Atisbos - Genaro Borrego Suárez del Real 1919 - 1967

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Zacatecas, 19 de octubre de 1937 Sr. Don Genaro Borrego Jr. Venustiano Carranza 25 M É X I C O, D. F. - - - - - -

Mí querido hijito: Regla de flojos es y ha sido siempre, que aquello que más deseamos, con hoy con mañana se nos vaya pasando; así que refiere la tradición de unas viejecitas Cabral de Jerez, quienes decían no haberse casado, porque hoy, con mañana se les fue pasando. Días y días se me habían pasado a mí pero hoy, aniversario de mi matrimonio, fui a Jerez al Santuario, recordé con detenimiento los detalles más salientes de esa fecha y me propuse que no se pasara otro día sin escribirte y aquí me tienes haciéndolo. Procuraré hacer lo posible para contestar tu muy grata de fecha 5 del actual. Es posible que mi empeño en ser claro contigo, se quede sin realización, pues así me sucede casi siempre, que lo que escribo no corresponde de una manera precisa con lo que pienso, pero procuraré esforzarme. Desde luego que, aun cuando no lo diga, tú debes comprenderlo, que tu carta ultima me satisfizo por varios conceptos, desde luego la sinceridad; siendo siempre sincero conmigo sabré de lo que más necesitas y mientras yo viva mi anhelo único será poder servir de algo a ti y a tus hermanitas. Además me revelo que tus ideas y propósitos son nobles y elevados lo que es una gran ventaja para el joven que está educándose y formándose, pues esto indica elevación de ideas y alejamiento de todo lo que sea grosero y vulgar, llevando siempre a quien así piensa a tener siempre y en todos los órdenes al cumplimiento del deber. Dios permita que no abandones nunca esta manera de pensar, y que te ayude a poner en práctica tus elevados propósitos. Para esto, lo primero que necesitas es salud, y respecto de este punto, ya cuando estuviste la última vez te dije, que quiero que en tus vacaciones te dediques o mejor dicho que nos dediquemos

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con empeño a tu curación, para que cuando sea necesario trabajar con empeño, no tropieces con que tu falta de salud te lo impide. Al estar aquí pensaremos detenidamente sobre esto. El medio allá es de más amplitud y más a propósito por lo que a médicos se refiere, pero tal vez no solamente se necesite eso, si no que requieras algunas atenciones o ayudas de familia que solamente en tu casa puedas tener, porque aun cuando allá tengan muy buena voluntad las personas de la familia, como indudablemente sucede, a ti te causen pena algunas cosas. Sabiendo púes que no me engañas, ni haces un mal uso de mi buena voluntad, quiero decirte que tomes empeño para presentar todos los exámenes que puedas. Pero sin perjudicarte en tu salud, hasta donde veas que no te perjudicas, y como antes te digo, ya estando aliviado, en lo cual tengo yo mucha fe que sucederá podrás empeñarte y responder el tiempo perdido probablemente con mejores resultados. ¿Qué cariño puedes encontrar más grande, ni fiar más en él que el de tu padre? yo te aseguro que ninguno; porque si Dios te concede una virtuosa y buena esposa en todos los sentidos seguramente te querrá mucho, pero ese cariño es de otra índole. Por naturaleza y en mi caso por temperamento las manifestaciones de ese cariño serán bruscas, entrañaran necesidades exigencias indebidas, pero en el fondo las cosas pasan de manera muy distinta y en eso no debes fijarte, ya la experiencia de la vida te enseñará a valorizar las cosas y los sentimientos y tal vez podrás darte cuenta exacta de lo que te digo. Yo quiero para ti todo lo bueno, todo lo noble, todo lo que honre en una palabra, y por eso seguramente aparezco contigo necio, así te lo he dicho muchas veces, no te fijes pues en la mala forma de mis exigencias sino en que tiene por única mira, llamarte la atención hacia un buen comportamiento en todo y por todo. Al hablarte de mis deseos de que permanezcas aquí todo el tiempo que sea necesario para tu curación, olvide decirte algo muy importante, quiero referirme al medio social. Esto me preocupa, porque es cierto que México tiene muchos peligros para los jóvenes, pero esto es para los mal inclinados, en cambio los que no lo son, tienen muchas diversiones honestas, que no los perjudican en ninguna forma; y en los pueblos, este y todos los que no lo son, tienen el inconveniente de que el que no sabe defenderse, aun

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cuando tenga buenas inclinaciones, casi siempre es arrastrado por el mal camino, pero en fin en todo pensaremos juntos, para ver si lo hacemos lo mejor posible. Ya sabe Ud. pues que a Ud. no le falta cariño, al contrario, aquí en su casa se lo tenemos todos muy grande y allá también, las personas de nuestra familia de allá siempre se han distinguido por amables y bondadosas y creo que tú también tienes prueba de ello. Como te digo fui hoy a Jerez, pero no llevaba más negocio que el que te digo, vi muy poco a Salvador, nomás una saludadita, pero me encargo que te saludara con cariño. Probablemente mañana saldrá la presente para mandarte con ella tu semanario, si algo más se me ocurre se lo agregaré, pero lo creo difícil, mi imaginación es pobre y cómo te dije al principio no supe decirte lo que quería, pero teniendo buena voluntad, me comprenderás. Recibe mi bendición y mi cariño, Tus hermanitas te saludan también cariñosamente.

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6 de Octubre de 1950 Sr. Don Eugenio del Hoyo Monterrey, N.L. Mi querido amigo Eugenio: He estado esperando carta tuya; pero estoy seguro que no me has escrito por falta de tiempo, pues ya me imagino como andarás entusiasmado cultivando afectos; iniciando amistades; trabajando; acomodándote, etc., etc. Tú papá me enseño ayer la carta que le escribiste, y por ella me doy cuenta que estas a gusto, pues creo, estoy seguro, de que si algo te estorba para triunfar es tu modestia y tu timidez, así que si ahora, que estás en tu elemento, en un lugar donde puedes desarrollarte plena e íntegramente, te despojas de lo UNICO que te estorba, debes estar seguro de que triunfarás en todos los órdenes, como lo mereces por todos los conceptos. Quisiera darte noticias de aquí; pero ya tú conoces esto, y la monotonía que tu dejaste ¡Naturalmente! Que sigue igual. Tus clases de Historia; tal como lo presentiste, se las dieron a Ibarra, y las de matemáticas a un Ing. Joven que acaba de llegar, según dicen a hacerse cargo de la Dirección de obras públicas. El Lic. Gómez Morín, en carta fechada en México el día 4 del presente mes, y recibida hoy, me dice textualmente que el Instituto Tecnológico de Monterrey están necesitando un profesor de Derecho mercantil, supongo que quieren un profesor permanente y que, por lo tanto, perciba un sueldo decoroso como los que el Instituto cubre a sus demás profesores de esa categoría. El trabajo en el Instituto, le dejaría oportunidad de conocer el ambiente y hacerse conocer en aquella Ciudad que tan rápidamente viene progresando. Si tiene usted

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interés, le sugiero se sirva escribir –refiriéndose a esta carta, si lo cree prudente- al señor Licenciado Roberto Guajardo Suárez, Director del Instituto, dándole sus antecedentes Universitarios. Yo no hallo que pensar; por un lado mi situación aquí es más mala, y lo que es peor, no veo que pronto tenga remedio; si yo tuviera trabajo en mi despacho, todo lo demás sería llevadero (con la ayuda de Dios); pero no he tenido trabajo en él, se me cierran las puertas. No tengo a quien recurrir, ni siquiera para pedirle un consejo; así que yo solo tengo que resolver todo, echándome sobre mis espaldas, ya cargadas con tanto problema, la solución de este que tanto me angustia; así que DESPUES DE QUE TÚ VEAS QUE ME PUEDE CONVENIR IRME A ESA, infórmate sobre eso del Derecho Mercantil para que tratemos ya el tema de forma debida; debes también, y muy principalmente, fijarte en si yo puedo dar el ancho o no; PERO DESPOJANDOTE POR COMPLETO DEL AFECTO, porque sería de terribles consecuencias morales, sociales, materiales, etc., que fuera yo a fracasar. Te la pongo difícil ¿Verdad? Pero no hay remedio, tú me conoces y eres el único que puede darme un consejo bueno. A mí me gustaría irme porque creo que sí doy el ancho, puede servirme de mucho la aventura, pues en último caso con un año o dos ahí, bien aprovechados puede unos salir con mejores bagajes a otro lado o aun aquí mismo. Pienso que todavía estoy joven y que aun puedo tomar, juntar elementos para lo fututo. Te hablo con la claridad y la franqueza con la que te he hablado siempre, y espero, estoy seguro que tú me harás lo mismo. NADIE, NADIE en la vida me conoce mejor que tú, por lo mismo tu mejor que nadie, y como lo has hecho hasta ahora, me ayudaras, seguirás estando cerca de mí, me darás consejo y me ayudaras en lo que puedas. Ya te darás cuenta como me hará falta aquí el amigo de siempre; ¡CONTESTAME LARGO, LARGO. LARGO y lo más

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pronto que puedas, ojala Dios tenga dispuesto que continuemos Juntos!, yo le pido con todo fervor, que me guie, que me ilumine, para hacer lo que más convenga a mi familia y a mí, siempre a mayor gloria de él que tan bueno ha sido siempre conmigo, sobre todo dándome fuerzas para bendecir siempre su voluntad, y yo creo que esta es la gracia que más debe uno agradecerla. Para mí será muy duro salir de aquí . ¡Pero si triunfo en otro lado! Perdona la carta. Estoy en mi entero juicio y cabal memoria, así es que. . . . ¡Hasta el cargo! . . . . No más de í te hable, pero con los amigos todo se vale. Recibe un abrazo de tu invariable amigo que te desea mucho éxito en todo.

P.D. Te recomiendo mucha, muchísima discreción sobre el asunto de la clase en el Tec

no quiero que nadie de aquí sepa nada, pues ya

sabes que esto me pudiera perjudicar.

