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Revista Psicol贸gica庐

Venezuela Octubre 2015

Mecanismos de Defensa Psicol 贸 gico .

Special Edition.



Mecanismos de Defensa Psicológica. Los mecanismos de defensa o también conocidos como estrategias de afrontamiento son procesos psicológicos automáticos que protegen al individuo frente a la ansiedad y las amenazas externas (como una situación embarazosa) o internas (como puede ser un recuerdo desagradable). Estos son mecanismos inconscientes que se encargan de minimizar las consecuencias de un evento demasiado intenso, para que el individuo pueda seguir funcionando normalmente. El individuo está compuesto por una serie de fuerzas que deben mantenerse en equilibrio, como las características instintivas, las genéticas, los factores del desarrollo (medio ambiente, formación, experiencia). Una de las maneras de resguardar este equilibrio es mediante los mecanismos de defensa.

Unos son más sanos y adaptativos y permiten al sujeto superar el estrés con mayor fortalecimiento de su personalidad, al corregir los propios errores. Otros son menos adaptativos, no resuelven los problemas de fondo. Son solo paliativos que no permiten a la persona crecer, ni corregir sus errores. Otros son francamente patológicos. La paradoja de los mecanismos de defensa es que, aunque su uso es protector, consiguen que la conciencia se estreche y se imposibilite un mayor conocimiento de la persona o se busquen otras estrategias creativas de actuación.


Clasificación de los Mecanismos de Defensa. Según la psicología del Yo los mecanismos de defensa pueden ser clasificados según cuatro criterios: Narcisistas, neurótico, maduros e inmaduros.

Mecanismos Narcisistas.

Proyección: Este es un proceso inconsciente que nos protege la ansiedad causada por nuestra propias características que de manera consiente consideramos inaceptables.

Consiste en colocar en el otro lo que en realidad es propio, Los sentimientos o ideas estresantes, son proyectados hacia otras personas u objetos cercanos.

Navegación: Mediante esta tratamos de protegernos contra la realidad desagradable tratando de negar su existencia, la negación está estrechamente relacionada con la muerte, las enfermedades y otras experiencias igualmente de dolorosas y amenazantes; Se trata de desconfirmar directamente una realidad que resulta obvia.

El individuo se enfrenta negándose a reconocer aspectos dolorosos de la realidad externa o de nuestro interior. En caso de darse una total negación de la realidad se denominaría Negación Psicótica.


Distorsión: A veces la negación no es suficiente y aparece la distorsión para ayudar a conservar la integridad de la persona. Aquí es donde entra en acción la dinámica de la fantasía.

- Desplazamiento: Es un mecanismo por el cual, se desprende un hecho o persona de los sentimientos asociados, y éstos son adjudicados a otro hecho o persona. Es lo que suele suceder con las personas que desquitan sus frustraciones con sus mascotas.

- Futurizar: Supone reconocer en cierta medida una energía difícil de digerir y colocar una fecha en un futuro para solucionarla. Se crea una realidad futura en la que la energía amenazante se integra.

Los mecanismos de defensa en si, por ser parte de la vida, por ser parte de la conciencia y por ser parte de la esencia divina creativa, tienen un aspecto de creación de realidad. Todo el material reprimido y solidificado es la materia prima. La fantasía es el soplo de vida a esa materia, pero ese soplo de vida está distorsionado.

- Proyectar o retroflexión: Colocamos en otras personas u objetos la responsabilidad, culpa, necesidades o deseos que nos pertenecen, pero que no queremos aceptar como parte nuestra, ya que podrían poner en peligro la propia imagen o, en casos extremos, la supervivencia.

Los cinco mecanismos de defensa relacionados, son:

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- Distorsión sensorial: Se da cuando la persona se vuelve hipersensible a ciertos estímulos o se vuelve hiposensible a otros. También puede ocurrir que la persona no pueda identificar sus sensaciones adecuadamente porque las siente “como si fueran, pero no son realmente”.

