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los libros de ca bece ra un libro pa ra los que no se aburren de se r principiantes

un libro pa ra los que no de se r principiantes

LOS l ibros de ca becera

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se aburren

Érick Odín Sañudo

Carlos Mendoza,

La invención de la verdad: nueve ensayos sobre cine documental, cuec-unam, México, 2008.

Nueve ensayos acerca del cine documental conforman el libro recientemente publicado por el Centro Universitario de Estudios Cinematográficos (cuec) de la unam, en donde Carlos Mendoza imparte la materia de Cine Documental desde hace algunos años. Continuando con su trabajo docente, La invención de la verdad es un volumen claramente escrito para echar luz sobre la historia y las entrañas del cine de no ficción —que es como el autor prefiere referirse al cine documental—, que explica, con disfrutable uso del lenguaje y de las ideas (teniendo presente la inteligencia del lector, otorgándole respeto y generosidad), temas imprescindibles como son la eterna búsqueda de la verdad y la fidelidad a los principios éticos como único camino para el buen documentalista. Como expone Ryszard Kapuściński (citado en en este libro) respecto del periodismo: “En el buen periodismo además de una descripción de un acontecimiento, tenéis también la explicación de lo que ha sucedido; en el mal periodismo encontramos sólo la descripción, sin ninguna conexión o referencia al contexto histórico”. 1

Mendoza entra en detalle acerca de la relación histórica que existe entre el periodismo y el cine de no ficción apuntando ciertas prácticas que uno toma del otro: “la investigación como motor; el trabajo de ver y oír; la diferencia entre informar y opinar; la solidez del método para construir el relato; el contexto; la recreación de los protagonistas reales y de las atmósferas que les rodean; el análisis del suceso, su interpretación y el estilo de presentarlo”. 2 En una deliciosa elaboración del tema, defiende el cine documental como un lenguaje o código propio

1 Véase Ryszard Kapuściński citado en Carlos Mendoza, La invención de la verdad: nueve ensayos sobre cine documental, cuec-unam, México, 2008, pp. 40-41. 2 Ibid., p. 40.

que hace hincapié en todo momento en aquellos límites impuestos por el deber y los valores profesionales básicos: “honestidad, independencia, tolerancia, responsabilidad, valentía, franqueza y —muy importante— el rigor investigativo”. 3

Se siente cómo se inclina hacia el lado de profesor en los capítulos dedicados a explicar la entrevista como herramienta y pilar del cine de no ficción, así como los usos y abusos que, por la sobreutilización de éstas al adoptarlas como modas, han ayudado o perjudicado históricamente al cine de no ficción. Abusando de estos vicios didácticos se embarca en una clarísima exposición de la historia y desarrollo tecnológico del cine de no ficción. Por momentos se hace necesario recurrir a la advertencia que lanza el autor en la introducción del libro: “Por eso este escrito está dirigido a los principiantes [...], pero principalmente a aquellos que no se aburren de saberse principiantes y andan sin prisa”.

Conforme se sigue avanzando, poco a poco también se filtra el carácter combativo y luchador del documentalista Mendoza en la utilización del lenguaje, la elección de ejemplos y en la exposición de los temas que parece le motivan frecuentemente, como es la estética del documental. El tema es abordado de manera amplia contra la adopción de estéticas que pervierten o abusan del género al olvidar la relación íntima e innegable que tiene el cine de no ficción con la historia. Y se sigue de corrido contra los que creen que el cine documental no necesita de la estructuración de un guión. Retoma ese rico encadenamiento de reflexiones en torno a la retórica como otra de las herramientas propias del cineasta de no ficción.

Pero esa personalidad combativa por momentos parece demasiado dirigida a luchar contra el cine de ficción, por ser el hijo preferido y mimado. Si el cine de ficción ha sido explotado como un espectáculo, superficial en gran cantidad de casos, luchar contra eso es como luchar contra el helado de vainilla por ser más pedido que el de chocolate. Porque Mendoza nos deja claro que el cine de no ficción tiene una relación íntima y profunda con las sociedades, y por lo tanto, termina siendo un cine necesario. Muy necesario.

Érick Odín Sañudo. Escritor por necesidad, director por convicción y cineasta por terquedad.

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