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17 de Octubre de 1951

Sr. Don Eugenio del Hoyo Instituto Tecnológico. Monterrey, N.L. Muy estimado amigo Eugenio:

Mucho he sentido que no me hayas escrito desde que te fuiste; es cierto que recibí contestación a una carta mía, pero tú no has llevado la iniciativa en esto de la correspondencia. Sé, y me he alegrado mucho, de tus triunfos en todos los órdenes; me da gusto por el amigo que triunfa, y además porque tu triunfo nos está dando la razón a todos los que siempre hemos creído en ti. No obstante mi actual posición cultural, social, profesional y económica que no podría ser peor, creo que todos los hombres tenemos algunas veces oportunidades para dejar de pasar trabajos dentro de las dificultades que en sí tienen la vida; esto me hace vivir tranquilo y ¡todavía! Con esperanzas e ilusiones. Ni

que

decirte

que

en

mi

familia

encuentro

la

compensación a todo lo que en otras ordenes me falta; sabes, como lo sabe todo el mundo que con mi mujer y con mis hijos soy feliz completamente feliz, a tal grado que sinceramente creo muy difícil que exista un matrimonio tan perfecto en lo sentimental y hasta, por lo que se refiere a la mujer, en lo virtuoso que el mío. Amigos no tengo, salvo naturalmente dos o tres personas que no menciono, y con las que sé que cuento a toda hora, me siento pues completamente aislado. Mi compadre Gustavo me lleva

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el bajo en mis aficiones políticas e intelectuales, y se ha hecho indispensable para mí. Lo confirme el sábado pasado termine de escribir alguna cosa y me sentía desesperado porque no tenía a quien enseñársela, con quien comentarla, a quien preguntarle si estaba bien o si estaba mal

hasta que llego Gustavo y el me

resolvió el problema con grande benevolencia. Pero pensé que qué aria el día que no tuviera yo con quien hacer el menor comentario de todas las pequeñas cosas que en lo cultural me inquietan. Mis actividades son nulas o casi nulas. Dios me ha ayudado para mantenerme en mi profesión con dos o tres clientes buenos, lo que me permite trabajar poco ganando lo indispensable; pero clientela propiamente no tengo. A este precio he pagado el placer de poderles llamar por su verdadero nombre a los hombres y a las cosas de mi Patria y de mi Estado. El precio es caro pero bien vale la pena pagarlo por tener la espina dorsal un poco más tonificada que muchos personajes otrora respetables. Escribo mis ideas debido a que así me desahogo pues como antes te digo no tengo con quien comentarlas, discutirlas, etc., a eso se reduce mi actividad. Yo quisiera que hicieras un hueco en tus múltiples actividades para que me escribieras una carta así de larga como esta, y así también de franca y sincera. Yo he querido hacer una síntesis de mi vida para que sigas conociéndola en la forma tan íntima como la habías conocido siempre, pues no quiero perder contacto contigo. Te mando una de las cosas que he escrito. Ojalá y ella, u otra cualquiera, y después otras muchas tuvieran cabida en algún

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periódico de por allá. Deseo poder tener la ocupación de escribir en beneficio tanto de mi intelecto como de mi economía, pues pienso que algo pudiera producirme. Como en todas mis cosas de esta índole necesito que me apadrines, pero antes de resolverte a hacerlo, que con toda franqueza me digas si esto es posible o no es posible. No te digo que pongas empeño en ello porque sé que es factible que me ayudaras. Espero con ansia tus letras, y con mucho afecto te envió un abrazo de amigo.

Lic. Genaro Borrego Jr.

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Monterrey 17 de Octubre 1950.

Eugenio del Hoyo Instituto Tecnológico Apartado #1344. Monterrey, N. L.

Sr. Lic. D. Genaro Borrego Jr. Zacatecas, Zac. Muy querido amigo:

Perdóname que hasta ahora conteste tú carta y no ha sido por falta de tiempo pues a pesar de que estoy lleno de trabajo, en este caso habría hecho un huequito para contestarte. La única y verdadera razón es que en tu carta me planteas un problema de conciencia bien difícil; me dejas que con mi consejo resuelva el problema. Todas estas noches me he sentado frente al papel como decía, Santa Teresa “como una cosa boba, que ni sé que decir ni como comenzar”. Pero creo que el asunto no da lugar a más dilataciones, por eso te escribo ahora aun cuando mi carta no llegue al fondo del problema. Conozco tu capacidad y tu vocación de maestro, por ese lado creo que no tendrías problema, además la organización del TEC y del espíritu de trabajo de esta ciudad y el ambiente de este gran Colegio impulsan a la superación. En lo personal sería para mí una bendición de Dios que tú te vinieses, contar con el viejo y querido amigo, ¡Tenerte conmigo para todas las confidencias! ¡Seguir estrechando los lazos entre nuestras mujeres y nuestros hijos! Eso sería hermosísimo. Pero creo que debes pensar seriamente en el problema económico. Conozco tu estándar de vida y temo que con el sueldo de ingreso no pudieses satisfacerlo. Yo gano $1,000.00 mensuales por 21 horas (nominalmente) a la semana, cuando venga mi familia tendré además $100.00 de ayuda de renta y la despensa y la gratificación anual de un mes de sueldo. Creo que a ti te ofrecerían condiciones semejantes y la vida aquí es cara y el ambiente del TEC trae aparejados

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compromisos ineludibles: abono para conciertos, ($120.00 por el mío y el de Celia), una acción del Club Campestre para maestros cuya construcción ya se inició ($3000.00), ya me hicieron la insinuación de que le parecería bien que me hiciese miembro de los sembradores de la Amistad, etc., etc., esto en los escasos 20 días que tengo aquí. Y según me dicen los aumentos van siendo lentos. Créemelo que hay momentos en que a mí me entra el apuro de tener que seguir viviendo con estrecheces; pero de todas maneras creo que nunca llegara mi situación a las penurias de mi vida en Zacatecas. Esto solo a ti te lo he dicho, me he hecho el propósito de crearme un ambiente psicológico de seguridad y de optimismo y a nadie hasta ahora había dicho nada de mis temores y pesimismos. En general el ambiente en el TEC es muy agradable (hay, rodeado por los edificios un lugar delicioso que se llama “La Carretera” es una fuente de soda con café, en las horas libres siempre se peluquería, boleria, etc encuentra allí una peña de profesores en la que se charla de todos los temas y siempre en un plan de altura, esos ratos de “La Carretera” son sencillamente estupendos) la disciplina es muy rígida tanto para alumnos como para maestros, nos movemos a son de campana tañida y se nos exige mucho: a cada maestro se le lleva un record de faltas, de retardos, de fecha de entrega de calificaciones e informes, et., etc., esto ha habido muchos que no lo han soportado y mejor han abandonado el Colegio. No faltan como en todas partes los descontentos y las intrigas y ese es el Gran peligro del TEC; verse arrastrado por ese corriente. En este aspecto, te lo digo con toda franqueza, temo conociendo tú carácter. Ya has de saber que además de mis clases de historia, estoy de prefecto en el Internado de la Silla. ¡Bendito sea Dios! Hasta ahora todo ha salido bien y he logrado meterme en el ambiente; pero mi cargo de prefecto ha sido un peso que me ha impedido dedicarme a mis clases como actividad única y francamente no estoy contento de la forma en que las he estado llevando. Y quisiera escribirte muy largo, contártelo todo; pero ya no quiero que esta carta se retrase más. Además hay muchas cosas que necesitan de la charla detallada y tendida y son cosas muy importantes. ¡Ojalá y tus negocios necesitasen una vueltecilla por Monterrey! ¡Aquí, entre los dos, resolveríamos definitivamente el problema!

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Como ves, Genaro, no pude llegar al fondo ni mucho menos aconsejarte en forma concreta. En principio te digo que te vengas; pero que antes pienses mucho el aspecto económico y te des una vuelta para que platiquemos largamente. Si la resolución de urgencia inmediata, que esperes a que yo vaya en diciembre y entre los dos analizaremos el problema con toda sutileza. Pronto te escribiré muy largo, ya parece que me estoy poniendo en calma. Salúdame con todo cariño a Olguita y los niños. Tú amigo que te quiere y te estima Eugenio.

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Zacatecas, Zac., 16 de junio de 1949

Sr. Lic. Don Daniel Kuri Breña México, D.F. Muy estimado amigo:

Hacía días atrás quería escribirle pues deseaba estar seguro de que tú ya sabes lo que ahora voy a contarte. Toda la gente aquí, amigos y enemigos tuyos, dan como hecho que vienes como candidato de ACCION NACIONAL para Gobernador del Estado y esto se debe no tanto a que alguien le ha asegurado el hecho, sino más bien al deseo grande que tienen que así suceda. Y hay muchas circunstancias para que así sea; la personalidad que has adquirido, tu intervención constante en la política del País; tú anterior intervención en los problemas del Estado aun a costa de tú tranquilidad personal y sobre todo la certeza que se tiene de que un candidato como tú, y además enarbolando dignamente los principios de ACCIÓN NACIONAL, lograra vencer al terrible cacique que nos extorsiona y del que no vislumbra ya su falta de influencia en el centro. Creo que muy pronto recibirás las primeras invitaciones que oficialmente se te hagan, pues algunos de los dirigentes del partido así me lo han pronunciado. Por mi parte yo solo le digo que si puede aceptar, aun a costa de sacrificios, así lo hagas, pues eres la esperanza de todo el Estado, y si dejas pasar la oportunidad difícilmente se logrará esto. Por otra parte el partido político de presenta desolador si no contamos contigo, pues al candidato del Gobernador para lo mismo el minero que tú ya conoces desde aquellos días gloriosos en los que luchaste por la dignidad de nuestro Colegio; para Presidente Municipal, Benito López líder comunista que siempre ha vivido de matar las raquíticas industrias que aquí suelen establecerse; y para diputados (con minúscula) al Congreso Local, el chofer, el ayudante, un pariente, el jefe de tránsito, el Prof. Murillo Rivales jefe del Partido Comunista, y así por el estilo los otros, habría que hacer muchas otras consideraciones pero por carta sería larga y siempre incompletas. Yo estoy desesperado, por diversas razones (políticas, de salud, etc.) tengo poco o ningún trabajo, y aun cuando siempre he dicho que de aquí saldría solamente muerto, ahora me he resuelto a ir por allá a ver si puedo trabajar

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en algo sin más ambición que poder mantener a mi familia, y si es necesario guardando cuidadosamente mi título para trabajar en otra cosa, sin más limitación que la que me impone mi salud, de no tener que caminar o hacer esfuerzo físico. Siempre me ha gustado la cuestión bancaria. No deseo necesariamente que el trabajo sea en esa ciudad, ni siquiera fuera de aquí (si fuera aquí dicho trabajo), lo que deseo es trabajar. Te ruego muy encarecidamente que te intereses por mí y si puedes conseguirme alguna cosa avísame por favor te lo agradecería. Agradeciéndote de antemano la atención que te sirvas darles a TODOS los asuntos de la presente (no nada más a los que a mí se refieren), me despido de ti con un fuerte abrazo.

