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Su masjestad la camisa blanca
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En el sentido de las manecillas del reloj Alain Delon, Marlon Brando, David Beckham y Serge Gainsbourg con su pareja Jane Birkin.
SU MAJESTAD LA CAMISA BLANCA
UN BÁSICO DEL ARMARIO MASCULINO RENUEVA SU PROTAGONISMO, DISEÑO Y CALIDAD, COMO UNA SEGUNDA PIEL.
TEXTO JAVIER FERNÁNDEZ DE ANGULO
ES UN CLÁSICO DEL ARMARIO MASCULINO, una prenda elegante que ayuda a vestir casual y de máxima etiqueta. Ya sea de algodón, lino o seda, su universo es casi infinito, y su reinado incuestionable, parece que no tiene fin.
La camisa blanca es un básico elegante, un compañero de viaje del hombre y está presente en la época universitaria hasta el último día en el trabajo, desde la primera cita hasta la fecha de la boda. La clave es que sea holgada y cómoda, ni demasiado suelta ni demasiado estrecha. La creatividad puede estar en los cuellos, puños, la pechera o la botonadura. Decía el escritor Gay Talese:“Alguien tiene que ser solista en la indumentaria masculina, y alguien tiene que formar parte del conjunto, o lo lidera la corbata o lo lidera la camisa”. Parece que en el siglo XXI la partida la ha ganado la camisa blanca.
El origen de la camisa es como prenda interior, después fue ganando protagonismo. Como dice la periodista Eugenia de la Torriente es una de las prendas más versátiles del atuendo masculino. Desde la que sirve para el esmoquin a la hawaiana hay todo un mundo.“Lo que permanece”, continua Eugenia en libro Elegancia masculina, de editorial Debate, “es su botonadura y el cuello, en una prenda que admite infinitas posibilidades, materiales y estilos. Su origen quedó fijado en 1871 cuando Brawn Davis & Co diseñó el cierre delantero de arriba abajo.
Tras la segunda Guerra Mundial el cuello formó parte de la camisa, ya que antes era una pieza separada. Los cuellos desmontables
A un lado Cuello isabelino, antecedente del cuello de camisa. Abajo George Brummell creador del estilo dandy en el Siglo XVIII.
En está página Humphrey Bogart y Lauren Bacall en una escena de Cayo Largo, 1940; Audrey Hepburn en Vacaciones en Roma, 1953; John Travolta y Uma Thurman en Pulp Fiction; 1994.
fueron un invento en 1820 de Hanna Montague esposa de un herrero que quería llevar sus camisas impecables siempre. Dado que el cuello era la única parte que se veía, con este ingenioso invento, Montague evitaba tener que lavar el resto”.
Hasta los años 50 no llegan las camisas de manga corta. Aunque la guayabera ya había demostrado su poder en tierras de México, Cuba, Caribe y Filipinas, hechas de lino, algodón o seda de piña, un tejido de filipinas que surge de deshilar la hoja de la fruta. Una joya del siglo XX, más valorado que la misma seda. El cuello a lo largo del siglo XX ha marcado el rigor de la etiqueta de la camisa, cuanto más firme, mayor importancia de la ceremonia, mayor formalidad. Destacan cuellos como el “Barrymore”, en honor del actor John Barrymore. El “Windsor”, en honor al duque inglés, perfecto para alojar el nudo de corbata que es amplio y del mismo nombre.
El diseño más práctico lo hizo la industria americana con la creación de cuello con botones, más sport, obra de Brooks Brothers, creada según cuentan para evitar que los cuellos se levantaran en el juego del polo, creando una camisa más cómoda para cabalgar y jugar. El cuello redondo es de los años 20, ya tiene un siglo pero sigue siendo un diseño elegante con un aire de nostalgia.
