Bogotá Presenta 2

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Edici贸n 002


EDITORIAL

Bogotá, una ciudad cosmopolita Por: Bogotá Presenta

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artiendo de las diferencias y diversidades culturales que se evidencian en la capital colombiana, hemos decidido instruir a todo el que lea o quiera analizar cada uno de los artículos que aquí encontrara; dado que en todos y cada uno de ellos hablaremos de lo que en Bogotá actualmente encontramos y de lo cual nuestra ciudad capital está compuesta. Todo lo que contaré a continuación acerca del contenido de los artículos en conjunto, será solo una parte que describirá el contenido de la revista. En principio usted podría imaginar ¿Qué más tienes Bogotá? O ¿Qué mas podría hacer usted en Bogotá?, a raíz de la diferencia multicultural existente en la capital colombiana, hemos encontrado que se podría hacer en el caso de que usted quiera encontrar todo a un menos precio si es así como lo prefiere, a que restaurante puede ir, que parque puede visitar, historias evidenciadas en la vida cotidiana de quien habita Bogotá, que sitios de diversión puede visitar, entre muchos factores que posiblemente usted

no ha analizado, pero de los que aquí se podrá enterar. Es importante para la comunidad conocer el por que Bogotá sea llamada una ciudad cosmopolita y lo hemos encaminado hacia el punto de vista, de que hay de todo para todos, de la manera más económica, de la manera más costosa; como se prefiera. Bogotá al ser una ciudad cosmopolita tiene también diferencia cultural en cuanto a música se refiere, encontramos diversidad de géneros musicales, diversidad de tipos de ambientes a visitar, diferencias en cuanto a precios y sitios que se acomodan de una manera mas cómoda a la edad de quien quiere una noche de diversión.


EN MEDIO DE DESIGUALDAD SOCIAL UNA LUZ DE LA LUCHA Y ESPERANZA Por: Ana María Rízo

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ecientemente en Colombia se han conocido diferentes estudios sobre lo que respecta a los temas de interés nacional como la salud, alimentación, empleo, estudio entre otros. Los resultados recientemente conocidos por el departamento de planeación nacional han asegurado que el 46% de la población, es decir cerca de 20 millones de personas viven en extrema pobreza y en lo que respecta al nivel de indigencia en nuestro país, cerca de 17,8% de personas. Por otra parte, el acceso a un servicio integral de salud, se encuentra bastante deteriorado y el hecho más reciente que ha tomado para contrarrestar de alguna manera la grave crisis que vive la salud, es la reforma a la salud por medio de los decretos de emergencia social. El problema de la pobreza y el difícil acceso al servicio de salud, afecta un alto porcentaje de la sociedad y Bogotá, la capital de Colombia no es un asunto aparte. Hacia el norte de esta gran cuidad de 6.776.009 de habitantes, más exactamente en la localidad de Suba, en el

barrio Bilbao, como seguramente muchos sectores más, la pobreza, el olvido, la falta de acceso a la salud y los servicios básicos es grande. Doña Etelbina Gonzales, una mujer de avanzada edad, debe cuidar a su hijo de 32 años, quien sufre de meningitis, una enfermedad que afecta el cerebro y la medula espinal, que conlleva a un derrame cerebral y de otros órganos. Sin embargo, ella como un gran número de personas no ha tenido un pronto y eficaz acceso a la salud. Ella asegura que “Mauricio (su hijo) requiere cuidados como tener buena alimentación, almohada blandita y la droga que eso es una droga simple porque no le dan nada, ya ellos (los médicos) dicen que no le dan nada más porque no pueden hacer nada”. Esta mujer quien es estrato unos, pero que sin embargo es deudora de un alto dinero en servicios públicos como el agua y quien no cuenta con un empleo, ni con pensión y quien además hace parte, según el propio estudio


del DANE de los millones de familias que no cuentan con un ingreso inferior a 400 mil pesos mensuales y quien como si fuera poco no puede adquirir diferentes productos de la canasta familiar. Sin embargo ella prefiere y así lo manifiesta “conseguirme los 3000 pesitos, uno se los levanta de por ahí y le compra la droga a Mauricio, eso el Sisben, ni el sistema de salud, eso ya no. Yo no voy a dejar que pase en ayunas o sin nada de comer, uno se los levanta”. Por su parte, el índice de desigualdad existente en nuestra sociedad es de 0.59% y lo que más preocupa es el reiterativo y en aumento nivel de indigencia, debido a entre otras cosas el incremento de los precios de la canasta familiar. En la misma medida, en que Etelbina Gonzales no cuenta con un sistema de salud que cubra las necesidades de ella y de su hijo Mauricio, no cuentan con todos los servicios básicos como agua, alcantarillado y luz, viven un alto porcentaje de familias, en su gran mayoría mayores de 4 personas. Doña Etelbina solo espera junto a su hijo el día que el deje de respirar su mismo aire, pero así mismo doña Etelbina espera que algún día pueda acceder a su pensión, que ha sido

