Gaceta Tijera Moscas

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Tijera


¿Tienen

derechos las moscas? Versión digital ampliada de Gaceta Tijera

Año 0 No. 2 mayo-julio 2012

Índice 2 4 7 9 11 14 19 22 24 27 31

Editorial Los derechos de las moscas Eduardo Aguilar

La mosca que soñaba que era un águila Augusto Monterroso

The fly [La mosca] William Blake

Las moscas. Réplica del hombre muerto Horacio Quiroga

Las moscas. Acto tercero Jean Paul Sartre

La muerte de las moscas Rainer Maria Rilke

Moscas

Ileana Mondragón

El señor de las moscas William Golding

Mécsico City Mr. Fly

Las moscas y la enseñanza del dibujo Gilberto Aceves Navarro


Editorial

que las hacen despreciables, carentes de talento, prescindibles? Esta incursión del pensamiento de Nietzsche por territorios pantanosos se antoja algo más profundo que una aporía en el marco del discurrir subversivo que le es característico, y nos hace pensar, irrita en cierta medida, confunde, despierta dudas. Otra vez, ¿por qué las moscas? Se me ocurre pensar en sus recorridos zigzagueantes, en el sonido a veces molesto que resulta del frotar de sus alas, en la virtud persistente que las hace ineludibles, en “la mosca en la sopa”. ¿Se trata de una forma de resistencia (heroica) ante la inminente amenaza de su destrucción? Hacerse presentes, visibilizar sus existencias, arremeter con fuerza en el espacio que les niega el derecho a cohabitar con otras presencias, los seres superiores, las estructuras materiales dotadas de capacidades genéticas extraordinarias. En ese sentido, la pregunta por los derechos de estas presencias “vulgares” aparece más bien como una ocurrencia que busca ironizar, como una idea carente de lógica pero capaz de desestabilizar argumentaciones autorizadas sobre los derechos, y poner el acento en las inequidades que han resultado irrebatibles hasta ahora y desde el origen mismo del pensamiento filosófico, sobre el valor de la vida, sus condiciones de legitimidad y las acciones de exclusión selectiva que inevitablemente derivan de estos debates.

¿Tienen derechos las moscas? En uno de sus escritos y refiriéndose al concepto de genio, Friedrich Nietzsche utiliza el símil de la mosca para aludir al resto de los humanos como seres inferiores, desprovistos de capacidades suficientes para lograr una apropiada comprensión del genio, ese individuo dotado de una constitución superior desde el origen mismo de la vida: “Los grandes genios son incomprensibles y realmente insondables para las moscas vulgares”. Según el pensador alemán, estos pequeños seres vivos pueden muy bien integrar la retórica que devalúa ciertas maneras “banales” de existir, una figura eficaz de comparación con el vulgo, los individuos que no alcanzan el rango de genio, la masa, el montón. En este sentido y al igual que toda forma de vida considerada inferior, las moscas-vulgo no tendrían derechos, al menos a ser consideradas como seres capaces de comprensión, como entes valiosos y trascendentes. Existe aquí una clara alusión a la vida empequeñecida como ejemplo despreciable de vida, un apunte irrelevante en la cadena evolutiva. ¿Por qué tomar a las moscas como analogía de lo no valioso? ¿Qué representan estas presencias en la domesticidad de lo cotidiano? ¿Cuáles son los rasgos

Ingrid Fugellie Gezan, México DF., 31 de juLio de 2012. 1 Friedrich Nietzsche, Estética y teoría de las artes, Tecnos/Alianza, Madrid, 2004, pág. 133.

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Cada mosca tiene su sombra


Los derechos de las

moscas Eduardo Aguilar


efectivos para preservar su existencia, esto implica varios argumentos, el primero es su capacidad reproductiva en casi cualquier condición y en proporciones exponenciales, el segundo es la velocidad de vuelo y lo impredecible de su trayectoria, el tercero es su capacidad de reacción inmediata, y por último que sólo ellas se meten donde cualquiera se raja. En un cálculo hipotético, un par de moscas que comenzaran a reproducirse en abril, y todos sus productos fueran a vivir, produciría 191 trillones (191,000,000,000,000,000,000) de moscas para el mes de agosto, que abarcarían una esfera del tamaño de nuestro planeta de 14 metros. Afortunadamente, esto nunca sucederá, porque los predadores, parásitos y otros factores que no respetan sus derechos evitan que esto ocurra. Esta falta de respeto hacia las moscas típicamente se llama cadena alimenticia, mientras ellas se alimentan de productos fecales y cuerpos en descomposición, sus superiores se las comen a ellas, esto agrega un valor invaluable a la sobrevivencia de nuestro planeta, claro a costa de sus derechos. Importantes animalitos cuyos derechos no son respetados por su fealdad y su proximidad a la muerte y al desperdicio de los otros, pero muy respetables al momento de hablar del equilibrio y balance de la existencia. Para concluir este pequeño homenaje es justo compartir lo siguiente: “Una vez existió una hermosa mujer que visitó el Olimpo y les pidió a los dioses dos deseos: Primero, ella quería ser inmortal, y segundo, que jamás se apagase en ella su deseo sexual. Concedidos los deseos, fue pasando el tiempo y la mujer fue envejeciendo cada vez más. Llegó un momento que era muy vieja y no se moría ni ella ni su deseo sexual, lo cual se había convertido en una tortura porque no había ya nadie que la deseara. Cierta noche pasó por su choza el dios Eolo, el Dios de los Vientos, quien, compadeciéndose, accedió a pasar una noche con ella. Y fue así, que de aquella unión nació un ser pequeño y feo como su madre, y que podía volar velozmente con su padre”. (Autor anónimo).

