Publicación 1 poética violeta tejidos y raíces 2016

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Poética Violeta Tejidos y Raíces


Poética Violeta Tejidos y Raíces

2016


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Primera Publicación de Poética Violeta Diseño y Diagramación: Gabriela Montiel Ilustraciones Portada y Contraportada: Postales de Simone (FB) Edición de texto: Karen Rodríguez y Rita Gutiérrez. Y la colaboración de todas las autoras.


Presentación

Poética Violeta es un espacio para encontrarnos. Desde sus inicios (año 2012), se ha perfilado en la búsqueda primaria de comunidad. Colectividad de mujeres, sujetas de sus historias. Voces principales de sus memorias, que han ido encontrando-se mediante la palabra. La palabra, artefacto de poder y liberación. La palabra hablada, sentida, recordada. Esa palabra hecha carne, cuerpo, sangre y colores. La Palabra que teje miradas, emociones y calor colectivo. También la palabra que se toma la escena, abrazando y sorprendiendo al propio cuerpo de quien la enuncia. El acto de la palabra es un acto eminentemente político, defensivo y en resistencia. Tiene diversas formas de manifestarse por eso no se puede asumir con un solo rostro, es mutable, en fuga y compuestas por idas y venidas.


Es hermana de la memoria, de esas memorias que tejen nuestras redes primarias, originarias y las que hemos ido autogestionando en el camino.

Nuestras memorias, historias, voces y encuentros son las que hechas palabra se presentan en este texto tejido desde cada una, regresando a cada una, e interpelando hacia la colectividad.


Índice Carla Bermúdez.....................6 Dallana González...................11 Gaby Baca Vaughan..............16 Jennifer Birmania.................23 Luisa Barahona.....................27 María José Díaz.....................31 Rita Gutiérrez...................... .38 Sarahí Mendoza.................... 43 Simone................................ .48


“No encontré pose, textos viscerales, o sensiblerías, tomando en cuenta la edad de las escritoras. Las expectativas apuntaban ver todo lo anterior y\o más ideas que lírica, pero me sorprendió la madurez emocional y la humanidad en la mayoría de los textos”.

Marina Moncada


Nuestras voces...


Carla BermĂşdez

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Itinerario de una mudanza La caja de libros y mis historias, la camisa verde que me regalaste, los archivos de música, mis zapatos tenis, los recuerdos de utilidad‌ una bolsa mediana con miedos y decisiones inciertas, la conciencia de deudas y descontentos las voy a dejar colgadas en la pared.

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Ruta 158 ¿Has visto la tristeza blanca de una enfermera que corre a paso lento, para alcanzar la 158? Cuando sube a la ruta y el bus avanza, se balancea entre las paradas y las rotondas. Entonces yo pienso en las hojas de bambú que están en lo alto, esperando los golpes del viento, tiempo, lluvia y aún así, permanecen.

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De 3 a 6 El día estaba indeciso de llover o hacer sol sobre el techo de la vieja cuartería. Ella estaba sentada en una mecedora de mimbre y divisaba a unos cuantos metros la pared blanca donde colgaba el reloj de péndulo, que se había encontrado en los escombros de una casa, en el terremoto del 72. Tic tac, tic tac, las 3 en punto. Se levantó compulsivamente desde la silla hasta un cajón de ropa, sacó un par de faldas y vestidos deteriorados, no buscaba nada en específico pero fueron apareciendo algunas fotos, trozos de papel con números telefónicos, billetes antiguos y veladoras. No conocía a nadie en esas fotos de personas extrañas y desconocidas. Tratando de amplificar sus recuerdos, siguió acomodando y desacomodando objetos del cajón, hasta percatarse del tiempo y constatar que eran las 4 de la tarde. La cena siempre fue un momento vital para ella, en los tiempos difíciles cuando la comida era escasa, sus hijos, sus sobrinos y demás familiares, se acumulaban en la cocina por el olor de los frijoles fritos y el café negro…

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El alegre alboroto de las pailas, los pocillos

y

las

cucharas al momento de servir, favorecían a las crías más pequeñas, que se acercaban al delantal tejido para pedirle 1 peso. Las 5 de la tarde, en medio de una blusa y un pañuelo azul encontró una postal, volteó al reverso y se encontró con una firma y un mensaje de Feliz Navidad de 1997, sin ninguna emoción y obsesionada con el tiempo, su radio de mano sintonizaba las 6 en punto, entonces acomodó el plato y la taza sobre la mesa, sus nietas a quiénes no reconocía más, le sirvieron la cena como todas las tardes.

