“JOSÉ MUÑOZ COTA” © 2008 Comision Estatal de la Juventud CEJUVE Oaxaca, Oax. México. ISBN: Otorgados los derechos por su autor.
Prólogo
En la obra literaria del Maestro Muñoz Cota destaca el canto a la vida, el culto a la naturaleza y el amor a los más grandes valores que el hombre ha levantado para su mejor convivencia y su desarrollo integral. Estas líneas que deseamos conozcan, están enmarcadas en es vehemencia del Maestro por los rincones de nuestro Suelo Patrio y son testimonio y las inquietudes de una comunidad orgullosa de comunicarse en su lengua de origen, en su dialecto que durante siglos ha reído y llorado, de sus hombres que han dado gloria a todo México, de sus bailes, canciones, música y trajes, y de todo lo que la mano de sus hombres y mujeres modelan con su trabajo. A través de estas paginas queremos hacer llegar una expresión de lealtad y de pasión por las raíces de nuestra nacionalidad, y agradecer a su autor que nos haya facilitado poderlas poner en las manos de todos aquellos que desean conocer las entrañas del Pueblo. (Fragmento) Canto a Juchitán José Muñoz Cota México 1946
5
José Muñoz Cota, nace en el Estado de Chihuahua, allá por el año de 1907. Desde pequeño se destaco por su precocidad como el llamaba, pero si analizamos esa etapa encontraríamos su genio, su inteligencia y el inicio de un futuro prometedor.
En el año de 1927, que es ahí, donde comienza a desplegar sus alas, para alzar el vuelo y llegar a la cima. Es ahí donde por iniciativa de su buen amigo Guillermo Tardiff, participa en el Primer concurso Nacional organizado por El Universal, cabe destacar que el maestro jamás había concursado y que por tal motivo era una nueva experiencia y existía en el, temor a lo nuevo, a lo desconocido. En suma, gano y uno de los jurados, llego a mencionar que el único concursante había sido el joven José Muñoz Cota. Gracias a su triunfo, representó a México en el concurso Internacional en Washington, señoras y señores, es aquí donde se muestra la magia de la comunicación, de la palabra. El joven José Muñoz Cota, pudiendo decir su discurso en ingles, por convicción y principios decidió hacerlo en español, y según cuenta los diarios de la época, el maestro encanto a su público.
6
Pudo haber sido su timbre de voz, o quizás sus ademanes. Aquí se llevo el segundo lugar, y por obvias razones el representante de EU se llevo el primer lugar Pero sin duda fue apenas el nacimiento de su brillante vida. Viajo como regalo a Europa, regresando a México, el maestro se encontró con una triste realidad, era un flamante campeón pero no tenia trabajo. Es aquí donde decide irse por invitación personal del gobernador del Estado de Oaxaca, Genaro Vázquez, a trabajar con el. Cuenta el maestro en sus diversas obra que nos lego, que viajo por todo el Estado oaxaqueño a caballo, donde conoció como se mezclan la riqueza y la pobreza, como existe contradicciones que históricamente se le ha robado a la población sureña. El impacto de los paisajes, de su gente y de la idiosincrasia característica del estado, hizo que el maestro se enamorara, y llegara a asegurar que era oaxaqueño por adopción y que cada persona debía elegir a que parte del país o del mundo pertenece. Después de su travesía por Oaxaca, tiene una oportunidad donde lo invitan como orador a lado de Luis I. Rodríguez, en la campaña del general Lázaro Cárdenas del Río. Ya ganada la presidencia, el maestro, es diputado, y director del ahora INBA, concluida su etapa presidencial, el general Lázaro Cárdenas da el respaldo a Manuel Ávila Camacho, y es donde el maestro cumpliendo con el deber, y por sus principios, llama a Ávila Camacho soldado desconocido ya que en su hoja de servicios no había una sola batalla.
7
Esto le valió, al maestro ser exiliado. Ya presidente Ávila Camacho lo sacó del país nombrándolo embajador. Sin lugar a dudas las personas que tienen estrella solo les queda lucir y brillar en todo momento. Eso hizo el maestro José Muñoz Cota siendo diplomático, ahí brilló en el mundo de la cultura sudamericana, tanto que es más conocido en América del Sur, que en su tierra. Fue en esta etapa donde conoció a su entrañable amigo, el poeta peruano Alberto Hidalgo. Ya de regreso en México, tiene un encuentro con el General Lázaro Cárdenas, este le pide participé en la campaña política ya que Miguel Alemán tenia intenciones de reeligirse, y había que detenerlo a toda costa. El maestro acepto por la admiración que tenía por el General Cárdenas, al acceder, renuncia al servicio diplomático ya que no consideraba ético, pregonar una ideología y no practicarla. Con la derrota en el movimiento Henriquista, fue perseguido políticamente, Hasta que un amigo preparatoriano Enrique Pérez Verdía lo invito a dar clases en la prepa 4 de nuestra Universidad. Con el paso del tiempo, empezó a dar talleres de oratoria en el Instituto de la Juventud Mexicana. Esto es un esbozo muy general ya que es complejo hablar de su vida, debido a que esta abarca diversos momentos y circunstancias. A vuelo de pájaro, mencionaré parte de su obra escrita.
8
Tenemos corridos en los destaca el corrido de Juan Soldado, en los años 60s el libro considerado el mas sublime en cuanto a su contenido sobre oratoria estoy hablando de El hombre es su palabra. Así mismo se encuentra, el libro de Sinai en Llamas y Elegías en Texcoco. Entre sus ensayos históricos, están El Sol clavado en la sombra, el águila ciega ambos referidos a Ricardo Flores Magón. Un complemento del libro El Hombre es su palabra es el caso de incitación a la Oratoria, así mismo tenemos el caso de Jóvenes en Espiral donde se destaca la crónica sobre los que fueron no sus alumnos sino sus discípulos. Entre sus discípulos destacan: Celso Humberto Delgado y Heladio Ramírez, gobernador de Nayarit y de Oaxaca respectivamente. Otros destacados discípulos son: Fernando Córdoba Lobo, Ignacio Carrillo Carrillo, Rene Palavicini, Carlos Domenzaín, José Monroy Zorrivas, Carlos Domenzáin. En la literatura podríamos estacar el caso de un hombre ante su maquina de Escribir, Papeles Inconclusos de Adán J. Moctezuma, Tianguis de Letras y Cartas Alicia. Sobre este último, mencionare una anécdota: Se cuenta que Jaime Sabines se encontraba enfermo, entonces un amigo en común invito a José Muñoz Cota, a conocerlo, por diversas razones el maestro no pudo conocer a Sabines y le envió dos o tres libros de prosa y poesía. Posteriormente, Sabines en un libro autografiado por el, le dice al maestro: José Muñoz Cota, con Cartas Alicia. Ustedes quizás se pregunten
9
que tiene ese libro que le encanto a Jaime Sabines. En el se muestra el gran cariño y amor que se profesaban tanto la maestra Alicia como el maestro José Muñoz Cota. Es una recopilación de cartas que el maestro escribía diario, a pesar de tenerla enfrente o cercano a el. Sin lugar a dudas quizás ese amor lleno de nobleza, cercano a una historia helénica, hechizo a Sabines, por tal motivo felicita aunque sea de manera epistolar al maestro Muñoz Cota. El maestro José Muñoz Cota muere el 13 de marzo de 1993, y sus cenizas fueron esparcidas en la Tierra donde el se consideraba adoptado, OAXACA. Todos quienes lo conocieron saben que más que diplomático, más que político, mas que orador o poeta, José Muñoz Cota fue maestro, en toda la extensión de la palabra. Se le puede recordar de muchas formas pero que mejor que con una de sus citas: “Si yo tuviera que dictar mi testamento en estos momentos, diría, como el griego sublime: Dejo al mundo el nombre de mis discípulos, dejó al mundo la fama de mis discípulos, dejo al mundo el talento, la voluntad y la virtud de mis discípulos, que si algo pude hacer en la existencia fue despertar inquietudes y tal vez, modelar un carácter que ya existía”
10
CANTO A JUCHITÁN Las cosas que decimos que se mueren, aquí apenas se vuelven transparentes…
Canto a juchitán
I J U C H I T Á N: Felices tus poetas, te piensan en idioma y en español te expresan. Ha siglos que con esta voz enteca, uno palabras porque así te besan. Te digo en español, te sueño en zapoteca. II Cada madre, si pare una esperanza, no envuelve con pañal, mas con leyenda la carne que será nube que danza. Agujeros de cielo hay en su canto y un santo, San Vicente, la vigila y pone escaleritas a su llanto. Será por esto que la carne llora si baila, si enamora, si esta quieta y su sangre es que gira flor y aurora. Será por esto que al andar solloza su barro como lagrima que danza, como el agua que llora sin su rosa. Ay, Schunca, llorona, Schunca! podrán quitarme tu nombre, pero tu lagrima nunca!
14
Canto a juchitán
III San Vicente: tu gente tiene la santidad del cántaro con agua, y la amistad del trigo. Vienen a ti las niñas como espigas. vienen a ti los hombres como mazorcas, porque tus los bendigas. Vienen a ti alfareras sus manos de mujeres redondeando esperanzas, porque tu les repartas un pan de primaveras y les des comunión con las primeras danzas. Si levantan su tienda con flores y luceros y te traen como ofrenda el azoro de los senos primeros. Propicia el resplandor pudor de margarita o la flor de la luna dándote cita. Sermón de tu esperanza, y tu geométrica verdad: no hay más dulce caridad que repartirte en tu danza.
