Cuentos con historia 5

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CUENTOS CON HISTORIA GANDASEGI LH 5C 2017-18



POR UNA BUENA CAUSA Esta es la historia de Abby una niña de 12 años muy alta como un pino de ojos azul celeste como un zafiro y labios rojos como una fresa. Que a lo largo de su vida ha pasado muchos malos momentos pero con su confianza y valentía ha sabido cómo sacarlos adelante. Pero en fin, vamos a dejar que ella nos cuente su historia: Corre el siglo XIV y vivo en Castilla, en una aldea muy bonita de España donde reina Pedro I de Castilla. Vivo con mis padres, Ada y Nicolás. Vivimos en una casa al lado del puente de la discordia y la casa está casi en ruinas. Las tejas están rotas y cuando llueve nos mojamos y nos helamos de frío. El colchón de la cama está muy duro, no podemos casi ni dormir. Cuando oscurece no vemos nada porque no tenemos dinero para comprar luces para la casa y siempre nos chocamos con algún mueble viejo o algo parecido. Algunos días no comemos y pasamos mucha hambre pero cuando mis padres piden limosna y les dan algún maravedí, siempre compramos un poco de comida en el pueblo, que consiste en un trozo de hogaza y en un trago de vino para mis padres. Pero cada quince días cogemos un trozo de cerdo y un poco de pescado. Vivimos en malas condiciones aunque mi padre siempre me dice lo mismo: -Abby, hija mía, tenemos lo justo para vivir. Yo siempre le digo que sí, que es verdad pero cuando se va, siempre pienso que es mentira, que lo dice para que no me sienta mal pero viendo nuestra casa y que casi no comemos yo creo que pronto nos iremos al otro barrio. Aunque no tengo mucha esperanza de sobrevivir, hoy estoy muy contenta porque hemos podido coger un trozo de cerdo y un poco de pescado. Hoy nos iremos pronto a casa porque como es invierno oscurece pronto y no, no podremos disfrutar de la comida sin chocarnos con ninguna cosa. Así que vamos ya de camino a casa. Hemos llegado y hemos empezado a sacar de las bolsas de papel el cerdo y el pescado. Mi madre ha empezado a cocinar la comida en un gran puchero de metal. -¡Que olorcito más apetecible mamá!- le digo. Siento que huele como si me transportará al mundo de la felicidad, como si todo lo que pasa a mi alrededor fuera bueno. Así que como tengo mucha hambre, me voy a sentar en la mesa a esperar a la comida. Después de esperar dos largas horas, al final, ya esta lista y nos vamos a sentar todos en la mesa.


Estamos empezando y de repente alguien toca la puerta. Mi madre va a ver quién es y resulta que eran unas ratas que pasaban por ahí haciendo de las suyas. Así que hemos seguido comiendo, y de repente hemos notado un olor horrible y asqueroso. Todos los días huele mal en la aldea porque no tenemos mucha higiene pero esto es una exageración, ahora huele tan mal que casi no podemos apenas ni respirar. Mi padre ha salido fuera a ver qué es lo que causa tan mal olor y de mientras mi madre y yo estamos buscando dentro, porque igual lo que huele tan mal está dentro de la casa. Hemos buscando por toda la casa pero como es tan pequeña y no hay mucho que buscar, hemos pensado que no iba a estar dentro. Así que hemos ido a mirar fuera con mi padre. Nos estamos acercando a la puerta y vemos que mi padre está con la boca abierta y mi madre y yo no entendemos porqué. Hemos salido y cuando hemos visto cómo estaba la calle nos hemos quedado boquiabiertos como mi padre. Lo que pasa es que la calle está llena de basura de ratas y de un olor horrible. Sabía que no teníamos higiene, pero esto es pasarse. No había nadie en la calle y la gente se estaba metiendo a sus casas y cerrando todas las puertas y ventanas. También vemos que a la gente se le empieza a poner la piel negra y como nos estamos asustando tanto, vamos a entrar en la casa y vamos a hacer una reunión familiar. Hemos entrado en casa y nos hemos sentado en la mesa de la cocina para hablar y estas son las primeras palabras que ha dicho mi padre nada más sentarnos: -Bale familia, nos vamos a relajar y disfrutar de la agradecida comida que tenemos hoy. No vamos a salir de casa y vamos a averiguar qué es lo que está pasando. Cuando mi padre ha dicho eso, todos nos hemos tranquilizado un poco, aunque yo sigo muy nerviosa y alterada. Como siempre, mi padre me ha dicho que me vaya a mi habitación porque seguramente tendrán que hablar de algo que yo no puedo escuchar, porque siempre hacen lo mismo. Me he ido a mi habitación pero como no soy tonta, he metido la oreja y he escuchado esta conversación: -Haber cariño, tenemos que hacer algo para solucionar estoexclama mi padre. -Ya, pero cómo vamos a solucionarlo si no sabemos lo que pasa.dice mi madre. -Bueno, lo mejor será que esperemos que el rey Pedro I haga algo para solucionar esto y que mientras esto pase, estemos tranquilos y felices.


Me he aburrido un poco en la conversación aunque ahora entiendo por qué no querían que escuchase eso. Ahora estoy más asustada que nunca, parece que este mal olor causará una enfermedad terrible. Como estoy tan asustada me voy a meter a la cama sin cenar y mañana seguramente estaré mejor. A mis padres les parece raro que me vaya a la cama sin cenar porque la verdad es que me encanta comer y más cuando hay comida buena. Pero me da igual lo piensen mis padres, me voy a ir a la cama a descansar. Ha llegado la mañana y me voy a la cocina para ver si hay algún trozo de pan para desayunar. Me he comido el trozo de pan y la verdad es que no estaba muy bueno ni me ha llenado mucho pero es lo que tenemos, al fin y al cabo no es que tengamos mucho dinero. Cuando he pasado por el salón para ir a mi habitación he visto a mi madre en una silla con manchas negras por el cuerpo. Mi padre estaba junto a ella y también un señor raro que tenía un pico blanco y una especie de túnica negra. Yo he ido corriendo a donde mi madre y he visto a mi padre llorar. Me pregunto qué estará pasando, el hombre del pico blanco se ha llevado las manos a la cabeza y les ha dicho a mis padres algo a la oreja, no he escuchado mucho pero no parecían buenas noticias así que yo también he empezado a llorar y le he preguntado a mi madre lo que le pasaba. Mi madre no me ha respondido y ha cerrado los ojos para siempre. Yo no entiendo nada, cómo se le ha podido poner la piel negra de repente y coger una enfermedad que la conduzca a la muerte. Yo no me lo creo, no puede estar muerta. ¡Tiene que vivir! Pero es inútil mi padre dice que está muerta y que no volverá a abrir los ojos nunca. Así que como no puedo ver a mi madre porque si no me va a dar mucha


más pena me voy a ir fuera al lado del río para desahogarme. Mi madre y yo estábamos muy unidas y la quería con todo mi corazón y aunque ahora no esté aquí con nosotros yo sé que aún me sigue viendo y queriéndome como siempre me ha querido. Mi padre me ha explicado lo que le pasaba a mi madre y me ha dicho esto: -Haber cariño, hoy por la mañana el pregonero de la ciudad ha anunciado que hay una nueva enfermedad terrible y mortal. Es una plaga que si te pilla, te mueres, se te pone la piel con manchas negras como se le ha puesto a mama. Esta enfermedad está causada por falta de higiene y ratas sucias. Cuando mi padre me ha dicho eso, me he asustado tanto que no he podido salir a la calle ni hacer nada. No quiero que me pase eso a mí, ni a nadie. Así que se me ha ocurrido una idea, voy a ayudar a la gente que está enferma y voy a hacer todo lo posible para quitar del medio esta horrible plaga. Me voy a levantar por la mañana y voy a ayudar a los enfermos. Es mi primer día como ayudante para los enfermos y estoy un poco nerviosa, pero sé que mi padre está muy orgulloso de mi y que voy a hacer algo muy bueno. A nuestra Abby le fue bien por un tiempo pero de tanto ayudar a los enfermos ella también cayó enferma y murió.

MAIDER

FIN


ALONSO EL NAVEGANTE Allá por el año 1492, en un pueblo al sur de España, vivía Alonso. Era un chico muy pobre, flaco porque casi nunca comía. Sus ojos eran azules como el cielo y su pelo castaño como el tronco de un árbol. Tenía diez años y lo que más le gustaban eran los barcos. Era muy valiente y un poco travieso. Su familia vivía en una casa de madera y tenía muchos agujeros. Su madre estaba enferma y su padre estaba siempre trabajando aunque no ganaba lo suficiente para alimentar a la familia. Este niño no iba a la escuela porque en aquella época los pobres no iban a la escuela. Le gustaba mucho jugar con barcos de juguete hechos con madera vieja. Su preferido era uno que le regaló su abuela antes de morir. El barco era pequeño y estaba medio roto. Su sueño era navegar en un barco siendo capitán. Un día, mientras su padre estaba tumbado en la cama, le pareció oír fuera de la casa a un mensajero y salió para ver qué pasaba. El mensajero dijo esto: ” Por orden de los Reyes Católicos, Isabel de Castilla y Fernando de Aragón, se hace saber que aquellos jóvenes que tengan conocimientos sobre el mar y los barcos y quiera vivir una aventura y ganar monedas de oro, que vengan al puerto de Palos el 3 de agosto, Cristóbal Colón necesita ayudantes para su viaje”. Después de oír lo que dijo el mensajero, nuestro protagonista se empezó a preparar mañana y tarde para poder embarcarse junto a Cristóbal Colón. Se pasaba todo el día mirando al mar y jugando


con su barco de juguete. Su padre empezó a sospechar y le pregunto: -¿Alonso, por qué estás todo el día con los barcos? -Porque quiero embarcarme con el navegante Cristóbal Colón- le respondió Alonso. Llego el día (3 de Agosto) y Alonso estaba en el puerto de Palos con su padre. Había mucha gente. Se puso a la cola y se despidió de su padre diciendo adiós. Se fijó en cómo metían las mercancías por una puerta que había en la parte de abajo de un barco y pensó que lo mejor sería entrar por esa puerta por si no le escogían. Muy despacio entró por la puerta sin que nadie le viera y por si acaso, se escondió detrás de un baúl. Pasó un rato y empezó a notar cómo el barco se movía. Por un agujero que había en el techo se veía a toda la gente que habían elegido, pero él decidió quedarse escondido. Así estuvo unos días, como estaba en la bodega del barco, tenía comida suficiente, ya que todas las mercancías estaban allí. Estaban todos los días de fiesta y tomaban mucho alcohol. Oía todas las conversaciones y por eso supo que la carabela en la que navegaba era la Pinta y su capitán era Martín Alonso Pinzón. Llegaron a Las Islas Canarias. A unos cinco Kilómetros de la Isla de Gomera, se estropeó el timón. - El timón se ha roto - gritó el Capitán. Alonso esperó, pero como nadie fue capaz de arreglarlo salió de su escondite para ayudar. Todo el mundo se quedó sorprendido. El explicó que sabía mucho de barcos y que sabía arreglar timones. -Como veo que nadie sabe arreglarlo te dejaré intentarlo- le dijo el capitán Se puso a ello y consiguió arreglarlo. Martín Alonso se puso muy contento y para agradecérselo le nombró miembro de la tripulación. Alonso se sentía muy orgulloso. Todos los días miraba los mapas que tenía el capitán en su camarote. Las noches se las pasaba mirando al mar y al cielo. Se preguntaba si de mayor podría hacer más viajes como este. Las mañanas eran muy duras en el barco y las noches muy tranquilas.