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Dallana Gonzรกlez

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La gallina ciega Hiciste una casa rosa-felpa, con mascota incluida y vestido de repuesto, a la medida de su habitante. Con rodillas rígidas y paso torpe al comedor la conduces desayuna galletas con vidrio glass y juegas al médico con ella, luego al baño de los espejos retorcidos, doquiera que mira se ve amorfa y juegas a la chica bulímica o anoréxica. La dejas todo el día en una silla mientras cuenta cerdos cruzando la cerca, llegas noche, acostándote en la cama tres, (La primera fue muy grande, la de papá oso, la segunda más pequeña, pero siempre grande, la de mamá osa y la suya la tercera, -tan pequeña como un gallo y aguanta como un caballo-) desmenuzas el tórax con tus embestidas costilla a costilla y haces una mujer por cada una. Luego te vas, dejándole la adivinanza de tarea, ¿Dónde está la puerta de escape?

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5 cc Mientras hacía mi ronda escuché en los pasillos: falleció el paciente de la cama 6, otro muerto por influenza, Miguel pensé pero no dije nada, abotoné mi gabacha y continué mi ronda, pues en un hospital es común morir, todos confían en las campañas de vacunación, (Miguel confió) nadie sospecha que en una vacuna está el asesino.

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Margarita Soy una Margarita quien un fantasma deshoja. Pinnnnnn……….. Mutila mí brazo. Pannnnnn……….. Extirpa mí pierna, Ponnnnnn……….. Cercena mí cráneo, Punnnnnn………... Desgarra mis costillas. Extremidades, como granos des ga ján do se en una rama torcida. Pétalos, como una avalancha de ojos entre los pómulos.

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Soy una Margarita de l贸bulos ausentes, un tallo, la columna vertebral que aun sin miembros contin煤a erguida.

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Gaby Baca Vaughan

Naci贸 en Managua en Junio de 1969. Cantautora, feminista, ecologista y lesbiana. Escribe poes铆a desde los 15 a帽os. Graduada en Ciencias de la Comunicaci贸n en la Universidad Centroamericana UCA.

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(Mayo 2013) Tilín… tilín… tilín… Tilín… tilín… suena el carrito del Eskimo a lo lejos. . Abro la puerta, me asomo y grito: ¡¡¡COCO!!! El sabor que lleva a vos.

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(Septiembre 2015) Son tan solo las palabras que trazadas juntas liberan mi alma solitaria. Es el viento el que arrastra las nostalgias, encerradas todas en una sola lágrima. Cae la luna con circular blancura y yo vacía y llena igual a ella. Soy la guía de mi manada de sueños y de perros.

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Sola a mí me tengo en este calor intenso.

Soberana soy de mi cuerpo como lago sin movimiento saboreo mi último aliento. Me alejo de todo y me acerco a mí. Estoy en el fondo… INFRAMUNDO ¡Ya llegué!

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Perdón Mutuo Te voy a hablar bien suavecito y te voy a arropar con la inmensa, limpia y blanca sábana del perdón… …pero primero papá te voy a contar un cuento: “Erase una vez una niña felíz en tus brazos, feliz en tu espacio, felíz de hacerte felíz. Porque Neptuno era pequeño comparada a tu gran mano sosteniéndole en el mar. Cualquier diccionario obsoleto, cuando la niña quería preguntar

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todos los nombres que habían en el cielo, vos se los podías nombrar eras el héroe, el caudillo el mejor de los amigos eras ejemplo. Sin previo aviso cerraste la puerta y la niña solo podía ver tu figura deformada detrás del vidrio transparente de una botella llena de tu tristeza y el silencio se volvió tu costumbre. La niña ya no quiere patalear ya no puede llorar ni rabiar más la niña solo puede crecer

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y decirte

a mí también quisiera me pudieras perdonar”.

