburn, Alabama y ya habían hablado con Carmen y se querían ir casados y tenían que irse en enero, por lo tanto, arreglamos todo para que se casaran el viernes 12 de diciembre de 1986 en San José de la Montaña, y posteriormente pasaron al banquete de bodas que se celebró en Le Chandelle, habiendo partido para Auburn en el mes de Enero, Carmen se tituló en Arqueología y Rodolfo en Acuacultura. En esta época vivía con nosotros Cecilia Novoa, hija de mi buen amigo Licenciado Mariano Novoa Flores. Carmen Aida aprovecho su estancia en Auburn donde iba como oyente a las clases y el profesor la nombró su asistente: obtuvo el grado de Maestría en Estudios Sociales y Comunitarios. Estando en aquel país tuvieron una nena a quien le pusieron de nombre Isabela. Años más tarde, Carmen Aída se divorció y en segundas nupcias se casó con el Ingeniero Stuart Noble, de origen catalán su papá era ingles y su madre era nativa de Barcelona.
12.6. Boda de Silvia Regina y Rolando Portillo Una noche llegaron los padres de Rolando, el padre del mismo nombre y la madre llamada Iliana, acompañados de Rolando hijo, a pedirnos la mano de Silvia Regina, abrimos una botella de champagne para celebrar este acontecimiento y meses más tarde fue el matrimonio civil en casa de los Portillo y posteriormente el matrimonió religioso el viernes 16 de diciembre de 1988 en Ciudad 60
Vieja y la fiesta del matrimonio la celebramos en el Casino de Guatemala; sus padrinos de boda fueron Abraham Simán y su esposa Alice. De este matrimonio nacieron tres hijos, Javier, Sylvana y Rodrigo, los tres de apellido Portillo González.
12.7. Boda de Silvia Regina y Enrique Segarra Silvia Regina y Enrique Segarra contrajeron matrimonio civil el sábado 13 de mayo de 2006, el día de la Virgen de Fátima, ante los oficios del Licenciado Rodolfo Estrada Nicols en el Hotel Quinta Real de Guatemala; esta fue la segunda boda de ella, así que me tocó entregarla en matrimonio una vez más.
Silvia Regina y Enrique
La fiesta estuvo alegrísima, ya que duró desde las 12 meridiano hasta las 11 p.m., asistió toda la familia de Enrique, vinieron unos tíos desde Barcelona y su mamá que vive en Honduras; de parte 61
nuestra, Meches y yo, y sus hermanos, esposas y esposos. Así como los hijos de los primeros matrimonios de ambos.
Silvia, su esposo Enrique y sus hijos Rodrigo y Silvana 12.8. Boda de Carmen Aída y Stewart Noble Carmen Aida y Stewart se casaron en el municipio catalán de Alella, el jueves 26 de octubre de 2006. Esta linda población costera se encuentra a 20 km al noreste de Barcelona y destaca por los verdes viñedos de sus laderas que contrastan con el azul del Mediterráneo. Les acompañaron sus hijos, Isabella, Roger y Pau, la madre de Stewart, Alicia, su tía Aida, y sus primos Alex y Kiyono.
Una jueza estuvo a cargo de la ceremonia oficiada en lengua catalana. Posteriormente, el día 29 de octubre, se llevó a cabo otra ceremonia civil con amigos provenientes de Catalunya, América y Europa. Esta segunda celebración tuvo lugar en la masía centenaria Can Ribes de Bigues i Riells, a 45 km al norte de Barcelona.
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Carmen Aída y Stewart Noble En esta boda, Carmen Aída fue entregada por su hermano Doctor Alfredo Ernesto González, quien asistió con su esposa Ana Lilian, en representación mía y de Meches. Después de la ceremonia hubo un aperitivo con jazz en directo. Era un día soleado de octubre, con una temperatura inusualmente alta para la época, de casi 30 grados. A continuación, los 70 invitados disfrutaron de un almuerzo con un exquisito plato principal compuesto por pato rostizado. El evento culminó con una alegre fiesta y se cerró con el himno del Barsa cantado por gran parte de los asistentes.
Imágenes de la Boda de Carmen Aída y Stewart
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12.9. Nuevas Generaciones La generosidad del Creador se ha prolongado a la dicha de poder conocer biznietos, como es el caso de Santi, Santiago Hernández Pérez, quien fue bautizado recientemente.
ENCUENTRO Los dos tenemos una herida en el mismo lugar del corazón. Nunca Cupido pudo ser más certero. Nos encontramos; nos enamoramos y nos casamos. Nuestro amor floreció con seis, maravillosos hijos y fruteció con trece nietos y un bisnieto. Dios Nuestro Señor, nos ha colmado de bendiciones. Le damos gracias todos los días, por haber hecho de los dos una sola persona.
Imágenes del bautizo de nuestro biznieto Santiago Hernández Pérez
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13. Alzheimer Retrospectivamente en el tiempo, me he puesto a pensar ¿Cuándo apareció esta enfermedad en Meches y no logro estar seguro, cuando aparecieron los primeros síntomas. ¿Hace 20;30 o 40 años? Francamente no lo sé; quizá fue antes, por pequeños indicios que detectamos; después, cuando se le diagnosticó la enfermedad. Ha sido un largo camino, con cambios pequeños al principio, Más frecuentes después; hasta que un médico amigo mío y compañero rotario, especialista, la examinó, le hizo las pruebas y concluyó que padecía Alzheimer. Hacia una vida bastante normal, asistía conmigo a reuniones con otros amigos y a compromisos de ella con sus amigas. Ellas estaban enteradas de lo que pasaba y trataban de ayudarla en una forma de que ella no se sintiera excluida. Poco a poco fui tomando algunas medidas, para que no se pusiera en peligro su integridad personal, habiendo contratado a un motorista para que ella no manejara. Como vivíamos en un apartamento en la Primera Avenida de la Zona Diez en Guatemala, comencé a pensar en la conveniencia de trasladarnos a El Salvador, regresando a vivir en la casa de la Colonia El Roble, la casa que nosotros habíamos construido y en donde vivía Ana Mercedes, quien nos recomendó que regresáramos, ya que ella y su esposo son médicos. Silvia Regina se quedó a cargo de la oficina G.L Pirámide que yo fundé y a la que ella había venido a trabajar cuando decidió dejar el trabajo de maquila, debido a que no podía atender a sus hijos y terminar su carrera de Ingeniero Industrial en la Universidad Landívar; anteriormente habíamos fundado también G L Consultores y Asesores, S. A. para las ventas locales. Vivimos en la casa de la Colonia El Roble poco tiempo y después nos fuimos a vivir a una casa de Marta Hinds, en donde vivimos en la actualidad, en las Villas de las Piletas, Calle Alcázar # 24, cerca de Vía del Mar en el Municipio de Nuevo Cuscatlán, La Libertad. En este peregrinar, conocimos al Dr. Ricardo López Contreras, quien trató a Neto López, hermano de Meches. El Dr. López Conteras es un excelente Neurólogo Geriatra, especializado en Parkinson y Alzheimer en la Universidad de Barcelona, España; ha sido para nosotros la respuesta a nuestras oraciones, ya que juntamente con el Dr. Acosta, residente en El Paso, Texas, la tienen muy bien de salud y con una actitud increíble a pesar de que por un accidente se encuentra en silla de ruedas.
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14. Regreso a El Salvador En el año 2002 regresamos a vivir a El Salvador a nuestra casa en la Colonia El Roble, con Ana Mercedes, su esposo Andrés y sus hijos Andresito y Dany. Allí permanecimos un año, habiendo decidido en el año 2006 buscar una casa para mayor comodidad nuestra y ocurrió que una vez que estábamos pasando una semana en la casa de María Eugenia y Lito; una noche que ellos dos habían salido, llego Martha Hinds a ver a María Eugenia y como no la encontró se quedó a conversar con nosotros.
Casa en Colonia El Roble
Casa en Colonia El Roble
Entonces le contamos que estábamos buscando una casa para vivir nosotros solos, inmediatamente reaccionó y nos dijo que tenía una casita ideal para nosotros y está cerca de aquí; es un condominio cerrado en donde viven excelentes personas y nos dijo: Vénganse vamos a conocerla. Y yo le dije: ¡Martha, pero es de noche! Ella nos dijo: no, no vamos a verla. Nosotros accedimos y venimos a conocer la casa que ella tiene en Villas de las Piletas, cerca de Vía del Mar en el municipio de Nuevo Cuscatlán. Llegamos a un portón de entrada y después seguimos en el carro hasta que nos detuvimos en una casa que estaba completamente a oscuras, ella sacó las llaves y entramos aún cuando no se podía ver todo nos formamos una buena idea y regresamos al día siguiente para conocer la casa. Nos gustó bastante, sobre todo por las posibilidades que tenía con un dormitorio amplio, dos dormitorios adicionales y cerramos el trato con Martha, habiéndonos trasladado ese mismo año, el lunes 1º de Mayo de 2006. Curiosamente encontramos de vecino a Fabo Cornejo, recientemente fallecido, desde entonces hasta hoy, hemos estado viviendo en esta residencial muy felices y contentos. Meches tuvo un pequeño derrame cerebral que la obligó a vivir en silla de ruedas y aunque parezca raro, ella vive como si así hubiera nacido debido al Alzheimer, por orden del doctor tuvimos que 66
dormir en cuartos separados, quedando uno para la disposición de ella y la persona encargada que la acompaña. Al principio, antes de este cambio, ya estaba trabajando con nosotros Ana, quien la ha cuidado desde entonces y Blanca ha sido la encargada de la cocina; por las noches una de ellas dormía en nuestro cuarto para estar pendiente de Meches, después por orden del doctor había que hacer el cuarto de Meches y el otro lo convertí en mi oficina. Nuestros hijos que viven en Guatemala nos visitan con regular frecuencia y para que puedan dormir compramos dos sofás camas uno para la sala de estar y otro para mi oficina y así estamos hasta el día de hoy. También sigo en contacto directo con la oficina en Guatemala, al principio viajaba con mucha frecuencia, ahora viajo menos, casi siempre por alguna necesidad y el año pasado con motivo de celebrase los 100 años de Panamerican Life, fui distinguido como invitado de honor, evento que se celebró en New Orleans el año pasado. Asistí juntamente con mis dos hijos, José Antonio y Alfredo, con quienes pasamos unos días maravillosos en esa acogedora convención a la cual también asistió mi hija Silvia, su esposo Enrique, su hija Silvana y su hijo Rodrigo por la calificación de nuestra agencia; los detalles de ese evento están en el CD de Crónicas de Convenciones y Viajes, de mi autoría. Los acontecimientos suceden inexorablemente, en enero 2012 celebramos mis 85 años de edad, en el lugar de Convenciones Las Gardenias de FUSAL, el cual estuvo muy alegre y mis hijos presentaron un CD que fue el que nos dio la idea de hacer el libro de esta forma. Quiero hacer notar que mi cuñado, el Profesor Daniel Raúl Villamariona era un asiduo visitante a nuestra casa, venía con regularidad a ver los juegos de fútbol y aprovechamos para estrechar mucho más nuestros lazos de amistad. Daniel falleció a los 90 años de edad, en tanto que dos años antes mi otro cuñado, Ernesto, hermano de Meches ya había fallecido. Poco a poco, los familiares y amigos se me han ido adelantando; por ejemplo Tin Farrand y René Fernández con quienes trabajé en la PALIC y con este ultimo en el Club 20-30 y en el Club Rotario de la Asunción, gracias a Dios mantengo mi mente activa por medio de las redes sociales y también mediante la tarea auto impuesta de escribir libros. Este año estaremos celebrando en Guatemala los 20 años de fundación de nuestra empresa y he sido designado como invitado de honor en mi condición de presidente de las compañías. Hoy, en el atardecer de mi vida, veo hacia atrás con suma complacencia los frutos que he cosechado junto con Meches en el aspecto familiar y también en el profesional, donde tengo el orgullo de haber sido participe del éxito de muchas personas que trabajaron conmigo como agentes, tanto en Guatemala como en El Salvador.
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15. Mis cuñados y yo Realmente, me Siento bendecido por Dios Nuestro Señor hasta en los detalles más especiales; por ejemplo, me dio dos cuñados que ni mandados a hacer: Daniel Raúl Villamariona y Ernesto López Urías. El primero, esposo de mi hermana Lilian y el segundo, hermano de Meches, mi esposa. Compartimos muchos momentos especiales juntos y separados, y siempre privó entre nosotros mucho amor fraterno raramente expresado.
De izquierda a derecha: Juan Ramón Machón, Ernesto López, Daniel Raúl Villamariona y atrás Lito Cuéllar
Daniel y Lilian, después de casados, se fueron a vivir con mi mamá y conmigo a la Calle Venezuela # 22 en el cuarto contiguo al mío. Tanto Lilian como Daniel, fueron profesores de educación primaria; Lilian igual que mi madrina Haydee, trabajó en la escuela República de Argentina y Daniel fue uno de los fundadores de la Escuela Normal Rural de Izalco de grata recordación; llegó en su carrera de profesor a ocupar el puesto de Dirección General de Educación Primaria, dejando establecida la enseñanza a tiempo completo por medio de dos turnos, uno que trabajaba de 8 a.m. a 12 m y el otro de las 2 a las 6 p.m. en cada turno se cambiaban los alumnos y los profesores ocupando las mismas instalaciones, duplicando la población escolar y el número de profesores empleados. Cuando subastaron una casa en la colonia Centro América, Daniel y Lilian la compraron y se fueron a vivir con sus tres hijos: Daniel, Rigoberto y Raúl.
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Neto era sub-contador de la Esso Standard Oíl, nos conocimos en la casa de Inés Osegueda en donde nos reuníamos varios amigos y un hermano de Neto, Rafael. Yo no tenía ni la más mínima idea de que Meches sería mi futura esposa como lo relaté antes. Cuando visitaba a Meches nuestra amistad se hizo más grande hasta que llegamos a emparentar luego del matrimonio. La familia de él pasó a ser mi familia los hijos de ellos nuestros sobrinos Lito, Pepe, Ana Gilda y Angelita, de quien soy padrino. Cuando Neto se fue a trabajar a la RASA, refinería de Acajutla como Contador General influyó para que Daniel ocupara el puesto de Jefe de Recursos Humanos y las dos familias se fueron a vivir a Acajutla, dejándonos a sus hijos con nosotros en la Colonia El Roble. La empresa suspendió en septiembre de 2012 el refinado de crudo. Luego, decidió terminar con el servicio y dedicarse solo a la importación y almacenaje. Los tres cuñados nos llevábamos maravillosamente bien; posteriormente Neto, aceptó ir a trabajar a Belice y posteriormente a Colombia, en donde logró el puesto de Auditor en donde se jubiló de la ESSO Standard. Al cabo del tiempo, regresó a su casa de la Colonia Escalón en donde falleció a la edad de 89 años en el año 2008. Y así solo nos quedamos Daniel y yo: aprovechando con Meches, para ir estrechando más nuestra relaciones y visitándonos más frecuentemente. Mi hermana Lilian murió el 2 de diciembre de 2007, el día de su cumpleaños; al quedarse solo Daniel, tratamos de invitarlo por lo menos una vez a la semana, sobre todo cuando había partidos de la Liga Española de Fútbol. Por una antigua dolencia, Daniel tuvo que operarse y falleció a los noventa años de edad. Tanto Daniel como Neto, fueron parte importante de nuestra familia y les guardamos nuestro eterno recuerdo de cariño y admiración.
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B. VIDA LABORAL Y PROFESIONAL 1. Mis primeros trabajos En lo personal, recuerdo que estaba a punto de graduarme como bachiller en el Liceo Salvadoreño cuando una tarde llegó al colegio una delegación de futuros bachilleres del Externado de San José. Entre los que recuerdo: Edgardo Suarez Contreras, a pedirnos que nos sumáramos a la protesta de los futuros bachilleres, que consistía en no tomar los exámenes para optar al título de bachiller mientras estuviera el Coronel Osmín Aguirre en el poder.
Coronel Osmin Aguirre y Salinas, 1889-1977
Nos reunimos en la rotonda de la Escuela de Medicina y decidimos no examinarnos. Como mi papá era el Comandante del Cuartel Segundo de Infantería conocido por: “El sexto”, le tuve que dar la noticia, diciéndole, cual había sido la decisión que habíamos tomado y para mi sorpresa me dijo: Bueno hay te examinas en enero que era la época de los exámenes extraordinarios. El cuartel de la policía se llenaba a diario con los que protestaban contra el régimen del Coronel Osmín Aguirre y Salinas y se decía que eran increíbles las torturas que se aplicaban a los presos. En esos días Lito López hermano de Neto y de Meches, como protesta contra el régimen puso una bomba en un terreno baldío del centro de la capital, lo vieron los policías y lo siguieron hasta una sastrería cerca del Cine Apolo en donde se quiso refugiar y al cerrarle las puertas, lo acribillaron a balazos. Yo vi más tarde en la casa de la niña Toya Machón en la sala sobre una mesa, el cuerpo tendido de Lito, lleno de agujeros de balas que le segaron la vida a una temprana edad; nunca me imaginé que estaba viendo el cuerpo del hermano de quien años más tarde sería mi esposa. 70
Rafael López Osmín Aguirre y Salinas fue un militar salvadoreño que fue miembro del Directorio cívico del 2 al 4 de diciembre de 1931 y Presidente Provisional de la República de El Salvador desde el 21 de octubre de 1944 hasta el 1 de marzo de 1945. Recuerdo también a Pablo Orellana gran amigo de Lito, a Neto su hermano, a Juan Ramón, Ricardo y sus primos; todos estábamos compungidos por la muerte de Lito. El cuartel de la policía se llenaba a diario de los que protestaban contra el régimen de Osmín Aguirre y Salinas y se decía que eran increíbles las torturas que se aplicaban a los presos. Mi papá fue nombrado Director de la Policía Nacional y según me contó el chofer de él, dio la orden de no torturar a nadie. Diciéndole al presidente: ¡Osmin! Si quieres quedarte de Presidente, yo mismo te voy a quitar. ¡Dos días duró en el cargo y lo trasladaron de regreso al “Sexto”! El 1 de marzo de 1945 tomó posesión del cargo de Presidente de La República de El Salvador el General Salvador Castaneda Castro y nuevamente los futuros bachilleres nos reunimos en la Rotonda de la Escuela de Medicina y decidimos nuevamente no examinarnos, lo que le comuniqué a mi papá y entonces me respondió: Bueno, como tú ya tomas tus propias decisiones quiere decir que te puedes sostener por ti mismo! Así es que de ahora en adelante no tendrás ninguna ayuda económica mía. Le respondí: ¡Tienes razón! Lo único que te voy a pedir es que me ayudes a conseguir un trabajo. A lo que accedió gustoso. Días después, me dijo que me presentara a la Dirección de Obras Públicas con el Director. En esta forma comencé a trabajar de dibujante en el Departamento de Hidráulica y a estudiar Medicina, puesto que ya nos habían permitido matricularnos antes de bachillerarnos lo que hicimos en el mes de mayo de 1945. Recibimos nuestros títulos de bachiller de la República ese mismo año.
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1.1. Escuela de Medicina, Universidad de El Salvador
Cuando salimos bachilleres en 1944, como ya lo comenté antes, decidimos no examinarnos mientras estuviera en el poder el Coronel Osmin Aguirre y Salinas. Por la gestión de un grupo numeroso de futuros bachilleres, nos permitieron matricularnos en la Escuela de Medicina de la Universidad de El Salvador, sin tener el título del Ministerio de Cultura, solo teníamos el que nos entregó el colegio. De los treinta y dos compañeros del Liceo, diez y seis nos fuimos para Medicina por lo que Daniel Oivares y yo, nos matriculamos juntos en primer año; recuerdo que las materias que cursamos fueron: Anatomía (utilizando los cuatro tomos de la anatomía de TESTI). En el primer año veíamos Osteología y Disección, Parasitología, Química biológica y Medicina mecánica, siendo nuestros profesores los doctores: Saturnino Cortez, Nobleau, Molina, Juan Segovia y Víctor Posada. En las tardes hacíamos prácticas de laboratorio, raramente había reactivos y en la práctica de Biología; sólo teníamos cinco microscopios para noventa alumnos que éramos; también teníamos la clase de Histología Normal, que nos la dio el Dr. Roberto Masferrer, quien juntamente con su ayudante nos daban las prácticas en las tardes. Todos los profesores eran excelentes. El Dr. Juan Segovia era considerado un investigador renombrado en su campo, al grado que en la Enfermedad de Chagas él descubrió una variedad que se llamó Segoviense. Cursé cuatro ciclos y examiné las materias de primero y segundo año en cuenta la famosa Anatomía que comprendía la disección de una región en cadáver; a mí me tocó la Femoral Anterior.La que comencé a las 5 a.m. después que el preparador me dio mi sobre cerrado y a las 12 m. que llegaron los examinadores, me tocó defenderla pasando posteriormente al examen oral. Mis examinadores fueron los doctores Kury, Cortez y Molina; aprobé con 5 la nota que casi todos sacábamos cuando se aprobaba la materia lo que no era muy frecuente. Entre mis compañeros de colegio, estaban Daniel, Ángel Bettaglio, Gertrudis López, Napoleón Melara, Armando Vaquerano, Gustavo Oriani, Toño Matéu; Pedro Arteaga y también recuerdo a Gladys Urbina y Neri Roldán quienes llegaron del Instituto Nacional. 72
Una noche, cando estaba estudiando, mi mamá me llamó y me dijo: !Mírame hijo esta pelotita que tengo en el seno derecho! Al examinarla sentí una pelotita como un huevo de paloma y le dije, por cualquier cosa, mañana nos vamos donde el Dr. Orellana para que te vea y así lo hicimos. El Doctor Orellana me dijo este tumor no me gusta nada, hay que extraerlo, y le pregunté cuándo Doctor, y me respondió, hoy mismo en la tarde, vaya a la policlínica y arregla todo para que procedamos. Llevé a mi mamá a la casa de la Calle Venezuela y luego me fui a las oficinas de PALIC para pedirle a don Roberto Andino, un anticipo a cuenta de futuras comisiones. Esa noche la operó el Doctor Orellana; recuerdo que me puse una gabacha y entré a la sala de operaciones y el Doctor me regañó, me dijo ¡Vaya para afuera aquí no lo quiero yo! Cuando salió de la sala se disculpó conmigo y me explicó que no era conveniente que entraran familiares a la sala de operaciones porque no se sabía cómo podían reaccionar al ver a sus parientes en la operación. Nos quedamos a la espera del resultado de la biopsia, y el 13 de junio que había una reunión en la Rotonda de la Escuela de Medicina, asistió el Dr. Orellana al acto presidido en ese entonces por el Presidente de la Asociación de Estudiantes de Medicina, el futuro Dr. Juan José Fernández. Al final de los actos aproveché para preguntarle al Dr. Orellana sobre los resultados de la biopsia y me dijo: gracias a Dios, es un tumor benigno. Como era día de San Antonio, fue el mejor regalo que pudieron hacerme. Posteriormente, mi mamá tuvo otro tumor en el mismo seno y ese si fue positivo, por lo que el Dr. Orellana tuvo que hacerle una mastectomía total. Cuando ya trabajaba en la ESSO Gas y todavía estudiaba medicina, las secretarias se preguntaban porque llegaba con olor al éter que se administraba en las operaciones en las que ayudaba. En ese tiempo, la Escuela tenía mucha fama en Centro América y venían estudiantes de los diferentes países, especialmente de Costa Rica; entre ellos recuerdo a Mynor Briceño y a Álvaro Castro Villaneas, quien se casó con la Milita Méndez, en cuya boda fui testigo de su boda civil. Curiosamente, a mi hija Ana Mercedes, le tocó ir a Costa Rica a estudiar medicina, una vez que estuvo cerrada la Universidad de El Salvador por más de un año; habiéndose hospedado en la casa de los Castro. La mejor época de la Escuela fue cuando estuvo apadrinada por la fundación Rockefeller, en la que cada estudiante tenía su propio microscopio y los exámenes los hacían con libro abierto. Estaba estudiando y trabajaba como dibujante en la Dirección General de Obras Públicas, en el Departamento de Hidráulica, aprovechando que teníamos jornada única de 7 de la mañana a la 1 de la tarde; sin embargo, a los estudiantes universitarios nos permitían entrar a las 9 de la mañana para asistir a clases.
Cuando quitaron este sistema y pusieron la doble jornada, para seguir la carrera tuve que renunciar a mi trabajo y buscar otro para seguir ayudando a mi mama con los gastos de la casa.
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1.2. Trabajo en Esso - Gas Neto López, el hermano de la entonces novia y ahora mi esposa Meches, me comentó que Esso había abierto una oficina para vender cocinas de gas propano y me ofreció conseguirme una entrevista con el Gerente, el señor Carlos Yúdice. Me presentó con él al día siguiente. Mucho gusto en conocerlo joven, me dijo. Me presenté mientras le extendía mi mano y le respondí: Mucho gusto de conocerlo señor Yúdice. Neto López, me recomendó que viniera a conversar con usted para vender cocinas de gas. Siéntese joven y dígame: ¿Por qué cree usted que puede vender cocinas de gas propano? ¡Hasta ahora no hemos vendido ninguna! No tenemos un vendedor con mucha experiencia. Bueno, le dije. Me gradué de Bachiller en el Liceo Salvadoreño y tengo muchas amistades a quienes les puedo vender sus cocinas. Me respondió seriamente: Mire, pagamos el 7% de comisión, no hay sueldo. ¡Si usted vende gana, si no vende no gana. Muy optimista le contesté: De acuerdo, déjeme probar y estoy seguro que saldré adelante. Le voy a dar un catálogo. Me lo cuida. Vea estas primeras que tenemos aquí, son las cocinas Magic Chef, las más caras, estas son las Tappan, también son caras y por último están las más baratas, las Caloric. Le voy a apuntar los precios de cada una; también le quiero decir que las Magic Chef y las Tappan son de porcelana y las Caloric son porcelanizadas.
Bueno, vaya a vender. ¿Está listo? Con esa pregunta dio por terminada la reunión y me dijo cuando yo me dirigía a la puerta: ¡Por cierto, todas son al contado! Ah, para que vea que soy bueno con usted, visite a una clienta, la señora.Virginia Colindres que vive frente a la iglesia de San Francisco, ella quiere una Caloric. Me dirigí a la dirección mencionada por don Carlos, toqué la puerta y me abrió la empleada ¡Buenos Días! Busco a doña Virginia, vengo de ESSO Gas, para mostrarle las cocinas que tenemos. Niña Virginia, gritó desde la puerta la empleada. La busca el joven de las cocinas. Que pase adelante, respondió desde el interior de la casa. Cuando entré, la encontré en el corredor, sentada en una mecedora, haciendo una labor de costura.
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Me dijo: ¡Venga! ¡Siéntese y enséñeme las cocinas! Saqué mi catálogo y comencé a pasar las páginas buscando la sección de Caloric. Ella me detuvo y me dijo: ¡Esta me gusta! Viendo el precio en el ángulo superior derecho de la página que marcaba ¢600.00. Está bien, la quiero. Ahora dígame: ¿Cómo viene el gas? Le respondí: ¡No sé! Me preguntó ¿Cuántas libras tiene? ¡No sé! ¿Cómo es la instalación? ¡No sé! Repetí por tercera vez y muy apenado. Le dije: Mire voy a regresar a la oficina para que me den las respuestas y regreso por la tarde, como a las 3:00 p.m. ¿Le parece? Está bien aquí lo espero. Regresé a la oficina y busque a don Carlos, le pedí que me mostrara las cocinas y que me respondiera las preguntas de doña Virginia y otras más que yo tenía. Me llevó a una bodega y me dio la información, luego me dijo: Fin del entreno y se retiró. Esa misma tarde regresé con dona Virginia y cerré mi primera venta. ¡Ese fue el inicio de mi flamante carrera de vendedor! De esta experiencia aprendí mi primera lección; tenía que conocer lo más posible de las cocinas que vendía. Me gane ¢42.00 colones de esta venta, la primera comisión que yo ganaba y también la primera que la oficina pagaba. ¡Descubrí una mina de oro! Un día recibí una llamada de doña Carmen de Andino, me dijo que llamaba por recomendación de una amiga a quien yo le había vendido una cocina Tappan y que ella quería una igual. Quedamos en reunirnos el día siguiente a las 3:00 p.m., ella llegó puntualmente y me deslumbró con su belleza. Me presenté y le mostré la cocina que ella quería, que por cierto era la mejor que teníamos y a ella le gustó. Me indicó que al día siguiente se iba de viaje a una convención de las Agencias Blane de Pan American Life Insurance Company y que regresaba la próxima semana, dándome su número de teléfono para que me comunicara con ella para cerrar el negocio. Le comenté que esa cocina era la última que teníamos de ese estilo, pero que se la apartaría sin ningún compromiso, hable con el gerente y le di ¢200 colones como garantía para reservar la cocina. La siguiente semana llamé a doña Carmen para finalizar el negocio, me indicó que la compra se haría a nombre de su esposo don José Roberto Andino, Gerente de la Agencia Blane de PALIC en El Salvador, a quien debía llevarle todos los papeles para que me diera el primer pago y me firmara las 3 letras de cambio. Después me daría cuenta por qué doña Carmen me había mandado con él.
1.3. Agencias Blane de Panamerican Life Insurance Company Le pedí una cita al señor. Andino y me recibió a las 9:00 a.m. en su oficina situada frente al antiguo Círculo Militar, llegué puntualmente, recibiéndome don Roberto muy amablemente, me dio un cheque por ¢300.00, me firmó las letras de cambio y justo antes de retirarme, me dijo: Quería hablarle a usted de la carrera de vendedor de seguros.
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La propuesta me extrañó, sin embargo, me mostré interesado, me presentó la carrera como algo de gran porvenir para un joven como yo, de 22 años de edad. Me dijo: ¿Qué le parece? ¡Indudablemente suena muy atractivo don Roberto! Pero yo me encuentro muy a gusto en Esso Gas y tengo un promedio de ingresos mensuales de ¢700.00, además, no creo que pueda vender seguros, creo que será difícil hablar sobre la muerte a personas mayores que yo. Tal vez podría considerarlo en algunos años, de todas formas lo veo mañana, tengo una cita para las 11:00 a.m. El día siguiente regrese a la oficina del señor Andino y le confirmé que no aceptaría su oferta por las razones expuestas el día anterior, diciéndole: Sin embargo, le traigo una lista de personas a las que les he vendido cocinas, para que pueda mandar a un vendedor a visitarlos, son más de 100 clientes, con buena capacidad de pago. Me respondió: “Precisamente ese es su tesoro y lo puede aprovechar para venderles seguros de vida a cada uno de ellos.” Le daré un entrenamiento, junto con otro joven como usted, comenzamos mañana, aproveche esta oportunidad. Acepté, nada perdía con recibir un entrenamiento en ventas ya que nunca había recibido uno. Al día siguiente me presenté muy puntual para comenzar el entreno y cuál fue mi sorpresa que el otro joven con quien recibiría el entreno era Pedro Rodríguez Rivas mi compañero en primer año de medicina. Comenzamos el entrenamiento con una breve introducción de don. Roberto de la Pan American Life Insurance Company y de la Agencia Blane, contándonos la historia de cómo el señor Blane las había fundado. Posteriormente nos habló de la importancia del seguro de vida para garantizar el futuro de los hogares en caso de muerte del principal de la familia y a la vez, la oportunidad de los asegurados para construir un plan de ahorro para su futuro. Hizo hincapié en la importancia que tenía el agente de seguros en lograr la protección de los hogares y también destacó la oportunidad de dedicarnos a una carrera que, además, nos generaría muy buenos ingresos. Nos hizo una venta excelente de la carrera, dándonos a conocer el futuro tan promisorio que nos esperaba y que todo dependería de nosotros mismos, hasta donde quisiéramos llegar. Después de dos semanas de entrenamiento, en las que aprendimos a manejar el libro de tarifas y cómo llenar la solicitud nos dijo: Bueno, recuerden que el éxito solo depende de ustedes. ¡Adelante! ¡A la calle, que allí están los clientes! Por diversas circunstancias Pedro no siguió en los seguros y se fue a vender automóviles a DIDEA, donde hizo su carrera de ventas; don. Roberto me presentó a su secretaria Clarita Sosa quien sin imaginármelo, sería la madre de mi futuro yerno. Después de conocer a la secretaria Clarita, me fui a sentar solo en un sofá que se encontraba en la Agencia Blane de El Salvador; cuando se me acercó Luis Ángel Soto y me dijo: ¿Usted es nuevo, verdad? Si le contesté ¿Y usted cuánto tiempo tiene de trabajar en seguros? Él me dijo, más de cuatro años, con mucho éxito. Bueno, pues lo felicito y si en algo lo puedo servir me tiene a sus órdenes. Mire me dijo: Me gustaría proponerle que trabajáramos juntos; poniendo ambos los clientes y compartimos las comisiones. Me preguntó: ¿Qué le parece? Le acepté la proposición, 76
habiendo recibido a partir de entonces, el mejor entrenamiento en el campo, que podría recibir del mejor vendedor que tenía la agencia. Esa misma tarde fuimos a ver a mi primer cliente, a doña Julieta de Acevedo quien nos compró una póliza por $5,000.00; por la noche hicimos otra venta a unos clientes de Luis Ángel y así continuamos nuestra sociedad. Indudablemente Dios me puso en mi camino a este amigo tan especial, quien me enseñó lo principal de la carrera de ventas: trabajar incansablemente en busca del éxito y la satisfacción de servir a los clientes. Luis Ángel fue un verdadero profesional, curiosamente era de pocos amigos, no intimaba con cualquiera, le gustaba la competencia y ser siempre el que ocupara el primer lugar en la pizarra de ventas; estudiaba bastante y leía la Biblia los días domingo, no era un cristiano practicante; sin embargo, practicaba el cristianismo todos los días a su manera. Indudablemente era un gran hombre, sobre todo, desprendido y dispuesto a ayudar a quien se lo solicitara. Lo perdí de vista cuando me retiré de la Agencia y años más tarde volvimos a trabajar juntos como lo explicaré más adelante. Con Luis Ángel clasificamos a la Convención de Panamá de Pan American Life, él se hospedó en el hotel con su cuñado Franklin Manzano quien siempre iba como su invitado a las convenciones. Yo lo hice con Oscar Echeverría; la Convención se desarrolló en el Hotel Panamá, el mejor que había en la ciudad en esa época. La tarde que llegamos, nos sorprendimos porque al bajar del avión nos estaba esperando el señor Crawford. H. Ellis, el Presidente de la PALIC en persona y al ir bajando nos saludaba a cada uno por nuestro nombre. En esa Convención me encontré con Rafael Solano a quien me había presentado don Roberto en su oficina, cuando regresaba de una Convención en Nueva Orleans; era uno de los mejores vendedores de Venezuela. También tuve la oportunidad de conocer a Francisco Salas Bertis a quien habían bautizado con el sobrenombre de “Hombre Agencia”, porque él solo había vendido más primas de primer año en un mes, de lo que generalmente vendía una agencia completa. La convención que fue muy alegre y motivadora, concluyó con una cena de gala en el Club Unión. Al regreso me prometí que no faltaría a ninguna convención en el futuro. De ahí en adelante seguí vendiendo exitosamente, algunas veces en compañía con otro vendedor y la mayor parte del tiempo solo.
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1.4. Venta de las Agencias Blane En el año 1954, el señor Blane decidió vender sus agencias para dedicarse a vivir en su pueblo natal de Hopkinsville; se las vendió a Pan American Life Insurance Company en varios millones de dólares. El hombre que había sido un fracaso hasta los 45 años, veinte años más tarde se retiraba como millonario dejando un próspero negocio en Centro América y antes de hacerlo, donó en Guatemala a la comunidad la capilla Blane Chapel situada en la Calle Montufar. Además les pagó a los socios que había tenido en el negocio que se declaró en quiebra, hasta el último centavo, tal como se los había ofrecido. El Señor John Blane se retiró porque su hijo John Junior no quiso seguir con las agencias, por lo que decidió venderlas a la Panamerican Life Insure Company, antes de retirarse hiso una convención en su pueblo natal Hopskinville, a la cual tuvimos que calificar como calificábamos a las demás convenciones, para tener un acto especial se le ocurrió al señor Blane que cada delegación llevaría dos madrinas, nosotros llevamos a Lala de Carbonell antes era Lala de Sandoval era su nombre de soltera y a Miriam Mixco y comenzamos a ensayar en la casa de don Roberto Andino un baile folklórico que era la zuaca.