negada desde el mismo momento que dejo su trabajo, que pueda vivir dignamente con acceso a servicios públicos, de alimentación y de vivienda digna. En la actualidad, Etelbina y un sin número más de personas se encuentran a la espera de poder acceder a un sistema de salud con condiciones básicas, contar con un apoyo por parte del Gobierno, en lo que respecta a desarrollo social y urbano, colegios, alimentación para niños y niñas, entre otras, pero sobre todo visibilizar la grave situación que viven ella y sus vecinos, donde la indigencia reina y lentamente pero seguro se convierte en un grave y deteriorado estado de vida.


Los derechos humanos son para todos incluidos los gremios LGBT Por: Ana María Rízo esde tiempos memorables, el homosexualismos ha sido un tema que ha estado conviviendo con los seres humanos. Los grandes filósofos, historiadores, matemáticos, entre otros se declararon en su momentos como homosexuales o atraídos por personas del mismo sexo, cuando unos se idolatraban con otros.

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En la actualidad y luego de décadas de que se luchara por una igualdad en todos los aspectos y niveles para los homosexuales, ellos cuentan con una vida más digna, aunque tampoco se puede negar que falta un largo camino que recorrer. En Colombia, por ejemplo las dificultades que se encuentran para expresarse y para mantener una libertad abierta de los seres que son, es bastante complicado, más aún cuando existe un alto nivel de machismo y homofobia en las calles. Por su parte, Sandra Montealegre, activista política, manifiesta que sin libertad sexual no puede haber libertad política” y a su vez también manifiesta que “con la unidad lograda entre los grupos poblacionales de mujeres, jóvenes y Lesbianas, Gays, Bisexuales y

Transgeneristas fue necesario defender duramente las representaciones donde ellospor su parte solo cuentan con el 10% para lo que se llamó como “grupos poblacionales”, integrados por afrodescendientes, indígenas y Lesbianas, Gays, Bisexuales y Transgeneristas. Por el momento en el Congreso la representación de este grupo poblacional es de solo 0.6%. Sin embargo según Montealegre este gran camino que se ha abierto para ellos y ellas ha sido gracias a grandes alianzas que se han realizado con otros grupos focales como indígenas, jóvenes, afrocolombianos, entre otros, que además ha permitido aceptación dentro de nuestra sociedad. Y es que es en la actualidad cuando este hecho se ve con demasiado desagrado, se ha trabajado bastante en este tema, sin olvidar las raíces con las que se cuenta en este tema, como aquel mito de la raza andrógena, donde se jactaban de según ellos uno de sus costados eran hombres y el otro costado era mujer. A pesar de los hechos que se conocen a diario, siguen trabajando para ejercer todos y cada uno de los derechos.


El maestro de los Andes Por: Mónica Vélez

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uando llegué aquí, por allá en los cuarenta, fue como un amor a primera vista, de esos que nunca se olvidan.” Esto fue lo que dijo don Pedro Medina Avendaño “El hombre del Himno”, al periódico El Tiempo en una entrevista realizada en conmemoración del cumpleaños de Bogotá, la “ciudad idealista”, para la que este hombre de 95 años compuso el himno que hoy en día entonan las instituciones y los estadios en fechas de celebración, conmemoración y eventos importantes de la comunidad bogotana que ameriten exaltar su sentido de pertenencia.

de personas que lo han encaminado en la vida académica y le han otorgado una formación que hoy en día hace de él una persona amable, disciplinada, culta y por sobre todo, de buen humor.

Pedro Medina Avendaño, nació en Combita, Boyacá, en junio de 1915. Abogado, politólogo, poeta de nacimiento y escritor, llegó a Bogotá a sus 22 años, avalado por uno de sus docentes del Colegio Salesiano de la ciudad de Tunja, e inició sus estudios de Derecho en la Universidad Nacional de Colombia. Se especializó en Derecho Penal y Administrativo, y estudió conjuntamente Ciencias Políticas y Sociales en la misma universidad. Este hombre, que en ausencia temprana de sus padres ha llegado a los archivos de diversas ciudades como símbolo de pertenencia a través de los himnos, siempre ha estado maravillosamente rodeado

“Como en el día el trueno del torrente y en la noche cual mar el oleaje. Jorge Eliécer Gaitán, nadie te olvida, Nadie puede borrar de la memoria las hazañas y sueños de tu vida. En el cero mostraste el infinito. En el pueblo la rueda de la historia. No eres la voz del pueblo, eres su grito.”

