TRABAJO FIN DE MÁSTER MÁSTER EN PROYECTOS ARQUITECTÓNICOS, DISEÑO AMBIENTAL Y NUEVAS TECNOLOGÍAS Título: ATMÓSFERAS ITINERANTES. Málaga Litoral como caso de estudio de la relación simbiótica entre las condiciones medioambientales y la movilidad urbana en la vivencia de la ciudad. Autor: Arq. Georgina Iveth Morello Rinaldi Línea de investigación: Optimización del confort urbano; urbanismo medioambiental. Tutor: Dra. Juana Sánchez Gómez Resumen El objeto empírico de este estudio pretende discutir la [re]configuración del territorio a partir del recorrido, entendido como acción individual de andar en relación con las condiciones medioambientales y tomando como caso de estudio el río Guadalmedina a su paso por la ciudad de Málaga. Un análisis deliberadamente subjetivo, que pone en valor el individuo como agente activador y transformador de hecho urbano, empleando una metodología teórico-práctica. Basada, por un lado, en la experiencia de andar como forma de estudio y la vivencia del paisaje en la contemporaneidad, y por otro, mediante un trabajo de campo compuesto de un recorrido diurno y otro nocturno caracterizados como deriva. Todo ello con el propósito de valorar la condición fenomenológica de la comprensión del ser humano y cómo influye en el confort urbano. Conocimiento a partir del que implementar y generar herramientas para abordar los desafíos urbanísticos priorizando optimizar las condiciones de confort del espacio público. Palabras claves: fenomenología – cultura – clima – paisaje – andar – ciudad – espacio – tiempo Title: ITINERANT ATMOSPHERES. Málaga Coast as a research case of the symbiotic relationship between environmental conditions and urban mobility in the city experience. Abstract The empirical object of this research aims to discuss the territory [re]configuration from the path, understood as an individual action of walking in relation to the environmental conditions, taking the Guadalmedina River as it passes through Malaga city as a case of research. A deliberately subjetive analysis that emphasizes the individual as an activating and transforming agent of urban fact, using a theoretical-practical methodology. Based, on the one hand, on the experience of walking as a form of research and the landscape experience in the contemporary, and on the other hand, through a fieldwork composed of a day and night path, characterized as drift. All of this with the purpose of assessing the phenomenological condition of the human being understanding, and how it influences in urban comfort. Knowledge from which to implement and generate tools to approach urban challenges by prioritizing optimize comfort conditions of public space. Keywords: phenomelogy – culture – weather – landscape – walk – city – space – time
TRABAJO FIN DE MÁSTER
DECLARACIÓN DE AUTORÍA Y ORIGINALIDAD
El Trabajo Fin de Máster con el título ATMÓSFERAS ITINERANTES, Málaga
Litoral como caso de estudio de la relación simbiótica entre las condiciones medioambientales y la movilidad urbana en la vivencia de la ciudad,
presentado por Georgina Iveth MORELLO RINALDI,
alumno/a del Máster de Proyectos Arquitectónicos, Diseño Ambiental y Nuevas Tecnologías, para optar al Título de Máster Oficial de la Universidad de Málaga, se trata de un trabajo original elaborado por el abajo firmante en el que se han citado adecuadamente la procedencia de todos los textos, imágenes o gráficos procedente de fuentes distintas al autor del documento.
Para que así conste, firmo el presente documento en Málaga, a 28 días del mes de septiembre de 2018.
Alumno:
Fdo.: Georgina Iveth MORELLO RINALDI
ATMร SFERAS ITINERANTES Mรกlaga Litoral como caso de estudio de la relaciรณn simbiรณtica entre las condiciones medioambientales y la movilidad urbana en la vivencia de la ciudad
GRACIAS, a mi familia, que apoya sin medida mi superaciรณn profesional y mis locuras.