Por fin llegaron a tierra, el 12 de octubre de 1492 pero parecía imposible porque faltaba mucho para llegar a la India. Alonso tenía sus dudas pero Cristóbal Colón estaba convencido de que había descubierto un nuevo camino para ir a la India. Cristóbal Colón con los años, supo que era América y que esa isla era Guanahani. Después de descubrir Guanahani descubrieron otros sitios como El Caribe, Cuba… En el camino de vuelta fue todo muy bien. Cuando llegaron a España Alonso se abrazó con su padre y vivieron felices. Cristóbal hizo otros tres viajes y en los tres le acompañó Alonso. Fue en busca de los tesoros de India en septiembre de 1493. Otra expedición fue en Mayo de 1498 y el último viaje en Mayo de 1502. Alonso de mayor, fue capitán de muchos barcos gracias a Cristóbal Colón

Julen Amarika


ADIO EN EGIPTO Hace muchos años antes de Cristo Adio vivía en un pueblo de Egipto llamado Luxor. Tenía 7 años y mucha imaginación, su pelo era castaño como las castañas, sus ojos negros y sus labios un poco gordos. Sus orejas eran pequeñas. Su piel era blanca como el papel. Vestía con un calzon. Era muy cariñoso y se preocupaba por los demás. Le gustaba mucho correr, no le gustaba enfadarse con los demás y siempre hacía lo que le decían, estaba dispuesto a hacer todo. A veces se enfadaba, pero con él se resolvían todos los problemas. Su padre se llamaba Boami, de origen guerrero, era agricultor y vestía con una túnica blanca y siempre sacaba algo para comer pero a veces no lo conseguía. Su mujer se llamada Eshe, era ama de casa. Su hijo cada vez que venía su padre decía esto: -Seguro que Horus nos va a dedicar una vida mejor. Un día el padre fue a trabajar, entonces con un tronco haciendo unos agujeros de repente empezó a toser muy fuerte y se desmayó. Un compañero le llevó a casa y entonces dijo: -Adio de ahora en adelante tendrás que ir tu a trabajar. Adio no estuvo muy contento, al día siguiente tuvo que ir, y uno le explicó lo que tenía que hacer y él cogió un tronco y empezó a hacer agujeros pequeños y profundos. Entonces en un agujero no podía hacerlo profundo y vio que había un papel, corriendo fue a donde sus padres y su padre no le podía leer la nota. El padre de Adio no podía respirar bien y no paraba de toser. Al siguiente día Adio tuvo que ir a trabajar y el papel que encontró lo guardó. En el trabajo hizo un amigo y este le dijo: -Adio, hoy toca transportar mercancía al río Nilo. Mientras tanto Tutankamón estaba harto de que hubiera guerras pero en una de esas él murió. Adio estuvo muy triste porque su padre estaba muy enfermo, la nota que consiguió se lo llevo a Cleopatra y ésta le dijo: - Lo siento, no te lo puedo leer , no me apetece. Adio corriendo fue a su trabajo y le preguntó a la gente si le podían leer pero nadie pudo, estaba harto e intentó leerla él pero no podia. Corriendo


a la velocidad de la luz, llegó a un barco donde subian mercancía y subió. Llego a un pueblo pequeño donde se encontró con una pirámide. Alrededor de ella encontro unas escrituras que eran igual que su papel. Y de repente tocó un poco la pirámide y cayó parte de piedra, en ese trozo salió un dibujo de Ramsés II. Adio empezó a investigar pero no entendía nada, vio la figura un montón de veces. Entonces le apareció un desconocido que se llamaba Akiiki que le dijo: -Hola, me llamo Akiiki. Akiiki tenía el pelo negro, sus ojos eran verdes como esmeraldas y su boca era muy pequelña y sus orejas eran grandes. Entonces Adio empezó a reirse y Akiiki le dijo: - ¿Te parece gracioso mi nombre? Adio, aguantandose la risa, le dijo que no, y Akiiki suspiró y le dijo si quería ser su amigo. Adio respondió que sí y los dos juntos empezaron la aventura de la escritura del papel de Adio. Los padres de Adio no sabian dondé estaba y su padre muy enfermo tuvo que ir a trabajar. Cuando llegó, todos se sorprendieron y uno le dijo: -Boami, ¿qué te ha pasado en la cara que la tienes toda blanca? Boami le respondió que estaba muy enfermo y que no tenía ningún medicamento para cuidarse y además, que estaba preocupado por su hijo. Adio se enteró que en su papel faltaba un trozo y Akiiki tenía en su bolsillo el trocito que faltaba. Entonces juntaron los trozos y Adio vio que en el otro trozo estaba el dibujo de Rames II. Adio le dijo: -Akkiki, Akiiki en tu trozo está el dibujo de Ramses II y cuando he tocado la piramide, el trozo que ha caido habia un chico que era Ramses II, hay que ir al palacio. Fueron al palacio de Ramses II y Adio le enseñó el papel y éste le dijo: -Solo os puedo decir dos cosas, una, hay un tesoro y dos, el tesoro está por el camino del rio Nilo. Adio y Akiiki le dieron las gracias y fueron por el camino al río Nilo, entonces Akiiki vio a un señor que sabía leer y le dijo a Adio: -Adio, ese señor


sabe leer, vamos a donde él y le pedimos si nos puede leer. Adio y Akiiki fueron a donde el señor y éste les dijo que sí: -En esta nota pone si dos niños encuentran el tesoro se harán millonarios- y luego dijo- Esos dos niños empiezan con la letra A. Adio y Akiiki les dieron las gracias y fueron caminando por el camino del rio Nilo. Entonces se encontraron con dos caminos que seguían por el río pero uno de ellos solo lo llevaba al tesoro, de repente, Akiiki en esos dos caminos vio un gato y dijo -Adio, ves que en este camino hay un gato dibujado pues vamos a seguir por ese camino. Adio dijo que sí y fueron, mientras que caminaban, Adio vio un agujero tapado y vio dos letras, el no sabia que era la A pero igualmente excavaron. Vieron el tesoro, lo cogieron los dos juntos, se subieron a un barco que llevaba mercancía. Llegaron a Luxor que era el pueblo donde vivía Adio y fueron a donde su padre y con un medicamento que estaba en el tesoro se recuperó. Akiiki dijo: -No tengo familia, ¿me puedo quedar a vivir con vosotros? Su padre dijo: -Por supuesto, yo me llamo Boami y ésta es mi mujer que se llama Eshe. Todos juntos vivieron felices y comieron perdices.

KATALIN


EL COLLAR

Hace miles de años hacia el año 83 a.C. En Egipto, junto al río Nilo en un pueblo llamado Cestir. Vivía una joven llamada Nora. Tenía 14 años, no era muy alta pero no era para nada baja. Tenía la piel blanca como la leche. Su pelo era marrón muy oscuro y sus ojos verdes eran preciosos. Era muy alegre y positiva siempre ayudaba a los demás. Vivía con su padre y sus hermanos gemelos Josu y Unai. Ella nunca se separaba de un collar con forma de escarabajo que le regaló su madre cuando nació. En el collar aparecía un mensaje que puso su madre, pero en esa época muy poca gente sabía leer y escribir. A ella le encantaría aprender a leer y escribir, para leer el mensaje del collar. Su casa era pequeña y sucia, ella dormía en una cama hecha de paja con una manta de piel que le regaló una amiga. Ella vivía feliz aunque no tuviera todo lo que quería, porque la vida en ese pequeño pueblo era pobre para todos menos el faraón y sus soldados. Ella todos los días iba a las orillas del río Nilo para plantar unos cultivos. Como siempre, su padre le decía que tenía que ir por el pueblo, pero Nora no le hacía caso. Porque iba por un precioso camino que estaba a las afueras del pueblo. Desde ese camino se veía una esfinge y unas pirámides. En un día normal se encontró algo muy extraño. Unos soldados estaban haciendo una reunión junto al camino, Nora continuo su camino pero uno de los soldados se dio cuenta y le dijo que no podía pasar por ahí. Al parecer era un lugar de reuniones. Pero pensó que le tomaban el pelo y al día siguiente pasó por allí. Entonces, los soldados le llevaron a prisión


porque pensaban que Nora les espiaba. En aquel sitio oscuro conoció a una chica de su edad, se llamaba Ana. Nora se hizo amiga de Ana y descubrió que sabía leer y le pidió que le leyera la frase del medallón, Ana le contestó que sí pero que tardaría bastante. Entonces, Nora le dio el collar para que leyera la frase que ponía. Unos días después Ana había descifrado el mensaje. Le dijo a Nora lo que ponía en ese texto, que el collar era un amuleto de la suerte. Ana puso una sonrisa y dijo que era cierto, porque en una leyenda aparecía que los escarabajos daban suerte. Luego le enseñó unas llaves que encontró cuando estaba leyendo el mensaje y gracias a las llaves abrió la puerta de aquella celda. En un abrir y cerrar de ojos, ya estaban en sus casas, y cinco segundos después Nora estaba abrazando a su padre y pidiéndole disculpas. Y a partir de ese día Nora y Ana vivieron muy felices junto a sus familias.

Lucia


Los viajes de John

Érase una vez una familia que vivían en Roma, le gustaba ir de pesca todos los fines de semana. Era una familia muy maja que siempre se trataban bien, hasta que un día se fueron a pescar y como siempre pescaban algo, esta vez no pescaron nada, todos se enfadaron y llegaron a casa mal. Al día siguiente toda la familia fue a su casa a comer y estuvieron hablando de cosas familiares y no acabó nada bien. Cuando acabó la cena todos empezaron a discutir, pero luego dijeron todos: - Pero, ¿cómo podemos discutir si siempre nos hemos llevado muy bien, las familias no discuten por cosas tontas, discuten por cosas serias, no? María dijo: -Tienes razón, John . Se fueron de vacaciones a una isla y estuvieron 10 días y luego cuando llegaron a casa faltaban José y María. Se fueron otra vez en barco a buscarle y estuvieron toda la noche hasta la 7 de la mañana y al final, les encontraron y les dijeron que lo sentían mucho por haberles olvidado y también dijo que siempre que van de vacaciones se olvidan a María o a John y que no podían ir mas de vacaciones . - En las vacaciones hemos hecho lo que a todos nos gusta y es “Pescar” y lo hemos pasado muy bien todos menos en el último momento.


Al día siguiente estuvieron todos comiendo en la casa de los abuelos y con toda la familia juntos y lo pasaron muy bien y a la noche todos se fueron a la cama. A la mañana siguiente, desayunaron juntos y luego John se fue a jugar al jardín y se hizo daño y le llamó a sus padres y le dijeron: -¿Qué te ha pasado John, con qué te has hecho daño? El les dijo que en la rodilla se había hecho. -¿Estás bien John ? - No me he hecho mucho daño, no pasa nada- Les dijo a sus padres. John quería salir al jardín y no podía porque estaba lloviendo mucho. Llego la hora de cenar y John no estaba, fueron al jardín y se encontraron a John y le dijeron sus padres: - Venga, para dentro. ¿Cómo puedes estar en el jardín con el frio que hace y encima está lloviendo. Ahora, seguro que te pones malo. Al día siguiente, John estaba con dolor de garganta. - John, despierta que me tienes que ayudar a lavar la ropa y a limpiar la ceniza de la hoguera. Pasaron diez años y John se casó con una chica y tuvieron dos hijos, un niño y una niña y fueron todos muy felices.