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Zacatecas, Zac., 7 de febrero de 1956

Sra. Doña María Hinojosa México, D.F. Mí querido Anita: Es esta, indudablemente, la carta de pésame más fácil y más difícil, al mismo tiempo, de todas las que he escrito y habré de escribir: La más fácil porque va dirigida a la persona que formo, casi totalmente los afectos y los sentimientos de quien la escribe; que por lo mismo, los conoce como cualquier cosa suya, íntimamente, profundamente, y sabe que con una sola palabra se puede expresar mucho, cuando se desea realmente hacerlo. Así pues, es muy fácil que yo le dé el pésame solamente diciendo: ¡Siento mucho su pena!; usted que me conoce, sabe que soy sincero, que de veras su dolor es mío, que sufro porque usted sufre; que haría cualquier cosa porque usted no sufriera como está sufriendo. Pero es la más difícil porque debiéndole como le debo tanto afecto a usted, quisiera decirle algo que de verdad mitigara su dolor; algo que le llevara un consuelo como las palabras de usted tantas y tantas veces me lo han llevado a mí, y aunque mi vibrante corazón eso desea, mi muy pobre inteligencia no acierta a obedecer. Son embargo, usted misma, como tantas veces, me va a ayudar: ¿Recuerda que alguna vez me dijo que cada uno sufre de acuerdo con sus sentimientos, con el modo de ser de su alma? Pues bien, deje de obrar libremente a sus sentimientos y su dolor será dulce, será tierno; sufrirá hondo, muy hondo, pero con tranquilidad; verá pena humana en su pena; pero sentirá la trascendencia eterna de ella; sentirá un vacío en la vida, pero un lugar en el cielo. Lo que seguramente habrá tenido que decirles en estos días terribles a sus hijos, dígaselo usted misma vehemencia que se los dice a ellos paa que sufran menos y vera como sus palabras son ciertas y sentirá consuelo. Y que más le tengo de decir, sino que usted me enseñó a tener mucha fe en Dios; en la eficacia de la oración, y en el premio eterno a los buenos.

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Créame. Anita, que he sentido mucho la muerte de Manuel; porque yo le tenía afecto, le tenía cariño, le tenía aprecio; él siempre me distinguió, me procuro, perdono mis muchas imprudencias y toleró mi mal carácter; pero además la siento por la pena que ella les ha causado a ustedes a quienes yo tanto quiero. Reciba pues mis condolencias, expresadas de mala manera, pero con toda sinceridad; transmítaselas a todos y cada uno de sus hijos, tanto de parte mía como de Olguita, y tenga la seguridad de que no me olvido de ustedes.

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3 de febrero de 1956 Sr. Manuel B. Hinojosa Delia 116 México, D.F. Mí querido Meme: Me siento a escribirte con todo mi corazón esta carta –que uno nunca quisiera escribir- y no sé lo que voy a decirte; sin embargo no te voy a escribir por puro formulismo; lo haré porque realmente quiero estar cerca de ti en estos terribles momentos; cerca de tu dolor para ayudarte, si eso fuera posible, a sentir tu pena; para que en mí desahogaras tu desbordante sentimiento; hasta para compartirlo, porque tu dolor yo lo siento porque somos, (y como no hemos de serlo) hermanos. ¿Pero verdad que no estás desesperado?; ¿verdad que sufres con tranquilidad? Esta es la herencia que realmente deja el padre bueno; su muerte llega a coronar lo que nos dio porque es momento en que recordamos sus inmensas virtudes y sentimos la tranquilidad de que él está en el cielo. Y esto mitiga, sublima el dolo, hasta convertirlo en tranquila pena. Es la gran ventaja de haber tenido un padre bueno. Hasta cuando muere, su muerte y su vida nos están sirviendo de amortiguador de los dolores. Por otra parte, En tu madre y en tu padre has visto siempre que el “Hágase Señor tu Voluntad” dicho con la sinceridad de un corazón cristiano, es la fórmula más eficaz para resolver todo, todo. Tú lo has dicho ya porque sabes que Dios siempre manda lo que debe mandar, y que lo manda para bien de sus hijos si saben aceptar su voluntad, y entonces Él ayuda a sufrir su voluntad, que es el motivo, mejor dicho la razón por la que podemos soportar estas penas. ¿Qué más te digo, Sobre todo en estos momentos en que estoy todavía atontado con la noticia que deliberadamente me ocultaron aquí hasta hace una hora? Nada. Solamente que Dios te ayude a sufrir; que le pidas, como yo lo hago con todo mi corazón, que te consuele en tu inmensa pena, y obtendrás lo que pides. En nombre mío, de Olguita y de mis hijos, recibe nuestro más sincero pésame; transmíteselo a tus hermanos y a tu mamá. No les escribiré a todos pero dales de nuestra

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parte las condolencias más sentidas. A tu mamá a quien tengo en estos momentos atravesada en el corazón, dele muchas cosas de mi parte; sabes lo que la quiero; voy a escribirle; procurare hacerlo hoy mismo. A Anís también le escribiré; pero a cada uno de tus hermanos diles de mi parte que siento mucho su pena. Es la verdad. Un abrazo, el más apretado, y la seguridad de que le pediré a Dios mucho por ti y por tu padre.

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Zacatecas supo darse cuenta del glorioso significado de su cuarto centenario. Supo comprender lo que significaba para ella, para la ciudad, el haber vencido al tiempo. El haberlo vencido a través de tantas y tan variadas circunstancias, el haber luchado contra tanto elementos, y como consecuencia, poder ahora, como entonces, como cuando vino a poner la cruz sobre nuestra amada Bufa el Español Jerónimo Mendoza, sentir que las grandes empresas son imposibles de realizarse si no las alumbra, magnifica y clara, la luz del entendimiento que se manifiesta como capacidad, mejor dicho, como realidad cultural.

Sin una gran realidad cultural, hubiera sido imposible que se realizara la fundación de Zacatecas. Porque la fundación de una Ciudad como ésta, con su espíritu, con su fe, con sus virtudes todas, es producto de sentimientos y de anhelos que solo pueden alimentar y realizar la cultura. Porque si los gloriosos capitanes que vinieron hace cuatrocientos años al pie de la Bufa, no tuvieran el impulso y las obligaciones que les imponía la cultura del gran pueblo español del que eran hijos, no hubieran sido capaces de sentir, no obstante su reconocida grandeza, que el indio Zacateco que habitaba estas regiones era igual que ellos, era su hermano porque también era hijo del mismo padre, y también la Virgen María amaba al indio como amaba al Español. Si comprender

eso,

nuestros

conquistadores

seguramente

que

no

también

hubieran hubieran

podido fundado

Zacatecas; pero entonces nuestra gloriosa ciudad no hubiera sido, aún después de cuatrocientos años, la noble ciudad que es ahora. Sin esos antecedentes no se hubieran mezclado con el indio y le hubieran enseñado su religión, su lengua, sus costumbres, su fe, su honradez y su voluntad que ahora, cuatro centurias después son cualidades distintivas de todo buen Zacatecano. Sin ese concepto de la igualdad

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humana por Derecho Divino con toda seguridad que Jones de Tolosa, el gran capitán descubierto de estas tierras, no se hubiera casado con una nieta del Azteca Emperador Moctezuma. Sin ese concepto producto de la cultura Española de aquella época, con toda seguridad que no hubieran dado los españoles la sabia escarlata de su breve sangre, para que fundida con la del indio diera lugar a la fomentación de la bravía raza zacatecana a la que tenemos la inmarcesible gloria de pertenecer. Digo que sin todo lo anterior, también habrían fundado Zacatecas, pero entonces nuestra ciudad no hubiera tenido el espíritu que tiene y habría sido solamente un lugar donde vivir mientras las caprichosas minas dieran riqueza a sus moradores. Pero todos sabemos que Zacatecas no sólo es eso, sino que es una gran ciudad por dos conceptos. Al darse cuenta nuestra ciudad del significado de su Cuarto Centenario tuvo que rendir homenaje en primer lugar a la Virgen bajo cuyo amparo vivieron sus fundadores y se acogieron después sus habitantes. Así también expresaba su reconocimiento a la religión que profesaban sus conquistadores, la que fue el consuelo de ellos y su aliento en los rudos trabajos que tuvieron que pasar para poder efectuar la conquista. Por esta razón tuvieron un auge inusitado las fiestas religiosas. El significado cultural de ellas queda apuntado en los conceptos que expresamos al iniciar este discurso. Durante

estas

fiestas

religiosas

se

pronunciaron

sermones que fueron modelo de oratoria, de amor a Zacatecas, de erudición histórica, de capacidad artística. Tuvieron en síntesis un gran valor cultural. Oí

durante diversos actos en el Instituto, en el

Seminario, en el Teatro piezas oratorias en las que, lo mismo campeaba el sentimentalismo emotivo y ardiente del Padre Quintanar, que la elegante erudición artística del Padre Varela, que la sabia elocuencia de Antonio Castro Leal, que la gratitud y emotividad del Dr. 84