15
Canto a juchitán
IV Te tuteas con los pájaros. Parece que picoteas un prado imaginario. Ave con cielo propio, recreas un vuelo de colores sobre el valle. Jugando a la escondida con los trinos andan tus risas por la calle. V Hay un calor que suena como plata. ¿Qué vendes, refresquera? el agua espesa, redonda, de la horchata, la timidez del agua, con puntos suspensivos de la chia… pero mi ardor, sin atenuantes, para su sed prefiere tus labios exprimidos que huelen a sandia. VI J U C H I T Á N: una malignidad de flores y de peces de colores vive en el aire azul, emparedada. Y si cambia, por magia, las cosas, les da movilidad de mariposas. Esta mujer, danzando, va al mercado, y no es solo mujer, es toda una jicalpextle recién de auroras pintado.
16
Canto a juchitán
Limpio con machete el río de estrellitas el camino donde quedaron tus huellas, para que pases, llorona, estrella entre las estrellas, esbeltita a tu destino. VII Es bajo una luna trunca, como si hubiera caído de su mano juchitán. Así la oxidada schunca --como un ídolo exprimido— talla sobre piedra en llanto un austero alcarabán.. Ay, Shunca, cortas tus sones como quien corta estrellitas o al viejo mar en colores, que cantas en vez de lagrimas un llanto de corazones! VIII JUCHITÁN: campanario. Campanario gozozo colgado sobre el valle. Cada mujer que pasa, colmado de mañana su jicalpextle, y sembrando la calle con paso cantarino, es, en verdad, católica de luz,, una campana. como si las campanas pudieran desprenderse --de su sonido e irse como arroyos de aguas por su camino ofreciendo la menta de su amor y su olvido.
17
Canto a juchitán
IX NUBE vestida a la hora del alba, bajo el portal de un sueño, la Petrona. Es de barro nupcial, sortílega tinaja o palomita en celo su frescura de agua. En la “Vela”, sonaban sus carnes a sonaja y al bailar la “sandunga”, era una hamaca de pájaros y ríos la falda retozona, el olán que se embarra con ausencia y nostalgia y hasta el huipil herido por viudez de paloma. Ay!, Petrona, Petrona, tu cuerpo de marimba… viene el aire, te soba, te golpea y te cimbra. Como barco de sangre así caminas, sonando a mar y cielo, sonando a ti, llorona! X VIBRABA el alba, platanar maduro y llegaba el lucero zapoteca como montado en potro mas oscuro. Las flores de tu enagua, si bailabas, fluían del bordado, te quemaban en un auto de fe como si ardiera tu satanismo de piñón y cera. Oceánica Juchiteca: retornas de tu éxodo de estatuas. Se advierte en tus atmósferas la sensitiva alquimia de la primera edad, cuando la piedra, una piedra sin parpados, sin tuétano,
18
Canto a juchitán
parió su soledad. Tu eres su soledad, su soledad mas bíblica y eres el tuétano de la estatua viva. XI CAMINAS: encanece con tu color el aire. Tu paso lleva el misterio de la serpiente y el azoro de Eva. Un ángel, con invisible flama, corta del árbol del bien tus brazos y sigues, sin paraíso, como una llama que todo lo devora y el aire, Adán sin sombra, flauta sin esqueleto, eterniza tu paso.
-
XII QUIERO cortar tu risa crecida bajo una ala de polluelo, tu grito, tu agonía. tienes la voz golosa como de pan bendito, o cohete en la feria o de granada abierta a la mitad del cielo. Rezas con decisión, con gravedad y mando - tu voz es caridad en zapoteca- como quien toca firme su propia puerta. Vives la jerarquía de los dioses hasta en tu franca risa y tu voz tiene alforzas escondiendo otros dioses diminutos, de trigo, que no alcanza mi oído. Desde mi barro, sonámbulo, intranquilo,
19
Canto a juchitán
miro ardiendo tu voz en un largo pabilo que es un quemar palomas y luceros. Viéndote arder, tan horizonte, espero dulce resurrección en tu ceniza. XIII Es en tu dimensión de playa volandera suplicada en el aire por mástiles y flores que se citan en coro los varios elementos: Canoso y siempre joven tu sexo en primavera. tu verano que nace gaviotas y colores y si corta el otoño de tu huipil espasmos y lamentos, otra vez virginal, acuática sutil, el invierno te salva en su perla señera Juchitán: de tus amaneceres el aire vegetal. De tus anocheceres la angustia de metal. Mas vegetal tu voz cuando me enamoras, mas mineral tu llanto cuando lloras. Por el aire de tus días pasan extraños pasos, no los mira el viandante, los presiente como el humo de un pueblo todo ausente, tallados sobre orquídeas mil ídolos descalzos. El aire los suspende de tu rama señera y la arriesgada pulpa tremante de cristales,
20
Canto a juchitán
--cristal que deja ver hirviendo ánima entera— huele a siglos, sin tiempo, a soledad sin términos pero tu historia queda en el polvo nacida como tallada en madera. En el aire tus ídolos, contigo, Juchitán, están huyendo venados y luceros amigos. Podrán morir los ríos, pero ellos, tus testigos, compañeros de danza, arenosos de siglos, tus ídolos amigos, contigo siempre están. XIV Quiero darte, sin llanto, mis hondos sentimientos un árbol con luceros: así era López Chiñas, llamado Jeremías. Creció como una voz entre niños y niñas. Y era en la vida tierno como los buenos días. Tuvo la natural belleza del árbol que da sombra, que es cuando el árbol reza y alcanza la verdad que no se nombra. Por su raíz subían hasta sus ojos para ver, sus mayores. mirando por sus ojos los ídolos. por el no fueron ciegos; pero el no estaba quieto, sus piernas fatigaban bondades y heroísmos andariegos. Caían de sus manos cuentos, mitos y flores. Tuvo la natural frescura del agua con caminos. Supo multiplicar sus peces de colores.
21
Canto a juchitán
Remo con remo fácil la tristura y en el centro del llanto puso trinos. Cómo le dio la cara al machete del viento su insurgencia de potro, su milicia del toro, si fueron horizontes que a lomo de tormento hicieron a los hombres, por libres, del tamaño del viento. Un aire de protesta respiraba por la sangre y los poros. Te fuiste, jeremías, cuanto tu mano cortaba el zapote de pulpa musical, y dialogaba el misterioso son de su armonía en tu boca cabal. Te fuiste, amigo López Chiñas, cuando tus años frente al alcarabán, tenían la luz y sombra de las piñas y principiabas a darnos el zumo misterioso de la piña que en aire madura Juchitán… Una leyenda reseca --¿sin ti quien la cortara?— nos confirma de tu ausencia. Ahí escondida estará --de mieles y besos llena— esperando la presencia de tu noche zapoteca, Jeremías, que aquí fuiste López Chiñas, ¿Cómo te dicen ahora?
22
Canto a juchitán
¿Eres carne de maleza, sangre de bosque, nervio encendido de aurora? ¿eres el ojo prendido de algún sabio alcarabán? Así perdimos un día, así es como hemos perdido un poeta, Juchitán. XV Juchitán: Tú vives en la frontera de lo milagroso. En la magia de la sombra reseca y de la sombra viva, resucitadas en danza zapoteca. Juchitán: Vives en la frontera de la brujería, dando el salto peligroso del barro hasta la paloma, puliendo dioses al día, colgándolos de tus noches en cada estrella que asoma. Juchitán: ¿Cómo es que vives si al aire tienes la entraña? Si vemos las arterias con que sostienes tu arborecente sueño de mañana, el alba que se asoma por tus poros, las noches que te embisten de nostalgias como estrellados toros.
23
Canto a juchitán
XVI Juchitán: andarín sobre una cuerda floja, adiviné el revés de tu peligro, tu geometría exacta de emociones. Y es un paso de danza en una noche roja. Se mueren tus mujeres, resucitan ya no ocultas en carne, ya no en su piel sonámbula, sino en canciones Juchitán: Todo hecho de cristales. Se te mira por dentro y resuenas a lluvia con el simple contacto de las cosas. Ah! juchitán, tu sangre abierta que nos permite ver como corren tus penas y tú esperanza incierta en un río de puñales y en el lloran sin llanto de tus rosas. Juchitán y su sueño a la medida exacta de la danza. Yo fui por tus rincones. persiguiéndote y solo halle tu lluvia y era una lluvia dulce lloviendo corazones.
24
Canto a juchitรกn
25
CUANDO LOS PÁJAROS CANTAN (LÍNEAS DE AMOR A OAXACA)
Cuando los pájaros danzan
JOSÉ MUÑOZ COTA. Con familiaridad la patria lo trata como defensor de sus causas y compañero del siglo. La geografía latinoamericana lo conoce en tertulias continentales y lo llama poeta generoso. La memoria milenaria es testigo del eco universal y sutil de su voz que retoma el sentido profundo de la existencia. Y la ofrenda amorosa, generosa y vital sembrada en el manto de la sensibilidad, se despliega en el horizonte de pájaros solidarios con el clamor de libertad, clave de la creación.
José. Palacios Román.