Alumno y posterior amigo de Jorge Eliecer Gaitán, recuerda con nostalgia los días en que trabajó con él en su bufete de abogados penalistas, e inevitablemente considera una necesidad caminar por el centro de la ciudad y visitar la estatua del Caudillo a quien dedicó las palabras en ella inscritas:

“El maestro”, como es llamado por muchos, es un hombre en cuya mirada se puede ahondar la nostalgia de tiempos pasados y la ilusión de un niño que descubre en cualquier cosa un motivo de sonrisa cada mañana. Su pelo blanco y presencia le otorgan, con sólo


verlo, un alto grado de respeto mientras que su experiencia y locuacidad hacen de él un hombre admirable con el cual conversar. Su amor a las “bellas letras” lo ha llevado no sólo a ser autor del himno de Bogotá, sino también de los himnos de Boyacá, del Partido Liberal, del Club de Abogados de Tunja, de las Universidades Libre, Gran Colombia y Central; y del Colegio Mayor de Cundinamarca. Ha publicado tres libros de poesía y colaborado en periódicos y revistas tanto nacionales como internacionales. “Es un hombre tremendo, su lucidez y memoria ilimitadas serían la envidia de cualquier estudiante universitario”, aseguran quienes se han acercado a él. Las musas que han inspirado sus palabras han sido varias, pues don Pedro, como buen poeta, ha sido un fiel creyente del amor y el poder de encantar que tienen las hermosas damas, como Bogotá, una ciudad que siempre ha sentido como propia. “Por eso me animé a escribir”, dice. Fue en una tarde de 1973 cuando se enteró que la Secretaría de Educación del Distrito había abierto una convocatoria para escribir las estrofas del himno de la ciudad y como en un suspiro, una noche frente al papel, evocó las palabras que hoy en día entonan a toda voz quienes cantan el himno de Bogotá con la pasión y el respeto que se merece una ciudad

que ha atestiguado cómo se derrumban y vuelven a erguirse muchos de los ideales que ha reclamado la nación. En ese entonces se inscribieron a la convocatoria centenares de autores y compositores, entre los cuales estuvo el maestro Eduardo Carranza. Pero el reconocimiento y el alto premio que otorgaba el distrito, se lo llevó indiscutiblemente la composición que el maestro hizo a la “Blanca estrella” de los Andes. Don Pedro Medina, obtuvo el primer puesto entre los poetas más destacados del país y el 7 el agosto de 1974, escuchó la entonación de su himno que, por primera vez, se tocaba en la sala del teatro Jorge Eliecer Gaitán a cargo de la Orquesta Filarmónica de Bogotá. “¡Bogotá!, ¡Bogotá!, ¡Bogotá!” Rezan las palabras con que finaliza el himno de nuestra ciudad, palabras que serán repetidas por siglos al unísono de los habitantes de la capital. Hoy en día, Pedro Medina Avendaño vive en Chapinero con su amada esposa Sofía Torres y su hija Isabel. Este poeta de corazón y abogado de oficio afirma que lo único que quiere es no morir, “seguir escribiendo mis poemas y vivir en la memoria de mis amigos.” Lo que no se ha dado cuenta es que ya se ha inmortalizado en la historia y que vive en la memoria de una ciudad cada vez que se entona el himno.


20 años de mar en Bogotá Por: Mónica Vélez

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ue a las 3:25 de la tarde, cuando un viernes de abril La Perola de la Universidad Nacional, se llenó del sonido de mar que llevaron las historias de un hombre que nació “tan pobre pero de tan buen gusto.” Esas eran las palabras de su abuela, una mujer camaleónica en edad, que algunos días tenía ochenta años y otros cincuenta y cuatro, pero que más que abuela, fue la mejor amiga de este hombre que la retrata con nostalgia entre sus historias para evitar que se pierda para siempre en la traiciones de la memoria. “Nadie en Buenaventura era capaz de imaginar a mi abuela sin los surcos en su rostro y la larva en que se había convertido su cuerpo, tampoco, nadie era capaz de imaginarse la benevolencia de su soledad. Mi abuela se había vuelto inmune al amor, aquellas fiebres antiguas que despertaban los aguaceros de la nostalgia, el esperpento de su soledad era tan sólo la indiscreción de sentirse viva en la hierba amarga e intragable del pasado.” Así la describe Mauricio Linares: el nieto, el amigo, el heredero de sus historias, el cuentero de Buenaventura. Mauricio Linares, hijo legítimo de María Bejarano y Efraín Segundo Linares, nació el 4 de octubre de 1968 en Buenaventura. Profesor,

literato de la Universidad de Valle y periodista de la INPAHU, ha sido narrador desde 1990, creando sus historias desde la realidad y con un gran componente de realismo mágico que ha rememorado a sus abuelos, Celso Linares y María Bejarano, como personajes intrépidos, llenos de picardía, amor y soledades hermosas.


