“Pero el sorprendente crecimiento de nuestros medios y la adaptabilidad y precisión que han alcanzado nos aseguran para un futuro próximo profundas transformaciones en la industria de lo bello.” —Paul Valéry Albania, refiriéndome a una de sus teorías etimológicas, viene de la raíz indoeuropea albho, que, según la definición (blanco) nos llevaría a las palabras alba, álbum y albúmina. La primera distinción de esta galería de arte, y la que lo posiciona en el estatuto de la producción independiente, es que está situada en Río Piedras, en el barrio Villa Prades. Albania reside en el segundo piso de la casa de su fundador, mi amigo Luis Rivera mejor conocido como Primo de todes. Del techo, en las rejas, colgaba de rojo la bandera de la galería: como la del país de Albania, en vez de existir dos cabezas de dragones, existen dos pájaros que comparten un mismo cuerpo, con ambos picos mirando hacia lados opuestos. El hecho de que la galería tenga su bandera comienza a fundar su propio mito: la galería Albania es un país dentro de una colonia. Y hacer arte dentro de una colonia tiene sus límites, tantos más materiales como los propiamente estéticos. Existe en el espectador —llamémosle, mejor, espectador desinteresado— de arte en Puerto Rico una carencia; asiste a exposiciones de arte por motivos como los de cualquier joven: janguear, pasar el tiempo, entrar y salir, sin compromiso más allá del buen rato. Por otro lado, se está forjando uno del cual, no es que sea suis generis pero sí reencarna las mismas metas de Albania: el espectador familiar. Ante la imposición eurocentrista de las concepciones del arte, de la estética, de lo bello y lo heteronormativo, ante la calificación de qué y cuál obra se expone en una galería de arte, Albania es el baluarte ante la colonización artística. La segunda distinción, y la cual considero más original, es el ambiente familiar que protege la galería de arte y que más a fondo responde, no tan solo a las otras galerías en el país, sino que al Caribe. Desde que subes sus escaleras está en el entrada esperándote, con la sonrisa que lo hace nuestro primo, el mío y el de todes, Luis Rivera. Es esta familiaridad la cual hace que entrar a Albania sea, de alguna
manera muy sutil, como entrar a la sala de la casa de un familiar. Te espera el entremés, la cerveza y, sobre esto, la conversación. Albania, álbum. De todas las obras expuestas, hago memoria de tres: un poema de Luis Rivera, una impresión de la lotería de Puerto Rico con dos QR codes que remiten al espectador a la Comisión estatal de elecciones y a un libro de texto, por Joshua Camacho; tres pinturas caribeñas, estampas de la imaginación tropical del país, por Armig Santos. En común: en la galería de Albania las obras resultan ser un arte comprometido con la realidad colonial, y que además se asemejan a álbumes de fotos en la casa de la familia. Luis Rivera me resulta un artista conceptual, multidisciplinario. Él no escribió este poema para ser leído dentro de un libro, escribió el poema para ser presentado como una pieza. Este factor le da al espectador una nueva forma de leer, ya que no es lo mismo el silencio de la voz solitaria a la voz sonora de una galería. Las palabras en tinta negra se superponen a un poema en tinta gris que se deshace: esto es una semblanza de que, a pesar de tener la mismas palabras, tienen un tono distinto. También le da un toque melancólico que contribuye a que la lectura sea una doble, y que la vista se pierda entre ambas tonalidades. De fondo a la palabras hay un dibujo de anime, con un ojo a la vista y el otro cubierto por el cabello: una mirada tímida. El sentido del humor y de desproporción de la pieza reside en el dibujo de anime, ya que las preguntas que se hace la voz poética intentan corresponder a la figura. Estar frente a la obra y leerla implica sonreírle, no a la incomprensión, sino a la multiplicidad de estilos con los que juega el artista: la lengua —la poesía—, el arte del diseño y la preferencia personal al género del anime. Por otro lado está la pieza, el boleto de lotería por el artista Joshua Camacho. Hay una cifra de $250,000 que se rifa, con un diseño que lee “Día de la independencia puertorriqueña”, sobre banderas de Puerto Rico, una en su azul celeste y la otra en blanco y negro, que simbolizan la resistencia. El boleto caduca el día 3 de noviembre del 2020, día de las eleciones. En la parte posterior, a cada lado hay un QR code que te re-dirigen a dos páginas de internet: el de la izquierda remite al espectador a la página web de la Comisión Estatal de Elecciones y el de la derecha
a un libro titulado Mini-Manual del Guerrillero Urbano, por Carlos Marighnela. La pieza interactiva sugiere sobre el espectador dos opciones: salir a votar el día de las elecciones y a una revolución armada. Por último, está el cuadro de Armig Santos. Un autorretrato en el cual el cuerpo reposa, desnudo, sobre una cama roja. Sobre ella, materializando el pensamiento del personaje, el artista pinta un ganso en diferentes etapas, desplumándose. Al principio y al final de la cama hay dos palmas que dan la sensación de que la figura imagina estar en la playa, ya que el fondo está pincelado de marrón, simulando la arena. Podemos pensar, irrisoriamente, que el artista hace referencia a “el ganso”. Mi experiencia en la galería Albania fue la sensación de sentirme en familia. Considero, no tan solo como una forma de hacer arte en sí, no tan solo una respuesta a las obras y piezas que entran a las demás y pocas galerías del país, sino que es, también, una invitación. Una invitación al artista, a la comunidad de la cual Albania es parte: la comunidad marginada, la comunidad de los sin voz, la comunidad que no tiene espacios donde meramente ser—cuir, trans, LGBTQIA. Esto está escrito en el manifiesto que, también, fue escrito por Luis Rivera: si el vecinx no tiene comida aquí puede venir a comer. Albania se integra en la comunidad de Villa Prades para ser parte de un conjunto y para ser un espacio comunitario que interactúe con su entorno. Cuando te estacionas estás en contacto con la casa de un vecinx, de un familiar, de un hermanx caribeñx. Esto es el Caribe: familia, resistencia, hospitalidad, y todo hecho con la misma dedicación que el arte mismo. A Albania: gracias por abrir un país. La nueva gestión independiente de arte en Puerto Rico es como encender un cigarrillo contra el viento. En Albania, muchas manos te protegen el fuego de este viento. Gabriel Torres Julio 2020 Bayamón, Puerto Rico