28
Cuando los pájaros danzan
CARTA DE AMOR A OAXACA I Tu cielo viene azul, desnudo, vivo, nos alcanza danzando. De tu cielo se desprende la luz, pájaro alegre. sus alas salpican, todavía, agua de estrellas. se oye tu luz, se huele, se mastica como fruta jugosa. Nunca tu luz mas luz, mas tortolita con su canción de flores. II Por los árboles vienen bajando leyendas verdes. los mixtecos nacieron en la matriz de un árbol. El aire anda parsimonioso con andares de música. Aquí el tiempo, en Oaxaca, no sabe correr, cuida el decoro de sus pasos. Hay reloj suficiente para libar un dialogo sabroso en los portales.
29
Cuando los pájaros danzan
Gente morena Justifica los códices. Lucen la credencial sonora del barro de Coyotepec. III Pero es la luz, solemne escriba, quien dibuja la piedra de esta ciudad de magia. La ciudad cuelga del pecho del espacio, como los milagros de plata del manto de la virgen de la soledad. No es dura luz la de Oaxaca, llena esta de ternura. La ternura se unta a las casonas que, por antiguas, nos parecen propensas a una lagrima. Las piedras eruditas que saben tanta historia. IV Ni después del silencio arrugo Benito Juárez su dureza de estatua. Se construyo su corazón con la montaña de la sierra. Subamos al cerro del fortín, a cortar las distancias y tejer un sarape con los asombros de la tarde.
30
Cuando los pájaros danzan
Don Benito Juárez era un guerrero triste vestido con levita. Muchos indios estaban en sus ojos. No era impasible su alma fermentada con siglos de pelea, era el dulce decoro de los indios que cubre la desnudez de la raza. V Con pétalos de un sueño tallaron tu rostro. Nacida en la espiga de la luz. Virgen de la soledad amiga mía: lágrima plegada del dolor del ala. Aquí estas: tan armónicamente angustiada. Con el perfume del dolor acariciándonos. Tu soledad azul, encendida, como una estrella que se detiene para verse llorar. Todo acerca de ti retoña. Soledad florida.
31
Cuando los pájaros danzan
SICARU XAVIZENDE. I Hay un baile, retobo de montañas. Otro baile, zureo de palomas. Pero en el istmo el mar se viste de mariposa para que bailen sus mujeres. Abre la noche su corola para que dance el lucero del alba. En los huipiles danzan dos frutos carnosos. En las faldas, bordadas con espuma de mar, anclan mágicos ruiseñores. Hasta las voces bailan con su mar escondido. En el istmo, cada mujer es una isla a colores. II La geometría de la luz se manifiesta en la danza. El mar se pone de pie, se mueve, acompasado vuela a ras de tierra, oficia la sandunga.
32
Cuando los pájaros danzan
Quien habla zapoteco pone el alma en hamaca, en el vaivén del viento, en el dorado duermevela del mar. Canta y reza el zapoteco. Reza al cantar. Se desangran las flores cuando dices: naghieli… el corazón se adelgaza como flor en exilio. III Cuando la vela, El señor san Vicente Mueve a las juchitecas Igual que a las serpentinas. El oro y el verde También sueñan. Es una gran tortuga que se escapa, como sueño que arde toda la noche. Bailan las juchitecas como antorchas que andan. Los cohetes se queman en el aire en zapoteco. Por eso es que las luces, a colores, comulgan en el cielo los sones preferidos. Ya la llorona llora una noche muy larga.
33
Cuando los pájaros danzan
VIENTO DE NUEVE CAVERNAS I Cuando la violencia se salio de cauce. Los machetes, diabólicos, subieron a la torre y se robaron la voz de la campana. Desde entonces, el aire es tan campana que repican las piedras del camino. Mixteca, es un sitio de nubes, pero los indios, Espectrales tejedores de palma, Son andrajos de nube caminando. Tejen sus hijos Con los dedos del hambre. Sembradas en la tierra están las nubes de polvo que no florecen. II Cal y palma. hombre y mujer colgados del viento. Con sus raíces de agua. Ecos de la caverna. Mojar el corazón hasta que sea flexible y lo tejan los dedos en forma de sombrero.
34
Cuando los pájaros danzan
Los indios pequeños son rasguños de la sierra. En el rostro mixteca se han sembrado los siglos. Nueve culebras, sin alas, suben y bajan peinándose el polvo para llegar a Tlaxiaco. III Corazón de la tierra, raíz que anda en el aire sin tierra, sin tronco ni ramas, sin hojas y sin árboles. Los horizontes llegan, se hacen pequeños para entrar a las cavernas. El tiempo es cal y palma. La muerte esta tejiendo La muerte de estos indios. Me dijo Isaías Lugo: los mixtecos tejen crucigramas con la palma… verdad es, amigo mío, su corazón arrugado, teje crucigramas con la nube y la muerte. Viento: sembrador fallido. Las nubes no germinan.
35
Cuando los pájaros danzan
EL MERO COTONPINTERO I Suerte quemada, requemadota. La noche, como gusano de trampas, en la baraja. Cotopintero grita el nombre de los luceros. Una casita de barro y el amor de los sarapes. Llega la mañanita cacareando, y el Sol, Muy giro su espolón, hiere la ultima sombra. ¡Oh! ¡Oaxaca! tu cielo de zafir. Cuando murió Mondragón, ataúd fue su guitarra. II Pintor Canseco Feraud: El retrato de Oaxaca cabe dentro del retablo de una iglesia de nieve. A la noche le brota un lirio de la frente. La luna lo sabe: cada árbol una flecha que lleva dedicatoria.
36
Cuando los pájaros danzan
He traído de yalalag una nube que baila. La torre de los sueños se construyo en Oaxaca. Al romperse los hombres de sueño, cada quien dice su lengua: gramática de cielo. III Cuando la tarde, el cielo es un sarape. ¡que transparentes los árboles! se ven los violines que han nutrido sus verdes agoreros. el corazón sestea. las nubes cantadoras lo acompañan. Corazón un exilio, como la hoja seca que ha extraviado su huella en la cuesta del tiempo. Por la O de tu nombre vislumbro la juventud de un sueño. De codos en la noche descubre que hay estrellas. Escrito esta en su machete: no te acerques a la magia de esta ciudad. Como los ríos a la mar, todos los rumbos te llevan a la ciudad de Oaxaca.
37
Cuando los pájaros danzan
CARTA DE AMOR I Oaxaca, Sumergida en mí. Creciéndome por dentro, como la cátedra que florece en el espacio. Llena eres de ríos que me inundan, de pájaros raptores, de silencios que eternizan. Eras un sueño azul antes y después de la luz. Cada minuto eres canción al viento. Tan señorial tu tristeza, tan noble dama tu nostalgia. Porque la historia, la de ayer, la de hoy, se te cae de los dedos como las palabras del árbol mas anciano. II Recostado en el aire invento fantasías. Me busco en los incones de tu tiempo. Como calcomanía pegada a una ventana. Haciendo a un lado los crepúsculos,
38
Cuando los pájaros danzan
para no lastimar sus alas y descubrir el rostro de la primera sombra. Los tejedores de piedra afiliaron los siglos en forma de grecas. El día se detiene, vigía de la luz. hasta que con la luna las grecas desenvuelven su vuelo para danzar, canoras, junto con los luceros. Es la hora precisa, es cuando los fantasmas. III Confieso que tu sueño creció mas que mi edad. Ciudad mas alta que su estatura. Amo tu vocación de atardecer; Tu sino de silencios. Nadie camine de prisa. Nadie golpee tus calles. ¡No se alboroté la luz de la luna
39
Cuando los pájaros danzan
y se ponga a volar y se nos vaya! Ciudad para andaría De puntitas, Por no rozar el silencio que te escolta. Las rosas que cuelgan de tu reloj en vela. IV Oaxaca ha decretado, con un vals de lagrimas alegres, la eternidad de dios. Hay dolor en el mundo, mancha la claridad del alba; la ingratitud nos hiere; las piedras se alborotan y conspiran los cardos; no importa: Dios nunca muere. Germinando en la noche canta la aurora. El alba llega. Su túnica de plata. Viene el alba su túnica de yalalag. En Oaxaca no hay cruces. Los árboles tienen los brazos al cielo.
40
Cuando los pájaros danzan
V Mujer del cántaro negro. Mujer del agua tan clara. Barro sonoro a siglos recién nacido. Mujer que llegas desprendida del tiempo. Una paloma triste es el ángel de tu guarda. La complicada sencillez de tu historia. La magia y el milagro. Tu corazón de danza. La dulce brujería de tus manos, que modelan las horas De barro iluminado, Frutal.