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Los derechos de las moscas

El derecho de cualquier mosca mide lo mismo que el largo de un brazo y su respectivo matamoscas. El derecho de cualquier mosca dura lo que la puntería indique. Probablemente no sea la mejor forma de definir lo que representa el derecho de un ser vivo, pero ante la contundencia de las afirmaciones, creo que serán generalmente aceptadas. Una mosca tiene los mismos derechos que izquierdos, es una compleja máquina simétrica de aspecto monstruoso cuando se le observa a través de un microscopio y repugnante a simple vista. Los derechos de las moscas parecen ser más respetados en poblaciones paupérrimas, ya que no se tiene la fuerza suficiente ni para espantarlas, y esperan el momento indicado de manera muy paciente para alimentarse de la muerte y la desventura de las personas en estas injustas situaciones. El derecho de cualquiera, termina donde inician los derechos de los demás, para las moscas que no conocen ni tienen fronteras y son nómadas por excelencia, cualquier terreno es propicio para poner a prueba sus derechos, que como vimos al principio tienen poca longitud y muy poca duración. Los derechos de las moscas son tan poco respetados que ellas han ideado métodos



La mosca que soñaba que era un águila Augusto Monterroso


La mosca que soñaba que era un águila

Había una vez una Mosca que todas las noches soñaba que era un Águila y que se encontraba volando por los Alpes y por los Andes. En los primeros momentos esto la volvía loca de felicidad; pero pasado un tiempo le causaba una sensación de angustia, pues hallaba las alas demasiado grandes, el cuerpo demasiado pesado, el pico demasiado duro y las garras demasiado fuertes; bueno, que todo ese gran aparato le impedía posarse a gusto sobre los ricos pasteles o sobre las inmundicias humanas, así como sufrir a conciencia dándose topes contra los vidrios de su cuarto. En realidad no quería andar en las grandes alturas o en los espacios libres, ni mucho menos. Pero cuando volvía en sí lamentaba con toda el alma no ser un Águila para remontar montañas, y se sentía tristísima de ser una Mosca, y por eso volaba tanto, y estaba tan inquieta, y daba tantas vueltas, hasta que lentamente, por la noche, volvía a poner las sienes en la almohada.


The fly [La mosca ] William Blake


The Fly

La Mosca

Little Fly,

Mosquita, Tu juego de estío

Thy summer’s play

Ciega, sin saberlo.

Has brush’d away.

¿No soy una mosca

Am not I A fly like thee?

Lo mismo que tú?

Or art thou not

¿No eres tú persona

A man like me?

Lo mismo que yo?

For I dance, Yo danzo,

And drink, & sing, Till some blind hand

Yo bebo y canto,

Shall brush my wing.

Hasta que una mano Destruya mis alas.

If thought is life Si pensar es vida

And strength & breath,

Y fuerza y aliento,

And the want

No pensar es muerte;

Of thought is death;

Entonces yo soy

Then am I

Una feliz mosca,

A happy fly,

Si vivo,

If I live,

Si muero.

Or if I die.

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La mosca

Destruyó mi mano,

My thoughtless hand


Las moscas RĂŠplica del hombre muerto Horacio Quiroga


lleva hasta él desde propiedad alguna. Para el hombre allí sentado, como para el tronco que lo sostiene, las lluvias se sucederán mojando corteza y ropa, y los soles secarán líquenes y cabellos, hasta que el monte rebrote y unifique árboles y potasa, huesos y cuero de calzado. ¡Y nada, nada en la serenidad del ambiente que denuncie y grite tal acontecimiento! Antes bien, a través de los troncos y negros gajos del rozado, desde aquí o allá, sea cual fuere el punto de observación, cualquiera puede contemplar con perfecta nitidez al hombre cuya vida está a punto de detenerse sobre la ceniza, atraída como un péndulo por ingente gravedad: tan pequeño es el lugar que ocupa en el rozado y tan clara su situación: se muere.

Esto era el invierno pasado. Han transcurrido cuatro meses. En medio del rozado perdido por la sequía, el árbol tronchado yace siempre en un páramo de cenizas. Sentado contra el tronco, el dorso apoyado en él, me hallo también inmóvil. En algún punto de la espalda tengo la columna vertebral rota. He caído allí mismo, después de tropezar sin suerte contra un raigón. Tal como he caído, permanezco sentado -quebrado, mejor dicho- contra el árbol.

Esta es la verdad. Mas para la oscura animalidad resistente, para el latir y el alentar amenazados de muerte, ¿qué vale ella ante la bárbara inquietud del instante preciso en que este resistir de la vida y esta tremenda tortura psicológica estallarán como un cohete, dejando por todo residuo un ex hombre con el rostro fijo para siempre adelante?

Desde hace un instante siento un zumbido fijo -el zumbido de la lesión medular- que lo inunda todo, y en el que mi aliento parece defluirse. No puedo ya mover las manos, y apenas uno que otro dedo alcanza a remover la ceniza.

El zumbido aumenta cada vez más. Ciérnese ahora sobre mis ojos un velo de densa tiniebla en que se destacan rombos verdes. Y en seguida veo la puerta amurallada de un zoco marroquí, por una de cuyas hojas sale a escape una tropilla de potros blancos, mientras por la otra entra corriendo una teoría de hombres decapitados.

Clarísima y capital, adquiero desde este instante mismo la certidumbre de que a ras del suelo mi vida está aguardando la instantaneidad de unos segundos para extinguirse de una vez. Esta es la verdad. Como ella, jamás se ha presentado a mi mente una más rotunda. Todas las otras flotan, danzan en una como reverberación lejanísima de otro yo, en un pasado que tampoco me pertenece. La única percepción de mi existir, pero flagrante como un gran golpe asestado en silencio, es que de aquí a un instante voy a morir.

Quiero cerrar los ojos, y no lo consigo ya. Veo ahora un cuartito de hospital, donde cuatro médicos amigos se empeñan en convencerme de que no voy a morir. Yo los observo en silencio, y ellos se echan a reír, pues siguen mi pensamiento.

¿Pero cuándo? ¿Qué segundos y qué instantes son éstos en que esta exasperada conciencia de vivir todavía dejará paso a un sosegado cadáver?

