Símbolos y mitos. La Vanguardia

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O.J.D.: E.G.M.: Tarifa: Área: O P I N I

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Fecha: 06/06/2013 Sección: OPINION Páginas: 20 JUEVES, 6 JUNIO 2013

mbas en el TNC

ción, nos pone en su situación”. Una imaginación que no es sinónimo de fantasía, sino que está vinculada a los documentos, las pruebas y las fuentes contrastadas sobre lo que vivieron y pensaron los que nos precedieron. Riera no desfigura ni distorsiona el pasado, recrea el tiempo de las bombas con la pulcritud del buen historiador y la imaginación del buen poeta. Y, entonces, asistimos a un día en la vida de unos individuos que habríamos podido ser nosotros, que también fuimos nosotros. Dentro de esta historia –servida por unos actores en estado de gracia– laten muchas memorias reales, pero estas no reclaman, en ningún caso, el lugar de la historia ni el del homenaje ni el de la doctrina. Cada cosa en su lugar. Son memorias que se mezclan entre sí y que ponen en evidencia la fragilidad de los discursos, el peso de las actitudes, el vértigo de los acontecimientos cuando lo que sostiene la vida es la vida misma. El tango cruel de la memoria –para decirlo como el clásico– va sonando mientras nos interrogamos, desde nuestra butaca, sobre lo que hay más allá y más acá del dolor de los muertos y de los que los enterraron. Si quisiera hacer un artículo político, recomendaría la visión de esta obra a la delegada del Gobierno en Catalunya y a algunos notables más, con el deseo sincero de que la compasión inspire de oficio las palabras y los gestos de los que pueden convocar o desconvocar a los demonios del pasado. CoÓSCAR ASTROMUJOFF mo este papel quiere tener un tomemoria de los vivos con no más personal, me limito a recomendar rdad poética del arte no que Barcelona pueda ser vista por muchos rdad de lo que ocurrió, si- alumnos de secundaria, en compañía de sus maestros y, tal vez, de sus padres. Sería la potencia, la subraya. r escocés Niall Ferguson una gran lección, un ejercicio que ayudaría “la gente que vive actual- –quizás peco de optimista– a civilizarnos y na insuficiente atención a a tener más en cuenta la complejidad de Quiere decir que, aunque nuestro presente y la diferencia entre el de historia en todos los ni- discrepante y el enemigo. Vivimos días en ñanza, el conocimiento del que los debates se crispan con mucha facilineral, flaco, débil, y eso tie- dad y hay que hacer esfuerzos por evitar s negativas en nuestra ma- las respuestas estomacales. Un teatro que ecisiones, como demostra- no saquea las tumbas ni reduce el recueris. Despreciamos la histo- do a bandera es una vacuna adecuada concaro. Para comprender el tra cualquier sectarismo.c erguson– hace falta empante un acto de imaginawww.francescmarcalvaro.cat

histórica, hemos visto y películas que parecían anquilizar las conciencias ros, concebidas sólo como ntil que quiere persuadirs rígidas y simplificadoras, smo y la propaganda. La vita con cuidado estos maa los muertos con el máxi-

bre de Dios

on quimioterapia… Todo misma El Fani en otra pelímal (Ni siquiera hace daó la semana pasada en Mao un ciclo de cine de direcArgelia, Angola, Uganda… a Fundación Mujeres por s asistimos, la película nos ero no hay nada como las novelas, los poemas, o las general– para ayudarnos a en términos abstractos, de logía, geopolítica…, nunca do. Por ejemplo, quiénes y qué los mueve. Las imápor sí solas. De un lado, n su manera de vestir, de a, su soltura ante las cámahecho de no llevar peluca, aras la libertad de la que

goza: vive en París, dirige películas, se declara homosexual y atea. Del otro, hombres con barba y chilaba, que parecen tener muchos menos recursos económicos y culturales. Si compitieran con ella por convencer, por ganar votos, por un puesto de trabajo..., ¿qué ocurriría?... Por si acaso, prefieren no intentarlo. Ya se entiende para qué invocan al Todopoderoso: para que les dé el poder que no consiguen por sí mismos. Lo malo es que hasta que nos muramos no vamos a saber si el Todopoderoso existía o no, pero entre tanto, quienes se designan a sí mismos como sus representantes en la Tierra son muy capaces de imponernos, en nombre de Cristo, de Yahvé, de Alá, cualquier cosa, desde el burka hasta la maternidad pistola en mano.c www.laurafreixas.com

Lluís Foix

S

Símbolos y mitos

iempre es grato conversar y leer a Miguel Herrero de Miñón. Ha escrito durante años en las páginas de este diario, ha participado en el debate público aspirando sin conseguirlo a dirigir la derecha española, es padre de la actual Constitución y acaba de publicar Cádiz a contrapelo, un cierto paralelismo entre las constituciones de 1812 y la de 1978, que supuestamente han estado y están en entredicho. Es un estudio jurídico pero por encima de todo es un trabajo político que intenta proyectar cautela y sentido común si se pretende cambiar total o parcialmente la actual Constitución española. Coincido con Herrero en que la vigente Constitución de 1978 está llena de defectos como cualquier obra humana pero que nos ha proporcionado el más largo periodo de estabilidad democrática de nuestra historia contemporánea. Añade, a continuación, que no debe, en modo alguno, ser mitificada ni manipulada. Herrero habla un lenguaje jurídico preciso, exacto, sin que las palabras adquieran doble sentido o se pueda

Miguel Herrero de Miñón plantea que no se debe mitificar ni manipular la Constitución de 1978 tergiversar su significado. Establece una interesante comparación entre los símbolos y los mitos, los “venerables mitos” historiográficos que, siguiendo a Leo Strauss, pueden convertirse en “dogmas historiográficos”. En la historia jurídica, así como en otros campos de la vida, la diferencia entre los símbolos y los mitos es muy considerable. En sus matices y en sus cuestiones de fondo. Los símbolos permiten a la razón, dice Herrero, acceder al campo de los afectos, mientras que el mito enfrenta a la razón con el torrente de las pasiones que oponen un valladar a la explicación racional. Se mitificó la Constitución de Cádiz de 1812 y se corre el peligro de que se mitifique la de 1978, de la que Miguel Herrero fue uno de sus redactores. Los símbolos pueden comprenderse racionalmente, se puede uno identificarse con ellos y también se les puede criticar o prescindir. Los mitos, en cambio, suelen ser intocables. Por eso intenta advertir que la Constitución vigente no puede ser ni manipulada ni mitificada por motivos de oportunidad. Expone sus criterios con visión académica y jurídica sin citar a nadie en concreto. Pero se le entiende muy bien. Si es preciso reformar la Constitución, afirma, hay que evitar los errores rupturistas que confunden la poda del árbol con su tala. Si entiendo bien la tesis de Herrero, es que se puede y quizás se deba reformar la Constitución pero no derrumbando el espíritu que inspiró la Carta Magna de 1978. Ni utilizar la Constitución como un dogma inalterable para que nada cambie, ni despreciar la Constitución que ha contribuido a que hayamos vivido el periodo más prolongado de prosperidad, paz social y libertad. Nada es inmutable en política y las circunstancias obligan siempre a cambios que sirvan mejor a los intereses de los ciudadanos.c


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