(Noviembre 1998)

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Jennifer Birmania

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Movimiento de gente con prisa Una ciudad nueva, una plaza llena, movimiento de gente con prisa: hay color, hay movimiento. Movimiento

de

rostros

que

no

conozco

Y de algunos que estoy conociendo. Movimiento de emociones girando en mi panza y seguro en las panzas de esta gente. Por

ahora,

mis

ojos

estĂĄn

quietos

viendo el movimiento de esos rostros. Aparece

el

Tiempo

y

en

otro

Ahora,

donde soy una malabarista‌jugando a mantener entre mis manos los colores, el movimiento y la risa.

El Salvador 27/0ct/2015

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Un poema sin nombre En la habitación nunca estoy sola. No lo estoy, porque estoy con todas en mi cabeza.

Cada una me susurra, me grita, me calma, me acompaña, me niega, me abandona, me suelta o regresa y vuelve a calmarme.

¡Tic-Tac! ¡Tic-Tac! insomnio. El vaivén de voces están aquí, están en mí a veces como olas y otras veces son tornados.

Están en mí: ¡Quieren salir! ¡Van a salir!

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Poesía Lúdica-Lúdica Poética Yo

soy

Primavera

menstruando.

Primavera viva, curiosa y danzarina.

Soy Ballena grande grande grande, presencia y cuerpo grande, una explosión erótica GRANDE.

Abro mi boca para recibir de la nube plástica los corazones dulces y las tetas con pezones de chile picante… los saboreo.

Me alimento de la Vida y tengo un multiorgasmo planetario que arroja caminos, pasos y curiosidad.

Taller de Lúdica para la vida, León 17/oct/2015

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Luisa Barahona

Ingeniera agrícola, pedagoga y artista escénica. Se ha desempeñado como docente de Teatro y Danza en educación

media

desde

2000,

incursionó

recientemente en la escritura poética y micronarrativa.

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Estatuas Pude decir no te angusties suavizar mi voz y prometer despedidas felices en las esquinas quinceañeras del barrio nuestro Volteo y no alcanzas a oler el cobre y te empeñas en el absurdo intercambio de papeles por estatuas pútridas que sonríen zalameras a cada creyente Tus pasos retumban desmoronando mis letras las recojo en la servilleta con la que limpié la trémula quijada de mi abuelo muerto Grito no me oyes Sé que te empeñas en salpicar ideas sobre un mundo hermoso y rosa Prefiero contarte de las flores lilas que encontré en el patio Que el perro lamió la mano de la vecina y curó el pus de su herida Que disfruto teñirte de rojo al hacer el amor Que soy amiga del gorrión que entra en la cocina cuando tomo mi café a solas

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Que amé la belleza paternal del gordo pelirrojo que vendía sopa Angústiate mientras tomo mi café Y espero que despiertes.

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Las horas El aire denso La estela de sal en los poros delata las horas el trajinar perenne incesante los rostros borrados caminan a tientas entre tanta luz las ideas disecadas crujen al golpear el cráneo ¡Volvé! Que no te digan que este viaje es uno y que las vírgenes no existen el manto en el que se revolcaron da fe de ello las cunetas tosen polvo Y aquel que robó el terreno donde los chigüines panzones murieron de diarrea también. La tarde se arrima con un haz de baho tibio y mete su mano en mi pecho para tocarme por dentro.

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María José Díaz

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Cuando los versos son balas Una bala rebota en la memoria el fusil ejecuta mis sueños de niño hay que enterrar a los amigos, a Jorge, a Luis, Pedro, Margarita, Martha, Ana, Pablo. El Ak ha perforado al sonido y yo me pregunto ¿Me doy cuenta de que estoy vivo? Y el alma mía responde “no sin mí” Hay que enterrar a los enemigos Paula, Petrona, Judit, Moises, Ignacio. Y corro, corro, y solo sé correr y solo el grito desgarrador del amigo caído me detiene, pero, creo seguir corriendo y el alma mía me pregunta ¿Por qué me dejas con los muertos? Y la granada sabe a rojo, sabe a hierro mientras Miguel maldice el abandono, maldice la soledad del campo minado