-Entonces -dice uno de aquéllos -no le queda más prueba de convicción que la jaulita de moscas. Yo tengo una. -¿Moscas?…

Nadie se acerca en este rozado: ningún pique de monte

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Las moscas

Al rozar el monte, los hombres tumbaron el año anterior este árbol, cuyo tronco yace en toda su extensión aplastado contra el suelo. Mientras sus compañeros han perdido gran parte de la corteza en el incendio del rozado, aquél conserva la suya casi intacta. Apenas si a todo lo largo una franja carbonizada habla muy claro de la acción del fuego.


me siento ya un punto fijo en la tierra, arraigado a ella por gravísima tortura. Siento que fluye de mí como la vida misma, la ligereza del vaho ambiente, la luz del sol, la fecundidad de la hora. Libre del espacio y el tiempo, puedo ir aquí, allá, a este árbol, a aquella liana. Puedo ver, lejanísimo ya, como un recuerdo de remoto existir, puedo todavía ver, al pie de un tronco, un muñeco de ojos sin parpadeo, un espantapájaros de mirar vidrioso y piernas rígidas. Del seno de esta expansión, que el sol dilata desmenuzando mi conciencia en un billón de partículas, puedo alzarme y volar, volar… Y vuelo, y me poso con mis compañeras sobre el tronco caído, a los rayos del sol que prestan su fuego a nuestra obra de renovación vital.

¿Hospital…? Súbitamente el cuartito blanqueado, el botiquín, los médicos y su risa se desvanecen en un zumbido… Y bruscamente, también, se hace en mí la revelación. ¡Las moscas! Son ellas las que zumban. Desde que he caído han acudido sin demora. Amodorradas en el monte por el ámbito de fuego, las moscas han tenido, no sé cómo, conocimiento de una presa segura en la vecindad. Han olido ya la próxima descomposición del hombre sentado, por caracteres inapreciables para nosotros, tal vez en la exhalación a través de la carne de la médula espinal cortada. Han acudido sin demora y revolotean sin prisa, midiendo con los ojos las proporciones del nido que la suerte acaba de deparar a sus huevos. El médico tenía razón. No puede ser su oficio más lucrativo. Mas he aquí que esta ansia desesperada de resistir se aplaca y cede el paso a una beata imponderabilidad. No

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Las moscas

-Sí -responde-, moscas verdes de rastreo. Usted no ignora que las moscas verdes olfatean la descomposición de la carne mucho antes de producirse la defunción del sujeto. Vivo aún el paciente, ellas acuden, seguras de su presa. Vuelan sobre ella sin prisa mas sin perderla de vista, pues ya han olido su muerte. Es el medio más eficaz de pronóstico que se conozca. Por eso yo tengo algunas de olfato afinadísimo por la selección, que alquilo a precio módico. Donde ellas entran, presa segura. Puedo colocarlas en el corredor cuando usted quede solo, y abrir la puerta de la jaulita que, dicho sea de paso, es un pequeño ataúd. A usted no le queda más tarea que atisbar el ojo de la cerradura. Si una mosca entra y la oye usted zumbar, esté seguro de que las otras hallarán también el camino hasta usted. Las alquilo a precio módico.


Las moscas

Acto tercero Jean Paul Sartre


Primera erinia(estirándose):¡Ahhh! He dormido de pie, erguida de cólera, y tuve enormes sueños irritados. ¡Oh, hermosa flor de rabia, hermosa flor roja en mi corazón! (Gira alrededor de Orestes y de Electra.) Duermen. ¡Qué blancos son, qué dulces! Rodaré sobre sus vientres y sus pechos como un torrente en los guijarros. Puliré pacientemente esta carne fina, la frotaré, la rasparé, la gastaré hasta en hueso. (Da algunos pasos.) ¡Oh, pura mañana de odio! ¡Qué espléndido despertar! Duermen, están húmedos, huelen a fiebre; yo velo, fresca y dura; mi alma es de cobre, y me siento sagrada.

se garras y mandíbulas, con fuego en la las venas! El odio me inunda y me sofoca, sube a mis senos como leche. Despertad, hermanas mías, despertad; ya es la mañana. Segunda erinia:Soñaba que mordía. Primera erina: Ten paciencia; un dios les protege hoy, pero pronto la sed y el hambre los harán salir de este asilo. Entonces los morderás con todos los dientes. Tercera erinias:Espera un poco; pronto tus uñas de hierro trazaran mil senderos rojos en la carne de los culpables. Acercaos hermanas mías, venid a verlos. Una erinia:¡Qué jóvenes son! Otra erinia: Regocijaos; harto a menudo los criminales son viejos y feos; es demasiado rara la alegría exquisita de destruir lo bello.

Electra(dormida):¡Ay!

Las erinias:¡Eia! ¡Eia!

Primera erinia: Gime. Paciencia; pronto conocerás nuestros mordiscos, te haremos aullar con nuestras caricias. Entraré en ti como el macho en la hembra, porque eres mi esposa, y sentirás el peso de mi amor. Eres bella, Electra, más bella que yo; pero ya verás, mis besos hacen envejecer; antes de seis meses te habré quebrantado como una vieja, y yo seguiré siendo joven. (Se inclina sobre ellos) Son hermosas presas perecederas y buenas para comer; las miro, respiro su aliento y la cólera me ahoga. ¡Oh, delicias de sentirse una mañanita de odio, delicias de sentir-

Tercera ernia: Orestes es casi un niño. Mi odio tendra para él dulzuras maternales. Tomaré sobre mis Rodillas su cabeza pálida, le acariciaré los cabellos. Primera erinia:¿Y después? Tercera erinia: Y después hundiré de golpe estos dos dedos en sus ojos.