Formación reactiva: Cuando la persona siente algo demasiado adverso o peligroso para ella misma, se reacciona de forma contraria a lo que queremos. La distorsión máxima es lo que llamamos la formación reactiva, que consiste en transformar totalmente la experiencia al extremo opuesto.


Mecanismos Inmaduros. Regresión: Las personas utilizan este mecanismo de defensa cuando ante un acontecimiento frustrante regresan inconscientemente a etapas anteriores de su vida. Bajo fuerte tensión las personas pueden retroceder a otras clases de conducta infantil. Se recurre a estas conductas infantiles para resolver un problema, con la esperanza de que alguien responda como lo hicieron las personas adultas en su niñez.

Hiponondriasis: Los mecanismos de defensa son las estrategias psicológicas inconscientes e involuntarias que los seres humanos utilizamos como respuesta a un acontecimiento interno o externo intenso, estresante, que produce angustia. A través de este mecanismo se adopta por parte de la persona una forma de pensar, sentir y razonar exagerada y excesiva ante una posible enfermedad real o imaginaria, lo que le permite evadir su situación personal, laboral, familiar o social.

Fantasía: Este mecanismo sería algo parecido a soñar despierto, al dar rienda suelta a su fantasía algunas personas escapan de sucesos desagradables Se da cuando la persona, ante la insatisfacción que siente, recurre a la imaginación y experimenta a través de los sueños lo que no puede experimentar en la realidad.

Las personas que con mucha frecuencia sueñan despiertas descubren que sus propias creaciones son más atractivas que la realidad.


Somatización: Esta defensa, es típica de los pacientes hipocondriacos, implica la transferencia de sentimientos a partes del cuerpo.

Conducta Pasiva Agresiva: El individuo pasivo agresivo es aquel que muestra su frustración de forma encubierta, haciendo agresiones indirectas y no asertivas, por ejemplo, colocándose la máscara de sumisión, no contestando a las preguntas, haciendo esperar a propósito. El pasivo agresivo realiza conductas de castigo disimuladamente.

Conducta Impulsiva: Consiste en explosiones de violencia ante circunstancias angustiantes que se nos escapan de control. El individuo se enfrenta a conflictos emocionales y amenazas de origen interno o externo a través de la acción impulsiva más que a través de reflexiones o sentimientos. En otras palabras, el sujeto traslada a la acción algo que no ha racionalizado previamente, que se escapa de su control debido al carácter angustiante del hecho que lo generó.



Mecanismos Neuróticos: Control: Sentimiento de poder, superioridad y grandeza, que encubre sentimientos de inseguridad, inferioridad, baja autoestima, devaluación o vacío. Se ve, por ejemplo, en el trastorno límite de la personalidad, con estrategias de tipo hipomaníaco, a modo de formación reactiva: siente y actúa entonces como si poseyera poderes, capacidades o derechos (privilegios) especiales y fuera superior a los demás. Incluso cuando se sienten personas despreciables, siguen siendo especiales y grandes en su indignidad, porque son las peores personas del mundo, con derecho a que se les atienda.

Aislamiento afectivo: Consiste en Aislar un pensamiento o un comportamiento (amenazantes en algún sentido para el sujeto) del sentimiento originalmente asociado. La persona pierde contacto con los sentimientos asociados a una vivencia, a la vez que permanece consciente de los elementos cognitivos de la misma. Un hecho penoso puede ser considerado desde un punto de vista puramente intelectual, sin dar cabida a la emoción, lo que puede causar sorpresa, e incluso admiración, por la “entereza” de la persona.


Racionalización: El mecanismo de defensa de la racionalización consiste en la construcción de una narrativa que oculta la verdadera motivación que llevó a la persona a realizar un acto, o sirve como tapadera para no conectar con sentimientos o deseos que la persona no se quiere confesar a sí misma. En muchos casos el racionalizador se carga de razón para no reconocer algo que para los demás es obvio. El problema es que esta explicación que la persona se cuenta a sí misma o a los demás es solo un argumento periférico que sirve de justificación tranquilizante, pero que no explica los motivos profundos de la conducta.

formación Reactiva: Consiste en transformar una emoción o un impulso en lo contrario; el odio será transformado en amor, la envidia en gratitud etc. Aquellos individuos que temen mucho sus emociones agresivas y tienen dificultades para diferenciar entre pensar y hacer tenderán a usar formaciones reactivas para protegerse de lo que podría sentirse como peligrosamente incontrolable.