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Miguel, Miguel, Miguellll respira Miguel estas vivo y ellos muertos. Guillermo pala a pala los enterró, golpe a golpe los mató. Así fue. Guillermo camina de vuelta, pero, solo camina, y desde entonces solo sabe caminar en estado fantasmal. Guillermo por Dios, solo a ellos ibas a enterrar, no a vos, no te incluyas, no por favor. ¿Cómo no aferrarse a las balas?, a su sonido impertinente, cómo matar al enemigo mío, cómo enterrar a los otros, y a uno mismo, cómo saber si al correr yo, tú , él y todas ellas, cómo saber si el ama se dio cuenta o en las mismas tumbas se nos quedó?

Junio 10 del 2015 /Saquen mi cuerpo de la guerra

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La tristeza de una Sísifo

Cuando pienses en la tristeza piensa que el universo se detuvo con tu pensamiento. ¡ Atlas se cansó de cargarte ¡ Y vos que apenas suspiras, que has gozado del privilegio de nacer, respirar y multiplicarte en miles de moléculas no cargas al mundo. Cuando pienses en lo cansado de repetir piensa en Sísifo que por desafiar a los dioses inicia su historia, cuando a penas la termina. Cuando pienses en lo vano Piensa en el ingenioso Hidalgo don Quijote de la Mancha, Que convirtió al camino más olvidado en castillos de caballeros.

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Pero querida libĂŠlula, no te olvides de pensar en mĂ­, en este fragmento del viento que ata y desata tu corazĂłn loco.

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Danzando con mis miedos Tropiezo entre miedos, entre los recuerdos fantasmales. Una danza lo provoca, un saludo, tu mirada. una invitaciรณn forzada, quizรกs o la ilusiรณn de estar ausente en tu propia presencia. Bailo entre los miedos los tuyos ยกmiserable! los de tu pasado los acumulados monstruos que coexisten en mi mรกscaras perversas para aparentar fuerza la que te llevaste la que no tengo. Bailo entre soledades trastornos digestivos mientras te consumo, trastornos sexuales mientras te busco sin amor o por amor, miradas sin ideas, ausentes de por vida.

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Tan solo me queda la oportunidad fortuita de secuestrarte de llenarme de ilusiones ópticas asegurando la cuota en el marcado de mentiras búsqueda inexistente Solo me queda abrazar los miedos ¿Y si no vuelvo de ellos? ¿Y si me enamoro del pasado? ¿Y si me pauso? ¿Y si me quedo petrificado en la fingida cama? ¿Y si no vuelvo de la danza del miedo?

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Rita Gutiérrez

Managua, mayo de 1985. Poeta y teatrista, escribe poesía desde los once años. Integrante de Poética Violeta, ACIC, Acción Creadora Intercultural y el grupo Teatro Estudio De Nicaragua. Graduada de la UNAN-MANAGUA. Abogada y Notario Público, con una Especialidad en Derecho del Sistema

de

Seguridad

Social

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nicaragüense.


Diré Bajo una sábana está el silencio, la agonía, los sollozos sin sentido. La tristeza aguda es más que estorbo. Empiezo ser insoportable conmigo misma. Cuando inicie el verano me perderé en la maraña de rostros inútiles, entre el polvo, el calor, el humo de cigarrillo y la indiferencia humana. Deseo la ausencia de sonidos, reconstruir alas quebrantadas, todo guardado en la cajita de música, a medio morir, yo. ¿Quién me quitará la descalificación familiar? “Hija estás huesuda, fea, gorda, te has vuelto un poco tonta, sólo sabes decir no. Estamos cansadas de decirte lo que debes hacer”.

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Los sonidos prisioneros que mis labios no han declarado, que mis manos no han escrito, ni mi fe ha creĂ­do, estarĂĄn vigentes, navegando en la mente de quien piensa mucho lo que desea decir.

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Excusados sin excusas (Murciélagos y pollitos) La violencia me acompaña, la siento, la respiro, me paraliza… Ganas sobran de morir, de ahogarte y faltarle a la soledad. Aquellos niños ahora adultos, maltratados, mal queridos, mal forjados, tan vacíos y marginados, hasta el encuentro con el verdugo en ellos, iracundos que gritan y lloran, mar revuelto de todo, de castigos y excusas, de todo.