FIN

Jon Lopez


VIAJE A AMÉRICA Hola soy Mikel. Vivo en el siglo XVI en Donosti. Tengo 18 años y soy muy aventurero. Mis ojos son marrones y el pelo corto y castaño como las hienas. Soy de baja estatura para mi edad, bastante delgado y fuerte como las hormigas. Soy un buen nadador como los delfines. Me gusta la acción, aventura y adrenalina como los leones. Me encanta comer y pero desgraciadamente en mi pueblo somos pobres, pero sobre todo lo éramos en mi casa. El pueblo es pobre porque hay poca huerta, poca comida y sobre todo en invierno lo pasamos peor. Lo único bueno que tenemos es el mar. Me encanta el mar y pescar. Mi madre es muy dura pero cariñosa, se preocupa mucho de mí como las madres tigres. Mi padre murió navegando en una noche terrible, era pescador y me cuidaba muy bien. Cuando murió, mi madre no trabajaba por eso éramos pobres. Éramos cinco hermanos en la familia y a mi madre le costaba cuidarnos. Dos hermanos son mayores que yo: Ander y Martin. Y los otros dos, menores: Josu y Asier. Vivíamos en una casa muy pobre. Usábamos la fogata para cocinar y dormíamos en la paja. Mis dos hermanos mayores iban a cazar con lanzas y trampas de ramas. Yo iba a pescar a la ría. A veces, había suerte y comíamos, otras pasábamos hambre. Un día llegó nuestra salvación. Oímos que iban a la India a traer alimentos y varias cosas para el pueblo. Mi madre me dijo que embarcarse sería una buena idea. Traeríamos alimento y muchas más cosas necesarias para el pueblo, como los abrigos, madera, animales… Llegó el día de apuntarse para subir al barco. A mis dos hermanos mayores les dejaron embarcar en el barco, pero a mí no, no me


dejaron. Llegó el día de embarcar, yo me metí en un barril vacío. Un día más tarde salí del barril y al ver que no iban a dar la vuelta, me dejaron viajar con ellos. Entonces, empecé a ver la carabela por dentro. Era muy sucia, había muchas ratas, había muchas telas de araña y muchas arañas. Todo tenía humedad y estaba negro… Unos días más tarde empezaron los problemas. La comida iba disminuyendo y todos los días pescábamos. Cuando paramos para pescar nos dimos cuenta de que no había peces y solo cubrían unos nueve metros. El capitán ordenó que alguno de nosotros fuésemos a por crustáceos. Eligió a cinco voluntarios: A mí, a otros tres navegantes y a mi hermano mayor, Ander. El capitán nos dio a cada uno un cuchillo bien afilado. Bajamos al agua y directamente, al fondo del mar. Cada uno aguantaba la respiración todo lo que podía. De repente apareció un tiburón. -Aaaaaaaaaaaaa! Yo intenté gritar y avisar a mi hermano pero no me escuchó porque estábamos debajo del agua. Todos subimos al barco pero cuando él se dio cuenta del tiburón, era tarde. -Aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa. Mi hermano desapareció y grite: -Nooooooooooooooooooooooo. Siguieron las desgracias. Hubo unos cuantos problemas. Pasamos por tormentas muy peligrosas en las que mucha gente perdía la vida. Nos encontramos con piratas de mar, y luchamos… Cuando llegamos a India nos encontramos con una tribu que no nos dieron la bienvenida y el capitán ordenó atacar. Fue una batalla larga y dolorosa. Al terminar cogimos las especies, las patatas… De vuelta a Donosti, el capitán murió deshidratado y enfermo, así que me nombraron capitán.


La vuelta fue más fácil. Cuando llegamos a Donosti se repartió la comida. Entramos en casa y mi ama se emocionó al vernos vivos y con tanta comida para alimentarnos. Pero se dio cuenta de que Ander no había vuelto, y se puso a llorar. Mi hermano Martin y yo también lloramos. Unos días más tarde se hizo un funeral en nombre de todos los navegantes de la carabela. En ahí en adelante vivimos felices pero siempre en el corazón con la pena de Ander.

FIN GOTZON


EL PROBLEMA Érase una vez un niño llamado Pedro, el vivía en el siglo XII, vivía en Lanestosa, era muy flaco y siempre iba medio desnudo, no tenía muchos amigos porque prefería ayudar a su madre con la casa que ir a la plaza como otros tantos niños. Claudia, la madre de Pedro, se pasaba todo el día limpiando la casa para que por lo menos nadie se contagie de la peste negra al igual que la abuela de Pedro, que murió por esta enfermedad. Ellos no tenían mucho dinero así que se fabricaban sus propias herramientas, el pobre Pedro siempre tenía ampollas y dormía en un colchón muy duro, parecía que dormía en una base de piedras un poquitín afiladas. El pobre Pedro no podía dormir, se pasaba las noches investigando pero nunca conseguía nada de información. Algunas noches se escapaba de casa para ir a la tumba de su abuela y le cantaba una canción que su abuela le cantaba cuando era chiquitito y Pedro robaba ramos de flores de los mercadillos y los echaba a su tumba. Al dia siguiente todo el pueblo estaba infectado de la peste negra. Pedro pensó que por la noche algo tuvo que pasar, que transmitió la enfermedad de repente . Un pensamiento le rondó la cabeza, fue donde su madre y vio que no respiraba. El pobre Pedro se volvió huérfano pero la soledad no pudo con él. Llevó el cuerpo de su madre al cementerio, cogió una pala e hizo un agujero en el suelo y lo enterró al lado del de su abuela. Cogió todos sus ahorros y fue al mercadillo y compró un ramo de flores. Pedro llorando en el cementerio empezó a decir:

- Ahora, ¿qué voy a hacer? ya murió mi abuela pero ahora mi madre. Ojalá hubiese sido un hijo mejor, tendría que haberla ayudado más - esa frase iba


acompañada de unas lágrimas frías de soledad y miedo a la vez, el pobre no sabía qué hacer ni a donde ir…... y tuvo una fantástica idea: - Iré al castillo y le diré al rey que soy huérfano. El rey se encargó personalmente de cuidar a Pedro. 3 años más tarde ya tenía 10 años, iba a una escuela decente, por fin, supo que los que contagian la peste negra son las ratas de alcantarilla. Pedro ya tuvo el orgullo para llamar al rey papá y éste le consideraba a él como su hijo. El niño, por fin, salió a la calle a jugar con su nuevo padre adoptivo, el rey aprendió muchas cosas de la peste negra gracias a su hijo. Él se pasaba horas y horas ayudando a Pedro con las cosas que él no entendía hasta que Pedro quiso saber dónde estaba la mujer del rey, éste no se lo quería decir, le parecía demasiado pronto. Pero el interés pudo con Pedro, así que se dirigió a los aposentos del rey y empezó a fisgonear, encontró una foto de ``su madre`` ( la mujer del rey ) pero nada más. La mujer del rey era rubia, alta y flaca, no era muy morena. El rey esos días estaba muy raro, igual sería por eso, le iba a preguntar que porqué tenía esa foto, pero prefirió guardarse el secreto de la foto y así la vida del rey sería mejor.

Cuando paso un tiempo, el rey se levantó de su trono y se dirigió a sus aposentos y miro su cajón en busca de la foto pero no lo encontró, no podía creer que su hijo adoptivo podría haberlo robado. Al ir a la habitación de Pedro, vio en la puerta la foto al lado una frase ``lo siento papá`` Imanol Ozaeta


LA TRAGEDIA En la Edad Media, en el s. XIV, en Europa se extendió la peste negra. Esta llegó a los pueblos de Euskal Herria y la gente empezó a contagiarse. Todos se tapaban con ropas, guantes, capuchas… para evitar que se vieran las manchas negras en su piel. En aquella época mataban a la gente enferma para que no se propagase. Antes de todo, yo vivía en una casa al lado de un maizal, me llamo Juan, tenía 13 años y vivía en Bizkaia. No era de esos que tenían poco dinero, ni tampoco mucho, tenía la cantidad suficiente para vivir. Mis padres no me dejaban salir porque anunciaron algo de la peste negra o algo así, pero no me preocupó mucho, me avisaron cuando mi amigo Alberto estaba jugando conmigo al escondite en el maizal, pero bueno, es lo que hay. Alberto se quería ir a casa pero no podía, se enfermaría y moriría. Al final, pensamos en salir por la noche, y lo conseguimos, nos fuimos al bosque y empezamos a jugar. Pero nos perdimos: -¡Alberto! - dije yo. Seguí gritando y lo encontré, pero malherido, lo llevé a una cueva y le puse una hoja en la herida y pasamos la noche ahí. Al siguiente día Alberto se había curado pero tenía algo negro en el brazo. - ¿Qué es eso? -Pregunté. - Una mancha de barro, creo. - Dijo Alberto. - ¡Pues te la limpio! -Le dije. Le frote muy fuerte pero no se quitaba, y le dije: - Creo que te has infectado. - ¿Qué? ¡No es posible, no quiero morir! - Ni yo, ¡Tenemos que encontrar mi casa! Corrimos y corrimos y al final encontramos mi hogar, Alberto entró agonizando y grito: - ¡Socorro, ayudadme tengo la peste! Aquel grito se oyó por todo el pueblo y la gente se había percatado. Se acercaron unos aldeanos a preguntar si había algo fuera de lugar.


Le escondimos en un armario a Alberto, y por poco le encuentran, miraron en la puerta de al lado pero bueno, al cabo de un rato se retiraron. Le tumbamos en una cama e intentamos hacer algo, pero…no conseguimos nada. Pasaron 10 años y todos murieron por esa maldita peste negra, solo quedaba yo y algunos animales. El pueblo estaba abandonado y derrumbado. - Tengo que ir a otro pueblo.- Me dije yo, y así fue. Anduve muchos kilómetros para encontrar otro pueblo, lo encontré, pero en las últimas. Echaba de menos a mi familia y a Alberto y no dejaba de pensar en ellos. Me quede en el pueblo sin que nadie se enterase pero acabaron encontrándome. Estaba muy asustado por lo desconocido y pensé que era mi fin, pero no fue así: - ¡Un viajero! ¡Bienvenido! Después de eso quedé impactado por la amabilidad de aquel hombre, y pasé el resto de mi vida en aquel maravilloso pueblo.

- AITOR


LILI EL DRAGON Érase una vez una chica que vivía en un pueblo pequeño de la costa de Gipuzkoa. Ella se llamaba Lili, era una mujer muy alta y guapa. Su piel era blanca como la leche. Siempre llevaba un vestido corto y muy desgastado. Tenía una mochila de palos, pajas y también unas cuerdas para ponérsela porque le gustaba. Dentro de la mochila tenía sus herramientas y también las fotos de sus padres que estaban de camino de vuelta, porque estaban en otra provincia trabajando. Lili era egoísta y tenía muchos problemas con la gente, porque no compartía nada con nadie. No le gustaba que le digan guapa u otras cosas que sean bonitas. Lo que más le gustaba era mandar y tener el poder para ella. Su sueño era navegar por los mares como sus amigos pero no podía, aunque cuando ella fue pequeña aprendió a navegar con un barco, pero ella siempre tuvo alguna esperanza, pero pocas veces. Pasó días y días y consiguió un trabajo que era navegar con un barco y encima, era capitana del barco así que estaba súper contenta. Los padres de Lili venían en barco a estar con su querida hija, por la culpa de una ballena mueren y desapareció el barco de repente. La hija se enteró porque solo sobrevivió una persona que fue a la casa de Lili para avisarle lo que había pasado con sus padres. Cuando se enteró empezó a llorar y después se le olvidó totalmente su madre y su padre, decía que las personas o animales si se morían se olvidaban y no las recordabas nunca jamás. Asì que se fue a lo suyo que era su trabajo. En su trabajo era feliz aunque alguna vez Lili se quejaba de que no podía navegar porque llovía, había tormentas… Un día por la mañana se fue con sus compañeros en barco a buscar los lugares donde habían estado los padres de Lili,. Ella tenía todos los sitios que estuvieron sus padres en un papel que era como un mapa. Desde la costa de Gipuzkoa recorrieron grandes países y llegaron hasta China. Cuando llegaban a China pasó algo terrible en el mar, alguien se cayó del barco y todos se rieron pero luego no, porque desapareció. Más tarde cayeron otros más hasta que quedaron 10 personas más la capitana Lili, así que eran en total 11 personas. Dentro de las aguas estaba el dragón que se llamaba BRUCEi. Era el guardián de las aguas de toda Asia y podía estar en cualquier parte, hasta podía andar por la tierra de los seres humanos. Lili estaba muy asustada porque pensaba que ella se iba a hundir. El dragón fue hasta la parte delantera y le dijo:


-Yo soy el dragón más poderoso del mundo y no vas a pasar hasta que aciertes unas cuantas preguntas. Primero, será fácil pero más adelante será difícil y son 10 preguntas. Lili dijo muy enfadada y muy furiosa: - Mira dragón o mejor dicho niño juguetón, no tengo tiempo en jueguecillos así que déjame pasar, vete de aquí, jolines! Discutieron hasta casi la noche.