Disociación: es una manera de desconectarse de la experiencia actual, a veces creando otra representación de uno mismo, para poder continuar existiendo en un momento excesivamente doloroso o estimulante. El uso frecuente de este mecanismo resultará en una visión discontinua de uno mismo, del tiempo y del mundo que estará llena de huecos llamativos. En sus casos más severos puede llevar la persona a sentir que tiene varios sí-mismos. En sus formas más benignas puede ser una manera pasajera de atenuar un exceso de estimulación.

Represión: Es cuando aparentemente nos protegemos reprimiendo los pensamientos o impulsos amenazantes y dolorosos. Los sentimientos de hostilidad hacia nuestros seres queridos los nombres de las personas que nos desagradan o los fracasos y las venganzas del pasado son objeto frecuente de la represión.


Intelectualización: Se trata del mecanismo de tomar distancia de las amenazas, generando actitudes frías, analíticas y desapegadas. Es el hombre que al enamorarse de una mujer trata de entender el porqué de sus sentimientos así como analizar las cualidades de ella que le han provocado dicho enamoramiento, de esta manera logra poner distancia entre él y sus deseos.

La supresión: Es una forma voluntaria de represión propuesta por Freud en 1892, es el proceso de mantener en forma voluntaria los pensamientos ansiógenos, memorias, fantasías y deseos fuera de la consciencia; contenido que una vez suprimido deviene pre-consciente. En la supresión desempeñan una función primordial las motivaciones morales.

Mecanismos Maduros.

Sublimidad: Se define como la trasformación de los deseos frustrados (especialmente los deseos sexuales) en actividades sustitutivas, constructivas y aceptables para le sociedad, Freud pensaba que el arte, la música, la investigación científica, en general gran parte de las actividades creativas, representan una canalización de las energías sexuales hacia comportamientos productivos y aceptables.

La supresión es más fácil de controlar en forma experimental que la represión que implica que el pensamiento, recuerdo o impulso cambia de un sistema (preconsciente-consciente) a otro (inconsciente).


Ascetismo: Mostrar sobriedad y moderación en relación a los efectos placenteros de las experiencias. El individuo obtiene gratificación a través de creer que está realizando valores morales que le inculcaron.

Humor: Emplear la comedia para expresar sentimientos y pensamientos sin incomodidad y sin producir un efecto desagradable en los demás. Facilita al individuo aceptar y concentrarse en problemas personales sin que le afecten o le impidan funcionar ante los demás. Puede burlarse de sí mismo como parte de la interacción con otros.

Los mecanismos de defensa nos permiten mantener el balance psicológico. Cuando estas técnicas no son suficientes, se experimentan desequilibrios como estrés y respuestas neuróticas como ansiedad y/o depresión, que frecuentemente son acompañadas por disfunciones biológicas, pérdida de sueño o apetito, enfermedades psicosomáticas como úlceras, etc. También pueden presentarse otras conductas más graves como el suicidio y los trastornos delirantes. Estos son mecanismos de defensa propios de trastornos como el delirio, la esquizofrenia, los trastornos de personalidad.

Todos estos mecanismos los utilizamos todos como medio de supervivencia, sin embargo, un uso extremo de alguno de ellos sería patológico y desencadenador de trastornos. Por ejemplo, un autismo podría definirse como un uso extremo del mecanismo de la negación, y una excesiva represión sería la característica principal de una persona neurótica que peca de controlar demasiado sus impulsos.

Debido a la automatización de los mecanismos de defensa resulta difícil abandonar el hábito de su uso, pese a que como contrapartida nos congelen en el tiempo en referencia a ciertos aspectos madurativos.




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