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CRÓNICA DE UN PROFESOR DE SUSTENTABILIDAD

ARTÍCULO DE OPINIÓN

POR RODRIGO KAMBAYASHI*

“La verdadera sustentabilidad no está peleada con los negocios, al contrario les da más sentido” repito con ánimo mientras una clase entera de estudiantes de maestría me ve como si tuviera un filtro de princesa con bigotes de Instagram. Lo sé porque veo sus caras en el monitor de mi computadora. Sé que muchos de ellos sonríen por cortesía aunque imagino los adjetivos profanos que pasan por sus cabezas. No los culpo.

En este artículo me gustaría explicarles cuáles son los retos de la educación del desarrollo sustentable para ofrecer una perspectiva sobre cómo se forman los líderes del futuro. Entender dónde están los puntos de tensión con las generaciones anteriores y poner en perspectiva cuáles son los retos en las organizaciones de hoy día.

La impresión que tengo como profesor de RSE y Desarrollo Sustentable en una escuela de negocios es que se rema a contra corriente contra todas las demás asignaturas de los estudiantes. No sólo dentro de la escuela sino también fuera estamos contradiciendo lo que leen en los periódicos y muy probablemente lo que platican día a día en su círculo social, ya sea por gusto o por presión. La información a la que están expuestos 24/7, así como la socialización de esta información ayuda a la integración de elementos y juega un rol esencial en su optimismo. Que por cierto, es cada vez más escaso. Más brillante pero más raro.

Antes del curso, la gran mayoría han escuchado las palabras "sustentabilidad" y "responsabilidad social empresarial". En su primer día, los estudiantes no dudan en decirnos cuán poco creen en estos temas. Cuando les pregunto ¿qué es lo que viene a su mente cuando hablamos de sustentabilidad, la respuesta es clara: 1) Reciclaje. 2) Reputación 3) Marketing… Uff. Golpe bajo para el profesor en el minuto 12 de la primera clase.

LOS MEDIOS Y LAS EMPRESAS

Si bien son conceptos aledaños, el análisis, la evaluación y las estrategias de sustentabilidad pertinentes van mucho más allá de reciclar hojas de papel en un Banco. Estas nuevas generaciones están sobre expuestas a conceptos que se usan indeliberadamente por los medios de comunicación. Cuando leen noticias de sustentabilidad, la mayoría de las veces estas no van más allá de la comunicación de una acción limitada, raramente estratégica y con poca relación al modelo de negocios. Un énfasis romántico muy forzado lleno de sustantivos rimbombantes, tecnicismos mal utilizados que sólo delatan la simplicidad de su naturaleza.

Muchas veces leemos un encabezado tipo: “Plan global de sustentabilidad: Acción de innovación social sobre el uso de celulosa natural con nuestros grupos de interés”, cuando en realidad ellos interpretan que se trata de la instalación de una nueva caja de cartón para reciclar papel al lado de las impresoras del 4to. piso.

Estos títulos ostentosos crean un efecto perverso. Generan grandes expectativas en los lectores que poco a poco se va convirtiendo en desilusión cuando se lee el contenido. Acabas leyendo el artículo con desgana. Muy poco se habla sobre la relación apócrifa entre los títulos sexis de los artículos y su contenido, muchas veces piltrafa.

No sólo es culpa de los medios, sino también de las empresas que limitan sus acciones a un mínimo para mostrar lo que están haciendo frente a la presión de la competencia. Sólo mencionaré 3 variables: Una visión inicua de filantropía, falta de independencia organizacional y falta de formación adecuada del personal. Combinación bomba.

ENTONCES, TENEMOS LA PRIMERA PARTE DE LA FÓRMULA: Exageración de los medios de comunicación que propagan acciones limitadas de empresas pero realizadas por direcciones amarradas y llevadas a cabo por personas poco capacitadas = Desilusión furtiva de los jóvenes lectores sobre RSE y sustentabilidad.

LA SEGUNDA PARTE DE LA FÓRMULA: Pesimismo, aislamiento, híper competitividad, presión social aumentada y superficialidad.

EL CÍRCULO SOCIAL Y LAS REDES

“Los hijos se parecen más a su tiempo que a sus padres” proclama el dicho. A pesar de que en la generación X, los padres de estos estudiantes, son considerados como una generación que se adapta y que en general es feliz, hoy en día el hecho de ser pesimista está mejor visto entre las nuevas generaciones, al menos en las escuelas de negocios.

Hoy más que antes, el optimismo está ligado con la inocencia, mientras que el ser pesimista está ligado a una noción crítica y por lo tanto, asociado indirectamente a la inteligencia. Dudar puede ser bondadoso, pero cuando se lleva al extremo, esta reticencia desacelera la capacidad de aprendizaje y sobre todo el emprendimiento que necesitamos para generar el cambio que necesitamos.

La sobre exposición de las redes sociales está íntimamente relacionada con el aislamiento social. estas están configuradas para crear ansiedad si no se usan. La necesidad de aceptación social pasa inminentemente por los algoritmos de estas redes lo que hace que la combinación de factores se vuelve muy particular; lo tienen en charola de plata para nuevas formas de depresiones. Otra de las consecuencias directas de esta adicción, es la necesidad de dopamina en la cotidianidad del joven estudiante. Sea lo que sea tiene que ser excitante, si no, no llama su atención. Lo cual, crea a su vez, una propensión a perder la concentración fácilmente.