Lili estuvo escuchando al dragón y respondió todas las preguntas bien menos la última porque estaba diciendo antes y cambio de palabras y dijo mal. El dragón le dio otra oportunidad y le puso otra pregunta diferente con trampa, pero ella lo adivinó en seguida. El dragón preguntó: - ¿Cómo sabías qué era la pregunta, que era la más difícil del mundo? La otra dijo con una voz cansada y aburrida: - Porque cuando era pequeña, esa adivinanza me decía todos los días mi abuela y estaba ya cansada, así que dije que no lo iba a recordar nunca jamás pero cuando la he escuchado me has recordado eso de nuevo aunque la tenía olvidada. El dragón dijo: - ¡Que suertes tienes! ahora puedes ir a donde quieras, cuando quieras, como quieras. Cuando quieras ir de China te vas pero lo que no puedes, es ir más allá de Asia. De repente, desapareció el dragón. Lili fue a entrar a China y vio algo raro que parecían sus padres. Ella dijo: - No puede ser cierto, si me dijo el señor que sobrevivió que se murieron y desaparecieron de repente.


Cuando llegaban a la orilla la capitana del barco les dijo a sus hombres: -¿Por qué conmigo erais buenos y me tratabais bien? Los hombres le dijeron a la capitana: - Porque tú nos has enseñado algo más que nosotros no sabemos. Cuando llegaron al borde de la playa de China se pusieron muy contentos porque iban a conocer China por primera vez en la vida. Lili vio a sus padres y dijo: - Sois mis padres que se murieron en medio del mar, me dijo un señor que estaba en nuestro barco - les dijo a sus padres un poco triste y contenta: - Pues, así fue la historia... Los padres de ella le contaron la historia y Lili encontró el problema y la pista del mapa. Desde allí todos se enteraron de cuál era el problema y la hija de los padres desaparecidos en el mar, fueron muy felices. La capitana del barco aprendió a ser generosa, ser buena, a compartir con sus amigos… La vida de Lili cambió por completo y ahora si ves a una chica que ayuda a la gente, cuidado que puede ser Lili.

Colorín colorado este cuento se ha acabado. NEREA

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EL CORREDOR DEL LABERINTO Cerca de Roma, allá por el siglo II, vivían unos adolescentes que se conocieron en un laberinto, eran del mismo equipo. Ellos no eligieron entrar en el laberinto, lo hicieron los soldados. Connor era alto y corría muy rápido, se hizo amigo de Ezio, más o menos de su misma edad, amable y no tenía familia. También estaban Jack, huérfano y vivía con su tío y Gollum, tenía 30 años y muy mal genio. Como en el laberinto habían bichos Connor siempre llevaba dos hachas que se las regaló su abuelo antes de que muriese. Ezio llevó una lanza y un arco. Había un romano que estaba con Gollum y le intentó matar. Cuando les metieron en el laberinto todos fueron corriendo para saber dónde estaba el final, Ezio se hizo amigo de uno que tenía una espada, se llamaba Tom y le preguntó si quería irse con él. Le dijo que si los bichos solo salían de noche que sí, así que aprovecharon para ir al pueblo. Connor le dijo que tenía que ir a buscar a sus amigos y se fue corriendo. De repente fue de noche y se puso nervioso. Después de unos minutos oyeron unos ruidos, eran los romanos y les preguntaron si vieron a sus amigos y les dijeron que ya estaban comidos, Connor les dijo que no que tenían armas y le tiraron al suelo y como no le gustaban las mentiras cogió el arco y le apuntó a uno de los tres. Cinco segundos antes de que le dijeran perdón, de repente salió un bicho y los comió a todos. Jack se fue corriendo sin que se entere y lo despistó. Cuando estaba comiendo la pierna de un romano le dijo: -Eh, tu, no seas gallina, ven y enséñame lo que sabes hacer. Este sacó su lanza y se lo clavó en el pecho. Parecía que no le hacía nada y se la quitó del pecho y se fue corriendo, se vistió de romano y le quitó las armas, así tuvo cuatro armas. Como tuvo el disfraz creían que era un romano. Cuando vio otro bicho se quitó el disfraz y se puso una capucha blanca. Guardó las armas. Vio a Ezio y le siguió, se subió a las vallas y vio el coliseo y a todos que estaban en el laberinto. Se fue con Ezio, así iban más seguros, también vieron a Gollum pero salió un chico y le tiró una flecha en el corazón. Ezio cogió su hacha y lo mató. Cogieron a Gollum y lo llevaron al pueblo. Mientras estaba en la enfermería Ezio y Connor fueron a por los bichos. Entraron de nuevo en el laberinto. Encontraron muchos y los mataron a todos. De repente, se encontraron con uno que se llamaba Jack tenía una pierna de robot,


su arma era un arco y tenía muchas flechas. Vieron a muchos más que necesitaban ayuda y los tres juntos mataron a casi todos. No encontraban la salida. No sabían cómo de un agujero grande salían todos los bichos cada vez que moría uno. Volvieron al pueblo a ver cómo estaba Gollum pero todo estaba incendiado. Fueron a la enfermería pero no había nadie, solo fuego. Oían una voz rara, miraron atrás y era Gollum con la lanza y les intentó matar. Ezio con su hacha se lo tiro y le dio en la cabeza, luego cogió de nuevo su hacha y se marcharon, cogieron a Gollum para cuando vieran un bicho. Se metieron en el agujero y en la oscuridad se veía un poco y cuando veían algún bicho, camuflados, iban al final del agujero. Vieron a un chico haciendo bichos. Se enteraron que Jack no estaba y cuando fueron en silencio dio la vuelta y les vio, le dieron con el cuchillo en la pierna y empezaron a salir chispas. Le preguntaron:

-Eres Jack? Les dijo que no, había una bola gigante y si lo rompían todos los robots se paraban. Connor fue corriendo a la bola mientras Ezio le intentaba matar. Clavó la lanza en la bola gigante y se cayó al suelo unos 15 metros. Jack empezó a moverse despacio y al final se cayó al suelo y murió. Así fue la gran aventura que estos amigos nunca la olvidarán.

Eneko


EL REY MARIO En la Edad Media, en el siglo XII nació Mario. Era un niño muy afortunado ya que era el sobrino del rey. Vivía en el castillo con su hermana y con sus padres. Un día de invierno, Mario que tenía mucho carácter estaba en el sofá del castillo con el rey, cuando de repente, tocaron muy fuertemente la puerta del castillo. El rey miró por el agujero de la puerta y le dijo a los soldados: -Son los campesinos vendrán a pedir dinero, no les deis ni una moneda. El soldado fue donde el rey y le dijo: -Majestad quieren tener una charla con vos. Entonces los cinco campesinos pasaron a la habitación del rey. Mario, como siempre, estaba escuchando todo desde su habitación, de repente escuchó decir: -Si nos das maravedís te alertaremos y te protegeremos de la enfermedad que está matando a miles de personas. Mario bajó corriendo y entró en la habitación del rey y dijo: -Iros ya del castillo, solo queréis estafarnos, ya sabemos lo que está pasando con la peste negra. Entonces, el rey regañó a su sobrino y le mandó a su habitación. El rey les respondió a los soldados diciendo: -Me lo pensaré, cuando lo tenga decidido os aviso. Entonces los campesinos le dieron la dirección y marcharon por la puerta del castillo diciendo: -¡Vamos a estafar al rey! Mario bajo al salón de la familia y le preguntó al rey si podía tener una charla con él. Los dos se reunieron en la sala del rey y Mario le dijo lo que había escuchado por boca de los campesinos, y el rey le respondió: -Mario, vale ya, déjame hacer lo que yo creo, soy suficientemente mayor para saber lo que tengo que hacer y un niño de diez años no me va a mandar. Mario se fue enfadado y cabizbajo a su habitación. Pasaban los días y el rey no lo tenía claro, entonces mandó a un par de soldados al pueblo a buscar a los campesinos. Los campesinos llegaron al castillo y pasaron a la habitación del rey. Mantuvieron una charla muy larga, al final el rey decidió no aceptar el trato a los campesinos. A éstos no les sentó nada bien, amenazaron al rey con matar a su familia. El rey ordenó a los


soldados que metieran a los campesinos en la jaula de la parte de abajo del castillo. Dos semanas más tarde los campesinos salieron del castillo con un acuerdo, no podrían contar nada de lo que habían hablado con el rey. Después, toda la familia hizo una fiesta celebrando el cumpleaños del rey. Mario estaba muy raro, entonces el rey le dijo: -¿Qué te pasa? Estás muy raro. Y entonces Mario le convenció al rey de secuestrar de por vida a los cinco campesinos si la peste negra contagiara a algún familiar. Pasaron meses y la hermana del rey se empezó a contagiar de la peste negra. Semanas más tarde murió. El rey vio cómo su familia se iba destruyendo de uno en uno, entonces, se acercó a la aldea con algunos soldados del castillo en busca de los cinco campesinos. Llegó la noche y el rey vino de vuelta al castillo con la idea de seguir a la mañana siguiente. Llegó la mañana y el rey salió con los soldados. De repente, el rey escuchó ruidos por la sala, entonces se acercó y estaba Mario recogiendo el pijama para marcharse con el rey y los soldados. El rey le preguntó que a dónde se pensaba que iba. Mario le respondió: -Quiero ir contigo, sé dónde están. El rey estaba enfadado, le parecía que la actitud de Mario no era correcta y de un grito lo mandó a su habitación. Mario le respondió muy chulamente: -¡Cuando vuelvas con las manos vacías me preguntarás dónde estás! Efectivamente, el rey apareció por la puerta del castillo sin ningún campesino, después de comer. Mario le dio al rey el papel que dejaron los campesinos en su mesa. Y preguntó el rey: -¿Qué es este papel? Y Mario le respondió: -Aquí tienes, la dirección de los campesinos. Entonces, el rey y los soldados partieron al pueblo de los campesinos. El rey y los soldados nunca volvieron y se sospecha que los campesinos tenían trampas en la puerta de casa.


Pasaron meses y en el castillo no había rey, toda la familia tenía esperanzas de que volviera. El rey nunca volvió y la familia proclamó a Mario como rey del castillo. El rey Mario mantuvo un cuadro de su tío en honor al rey.

MARIO


SALVADOS A últimos del siglo XIII en un pueblo de Bizkaia, concretamente en Ibarrangelu se conocieron tres niños Leire, Josu y Gentza. Leire tenía 11 años, Gentza 10 y Josu 12. Todos eran muy amables pero sobre todo Josu. El más aventurero y más bromista era Gentza, las más dócil Leire y Josu y Leire eran de lo más amables. Siempre iban juntos a todas partes y si uno faltaba, no iban. Eran inseparables, era una misión imposible separarlos. Era el último día de 1299, aquel día era noche vieja, lo celebraron a lo grande dentro de lo que podían porque eran pobres. Se lo pasaron estupendamente los tres juntos, como nunca, no se imaginaban que iban a cambiar de siglo. Pasaban los días del siglo XIV y la piel de las personas se iba poniendo negra y se iban muriendo. La gente no sabía qué estaba pasando, ni los mejores médicos de aquella época. Al de un mes, a Gentza se le murieron los padres, al de dos a Leire y al de tres a Josu. No se podían creer los que estaba ocurriendo. Tras la muerte de sus padres empezaron a investigar qué le ocurría a la gente, qué pasaba, por qué morían.


Encontraron que había muchas ratas y pulgas y pensaron que aquellas criaturas enfermaban a las personas. Un día observaron que unas ratas se

acercaban a una persona y que al de una semana tenía la piel completamente negra y estaba a punto de morir. Al contemplar todo lo ocurrido, fueron a donde el rey y le explicaron lo que sucedía. El rey tomó una decisión, dijo que cuando una persona se enfermaba que le matarían para no infectar a los demás. Anunciaron la noticia y todas las personas infectadas se tapaban con mucha ropa para que no vieran que estaba infectado porque si no, le matarían y lógicamente nadie quería morir. Gentza no pillo la enfermedad, Leire casi la pilla y Josu la pilló. Un día se le acercaron un montón de ratas mientras estaba durmiendo. Cuando se despertó vio que tenía la mano negra,


entonces se tapó la mano para que nadie le viera. Fue corriendo a donde Leire y Gentza y les contó lo que le pasaba. Leire y Gentza se quedaron alucinados y le juraron que no se lo contarían a nadie. Al de pocos días encontraron una planta que curaba la enfermedad pero había poca y no llegaría para todas las personas. Sin pensarlo primero la comió Josu y luego todos los demás. Al encontrar esa planta cientos de personas se salvaron y millones se murieron. Al final Leire, Josu y Gentza fueron las personas más famosas de aquella época por salvar a cientos de personas. Se les hizo un homenaje cuando murieron y les enterraron en las mejores tumbas de la historia.