41
Cuando los pájaros danzan
NOBLE CIUDAD ROMÁNTICA I Hay ciudades, alucinados, que o encuentran su sitio. Corren por alcanzarse. trepan por la montaña para mirar su rostro. Hay ciudades ancladas junto al mar con una incontenible sed de olas. Tu, Oaxaca, ni antes ni después, vives en la medida de tus ojos… el deseo en tu corazón no te unta a los caminos. Prefieres pastorear tus cuentos y leyendas. II En busca de las calles perdidas, de las huellas andadas. En busca de las lunas, de Monte Alban, de Mitla, caídas por los agujeros de la voz. Por el parque del llano donde quedaron libros con el alma en pena. Dibujando siluetas de amigos y maestros,
42
Cuando los pájaros danzan
caminando sobre zancos de nostalgia. ¿Dónde estará el balcón? ¿Habrá volado al fin? La banca del jardín tan solitaria como paloma muerta. El cielo tiene permiso para entrar a la iglesia. III Todos los barrios conducen al mismo azul del cielo. Hay barrios con las manos más toscas; los hay que son del barro que ya sabe cantar. Y otro, cuadriculado con las rejas de sus ventanas, donde la noche es flor y huele a eternidad. ¡Que dicha cuando los pasos de ayer se levanten y pueda entrarme en ellos! Caminar es dejar, paso a pasito, el alma. Por eso vengo, Oaxaca, a reencontrarme. IV Las calles en la mano antes de que huyan.
43
Cuando los pájaros danzan
El cielo en los ojos antes de que vuele. Las sombras conmigo para encontrar la luz. No pasa el tiempo por tus árboles. El viento no encanece, y las piedras de Mitla están quietas. Perdura su magia intocable. Los portales, más sabios, más eclécticos. La provincia luce el birrete de su jerarquía. Doctora de nostalgia. El minuto que ha sido, y ya no es, deja una cicatriz color de rosa.
44
Cuando los pájaros danzan
ARQUITECTURA DEL SUEÑO I Hay ciudades y ciudades levantan los brazos en la geografía para hacer notar su existencia amable. Ciudades con su arrebatado anhelo de parecerse a la ciudad de México, como si retrataran en un espejo reducido; ciudades que juegan a tener dos rostros: el de la provincia madre que amamanto sus flores y el de la urbe de laberintos; hay una bella ciudad de nacimiento, edificada en una pagina de la biblia: Guanajuato, en donde las casitas, como pastores, van al hallazgo del cielo; pero aquí, en Oaxaca, siento que he llegado a las lindes del sosiego de mi corazón. aquí, Alicia, tomados de la mano de la historia, hablamos con la ecuanimidad del aire. II El maestro Alfonso Reyes, hizo del deslinde su pasión predilecta. Definir puede ser la vocación impostergable; pero ¿cómo precisar los limites del aire, su exacto contenido de magia creadora?
45
Cuando los pájaros danzan
Oaxaca esta en el mapa de lo que vive creándose. Vive la literal metamorfosis del mundo. Es y no es, deviniendo el misterio inefable del poema. Hay que vaciar los ojos para ver a Oaxaca por dentro; mas allá de su piel y de la piel del alma. Hay que vaciar los oídos y ya en el interior de los silencios, descubrir lo que el silencio trae en las entrañas. Atrasar al corazón, no darle cuerda aceleradamente; ponerlo a ritmo con la tierra, las nubes, al aire. Consumirse iluminando. III Detente, viajero, llegaste al territorio en donde habla el aire. El peregrino trae sus ojos, sus manos y su oído. La sombra es el sexto sentido con que el viajero halla las palabras que nadie escuchara. El viajero ve aquello que esta deseando ver. Cada viajero es un aprendiz de brujo. Oaxaca esta al alcance de la magia, como fruta madura, pulposa, musical y etérea.
46
Cuando los pájaros danzan
Ciudad donde los dioses, resurgen de repente. IV Ciudades opulentas, los poderosos ansían clavarlas en su dominios, igual que mariposas con alfileres de oro. Ciudades, tan bellas, prestadas por una enciclopedia, para un domingo de museo. Pero tú, Oaxaca, conservas el decoro de tus bienes. La ostentación no navega en tu sangre. Por eso, muestras tu antigüedad sin alboroto, para que cada quien te comparta como bien comunal. Árbol de sabiduría, que da sus pájaros a tiempo y su cielo no cae.
47
Cuando los pájaros danzan
VIOLÍN DE LOS TACUATES I Una noche, en Tututepec, los indios tacuates tocaban sus rústicos violines y proferían cantos mágicos. Las mujeres bordaron figuras embrujadas en donde balbuceaban poemas y juegos infantiles. Los indios decían quejas en forma de canciones. Eran animalitos en actitud de ruego. Eran parientes de los árboles, hijos del barro, cómplices de la sombra silenciosa. No saben del amor sino del rasguño. II La blancura es color de inequidad. el castellano es duro como regaño. ¿En donde esta el padre que no mira a sus hijos color de tierra? Las carnes morenas han de confundirse con el polvo;
48
Cuando los pájaros danzan
pero las lágrimas son blancas como el agua de los ríos y brillan, sobre el rostro moreno como luceros en la noche. El indio tacuate tiene los ojos vacíos de sueño abiertos al dolor. Los violines, cuando los tocan, sangran. III Este no es el violín de León Felipe. No hay espacio para que alguien grite aunque sea poeta. Aquí el dolor se dice a media asta, con sonidos entrecortados, con la lengua filosa que hiere al aire y deja luto en los siglos. Los árboles tacuates tienen su verde triste. En las telas que tejen las mujeres figuran caballitos. Hay un relincho del tiempo largo y angustioso. Esa noche, en honor de los indios, el cielo fue violín de luceros.
49
Cuando los pájaros danzan
ALCANCÍA DE RITMOS I Tehuana: alcancía de ritmos. Artífice del paso. Caminas rubricando tu equilibrio. Nube que con piernas firmes se desliza. tus senos, desafiantes. Tus caderas, que atan los movimientos musicales, de los pies a la cintura. Tus brazos, acompasados, abriéndose camino entre la luz. Tu cabeza, con vocación de estatua. Los pies danzan cantando. II Solo tú escondes auroras en el jicalpextle. Solo tú provocas coloquio de ruiseñores en tu falda bordada.
50
Cuando los pájaros danzan
la marcha te muestra, fruta madura, jugosa como el mar, misteriosa como la tierra. Vives en floración de danza. solo cuando detienes el paso la danza se arboriza y pareces estatua con nervios de flor. Te contemplas en el espejo del aire para que no se arrugue tu cuerpo, cántaro de perfumes para que la luz no se deshoje. III Cuando vas a la iglesia llevas un resplandor de lucero del alba. En la noche, pareces una vela encendida. De día eres un jardín que se desplaza. Hablas enhebrando trinos, colores y cantos. Hablas acariciando. Tus vocales se deshacen
51
Cuando los pĂĄjaros danzan
como azĂşcar. Tus consonantes se desenvainan con decoro. Bailas la eternidad del mar. IV Cuelga fruta musical, lujuriosa. Cuelga del aire mujer madura, pulposa. Arrogancia de la fruta en sazĂłn. Pintura que se sale del marco. Flor del viento. Playa para la luna azorada. Red de veranos. El mar en todas partes. Su mascara reposa en los olanes de tu falda. Gotea tristeza con las rosas de tu danza. V Tehuana: ventana del mar. Ancla de olas que giran.
52
Cuando los pรกjaros danzan
Ventana de la arena reunida para escribir sus olas, el alba de los rostros. Tehuana: red de mariposas. Aire bordado sin principio ni fin. Eternidad del agua. Juventud del fuego. Madurez de la llama, ataviada como tehuana.
53
Cuando los pájaros danzan
HOMBRES DE PLUMA Y ESPEJO. I El horizonte afila Las piernas de los serranos. Un varonil coraje Le saca punta a los ojos. Así, cuando el baile los llama Como clarín de fuego, Las piernas se instrumentan. Es la danza florida El rito de la especie, La eternidad que gira. Por la sierra, la luna, Prefiere los jarabes, El ronco zapateo, Con su instinto desnudo. Ello no les impide Una ternura limpia Con los pies descalzos. Es el acto de amor de la siembra. II La sierra se encabrita. Suda la manta. Un viento garañon Desafía a los danzantes. La nube incauta. El, impetuoso, Arremolina Su corazón frenetico. Y el tiempo se detiene Para verlos bailar
54
Cuando los pájaros danzan
La duración de un sueño. Quiere cortar la fruta Con un golpe de musculos. Las rocas desesperan Y quieren desprenderse, Viven la incitación De los cuerpos que giran. Luego bebe el silencio III Luce ferocidad De machete en el aire. Ella es una espiga De promesas. Suena la musica Un rezongo de ritmos. Se agazapa el espacio Para que el macho brinque, Hay un temblor De pechos, también el corazón, con un brío indomable, ensaya su jarabe. De la sierra bajaron los sones afilados. En el machete escrita se mira esta leyenda: jamás el alba me contemplo sin sangre.
55
Cuando los pájaros danzan
EL SEÑOR MONDRAGÓN ERA DE BARRO I Cuando el silencio arde y rebasa las llamas del silencio. Crepita la quietud en propia hoguera y hasta la soledad, alborotada, llueve un ceremonial de diluvios abstractos. Dioses, de encanecida lengua, podrían conversar en las bancas insomnes del parque soledoso. Podrían jugar el aro con sus ritos azules. Nosotros, de espaldas al reloj, invocamos los números con alas. Son una, dos y tres estrellas… nunca supe sumar lejanías. II Corazón andariego: con dedos tarahumaras tratas de modelas un cántaro. De montaña a montaña el crepúsculo queda como pez sorprendido.