Delegación de El Salvador - Baile de la Suaca Recuerdo que Quique Andino se quedaba viendo los ensayos, la agencia nos obsequio los trajes para nuestras señoras, unos trajes típicos y bellísimos, de diferentes colores, los trajes de los hombres que íbamos a bailar era el de los campesinos, un traje de manta, un sombrero y un machete. Tal como se aprecia en la fotografía.
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1.5. Convención en el pueblo natal del señor Blane Se llegó el día en que teníamos que partir, tomamos el avión y la primera parada que teníamos que hacer era en New Orleans; en el trascurso del viaje la azafata rifó una botella de whisky cinta negra, entre aquellos que acertaran la hora en que el avión iba a llegar a tierra. Entonces todos comenzamos a escribir las respuestas en unas boletas y ella las comenzó a recoger, en el momento en que el avión pasaba sobre la costa de New Orleans hizo la rifa y salimos premiados Oscar Echeverría y yo, porque habíamos acertado en la hora, Oscar me dijo: Mire Toño, yo no tomo, así es que le voy a dar a usted la botella. Yo le respondí: Bienvenida sea y la coloqué en una alforja que yo andaba llevando. Llegamos al aeropuerto de New Orleans, nos estaba esperando una delegación de la Pan American y nos llevaron a las oficinas antiguas que quedaban en Canal Street. Tuvimos la oportunidad de conocer al presidente de la compañía el señor Crawford H. Ellis; hacía cien años que se había fundado esa compañía. También conocimos al señor Norman Suchon y al Dr. Simmons, en cuya memoria se disputan una placa todos los años los diferentes distritos y países. Nos llevaron al hotel, las señoras fueron a arreglarse para la cena que íbamos a tener esa noche y muy puntuales nos fueron a recoger a las 7:30 p.m. de la noche para llevarnos al Antoine’s, el mejor restaurante de esa época en New Orleans. Cuando llegamos, había una cola larguísima; sin embargo, como ya teníamos una reservación de parte de la compañía nos hicieron entrar por una puerta especial y nos llevaron a una habitación en donde estaban las mesas dispuestas para la convención. Asistieron los señores fundadores de la compañía, hubo una serie de discursos, sobre todo dándole el agradecimiento al señor Blane por la labor que había hecho en Centro América, Panamá y felicitando a todos los que habíamos calificado para la convención de Hopkinsville, el pueblo natal del señor Blane. Al final de la cena, la cual fue muy exquisita, nos dieron una sorpresa porque apagaron las luces y de repente entraron unas personas con las luces apagadas, con unos achones de fuego haciendo malabares y todo aquello en lo oscuro de repente encendieron la luz y era que estaban haciendo otras de las especialidades del Antoine’s que se llamaba el Café Endiablado, fue algo espectacular, delicioso; nos despedimos de todos y muy contentos de haberlos conocidos. Entonces nos reunimos con Oscar Echeverría, Dorita, Meches y yo; nos fuimos a Bourbon Street y entramos a un lugar muy interesante, estaban tocando Jazz y estaba todo muy divertido. En unos instantes detuvieron la música y comenzaron a salir unas señoritas a desvestirse al son de la música, tomamos unos tragos y nos fuimos al hotel. Llegamos casi a la media noche y no sé por qué algo se me metió en la cabeza y le digo a Meches: Ya voy a venir. Meches me dijo: ¿A dónde vas? Yo le respondí: Ya regreso y no tardo mucho. Me fui a Bourbon Street y pensé en mi mente que me iba a tomar un trago en cada uno de estos espectáculos que hay aquí en lo largo de la calle, afortunadamente ya habían cerrado varios, cuando venía de regreso una hora más tarde, llegué al hotel y me acosté con Meches y comencé a sentir que me daba vuelta la habitación y en eso me dormí, temprano en la mañana sonó el reloj y 79
despertándonos porque el bus estaba listo, ya que iniciábamos el viaje hacia el pueblo del señor Blane. Me bañé con el agua más fría para sentirme mejor y abordamos el bus, cogimos camino, cuando íbamos atravesando el lago Ponchartrain, veíamos agua a un lado, agua al otro lado y la carretera interminable, y entonces comienzo a sentir que me daba vuelta el estómago y me decían: Es la goma hombre, es la goma. Entonces volví a ver para arriba y voy viendo mi cebadera que llevaba y la botella de whisky y pensé, aunque me muera me voy a echar un trago, me lo tomé y comencé a sentirme mejor y cuando me vieron los demás comenzaron a decirme: Dame un trago, dame un trago. La pasamos muy bien todos y recuerdo que Miguelito Bolaños de la delegación de Nicaragua, el hermano de don Ulises Varela y de Honduras también, Nicaragua, El Salvador y Guatemala por supuesto y cada uno llevaba sus dos reinas. Después de mucho caminar en el bus casi a las 6:00 p.m. llegamos al pueblo del señor Blane. Muy bonito y relativamente pequeño, pues nos fuimos a acomodar al hotel y después al bar, pasamos allí la noche y al día siguiente salimos a dar un paseo un momento porque teníamos un almuerzo especial que el señor Blane había preparado con unas personalidades no sólo del pueblo sino que también del estado, al grado que cuando llegamos al sitio, era una cosa preciosa, estaba lloviznando muy suavemente y la casa era de campo y quedaba entre las montañas. Cuando entramos a la casa nos sorprendimos al ver a unos señores muy elegantes amigos del señor Blane con unos delantales y era que ellos nos iban a atender a todos nosotros, uno estaba en el bar, en la sala y nos atendieron muy bien. Las personas que estaban en la casa eran muy importantes; entre ellos el Gobernador del estado y amigos del señor Blane que estaban allí ayudándole a atendernos a todos nosotros, ese día fue muy especial porque comimos faisán y trucha, yo nunca había comido esto y esta fue la primera vez que lo hacía. Pasamos una tarde muy agradable, conversando con todos y con los señores que nos habían atendido. Regresamos ya tarde para el pueblo, llegamos como a las 5:00 p.m. y ese día por la noche tendría lugar la cena y fiesta especial en el casino del pueblo, que el señor Blane había preparado para nosotros y nosotros para él porque precisamente esa noche nosotros presentaríamos el espectáculo de los bailes regionales de cada país. La asistencia era grande, todo el mundo estaba vestido de gala, las señoras de coctel y nosotros que llegamos con nuestra vestimenta del baile que íbamos a presentar, entonces el maestro de ceremonias anunció uno por uno los diferentes países, comenzando con Guatemala. Presentaron su baile, después lo hicimos nosotros los representantes de El Salvador, vale la pena decir que fuimos muy aplaudidos, sobre todo por el ritmo que llevábamos y la presentación de las señoras que llevaban esos vestidos tan hermosos, después de nosotros siguieron Honduras, Nicaragua y Panamá. Cuando terminó el espectáculo también se aprovechó para ver el desfile de las reinas, y también en el mismo orden se fueron presentando a las reinas de Guatemala que eran dos, después presentaron a las reinas de El Salvador que como ya dije eran Lala Sandoval ahora de Carbonell y Miriam Mixco; después iba Honduras, muy guapa la muchacha; después la de Nicaragua que era una morena preciosa y luego la de Panamá, también las parejas.
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Entonces quedaron cinco finalistas después de eliminar las anteriores de cada país, y comenzó la votación de la última finalista y la discusión del jurado fue muy grande y terminaron por elegir a la de Honduras; fue un estruendo de aplausos de todos los asistentes y el festejo cobró más vida con el baile y las felicitaciones y abrazos que le llovían a la reina. Una vez terminó el baile, comenzamos todos a pasearnos entre todos los asistentes y casi dejándoles como recuerdos las cosas que habíamos llevado, unos entregándoles los machetes, los sombreros, las señoras los tapados que llevaban y todos muy contentos, y decían que la mejor presentación había sido la nuestra y así fue indudablemente, sin embargo no había concurso y simplemente recibíamos las felicitaciones de los asistentes; terminada la fiesta nos fuimos al hotel, Al día siguiente tuvimos al mediodía un almuerzo y por la noche en la casa del señor Blane, una despedida, teníamos una barbacoa que el señor Blane había preparado para los convencionistas, a la cual también, como en todas las fiestas anteriores estaban los amigos del señor Blane, aquellos que habían entrado con él en un negocio de aserradero y que había perdido todo con el aserradero. Sin embargo, el señor Blane les había prometido que les regresaría hasta el último centavo de la inversión con la venta de las agencias Blane y así lo hizo. Una vez se terminó la convención en casa del señor Blane, nos fuimos al hotel y después cada quien para sus casa, sólo que en esta ocasión algunos no fuimos directamente a casa, sino que escogimos otros destinos. Meches y yo decidimos irnos a New York y para eso primero íbamos en el bus hasta Washington, pasaríamos allí la noche y después a New York. Después de cierto tiempo de viajaren el bus, llegamos a Washington y al llegar al hotel, cuál fue nuestra sorpresa al encontrar a don Roberto Andino y a su esposa Carmencita y nos saludamos afectuosamente. Esa misma noche aprovechamos para ir a ver una película de tres dimensiones, imagínense hoy es la gran bulla, la gran sorpresa de estar viendo películas en tres dimensiones y ya en ese entonces nosotros lo hacíamos, con unos antejos de dos colores, uno de color rojo y el otro verde, igual que ahora, sólo que eran más sencillos. Vimos las primeras películas en tres dimensiones, al día siguiente almorzamos con los Andinos y nos despedíamos de ellos porque ellos tenían otro destino y nosotros partimos hacia New York. Salimos como a las 2:00 p.m. y llegamos como a las 5:00 p.m. a New York. Antes de eso entramos a un largo túnel; al principio veíamos lejos New York, sólo veíamos la silueta y de repente entramos a este túnel y ya no vimos más y también fue repentino como salimos a la gran central en donde nos estaban esperando mi tío Venancio y Alfredo Machón, primo de Meches. Nos recibieron con grandes abrazos y salimos con nuestras maletas y nos llevaron al hotel. Era un hotel viejo, pero bien situado. Nos instalamos y salimos con ellos de paseo todavía lo que restaba de la tarde a ver New York iluminado por la noche. Observamos esos edificios tan enormes y no tengo ningún recelo en decirlo, pues iba con la boca abierta al ver esos edificios tan monstruosos y nos llevaron a ver el Empire State. Subimos en el elevador a una velocidad tremenda y llegamos hasta el último nivel donde llegan todos los visitantes y desde allí observamos ese espectáculo maravilloso, de ver New York por la noche; casi enfrente del Empire State se divisaba el Chrysler, un edificio muy lindo. Salimos de allí y fuimos a una sala de baile con ellos y después al hotel, mi tío se despidió de nosotros porque tenía muchos compromisos que atender, sin embargo, tuvimos la suerte de que Alfredo había pedido unos días de vacaciones y así pudo atendernos. 81
Al día siguiente nuestro destino era el Museo de Historia Natural, una belleza; Sobre todo cuando uno ve aquellas cosas que uno jamás había visto, por ejemplo, el esqueleto de un dinosaurio. Uno se da cuenta del tamaño que tenía este tipo de animal prehistórico, así también diferentes aspectos de la vida de los Estados Unidos. De los pueblos primitivos y en otras partes vimos joyas, pinturas; en fin, pasamos una mañana muy entretenida en el Museo de Historia natural. Entonces nos dijo Alfredo: Aquí cerca vive un amigo mío, a quien llamé por teléfono y vamos a la casa de él. Fuimos a su departamento y era un cubano llamado Luis Collado, quien estaba feliz de que llegáramos a verlo, y me dice Luis: ¿Te gustó el Museo de Historia Natural? Yo le respondí: La realidad es que si, me pareció extraordinario y es para poderlo gozar pero no un momento como nosotros lo hicimos, sino que para pasar aquí mucho tiempo. Entonces él me dijo: ¡Pues sí, pero yo aquí tengo 20 años de vivir y yo nunca lo he visitado! Y me dio una gran risa porque a pie podía ir perfectamente y jamás había estado en el Museo, pero así son las cosas. Esa noche Luis Collado y Alfredo nos tenían una sorpresa y nos llevaron a conocer un club de gays que se llamaba el Club 22, parecido más o menos al Finnocchio’s en San Francisco, la presentación excelente y francamente los que servían las mesas se notaba que eran gays y no lo disimulaban nada. Sin embargo, los que se presentaban, los artistas era bien difícil saber si eran hombre o una mujer, entonces había uno o una que estaba en el espectáculo que era muy bonito y empezaron a apostar Alfredo y Luis diciendo: ¿Sera este hombre? No, yo digo que es mujer. Bueno, al final lo hicieron llegar a la mesa, llamándolo por medio de un muchacho que le dio una propina y se sentó con nosotros. ¡Caramba! Uno podía notar que era un hombre o una mujer y de repente se movía el pelo y cuando hablaba también se notaba y se miraban las diferencias y le preguntaron: ¿Oye tú podrías salir con nosotros? ¿Cómo te llamas? El respondió: Dustin. Y no puedo salir con ustedes porque tengo un compromiso con el dueño. Todos nos quedamos sorprendidos; nos dejó y nosotros gozamos de un lindo espectáculo y del rato que había pasado este artista del club. Al día siguiente que comenzaba la serie mundial de Beisbol de 1985, la compañía nos había regalado unas entradas para asistir al juego y fuimos con Meches y Alfredo a ver ese juego; estábamos algo lejos y veíamos bien la tercera base indiscutiblemente y jugaban los Yankees de New York y los Dodgers de Los Ángeles. A los Yankees ya les decían los bombarderos del Bronx y tenían unos jugadores extraordinarios como el Indio Smith, Yogi Berra, Mickey Mantle; fue algo extraordinario porque era la primera vez que jugaba un negro en las grandes ligas. Willie Mays, estaba jugando por los Dodgers de Los Ángeles y ocurrió una cosa muy simpática porque estaba Willie Mays en la última entrada en tercera base y empatados. Cuando el pitcher iba hacer el lanzamiento corrió hacia el home plate y se robó el home, cuando nosotros salimos del juego de Beisbol ya estaban los diarios con las noticias diciendo: Hubo robo y replicaban que si pero del umpire, sacando la foto de Yogi Berra en donde había logrado poner el out a Willie Mays, sin embargo se valió de la carrera y ganaron los Dodgers la primera vez.
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Después fuimos a otro de los juegos que eran buenísimos y aquí ocurrió otra cosa interesante, porque estando en noveno ínning y con el score empatado iba a batear Yogui Berra. Era uno de los bates poderosos de los bombarderos del Bronx, cuando el Coach de los Dodgers que era Tom La Sorda y el de los Yanquis era Casey Stanley, entonces La Sorda cambio el fielder, que era un jugador derecho y puso un fielder izquierdo y era un cubano llamado Sandy Amorós, yo ya lo había visto jugar en las olimpiadas centroamericanas de Guatemala y cada vez que tomaba el bate hacia un home run y no se le podía comparar, bien pues cuando vino Yogui y con dos outs, dos strikes y dos bolas, viene el pítcher que iba a lanzar cuando Yogui sacó un palo enorme y Sandi Amorós que usaba el guante al revés porque era zurdo, le quitó la oportunidad de anotar y ganar esta serie al robarle un home run con semejante atrapada. Salimos muy contentos del espectáculo de esa serie mundial de Beisbol en el año 1985, llegamos al hotel y esa noche nos había invitado a cenar un amigo, a quien yo conocí antes, era un guatemalteco, Luis Beltranena, con quien habíamos tomado unos tragos días atrás y nos invitó a cenar en su casa con su esposa René, en New Jersey, fuimos a tomar el subway y él nos estaba esperando en la parada y nos fuimos con él para su casa, nos atendió muy bien. Quién iba a decir que años más tarde cuando llegué a Guatemala como Gerente General y Vicepresidente de Seguros Panamericana Asociada a Pan American lo iba a volver a ver; íbamos a estrechar nuestra amistad y cuando puse mi propia agencia de seguros G.L Consultores y Asesores Pirámides, lo aseguré y a la edad de 75 años le vendí un seguro muy importante, hace pocos años falleció Luis y nos dio mucho gusto entregarles a sus hijos y a su esposa esa cantidad del dinero de su seguro de vida que él había tomado y permaneció asegurado casi como 15 años. Cuando Luis falleció era un hombre de 90 años. Así, pasamos una gran noche con ellos; después regresamos al hotel y al día siguiente abordamos el avión de Pan Am para regresar a El Salvador. Otra cosa importante que nos ocurrió, que al llegar al Aeropuerto de la Aurora en Guatemala yo le dije a Meches: ¿Por qué no nos bajamos del avión un ratito? Ella me respondió: Si claro. Y bajamos, sin embargo no nos dejaban visitar el aeropuerto y nada, entonces nos pidieron los pasaportes, resultando que comienzo a hablar con un señor blanco, alto y estaba dándoles vuelta a unas páginas y al rato llama al otro y el avión estaba por salir, y cuchicheaban entre ellos y les digo: Mire señor, ya mi avión está listo para salir, sólo nos están esperando a nosotros. ¿Y qué sucede? El me respondió: Mire, lo que pasa, es que tenemos orden de la policía de que inmediatamente llegue a desembarcar aquí en el aeropuerto un Antonio González sea remitirlo a la policía; sin embargo, no se aflija porque ya chequeamos todo y este bien todo, pueden abordar su avión. Entonces nos fuimos al avión y salimos para El Salvador. Nos fueron a recoger al aeropuerto viejo y después a la casa, y a recordar todo lo que habíamos gozado en esa convención de despedida del señor Blane y pudimos ver como un hombre se retira a una edad avanzada, habiendo tenido un fracaso en su vida y en sus negocios, pero se retiraba como un millonario por la venta de seguros de las agencias Blane que él fundó. Quiero recalcar que él hizo muchas obras de beneficencia, entre ellas fue regalar una capilla en la Calle Montúfar que se llama Blane Chapel, la cual queda cerca de la Curacao, antes de llegar al redondel queda la Blane Chapel a mano derecha cerca del siglo 21 y ese fue un regalo que el dejó a Guatemala, era un hombre muy dinámico, con un gran corazón y emprendedor, también hizo que los seguros entraran en Centro América y Panamá, quedándose este con las ventas de la Agencias 83
Blane, las oficinas de los diferentes países pasaron a ser sucursales de Pan American Life Insure Company y los Gerentes de Distrito, se convirtieron en Gerentes Generales de las Agencias. Por ejemplo don J. Roberto Andino pasó a ser Gerente de la Sucursal de Pan American Life en el Salvador y así los Gerentes de Distrito de los otros países; y don Ulises Valera se quedó como Gerente General para Centro América.
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1.6. Agencia Norge Una noche que estábamos en el club 20-30, me dijo Filo Simán: Toño deseo hablar contigo, puedes concederme unos momentos por favor y le respondí: hombre Filo, claro que sí, con todo gusto. Nos retiramos un poco y fuimos al bar del Deportivo, comenzamos a conversar, y le digo a ver en que te puedo servir ya sabe que estoy a tus órdenes y él me respondió: Mira Toño fíjate que mis hermanos y yo estamos considerando en poner un nuevo almacén especializado en línea blanca para manejar la marca Norge, que fabrican lavadoras, cocinas, refrigeradoras, todo lo que es la línea blanca, incluyendo también freezer comerciales, posiblemente radios y ya tenemos un acercamiento directo con Sylvania para ser los representantes de ellos en cuanto a televisores. Le digo: Mira Filo, ante todo dile a tus hermanos y te lo digo a ti también, que se los agradezco mucho que me hagan este ofrecimiento, porque eso demuestra que tienen confianza en mí y eso significa mucho para cualquier persona. Desde luego yo estoy dispuesto a escucharte, te quiero advertir que estoy muy bien y ganando bien en la Pan American Life Insurance Co., pues deseo hacer mi carrera dentro de la venta de seguros; sin embargo siempre es bueno escuchar cualquier oferta que se pueda presentar. Me dice: ¿Por qué no almorzamos mañana juntos. Yo le respondí: ¡Magnifico! No le diré nada a Meches todavía, mientras no tenga todo el panorama, para poderle explicar lo que pienso. Me contestó: Ok, estupendo, nos vemos mañana y si quieres nos vemos aquí mismo en el Deportivo y me dijo también: ¿Tu eres socio? Le respondí: Seguro, yo soy socio. Filo me dijo: Bien, si quieres reunámonos mañana aquí mismo a las 12:00 m. a almorzar. ¡Yo invito! Le dije: No hombre, yo soy socio y yo te voy a invitar. Así quedamos y al día siguiente nos reunimos y me explicó Filo de las proyecciones que tenían hacia el futuro para poder crear el Grupo Simán y que las personas que lo ayudaran iban a tener un futuro muy bueno con la familia. Le digo: Mira Filo déjame pensarlo unos 10 días; quiero hablar con don Roberto Andino en Pan American, para que me de unos días de permiso y también ahora que ya hemos aclarado las cosas conversarlo con Meches. Me respondió: Quedo en espera de tu respuesta, cuando tú decidas, tú me llamas y volvemos a conversar. Le dije: De acuerdo. Esa misma noche conversé con Meches, le hice ver los pro y los contra, lo contento que estaba en la compañía de Pan American y de la oportunidad que se abría para nosotros en el futuro con personas de tanto prestigio y trabajadoras como los Simán. Entonces estaba Jorge José, era el hermano mayor, estaba enfermo, prácticamente el que estaba al frente era Abraham, seguía Chamba, después Filo y después seguía Félix, con quien habíamos sido compañeros en el colegio y Roberto a quien yo conocía muy poco; también estaba trabajando en el almacén Pepe Simán, el hijo de Jorge José.
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Entonces convenimos con Meches de que se podía intentar algo en este sentido y acordamos que yo iba a hablar con don Roberto para exponerle la situación. Al día siguiente yo le pedí a Don Roberto que conversáramos. Él me dijo: Mira Toño, en ninguna parte vas a tener un futuro tan grande como el que tenés en Pan American, yo soy un enamorado de esta compañía y aquí voy a terminar mis años, es una profesión que me encanta, me acerca a la gente, puedo ayudar a la gente y cumplo con mis objetivos rotarios; sin embargo, el único que decide sobre tu futuro eres tú. Te quiero decir que estamos muy contentos contigo, las veces que has calificado a las convenciones y todo tu trabajo desarrollado, don Ulises está aquí y si quieres hablar con él, pues también puedes hacerlo. Yo le dije: don Roberto yo pensaba pedirle unos meses de permiso, para ver qué puedo hacer con la familia Simán. Hablé con don Ulises, quien era un poquito seco en su carácter; a diferencia de don Roberto, muy diferente en su manera de ver las cosas; don Ulises, me dijo: Aquí no se da permiso Toño, te vas o te quedas. Era el jefe de Centro América, Gerente General, y don Roberto era Gerente de Distrito. Le digo: don Ulises piénselo, no se moleste es una cosa tan natural que uno quiera explorar otras áreas, no veo por qué no me quiere conceder un permiso de unos 5 a 6 meses, y yo lo único que voy a estar devengando en esos días, son mis renuevos que tengo y dentro de 6 meses les daré una contestación definitiva de si regreso a Pan American o me quedo con los señores Simán. El me respondió: Bueno, está bien, ya hablé con Roberto y me explicó cómo está la cosa y te vamos a dar el permiso. Le respondí: Muy bien y muchas gracias. Así comenzamos a trabajar con la familia Simán. Un día del mes de octubre de 1956, nos reunimos en un edificio que habían remodelado con dos vitrinas y todo listo, era de dos plantas; la parte de la planta baja la iban a ocupar las agencias Norge y en la planta superior iban a estar las oficinas del Ingeniero Roberto Simán. Nos reunimos en la puerta de acceso y por primera vez quitamos llave a la puerta de hierro; ya subimos, estaba presente Jorge, que era el hermano mayor y todos los hermanos, recuerdo que también la familia estaba con todos nosotros; se hizo una pequeña bendición de la agencia. Los señores Simán son muy católicos, al grado que actualmente hay varios familiares entre ellos: Margot, de quien hablaré más tarde, Milita, uno de los hijos de Alberto y otros de Chamba que se han hecho sacerdotes. Siguiendo con la agencia, se abrió, y al día siguiente ya me tocaba ir a abrir el negocio, ya todo estaba en su lugar, habían refrigeradoras, cocinas, lavadoras, radios, también teníamos la representación de las licuadoras Hamilton Beach y de las batidoras; un taller a la par en el que iba a estar el maestro Chipagua, que era el jefe de taller. Comenzamos nuestras labores y también acudió a su primer día de trabajo como secretaria Noysi, ahora de Muñiz, antes era González Suvillaga, pues me la presentaron.
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La oficina era un cuartito pequeño, tenía una gran ventana para ver la puerta y dos escritorios, uno en frente de otro; Noysi de un lado y yo del otro, yo iba a estar en la atención del público y ella recibiendo llamadas, y me dijo Filo: El único con quien tú te vas a comunicar de la familia, va a ser conmigo, para que evitemos tener muchas opiniones y también vas a manejar la publicidad de la agencia, nosotros trabajamos con la agencia IPC de Napoleón Velarde, otro de nuestros compañeros del Club 20-30. Bueno comenzamos a operar y a vender, luego llegaron los televisores Sylvania, tuve como 5 ó 6 vendedores, reclutados por mí, recuerdo que había un muchacho Tico, también estaba el que le decían el Chicle Amaya, un muchacho bien simpático, Rigoberto Hernández, el gato y otros mas, echamos a andar la agencia con bastante éxito, la gente comenzó a llegar, a conocer el lugar y las primeras entrevistas que tuve con Napo Velarde, ya en el ámbito profesional de la publicidad, diseñando anuncios, etc. Cada día la agencia iba mejor con la llegada de los televisores Sylvania, eran un hitazo, sobre todo con un televisor especial, que tenía una banda blanca alrededor de luz de la pantalla y era bien delgado o daba la apariencia de ser bien delgada, un televisor que se llamaba Halolight, recuerdo que el representante de esta marca que residía en Guatemala era mi amigo, Alberto Muyshondt, a quien años más tarde encontré en Guatemala y teníamos una gran amistad. Otra persona que llegó a trabajar con nosotros en poco tiempo fue Clemen Rivas, familiar y sobrina de Meches, que también la ocupábamos para demostrar la mercadería y además como auxiliar de secretaria de Noysi, y el gran Ismael, el ordenanza, un muchacho muy humilde y amable; pero quien era una excelente persona.
Salimos adelante gracias a Dios, pues tuvimos muy buenos resultados.
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2. Viaje a Cartagena, Colombia Una noche que estábamos de visita en la casa de Chamba Simán y Eugenita, en la plática salió el viaje que haríamos Meches y yo a Cartagena, entonces Chamba nos dijo: Que casualidad porque nosotros también vamos para allá, antes de viajar a Barranquilla en donde están nuestros familiares. Nos pusimos de acuerdo en las fechas para encontrarnos en Cartagena, salimos de San Salvador en la Aerolínea Copa hasta Panamá y de Panamá volamos a Barranquilla, para tomar el avión a Cartagena; desafortunadamente cuando llegamos a Barranquilla el avión ya había salido a Cartagena y nos dijeron en la oficina de turismo que solo teníamos dos alternativas, quedarnos a dormir en Barranquilla para tomar el avión el día siguiente o tomar el bus en puerto bus y nos dijeron que los buses eran tipo Greyhound, que son muy confortables. Cuando llegamos al puerto bus nos encontramos que estaba un señor con su carro diciendo a grandes voces “A Cartagena, a Cartagena”, nos acercamos para indagar de qué se trataba y nos dijo: Que quería reunir unas 4 personas para dirigirse a Cartagena por que había llegado a Barranquilla a comprar unos repuestos para el carro y a todo esto ya eran las cinco de la tarde; cuando no llegó nadie mas él dijo: Vámonos. Nosotros nos subimos atrás y delante él llevaba a un amigo y emprendimos el viaje, aunque iba un poco preocupado, me tuve que tranquilizar porque el tránsito era muy grande de automóviles y buses, como a la hora de camino, el chofer tomo un desvió y eso ya no me gusto y le dije: ¿Qué pasa? El me contesto que siempre lo hacía así porque se ahorraba gasolina e iba a salir más adelante. Después de una hora aproximadamente volvimos a la carretera principal de donde ya no nos apartamos más llegando a nuestro Hotel Capilla del Mar en Cartagena, Colombia. Luego de registrarnos subimos a nuestra habitación en el séptimo nivel muy bonita y bien arreglada con vista al mar, esa misma noche llame al hotel donde Chamba estaba y al comunicarme a la habitación donde ellos estaban, un familiar de él me dio el nombre de un restaurante donde se encontraban y nos fuimos con Meches a reunirnos con ellos pasando un rato muy agradable. Ellos estaban hospedados en el Hotel Decamerón, por lo que nos separamos y nos fuimos de regreso a nuestro hotel. Al día siguiente, después de un suculento desayuno nos fuimos a la playa donde pasamos un momento agradable, por la tarde visitamos la Ciudad Vieja de Cartagena, la cual es muy pintoresca y ofrece muchas atracciones para los turistas. Compramos algunos recuerdos y en uno de los almacenes nos dijeron que el hotel tenía la mejor cocina de Cartagena, lo cual nos agradó mucho, regresamos ya tarde, cenamos en el hotel y en realidad disfrutamos de una excelente comida y fuimos a bailar a una discoteca muy cercana. Al día siguiente tomamos un tour por Boca Grande, visitando las fortificaciones y almorzamos en el Restaurante Nautilus que se especializa en mariscos, todo nos iba saliendo de perlas sin ningún problema. Al siguiente día tomamos un tour hacia la isla de Boca Chica que es un lugar muy visitado por los turistas porque se encuentran muchos artículos diversos a unos precios baratísimos y allí Meches compró varias blusas para ella y unos recuerdos para traer a casa. 88
Regresamos ya tarde en una travesía muy agradable y esa noche nos arreglamos para ir a visitar un cabaret muy famoso porque al día siguiente teníamos que irnos hacia Bogotá, en el cabaret bailamos y escuchamos a un cantante muy famoso, un moreno colombiano quien nos deleitó con las canciones propias del país. Regresamos a nuestro hotel aproximadamente a las dos de la mañana, afortunadamente ya habíamos hecho nuestras valijas porque a las 6:00 a.m. de la mañana teníamos que ir al aeropuerto para tomar nuestro avión para Bogotá. Al llegar al aeropuerto muy temprano, fuimos a chequear nuestros pasajes para dirigirnos a nuestro destino que era Bogotá, después de una hora, estando en espera regresé donde el encargado y le pregunte qué sucedía con el vuelo programado Él me dijo que tuviera paciencia porque la línea aérea con la que abordaríamos no viajaría Con la sospecha de que nos estaba engañando me dirigí a las oficinas de Avianca y pregunté que si era cierto que el avión que venía en camino era el que nos recogería. Él encargado me dijo: Mire señor el avión que se dirige hacia acá viene lleno, y no podemos llevarlo; o regresa mañana o espera aquí. Cuando de repente vi que estaba un avión de Avianca en la pista y pregunté que si nos podía llevar, y le pregunté para dónde se dirigía el avión: él me dijo para Medellín y que no había ningún problema, porque el día siguiente era domingo y todo iba a estar cerrado en Bogotá y parte de la semana entrante porque era la toma de posesión del presidente Pastrana, efectivamente eso hicimos y cambiamos el rumbo hacia Medellín. Como estábamos de vacaciones no nos importaba ir más temprano o más tarde a nuestro destino, cuando llegamos a Medellín buscamos el hotel que nos recomendaron y llamé a las oficinas de Pan American Life en Colombia, preguntando por Hernán Peláez que era Gerente de Distrito de las oficinas de Medellín, cuando me identifiqué con Hernán, él me dijo: Toño que alegría de tenerte por aquí, espérenme una media hora y ya voy por ustedes. Luego, nos llevó de compras a un centro comercial y yo quería comprarme unos traje Pierre Cardin, sin embargo Hernán me recomendó que comprara Hernando Trujillo, que era la mejor ropa que se hacía en Colombia para caballeros, así lo hice y me compré dos trajes muy bonitos. Luego invitamos a almorzar a Hernán y por la tarde salimos a conocer la ciudad muy bonita. Medellín es una ciudad industrial de las principales de Colombia, en donde tuvimos una estadía muy agradable. Una noche antes de partir a Bogotá nos invito a cenar Hernán Peláez a un lugar típico, al día siguiente tomamos el avión hacia Bogotá y nos fuimos a hospedar a un hotel muy bonito, en donde los almuerzos eran muy concurridos por diplomáticos y esa misma tarde llamé a las oficinas de Pan American, preguntando por Enrique Mariño quien se alegró mucho de saber que yo estaba en Bogotá y nos invito a cenar con su esposa. Nos aconsejó que fuéramos a conocer el pueblo de Guatavita era algo muy especial de Colombia y que nos daba la oportunidad de visitar en el camino la Catedral de Sal. Al día siguiente tomamos un carro de alquiler y nos fuimos a conocer la catedral que es un recinto construido en el interior de las minas de sal de Zipaquirá. En su interior se encuentra una rica colección artística, especialmente de esculturas de sal y mármol en un ambiente lleno de un profundo sentido religioso que atrae a turistas. La catedral de Sal de Zipaquirá es considerada como uno de los logros arquitectónicos y artísticos más notables de la arquitectura colombiana, otorgándosele incluso el título de joya arquitectónica de 89
la modernidad. La importancia de la Catedral, radica en su valor como patrimonio cultural, religioso y ambiental.
Entrada a la catedral de sal Es algo monumental y sobrecogedor que lo lleva a uno a meditar sobre las maravillas de la naturaleza. Después de admirar esta obra arquitectónica nos dirigimos hacia Guatavita a donde llegamos a la hora de almuerzo, dirigiéndonos hacia un comedor que nos recomendó el chofer, al entrar al restaurante nos sorprendimos gratamente al ver que estaba todo llenos de flores y fuimos atendidos por un niño de aproximadamente 12 años quien nos dijo que estaba a nuestras órdenes y nos preguntó en que nos podía servir, entonces nosotros le dijimos que nos habían afamado sus truchas y que queríamos una cada uno. Para nuestra sorpresa, el niño regresó con una tabla con truchas de diferentes tamaños, para ver cuál trucha queríamos escoger. El dueño del restaurante nos comentó que el Pueblo de Guatavita era un pueblo nuevo porque el antiguo pueblo fue inundado por el rio que formó la represa y el gobierno se comprometió con los habitantes hacerles casas nuevas y que en realidad valía la pena conocerlo por lo que nos recomendó que fuéramos a pie en la tarde ya que estaba cerca de allí, esa tarde nos maravillamos con la arquitectura de las casas, Guatavita tiene su teatro, su palacio municipal y llama mucho su atención la cordialidad de su gente. Admiramos la obra de la represa y todo el embalse que produjo la inundación el pueblo antiguo regresando por la tarde a Bogotá. Al día siguiente fuimos primero a un centro comercial en donde le compré a Meches un collar de esmeraldas y unos aretes, que se le veían preciosos, haciendo juego con el color sus ojos. Más tarde, fuimos a visitar la casa de Simón Bolívar que es un verdadero museo y después fuimos al Museo del Oro, en donde antes de entrar al salón lo retienen a uno, unos 20 minutos aproximadamente y después al entrar al salón todo está oscuro y cuando todo el grupo de gente ha entrado encienden las luces y recibimos un impacto producido por el brillo de todos los objetos de oro que se encuentran ahí.
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Una pieza del Museo del Oro El Museo está ubicado en la esquina de la calle 16 con Carrera 5ª en el Parque de Santander, en el centro histórico de Bogotá, Colombia. Posee la colección de orfebrería prehispánica más grande del mundo, con aproximadamente treinta y cuatro mil piezas de oro, cerca de veinticinco mil objetos en cerámica, piedra, concha, hueso y textiles. Expone piezas de diferentes culturas indígenas colombianas. Quedamos muy impresionados con Meches de esta bellezas del museo. Al día siguiente fuimos al aeropuerto para dirigirnos a Barranquilla, llegamos muy temprano porque el vuelo salía a las 10:30 a.m. Hicimos los trámites en el mostrador de la aerolínea y estuvimos en espera varias horas porque nos dijeron que había una operación tortuga en la cual los empleados hacían las cosas muy lentamente, llego el avión a las 3:00 p.m. de la tarde y al explicarle a la azafata que teníamos que tomar el avión hacia Panamá nos ubicó en los primeros asientos, cuando aterrizamos en Barranquilla nos dimos cuenta que todavía estaba allí el avión listo para salir hacia Panamá. Entonces le dije a Meches: Mira tú te vas a encargar del equipaje y yo antes de eso, voy a ir a las oficinas de COPA para detener el avión y así lo hicimos. Llegué a COPA y me dijeron que salía en ese momento y sin embargo me iban hacer una espera mientras arreglaba mi equipaje, cuando regresé donde Meches la operación tortuga seguía y me tocó ir a traer el equipaje que estaba a unos 50 metros de la terminal y como seguía la operación tortuga no había quien lo llevara al siguiente avión. Al fin logramos tomar las valijas y en el momento en que salíamos de la terminal, el avión de COPA iba en vuelo para Panamá, por lo que tuvimos que regresar a un hotel para tomar otro vuelo, dos días más tarde. Según el itinerario de COPA, esos dos días los ocupamos en hacer un paseo a Rio Colorado, en donde compramos artículos de cuero a muy buen precio. Meche se compró unos zapatos muy bonitos, en esos días había una gran conmoción porque se anunció la muerte del Papa Juan Pablo I (28 09 1978), quien sólo tenía dos días de haber tomado posesión del Papado y luego tomaron dos meses para escoger al Papa Juan Pablo Segundo de una larga historia en la Cristiandad. En los cines también largas colas por que estaban exhibiendo la película Fiebre del Sábado Noche, en la que estaba causando furor John Travolta. Cuando se recuperó la normalidad, fuimos el día martes a tomar el avión de COPA, nos dirigimos a Panamá en donde estuvimos dos días para visitar
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las esclusas del canal y a aprovechar los bajos precios para comprar algunas cositas, regresando muy satisfechos a El Salvador.