“Lo que hago es contar historias, historias propias que habitan en mis recuerdos: de hombres del mar Pacifico y de Buenaventura. De Mujeres fértiles y cuerpos de ébano. De atardeceres enloquecedores y viajes milenarios donde sobrevive aferrándose al último suspiro de los muertos la vida.” Mauricio ha tenido una vida sencilla. Su infancia estuvo siempre rodeada de las mujeres que hoy en día componen gran parte de sus historias: su abuela, su madre silenciosa y llena de temores, sus tías solteronas, sus primas que llegaban siempre oliendo a mando biche, a chontaduro y a guayacán; la vieja Asunción, su vecina, que siempre le regalaba un dulce de coco y un pomarrosa; Claudia, una bogotana que ha significado para él una segunda madre; y por supuesto, Aurora, su primer amor de Buenaventura. “No olvidaré nunca el sortilegio de aquel samán donde por descuido me tropecé con ella”, dice. “Recuerdo la casa vieja y amplia donde viví cuando era niño, pero que con los años y los nuevos hijos, hermanos, nietos y primos se fue haciendo más pequeña. La misma casa que lentamente vio envejecer a mis abuelos, mis padres y mis tíos. El mar que nos alimentaba y donde antes de partir abandone al naufragio imperecedero del desaliento de mi niñez. La noche tibia de cualquier martes de junio donde por primera vez le robe un beso a Aurora y las

otras noches cálidas donde nuestro amor le fue robando tiempo a la tristeza mientras la brisa del mar acariciaba su rostro mulato y la negrura de su pelo. También recuerdo las calles por donde pasé camino a la escuela, algunas veces perezoso otras veces en silencio.” Sus amores, sus calles, su gente y el calor húmedo de su vida son cosas que hoy en día viven en sus historias, en sus cuentos. Pues este hombre llegado a Bogotá se ha dedicado no sólo a narrar sino a escribir ciertas críticas de música en algunos medios de comunicación y actualmente maneja un blog literario en el cual hace homenajes semanales a diversos autores y grandes maestros de la literatura, reseñando sus vidas, entretejiendo cabos sueltos y ofreciendo textos exquisitos que en medio de una historia envuelven al lector entre lo que fue la vida, el sentir y los textos de un autor que ha pasado a la historia. “Mis grandes aficiones siempre han sido la literatura y la música, de ahí pa’lante, pare de contar”, dice este gran aficionado a las historias. La música que más disfruta está el jazz, aunque también gusta del rock, la ópera, el blues y la música colombiana. Entre sus textos favoritos se destacan: El Arranca-corazones (Boris Vian), Lenz (George Büchner), Hiperión o el Eremita en Grecia (Friedrich Hölderlin), Pregúntale al polvo (John Fante), Pedro Páramo (Juan Rulfo), entre otros.


“Mauricio ha sido una persona que conoce muy bien el significado de la palabra recomenzar, y creo que de esa lucha constante se desprenden sus historias”, dice Claudia Chacón, amiga íntima de Mauricio, recordando un día en que “su hijo”, como ella le llama, lleno de rabia e impotencia llegó a contarle que habían robado su casa en la Macarena, llevándose el mayor motivo de su existencia: una novela que hacía 3 años de dedicación, de revisiones, de correcciones, de giros en el desarrollo del argumento, de vueltas nuevamente al suceso anterior y de recortes por aquí y por allá, se le llevaron. Este mal episodio, significó para Mauricio un nuevo comiendo, pues casi todos sus textos y análisis literarios se hallaban en su computador. Por suerte, tenía algunas historias, algunos de sus cuentos en red, con los cuales retomó de nuevo el ruedo de nuevas historias que hoy en día componen su repertorio y que el público aplaude con una sensación de conmoción profunda en el corazón. “Son mis recuerdos y de esos recuerdos escribo este puñado de historias que vengo a contar, son historias sencillas como los hombres y mujeres que las habitan. A veces huelen a mandarinas y mangos, otras

veces a caña de azúcar, ron, soledad, amor y desencanto. Estas son mis historias que a la postre también le pertenecen a quien las escucha.”


Noche de Karaoke en el perro Y la calandria Por: Lina Marcela Naranjo

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odo comienza una noche de jueves, decidí irme de rumba, pasando la estación de gasolina de la 7ª con 57, ya pasadas las 11; dos filas enormes de carros es lo que me rodea cuando voy cruzando en costado sur del parque de oriente a occidente. Decidí entrar a un sitio por que definitivamente su fachada era muy llamativa, su nombre es Chase, iluminado exteriormente por una luz muy llamativa color lila que formaba filas verticales. Entré y me encontré con estructuras impactantes, la decoración de este sitio nocturno es sin duda una de las más atractivas que he visto en Bogotá; pero algo muy impactante, en este lugar solo habían hombres más o menos unas 5 o 6 mesas ocupadas de a 2 o tres hombres por mucho y una que otra mujer, por ahí 4, exagerando. Eso fue lo más raro, un ¡bar tan bonito!, pero prácticamente desocupado. Bueno pues decidí salir y buscar otro sitio que tal vez fuera más alegre, seguí mi camino cruzando el parque de oriente a occidente, giro a la izquierda y me encuentro con un aviso que dice “el aren de las lesbianas” y de ahí comprendí