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Asfalto en las alas Sobre el asfalto, los pies expuestos y agrietados, abandonados

bajo

sol

inclemente;

cuerpos

desnutridos, que cantan, venden y roban. Entre drogas, delincuencia y prostitución, muere la infancia en las calles; hambre, miedo, soledad y miseria. Duermen en aceras, parques y basureros, los pequeñitos, entre gatos y ratas; con el frío en la sangre. Y los golpes, los abusos, la miseria más bazofia… diminutas y raquíticas siluetas de adolescentes, explotados por sexo y trabajo temprano, enfermedad de alma y cuerpo, solitarios compulsivos, como ratas ahogándose en estancos. No hay bondad y la esperanza se esconde desangrada tras las puertas inconscientes, tras los ojos que no ven, tras las venas pálidas. En las calles hay oscuridad, una legión de ángeles de la muerte y el silencio espeso caído en manos quemadas y callosas.

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Sarahí Mendoza

Sarahí Mendoza Acevedo, mi partida de nacimiento afirma que un 9 de mayo de 1989 partí del territorio de mi madre y caí al territorio del hospital de Somoto- Madriz. Mis certificados educativos demuestran que aprobé primaria, secundaria, universidad (de esta experiencia se desprende mi proyecto futuro: Los hijos de San Isidro labrador) y un diplomado. Estoy aprendiendo a cocinar gracias a mis amigos, agradezco sus recetas de comida. Acepto invitaciones para aprender o ayudar a cocinar…

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La obra gris Sandalias y espinas, el agua y el moho de la mano. Un viento se lleva su cabeza desbaratada. Muchos poemas en tu nombre, a mĂ­ me los escriben viva, que coincidencia.

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¿Qué te llevamos a la tumba en este día? Revistas, espectáculos. ¿Quién tiene el derecho de entregar tu cuerpo? La womensaphiens que no llora, escritora, quisiera escribir en francés tanta admiración! También amo el dinero sobre todo para pagar por sexo. A vos te sacan los sacos de comida, la postiza rodeada de pollos: yugular sin sangre, a mí el veneno del estómago, estoy a punto de echar espuma por la boca. Tus dientes apestan a piedra, a tubos, mi hígado a insensateces, penetraciones que no recuerdo. Soy pesada física y emocionalmente por eso me detestan, no creas, ser indígena es un negocio, una capacidad especial para vender revistas y espectáculos. A mi casa no les interesa ir, es monótono el bacanal, mestizo, para ir a donde vos hay aventura, especies en peligro de extinción. SOS ESPECIE EXTINTA.

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Re-cortes periódicos Mi fe: Supermercado. Erosionada yo. Rasco los huevos que pone la iglesia y el gobierno por última vez sobre el traje del bautismo el de primera comunión, el uniforme de la escuela, el de los quince años, el velo del casamiento. Huelo mis manos y siento el rancio de sus años residentes en mi cuerpo. El café y la leche hirviendo no me queman, yo quemo tu raja de leña cuando entra a mi horno Con que valor extirpé las hernias discales de tu columna? Con que valor aguantaste la cabalgata que pegué sobre tu angustia? Te paralizo con mi lengua, ahora soy más insolente y malcriada y me creo la gran cosa, le voy contar al comité inquisidor de la ciudad

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en que echaste raíces que me distes besos negros desalinizando cada gota de calor.

Machaco cebolla en tus ojos y atizo el fuego del espíritu de contradicción mi precio se dispara, un difícil trance para la economía: filas de gente pidiendo sexo, teatro y poemas en bacinillas de hospital, y dirán no es digna ni de la mierda de los chanchos pero querrán oír las malas palabras para entonces estaré lejos putiando para otro menú en otra ciudad.

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Simone

Antropóloga social y docente. Adicta a la lectura, el cine, la música y a desvelarme. Busco alimentarme de todo lo que puede ser percibido por los sentidos. Probando con la rima y la palabra hablada como pautas de enunciación. Investigo sobre la vinculación entre cuerpo-artepolítica.

