La arquitectura de Freddy Mamani Silvestre_extracts

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ARQUITECTURA ANDINA DE BOLIVIA LA OBRA DE FREDDY MAMANI SILVESTRE Autoras: ELISABETTA ANDREOLI / LIGIA D’ANDREA Textos: ELISABETTA ANDREOLI Fotografía: ALFREDO ZEBALLOS Dirección de Arte: LIGIA D’ANDREA Diseño: SALINASANCHEZ Impresión: ARTES GRÁFICAS SAGITARIO S.R.L. ISBN: 978-99954-2-898-3 Depósito legal: 4-1-2550-13 gattacicova.bo@gmail.com La Paz, febrero de 2014


FREDDY MAMANI SILVESTRE

LA ARQUITECTURA DE

ELISABETTA ANDREOLI LIGIA D’ANDREA


Oficina central Av. Cesar Valdez esq. Nicolas Cruz Zona San Luiz Taza • Tel: 2832062 • Cel:77555526



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l borde del altiplano, a 4.000 metros de altura sobre el nivel del mar, dominando la hoyada de La Paz y resguardada por la presencia poderosa del Huayna Potosí y del Illimani, El Alto es hoy la segunda ciudad del país, dada su población y desarrollo económico. Su raíces remontan a tiempos prehispánicos, cuando ya era punto de cruce entre el altiplano, los valles y planicies orientales. Luego fue lugar de resistencia de la población autóctona en contra de las élites coloniales y republicanas. Aunque en los años sesenta era todavía un barrio pobre asentado en los márgenes de La Paz, cincuenta años después, en el nuevo siglo, es una ciudad de un millón de habitantes, en su mayoría de origen aymara. Por su posición estratégica en el cruce de las carreteras que unen la capital con el norte y el sur del país, además de ser paso obligado hacia la frontera occidental, El Alto hoy funciona como puerto seco, con enormes intercambios comerciales, miles de talleres, algunas grandes industrias; la ciudad se alimenta también de nuevos capitales de la minería cooperativa y del intenso comercio con los países asiáticos. Gracias a una insólita estabilidad económica y la presencia de un presidente aymara, El Alto hoy se ha transformado: ya no es solamente la ciudad-dormitorio de antaño. De hecho, vive un auge económico, en ella reside un asombroso porcentaje de población joven y es la cuna de una clase emergente, económica y culturalmente, la llamada “nueva burguesía aymara”. Lo que distingue El Alto de las muchas áreas periféricas que han crecido de forma repentina en otras partes del mundo, es el elevado grado de organización de sus habitantes y el rol que ésta juega en la estructuración de la ciudad. Varios barrios se han ido constituyendo con la llegada de comunidades de campesinos y de mineros que tuvieron que buscar otro lugar de vida y trabajo en particular, por la gran sequía de 1983 o el cierre de las minas de 1985. Al trasladarse en conjunto, los lazos de vecindad no se perdieron sino que se reconstituyeron en un nuevo sitio, ayudando en la difícil tarea de establecerse a partir de la nada. De esta forma, la ocupación del suelo, por lo menos en partes de la ciudad, no se dio de forma totalmente descontrolada. También impresiona la multiplicidad y la diversidad de las organizaciones sociales que se han formado a raíz de las dificultades para acceder a los servicios urbanos básicos: juntas vecinales,

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itting on the edge of Bolivia’s magnificent Altiplano, an elevated plateau that runs across the Andes at an altitude of 4,000 metres, overlooking Bolivia’s administrative capital La Paz and protected by the powerful presence of the Illimani and Huayna Potosí glaciers, El Alto is today the country’s second city for population and economic development. Historically, El Alto itself was not a city but an impoverished borough of La Paz. To the native Amerindian and Mestizo populations, coming from the plains and the mountains in search of better living conditions, El Alto was the obvious place to settle when approaching the more European and affluent La Paz. At various points in its history, El Alto has also been a stronghold for indigenous combatants, first against the colonizing Spaniards and then later (after Bolivia had become an independent state) against the republican elite. One reason for this embattled past is that the only road that connects the capital to the rest of the country runs through El Alto: close this road, and La Paz is virtually cut off. The native Aymara leader Túpac Katari and his wife Bartolina Sisa used just such a strategy in 1781, when they laid siege to La Paz - a rebellion long celebrated as central to Bolivia’s national identity. Since this time, El Alto has been home to some tens of thousands of residents, but over the last decades it has grown exponentially: with a population today of over one million, it is now even bigger than La Paz. El Alto became a municipality in 1988, but its standing and fortunes improved significantly only after 2003, when a popular uprising and the massacre of over 80 Alteños (citizens of El Alto) led to the ousting of President Gonzalo Sánchez de Lozada and opened the way in 2006 for the election of Evo Morales, a coca-leaf producer of Aymara origins who had become leader of the historically marginalized, indigenous population of Bolivia. Within the space of just a few years El Alto gained considerable economic dynamism and political relevance. Because of its strategic position, El Alto today operates as a commercial hub, trading huge quantities of merchandise, and serving as home to thousands of workshops and some large industries. The city is fed by new capital from cooperative mining and international trade, especially with the Far East. Taking advantage of the unusual economic stability the country is enjoying with an Aymara president