IRATI LAGUNA


FELIPE EL AVENTURERO

Felipe era un niño muy alegre y divertido. Le gustaba navegar y le encantaba correr. Quería mucho a su padre y a su familia. Vivía en Bermeo en el año 1703. También tenía muchos amigos. Pero cuando Felipe tenía 7 años su padre que iba a navegar, desapareció. Entonces 9 años después, Felipe cogió un barco que iba en la misma dirección en la que iba su padre. Estuvo días sin comer. Mientras encontrara a su padre no le importaba sufrir. Tres semanas después llegó a una isla. Cuando llegó a la isla saltó del barco a todo correr. Encontró muchos animales. También estuvo en muchas cuevas, pero no había ni rastro de su padre. Más tarde encontró un perro. Felipe y el animal se hicieron muy amigos. Entonces encontraron otra cueva y allí estaba el colgante del padre de Felipe. A Felipe le pasó una idea por la cabeza, como los perros sabían olfatear muy bien, cogió el colgante y se lo dio al perro. El perro lo olió y se puso a correr. Felipe le siguió y encontró unos indios que tenían preso a su padre. De repente él escapó y se escondió en un arbusto hasta la noche. A la noche fue a donde su padre. Lo rescató y se lo llevó a Bermeo.

A la mañana siguiente se despertó y se puso muy enfadado porque él se quería quedar en la isla. Entonces como Felipe era un chico respetuoso, lo llevaría de nuevo a la isla. Pero se quedó contento por saber que su padre estaba vivo. Después, Felipe, en vez de estar deprimido, estaba más contento que nunca. Pasaron los años y Felipe se casó. Cuando Felipe tuvo 30 años empezó a trabajar y se fue de casa de su madre. Tuvo hijos y les


dio estudios. Sus hijos se llamaban Mike y Max. Eran dos chicos muy buenos. Cuando Felipe tuvo 65 años dejó de trabajar. 35 años después Felipe estaba muy mayor, él pensaba que se moría. Llegó a los 100 años. Sus hijos fueron a la isla, igual que su padre. Para entonces el padre de Felipe había muerto. Ellos escucharon que había un tesoro en esa isla, en la que fue Felipe. Pero la leyenda del tesoro también la conocían otros países y pueblos. Mike y Max al enterarse, fueron corriendo al barco y lo pusieron en marcha. Llegaron 12 días después. Estaban dormidos, primero se despertó Max y él le despertó a Mike. Entonces saltaron del barco a todo correr. Max y Mike encontraron un papel que era el mapa del tesoro. Lo siguieron hasta que llegaron a una cueva. En la cueva había un agujero. Entraron en el agujero y encontraron un tesoro pero, de repente, vinieron unos indios que los secuestraron y se quedaron con su tesoro. A la noche escaparon y robaron el tesoro pero un guardia les vio y llamó a todo el mundo.

Les empezaron a perseguir y justo a tiempo, llegaron al barco. Escaparon a toda velocidad y se fueron en el barco. Los indios se metieron en sus barcos. Ellos empezaron a atacarlos con cañones y el barco de Mike y Max se rompió .Siguió flotando hasta el momento que se hundió. Pero de repente vino un barco gigante y muy armado. Mike y Max pensaban que estaban perdidos porque pensaban que el barco era de los indios. Pero en realidad era su padre que venía a rescatarles. Felipe destrozo los barcos indios y


se llevó a Mike y Max que casi se morían ahogados. Felipe, Mike y Max se fueron a casa. Pero Mike se sentía arrepentido porque el tesoro se hundió junto al barco. Pero Max le dijo que el tesoro no se había hundido porque lo tenía el guardado en el bolsillo. Cuando llegaron a casa, su madre estaba muy contenta de verles. Con el tesoro, que lo vendieron, sacaron mucho dinero. Al final, Felipe hizo realidad el deseo de su padre. Ese deseo era que él y su familia entera fueran felices.

JON C.


FERNAN Y SUS AVENTURAS

Hace muchos años en un pueblo de la costa vivía Fernan. Era flaco, alto, ágil y alegre. Su pelo era marrón y sus ojos azules. Tenía 15 años. No tenía miedo de hacer cosas peligrosas, por eso siempre tenía pequeñas heridas en su cuerpo. Le gustaba comer de todo pero de todo y poco, jugar, estar con los amigos, estar con la familia y navegar. Fernan todos los días iba a trabajar en barco para traer comida. Antes de ir al puerto siempre se despedía de su familia e iba a buscar a su amigo Javier para ir juntos a cazar ballenas. Un día llegaron a Cantabria, vieron una ballena y la cazaron. Se sintieron muy contentos porque ya tenían comida para llevar a casa. Cuando llegaron al puerto lo celebraron bebiendo champán. Más tarde volvieron a casa. Fernan cogió su parte de la ballena para llevarsela a su familia pero en el camino se encontró con un pirata y el pirata quería la carne que tenía. Fernan no le quería dar nada, entonces se pelearon y al final Fernan para parar la pelea le dio un pequeño trozo y se fue a casa. Luego en casa se comieron el trozo de la ballena que quedaba. Al día siguiente era el cumpleaños de Fernan y no fue a trabajar, su amigo tampoco. Su madre, de la pastelería cogió la tarta que más le gustaba a Fernan y la llevo a casa. Mientras su madre preparaba algunos pasteles Fernan estuvo jugando con su amigo en el corral. Luego entraron en casa para apagar las velas y comer la tarta y los pasteles. Fue un día muy especial. Al día siguiente los dos amigos fueron a trabajar juntos, embarcaron hacia Cantabria. Por el camino pescaron algunos bacalaos pero al llegar no encontraron ninguna ballena. Luego Fernan y sus amigos vieron una ballena enorme de color negro, fueron a cogerla pero se encontraron con unos piratas que también la querían. Entonces tiraron los dos el arpón a la vez, los dos acertaron y estuvieron tirando del arpón pero no se movía ni para un lado ni para el otro. De repente la ballena saltó y el barco pirata se hundió. Los amigos de Fernan se dieron cuenta de que no tenían que cazar más ballenas porque vieron la belleza y la fuerza de las ballenas.


Fernan nunca olvidará la semana en la que cumplió 16 años porque desde entonces le encanta la belleza de las ballenas. Ahora solo pescan peces los días de trabajo. El martes le dijeron a Fernan y a toda la tripulación que tenían una semana libre y decidió hacer saltos desde mucha altura sin miedo. Su amigo no se atrevía a saltar pero Fernan, sí. Se subió a lo más alto de un almacén y después de caer se tropezó y se hizo una nueva herida. Luego estuvieron corriendo por el pueblo. Al volver a casa su madre le dijo que fuese a por pescado y le dio el dinero. Fernan compró el pescado y volvió a casa, cenaron y se fue a dormir. Fue un día de aventuras. Al día siguiente Fernan fue a buscar a su amigo para ir a jugar, lo pasaron muy bien jugando a piratas. Más tarde comieron y su madre les dijo que hoy venía a la ciudad Cristóbal Colón y se fueron a conocerlo. En el centro de la plaza del pueblo estaba Cristóbal Colón. Después de conocerlo todo el pueblo, él se acercó a ellos y les dijo si querían ir con su tripulación a navegar y dijeron que si. La semana siguiente prepararon su ropa y se fueron al puerto. Allí estaba Colon y su tripulación. El barco era muy grande, con muchas velas. En una vela estaba pegada una bandera de color azul. El barco era de madera con muchos colores. Los marineros eran majos y valientes. A muchos les faltaba un diente, uno tenía una pata de palo y a otro le faltaba un ojo. Todos iban vestidos iguales. Se sentían como en casa y muy felices. Fernan y su amigo se sentían contentos de estar en el barco con ellos. Era como cumplir uno de sus sueños, conocer nuevos lugares. En el barco iban a afrontar muchas aventuras y a descubrir nuevos sitios. Dos años después volvieron a ver a su familia y les contaron todas las aventuras que habían pasado. Ya no eran niños eran unos grandes marineros. DANIELA DIEZ


LA HISTORIA Esta historia comienza en una bonita mañana de la Edad Media. Max había cumplido los 18 años. Él era un chico de pelo castaño y muy alegre. Vivía con su familia, todo iba sin complicaciones, pero Max no sabía lo que iba a ocurrir. De repente en la distancia vio como los caballeros del dragón se acercaban a atacar la aldea. Max estaba tranquilo porque vivían al lado del castillo pero también estaba asustado por si los caballeros del castillo no llegaban a tiempo. En cuanto comenzó el ataque, Max se puso a salvo pensando que su familia también estaría bien. Consiguió escapar pero su familia no. Poco después llegaron los caballeros del castillo y pudieron salvar a una parte de la población. La aldea estaba devastada. En ese mismo momento él dejó de sonreír. No le quedaba ni una sola sonrisa, ni aunque le dieran algo que él adoraba. No hablaba con nadie. El solo quería venganza. Y entonces empezó a entrenar para poder atacar y vencer a los caballeros del dragón y así vengarse. Fue a entrenar al campo, y un chaval más o menos de su edad, al que le había pasado lo mismo, le pidió a Max que se uniera a él. Los dos quedaron en vengar a su familia. Y entonces Max le pregunto: -¿Cómo te llamas? -Juanito- le respondió. Juanito era un chico de 17 años, tenía el pelo negro como la noche, era de estatura media y después de la muerte de sus padres se volvió prácticamente tan triste como Max. Entonces, Juanito le preguntó a Max: - ¿Oye tienes dinero, no? porque necesitamos comer. Max le respondió que no, y Juanito supo enseguida que necesitaban dinero. Y entonces exclamó Juanito: -Bueno, yo buscare trabajo y tú planta algo para comer. Y respondió Max con voz grave: -Tiene que ser un trabajo por la tarde, si no, no podrás entrenar. Y así quedaron. Al día siguiente Juanito fue a buscar trabajo y Max después de entrenar un rato se fue a por comida. Cuando volvió a salir al sol, fueron a hacer lo que habían quedado. A Juanito le costó mucho encontrar trabajo pero al final, consiguió trabajo de tabernero. Era bastante aburrido pero ganaba unas monedas de oro . Max consiguió colarse en los cultivos del rey sin que se


enteraran y consiguió trigo, por tanto, consiguió hacer pan. Los dos se reunieron bastante satisfechos con comida y trabajo. Y luego se pusieron a entrenar. Estuvieron lo que quedaba del día entrenando y así estuvieron unas semanas hasta que los dos estuvieron preparados. Con el dinero de Juanito compraron ropa (de la más barata) mientras Max se seguía colando en los cultivos para tener pan. Llegó el gran día, el día en el que Max y Juanito se vengarían de los caballeros del dragón.

Al día siguiente, estuvieron toda la mañana planeando lo que iban a hacer, los dos discutían exclamando: -¡No, así no, mejor entramos por atrás, y ¿por qué no por delante y por la noche? Hasta que por fin se decidieron. Y Max dijo con voz orgullosa: -Este es el momento que estábamos esperando, el día de la venganza! Entonces ambos se dirigieron al castillo de los caballeros del dragón. Ambos decidieron matar a cualquier caballero con que se toparan. Sería lo justo ya que ellos habían matado a sus familias. Y así lo hicieron. Vengaron a su familia. Primero el de la entrada. Entre los dos esquivando sus golpes. Hasta que le consiguieron tumbar. Aunque los caballeros iban con coraza, de tantos tortazos atravesaron las armaduras. Mataron a un sin fin de caballeros, incluso al rey, que fue duro de roer, pero lo


consiguieron. Al final, lo vencieron aunque ambos quedaron destrozados después de todo eso. El castillo que defendía el pobre pueblo les dio el título de protectores y les recompensaron con muchas monedas de oro. Juanito estaba satisfecho pero Max no tanto y entonces le dijo Juanito: -¿Qué pasa Max, no era esto lo que querías? Y entonces le respondió Max: -Yo agradezco mucho el dinero pero lo que de verdad quiero es a mi familia. Pasaron los días y mientras Max y Juanito hacían la patrulla pasaron por el cementerio a ver el entierro de sus familias y de repente, algo increíble pasó, algo mágico y las familias se levantaron y en ese momento Max le dijo a Juanito: -Ahora ya estoy feliz y satisfecho de haber hecho todo lo que hemos hecho.