56
Cuando los pájaros danzan
es la primera sombra, nerviosa, espantadiza, venado en celo. El agua de tu cántaro conserva el sueño fresco. Hay que soñar el tiempo. antes que el tiempo sueñe que nos vamos. Esperare a que el barro se acostumbre a mis dedos. será de amor mi cántaro. III Don Samuel Mondragón era un señor de barro. Y todas las mañanas, el, con el lucero del alba, modelaba canciones. Al sol de su corazón se iban secando. Todas las tardes se apresuraba el espacio para guardarse en el cántaro. El tiempo era agua fresca, agua de vida. Como el señor Mondragón era de barro, se arrancaba del cuerpo tortolitas y las dejaba volar.
57
Cuando los pájaros danzan
TANGUYU I Don Gabriel López Chiñas, poeta juchiteco: pido a usted permiso para cantar su tierra. Todavía no encuentro la palabra. no existe en castellano, no la tengo. Quisiera yo decirla en honor de la “diosa de las flores”, del “señor de la luz”, pero mi lengua es dura, mi corazón reseco, y mis manos son toscas. he de ponerme en gracia para loarte, Juchitán. No solo con amor, ni lujuria, es con mi devoción. La sangre es dulce y sonora. II En la palma de tu mano Las líneas se conjugan, flores y astros. Hablas con ternura como si los abuelos te hubieran heredado sus voces. Dentro de cada palabra
58
Cuando los pájaros danzan
hay universos por descubrir. Cuando caminas, Juchitán, se desprenden leyendas de tu cuerpo como las hojas de oro del árbol en otoño y, sin embargo, vives con una eterna primavera. Hay presagio de dioses en tu silencio de cuatro hojas. III De danza a danza hay una gran distancia de estrellas. La seca austeridad del tarahumara, corazón de venado. La húmeda alegría de tus huipiles. Con andares de nube, shunco, mar en forma de corazón. Me acerco a los altares en donde esta tu vientre engendrador de danzas. La danza es como un árbol En la mayor edad de la poesía, de donde cuelgas, ya maduro, ¡oh! Juchitán amado, clave de flores y poemas.
59
Cuando los pájaros danzan
YALALAG I Toda vestida de blanco. Mujer tan virginal, de catedral vestida. Reza el aire con tus pasos. Hay algo de divino en tu camino. Y se mueve tu cuerpo como una plegaria. Eres nube o mujer, sueño con vestidura de yalalag. Flor perfumada como si al viento le nacieran alas. Dos o tres yalaltecas son un concilio de ángeles. El cielo es más azul para que tú seas mas blanca. II Flor de blancura. Donadora del polen del ensueño. Todas las cosas Y los seres, se vuelven vírgenes a tu paso. Cuando la nube se desnuda y queda sola la ilusión de la nube. Geometría de tu majestad.
60
Cuando los pájaros danzan
Una geometría de líneas catedrales. Quizá un surtidor de jardines en donde solo sueñan las flores blancas. Nutricia realidad imaginada. Harina para un poema. III No te he visto danzar, luna de corza blanca. La danza, la tuya, de rió en éxtasis, ha de ser el deslizarse de una plegaria. Oraran los árboles gentiles; la tierra de rodillas orará el color de tu rostro moreno. en contraste de aurora y crepúsculo. Oculta las alas de gaviota de arena con tu traje de espumas silenciosas. Nacida para silenciar los verdes lujuriantes y los rojos violentos, el azul que se deshoja, cielo tras cielo.
61
Cuando los pájaros danzan
EL ARQUERO DE BARRO. I La flecha, duerme en el arco sueño de alas. La flecha tiene en su entraña un pájaro de fuego. El arco no lo ignora. quizá por ello, detiene paternal la llama nerviosa de la flecha, que quiere ser espacio y tiempo. Cae la flecha, que quiere ser espacio y tiempo. Cae la flecha de la tarde disparada desde arriba. Todavía trae, en su paso a zancadas, rocío luminoso. El sol fatigado busca su alero, cuando lo descubre el indio adornado con sombras mixtecas. II Músculos atigrados de la noche, envuelven al indio que no pierde mirada al sol taciturno. Prepara su arco, flexible por los siglos de sueños tensos.
62
Cuando los pájaros danzan
Ahí esta su corazón con delgadez de flecha y piernas de pantera. Dispara contra el sol. Ha llegado el minuto en que el sol, hijo prodigo, retorna a las montañas, a su seno. El héroe indio tiene sonrisa de horizonte. III Mañana, los luceros, mientras fuman sus cigarros de hoja y platican sus mitologías con voces provocativas, Dirán la hazaña del indio que con su flecha de ojos oscuros, hirio al sol, hasta hacerlo caer, como rota canción, dentro de la montaña. Tu y yo iremos descifrando el vuelo de la flecha. ¡Que nadie toque al arco! El corazón moreno tendido al horizonte. Esto fue cuando el tiempo cabía en el espacio.
63
Cuando los pájaros danzan
PALABRAS DE SABIDURÍA PARA GABRIEL LÓPEZ CHIÑAS. I No parpadee tu alma, No distraiga la danza. No hieras con la voz El llanto de la Llorona. Arrodilla los ojos. Sale del templo la Virgen Con su huipil de nubes. El rió, Como machete desnudo, Cuida su carne. La mujer se baña. Un Dios, vestido de lagarte, duerme la luz. Podrán quitar la tierra; y bailara tu cuerpo en el aire sonoro. II Hay dos paisajes: uno, lo ve cualquiera con los ojos de diario; pero el otro, late escondido en árbol de metamorfosis permanente. Es para el corazón de los domingos.
64
Cuando los pájaros danzan
Hay dos cerros: uno lo suben los trabajasos pies; pero el otro, requiere que las nubes se prendan a la espalda, como alas luminosas y transparentes. Dentro de esta mujer, con otro traje de oro, ovillada duerme otra tehuana. III Las palabras aquí escritas, son tinta de arena. Cada palabra vive embrujada y las letras no corresponden al collar de oro que luces en la Vela. Mejor, debí ensartar silenciosos, porque adentro, vibran las perlas, tus lagrimas Llorona. Llorona, llévame al aire, para ver las miradas que por el aire danzan.
65
Cuando los pájaros danzan
CUANDO LOS PÁJAROS DANZAN PARA JESÚS AGUILAR SÁNCHEZ I Paisaje: hojeo tu danza. Vuelan ventanas al mar. Las nubes caen a tu encuentro y hay quien se desangra por asaltar tu falda. solemne, con rito de soles, te injertas en la magia. Ángeles y demonios bailan tu ritmo. Tu rostro, es incunable de flor y piedra. Árbol de mascaras. Ángeles se desnudan Para quitarse lagrimas. Hasta que prevalezca el pudor de la rosa, Ya sin demonios que la posean. Esta es tu ciudad, amigo, Y sin embargo, Dentro de ella hay ciudades que crecen Horizontes extraños. II Podría decir, sin decirlo, eres iglesia que anda a colores. También podría decir: eres nube girando con un incendio frió,
66
Cuando los pájaros danzan
alba disecada que quiso ser mariposa. Casi estatua, casi silencio, casi eco, alma en pena de un sueño. Toda tu, tan metida en ti, como perfume en el aire. Nacida en el vientre de cuatro nubes. III Pez Que en su fuego vuela. árbol de fuego que se desdobla y danza, con sus raíces musicales, parsimoniosas como las letras de un salmo. La tierra asciende por tu cuerpo, se enrosca como serpiente con alas. Esto es lo que tiene Oaxaca: una comunicación secreta, arterial, onírica, del mineral a la flor, de la flor al ave y de las aves al hombre.
67
Cuando los pájaros danzan
IV Aquí, los pajaros no vuelan danzan frente a las estatuas del aire. Aquí, los ojos no duermen, giran, retornan con el alba enjoyados de astros. Aquí, amor es simplicidad de barro, moldea cada palabra como cántaro y guarda, adentro, el agua de la vida. Supongo que verías como giran los pájaros en su escuela de nubes. Pero adivina al aire Que se esculpe a si mismo. Mas azul cada día.
68
Cuando los pájaros danzan
ESTE OFICIO SI ME GUSTA I El oficio de esta gente, vestida de corazón, es hablar con hermosura, con ternura de hamaca y ser buenos, como el agua que guarda el cántaro de barro del alma. Ser dulce como el pan que hornean con canciones. El oficio de esta gente es hacer nieve con sabores diversos, como quien ha congelado palabras amorosas con sabor a fruta. Es cultivar las arañas de oro. Tejer y destejer fulgores. II Algo de Adán tiene el barro. Santificadas sean las manos que los modelan. Algo de Eva tiene el barro mojado. Santificada la mano que la devuelve a su oficio de pájaro. Algo de niño tiene el barro. Santificada la mano
69
Cuando los pĂĄjaros danzan
que juega con su trompo de luceros. Hay alogo maternal en el barro. La mano le da forma de lagrima sin rostro. Algo de iglesia pobre tiene el barro. Donde el harapo crece y hasta la cruz parece que nos pide limosna. III Provincia se escribe con trigo. Su prosapia es de harina. Su oficio es hacer pan. Algo del sueĂąo secreto del panadero va en la forma de sus piezas. Los sueĂąos que no dice, pero luego estan en el sabor a distancias, a nostalgia de aire, amasado en exilio de horizonte. Pero esto no lo sabe el que come para saciar sus hambres, que comerian despacio pensando en el varon que juega con la harina al infinito.
