La Zona

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La Zona

una tierra profanada

taller de registro documental 2012 /arcos-vi単a del mar, chile



La Zona

una tierra profanada

taller de registro documental /arcos vi単a del mar


Participantes / Jennifer Astudillo Beatriz Brunet Francisca Chamorro Mariana Contreras Diego Diaz Carolina Mery Catalina Muencke Barbara Ortiz Paola Sepulveda Profesores / Sol Montero Gast贸n Salas


E

l Taller de Registro Documental en la Zona de Ventanas en Puchuncaví, Región de Valparaíso se proyectó en el contexto de una travesía fotográfica, o sea, un ejercicio de emprendimiento y un viaje exploratorio que posee una práctica formadora porque supone preparación, conocimiento y ejecución. Implica además traspasar la cotidianeidad y enfrentarse a un medio diferente para descubrir algo nuevo. El viaje ayuda a ver las cosas por primera vez y se traduce en una experiencia creativa. La Zona es un territorio que posee una alta concentración industrial; ya en 1993 fue declarada zona saturada de contaminación por anhídrido sulfuroso y material particulado respirable. Sin embargo, se han seguido instalando y aprobando nuevas industrias, entre ellas, termoeléctricas a carbón. Durante el año 2011 se suscitaron una serie de eventos de intoxicación de decenas de niños y adultos en la escuela de La Greda producto de nubes químicas tóxicas. Estudios de suelo del Instituto de Salud Pública han evidenciado altas concentraciones de arsénico, cobre y otros metales, en el suelo de la escuela. El recinto escolar fue cerrado y trasladado producto del riesgo evidente para la salud de los niños. Existen también, numerosas denuncias en relación a las enfermedades padecidas por los ex trabajadores de la refinería Codelco Ventanas (ex Enami). En la actualidad un colectivo de alrededor de 38 viudas demanda responsabilidades de la empresa por las muertes de sus maridos. Fallecidos con síntomas similares, sus viudas atribuyen su deceso a la contaminación que sufrieron mientras trabajaban en la refinería de cobre . De acuerdo a los procesos judiciales en curso la exhumación de cuerpos arroja en los peritajes expertos evidencias claras sobre causa de muerte de los trabajadores. La contaminación industrial también ha afectado las actividades económicas tradicionales de este lugar, como la pesca artesanal y la agricultura. Los pescadores de Ventanas han debido cambiar su oficio al de recolectores de algas, ante la de escasez de peces y mariscos que antes abundaban en la bahía. Respecto de la agricultura en la zona comenzó su deterioro coincidentemente con la instalación en 1964 de Enami (hoy Codelco) y Chilectra.


Las investigaciones del Instituto Nacional de Investigación Agrícola (Inia), concluyeron que para recuperar los suelos del Valle de Puchuncaví se requiere un período cercano a los 500 años. Este territorio que en una época tuvo el placentero aspecto de balneario veraniego, cuyos visitantes seducidos por diversos productos marinos y el descanso playero, hoy tiene el agua, el aire y la tierra contaminada. Con el paso de los años la pequeña caleta del encanto y sosiego estival se ha transformado en una mega zona industrial, un lugar con atmósfera de película de ciencia ficción donde agonizan y desaparecen lentamente, las especies marinas y las actividades tradicionales, todas acechadas por las frecuentes nubes toxicas de materiales particulados y por las monumentales construcciones industriales del progreso. Hoy conviven en este territorio, señalado como una de las “zonas de sacrificio” que existen en el país, quienes defienden su fuente laboral en las industrias de la zona junto a aquellos que no están dispuestos a pagar con su salud, ni con su vida el precio del progreso. Durante el taller los alumnos y alumnas desarrollaron habilidades de búsqueda y análisis de la información; habilidades sociales para establecer un dialogo e interactuar con el otro; generando así un proceso de observación que le permitió comparar realidades distintas y desarrollar una mirada personal sobre el entorno que enfrentaron, además de experimentar el trabajo en equipo donde debieron asumir responsabilidades individuales y colectivas. El trabajo se planificó en el marco de 16 sesiones de las cuales se realizaron 8 sesiones exploratorias en el lugar y 8 en el aula para evaluar los registros fotográficos de cada uno, analizar y discutir los contenidos visuales de las imágenes y las miradas personales con que se abordarían las diversas temáticas. Finalmente las imagenes se editaron bajo los ejes del abandono, el paisaje industrial, la relación del habitante con el entorno y el retrato donde se recojen miradas reflexivas y opinantes sobre la zona…

Gastón Salas

Viña del Mar, Diciembre de 2012









“En muchas de las casas de ahí, los verdaderos dueños murieron, y quedaron los herederos, pero nadie se ha hecho responsable de las casas, hay unos sitios preciosos abajo, bonitos, a la orilla del mar, todo eso es de gente que ya falleció y que eran autoridades aquí antes...” / Eliana Morales, oriunda de Concepción, habitante de Ventanas desde 1965.