ALEX

FIN


LA REINA CLEOPATRA Había una vez en el antiguo Egipto (59 a.C.) una reina de 10 años que nació en el año 69 a.C. y falleció el 12 de agosto de 30 a..C, llamada Cleopatra. Su piel era blanca, así como su cara y era delgada. Tenía el pelo negro y corto, sus ojos eran marrones y se bañaba en leche de camellas para que tuviera la piel suave y sin arrugas. Se vestían de una forma totalmente distinta a la actual. Como era una reina, llevaba muchas joyas para demostrar que ella era la que más poder tenía. Vivía muy bien porque tenía muchos esclavos que trabajaban para ella. Los inviernos eran más tranquilos para los esclavos. Pero en cambio, en verano, tenían que trabajar muy duro. Como en Egipto hacía mucho calor, Cleopatra protestaba por esto y les decía a sus esclavos: -¡Haced que no haga tanto calor! -¡Pero mi reina, eso es imposible! -¡Te lo ordeno! - respondía ella. Entonces, los esclavos habían empezado a asustarse y hablaron entre ellos. Habían decidido poner en todo Egipto un techo con pared de arena para que no diese el sol. Pero entonces un esclavo dijo: -¡Pero para eso tardaremos siglos! -Sí. Pero por intentarlo no pasa nada. Entonces empezaron a recoger arena y más arena, la rociaron con agua para comenzar la construcción de la pared, pero en el momento más inesperado la reina volvió a protestar: -¡Aquí no hay mucha agua! ¡Haced que haya más agua! Y sin ninguna protesta se fueron, por no oírla más. Entonces los esclavos volvieron a reunirse y entre ellos hicieron un surco desde el río Nilo hasta donde vivía ella para llevar el agua. Con la tierra y el agua hicieron un barro especial llamado “arcilla” que con él empezaron a construir las paredes. Una vez que se secaron las paredes, comenzaron con el techo, cuando


todavía estaba fresco comenzó una gran tormenta y destruyó lo construido y se quedó todo Egipto lleno de barro. En ese mismo momento, la reina Cleopatra, se dio cuenta de que todo lo que quería no se podía conseguir. Esa tarde, la reina pidió perdón a todos sus esclavos por haber sido tan exigente, y de ahí en adelante prometió no ser una reina tan exigente, sino una reina más amable con toda la gente. Y para celebrarlo hicieron una fiesta de tres días pero, para la fiesta, la reina no hizo nada, lo hicieron los esclavos y empezó a pedir: -¡Traed algo relajante! -¡Traed cosas ricas para comer! -¡Traed a la gente de todo Egipto! -¡Llevadme al comedor tumbada y sin hacerme daño! Y los esclavos añadieron: -Pero mi reina, prometiste no mandar tantas cosa Y seguido dijo otro: -Por algo estamos haciendo esta fiesta. -Sí, tienes razón. -Pero no puedo parar de mandar. ¡Y tengo todo el derecho para mandar! Y todos los esclavos suspiraron a la vez. Y la reina les preguntó: -¿Por qué habéis suspirado?

-Porque pensábamos que ibas a colaborar un poco. Y entonces la reina se enfadó con los esclavos.


Cuando uno de los hijos se enteró de lo que pasó con los esclavos, lo comentó con sus hermanos y todos juntos fueron a donde la reina y uno le dijo: -¿Por qué te enfadas tanto con tus esclavos? ¿No te das cuenta que ellos están dando su vida por ti? -Si, tienes razón. Entonces fue a donde sus esclavos y cuando les dijo que le perdonasen, los esclavos sonrieron e intentó no mandar tanto pero, no lo prometió porque la reina no sabe prometer cosas.

Enara


UNO MÁS EN LA FAMILIA En la Edad Media, a mediados del siglo VI en un pueblo de Europa vivían dos hermanos llamados Eneko y Maialen. Ellos eran dos campesinos que vivían con sus padres en una casita muy pequeña. Maialen era una niña de 12 años, tenía los ojos marrones y el pelo castaño como un tronco, era muy atrevida le encantaba descubrir mundo. Tenía un hermano llamado Eneko, éste tenía 15 años, era alto y flaco como un pino. A él le encantaba también descubrir mundo. Vivían en un pueblo muy pequeño de Europa. Maialen nunca se había separado de su hermano Eneko porque eran como un chicle. Los dos hermanos habían vivido un montón de cosas por culpa de la época en la que estaban. Eneko no estudiaba nada en sí, trabajaba de criado en otras casas del pueblo , en cambio a Maialen le gustaba cocinar y trabajaba en casa haciendo la comida o a veces iba con Eneko y hacía la comida en otras casas del pueblo, además se pasaban todo el día solos porque sus padres se pasaban la vida trabajando en el mercado. Un día estaban por la calle y se encontraron con el rey y éste les dijo: -¿Queréis que vuestros padres y vosotros seáis mis sirvientes? Tendréis una habitación. A Eneko y Maialen les pareció una buena idea. Fueron a donde sus padres y les preguntaron, éstos dijeron: - Si- Les pareció una buenísima idea. No hicieron las maletas porque no tenían nada de ropa así que se fueron al castillo. Los hermanos pensaron que su vida iba a ser mejor pero no fue así porque, un día Eneko y Maialen querían salir a la calle y no pudieron salir porque el rey decía: - Ya tenéis bastante con el jardín del castillo. Los hermanos estaban tristes porque la gente empezó a morir y aunque estuvieran en el castillo tenían mucho miedo, había una enfermedad muy grave, la PESTE NEGRA.


Durante ese tiempo no hacían lo mismo, los hermanos bajaban al mercado y no limpiaban la casa debido a que el rey dijo que era peligroso. La familia pensó en irse del castillo, ya que el rey estaba poniéndose negro, por culpa de la PESTE NEGRA y no era para nada seguro, pero Maialen dijo que era el sitio más seguro porque tenía muros y el castillo era muy duro.

Un día se levantaron temprano y vieron casi todo el pueblo muerto y al rey tirado en el suelo, en ese momento escucharon “vámonos, vámonos” era gente que chillaban muerta de miedo. La familia salió corriendo sin rumbo. En aquel momento la PESTE NEGRA había llegado a su pueblo, estaban muertos de miedo. La PESTE NEGRA hizo que la familia se separara, esto no lo habían hecho nunca. Se fueron de dos en dos. Eneko y Maialen se tuvieron que separar pero Maialen le dijo a Eneko: -No te olvides de mí- y le dio un colgante Eneko le dijo:


- Tú tampoco te olvides de mí- y le dio una pulsera Cada uno se fue por un lado, Maialen y Eneko se pusieron a llorar y dijo Eneko: - ¿Por qué no podemos ir juntos? -Porque hay más posibilidades de morir- respondió su aita. Al de un rato de caminar Maialen vio una caseta y pensaron en meterse pero, cuando se metieron vieron a una madre tirada en el suelo, estaba muerta. En la caseta se escuchaban gritos de un bebé, el hijo estaba vivo, así que a todo correr cogieron una manta y una poca ropa del bebé y se lo llevaron con miedo de que los siguientes que murieran fueran ellos. En cambio, en el otro lado del pueblo había una aldea muy pequeña para gente que sobrevivió a LA PESTE NEGRA A Eneko y a su compañero rápidamente les dieron una habitación compartida con gente desconocida. Maialen y sus dos acompañantes siguieron caminando hasta que llegaron a la misma aldea donde estaba su hermano, ellos no sabían que estaban allí. Al siguiente día Maialen y sus acompañantes se levantaron pronto y sacaron a pasear al bebé, no era uno de los mejores días para pasear, porque como decía Maialen: -Un día te puedes sentir seguro y al siguiente día mueres. Eneko y su acompañante se levantaron para las diez así que no coincidieron con Maialen. Eneko decía: - Hubiese sido mejor ir todos juntos porque así ahora estaríamos más tranquilos. Los siguientes días no murió tanta gente como la primera semana. Maialen se tranquilizó porque LA PESTE NEGRA ya se había ido, pero por lo único que estaban tristes era porque pensaban que los demás habían muerto. Un día en la aldea se les ocurrió pasar lista porque el primer día apuntaron nombres y cuando estaban pasando la lista Eneko y su acompañante escucharon Maialen Larrea con dos acompañantes sí- chilló Maialen y lo mismo escucho Maialen de Eneko desde ahí.


Se pusieron a buscarse, pasadas semanas se encontraron pero cuando vieron al bebé dijeron: -¿Quién es ese? -Nadie, un bebé que nos encontramos- dijo Maialen -¿Nos lo podemos quedar? por favor- dijo Eneko Sus aitas respondieron que sí. De ahí en adelante esa familia no se ha vuelto a separar.

Maialen Larrea


LA ENVIDIA Allá por el siglo III, una niña llamada María vivió en el antiguo Egipto. Era una niña que tenía 9 años. Le encantaba jugar con sus amigos y amigas y también ayudarles. Y a su mejor amiga le trataba genial. La madre de María era reina de Egipto y se llamaba Lara. La reina tenía un bastón que era mágico para reinar. María le daba mucha envidia a sus amigas porque podía hacer lo que ella quería pero con permiso de su madre.

Además de todo eso vivía en un palacio de Egipto. Allí tenía de todo. Como a sus amigos y amigas les daba envidia María, decidieron hacer un plan para que la madre de María ( la reina ) ya no sea la reina y para que todo Egipto les haga caso a los amigos de ella. La chica no sabía nada de eso. Y cuando quedaba con sus amigos pensaba que le ocultaban algo. Entonces un día llegó a decirles: - Chicos, si me estáis ocultando algo, decírmelo porque para eso estamos los amigos. Ellos no se atrevían a decírselo, entonces decidieron decirle la mentira:


- Hemos decidido hacerle una fiesta a tu madre para que siga siendo la reina. María se alegró tanto que les ofreció darles su ayuda. Los amigos le dijeron que no hacía falta que les ofreciera su ayuda pero María insistió. Entonces dijeron: - Bale… María se fue muy contenta a su palacio. Cuando la niña no estaba, un amigo dijo a los otros: - ¿Y ahora qué hacemos? Los demás le contestaron: - Tal vez habrá que decirle la verdad - dijo la mejor amiga de María. Los otros dudaban porque si les decían la verdad, la niña estaría muy triste y no querría ser más amiga de ellos. La amiga de la niña les dijo a sus amigos: -Si no queréis decirle la verdad a María, no importa porque yo se lo diré y no estaré de vuestra parte. Además, yo nunca le haría esto a mi mejor amiga. Los amigos se quedaron alucinados con lo que dijo. Al día siguiente la mejor amiga de la egipcia quedó con ésta. Le dijo que le tenía que confesar algo y María cuando lo escuchó le contestó: - ¿Estás hablando en serio de que nuestros amigos, intentan quitarle el puesto a mi madre? - Sí… - Se van a enterar- dijo con un tono muy gruñón. La mejor amiga de ella le dijo que se tranquilizase porque harían todo lo posible para no quitarle el puesto. María le agradeció su ayuda y le dijo que no había en el mundo nadie que fuese tan amiga como ella. Los otros “amigos” seguían con sus planes pero no sabían qué plan hacer. Entonces uno dijo: - Podemos preparar un plan y luego si no nos sale, otro plan B. Los chicos se pusieron de acuerdo y decidieron hacer uno. El plan era que cuando la reina estuviese en la calle y no en su trono cogieran su bastón mágico que era con el que ella reinaba. Un día la madre de María le preguntó a la joven si quería ir a la calle a pasear. María le dijo que sí y se prepararon para salir. Los otros aprovecharon para hacer el plan y se metieron con cuidado al palacio. Pero uno de ellos se dio cuenta de que había muchos guardas. Otro dijo que él podía distraerle a alguno diciendo que se estaba meando y así el guarda le dejaría entrar. Luego otro compañero añadió:


-Sí, pero así podemos hacer con todos. Cada uno entra por una parte y así les insistimos a los guardas, luego nos podemos juntar dentro. Todos se pusieron de acuerdo y le pusieron marcha al plan. Después de media hora, como salió bien el plan, se juntaron dentro del palacio. Pero uno de ellos pensó que allí dentro podría haber más guardas y lo dijo. Todos le recordaron que un día María les dijo que sólo había guardas por fuera. María cuando salió con su madre le dijo a ella: - ¿Mama, podemos quedar con mi mejor amiga? Su madre le contestó que tenían que quedar ellas porque ya eran mayorcitas. Y entonces la niña le dijo a su madre que si podía ir a jugar un poco al parque. Su madre aceptó y le dejó. Por suerte, María en el parque encontró a su amiga y empezaron a hablar de lo de su madre. La joven le dijo a su compañera que le podía mentir a su madre y decirle que quería coger un juguete que tenía de su habitación. Su madre aceptó y se fue con su amiga a su palacio. Allí se encontró con los guardas y les dijo que tenía permiso de su madre para entrar. Cuando entraron, vieron que allí estaban los amigos de ellas. Entonces la niña les dijo: - Ya sé lo que intentáis hacer pero esto lo podemos arreglar entre todos. Los amigos se miraron unos a otros. No sabían qué decir. María les dijo: -Le puedo decir a mi madre que si le pedís con educación algo que queráis seguro que os dejará porque sabe que sois mis amigos. Además esto se arregla mejor si se soluciona hablando de cara. Lo chicos sonrieron y se fueron a donde la reina a decirle lo que habían pensado. María cuando le vio en el parque a su madre, ésta le dijo: - ¿Pero María, dónde has encontrado a tus amigos? - En nuestro palacio. - ¿Y por qué estaban allí? María le dijo que era una larga historia pero que le iba a decir una cosa. Le dijo todo lo que pensó y su madre como era muy maja lo acepto muy feliz. Y así ya no hubo más peleas durante la vida de María.

Leire


LA VIDA DE ERLANTZ Vivíamos en una casa de dos pisos con mi padre y mi madre, éramos vikingos. Mi padre era el jefe de un gran barco. Dentro de 2 días iba a ser mi cumpleaños, de regalo quería ir con mi padre y su tripulación a navegar por los mares y luchar contra los malos. Tenía muchas ganas y se lo dije, pero él me decía que era muy peligroso y que podía salir herido o muerto. Y además no tenían muchos doblones de oro, solo encontraron 2 veces dos tesoros hacía un año. El día de mi cumpleaños, mi padre se tenía que ir con su tripulación a navegar por los grandes mares pero claro, no me dejaban, entonces me colé en el barco con una pequeña armadura vieja y una pequeña espada. Pero al cabo de un rato, la tripulación de mi padre me descubrió, eran majos pero cuando se lo dijeron a mi padre, se enfadó mucho. Ya estábamos muy lejos de casa, por eso no volvieron y me tuve que quedar con ellos. Mi padre me dijo que era un día muy malo porque ese día siempre había enemigos. El año pasado mi padre casi perdió un brazo por culpa de ellos.

Ya cuando llevábamos unas horas, empecé a tener mucho miedo. Empezó una tormenta muy fuerte y durante ésta dos de los hombres de la tripulación cayeron rendidos al mar y allí se ahogaron. Los hombres de la tripulación eran diez pero se quedaron ocho. Mi padre estaba triste esos hombres eran majos pero aparte de eso, eran sus mejores hombres. Mi padre decía que sin su


tripulación entera no eran nada, ni un equipo y empezó a perder la confianza de encontrar un tesoro. Yo empecé a animarle, al final se animó un poco más y seguimos con el viaje por el mar .La tripulación seguía remando y remando, mi padre estaba descansando porque aún quedaba un viaje largo por recorrer. Yo cogí el catalejo y a lo lejos vi un barco muy raro, parecía que era el barco de los enemigos, fui corriendo a donde mi padre y le desperté a toda prisa. Nos preparamos sacando los cañones y empezaron otra vez a moverse para esconderse detrás de una roca gigante. Cuando pasaron por delante de nosotros vimos que habían encontrado 3 tesoros y atacamos rápidamente. Hundimos el barco y matamos a todos pero mi padre y yo tuvimos que bajar al fondo del mar a por los tesoros. Uno, dos, pero al subir el tercero, mi padre se enganchó con un alga y quedó atrapado, yo solté el tesoro y bajé a ayudarle rápidamente. Yo no podía hacer nada, la tripulación no me oía gritar, ni me veían. Mi padre murió ahogado, subí al barco llorando y la tripulación rescató a mi padre pero cuando lo sacaron del agua ya era tarde, lo soltamos al mar. Cuando llevábamos ya varios días de viaje, volvimos a casa, fui a donde mi madre deprisa y me dijo que estaba muy preocupada por mí porque no sabía que me había colado en el barco. Pero cuando le dije que mi padre había muerto ahogado empezó a llorar mucho. Al siguiente día decidieron todos que como buen capitán le harían una estatua en su honor, así todos los días cuando pasaran por esa estatua se le recordaría como el buen hombre valiente, fuerte y amable que había sido. Estuve muy orgulloso de mi padre.

ERLANTZ


MARK Y LEIRE EN EGIPTO Hacía una mañana soleada, Leire y Mark estaban jugando. Llegó la madre de Mark porque se tenían que ir de compras . Entonces Leire volvió a casa con su madre, le dijo que cuando acabara de trabajar la llevaría a la feria. La madre acabó de trabajar y llevó a Leire a la feria. Se pusieron a hacer compras y en una de esas, la madre le dijo a Leire que tenía que ir a hablar con el director del trabajo. Le dijo que se quedara ahí. Mientras la madre estaba hablando, una pareja se le acercó y le dijo que si se iba con ellos le darían muchas chuches y lo que ella quisiera. Leire sabía que la querían raptarla porque era muy lista. Leire dijo que no se quería ir con ellos. Entonces, los malos le cogieron y le metieron en su carreta y la llevaron. La madre tiró el teléfono y fue corriendo a su carreta pero antes de subir, le paró un hombre llamado Ander y le preguntó qué le pasaba. Entonces la madre le contó todo y subió a la carreta y Ander ayudó a la madre a rescatar a su hija . Fueron tan rápido que alcanzaron a los malos y Ander se metió en la parte trasera y el malo salió de la carreta, sacó un cuchillo y amenazó a la madre. Le dijo que se fuera porque si no mataba a su hija.

La madre era tan lista que les siguió por otro camino. Cuando estaban cerca, se bajaron de la carreta. Ander y la madre de Leire espiaron a los malos y vieron que tenían una casa llena de armas, cuando los malos salieron, ellos entraron. Se pusieron a buscar a Leire pero no la encontraron, entonces Ander se subió al tejado y vio que había una habitación, entró y encontró a Leire y a otras dos niñas. Avisó a la madre, soltaron a Leire y a las otras dos niñas. Cuando los malos se enteraron, cogieron a Leire y las niñas y se


quedaron allí . Ander se paró y se puso a pelear con el chico . Ganó la batalla pero todavía faltaba la chica que seguía a Leire y a la madre. Éstas llegaron al río. Hicieron como que se montaban en una barca pero se pusieron escondidas debajo de un puente. La mala se puso a tirar cuchillos a la barca pensando que estaban escondidas en ella. Como no vio sangre ni nada, supo que se habían escapado. Entonces, la mala se puso a buscar porque supo que muy lejos no podían haber ido. La mala oyó unas vocecitas y supo que estaban ahí, en el puente, entonces se acercó sin hacer ruido. La madre de Leire se puso a esperar a que llegara, entonces, al llegar la mala, la madre le puso la zancadilla, la tiró al agua y metió su pie para ahogarla. Cuando vio que se había ahogado, la madre salió pitando a ver dónde estaba Ander. Al ver que Ander estaba bien y que había ganado al malo, la madre se quedó más tranquila y fue corriendo a casa con Ander a buscar a las dos niñas. Cuando llegaron, subieron al tejado corriendo pero se encontraron con un hombre. Este les preguntó qué hacían allí. Ander contestó: - Estamos aquí porque los malos que viven aquí han raptado a tres niñas para venderlas ¡El hombre contestó que no eran malos . Entonces la madre de Leire se enteró de que era malo. La madre tenía escondido un cuchillo en la espalda, entonces, en su cabeza contó hasta tres y a la tercera tiró el cuchillo y mató al malo. Ander, la madre y Leire se pusieron muy felices porque habían vencido a los malos. Entonces la madre, Leire y Ander llevaron a las niñas a sus casas. La madre y Ander estaban tan felices que se besaron y se casaron. Y lo mismo pasó con Leire y Mark . Todos vivieron muy felices y juntos para siempre. Y Leire y Mark tuvieron una niña y un niño que se llamaron Naiara y Ander los terremotos porque eran muy terremotos. FIN

NAIARA


UNA AVENTURA EN EGIPTO Ane era una niña de 11 años que vivía en Nafarroa. Era morena con los ojos marrones oscuros, igual que su pelo. No era ni muy flaca, ni muy gorda. Le encantaba leer, pero sobre todo lo que más le gustaba era leer los libros de aventuras. Se pasaba horas leyendo. Siempre, antes de meterse en la cama se sentaba, cogía un libro y se ponía a leer. Cuando sus amigas le decían que si quería ir a jugar al parque, siempre les contestaba lo mismo: - ¡Id vosotras que ya os alcanzaré!!! Pero al final nunca iba a jugar, porque se quedaba leyendo los increíbles libros de aventuras. Nunca contestaba los mensajes de tan entretenida que estaba leyendo. Ane se creía que viajaría en el tiempo con sus dos amigos, Carlos y Martín, que se harían amigos del faraón y que podrían gobernar Egipto junto a él. Pero su madre siempre le decía que eso era imposible, que se quitara esa tontería de la cabeza y que se centrara en los estudios. Pero Ane nunca perdía la esperanza. Todas las noches le pedía por favor a Dios que su sueño se cumpliese. Una noche, mientras leía encima de su cama oyó un ruido muy extraño que venía del exterior. Le daba un poco de miedo ver lo que pasaba pero, después de estar algunos minutos repitiendo a su cabeza que no pasaba nada, se asomó a la ventana para ver qué es lo que pasaba y vio una enorme tormenta a la cual nadie podía hacer frente. Los árboles se iban pelando poco a poco hasta que salían volando, había mogollón de paraguas rotos volando por allí y las personas se tenían que agarrar bastante fuerte a las barandillas porque si no salían volando… Ane estaba super asustada y cuando empezó a correr hacia su madre para advertirle de lo que pasaba, la rama de un árbol le golpeó en la cabeza y perdió la consciencia. Al día siguiente, cuando se despertó, había un gran silencio en toda la casa y le pareció bastante extraño porque todas las mañanas su madre le despertaba para no llegar tarde al cole. Fue a la cocina corriendo y no vio a nadie así que salió de casa super asustada para buscar a sus padres y no encontró a nadie, se


angustio mucho y empezó a gritar como si no hubiese un mañana. Fue a buscar a sus amigos y descubrió que a ellos les había sucedido lo mismo. LOS PADRES HABÍAN DESAPARECIDO!!!!! -¿Qué vamos a hacer ahora?- dijo Carlos super asustado. Todos se quedaron callados, pensando, hasta que Martín saltó y dijo: -¡Ya lo tengo, iremos a la casa de Ane y tendremos que investigar qué es lo que ha sucedido! -¡Esto parece una gran aventura!- gritó Ane ya un poco más tranquila. Y empezaron a correr a casa de Ane. Se pasaron horas metidos en la casa pero al final salieron. Al abrir la puerta de la casa Ane empezó a gritar, Martín tenía la boca abierta y no la podía cerrar y Carlos empezó a desesperarse. ESTABAN EN EGIPTO!!!!!