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Vista panorรกmica de La Paz y el Illimani desde El Alto

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Views of La Paz and the Illimani from El Alto

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federación de comités de padres de familia, clubes de mujeres, sindicatos y gremios de todo tipo: comerciantes, mineros relocalizados, transportistas, vendedores ambulantes, etc. Estas asociaciones tejen relaciones sociales entre los habitantes de una misma zona y entre barrios, posibilitando también una efectiva representación política: hay más de mil juntas vecinales, muchas de las cuales están afiliadas a la Federación de Juntas Vecinales (FEJUVE), famosa por su capacidad de organizar poderosas marchas que paralizan la vecina La Paz. La elevada cultura organizacional, que diferencia El Alto de los barrios pobres de Brasil y de muchos otros países, se debe en gran parte a la tradición comunitaria andina de la gran mayoría de los alteños, y a la experiencia organizativa sindical de los campesinos y mineros que allí se han establecido. El origen aymara y quechua de sus habitantes hace que, a pesar de ser ya ciudadanos urbanos, muchos conserven sus derechos sobre la tierra en sus comunidades rurales, a donde regresan en épocas de siembra, cosecha y festividades, cumpliendo con sus deberes comunitarios. Esto mantiene una relación fuerte entre el campo y la ciudad y permite recrear, en contexto urbano, las tradiciones culturales de las comunidades rurales1: “cuando se reconfigura la planificación de los barrios urbanizados, cuando se modifica las viviendas de los programas del gobierno y se les va haciendo ampliaciones para dar espacio a la tienda y el garaje para el transporte pesado, cuando se reconfigura la manera de hacer mercado y feria volviendo hacia la calle a pesar de los mercados cerrados, cuando se multiplican los centros rituales, cuando se organizan las fiestas de barrio según el modelo de la reciprocidad andina (ayni) que permite redistribuir las riquezas entre los residentes, cuando las ch’allas (ofrendas a la Pachamama) de febrero se hacen masivas, cuando los cementerios se llenan de comida para compartir con las almas de los difuntos el 2 de noviembre, cuando el olor a sahumerios es más intenso en espíritu, se está poniendo en evidencia esta presencia vigorosa y diversa de la matriz andina en la ciudad de El Alto”2. A pesar de la capacidad organizativa de sus ciudadanos, como toda ciudad que se constituyó rápidamente y sin presencia del Estado, El Alto no deja de presentar algunas de las dificultades típicas de los procesos de rápida urbanización: la desorganización del

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in office, El Alto is currently experiencing an economic boom and is the cradle of an economically and culturally emergent class: the socalled new Aymara bourgeoisie. What differentiates El Alto from the many peripheral urban areas that have been growing so rapidly in other parts of the world is its inhabitants’ high level of organisation and the role that this plays in structuring the city. Several neighbourhoods were established following the arrival of entire communities of rural people and miners who had to find another place to live and work as a result of the devastating drought of 1983 and the shutdown of the mines in 1985. Because they moved as a group, their ties as communities were not lost but instead re-established in a new location, and this helped them to accomplish the difficult task of starting again from scratch. Thus, the occupation of the land, at least in certain parts of the city, did not take place in a totally uncontrolled manner. Also striking is the multiplicity and diversity of community organisations that have sprung up as a result of the difficulty in accessing basic urban services: neighbourhood committees, the federation of parents’ committees, mothers’ clubs, and all sorts of trade unions and guilds – of relocated miners, transport workers, street vendors, traders, etc. These associations weave social relations between inhabitants of each area and between neighbourhoods. They also provide the El Alto population with an effective form of political representation: there are more than a thousand neighbourhood committees, many of which are members of the Federation of Neighbourhood Committees (FEJUVE), famous for its ability to organise powerful marches that bring the neighbouring city of La Paz to a standstill. This welldeveloped organisational culture, which differentiates El Alto from poor urban neighbourhoods in Brazil and many other countries, is largely due to both the Andean indigenous communal habits and to the strong trade union experience of the vast majority of Alteños. The Aymara and Quechua origins of the Alteños also mean that, although they are now urban citizens, many keep their rights to land in their rural communities to which they return at planting and harvest times and for festivals, fulfilling their community duties. This maintains a strong relationship between the countryside and the city, and enables the cultural traditions of rural communities to be created anew in a different context1: ”when planned boroughs are

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Vista de la ciudad de El Alto

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Views of the city of El Alto