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Silva, que lloraba de amor por Zacatecas cada vez que pronunciaba un discurso, que la fecunda comprensión de nuestros problemas de que hacía gala en sus pláticas el sin par Dr. Castro Villagrana. En todos los discursos que pronunciaron las personas que acabo de mencionar se palpó la claridad con que entendían a Zacatecas los oradores, viéndolo como una ciudad con gran capacidad cultura, con gran capacidad para seguir siendo como ya lo fue foco de civilización, centro de cultura, y cuna de misioneros. El arte sin par de dos zacatecanos uno de los cuáles puede considerarse como el mejor pintor del mundo en la actualidad, nos dio ocasión de sentir la belleza en toda su plenitud contemplando los cuadros que trazaron sus pinceles, impulsados más que por su mano, por las incontenibles ansias de belleza de sus espíritus. Las obras de Julio Ruelas y de Francisco Goytia, trajeron a Zacatecas la fe en sus hombres, en la capacidad de sus hijos, en el triunfo de sus obreros del pensamiento y la idea. Nunca ninguna ciudad del mundo había tenido el privilegio tan deseado de ver una exposición con obras sólo de Goytia o de Ruelas, pues los trabajos de estos artistas Zacatecanos, habían sido expuestos formando parte de exhibiciones de cuadros de muchos pintores, pero nunca se había hecho una exposición con obras exclusivamente de ellos: Tocó a su Madre Zacatecas este honor. Entre las obras que el mejor pintor del mundo Goytia trajo a esta exposición admiramos el cuadro llamado Tata Jesucristo, que ha dado a su autor el altísimo honor de que se considere a dicha obra entre las cinco mejores de la pintura moderna, en la clasificación que últimamente hizo un autorizado crítico norteamericano. Este cuadro que ha estado fuera de la República por mucho tiempo está valuado en veinte mil dólares, y es propiedad de la Secretaria de Educación de México, que la adquirió cuando su autor pintaba para ella mediante un sueldo mensual de doscientos pesos. A T

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La velada de los Juegos Florales nos dio la satisfacción de escuchar y deleitarnos con las poesías premiadas, en las que sus autores, con gran sentimiento y maestría cantaron en bellas estrofas a nuestra ciudad. Para el concurso de los Juegos Florales se recibieron a ciento cuarenta y ocho trabajos, la mayor parte de ellos de escritores Zacatecanos, lo que nos da idea de la gran capacidad artística de nuestros conterráneos. Durante la celebración del centenario se publicaron artículos sobre Zacatecas, de Eugenio del Hoyo, José María Varela, Daniel Kuri, Manuel Pacheco, Gabriel Salinas y el que habla, en los cuales se hacía patente el amor por nuestra ciudad. En fin, supo Zacatecas demostrar con hechos culturales que la capacidad cultural que nos legaron nuestros gloriosos abuelos, sigue viviendo en sus hijos y en su ambiente. Al comprender que a la cultura de nuestros conquistadores se debió la existencia de nuestra ciudad tal como es, como la entendemos, como la sentimos, y la amamos,

supo

con

cultura

celebrar

su

Cuarto

Centenario,

comprendiendo que en esa forma demostrábamos al tiempo que habíamos triunfado de él, que no pudo en Cuatrocientos años borrar la huella intelectual que dejaron los gloriosos capitanes, hijos de la noble España, que nos dieron el ser, y con su inmarcesible acto de humildad por el cuál se fundieron con nuestros indios, hicieron posible que naciera a la vida, para dar gloria a esta barranca, la raza Zacatecana tan noble y tan digna.

Ciudad de Nuestra Señora de los Zacatecas, Veinticuatro de Septiembre del año del Cuarto Centenario.

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EXCELENTÍSIMO Y REVERENDÍSIMO SEÑOR OBISPO: Ilustrísimos Monseñores. Muy Ilustres Señores Capitulares. Señoras. Señores. Érase una gran Dama nacida en ilustre cuna que desde siempre fue honra y prez de su nobilísima familia, en la que por cierto abundaban los hijos hidalgos y buenos como ella. Sus padres, los que la concibieron, formaron y educaron, tenían encargo especial de valerse de leles y esforzados capitanes para que asistieran al nacimiento de sus hijos cuidaran de que en tan solemne momento ingresaran, por la puerta principal, a la casa universal de nuestra Religión; así fue pues como nuestra dama, cuyos padres fueron la Santa Iglesia Católica y la España del siglo de Oro, nació el día de la Navidad de Nuestra Señora, ocho de Septiembre del mil quinientos cuarenta y seis. Su nombre es desde entonces Ciudad de Nuestra Señora de los Zacatecas. De sus padres nada os diré pues sabéis su origen, de su vida y de sus hechos, más de lo que yo pudiera deciros: ¡La Iglesia y España!, ahí es nada: La madre que nos dejó Cristo para que nos cuidara desde que nacemos hasta que llegamos a él y que nos mantiene en Comunión constante con los Santos del Cielo; y España, la nobilísima España creadora de pueblos, de sentimientos, de ideas que han servido para darle santos y mártires a la Iglesia; sabios y

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artistas a la humanidad, Juristas y filósofos a la razón; y caudillos como Don Juan de Austria y Hernán Cortés a las banderas del cristianismo. De esos padres nació Zacatecas, y hermanos suyos son lo mismo la mística Ávila de Santa Teresa, que el Perú de Santa Rosa; Compostela de Apóstol Santiago; que San Luis, El Potosí de San Luis Rey; igual que Zaragoza del Pilar, que Guadalajara Zapopan Austrias de Covadonga; que México de Guadalupe; Toledo, que se derrumbó antes

que

desmentirse;

que

Chapultepec

definidos

por

niños

asesinados con balas yanquis. ¡Hermanos ilustres todos!, ¡todos honra de sus padres!, ¡Estirpe la más pura, la más limpia, la más noble de los pueblos de la tierra! Esa es la cuna de nuestra Dama, de nuestra nobilísima Dama Zacatecas. Pues bien, Excelentísimo Señor, mi dueña y señora Zacatecas, le ha pedido a un insignificante hijo y servidor suyo, a este modestísimo Zacatecano, que a su nombre os salude, os de la bienvenida y haga las presentaciones debidas: de ella ante vos, y de vos ante ella. Sí el saludo no es tan elocuente como debiera, si falta algo como si falta mucho, si mis huecas palabras no os dicen en realidad los sentimientos de mi Dama, no la culpéis a ella que si os ama, ¡os juro! Culpar a este pobre juglar incapaz de tener éxito en tan noble y descomunal empresa. Pero hasta ahora solo he dicho cuál es la estirpe de esa noble Dama y nada sabéis todavía de su carácter, de su modo de ser y de vivir, y a ellos me referiré tratando de hacer con palabras un retrato de su hidalga personalidad.

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Vivió en la opulencia cuando esforzados varones arrancaron de sus entrañas argentíferas riquezas que a todo el mundo llevaron noticia de sus tesoros. Lo mismo en malayo moreno y nativo, que el rubio gentleman británico; el enérgico español que el frágil chino; el Rajá oriental que el Emperador Cristiano, todos los acaudalados del mundo se recrearon contemplando los redondos soles de las monedas hechas con plata Zacatecana. Y Santa Prisca de Taxco, y el magnífico palacio del Augusto Emperador Agustín I. de México, como muchos otros palacios para dios y para los hombres, se construyeron con dinero de caballeros cuya fortuna lograban por la generosa opulencia que mi Dama compartía gustosa con aquellos que con fe y trabajos se adentraban en sus minas pródigas y legendarias cual palacios de origen tales Príncipes. Y ella misma se honró engalanándose en su cuerpo y en su espíritu, cuando levantaba oraciones en piedra a Dios que lo mismo en su piedra que en su grandeza tienen la hondura de plegaria de catacumba que en su delicado encaje de cantera parecen villancico de navidad o ingenua súplica de niña que hace su primera comunión; porque sus joyas: Catedral, San Agustín, Santo Domingo, son oraciones en piedra, plegarias a Dios. Y lo mismo hombres, sus amados hijos que han tenido que alejarse de ella, fueron por esos mundos a honrarla, diciendo con sus labios y con sus hechos que eran Zacatecanos. Tú los has visto, Señor, en las prodigas tierras laguneras ufanarse de ser Zacatecanos y darle prestigio a mi Dama con su trabajo y su lealtad; lo mismo en el fértil surco que en la austera cátedra; en la tertulia amena que en la dura brega, su recia personalidad se ha dejado sentir, y las huellas de ellos ahí han quedado para formar la fisionomía de ese joven y pujante pueblo...

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Pero

los

tiempos

han

cambiado,

sus

riquezas

materiales,

inagotables, están por ahora escondidas; aunque es rica aún, vive pobre, pero esto no la ha hecho mudar su carácter, pues no puede deshonrar su noble cuna; las virtudes de sus insignes las ha heredado, y por eso, pobre es ahora en su exterior sigue siendo una gran Dama, pues sabe poner su ser por encima de su haber. Vale por lo que es y no por lo que posee. Estima más sus virtudes que sus riquezas, por es hidalga y grande. Antes consentirá sufrir toda clase de pobrezas y penurias, y de verse privada de toda cosa, que rebajar su ser con el gesto vil de la mezquindad. Y tiene valor para afrontar cualquier penuria, cualquier desgracia, pues sabe que todo viene de Dios y en Él y en sus propias convicciones cifra su vida entera. De su propio esfuerzo, del de sus hijos y de la Divina Providencia espera todo. Por eso dicen que Zacatecas, es apático, que no lucha; pero es qué no ven que su vida es una lucha constante, austera y titánica por conservar contra vientos y mareas su propia y fuerte personalidad. Es apático e indiferente mi ciudad cuando la llaman a trabajar por una causa que no sea la suya; cuando la incitan a que luche por lo mezquino, por lo vulgar, por lo grosero; pero cuando se la lleva tras sus propios ideales, cuando se le acobija con sus propias banderas, presta está siempre a atender el llamado. Por eso la habéis visto animosa y bullanguera dándonos el corazón Excelentísimo Señor. Desde el momento mismo que habéis llegado a ella; porque representáis a Cristo, porque venís enviado por Cristo, que es el ideal, la meta, la razón misma del ser de mi amada Cuidad. Y no habéis notado apatía sino entusiasmo; no habéis sentido indiferencia sino adhesión. Es que venís representando a su Madre la