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Where is my home? Where is my home? responder se hace tedioso inviable, cuando ha tocado hacer nudos para soportar las raíces. ¿Dónde está mi hogar? Ese espacio cálido que me protege del viento de la tormenta que se avecina; cuando los fantasmas recorren la ciudad, las calles y las esquinas. ¿Where is my home? I really don´t know. Escupo memorias tratando de rearmar el rompecabezas instalado en mis historias.

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En mi pulso, en esta circulación que no da tregua, en esa estampa gris, de lo que pudo haber sido. Y no fue.

¿Dónde está mi puto hogar? ¿Dónde estaba cuando el remolino me tragó? Cuando la pandilla de sombras me arrastró hacia el hoyo cavado en la tierra de ese parque nefasto, ¿Dónde estaba? Cuando los centinelas de las cavernas desfilaron directamente hacia mi carne arrancaron pedazos de mi piel solo porque les dio la ganas; y mis memorias brotaron como gotas de petróleo, derramándose por la acera. por esa acera maldita. En esa maldita acera.

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¿Dónde estaba mi puto hogar? Cuando el carro del infierno Me tragaba a sorbos, Mientras transportaba mi cuerpo Hacia un camino plagado De F r a g m e n t a c i ó n.

¿Dónde estaba? Cuando mis pies se fueron amoratando de tanta presión insana por el oxígeno perdido y los alientos robados, por esa sangre vieja que viajaba en mis arterias por esos músculos atrofiados engendrando pies que ya no pueden caminar.

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Preguntar por un hogar es interiorizar una mentira, fallarle a las memorias. Mis raíces las he ido enmendando con lianas que encuentro en los caminos, las sostengo con resina que se embadurna en mis pies, las acaricio y habito con hojas que se arriman a mis manos. Estas raíces enmendadas son mi hogar. Inestable Insaciable Invaluable.

Mi hogar son las raíces que sostengo a pesar de las memorias y a razón de estas. Mi hogar son las huellas que he decidido conservar,

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y aquellas que por mal hĂĄbito he olvidado. Mi hogar son estas enramadas que han quebrado la tierra para poder respirar.

Y se oxigenan Y me oxigenan Y se oxigenan Y me oxigenan‌

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¿Qué pasa cuando es mi cuerpo quien habla? ¡Qué pasa cuando es mi cuerpo quien habla? Cuando mi boca no articula palabra y mi garganta se reseca, cuando mi espina dorsal tiembla y mis rodillas se niegan a caminar. Cuando mis manos se congelan y mi puño aprieta lentamente su escalada. Cuando mis ojos se nublan ante la dureza, ante el rojizo resplandor y su cegadora firmeza. ¿Qué pasa cuando es mi cuerpo el que habla? Y mis pies resienten las piedras el vidrio, las llamas. El lodo que inunda mis dedos y enfrasca mis venas; que se inserta en mis costillas;

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ese lodo que quema y me convierte en cuerpo inundado en memoria a medio enterrar.

Que me arrastra hacia la caverna poblada por los gritos, el espanto explayado en el cristal. Cuando el hielo del dolor y la sangre estalla e inmoviliza la posibilidad de salir o escapar. ÂżQuĂŠ pasa cuando es mi cuerpo el que habla? El silencio abruma y la historia resuena en mi cabeza. Esas historias resuenan en mi cabeza. Hacen que mi vientre arda de rabia, la que impulsa a mis pies y a mis manos a tomarse la escena. El espacio,

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la esquina y la palabra.

Mi cuerpo palabra grita engulle el espacio/tiempo y proyecta, derrumba implanta su verdad y rebobina el silencio. Mi cuerpo/grito sacude la esfera del olvido, cuando mi cuerpo es el que habla el mundo tiembla la ciudad estalla y yo existo.

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Ida y vuelta Revisito mis huellas me planto de frente y miro a los ojos, a mis antiguos reflejos a ese espejo quebrado, nublado y resentido. Desacelero mi ritmo congelo mis pies y mi atención queda fija en ella en esa a quien observo. Empiezo a deshilachar el enredo, las suturas. Mis manos resbalan por la humedad, la espesura del líquido desborda cualquier idea de arraigo. La carne me muestra su verdad y mi búsqueda encuentra cauce en su grito, la rojiza ficción esos ríos tan llenos de lo que soy y no soy; palpo la superficie sedienta de oxígeno. Respiro.