3. Escuela de Administración de Empresas Recuerdo que una vez que me comunicó don José León Flores, que un grupo de hombres de negocios iban a formar una escuela de administración de empresas, entre ellos estaba: don José León Flores, el Dr. José Alfonso Rochac y también Daniel Castellanos. Iba a estar cerca del Campo de Marte y que las personas que se inscribieran allí iban a recibir las clases de las 6:30 p.m. en adelante. Le dije: Mire don José León, si algo yo necesito es precisamente, una educación más formal que me va a ayudar en mi formación de vendedor, ya que no pude seguir la carrera de Medicina, me voy a inscribir en la Escuela de Administración de Empresas. Llegó el día en que se inauguró la escuela, con muchos discursos y una gran asistencia; estábamos unas 60 personas, recuerdo a René Fernández, que en ese entonces ocupaba el cargo del jefe de las oficinas en la sucursal de El Salvador de Pan American Life, Pepe Simán que también fue a la escuela, el Jefe de taller de DIDEA, Lito Rodríguez, también recuerdo a Gloria Caballero y muchas personas más. Nos dijeron ese día, que la única obligación que íbamos a tener, no una obligación en realidad, pero más que todo un deseo de las personas que estaban conformando la escuela de administración, era que al final íbamos a presentar tesis libres, cada quien iba a presentar una tesis en el tema que uno quisiera, y entre las tesis presentadas iban a escoger 5 ganadoras para otorgarles una beca a cada una. Las becas iban a ser dos meses en Puerto Rico, dos meses en Miami o tres meses en México. Comenzaron las clases muy interesantes, las clases del Dr. Rochar eran muy amenas y decía que el código nuestro exigía que existieran dos testigos presentes para la prueba del crimen o del delito y él mismo se contestaba: El problema qué va a pasar con el estupro, quién va a buscar los testigos para convencerlos. Don José León hablaba mucho sobre la parte de la contabilidad y lo que era la contabilidad necesaria y nos daba los principios de contabilidad, Daniel Castellanos sobre lo que era la banca y el comercio, así como otros profesores que se me escapan de la memoria. Transcurrió un año y casi íbamos a terminar la escuela, cuando nos dieron una fecha especial para la presentación de las tesis, que iba a ser un día lunes, no recuerdo exactamente la fecha; yo sinceramente no había hecho nada, no le había dado mayor importancia, entonces un día viernes llegué a las oficinas de Panamerican y estaba René Fernández, que estaba arreglando una presentación de un material.
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Le digo: ¿Y qué hay cherito, qué es lo que está haciendo? Me contesta: Mire cherito, estoy arreglando la tesis que voy a presentar el lunes en la Escuela de Administración ¿Y a usted cómo le va con la tesis? Y le dije: yo no voy a presentar nada. No tengo ningún interés en hacer la tesis. Y ese día me dio una buena lección, cuando me dijo: Mire Toño, yo no estoy haciendo la tesis por ganarme una beca, no tengo ningún interés en eso; sin embargo, el esfuerzo que esta gente ha hecho para organizar esta escuela de administración y conseguir los profesores y todo, vale la pena que uno les corresponda y cumpla con el cometido que ellos han esperado de que nosotros también le correspondamos en hacer la presentación de la tesis. Le digo: ¡Hombre! Mire René, usted tiene toda la razón cherito, voy a ver qué puedo hacer. Me quedaba sábado y domingo para trabajar todavía, el sábado en la mañana tenía que ir a la agencia Norge. Esa noche que llegué a casa a pura mano, lápiz y papel comencé a trabajar en mi tesis sobre ventas, desde cómo reclutar y entrenar vendedores, la práctica en la venta, etc. El sábado en la mañana le digo a Clemen: Tú te vas a tomar este trabajo, no vas a hacer otra cosa más que pasarme esto directamente a máquina, porque te voy a seguir dando más material el lunes, lo que voy a hacer el domingo y el lunes en la mañana y en la tarde me lo arreglas todo para poderlo presentar a la escuela de administración. Y así hicimos, yo me dediqué a la tarea, no salimos sábado y domingo con Meches a ninguna parte, allí hicimos nuestro picnic en la casa con los niños; ya estábamos viviendo en la casa que era de los Simán, que había ocupado para la construcción de las dos casas nuevas de la Niña Natalia y Chamba, después la arreglaron para que nosotros nos pasáramos a vivir ahí. Entonces nos quedamos en la casa, yo trabajando y ellos allí; la casa era muy amplia, con un gramal que nosotros habíamos hecho muy bonito, llegaron de la familia a vernos y todo, pero yo estaba enclaustrado dentro de mi dormitorio escribiendo. Llegó el día lunes, le di a Clemen Rivas todo lo que había hecho y seguí trabajando en la mañana y que en la tarde complementé; eran las 5:00 p.m. y había terminado. Le digo a Clemen: Aquí está el final, así que por favor, quiero todo listo para las 6:00 p.m. Ella también se entusiasmó en su trabajo, me lo arregló todo muy bonito; me fui con mi tesis a la escuela de administración y la presenté con las de los otros estudiantes; los trabajos que se presentaron, eran como 60 tesis. Días más tarde nos pusieron un telegrama a cada uno, y entonces a los que habíamos sido premiados con las tesis, sólo nos dijeron los nombres y a los que habíamos sido premiados, sin darnos lugares y nada; sin embargo, nosotros averiguamos posteriormente que Pepe Simán era el que había ocupado el primer lugar, el segundo René Fernández, el tercer lugar Gloria de Caballero y el cuarto que me correspondía a mí y después estaba Lito Rodríguez. Cada quien escogió su lugar de destino y yo dije: Bueno aquí el lugar más lejano es Puerto Rico y quizás nunca voy a tener la oportunidad de conocerlo, Miami en cualquier rato llego, México ya no se diga, me voy a ir a Puerto Rico, y les hice saber que me iba a Puerto Rico. La becas eran concedidas por el Punto Cuarto, que actualmente es la AID y ese mismo año le comuniqué a los señores Simán, que había sido premiado con el viaje a Puerto Rico por dos meses y 93
Abraham me dijo: Toño, se lo merece compadre, así es que váyase usted a Puerto Rico y nosotros aquí le vamos a dar a Meches el sueldo que a usted le corresponde y sin ningún problema; los meses que usted este allá, ocupe lo que le van a dar de la beca para vivir allá y aquí a ella no le faltará nada.
En esa navidad recuerdo que estábamos en casa de Chamba, cuando se anunció la entrada de Fidel Castro a la Habana, Cuba y recuerdo que dije: A ver qué nos trae el año y que otras sorpresas más.
Fidel Castro tomó el poder el 1º. de enero de 1959 y entró a La Habana el 8 de enero
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4. Beca – Viaje a Puerto Rico Recuerdo que el 2 de enero de 1959 yo partí a Puerto Rico y al pasar por Cuba, bajó el avión en el Aeropuerto Rancho Boyeros, bajé a conocer el aeropuerto, me estuve un día en Cuba y cosa curiosa, yo que me bajo del avión y me encuentro a un caballero elegantemente vestido con sombrero de bombín, mi querido y muy ponderado amigo Luis Beltranena y Valladares, en la Habana, años atrás había estado con él en New York, en su casa donde nos invitó a cenar al primo de Meches, Alfredo Machón y a mí, cuando vivían en New Jersey, nos dimos un gran abrazo y me dijo: Toño, yo te voy a servir de guía ya que mañana seguís de camino, aprovechemos el día y la pasamos bien, hasta el Tropicana fuimos a pasar la noche. Al día siguiente a Miami donde había que hacer el transbordo para Puerto Rico y aproveché el día que iba a estar en Miami y recuerdo que tome un taxi; me fui al Seaquarium, una de las cosas que me impresiono mucho era ver cómo le daban de comer a los tiburones y venían en una especia de canal, no recuerdo si es la palabra correcta, pero era algo estrecho en donde corría el agua con un alambre a cierta altura estaban los pedazos de carne, recuerdo si era parte del show y los tiburones brincaban y agarraban la carne, bien después regresé a mi hotel en Miami y salí para Puerto Rico. Llegué a el aeropuerto de Isla Verde en Puerto Rico el día 6 de enero, a las 10:00 p.m. y ese fue el día más importante en Puerto Rico, porque era el Día de Reyes, ese día todo el mundo tiene casa abierta, los vecinos se visitan unos con otros, todo el mundo debe tener comida y bebidas porque todos se visitan y era una alegría tremenda. Muchos años después cuando vivía en Guatemala, y ahí tienen el Día del Fiambre el 2 de noviembre, precisamente es igual, todo el mundo viene y come a casa abierta; así es en Puerto Rico, llegamos ya en la noche estaba todo tranquilo, recuerdo que el taxi cogió por unas partes no muy bonitas hasta llegar a San Juan Viejo, al llegar me hospedé en un hotel y subí hasta el 15 piso, me dormí muy cansado. Al día siguiente escuché una sirena, como de un barco, al oír eso me desperté y me fui a la ventana a ver, cuando vi todos los techos de las casas del Viejo San Juan, sinceramente no me causó ninguna buena impresión, al grado que dije: ¡Dios mío, dónde me he venido a meter! Nos fuimos al Punto Cuarto, y antes mis amigos aquí en El Salvador, me habían dicho, cuenta Pepe Simán: Cuando llegues a Puerto Rico busca a Johnny Adams en el Punto Cuarto, identifícate con él que te atenderá muy bien, porque él se ha auto nombrado el cónsul de El Salvador en Puerto Rico. Por alguna razón tiene esta especialidad de atender a los salvadoreños, pues al día siguiente que fue el carro por mí, fui al Punto Cuarto para presentar mis papeles y todo. Pregunte por Johnny Adams, él estaba sentado en su escritorio, tenía un parecido bastante grande con Telly Savalas y entonces
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nos dimos un gran abrazo y le dije que llevaba recomendaciones especiales de Mariano Novoa, Chepe Novoa, Pepe Simán y Rodolfo Velasco quienes creo que habían estado en el Punto Cuarto. Me dijo: ¿Tú vas a estar por cuánto tiempo? Le respondí: que dos meses Me dijo: ¡Dónde vas a estar? Le respondí: no se todavía. Me dio una tarjeta personal con sus teléfonos y me dijo: llámame cuando estés instalado y así fue. Volví al carro, me monté solo con el chofer, que no sabía si me iba a llevar, y me dijo: ¡Óigame! ¿Usted tiene un lugar donde se va a hospedar aquí? Le respondí: Sinceramente no. Tengo que ver, qué voy a hacer. Él me dijo: Yo acabo de abrir una casa de huéspedes, en la parada 23 de Santurce, si quiere vamos y vaya a conocer, estese allí un día o dos para ver si le gusta o no. Le digo: pues ni cosa mejor. Nos fuimos y cuál fue mi sorpresa que ahí estaba un primo de Fabo Cornejo, Rolan Cornejo, primo hermano de Fabo Cornejo mi vecino y compañero de infancia, al vernos nos dimos un fuerte abrazo y le digo: ¿Tu estas aquí? El me respondió: ¿Si hombre! Solo, porque esto lo acaban de inaugurar, pero ya que tú viniste, pues ya estamos dos salvadoreños. Le dije: pues magnifico. Y el dueño de la pensión, nos dio la llave, lo primero que hicimos fue ir a parrandear en la noche, fuimos a los hoteles en Puerto Rico, fuimos a un night club que se llama el Flamboyant, al día siguiente fueron llegando nicaragüenses, hondureños y todo, era un problema serio, porque había que ocupar el baño haciendo filas y yo no estaba acostumbrado a eso y dije voy a ver qué hago. Ese mismo día me tocaba visitar el Banco de Fomento, y allí en el banco el muchacho que me atendió me invitó a almorzar, en la parada 22, en un edificio de varios pisos, en el tercer piso, un apartamento, allí tenía un negocio de comida, la señora doña Lulú, puertorriqueña casada con un señor venezolano llamado don Gustavo y la mamá de ella, eran los tres que vivían allí y preparaban el almuerzo muy delicioso. Le conté mis desgracias a este muchacho y me dice: Los señores donde vamos a comer, tienen una habitación que la dan en alquiler y hoy está vacía, háblate con doña Lulú a ver qué tal te va. Le respondí: ¡Bueno, magnifico! Y así fue, la comida exquisita, abundante y entonces fui a hablar con Doña Lulú y le dije: Doña Lulú, usted es la única que puede solucionarme mi problema. Ella me respondió: ¿Y qué te pasa muchacho? Ya yo le conté. Entonces ella me dijo que las decisiones las toma su marido Gustavo, anda habla con él. Fui a hablar con él, un hombre muy amable y simpático, y le conté: yo he venido con una beca del Punto Cuarto, yo trabajo en mi país con los señores Simán, y además, he trabajado con Pan American Life Insurance Company y tengo conexiones con la gente de la agencia del Señor Smith aquí en la isla, y estoy buscando un lugar de alojamiento, contándole mis penas también. Le dije, yo nunca he estado en un internado o en un cuartel, sino que siempre en mi casa con mi baño a la par y esto que estemos diez o quince personas, sinceramente es un martirio para mí. Me respondió: Mira muchacho, pero hay un americano que me dijo que iba a venir esta tarde y yo le prometí esperarlo. Te voy a invitar a tí para que vengas mañana a almorzar y te voy a tener la respuesta.
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Le respondí: Bueno, se lo agradezco mucho, me voy con una esperanza. Dios quiera y voy a bajar a todos los Santos del Cielo para que se me cumpla el deseo. Entonces al día siguiente que llego donde don Gustavo me dijo: Muchacho, es tuyo el cuarto. Yo dije: ¡Aaaaah sí, qué bueno! Vi el cielo abierto y esa misma tarde me trasladé; la habitación estaba a la par del baño y para mi solo, entonces qué más podía querer, no tenían hijos y me dio la llave y me dijo: tú puedes venir a la hora que quieras y sólo te vamos a dar desayuno y almuerzo, cena no; esto será de lunes a viernes porque sábado y domingo te daremos desayuno y tú verás donde almuerzas y cenas. ¿Si te conviene? Yo le dije: ¡Mire, si me conviene! Yo voy a ver qué hago, me las arreglaré como pueda. Él me dijo: Magnifico, trasládese. Y así fue me trasladé. El primer sábado ya estábamos en diferentes partes con Ronald Cornejo, yo en la parada 22 y el en la parada 23; pero salíamos juntos. Yo le dije: Yo voy a desayunar en casa y voy a ver qué hago y nos juntamos en la noche y nos llamamos por teléfono. Me respondió: Bueno. Cuando llegué al mediodía a la casa a cambiarme ropa, estaba don Gustavo me dijo: ¿Toño, quieres tomarte un palito de ron? Le respondí: ¿Un palito de ron? Y me replicó: si hombre, un palito de ron, es un trago de ron con Coca Cola, si la quieres o solo. ¡Le dije: Encantado, por qué no! Nos tomamos no uno sino varios y doña Lulú nos llevó unas bocas, riquísimas al grado que ya no salí a almorzar, me quedé tomando una siesta y en la noche salí con Ronald. Fuimos al Flamboyán, recuerdo que estaba entonces de moda un cantante cubano Rolando La Serie y también había una cantante muy famosa llamada Xionara Alfaro y estaba cantando en el Flamboyán. Había también sala de juegos, pero nosotros íbamos a oír cantar y bailar a la gente, tenía un escenario giratorio similar al que había visto en el Tropicana en Cuba, muy alegre. Pasamos la noche allí, yo regrese a casa y estaba don Gustavo en la mañana y me dice: ¡Toño! Le respondí: sí dígame don Gustavo. Él me dijo: ¿Qué planes tienes para hoy domingo? Le digo: ninguno, voy a ver qué hago, no se preocupe. No, no, no me dijo, mira ¿por qué no nos acompañas a la casa de playa de Luquillo? Ahí tenemos una casita, vente con nosotros.
En la casa de playa de Luquillo
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Y le dije: ¡Ay! Qué bueno. Y me fui con ellos a la casa de la playa, allí pasamos todo el día domingo; al regreso todavía pasamos a comprar pizza, comimos pizza porque yo el día lunes comenzaba mis actividades en el Punto Cuarto.
En la Cascada cerca del Yunque. El siguiente domingo, el señor Vicente Maura líder de los independentistas de Puerto Rico me invito a una lechonada en una finquita que él tenía en el Yunque; una montaña que queda a 20 minutos de San Juan con un espectáculo muy bonito que es una cascada muy cercana. La primera actividad que hice fue ir a una reunión desayuno de los ejecutivos de ventas y de negocios de Puerto Rico, representados por Ernesto Ruiz Incorporados, el Diario El Mundo, el Banco First Federal Savings, la Plaza Provisión, la National Cash Register, la Cervecería Corona y la gran Cadena Sylvania Frigidaire. Entonces me dicen ellos, mira la Universidad de Rio de Piedras está muy limitada por que está en tiempo de vacaciones, vas a tener bastante trabajo y tiempo libre, por qué no hacemos una cosa, nosotros somos 8 y tú vas a estar aquí ocho semanas y por qué no lo atendemos cada uno de nosotros, somos 8 directivos atendámoslo uno cada semana. Entonces dice Ernesto Ruiz, conmigo que se venga ya. Me hicieron un programa allí y me fui con don Ernesto Ruiz, a su almacén, un almacén grande parecido a la Norge, sólo que más grande, entonces me presentó al gerente de ventas, era un muchacho muy simpático que usaba lentes. Yo recuerdo, al papá de él quien trabajaba en el Diario El Mundo, su nombre era Héctor Oliveras igual que el de su papá, a la hora de almorzar me dice Héctor vamos a almorzar. Entonces le dije, bueno, entonces nos vemos por la tarde. Y me respondió: ¡No, no, nooo! Yo tengo instrucciones del señor Director de atenderte completamente y me invitó al Club Náutico, un club exclusivo de Puerto Rico y así pasamos toda la semana. De allí fuimos a Plaza Provisión, pues ellos estaban haciendo un traslado de tiendas en la isla, las ubicadas en barrios transformándolas en 98
supermercados, parecen muy bonitas y después también estuve en la Cervecería Corona, llevaban muestra de la cerveza en la cajuela del carro para proponerla a los clientes sobre todo para aquellos que nos le vendían y así dejarles cajas de cervezas para muestras. Recuerdo que un día fuimos a visitar a un cliente, que estaba en una colinita a visitar al señor, le hizo su plática siempre Héctor y me dijo, allí abajo está otro Drive in y ese señor jamás me ha comprado nada. Y le dije: Pues vamos a ver. Vamos a ver me respondió. Cuando llegamos le dije: ¿Qué tal? El me respondió: Pues bien. Yo le dije: Déjeme y le cuento. Mire, fíjese que yo soy invitado de la cervecería, soy salvadoreño; he venido a ver y a estudiar ventas, entonces me contaba Juan que nunca ha tenido la oportunidad de que le reciba usted su producto, la Cerveza Corona. Él me dijo: No, no. Yo sólo vendo Cerveza India. Mire le dije, usted no se ha puesto a pensar que un día venga una persona como yo, por ejemplo; fíjese que yo soy una persona a quien le gusta la cerveza como la Cerveza Corona y nunca ha venido nadie pidiéndole a usted que le venda una Cerveza Corona, porque es lo que él quiere. Entonces me dice: Bueno en ese sentido, es cierto pero como no hay se beben una India. Bueno lo que sucede en este caso es que el cliente se va insatisfecho, por qué no le dejamos dos cajas, pruébelas y después si usted quiere sigue haciendo pedidos y si no allí corta la relación. Magnifico me dijo. Y le dejó Juan las dos cajas y cuando llegamos al carro me dijo: ¡Hombre, que te agradezco! Es la primera vez que él se queda con dos cajas. De allí seguimos en National Cash Register, y lo que me gustaba era el lema: “El servicio es el corazón de su negocio”, después pasé a el Diario el Mundo y encontré al papa de Héctor, a don Héctor Olivera, un señor muy serio pero muy interesante la manera de explicarme cómo hacían la publicidad del diario y cómo lo manejaban. Este señor cuando ocurrió un terremoto en El Salvador, la única carta que yo recibí de fuera, fue de él, en la cual me decía que había sabido de la desgracia del terremoto y que me tenía completamente a sus órdenes. Me preguntaba, que si mi familia estaba en dificultades, que si teníamos casa, que podríamos ocupar la casa de ellos y que si necesitaba dinero, que con toda confianza, le hiciera saber para hacerme llegar la cantidad necesaria. Nunca me había emocionado tanto una carta y un ofrecimiento tan desprendido, de tanto valor como el de este señor, al grado que se me rodaron las lagrimas cuando la leí. Entonces, seguí con mi trabajo, visitando a cada uno de los señores; además asistía a los cursos Dale Carnegie de ventas y de liderato, y asistía también a las clases de la Universidad de Rio Piedras, una de las pocas clases que tenia y también doña Lulú siempre me tenía la comida preparada, porque yo no llegaba a almorzar a casa, entonces casi siempre me preparaban la comida. Una tarde me dijo: Te llamaron de parte del señor Dan Dávila, Vice-Presidente del First Federal Savings, quien estaba en el Club de Ejecutivos de Ventas y cuando hablé con él me dijo: Vamos a Mayagüez y quisiera que vinieras conmigo, te toca esta semana estar conmigo.
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Yo le respondí: Con todo gusto. Fuimos al día siguiente a Mayagüez, y me encantó, era un pueblo con una vocación agrícola tremenda y un desarrollo muy bueno, entonces trabajé con ellos también, en el mismo plan que teníamos, me ocurrieron unas cosas fantásticas en Puerto Rico, que quiero mencionar. En primer lugar un agradecimiento eterno al pueblo de Puerto Rico, porque esas personas son muy abiertas, se puede decir como salvadoreños, lo invitan a uno a sus casas sin ninguna reserva y atentísimos en todas formas; otra cosa interesantísima que me pasó fue esto de Johnny Adams que me invitó a cenar en su casa y después fuimos con su esposa a un hotel a oír a los Churumbeles de España que estaban actuando en Puerto Rico, pura atención sin ningún afán de lograr algo o nada porque no podía lograr nada de un becario. Yo tenía la ventaja en Puerto Rico de que gozaba de los ingresos de los Simán, pues le pagaban a Meches la mensualidad, también tenía la beca y además, en un desayuno que me invitaron los señores Smith, le pregunté al Gerente de Ventas de la agencia, quien era por cierto dominicano, que si podía retirar las comisiones que tenía en San Salvador. Me dijo: no veo ningún inconveniente; nosotros podemos entregarte lo que tú quieras. Yo le respondí que le agradecía, pues tenía suficiente dinero. Puerto Rico es para mí inolvidable, al grado que en ese entonces la nombré mi segunda patria; recuerdo que una vez, precisamente Dan Dávila me invitó a cenar en el Caparra Terra Country Club, un club como en el Deportivo en donde se practica deporte y además se atiende la parte social como las cenas y demás, una cosa extraordinaria. También una cosa importante que no quiero dejar de mencionar es que tuve una gran oportunidad en Puerto Rico, de comprar un palco en el estadio de beisbol, gran Hiram Bithorn y en ese estadio se celebró la Serie del Caribe a la cual asistieron Cuba, Panamá, Venezuela y Puerto Rico. Una serie muy buena con grandes peloteros que después estuvieron en las grandes ligas y ya había alguno de ellos que estaban jugando en las grandes ligas como Víctor Pellot Power, que era el payaso del equipo que hacía reír a todo el mundo, estaba Terin Pizarro, Peruchin Zepeda, Canena Márquez, estaban todos los peloteros de grandes ligas, así que me compré un abono y estaba siempre estaba presente a las 6:00 p.m. para ver los juegos. Cuando tenía mi fecha de partida, me dice un día don Gustavo: Lulú y yo queremos darte una despedida, por favor resérvanos un día sábado; así lo hice y reservé el sábado. Quiero contar algo también, el día anterior al sábado había salido a parrandear con mi amigo, el primo de Fabo, Roland Cornejo, cuando llegué eran como las 3:00 de la madrugada cuando encontré a don Gustavo caminando en la sala del apartamento y le digo: ¿Qué le pasa, se siente mal? ¿Está enfermo? Me dijo: ¡Nombre chico! Te estaba esperando y por qué ya es tarde, porque queremos darte una despedida mañana domingo quisiéramos que nos acompañes y va a ser un recorrido por la carretera de la costa. Le dije: claro, con todo gusto, se lo aprecio enormemente. La mañana siguiente salimos y a las 12:00 m. del domingo estábamos prácticamente en la parte opuesta de la isla, el restaurante se llamaba Ladis donde había mariscos y todo, me dice don Gustavo como a las 2:00 p.m. te noto un poco triste. 100
Yo le respondí: Imagínese, ya estoy a las puertas de mi regreso. No me dice, yo creo que tu estas triste porque tú estás pensando en que no vas a ver el juego de la tarde. Bueno hoy es el último juego en que se decide el campeonato. No te preocupes, que si lo vas a ver. Desde la mañana habíamos recorrido toda la carretera de la costa, y cuando terminamos de almorzar nos vinimos atravesando la montaña, al grado que llegamos a un hotel muy bonito que era el Hotel Barranquitas, una preciosidad de hotel de montaña parecido al Yunque en la conformación geográfica y queda cerca de San Juan. En San Juan, la capital de Puerto Rico está lo que podemos llamar el Viejo San Juan, Santurce y Rio Piedras; y más allá está Caguas, pero eso ya viene siendo otra cosa aparte de Santurce, pero San Juan está dividido en esa forma. Entonces comenzamos a atravesar toda la montaña, llegamos a Barranquita, vimos el hotel muy lindo, nos tomamos un café y como a las 5:45 p.m. me estaba dejando don Gustavo en el estadio para que fuera a ver la final de la Serie del Caribe, que por cierto el triunfador fue la novena de Cuba y entre los jugadores para que tengamos un idea estaba Orestes Miñoso que jugaba en las grandes ligas, yo lo vi actuar con un hit sencillo, estando en primera base, entrar desde la primera base hacia el home con una velocidad terrible, era un jugadorazo este hombre. Se llegó el día de la partida, recuerdo una cosa interesante y es que en ese año inauguraron el Hotel San Juan que estaba cerca del aeropuerto de Isla Verde y fuimos a conocerlo; recuerdo que fuimos con Johnny Adams y entonces a preparar mi regresó a El Salvador, iba bien preparado con los cursos Dale Carnegie, que había recibido por que había mejorado la parte de las relaciones humanas y de liderato, y los cursos de ventas me dieron una buena orientación hacia lo que eran las técnicas de ventas. Tal como me había dicho Johnny Adams, le dije: Johnny me voy el día 13 para El Salvador, como que fuera un número cabalístico porque el 13 fue el día en que me casé con Meches, entonces el 13 de Marzo creo que fue. Me dijo: ¡No te preocupes! ¿A qué horas tienes que estar en el aeropuerto? Yo le di la hora indicada y todo. Y él dijo: yo paso por ti. A la hora indicada pasó por mí a casa para el aeropuerto, metimos las maletas y al camino.
Cuando llegamos al aeropuerto con Johnny Adams, yo hice mis trámites y cuando me subí al avión y despegó de regreso a El Salvador, vi que todavía estaba Johnny Adams en un lugar especial del aeropuerto diciéndome adiós, despidiéndome de ahí.
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5. Regreso a casa
Meches, Ana Mercedes, Tony y Fredy a mi regreso de San Juan, Puerto Rico Cuando llegué a casa, no me reconocían Meches y los niños, tal como lo había anticipado doña Lulú, quien le había escrito a Meches diciéndole que yo estaba bien y todo lo demás. En efecto, ella me dijo, cuando llegues a tu casa nadie te va a reconocer, porque has aumentado un montón de libras y además, te has quitado el bigote. Cuando llegue en un taxi a la casa de los Simán, donde vivíamos, ya estaban esperándome Meches y los niños, estaban Ana Mercedes, Tony y Freddy. Cuando me vieron fue una gran alegría y una sorpresa al verme que regresaba con unas libras de más. Imagínense en Puerto Rico comiendo asopado de pollo, asopado de jueyes y carne de lechón. Hay una especie de carretones de esos donde se venden helados que tienen unas planchas de vidrio, con las cuales hacen un cubículo y por dentro está una varilla de la cual penden unos trozos de lechón y dentro un pan le ponen el lechón y eso se lo come uno. El día domingo, cuando se sale de San Juan, uno de los paseos preferidos, son las lechoneras que son como una especie de Drive in, en donde sirven licor y tocan música para bailar, y los que se quedan en la ciudad, se van al Hipódromo del Comandante que fue inaugurado precisamente en los días que yo estuve en la isla. Esta fue mi primera estadía en una parte del planeta, tan bella como es la Isla de Puerto Rico bien llamada la Isla del Encanto, La Perla de los Mares, entonces pensé que algún día volvería otra vez a San Juan.
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6. Curso Dale Carnegie, Liderazgo y ventas Cuando regresé a las agencias Norge, tuve una grata sorpresa y fue la visita de Paul Sanche, llegaba a visitarme porque también era miembro del Club 20-30 de Guatemala y él trabajaba con Julio Mateu, otro 20-30 de Guatemala quien era el responsable de los cursos Dale Carnegie. Paul venia a El Salvador con la misión de instituir los cursos aquí. Me dijo: Mira Toño te vengo a visitar, porque tú has ido a Puerto Rico y has recibido los cursos Dale Carnegie y quisiera que me ayudaras con la formación de los curso. Yo le dije: ¡Ya sabes! Puedes contar conmigo, he venido ilusionadísimo de los cursos y desde luego ya te voy a dar dos inscripciones, la de mi esposa y la mía, son las primeras inscripciones. Magnífico me dijo y quiero que seas mi ayudante, en los cursos siempre el instructor tiene un ayudante y yo quisiera que tú me ayudaras. Yo encantado le dije, porque a mí me gustan esas cosas de la enseñanza. Dijo ¡Magnífico! Me enseñó la lista de las personas que traía, entre las cuales estaban don Luis Poma y yo le propuse a don Roberto Andino, don Chepe León Flores, le sugerí también a otros rotarios, don Ulises Varela que ya estaba aquí por bastante tiempo.
Primer Curso Dale Carnegie Entonces él se dedicó a la formación del curso y tuvimos el primero en el Hotel El Salvador, fue el primer curso Dale Carnegie, al cual asistimos: Napoleón Velarde, Òscar René Salaverría, del Club, Humberto Girón y Foncho Quiñónez que fue el otro ayudante que escogió Paul. Era un curso de 40 103
y pico de personas, como se puede apreciar en la fotografía de los que asistieron al curso que se mencionó en el libro Venda más hoy mañana y siempre y es bueno repetirlo ahora. Se realizó el primer curso Dale Carnegie y tuve la oportunidad de estrechar lazos de amistad con el Gerente de DIDEA que en ese entonces era Alex Mayorga Rivas, una magnifica persona; él y don Luis Poma asistían al curso.
Una noche Alex nos invitó a Meches y a mí a un refrigerio, y nos dijo: quiero comunicarles que don Luis Poma tiene mucho interés de que Toño trabaje con nosotros, ya sea en Nicaragua, en donde necesitamos un gerente o aquí en San Salvador. Cuando regresamos a la segunda parte, se acercó don Luis y me dijo: ¿Habló Alex con usted? Yo le dije: Si, ya habló conmigo, muchísimas gracias, vamos a ver qué hay en el futuro. Don Luis había tenido referencias mías, porque en ese tiempo estaba dándole una asistencia de ventas al Banco Capitalizador, del cual era Presidente y José Julio Bolaños vecino mío, eran uno de los principales ejecutivos del banco. Bien pues, dos meses más tarde, hablando ya directamente con don Luis, me dijo: ¿Toño se viene usted a trabajar conmigo? Le dije: Sí don Luis, me voy a trabajar con usted. Ya había trabajado cerca de cuatro años con los señores Simán y Filo se había casado hacía como 3 ó 4 meses con María Elena Dada, ahora de Simán, por supuesto. También ocurrió algo muy interesante y es que La Capitalizadora tenía unos terrenos cerca de la Universidad de El Salvador e iban a construir casas, lo que sería la Colonia El Roble, llegó José Julio y me dijo: Mire Toño, es una oportunidad, yo voy a construir una casa por allí, por qué no construye una casa usted también. Yo le dije, encantado. Don Luis está interesado que usted haga una casa. Recuerdo que los constructores, eran arquitectos de la empresa Casa Propia; uno era el Chino González y el otro Hans Bodewig, quienes eran los socios de Casa Propia. La primera casa que escogimos era de esquina y frente a la calle principal a San Antonio Abad y cuando estaban por terminarla la fuimos a verla con Meches.
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Meches me dijo: ¡Mira! Aquí no vamos a caber, porque nosotros somos muchos y yo estoy embarazada, ya estamos esperando nuestro cuarto hijo. Entonces mí cuñado Ernesto me dijo: Hombre yo me quedo con esa casa. Hicimos los arreglos y él se quedó con la casa que posteriormente se la dio a su prima, Ticha Machón y a los hermanos de ella, les dejó gran parte de la casa pagada. A mí me construyeron la casa frente al parque, una casa grande de 700 varas cuadradas y nos metimos con Meches en un lio, porque sin tener ni un centavo, me tocó pedir prestado el dinero de la prima a Abraham Simán, quien me dijo que me lo prestaría, aunque me fuera a DIDEA. Comenzamos a pagar las cuotas de la casa y la prima; lo que no era nada fácil para una persona que vivía de su trabajo, pero gracias a Dios, que todo lo puede, todos los problemas, todas las angustias, noches sin dormir, quedaron compensadas pues con que esa casa quedó siempre en nuestro poder y mi temor era que un día fuéramos a perderla. Sin embargo, una vez que tuve un atraso de cuotas tuve que ir a hablar con don Enrique Alvarez Córdova, en aquel entonces Presidente del Banco Capitalizador, una persona especialísima, soltero, basquetbolista del Club Arco Iris y fundador de la primera cooperativa agrícola aquí en El Salvador; la Cooperativa El Jobo que todavía existe. Don Enrique era un hombre con un sentido social muy grande a pesar de ser adinerado y a quien lo asesinaron en los años del conflicto bélico; decían que fue la Guardia Nacional por la forma en que lo encontraron, con los brazos atrás y los dedos amarrados. El había denunciado en la televisión la concentración de la tierra, yo lo vi y escuché cuando él dijo que era imposible que en un país tan pequeño como El Salvador, 14 familias fueran las dueñas del 50% de las tierras que eso había que modificarlo. Y precisamente noches después, el entonces Presidente de la República Coronel Arturo Armando Molina, salió hablando en televisión reconfirmando la Reforma Agraria y dijo que eso era parte de la proclama de la fuerzas armada, y que nunca daría un paso atrás en cuanto a la realización de la distribución de las tierras entre los más necesitados. Fueron 180º los que retrocedió, la Reforma Agraria se llevó a cabo hasta en los tiempos de Napoleón Duarte, fue en su período presidencial y a él lo señalaban como el culpable de haber hecho la Reforma Agraria, la cual se tildó de ser un fracaso, a pesar de que hay cooperativas, pero en fin, de lo que quiero dejar constancia es que la Reforma Agraria no la realizó Napoleón Duarte como una idea preconcebida, ya que fue parte de la proclama de la Fuerza Armada, la cual tenía su fundamento en lo que decía el Ministro de Agricultura Álvarez Córdova y quien lo denunció en la televisión y a causa de ese mensaje perdió su vida. Estábamos comentando que construimos la casa y nos pasamos a vivir ahí; a esta casa llegó María Eugenia recién nacida.