70
Cuando los pájaros danzan
CIUDAD DE PAN DE DULCE I Los pueblos detenidos en un paso de ballet. Como si bailando hubieran sido encantados, sorprendidos como estatuas de marfil. Las casas, enjoyadas con adobe a colores con actitud de euforia retadora; los árboles, sus piernas elásticas y verdes, o las doradas cabezas de las iglesias. Es la ondulante vida del vino y de las flores. II Mágica, eufórica, traslucida. La vida es buena y bella. La vida se desnuda de sus velos inútiles. Uno puede mirar como circula la sangre de la tierra: el mineral, de conciencia apretada; el vegetal,
71
Cuando los pájaros danzan
de corazón alegre. Y luego, armónicos, el tronco con sus ramas de donde cuelgan, -William Blake es testigouna orquesta de ángeles sinfónicos. La marimba convoca la azul complicidad de los paisajes. III El pueblo nos devuelve la simpleza de Adán, la incitación de Eva, jugosa y curvilínea. Somos, como ellos eran antes de la serpiente y de los relojes. Férvidos impuntuales, antes de la serpiente y de los relojes. Férvidos impuntuales, libres, en trance de crear cada minuto. Cada quien hace su pueblo, en la luz o en la sombra, bañándose en el rió o en un rayo de aurora. Nosotros te escogimos por ser dulce y sencilla y porque tus malicias mantienen el secreto del pan de dulce.
72
Cuando los pájaros danzan
COPLA PARA PETRONA I Petrona: San Vicente fabrica escaleritas Para el llanto de las mujeres. San Vicente tiene la santidad del cántaro con agua y la mazorca que es marimba dormida. Tu tuteas con los pájaros. Desde el alba madura hasta el rió adolescente. Ay, Shunca, Llorona, Shunca, las espigas de tus senos. Llena estas de palmera, de marimba, de rio, de platanar maduro. II Fruta de sueño maduro, la tierra, de pie, despierta cuando pasas con tu estatua. Afre ya, sin compostura, cuando en tu falda, las rosas, quieren volar, o encenderse, en honor de San Vicente.
73
Cuando los pájaros danzan
Es que el aire se transforma en galería de espejos, petrona, para mirarte pasas desnudándote en la danza. Soñando, Petrona, sueños, que el Mar ha usado tu cuerpo -disfrutándote de tipara adentrarse en la tierra y jugar a la marimba. III Petrona: vives en la frontera Del milagro. Estas en territorio de la magia. Y tus manos de bruja que pulen y destruyen las marimbas del alba. Cárcel de cuatro silencios. Campanera del aire. Juncal embarcación, tu proa en desafió, navegas en el tiempo mientras los pies separan -cuando pasasla noche y el día. Toda de primavera desde el huipil, abajo, cantas al respirar. tu corazón resuena, marimbero.
74
Cuando los pájaros danzan
GUELAGUETZA I He venido a vivir La guelaguetza, Aprendiz con mis manos Y mi sonrisa. Adorne mi corazón Con espejos. Lave mi pensamiento En el rió Y lo puse a secar bajo el sol Que es de todos. Mi cuerpo Era un traje de luces De ciudad. Lo cambie para vestir, sencillo, la vocación humilde de un varón que hace versos sin afanes de gloria, solo para decirlos a unos cuantos amigos. II Fue mi amigo el poeta Alfredo Ortiz Vidales. Me aprendí de memoria estas líneas: “A mi las consonantes Me dan gesto dramático Y prefiero salirme De las salas al patio”.
75
Cuando los pájaros danzan
Confieso, aquí, en Oaxaca, que invente oscuridades para no verme el rostro. me escondí detrás de las metáforas. salte la claridad para no verme el alma. Ahora se, nunca es tarde, que le tuve pavor a lo romántico. me escondí de la lagrima, la vieja lagrima de Urbina. III Tal vez sea hoy, guelaguetza, encuentre la perdida palabra. Están duros los pies para la danza. Están duras las manos para cortar la rosa, para subir, andando, hasta el alba. Las siete maravillas del arco iris Se han dado cita. Los siete climas de la emoción están presentes. La guelaguetza luce como un cielo estrellado.
76
Cuando los pájaros danzan
CAMINO PERMANENTE I La prisa de llegar a sitio que no existe; de encontrarme con nadie; de subir a la cúspide que solo dibujamos… cuando el reloj ordena el ritmo del latido y el numero de olas de la sangre. Pude haber cincelado, con ritual de alfarero, la palabra bien dicha; pero el fuego quemaba mis silencios y solo tuve tiempo, si acaso, de poseer tres letras de la palabra larga con que nació mi azoro. Oaxaca: Árbol en donde el tiempo -ni antes ni despuésEste al alcance de mi mano. II En donde estas, y sin estar, estando, Ha perdurado el centro. Aquí, en la paz de los pueblos, El universo vive su centro. No falta ni una estrella. Porque descubro, tiempo, Que has venido conmigo
77
Cuando los pájaros danzan
Y solo yo no he visto Tu fácil andadura. Tal vez aquí, Oaxaca, descubra que el camino con su quietud serena no deja de llegar a donde quiere. Tal vez, aquí, Oaxaca, recojamos las voces, imágenes, señales, de aquella juventud que iba hacia el horizonte. III Me dura la eternidad, me dura. El día se me alarga como rió sin fin. La noche crea estas líneas. Mis sueños no sueñan, están en vigilia. se crean y recrean mis sueños, a la medida de la noche tranquila. Puedo andar, correr, atreverme a subir las letras de tu nombre y encontrarme de nuevo, sin fatiga, a mitad del camino. exactamente en su centro. No se lo que diré mañana.
78
Cuando los pájaros danzan
INCITACIÓN AL REPOSO I Recapitular Es vicio de la memoria. Miedo a trasponer la nada, A vestirse de vació. Tratar de encontrarse En el recuerdo Y pensar Que por la escala De la aurora -igual que hizo JacobLucharemos con el ángel y el olvido. Aquí la noche es mas noche; Pero la sombra tiene luz samaritana. Aquí el silencio es mas silencio Y cabemos en el con nuestros ruidos. Aquí el llanto es mas lagrima, Intima, recatada, Con el miedo a llorarse Y lastimas los pétalos del aire II Si los ojos reinciden En un paisaje arcaico, Aparece el temor De identidad de las miradas.
79
Cuando los pájaros danzan
Si seremos los mismos, O los niños que no acabaron De despedirse De nuestro cuerpo, O los jóvenes Que nos soñamos árboles. Algo nuestro se queda Untado a lo que vemos. Tatuados nuestros sueños, Colgada la palabra Que quizá no dijimos, Y la nostalgia, Atmósfera de nubes, Que no cruzamos nunca. El inútil que grite mi nombre En las esquinas.
80
Cuando los pájaros danzan
UNA CANCIÓN CON ESPERANZA PARA ALICIA PÉREZ SALAZAR I Tortolita de barro Nos estará esperando A la entrada del pueblo. Nos cantara un crepúsculo, Tan viejo, Que entre sus canas Se ira disimulando el alba. Pero el alba estará Recién abierta su corola. Con su risa jocunda, Su talle de guitarra. Y tu y yo, Injertados en sueños, Nos iremos quitando, poco a poco, El polvo de los viajes Que fueron adhiriéndose a los ojos. Hasta quedarnos limpios, Las miradas inéditas, Para leer los árboles Con su caligrafía de nubes. II A comulgar con códices -escritos por el cielo En la montaña-
81
Cuando los pájaros danzan
Esos signos que dicen Que la luz nunca muere. Le daremos la vuelta a la luz Hasta mirarle el rostro. Tal vez descubras Que dentro del azul Hay otro azul pequeño Jugando a ser eterno. No diremos jamás Lo que hemos hecho. Olvidaremos nombres. Cada vocablo es nuevo, adánico, Esta recién horneado. Somos los pies descalzos Que retornan al barro. III Aquí el ángel Gabriel No es un relámpago Con que cuida el candado De la rosa. Aquí la rosa esta Ofreciendo el saludo de su mano. La luz, Con su azul provinciano, Es perfume Que aroma los perfiles de las cosas. Es un azul de verso
82
Cuando los pájaros danzan
Que se canta al viajero Cuando pasa. Esta la magia del violín Que en cada esquina suena, Porque aquí la cantera se agiliza Y se torna en encaje, En espuma de nube, En azul, en perfume, Y quizá, sin saberlo, en plegaria. IV La luz vendrá al encuentra, Virginal y danzante, Sin sombra de pecado. El cielo, primavera frutal, Será una invitación a la codicia. Sola estará la iglesia, Con rostro de domingo, Como oveja que espera del pastor la caricia. Campanario orgullosa. La campana agorera, Trébol de cuatro luceros, Repica convocando Al caserío. Sorprendí a la campana Con su intención de vuelo. Ángeles soledosos La vigilan.
83
Cuando los pájaros danzan
V Solo el silencio Respondió a mi azoro. Adentro de los ruidos, Un silencio, en crisálida, Nos vigila y acecha. El ruido esta clavado, Como espina, En el talón de Aquiles, Y el alma, mal herida, No puede caminar con pies ligeros. Solo en silencio Se recuentan los sueños. El ancia del silencio Detiene al sueño Para que dé, Cosecha exacta, Sus ángeles a tiempo. Aquí estamos, tu y yo, gambusinos, En busca de silencio.
