¿Por qué realmente compramos lo que compramos? Las compras son como de cierta manera una necesidad para algunas personas, En nuestro idioma a la palabra comprar le atribuimos dos usos, en tanto, el empleo más extendido que le damos al término es para designar a la acción de adquirir algo, un bien, un servicio, entre otros, a partir de la entrega de una suma de dinero establecida por quien comercia el mismo. Una vez que se paga el monto por ese bien, nos convertimos en dueño del mismo y como tales podemos emplearlo de la manera que queramos, siempre y cuando, claro, no se afecte a un tercero. Tenía muchas ganas de comprar esta cafetera, por fin lo hice. La acción que resulta como contrapartida de la de comprar es la vender, que implicará el entregar, el cederle a alguien (el comprador) la propiedad o el dominio de algo a cambio de la entrega de un valor estipulado. Y por otra parte, también usamos la palabra comprar para indicar aquella acción que consiste en la entrega de una determinada cantidad de dinero a alguien, o en su defecto de algún bien material, con la misión de conseguir su favor en algo o de hacerlo cambiar de posición o de acción en relación a algún asunto de nuestro interés. Actualmente, con el desarrollo y expansión de las nuevas tecnologías como Internet, se ha producido el nacimiento de un nuevo tipo de compra. Se trata de la llamada compra online. Esta se sustenta en páginas web en las que cualquier persona puede encontrar el producto que necesita. Así, una vez lo halle lo que deberá hacer es proceder a adquirirlo mediante un proceso en el que da consabida cuenta de los datos de su tarjeta de crédito. Muy sencillo es este proceso de compra, que culmina cuando el consumidor recibe en su vivienda el producto que ha adquirido a través de la Red. Teniendo en cuenta la información del video, se puede decir que, para la compra de cualquier producto, utilizamos nuestros sentidos, considero que cumplen una función supremamente importante por lo que nos permiten analizar, observar, sentir y olor dichas experiencias que nos llegan a transmitir los productos. Muchos de los creadores, diseñan nuevos productos que sean capaces de poder cautivar al comprador como método de estrategia para sus ganancias. En esto, se puede analizar que el proceso cognitivo está presente; Los procesos cognitivos principales que se llevan a cabo en nuestro cerebro son: la atención, el aprendizaje, la memoria y la percepción. Las características de un producto (desde el tacto de un abrigo, el color de un abeto o el peso de un envase), las palabras que leemos asociadas a un producto (por ejemplo, el término “gratis”) o las circunstancias ambientales (olor, música, etc.) son capaces de evocarnos una serie de respuestas cerebrales que van a condicionar nuestro comportamiento frente a la compra de ese producto y acabarán contribuyendo a que lo compremos o, por el contrario, lo rechacemos. Si casi todo para estar pensado para que consumamos determinados productos, o más cantidad, o cosas que no necesitamos… Si desde el tamaño del carro de la compra (grande), hasta el hilo musical del establecimiento, la disposición de los productos, la iluminación de determinadas zonas, los olores… está “estudiado”, vale la pena tomar algunas medidas para “protegernos” y reducir la influencia de ciertas acciones comerciales y empresariales.
Sin embargo, creadores de fragancias, consideran que buenas fragancias y malas no son relevantes simplemente aromas, son importantes para ellos el hecho de poder transmitir calidez y sensibilidad, depende de lo que quiera el consumidor. La presencia física, muestras diferentes experiencias también, cuando se va a un almacén de calzado, o almacén de inmuebles, nuestra parte física no puede llegar a ser un factor importante, ya que nos podría notificar un mensaje, lo cual podría ser, si el mueble esta suave, cómodo, acolchonado, nos podría causar sensaciones agradables o desagradables dependiendo de nuestras experiencias físicas. Las creencias relativas a la marca constituyen la imagen de marca. Las creencias del consumidor en relación a la marca pueden variar en función de sus experiencias y el efecto de la percepción selectiva, la distorsión selectiva y la retención selectiva. Se presume que el consumidor tiene una función utilitaria para cada atributo. Esta función describe la forma en que el consumidor espera que la satisfacción proporcionada por el producto varíe con los diferentes niveles de cada atributo. Estrategias también son un factor de mayor relevancia en este análisis, para los vendedores es vital conseguir dinero y atraer el mayor número posible de consumidores nuevos y hacer que los antiguos regresen o deseen volver. El sentido de la vista y la observación ataca de manera desesperada a nuestros pensamientos, porque nos informan de manera cognitiva la belleza de lo que estemos observando, que tan impactante puede llegar a ser ante nuestros ojos, la relación del hablando hacia el oyente, es decir, la parte emotiva con la parte cognitiva, es de carácter especial, depende del emotivo o hablante que tan capaz es de poder convencer al oyente de dichos productos o de comprar para su beneficio. El oído otro factor, puede influir a gran ventaja en nuestra compra, el placer o el saber que, si una aspiradora suena más duro o se le siente la potencia, puede que recoja más mugre al momento de hacer un aseo amplio y profundo en un hogar, esa estrategia es muy abarcada en hablantes, y la parte convencional hacia el emotivo como motivo de atrapar a su nuevo objetivo. El consumidor llega a las actitudes (como juicio o preferencias) hacia las marcas alternativas, a través de algún procedimiento de evaluación. El modelo de valores de expectativas es uno de los diversos modelos posibles para describir la forma en que los consumidores evalúan las alternativas. La decisión del consumidor de modificar, posponer o evitar una decisión de compra está muy influenciada por el riesgo percibido. La magnitud del riesgo percibido varía según la cantidad de dinero en juego, el grado de incertidumbre respecto a las características y el nivel de confianza en sí mismo del consumidor. El hablante o emotivo debe entender los factores que generan sensación de riesgo en los consumidores, y proporcionales la información y el apoyo que reduzcan el riesgo percibido.