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7. DIDEA Llegué a trabajar en DIDEA y trabajé en esa empresa año y medio, en esa época hubo una serie de golpes de estado, al grado que la compañía comenzó a despedir gente y nos pusimos de acuerdo con don Luis y yo renuncié. Cuando llegué a casa, le di la noticia a Meches, ella me dijo: ¿Cómo es que tú renuncias y qué vas a hacer mañana? No sé, le dije y francamente yo no sabía de qué iba a trabajar, sin embargo esa misma tarde recibí una llamada de Carlos López Sandoval quien había sido jefe de oficinas de Pan American Life Insurance Company, de la sucursal y me dijo: Mire Toño, Jorge Mena Ariz quiere hablar con usted y se lo voy a comunicar. Y me lo pasó por teléfono. Me dijo: He sabido que usted puso su renuncia en DIDEA y quisiera que fuera a hablar con Bobby Daglio, con quien somos dueños del canal 6, él lo espera mañana. Le dije: se lo agradezco infinito. Esa misma tarde recibí una llamada de Gloria Valle, de parte de don José Domingo Menéndez de la General de Seguros, diciéndome: señor Gonzales, don José Domingo quisiera que pase a hablar con él aquí en la oficina. ¿Cuándo puede venir? ¿Puede venir mañana en la mañana? Por supuesto que si le dije, con todo gusto. Entonces así fue, como llegué y hablé con él; quería que yo fuera a trabajar a la Compañía Genera de Seguros, ya sabía que había renunciado en DIDEA. Le dije: bueno tengo que oír a don Roberto Daglio, que también me ha mandado a llamar. Me dijo: Mire don Antonio, si ponemos en una balanza el Canal 6 y la General de Seguros, yo creo que pesa mucho más la General de Seguros. Yo le dije: por cortesía de lo que sea tengo que oírlo. Fui al Canal 6 y efectivamente don Bobby Daglio estaba muy contento, me dijo: Mire venga para acá, esta es la sala de sesiones pero provisionalmente aquí va a estar su oficina y espero que trabajemos muy bien Le dije: Bueno, yo no sé en realidad, pero déjeme pensarlo porque esta es la tercera oferta que he recibido. Me dijo, yo creí que el día lunes vendría. Y ese día era sábado, cuando llegué a casa me dijo Meches: Vino Don Ricardo Lazo, la hermana de él es la secretaria de don Roberto Palomo, y quiere que vayas a la oficina de él, que quiere hablar contigo y que le urge. Yo le dije que iría el lunes. Pasó el sábado y domingo, y el día lunes iba en mi carro, cuando allí por el Café de Don Pedro pasó un carro Volkswagen, de aquellos especiales, de los más grandes color lila; era Roberto Palomo y me dijo: ¿Qué pasó Toño? 106
Yo le dije: Voy para tu oficina. Para entonces ya había hablado con don José Domingo, precisamente el día sábado y estuvimos discutiendo desde las 7:00 a las 11:00 p.m. por qué ya no quería trabajar en escritorio, sino que quería poner una agencia y sin embargo él me dijo: yo quiero un jefe de ventas, no un encargado de agencias. Bueno don José Domingo me quedo con usted. Lo felicito me dijo y lo espero el lunes. Lunes voy a llegar en la tarde o martes. Como usted quiera. Entonces me fui y cuando llegué a donde Roberto Palomo, me dijo: Mira Toño: Ándate a la Financiera de la Pequeña Empresa, precisamente la Pepa Flores, un buen amigo mío, un buen abogado, (papá de Francisco Flores), te está esperando, te hemos nombrado como gerente de esa financiera. Mira Roberto no sabes cómo te agradezco tu gesto y tu amabilidad; pero ya acepté otro trabajo. Me dijo: ¿Con quién vas a trabajar? Voy a trabajar en seguros nuevamente, con don José Domingo Menéndez. Pues mira este seco ya me hizo cambiar de planes, pero te felicito porque es una buena compañía.
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8. Compañía General de Seguros Comencé mi trabajo con la General de Seguros y lo primero que me encargó don José Domingo Menéndez fue formar un grupo de vendedores para vender el Plan Seguro y Hogar; un plan en el que se pagaban 28 colones al mes por un seguro de 5,000 colones y además, tenía la ventaja de participar en un sorteo mensual. Comenzamos a trabajar en reclutamiento y contraté a las siguientes personas, después de un proceso de investigación de cada uno de los candidatos, contraté a Renato Roberso, Manuel Henríquez, Aquiles Delgado, Francisco Medrano y Alice de Morán. Con ellos comenzamos a vender un plan de seguros sorteable; después contraté a Mario Delgado Gamboa a quien yo conocí en Solaire, cuando él era Gerente de esta compañía del Grupo Poma, hermano de doña Alicia esposa de don Luis Poma; después hice un viaje a San Miguel para contactar a Oscar Hirlermann, quien había trabajado conmigo en DIDEA; Alejandro Duque González juntamente con Adolfo Moreno y con este excelente equipo la General de Seguros comenzó la venta de Seguros de Vida Individual. Fue tanto el éxito que conseguimos, que don José Domingo me ascendió a Jefe de Ventas de la compañía y posteriormente a Sub-Gerente de Ventas, haciéndome parte integrante del Comité Ejecutivo de la compañía; el cual lo formamos juntamente con el Gerente General don José Domingo Menéndez, don Ismael Warletta, Subgerente Técnico y Luis Figueroa, Subgerente de Administración. Al hacerme cargo de la Subgerencia de Ventas quedaron bajo mi dirección las agencias dependientes de la compañía, entre las cuales estaba la de Mario René Cañas Viana y Aquilino Medrano, Lito Cáceres, Manuel Molina, Eduardo Felipe Villalta y Antonio Romero. En la General de Seguros tuve la oportunidad de hacer varios viajes con y en el mismo año fui a recibir el Curso MOS Manager Orientation School en el Hotel Humboldt Sheraton, de Caracas, Venezuela, del cual hablaré más adelante y de la forma cómo se desarrollaron los acontecimientos y los viajes que tuve.
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9. ISCAP Las principales compañías de seguros de Centroamérica y Panamá después de varias reuniones decidieron fundar el Instituto de Seguros de Centroamérica y Panamá al que le dieron el nombre de ISCAP (Instituto de seguros de Centroamérica y Panamá). Antes de la fundación oficial compartimos conocimientos por medio de áreas especializadas, principalmente en ventas y se tomó un acuerdo mediante el cual, cada gerente de ventas, fuera a impartir charlas sobre la materia a colegas de los demás los países. Como gerente de ventas de la Compañía General de Seguros de El Salvador, me tocaba visitar a los otros miembros asociados; por Guatemala le tocaba a Horacio Ruiz Matamoros, Gerente de Ventas de Granai and Towson y a Rigoberto Reyes Herrera por Nicaragua, en representación de la Nacional de Seguros y Sumbado Berry por el instituto nacional de seguros de Costa Rica. Él era actuario y se turnaba con quien estuviera a cargo de las ventas por Panamá, el Gerente de La Republicana, con Ruiz Matamoros a quien cariñosamente le llamábamos el “Seco” y con Rigoberto Reyes Herrera eran con los que más nos comunicábamos. El ISCAP se fundó formalmente en Nicaragua, pero vale la pena destacar el esfuerzo intenso de don Ismael Warletta, Gerente Técnico de la General de Seguros, don José Domingo Menéndez Gerente General y de don Luis Figueroa Gerente General de Seguros e Inversiones. Don José Domingo Menéndez fue ejemplo de ejecutivo autodidacta en lo que a seguros se refiere, por lo demás, manejó dos compañías de seguros, La Centroamericana y la Compañía General de Seguros, y sus propias empresas. Tenía un don de gente muy equilibrado y rara vez perdía la compostura, además de gerente de la compañía, era asesor de las juntas directivas integradas por los hombres más ricos de El Salvador.
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10. Seminario MOS (Management Orientation School), Caracas, Venezuela
Después de haber arreglado con Nayo Angulo mi viaje a Europa, comencé mi aventura tomando el avión de Pan Am, hacia Venezuela para asistir al seminario del MOS de LIAMA. Llegué a Maiquetía, aeropuerto de Caracas, como a las nueve de la noche y abordé un taxi para dirigirme al teleférico que conecta la ciudad con el Hotel Humboldt Sheraton, situado en el Pico del Avila. Abordamos la góndola unas quince personas, aparentemente se trataba del último viaje, es decir, el de las diez de la noche; comenzamos a subir viendo las luces de la capital y poco a poco nos fuimos envolviendo en las nubes que nos privaron de la hermosa vista. Como a la media hora paramos en el atracadero y fuimos bajando para dirigirnos al hotel, este había estado cerrado y lo habilitaron para sustituir al Hotel Macuto que fue dañado por el terremoto. El Humboldt tenía suites muy lujosas; cuando llegué a la recepción me confirmaron la reservación juntamente con Horacio Ruiz Matamoros de Guatemala, quien todavía no había llegado. Cuando entré a la habitación, observé que tenía una hermosa sala en donde habían acomodado un catre, mientras que en el dormitorio estaba mi cama King Size.
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Al seminario asistieron personas de casi toda Sur América y nosotros con Rómulo Rivas Blanco de PALIC, Rigoberto Reyes Herrera de Nicaragua y Horacio Ruiz Matamoros, éramos los únicos de Centro América. Comenzaron las reuniones el día siguiente a las ocho de la mañana y éstas duraban hasta las 6:00 p. m. con una hora para almorzar a mediodía y nos dejaban trabajo para el día siguiente; fue un curso bien ajetreado, pero excelente. Los profesores todos de LIAMA contaban con mucha experiencia en ventas de seguros de vida. Por las noches después de cena nos reuníamos con otros asistentes a contar nuestras experiencias de ventas; casi todos los asistentes éramos gerentes de ventas en las compañías en que trabajábamos. El contenido del curso fue: Reclutamiento, Entrenamiento y Servicio al cliente; un día llegó de visita Frank Carrico de PALIC a quien saludamos muy efusivamente por ser viejos conocidos. Después de cinco días de intenso trabajo, programaron la cena de clausura y entrega de diplomas para el viernes por la noche. LIAMA, ahora LIMRA (Life Insurance Marketing and Research Association), tiene otros cursos más que recibí en mi carrera profesional de Agente de Seguros: el SAM (Sales Advanced Managment), lo recibí en la casa matriz de PALIC y el SED (Sales Executive Development) en Cuernavaca México. Al terminar el seminario, después de la cena de clausura del día viernes, el sábado muy temprano por la mañana, me dirigí al aeropuerto para tomar el avión con rumbo a Puerto Rico y posteriormente a Lisboa, en lo que fue mi primer viaje a Europa.
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11. Primer viaje a Europa Una vez recibí la invitación del LIAMA para participar en un seminario, el MOS (Manager Orientation School) que se celebraría en el Hotel Humboldt Sheraton en el Pico del Ávila en Venezuela y evidentemente la recibieron también Horacio y Rigoberto, por lo que cuando recibimos la noticia nos pusimos de acuerdo en darle la vuelta al cono sur, una vez terminado el seminario. Cuando comencé los preparativos salió en un periódico la noticia de Iberia, en la que anunciaban la inauguración de sus vuelos a España. Saliendo de San Salvador, pasando por San José y después por San Juan, por lo que la gente le llamaba la Ruta de los Santos, de San Juan se volaba a Madrid, cuando hice mis cálculos vi que en lugar de ir a darle la vuelta al cono sur podía ir a conocer Europa, creyendo que en el futuro me sería más factible ir a Argentina que ir a España. Así que visite las oficinas de Iberia para que me dieran más información, en realidad el viaje era muy atractivo y me dieron una propuesta de salir de Maiquetía, aeropuerto de Venezuela. Cuando iba de regreso a mi oficina pase por la Pan Am, en donde mi amigo Nayo Angulo era gerente de ventas y con la idea de molestarlo, por pura broma le enseñe la oferta de Iberia. Nayo reaccionó de inmediato; si te vas con Iberia no puedes regresar vía New York, en cambio yo te cobro lo mismo y te doy adicional, Lisboa, en donde puedes pasar el día por nuestra cuenta y tomas por la tarde el vuelo de Iberia a Madrid. ¿Qué te parece? Le respondí: Juega el gallo y se revuelca, trato hecho y nunca desecho hasta la muerte. Amén”. Salí del aeropuerto de Maiquetía aproximadamente a las 7:00 a.m. y llegué a San Juan Puerto Rico a las 9:00 a.m., una vez en el aeropuerto de Isla Verde me dieron unos pasajes para el taxi y me fui a comer, porque el vuelo para Europa salía aproximadamente a las 12:00 de la noche. Entonces llamé por teléfono a la casa donde yo había estado cuando vivía en puerto Rico, tomé el teléfono y pregunté por Doña Lulú. Me contestó: ¡Yo soy! ¿En qué te puedo servir? ¿Quién habla? Le dije: ¿No me conoce? ¡Nooo Muchacho! ¿Quién habla? Le habla Toño González, yo viví en su casa. ¡Si como no, ya me recuerdo! ¿En dónde estás? Estoy en el aeropuerto.
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Voy camino a Europa y mi vuelo sale a las 12 de la noche desde San Juan para Portugal. Entonces ella me dice: ¡No te muevas de ahí por favor, nosotros vamos a ir por ti en un momento! ¡No, no se moleste! Yo tengo unos tickets de taxi, los voy a ocupar y yo llego a casa en unos momentos. ¡Magnificó me dijo ella! Voy a llamar a Gustavo y así te esperamos aquí y así lo hicieron. Entonces tomé un taxi y lo contraté para que me llevara a la Parada 22 que era donde yo había vivido en Santurce. Cuando llegamos a Santurce a la Parada 22 y volví a ver hacia arriba, en el tercer nivel estaba doña Lulú y don Gustavo esperándome. Entré al edificio y al tocar la puerta me recibieron muy contentos, me dieron fuertes abrazos y nos reunimos. Entonces me dijeron: Mira subamos un momento para que descanses un rato y después nos vamos. Tomamos un palito de ron y luego me dicen: Ahora si nos vamos. Bajamos hasta el garaje y le dije: ¡Tienen el mismo carro! Cuando abrieron el garaje vi que era un auto último modelo, nos subimos y comenzamos nuestro recorrido. Para que más decir, todo el día me estuvieron atendiendo, me llevaron a diferentes lugares para que me recordara de ellos. Al mediodía me llevaron a almorzar a un restaurant, tomamos nuevamente el carro y estuvimos juntos casi toda la tarde, hasta que llegamos a casa como a las 10:00 p.m. a recoger mi maleta y nos fuimos al aeropuerto. Ellos se despidieron y fue para mí un gran placer departir en su compañía ese día; a las 12:00 p.m. partió el avión de Pan American. El vuelo fue muy bueno y llegamos al Aeropuerto de Lisboa aproximadamente a las 9:00 a.m., fueron como 8 ó 9 horas de vuelo. Entonces me dieron unos tickets para taxi y para almuerzo, me dijeron que tenía que estar de regreso a las 6:00 ó 7:00 de la tarde para dirigirnos después al Aeropuerto de Lisboa, así lo hice, durante el día, tome el taxi y me fui a conocer Estoril que está cerca de Lisboa, la capital de Portugal.
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Empieza a 25 kilómetros de dicha ciudad, en Carcavelos y llega hasta Guincho. Es famosa por su casino, así como por su autódromo, donde desde 1984 hasta 1996 se disputaron pruebas del campeonato de Fórmula 1, y donde se corre la fecha portuguesa del Campeonato Mundial de Motociclismo desde el año 2000. Estoril también es sede del Torneo de tenis, que forma parte de los ATP International Series y otros lugares muy bonitos de Lisboa; llegué a un lugar donde estaba un pintor, estaba pintando la Torre de Belén.
Torre de Belén La Torre de Belén, situada en la ciudad de Lisboa, capital de Portugal, es obra de Francisco de Arruda y constituye uno de los ejemplos más representativos de la arquitectura manuelina. En el pasado sirvió como centro de recaudación de impuestos para entrar a la ciudad. Su construcción fue iniciada en 1514, bajo el reinado de Manuel I de Portugal (1495-1521), teniendo como arquitecto a Francisco de Arruda. Sus obras quedaron a cargo de Diogo Boitaca, que, en la época, también dirigía las ya adelantadas obras del vecino Monasterio de los Jerónimos de Belém. Las obras finalizaron en 1520. Se encuentra situada en la desembocadura del río Tajo, en el barrio de Santa María de Belém de esta ciudad al suroeste de Lisboa. (Tomado de Internet) Terminando el cuadro estaba y yo le dije: ¿Cuánto quieres por ese cuadro? Bueno, $25.00 dólares. Le dije, te lo compro e inmediatamente lo compré, como un recuerdo y me lo llevé con migo. Cuando salimos a las 7:00 p.m. para Lisboa llegando a las 8:00 p.m. al aeropuerto de Barajas, ahí después de los trámites de aduanas yo no tenía ninguna reservación de hotel. Comencé caminar por el aeropuerto, cuando vi un rótulo de una oficinita que decía para atención a turistas, me acerqué y estaba una señorita que muy gentilmente me atendió y me dijo: En que le puedo servir. Yo le dije: Voy llegando por primera vez a Lisboa y no tengo reservaciones de hotel y quisiera ver si usted me puede recomendar algo. 114
Veamos me dijo la señorita a ver qué encontramos. Le dije que quería algo céntrico, donde pudiera moverme con tranquilidad, sin problema alguno y seguro. Luego, ella me replicó: Vamos a buscar, el lugar que más te convenga. Sacó una especie de libreta, comenzó a ver y me dijo: Está un hotel que podría estar bien para usted. Le dije: ¡A ver de qué se trata! Y me dijo ella: Tiene una habitación con baño privado, que incluye el desayuno. Queda en el centro de Madrid y se llama el Hotel de la Gran Vía, que precisamente está en la Gran Vía, en la Calle José Antonio y es un hotel muy bonito. Usted puede quedarse ahí y sin ningún problema. Le dije yo: ¡Mira, lo voy a tomar y me retiré al hotel! Salí de la oficina y tomé un taxi; le di la dirección al chofer y me llevó al hotel, cuando llegué me dijeron que la tarifa por el día era de $10.00 diarios y estaba incluido el desayuno. ¡Magnifico! Me llevaron a la habitación y le di la propina al valet, en ese entonces el cambio en España estaba a 100 pesetas por US $10.00, pues era una cosa muy buena, sobre todo incluyendo el desayuno, era magnifico. Estando en la habitación me rasuré, tomé mi abrigo, me lo puse y me fui al bar, estando en el bar le dije al bar ténder: ¡Oye, yo tengo una curiosidad! Y es que al venir a Madrid lo primero que quería conocer es el Chicote. ¿Tú me puedes indicar como puedo llegar al lugar? Me dijo: ¡Oye no tienes que alquilar taxi, ni nada, simplemente sales a la calle, caminas hacia la derecha y abajo, como una cuadra y media en el lado opuesto, veras un rotulo luminoso que dice “El Chicote”, pues ahí es. Ahora, antes de que te vayas, quiero decirte, cuando llegues, preguntas por el Gallito y dile que te envía Angelino el bar ténder del Hotel la Gran Vía. Ok, le dije, así lo haré, me puse mi sombrero y luego mi abrigo y me fui a la calle. Comencé a caminar al lado opuesto en busca del “Chicote”, la canción de Agustín Lara me había dado esa curiosidad de conocer dicho lugar. Agustín Lara era un compositor e intérprete de canciones y boleros. Considerado entre los más populares de su tiempo y de su género. También conocido con el mote de El Flaco de Oro, su obra fue ampliamente apreciada no sólo en México, sino también en Centroamérica, Sudamérica, el Caribe y España. La primera composición que registró a su nombre fue La prisionera, la cual compuso en 1926. En septiembre de 1930 inició su carrera de éxitos rotundos en la radio, mediante el programa llamado: “La hora íntima de Agustín Lara”. Al tiempo que actuaba, componía canciones para diversas películas, entre ellas, Santa (1931), inspirada en la novela de Federico Gamboa. Poco tiempo después participó en la radio con el programa La Hora Azul, compartiendo con intérpretes como Toña la Negra, Pedro Vargas y Alejandro Algara. Durante 1932 se presentó en el Teatro Politeama de la Ciudad de México. Comencé a caminar y en realidad no veía nada, ningún anuncio, nada; después de caminar unos quince minutos, me regresé y venia caminando despacio, ahora subiendo despacio, cuando de repente veo que para un taxi, y salen dos monumentos de mujeres del taxi, al verlas vi que arriba estaba un rotulo que decía: “El Chicote”.
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Agustín Lara Entraron las señoritas y después entré yo, ellas tomaron hacia la izquierda de la entrada y yo hacia la derecha, tomé una mesa e inmediatamente llegó un empleado a atenderme, y me dijo: ¿Señor qué quiere tomar? ¿En qué le puedo servir? Le contesté: Me envía Angelino, el bar tender del Hotel la Gran Vía y me dijo que preguntara por el “Gallito”. Espérate lo llamo en un instante. Momentos más tarde llegó otro mesero y me dijo: ¿Tú me buscabas a mí? ¡Pues yo soy el Gallito! Ah pues, gusto en conocerte le dije. Me dijo Angelino que preguntara por ti. Bueno, me dijo el Gallito. ¿En qué te puedo servir? ¿Qué quieres tomar? Le dije: Tráeme una botella de vino, por favor. Me dijo el Gallito: Quiero recomendarte algo, tú ves enfrente, está una mesa en donde hay varias señoritas, ninguna de ellas puede acercarte a ti si tú no las llamas, es prohibido absolutamente para ellas abordarte, ahora bien, si tú las llamas es cosa tuya. Muy bien y gracias por el consejo. Estuve en el sitio un momento y comencé a tomar vino y a ver bailar a las señoritas en El Chicote. Cuando dije: ¡Bueno ya conocí! “El Chicote, no era para mí nada especial. Me voy, tengo que hacer otra cosas más importantes, y es que antes de salir de viaje para Madrid, había estado en la casa de Pepe Simán, quien había puesto unos discos de flamenco que me gusta mucho y me había recomendado que fuera a ver el Tablado en Madrid y según me decía Pepe, podría ir al Corral de la Muleria, después de salir de “El Chicote” busque un taxi en la esquina y me atendió el chofer y me dijo: ¡Bueno! ¿A dónde quieres que vayamos? Y le dije: ¡Quiero ir al Corral de la Muleria! Me dijo: ¡La Muleria! ¡Tal vez quieres decir la Morería! Entonces le replico: Bueno yo no sé, en realidad me dieron el nombre y creo que es un tablado flamenco. Diciéndome el chofer del taxi: Si, claro, desde luego, es uno de los mejores tablados que hay en Madrid Magnifico vámonos le respondí y nos retiramos. Llegamos en una media hora, cuando entonces me bajé, estaba un portero muy bien vestido con unos galones, como que si fuera un general y me dijo: ¡Adelante y pasa a ver el espectáculo! ¡Pues sí, es lo que vengo a ver! Entré y me atendió un mesero, me guió y al fondo estaba el espectáculo, cerca de las personas más o menos con una distancia de 10 metros a lo sumo. Entonces me dijo el mesero: ¡Ya lo atiendo! ¿Qué quieres tomar? ¡Tráeme una botella de vino y quisiera comerme una paella! Como no, me dijo el mesero.
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Al momento puso una mesa pequeña para una persona y había mucha más gente, eso estaba lleno, me llevó mi botella de vino y comencé a disfrutar del espectáculo y a tomar mi vino, que para mí fue fantástico Quiero aclarar que cuando llegué al tablado, ya había comenzado el espectáculo. El flamenco es un género español de música y danza que se originó en Andalucía en el siglo XVIII, que tiene como base la música y la danza andaluza y en cuya creación y desarrollo tuvieron un papel fundamental los andaluces de etnia gitana, el canto, el toque y el baile son las principales facetas del baile flamenco. Había más o menos unas quince personas en el lugar, cinco o seis hombres y el resto eran mujeres, estaban en una especie de tarima un poco más alto que donde está el público, para que se pudiera observar perfectamente el espectáculo. Las mujeres usaban un bello traje español, algunas con lunares negros y blancos, otras con vestidos de colores y pañuelos en sus cabezas, y los gitanos en ese estilo propio de traje negro y botas, también estaban los guitarristas. Comenzaba el espectáculo y casi siempre era una representación de un acto especial, por ejemplo: Esa vez que yo llegué, estaban representando una boda y estaban bailando las muchachas, sonaban sus castañuelas y con sus taconeos en la madera del piso, al compás de la música de las guitarras, algo muy especial, bonito y el vuelo de las faldas, es algo impresionante realmente sobre todo cuando uno jamás lo ha visto, queda uno muy impactado. Los gitanos cantaban y ellas también, era una gran alegría la que había, como dije al principio se trataba de una representación de un casamiento. Después de eso había un pequeño descanso y salía una cantante de flamenco o canto jondo como le llaman ellos con su guitarrista llevando la melodía del canto, reuniéndose uno tras otro y al final terminaban bailando todos y no paraban de bailar. Los espacios eran muy pequeños y era un espectáculo continuo, en realidad valía la pena, en especial para mí porque lo veía por primera vez. Para mí siempre fue un sueño estar en un tablado, pues era ideal y así fue. Bien, pasó el tiempo, viendo y gozando el espectáculo y tomé otra botella de vino, como a las 3:00 a.m. terminaba el espectáculo en el tablado y comenzamos a salir del lugar. Cuando iba saliendo, estaba en la puerta uno de los gitanos que había participado en el espectáculo en el tablado y me dijo: ¡Oye! He estado observándote y vi que a ti te gusta el flamenco! Le dije: Me encanta, claro. Me replicó: ¿No te gustaría oír un flamenco en privado? Le respondí: ¡Por supuesto! ¿Porque no? 117
Ya estando encandilado, le dije, magnifico, vámonos. El gitano llamó un taxi y nos subimos en él, y le dijo al chofer: ¡Vamos a la Puerta de Hierro! Nos subimos a la parte trasera los dos, nos sentamos y me dijo: ¡Oye! ¿Y cómo es que andas por estos lugares? Le respondí: ¡Pues, hemos venido en una misión diplomática de mi país, me les he escapado para poder ver el tablado y posiblemente ya me deben andar buscando! El gitano me respondió: ¡Ah sí! ¡Pues qué bien! Tienes la oportunidad de hacer lo que tú quieras. Si, le dije. Pero en estas cosas uno no tiene la seguridad adecuada y ya me deben andar buscando. Continuamos el camino en el taxi, dirigiéndonos al flamenco en privado y en ese momento pensé: Bueno. ¿Realmente que estoy haciendo yo aquí? ¡Solo e íngrimo! Con este tipo aquí atrás, que no sé ni quién es. ¡Me pueden matar aquí y nadie va a saber absolutamente nada de mí! ¡Es una aventura tonta, hasta cierto punto! ¡Es un riesgo el que estoy tomando! ¡Pero bueno vamos a ver a dónde termina esto! Más o menos como a los 20 ó 25 minutos de estar en la carretera con mis pensamientos, de repente el taxi comenzó a subir una lomita y arriba se veía una construcción como una especie de drive in grande. El chofer del taxi dijo: ¡Vaya! Ya llegamos. Se parqueó y nos bajamos del taxi. Caminando hacia el restaurante, pensé inmediatamente y me regresé hacia el chofer del taxi y el gitano me dijo: ¿Para dónde vas? Le dije: Es que se me olvido algo en el taxi, para disimular lo que acto seguido haría. Me acerqué y le dije al chofer del taxi: No se mueva de este lugar hasta que yo salga. El chofer del taxi me dijo: ¡Ok, aquí lo espero! ¡Pero no es gratis! Le respondí: ¡No importa! ¡Yo le pago! Pero no se mueva de este lugar, hasta que yo salga. Continué caminando junto al gitano, dirigiéndonos al restaurante, comencé a observar que había bastante gente, cuando me dijo:¡Te presento al dueño del restaurante! Le dije: ¡Magnifico, tanto gusto en conocerlo! Y entramos al lugar. Luego nos fuimos a una habitación separada y llamó a un guitarrista y llegó. Le dije: ¿Bueno y el flamenco en privado? El guitarrista me respondió: ¡Bueno yo voy a cantar! ¡Este es el flamenco en privado! Le dije yo: ¡Ah, este es el flamenco en privado! El guitarrista me respondió: ¡Sí, este es el flamenco en privado! ¿Quieres tomar algo? ¿Quieres whisky? Le respondí: ¡No! ¡Estoy aburrido de tomar whisky en mi país! ¡Que traigan vino! ¡Quiero tomar vino! Entonces ordenamos una botella de vino y en ese momento el gitano me dijo: ¡Oye! ¡Espérame, ya regreso en un momento! Y el gitano se retiró. Entonces nos quedamos solos con el guitarrista. ¡Inmediatamente, cogí mi abrigo, me lo puse y me levanté! El guitarrista me dijo: ¿Para dónde vas? Le respondí: ¡Aquí no me para nadie, yo me voy a mi hotel ya! El guitarrista le gritó al gitano: ¡Juan Antonio, qué se nos va el cliente! Entonces llegó el gitano corriendo y me dijo: ¿Para dónde vas? Le respondí: ¡No, no, no aquí no me para nadie, yo ya me voy! Se acercó el dueño, junto al guitarrista al ver la bulla que estábamos causando y el guitarrista dijo: ¿Y a mí quien me paga? Pregunté: ¿Cuánto es? ¡Yo te pago!
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El guitarrista me dice: ¡Son 100 pesetas! ¡Toma! ¡Acá esta tu dinero! Después dice el dueño del restaurante: ¿A mí quien me paga la botella de vino? Volví a preguntar: ¿Cuánto es? Me respondió el dueño del restaurante: ¡100 pesetas! Toma aquí está, tu dinero. Me retiré del lugar apresuradamente en busca del chofer del taxi, que ya me estaba esperando. Le dije: ¡Vámonos! Entonces me subí al taxi adelante y le dije: Nos dirigimos al Hotel la Gran Vía de la calle José Antonio. Me respondió: ¡Si, yo conozco el lugar! ¿Te llevo para allá? Por supuesto, le respondí. Al momento me dijo: ¡Oye! ¡Pues, yo vi que la cosa era de mala ley! Pero, yo no sé. Yo no podía decir absolutamente nada. ¡No te preocupes le dije, ya pasó! Llegamos al hotel y me retiré a acostarme, porque yo tenía un compromiso al día siguiente, pues había llamado antes de ir al tablado, a Tere Gabarra una gran amiga nuestra aquí en El Salvador y me dijo que cuando fuera de visita a Madrid que le hablara y preguntara por ella, así que yo había hablado con ella y me invitó a almorzar el día siguiente. Me dijo: ¡Estamos algo retirados! Pero mi primo tiene un almacén cerca. Yo le diré de ti y ve donde él, para que te traiga a la casa y almuerces con nosotros. ¡Magnifico le dije! ¡Y así hice! Al día siguiente me fui donde el primo de Tere Gabarra, ya era cerca del medio día, entonces tomamos el auto de él y él me dijo: ¡Mira! ¡Quiero darte un consejo! ¡Antes que nada quiero decirte que Madrid es una ciudad muy pero muy tranquila! ¡Aquí no tienes que preocuparte por nada! ¡Aquí no te va a asaltar nadie a ninguna hora! ¡Debes tener la entera confianza, de que esta es una ciudad en la cual no vas a recibir ningún ataque de nadie! ¡Ahora lo que si te voy a aconsejar! ¡Es que, si vas a un tablado flamenco y te invita alguien de los que está ahí! ¡Eso sí, ahí sí! ¡Te puede costar unas 15.000 a 30.000 pesetas. Pues mira le dije yo: ¡300 pesetas fue lo que me costó! Date por bien servido, porque te costó 300 pesetas que son $30.00 y vas a tener para contar el cuento toda tu vida. Pues si le dije. Aquí en este tiempo del General Franco, tú puedes transitar a la hora que quieras en Madrid y es una ciudad muy segura.
Donde tú estás, el hotel está bien situado, tú vas a la esquina y preguntas: ¿Donde es la Plaza del Sol?, que es uno de los lugares más atractivos en Madrid, hay tiendas y compras lo que tú quieras, todo es relativamente muy barato. 119
Sin lugar a equivocarme es uno de los lugares más baratos en Europa y te recomiendo que si vas a hacer un tour o algo así, que siempre busques un lugar donde te indiquen o en el mismo hotel te lo pueden sugerir y tienes paseos muy bonitos. Puedes ir también al Valle de los Caídos, si tienes tiempo, también puedes ir a Toledo. Al día siguiente, después del desayuno, me fui al Museo del Prado.
Comencé mi recorrido por las diferentes salas del museo, me impresionó mucho la Sala de Goya.
Allí pude observar a la Maja Desnuda, la Maja Vestida y todos los cuadros de Francisco Goya, que son de una expresión muy fuerte.
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La Maja Desnuda Después pasé a la Sala de Velásquez, que es bellísima y excelente, en donde está la Fragua de Vulcano, Las Tres Gracias, y la más famosa de todas, Las Meninas, de la cual traje una réplica, la cual obsequié a don Quino Caso y a mi madrina.
Fragua de Vulcano
Las Tres Gracias
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Las Meninas Casi siempre Velásquez en sus pinturas, refleja una luz, aspecto característico y especial muy hermoso e impactante a la vez Prácticamente me pasé todo el día en el Museo del Prado, al salir por la tarde fui a un teatrorestaurante que quedaba a un nivel más bajo que la calle y la obra que se presentaba era la Sopera. Era una obra muy divertida en la que nos moríamos de la risa, al observar y escuchar lo que presentaban. Después de haber tenido una cena muy suculenta, al regreso de ahí entré a un restaurante grande, en donde había una Estudiantina, todo el mundo reía y cantaba muy alegremente. Regresé al hotel a las 11:00 p.m. y me dispuse a descansar; como ya había hecho planes para ir al Valle de los Caídos, al día siguiente tomé el autocar con otros turistas y nos dirigimos al lugar, que es muy famoso. El Valle de los Caídos o la Abadía de la Santa Cruz del Valle de los Caídos es un monumento construido entre 1940 y 1958 situado en el municipio de San Lorenzo de El Escorial, en la Comunidad de Madrid (España). Se encuentra a 9 kilómetros al norte del Monasterio de El Escorial en la Sierra de Guadarrama, sobre el paraje del Valle de Cuelgamuros. El conjunto pertenece al Patrimonio Nacional desde 1957, año de su apertura al público. Francisco Franco ordenó su construcción, y está enterrado allí junto con José Antonio Primo de Rivera, fundador del partido político Falange Española, así como con otros 33.872 combatientes de ambos bandos en la Guerra Civil, nacionales y republicanos, estos últimos sin el consentimiento de sus familiares, con el procedimiento de robar los cadáveres de sus lugares de descanso.
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El Valle de Los Caídos Y algo extraordinario, es que a una hora muy especial, nos decía el guía, es que entra el sol por un agujero grande e ilumina al Cristo tallado por Beovides, sobre cruz de madera de enebro situado sobre el altar mayor.
También en ese lugar, me di el gusto de ver el Cristo de Velásquez, que es una de sus obras más grandes y famosas. Al regreso visitamos el Castillo del Escorial. Al día siguiente, que por cierto era mi tercer día en Madrid, tome el autocar de nuevo y me fui a conocer Toledo. Tenía muchos deseos de conocer Toledo, sobre todo porque ahí está la “Iglesia de la Resurrección”, pues ahí hay un mural de un pintor, Doménikos Theotokópoulos, el Greco, quien nació en Candía, la capital de la isla griega de Creta (se hallaba bajo el protectorado de Venecia), en el año 1541.
Panorámica de Toledo El Greco vivió en Venecia entre 1566 y 1570; se dedicó a la pintura, notándose en él influencias de Tiziano y del Tintoretto. Allí pintó "La curación del ciego". Luego se radicó en Roma hasta 1576.
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Los 12 Apósteles En Toledo pintó muchos temas religiosos, y también muchos retratos de caballeros, amigos de la sociedad, con los que se rodeaba, llevando una vida opulenta, de grandes gastos, por lo que si bien ganaba con su arte, era más lo que se gastaba, por lo que contrajo deudas. Sus pinturas tienen en común sus personajes con formas alargadas, desproporcionadas pero majestuosas. Crea con resabios bizantinos, figuras que crecen en forma vertical, con una expresividad en los rostros alargados, la mirada, las manos. De su pintura la más importante es El entierro del Conde de Orgas. También después pasamos a la casa de El Greco en donde están sus cuadros más importantes:
El caballero de la mano en el pecho Después nos fuimos por la ciudad de Toledo a ver sus paisajes y todas las cosas que tenia, sobre todo fuimos a ver las espadas toledanas; hice algunas compras pequeñas como anillos y otra clase de joyas, en donde se podían encontrar cosas muy bonitas.
