República Bolivariana de Venezuela Ministerio del P.P. para la Educación Instituto Educacional Juan XXIII Cátedra: Castellano.
Seis fábulas cortas.
Profesora Maureen Borges
Alumno: Gabriel Mateo La Salle 5to “A”
Valencia, Junio de 2016
Ó Un día, un granjero honrado se topó con un hombre en el camino que lo llevaba a su granja, pues venía de la ciudad donde había realizado algunos negocios. Ese hombre era en realidad un ladrón que llevaba tiempo rondando los caminos para ver a quién robaba, y esta oportunidad le pareció excelente para hacerlo, por lo que le pidió al campesino que lo llevara a su granja y le diera algo de comer; fingiendo estar hambriento. Cuando llegaron a la granja, el granjero se detuvo un momento a observar cómo estaba quedando un pozo que había estado cavando el día anterior y que planeaba continuar luego. El ladrón, confiado de la inocencia del viejo granjero, se acercó por detrás para empujarlo y que se quedara atrapado allí mientras él registraba su pobre casa, pero no contó con que éste (consciente de que su propia ingenuidad a veces lo ponía en peligro) había entrenado a un cachorro desde hacía años para defenderlo cuando lo necesitara. El fiel perro ladró y alertó a su amo justo a tiempo para que éste se hiciera a un lado y el ladrón, que venía corriendo a empujarlo, cayera por sí mismo en el pozo inacabado, donde estuvo hasta que el campesino y sus vecinos lo llevaron a la comisaría de la ciudad para que se hiciera justicia.
“Nunca subestimes a los buenos, inocentes, decentes y honrados; pues no por ser malo se es también
más astuto que ellos. Recuerda: Lo cortés nunca quita lo valiente”.
Hace algunos años, existía un reino de trabajadores hombres comandados por una viejo y buen rey, que finalmente acabó muriendo de vejez. Se reunieron entonces los principales consejeros del rey y decidieron que el mayor de los hijos del anterior soberano ocupara el trono, pues los demás eran todavía muy jóvenes para asumir semejante cargo. Los consejeros supusieron que si su padre había sido tan buen rey, el también lo sería. Tal y como lo habían acordado, fue coronado el nuevo rey sin mayor tardanza y todos los consejeros pusieron manos a la obra. Sin embargo, este nuevo soberano nunca hizo un buen trabajo como lo esperaban; sino que fue ineficiente y despótico, y al cabo de unos meses el reino se caía a pedazos. Finalmente, algunos de los consejeros restantes arrepentidos de su mala decisión- lograron derrocar a ese malvado e ineficiente soberano y rescatar una pequeña parte de lo que alguna vez había sido ese gran reino. Moraleja: “Nunca saques conclusiones -sean buenas o malas-, sobre los demás sólo por lo que hayan sido sus padres o por lo que creas que
estas personas serán: El verdadero valor de alguien sólo puedes saberlo cuando ves con tus propios ojos cómo actúa”
Í Junto a un maizal, en un campo de cultivo, permanecía erguida una corpulenta ceiba. Todos los días, las plantas de maíz se burlaban de la ceiba por su gran diámetro y su rigidez, creyéndose superiores por poder moverse con el viento y por la importancia y el mimo que les brindaba el dueño de la hacienda. -¡Mira, ceiba, como nos riegan todos los días y nos ponen fertilizante! ¡Aunque tú seas tan grande, en cambio, te las tienes que arreglar para sobrevivir con la poca agua de lluvia que caiga!
-¡Mira, ceiba, cómo nos mima el campesino y cómo a ti te dan por sentada! Ante todas estas ofensas y burlas, la ceiba permanecía impasible, con la sabiduría que le daban sus trescientos años de existencia. Un buen día, sin embargo, pasó por la finca un viento fortísimo, que arrancó a todas y cada una de las plantas del maizal de raíz y las dejó tendidas en el polvo. Sólo quedó la ceiba en medio de todas ellas, erguida y fuerte como siempre.
Moraleja: “Nunca es buena idea jactarse
de las propias cualidades, y mucho menos burlarse de las de los demás. Nunca se sabe cuando podrán ser necesarias aquellas habilidades que tanto despreciamos”.