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sistema vial, la escasez de espacios públicos, la falta de servicios básicos y el modelo repetitivo en el diseño de las construcciones. En este panorama de uniformidad sobresalen por su volumen, altura y sobre todo por su sofisticación esos edificios coloridos que quizás constituyen hoy el fenómeno urbano más interesante de Bolivia. De tres cuatro pisos más altos que la media, estos edificios pertenecen a un solo dueño o familia. Si, por un lado, son expresión del éxito económico de los dueños y de la confianza en su habilidad de hacer negocios - con un costo que va desde 250.000 a 600.000 dólares -, por otro, constituyen unidades de producción de renta: una docena o más de tiendas para alquilar en la planta baja; un gran salón de eventos en el segundo y tercer piso; dos o más apartamentos para alquiler o para los hijos de los dueños en el cuarto y a veces quinto piso; y encima de todo este aparato de renta, la vivienda del dueño, de una forma y diseño que rompen con el resto del edificio: es la casa patronal. Si bien algunos edificios eclécticos en forma de castillos árabes o con decoraciones pintorescas empezaron a aparecer en los años 1990, aquí nos ocupamos de los edificios que tienen la tipología específica arriba descrita, más allá de las fachadas coloridas. Entre estos edificios, los del ingeniero Freddy Mamani Silvestre son quizá los que ofrecen el estilo más consistente y deliberado, que se ha ido, además, perfeccionando con el tiempo. FREDDY MAMANI SILVESTRE De origen rural, Freddy Mamani fue a la escuela en su propia comunidad de Catavi, provincia Aroma, departamento de La Paz y posteriormente en Caracollo, departamento de Oruro. Siendo aún niño, conoció diferentes obras en construcción acompañando a su papá que era maestro albañil. Después de hacer el servicio militar trabajó como contratista, el oficio mas alto en este ramo; al mismo tiempo, estudió en la Facultad Técnologica de Construcciones Civiles en la Universidad Mayor de San Andrés (1986), y posteriormente cursó la carrera de Ingeniería Civil en la UBI, universidad privada de El Alto. Continuó trabajando de contratista por varios años, hasta que decidió dar un paso mucho más importante para salir adelante en la vida: promover un estilo arquitectónico que pudiera dar una identidad a su ciudad, tan largamente menospreciada en el imaginario colectivo del país.

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altered, when houses provided by government programmes are modified and extensions are built to make room for small shops and the garage for the lorry or the bus, when purposed built markets places are shunned by vendors who prefer trading in the streets, when ritual centres multiply, when neighbourhood fairs are organised according to the Andean reciprocity model (ayni) that allows wealth to be redistributed among residents, when February’s ch’allas (offerings to Mother Earth) become a mass event, when the cemeteries are filled with food to share with the souls of the departed on the 2nd of November, when the smell of the aromatic plants burned for blessings becomes intense, we have evidence of this vigorous and widespread presence of Andean culture in the city of El Alto2.” Despite its citizens’ organisational capabilities, El Alto suffers from urban issues common to any city that grows rapidly and in the absence of the State: a disorganised road system, a scarcity of public spaces, a lack of basic services and the uniformity of the buildings that all seem to be based on the same design. Rising above this uniformly built environment, unusual buildings stand out for their volume, their height and, most of all, for the striking colours and unusual design of their facades. Today, they represent perhaps the most interesting urban phenomenon in Bolivia. Three or four stories higher than the average, these buildings belong to a single owner or family. On the one hand, they are the expression of the owners’ economic success and confidence – they cost between 250,000 and 600,000 dollars to build – on the other, they represent a source of income: there are a dozen or more shop spaces for rent on the ground floor; a large Events Room (Salon de Eventos) on the second and third floors; and two or more apartments for rent, or for the owner’s children, on the fourth and sometimes fifth floor. On top of this income-generating structure sits the owner’s residence, the shape and design of which often breaks with the design of the rest of the building: it is the master’s house. Although some eclectic buildings with the shape of Arab castles or with picturesque decorations have been appearing since the 1990s, our focus here is on the buildings of the specific type described above. Within the genre, those built by Freddy Mamani Silvestre have a consistent and deliberate language that has been perfected over time.

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“En la facultad técnica nos sentíamos menospreciados por la cultura y otras carreras afines, pero ahora con el Presidente Evo se revaloriza la cultura originaria. Yo fui a Tiwanaco y me impresioné con las formas tiwanacotas y estudié los libros. Yo he dado a mi diseño una descomposición y estilización de las formas andinas”. Hasta la fecha, Mamani cuenta con una experiencia de más de 60 obras que incluyen a los Salones de Eventos, realizadas con su empresa la Constructora Técnica Multidisciplinaria “J” (CONSTECM ”J”) que dirige junto a sus hermanos Edgar, Moisés, Daniel, Efraín, Elena y Luz. Es, además, egresado de la carrera de Arquitectura de la UBI. Sobre su trabajo, Freddy Mamani afirma: “mi arquitectura busca darle identidad a mi ciudad recuperando elementos de nuestra cultura originaria”, pensamiento que se confirma en algunas características de su obra. Las fachadas de los edificios de Freddy Mamani sorprenden por las formas atrevidas y los colores estridentes sobrepuestos a los grandes ventanales. La estilización de elementos figurativos al cual Freddy Mamani se inspira es una tradición de las culturas pre-hispánicas de la región andina presente en los tejidos, cerámicas, piezas de oro y arquitectura - para crear nuevas figuras se utiliza la repetición, la yuxtaposición diagonal de los planos en relación a ejes, el uso de la duplicidad, la reversibilidad y la negativa, entre otros. Así encontramos motivos a zigzag o cortes oblicuos además de un vocabulario formal libremente inspirado en el arte tiwanacota, como la cruz andina y el círculo que son componentes recurrentes utilizados tanto en la forma de las ventanas como en la decoración de paredes, puertas y pisos. Además de los elementos formales, lo que impresiona son los colores utilizados. Es conocida la costumbre andina de utilizar colores vivos en tejidos para contrabalancear los tonos monocromáticos del pasaje altiplánico; además, los tejidos son parte de la identidad de cada pueblo, y dentro de pueblos la capacidad de tejer y hacer lindas combinaciones confería estatus a la pareja o a la familia que los producía. La relevancia de los colores y de la decoración se ha mantenido en el contexto urbano. Esto se puede ver en la rica gama cromática y variedad de motivos que lucen las telas de las polleras que se visten en la ciudad. Obviamente, los colores de los tejidos tradicionales eran teñidos con substancias naturales mientras que