En materiales se rompen géneros Los protagonistas desde los inicios de la camisa son el algodón, fibras naturales como lino, seda o lana, que han sido tejidos habituales, pero a finales del siglo pasado, nailon, poliéster, lycra y otros tejidos artificiales ganaron presencia. Firmas como Ermenegildo Zegna crearon tejidos inteligentes que evitan las arrugas y hacen muy cómodo el uso de la camisa. De esmoquin de sarga, algodón y cachemira o de seda, la firma italiana ofrece una amplio abanico de camisas con tejidos finos de primera calidad. ¿Y qué es calidad? El tejido se mide por la cantidad de cabos de hilo empleado, es habitual un material de 90 cabos, pero hay camisas de lujo de 400. El algodón suizo de 200 cabos es ligero y de gran calidad. El famoso algodón egipcio, es un ejemplo premium que nace en el valle del Nilo, con una gran pureza que permite un hilado muy fino. Tela suave, fuerte y duradera. Hay mezclas como el popelín que unen seda y algodón que crean tejidos muy sofisticados, ligeros y elegantes. El llamado Oxford es más duro, más resistente, para el día a día, el fil a fil combina hilo blanco con hilo de color, su confección “hilo a hilo” permite obtener numerosas variantes de color.Por su finura la sarga entrelaza ligamentos de
Victoria Beckham
sarga, que produce las líneas diagonales típicas y con esa técnica se hacen tejidos de grandísma calidad. Entre los mejores camiseros del mundo figura Charvet, camisero de reyes y situada en la Plaza Vendòme desde 1838 habita entre los grandes joyeros de París, el Ritz y Chanel. Ofrece más de 6,000 rollos de tela que se exponen en la tienda. JFK, Coco Chanel, Alfonso XII, Churchill, Hemingway, Orson Welles, Oscar Wilde fueron algunos de su clientes lengedarios además de Reyes de todas las monarquias.
Turnbull & Asser es otra marca de referencia, emblema del estilo inglés, abrió en Londres en 1885. Vistió a la aristocracia inglesa y al propio James Bond. Alexander Kabbaz, en Nueva York, dicen que es la mejor hechura del mundo, entre sus clientes, celebres nombres como Tom Wolf y Leonard Bernstein. Anna Matuozzo forma parte de la cantera del gran sastre Rubinacci, y después de 20 años, en 1990, quiso crear su propio negocio de camisas al más alto nivel. Lorenzini en Milán ofrece desde 1920 camisas de distintos estilos, hasta siete modelos diferentes, y más de 100 cuellos distintos. Una de las tiendas favoritas de las estrellas de Hollywood, como Keanu Reeves , Harrisond Ford o Jack Nicholson.
En esta página Exterior de la tienda Charvet, cuna de las mejores camisas del mundo y ejemplos de camisas contemporáneas.
Camisa 2.0 y las celebridades A medida sigue siendo una de las obras maestras de la sastrería aunque ahora se toman medidas casi de manera digital, los artesanos camiseros toman más de once medidas y elaboran 60 piezas distintas para crear su obra. Cuello, hombro, cintura, puño, espalda más de 2,000 tejidos, iniciales, y variedades de puño hacen cada pieza única. Por ejemplo la española Mirto es una de las empresas legendarias en la fabricación de camisas, y ha sabido unir el trabajo a medida y de calidad con un producción más industrial. Sus camisas visten al Rey de España. Tom Ford hizo de la camisa blanca uno de sus uniformes de estilo imbatible.
Ahora Fendi presenta una colección con camisas con bordados artesanales en el cuello que le dan un aire contemporáneo o cuellos con el logo de la marca. Prada es otra de las firmas que ha hecho de la camisa blanca uno de sus iconos, con creaciones a medida y de gran calidad.
La firma Borrelli, disponible en Palacio de Hierro, ofrece unas prendas excelentes con tejidos de algodón de origen napolitano y calidad universal. Por otro lado Boggi, desde 1939, viste a los italianos más elegantes con su cuello de doble botón, elegancia, tradición y calidad son sus puntos cardinales. Caben mencionar a Hugo Boss que ha sabido crear camisas que son referencia en la moda tanto de etiqueta como en la línea sport, en su corte tradicional o su silueta slim.
Hollywood siempre ha sido uno de los grandes escaparates de la camisa blanca. Marlon Brando en los años 50, Humprey Bogart, en la cinta Cayo Largo con Lauren Bacall también con camisa blanca, nos dan lecciones de estilo igual que en Casablanca. Audrey Hepburn, en Vacaciones en Roma con Gregory Peck. En ejemplos más recientes tenemos a Uma Thurman en Pulp Fiction al lado John Travolta, obra de la diseñadora de vestuario Betsy Heiman, quien también participó con Tarantino en Perros de Reserva donde uso la sencilla camisa blanca para el look de los protagistas. En sí misma la camisa blanca es todo un icono y el cine ha demostrado que es una segunda piel.