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Después fuimos a visitar El Alcázar de Toledo, que es una fortificación sobre rocas, ubicada en la parte más alta de la ciudad de Toledo, en donde se puede observar todo el panorama y regresamos por la tarde. Por la noche me quedé descansando un momento y arreglando mis maletas y todo, ya que al día siguiente tenía el viaje para Roma, esto era algo muy especial que tenía que preparar para estar listo al día siguiente. Pues bien al día siguiente, cancelé mi cuenta en el hotel, tomé el autocar de Barajas para ir al aeropuerto y abordar el avión de ALITALIA.
Llegamos a Roma al Aeropuerto Leonardo da Vinci, pasé todos los requerimientos de aduanas, pasaporte y todo bien, luego tomé un bus que me habían recomendado y llegué a la Termini que es la terminal y tomé un taxi para el hotel al cual yo quisiera ir, yo llevaba una lista de hoteles entre los que podía. Me fui en el bus y llegamos a la Termini, me dieron mis maletas, esos muchachos que lo ayudan a uno a recoger el equipaje, pues uno de ellos tomó mi valija y me dijo: ¿Para dónde vas? ¿A qué hotel te diriges? ¡Al Hotel Cavalieri Hilton, le respondí! Me dijo: ¡Oh, molto caro! Bueno, también tengo otro hotel. El Metropole. Me dijo, también ese está muy bueno. Y comenzó a correr y yo detrás del fulano, sin saber para donde me llevaba, ni nada y dimos la vuelta hacia una esquina, luego se dirigió a la derecha y como a media cuadra estaba el rótulo del Hotel Metropole. Llegué al lugar, entré y pedí la información sobre sus costos, la verdad es que el precio era muy bueno, conveniente, excelente y muy bonito el hotel. Años después cuando estuve de regreso en Roma, nos tocó con Meches, hospedarnos en el hotel de enfrente, y en realidad tenía unas buenas habitaciones, amplias y cómodas. 125
Ahí llegaban las tripulaciones de los aviones, a pasar la noche y eso pues, le da la categoría que tiene el hotel y sus precios son muy accesibles. Al día siguiente, tomé un tour y lo primero que hice fue irme al Vaticano, pero antes de eso había hecho un city tour, para ver la cuidad y orientarme, vi de pasada las fuentes, las calles principales, etc., etc. Después tenía que ir a verlas más despacio, también vi el Circo de Roma, pasamos por ahí y dije: Por aquí voy a venir caminando, por todo esto. Hasta que llegamos después al Vaticano, lo primero que hice fue entrar a la Capilla Sixtina. Es la capilla más famosa del Palacio Apostólico de la Ciudad del Vaticano, se encuentra a la derecha de la Basílica de San Pedro y originalmente servía como capilla de la fortaleza vaticana. Es famosa por su arquitectura, evocadora del Templo de Salomón del Antiguo Testamento, y su decoración al fresco, obra de los más grandes artistas del Renacimiento, incluyendo a Miguel Ángel, Rafael y Botticelli.
Es un recorrido maravilloso, ver las pinturas de Miguel Ángel, sobre todo estar viendo esa bóveda, en la que uno se da cuenta de la magnificencia de sus pinturas y todo lo que está ahí, al principio de la bóveda está pintado el principio del mundo, donde está representado Dios, con el hombre tocándose los índices, el renacer de la vida, toda esa capilla pequeña y llena de tanta historia y maravilla. En el fondo de esta bóveda está la pintura del Juicio Final. Esta capilla tiene sus leyendas y anécdotas, ahí el mismo Miguel Ángel puso a algunos de los papas en el infierno, Dicen que las figuras eran unos desnudos, como ahora y vino el Papa a verlos y mandó a ponerles taparrabos para cubrirlos, pero ahora que volví a verlas en otro viaje posterior estaba restaurada la Capilla Sixtina y volvió a maravillarme y encantarme con esa belleza que tiene.
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La Capilla Sixtina Después tuve la oportunidad de pasar por el museo y ver esas riquezas tan grandes de la iglesia, que algunas veces uno piensa que ahí hay tanta riqueza y la iglesia que se interesa en eliminar la pobreza, de aquí podría sacar mucho dinero y todo esto podría repartirlo entre los pobres como decía El Señor. Sin embargo, un sacerdote muy amigo mío me decía muy especialmente: No crees tú, que es mejor que estén ahí Para que miles de millones de personas, que van a conocer esas obras, tengan el derecho de pagar una entrada, la cual si sirve para crear un fondo y poder repartirlo entre los desprotegidos. En realidad me dio en que pensar y vi que tenía razón, conservaban esas maravillas y a la vez le sacaban un fondo sin perderlo. Era como una inversión, tomar solo los intereses y conservar el capital, el cual cada día se hacía más grande por el valor que iban teniendo a medida que tenían más años. También podemos decir que es una característica de la arquitectura renacentista y reflejaban el creciente interés en la herencia Clásica de Roma. El techo de la capilla es una bóveda de cañón rebajada que surge de una serie de lunetas que rodean las paredes donde surgen los arcos de las ventanas, está cortada en sentido transversal por pequeñas bóvedas formadas sobre cada ventana, fue pintada originalmente de color azul brillante con estrellas doradas, según el diseño de Piermatteo d´Amelia, el pavimento es de Cosmatesco, un estilo decorativo que usa mármol y piedra coloreada en un diseño que refleja la proporción previa en la división del interior y también marca el camino procesional desde la puerta principal, utilizado por el Papa en ocasiones importantes, como el Domingo de Ramos.
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Regresé al hotel y fui a la iglesia que me quedaba más cerca, oí las campanas, comencé a caminar y llegué a una gran calle comercial, que sale de la Piazza del Popolo, al norte de la parte antigua de Roma, para alcanzar la Plaza de España.
Tomamos el avión de Pan American, desde el Aeropuerto de Fiumicino en Roma, para volar al Aeropuerto de Orly en París, Francia. Eran las 7:00 a.m., esperamos llegar alrededor de las 9:00 a.m., el vuelo era muy entretenido porque ponían unas películas que tenían historias muy divertidas para que nos divirtiéramos un rato, pasaban las azafatas y nos ofrecían vino. Tomé una copa de vino blanco, muy delicioso y de consistencia medio seco, leyendo una revista en el avión para darme cuenta de lo que podía encontrar, me dirigí hacia el almacén que llevan en el mismo avión, para hacer algunas compras, pero es tan corto el viaje, que no da tiempo de ordenar nada. Pasadas las dos horas de vuelo, nos avisaron las azafatas que comenzáramos a abrocharnos los cinturones, porque va a descender el avión en el aeropuerto de Paris. Llegamos al aeropuerto de Orly, todo muy bien y tranquilo, pasamos aduanas, también pasamos donde revisan los pasaportes, recogimos el equipaje y una vez en la calle, tomé una buseta que nos llevó hacia la terminal. Al llegar a la terminal, tomé un taxi y le indique que me llevara a la Rué De Montabor, al Hotel Montabor, el cual está muy bien situado, por eso me gustó mucho, pertenecía a unos señores españoles, que vinieron a Paris hace mucho tiempo. Llegué al hotel y me acomodaron en una habitación muy confortable y hermosa, les informé todo lo que tenía que hacer en el hotel para que me brindaran sus servicios, pasadas unas horas me acosté a descansar para prepararme para el día siguiente. El siguiente día, ya dentro de mi programa me ubiqué donde estaba y hablé con el conserje; para mi sorpresa, todo el personal del hotel hablaba español muy bien y me pude comunicar sin ningún problema. El conserje me dijo: Caminando hacia la salida del hotel a la derecha, a unas dos cuadras, está la Plaza Vendone. Usted puede ir a pie perfectamente. Vale la pena hacer este recorrido.
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Después que vea la Plaza de Vendome, se puede dirigir hacia las Tullerias y su primera parada, puede ser el jardín de las Tullerías, que se encuentra en el Museo de los Impresionistas. ¡Vale la pena conocerlo Señor! Pues bien, así lo hice y después que ver la Plaza de Vendome me dirigí a las Tullerías y mi primera parada fue el Jardín de las Tullerías, luego pude observar y admirar el Museo de los Impresionistas, que vale la pena conocerlo, porque hay cuadros muy bonitos y especiales de estos pintores, por ejemplo están pinturas de Monet, Degas y de otros pintores muy famosos.
Me dirigí como se me indicó hacia la Plaza de La Concordia, lugar muy famoso e histórico (durante la revolución francesa, pues aquí decapitaron a María Antonieta, Reina de Francia, esposa de Luis XV).
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Ubicándome muy bien, fui hacia Las Tullerias y entré al Jardín de las Tullerias
Estuve más de una hora visitando el museo de los Impresionistas, y quedé muy impresionado y fascinado, sobre todo con un cuadro de Monet, de quien por cierto me encantan sus pinturas.
Después, de La Concordia, paso el puente y caminando por los famosos Campos Elíseos, voy admirando los diferentes comercios, ventas de autos de marcas famosas, boutiques para señoras y caballeros, restaurantes; y me detuve frente al Lido, uno de los cabarets más famosos del mundo, para admirar la cartelera.
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Arco del Triunfo en París Ese día caminé mucho, quizá como una hora y media más o menos, llegué al Arco del Triunfo, en donde también está situada la Plaza de Antua, en la cual convergen muchas avenidas principales, se llama la Plaza Etoile o sea la Estrella por su forma singular; aquí está una llama siempre encendida en conmemoración al soldado desconocido; bajo este arco desfilaron los soldados aliados cuando liberaron Paris para la Segunda Guerra Mundial. Pensar toda la historia que está reflejada ahí en ese arco, solo eso ya es una belleza, después regreso por los Campos Elíseos a las Tullerias y de nuevo al hotel, descansé un rato y me preparé para mi recorrido de la tarde.
Después de descansar me comunique con el conserje del hotel, para planear mi tarde en Paris; por lo que me dirigí a Galerías Lafayette; en el camino tomé un almuerzo rápido y llegué a mi destino; estas Galerías son tiendas de departamentos similares a las Preciado de Madrid; pasé buena parte del tiempo recorriéndolas y compré unos perfumes para Meches, así como un lindo vestido blanco y negro para fiestas el cual le encantó.
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El Molino Rojo Salí de Galerías cerca de las siete de la noche dirigiéndome al Moulin Rouge, un famoso cabaret que me habían recomendado para ver el baile del Can Can en la Plaza Pigalle. Cuando llegué todavía no había terminado la primera función, así que aproveché para ir al Nueva Eva otro cabaret cercano en la misma plaza que tenía un espectáculo nudista muy bueno. Al salir de allí, me di cuenta que estaban saliendo del Molino Rojo y me fui a ver el espectáculo; compré una entrada para el segundo nivel desde donde pude apreciar la función en todo su esplendor. Recuerdo que al solo comenzar pasaron unas bellas coristas montando unos caballos de madera parecidos a los de un carrusel; después salió de abajo del escenario y fue subiendo poco a poco una piscina en la que nadaban las muchachas con unos mini vestidos que no dejaban nada a la imaginación; luego un mago y después unos malabaristas y un ventrílocuo que hacía las delicias del público manejando al muñeco vestido de etiqueta que tenía en su regazo. Para terminar la función el plato fuerte, fue el de las bailarinas del Can Can; aproximadamente veinte bellas señoritas que entraron corriendo a la pista en una armonía perfecta con la agilidad y rapidez de la juventud, al ritmo de una música alegre; los aplausos y los gritos de ellas se mezclaron con los del público. Primero formaron filas de diez a cada lado moviéndose continuamente y fueron saltando sobre sus manos a encontrarse a media pista hasta el otro lado; luego regresaron en la misma forma a sus posiciones anteriores sin dejar de moverse al ritmo de la música un solo instante. Después se tomaron de las manos formando un círculo y se volvieron a separar. Esta vez unas adelante y las otras atrás, las de atrás frente al público y las de adelante de espaldas al público, moviéndose sin descansar un solo instante se volvieron a entrecruzar en el centro del escenario hasta la posición de las anteriores en todo momento con las faldas recogidas hasta el pecho en un movimiento continuo acompañadas del movimiento de sus piernas hacia arriba y hacia abajo. Se juntaron todas atrás y corrieron al frente de la pista en donde aterrizaron con las piernas adelante y atrás. Gritos interminables de ellas y del público en una locura incomparable; los aplausos atronadores llenaron el ambiente en una loca alegría. Salí como a las doce de la noche, eufórico y contento de ese bello espectáculo.
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Al día siguiente me fui al Museo del Louvre en donde pasé la mañana viendo los cuadros y las esculturas entre las que más me gustaron la Venus de Milo y la Mona Lisa, también conocida como La Gioconda; esta última obra es un pequeño cuadro que está resguardado por una increíble seguridad.
Catedral de Notre Dame Por la tarde me fui a la catedral de Notre Dame, admirando esta magnífica obra arquitectónica y me deleité con los cuatro rosetones que adornan su interior; vitrales incomparables en donde las luces juegan con los ojos de quien los admira. Al salir de la catedral me tomé un café en un pequeño restaurante y admiré las gárgolas que adornan el exterior, me fui a tomar una lancha restaurante en donde cené y me di el gusto de ver Paris iluminado paseando por las calles; en la noche me recogí temprano para aprovechar el siguiente día. Durante el mes de febrero, en Paris está frio el clima y yo me llevé un abrigo apropiado para la ocasión por lo que no tuve problema con el clima. Salí del hotel hacia la Tumba de Napoleón en donde pasé casi una hora. El lugar invita al recogimiento y a la mediación, así como al recuerdo de este hombre que conquistó casi toda Europa. Seguí a la Torre Eiffel en donde me subí al último piso donde dejan estar y desde allí vi la grandeza de la Ciudad Luz; miles de personas visitan diariamente este monumento para llevarse fotos como recuerdo de un viaje inolvidable. Cuando bajé, me dirigí al Barrio Latino en donde pasé por la Sorbona y me deleité viendo pasar a bastante gente desde la silla que había elegido en una cafetería. 133
Tomé el metro y me fui a mi hotel; vale la pena mencionar que el metro de Paris es fácil de manejarse en él y tomarlo como medio de transporte, mientras se goza de esta bella ciudad. Esa noche, por recomendación del conserje del hotel, fui a disfrutar de la celebración del centenario del Follies Bergere con un programa especial para la ocasión; el teatro tiene una capacidad para aproximadamente doscientas personas y el espectáculo duró cuatro horas. Entre las cosas que recuerdo del espectáculo fue una linda señorita que salía bañándose dentro de una copa de champagne y al final bajaba del techo una réplica de la torre Eiffel en cada esquina y de la torre una bella artista saludando al público.
Follies Bergere Regresé a mi hotel porque al día siguiente tomaría por la tarde el avión de Pan Am para New York. Por la mañana del siguiente día preparé mi valija, pagué la cuenta del hotel y me dirigí al aeropuerto, tomando el avión para New York en donde me junté con mi tío Venancio quien seguía viviendo en su adorada ciudad. El tiempo en la gran manzana era ventoso y muy frio; de todos modos salimos de paseo bien abrigados. Pasé dos días con él y regresé a El Salvador vía Miami y cuando llegué al Aeropuerto de Ilopango, me estaban esperando Meches y mi mamá, con la noticia de que Carlitos Hernández, hijo de Adelita de Machón había fallecido en un accidente automovilístico. Este fue mi primer viaje a Europa, creyendo que solo tendría esta oportunidad, lo preferí, en vez de ir a darle la vuelta al cono sur de América; sin embargo, el destino ha querido que regrese varias veces acompañado de Meches y en otras ocasiones de Carmen y Silvia, mis hijas. En su oportunidad me referiré a estos viajes.
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12. Viaje a México y Mundial 1970 En 1970 comencé a trabajar en una consultoría con Haydee Velazco De Caro, ella tenía una agencia de Sellos Trébol, la cual por alguna razón había decaído en sus ventas y me pidió que le ayudara para ver qué podía hacer, estuve trabajando con ella varios días y logramos conseguir una gerente de ventas y organicé unas pláticas para sus agentes. Al final, ella me reconoció 5.000 colones por el trabajo realizado; este dinero, yo pensé en usarlo para una convención que iba a tener lugar en Acapulco, precisamente después del campeonato mundial de fútbol1970, que se jugaría en México, así que para ver la final del Mundial de Fútbol podía combinar ambos eventos. Meches y yo, nos fuimos para ver los últimos juegos del Mundial 70, los cuartos de final, semifinales y final. Nunca habíamos estado en México, esa era la primera vez que visitábamos ese país y tuvimos la suerte que nos recomendaran el Hotel Ronfel; nos lo recomendó un amigo mexicano, que hace poco murió, era un publicista muy famoso, Rubén Rosell Ortega. Nos fuimos para México, en busca del Hotel Ronfel y cuando llegamos nos dijeron que no había ninguna habitación, así es de que nos sugirieron que fuéramos al hotel que estaba enfrente que se llama “Guadalupe”. Cuando llegamos al hotel, el encargado nos dijo: No hay ninguna habitación disponible señor. Y se me ocurrió decirle: Mire, nosotros no venimos solo por los juegos del mundial. Nos vamos a quedar todavía después del mundial una semana más, porque vamos a asistir a una convención que tenemos programada en Acapulco. Entonces me respondió el señor encargado: ¡Ah bueno! Déjeme ver un momentito. Luego, regresó y me dijo, si tengo una habitación. Y le preguntamos que cuál era el precio de la habitación. Nos respondió que eran $10.00 dólares por habitación, que incluía el desayuno. ¡Imagínense! ¡$10.00 dólares con desayuno incluido! ¡En ese tiempo, 1970 para los días del mundial! Fuimos con el botones, nos llevó a una habitación muy bonita, prácticamente una pequeña suite, con un balcón, una terracita muy bonita, muy bien arreglada la habitación y confortable con todos los servicios. Se acercaba la hora del almuerzo y dijimos: Vamos a ver si encontramos este restaurante que nos recomendó Rubén Rosell. Su nombre era “Rafaelos”, que quedaba ahí precisamente en Revillagigedo, después supe que eran varios del mismo nombre, pero uno de ellos estaba ahí y caminando fuimos en busca del restaurante. Lo encontramos y entramos, nos atendieron muy bien, nos dieron un suculento almuerzo y todo el servicio en realidad era como nos lo había comentado Rubén. Por la tarde salimos a pasear, estaba bien cerca de un parque y del otro lado estaba el Teatro Nacional, cerca de ahí también estaba el Teatro Blanquita, en donde presentaban espectáculos mexicanos con cantantes nacionales y no muy lejos del lugar se encuentra la “La Plaza Garibaldi”, donde se puede ir si uno quiere a pie o en carro, pero nosotros andábamos haciendo un recorrido.
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Entramos al hotel, descansamos un rato y por la noche fuimos al Teatro Blanquita y escuchamos al cantante Vicente Fernández que estaba en su apogeo; pasamos una noche muy agradable y regresamos al hotel a descansar. El día siguiente estaba programado el primer juego que veríamos, era el partido para definir el tercer y cuarto lugar que estarían disputando Alemania y Uruguay. Ese fue el primer juego que vimos en el Estadio Azteca, llamado el Coloso de Santa Úrsula, como le dicen los mexicanos, después el domingo era la gran final que se jugaría entre Brasil e Italia. Italia tenía una cierta desventaja, ya que había tenido que luchar con adversarios bastante fuertes para llegar a su clasificación y además, Brasil tenía un equipazo tremendo para esa final, yo creo que es el mejor equipo que ha tenido Brasil en un campeonato mundial. Nos fuimos a un hotel en donde estaban alojados unos amigos salvadoreños y juntos tomamos el Metro que nos llevó cerca del estadio, y caminando, llegamos al estadio. Nosotros ya teníamos los tickets comprados. Estábamos ubicados en un segundo nivel, casi detrás o a un lado de una de las porterías y el espectáculo era impresionante, es un estadio con capacidad para más de 100 mil personas, lleno total y la alegría que se veía en todos los rostros para ir a ver semejante espectáculo. Para muestra un botón, por Italia estaba jugando el máximo guardameta que ellos han tenido, Dino Zoff, Gigi Riva, Gianni Rivera a quien le llamaban el niño de oro, Tarcisio Burgnich, Roberto Boningsegna y su Capitán el defensor Giacinto Facchetti.
Selección de Fútbol de Italia Brasil, indiscutiblemente tenía un equipazo tremendo, una delantera maravillosa con Pelé al centro, como su máximo referente.
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Selección de Fútbol de Brasil Once Titular: Portero: Félix, Lateral Derecho: Marco Antonio, Lateral Izquierdo: Carlos Alberto quien era el Capitán del equipo, Central Derecho: Brito, Central Izquierdo: Piazza, Mediocentro: Clodoaldo, Mediocentro: Gerson, Interior Derecho: Jairzinho, Interior Izquierdo: Rivelino, Delanteros: Pelé y Tostao. El equipo brasileño era dirigido por Mario Zagallo, jugaban cinco jugadores que hubieran sido balón de oro: Gerson, Tostao, Rivelino, Jairzinho y Pelé. Gerson ponía el toque de balón, era el hombre que movía el juego brasileño. Era algo increíble. Antes del juego comenzaron las ceremonias de la presentación de los equipos y pasó por donde nosotros estábamos un avión de Italia tirando rosas entre los asistentes, muy pocas gentes pudieron ver esto, porque era tan grande el estadio que quedábamos al otro lado prácticamente y nosotros tuvimos la suerte de verlo. Comenzó el juego, muy bonito. Casi al final del primer tiempo, vino Pele y metió un gol de cabeza, sin embargo lo anularon porque la pelota, producto de un córner, había salido de la línea final y había entrado de nuevo al campo de juego, cuando Pele anotó el gol. En el segundo tiempo hubo un momento en que Pelé estaba frente a Burgnich un defensor italiano; el pobre no hallaba qué hacer, no lo podía parar y al final el score fue de 4 goles a 1. Al terminar el partido, todo fue una locura. Brasil conquistaba su cuarta copa mundial. Regresamos al hotel como a las tres de la tarde y había una gran alegría. Los italianos estaban felices a pesar de todo, junto a unos brasileños allí hospedados, ya que había sido una final digna porque Italia consiguió un segundo lugar y Brasil el campeonato mundial. Nos quedamos por la noche en el hotel y después fuimos a un cabaret, en donde actuaba entonces con gran fama Marco Antonio Muñiz, quien cantaba Por amor y era uno de los más famosos cantantes de México, el lugar se llamaba “La Fuente”, era un restaurante donde por cierto encontré a Koky Zedán, persona muy conocida en la ciudad de Sonsonate. A la salida nos fuimos para el hotel y nos quedamos una semana. Un día domingo fuimos a ver el espectáculo que se presentaba en el Teatro Nacional, en donde actuó el Ballet Folklórico de México y por la tarde nos fuimos a Xochimilco a ver las chalupas con la gente y los mariachis cantando sus rancheras. Al día siguiente aprovechamos para ir a Viajes Polvani y ahí nos hicieron un itinerario, en el que nos decían que por $500.00 dólares viajaban dos personas, nos llevarían a Cuernavaca y dormiríamos en Taxco; de Taxco nos llevarían hasta Acapulco y nos hospedarían en el Hotel Presidente, donde se iba a desarrollar la convención de Centro América y Panamá del ISCAP.
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Tomamos unos tequilas y luego nos fuimos a descansar. Estuvimos de acuerdo y no recuerdo si eran $500.00 dólares por los dos, incluyendo la alimentación, así que el pago incluía hotel, alimentación y traslado; la sorpresa fue que el día lunes muy temprano llegó un chofer a buscarnos, que iba con un carro último modelo marca Chevrolet, de esos impalas grandes y nos dijo que iba a estar a la orden nuestra por orden de viajes Polvani y que nos íbamos para Acapulco, pasando por Cuernavaca y así fue. Estuvimos en Cuernavaca y nos alojamos en una posada llamada “Las Jacarandas”, muy linda donde estuve después en un seminario de LIAMA SDE (Sales Development Executive). El hotel tenía una suite para luna de miel, una de ellas se llamaba El Nido de Amor, que estaba entre las ramas de un árbol y era preciosa, había también una suite muy bonita que era una casa al estilo japonés y bueno, después el guía nos llevó a otros lugares de Cuernavaca algo de prisa porque íbamos camino a Acapulco. La realidad es que íbamos a Taxco, lugar al que llegamos por la tarde y nos llevó el motorista a un hotel en el paquete que habíamos adquirido, era un hotel muy lindo. Allí tuvimos la cena, había una especie de discoteca, estuvimos bailando con Meches, después.
Al día siguiente aprovechamos para conocer Taxco que es un pueblo de México muy conocido porque allí se vende mucha plata, así que compramos unos anillos y otros objetos de plata. Después nos fuimos para Acapulco a la Convención del ISCAP y nos hospedamos en el Hotel Presidente, en donde teníamos incluida la alimentación, que es un señor hotel, un hotel de cinco estrellas. Un sitio maravilloso y ahí estaba toda la delegación de El Salvador con Mario Delgado Gamboa, Renato Roberso, Manuel Henríquez, Paco Medrano y otros miembros más de la delegación. También estaban los representantes de Guatemala. Era un grupo muy bueno y muy grande, entre ellos estaba Luis Mendizábal, que era uno de los mejores vendedores que tenía Oscar Echeverría en Guatemala.
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Luis Mendizabal nos invitó a su suite y tomamos unos tragos con ellos y comenzamos a departir antes de la inauguración de la convención y el chofer siempre llegaba por la noche a preguntarnos si queríamos ocupar sus servicios o si él se podía retirar y casi siempre a las 9:00 p.m. lo dejábamos libre para que se fuera a descansar. Al día siguiente por la mañana hubo trabajo y por la tarde se programaron paseos; teníamos el carro a la orden y fuimos a un lugar en donde el espectáculo era que un clavadista, se lanzaba desde una roca hacia el mar con una caída de 20 metros. La sensación que daba, la emoción de verlo tirarse en donde había rocas a los lados, era muy impactante, por el peligro que eso implicaba y verlo salir después del agua, con todo el mundo aplaudiéndole. Nuestro motorista nos llevó a conocer Acapulco, en lo que se refiere al pueblo y conocimos muchos lugares. La Convención Centro América y Panamá estuvo excelente y después regresamos siempre en el carro que nos habían asignado Meches y yo. El día sábado para sorpresa nuestra, el chofer pasó a una hacienda, pero primero se salió de la carretera cuando íbamos en camino y le pregunté que para dónde íbamos. Vamos a una hacienda en donde almorzaremos, ahí filman películas y tal vez tenemos la suerte de ver que estén filmando; de todas maneras la comida es excelente y es agradable para que descansen un rato porque después regresamos al Distrito Federal. Efectivamente, era un lugar muy folclórico con mariachis cantando, estaba alegrísimo, otras parejas y familias disfrutando el día y nosotros la pasamos de maravilla, después regresamos a la ciudad de México, a eso de las 6:00 p.m. y a esa hora nos dijo el chofer, estamos en el hotel y hemos terminado nuestro recorrido. En realidad la pasamos muy bien, ese día era sábado, también visitamos el día lunes Teotihuacán y Xochimilco. Antes habíamos hecho una visita muy especial al Santuario de la Virgen de Guadalupe y además de la iglesia grande que hay, va pasando uno como en una forma de procesión por la parte de atrás en donde está el lienzo de la Virgen, que se plasmó cuando Juan Diego, le extendió la tilma y se llenó de rosas. Regresamos encantados de México con todo el deseo de volver en el menor tiempo posible y también es bueno comentar que habíamos tenido en el Club 20-30 a un mexicano que vivió mucho tiempo con nosotros, de nombre Julio Millán y su esposa Lucia. El trabajó para los Vairo y fundó ANAES. Hablamos por teléfono con ella y nos fueron a recoger entre semana y por la noche nos invitaron a salir. Llegaron por nosotros y fuimos a un restaurante, en donde actuaba un conocido declamador que precisamente recitó El seminarista de los ojos negros, una de las poesías que más me gusta oír a mí. Julio Millán, fue una persona muy querida por nosotros, por cierto con él y su esposa nos reunimos en San Salvador en muchas ocasiones, en la casa de los Duarte y en la casa de los Millán, que estaba ubicada frente la casa de Rolando y Margot, y nos reuníamos también con Eduardo Gavidia e Inge, su esposa. En México, Lucía y Julio, nos atendieron en una forma increíble. Julio estaba muy ocupado en esos días, así que Lucia nos estuvo atendiendo durante el día, nos llevó a conocer su casa, vivían en El Pedregal, que es una zona muy linda de México, siempre estaremos agradecidos con ellos.
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Terminamos todo nuestro recorrido y estábamos de regreso en El Salvador. Quiero dejar constancia de este viaje muy bonito, sobre todo por la experiencia de haber visto un mundial de fútbol que siempre había anhelado y lo conseguí. Ya había visto una serie mundial de beisbol y ya había visto una serie del Caribe, cuando estuve viviendo en Puerto Rico, muchos antes del mundial de México.
13. Presidencia de Asociación de Anunciantes de El Salvador Trabajaba en la Compañía General de Seguros cuando una mañana me llamó don José Domingo y me dijo: Don Antonio quiero que esta tarde vaya a la sesión de ANAES porque don Ismael va de viaje y como usted es el suplente, tendrá que ir en su lugar. A las seis de la tarde me presenté en la sesión encontrándome con los representantes de otras empresas; estaban Mario Osorio por la Constancia, Jorge Ramos por DIDEA; Salomón Villalta por CAESS; Gloria Argumedo por el Hotel El Salvador y Monserrat Plana Boter. Ese día se elegiría la presidencia y cuál fue mi sorpresa que me eligieron a mi; lo que les agradecí profundamente. Cuando le conté a don José Domingo, me dijo- no lo felicito porque va a tener que dedicar mucho tiempo a ese puesto honorario y ojalá que no lo distraiga de sus labores de la oficina; además es un servicio a la comunidad y espero que todo le vaya bien. En ANAES tuvimos que trabajar con la asociación de medios publicitarios; con la asociación de Agencias de publicidad y con los dueños de los mismos negociando las tarifas. En una sesión decidimos hacer una larga campaña para premiar a los mejores anuncios y campañas publicitarias pusimos como premio el Texiztecatl de oro, el nombre del dios de la comunicación en lengua Pipil. Fue un trabajo arduo en el que participaron: Moderna Noble y Asociados de Rubén Rosell, Publicidad Comercial de Roberto Hill, IPC publicidad de Napoleón Velarde, Publicidad Díaz de Toño Diaz, MacCann Erickson y otras más. El premio lo ganó la empresa Moderna Noble y Asociados. La noche de la premiación fue una cena bailable en el Hotel El Salvador, habiendo entregado los premios los directivos de ANAES y a mí me tocó dar el discurso de estilo como presidente. En el mes de diciembre acordamos los medios, las agencias y los anunciantes formar el Consejo Nacional de la Publicidad y fui electo presidente provisional, en ese entonces para fomentar el espíritu navideño hicimos la campaña: “Deje salir su Ángel“, la que causó un gran impacto en la comunidad. Al final de mi periodo le entregué la presidencia a Jorge Ramos de DIDEA. Años más tarde, reclute a Gloria Argumedo y a Salomón Villalta para que trabajaran conmigo en la PALIC y en los viajes que me tocó hacer a Nueva Orleans como gerente de distrito y de ventas de la compañía fui siempre atendido con especial aprecio por Mario Osorio quien se desempeñaba como Cónsul de El Salvador en esa acogedora ciudad en la que pasamos momentos muy agradables y si alguna vez llegara a sus manos este libro, aprovecho para agradecerle todas sus atenciones para conmigo.
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14. Trabajos especiales Con permiso de don José Domingo Menéndez Gerente General de la Compañía; para aumentar mis ingresos formé la Escuela de Ventas y Superación Personal, en la cual se impartían cursos a los vendedores de empresas dos veces por semana de 8 a 10 p. m. Las clases se dividían en dos partes; la primera parte estaba a cargo de un profesional distinguido de la comunidad y trataba sobre la conducta de las personas. Al principio las dio un Psiquiatra amigo mío, el Dr. Mario Rauda, después cambiamos a mercadeo y el profesor fue René Varela Santamaría. La segunda parte trató sobre las técnicas de ventas desarrolladas en mi libro “Venda más hoy, mañana y siempre”. Conté con el patrocinio de varias empresas; entre las más asiduas estaban Almacenes Kismet de María de Boet, La Constancia, Keilhahuer, DIDEA y otras más. Comenzó Mario Delgado Gamboa a ayudarme en la formación de los grupos; luego Julio René Vargas y por último, mi hijo José Antonio. Vale la pena mencionar, que Julio René Vargas trabajó conmigo todo el tiempo que estuve en la Compañía General de Seguros Los cursos los impartimos en el Hotel San Salvador, en el auditórium de La Constancia y en el auditórium de la Asociación Salvadoreña de Industriales (ASI). Dentro de los trabajos especiales también debo mencionar la asesoría a la empresa Sellos Trébol y Club Salinitas, en donde me tocó organizar el sistema de ventas.
Gran Hotel San Salvador
Tienda de Kismet en la 79 Av. Norte 141
13. Regreso a Panamerican Life Insurance Company Antes de aceptar la invitación de don Roberto Andino, tuvimos tres almuerzos en los cuales me propuso regresar a la Pan American Life Company, sucursal de El Salvador. En esos días yo estaba trabajando todavía en la compañía General de Seguros y en el último de los almuerzos, le dije a don Roberto que había decidido aceptar la invitación que me había propuesto, para encargarme del Distrito Central en la sucursal. Entonces acordamos que pondría mi renuncia a don José Domingo Menéndez, para que hiciera los trámites correspondientes. El 3 de enero de 1973 hice mi carta de renuncia y se la entregué personalmente a don José Domingo Menéndez. Él se sorprendió mucho. ¡Bueno, don Antonio! Esta es la segunda vez que usted nos quiere dejar, en esta ocasión, su renuncia es irrevocable. Solo le quiero solicitar un favor. Lo que usted quiera, don Domingo, usted sabe que estoy a sus órdenes, le contesté. Claro, me dijo. Aquí menciona que su renuncia es a partir del día 3 de enero, sin embargo, yo le voy pedir muy especialmente que le diga a don Roberto que lo deje con nosotros hasta el último día del mes de marzo. ¿Le parece bien?, preguntó. Don José Domingo, usted ha sido un excelente jefe para mí, lo aprecio mucho, tanto a usted como a la compañía. Aquí he tenido una experiencia muy buena en el desarrollo de mi carrera, desde luego voy a hablar con don Roberto Andino y le haré saber esta petición. Yo estoy seguro de que él va a acceder, no obstante, si él no lo hiciera, yo no me iría de la compañía. Don José Domingo continuó: Mire, don Antonio, se lo agradezco. Por favor, comuníquese con el señor Andino y me hace saber lo que decida. Le dije, con todo gusto le informo. Estábamos en la oficina de don José Domingo, subí a mi oficina y pedí una llamada telefónica para hablar con don Roberto Andino y le informé de la petición de don José Domingo Menéndez. ¡Ay, me dijo, esto trastorna un poco mis planes! Yo esperaba que en enero tú ya estuvieras trabajando con nosotros, me dijo don Roberto. Sin embargo, para salir de una parte, siempre hay que ser condescendientes y dejar las puertas abiertas. Escribiré a la casa matriz. Le diré a Frank Carrico cuál ha sido el resultado de esta última conversación que he tenido contigo, para que tú vengas a la oficina a partir del mes de abril. Muchas gracias, don Roberto, así lo haré, se lo comunicaré a don José Domingo. Bueno, entonces hasta el mes de abril, concluí.