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FREDDY MAMANI SILVESTRE Originally from a rural community of La Paz region, Freddy Mamani Silvestre learned about masonry accompanying to the buildings sites his father who was a master builder. As a young adult, Mamani Silvestre, having completed his military service, worked as a contractor while studying for a technical qualification in civil engineering at the University of Saint Andrews in La Paz (1986), and later at a private university in El Alto. He continued working as a contractor for several years until his important decision to promote an architectural style that would give his city – so long despised in the country’s collective imagination – an identity of its own. “In the technical faculty we felt scorned because of our culture, but now that Evo Morales is president, indigenous culture has been revalued. I went to Tiwanacu and was impressed by the Tiwanacota forms, so I studied the books. My design is a stylisation of Andean forms.” With his own Constructora Técnica Multidisciplinaria “J” (CONSTECM ”J”) Mamani Silvestre has built over sixty works to date, together with his siblings Edgar, Moisés, Daniel, Efraín, Elena and Luz. He is currently studying to become an architect. About his work he states: “My architecture seeks to give my city an identity by rescuing and using certain formal elements of our indigenous culture.” Indeed, the façades of Mamani Silvestre’s buildings are surprising for their daring shapes and strident colours superimposed on large windows. As it can be observed in Andean textiles, ceramics, metal works and architecture, to gradually reduce figurative elements to their essential geometric forms was traditional in pre-Colombian cultures from the Altiplano, as was the use of juxtapositions, repetitions, diagonals, duplicity and negative as formal approaches. Thus, in Mamani Silvestre’s façades there are zigzag or oblique motifs and a formal vocabulary freely inspired by Tiwanacota tradition, such as the Andean cross and the circle that are recurrent motifs used both in the shape of the windows and the decoration of the walls, doors and floors. In addition to the formal elements, what strikes the eye is the abundant use of colours. The Andean custom of using bright colours in weaving to counterbalance the monochromatic tones of the Altiplano landscape is well known. Furthermore, textiles are part of the identity of each village, and within the village the ability to weave and make

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hoy las telas son hechas con tintes artificiales y producidas en los países asiáticos con materiales sintéticos que son más baratos y permiten combinaciones más fuertes. La pasión por la riqueza cromática y la capacidad inventiva son también evidentes en los trajes de las numerosas fiestas populares que animan la ciudad, así como en las extraordinarias composiciones gráficas de las invitaciones a las fiestas y ch’allas. Las frecuentes combinaciones de colores opuestos como naranja/verde, azul/amarillo también se pueden entender como procedentes del concepto aymara de ‘complementariedad’ basada en la combinación de opuestos. Recogiendo esta idea y compartiendo el mismo entusiasmo por lo cromático, Mamani hace un uso magistral de los colores en sus obras: pintados de forma lisa o gruesa, combinados en contraste o degradé; distribuidos en planos de fundos o en motivos geométricos tiwanacotas, el uso sofisticado los colores crean fachadas vistosas y extraordinarias. Si las fachadas son exuberantes y complejas, los interiores no lo son menos; en particular en los salones de eventos, que son el caballito de batalla del edificio. Pensados para proporcionar espacios de calidad estética y funcional para celebraciones ahora en el contexto urbano, los salones atienden a la tradición andina de la fiesta y de las danzas. Los salones son espacios amplios, de doble altura, con áreas correspondientes para los músicos, el bar y almacenamiento de fardos de cerveza, las mesas para comer y un amplio espacio para bailar (se utilizan vigas de cinco metros de luz), todos organizados dentro de un ambiente con decoración e iluminación muy elaborada: la combinación de espejos, relieves imponentes, lustres de cristal importados de China, centenares de luces que acompañan las curvas de color, motivos geométricos bordados en las columnas o en los bordes de pared, balaustradas con diferentes tonos y requintes. El gusto por la variedad de colores parece incluso inspirar los elementos decorativos del salón: “los colores fuertes son sobresalientes y necesitan anillos de columnas mayores, los colores más débiles van con los anillos menores”. En la terraza del edificio se encuentra la vivienda de los propietarios en forma de casa con terraza en vuelta y techos agudos, reminiscentes de los chalets de tipo suizo. Muchos se preguntan cuál es el origen de este tipo de vivienda y por qué su estilo rompe con diseño