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Iglesia, y honrar a la madre, ser leal a ella es uno de los ideales de Zacatecas. Entendedla, comprendedla con intuición de padre: no es orgullosa sino altiva, porque tiene la resolución firme de no ser vulgar, sino de ser autentica, de no sucumbir a la mediocridad de lo común, informe y mostrenco. Y será lo que quiere ser o no será nada. Le preocupa el qué dirán, pero tampoco le teme; en la aprobación ajena que espera y desea, encuentra la confirmación de la valiosa idea que tiene en sí misma. Afirma su yo con orgullo, con altivez, con tesón, pero siempre con nobleza. Tiene un carácter enérgico, tenaz, pero noble y generoso. Ya término, señor, de presentaros a mi Dama; solo me falta deciros lo que quizá más os interese: Es profundamente religiosa, ama y teme a Dios sobre todas las cosas. Tiene una fe que ni necesita ni teme razones, por eso afirmo con toda convicción de que soy capaz, y pongo a mi vida misma como fiadora, que os amará y seguirá lealmente y ciegamente, con docilidad de hija Cristiana y con gallardía de caballero cruzado, porque sabe que Jesucristo os envía; porque cree en las palabras de San Juan: “Como mi padre me envió, así os envió yo también a vosotros”. Sabe que venís apesadumbrado quizá, porque dejasteis huérfanos a tus primero hijos, pero que llegáis aquí porque escuchasteis en vuestros propios oídos aquellas palabras que el redentor Dirigió a San Pedro: “Simón, hijo de Juan ¿me amas tu más que estos?, sí, por cierto Señor, Tú sabes que Te amo. Apacienta mis corderos”. Por amar a Dios como lo amaos dejasteis aquellos hijos para la cura de la orfandad a éstos. Y mi Dama sabrá ahora de vuestra gran caridad, de vuestro incansable celo, de vuestro delicado amor. De vuestro trabajo y

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de vuestro dinamismo porque todo le vais a entregar porque sois Sacerdote, Apóstol de Cristo. “Charitas Christi urgentos” es el lema de vuestro noble escudo: La caridad de Cristo nos apremia. Este santo y seña habéis escogido para trabajar por nosotros; como pues, nos podríamos negar a amaros, a entregaros nuestros ideales, nuestros deseos, nuestros anhelos, nuestras ilusiones, nuestros esfuerzos y nuestras energías. Si al padre la caridad de Cristo lo apremia, a mi Dama el amor de Cristo la rinde, sois pues desde ahora dueño de su voluntad, abanderado de su ideal, caudillo de sus luchas. Y a nosotros, hijos vuestros, arengadnos, porque con vosotros al frente, no seremos apáticos ni indiferentes; porque teniendo nuestros mismos ideales, sois el jefe esperado que nos llevará a reconquistar antiguas grandezas que hagan volver Zacatecas.

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(Escrito XXIX)

EXELENTISIMO Y REVERENDÍSIMO SEÑOR OBISPO: Ilustrísimos Monseñores. Muy Ilustres Señores Capitulares. Señoras. Señores. Atributos particulares; características propias; cualidades esenciales a ella acusadas con manifestaciones lo mismo artísticas, que temperamentales, que económicas y sociales, hacen de Zacatecas una Ciudad con gran personalidad; pero tan grande y acusada que la hacen inconfundible: no se parece a ninguna otra; es ella, así, sola y única. El modo de manifestar sus sentimientos; la manera cómo reacciona ante estímulos de dolor o de alegría, no son pues ordinarios, sino como producto de esa personalidad, especiales y característicos. Pero además de sus atributos personales, concurren también, y están presentes ante sus reacciones, circunstancias externas a las que no es ajena sino que por el contrario, forman parte de su carácter porque son parte de su vida; una de ellas, entre otras y la principal, su destino. Pues bien, Excelentísimo Señor, ha sido necesario este preámbulo pormenorizado y prolijo, porque la despedida que os da mi Ciudad encierra un sentimiento de acuerdo con su propia personalidad que lo hará distinto de una despedida ordinaria: será el adiós que los de Zacatecas, la Dama fuerte, altiva, generosa que

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tuve el privilegio de presentaros a vuestra llegada a esta tierra hace ya un lustro más un quinto. ¿Podrá la Dama llorara cuando se va su Príncipe a regir con más altos títulos, y en premio a sus hazañas, otros pueblos del mismo

universal Imperio? No por cierto; antes bien esto le dará

ocasión de recordar su estirpe, su historia y su destino, para sacar de ahí fuerzas con que reiterar sus nobles propósitos de generosidad, de afirmación a su ser, de lealtad a su misión y de fe y acatamiento a la voluntad de su Madre. Buena hija, que nunca ha deshonrado su noble cuna, dijimos de esta ciudad al presentárosla ; y sus nobles padres, la Iglesia y España, infundieron en sus hijos predilectos la grandeza del espíritu necesaria para que sirvieran con sentido encomendado a la Iglesia, que no tiene fronteras porque su misión es universal; y para comprender la grandeza de un imperio como el español donde no se ponía el sol; y Zacatecas ha servido a la Iglesia y a España haciendo honora su calidad altísima de Ciudad Católica e Hispánica, dando siempre todo lo que se le ha pedido en bien y para beneficio de aquellos a quienes sirve; para honra suya propia y como afirmación de lealtad a su propio destino. No puede pues llorar vuestra partida, Excelentísimo Señor; al contrario, en ocasiones como ésta recuerda su noble estirpe; las hazañas

de

sus

pueblos

hermanos;

los

sacrificios

y

el

desprendimiento de aquellos pueblos que como ella, han servicio a la raza y a la Iglesia, con arrojo, con grandeza, y se siente feliz y orgullosa de poder aun servir a su destino con lealtad, con entrega, con fidelidad absolutas, dando, si es necesario, lo mejor de ella misma.

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Porque ese es el destino que la Providencia ha señalado a Zacatecas: creer y forjar valores y darlos al mundo, lo mismo en lo material cuando las riquezas de sus propias extrañas fundidas e metálicos soles se aparecieron pro todo el mundo, que en lo humano cuando todos sus grandes hombres emigran a otras tierras para poder realizarse plenamente. Este es el destino de Zacatecas; crear a sus hijos; infundirles con celoso afán sus hidalgos sentimientos; hacerlos como ella dignos, generosos, altamente religiosos, y con este bagaje, cuando ya no son esperanzas deseadas sino realidad vigente, verlos partir saliendo por la puerta grande de esta casa solariega a luchar en el mundo para poner donde quiera que estén muy en alto el nombre de su tierra. Zacatecas siente entonces la satisfacción amarga o el dolor dulce de una madre que, llegado el momento dice adiós al hijo para que este valla a cumplir con sus deberes quedándose sola, sin la presencia material de los que se fueron pero satisfechas y orgullosa de cumplir así con su deber. Hace falta la presencia material, pero el espíritu se enriquece con cada dolor de esta ausencia; se vigoriza el alma porque no ha satisfacción mayor que la del deber cumplido más aún cuando el deber se cumple entregando para ello, y si es necesario, lo mejor de nosotros mismos. El dolor de despedida se siente menos cuando se piensa que la ausencia es motivada por la necesidad de trabajar para el engrandecimiento de la Iglesia, y más aún en los actuales momentos en que al hacerlos se vigoriza la estirpe, se afirman las esencias de la Patria fincada sobre sacrificios de misioneros que también un día tuvieron que dejar el solar nativo para ganar tierras para su Rey y

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almas para su Dios; y ahora en los momentos terribles por los que atraviesa el mundo actual es cuando más generosidad debe tener un cristiano para servir a la Iglesia; cuando se debe multiplicar el espíritu apostólico hasta el infinito para ganar la pelea suprema al odio contra en amor, a la materia contra el espíritu, al hombre efímero o limitado contra el hombre universal y eterno. Por esta lucha que es la lucha de Roma contra el mal que corroe al mundo todo se pude hacer y nada se puede negar, todo lo que nos pide tenemos que darlo satisfechos, orgullosos llenos de esperanza también en la recompensa. Estas razones repito, hacen que la despedida no sea dolorosa sino por el contrario una despedida grávida en esperanzas porque está anhelándose la lucha para llegar al triunfo de la Patria, al triunfo de espíritu, al triunfo definitivo de las esencias mexicanas que una vez más a través de la Iglesia y de sus misioneros salvaran a México de sus tradicionales enemigos. Y una vez más también de Zacatecas salen los que por esos ideales lucharan afirmando y demostrando los altos destinos que esta noble Ciudad tienen en las mejores luchas de la Patria y la Iglesia. Zacatecas ahora como ayer y como siempre está dispuesta a todo por ser leal a su destino: “Patria, te doy de tu dicha la clave: sé siempre igual, fiel a tu espejo diario; cincuenta veces es igual el ave taladrada en el hilo del rosario, y es más feliz que tú, Patria suave”. Como siempre pues alegría amarga y dolor dulce siente ahora Zacatecas al despedirse, Excelentísimo Señor; pero que este dolor y esta alegría le sirvan a ella para reafirmarse en su propio ser y sirvan a vos de garantía plena de que vuestra partida se siente como la del 108

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hijo predilecto, escogido, que se va porque ya el hogar es chico, es estrecho para que el realice las hazañas a que lo llama la Iglesia y la Patria. Lo que hicisteis por nuestra casa solariega aquí queda; lo mismo en lo espiritual que en lo materia, el producto de vuestro trabajo y de vuestro celo apostólico servirá siempre de honra altísima a vos y de orgullo y satisfacción a nuestro Zacatecas. Vuestras obras no es el momento de enumerarlas porque no es momento de sacar cuentas; pero estad seguro que Zacatecas os las agradece y la gratitud que le inspiráis es solo justa recompensa a vuestra abnegación y vuestro celo. Las cualidades de mi Dama que yo os anuncié a vuestra llegada, vos las conocisteis mejor que nadie; así pues con todas ellas formaremos un haz de gratitud para entregároslo satisfechos en el momento de vuestra despedida, y que os sirvan en la tarea diaria por esos mundos para acordaros que Zacatecas os quiso como a Padre y os entrega como hijo amorosísimo y predilecto.