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Me despedí de don Roberto y después bajé a hablar con don José Domingo y le hice saber en qué había quedado con don Roberto. Me agradeció mucho la decisión y terminamos en el mes de diciembre sin dar ninguna noticia. Días más tarde, en la cena de Año Nuevo, hicimos todo lo que hacíamos todos los años: dar a conocer los resultados anuales, los cuales habían sido muy buenos. Los agentes también tenían una cena en esos días e invitaban a los ejecutivos y ellos nombraban al ejecutivo que más había colaborado con ellos en el desarrollo de su trabajo. Fuimos a la cena y en esa cena tomó la palabra Renato Roberso, que era el encargado de leer la famosa memorita, pero en esa ocasión lo hacía para dar a conocer quién era el ejecutivo que había colaborado más con ellos en el Departamento de Ventas. En realidad, fue una sorpresa que me nombraran a mí, porque yo no tenía que ser escogido por ellos, ya que ese era mi deber como Gerente de Ventas, estar con ellos todos los días, tratando de que las ventas mejoraran; sin embargo, de alguna manera se había filtrado la noticia de que yo dejaría la compañía. Y como un recuerdo, más que todo, como una especie de agradecimiento, suscribieron un pergamino en el cual me daban las gracias por todo lo que había hecho por ellos durante los años que habíamos trabajado juntos; todavía conservo este recuerdo. Así llegó el último día de diciembre, continué en la compañía en enero y seguimos nuestro trabajo habitual hasta llegar al 30 de marzo. Unas semanas antes, la Gerencia hizo circular un memorándum dirigido a todos los empleados y a los jefes. En ese memorándum, la compañía me agradecía toda la colaboración que le había dado para aumentar las ventas de una forma tan rápida. Fue una distinción que me honró, naturalmente; también fui recibido en una sesión especial por la Junta Directiva de la Compañía General de Seguros. En el salón de sesiones se encontraba el presidente, don José Miguel Dueñas; el secretario Dr. Margarito González Guerrero, también estaban don Alfonso Álvarez Lemus, don Federico García Prieto, don Jaime Hill y otros personajes cuyos nombres no recuerdo. Esto fue algo muy especial e inolvidable para mí, me dieron como agradecimiento una bandeja de plata que conservo entre mis recuerdos. El 1 de abril de 1973 me presenté a las 8:00 a. m., para iniciar mis labores en la sucursal de Pan American Life Insurance Co. Don Roberto me recibió con mucha alegría: ¡Bienvenido a esta que es tu casa! Ven, te voy a presentar con el personal de la compañía, comenzando por mi secretaria, Señora de Sánchez y a Aureliano Cristales, Gerente de Administración, a quien ya conoces. Luego me dijo: Vamos, te llevaré a tu oficina. Llegamos a un cuartito de más o menos 2.50 por 3 metros, en donde había un escritorio, una credenza y dos sillas. Esta va a ser tu oficina. No dejé de sorprenderme un poco, al compararla con la que había tenido en la Compañía General de Seguros, con dimensiones de 4 por 5 metros, un escritorio ejecutivo y una sala para atender al público.
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Llamó a la secretaria y me presentó. Ella es Natalia, sus servicios los vas a compartir con Rómulo Rivas Blanco, que está aquí en la oficina de la par. De nuevo me sorprendí, porque yo en la General había tenido tres secretarias solo para mí y aquí tenía que compartirla con el otro gerente. No obstante, pensé: Ya quemé mis naves y, de aquí en adelante, tengo que trabajar duro para lograr los objetivos que me he propuesto. Don Roberto me dijo vas a tener tres agentes antiguos sobre los que no tendrás comisiones: Luis Ángel Soto, Quentin Farrand y Cuéllar. Ese mismo día, cuando ya me retiraba por la tarde, pasé por la oficina de Rómulo, quien era mi amigo desde antes, y lo saludé. Toño, bienvenido. Siéntate que quiero hablar contigo, ¿Dime sinceramente por qué has dejado la Gerencia de Ventas en la Compañía General de Seguros, para venir a ocupar el cargo de Gerente de Distrito aquí, en la sucursal de Pan American? Entonces le di mis razones. Yo en la General, ya no tenía un futuro hacia arriba, hiciera lo que hiciera, siempre iba a tener el mismo sueldo, no tenía ningún incentivo adicional y cualquier incentivo que se inventaran siempre iba a dar a lo mismo y así iba a pasar el tiempo, y no iban a ir a ninguna parte. Don José Domingo es un hombre joven relativamente y si él deja la Gerencia General está don Ismael Warletta, que era el gerente técnico que pueda asumirla, así es que vengo por nuevos horizontes, Rómulo, y vengo a trabajar duro. Bueno, me dijo, ya sabes que conmigo podes contar para todo. Comencé por solicitar los expedientes de las personas que habían tratado de reclutar, y me encontré con varios nombres interesantes, entre ellos estaban: Max Starkman, a quien habían tratado de reclutar y no habían podido. Delmi Castillo, ella era la viuda de un amigo mío y un día que llegó a hacer un reclamo yo la invité a pasar a mi oficina con la idea de conversar con ella. Su esposo había sido abogado secretario de la Presidencia y después fue embajador en Brasil. Murió de repente y Delmi había tenido que regresar a El Salvador. Yo le ayudé con los trámites del pago de los seguros de él, y así comencé a hablar con diferentes gentes; a ella la recluté más adelante. Otra de las personas era Gloria Argumedo, quien aceptó mi invitación para conversar y se quedó como agente. René Edgardo Vargas, un universitario, hijo de un gran amigo mío, quien en la noche llegaba a darme clases de contabilidad a mi casa. En una de esas clases platiqué con él. Edgardo, tú eres un hombre muy inquieto y tu verdadera profesión es contador pero, más que todo, tu deseo íntimo es enseñar y tú gozas cuando das clases, te invito a que vengas a conversar a la sucursal de Pan American Life Insurance Co. con la idea de que puedas incorporarte a la compañía. Así que un día llegó y así se quedó. Así fui formando mi distrito; después se incorporaría Juan Antonio Cruz, un amigo de la familia Simán, casado precisamente con Miriam, la hermana de María Elena, esposa de Filo Simán. Entonces don Roberto comenzó a darnos más ánimos también y en una primera o segunda sesión, no recuerdo muy bien, que teníamos en el salón de agentes, cuando íbamos entrando, viniendo de un desayuno, comenzaron a tirar cohetes y nos recibieron con aplausos, porque habíamos tenido un mes extraordinario y a mí me tocaba dar la charla de ese día.
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Don Roberto me comunicó que el siguiente año, es decir en 1974, iba a haber una convención en Madrid, España, a la cual iban a asistir todos los agentes y gerentes que hubieran llenado la calificación y los gerentes siempre se clasificaban dobles. Tienes una buena oportunidad, sé que la calificación siempre es de dos años y apenas tienes un año y medio, pero tú puedes hacerlo si tú quieres y te dedicaras a esto, me explicó. Yo le respondí, mire, don Roberto, yo quiero construir este distrito y vamos a ver al final los resultados, pero tenga la seguridad de que va a ser uno de mis propósitos lograrlo, y así comenzamos a trabajar. En el mes de agosto tuvimos un seminario en Miami, pero antes del seminario, tuve la oportunidad de conocer a Jairo Ferreira Grandet, quien era ayudante del entonces encargado de entrenamiento de la compañía, Evelio Gil. Fuimos al seminario en Miami en un hotel muy bonito, El Doral, que tenía un gran salón para reuniones. Estaban todos los distritos y además el personal de Nueva Orleans, el Director de Relaciones Públicas y Vicepresidente de Relaciones Públicas, mi querido compadre Hernán Aristegui y Evelio Gil, por supuesto, que era el encargado de del entrenamiento; Jairo Ferreira, su ayudante; también el señor Fridley, que era el jefe de todos los que estábamos ahí. En la primera sesión a mí me nombraron como sargento de armas, para ayudar a mantener la disciplina del grupo, eran como 80 personas; me dieron como ayudante al Gerente de Distrito de San Pedro Sula, Honduras. Hicimos buena pareja los dos pequeños y tuvimos momentos muy agradables en el seminario, el único problema fue que Evelio tuvo que irse, enfermó y después falleció. Desde el primer año fue bueno, recuerdo que la sucursal en el año antes de que yo llegara había producido, si no recuerdo mal, solamente US $ 25,000.00 de primas anuales, habían tenido un año malísimo por diferentes circunstancias y otros problemas laborales. Nosotros, en el primer mes, hicimos $ 25,000 mil dólares como equipo y llegamos a pelear un puesto en la compañía durante ese mes, para llegar a la convención en España; después llegó un comunicado de Nueva Orleans: Pedro Pérez, quien comunicaba estos datos, le informó a don Roberto que el distrito central había calificado bajo mi dirección a la convención en España. Para nosotros fue una gran alegría, sin pensar cómo hacían las calificaciones; sin embargo, Rómulo era un as en esas cosas de calificaciones, llevaba los apuntes de una manera exacta y comenzó a hacer números, en realidad eran tres años para hacer la calificación, empezó a revisar los registros de las pólizas y todo lo que se relacionara con la convención. Un día por la mañana llegó a mi oficina: ¡Mira, Toño, aquí hay una equivocación, el calificado soy yo, con el distrito occidental, y no ustedes! Él tenía algunos agentes en el distrito y el más distinguido de todos era Marco Antonio Salazar, con quien mantuvimos una gran amistad. Él se encuentra en El Salvador desde hace dos años y aunque ya no nos hemos visto, hemos conversado por teléfono. Más adelante hablaremos de Marco Antonio. Pues bien, le contesté. Mira, Rómulo, tú conoces de estas cosas. ¡Yo no conozco nada! me dijo. Anda y dile a don Roberto, para que corrija o avise a la compañía. 145
Don Roberto le puso una carta algo durita a don Pedro, porque antes era el encargado de las computadoras. Don Roberto me dijo: Mira, Tony ¡Qué vaina que no hayas calificado! ya queda poco tiempo. Bien, le respondí, ¡Aquí lo que hay que hacer es luchar hasta el último momento, trataremos de ver qué se puede hacer! No hay nada que no se pueda lograr si uno se propone hacerlo. Dijo don Roberto, me gusta tu entusiasmo, continúen adelante. Lo primero que hice fue convocar a mi equipo a una sesión en el salón de juntas. Miren, ha pasado esta situación. Les conté el cuento, éramos como 10 personas. Les expliqué que yo creía que había calificado a la convención, pero que el calificado era Rómulo. A mí me faltaba poco para calificar, no recuerdo cuánto era en realidad, entonces Edgardo Vargas tomó la palabra: Jefe, no se aflija, nosotros lo vamos a calificar a usted. Vamos a trabajar mañana, tarde y noche, pero usted va a calificar. Usted venda para que nos ayude a lograr el objetivo. Así fue, trabajamos duro. Recuerdo que faltaba poco, logré la calificación subsecuente y necesitaba una mínima cantidad para lograr la calificación doble, entonces me llegaron unas pólizas que había pedido, una de mi compadre Gustavo Cartagena y de su socio Arnoldo Pocasangre, dueños de Arcos Ingenieros. Lo que hice fue hablar con Gustavo Cartagena por teléfono y lo invité al Círculo Deportivo a almorzar, nos reunimos y le enseñé el sticker de su póliza, todo había sido normal. Gustavo, esta es la póliza que suscribiste juntamente con Arnoldo para protegerse ambos en caso de que alguno de los dos llegara a faltar y, como no tuve la oportunidad de hablar con Arnoldo, he preferido conversar contigo para explicarte los detalles de la misma y que me hagas el favor de comunicárselo a Arnoldo. No tengas cuidado, me respondió. Yo voy a hablar con Arnoldo, déjame las pólizas y yo te voy a hablar mañana para que vengas a recoger los cheques, pero déjame hablar con Arnoldol, que yo con él me entiendo. Entonces, al día siguiente me comuniqué con Gustavo y me informó que todo estaba bien y que podía ir a recoger los cheques. Ellos dos se dividían su trabajo, como todavía lo hacen, Gustavo se encargaba de toda la parte administrativa, era el presidente, y el hombre de campo era Arnoldo. Así que cuando yo llegué, Gustavo me contó que había hablado con Arnoldo y que había visto el razonamiento lógico de la situación y que no iba a dejar desprotegida a su familia y había firmado las pólizas junto con los cheques. Con esos cheques logramos la calificación para la convención que íbamos a celebrar en Madrid, España en 1974.
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16. Seminario Hotel de Montaña Cerro Verde Estando en el cargo de Gerente de Distrito en la CGS, tuvimos un seminario en el Hotel de Montaña en el Cerro Verde, al cual asistieron: Frank Carrico, Jairo Ferreira y Armando Arguello de New Orleans y por la sucursal de El Salvador don J. Roberto Andino, Gerente General, Marco Antonio Salazar, Gerente de Distrito, Rómulo Rivas Blanco y yo.
Hotel de Montaña Cerro Verde Además, los agentes que teníamos en ese entonces recuerdo que Frank Carrico y don Roberto Andino se fueron en el microbús con Marco Antonio Salazar; Jairo y yo nos fuimos en un bus que habíamos contratado para el resto de los asistentes. Al levantarnos una mañana antes de las pláticas, coincidimos en el jardín con Frank Carrico, a quien yo le solicite una entrevista para hablar con él, y quedamos de reunirnos en el comedor al día siguiente a las 7:00 a.m. antes de que empezaran las sesiones; cuando llegó el día en que nos reunimos, me dijo Frank: A ver Toño ¿En qué te puedo servir? Yo le dije: Mira Frank, quisiera que me dijeras qué puedo esperar en mi futuro aquí en Pan American, porque con don Roberto habíamos acordado que cuando se retirara a los 65 años yo iba a quedar en la sucursal; sin embargo, llegó la edad de retiro de él y la compañía consideró que siguiera unos años más, y es la pregunta que te hago ahora: ¿Qué puedo esperar en Pan American para mi Futuro?
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Frank me contestó: Mira Toño, nosotros en la Compañía hemos pensado que tanto tú como Otto Giorgi Sabino son las personas que están en nuestro programa para que cuando surja una vacante, estas serian llenadas por ustedes; en esos precisos momentos entró don Roberto Andino al comedor, al vernos nos dijo que no nos quería molestar y nosotros lo invitamos a comer y cambiamos de plática. Meses más tarde nos invitaron a Otto Giorgi Sabino y a mí, a un seminario para gerentes generales, y lo dirigió Frank Carrico, en ese entonces se había producido la baja del gerente de Ecuador y una noche que me invitó a cenar Jairo Ferreira yo le dije que estaría dispuesto a irme a Ecuador, al día siguiente nos reunimos en la oficina de Frank Carrico, Jairo, Frank y yo y entonces le dijo Jairo: Frank, Toño quiere ser tomado en cuenta para la plaza de gerente en Ecuador. Entonces Frank me dijo: Toño decidimos que por la cercanía, nombraríamos a Otto Giorgi Sabino y quedas tú pendiente para la primera oportunidad que ocurra. Regresé a El Salvador con esa esperanza, sin embargo ya no volví a pensar en ese asunto. Años más tarde pedí mis vacaciones porque se iba a celebrar una convención Rotaria en El Salvador y el Presidente del Club Rotario de San Salvador, el anfitrión fue Rolando Duarte, quien nombró al doctor Rubén Ventura Gomar como Presidente de la convención y a mí como Vice-Presidente. Por lo tanto, tuve que ayudar a Rolando en todo lo que me fue posible, habiéndonos reunido varias veces, formando grupos en el Club Deportivo Internacional por las noches, cuando llegó el día de la Convención, ésta fue inaugurada, con la asistencia de los países de Centro América, Panamá y Belice en un acto muy solemne, estábamos en el segundo día de la convención cuando me llamo don Roberto Andino y me dijo que suspendiera mis vacaciones porque había llegado Jairo Ferreira para dar unas pláticas a los agentes y quería que yo lo acompañara. Le conté a don Roberto que estábamos en plena Convención y que me era muy difícil y el insistió; por lo que me presenté a las oficinas, seguía asistiendo al trabajo y a los actos de la Convención que me era posible, Meches lo hizo con las Damas Rotarianas todo el tiempo de la convención. En el tercer día de las pláticas de ventas llegó Frank Carrico y me llamó a la oficina del Gerente General donde se encontraba don Roberto y me dijo, Toño, he hablado con Roberto y le he pedido que nos ayude a solucionar un problema que tenemos en Guatemala. Sucede que Oscar Echeverría ha puesto su renuncia a partir del 30 de Marzo y no tenemos quién nos vaya a ayudar en la parte de ventas, porque los asistentes de Jairo están en otros lugares y ya han estado en Guatemala. Yo le respondí: Frank tú sabes que puedes contar con migo. Él me contestó, te agradecemos mucho tú ayuda y quisiera pedirte el favor de que me lleves al aeropuerto, ya que me dirijo a Guatemala. Durante el viaje al aeropuerto me dijo Frank, quiero que quede claro que esta ayuda que tú nos vas a dar no significa que tú vas a ser el próximo Gerente de Guatemala; este es un proceso que Dick Fridley tendrá que seguir. Lo deje en el aeropuerto y regresé a las sesiones finales de la Convención, la cual fue clausurada con una cena bailable muy bonita. Volví a mi oficina para continuar mi trabajo con los agentes. Oscar Echeverría se retiró de la compañía con una cena que le ofrecieron y al día siguiente me llamó Frank Carrico para que me trasladara a Guatemala, pues me estaban esperando. Llegué el 4 de Abril de 1983 y en el aeropuerto me estaba esperando Uberto Rodríguez, Gerente de 148
Administración quien manejaba la compañía, mientas se eligiera un Gerente General y me fue a hospedar en el Edificio Avenida que quedaba esquina opuesta al Edificio de la Panamericana, quedando de reunirme con él dos horas más tarde porque había una reunión de agentes. Más o menos como a las 10:00 a.m. llegué a un salón especial de reuniones que estaba abarrotado de agentes y de ex agentes de la compañía, cuando me tocó dirigirles la palabra; les dije que había llegado por una invitación de Frank Carrico y que mi único deseo era servir a los agentes y no servirme de ellos y que esperaba encontrar toda la ayuda necesaria para llevar a buen término el trabajo que se me había encomendado y que mi estadía estaba prevista para un mes. Cuando llegué a la oficina que ocupaba el último gerente de ventas que había renunciado, me dijo Uberto Rodríguez que esa era la oficina que me habían asignado y la que había ocupado tanto Jasinequi durante dos meses y Maldonado cuatro meses más, ayudándole a Oscar en los últimos días en la Gerencia. Me encontré con dos distritos, uno era el Distrito Occidental que estaba a cargo de Sergio Orellana y el Central que estaba a cargo de Joaquín Arguello, un nicaragüense. Yo conocía a Joaquín, no así a Sergio, pues era primera vez que lo trataba y así comencé mis actividades tratando en primer lugar de ordenar la casa, de ayudarles a los agentes en la persistencia de sus negocios ya que ésta se encontraba muy baja y era de las cosas que mejor hacíamos en El Salvador. Poco a poco fui conociéndolos a todos, a Mario Beteta, Roberto Lara, Orlando Porres, Ingeniero Oscar Ramírez, Mario Roberto Coronado, que era el jefe de ventas en Quezaltenango, José Luis Mendoza, Manuel Arriaga, Fernando Solares, Alfredo Cohen uno de los primeros agentes que tuvo el señor Blane y otros más. En las primeras reuniones que tuve con los gerentes de Distrito y con los agentes me manifestaron su preocupación de que no tenían producto que vender y además, me pidieron que reanudara las sesiones de los días lunes por la mañana y también que la pizarra de los agentes se llevara como era debido, tuve como secretaria en mi período a la Señorita Lilian García, muy atenta y muy capaz. Hicimos todo lo que pudimos desde el primer mes, los agentes se entusiasmaron bastante y tuve que regresar a los treinta días a El Salvador, a mi casa en Colonia El Roble para integrarme después a la sucursal de El Salvador. Al día siguiente, me llamó Frank Carrico a mi casa y me dijo que la gente en Guatemala estaba muy entusiasmada con mi trabajo y que me solicitaba mi ayuda por un mes más; yo le contesté que no tenía ningún inconveniente, luego él me preguntó que si necesitaba integrarme a la oficina de El Salvador o directamente en Guatemala, yo le dije que la oficina de El Salvador estaba bien atendida con Napo Henríquez y acordamos que me iría directamente a Guatemala. Cuando regresé a Guatemala supe que la carrera para llenar la Gerencia General había comenzado, porque cuando regresé a Guatemala me contó Uberto Rodríguez y me mostró una carta que le había escrito el señor Fridley, que no estaba contento y que no mencionaba nada nuevo y que era mejor que escribiera otra carta diciendo qué es lo que pensaba hacer, luego me contaron que habían tres candidatos más. Antes de que terminara el segundo mes me llamó nuevamente Frank Carrico y me dijo, Toño dirígele una carta a Fridley exponiéndole tus planes para desarrollar Panamericana y para que te tome como candidato a la Gerencia General. Desde ya le digo a Roberto Andino que tú te quedarás 149
en Guatemala hasta que se nombre al Gerente General, siempre que no tengas inconveniente. Yo le dije que no había inconveniente, pues me pagaban en quetzales y al cambiarlos en colones eran 3.50 de Colón, con lo cual me hacía un sueldo muy favorable para mí, sobre todo porque tenía los gastos pagados en Guatemala y los viajes en avión e iba cada dos fines de semana a mi casa y en el fin de semana intermedio llegaba Meches también con los gastos pagados. En esos días Uberto Rodríguez me llamó a su oficina y me dijo, Mira Toño te quiero mostrar la carta que he recibido en contestación a la primera que le envié a Dick Fridley y yo le dije: es mejor que no me la muestres porque yo también estoy aspirando al cargo y no creo que me escojan a mí, simplemente voy a llenar los requisitos que me pidan. Dentro del proceso de selección Uberto y yo tuvimos tres entrevistas con Dick Fridley, en la cual Uberto fue primero y después yo, en la segunda igual hasta que en la tercera me llamaron a mí primero y después a él, aparentemente éramos los únicos candidatos para la posición. Vale la pena mencionar que cada vez que iba a New Orleans era finamente atendido por José Vigara ayudante de Hernán Aristegui encargado de PALIC y también por alguien de fuera de la compañía, el señor. Mario Osorio a quien conocí en ANAES, y quien ocupaba el cargo de Cónsul General de El Salvador en New Orleans. En mi tercer viaje fui recibido directamente por Dick Fridley en la presencia de Frank Carrico y Dick me dijo: Tony te felicitó, la Directiva te ha nombrado Gerente General y Vice-presidente de seguros de la Panamericana y yo quisiera que acompañaras a Frank en su oficina para que negocies las condiciones en que se te hace esta oferta y cuando se pongan de acuerdo regresan mi oficina. Tardamos aproximadamente dos horas conversando con Frank y nos pusimos de acuerdo, tanto en mi salario como en las bonificaciones adicionales, así como en los gastos de traslado de El Salvador para Guatemala de mi familia, míos e hijos, después nos dirigimos donde Dick Fridley y me dijo: Bueno Tony me alegra mucho que todo se solucionó muy bien y tú te vas a quedar como Gerente General y Vice-Presidente de Seguros Panamericana y me dijo: te agradecería mucho que se nombre a Uberto Rodríguez de Gerente General de Pan American Life, para la liquidación de las ultimas pólizas que quedan a nombre de la compañía y siempre quedará ocupando el puesto de Gerente bajo tus órdenes a lo cual yo accedí sin ningún problema. Me dijo, mira Tony qué puedo hacer por ti antes de que regreses para Guatemala. Entonces yo le dije, Dick necesito que me des un nuevo libro de tarifas, a lo que él me respondió, lamento mucho decirte que es imposible, pues llevaría mucho tiempo y tendría que ir yo a la Junta y trastornaría mis planes. Tómate tu tiempo y piensa en qué otra cosa puedo darte más, ante esta situación nos reunimos Jairo Ferreiro y yo en la oficina de Frank Carrico y él me dijo no es fácil darte un nuevo libro de tarifas; sin embargo, pensemos los tres que más te puede ayudar en tu trabajo. Como yo tenía unas ideas le dije a Jairo: yo creo que con solo modificar el Plan Ejecutivo especial que diera valores más tempranos y me permitieran nombrar por un año a dos asistentes, creo que eso sería suficiente y me dijo: Tony, no creo que sea un problema. Regresamos donde Dick y le dijo, Toño quiere que se le concedan dos ayudantes para él durante un año, a lo que Dick contestó inmediatamente, Toño, está concedido. Y te felicito. Quiero hacer constar que en las primeras reuniones que tuve con Dick Fridley, sirvió de intérprete Roberto Forster quien fue para mí de una gran ayuda, igual que Frank Carrico y Jairo Ferreira. Esa 150
misma noche llamé a Meches por teléfono para darle la noticia y se puso muy contenta por el triunfo que habíamos logrado. A estas alturas estábamos en el mes de octubre, en que según lo acordado me hice cargo de la Gerencia General de Seguros Panamericana y que me pasaría a la oficina de la Gerencia aún cuando el nombramiento oficial entraría en vigor el 1 de enero de 1984.
17. Gerencia General y Vicepresidencia y Vicepresidencia, Compañía de Seguros Panamericana Uberto Rodríguez había sido convocado para ir después que yo a la entrevista y le dieron la noticia de que tendría la Gerencia General únicamente para liquidar las últimas pólizas de Pan American Life que estaban pendientes con PALIC y que iría en su puesto de Gerente de Administración. El lunes siguiente en la reunión de agentes, el mismo Uberto dio a conocer mi nombramiento como Gerente General y Vice-Presidente y que él quedaría en la parte de administración como Gerente. Los vendedores se pusieron muy contentos porque habíamos logrado un cercamiento muy agradable y las ventas por seguro temporal habían alcanzado buenos niveles, mejorando la baja producción que había en ese momento. Me entrevisté con Fernando Solares un antiguo agente de la compañía que había estado viendo con frecuencia y con Atilio Lara, ofreciéndoles el cargo de auxiliares de la Gerencia General en ventas durante un año y luego conversaríamos si era necesario seguir. Gracias a Dios aceptaron y en esa misma reunión los presenté como mis auxiliares, lo que fue acogido por los agentes con mucha alegría, haciéndose cargo de un grupo de agentes cada uno de ellos. Una de mis primeras acciones fue conseguir con la Superintendencia que nos autorizara el Plan Ejecutivo, con el que ya teníamos dos planes para trabajar, Frank Carrico me presentó al abogado de la compañía, quien resulto ser un amigo 20-30 conocido se trata del Lic. Ernesto Vitteri, quien era el secretario de la junta directiva, la cual estaba formada además por un representante que llegaba de la casa matriz a la Directiva, Uberto Rodríguez y yo. Teníamos cuatro reuniones, las de carácter ordinario que se celebraban cada cuatro meses y las extraordinarias que se realizaban dos veces al año; estas últimas se hacían, la primera para ver cómo iban los presupuestos de ventas y de administración y para conocer de cualquier problema que se presentara en la compañía; en las segundas reuniones examinábamos los resultados, en una del semestre y en la otra de los presupuestos para el año entrante y las proyecciones finales. La compañía operaba principalmente en seguros de vida, seguro de vida colectivo, salud y seguros generales, cada una tenía su gerente a cargo de la operación. En la operación de seguros generales cambié al gerente que había y re contraté a Francisco Grajeda y en seguros de vida y colectivos estaba Rolando Rivera, yo tenía además de mis funciones de Gerente General el cuidado de la operación de seguro de vida individual. Contraté a Nery Arango y posteriormente al Dr. Infieri David Lemus Pivaral, quienes me fueron recomendados en la casa de estudio Tayasal. David Lemus Pivaral estuvo conmigo durante mucho tiempo en Panamericana. 151
También estaba en la gerencia de la sucursal de Quezaltenango Mario Roberto Coronado, con quien hicimos una buena amistad así como con José Luis Mendoza, uno de los mejores agentes de la Panamericana. Con este grupo comenzamos a trabajar intensamente logrando superar las metas de ventas de todos los años e hicimos un reclutamiento que dejó una buena cantidad de agentes nuevos. Entre las cosas más importantes que me tocó llevar a cabo en Panamericana, fue el traslado de agentes cautivos a agentes independientes. Los pasivos laborales de cada uno de ellos lo fui negociando de acuerdo con un trabajo que ya habíamos comenzado en El Salvador con Jairo Ferreira. Los agentes independientes formaron sus agencias, como por ejemplo Mario Beteta, Roberto Lara y Roberto Pellecer quienes formaron su agencia que se llamaba LBP y así los demás agentes. Por cierto, una agente muy exitosa que me tocó reclutar fue la Licenciada. Lucrecia de Rivas, quien llegó como agente dependiente de Panamericana y se transformó después en la agencia La Corteza. Posteriormente, las agencias salieron del edificio de Seguros Panamericana y pusieron sus oficinas aparte como hasta este día. Como Gerente General de la compañía, me tocó asistir a las reuniones semanales de la Asociación Guatemalteca de Instituciones de Seguros (AGIS), de la cual ocupé la presidencia en el período de 1988-1989. Otro logro importante fue el que conseguimos con Neto Viteri después de una lucha ardua, que el Banco Central de Reserva de Guatemala nos concediera liberarnos de la inversión de las reservas de la compañía que estaban al 6% por ley al mejor tipo de interés que nosotros podíamos conseguir en el mercado. Durante mi gestión como Gerente General y Vice-Presidente obtuvimos varios premios internacionales que tenía ya tiempo la compañía de no conseguirlos, por ejemplo, la copa de Seguros Panamericanos, que me fue entregada en una reunión de gerentes por el Sr. John K. Robert, Presidente de Pan American. También él nos entregó durante todos los años nuestra permanencia en el Club Dinamo tanto a la compañía como a los agentes distinguidos y como un homenaje a un antiguo agente de la compañía, nombramos el salón de reuniones de ventas como Alfredo Cohen. Durante mi gestión también tuvimos el orgullo de calificar a todas las convenciones que se celebraron, las cuales se describen en detalle en mi Libro de Crónicas de Convenciones y Viajes y a las cuales siempre asistimos con Meches, mis hijas y un grupo selecto de agentes, entre los que se encontraban Mario Beteta, Roberto Lara, Mario Roberto Coronado, Sergio Orellana, Lucrecia de Rivas, José Luis Mendoza, Manuel Arriaga y otros más. En el mes de diciembre, la compañía me despidió con una elegante cena celebrada en el Hotel Camino Real a la que asistieron por parte de la compañía el presidente John K. Robert, Roberto Foster y Hernán Arostegui quien fue una vez más el maestro de ceremonia. Mis secretarias fueron: Patricia de Oliva, Lilian García quien estuvo conmigo hasta su matrimonio y al final una sobrina de Meches, Milagros Flores. En los últimos tres años le venía recordando a Roberto Forster, quien ocupaba el cargo de VicePresidente mayor encargado de ventas de Pan American Life, de que yo había convenido con Frank Carrico que me retiraría de la agencia de la compañía al cumplir 65 años de edad. 152
Roberto no le daba mucha importancia, sin embargo en el último año me dijo: Si tienes razón Toño, entonces te voy a dejar la tarea de que me busques tres candidatos y entre ellos seleccionarás al Presidente y Vice-Presidente. Así lo hice y de entre los tres candidatos se seleccionó a Salvador Ortega, quien trabajaba con el Citi Bank y nos visitaba con alguna frecuencia. Roberto me pidió que le permitiera que Salvador trabajara a la par mía los tres últimos meses de mi estadía, antes de mi jubilación, lo cual hicimos así; en esa forma, cuando yo puse renuncia esta fue aceptada en la última sesión de junta directiva del año con efecto a partir del 1º de enero de 1992 y a la vez, el nombramiento de Salvador en mi posición.
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18. Jubilación En el mes de marzo de 1991, recibí la visita de Roberto Forster, quien venía a Panamericana, en representación de Pan American Life Insurance Company para atender la sesión General de Junta Directiva, en la que analizaríamos los resultados de la Panamericana del 1990. Al terminar el análisis de resultados, que habían sido muy buenos, le dije a Roberto que recordara que ese año era mi último en Pan American ya que habíamos convenido que me retiraría al cumplir 65 años de edad. Roberto me contestó: francamente no le había dado importancia a este asunto, pensando en que teníamos más tiempo, cuando regrese a la casa matriz me reuniré con John Roberts para tratar tu jubilación, por de pronto quédate a la espera de que te llamemos cuando estén listos los cálculos para discutirlos contigo. Efectivamente, en el mes de julio fui invitado a visitar las oficinas principales de PALIC para decidir sobre las condiciones de mi jubilación. Nos reunimos según lo acordado con Roberto y me dio a conocer las dos alternativas que me ofrecía la compañía: la primera era una jubilación vitalicia mayor, la que terminaría con mi muerte y la otra, una cantidad un tanto menor, la que se prolongaría para mi esposa en el caso que yo muriera antes que ella. Escogí la segunda alternativa y Roberto me dijo: conociéndote como te conozco, sabía que esa era la alternativa que escogerías; ahora bien, puedes escoger entre un reloj de oro de recuerdo o una cena de gala de despedida; a esto conteste: escojo la cena de gala porque quiero tener la oportunidad de que participe mi familia en ese acto tan especial y también para aprovechar y para agradecer a todas las personas que me ayudaron en mi labor para que fuera exitosa; me contestó Roberto se lo haré saber al señor Roberts. Sólo quiero solicitarte que me busques tres personas que tú creas que se puedan hacer cargo del puesto que tu dejas y luego que lo escojamos, que trabaje contigo durante los tres meses anteriores a tu retiro. ¿Te parece bien? Le respondí: con mucho gusto estoy para servirte. Todo se hizo como estaba acordado y de las tres personas que le propuse a Forster, ellos escogieron al Licenciado Salvador Ortega, quien renunció del Citi Bank para irse a la Panamericana. Celebramos una sesión extraordinaria de Junta Directiva en el mes de diciembre a la que acudió el señor John K. Roberts como presidente de Pan American Life y de Panamericana; en esa sesión el secretario de la Junta Dr. Ernesto Vitteri al leer el borrador del acta, hacía constar el agradecimiento de PALIC y de Panamericana a mi persona, por la labor desarrollada durante los años que fungí como Gerente General y Vice-Presidente, y me anunció que PALIC me daba además de mi pensión vitalicia mi indemnización universal por los años trabajados. 154
En la última tarde de mi trabajo, fui sorprendido gratamente por los empleados de administración quienes llevaron un mariachi para despedirme, algo que les agradecí profundamente. A la cena de despedida asistieron mis hijos con sus esposos y esposas, mi esposa Meches, por supuesto; mi cuñado Neto López y su esposa Hilda e hijas; Ana Gilda; Angelita y su esposo Ingeniero Napoleón Guerrero; compañeros del Club Rotario; Jorge Luis Arzú y su esposa; Antonio Cabarrus y su esposa; Moisés Cupermith; Oscar Salazar; el Superintendente de Seguros; el Presidente de AGIS Javier Vals; invitados especiales y la delegación de la casa matriz integrada por el Presidente señor John K Roberts; Roberto Forster y el Vicepresidente de RR PP Licenciado Hernán Aróstegui, quien actuó como maestro de ceremonias. En su participación el señor Roberts destacó la labor desarrollada durante mi gestión como Gerente General y Vicepresidente de Panamericana por los logros alcanzados al incrementar notablemente las ventas y la transformación de los agentes dependientes en exitosas Agencias Independientes de Seguros La cena que se realizó en el Hotel Camino Real estuvo exquisita, rociada de finos licores y un postre especial para la ocasión. Al día siguiente, que fue sábado, nos reunimos en la casa de mi hijo José Antonio en donde seguimos la parranda. El lunes 6 de enero ocupaba la oficina que mi particular amigo y compañero rotario, Alberto Sandoval Cojulun, me había conseguido en el Edificio Reforma Montúfar, en el cuarto nivel; en donde él y otros distinguidos abogados eran propietarios de sus oficinas; entre ellos, recuerdo con mucho cariño a Armando Diéguez Pilón, ya fallecido, quien se tituló conmigo como Instructor de los cursos de Dale Carnegie.