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attractive combinations conferred status on the couple or family that produced them. Colours and decoration have maintained their relevance in the urban setting. This can be seen in the rich range of colours and motifs displayed on the fabric of the pollera skirts worn in the cities. Nowadays the traditional colours previously produced by natural dyes have been replaced by those obtained with synthetic dyes, and the fabrics are produced in China or Korea using cheaper synthetic materials with shiny effects. The passion for rich colours and inventive skills are also evident in the costumes worn for popular fiestas, as well as in the extraordinary graphic designs on invitations to fiestas and ch’allas. All this shows a rich heritage and habits that are deeply set in the local imaginary. The juxtaposition of complementary colours such as orange/green or blue/ yellow also can be understood as coming from the aymara concept of complementariness, the combination of opposites. Taking up this tradition and sharing the same enthusiasm for chromaticity, Mamani Silvestre makes magisterial use of colours in his buildings: painted smoothly or roughly, in contrasting or degradé combinations, used as backgrounds or in geometric Tiwanacota motifs, the sophisticated use of colour creates spectacular and extraordinary façades. And if the façades are extraordinarily surprising and complex, the interiors are no less so – particularly the events rooms, which are the building’s pièce de résistance. Designed to provide spaces of aesthetic quality suitable for celebrations, these rooms serve the Andean tradition of fiestas and dances, which has kept its currency even in the urban setting. Rooms are large, two-stories high, with areas set aside for music bands, bars and drinks storerooms (huge quantity of beer is consumed at parties), dining tables and large dance-floors. All is enhanced with very elaborate decorations and lighting: a combination of mirrors, imposing reliefs, glass chandeliers imported from China, hundreds of LED lights decorating the coloured curves, geometric motifs stamped on pillars or around the edges of walls, balustrades with different shades and refinements. The taste for colours also seems to inspire the room’s decorative elements: “Strong colours which stand out need bigger pillars, while the weaker colours go with the smaller pillars.” At the top of the building sits the owners’ residence, often capped by its own gabled roof and with its own multi-tiered chimney.

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del resto del edificio. En La Paz se especula que seria una replica de la casa campesina con su espacio alrededor; por su parte, en El Alto se dice que es para diferenciar el área comercial de la casa patronal y darle realce a la construcción. Otros argumentan que de acuerdo a la concepción andina del espacio, la casa permite al dueño estar más próximo al Alaqpacha (mundo superior) y por encima del Akapacha (mundo terreno) donde se sitúa el cuerpo principal del edificio. Freddy Mamani de forma pragmática indica que a diferencia del edificio comercial, que hace uso de toda la superficie de la parcela, la casa del dueño puede ser menor y así mejor calentar sus ambientes internos con el calor del dia y protegerse del frío del altiplano. En los pisos intermedios entre la casa y el salón de eventos se encuentran los departamentos destinados a los hijos del propietario o para su alquiler; y en la planta baja se encuentra la galería comercial o tiendas. A pesar de atender varias obras al mismo tiempo, una vez acabada la obra gruesa - la estructura de hormigón y ladrillos -, Mamani no utiliza ni oficina ni computadora. Para la obra fina (la decoración) sus instrumentos son su grande creatividad y memoria, además de papel, borrador y un lápiz con el cual dibuja frente a los maestros de obra: “En la pared, en el instante yo explico” dice. Fuerte en el diseño, transmite así las indicaciones necesarias para que el maestro de cada cuadrilla de trabajadores artesanos que se han formado con él pueda pasar a la obra. Esto vale para la pintura pero también para otros aspectos: “Las cornisas están decididas en el instante, se hace el molde completando con plasto-formo, todo hecho manualmente incluso el yeso”. Trabajar con Mamani es por eso una formación y no es raro que los trabajadores, después de aprender el arte, se alejen para formar su propia empresa. Si bien se dice que son los propietarios quienes eligen los diseños y los colores, Freddy Mamani ya ha desarrollado su propio lenguaje y a menudo es imitado. Si el dueño decide algo es el color dominante, pero el diseño queda a cargo del ingeniero: su capacidad le ha ganado reputación y eso da confianza al dueño. ARQUITECTURAS A pesar de llamar la atención y despertar curiosidad, esta arquitectura fue inicialmente menospreciada por no ser considerada como tal, sino como mal gusto “cholo” o “puro estilo decorativo”. Randolph