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Y me vuelvo a abrir la piel, a romper la carne y esperar el chorro de sangre. Expulso los coĂĄgulos acomodados en mis entraĂąas, salpican al caer al suelo, siento la tibieza del chorro resbalando por mis piernas. Me levanto la falda y espero a que el viento seque mi hemorragia.

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Crítica al Poemario Tejidos y raíces Nueve jóvenes mujeres se congregaron y armaron una vorágine de palabras alimentada de vivencias desafiantes, honestas, frescas. Es Tejidos y Raíces, un poemario que recoge la vida misma plasmada en versos, fotografías y acuarelas

conformando un fantástico

mosaico, porque los rostros de las fotografías también hablan, desde sus ojos, sus sonrisas, sus gestos que quedaron inmóviles, están saturados de sonidos. La pintura de una mujer de ojos grandes da la bienvenida a este mundo de Poética Violeta, donde convergen mujeres que cargan libros, historias pero también “una bolsa mediana con miedos y decisiones inciertas”, se suben a la ruta 158 y se enfrentan luego a un puñado de recuerdos en un cajón de ropa que han ido perdiendo significado y color. Sus indiscretas voces hablan de sueños ajenos, poesía sin versos “silencios suspendidos en el tiempo” que la chica de cabellos de fuego hará arder. Te detiene una instantánea en blanco y negro, donde intuyo a Eva


surgiendo de cada costilla y luego agobiada del paraíso

se pregunta” ¿Dónde está la puerta de

escape?” pues no quiere terminar como una margarita desmembrada. Una sonrisa clara nos acerca al amor “como un tatuaje grabado en el iris de un suspiro”, es el amor franco que no impide declarar la soberanía sobre sus cuerpos. De pronto salta “una malabarista…jugando a mantener entre mis manos los colores, el movimiento y la risa”, es lo que somos, malabaristas a tiempo completo. Y las voces, las voces persisten “El vaivén de voces están aquí, están en mí a veces como olas y otras veces son tornados”, las palabras fluyen como meandros buscando el mar. ¡Quieren salir! ¡Van a salir! Ya salieron, si no salen se ahogarán. Llega la “Primavera menstruando. Primavera viva, curiosa y danzarina” y se junta a la savia de las abuelas, venerando la magia menstrual con naturalidad, sin prejuicios tontos, más bien liberador y pleno.


La guerra está presente, la verdad, nunca se ha ido, su fantasma corretea entre nosotros. Tampoco la miseria, el dolor y las lágrimas, “niños caretos después de llorar”, es cotidianidad. Y la violencia que se respira y paraliza “Ganas sobran de morir”, pero la esperanza nos aferra a la vida y seguimos dando batalla. No todo es tan gris, el erotismo irrumpe sin pelos en la lengua “yo quemo tu raja de leña cuando entra a mi horno” al pan, pan y al vino, vino, punto. Y “¿Qué pasa cuando es mi cuerpo el que habla?” “cuando mi cuerpo es el que habla el mundo tiembla la ciudad estalla y yo existo”, palabras contundentes sin espacio de entresijos forman buena parte de este poemario donde también algunos textos tienen el sabor a micro relatos. La madre natura habla, “Arriba está árido” demandando “gestos húmedos” para recuperar su serenidad...Con el reclamo de GAIA finaliza este fantástico esfuerzo conjunto, sororidad a toda prueba. Es inspirador que las mujeres se junten y en colectivo le den rostro y nombre a sus sueños, que se lancen al ruedo con sus propuestas y dejen constancia de lo que las mueve a tomarse la palabra.


En el prólogo está claro, este poemario se armó de “…memorias, historias, voces y encuentros… desde cada una, hacia la colectividad”. Y efectivamente sus voces acariciaron el firmamento… lo dice el rostro de una mujer de cabellos azules que dormita satisfecha, esbozando una sonrisa cómplice. ¡Enhorabuena mujeres!

Yolanda Rossman Tejada Poeta y narradora.


Y nuestras voces acariciaron el firmamento...


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