pertar. Vamos, hermanas mías, hermanas moscas, saquemos del sueño a los culpables con nuestro canto. Coro de las erinias:Bzz, bzz, bzz, bzz. Nos posaremos sobre tu corazón podrido como las moscas sobre un dulce, corazón podrido, corazón ensangrentado, corazón deleitable. Saquearemos como abejas el pus y las sanies de tu corazón. Haremos con ellos miel, ya verás, hermosa miel verde. ¿Qué amor nos colmaría tanto como el odio? Bzz, bzz, bzz, bzz. Seremos los ojos fijos de las caras, el gruñido del mastín que mostrará los dientes a tu paso, el zumbido que volará por el sobre tu cabeza, los rumores de la selva, los silbos, los crujidos, los bisbiseos, el ulular, seremos la noche, la espesa noche de tu alma. Bzz, bzz, bzz, bzz. ¡Eia! ¡Eia! ¡Eiaaa! Bzz, bzz, bzz, bzz. Somos los sorbedores de pus, las moscas. Lo compartiremos todo contigo, iremos a buscar el alimento a tu boca y el rayo de luz al fondo de tus ojos, te escoltaremos hasta la tumba, y sólo cederemos el lugar a los gusanos. Bzz, bzz, bzz, bzz.

(Todas se echan a reír.) (Danzan) Primera erinia: Suspiran, se agitan; se acerca el des-

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Acto Tercero de Las Moscas

(El templo de Apolo. Penumbra. Una estatua de Apolo en medio de la escena Orestes y Electra duermen al pie de la estatua, rodando sus piernas con los brazos. Las Erinias, en círculo, los rodean; duermen de pie, como zancudas. Al fondo, una pesada puerta de bronce.)


Las erinias: Bzz, bzz, bzz. Electra: ¡Ah, estáis aquí! ¿Y qué? ¿Los hemos matado de verdad?

Orestes: No pienses en ellas. No pueden nada contra ti. Primera erinia: Que venga en medio de nosotras, si se atreve, y ya verás si no podemos nada contra ella.

Electra: ¿No mientes? Primera erinia: Puedes creerme, yo estaba allí, zumbando alrededor de los dos. Electra: ¿Y dio varios golpes?

Orestes(despertando): ¡Electra!

Orestes: Silencio, perras. ¡A la perrera! (Las Erinias gruñen.)¿Es posible que furas tú la que ayer, vestida de blanco, danzaba en las gradas del templo?

Electra: ¿Quién eres tú? ¡Ah! Eres Orestes. Vete.

Electra: Envejecí. En una noche.

Orestes: ¿Pero qué tienes?

Orestes: Todavía eres hermosa, pero… ¿Dónde he visto esos ojos muertos? Electra…, te pareces a ella; te pareces a Clitemnestra. ¿Valía la pena matarla? Me horroriza mi crimen cuando lo veo en esos ojos.

Primera erina: Unos diez. Y cada vez la espada hacía “cric” en la herida. Ella se protegía el rostro y el vientre con las manos y le acuchilló las manos. Electra: ¿Padeció mucho? ¿No murió en seguida?

Electra: Me das miedo. Soñé que nuestra madre había caído boca arriba y que sangraba, y su sangre corría en regueros por debajo de todas la puertas del palacio. Toca mis manos, están frías. No, déjame. No me toques. ¿Sangró mucho?

Orestes: No la mires más, tápate las orejas, sobre todo no las interrogues; estás perdida si las interrogas. Primera erinia: Padeció horriblemente.

Primera erinia: Es porque a ella le horrorizas. Electra (tapándose la cara con las manos): ¡Ah! Orestes: ¿Es cierto? ¿Es cierto que te horrorizo?

Orestes: Calla. Electra: Déjame. Electra (completamente despierta): Deja que te mire; los has matado. Eres tú quién los ha matado. Estás aquí, acabas de despertar, no hay nada escrito en tu rostro y sin embargo los has matado. Orestes: ¿Y qué? ¡Sí, los he matado! (Una pausa.) Tú también me das miedo. Eras tan hermosa, ayer. Sé diría que una bestia te ha destrozado la cara con sus uñas. Electra: ¿Una bestia? Tu crimen. Me arranca las mejillas y los párpados; me parece que tengo los ojos y los dientes desnudos. ¿Y éstas? ¿Quiénes son?

Primera erinia: Bueno. ¿Te cabe la menor duda? ¿Cómo no había de odiarte? Vivía tranquila con sus sueños; llegaste tú con la carnicería y el sacrilegio. Y ahora comparte tu falta, clavada en ese pedestal, el único pedazo de tierra que le queda. Orestes: No la escuches. Primera erinia: ¡Atrás! ¡Atrás! Échalo, Electra, no te dejes tocar por su mano. ¡Es un carnicéro! Tiene encima el olor insulso de la sangre fresca. Mató a la vieja suciamente, ¿Sabes?, golpeando varias veces.

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Orestes: Quiere separarnos; levanta a tu alrededor los muros de la soledad. Ten cuidado; cuando estés bien sola y sin recurso, te caerán encima. Electra, hemos decidido juntos este crimen y debemos soportar juntos las consecuencias. Electra: ¿Insinúas que lo quise? Orestes: ¿No es cierto? Electra: No, no es cierto… Espera… ¡Sí! ¡Ah! Ya no lo sé. He soñado con ese crimen. ¡Pero tú, tú lo cometiste, verdugo de tu propia madre!

Acto Tercero de Las Moscas

Electra (que se despierta): ¿Quién habla? ¿Quiénes sois?


Las erinias (riendo y gritando): ¡Verdugo! ¡Verdugo! ¡Carnicero!

Electra: El sol… Primera erinia: Nunca volverás a ver el sol, Electra. Nos amontonaremos entre él y tú como una nube de langostas y llevaras a todas partes la noche sobre tu cabeza.

Las erinias: ¡Ven! ¡Ven! (Danzan muy lentamente como para fascinarla. Electra se levanta.)