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Many observers have wondered why the style and form of these penthouses break from the general look of the building, or why they are set back from the perimeter. In La Paz, the rumour is that this home reproduces the traditional space around the peasant hut, but in El Alto it is said that the break differentiates the commercial building below from the owner’s nobler private dwelling above. Some even argue that, following an Andean conception of space, it allows the owner to be closer to the alaqpacha (higher world), while sitting over the akapacha (earthly world), the main body of the building. More pragmatically, Mamani Silvestre explains that, unlike the commercial spaces that make use of the whole plot so as to maximise rentable area, the owners’ home can be smaller and slightly warmer having its smaller interiors heated by the sun (central heating being almost non-existent in El Alto). Located beneath the owner’s residence, and above the grander salon, there are usually one or two flats for the owner’s children, while on the ground floor shops arranged astride a central corridor operate as a sort of mini-shopping centre. Although he supervises several buildings at the same time, Mamani Silvestre uses neither an office nor a computer. Once the structural work – the concrete and brick shell – is finished, his tools are his creativity and extraordinary memory, as well as paper and a pencil with which he draws his ideas in front of the master builders: “on the wall, I explain it there and then.” Strong on design, this is how he communicates the instructions to the supervisor of each team of artisans he has trained to specific tasks. This goes for the painting, but also for other aspects: “The cornices are decided on there and then. We make the mould and finish it off with polystyrene. Everything is done by hand on the spot.” Although the owners themselves are said to choose the designs and colours for their buildings, Mamani Silvestre’s own language is already developed, and it is often imitated. So, in Mamani Silvestre’s case, if the owner decides on anything, it will be the dominant colour, but the design is Mamani Silvestre’s responsibility: his capability has earned his reputation. ARCHITECTURES Despite attracting attention and curiosity, this architecture was initially not considered worthy of the name and scorned as “mere decorative style” or bad taste. Randolph Cárdenas, an architect and

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Cárdenas, arquitecto autor de una investigación sobre este tema, relata que en la facultad había una categorización muy peyorativa de esas construcciones3. Si es verdad que la fachada por sí sola no es arquitectura, hay que recordar que es todo el edificio que constituye una novedad tipológica. Dentro del edificio, se propone también un nuevo lenguaje estilístico, coherente con el exterior. Pero pocos son los que conocen los interiores y nadie sabe a ciencia cierta quién los dibuja y si existe una intencionalidad, un autor, o varios autores. Mamani nunca fue requerido para entrevistas. Sólo hubo un estudio y algunos artículos. Sin embargo, recientemente aparecieron voces que reclaman y se atreven a señalar que esa es la genuina expresión de la ciudad de El Alto, y quizás de La Paz, o incluso puede que sea una verdadera propuesta arquitectónica de Bolivia. De hecho, este estilo está siendo difundido a regiones amazónicas como el Beni o Pando por los aymaras que allá emigran. Hoy hay quien sugiere que la academia debería abrirse o tomar en cuenta estas expresiones arquitectónicas autóctonas. La arquitectura moderna apareció a inicio del siglo XX impulsada por innovaciones tecnológicas, nuevos principios productivos y constructivos, y como consecuencia, nuevas formas de organizar el trabajo y de habitar. La implementación de la arquitectura moderna en países menos industrializados, menos urbanos y con fuertes culturas autóctonas a menudo supuso complejidades y problemas por el desbalance entre su origen, el parámetro de desarrollo y su aplicación en un contexto con sistemas productivos, tejido social, características geográficas y culturales muy diferentes. En la segunda parte del siglo pasado, hubo el intento de resolver estas contradicciones y dificultades de la arquitectura moderna postulando un ‘regionalismo crítico’ como lo hizo el inglés Kenneth Frampton, que sugería el desarrollo de una arquitectura con saber y sabor local, pero siempre dentro del respeto de los principios fundamentales de lo moderno4. Hubo también quienes, como la pareja de arquitectos Robert Venturi y Denise Scott Brown, exhortaron en cambio a los arquitectos a mirar y aprender de la arquitectura exuberante, fachadista, colorida que venía de lo comercial y de lo popular de Las Vegas5. Incitaban a devolver el justo valor al poder simbólico de la arquitectura, reconocer la relevancia de la iconografía y de la experiencia lúdica, más allá de cuestiones de volumen, espacio y luz. Esta crítica abrió el campo al

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author of a study on the subject, recounts how these buildings were spoken of in a very pejorative way in the faculty of architecture3. Few people who are not from El Alto have ever been inside and nobody really knows who designs them, or whether there is a single draughtsman or several. Only one study and a couple of articles have been published. Mamani Silvestre was never asked to give an interview. Recently, however, voices have been heard to defend the style, daring to claim that it is the genuine expression of the city of El Alto, and even that it may represent Bolivia’s very own architectural style. Some take these claims even further, suggesting that academia should open up to these autochthonous architectural expressions. In our own architectural history lessons, we have long been taught that modern architecture appeared at the start of the 20th century as a result of technological innovations that drove new forms of production and construction and, consequently, new ways of organising work and habitation. The implementation of modern architecture in less industrialised and less urban countries with strong autochthonous cultures often led to complexities and problems due to the difference in social fabric, geographical and cultural characteristics. In the second half of the last century, attempts were made to resolve these contradictions and difficulties by postulating a ‘critical regionalism,’ as proposed by Kenneth Frampton4, who called for the development of an architecture with a local knowledge and a local flavour that would still respect modernism’s guiding principles. In obvious contrast, others such as the architect-couple Robert Venturi and Denise Scott Brown exhorted architects to abandon the canonical and instead embrace the commercial, playful and populist style of the everyday main street5. This criticism, of course, opened the way for postmodernism and its pastiches, which soon demonstrated its limits: a cacophony of elements from the past, chosen arbitrarily from any era and mixed at random, was no more local than a rigid European modernism. In El Alto, the new Andean architecture – a name we venture to suggest here – as expounded principally by Mamani, does not represent a quest for a heroic past or an everyday vernacular. Rather, at its heart is a fundamentally contemporary urban version of indigenous cultural elements. It is misleading to identify the indigenous with the archaic and the rural. Today, the Aymaras (and Quechuas