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¿POR QUÉ SE NOS LLAMA REACCIONARIOS? Los amigos protegidos del régimen producto de la Revolución han dado en llamar “Reaccionarios” a quienes no están de acuerdo con las ideas que ellos sustentan. En sus labios esta palabra toma un tono despectivo y la aplican con una vaguedad tal que hace difícil precisar su verdadera connotación y significado. Todo aquel que no piense en TODO como ellos, es un Reaccionario. Dentro de esta vaguedad acepto en mote y creo sinceramente que el calificativo, así usado, se puede aplicar a mi criterio, pues confieso no estar de acuerdo en la totalidad de sus ideas. Así, el título de COLUMNA DE RACCIÓN, se justifica plenamente. En ella no se atacará a las personas, tampoco se hará crítica sistemática de los gobernantes y las instituciones. Procuraré siempre glosar, comentar, hacer crítica constructiva sobre cualquier Institución, cualquier idea, cualquier actividad, que se reflejen en la vida pública de México. Pondré, en estos mis comentarios, toda mi honradez y sinceridad. Escribiré juzgando siempre a las Instituciones, a los hombres y a las ideas, bajo el punto de vista del Católico, del amigo de España, nuestra Madre Inmortal, del mexicano que siente un profundo respeto por las tradiciones ene que se finca la verdadera grandeza de la patria y que anhela la depuración histórica y la revalorización justiciera de los hombres y las instituciones; del enemigo irreconciliable de los regímenes totalitarios que desconocen en sus leyes, en sus métodos, en sus sistemas, la dignidad eminente e inconmovible de la Persona Humana. Sostendré siempre que el fin último y primordial del hombre es la salvación eterna, y el fin último y primordial del hombre es la salvación eterna, y que a ese fin deben sujetarse todas las cosas que sirvan al hombre en la vida. Escribiré indignado contra aquellos que, ofreciéndole al pueblo un mendrugo, o hasta una felicidad material considerable, lo despojan de sus más legítimos derechos, derechos que

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tiene por ser PERSONA, por ser HOMBRE; derecho de que su religión sea respetada y protegida, de educar a sus hijos, de que su familia esté sostenida por instituciones jurídicas adecuadas e inconmovibles, derecho de que su voto sea respetado, de que se le haga justicia en Tribunales insobornables y por hombres que puedan vivir honrada y decorosamente de su empleo, etc., nunca insultaré, no descenderé hasta la difamación, nunca criticaré por criticar, sino que lo haré cuando sea necesario y siempre con la idea de exponer mi pensamiento para que sirva de algo, todo esto lo haré porque soy “Reaccionario”. Así pues, los que esperen encontrar en esta columna ataques injustos, insultos a los gobernantes, desprecio para las instituciones revolucionarias, oposición sistemática a todo y por todo, que no la lean porque saldrán defraudados, pues la reacción la siento como oposición a aquellas ideas, a aquellos sistemas, a aquellos gobiernos y a aquellos hombres que actúan sin reconocer que el fin de todas las obras humanas debe tender a impulsar al hombre a la consecución del fin supremo para el que fue creado: SU SALVACIÓN ETERNA. Abril 28/48

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SOCIEDAD DE ALUMNOS DEL “INSTITUTO DE CIENCIAS” Zacatecas, Zac.

Nuestra gloriosa U.N.A.M., llamada antes Real y Pontificia Universidad de México, nació en la época en que se forjaron en nuestra Patria sus más fuertes instituciones: es decir, la Universidad fue formada en la época Colonial. Y fue suprimida materialmente, cuando se enseñoreo de México el deseo de socavar nuestros baluartes espirituales: A fines del siglo pasado. Sin embargo, el gran educador que fue Justo Sierra logro en las postrimerías del régimen Porfiriano el establecimiento de la Universidad Nacional de México; dependiendo de la Secretaría de Educación Pública, es decir, que existía la Universidad pero como órgano del Estado Mexicano. Lo anterior hacia que la Casa de Estudios viera reflejarse en sus aulas todas las inquietudes políticas y recibiera todas las consignas que la postura ideológica de Mosa pretendía infundir en todo mexicano. Como es natural esto impedía a la Universidad desarrollar su labor cultural en un ambiente propicio para recibir la Verdad espiritual cualquiera que está fuese, por lo que no podía alcanzar sus fines, que no son otros –como los de todo Centro Cultural- que el conocimiento pleno de las verdades para poderlas llevar a las conciencias. Así vivió la época tempestuosa de la Revolución en la cual época no le era propicio aún el ambiente para reclamar su indispensable libertad. Pero en el año de 1929, con una plena conciencia de sus derechos de sus deberes y de su misión, se lanza a la lucha contra el A T

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gobierno que la juzgaba, y con la voz viril y joven, sana y ardiente de sus estudiantes; con la sangre de estos derramada con anhelo de verdad, logró por fin, el glorioso 23 de Mayo de ese año que el Estado Mexicano le reconociera plena autonomía y como consecuencia libertad de cátedra. Con ello ya la Universidad pudo cumplir su noble misión: Investigar la verdad, poseerla y llevarla a las conciencias de los jóvenes para que el pueblo de todo México la conozca y se sirva de ella en la lucha por alcanzar su misión histórica. Por ello los estudiantes festejan orgullosos el 23 de Mayo porque ese día del año 1929, con su sangre joven y ardiente, sana y generosa ayudaron a México a cumplir su misión espiritual. La Dirección del Colegio del Centro felicita a los estudiantes universitarios de Zacatecas en este día y los exhorta a que imiten a aquellos mártires que les dieron libertad.

“VIA VITAE VERITAS” Zacatecas, Zac. 23 de Mayo de 1947. EL DIRECTOR Lic. Genaro Borrego Jr.

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25 de agosto de 1944. Sr. Dr. Agustín Díaz México, D.F.

Muy querido amigo y Maestro: Supe que antes de salir para esa, deseaba usted hablarme. Seguramente por la hora en que llego el tren, y el tiempo que hacía, no me dijo nada. Ahora le escribo para hacerle saber ciertas conversaciones que he tenido con algunos de los muchachos que más se interesan por el Instituto, así como ciertos rumores que se dejan oír. Dicen que usted lo ha abandonado, que ellos siempre lo han seguido, y que ahora que lo necesitan usted los deja solos. Desean que usted siga como el Director del Colegio; pero dicen que no pueden hacer nada con este fin si usted no está dispuesto a aceptar. Por ningún motivo quieren que sea el Director el Lic. Pozos, y están resueltos a impedir que llegue a ocupar el puesto, para lo cual, y en el caso de que usted no quiera seguir al frente, le opondrán la candidatura del Doctor Haro o la del el Doctor Espinosa. Conmigo se han acercado a preguntarme si usted, viendo que todo el Colegio lo busca y lo apoya, se rehusaría. Yo les he contestado diciéndoles que se necesitaría desconocer por completo sus ideales, los sacrificios que el Colegio le ha costado, las satisfacciones que le ha proporcionado, los disgustos, su vocación, etc. para creer que usted pudiera abandonar su propia obra.

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Pero también les he dicho que a todas estas razones hay que poner el indiscutible derecho que usted tiene para buscarse una posición que le permita realizar otras justas aspiraciones que naturalmente tiene. Piensan mucho sobre la Autonomía y la desean. Sobre esto dicen que al buscarla y luchar por ella, es probable que el Colegio pase por momentos difíciles, para soportar los cuales es indispensable contar con usted. Que sí usted abandona la dirección del Colegio, éste perderá al mejor Director que ha tenido, y los estudiantes a su mejor compañero y a su más inteligente director. Yo quiero que me haga el favor de decirme de qué manera se debe obrar aquí para todas estas cosas. No le advierto que piense sobre todo lo que le he dicho, porque estoy seguro que ya muchas veces esto le ha quitado el sueño. Comprendo que actualmente está usted en esos momentos difíciles para cualquier hombre, sobre todo si éste es de aspiraciones un tanto cuanto “románticas”, en las cuales por un lado se le presenta su verdadero camino, su vocación, sus ideales todos, y por el otro las inaplazables necesidades de la lucha por la vida, la vida real en sí misma, el bienestar de su familia etc., por eso aunque para bien de Zacatecas, de la cultura, del Instituto de los Estudiantes (en los cuales siempre ha querido verse usted mismo) etc., no quiero colocarme en un plano egoísta y no le suplico que continúe siendo Director. Además, sé que la solución que usted tome será la que más le convenga, y desde luego me adhiero a ella.

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Donde quiera que usted se encuentre, y aunque en sus nuevas actividades no pueda yo servirl directamente, tenga la seguridad que

siempre encontrara en mi

un

hombre

agradecido que reconoce que con excepciรณn de su padre a nadie le debe tanto en la vida como a usted. No deje de contestarme. Mis respetos a Blasita y saludos para las Cocas, pricipalmente para la Gorda. A pancho y a Daniel saludos muy afectuosos, y usted reciba un fuerte abrazo de su amigo que mucho lo estima y de desea todo bien.

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SESIÓN SOLEMNE EN MEMORIA DEL C. LIC. GENARO BORREGO SUÁREZ DEL REAL.

ZACATECAS, ZAC., 23 DE ABRIL DE 1968

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PROLOGO El H. Supremo Tribunal de Justicia del Estado, celebro a las 12 Hs. Del día 23 mes de abril del presente año, una sesión Solemne, en ocasión del primer Aniversario del fallecimiento del Señor Licenciado Don Genaro Borrego Suarez del Real, el que ocurrió siendo Presidente de este H. Cuerpo Colegiado. Su desaparición dejo un profundo hueco difícil de llenar, pues durante su vida pública dejo una huella imperecedera, al sentar las bases de la restructuración del Poder Judicial, habiendo actualizado también durante su actuación, los Códigos Civil y de Procedimientos Civiles, Penal y de Procedimientos Penales, y Ley Orgánica de Poder Judicial, además dentro de las necesidades más apremiantes luchó por una estricta moralización de los funcionarios, encargados de administrar justicia, habiendo obtenido resultados fructuosos que redundan sin duda alguna en beneficio del pueblo, es por ellos que será siempre recordada la memoria de tan lustre y talentoso abogado zacatecano.