Índice
MÁSTER EN PROYECTOS ARQUITECTÓNICOS, DISEÑO AMBIENTAL Y NUEVAS TECNOLOGÍAS ............................................................................. 1 1
ENFOQUE DE LA INVESTIGACIÓN .................................................... 11 1.1
INTRODUCCIÓN ................................................................................ 11
1.2
MARCO DE ACTUACIÓN ................................................................... 13
1.3
OBJETIVOS GENERALES ................................................................. 16
1.4
METODOLOGÍA Y EXPOSICIÓN OPERATIVA DE LA
INVESTIGACIÓN ........................................................................................... 17
2
PARTE 1. ATMÓSFERA FENOMENOLÓGICA CULTURAL DEL
TERRITORIO ............................................................................................... 19 2.1
EL SER HUMANO Y SU AMBIENTE .................................................. 20
2.2
EL SER HUMANO Y SU ANDAR........................................................ 26
2.2.1
3
ANDAR, COMO PRIMERA ENERGÍA ......................................... 27
2.2.1.1
Málaga como territorio nómada .................................................... 32
2.2.1.2
Málaga cautiva ............................................................................. 34
PARTE 2. ATMÓSFERAS ITINERANTES: EXPANSIÓN DE CAMPO,
EL VIAJE ...................................................................................................... 38 3.1
RE-DEFINICIÓN DEL CONCEPTO DE CIUDAD ............................... 38
3.2
HERRAMIENTAS DE LECTURA ........................................................ 39
3.3
PRIMER RECORRIDO: NOCTURNO................................................. 44
3.3.1
Escenario Puente del Jardín Botánico – Puente La Palmilla ....... 44
3.3.2
Escenario Puente La Palmilla – Av. de Luis Buñuel .................... 47
3.3.3
Escenario Av. de Luis Buñuel – Puente de la Aurora .................. 48
3.3.4
Escenario Puente de la Aurora – Paseo Antonio Machado ......... 50
3.3.5
Escenario Paseo Antonio Machado – Puerto .............................. 54
3.4
SEGUNDO RECORRIDO: DIURNO ................................................... 55
3.4.1
Escenario Puerto – Paseo Antonio Machado .............................. 55
3.4.2
Escenario Paseo Antonio Machado – Puente de la Aurora ......... 56
3.4.3
Escenario Puente de la Aurora – Av. de Luis Buñuel .................. 62
3.4.4
Escenario Av. de Luis Buñuel – Puente La Palmilla .................... 65
3.4.5
Escenario Puente La Palmilla – Puente del Jardín Botánico ....... 67
3.4.6 3.5
Escenario Puente del Jardín Botánico – Embalse del Limonero . 69
RESULTADOS PSICOGEOGRÁFICOS DERIVA POR EL RÍO
GUADALMEDINA ........................................................................................... 70 3.5.1
Escenario 1. Puerto – Paseo Antonio Machado .......................... 78
3.5.2
Escenario 2. Paseo Antonio Machado – Puente de la Aurora ..... 80
3.5.3
Escenario 3. Puente de la Aurora – Av. de Luis Buñuel .............. 82
3.5.4
Escenario 4. Av. de Luis Buñuel – Puente La Palmilla ................ 84
3.5.5
Escenario 5. Puente La Palmilla – Puente del Jardín Botánico ... 86
3.5.6
Escenario 6. Puente del Jardín Botánico – Embalse del Limonero 88
4
CONSIDERACIONES FINALES............................................................ 90 4.1
CONCLUSIÓN DE LA EXPANSIÓN DE CAMPO EN BASE A LOS
POSTULADOS DE LA TEORÍA ..................................................................... 92
5
BIBLIOGRAFÍA ..................................................................................... 98
Índice de Figuras Figura 2.1 Lista de acciones tomadas del libro Walkspaces, el andar como práctica estética. Fuente: Elaboración Propia (2018). ............................................................... 26 Figura 2.2 Vías de los cánticos de la región de habla Waripi, Australia, 2000 d.C. Fuente: (CARERI, 2002) ............................................................................................................ 29 Figura 2.3 The Naked City, Guide Psychogéographique de París. Fuente y elaboración: Guy Debord (1957). ...................................................................................................... 31 Figura 2.4 Mapa del lugar que habito. Fuente: Elaboración propia (2018). ................. 33 Figura 2.5 Málaga recibe su forma de la arquitectura a la que se opone. Fuente: Elaboración propia (2018). ........................................................................................... 34 Figura 2.6 Fotografías Semana Santa 2018. Fuente: Elaboración propia (2018) ........ 36 Figura 2.7 Izquierda: Iluminación de Navidad, Nochevieja y Reyes. Derecha: Carnaval: chirigotas en escenarios fijos y móviles. Fuente: Elaboración propia (2018). .............. 37 Figura 2.8 Día Internacional de la Mujer - 8M. Fuente: Elaboración propia (2018). ..... 37 Figura 2.9 Izquierda: Festival de Málaga Cine en español. Derecha: Feria de Málaga. Fuente: Elaboración propia (2018). .............................................................................. 37