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postmodernismo y sus pastiches que bien pronto demostraron sus límites: la cacofonía de elementos del pasado, arbitrariamente elegidos de cualquier época y mezclados al azar, no era más ‘local’ o ‘autóctona’ que el rígido modernismo de los países del norte. En El Alto, la nueva arquitectura andina - nombre que aquí nos atrevemos a sugerir y en la que Freddy Mamani destaque quizá como el autor con más obras y mayor coherencia entre ellas– no representa una búsqueda del pasado sino la versión urbana y contemporánea de elementos de cultura indígena todavía existentes. Porque es un equívoco equiparar lo indígena a lo arcaico y a lo campesino, hoy los aymaras (y los quechua) que están en la ciudad manejan celulares y computadoras, aprenden chino y establecen empresas en Shanghái y Guangzhou, dirigen grandes empresas de transporte o construcción, y son agentes de rápida una acumulación capitalista. Es decir, son contemporáneos en todos los aspectos de la palabra y no dejan por ello de ser aymara o quechuas o mestizos. Quizás no sea necesario mucho tiempo para que seamos capaces de mirar esta ciudad con nuevos y asombrados ojos. Esta arquitectura nos desafía a repensar cómo desde una forma se postula una identidad, cómo desde lo heterodoxo se puede complejizar la regla establecida y cómo es sólo desde la mirada amorosa que aprecia un oficio, que se pueden flexibilizar nuestros propios límites. Aprender entonces a llenar de color y de diferencia nuestros monocromáticos ojos.

1. Extracto de Bolivia Contemporánea, Elisabetta Andreoli, Plural editores, La Paz, 2012. 2. Mario Rodrigues en Bolivia Contemporánea, Elisabetta Andreoli, Plural editores, La Paz, 2012. 3. Randolph N. Cárdenas, Edwin Mamani, Sandra B. Sejas. Arquitecturas emergentes en El Alto: El fenómeno estético como integración cultural, Fundación PIEB, La Paz 2010. 4. Kenneth Frampton: Hacia un regionalismo crítico: Seis puntos para una arquitectura de resistencia, en Perspecta: The Yale Architectural Journal 20 (1983): 2. 5. Robert Venturi, Denise Scott Brown, Steven Izenour. Learning from Las Vegas. Cambridge, Mass. & London: The M.I.T. Press, 1972.

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and mestizos) who live in the city use mobile phones and computers, learn Chinese and set up businesses in Shanghai and Guangzhou, run major transport and construction companies, and are masters of the rapid accumulation of capital – they are, in this sense, contemporary in every way, yet at the same time they do not cease to be Aymara or Quechua or mestizo and they carry on their own cultural traditions. It may not be long before we are able to look at the city of El Alto with new and astonished eyes. For its architecture challenges us to rethink how form establishes an identity, how the heterodox can complicate the established rule and parameter, and how a new appreciation of trade can make our own laws and limits become more flexible. We could learn, then, to feast our monochromatic eyes on colour, and in the process come to love a difference.

1. Extracts from Bolivia Contemporánea, Elisabetta Andreoli, Plural editores, La Paz, 2012. 2. Mario Rodrigues en Bolivia Contemporánea, Elisabetta Andreoli, Plural editores, La Paz, 2012. 3. Randolph N. Cárdenas, Edwin Mamani, Sandra B. Sejas. Arquitecturas emergentes en El Alto: el fenómeno estético como integración cultural, Fundación PIEB, La Paz 2010. 4. Kenneth Frampton: Hacia un regionalismo crítico: seis puntos para una arquitectura de resistencia, en Perspecta: The Yale Architectural Journal 20, ( 1983). 2. 5. Robert Venturi, Denise Scott Brown, Steven Izenour. Learning from Las Vegas. Cambridge, Mass. & London: The M.I.T. Press, 1972.