También recuerdo al Doctor Mario Aguirre Godoy quien visitó El Salvador cuando ocupó el cargo de Gobernador del Distrito 442 y yo tenía el cargo de Presidente del Club Rotario San Salvador Noroeste, por lo que me tocó atenderlo en su visita a los clubes del distrito. Mi oficina medía tres por cuatro metros, solo cabía mi escritorio, dos sillas para visitas, una mesita redonda con cuatro sillas y una computadora; en el corredor estaba mi secretaria, igual que la de los abogados con su escritorio vacío todavía y un archivo de cuatro gavetas para guardar los documentos de futuros negocios. 155
Así nació mi empresa de corretaje GL Pirámide Consultores y Asesores; al principio me dedicaba a jugar Solitario, poco a poco fui reclutando vendedores y otros conocidos que habían trabajado conmigo en Panamericana; por ejemplo, el Ingeniero Oscar Ramírez, don Anselmo Jo, Manuel Arriaga y otros más, a quienes guardo mucho cariño y aprecio. Con ellos fueron llegando los clientes; un día me quedé sin secretaria y un amigo me recomendó a una señorita que había trabajado con él, a quien contacté y le ofrecí el trabajo; el lunes siguiente llegó acompañada de su papá, tenía ella entonces 18 años de edad, su nombre era Nancy Arriola, quien trabajando como secretaria, se tituló de Licenciada en Administración de Empresas, aprendió el idioma inglés y tomó un curso de Lectura Veloz, llegando a ser Gerente de Administración y se convirtió en mi mano derecha. Como los negocios, gracias a Dios iban aumentando año con año, me comencé a preocupar por el compromiso que estaba adquiriendo con los clientes para asegurarles un servicio futuro. El Señor me escuchó y dos años después mi hija Silvia, Ingeniero Industrial, me dijo que ya no podía seguir trabajando como supervisora de maquilas porque tenía que atender tres hijos y me preguntó si podía trabajar conmigo. Le contesté, eres la respuesta a mis oraciones, la entrené para vender seguros y me resultó una excelente vendedora, de tres personas que visitábamos por lo menos una compraba de inmediato y otra, meses después. Llegó a ganar lo que nunca se había imaginado, obtuvimos los primeros lugares en ventas en PALIC y tuvimos necesidad de trasladarnos a otra oficina más grande para comodidad de nuestros empleados y vendedores, para entonces ya éramos diez personas en administración y diez en ventas. Para las ventas locales fundamos G L Consultores y Asesores hace dos años, debido a la salud de Meches, tuvimos que regresar a vivir a El Salvador, quedando al frente de la empresa Silvia Regina como Gerente General, quien ha aumentado la producción de ventas de seguros de vida y está incursionando en seguros generales con mucho éxito, yo sigo ocupando la posición de Presidente Vitalicio y consultor. Para mí, Guatemala es inolvidable, porque vivimos allí gran parte de nuestra vida, veinte años en los que logré la coronación de mi carrera como Ejecutivo de seguros de la PALIC y a la vez, me permitió iniciar mi propia agencia de seguros, la cual como he dicho anteriormente está bajo la gerencia de mi hija Silvia Regina. En Guatemala también hicimos muchos excelentes amigos, tanto en la compañía como fuera de ella, los cuales forman parte muy importante de nuestra vida, por eso es que la considero como mi segunda patria, la que antes consideré que era Puerto Rico, ahora es Guatemala, pues allí fue donde logré la culminación de mis sueños y porque también tengo las dos nacionalidades, la de salvadoreño y guatemalteco. En Guatemala vivimos Meches y yo veinte años gozando de la amistad de muchas personas; en el Club Rotario a mi retiro, me distinguieron con el nombramiento de Socio Honorario Vitalicio. Ambos, sentimos cariño y amistad para todos ellos nuestro agradecimiento imperecedero y recordándolos con gran aprecio.
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18. Fundación de GL Consultores y Asesores, S. A. y otras empresas El 3 de enero de 1992, día que cumplí 65 años de edad; me jubilé de Seguros Panamericana, compañía asociada a Pan American Life Ins Co, en la que había fungido como Gerente General y Vicepresidente; dos días más tarde, ocupaba la oficina que mi particular amigo y compañero rotario, Alberto Sandoval Cojulun, me había conseguido en el edificio Reforma Montúfar en el cuarto nivel, en donde él y otros distinguidos abogados eran propietarios de sus oficinas. Entre ellos recuerdo con mucho cariño, a Armando Diéguez Pilón ya fallecido, quien se tituló conmigo como Instructor de los cursos de Dale Carnegie; también recuerdo a Mario Aguirre Godoy quien visitó El Salvador cuando ocupó el cargo de Gobernador del Distrito 442, cuando yo ocupé el cargo de Presidente del Club Rotario San Salvador Noroeste y me tocó atenderlo en su visita a los clubes del Distrito. Mi oficina medía tres por cuatro metros, solo cabía mi escritorio, dos sillas para visitas, una mesita redonda con cuatro sillas y una computadora; en el corredor estaba mi secretaria, igual a la de los abogados con su escritorio vacío todavía y un archivo de cuatro gavetas para guardar los documentos de los futuros negocios. Así nació mi empresa de corretaje GL Pirámide Consultores y Asesores; la que se tramitó por medio del bufete jurídico de Ernesto Vitteri y Asociados. Al principio me dedicaba a jugar solitario; poco a poco fui reclutando vendedores y con ellos fueron llegando los clientes; un día me quedé sin Secretaria y un amigo me recomendó a una señorita que había trabajado con él, a quien contacté y le ofrecí el trabajo; el lunes siguiente llegó acompañada de su papá, tenía entonces 18 años de edad su nombre era Nancy Arriola, quien trabajando como secretaria se tituló de Licenciada en Administración de Empresas aprendió el idioma inglés y tomó un curso de lectura veloz, llegando a ocupar el cargo de Gerente de Administración y se convirtió en mi mano derecha. Como los negocios, gracias a Dios iban aumentando año con año, me comencé a preocupar por el compromiso que estaba adquiriendo con los clientes para asegurarles un servicio futuro. El Señor me escuchó y mi hija Silvia, graduada de Ingeniero Industrial, me dijo que ya no podía seguir trabajando como supervisora de maquilas, porque tenía que atender a sus tres hijos y me preguntó que si podía trabajar conmigo, le contesté: eres la respuesta a mis oraciones, la entrené para vender seguros y resultó ser una excelente vendedora. De tres personas que visitábamos por lo menos una compraba de inmediato y otra, meses después. Llegó a ganar lo que nunca se había imaginado; obtuvimos los primeros lugares en ventas en PALIC y tuvimos necesidad de trasladarnos a otra oficina más grande para comodidad de nuestros empleados y vendedores; en ese entonces éramos como 10 personas en administración y 20 en 157
ventas Con la llegada de Silvia fundamos otra sociedad para atender las ventas locales G L Consultores y Asesores, el 22 de abril del año 2002. Incrementamos las ventas e incorporamos la línea de seguros generales y se fueron incorporando vendedores que yo tenía en Panamericana, fue el caso de Oscar Ramírez, Manuel Arriaga y otros más. Desde hace diez años por razones de salud de mi esposa, tuvimos que regresar a vivir a El Salvador, quedando al frente de la empresa Silvia Regina como Gerente General, quien ha aumentado la producción de ventas de seguros de vida y está incursionando en seguros generales con mucho éxito, pero yo sigo ocupando la posición de Presidente Vitalicio y Consultor. A mi regreso a El Salvador seguí colaborando con G L en reclutamiento, entrenamiento y atención a vendedores, también a la nueva compañía que fundamos, G L Consultores y Asesores de El Salvador, S. A. de C. V. que fundamos el 23 de octubre del año 2012. Silvia ha establecido oficinas en Nicaragua y Honduras. Quiero hacer aquí un reconocimiento muy especial a Ana Gilda López de Perla, quien ha contribuido con su esfuerzo al crecimiento de GL en El Salvador, así como también a la Administradora Lorena Barahona, quien atiende la oficina de El Salvador. A principios de este año, constituimos otra sociedad en Guatemala: Agencia de Seguros y Fianzas Validat, de la que es Gerente mi hijo José Antonio, esta empresa se dedica a la venta de seguros de daños principalmente.
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20. Primer Centenario de Panamerican Life (1911-2011) En febrero del año 2011 se celebró en la ciudad de Miami un seminario de ventas que Pan American Group organizó para los agentes y agencias. En la primera sesión de trabajo, tomó la palabra Rudy Revueltas Vice Presidente de Finanzas e Inversiones, quien nos hizo una presentación sobre la situación financiera del año recién pasado, haciendo énfasis, en que a pesar de la tremenda crisis que está sufriendo los Estados Unidos de Norte América, Pan American había obtenido significativas utilidades, como producto del incremento conseguido en las ventas, tanto en el mercado doméstico, como en el internacional, así como también por la excelente administración de la compañía. Cuando Rudy abrió un espacio para preguntas, aproveché para preguntarle: ¿Por qué entonces si la situación de la compañía había mejorado bastante, seguía siendo calificada como –A por las calificadoras de riesgos? Rudy me dijo que la respuesta a esa pregunta no le correspondía a él y que el Señor Suquet era el indicado, como CEO de Pan American para responderla. Inmediatamente el señor José Suquet tomó la palabra y dijo: Ya esperaba que una persona como yo con tanto tiempo en la industria, tuviera esa inquietud e inmediatamente nos contó sobre su lucha para que Standard and Poor’s cambiara la calificación; la que en la actualidad ya no era la correcta. Conociendo la influencia que esta calificación tiene en algunos mercados especializados, nos ofreció que antes de que se celebrara la convención de New Orleans, esa situación iba a cambiar. José Suquet cumplió su palabra y meses después, antes de la convención recibimos la importante noticia de que Pan American Group estaba calificada como A, y había dejado de ser –A. Silvia me dio la noticia de que nuestra Agencia había calificado a la convención y que hiciera los arreglos para acompañarla. Casi me caigo de la silla por la sorpresa, francamente no esperaba recibir semejante honor, además de todo lo que la Pan American me ha dado. Cuando llamé a José Antonio y le conté el motivo de mi llamada, inmediatamente me dijo que me acompañaría con todo gusto y se alegró mucho más cuando supo que todos los gastos corrían por cuenta de la compañía, ya que él iría como mi acompañante. Cuando supo Alfredo que iría su hermano, me preguntó, si podría ir él pagando sus gastos y la compañía aceptó, dándonos una Junior Suite para los tres, porque ya no había ni una sola habitación disponible. José Antonio vino de Guatemala el 10 de abril de 2011 y esa misma noche arreglamos por computadora nuestro pre-chequeo con Continental Airlines y los pases de abordar; después
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terminamos de arreglar valijas, nos acostamos a dormir y a las 3:00 a.m. nos levantamos para irnos al aeropuerto. Nuestro vuelo salía para Houston a las 5:00 a.m.; cuatro horas más tarde aterrizamos sin novedad, saliendo para New Orleans, ciudad a la que llegamos a las 4:00 p.m. Los encargados de la agencia de viajes que manejaba la convención nos estaban esperando en el aeropuerto Louis Armstrong, nominado así en memoria del famoso trompetista de jazz, con los buses para llevarnos al hotel, en el aeropuerto coincidimos con otros convencionistas de El Salvador; recuerdo a Napo Henríquez, su esposa Nelda y una de sus hijas, también recuerdo a Ricardo Hill, ejecutivo de Setessa.
Carta del Sr. José Suquet.
Nos hospedaron en el Hotel Roosevelt de la cadena Waldorf Astoria de N.O.; allí nos juntamos con Silvia, su esposo Enrique y dos de mis nietos, Silvana y Rodrigo. A estas horas, Alfredo todavía no había llegado porque venía en un vuelo interno desde El Paso, Texas, en donde ejerce su profesión de médico Nefrólogo. Nos fuimos a almorzar al Bourbon House, restaurante muy bueno, que queda en Bourbon Street, famosa calle de New Orleans; cuando estábamos terminando de almorzar, nos llamó Alfredo, quien ya se había registrado en el hotel en donde nos juntamos más tarde; por la noche fuimos la reunión en el salón Crescent en donde Félix Martínez dio la bienvenida a los que íbamos llegando a la convención. 160
Todo era entusiasmo y alegría; empezó la música de jazz a dejarse escuchar, anunciando la clase de evento que nos esperaba y los saludos con los compañeros con quienes ya habíamos estado en otras convenciones. El día 11 de abril nos levantamos para ir a desayunar y posteriormente nos fuimos a tomar un suculento desayuno: y de repente apareció una banda de jazz con trompetas saxos y tambores, para acompañarnos al salón de sesiones en donde nos juntamos con Silvia, Enrique, Silvana y Rodrigo, donde daría principio la parte formal de la convención. El área central y las dos laterales estaban llenas, éramos como ciento veinte convencionistas esperando el inicio de la sesión; momentos más tarde el Señor Robb Suchecki, Vicepresidente y Principal Oficial Financiero tomó la palabra y presentó al Señor José Suquet, Presidente de la Junta Directiva y CEO de Pan American, quien dio por inaugurada la convención del primer centenario de Pan American Life y anunció la presentación de un video en el que se mostró la historia de la compañía desde su fundación en 1911. En este excelente video se recoge el momento en que los fundadores, Señores: Crawford H Ellis primer presidente; Dr. Edward G Simmons; Dr. Norman Suchon y el Sr Eugene Mc Ivney firman el acta de constitución de la Compañía, la que emite la primera póliza de seguro de vida el siguiente año.
Desayuno de Inauguración. Pan American Life ha sobrevivido a dos guerras mundiales y a dos crisis devastadoras; la de los años 30 y la que todavía estamos pasando; sin embargo, gracias a la habilidad, coraje y destreza de su Presidente, desde el año 2005, el Señor José Suquet, ha tenido un empuje fantástico y en poco tiempo ha revertido la dirección de la compañía, aumentando fuertemente las ventas y la utilidades de la compañía haciendo que las calificadoras de riesgos como BEST y Standard and Poor’s, hayan cambiado la calificación de la PALIC de –A por A, lo que para los clientes tiene una gran importancia en los mercados en que opera, sintiéndose seguros en una empresa excelente con 100 años de existencia. Entre los momentos destacados en el video, está el momento en que se celebra el cumpleaños del señor Ellis, quien aparece partiendo un hermoso pastel rodeado de los directivos de la compañía y a la vez, la fecha memorable en que se llega al primer billón en suma asegurada.
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En el video se muestra además, a los principales ejecutivos actuales y a los Presidentes hasta llegar al Sr. José Suquet, el verdadero artífice del empuje y desarrollo de Pan American Life en los últimos siete años. José Suquet ha sabido rodearse de colaboradores capaces, con quienes ha formado un equipo fantástico, lo mismo que en las personas que lo acompañan en la Junta Directiva. La consigna con que se cierra este video fue: “SOY PANAMERICAN LIFE”. Cabe destacar en este relato a dos personas muy importantes en la vida de Pan American Life, a su Presidente Emérito Sr. Frank G. Purvis y al Sr. John K. Roberts, piezas importantes en el engranaje de esta centenaria Compañía También aparecen funcionarios que de una u otra forma contribuyeron al desarrollo de esta admirable empresa, como por ejemplo, el presidente Wali Smith, Frank Carrico, Jairo Ferreira y Rudy Revueltas, el actual Vice Presídente de Inversiones, quien tiene muchos años con la compañía. Para mí tiene un lugar muy especial el Señor J. Roberto Andino, quien me reclutó vendiéndome la carrera y era un verdadero Company Man; él si de verdad era Pan American Life. Al terminar la presentación del video, se procedió a la presentación de los nuevos funcionarios de las compañías asociadas y de las sucursales; para mí fue un verdadero gusto que se nombrara a Salvador Leiva como nuevo Gerente General de Seguros Panamericana en Guatemala, porque cuando yo tuve ese cargo, Salvador renunció para ir a trabajar a la Shell y después me tocó rescatarlo, invitándolo a un almuerzo para que regresara a Panamericana. Cuando me retiré, se lo recomendé a Salvador Ortega, como su posible sustituto cuando él se jubilara y efectivamente Ortega siguió mi recomendación. Tomó la palabra el señor Suquet para llamar a los invitados de honor, quienes fuimos llamados uno por uno y se reflejaba en la pantalla los logros conseguidos con la PALIC. Pasaron primero, George Mc Donald de Panamá, con 42 años en la industria y 15 como ejecutivo y Salvador Ortega, quien se acogía a su plan de jubilación, habiéndose desempeñado además como Gerente General y Vicepresidente, y luego como Presidente para Guatemala; El Salvador y Honduras. Luego fue llamado Alfredo Cohen el agente quien tenía más de 60 años de trabajar con Pan American Life, habiendo comenzado con las Agencias Blane; fue presidente del Club Dinamo varias veces, miembro de la Million Dollar Table varias veces y nombrado miembro Vitalicio de la misma. Por último, me llamaron a mí para recibir el Trofeo del President´s Club 2011, el que también se entregó a los otros miembros distinguidos; a mí me acompañó mi hija Silvia y vimos reflejada en la pantalla instalada en el salón toda mi carrera con Pan American; 47 años de trabajo y 60 en la industria de seguros, comenzando como vendedor, Gerente de Distrito, Gerente de Ventas, Gerente General y Vice-Presidente; de Seguros Panamericana en Guatemala; pasando al jubilarme en 1992, a Agente General, fundando mi propia Agencia de Corretaje, G.L. Pirámide, S.A y G. L. Consultores y Asesores, S.A., completando así el circulo de mi carrera en seguros. 162
Mi hija Silvia, J. Antonio Gonzรกlez y Sr. Suquet
J. Antonio Gonzรกlez y Sr. Suquet
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Al terminar la sesión, todos los asistentes nos felicitaron muy efusivamente, sobre todo, quienes habían trabajado conmigo y que hoy tienen sus propias agencias, como Mario Beteta, Roberto Lara, Lucrecia de Rivas, Sandra de Torres, Armando Palma, Federico Iturbide y Marta Julia (La Chatía), su esposa.
Federico Iturbide y J. Antonio González A. Y por supuesto, toda la familia que asistía a la reunión; para mí fue algo muy especial recibir de mi Alma Mater tan distinguido homenaje.
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Dr. Alfredo. E. González López, José Antonio López y J. Antonio González Al finalizar la reunión ya era más del medio día, por lo que con José Antonio y Fredy, nos fuimos a almorzar; más tarde se nos unieron Silvia, Enrique, Rodrigo y Silvana.
Enrique Segarra, Silvia, José Antonio, Rodrigo Portillo, Alfredo, José Antonio y Silvana Después de pasar un rato por Bourbon Street, nos regresamos al hotel a descansar para estar listos para la noche, ya que teníamos programada la fiesta formal de entrega de premios. Vale la pena mencionar que coincidentemente con la convención, se celebraba un festival de Jazz con la participación de más de 100 bandas; por lo que Bourbon Street y sus calles adyacentes se prendían en fuego y alegría las 24 horas del día, y los principales Cheffs de diferentes restaurantes famosos, presentaban muestras de sus especialidades culinarias, la entrada era gratis. Como a las 5:00 p.m. nos comenzamos a preparar, escogiendo camisas y corbatas para ir bien presentables a la fiesta que se celebró en el Mardi Gras World. A las 6:30 p.m., abordamos los autobuses y nos dirigimos a la fiesta, al llegar nos encontramos otros convencionistas que se nos habían adelantado, por lo que nos fuimos a la cola. El lugar no era muy impresionante, sin embargo, cuando entramos nos dimos cuenta de que era enorme, según me dijo Silvana mi nieta, había sido una gran bodega que ahora la ocupaban para la celebración de grandes eventos y que se usaba para guardar las carrozas del carnaval. Pasamos a un jardín muy bonito, en donde nos tomaron una foto a los tres caballeros y luego conseguimos una mesa cerca del bar en donde nos sirvieron los famosos Huracanes.
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Nos sentamos, y al ver hacia arriba, se podía ver una luna muy bella, en cuarto creciente rodeada de estrellas; entonces le dije a Rodrigo: Mira que luna más bella. Me contestó: No abuelito, eso no es real, eso está pintado. Entonces, le respondí, tú me quieres tomar el pelo.
Me repitió: No, no. Sí es pintado, todo lo que usted ve aquí es artificial; todo esto era una gran bodega que hoy la alquilan para fiestas grandes. Le contesté: Bueno, está bien pero no te creo. De ahí nos llevaron a otro lugar inmenso, en donde se haría la entrega de premios, la cena y la gran parranda con una orquesta a todo meter. Ocupamos una mesa donde estaban otros convencionistas y comenzamos a departir con ellos, sobre los diferentes actos en la convención, de los que se mostraron encantados. Actuando como maestro de ceremonias, Alfredo Ramírez, hizo derroche de su entusiasmo y alegría, convocó a los asistentes a que aplaudieran a las personas que serían premiadas por sus ventas de seguro de vida y colectivo, para lo que llamó a José Suquet y a Bruce Parker al estrado. Comenzó la entrega de premios y fueron llamando a los ganadores entre ellos a: Pepe Henríquez de El Salvador, por su labor destacada en ventas; Silvia en representación de G.L; también en producción y persistencia en los negocios; Raúl Coka Barriga de Ecuador; Víctor Hem Sany de Panamá; Francisco Valladares de El Salvador; y Sandra de Torres de Guatemala. PGA distinguidos: Mauricio Bonatti de Líderes en Seguros de Guatemala y Orquídea de Marroquín por El Salvador. En Seguro Colectivo: Ricardo Hill de Setessa por El Salvador; Joan Acevedo Colombia; Mario Triay, Guatemala y Víctor Canales, Honduras. Siguió el baile en su apogeo, girando las parejas incansablemente, al ritmo de la música tropical; danzones, salsa, rumbas y los meneaitos; no les importó que sirvieran la cena, ellos seguían bailando, probablemente hasta el amanecer porque la música invitaba a mover el esqueleto.
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Baile en el Mardi Gras Regresamos en la madrugada con Silvana y Rodrigo y nos fuimos a nuestras habitaciones del hotel. Al día siguiente, que era sábado, solo teníamos programado un City Tour y el resto libre, yo le había prometido a Jairo Ferreira que lo llamaría para que nos reuniéramos. Bajamos a desayunar y como a las once de la mañana abordamos los buses, partiendo del hotel a la excursión que dura tres horas; incorpora lugares históricos de Nueva Orleans como Jackson Square; visitamos el Barrio Francés, la Catedral de St. Louis, los edificios Pontalba, el Ayuntamiento, el Presbiterio y el cabildo.
Juan Antonio Castro y J. Antonio González A. Luego, nos dirigimos a lo largo del Creole Boulevard y nos extrañó observar que en el recorrido encontramos varios edificios que los habían derribado y había algunos lugares vacíos; el guía nos comentó que existía un proyecto enorme de parte de la gobernación de expropiar edificios para construir el centro médico más grande de los Estados Unidos en Nueva Orleans. Nos encontramos durante el recorrido con varias personas haciendo jogging y otras paseando, el día era muy soleado; también el tranvía; pasamos por las Universidades de Loyola y Tulane y por el centro médico, antes muy famoso conocido como la Ochsner Clinic; la avenida San Charles, muy famosa, en donde estuvo alojada Pan American Life; al final del recorrido nos llevaron almorzar a un bonito restaurante en donde departimos con Juan Antonio Castro y su guapa esposa venezolana que habían estado con Silvia en Sud África, cuando se jugó la Copa Mundial de Fútbol. Aprovechando que nos encontrábamos, Salvador Ortega, Salvador Leiva y yo, nos tomaron una foto como recuerdo de tres Gerentes Generales de Seguros Panamericana; el almuerzo estuvo muy bueno, sobre todo la sobremesa; al final regresamos al hotel
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Antonio González, Salvador Ortega y Salvador Leiva Al llegar a nuestra habitación nos encontramos con una invitación de Naima Velázquez, quien nos invitaba a nosotros y a otros convencionistas a cenar en el Bourbon House, por lo que tuve que llamar a Jairo para trasladar nuestra reunión para el día siguiente a las 12:30 p.m. Por la noche nos fuimos caminando al otro hotel en donde estaba el resto de convencionistas; Ritz Charlton, Alfredo, José Antonio y yo, para tomar el autobús que nos llevó al restaurante Bourbon House. Cuando llegamos al salón en donde Naima era la anfitriona, ya la mesa estaba completa y nos tocó sentarnos con un matrimonio cubano, residente en Miami, Rafael Shabatai que trabaja con PALIC como Jefe del Departamento de Selección de Riesgos, en la otra mesa estaba Naima; Silvia y Enrique y otras parejas. La comida muy buena y la compañía también; nunca me imaginé que el restaurante a pesar de tener dos niveles, iba a dar cabida a tanta gente y otros clientes, estaba totalmente lleno. Después de los postres, Naima en nombre de la PALIC nos invitó al bar de la esquina a escuchar música de jazz; creo que los anfitriones de las otras mesas hicieron lo mismo con sus invitados. Cuando llegamos había una banda tocando y como pudimos entramos; a mí junto con unas señoras nos consiguieron donde sentarnos y comenzó el desfile de bebidas al gusto del cliente; tres músicos tocaban atrás y adelante dos pianistas cantaban con voz al cuello era un sonido de altos decibeles, por lo que opté por quitarme mi aparato para escuchar y así pude gozar mejor la música; después de un par de horas nos fuimos de regreso al hotel. Al día siguiente era libre y los actos de la noche, el concierto y el baile de gala con que se clausuraría la convención. Habíamos llegado al último día, casi sin darnos cuenta, me levanté como a las 9:00 a.m., una hora más tarde bajé a tomar mi desayuno, Tony y Fredy se reunirían con Silvia y la familia más tarde; yo iría a misa de once a la Iglesia de La Inmaculada Concepción que queda frente al hotel, ya que Jairo vendría por mí a las 12:30 p.m. para ir a su casa a almorzar. La iglesia de La Inmaculada Concepción, iba a cumplir 160 años de haber sido construida, es una belleza; tiene unos vitrales muy bonitos, muy bien arreglada y se ve que la cuidan con mucho amor; los fieles muy devotos y atentos siguen la misa en sus respectivos devocionarios, escuchaban el Evangelio de ese domingo y al llegar la ofrenda de la paz, todos nos saludamos con alegría; el sacerdote después de la consagración le da a sus ayudantes las hostias consagradas para que nos las den a nosotros los que nos acercamos a recibir a Nuestro Señor en cuerpo y alma y aproveché para pedir por el restablecimiento del Sr. Magdalena.
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Iglesia Inmaculada Concepción Jairo llegó a la hora convenida con la exactitud que lo caracteriza, nos saludamos con gran alegría y me fui con él en su todo terreno; comenzamos nuestra plática, hablando de la inundación de la ciudad y de nuestras familias y me confirma lo que el guía nos había dicho el día anterior, sobre el gran proyecto de construir un enorme complejo médico en Nueva Orleans, por lo que están arrasando con muchos edificios y se puede observar bastantes lotes vacíos y me dijo: Toño te voy a llevar al lugar en donde se produjo la inundación del área en que nosotros vivimos y me llevó a un lugar cerca del rio Lago Pontchartrain y el Canal de la calle 17 que comunica con el Rio Misisipi en donde nos bajamos y me señaló una casa y estación de bombas de alto poder para extraer agua. El agua que inundo a Nueva Orleans provino entonces de la rotura de un costado del muro que la desbordó hacia la ciudad. El muro del otro lado, no cedió. La que debió de haberse accionado, hacia Metairie donde reside Jairo, por un error humano los encargados ante la orden de evacuar a todo el mundo, ellos también se fueron y no pusieron a funcionar las bombas para sacar el agua, la cual no pudo ser contenida por los grandes muros construidos para el efecto, nosotros -me dijo- perdimos muchas cosas y tuvimos que reconstruir nuestra casa y gracias a Dios fuimos de los menos dañados. Al llegar a la casa estaba Amirita en la puerta y nos dimos un fuerte abrazo, luego pasamos a la sala y nos pusimos a conversar, recordando los viejos tiempos, desde cuando nos conocimos con Jairo, quien era auxiliar del encargado de entrenamiento Evelio Gil, quien posteriormente falleció en un seminario en Miami; también de todas las veces que trabajamos entrevistando candidatos para agentes y a sus esposas. Como Jairo alguna vez fue periodista, me pregunto: ¿Cómo comparas las convenciones actuales con las anteriores? Y le contesté. No hay duda que son diferentes. Cada una tiene su propio estilo, por ejemplo, antes el recibimiento era más caluroso, siempre había un ejecutivo de la compañía recibiéndonos a la llegada; ahora lo hacen empleados de la agencia de viaje que maneja la convención, lo mismo en la casa de la amistad. Ustedes nos atendían saludándonos y proporcionándonos los gafetes y los programas, ahora lo hacen los empleados de la Agencia de viajes. Jairo me dijo: Sí, nosotros trabajábamos incasablemente, no disfrutábamos de las convenciones. Mira Jairo a mí me parece que hoy hay más tiempo libre y te dejan escoger los lugares donde 169
quieres ir, siento que hay más libertad para el participante, sin sacrificar lo importante de la convención. Jairo me dijo: Estoy de acuerdo contigo. A continuación, almorzamos con una agradable plática de sobremesa y me llevó al hotel para estar listo para la noche del concierto y la cena de clausura. Como nada, los días se pasaron volando, y ya estábamos vistiéndonos de gala para asistir al concierto y la cena de clausura; nos ayudamos unos a otros y en un dos por tres, vestidos con smoking; abotonadura de ónix negro, con diamantes del mismo color en las mancuernas, algo digno de verse.
El Sr. Kelly cede la palabra al Sr. Suquet Rápidamente nos fuimos al salón Crescent Citi del hotel en donde se llevaría a cabo el concierto de la Sinfónica del estado de Luisiana. Tomó la palabra José Suquet para presentar a la Orquesta Filarmónica del Estado; al director de la misma, Sr. Carlos Miguel Prieto de nacionalidad Mexicana, quien ha luchado por la formación de esta magistral sinfónica. Comenzó la música con sus extraordinarias melodías, arrancando los aplausos de los asistentes al ser transportados a otros mundos celestiales y nos pusimos todos de pie para saludar a la Soprano Eugenia Garza, quien nos deleitó con melodías de todos sabores, terminando con canciones inolvidables, como “Contigo a la distancia” y la mundialmente conocida “Las Mañanitas”; al terminar esta excelente presentación, nos dirigimos al salón Roosevelt para la fiesta de clausura.
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Soprano Eugenia Garza Cuando llegamos nos dijeron que nuestra mesa era la número tres, en compañía del Sr. John K Robert, ex presidente de PALIC y su distinguida esposa; Alfredo Cohen, su esposa Emmy y su hijo Félix; la mesa uno y dos la ocupaban el Sr. Frank G Purvis, su esposa, el Sr. José Suquet, su esposa y miembros invitados. Un arreglo sobrio y elegante servía de marco a los caballeros con smoking y a las bellas damas con traje largo.
Brindis del señor Suquet El Sr. Suquet tomó la palabra para hacer el brindis de honor, recordando a todos los empleados y ejecutivos, agentes y corredores que de una u otra forma habían contribuido al engrandecimiento de la PALIC, no sin dejar de reconocer el esfuerzo de los actuales, entre quienes se refirió muy especialmente al trabajo desarrollado por Marta Reeves, Eduardo Arriaga y Philip Stroub y Sandra Abreu, los coordinadores de la Convención; para finalizar su brindis, nos invitó a luchar por la calificación a Praga, en donde nos veríamos envueltos en la magia de la música. Todos levantamos nuestras copas diciendo “Soy Pan-American Life”. Comenzaron a sonar los tapones de champagne al ser abiertas las botellas, a correr el Whisky, el ron y todas las bebidas; el ambiente se llenó de alegría, la gente comenzó a desplazarse de mesa en mesa; abrazos y saludos por todos lados y la mayoría moviéndose al son de la música en la pista de baile. Que ambientazo digno del primer centenario, tenemos que citarnos para el segundo no podemos fallar. Me vuelvo a mi izquierda y veo al Sr. Purvis, inmediatamente me voy a saludarlo a su mesa; en cuanto me ve quiere levantarse y yo lo abrazo cariñosamente trasmitiéndole toda mi alegría por verlo en tan excelentes condiciones. Me reconoce inmediatamente y me dice: Toño, que gusto en verte en esta ocasión tan especial, me contaron que habías venido y estaba deseando verte. 171
Convencionistas bailando al compás de la música El señor Purvis nominado presidente Emérito de Pan American, era alguien a quien tenía el deber de saludar todas las veces que visitaba las oficinas de la Compañía por motivos de trabajo.
Saludo afectuoso de J. Antonio González al Sr. Frank Purvis
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Cena de Gala
Delegaci贸n de Guatemala 173
Nos regresamos a la habitación porque Fredy tenía que madrugar para tomar su vuelo de regreso a El Paso, Texas, a trabajar a la una de la tarde. Yo me di cuenta cuando salió él, pero no quería despertarme; sin embargo, uno de padre siente a los hijos hasta inconscientemente; fueron cuatro días maravillosos que pude gozar de la compañía de mis dos hijos varones; les agradezco a sus esposas y a mis nietos que me los hayan prestado este tiempo. Mañana de regreso a casita a reunirnos con la familia, especialmente con Meches que por primera vez no me acompañó a una convención. A seguir vendiendo y a contarle a los que no calificaron, todo lo que hicimos y no podemos faltar a Praga en donde nos veremos nuevamente si Dios quiere. Espero que todos hayan regresado sanos y salvos a sus casas haciendo planes para el próximo Centenario. Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.
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C. VOCACIÓN DE SERVICIO 1. Club Activo 20-30
Allá por el año de 1952, tres meses antes de nuestra boda, ocurrió un evento muy importante en mi vida. Don Roberto, me llamó a su oficina y me comentó que el Club Rotario, al que él pertenecía, había solicitado a los socios que propusieran los nombres de dos personas que estuvieran entre los veinte y los treinta años para fundar el Club 20-30 de El Salvador como asociado al Club 20-30 Internacional que tenía su sede en Sacramento, California y que él quería proponernos a Oscar Echeverría y a mí. Me preguntó que si estaba de acuerdo, explicándome que se trataba de un club de jóvenes dedicados al servicio a la comunidad, los que al cumplir 39 años tenían que retirase del club y posiblemente ingresarían al Club Rotario. El Club Rotario había designado entre sus socios a don Alfredo Mejía, a Don José María Duran y a don José León Flores, para que se encargaran de fundar el 20-30, tarea que aceptaron con mucho agrado y se pusieron manos a la obra solicitando a sus compañeros que les propusieran candidatos. Las primeras reuniones se efectuaron en el Club Internacional, que quedaba frente al costado oriente de la Catedral Metropolitana. 175
El grupo que se reunió primero, nombró Presidente provisional a Rolando Duarte y el club recibió su carta constitutiva el 15 de septiembre de 1952 y a su fundación contribuyeron Salvador Gayol, Enrique Carrión y Albert Fletcher del club 20-30 de México. Fue en el mes de Julio de 1952, nueve meses antes, en la oficina de don Alfredo Mejía, presidente del Club Rotario de San Salvador, se convocó a un grupo de jóvenes entre los 20 y los 30 años de edad, para escuchar la presentación de Salvador Gayol Patterson, un mexicano del distrito federal que había llegado a hablar acerca de una organización llamada 20-30 Internacional. El emblema de esa organización es un reloj de arena, que simboliza el paso del tiempo y la necesidad del hombre joven en aprovechar su tiempo y energía en actividades útiles. Alrededor de ese reloj, había cuatro “S”, que al traducir al español su significado, se leía “Servir con Sinceridad a la sociedad, es el Símbolo de nuestra misión”. La presentación de Salvador Gayol fue recibida con mucho entusiasmo y atendiendo a su llamado, se organizó una siguiente reunión en el Club internacional, contiguo al Teatro Nacional. En dicha reunión se formó una junta directiva provisional y acordaron adoptar ese lugar como sede de las reuniones y los días martes, como día para realizarlas. El primer presidente del club fue Napoleón Duarte, hermano de Rolando y entre los socios fundadores se encontraban: Miguel Ángel Salaverria, Alfonso Trigueros Alcaine, Julio René Vargas, Rolando Hartmann, Oscar Echeverría, Humberto Girón; Gustavo Arias y los primeros que fuimos aceptados como socios, Gilberto Hannaux y yo. Después fueron llegando otros, que íbamos enrolando, entre los que recuerdo a: Alfonso Quiñonez Meza, quien llegó a ser segundo Vicepresidente internacional, René Fernández Martínez quien fue el primer Director de Área y presidente internacional. A René yo lo llevé al club; también fueron socios: Ricardo Gavidia, Ricardo López, los hermanos Simán: Teófilo, Salvador y Roberto, Jorge Robert, Oscar René Salaverria, Roberto Calderón Paz, Víctor Steiner, Ricardo y Roberto Schering, Gustavo Cartagena, Eduardo Gavidia Castro hermano de Ricardo, Alberto López Candel, Alejandro Coto, Roberto Saprissa, Edmundo Kuri, José Novoa Flores, José Luis Álvarez, Oscar Morales y otros que se escapan de mi memoria. De los fundadores creo que todos han fallecido y de ese grupo todavía quedamos unos cuantos. El 20-30 tenía dos lemas: “Servir a la sociedad con sinceridad, es el símbolo de nuestra misión” y “Nunca se enaltece tanto un hombre como cuando se arrodilla para ayudar a un niño”. Nos reuníamos los días martes de 8:00 a 10:00 p.m. y después de la sesión nos quedábamos un grupo jugando veintiuno bancado, las discusiones las regíamos por las “Reglas Parlamentarias de Robert y por el libro Azul y el libro rojo del Club 20-30 Internacional”. La directiva la formaba el presidente; el secretario, el tesorero, el director de asuntos internos, el de asuntos profesionales y el de asuntos externos y el sargento de armas quien era el encargado de poner las multas y el orden la sesión a los que interrumpían en orden en el lugar. Luego de comenzar la sesión, cada socio se presentaba diciendo su nombre, su ocupación y su apodo; entre los apodos había unos muy simpáticos por ejemplo: El de Rolando era Tiburón. El de Gironcito, era murciélago. A mí me decían Pomponio o Pardavé. A Ricardo López, el pulgón. A Gustavo Cartagena, Mató tunco tu tata. A Roberto Saprissa, Lechuza o Ave. A Papicho Méndez, 176
Rin Tin Tin y a Oscar René Salaverría, Pecho amarillo. Y a si nos íbamos presentando todos los asociados.