LAS ESCUELAS DE NEGOCIOS

Recordemos, en las escuelas de negocios o escuelas de élite los alumnos reciben una educación que les permitirá principalmente acceder a un mercado laboral con calidades de manager. Algunas materias de emprendimiento se les dan de manera muy general pero el principal objetivo es construir a los Managers del futuro.

De los 300 créditos que tienen en sus 5 años de carrera, solamente 12 créditos son obligatorios y están exclusivamente dedicados a temas de RSE y Sustentabilidad. Es decir, el 95 % de sus clases tienen como filosofía principal optimizar el valor solamente para los accionarios.

Los cursos de RSE y Sustentabilidad son la cereza en el pastel de las escuelas de negocios. Las preguntas son, ¿cuánta influencia tiene un cereza en el pastel? ¿Cuánto cambia el valor nutricional del pastel por esta cereza? ¿Qué esperanza hay de que otros pasteles cambien los ingredientes? ¿Podemos soñar en erradicar el hambre en el mundo a base de pasteles con cereza?

Sin embargo, estamos aún lejos de que la responsabilidad social empresarial y la sustentabilidad sean más que asignaturas puntuales y aisladas. Pocos programas en el mundo en escuelas de negocios enseñan la RSE dentro de otras áreas como estrategia, finanzas, emprendimiento, contabilidad, supply chain, marketing & IT.

ENTONCES, TENEMOS LA TERCERA VARIABLE DE LA FÓRMULA: Una psico - élite de estudiantes preparados con armas de optimización potentes convencido de que alguna clase vale la pena sólo si se enseñan los trucos mágicos que generen más valor para los accionarios de las futuras empresas donde trabajarán.

Un respiro. Entonces, antes del curso de RSE y Sustentabilidad, en mi perspectiva general, tenemos:

Desilusión furtiva sobre temas de RSE y sustentabilidad + estudiantes propensos a diferentes formas de depresión y problemas de concentración graves + estudiantes que inconscientemente solo buscan hacerse de más recursos para quedar bien con sus jefes.

Sé que vamos a remar a contracorriente.

Las clases de RSE y sustentabilidad se articulan primero sobre el Análisis de la situación actual y la evaluación de programas actuales de las empresas.

Es la más difícil pues en cierta forma les damos las herramientas analíticas para comprobar sus hipótesis previas. Sin embargo el salto es gigante cuando en la segunda parte les damos ejemplos de programas realmente responsables, de empresas sociales y de empresas cercanas a los conceptos de economía circular. Esta parte les devuelve la esperanza.

NUESTRO TRUEQUE FORZADO

Sin embargo no es suficiente. En los últimos años hemos tenido que cambiar el programa pues nos dimos cuenta de que los estudiantes a pesar de tener buenas ideas mucho más coherentes que las existentes, no llegaban a implementar estos programas.

La razón principal, la reticencia de sus superiores. La brecha generacional y la cantidad de información entre los Millenials que están llegando al mercado laboral y la generación X que está en el poder es enorme.

Específicamente en temas de sustentabilidad donde más información más pertinente está disponible. Cada vez tenemos mejores ejemplos y por lo tanto, los malos ejemplos también son más fáciles de detectar.

Esta falta de credulidad de las altas direcciones no ha hecho migrar nuestra estructura en estas cátedras. Dentro de las horas limitadas de por sí, se ha decidido sacrificar más contenido de sustentabilidad y a cambio se ofrece material de gestión de cambio adaptado a la sustentabilidad.

Hoy en día es de igual importancia poder provocar el cambio de aplicar los conceptos de sustentabilidad estratégica en las empresas. Ya habrá tiempo para afinar la dirección si podemos hacer caminar a la vieja maquinaria. Conozco estudiantes que sé que lo intentarán todo lo que puedan.

Estos cambios son recientes pero pertinentes. Me da gusto saber que estamos madurando a paso de tortuga para poder proveer de las herramientas que las nuevas generaciones necesitan pero me da miedo que este cambio sea tan difícil.

No podemos pensar en sustentabilidad sin pensar en gestión del cambio. Antes de la transversalidad, pensemos en cómo generar pequeños objetivos paso a paso. La educación no está solamente en la escuela.

Cruzo los dedos mientras me esfuerzo por mantener mi optimismo. Veo en mi escritorio esta frase: El optimismo es el verdadero coraje moral, decía Ernest Shackleton.

Me ajusto el cuello de la camisa y sonrío. Empiezo clase en 15 y otra vez les tendré que insistir que pongan sus cámaras por mera curiosidad.=

Rodrigo Kambayashi

* Rodrigo Kambayashi: Maestro en Sociología Organizacional y candidato a doctor en Sociología Económica por la Universidad de París Sorbonne en el tema de la RSE. Profesor de ética de negocios y RSE en el IESEG School of Management, Paris. Correo Electrónico: rodrigo.kambayashi@gmail.com

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