Electra: ¡Dejadme! ¡No me torturéis más! Orestes:Tu debilidad es lo que les da fuerza. Mira: a mí no se atreve a decirme nada. Escucha: un horror sin nombre se ha asentado sobre ti y nos separa. Sin embargo, ¿Qué viviste tú que yo no haya vivido? ¿Crees que mis oídos dejaran de oír jamás los gemidos de mi madre? Y sus ojos inmensos –dos océanos agitados- en su rostro de tiza, ¿Crees que mis ojos dejarán jamás de verlos? Y la angustia que te devora, ¿Crees que dejará jamás de roerme? Pero que me importa; soy libre. Más allá de la angustia y los recuerdos. Libre. Y de acuerdo conmigo mismo. No debes odiate, Electra. Dame la mano; no te abandonaré. Electra: ¡Suelta mi mano! Estas perras negras a mi alrededor me espantan, pero menos que tú.

Orestes (tomándola del brazo): No vayas, te lo suplico, sería tu perdición. Electra (desprendiéndose con violencia): ¡Ah! ¡Te Odio! (Baja los escalones; las Erinias se arrojan todas sobre ella.) Electra: ¡Socorro! (Entra Júpiter)

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Acto Tercero de Las Moscas

Orestes: Electra, detrás de esa puerta está el mundo. El mundo y la mañana. Afuera nace el sol sobre los caminos. Ponto saldemos, iremos por los caminos soleados, y estas hijas de la noche perderán su poder; los rayos de luz los traspasarán como espadas.

Primera erinia: ¡Ya ves! ¡Ya ves! ¿No es cierto, muñequita? ¿Te damos menos miedo que él? Nos necesitas, Electra, eres nuestra hija. Necesitas nuestras uñas para revolver tu carne, necesitas nuestros dientes para morder tu pecho, necesitas nuestro amor caníbal para apartarte del odio que te inspiras, necesitas padecer en tu cuerpo para olvidar los sufrimientos de tu alma. ¡Ven! ¡Ven! No tienes más que bajar los escalones, te recibiremos en nuestros brazos, nuestros besos desgarrarán tu carne frágil, y será el olvido, el olvido en el gran fuego puro del dolor.



La muerte de las

moscas Rainer Maria Rilke


La muerte de las moscas

Tuve miedo cuando en otoño, después de las primeras heladas, venían las moscas a las habitaciones y todavía se reanimaban con el calor. Estaban muy desecadas y se asustaban de su propio zumbido; se veía ni ellas sabían ya lo que hacían. Permanecían inmóviles durante horas y se dejaban estar, hasta que caían en la cuenta de que vivían aún; entonces se arrojaban de modo ciego a cualquier parte y no comprendían lo que querían y se las oía volver a caer más lejos, en un sitio y en otro. Y por fin se arrastraban por todas partes y cubrían lentamente con su muerte toda la habitación.

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moscas Ileana Mondrag贸n


completo. Le permitió a los científicos descubrir que existen genes maternos que tienen influencia directa en los embriones antes de que éstos comiencen a desarrollarse, se descubrió el orden en el que las diferentes capas del organismo se van desarrollando y cómo es que se da la especialización de los diferentes sistemas lo que ha servido muchísimo en el estudio del desarrollo humano. El juego molecular con los genes de Drosophila ha dado mucha información de cómo es que se desarrolla y desencadena el cáncer, cómo la alteración mas pequeña en los cromosomas puede provocar malformaciones graves y cómo es que el complejo ojo de los insectos se desarrolla de tal manera que les da un aparato visual de finísima resolución y altísima capacidad. Drosophila tiene 130 millones de pares de bases que a su vez codifican

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a 13,600 genes aproximadamente, los cuales de manera práctica no son muchos; sin embargo, estos son lo suficientemente plásticos para realizar una gran cantidad de funciones al actuar en combinación. No obstante a todo lo que, gracias a Drosophila, se ha ganado, descubierto y desarrollado; nadie en el mundo científico puede negar que éstas han tenido una vida dura. Bajo la mano escrutadora del científico nuestra pobre Drosophila ha sufrido innumerables pérdidas en el número de sus miembros y ha sido sujeta a vejaciones de los tipos más crueles. Ha sido amputada, esterilizada, mutada, quemada, congelada, intoxicada, puesta en condiciones extremas, obligada a reproducirse para no conservar a sus larvas posteriormente y un sinfín más de horrores, que de ser posible, podrían meternos a los científicos a la cárcel por genocidas. En la legislación internacional de la protección de animales de laboratorio, Drosophila ha sido discriminada de manera evidente. La directiva 2010/63/UE del Parlamento Europeo, que regula y legisla el uso de animales con fines de investigación científica no ha considerado a nuestra pequeña mosca digna de ser protegida. La directiva considera en mayor estima a los animales vertebrados (quizás su carácter afable por contar con pelo o plumas nos hace más sensibles a ellos) y a unos contados invertebrados (como los pulpos), que a Drosophila, quien no se encuentra incluida en la ley por no tener los elementos neurales suficientes para que los científicos puedan pensar que siente dolor. No obstante la dura y difícil vida que lleva la pobre Drosophila en los laboratorios biológicos y biomédicos, la comunidad científica le debe y agradece mucho ya que sin nuestra mosca ciertamente no sería la misma (por no decir, que seguiríamos en el oscurantismo). Mi querida mosca de ojos rojos y blancos, a nombre mío y de mis colegas te pido perdón y te doy las gracias.