Figura 3.1 Dartmoor Wind Circle. Por medio de su cuerpo, utiliza su andar para determinar las variaciones de los agentes atmosféricos. Fuente: Richard Long (1985). ...................................................................................................................................... 39 Figura 3.2 Dartmoor Riverbeds. A Four-Day Walk Along All the Riverbed Within a Circle on Dartmoor. Fuente: Richard Long (1978). ................................................................. 40 Figura 3.3 Recorrido nocturno. Izquierda: puente del Jardín Botánico. Derecha: tramo Puente del Jardín Botánico - puente del Conservatorio. Fuente: Elaboración propia (2018). .......................................................................................................................... 44 Figura 3.4 Recorrido nocturno. Izquierda: puente del Conservatorio. Derecha: tramo puente del Conservatorio – puente de la Concepción. Fuente: Elaboración propia (2018). ...................................................................................................................................... 45 Figura 3.5 Recorrido nocturno. Izquierda: Vista desde puente de la Concepción. Derecha: tramo puente de la Concepción – puente de la Palmilla. Fuente: Elaboración propia (2018). ............................................................................................................... 46 Figura 3.6 Recorrido nocturno. Izquierda: bajo puente de la Palmilla. Derecha: tramo puente de la Palmilla – puente Mediterráneo. Fuente: Elaboración propia (2018). ..... 47 Figura 3.7 Recorrido nocturno. Izquierda: acera del río en relación a la Av. de Jorge Silbela. Derecha: puente de la Rosaleda. Fuente: Elaboración propia (2018)............. 48 Figura 3.8 Recorrido nocturno. Izquierda: comienzo tramo Av. de Luis Buñuel – puente de Armiñan. Derecha: final tramo Av. de Luis Buñuel – puente de Armiñan. Fuente: Elaboración propia (2018). ........................................................................................... 49 Figura 3.9 Recorrido nocturno. Izquierda: puente de Armiñan. Derecha: tramo puente de Armiñan – puente de la Aurora. Fuente: Elaboración propia (2018). ........................... 50 Figura 3.10 Recorrido nocturno. Izquierda: bajo puente de la Aurora. Derecha: tramo puente de La Aurora – puente de la Trinidad. Fuente: Elaboración propia (2018). ..... 50 Figura 3.11 Recorrido nocturno. Izquierda: fenómeno del agua. Derecha: habitar ubicado entre el puente de los Alemanes y puente de la Esperanza. Fuente: Elaboración propia (2018). ............................................................................................................... 52 Figura 3.12 Izquierda: pista de Skate. Derecha: límite por obra en construcción. Fuente: Elaboración propia (2018). ........................................................................................... 53 Figura 3.13 Recorrido nocturno. Izquierda: ruinas urbanas contemporáneas. Derecha: puente del Perchel. Fuente: Elaboración propia (2018). .............................................. 54 Figura 3.14 Recorrido nocturno. Paseo de Antonio Machado. Fuente: Elaboración propia (2018). .......................................................................................................................... 54 Figura 3.15 Recorrido diurno. Izquierda: Entrada Puerto de Málaga. Derecha: Explanada de ingreso Puerto de Málaga. Fuente: Elaboración propia (2018). .............................. 55
Figura 3.16 Recorrido diurno. Izquierda: ruinas urbanas contemporáneas puerto de Málaga. Derecha: Puerto de Málaga. Fuente: Elaboración propia (2018). .................. 56 Figura 3.17 Recorrido diurno. Izquierda: panorámica desde Puente del Carmen. Derecha: bajo puente del Perchel. Fuente: Elaboración propia (2018)........................ 58 Figura 3.18 Recorrido diurno. Izquierda: obra de metro de Málaga. Derecha: bajo puente de la Esperanza. Fuente: Elaboración propia (2018). .................................................. 59 Figura 3.19 Recorrido diurno. Izquierda: pista de skate. Derecha: habitar ubicado entre el puente de los Alemanes y puente de la Esperanza. Fuente: Elaboración propia (2018). ...................................................................................................................................... 60 Figura 3.20 Recorrido diurno. Izquierda: fenómeno del agua. Derecha: canchas deportivas ubicadas entre el puente de la Trinidad y puente de la Aurora. Fuente: Elaboración propia (2018). ........................................................................................... 61 Figura 3.21 Recorrido diurno. Izquierda: cruce puente de la Aurora. Derecha: caída hidráulica tramo puente de la Aurora – puente de Armiñan. Fuente: Elaboración propia (2018). .......................................................................................................................... 