“Mi hermana estudió en el colegio de la Greda, y cada vez que llegaba a la casa tenía el cuello y la cara negra. Los veraneantes ya no vienen. Incluso hay una playa que le dicen Aguas Calientes, que es el agua del mar que calientan en una caldera y después la dejan enfriar, hay un hoyo super profundo que tiene pura agua contaminada y fierro en el fondo. Hay muchas personas que se han accidentado pero las empresas les pagan y se quedan callados. Así funciona la gente, con plata, prefieren la plata a la salud. “ / Nicolás, 12 años.













“Con las industrias han llegado los trabajadores, las personas que trabajan en las industrias no son originarias de Ventana, vienen de otros lados a instalarse acá. Por eso la población ha ido en aumento.” / Viviana Mejías, 48 años. “Se acabo la agricultura, no hay otra opción que irse a trabajar a las empresas” / José Antonio Torres Peña, trabajó diez años en distintas empresas contratistas.



“Mi esposo se jubiló antes porque tuvo un accidente muy grande en la empresa y se quemó la espalda y los pies con cobre. Cuando las ollas están funcionando, no puede caerles ni una chispa de agua porque explotan, y explotó la olla y él estaba de espalda. Ahí murieron dos jóvenes y quedaron heridos varios, entre esos estaba mi marido. Lo pilló de espalda entonces le corrió todo el cobre por la espalda para abajo y se le “apozó” en los bototos, y cuando le sacaron los zapatos salieron los talones pegados ahí, quedaron los puros huesitos. Pero a él no lo llevaron al Hospital Alemán donde tenía convenio la Enami, sino que solamente lo cuidaron aquí en el policlínico de Ventanas, y la misma empresa para no dar cuenta de otro accidente más, porque cada vez los iban castigando más, tenían que pagar multa, y cada mes pagaban más multa porque tenían muchas muertes porque no había seguridad para que trabajaran los trabajadores...”







“Anualmente se mueren demasiadas personas de cáncer, la tasa de deformaciones genéticas en recién nacidos es la más alta de Chile y lo mismo sucede con las enfermedades bronco-pulmonares de niños y ancianos” / Ricardo Correa, vocero del consejo ecológico.



“Nosotros salíamos del colegio, teníamos unas dunas preciosas donde están las empresas ahora, no veníamos ni a almorzar a la casa .Después que salíamos del colegio nos íbamos a revolcar allá... éramos todos como una familia, no había gente extraña, de afuera...” / Carolina Vega, “ventanina de corazón”, nacida y criada en Ventanas. “El humo era tan fuerte que no podíamos ni salir a la calle, porque si usted salía se ahogaba. Nosotros decíamos “Uy, el humo”, pero nunca tomé conciencia de decir “nos estamos envenenando”. Y la empresa, calladita, porque ellos tienen que haber sabido que nos estaban contaminando, pero el país tenía que seguir surgiendo...” / Eliana Morales.



“Aquí en Ventanas todos estamos contaminados. Pero nuestros maridos pagaron el precio del progreso: dieron su vida a Enami, trabajaron a lo chileno, a puro ingenio y ¿para qué? Para morir de una manera espantosa” “Mi marido murió botando sus órganos por la orina, despedazado completo por dentro. Él era un tremendo caballero, pesaba 85 kilos y murió pesando 35 kilos. Era como carne molida la que empezaron a botar ellos en los excrementos. Mi marido estuvo tres meses sin tomar un sorbo de té o de agua. En el suero le ponían vitaminas y tampoco lo podían inyectar porque le pusieron un catete para suero y vitaminas. No tenían carne para inyectarlos.”




Doña Carolina Vega, viuda de don Clemente Aguilera Romero, trabajador durante 26 años en Enami, cáncer de laringe.



Doña Eliana Morales, viuda de don Raúl Lagos Bastías, trabajador durante 26 años en Enami.


Raul Lagos, trabajo más de 40 años en la refinería de Enami en Ventanas.


Gabriel Arrollo, trabajo durante 33 aĂąos en la refinerĂ­a de Enami en Ventanas.


Clemente Aguilera, trabajo durante 36 años en la refinería de Enami en Ventanas, la exhumacion de su cuerpo se rtealizó el 7 de Septiembre de 2012.


Hector Torres, trabajo más de 20 años en la refinería de Enami en Ventanas.








“Aquí está todo muerto, lo mataron las industrias de aquí al frente, antes no era así, ahora no tenemos qué hacer porque está todo contaminado...” / Don José María, pescador.




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