Moscas

La pequeña mosca de la fruta Drosophila melanogaster, insecto de pequeñísimo tamaño, ciclo de vida breve y pocos cromosomas ha sido una gran y poderosa aliada para la ciencia a través de los años. Pocos animales, plantas o bacterias han tenido la trascendencia o relevancia que Drosophila ha tenido en el desarrollo del conocimiento científico, en la aplicación práctica de teorías, en el estudio de enfermedades de relevancia y en la composición de los medicamentos que han ayudado a combatirlas. Sin embargo, la fama que sus cualidades biológicas les han traído han venido acompañadas de pesares y muerte. Su nombre resumido a su género y especie, Drosophila melanogaster, quiere decir “La amante del rocío de panza negra”. Esta especie de mosca se conoce coloquialmente como la “mosca de la fruta” porque se encuentra usualmente rondando los fruteros donde hay frutas en proceso de maduración y putrefacción. Drosophila, el nombre de pila con la cual los científicos la llaman, es una mosca pequeñita de alitas tiernas y cuerpo velludo que ha sido denominada como una especie “modelo” porque la gran cantidad de investigación desarrollada con ellas ha servido de base o referencia para la extrapolación y estudio en otras especies, como la humana. Su ciclo de vida es de máximo 20 días y son altamente reproductivas lo cual para los científicos es de gran utilidad ya que para realizar una gran cantidad de experimentos no necesitan de largos periodos de crecimiento y maduración de los individuos así que pueden contar con sujetos experimentales prácticamente de manera ininterrumpida. El estudio de los procesos de desarrollo embrionario de nuestra amiga voladora llevó al descubrimiento de la activación secuencial de genes para la correcta formación, orientación y destino de órganos, sistemas y miembros para formar un individuo


El se単or moscas de las

William Golding


El señor de las moscas

“Las nubes seguían acumulándose sobre la isla. Durante todo el día, una corriente de aire caliente se fue elevando de la montaña y subió a más de tres mil metros de altura; turbulentas masas de aire acumularon electricidad estática hasta que el aire pareció a punto de estallar. Al llegar la tarde, el sol se había ocultado y un resplandor broncíneo vino a reemplazar la clara luz del día. Incluso el aire que llegaba del mar era asfixiante, sin ofrecer alivio alguno. Los colores del agua se diluían, y los árboles y la rosada superficie de las rocas, al igual que las nubes blancas y oscuras, emanaban tristeza. Todo se paralizaba, salvo las moscas, que poco a poco ennegrecían a su Señor y daban a la masa de intestinos el aspecto de un montón de brillantes carbones.”

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MĂŠcsico city Mr. fly


Es en esta ciudad surge Mr. Fly, huésped en las entrañas de un diseñador-artista, transitó como una larva hasta que robó suficiente conocimiento y técnica para adquirir alas propias y valerse por si misma. La mosca comenzó a perfilar un estilo gráfico que no correspondía al del cuerpo ocupado, ruido visual, protesta, inquietud, alternatividad quizá, (quién sabe y también qué importa). Entonces ya no había que pedir permiso, solicitar un sello correspondiente, o ser bendecido por algún mecenas. Lo importante fue salir y hacer. Año 2000, trae muchas cosas, con ellas el internet, ventana para asomarse al mundo y puerta para darle paso a casa. Por ahí entro el denominado street art, término ochentero utilizado para

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Mr. Fly

“Mecsico city”, tan dañado, apropiado, perjudicado y bendecido; abusado, torturado, pisado y admirado. Valle dotado de todo y saqueado de lo mismo.

identificar a trabajos urbanos realizados por artistas y algunos grafiteros, principalmente en USA. “Eso”, pensó, “eso se acerca a lo que quiero hacer, no se porqué siento que ya lo había hecho antes, quizá en otra vida, o archivos resguardados en el inconsciente debido a mi paso fugaz por el pandillerismo de esa década, donde solíamos, ver revistas pornochonas y películas de Bruce Lee, agarrarnos a madrazos con otras bandas, robar en el Aurrerá, colarnos a las fiestas del barrio y por supuesto, diseminar nuestro nombre por ahí donde vamos pasando: Dragones ley”. El parásito despertó tomando como bandera el nombre de Mr. Fly, tal vez por tener un identificador fonético que lo identifique o por coincidencia, las moscas son ruidosas, causan repulsión, molestia, invaden y se paran en la porquería, ¡ufff que asco¡. En un inicio su gráfica retoma esos valores cargados hacia lo negativo, haciendo el intento por agradar la vista de curadores y falsos curadores, directores de museos, calificadores de bienales y demás. Declinando posteriormente, “¿cómo no lo supe antes?, en la calle todos ellos están como espectadores y no importa si no les agradas, lo tienen que ver, al igual que el conductor de taxis, el periodiquero, el trajeado, los estudiantes y todo público incidental”. Esa es una de las esencias de Mr. Fly, no esperar nada de un ojo crítico ni de una boca juiciosa o de un compulsivo comprador de


Mr. Fly

arte, hacer por hacer, por necedad y por necesidad, la única pretensión es ser feliz desarrollando esa labor disfrazada de hobbie, obviamente con todo el rigor, calidad y respeto por lo que se desarrolla. Invadir este territorio como se ha hecho pos siglos, incluso antes de la llegada de la madre patria y como se está violentando hoy mismo, cada día. Gráfica ociosa y dudosa, experimental, “(no pasa nada si la cagas), véale sin compromiso joven. Si le gusta arránquelo y lléveselo para su ventana, coche o cuaderno, o si de plano le caga, ráyelo, ignórelo, empútese o arránquelo y tírelo, es mejor todo esto que pasar inadvertido”. En estos días el arte no sólo es para gustar. La mosca es la identidad, la firma, detrás de ella hay otros proyectos, algunos intentan cambiar la vida del peatón aventando mini mensajes en sus ojo, desde sacarle una sonrisa, hasta buscar hacer que su cabecita reflexione sobre algún tema

importante, reconocer a alguien, admirar algo, re usar, etc. “Finalmente la verdad de la cual no hay duda es un tanto egoísta, mirarlos yo cuando ande y estén ahí para mí, en todos lados, realmente no hay más allá”, además de algunas interpretaciones ajenas: inmadurez para los maduros, para algunos la búsqueda de un lugar como individuo en este terruño tan grande y poblado, la oportunidad de un lunch para la policía, una fuente castrosa de trabajo para los que limpian la ciudad, pánico para los paranoicos y una gran interrogante para el grueso de los chilangos.