Dentro del gallinero de una pequeña granja familiar, vivía una gallina que, aunque era pequeña y vieja, producía siempre un huevo fresco cada mañana. Salía a pasear a intervalos un tanto largos, no molestaba a nadie y era apreciada por los demás animales de la hacienda; aunque el granjero la consideraba un poco improductiva. Un día, el dueño de la finca decidió que ya era hora de mejorar la producción y mandó a traer una gallina de buena cepa desde Europa, de la que se decía que era más grande, comía menos y daba más huevos que además, eran de mejor calidad. Apenas ésta llegó comenzó a mofarse de la gallina vieja, diciéndole que su tiempo había acabado y que ahora era su propio momento de brillar. Sin embargo, apenas alimentaron a los animales la primera vez, su estómago que no estaba acostumbrado al alimento de gallina de granja, le jugó una mala pasada y la hizo producir un enano huevo incomible, que apenas tenia contenido. El granjero, desesperado, recurrió a la vieja y pequeña gallina que dio su mismo huevo de siempre; pero que fue suficiente para compensar el pequeño huevo que había dado la gallina nueva. Fue entonces cuando, dándose cuenta de su error, devolvió la gallina nueva a sus antiguos dueños y le agradeció a su fiel y anciana gallina el haberlo ayudado aún cuando él la despreció.
Moraleja: “No siempre quienes parecieran tener la capacidad física de completar una
tarea son capaces de hacerlo. No debemos subestimar nunca el valor de la experiencia y de la constancia de nuestros conocidos
a cambio de promesas de gente que no nos ha probado su valía”.
Algún tiempo atrás vivió un célebre pescador, de quien se decía que era capaz de sacar hasta tiburones de la profundidad de los mares con el más mínimo esfuerzo. También era conocido, sin embargo, por ser extremadamente presumido y egoísta, por lo que no tenía ningún amigo aunque fuera el mejor de su oficio. Una tarde de junio se encontraba pescando en la costa que quedaba cerca de su casa cuando, después de mucho forcejear, sacó a un pez tornasol mágico que podía cantar, hablar, respirar fuera del agua y conceder deseos. De inmediato pensó en mostrárselo a todos para que quedara claro que él era el campeón indiscutible de la pesca; por lo que dejó al pez en el bote y remó hasta la orilla para llamar a la prensa. Sin embargo, cuando volvió con al frente de un montón de periodistas cargados de cámaras y libretas sólo pudo ver junto al peñero la cabeza del pez fuera del agua, que le dijo risueñamente antes de alejarse nadando: -¡La próxima vez que te creas el mejor pescador del mundo asegúrate de que realmente has pescado lo que vas a exhibir!
Moraleja: “Quien se pavonea constantemente con
sus éxitos a veces olvida que también puede cometer errores. La prudencia y la humildad, son, entonces, dos virtudes que siempre
debemos conservar”.
Existió una vez una gran colmena de abejas, a las que cuidaba siempre un anciano apicultor que sembró flores justo al lado de la misma, para que las abejas no tuvieran que hacer un gran esfuerzo para producir miel. Sin embargo, por esa razón las abejas que nacían cada año tenían el problema de que estaban acostumbradas a recorrer distancias muy cortas para llegar a las flores. Una mañana, una joven e imprudente abeja, queriendo demostrar su fuerza y agilidad, anunció con bombos y platillos que traería néctar y polen desde un manzano que estaba lejos; pero que supuestamente daría mucho mejor material que las consabidas flores que había plantado el viejo apicultor. Salió volando rápidamente, dejando a todas las otras abejas perplejas, pero no pasó mucho tiempo cuando se cansó y se chocó con una tela de araña, de donde tuvieron que rescatarla, golpeada y humillada, sus compañeras.
Moraleja:
“Cuando criticamos lo que hacen los demás es importante estar seguros de que nosotros podemos hacer algo mejor.
Tener en cuenta nuestras limitaciones nos evitará más de un problema y el hacer promesas que no se pueden cumplir después”.
Á “Seis fabulas cortas” es un compendio de historias que desarrollan mayormente una relacione entre sus dos protagonistas para, posteriormente, dejar una moraleja. El libro está mayormente destinado a niños y jóvenes que puedan comprender las moralejas que dejan cada una de las fabulas y lograrlas aplicar a su vida, convirtiéndose así las fábulas para ellos en un aspecto importante de sus vivencias.
Gabriel Mateo nació en Valencia, Edo. Carabobo; hijo de la médico María Antonella La Salle Celli y del ingeniero Roberto Mateo Couto. Estudió primaria y secundaria siempre en el Instituto Educacional Juan XXIII, pero aprendió a leer, escribir, sumar y restar con fluidez en el Jardín Infantil Magdalena Abadíe. Actualmente, está a punto de graduarse de Bachillerato e iniciar estudios de Física en España o Argentina. Planea luego especializarse en astrofísica o realizar estudios de Física mención Astronomía.