El león y los escarabajos estercoleros

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EL LEÓN Y LOS ESCARABAJOS ESTERCOLEROS


PARA NIKOL

EL LEÓN Y LOS ESCARABAJOS ESTERCOLEROS

EL LEÓN Y LOS ESCARABAJOS ESTERCOLEROS PRIMERA EDICIÓN Marzo 2011 ©Amalia Low, 2011 ©Ediciones B Colombia S.A., 2011 Carrera 15 Nº 52A-33, Bogotá, Colombia www.edicionesb.com.co Editor general: Alfonso Carvajal Rueda Editora: Marcela Escovar Aparicio ISBN: Depósito legal: Impreso en Colombia por

Texto e ilustraciones de Amalia Low Ediciones B


Unos hacían bolas pequeñas para comérselas, y otros hacían bolas grandes que llevaban rodando para luego enterrarlas bajo tierra.

Se encontraba el león comiendo, cuando vio un grupo de escarabajos estercoleros trabajando alrededor de una caca de elefante.


-¡Qué asco me dan estos escarabajos, comiendo popó y jugando con él! -dijo el león. -Tú nos das más risa que asco. Pareces un payaso con la nariz toda untada de sangre -le contestó un escarabajo. -¿Cómo se atreven a hablarme? ¡Lárguense para siempre de mi territorio, insectos repugnantes! -gritó el león. -Está bien, nos vamos, payaso -le dijeron los escarabajos.


Empacaron sus maletas y se fueron para la playa. -ÂżNo estarĂĄs cometiendo un error? -preguntaron las leonas.

-Claro que no. Es un alivio no tener que vivir junto a esos insectos horrorosos.


Como es natural, todos los dĂ­as, todos los animales hacĂ­an popĂł.


Como los escarabajos estercoleros se habĂ­an ido, nadie limpiaba nada. La pradera se fuĂŠ llenando de bollos y, atraĂ­das por el olor, empezaron a llegar las moscas.


Cada día había más caca, y cada día llegaban más moscas.


Las cebras, los elefantes, los conejos, los rinocerontes, los Ăąus y muchos mĂĄs, se fueron porque todo el pasto estaba cubierto de caca.


-¡Mira lo que hiciste! -protestaron las leonas. -¡Cállense! -rugió el león-. Más bien vayan a buscarme una buena carne de cebra. ¿No ven que tengo hambre?


Su Majestad se sentó a esperar la comida, pero había tanto popó por todas partes que las leonas no podían ni caminar, pues a cada paso se untaban. Y ya no había ni una cebra en la región.


Decidieron servirle al león lo único que había: un gran plato de caca. -¡O te lo comes, o le pides perdón a los escarabajos estercoleros y les ruegas que vuelvan! -amenazaron las leonas. El león no tuvo más remedio que obedecer.


Busc贸 a los escarabajos y se arrodill贸 frente a ellos. -Por favor, perd贸nenme. Les ruego que vuelvan a vivir en la pradera.


Los escarabajos aceptaron y pusieron enseguida las patas a la obra. Incansables y fuertes, trabajaron toda la noche.


Al amanecer, la pradera resplandecĂ­a de limpieza.

-Sin ustedes no podrĂ­amos vivir -dijo el leĂłn agradecido.


La vida volvi贸 a su normalidad: los animales regresaron, las moscas se fueron y todos pudieron volver a hacer pop贸 en paz.



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