el por qué de tantos hombre en el sitio al que había entrado anteriormente. Bueno pues ese nombre “el aren de las lesbianas” la verdad no me sonó muy atractivo así que ni entre. Seguí caminando y me encontré con un bar muy llamativo, estaba a reventar de la cantidad de gente que allí estaba, algo no muy particular de los sitios anteriores. Aquí su música, ya era mucho más alegre y es más, una voz no muy artística acompañaba la melodía de la música que sonaba, había llegado al bar gay más concurrido del sector, lo no muy llamativo es su nombre “El perro y la calandria”, donde esa noche de jueves, era noche de karaoke. Bien, pues el perro y la calandria fue el lugar más indicado para entrar a disfrutar esa noche de jueves. Este bar tenía una puerta y en ella su hombre de seguridad, quien al abrirla me advirtió que el lugar estaba a reventar, no me importo, en realidad el ambiente era muy alegre, finalmente entré. Claro que si, este lugar estaba lleno lleno de gente, no se podía ni caminar, pero bueno. El


animador de la noche hablaba por medio del micrófono, invitando a todos los asistentes para que gozaran al máximo esa noche de karaoke en el perro y la calandria.

ellos que definitivamente los hacía ver tan interesantes, yo miraba para todos lados y solo decía “no puedo creer que este tipo sea gay”, en serio.

Pasaron dos hombres a la pequeñísima tarima a entonar la canción y solo una mujer los acompañaba, todos guitaban de alegría cuando cada uno de ellos cantaba. Miraba a todo lado y no podía creer lo que veía, el bar en el que me encontraba obviamente era gay, seguía viendo cantidades enormes de hombres, yo creería que de cada 20 hombres o 30, había solo una mujer, cosa bien particular y a la que yo misma me respondía, no puede ser. Hombres de porte tan varonil, tan bien vestiditos, su fisionomía bastante atrayentes, cosas características en

El show de karaoke siguió y yo jamás había estado en un sitio como este, todo para mí era muy raro y además nuevo, bueno, pues los cantantes terminaron su show y se llego el momento de la premiación, seguía diciendo, no lo puedo creer, la premiación para los dos hombres seria, media botella de licor acompañada por un oso de peluche ¿ah?, el peluche y el status del licor obviamente dependía del lugar que el participante ocupara y para la mujer de igual manera, media botella de licor y ya no un peluche sino un CD de un artista joven y muy nombrado actualmente “pipe bueno”. Ya seria escogido el primer, segundo y tercer lugar, el animador pide silencio por que quien daría los puestos en este pódium seria el mismo público, bueno pues el animador dice, aplausos por el participante número uno, un hombre; y bueno pues empiezan a donar esta cantidad de aplausos de los demás hombres allí presentes finalizando con un papacito de varios de ellos, ¿papacito? No soy homofóbica, para nada todo lo contrario se me hacía bastante llamativo, realmente nunca había vivido lo que estaba viviendo, pero sinceramente este papacito


fue tenaz, casi muero de risa interna por que obviamente tenía que disimular, y seguían los gritos incesantes, “papacito, papacito, papacito”, bueno pues seguía la mujer que participo, aplausos por la participante número dos, y empezaron estas pocas mujeres allí presente a aplaudir y a gritar acompañas de muy pocos hombres, de repente un hombre que está justo al lado mío grita “eso si es un macho”, por dios, ¿eso si es un macho? Yo seguía tratando de contenerme de tanta risa; bueno y pues se finalizaba con los aplausos de el otro participante, aplausos para el participante número tres y de nuevo, estos aplausos finalizaban con “papacito”; como era de esperarse, los dos primeros puestos los ocuparían los dos hombres y el tercero la mujer, realmente su barra era muy pequeña. Primer puesto, media botella de whisky acompañada por el peluche mas grande, segundo lugar, media botella de ron con el peluche de tamaño más pequeño y tercer lugar el CD de pipe bueno y media botella de aguardiente y el animador termina diciendo no olvidemos que el primer lugar tendrá lugar también a participar la otra semana en nuestra noche de jueves de karaoke en el perro y la