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En ocasión del Primer Aniversario del Fallecimiento del C. Lic. Genaro Borrego Suarez del Real, se celebraron el día 23 de Abril de 1968, los siguientes actos: 11 horas.- sesión solemne en el lugar que ocupa el H. Supremo Tribunal de Justicia del Estado, con el siguiente orden: I.

Declaración de apertura de la Sesión Solemne por el C. Presidente del H. Supremo Tribunal de Justicia.

II.

Palabras del Sr. Licenciado y Diputado J. Jesús Yáñez Castro, en representación del H. Congreso Local.

III.

Palabras del Sr. Lic. Alejandro Borrego Acuña, Secretario General de Gobierno, en representación del H. Poder Ejecutivo.

IV.

Palabras del Sr. Lic. Javier Yáñez, Presidente del Supremo Tribunal de Justicia.

V.

Develación de la inscripción del nombre del Señor licenciado Don Genaro Borrego Suárez del real en la sala de Plenos del H. Supremo Tribunal de Justicia, por el Señor Gobernador del Estado. 13 horas.- Deposito de ofrendas florales y guardias de honor por partes de los tres Poderes del Estado, en la tumba del Lic. Genaro Borrego Suárez del Real en el panteón de la “Purísima” de esta Ciudad.

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BIOGRAFÍA LICENCIADO GENARO BORREGO SUÁREZ DEL REAL El señor licenciado don Genaro Borrego Suárez del Real vio su primera luz en esta ciudad Capital el 5 de Septiembre del año de 1919, siendo sus padre el distinguido licenciado Don Genaro Borrego Sr. Y la Señora Ana María Suárez del Real de Borrego, personas ampliamente conocidas y estimadas en esta ciudad, desde su niñez demostró su inquietud y talento, hizo sus estudios primarios con la Conocida Señorita María Aguilar en esta ciudad; continuó su educación secundaria en la ciudad de México en el internado de San Borja, para posteriormente continuar sus estudios preparatorios y parte de profesional en la Universidad Nacional Autónoma de México; donde siempre se distinguió en sus estudios por su gran dedicación e inteligencia; por razones de familia abandono sus estudios en la ciudad de México y los continuo en el tradicional Instituto de Ciencias, ahora Universidad Autónoma de Zacatecas, donde obtuvo el título de Licenciado en Derecho en el mes de diciembre del año de 1945, fecha en que paso

a engrosar las filas del foro Zacatecano, en las que

siempre luchó por las causas justas con caballerosidad y honradez, siendo estudiante ya era catedrático del propio Instituto de Ciencias, llegando a ser rector del mismo. Contrajo matrimonio en esta ciudad con la estimada señorita Olga Estrada Padrés, de cuyo matrimonio procrearon once hijos de nombres Ana María, Genaro, Rafael, Felipe, Francisco, Margarita, María de Lourdes, María del Pilar, Javier, Jose Luis y Mónica que les sobre viven en esta ciudad. En septiembre del año 1962 fue nombrado Director General de Gobernación, puesto que desempeño con gran esmero y alto sentido de responsabilidad; con fecha 9 de junio de 1965 fue electo Magistrado

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del H. Supremo Tribunal de Justicia por el H. Congreso del Estado, ocupando el cargo de Presidente del Propio alto cuerpo hasta el día 23de abril del año 1967 en que fue sorprendido por la muerte. En el lapso de su vida pública fueron muchos los beneficios alcanzados por la colectividad, producto de su gran talento, pues se actualizaron las leyes civiles y los Códigos penales, Ley Orgánica del Poder Judicial y un sin número de leyes administrativas, cuyo anacronismo resultaba ya retrogrado para el buen funcionamiento de la administración pública, el foro zacatecano perdió un distinguido miembro y el pueblo a un gran zacatecano.

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Por parte del Poder Judicial, el C. Lic. Javier Yáñez Castruita, Presidente del Supremo Tribunal de Justicia, Pronuncio este Discurso. C. GOBERNADOR CONSTITUCIONAL DEL ESTADO ING. JOSE RODRIGUEZ ELIAS. C. PRESIDENTE DEL H. CONGRESO LOCAL ING. MOCTEZUMA MEZA SOLANO. C. COMANDANTE DE LA XI ZONA MILITAR GRAL. D.E.M. ALBERTO PEREZ ORTIZ C. ING. PEDRO RUIZ GONZALES CANDIDATO DE NUESTRO PARTIDO AL GOBIERNO DEL ESTADO SEÑORAS Y SEÑORES. Pasaron en silencio las oraciones negras y ese silencio rasgó para siempre la sonrisa de un tarde, las alondras tendieron su vuelo al horizonte y el destino les baño las alas con sus lágrimas. Nació un murmullo tembloroso que se elevó hasta el cielo como queriendo aprisionar a todas las estrellas y el suelo, este suelo zacatecano se estremeció gimiente y de quebraron para siempre muchos de sus sueños que no fructificaron. La gran tragedia de la vida es la falta de un propósito, de una meta, de un objeto definido; vivir sin un plan, un ideal, un programa tendiente a un fin, es como navegar sin rumbo, sin compás ni timón. Un hombre que vive sin propósito definido es como un barco abandonado en el gran océano de la vida. La historia esta pletórica de ejemplos de hombres que lucharon contra todas las adversidades de la vida, para abrirse paso y llegar al fin anhelado, pero la historia no nos habla de los miles de millones de seres que han pasado inadvertidos por este planeta, por no tener un ideal ni prepararse convenientemente para conquistar el éxito.

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Es por eso que se ha dicho que la vida concedida al hombre, le ha dado también los medios de perfeccionar su ser, con la razón que ilustra su espíritu y refrena sus pasiones, y que usando bien de él hace de su existencia un patrimonio de felicidad; felicidad he dicho no obstante que mi misión en este días es de servir de interprete a la pena y a la aflicción que desgarra todas las almas de esta reunión, que tiene el dolor en el corazón y las lágrimas en los ojos. Pero hablo de la felicidad que se ha de experimentar al sorprendernos la muerte traicionera y saber que hemos dedicado nuestra existencia a un ideal, a una meta, a un plan definido, de luchar por la igualdad entre los hombres y por el amor a nuestros semejantes, para borrar ese adagio latino, de que “el hombre es un lobo para el hombre”; estoy seguro que es una satisfacción muy grande haber cumplido en nuestra existencia temporal sobre la tierra, con nuestras obligaciones materiales, morales y espirituales, haber vivido honestamente sirviendo a sus semejantes, dando a cada quien lo suyo, y en fin hacer una entrega total de su talento y sus virtudes, esto es, en síntesis, señores, la huella permanece dejada a su paso por el mundo por el señor licenciado don Genaro Borrego Suárez del Real. Huella constructiva por su obra, su conducta y su ejemplo, su paso por esta existencia ha dejado un ejemplo imborrable que nada ni nadie podrá disipar. En su corta vida, decimos corta ya que a su edad nos prometía que lo íbamos a tener todavía por muchos años entre nosotros, aprovechando sus conocimientos, sus virtudes, sus ejemplos cívicos, rasgos de caballerosidad y desinterés al servicio de sus conciudadanos, conducta que lo hizo acreedor al cariño acendrado de sus compañeros, quienes lo tenemos como estímulo vivo para el bien obrar y el bien hacer. Con toda seguridad me atrevo a afirmar que a muchos de nosotros que tuvimos la fortuna de convivir con él, nos sirve de ejemplo

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su honradez y escrúpulo intachables en nuestra vida cotidiana, muchos de nuestro actos han de ser estimulando los suyos que siempre fueron encaminados a proporcionar el bien a los demás, con su bondad, su grandeza de alma y su rectitud de procedimientos, ya que el señor licenciado Genaro Borrego Suárez del Real no se limitó a vivir su vida, como lo hacen muchos; él la prodigó desde su edad temprana, poniéndola al servicio de sus hermanos, su talento indiscutible no paro un solo minuto mientras vivió, en luchar acciones saludables y encaminadas a aliviar el dolor de sus semejantes; su dinamismo lo llevó a multiplicar el esfuerzo día y noche, por los senderos del bien ajeno, descuidando muchas veces el propio. Hay hombres que nunca mueren porque sus obras se coronaron para siempre con el reconocimiento eterno. Hay recuerdos que no fenecen nunca porque su origen es perene ante los individuos. Hay hechos que crecen en los umbrales de la muerte y se agigantan con el tiempo ante la historia. Si el señor licenciado Genaro Borrego Suárez del Real ya no está físicamente con nosotros, en nuestros recuerdos y en nuestros corazones vivirá por toda una eternidad. Zacatecas, Zac., abril 23 de 1968.