63 Figura 3.22 Recorrido diurno. Izquierda: caída hidráulica tramo puente de la Aurora – puente de Armiñan. Derecha: próximo a estacionamiento estadio de la Rosaleda. Fuente: Elaboración propia (2018). .............................................................................. 65 Figura 3.23 Recorrido diurno. Izquierda: estadio de la Rosaleda en relación al río Guadalmedina. Derecha: puente Mediterráneo.Fuente: Elaboración propia (2018). ... 66 Figura 3.24 Recorrido diurno. Izquierda: tramo puente Mediterráneo – puente de la Palmilla. Derecha: bajo puente Mediterráneo. Fuente: Elaboración propia (2018). ..... 67 Figura 3.25 Recorrido diurno. Izquierda: tramo puente de la Palmilla – puente de la Concepción. Derecha: tramo puente de la Concepción – puente del Conservatorio. Fuente: Elaboración propia (2018). .............................................................................. 68 Figura 3.26 Recorrido diurno. Izquierda: caída hidráulica tramo puente de la Concepción – puente del Conservatorio. Derecha: tramo puente del Conservatorio – puente del Jardín Botánico. Fuente: Elaboración propia (2018). ................................................... 69 Figura 3.27 Recorrido diurno. Izquierda: puente del Jardín Botánico. Derecha: Embalse del Limonero. Fuente: Elaboración propia (2018). ....................................................... 70 Figura 3.28 ANEXO A. Cartografía Puente del Jardín Botánico – Puente La Palmilla. Fuente: Elaboración propia (2018). .............................................................................. 72 Figura 3.29 ANEXO B. Cartografía Puente La Palmilla – Av. de Luis Buñuel. Fuente: Elaboración propia (2018). ........................................................................................... 73 Figura 3.30 ANEXO C. Cartografía Av. de Luis Buñuel – Puente de la Aurora. Fuente: Elaboración propia (2018). ........................................................................................... 73
Figura 3.31 ANEXO D. Cartografía Puente de la Aurora – Paseo Antonio Machado. Fuente: Elaboración propia (2018). .............................................................................. 74 Figura 3.32 ANEXO E. Cartografía Paseo Antonio Machado – Puerto. Fuente: Elaboración propia (2018). ........................................................................................... 74 Figura 3.33 ANEXO F. Cartografía Puerto – Paseo Antonio Machado. Fuente: Elaboración propia (2018). ........................................................................................... 75 Figura 3.34 ANEXO G. Cartografía Paseo Antonio Machado – Puente de la Aurora. Fuente: Elaboración propia (2018). .............................................................................. 75 Figura 3.35 ANEXO H. Cartografía Puente de la Aurora – Av. de Luis Buñuel. Fuente: Elaboración propia (2018). ........................................................................................... 76 Figura 3.36 ANEXO I. Cartografía Av. de Luis Buñuel – Puente La Palmilla. Fuente: Elaboración propia (2018). ........................................................................................... 76 Figura 3.37 ANEXO J. Cartografía Puente La Palmilla – Puente del Jardín Botánico. Fuente: Elaboración propia (2018). .............................................................................. 77 Figura 3.38 ANEXO K. Cartografía Puente del Jardín Botánico – Embalse del Limonero. Fuente: Elaboración propia (2018). .............................................................................. 77 Figura 4.1 Cartografía síntesis. Fuente: Elaboración propia (2018). ............................ 97
Índice de tablas Tabla 3.1 Síntesis relevamiento escenario 1: Puerto – Paseo Antonio Machado. Fuente: Elaboración propia (2018). ........................................................................................... 79 Tabla 3.2 Síntesis relevamiento escenario 2: Paseo Antonio Machado – Puente de la Aurora. Fuente: Elaboración propia (2018). ................................................................. 82 Tabla 3.3 Síntesis relevamiento escenario 3: Puente de la Aurora – Av. de Luis Buñuel. Fuente: Elaboración propia (2018). .............................................................................. 84 Tabla 3.4 Síntesis relevamiento escenario 4: Av. de Luis Buñuel – Puente La Palmilla. Fuente: Elaboración propia (2018). .............................................................................. 86 Tabla 3.5 Síntesis relevamiento escenario 5: Puente La Palmilla – Puente del Jardín Botánico. Fuente: Elaboración propia (2018). .............................................................. 88 Tabla 3.6 Síntesis relevamiento escenario 6: Puente del Jardín Botánico – Embalse del Limonero. Fuente: Elaboración propia (2018). ............................................................. 89
el lugar que habito...