calandria, noche de karaoke es todos los jueves, vea pues ahí deduje que todos usualmente concurrían el sitio porque les gustaba el show de la noche. La rumba nocturna seguía, pero como el sitio estaba tan pero tan lleno yo aun estaba casi en la puerta, junto a la barra. Observaba con detenimiento cada una de las cosas que pasaba, de pronto, dos hombres, yo jamás había visto eso, se dieron un pico, de nuevo el asombro fue la constante de mi cabeza pero bueno, lo realmente llamativo del momento era la mirada de uno de estos dos hombres que se fijaba en otro que iba a pasar junto a ellos y la pareja del que fijaba su mirada, reacciona de una manera un tanto agresiva reclamando el porqué toca cuando pasa junto a ellos y quien responde que solo lo hace porque trata de pasar hacia la salida, todo está muy lleno y el tocarlo era sin ninguna intensión. Este bar era de dos pisos, levante la mirada cuando lo primero que se me cruza ante los ojos es una pareja de hombres, besándose apasionadamente, ellos si eran hombres que a diferencia de los que habían en el primer


piso, si eran de una apariencia más femenina o como coloquialmente se dice, una apariencia más amanerada, ya todo se iba haciendo más normal. En ese momento tenía mucha curiosidad por conocer el segundo piso, me dirigí hacia el fondo, en el caminito, alcance a ver hacia los baños, bueno pues eso era muy normal, una fila de hombres y otra de mujeres esperando poder entrar a los baños mientras hablaban unos con otros. Mirando hacia todos lados era increíble, hombres de todas las edades, del más pequeño que presumo seria de 18 años, hasta el viejo dé por ahí unos 60 o quién sabe si mas, el que estaba de sport, el de una pinta poco más seria, hasta el encorajado el doctor, el de las gafas, mejor dicho como se dice, de todo hay en la viña del señor, seguía mirando hacia lado y lado, y de nuevo todo era de “no lo puedo creer”, claro está, por que todo era nuevo en mi vida. Me encuentro las escaleras y en ellas también, otra pareja de hombres besándose apasionadamente, mi destino “segundo piso, el perro y la calandria” entonces empecé a subir y los dos costados lo que había no era una pared y una baranda como era de esperarse, eran dos filas de hombres en todo el recorrido de la escalera, hablando unos con otros, al parecer ese era el sitio de encuentro para muchos de

ellos, sin importarme seguí caminando y llegue al segundo piso; hice mi deducción y no se cual era el atractivo de este sitio para que hubiese tanta gente, en realidad era muy incomodo, pequeño, casi no se podía ni caminar y además


con muy poca ventilación por lo que había tanto calor y todos los asistentes de este piso, parecían sudorosos. Lo único que quería era asomarme por ese pequeño balconcito para mirar hacia donde yo estaba hacia la barra, y saber cuál era el panorama que se observaba desde allí, seguí avanzando por esos caminos intransitables cuando de pronto un pequeño trancón obstruye mi camino y me quedo estática junto a otra pareja de hombres que se besas desaforada y apasionadamente, la diferencia de edades entre estos dos personajes era evidente, por bajito una diferencia de 35 o 40 años había entre ellos, un hombre muy joven notablemente y su pareja una persona de arrugas bastante pronunciadas, lo que paso uno o dos segundos después me empezó a dar miedo, este joven levanto su cabeza y me miro de una manera intimidante, no sé si fue porque se dio cuenta que yo los estaba mirando, ¿pensaría que yo querría quitarle su pareja? O se dio cuenta que yo era la persona diferente del lugar y esto sería un irrespeto al gremio, bueno no sé,

pero que susto. Ya solo quería llegar al balcón devolverme y listo, irme. Entonces, seguí mi camino hacia el balcón, aun el camino era intransitable pero no importaba, finalmente llegue a la mesa de la primera pareja que vi besándose apasionadamente desde el primer piso, mire hacia abajo y saque mi celular por que sin duda alguna quería un recuerdo de ese partículas momento en mi vida, sabía que podía ser peligroso, pero quería esa foto, finalmente saque el celular y lo puse en posición para tomar una foto hacia el primer piso, todos los de la mesa me miraron tan raro que presione el botón de capturar y sin pensarlo me di la vuelta y lo más pronto posible al primer piso; por las escaleras aun seguían los dos caminos de personas a mis costados, seguí caminando y llegue a la conclusión de que ya era justo por esa noche “no mas rumba”, me fui hacia la puerta y ya, Salí del sitio y de esa manera di fin a mi noche de jueves de karaoke en el perro y la calandria.


Un Don En Sus Manos Por: Lina Marcela Naranjo l es Walter, un colombiano nacido en Bogotá hace ya 34 años, habitante actualmente del barrio guacamayas en el sur de la capital colombiana.