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Discurso Pronunciado por el C. Lic. Alejandro Borrego Acuña, en la Sesión Solemne, con la Representación del Ejecutivo del Estado. C. ING. JOSE RODRIGUEZ ELIAS. GOBERNADOR DEL ESTADO CC. DIPUTADOS FEDERALES Y DEL ESTADO CC. MAGISTRADOS DEL H. SUPREMO TRIBUNAL DE JUSTICIA SEÑORA OLGA ESTRADA VDA. DE BORREGO SEÑORES Y SEÑORAS: Cumplido deber de caballero considero el expresar mi gratitud al señor Gobernador, Ing. JOSE RODRIGUEZ ELIAS, por el inmerecido honor que me ha conferido al delegar en mi persona su alta investidura para dirigir a ustedes estas palabras. Si alguna justificación tiene mi presencia en esta tribuna, quizá se deba buscar en la sincera estimación y afecto que siempre profese al Señor Lic. Genaro Borrego Suarez del Real, como compañero de estudios en el ahora Instituto de Ciencias Autónomo de Zacatecas y posteriormente en el ejercicio de nuestra profesión y a quien hoy recordamos en el primero aniversario de su fallecimiento en reconocimiento a sus indiscutibles méritos que hacen los consideremos como un Hijo distinguido der Zacatecas. Para valorar sus méritos en su justa dimensión, hemos de remontarnos a casi un cuarto de siglo atrás, cuando nuestra Entidad, diezmada por la miseria, recordada débilmente, casi por embarazoso compromiso moral por el Gobierno de la Federación, carecía de esta clase de obras que dan sentido a la vida de nuestra época, tales como electrificación, caminos, telecomunicaciones, aguas potable, escuelas suficientes, maestros en número necesario, etc. La parte que en la gigantesca y humana empresa de satisfacer estas necesidades impuestas por la civilización ha correspondido a cada uno de los últimos gobiernos no viene al caso puntualizar, porque es el

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conjunto, es su integración y es su funcionalidad lo que nos llena de satisfacción. Sin embargo, el primer Magistrado del Estado, en nombre de quien hablo, desde los días ya lejanos en que recorría infatigable el territorio zacatecano, tan extenso y casi tan carente por entonces, de lo esencial, recogió del lenguaje áspero, rudo y poco convencional pero sincero y elocuente de nuestro pueblo, una urgencia que asumía caracteres de clamor desesperado: la necesidad de justicia. Clamaba justicia porque hasta entonces, tal vez por factores cuya complejidad se me escapa, pero vigentes, tristemente vigentes, no sabía, no le habían hecho saber, los que llevaron la alta e ineludible responsabilidad de administrarla y suministrarla, lo que en sí es, lo que en si significa con hechos tales que resistiera a la crítica imparcial y al peso abrumador de la conciencia. Quiero conceder algún sentido a la frase del monarca español que exclamo: “Culpa es del tiempo y no de España”, para justificar lo injustificable, como lo son el abuso, la sordera del que no quiere oír, la indiferencia y, lo que es aún más condenable, los intereses que se conjuraban para revestir con toscos ropajes, el fallo incoherente y criminal, sobre una causa justa y limpia, o peor aún, el olvido en que caían muchos casos de perentoria y pronta resolución, particularmente cuando la víctima era un desposeído y el victimario una persona representativa en lo económico y en lo social. El hoy gobernador, que no posee título alguno como letrado pero que en cambio luce como su mejor gala su profundo conocimiento de la sociedad, de sus aspiraciones y de sus anhelos, al hacer un balance introspectivo de la problemática tan compleja que había observado ora de palabra, ora con cruda objetividad, a través de su gira política como aspirante el Ejecutivo del Estado, al asumir el Poder había llegado a una conclusión ineludible: no será posible que la sociedad viva satisfecha ni aun cuando hayan sido resueltas sus graves inquietudes

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materiales; si los caminos le facilitan la convivencia social y económica con sus vecinos; si las escuelas y los maestros dan oportunidad a sus hijos para prepararse mejor; si la electrificación les abre las anchas puertas al progreso y, tal vez, a una transformación en sus medios de trabajo y las obras de agua potable les alivian la sed, otra clase de sed la de la justicia, les obliga a olvidarse de todos aquellos dones, porque el más caro de estos es el vivir gozando de paz, de seguridad y de tranquilidad. De esas reflexiones, surgió el apotegma, a la vez resignado y rebelde que ha ganado ya para Jose Rodríguez Elías un sitio, y muy distinguido, en la historia de Zacatecas: “Si el Gobierno no puede, por incapacidad económica,

resolver

totalmente

las

aspiraciones

justas

de

la

ciudadanía, en cambio está obligado, profundamente obligado a poner todos los medios a su alcance para que aquella viva gozando de paz y de seguridad”. Pero para logro aparentemente tan simple, hubo necesidad de formular una programática recia, inviolable, inflexible, valiente, en la cual el factor humano tuvo un lugar de enorme responsabilidad, ya que se trataba de proceder, de inmediato, no solo a la modificación de cuadros en el Poder Judicial y de sanear el Ministerio Público, como así se hizo, sino de revisar y actualizar leyes arcaicas; románticas, basadas en principios jurídicos ya superados, sin ideales en teoría en cambio plagadas de inconvenientes en su operancia. Y entonces cuando, ante el desconcierto de los timoratos y de los necios, surge a la vida oficial es Ex - director del Instituto de Ciencias, Genaro Borrego Suárez del Real, quien había sellado, con su sacrificio, sus ideales para lograr la Autonomía de nuestras Alma Mater y poner las bases de su grandeza que hoy propios y extraños admiramos. Genaro Borrego, rebelde por si idiosincrasia, profundo conocedor de las flaquezas humanas, ante la incomprensión de aquellos a quienes trataba de servir, se retiró de nuestra Máxima Casa de Estudios en

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medio de los gritos y las blasfemias de los fariseos y de los conformistas para vivir en el quieto retiro de su conciencia limpia. Pero sus convicciones Vivian como la parte más importante de su ser, y pese a que, por sus nunca indesmentidas ideas políticas, muchos revolucionarios de nombre y de nómina lo consideraban definitivamente liquidado, fue llamado con todo acierto por el ahora jefe del Poder Ejecutivo para que se encargara de formular una nueva dialéctica –la verdadera dialéctica- de la justicia. Aquellos fariseos que enronquecieron para villipendiarlo cuando transitoriamente derrotado, salto de la vieja y venerable casona de la calle de los Gallos, gritaron más fuerte, tratando de ensordecer a la opinión pública, cuando vieron sazonados los frutos de su brillante esfuerzo, no otros que su destacada actuación como Presidente del H. Supremo Tribunal de Justicia; y la formulación de leyes que lo hicieron merecedor al elogio definitivo de muy respetables autoridades en la materia. Me refiero a la Constitución Política del Estado, a la Ley Orgánica del Poder Ejecutivo, a los Códigos Civil y Penal, a la Ley de Ganadería, etc. Me honro en llevar la voz del máximo responsable de los destinos de nuestra Entidad e insisto en este privilegio porque no ignoro, no puedo ignorar nada de lo que superficialmente negativo se atribuye a quien ahora recordamos: aceptando que como humano algunos lo valoricen por sus fallas, esto en nada aminora los logros indiscutibles que su preclaro talento dejó a la vida pública de Zacatecas. Y estas murmuraciones, señores y señoras, para mí que constituyen un lauro más para Genaro Borrego, porque no pueden indicar sino que fue un hombre distinto apasionadamente y que placer para los que lo estimamos, que estar ciertos de que, ya en el seno de la madre tierra, su conducta y su actuación siguen siendo motivos de discusión.

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El Gobierno del Estado no puede, por estricta justicia, olvidarse de tan leal y cumplido cuanto brillante colaborador: de quien le abriรณ el ancho camino legal y estructural para acudir en favor de las causas de los desvalidos y de los ignorados; que de perpetuar y exagerar sus humanos errores se encargaran los que por siempre vieron ajenos a la indignante realidad que para un pueblo, constituye su carencia de justicia. G R A C I A S.

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Discurso Pronunciado por el C. Dip. Lic. Jesús Yáñez Castro, en Representación del Poder Legislativo del Estado. SR. ING. JOSE RODRIGUEZ ELIAS. GOBERNADOR CONSTITUCIONAL DEL ESTADO SR. LIC. ALEJANDRO BORREGO ACUÑA SECRETARIO. GRAL DE GOBIERNO. SR. LIC. JAVIER YAÑEZ CASTRUTTA PRESIDENTE DEL SUPREMO TRIBUNAL DE JUSTICIA RESPETABLES SEÑORAS SEÑORES. Fácil es para mí, hablar en este día de alguien con quien conviví, a quien mucho estimé y de quien recibí consejos y sabiduría en las aulas de mi querida Alma Mater. Y dije fácil, porque cuando se convive con un hombre que, como Genaro Borrego, supo mantenerse firme en sus convicciones y guiar el timón de la nave de su vida a través del embravecido mar de contradicciones, de críticas, de incomprensión hacia la luz de la verdad, se siente que uno forma parte de la tripulación de esa nave y obedece las voces de mando del capitán con la idea clara de que con el gran corazón, desinterés y mano firme, saldrá avante de todas las vicisitudes. Como estudiante fue un hombre que sostuvo la línea recta en su trayectoria, como profesionista concedió a la verdad una valorización superior, e hizo que sus actuaciones como tal, siempre el Derecho estuviera firme en su esencia, no tergiverso normas, no aprovecho para sí situaciones, nunca dejo que el canto de la sirena de una oposición económica desahogada lo embriagara, siempre prefirió vivir pobre pero limpio a tener una opulencia posición maculada.

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Nuestras gentes de Zacatecas no me dejarán mentir, ya que su personalidad recia siempre se impuso en todos los actos tanto de su vida íntima como profesional, dedicado de lleno al estudio del derecho alcanzó logros positivos en beneficio de la sociedad con la paciencia completa y estructuro nuestra Legislación en todos sus aspectos, lo cual habla elocuentemente de la capacidad intelectual y moral de Genaro Borrego. Su gran afición por la fiesta brava hizo que en ocasiones se transformara -del hombre que de ordinario era- al gitano y bohemio que campea en las gentes aficionadas a los toros, sus conocimientos en esta materia eran asombrosos, comprobando así que tanto su vida profesional como en su gran afición, tenía un sentido claro de lo que quería. No es este propiamente un discurso florido, sino recuerdos personales de un hombre al que mucho estimé y salen sobrando los florilegios del lenguaje cuando se habla del corazón. Por eso, Genaro Borrego, en este primer Aniversario de tu muerte, quisiera poder tener la inspiración de Garcia Lorca, para desgranar con versos sentidos en canto motivo de tu memoria, estando ante esa imposibilidad, en lenguaje sincero quiero decirle que los que sentimos tu ausencia cuando nos damos cuenta en realidad la falta que nos haces, en cada momento y en cada acto de nuestra vida, los que convivimos contigo tenemos el recuerdo de tu frase chispeante de tus anécdotas sabrosas, de tu carácter a veces un tanto hosco, a veces dulce, que era lo que nos hacía precisamente estimarte [porq1ue a pesar de que tú sabias que algún día ese corazón tuyo se pararía definitivamente, lo llenaste de amistad y de afecto para todos los que te rodearon].

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Recibe amigo, este homenaje muy sentido de quien en vida te estimo, trató de seguir tus consejos, como ejemplo de ti. [Y ahora muerto, te recuerda, te sigue estimando y envía una oración al Todopoderoso porque estés precisamente en donde tú querías estar] Muchas Gracias.

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