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Sal贸n Montecarlo 2013

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GalerĂ­a comercial Ground floor shopping center

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Mi arquitectura busca darle identidad a mi ciudad My work seeks to provide an identity to my city

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Sal贸n Iba帽ez 2013

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Sal贸n Ricky Ric贸n 2008

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VILLA ADELA 1. El Tren Diamante, Av. Bolivia, Villa Adela 2. El Carmen, Av. Bolivia, entrada Villa Adela 3. Bernardo, Av. 10 Febrero, cerca Av.Bolivia 4. La Reyna, calle 9 esq. Av. Bolivia 5. Fannellia, calle 7 esq. Av. Bolivia 6. Rey Alexander, Av. Bolivia cerca surtidor Loza 7. Carlos, Av. Cochabamba esq. Av. Bolivia 8. Salón Los Angeles, Av. Bolivia calle 9 Alemania 9. Alejandro Mamani, calle 10 esq. Av. Bolivia CAMINO A VIACHA 10. Kory Tyka, esq. Av. Bolivia 11. Atomiun, esq. Av. Bolivia 12. Anselmo, esq. Av. Bolivia 13. Hugo Gutierrez, cancha Forno 14. Salón Don Celestino, cerca Terminal 15. Estrella de Oro, frente Hospital Corea 16. Salon Don Vico, frente Hospital Corea 17. Reynaldo Ramirez, Av. 7 de junio esq. cam. a Vicha 18. Ricky Ricon, Nueva Terminal 19. Salón Don Rosalio, Pacajes Calluyo 20. Salón Don Agustín, zona San Martín 21. Salón Dionisio Canqui, esq. Av. Tiwanaco

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CARRETERA A ORURO 22. Salón Trebol, Coliseo Senkata 23. Salón Olimpio, ex.tranca Senkata 24. Montecarlo, mercado Alianza, Bolivar D 25. Carlos Sosa, mercado Alianza, Bolivar D 26. Salón Don Cleto, mercado Alianza, Bolivar D 27. Salón Reynaldo Cusicanqui, Bolivar D

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AVENIDA CIVICA 28. Salón Don José, frente Colégio Don Bosco 29. Salón Enrique, Plaza Cotel, Ciudad Satélite ZONA 16 DE JULIO 30. Palacio de Los Angeles, calle Arturo Valle 31. Salón Ibañez, calle Arturo Valle 32. Hans y Angeles, calle Victor Gutierrez 33. Yeshuasis Limachi, Av. 16 de Julio 34. Salón Doña Celia, Av. 16 de Julio 35. San Antonio, calle Pascúe 36. Salón Cintia, calle Pascúe 37. Salón Luly, plaza 16 de Julio (plaza La Paz) 38. La Joya, Av. 16 de Julio esq. UPEA 39. Salón Zarmiento, Av. 16 de Julio 40. Salón Alicia, Av.16 de Julio

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AVENIDA DON PABLO II 41. Lo Coris, calle Adolfo Garcia, final Los Andes 42. San José, Calle Gutierrez 43. Salón Freddy, 5 cuadras final Los Andes 44. Gran Palace, Av. Don Pablo II, frente UPEA 45. Don Zenón, Av. Don Pablo II esq. UPEA 46. Don Rubén, Av. Sucre 47. Miguel Soto, surtidor Fenix 48. Gran Roma, esq. Av. periférica, ex fabrica de vidrio 49. Continental Palace Mar y Ely, ex fabrica de vidrio 50. Flor de Urkupiña, ex fabrica de vidrio 51. Salón Callisaya, Mercedario 158


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MAPA DE EL ALTO UBICACIÓN DE LAS OBRAS DEL ING. FREDDY MAMANI SILVESTRE

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Elisabetta Andreoli Licenciada en Historia de Arte y Maestría en Historia da Arquitectura Moderna de la University College London (Gran Bretaña). Enseñó en la prestigiosa escuela Architectural Association (Londres). Productora de documentales y publicaciones. Investigadora de historia de la arquitectura, especialista en América Latina. Autora de los libros Brazil´s Modern Architecture, Phaidon Press (London, 2005) y Bolivia Contempóranea, Plural editores (La Paz, 2012).

Ligia D’Andrea Licenciada en Diseño y Plástica de la Universidad Federal de Rio Grande do Sul-Porto Alegre (Brasil). Post Graduación en Artes Gráfica y Maestria en Pintura, Hochschule der Künste Berlín (Alemania). Artista independiente. Participó en ediciones de Bienales Internacionales de Arte, SIART Bolivia, Mercosur (Brasil). Curadora de la muestra Arquitecturas hoy en Bolivia, Fundación Simón I. Patiño (La Paz).

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Alfredo Zeballos Fotógrafo, con más de 20 años de experiencia, colaboró y asistió a fotógrafos bolivianos en la producción editorial, publicitaria, y retratos presidenciales. Trabajó para empresas como Cerveceria Boliviana Nacional, Entel, Banco Bisa, Banco Mercantil, Coca Cola. Expuso “Oda a la Tipografía” (2009), publicó el libro “Los Alteños” (2010), participó en PHOTOESPAÑA 2012, actualmente trabaja como Freelance. Miembro de los gremios FIP y FTLP.

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Martín Sánchez Comunicador Social (La Paz, 1968). Se dedica de manera independiente al vicio, ocio y negocio del diseño gráfico desde el siglo pasado. De las 5 campañas electorales en las que trabajó, 3 fueron ganadoras; también ha participado en campañas más nobles en temas de salud y educación. Actualmente esta atrapado en las redes sociales y el mundo del internet.



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