1.1. Primeras campañas en el Club Activo 20-30 La primera campaña que hicimos fue una que recuerdo con mucho cariño; fue realizada durante las Fiestas Agostinas de 1953. Decidimos recoger dinero, para comprar un pulmón de hierro y para eso decidimos en las oficinas de Gustavo Arias, socio del Club, construir en el campo de la feria una champa para vender cerveza. Napo construyó una champa con techo de lámina de 20 por 10 metros en donde pusimos como 50 mesas y un local para la administración; nosotros servíamos a los clientes y el encargado de la caja fue Gironcito, quien pasó las fiestas cuidando la plata. Un día, Ricardo Gavidia, andaba feliz porque Carito Flores, hija de don José León, lo había aceptado como admirador y a las 12:00 de la noche que cerramos la champa, nos fuimos a la casa de don Chepe León Flores a darle serenata. Al solo llegar los músicos se arrancaron con “Despierta Amor Mío”. Momentos después, fue saliendo don Chepe León con un rifle en la mano y ahí fue el desparpajo de todos. Yo me escondí debajo de la cerca de la casa y pude ver que el rifle era de juguete y que en la otra mano don Chepe León llevaba una botella de whisky ipso facto, les grité a todos: ¡Vengan, que el viejo trae una botella y el rifle es de juguete! Todos regresaron al punto y comenzamos a bebernos la botella de whisky. Después a las dos horas, dijo Rolando Duarte: ¡Vamos a darle serenata a Margoth! Íbamos en varios carros porque éramos como diez. Cuando llegamos, vimos que ya no teníamos licor, en eso iba llegando Ricardo Gavidia y le dijimos: ¡Dice don Chepe León que vayas a comprar una botella porque ya se acabó el guaro! Al oír el recado ni se bajó del carro e inmediatamente se fue a hacer el mandado y unos momentos más tarde regresó con otra pescuezona. Don Herman Schlageter, el papá de Margoth vivía cerca del campo de Marte y en frente tenía la casa, una ancha calle en donde Napo y Rolando comenzaron a organizar carreras. Cuando comenzó la música, los muchachos ponían el codo en el timbre para que don Herman nos abriera pero no hubo modo. A las 6:00 a.m. nos fuimos donde Napo y luego con los músicos Ricardo Gavidia, Roberto Calderón, el Chato Hannaux y yo, a mi casa, a darle la serenata a Meches. De allí donde Fito Velasco, quien se bajó del segundo nivel, todavía mareado para atendernos y armamos viaje para el Puerto de la Libertad; sin embargo, ya eran las diez de la mañana y preferimos ir a dormir.
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La campaña terminó dejándonos una pérdida de ¢500.00 colones, los que había puesto Alfonso y que poco a poco le fuimos pagando de ¢50.00 en ¢50.00.
1.2. Pintando escuelas En esta campaña nos dedicamos a pintar una escuela que se encontraba cerca del mercado cuartel. Conseguimos los botes de pintura donados y Napo que era ingeniero nos fue dirigiendo, nos pusimos los pantalones más viejos que teníamos, igual que las camisas y brocha en mano, la emprendimos contra las paredes de la escuela. Pasamos pintando todo el día, sólo descansamos para almorzar y como a las seis de la tarde, terminamos llenos de pintura, con la satisfacción de haber dejado la escuela resplandeciente, sin tener en cuenta el montón de pintura que habíamos ocupado.
1.3 Primera semana de rehabilitación de inválidos Yo trabajaba en la compañía General de Seguros, como Gerente de Ventas, cuando me llamó don José Domingo Menéndez el Gerente General y me dijo: don Antonio, quiero que personalmente vaya donde don Ernesto Rivas Gallont, Gerente General de CEPA, para gestionar la firma de la rehabilitación de la póliza del muelle y las instalaciones de la institución. Le respondí: ¡Con mucho gusto por ser amigo personal de Neto! Lo llame por teléfono y me dijo: ¡Que fuera inmediatamente porque quería conversar conmigo! Cuando llegué me hizo pasar al instante y me dijo: Con vos quería hablar sobre un asunto muy importante. Sin embargo, te voy a firmar las renovaciones primero para que nos pongamos a conversar después. Comenzó así: Toño yo tengo una hija que se llama Gloria, tiene tres años y es completamente sorda. Rhina y yo, la hemos llevado a los mejores especialistas y nos han dicho, que no hay ninguna posibilidad que recupere el sentido del oído. Actualmente va al Instituto de rehabilitación que está cerca de la Colonia Costa Rica, a donde van varios niños con diferentes discapacidades. Créeme que es sumamente doloroso ver en las condiciones que se encuentra el Instituto por falta de recursos y don José León Flores me sugirió que hablara contigo, para ver qué podemos hacer por medio del Club Activo 20-30 al que tú perteneces. Le contesté: ¡Mira Neto, afortunadamente hoy es martes y nos reunimos en el círculo deportivo a las 7:30 p.m. Lo mejor que podemos hacer es que te invite a la sesión y tú les expliques a los socios el problema. ¡Estoy seguro que los podrás convencer para que hagamos una campaña de recolección de fondos! 178
El presidente del club era entonces Arturo Álvarez Meza, a quien le pedí tiempo para escuchar las palabras de Neto, quien se presentó a la sesión minutos antes para saludar a varios socios que ya conocía como a Rolando Duarte, con quien había trabajado en el Banco Central de Reserva. Cuando le tocó su turno a Neto, comenzó contándonos el caso de su hijita Gloria de tres años de edad, quien es completamente sorda, que recibía atención en el Instituto de Rehabilitación de Inválidos, el cual carecía de muchos implementos y personal adecuado para ayudar a las personas necesitadas. Lo hizo con tanto fervor, que nos conmovió a todos; al final de la sesión nos quedamos en la Junta Directiva que estaba presidida por Aturo Álvarez Meza y decidimos proponerle a Neto que el Club Activo 20-30 participaría por medio de sus socios y tomaría parte en una junta directiva que se eligiera, para realizar una campaña de recolección de fondos para ayudar al Instituto Salvadoreño de Rehabilitación de Inválidos. Días más tarde, me citaron para una reunión en las oficinas de la CEPA, de la que Neto Rivas era el Gerente General a las 6:30 p.m.; desafortunadamente no pude llegar temprano. Cuando me fui a la reunión me encontré con Neto en la calle, quien me informó que la directiva había quedado integrada por Arturo Álvarez Meza como presidente, Neto de vicepresidente, René Fernández de secretario y a mí, me pusieron de tesorero. En ese tiempo el presidente de la República era el Coronel Julio Adalberto Rivera y su esposa Doña Berta nos manifestó su deseo de trabajar en la campaña que se llamó: “La primera Semana de Rehabilitación de Inválidos”. Fue tanto el trabajo que desarrollamos, que se prolongó por dos semanas más. Las principales campañas que hicimos se describen en los siguientes acápites.
1.4. Regálenos sus centavos La actividad consistía en ponernos de acuerdo con los bancos para que trasladaran a una cuenta especial, que habíamos abierto al efecto, los centavos de las personas que estuvieran de acuerdo previa autorización escrita. En ese entonces, no existían las computadoras y nos contaban después, las personas de los bancos, el gran lío en que se habían metido porque no se imaginaron el trabajo que les ocasionaría estar emitiendo comprobantes por los centavos autorizados por los clientes que los pasaran a la cuenta especial.
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1.5. Una noche en Montecarlo Montamos en el Hotel El Salvador un casino en donde la gente fue a jugar póker, Black Jack, ruleta y otros juegos de azar. Los asistentes se posesionaron de su papel y la mayoría llegó con traje de gala; smoking o vestido negro los caballeros y las damas luciendo vestidos largos o de coctel: jugaron hasta pasada la madrugada, unos se retiraron felices con lo que ganaron y otros tristes por las pérdidas al final, todos contentos porque un buen porcentaje era para una buena causa.
1.6 Gran subasta de pinturas y esculturas Esta actividad se desarrolló dentro del marco de la cena de gala que organizó con el apoyo de la sociedad Árabe.
1.7. Holiday On Ice Este famoso show lo presentamos en el Gimnasio Nacional. Fue todo un éxito por primera vez se presentaba un espectáculo de tanta belleza y armonía. Las bailarinas en patines especiales para hacer sus espectaculares números sobre hielo con gracia y donaire, a esto se agregaban los vestidos lujosos que exhibían. Como parte especial del espectáculo un número cómico que hizo la delicia de los niños asistentes, con la presentación de payasos, que hicieron volteretas y gracejadas.
1.8. Turno Gigante Se llevó a cabo en el Campo de Marte. Ya se pueden imaginar la cantidad de personas que trabajaron en esta actividad, tanto las que prepararon sus ventas como: platos típicos como pupusas, yuca con chicharrones, antojitos de todas clases, panes con pavo, etc. 180
1.9 Cena de Gala Esta cena se llevó a cabo con la colaboración de la Sociedad Árabe. Esta Sociedad presentó un evento muy distinguido al que asistieron personalidades de nuestra sociedad quienes contribuyeron generosamente con el valor del cubierto y su participación en las subastas. La cena que se llevó a cabo el 11 de diciembre de 1964, tuvo lugar en el Club Social del Prado y el cubierto tenía un valor de 510 Colones; las tarjetas se vendían en el Edificio Rubén Darío Local 318 y se podían solicitar al Teléfono 66-62.
1.10. Dona una hora hombre de tu salario Contribuyeron los trabajadores de varias empresas. Fuimos a visitar a los ejecutivos pidiéndoles que solicitaran a sus empleados su autorización para descontar de sus salarios el equivalente al valor de una hora de trabajo. Cuando les hicieron la invitación, explicándoles el destino de su donativo, inmediatamente aceptaron contribuyendo generosamente. De todo este esfuerzo recolectamos aproximadamente 200.000.00 colones que me dio mucho gusto entregárselos al Doctor Giannetto Paggi quien era el tesorero del Instituto de Rehabilitación de Inválidos en la presencia del Licenciado René Edgardo Vargas, quien fungió como mi contador, René Fernández Martínez quien por medio de su firma de auditores realizaron la auditoría de las cuentas; habiéndose publicado los balances, en los principales diarios de la localidad. Así cerramos exitosamente una de las campañas de recolección de fondos más importantes que se haya desarrollado en la comunidad; con los años el Club Activo 20-30, se hizo cargo de la Teletón que cada año se continúa realizando en beneficio de la rehabilitación de in validos.
1.11. Premieres sorpresivas en el cine
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Un día por la noche llegó a mi casa, Rudy Clautier, quien era socio del club; un gringuito muy simpático y muy activo. Después del saludo de rigor, me dijo: Toño quiero su opinión sobre una idea que tengo para ver qué le parece. Yo le contesté: Adelante Rudy de que se trata. Entonces me dijo: ¡Creo que tendríamos mucho éxito! Si logramos que un cine de la ciudad nos permita presentar una película en premier sorpresiva, sin revelar el nombre anticipadamente, ellos recibirían el valor que cobran en los estrenos y nosotros en el Club nos encargaríamos de vender las entradas anticipadamente con un aumento de diez colones cada una. Hombre le dije: ¡Me parece una idea fenomenal! Vamos mañana al cine Regis y les proponemos la idea. Así lo hicimos y logramos entrevistarnos con el gerente quien estuvo de acuerdo y nos ofreció la película El Renegado que tenían para estrenar. Esa misma noche de día martes de sesión, la expusimos al resto del Club quienes estuvieron de acuerdo por unanimidad. Comenzamos la venta anticipada de la premier sorpresiva, después de ver la película por anticipado; la noche del estreno, el cine se llenó hasta el tope y tuvimos que poner sillas adicionales, cuando hicimos cuentas nos ganamos aproximadamente diez mil colones. Ante tanto éxito, se hizo costumbre las premieres sorpresivas del Club 20-30, habiendo presentado en el Cine Paris la película Espartaco con Kirk Douglas que fue un éxito tremendo; después vinieron otras como Rebelde sin causa, en el cine Regis y la más famosa de todas, La guerra de las galaxias, la primera de esta serie de películas.
En esta forma conseguíamos el dinero que luego usábamos en nuestras campañas de servicio a la comunidad como la de “Padres por un día”. Esta consistía en invitar en navidad a un niño huérfano a que viniera a pasar un día con nuestra familia; los agasajábamos y les dábamos regalos especiales que conseguíamos donados (era una costumbre en el Club no poner nuestro dinero sino pedirlo como donativo a nuestros amigos) para hacer una labor de servicio. También en navidad les regalábamos juguetes y zapatos a los niños del hospicio.
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2. Fundación Club Activo 20-30 de San Miguel Nuestro club de San Salvador, fue muy activo y fundamos los clubes de Santa Ana y de San Miguel; en este último me tocó llevar la iniciativa porque por mi trabajo de venta de seguros me tocaba viajar una semana al mes a esta cálida ciudad oriental. Recuerdo que fue en 1955 cuando a principio de año le ofrecí a Napo Duarte que fundaría el club de San Miguel. En uno de mis viajes me reuní con mi especial amigo, Pedro Rodríguez Rivas quien ocupaba el cargo de Gerente General de DIDEA en la ciudad oriental y le comuniqué el encargo que tenía de mi club, Pedro inmediatamente aceptó la idea y comenzamos a invitar a varios amigos para reunirnos en el Casino Migueleño, entre ellos tuvimos a Leónidas Arguello, hijo de un prominente rotario; a Cayetano y Mario Bettaglio, José Salvador Cantizano, Fidel Melara, Luis Rodolfo Silva y otros amigos más. A las cinco de la tarde, nos reunimos en el casino y me tocó exponerles la idea de fundar el Club Activo 20-30 de San Miguel, haciéndoles ver que se trataba de un club de servicio a la comunidad entre jóvenes de 20 a 39 años y que generalmente al cumplir los 39 años, los que quisieran podrían optar por continuar como ex activos o solicitar su ingreso a un club Rotario por la afinidad que existía entre los clubes; les expliqué además que las esposas constituían el club auxiliar femenino. Después de contestar las preguntas que me hicieron, quedamos en que Pedro los convocaría a una próxima reunión.
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Cuando regresé a San Salvador, en una reunión de mi club, les comenté sobre el avance para fundar el club de San Miguel y nombramos una comisión para planear los posteriores viajes que hicimos saliendo de San Salvador a las 5 p.m. y regresando como a las 11 p.m. El cinco de julio de 1955, después de tres meses de estar viajando a San Miguel, en el marco de una gran parranda, en una cena de gala, se instaló la primera Junta Directiva, presidida por el Dr. Leónidas Arguello. Como Secretario, fue nombrado Pedro Rodríguez Rivas; los otros fundadores fueron: Mauricio Ochoa Lara, Julio César Girón, Fidel Melara, José Salvador Cantizano, Ricardo Garzona, Mario Bettaglio, Cayetano Bettaglio, Carlos Rodriguez, Raúl Cordero, Luis Rodolfo Silva, Héctor Vázquez, Atilio Arguello y Roberto Rodríguez. Al día siguiente de la toma de posesión de la primera Junta Directiva, nos fuimos a pasar el día domingo, a la playa del Cuco a la casa de Cayetano Bettaglio, en donde gozamos de lo lindo, aprovechando para seguir hablando sobre lo que era el Club Activo 20-30.
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En viajes de trabajo que hice posteriormente, siempre me reunía con Pedro Rodríguez para conversar de negocios, algunas veces me quedaba a dormir en su casa o en el Hotel Hispano Americano, propiedad de la familia Milián. También conservo gratos recuerdos de Rodolfo Silva y su esposa Juanita, con quienes llegué a formar una entrañable amistad. Aquel club que según nuestros hermanos hondureños, se había constituido para tener un voto más para elegir como gobernador a Napo Duarte, llegó a ser uno de los más activos del distrito contando en el futuro con un Director de Área, distinción que recayó en Víctor Batarse. En una convención que se celebró en Tegucigalpa, Honduras, recuerdo que Napo me pidió que hiciera el saludo a la bandera. Habiéndome tocado improvisar y dice así: Que se haga el silencio A través de los siglos Que mi garganta se purifique Con el agua de nuestros manantiales Para así poder cantarte, madre mía, esposa mía Señor, quiero hacer una bandera. Que tenga el verde libertad del quetzal de Guatemala. Que tenga el azul de Rubén y los lagos de Nicaragua. Que tenga el blanco, pureza del alma de Delgado, prócer de El Salvador quien luchó por nuestra independencia. Que tenga el rojo de justicia con que Santamaría tiñó el suelo de Costa Rica. Y como lienzo Señor, dadme el ideal de Morazán que soñó nuestras patrias juntas unidas por una misma bandera. Bandera Centroamericana, salud. Al final de la salutación se prorrumpió en aplausos que casi derrumban el lugar en donde estábamos. Recuerdo que en esa ocasión asistieron socios del Club de Guatemala, entre ellos Julio Matéu, Carlos Sprimul, Neto Vitteri y Marcel Reichembach; también de Nicaragua y Panamá. Desde luego, la delegación más numerosa fue la hondureña.
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3. Fundación del Club Rotario de San Salvador Noroeste
Como antecedente, cito a continuación algunos aspectos que caracterizan la filosofía y el accionar de Rotary. El objetivo de Rotary International es: Estimular y fomentar el ideal de servicio como base de toda empresa digna y, en particular estimular y fomentar: Primero. El conocimiento mutuo y la amistad como ocasión de servir. Segundo. La observancia de elevadas normas de ética en las actividades de negocios y en las profesiones; el reconocimiento del valor de toda ocupación útil y la dignificación de la propia en beneficio de la sociedad. Tercero. La puesta en práctica del ideal de servicio por todos los Rotarios a su vida privada, profesional y pública. Cuarto. La comprensión, la buena voluntad y la paz entre las naciones, a través del compañerismo de las personas que en ellas ejercen actividades de negocios y profesionales, unidas en torno al ideal de servicio.
La Prueba Cuádruple Todos los rotarios tienen como norma al actuar, decir o pensar. ¿Es la verdad? ¿Es equitativo para todos los interesados? ¿Creará buena voluntad y mejores amistades? ¿Será beneficioso para todos los interesados? Se beneficia más quien mejor sirve. Dar de sí antes de pensar en sí.
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En el mes de julio de 1972, Rolando Duarte me llamó por teléfono invitándome a una reunión que se celebraría en el Circulo Deportivo Internacional para conversar con otros amigos sobre la fundación de un club rotario ya que en el club de San Salvador, se había acordado ceder territorio para la formación de un nuevo club. El 15 de ese mes nos reunimos aproximadamente unas doce personas entre quienes recuerdo a Jorge Robert, Gustavo Cartagena, Eduardo Gavidia, Roberto Saprissa, René Fernández Martínez, Ernesto López Urías, Oscar Medina, Roberto Romero Pineda, Napoleón Cárdenas, Hans Ruedi Simmons, Víctor Manuel Moreno, Mariano Novoa Flores, Edmundo Rodriguez, Napoleón Cárdenas, Sigfrido Munés, Oscar Medina y otros más que habíamos pertenecido al Club Activo 20-30. Rolando nos hizo ver la similitud del Club Rotario con el 20-30 como clubes de servicio y nos instó a que siguiéramos practicando el ideal de servicio en este club como lo habíamos hecho antes, aprovechando que el Club Rotario de San Salvador, estaba buscando expandirse y que tendríamos la calidad de socios fundadores. El club de San Salvador, había sido reacio a ceder territorio, sin embargo, por la gestión de Rolando Duarte, se logró que accedieran y así nació el Club Rotario San Salvador Nor oeste y casi a la vez, el Club Rotario de Santa Tecla, que días después de nosotros recibió su Carta Constitutiva. El presidente del club de San Salvador era Guillermo Echeverría, quien comisionó a Rolando Duarte, a don Chema Durán y a don Chepe León Flores para que llevaran a cabo esta tarea. Al final de esta reunión, después de que todos habíamos aceptado la invitación, se nombró a René Fernández como presidente. El 15 de septiembre de 1972 nos fue entregada la carta constitutiva del Club Rotario San Salvador Noroeste en una cena especial, que tuvimos en el Círculo Deportivo Internacional, siendo el presidente René Fernández Martínez; en esa directiva, en la cual ocupé el cago de Encargado de Asuntos Profesionales, habiendo desarrollado varias campañas, entre ellas, la preparación del calendario de conferencias de interés para los socios del club. Entre estas conferencias por ejemplo, tuvimos como invitado al Licenciado De Pila, quien nos habló sobe las diferentes profesiones y esto nos motivó a desarrollar una campaña para visitar los últimos años de bachillerato en los colegios y habar sobre nuestras profesiones. Durante la presidencia de Gustavo Cartagena se hizo un magnífico trabajo, lo que le valió para que el club lo reeligiera como presidente y entre todos los socios contribuimos para nombrarlo como Socio Paul Harris, una merecida distinción instituida con el nombre del fundador de los clubes Rotarios con diploma de honor y pin especial que lo acreditan al que lo recibe, como socio distinguido Paul Harris. A mí me eligieron como presidente, después de Gustavo en una reñida votación contra Roberto Romero Pineda y Napo Cárdenas. Entre las actividades que desarrollamos, estuvo la Cena del Buen Corazón, la que ya se había instituido en una campaña institucional y la que hasta ahora se sigue realizando. En el mes de octubre del año 2012, se llevó a cabo la celebración de los 40 años de fundado del Club Rotario San Salvador Nor Oeste con una cena de gala en el CDI, en donde nos dieron a los 187
Rotarios Fundadores, un diploma de agradecimiento por la fundación de este club de tanto prestigio dentro de la comunidad. Entre las principales obras del club, se destacan: Las cirugías a niños de labio y paladar hendido; Cirugías cardiovasculares para niños; programas de entrega de marca pasos; ayuda a asilos de adultos mayores; erradicación de la polio; campañas de vacunación contra el dengue; bancos comunales para personas de escasos recursos; entrega de sillas de ruedas para incapacitados y la campaña institucional: La Cena del Buen Corazón que nos sirvió para recaudar fondos para ayudar a la comunidad. Vale la pena mencionar que las esposas de los rotarios son de gran ayuda en sus campañas y también hacen las propias; recuerdo que Meches cuando fue Presidenta del Club de Damas, para el Día de la Madre, con las otras damas Rotarianas y con la especial ayuda de Tanchito de Rodríguez, Gerente de KLM, trajeron desde Holanda, Tulipanes que los pusieron a la venta, habiendo logrado un éxito rotundo.
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XLII. Club Rotario Guatemala de La Asunción
En 1984 estando como Gerente General y Vicepresidente de Seguros Panamericana, Atilio Lara, a quien había contratado para que trabajara conmigo en la compañía, me invitó a una sesión del Club Rotario de la Asunción de Guatemala, para que considerara la posibilidad de trasladarme del Club Rotario San Salvador Noroeste de San Salvador, del que había sido socio fundador a este nuevo club, en el cual seguiría mi carrera de servicio en Rotary. Me gustó mucho el Club, primero porque sesionaban los días viernes, en un almuerzo en el Hotel Camino Real, lo que me era muy favorable por la cercanía con mi oficina y porque con el día viernes estábamos en el fin de semana. Además, me gustó la camaradería entre sus socios y la seriedad con que desarrollaban sus sesiones de trabajo y la edad de los socios era más o menos como la mía. Después de asistir a otros clubes de Guatemala me decidí por el de La Asunción, en donde ya había hecho algunos amigos y después de conversar con Jorge Luis Arzú, presidente del club, decidimos que solicitara mi traslado llenando todos los trámites correspondientes y en una sesión especial, de los viernes me tomaron la protesta como nuevo miembro, habiendo sido acogido con muestras de cariño y amistad. No tardé en integrarme al club y le ofrecí a Jorge Luis, mi oficina de Panamericana para celebrar las sesiones de junta directiva, en el salón de sesiones de la compañía por la facilidad del parqueo y la posición estratégica y favorable para todos los directores El primer socio con quien me relacioné fue Antonio Cabarrus Pellecer y su esposa Brigitte quien simpatizó con Meches; los Cabarrus vivían en una residencial muy bonita en donde también vivía Oscar Salazar y su esposa Cintya. Los sábados por la noche, nos reuníamos a jugar naipe las cuatro parejas; la esposa de Jorge Luis, Normita, quien también hizo muy buena amistad con Meches, al principio jugábamos UNO y luego 21 bancado hasta media noche.
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Max Kienle un hombrazo de aproximadamente doscientas libras de peso y dos metros de estatura, juntamente con su esposa Mary tenían una finquita camino a la Antigua y frecuentemente invitaba a los socios para que fuéramos a pasar el día domingo en donde jugábamos fútbol. El club estaba formado por personas de mediana edad; recuerdo a Salvador Biguria, a Héctor Centeno, Rector de la Universidad del Valle y su esposa Martita; a Alberto Sandoval y su esposa Olinka; a Carlos Ramírez Portilla y su esposa Elisita; a Antonio Sagastume y su esposa Violeta, a los Sagastume yo los llevé al club. También estaban en el club, Jurg Eagli y su esposa Elsita; Juanito Recari y su esposa; Carlos Gabriel Rámila y su esposa Conchita; Arturo Müller y Roxana; Juan Antonio Monterroso y Lourdes; Sammy Misrai y Blanquita; Moisés Cupersmith y Gladys; Jorge Zamora y Adelita; Jorge Vilanueva y María de los Ángeles, André Coussin y Malú; Alberto Sandoval y Olinka; José Antonio, mi hijo y María Marta; Federico Alfaro y otros que se me escapan de la memoria. Cuando Jorge Zamora ingresó al club durante la presidencia de Sammy Misrai, ofreció $25,000.00 al club, si nosotros reuníamos una cantidad igual para la construcción del Hogar para Niños de Cuilapa. Yo asumí la Presidencia, después de Sammy y el primer evento que realizamos fue un Bingo de artículos de línea blanca en donde obtuvimos una buena utilidad; luego rifamos 1,000 billetes de la Lotería. En esta actividad ganamos alrededor de Q 75,000.00; con André también organizamos un desayuno para los madrugadores. Con estas actividades recolectamos $25,000.00 y Jorge Zamora nos dio una suma igual de $25,000.00 y con la ayuda del Padre D’Onofrio y sus monjas comenzamos el Hogar para niños de Cuilapa, el cual se convirtió un año después en una bella realidad. La contribución de las señoras fue muy importante; ya que el Bingo de joyas nos dejó un ingreso como Q 70,000.00. Durante mi presidencia iniciamos también la realización de cenas, en un teatro en el que se representaba una obra jocosa. Frecuentemente efectuábamos paseos familiares para lograr un mayor acercamiento entre los socios y también celebrábamos los cumpleaños con fiestas bailables en las casa de los cumpleañeros. Las fiestas grandes las celebramos en la Casona de los Molina que ellos alquilan para matrimonios o fiestas, como fiestas de disfraces, las que resultaban muy alegres.
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José Antonio González y Hans Ritz Nuestra convivencia en el Club Rotario de la Asunción fue algo inolvidable y aprovecho para agradecer a Sonia de Cojulun, Secretaria del Club, todas las atenciones que tuvo para conmigo durante mi presidencia. Años más tarde, cuando nos tocó regresar a El Salvador por la enfermedad de Meches, en la presidencia de Hans Ritz me otorgaron el título de Socio Honorario; guardamos mi esposa y yo, un imperecedero recuerdo del Club Rotario de La Asunción de Guatemala. Todavía en algunas ocasiones que he viajado a Guatemala y visito el club, soy objeto de muestras de cariño y aprecio. En los clubes Rotarios los lemas son: “Dar de sí antes de pensar en ti” y” Se beneficia más, él que mejor sirve”.
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D. LA AFICIÓN DE ESCRITOR 1. Mis libros Durante los últimos años me he dedicado a escribir, habiendo producido el primer libro Venda más hoy, mañana y siempre, con la ayuda de la Doctora Natalia Ramírez, de mi nieta Mónica María y Enrique, esposo de Silvia quien me ayudó en el proceso de impresión. A la fecha, he escrito tres libros, el primero fue, Venda más hoy, mañana y siempre. En el cual comparto mis conocimientos sobre ventas por medio de mis experiencias personales, a través de algunas anécdotas, en la primera parte; poniendo al final de cada una, la lección que obtuve de cada una de ellas, procurando que sean de utilidad para mis lectores.
Mis otros libros En la segunda parte, presento las técnicas de ventas que aprendí, tanto en mi vida profesional, como en los cursos a los que asistí para lograr una carrera exitosa en ventas, especialmente de seguros de vida, comenzando con la obtención de candidatos, su calificación y clasificación y las formas de conseguir candidatos. La ingeniería de ventas y el aprovechamiento del tiempo de trabajo haciéndolo más productivo. Completo el libro, con los cinco pasos de la venta. Crónicas de Convenciones y Viajes, lo escribí con el objetivo de reclutar vendedores para la carrera de Seguro de vida, destacando la gran oportunidad que brindan las compañías a sus vendedores, al ofrecerles como incentivo por el aumento de su producción, conocer otros países y culturas que de otro modo resultaría muy difícil lograrlo. El documento no se imprimió por razones prácticas, y se presentó en formato de CD. Debo destacar que mi esposa, mis hijos y yo, conocimos gran pare de Europa, así: Madrid, España; Lisboa Portugal; París, Francia; Roma, Italia; Atenas, Grecia; Ámsterdam, Holanda; Bruselas, Bélgica; Zúrich, Suiza; Berlín, Alemania; y otras ciudades importantes en donde apreciamos su cultura, museos y monumentos importantes como el Circo Romano, la Capilla Sixtina; el Foro Romano, la Catedral de San Pedro en El Vaticano (Roma); la Torre Eiffel, el Museo de Louvre; el Arco del Triunfo en Francia y como estos, las bellezas que encontramos en los diferentes lugares que visitamos. También tuvimos convenciones en Asia en Bali; Singapur y en casi todo el mundo. 192
El presente libro que se refiere al relato de mi vida, que debió de ser el primero, pero será el tercero en mi cuenta personal, por el momento. Esta autobiografía es mi propia historia, que refiere en parte, lo contenido en los otros dos libros; es el retrato de mi paso por la vida, que lo he hecho con el propósito de dejar un recuerdo a nuestros descendientes para que sepan de dónde provienen y qué fue de sus abuelos, bisabuelos o tatarabuelos; sus inquietudes, sus luchas y sus triunfos, así como también, que aprecien el deseo de ser cada día mejores y que, como dijo Norman Vincent Peale, "Todo lo que el hombre puede concebir y creer, el hombre lo puede realizar."
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Epílogo
Cuando el sol de mi vida, se va ocultando y he recorrido más de las tres cuartas partes en el horizonte, a mis 86 años, las nubes de mis recuerdos se tiñen con celajes de múltiples colores, al ver retrospectivamente, la vida que me regaló Dios Nuestro Señor y sólo puedo decir, gracias, infinitas. ¡Gracias Dios mío, por todo lo que me has dado! Mi madre fue la madre más abnegada y trabajadora del mundo, quien como una paradoja del destino, nació un 1º. de mayo, Día Internacional del Trabajo; quedó sola a los veintisiete años, dedicándose a la crianza de mi hermana y yo; dejándonos como herencia, una buena educación y los principios morales sustentados dentro de la Religión Católica; bendita seas madre mía por los siglos de los siglos, amén. Tuve una infancia llena de amor y cariño de muchas personas, familiares y amigos; recuerdo de manera especial, a Oscar Antonio Cornejo (Fabo), a Gustavo Cartagena Castro, a mi mamá Paula, hermana de mi mamá, a mi papá Miguel, su esposo; a mis primos Conchita, Miguel Ángel y Elsita. También, recuerdo a mis primos Fermín, Andrés y Josefa, y por supuesto, a mi Nana Tula. El culmen de mi adolescencia, fue en el Liceo Salvadoreño, en donde compartí con uno de mis mejores amigos, Daniel Antonio Olivares, con quien tuvimos una entrañable amistad que duró hasta su muerte; lo mismo que con los hermanos Hurtado: Pepe, Ricardo, Juan y Laurita. En mi juventud, tuve muchos amigos; y de pronto apareció el amor de mi vida, mi esposa Meches, con quien hemos compartido, hasta ahora 61 años de feliz vida matrimonial. Como en la mayoría de los matrimonios, hemos vivido de acuerdo a nuestros votos matrimoniales. En la salud y en la enfermedad en la pobreza y en la comodidad. ¿Qué hemos tenido problemas? Claro que los hemos tenido; construir una casa sin un centavo y tener que pedir prestado el dinero para pagar la prima y pagar durante los primeros años la cuota de la casa y el préstamo, sinceramente no es ningún chiste; sin embargo, con nuestra confianza en Dios, hemos superado todas las dificultades que encontramos en nuestro camino, que no fueron pocas; como dice el dicho “Dios aprieta pero no ahoga”. Puedo decir con honradez que todo lo que nos propusimos lo logramos. Fue quizá por el hecho de que Quino Caso viviera en mi casa materna que yo me aficioné desde joven a la poesía y a la lectura, mis poetas preferidos son: Federico García Lorca, Rubén Darío, Alfredo Espino, Pablo Neruda, José Santos Chocano, Salarrué, Claudia Lars, Quino Caso y todo lo que huela a poesía. 194
Entre los poemas, La casada Infiel, La cogida y la muerte de Ignacio Sánchez Mejías, Antoñito el Camborio, Veinte poemas de amor y una canción desesperada y Los Caballos de los Conquistadores. Me aficioné a la lectura, desde que me leí la biblioteca de don Rodolfo Velasco. Estoy seguro de que he leído por lo menos unos mil libros; mis preferidos son: Desde el jardín, de Kosinski; O llevaras luto por mí, de Dominic Lapierre y Jerry Colins; Shibumi, de Trevanian; Corazón de piedra verde, de Salvador de Maradiaga; Azteca, de Gary Jennings; La casa de los espíritus de Isabel Allende; La fiesta del Chivo de Vargas Llosa; Amor en tiempos del cólera de García Márquez; El cuero del tambor de Pérez-Reverte; todos los de Robert Ludlum y de Agatha Cristie y Arthur Conan Doyle y la trilogia de Wilbur Smith: Donde comen los leones, Retumba el trueno y Muere el gorrión. Esta afición la han heredado nuestros hijos y ojalá, que la sigan nuestros nietos y bisnietos. Puedo decir con toda certeza que nuestro capital más grande son nuestros amigos; ahora en nuestra adultez se destacan Gustavo Cartagena; Teófilo Simán y alguien quien ya se nos adelantó en el camino, Rolando Duarte Funes; las esposas de ellos, Tey, Nena y Margoth, son grandes amigas de mi esposa Meches. Nuestro matrimonio Floreció con seis hijos y Fruteció con trece nietos y un bisnieto hasta ahora. Como un saludo final, dejo a ustedes con el permiso de Amado Nervo, Su poema En paz.
En Paz Amado Nervo Muy cerca de mi ocaso, yo te bendigo, vida, porque nunca me diste ni esperanza fallida, ni trabajos injustos, ni pena inmerecida; porque veo al final de mi rudo camino que yo fui el arquitecto de mi propio destino; que si extraje las mieles o la hiel de las cosas, fue porque en ellas puse hiel o mieles sabrosas: cuando planté rosales, coseché siempre rosas.
Amado Nervo
...Cierto, a mis lozanías va a seguir el invierno: ¡mas tú no me dijiste que mayo fuese eterno! Hallé sin duda largas las noches de mis penas; mas no me prometiste tan sólo noches buenas; y en cambio tuve algunas santamente serenas... Amé, fui amado, el sol acarició mi faz. ¡Vida, nada me debes! ¡Vida, estamos en paz! 195
GalerĂa fotogrĂĄfica de reconocimientos recibidos
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Notas: 1. Compañía de Seguros Panamericana, S. A. y Pan - American Life Insurance Company. 2. Asociación Guatemalteca de Instituciones de Seguros. 3. Pan American Life Insurance Company.
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Notas: 4. Revista Seguros Panamericanos. 5. Pan – American Life International Insurance Corporation. 6. Pan American Life 100 Th Anniversary, 1911-2011
Te doy benditas gracias Señor, por permitirme contar mi historia, Amén.
Este trabajo fue concluido el 31 de julio de 2013.
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