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Las moscas y la ense単anza del

dibujo Gilberto Aceves Navarro


Los insectos dibujan maravillas, vamos a convertirnos en uno de ellos. Somos unas moscas “molestonas”, vamos a darle lata a la forma, con zumbido y todo. Primero aterricen su lápiz en algún punto de la figura y se quedan un momento ahí, haciendo marquitas, haciendo caquitas, mientras que le echan un ojo rápido a su siguiente destino, al que quieran. Entonces, sin despegar su lápiz, vuelen como moscas a ese otro lugar y otra vez, a hacer marquitas, sintiendo eso que están tocando, y así a otro lugar… y a otro… y a otro. Me importa mucho que asuman su personalidad de insecto. Somos unas moscas veloces, por eso esto es rápido, vamos muy rápido de un punto a otro sin despegar el lápiz. No es necesario que hagan los detalles, en este ejercicio sería una pérdida de tiempo. Hay otros ejercicios que se dedican a los detalles, aquí no. Lo importante es que se metan en la forma… ¡con toda la gana!

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Las moscas y la enseñanza del dibujo

A continuación se transcribe el ejercicio “Moscas” del Maestro Gilberto Aceves Navarro.



Índice de imágenes Leonora Serra Moscas Bolígrafo 2012

Ingrid Fugellie Detrás del vidrio Fotografía análoga 2012 Abril Aranda Sin Título Huecograbado 2012

Ingrid Fugellie Laberinto Mixta 2012 Ingrid Fugellie Sin título Mixta 2012 Natán Mote de la Torre Cazador de recompensas Aguafuerte y aguatinta 2012

Gissela Sauñe Mosca # 53875 Fotografía digital 2012 GiGissela Sauñe Valenzuela Gissela Sauñe La muerte de las moscas Fotografía digital 2012

3 Moore 23 Mark Microscopic fruit fly

6

8

10

17

Fotografía digital 2012

25

26

27

Aguilar 33 Alejandra Objeto encontrado

Andrea Mondragón ¿Tienen derechos? Grafito y estilógrafo 2012

34 Javier Zugarazo

Mr. Fly Módulo-2 Fotografía digital 2011

35 Alejandra Aguilar

28

Mr. Fly Goldie Fotografía digital 2007

29

Mr. Fly Caminar y volar Fotografía digital 2009

18 30

Mr. Fly Gabacha Fotografía digital 2009

32

Gilberto Aceves Navarro Moscas Pastel, crayón de aceite y grafito sobre papel 2003

20

21

Leonora Serra Mosca Estilógrafo 2012

Fotografía Digital 2012

Mosca Bordado 2012

Sin título Gráfica Digital 2012


Fuentes consultadas Monterroso, Augusto. La oveja negra y otras fábulas. Ediciones ERA S.A. de C.V., Ciudad de México, decimoprimera reimpresión: 2006, pág. 17. Rilke, Rainer Maria. Los cuadernos de Malte Laurids Brigge (trad. Francisco Ayala), Editorial Losada, Buenos Aires, 3a. edición, 1979. Martínez Fernández, Maritere. ¡Cambiamos por favor! Diario del taller de dibujo de Gilberto Aceves Navarro. Conaculta, México, 2003, pág. 308. Blake, William. Antología bilingüe (trad. Enrique Caracciolo Trejo), Alianza Editorial, Madrid, 2002. Quiroga, Horacio. Cuentos, Biblioteca Ayacucho, Caracas, 3ra. edición, 2004. Golding, William. El Señor de las Moscas. La Nación, Madrid, 2002.

Augusto Monterroso Bonilla.

William Blake.

(Tegucigalpa, 1921- México DF., 2003). Reconocido escritor mexicano cuya producción narrativa se orienta al análisis de la naturaleza humana desde una perspectiva irónica. Su cuento El dinosaurio lo dio a conocer como la máxima figura hispánica del género más breve de la literatura, el microrrelato.

(Londres, 1757-1827). Poeta, pintor y grabador, figura singular del arte y la literatura inglesa. Modificó los ritmos ingleses clásicos, incorporó a la poesía los procedimientos de las canciones populares y sonsonetes infantiles. Su obra, con desarrollos en la plástica y la poesía, parte de la concepción del arte como esfuerzo espiritual que unifica distintos géneros.

Rainer Maria Rilke. Horacio Quiroga. (Salto, 1878 - Buenos Aires, 1937). Cuentista, dramaturgo y poeta uruguayo radicado en Argentina. Sus relatos breves de sello terrorífico le han valido la comparación con Edgar Allan Poe. Maestro del cuento latinoamericano de prosa vívida, naturalista y modernista, publicó Cuentos de la selva (1918), La gallina degollada y otros cuentos (1925) y Los desterrados (1926), entre otros.

Jean- Paul Sartre. (París, 1905 – 1980) Escritor y filósofo francés, uno de los máximos exponentes de la corriente existencialista del siglo XX. Su literatura incluye dramaturgia, ensayo y narrativa. En esencia pesimista, la filosofía de Sartre arraiga en el pensamiento de Heidegger y constituye uno de los planteamientos más destacados e influyentes de la época, particularmente El ser y la nada, obra fundamental publicada en 1943.

(Praga, 1875 – Valmont, 1926). Escritor y poeta checo cuya obra está escrita en lengua alemana. Su literatura tuvo gran influencia durante la primera mitad del siglo XX, extendiéndose al conjunto de la poesía europea de la época. Su obra Cartas a un joven poeta constituye un hito en la literatura universal.

William Golding. (Newquay, 1911 – Perranaworthal, 1993). Narrador y ensayista británico, premio Nobel de Literatura en 1983. Su novela El señor de las moscas, fue considerada inmediatamente como una de las alegorías más extraordinarias e importantes de la narrativa contemporánea. Se trata de una alegoría de la innata crueldad del ser humano, basada en las experiencias del propio autor durante la guerra.


Colaboraciones Alejandra Aguilar Estudiante de quinto semestre en la licenciatura de Artes Visuales. Escuela Nacional de Artes Plásticas, UNAM. Ha participado en diversas exposiciones de pintura, dibujo e instalación en Casa de la Cultura “Jesús Reyes Heroles”, Museo de la Acuarela y Alianza Francesa de San Ángel. Actual miembro del Colectivo Tijera.

