La (in) finita paciencia china

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LA (IN) FINITA PACIENCIA CHINA

Viñeta:(http://www.fjmurdiansyah.com/content/china-­‐also-­‐complicit-­‐north-­‐koreas-­‐ crimes-­‐against-­‐humanity)

Corea del Norte se mantiene en su línea de amenazas y avanza hacia el poder armamentístico nuclear, mientras la atención internacional se centra en lo que hará su principal aliado, la República Popular China. Como parte de la campaña norcoreana para acelerar la producción nuclear en el país, Pyongyang ha reactivado un reactor dedicado a producir plutonio que llevaba inactivo desde el año 2007, y cuyo principal objetivo, pese a las sanciones que pesan sobre el país hasta ahora, parece ser la producción de armas nucleares. No han sido pocas las acciones amenazantes llevadas a cabo por Corea del Norte, desde las supuestas pruebas de una presunta bomba de hidrógeno el 6 de enero, pasando por el lanzamiento de un satélite Unha-­‐3 en febrero, usando un misil de largo alcance capacitado para alcanzar Alaska y posiblemente Hawaii con supuestos fines científicos, hasta el lanzamiento el pasado 18 de marzo de dos misiles Rondong-­‐1 capaces de alcanzar los 1.300 kilómetros de distancia. Las continuas amenazas norcoreanas han provocado un aumento de tensiones en la comunidad internacional y, en especial, en los países de su entorno. El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas convocó una asamblea de emergencia el 2 de marzo y Estados Unidos ha llamado a aumentar las sanciones internacionales contra Pyongyang. Pero, ¿puede China frenar la carrera norcoreana hacia el poder


armamentístico nuclear? ¿Qué papel desempeña el principal aliado de Corea del Norte?

Las relaciones sino-­‐norcoreanas en perspectiva Pese a las dificultades que conlleva fabricar una ojiva nuclear capaz de alcanzar su objetivo, tarde o temprano el líder norcoreano, Kim Jong-­‐un, podría lograrlo si persiste en la idea de que para garantizar su supervivencia Corea del Norte debe poseer armamento nuclear de última generación. Para frenar las ambiciones nucleares de su aliado, China confrontará grandes dificultades. De hecho, tras los últimos ensayos nucleares en los que supuestamente Corea del Norte probara su primera bomba de hidrógeno, la portavoz del Ministerio de Exteriores de la República Popular China Hua Chunying declaró: "China cree firmemente que la península de Corea debería estar desnuclearizada y que se debería evitar la proliferación nuclear para mantener la paz y la estabilidad en el noreste de Asia". Estas declaraciones dan a entender que la República Popular China no tiene ningún interés en que su vecino acumule un arsenal nuclear. Pekín teme que se produzca un dilema de seguridad en la región, pues si no logra impedir que Corea del Norte desarrolle armamento nuclear, países vecinos como Japón, Corea del Sur e incluso Taiwán, temerosos de las acciones a veces erráticas del líder norcoreano, podrían hacer lo mismo. ¿Por qué apoya entonces al régimen de Corea del Norte? China y Corea del Norte mantienen una estrecha relación desde la Guerra de Corea (1950-­‐1953), cuando Pekín ayudó a Pyongyang con el envío de tropas para luchar contra Corea del Sur, que a su vez contaba con el respaldo de Estados Unidos y Naciones Unidas. Además, la República Popular ha apoyado a su vecino política y económicamente durante los regímenes de Kim Il-­‐sung, Kim Jong-­‐il y el actual líder Kim Jong-­‐un.

El creciente deterioro de las relaciones Actualmente, China sigue respaldando al régimen de Kim Jong-­‐un a fin de evitar las consecuencias que tendría un posible colapso, que obligaría a Pekín a lidiar con los miles de refugiados que llegarían desde Corea del Norte. Además, el estado norcoreano se ha convertido en una zona de amortiguación irrenunciable que se interpone entre los 30.000 militares estadounidenses asentados en Corea del Sur y la República Popular. A pesar de ello, las relaciones entre ambos países han ido deteriorándose desde el ascenso al poder del actual líder norcoreano. Un indicio del incremento de discrepancias entre ambos es lo sucedido el pasado septiembre cuando, en la ceremonia de conmemoración del fin de la Segunda Guerra Mundial, llevada a cabo en China, la organización de asientos dejó clara la intención de Pekín de reforzar sus relaciones con Corea del Sur, cuya presidenta – Park Geun-­‐hye – ocupó asiento


junto al presidente chino Xi, mientras que su homólogo norcoreano fue colocado en uno de los asientos más alejados. El régimen de Pyongyang respondió a esto no invitando a autoridades chinas a los actos del 70 aniversario del Partido de los Trabajadores. Este deterioro de las relaciones ha repercutido también en la política china en cuanto a su papel de gran aliado de Corea del Norte, pues hemos podido ver un continuo endurecimiento por parte de China como consecuencia de las acciones norcoreanas. Pekín convocó en 2013 al embajador norcoreano para que diera explicaciones acerca de las acciones beligerantes de Corea del Norte, limitó los suministros energéticos para su aliado, pidió nuevos diálogos encaminados a la desnuclearización y dio su visto bueno a la resolución 1718 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, la cual endurecía las sanciones económicas al régimen, algo que parece que pretende volver a hacer al no oponerse a nuevas sanciones internacionales del Consejo de Seguridad.

¿Hacia dónde se dirigen las relaciones?

A pesar de la firme oposición de su principal aliado, el régimen norcoreano no parece ceder a las críticas, amenazas y severas sanciones impuestas por la comunidad internacional. Además, no da signos de dejar de amenazar a quienes se muestran contrarios al régimen del líder Kim Jong-­‐un. En consecuencia, da la sensación de que China no parece ser capaz de contener a su beligerante vecino. La clave para hacer que Corea del Norte entre en razón apunta hacia su ya frágil economía, ya que si China prohíbe a sus bancos y empresas operar en suelo norcoreano, el régimen de Kim Jong-­‐un se verá gravemente afectado. No obstante, esto parece ser lo que Pekín precisamente desea evitar, pues a su juicio incentivar el dialogo entre las partes interesadas es la mejor manera de mantener la estabilidad en la península coreana. China necesita mantener abiertas las líneas de comunicación con Corea del Norte, porque en la medida en que el régimen siga en pie, seguirá sirviendo a los intereses geopolíticos de China. Por otro lado, a China le debe resultar frustrante tener tan poca influencia sobre las acciones de su pequeño y díscolo vecino. Es posible que no tenga del todo claro si el régimen norcoreano obedecerá sus demandas. En un escenario así parece que, tal y como señaló Shen Dingli, Decano Asociado de la Universidad Fundan de Shanghái, China podría considerar a Corea del Norte “más como un riesgo que como un aliado”. Entendemos, pues, que para China constituye un gran reto frenar la carrera nuclear norcoreana, ya que está ante un estado capaz prácticamente de cualquier cosa con tal de lograr su más ansiado fin que, en opinión de Georgina Higueras,


periodista experta en Asia y Oriente Próximo, no es otro que “hablar de tú a tú con Estados Unidos”. Enma Viera Hernández


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