A su alrededor cientos de esclavos acarreaban inmensas piedras mientras el arquitecto del faraón les decía lo que tenían que hacer. Los ropajes eran super raros, llevaban una especie de túnicas manchadas y rotas. Parecía que no se habían duchado en un año. Había bastantes templos, tantos como pirámides. Ane todavía no se creía que estaba en Egipto. Carlos lo único que quería era volver para su casa y estar con sus familiares. Pero al darse la vuelta para volver a la casa de Ane, ésta ya no estaba. Carlos empezó a llorar y a gritar, Ane todavía estaba flipada mirando a los esclavos, hasta que llegó un momento que se hartó de oír a Carlos llorar y gritó:


- ¿Cómo puedes estar llorando? ¿No ves que hemos cumplido el sueño que llevamos esperando toda nuestra vida? Entonces Carlos dejó de llorar y poco a poco empezaron a andar. Ane se dió cuenta que todos vivían al lado del río Nilo porque así podían cultivar y pescar para poder comer. También se dio cuenta que sólo los más importantes vivían en palacios. A Ane le daba un poco de rabia ver que todos tenían que trabajar menos el faraón, así que decidió ir a quejarse a su palacio. Martín no hacía más que decirle a Ane que no podía ir a quejarse porque eso no iba a acabar bien, hasta que al final dijo Ane: - ¡Vale, no iré pero no seas pesado! -¡Tendremos que buscar un refugio para poder dormir esta noche!dijo Carlos asustado. Pasaron horas y estaban muy cansados porque llevaban todo el día andando sin parar. Al fondo de un camino vieron una minicasita hecha de paja y barro, entonces decidieron quedarse a pasar la noche. No les dio tiempo a llegar a la casa porque cayeron desmayados en la arena de tan cansados que estaban. Al día siguiente cuando Ane se despertó miró a todos los lados y vio que estaban en la casita que vieron la noche anterior. Estaban solos y Ane aprovechó para despertar a sus amigos y salir de allí corriendo. Cuando se despertaron Carlos y Martín pusieron la misma cara que Ane. - ¿Dónde estamos?, ¿Por qué estamos aquí?- preguntó Carlos asustado. -¡ No sé, pero lo único que sé es que tenemos que salir de aquí como sea!- contestó Ane. Y, de repente, un niño entró en la casa con un jarrón lleno de agua diciendo: -Os encontré tirados en la arena esta mañana y como no os despertabais os traje a mi casa. - ¿Vives solo?- le pregunto Ane. -Sí- contestó el niño -¿Y cómo te llamas?- preguntó Martín -Leo. ¿Y tú? -Yo, Martín, ella es Ane y ese es Carlos- dijo Martín señalando a sus amigos. -¡Queremos volver a casa!- dijeron los tres a la vez. -Bueno y entonces decidme, ¿De dónde sois? - De Nafarroa, en España- contestó Carlos. -Y venimos del futuro, del año 2018- añadió Martín.


Leo se quedó sin palabras. El no sabía de qué estaban hablando pero decidió ayudarles. Leo empezó a preparar su mochila de aventurero mientras los demás le miraban con mala cara. Después de unos minutos preparando la mochila, empezaron a andar. Todos empezaron a andar con muchos ánimos pero después de estar algunos días andando, la cosa se fue empeorando cada vez más. Hacía muchísimo calor pero en cambio, a las noches hacia tanto frio que uno si no llevaba ropa, se moría. Ya no podían más sus piernas, no les respondían y tenían tanta sed que decidieron tumbarse en el suelo y quedarse ahí hasta que sucediera un milagro. Después de que pasaran 10 minutos o así, Ane abrió un ojo primero y luego el otro, no se creía lo que estaba pasando. HABÍA VUELTO A CASA!!! Se levantó de la cama de un salto y salió corriendo hacia la cocina y vio a su madre preparando el desayuno. Sin pensarlo se lanzó a ella y le dio un abrazo tan fuerte que su madre le preguntó si le pasaba algo. Cuando llegó al colegio, vio a sus compañeros junto a Martín y Carlos. En el recreo Ane les contó el sueño tan raro que había tenido y resulta que ellos también habían soñado lo mismo pero en vez de contárselo a todo el mundo decidieron que ese fuese su secreto. IZARO


LA PESTE La Edad Media empezó en el siglo V y ahí nacieron tres hermanos llamados Yerai, Imanol y el más gracioso, Aitor. A los tres hermanos les encantaba correr por las calles y de vez en cuando robaban al herrero un poquito de comida ya que era muy torpe y siempre le engañaban. Lo malo de estos tres hermanos es que su madre murió por una fiebre bastante fuerte, entonces, cuando murió ella, el ayuntamiento se quedó con su casa, desde entonces los tres hermanos vivían muy pobres. Los tres tenían camisetas rotas, zapatillas con agujeros y casi no tenían pantalones. No tenían casi para comer ya que solo robaban para quitar el hambre. Se dedicaron al robo y empezaron a trabajar en ello pero un día les pillaron y entonces les metieron en la cárcel pero como eran niños y se enteraron que no tenían ni madre ni padre, entonces, les cogieron a los tres y les dejaron elegir con quién quedarse: Con un clérigo, con un ciego o con un caballero. Y el más listo de los tres (Yerai) dijo que quería irse con el caballero para ayudar y servir en el castillo del rey .


Este rey se llamaba Carlos II, el calvo y le nombraron a los tres hermanos caballeros para ayudar y servir al rey Carlos II, el calvo. Se prepararon para la batalla de la historia. Pero antes de eso, iban a entrenar los guerreros del rey, así cuando llegase la batalla en el reino enemigo, les pudiesen ganar. Pero de repente, la gente gritaba, “la peste, la peste ha llegado!!!!!” Entonces todo el reino se puso a salvo con bastantes recursos para aguantar el problema de la peste negra. Toda la población quedó invadida de la peste negra y la batalla que iban a hacer los dos reinos enemigos se suspendió a causa del problema. Cuando los pastores o aldeanos del rey se quedaban enfermos de la peste negra, iban a donde el rey y éste les decía que vayan al reino enemigo y así les contagiaron y se morirían el rey y sus vasallos. Eso hicieron una y otra vez y murieron todos los del reino enemigo. Cuando los del reino fueron a recoger el botín del pueblo que habían derrotado, todos murieron en el camino por la peste negra, incluso el rey. Al cabo de unos años cuando la peste se terminó, aparecieron los tres hermanos, Yerai, Aitor e Imanol y se llevaron el botín a su casa. Después de esto, pasaron de ser pobres a ricos y como no había rey, se hicieron reyes ellos mismos. Fueron tan fuertes que construyeron todo un imperio.Jajajajaja!!!!

YERAI

FIN


La peste Hola, yo soy Elena. Estamos en el siglo XIV. Mi madre dice que tengo el pelo como el de Rapunzel, tengo los ojos verdes como hojas en verano, soy muy bajita para mi edad pero bueno… me gusta mucho estar contenta pues siempre lo estoy. Vivo en un barrio pequeño de París, en una casita acogedora pero pequeña, y vivo con mi hermanita, con mi padre y con mi madre. Mi madre se llama Aalis, mi padre Col y mi hermana Addy. Mi padre trabaja en una panadería que hace esquina debajo de mi casa, y allí me encontraba esta mañana: -Papá, ¿cuántas hogazas tengo que hacer?- le pregunté como todas las mañanas. -24, cielo, como siempre- le dije que vale y empecé a contar: - Una hogaza, dos hogazas, tres hogazas... De repente se oyó como un barco ancló e hizo un ruido tremendo, nos acercamos a ver, el barco venía de Oriente y salió un hombre con la piel negra, las ratas pasaron por su lado y se contaminó, el hombre se rio y se cayó al suelo. Entendimos que le pasaba algo y pedimos ayuda al sabio del barrio, nos dijo que se lo dijéramos al rey. Le preguntamos y se lo dijo a su sabio real y nos dijo que se contagiaba y que se iban a encargar de descubrir qué era. Cuando nos íbamos a salir del palacio vimos a más gente con la piel negra y el rey se empezó a preocupar: -¿Qué haremos si el reino entero enferma?- le oímos. El sabio dijo que tenían la peste negra. Nos quedamos mirándole porque no sabíamos lo que era, nos explicó: -La peste negra es una enfermedad que se contagia por el aire y se puede morir si la tienes. Nos quedamos mirándole y fuimos diciendo a los pueblerinos lo sucedido y se escondieron en sus casas para que no les contagiara. Nosotros se lo dijimos a nuestra familia y mi madre se asustó.


Al cabo de unas semanas el rey decretó por su presencia que todos los que hubieran sido contagiados los matarían en el matadero. El tiempo pasaba rápido en París y la gente empezó a contagiar a más gente, cuando desgraciadamente la peste llegó hasta mi madre y murió. La tristeza de mis ojos pasaron a estar grises, más bien negros, y no volví a sonreír. Hicimos el funeral lo mejor que pudimos y la tiramos al río para que pudiera disfrutar del agua cálida de la primavera. Íbamos mi padre, mi hermana y yo a la panadería tristes por lo sucedido. No me gustaba lo que había pasado y por eso empecé a llorar. Mi padre me abrazaba con los ojos rojos llenos de lágrimas. Al día siguiente, mi hermana Addy preguntaba por mi mama y yo empezaba a llorar por su muerte, Addy no sabía cómo reaccionar y empezó a llorar. Íbamos mal, mi padre nos llevaba a la panadería con él y a la vez cuidaba a mi hermana y a mi. Yo advertía a la gente de la peste y la gente me ignoraba y caían muertos. Al cabo de una semana, la gente iba cayendo y empezaron a hacerme caso, les aconsejaba que se taparan mientras buscaba un medicamento para curarles. Les ayudé a taparse con guantes, bufandas de lana y así. Mi padre se enorgullecía que ayudara, me dio las gracias por ello y me abrazo.


Al día siguiente entraron los enfermeros y mataron a mi padre ya que fue a la panadería con la cara negra y cerró los ojos de por vida. Yo lloraba porque no podía cuidar a Addy y a mí. Estaba obligada a cuidar a mi hermana y sí seguía ayudando a los enfermos, pero como tenía que llevar a mi hermana y como la gente empezó a morir, intenté hacer lo posible pero no podía. Cuando el rey vio a las personas enfermas, las capturó y mató a la mayoría. Los que no mataba los encerraba en el calabozo. Pasaban los días y mi hermana y yo no comíamos. No podía aguantar un día más sin comer y encima la peste negra iba llenando los pueblos con la enfermedad. Para entonces, perdimos la casa y la panadería. ¡Estábamos arruinadas! Vivíamos en una casa de piedras grandes que nos encontramos hecha y yo iba a buscar un poco de comida para meter a la boca pero no era posible. A las noches le cantaba a mi hermana la canción que nos cantaba mi madre a las noches: Cielo echate en la cama para descansar que mañana viene un gran día para disfrutar. A mi hermana le gustaba mucho la cancioncita y me la pedía mucho. Disfrutaba oyéndome y yo cantando y así pasábamos los días. Día por aquí, día por allá. Un día mi hermana me dijo -“¿dónde está mamá?” -le dijedisfrutando en el cielo con papá. Empecé a llorar, ella me siguió. Papá mamá, eso quiere decir que tengo edad como para cuidarme sola y empecé a hablar con mi hermana: “Bla, bla, bla, bla, bla, que si, bla, bla, bla”. Hasta que comprendí que Addy ya andaba, ya me hacía caso y que ya comía sola. Me quedé alucinada. No creía que eso pasaría, por lo menos sin darme cuenta. Cogí a Addy y la abracé con todas mis fuerzas, ella igual a mí y le prometí que viviríamos hasta los cuarenta por lo menos.

Uxue FIN



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