84
Cuando los pájaros danzan
EN LUCHA CONTRA EL TIEMPO I Llega el oficio de hombre A detener los brazos. es hora de quitarles las hojas con el decoro con que lo hace el árbol. de olvidar los recuerdos, los que nos hieren dentro. Guardar en la memoria las rutinas de la casa que algunas vez quemamos. Es hora, exactamente la hora de descorrer ventanas para ver como el árbol, ¿quién contara su edad?, viste con hojas nuevas. Porque el tiempo destruye la estatua de los hombres. El tiempo que detiene a Jacob en la escala y pelea con el, y siempre gana. II ¿Una tímida lagrima Se esconde en las alforzas
85
Cuando los pájaros danzan
Del alma? ¡Hay que llorarla ahora, antes de entrar en pugna con el tiempo. Que el corazón no siente a contar los azules de las nubes. Con la quietud propicia para inventar sus alas. Olvidar, olvidar hasta el nombre, la dirección, Ignorar que hay teléfonos. inventar el retrato que ha olvidado la historia y es tan solo presente. No toques las miradas al futuro. III El Sol, el huraño pintor de Sangre Roja, es inventor de cielos molineros, De árboles y ríos delirantes. Transforma, sin quererlo, montañas en su salto detenidas. Aquí, frente a las casas, las ultimas que la luz nos ha pintado,
86
Cuando los pรกjaros danzan
esta el tiempo, curioso impertinente, con su bocaza abierta. Alguien oyรณ que Fausto, el mรกgico asombroso, grito al minuto huidizo un ยกdetente! Apremiante. Hoy, por capricho de Goya, principia la creaciรณn del disparate, y el tiempo se detiene en las aguas de Heraclito, contando y recontando sus sirenas.
87
NOSTALGIA DE OAXACA
Nostalgia de Oaxaca
DECLARACIÓN DE AMOR A OAXACA Para Heladio Ramírez López. Te llevo, Oaxaca, en el tumulto de mi sangre como a la catedral sumergida de la leyenda y cuando el jaguar de los crepúsculos me acecha, oigo tus campanas como tortolitas cantadoras a la hora del alba. Es cuando la luz dibuja tus montañas, y abandonan los árboles su liturgia de magos misteriosos, cuando las casas y la gente acuden presurosas a la primera danza. Todo tiene en Oaxaca, el olor a infinito. Muda de rostro la lejanía obligada y el quehacer de la distancia montañosa vuélvese la fiesta del Padre Sol. Toda tu eres la corola esotérica, Oaxaca de la magia cotidiana, cuando por el aire cruzan las palabras volando de un poema. Los relojes perdieron la premura del errante judío. Sobra tiempo para entrar y salir del sueño de una guitarra, y sembrarse en una milpa
90
Nostalgia de Oaxaca
y despertar envuelto en el sarape de un crepúsculo tibio. Yo soy el vagabundo de tu cielo y si me pierdo lejos, el exiliado de tu cielo azul. Azul es la sonrisa de lo infinito hostia de paz, el agua bautismal de tus azules… La danza es la ventana por donde puede verse el alma de Oaxaca: el alma de machete y calzón blanco en el baile mixteco; alma de flor y mar si baila voluptuosa la tehuana; perfume de plegaria, con atuendo blanco, la danza mariposa de Yalalag … Estas manos indígenas que juegan a modelar sus dioses, es con el barro negro que modelan su eternidad que gira.
91
Nostalgia de Oaxaca
CRÓNICA DEL PRIMER ENCUENTRO CON OAXACA En memoria de Genaro V. Vázquez. El ferrocarril que me llevaba a Oaxaca no tenía tanta prisa; mi corazón de veinte años, remaba los espacios con ahínco. No tuve tiempo para decir adiós a la ciudad de México. Envolví con premura fragmentos de mi jardín del carmen, un breve libro de González León, campanas de la tarde y apenas pude guardar, en mi valija, los nombres de mis maestros. Durante toda esa larga novela de sueños y vigilias, Oaxaca fue la estrella y yo el azoro de joven peregrino. Así llegué al encuentro con la Luz oaxaqueña. Las distancias azules se tornan más azules, el azul transparente que ata las lejanías con un temblor de flor que se deshoja. Bienvenido –me dijo- y puso ante mis ojos la corola de un infinito sueño. Un día descubrí que en las altas edades de la noche, el cielo, los árboles, las casas y las gentes, pulsaban las guitarras del aire y extraían, del corazón de una lagrima las románticas canciones de Samuel Mondragón. Oaxaca, díjeme entonces, semeja la luna que es venado, detenido al pie de los aguajes.
92
Nostalgia de Oaxaca
Aquí en Oaxaca, todo nació para cantar una nostalgia de infinito; todo gira la eternidad de un instante detenido frente al espacio luminoso y el tiempo, bailarín de arrebatados sones. Fue en el texto bronco y soledoso de tus montañas que yo estudie el dialecto gentil del horizonte. desde siempre, Oaxaca, eres la compañera de viaje ideal y te llevamos en la valija del corazón como una antología de paisajes. Compañera desde la corola del alba. Suenan los días en tus campanas de mariposa. De minuto a minuto hay espacio para leer un sueño, para enamorar al barro oyendo las guitarras de Rosas Solaegui, instante para ponerle alas el aire que nos hace buenos. La Virgen de la Soledad es alcancía de ternuras indígenas, refugio de palabras tristes, novia del llanto mixteco y la madrina erguida en danzas zapotecas… Porque en Oaxaca se comparte la hostia de la magia y es dulce y nostálgica como la tortolita cantadora.
93
Nostalgia de Oaxaca
PRIMERA EPÍSTOLA OAXAQUEÑA Para José Palacios Román. Aprovecho un descuido del insomnio para enviarles, a tu esposa y a ti, mi rostro de nostalgia, rostro mal dibujado, cierto, por el niño travieso, oaxaqueño, el que anda conmigo, escondido en el pecho. Tu vives en Oaxaca, alfarero de sueños, modelando las alas de las horas. Tu esposa, actriz de mil horizontes, juega con sus fantasmas en un teatro de estrellas… Mis amigos, plantados en danza oaxaqueña con dos luminarias. Tus nervios de campana. Si pintas un poema y bailas una danza de sarapes si esculpes las leyendas de tu vida… Porque están en la mayor edad del amor a Oaxaca; porque leen de corrido
94
Nostalgia de Oaxaca
las manos de la magia oaxaqueĂąa y su sabor a flor. Les ruego que me envĂen de contrabando, oculto entre sus letras, una migaja azul del cielo de Oaxaca.
95
Nostalgia de Oaxaca
NOSTALGIA DE OAXACA Para Celestino Chávez Las distancias, cuando se van, tienen sabor a lágrima, las distancias, cuando vuelven tienen vacíos de nostalgia… Cada viaje, al corazón le prende una tristeza. Viajar es deshojar el alma, hasta encontrar en ella el subterráneo del ser que continúa buscando en los abismos del espacio la tierra comprometida. Nostalgia de Oaxaca que injertas los tumultos del recuerdo, que acercas lejanías, y repites el milagro de la sombra de cuyo vientre absorto nace el alba. Por ti esta la memoria herida de añoranzas. En torno de los sueños cardinales vuela el tiempo febril y sin embargo, desprendido del cuerpo, el espíritu sigue, mi Oaxaca, vigilante. Porque ignoro si soy de tu paisaje, el secreto telúrico del árbol, la tierna soledad de guitarra en el valle galante, o el retobo de rocas danzarinas de la mixteca inmensa.
96
Nostalgia de Oaxaca
LA NOSTALGIA DESCUBRE SUS GOTERAS Para Isabel López El hombre nace del vientre de un paisaje, tiene las mañas y virtudes de sus árboles, sus montañas adustas, sus ríos caprichosos y el cielo, ay, el cielo que le da color al alma. Estas verdades cayeron cayeron de la lengua de los sabios antiguos; y también es verdad que el hombre es hijo de patrias diferentes. No es un solo paisaje el que le presta al hombre. el ondulante don del pensamiento ni la emoción creadora. Son variadas las madres que amamantan los sueños de la vida, múltiples los horizontes que tejen la existencia… Y yo encontré en Oaxaca la medida de mis ansias, y el ritmo, el ritmo exacto, para la sangre molinera. Aquí en Oaxaca descubrí, tan joven, a la primera luna enamorada; y fue que descubrí la luz, luz del encantamiento que anda por calles dándole a Oaxaca el sabor de una danza. No se niega la tierra, la voz de su nostalgia, no se olvidan los muertos y el vaho de su leyenda; pero volví a nacer, aquí, en Oaxaca. Renací en la corola de sus atardeceres
97
Nostalgia de Oaxaca
y en la melancolía de sus noches cargadas con racimos de poesía. La poesía anda en el aire, yo la siento. Isabelita: Por eso extraño tus cartas que no llegan y puntuales recitan la jovial aventura de los colores vivos: el verde de los árboles, que es un verde formal, seguro de su mismo, el cielo tan azul que transparenta la eternidad de dios que nunca muere… A veces imagino que las nubes son alegres comadres que se cuentan la vida de los santos. Tu carta son balcones que me permiten ver el musical milagro de tu cantera verde. Oaxaca, realidad, con alma de leyenda.