Escribo designando letras en el teclado de mi ‘ordenador’, siendo que tiempo atrás lo llamaba ‘computadora’. Pretendo construir con paisajes dilatados y extensos que me invaden, la ciudad de Málaga, Malaka en otros tiempos. Como una intrusa, a veces me siento invadiéndola queriendo conquistar cada rincón en sus callejones. Y otras veces, miro lo que ocurre cuando la ciudad se detiene y se va a dormir. Todo se transforma. Y en cada paso, el corazón en un intervalo de tiempo, un nuevo latido. Dos pasos y me detengo, me traslado en ese tiempo; y como una gota de lluvia que cae, observadora de cuerpos en movimiento, estoy en la ciudad… como materia que sigue transformándose en energía. Resido dentro. Soy parte de ella. Soy una, en esta tribu habitada por seres humanos, un grupo de locos que se motivaron a estar en movimiento con el pasar del tiempo. Me admito en otras miradas mientras sigo avanzando, en un tiempo tirano, por este paisaje llamado vida. No intento encontrar una definición, porque tengo muchas posibilidades de equivocarme. Es cierto, puedo elegir la certeza, pero prefiero moverme de lugar. Sentada, parada, en puntitas de pie… ocupando el espíritu. Reconociendo. Soy tiempo, soy espacio, soy dinámicamente, ANDAR. Entonces, pienso y me interrogo… ¿Qué posibilidades me ofrece el lugar que hoy habito? GEORGINA MORELLO
10 atmósferas itinerantes
1 1.1
ENFOQUE DE LA INVESTIGACIÓN INTRODUCCIÓN
Podemos pensar en la ciudad desde una realidad objetiva permanente, inmutable, descripta por su geografía, cultura, tradición, morfología; junto a una realidad cambiante afectada por características medioambientales, climatológicas, atmosféricas, y una realidad subjetiva construida por la confluencia de las anteriores en la vivencia de cada ciudadano. En este paradigma, reflexionar acerca de la ciudad desde la toma de conciencia de la propia existencia, inmersos en una cultura que nos contiene, condicionados no solamente por hechos históricos sino también, por el clima y el paisaje, asegurando una inserción espacial y temporal en el territorio, a partir del recorrido como acción del andar, hace que el modo de habitar se vea atravesado por una nueva condición urbana contemporánea y en esa línea, estudiar y analizar los espacios que le dan forma, en definitiva, el espacio público. Con el objetivo de provocar una nueva mirada hacia la cotidianidad de la vivencia urbana, focalizándola en la relación con el agua, puntualmente el río Guadalmedina en su tramo urbano, el presente trabajo de investigación y experimentación en la ciudad de Málaga – España, desentrañará un recorrido nocturno y un recorrido diurno para evaluar la condición fenomenológica de la comprensión del ser humano en ese territorio específico, aunando tres piezas claves: el hombre, su andar y la ambientalidad1 (clima y paisaje). En el escenario urbano analizado, se observa un camino admisible en la exploración directa de los territorios que vislumbra focos de posibilidad y [re]significados, en atmósferas caracterizadas con una fuerte identidad, que hace se conviertan en elementos articuladores en el tiempo y en el espacio. Un lugar no está determinado solamente por factores geográficos, económicos, políticos, sino también por la trascendencia que se realiza por medio del clima y el paisaje, donde el ser humano se descubre a sí mismo. El estudio de la relación hombre – agua por ribera en el territorio malagueño, se propone como el medio físico de intervención en el territorio para que, mediante la acción del andar, se delaten
Ambientalidad: definición extraída del libro “Antropología del Paisaje: climas, culturas, religiones” de Tetsuro Watsuji.
1
11 atmósferas itinerantes
ambientalidades2 determinadas por la comprensión del ser humano en el espacio público. De manera que la investigación ronda en torno a una cuestión fundamental, que podemos tomar como hipótesis, de qué forma las condiciones medioambientales constantes para todos, determinan la experiencia subjetiva de la vivencia que cada individuo tiene de la ciudad; y en este sentido, cómo la arquitectura puede actuar sobre dicha relación para optimizar el confort urbano sin homogeneizar la experiencia de cada individuo.
