EL GLOBO DE LOS SUEÑOS Una Historia para Grandes niños y Niños grandes
Basado en una historia real Provincia de Jujuy, Argentina
Gracias a los niĂąos por recordarnos la simpleza de ser niĂąos.
Prólogo La historia que presentamos se ha desarrollado en la comunidad del paraje “El Molulo”, a 4.000 metros de altura, a 12 hs de mula desde Tilcara, Provincia de Jujuy, de ascenso entre montañas y valles. Allí, se encuentra la escuelita Juan Bautista Ambrosetti, apadrinada desde el año 1968 por los empleados del Banco Central a través de su Club, y se realizan 2 viajes al año para visitar a los ahijados, llevar donaciones y contribuir con la escuela y la comunidad en lo que se pueda. En Mayo 2015, nuevamente 7 integrantes del Banco fuimos a visitar a los chicos de la citada escuelita. Esta pequeña historia, es una de las tantas situaciones que hemos vivido junto con los chicos y profesores de la Escuela.
Integrantes del equipo de Molulo en Mayo 2015:
AndrĂŠs, Daniela, Facundo, Gabriel, VĂctor, Walter, Yanina
El globo de los sueños
E
ntonces llegó el amanecer del tercer día de los padrinos en la escuelita de Molulo. Los rayos del sol se asomaron por detrás del profundo Valle y tibiamente iluminaron la bandera Argentina ubicada en su patio de tierra. Como todas las mañanas, una campanada llamó para el saludo de un nuevo día. Los niños fueron acercándose cada uno con su guardapolvo blanco, que luce por encima de su ropa de abrigo con la que suelen acostarse debido al gran frío que hostiga casi todas las noches en aquella comarca.
Luego del saludo, entraron a la salita donde ya estaba listo el desayuno, un vaso de mate caliente y un trozo de pan, fueron suficientes para comenzar la jornada!
Ya en horas de la tarde, y después de varias actividades en la canchita de fútbol, algunos de los padrinos pudieron ir a descansar, debido al cansancio y la falta de aire por la altura!
Pero los niños estaban inquietos, sabían que al día siguiente sus padrinos volverían a Tilcara.
Y cuando la Seño les dijo que tenían la tarde libre, se acercaron lentamente a preguntarles si querían ir a conocer los alrededores y caminar por sus senderos de precipicio.
Allí transcurren sus vidas, disfrutando de la naturaleza como parte de sus juegos y donde sus juguetes también son parte de ella.
Dos de los padrinos aceptaron la propuesta. Y en un instante se encontraron rodeados de niños, algunos ya colgados de sus espaldas y otros pidiendo a gritos que los siguieran. “¿Dónde nos llevan?”, preguntó Gabriel. “A soñar!” decían unos, “¡Vamos a la cima!”, “Demos la vuelta al cerro!” decían otros.
Se los notaba entusiasmadísimos y susurrando entre ellos. Algo ocultaban, ¿Pero qué?, ¿A dónde querían ir?, ¿Qué sería tan especial para ellos?
Comenzó la travesía y los niños fueron guiando, corriendo y jugando por aquel sendero sinuoso, hasta que de pronto ocurre un percance. “La Doris”, la más pequeña, tropieza con una piedra y se lastima su naricita. Todos se miraban entre sí, mientras la madrina Yanina le curaba la nariz y le hacía upa para evitar un nuevo tropezón. Había que tomar una decisión, y fue entonces que los padrinos resolvieron continuar, pero les aclararon con tristeza que si sufrían otro percance tendrían que volver... “¡No! Tenemos que encontrarlo, ya debe estar cerca!” gritaron los niños a coro.
¿Cómo, de qué hablan? Preguntó Gabriel asombrado… Y ahí fue cuando develaron el misterio. "¡Vamos a buscar el globo de los sueños!" Fue que durante la mañana del día anterior, al finalizar el acto de bienvenida, se infló un globo aerostático que los profes habían creado con papeles de colores.
Antes de que ascendiera, cada uno le susurró un deseo, un sueño o una simple caricia con su mano, para que el globo los lleve hacia el cielo.
La escuelita está ubicada en lo alto de la montaña, tanto que las nubes se encuentran por debajo formando un colchón de algodón.
Además, como en ese lugar no existen edificios, ni grandes casas, ni el humo ni el ruido de los autos y colectivos, todos pudieron ver con claridad cuando el globo comenzó a subir y volar bien alto. Tanto subió, que una fuerte ráfaga de viento lo llevó lejos hacia otra montaña y bajó suavemente por detrás.
Estaba oscureciendo y no tenían el equipo adecuado, ni las provisiones suficientes para ir en busca del globo cargado de sueños. El camino de noche era aún más peligroso, porque el calor del sol se había transformado en un frío húmedo intenso, y solo los iluminaba la luz de la luna.
Se decidió que la mejor opción era volver, todos juntos como un ciempiés, cantando muy fuerte para que escucharan los que se habían quedado esperándolos en la escuela y evitaran su preocupación.
Entre los cánticos una vocecita preguntó... “padrino, a dónde van nuestros sueños?”
Y mirando hacia arriba, bajo un cielo cargado de estrellas, le respondió señalando aquel firmamento “ven todas esas estrellas, esas lucecitas que cuelgan del cielo? Bueno, cuando el globo subió liberó todos los sueños y cada uno eligió una estrella. Entonces, cuando no recuerden o se encuentren perdidos, miren hacia el cielo y la estrella les recordará su sueño desde cualquier parte del mundo”.
Todos quedaron hipnotizados un instante, contemplando la inmensidad del Universo. Hasta que de pronto un sonido que retumbó en todo el valle rompió el silencio… ding dong! Era la campana, esta vez llamando para compartir la cena. No pudieron evitar correr los pocos metros que quedaban donde los esperaba una deliciosa sopa calentita, luego de pasar un hermoso día juntos!
FIN.