Gissela Sauñe

Leonora Serra

Ilustradora y diseñadora gráfica con estudios en la Escuela Nacional de Artes Plásticas, UNAM. De 2007 a 2009 cursó estudios de Sociología en la FES Aragón. Ha participado en diversos talleres de ilustración, fotografía y gráfica. Actualmente colabora en los colectivos Armadillo Diseño y Tijera. Realiza actividades de diseño gráfico en Foro Shakespeare.

Estudiante en la licenciatura de Artes Visuales en la Escuela Nacional de Artes Plásticas, UNAM. Su trabajo está orientado a la pintura y el dibujo. Ha participado en algunas exposiciones en Casa de la Cultura “Jesús Reyes Heroles” y Alianza Francesa de San Ángel. Actual miembro del Colectivo Tijera.

Ileana Mondragón

Mr. Fly

Bióloga por la Universidad Nacional Autónoma de México, actualmente cursa la maestría en Ciencias Biológicas (UNAM). Su formación se ha orientado a la investigación básica en Neurociencias y Biología Celular. Su interés por la divulgación y difusión científica le ha llevado a participar en diversos proyectos, coloquios y seminarios como el “Café de las Ciencias”, auspiciado por el Instituto de Ciencia y Tecnología del DF. y la Embajada de Francia.

Realizó estudios de Diseño Gráfico en la UIA, maestro en Artes Visuales por La Academia de San Carlos, profesor investigador de la Academia de Arte y Patrimonio de la UACM y académico en la UIA. Desarrolla proyectos de pintura, performance, cartonería, ilustración y diseño social y cultural. Desde 2002 trabaja en gráfica e intervención urbana. Cuenta con más de 60 exposiciones colectivas y 11 individuales.

Andrea Mondragón Estudiante de noveno semestre en la licenciatura de Diseño y Comunicación Visual de la Escuela Nacional de Artes Plásticas, UNAM, con especialización en diseño editorial e ilustración. Fue seleccionada en el 2011 en el XXI Catálogo de Ilustradores de la Feria Internacional del Libro Infantil y Juvenil. Forma parte de los colectivos Tijera y Armadillo Diseño.

Abril Aranda Estudiante de séptimo semestre de la Licenciatura en Artes Visuales, Escuela Nacional de Artes Plásticas, UNAM. Su trabajo artístico está orientado al desarrollo de la xilografía y el huecograbado.

Eduardo Aguilar Licenciado en Ingeniería Civil por la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional Autónoma de México. Maestro en Administración de Empresas por el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM).

Gilberto Aceves (México, 1931) Artista visual y académico (Escuela de Pintura, Escultura y Grabado “La Esmeralda”, Escuela Nacional de Artes Plásticas y Academia de San Carlos, UNAM). Miembro de la Academia de Artes desde 2003, año en que recibe el Premio Nacional de Ciencias y Artes. Su obra ha sido exhibida en centenares de exposiciones individuales y colectivas en el Continente Americano, Europa y Asia. Destacan sus contribuciones a la enseñanza de las artes visuales.

Natán Mote de la Torre. Ingrid Fugellie Psicóloga y artista visual. Académica de la ENAP/ UNAM en las asignaturas de Teoría e Historia del Arte, Dibujo y Psicología para la Comunicación Visual. Es autora de Las complejidades de la imagen (Fontamara, 2009), Imagen visual de las adicciones (UNAM/Fontamara, 2011) y Origen y fundación del diseño moderno. Siglos XIX y XX (Ars Optica Editores, en proceso).

Estudiante de séptimo semestre de la Licenciatura en Artes Visuales, Escuela Nacional de Artes Plásticas, UNAM. Su trabajo artístico está orientado al desarrollo del huecograbado y la escultura en barro.

Javier Zugarazo Estudiante de séptimo semestre de la Licenciatura en Artes Visuales, Escuela Nacional de Artes Plásticas, UNAM. Su trabajo artístico está orientado a la museografía y el bordado. Actualmente colabora con el Colectivo Tijera.

Gestión de Diseño por Gissela Sauñe y Andrea Mondragón


Encuentra la versión impresa de manera gratuita en los siguientes puntos de distribuición:

Casa de Cultura ”Jesús Reyes Heroles” Casa del Té

Concepto: Ingrid Fugellie. Diseño: Andrea Mondragón. Ilustraciones: Alejandra Aguilar, Leonora Serra. Impresión: Miguel Rocha. Colaboradores: Francisco Javier Fuentes, Gissela Sauñe, Gracia Zanuttini, Javier Zugarazo. Comentarios: colectivotijera@gmail.com México, D.F. Versión digital ampliada: http://tijeradigital.wordpress.com

Casa FRISSAC Casa LAMM Casa Serra- CNA Centro Cultural de España El Péndulo ENAP-UNAM ENPEG “La Esmeralda” Ex-Teresa Arte Actual Laboratorio Arte Alameda Librería del Foro Shakespeare MUAC Museo de Arte Carrillo Gil Museo Dolores Olmedo Sukhavati Yoga


Convocatoria

para colaborar en Gaceta Tijera versión digital ampliada

Los trabajos se recibirán en gacetatijera@gmail.com adjuntando datos de autoría, semblanza breve y ficha técnica.

Se podrá colaborar con dibujos (formato TIFF a 300 dpi y escala de grises), poemas, textos o aforismos (Word formato RTF, máximo tres cuartillas) sobre el tema:

Lo Bello y lo Feo La fecha límite de recepción es:

14 de Octubre de 2012

Gaceta Tijera se reserva el derecho de publicación de los trabajos enviados.


Gaceta Tijera versi贸n digital ampliada A帽o 0 No.2 se termin贸 de editar en Agosto de 2012. Para su composici贸n se utilizaron las fuentes FagoNoRegularTf, FagoNoRegularLf y Gotham.


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