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Walter ha vivido en distintas partes de Colombia buscando el sustento y la estabilidad familiar, ha habitado tres de las principales ciudades de Colombia, Medellín, Cali y su ciudad natal, Bogotá, donde participo hace un buen tiempo como cuentero y actualmente como pintor. Al igual que muchos colombianos Walter ha tenido que estar como nómada por todo el país, dado que las circunstancias económicas así se lo exigen; en Bogotá, Walter vive acompañado

actualmente por su esposa y una pequeña bebé de tan solo cuatro meses, en condiciones no lujosas pero con lo que es apenas necesario. Walter y su esposa residen en una pequeña casa ubicada en el barrio guacamayas al sur de la cuidad, una casa no muy lujosa mencionada anteriormente, compuesta por sala-comedor, una cocineta y una habitación, todo esto en no muy grandes proporciones de espacio y por lo que pagan 180.000 pesos mensualmente. Walter; el pintor, no pinta como todo el mundo, no tiene finas pinturas ni muy finos lienzos, el ha descubierto en sus manos el don de pintar con aerosoles, sobre un papel cartón-cartulina, para lo que ha necesitado solamente algunos


pinceles, algunos dos o tres, papel periódico, algún elemento que le permita proporcionar candela y demás elementos rústicos que el crea le puedan ayudar para el desarrollo de sus obras de arte. Walter tampoco es un pintor que tenga una sala exclusiva para su producción, no; Walter pinta en la calle ante los ojos de quien lo quiera ver, locaciones en Bogotá como el parque de Lourdes, el parque de las nieves y el nacional. Ha recurrido a esto porque no tiene ninguna otra manera de lograr el sustento familiar para su mujer y su pequeña hijita, así como cualquier persona debe comer, tener un seguro y una vivienda, es de esta manera como Walter consigue el suyo y el de su familia. Desafortunadamente como para todo hay un

pero, el de Walter no es la excepción, en la calle el pero que él tiene que afrontar es el de la policía y el de sus colegas. Solo quien vive en la calle puede saber lo que en ella se vive, para Walter no es nada fácil lidiar con el acoso de la policía, quienes aseguran que lo que él hace no es permitido para que se desarrolle en un espacio público que es solo para el uso los transeúntes, además por que el tipo de materiales que el usa para sus obras van en contra de algunas leyes ambientales debido a los gases y demás elementos contenidos en los aerosoles. Por otro lado, el pero con sus colegas se refiere al territorio del que cada uno se siente dueño, según cuenta Walter, para estar ubicado


en algún sitio se requiere de un permiso o de un pago que ellos, los artistas de la calle llaman el impuesto, un pago a quien es dueño y también trabaja en el territorio, el impuesto consiste en el pago de un porcentaje de la ganancia de el día o la división equitativa de todas estas sin importar quien reciba mas ni quien reciba menos. Como Walter no es ni un Fernando Botero, ni un Enrique Grau, ni una David Manzur y tampoco un Luis Caballero, no puede vender sus obras con un alto precio, las vende a un precio de 15.000 pesos la unidad y dos por 20.000; aun así siendo tan económicas, el bolsillo de los colombianos no alcanza para poder adquirirlas y es aquí cuando el desempeña su más fácil método de venta y es la rifa. Consiste en repartir un cartón con cuatro números por la módica suma de 1000 pesos y a quien le compre este primer cartón, por 1000 pesos más, reparte otros cuatro cartones cada uno de igual manera con cuatro números, para un total de veinte números por persona, previamente Walter tiene ya preparados los gemelos de cada uno de los números que repartió en una bolsa y a cualquier persona del público le pide que saque de esta el numero ganador.

Es de esta manera como Walter logra recolectar para el arriendo, servicios, materiales, seguro medico, leche y pañales para su bebé, Tiene un Don en sus manos con el que Dios no a todo el mundo premia una persona guerrera que piensa en su familia y que con el esfuerzo de si mismo ha logrado salir de dificultades que en un momento dado lograron reducir su vida a una cosa muy mínima, hasta darse cuenta de haber sido premiado. Aunque no niega que este negocio le es muy rentable y le es mas en una temporada como la navideña según cuenta es muy incomodo estar expuesto a tanto peligro, a gente que obra de mala fe, a estigmatizaciones de quien lo ve trabajando en la calle porque no todo el que trabaja en la calle es drogadicto, ni lo hace para tener la oportunidad de poder robar. Es esta la muestra de altibajos, de sube y baja que nos da la vida, pero esos de los que cada uno por si mismos podemos salir, para la muestra un botón en la ropa de un hombre que contiene en sus manos el prodigio de ser un artista.


Debate entre Legalidad, Necesidad y Oportunismo Por: Andrés Felipe Tole C.