98
Nostalgia de Oaxaca
EPÍSTOLA OAXAQUEÑA Para Manuel Díaz Cisneros Andamos –noche adentroescoltados por árboles de la Alameda. Cada árbol tiene sueño y un pájaro a punto de oficiar sus sinfonías mágicas. Los pasos acompasados de la sombra suenan y resuenan una vieja marimba toda llena de misterios. Como en los grabados de Durero se adivina la figura de la muerte junto al Caballero de la melancolía. Todo en Oaxaca destila encantamiento. Y la luz, mágica transformista, esculpe una teoría de ángeles que bajan y suben al cielo. Oaxaca es el portón de extrañas dimensiones; es el exacto ámbito -en comunión de danzalos abismos mixtecos y son graves sus misterios telúricos; Ya se que tu, amigo Díaz Cisneros, amas tu Pinotepa. Pinotepa, garañon de paisajes,
99
Nostalgia de Oaxaca
domador de horizontes, con machete y guitarra es un bosque de paùuelos en el aire, mientras bailan chilenas arriba, las estrellas‌ Hemos contado historias de fantasmas guerreros, de poetas fantasmas, pintores alfareros que viven otra edad, a la sombra de las piedras que hablan, lloran, cantan, el alma de Monte Alban.
100
Nostalgia de Oaxaca
EPÍSTOLA AL VIOLÍN Para Guillermo Rosas Solaegui Por esas calles de magia de Oaxaca, anda el violín de Rosas Solaegui. Viene enfermo de luna y de distancias, viene al buscar la mano del amigo. Anda como alma en pena, buscando el pentagrama en donde todavía, perduran, aun perduran, las lunas de Oaxaca. El violín nació de las raíces del misterio, bajo del árbol de las cosmogonías remotas. Quien sabe si es la lengua de los dioses, si es la nostalgia del espacio infinito. Recuerdo que Guillermo hacia vibrar las cuerdas de ángeles que ascendían en pos de los senderos ignorados. Guillermo se nos fue con su música a otro cielo. Y mostrara a los ángeles su alcancía de violines frente a la eternidad. Este sabor a membrillo que dejan las despedidas, este vació cardiaco que arrastra la lejanía; cuando sale el paisaje a despedirnos y se ensayan sonrisas como mascaras que ocultan la amenaza del olvido…
101
Nostalgia de Oaxaca
Todo --- ya para mi--- huele a Oaxaca; todo sabe a Oaxaca; todo tiene el color jubiloso del cielo de Oaxaca. “ Oh Oaxaca, tu cielo de zafir!” tu cielo transparente, virginal y único! cielo que llevo dentro, asomado al enigma del poema. Esta es la sinfonía de tus campanas niñas; cada campana dice la gloria de tu cielo; azul de amanecer; azul de la plegaria de los niños; azul de lo infinito “que apenas deletreamos”. Esto de la nostalgia engendra soledades; soledad de la cantera verde, tan placida, tan cerca y tan lejana. Dijo nuestro Tata Neruda: “Yo soy el hombre de tantos regresos”, el huésped emergente de los puntos cardinales; pero viajo contigo. Conservo en la valija astillas de tu cielo, y un trocito de mar que traigo en contrabando y una visión de diosas desnudas en el Istmo.
102
Nostalgia de Oaxaca
103
EN OAXACA LA LUNA NO MUERE NUNCA. Para la Sagrada familia Palacios Rojas. “Por el cielo va la luna Con un niño de la mano”. Federico García Lorca.
En Oaxaca la luna nunca muere
Descubro que en Oaxaca la luna nunca muere. Vuelan las casas y las cosas a colores, como palomas de luna y picotean la luz con azoro en el pico. Esta noche llueve luna. Llaman a la luna las campanas. Los grillos, ocultas astillitas, de la luna, afinan letanías. Una grácil ardilla se desliza en el árbol de la luna. Esta es la luna que tiene su palacio en Montealban y habla su luz en mixteco y zapoteco. Aquí, en Oaxaca, los caminos van a Oaxaca.
106
En Oaxaca la luna nunca muere
Luna: alero de nostalgias. Las distancias te buscan y las cercanías sentimentales, te bailan y te cantan. ¡Oh, luna de Oaxaca retoño de ternura!. Florece el horizonte. Abierta una corona en campo de azul. Paisajes con su alma arrodillada. Son como un milagrito colgado de la noche. Aquí, en Oaxaca, la luna invita a rezarla. Cuando en el cielo, frutal, ya maduro la luna, solo entonces sonarán las guitarras. Da pena el no ser oaxaqueño romántico,
107
En Oaxaca la luna nunca muere
soñador de la luna llena, y ver, como en Oaxaca nunca muere la luna. Cada uno hace su tiempo a la medida de la luna que ama. El hombre en las ciudades, ya no mira la luna. Lleva su corazón trepado en zancos, ignora que la luna fue secuestrada. Ella esta aquí, viviendo en Oaxaca. Llegan dispersas lunas angustiadas, como árboles sin alas, con azoro en el pico. Lunas que buscan asilo en el alero azul del cielo de Oaxaca.
108
En Oaxaca la luna nunca muere
Cielo con lo brazos abiertos. Luna, corola del espacio. Luna, venado blanco detenido en su infinito. Luna, ventana iluminada. Eternidad sin mascara. Oaxaca es una espiga de lunas melanc贸licas. Al conjuro de la luna, Montealban se transparenta. Resucitan las flechas. En las plumas del 谩rbol guerrero hay vestigios de la sangre solar. La luna vio a sus muertos, -esqueletos ancestrospelear en el Mitlan.
109
En Oaxaca la luna nunca muere
Acabo de lavar en tu luna de río, mi etérea humanidad, y con ella, santamente enlunada, solicitar licencia para entrar a tu luna, con el alma descalza, para no lastimar tu blanca castidad de luna blanca. Aquí respira su eternidad la luna. Aquí la piedra acaba de nacer como si fuera la corola de una flor de infinito. Desde el balcón de su distancia la luna de Oaxaca nos espera. Descubro que dentro de cada árbol,
110
En Oaxaca la luna nunca muere
se engendra una ciudad de lunas misteriosas Ahí, los sueños de la sangre deliberan antes de que retoñe, en luna verde, el alba verde del paisaje. ¡Ay de quien no lleva siempre, como ángel de la guarda una luna de Oaxaca! Alicia: morena luna de barquitos de papel sembradora. Me has llenado de lunas y desde entonces mi corazón se ha vuelto de cielo, transparente.
111
En Oaxaca la luna nunca muere
BARQUITOS DE PAPEL “Mi vida es un barco sin ancla” A.P.S. RUIDO O SILENCIO Edad madura del amor cuando los ruidos son inoportunos. Ya no se habla de amor, solo se vive. Todo ruido perturba la que la luz nos circunda. el amor es silencio compartido. El ruido duele y alborota la sangre. Pero el silencio venda las heridas del aire. AHORA Ya no escribo versos ni prosas y dejo que el silencio, como la yerba mansa, tengo entrada a la casa. No formulo preguntas y olvide las respuestas. No hay sitio para el no y su paisaje huraño. Toda mi geografía esta en una mirada de tus ojos.
112
En Oaxaca la luna nunca muere
NO VIVO EN SOLEDAD Conmigo los murales que a diario pintan tus ojos. un cielo de bolsillo, para que tu corazón vigile la llegada del alba. Atadas al reloj las idas y venidas no ladran al viajero. Puede llegar invierno y sentarse a la mesa, que siempre habrá café y una galleta tierna de primavera. QUEMA DE CORAZONES Cualquier día es propicio para mudar de corazón y quemar lo viejo y encender lo nuevo. Apaga tu luz, tú sombra, y con el alba, los retoños serán mas infantiles; más musical el juego. Pero urge, con urgencia de naufrago, morir en la memoria del crepúsculo y nacer con el sol.
113
En Oaxaca la luna nunca muere
PODA DE OBJETIVOS Abrimos la jaula. Ya se fueron volando las palabras bonitas. Entran los ruidos con su carola tibia y los postreros pétalos de luna. Empero, es difícil andar con el alma desnuda, impedir la molesta visita del señor adjetivo y su espantosa mascara. TIEMPO El tiempo no es medida de mi nombre. No es mi amo, ni mi dueño, ni mi jefe. Ya no soy la maroma del tiempo ni el títere de un reloj. Empero la palabra, tampoco nos obliga. Nos quitamos de ruidos. Eva y Adán, eternamente mudos.
114
En Oaxaca la luna nunca muere
TUS OJOS Tus ojos, arquitectos de inmensidades. Las distancias -como venados iluminadoscorren tras de tu mirada. Todas las lejanías florecen si las miras. El infinito en tus ojos, reconoce su casa. MONÓLOGO SIN FIN Que difícil resulta mudar al corazón con ropa limpia. Corazón que por usarlo tanto parece un pájaro viejo. Con este traje holgado en donde caben, dos veces, los caminos andados. Cuantas vidas, contigo, corazón, pudieron ser vividas.
115
En Oaxaca la luna nunca muere
Corazón desnudo, sin hoja de parra. CONFESIÓN Me pregunto. Cada pregunta es una duda que se injerta, recién, en la garganta. ¿Cuántas de las palabras que uso a diario, son las mías? Y cuantas asalte a sangre y luna. Pero ahora, -todos los días es año nuevoal quemarlas, bailaremos una danza tarahumara.
116
En Oaxaca la luna nunca muere
117