El mezcal
El mezcal Identidad de una patria Fruto de la tierra que nos heredaron nuestros antepasados, la
historia de México envuelta en una sensación de fragancias y aromas que saben a identidad, que tienen la transparencia del corazón de su gente, y que cada gota en el paladar, revela las raíces y el carácter de los que trabajan por no dejar morir esta tierra, la de todos, la que aún exclama vida. Es el agave y el maguey, plantas que el suelo mexicano nos
regala y permite disfrutar a través del mezcal, una bebida cien por ciento nacional, que incluso podría ser considerada como Patrimonio Cultural intangible de México.
La palabra Mezcal se deriva del náhuatl mexcalli (metl-maguey o agave)
izcalli (izcaloa=asar o cocido). Hace más de nueve mil años atrás, en el México antiguo, el maguey cocido fue una de las primeras formas de aprovechar esta planta como alimento y posteriormente se descubrió que al asarlo se realzaban sus propiedades nutricionales y su sabor se tornaba dulce.
La evolución y diversificación del agave tiene cerca de ocho
millones de años, al madurar sólo florece una vez en su vida, y cada maguey revela el sabor de la tierra de donde fue cultivada. Entre los principales estados productores de mezcal, están:
Oaxaca, Guerrero, San Luis Potosí, Zacatecas, Durango, Guanajuato, Tamaulipas y Michoacán, quienes poseen la Denominación de Origen, pero no por ello significa que los otros estados no tengan la calidad tradicional de elaboración de su producto. Una fiesta de aromas y sabores por descubrir, el mezcal es una bebida digna de disfrutarse y maridarse, tal como se lleva a cabo con el “ritual” acostumbrado de una cata de vino, el mezcal también merece el mismo proceso.