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olombia es un país que se encuentra en una constante recriminación de las actuaciones de algunos de sus habitantes, debido a las malas acciones y al uso de sus capacidades para llevar a cabo acciones por caminos inadecuados y conseguir un objetivo, normalmente bien remunerado pero nada ético. Es una constante periódica ver en noticieros nacionales, que han sido capturados o son buscados colombianos por fraudes, robos, atracos, desfalcos, organización de bandas, entre otros en diferentes países del mundo. Sin embargo lo particular de esas noticias es que en muchas ocasiones lo hacen de manera sorprendente, utilizando métodos y técnicas que posiblemente a otros criminales de otras partes del mundo, no se les hubiera ocurrido, por lo que se vuelve un comentario común, “Lastima que no uso esa inteligencia para bien”. Es por esta capacidad delictiva que Colombia se caracteriza, aunque al ciudadano común no

le gusta que se lo recuerden, especialmente en medios extranjeros, como si el no escucharlo, apartara a la persona de la realidad de saberlo y vivirlo, podría ser considerado como una pena ajena, pero no hay que olvidar que es así, y por más que se evada, el problema esta ahí, haciendo que se sigan desperdiciando cientos de brillantes personajes que podrían hacer aportes en pro del bienestar común y no respondiendo a una enfermedad personal de adicción al dinero, amparado en la necesidad y el termino pobreza. Para muchos de nosotros la trampa y el delito es algo externo o de lo cual siempre se habla en tercera persona, sin embargo muchos olvidan que se vive con esto a diario, afecta más la convivencia y el bienestar de muchas personas, que el delito que se descubre en una gran noticia. Es así como muchas personas han aprendido a vivir con la trampa y ya casi no la reconocen, es un recurso más que solo se mide por la pretensión de bienestar y no por las implicaciones éticas que tiene.


Es el caso de Giovanni, un humilde taxista que vive en el sur de Bogotá, como miles de personas labora, justificado en su necesidad y no por amor o convicción por su oficio, él es un claro ejemplo de ese colombiano que critica las injusticias pero comete un acto ilícito. Giovanni, cansado por la difícil situación de su trabajo, decidió acudir a un lugar donde le ofrecían un radio roba señales, este cumple la función de violar la reglamentación de frecuencias y permite tener acceso a cualquiera que este al aire, desde frecuencias de uso privado, hasta la frecuencia de la policía como admite haberla escuchado. La reglamentación nacional y en este caso la distrital asignan a cada empresa afiliada, un espacio de frecuencia para comunicarse entre los miembros de la empresa prestadora del servicio público, sin embargo por medio de este innovador aparato logra burlar esta división reglamentaria, por lo que en sencillas palabras puede trabajar en sintonía con todas

las empresas, lo que facilita su trabajo, pero que si fuese descubierto, pondría en riesgo su trabajo y todo lo que de él depende. Giovanni explica que lo hace por necesidad “que el palo no esta pa´ cuchara” y que “el que se duerma se lo lleva la corriente” por lo que recurrió a este recurso para facilitar su trabajo y poder llevarle las cosas a su familia. Él es un hombre seguro que quiere lo mejor para su familia y por eso lleva luchando más de 5 años en el servicio publico, conduciendo taxi durante la noche, es el padre de una niña de 3 años que nació con Síndrome de Down, y el padrastro de 2 hijos, de 8 y 15 años, vive con una mujer de 36 años hace aproximadamente 5 años. Es por ellos que Giovanni explica que invirtió 300 mil pesos en la compra del radio pirata, y que él no le esta haciendo mal a nadie, sabe que no esta del todo bien, pero dice que “mal esta el que mata gente, el que roba, el que


secuestra, pero utilizar un aparato para trabajar mas fácil, no es hacerle mal a nadie, sino hacer las cosas mas fáciles.” Es así como noche tras noche, éste hombre hace uso de su aparato para cumplir los reservados de las diferentes empresas y recoger a los usuarios, que ingenuamente se suben al vehículo que llega a la puerta de su casa o de su trabajo, lugares desde donde lo han pedido. Sin saber que es un taxi pirata que esta haciendo algo ilegal. Sin embargo lo asequible del aparato hace que un día cualquiera, posiblemente no sea un muy buen personaje el que lo haya adquirido, una persona se suba con la confianza de haberlo solicitado y resulte siendo victima de un robo, un paseo millonario o cualquier otro delito. Se suele justificar Giovanni con su humildad y su necesidad, sin embargo quizá bajo diferentes excusas así mismo sus colegas o delincuentes están haciendo de esta practica un problema en crecimiento, donde según un calculo de él mismo, más de la mitad de los taxistas están haciendo lo mismo, y las autoridades ante los ojos de las personas que conocen el caso, no

hacen nada y para otros pocos, no lo hacen por desconocimiento, lo que si es claro es que el problema requiere una intervención por parte de la policía y de las diferentes autoridades en cabeza del alcalde. Se esperaría que en un futuro, ojala no muy lejano, por medio de las políticas implementadas por las autoridades, no solo se tengan que reprimir conductas u opciones como estas, sino que las personas sean educadas hacia la conciencia del trabajo digno y no sobre la base de que -el fin justifica los medios-, no se necesitan más normas para castigar, se necesitan más hombres que cumplan las que existen.



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