Un supuesto del que surgen interrogantes tales como: ¿Cuáles son los límites de análisis, reflexión y comprensión del ser en estas atmósferas itinerantes? ¿Cómo influyen las variaciones climáticas y los condicionamientos paisajísticos en un espacio público de ribera, con desembocadura al mar mediterráneo? ¿Y cómo influyen esas connotaciones ambientales en un enclave olvidado y hasta cierto punto denostado por ciudadanos y gobernantes? ¿Cómo la acción del hombre en el medio revierte o mejora la situación de análisis existente? Motivado por todas estas cuestiones, este trabajo de investigación se apoya en la confluencia de intereses que tiene la arquitectura en comprender los espacios que habitamos, mediante su relación con diversas disciplinas tales como el urbanismo, la antropología, la filosofía, la sociología, la geografía, la psicología, la climatología. Con la intención de generar un debate que trascienda de la propia disciplina de la arquitectura hacia los intereses políticos y ciudadanos, animando a una concienciación colectiva que reinvente y cuide la relación del hombre con su ambiente.
Palabras claves: fenomenología – clima – paisaje – cultura – andar – ciudad – espacio – tiempo
Unidades ambientales definidas por características climáticas y paisajísticas de un lugar geográfico específico, determinado por la vivencia subjetiva del individuo.
2
12 atmósferas itinerantes
1.2
MARCO DE ACTUACIÓN
A partir del Máster en Proyectos Arquitectónicos, Diseño Ambiental y Nuevas Tecnologías, impartido en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de la Universidad de Málaga, se busca llevar a la teoría y a la práctica como Trabajo Final de Máster, intereses que derivan de herramientas sostenibles y de eficiencia energética aplicadas al ámbito del proyecto arquitectónico. Arribar a la ciudad de Málaga supuso la comprensión de un contexto urbano totalmente ajeno al propio. La atención quedaba detenida en la apropiación de los espacios públicos, y cómo mediante la práctica del andar, los mismos cobraban vida cada día. Recorrer las calles malagueñas, se convertía en una auténtica deriva3 capaz de generar inquietudes y una respiración de lo eventual, tanto en días corrientes como también en días festivos, exacerbado en la Semana Santa cuando las ‘procesiones de gente’ inundan las calles y esa condición de urbanidad se intensifica. Y como parte de los recorridos diarios se encontraba el río Guadalmedina como un gran interrogante acerca de lo público y de la mitigación ambiental, una grieta que le es propio a la ciudad como transformadora de paisajes. Actualmente, el fenómeno del cambio climático es un ámbito que compete a la humanidad toda por el estrecho vínculo con el medio, y el río Guadalmedina que pretende ser estudiado fundamentalmente desde la práctica del andar, es una asignatura pendiente en ello. El concepto de ‘isla de calor urbana’ como fenómeno del aumento de las temperaturas procedente de la elevada absorción de radiación solar por parte de las superficies construidas, producen junto a otros agentes antropogenéticos, un microclima urbano originado por exceso de calor en el aire circundante. Cierto es, que las canalizaciones del río comenzaron a ejecutarse debido a las continuas inundaciones que provocaban sus desbordes como consecuencia de fenómenos atmosféricos del siglo pasado, pero si se piensa en términos ambientales contemporáneos, el cambio climático producido por el calentamiento global define al río
“El concepto de deriva está ligado indisolublemente al reconocimiento de efectos de naturaleza psicogeográfica, y a la afirmación de un comportamiento lúdico-constructivo, lo que la opone en todos los aspectos a las nociones clásicas de viaje y de paseo [...]. Una desconfianza insuficiente respecto al azar y a su empleo ideológico, siempre reaccionario, condenó a un triste fracaso al famoso deambular sin meta intentado en 1923 por cuatro surrealistas partiendo de una ciudad elegida al azar: el vagar en el campo abierto es deprimente, evidentemente, y las interrupciones del azar son más pobres que nunca”. GUY DEBORD, “Théorie de la dérive”, en Les Lèvres nues, 8/9, 1956, vuelto a publicar en 1958 en Internationale Situationniste, 2; (versión castellana: “Teoría de la deriva”, en Internacional Situacionista. Vol. 1. La realización del arte, Literatura Gris, Madrid, 1999).
3
“Psicogeografía” efectos psíquicos que el contexto urbano produce en los individuos (CARERI, 2002) 13 atmósferas itinerantes
como una gran isla de calor en la ciudad que desde la vivencia espacial que cada individuo tiene en el río, ocasiona un problema extenso. «Las consecuencias ambientales y los efectos de la lucha contra el cambio climático han de considerarse unidas a las patrimoniales, entendiendo el patrimonio humano como una parte sustantiva del patrimonio cultural y natural, como así lo define la carta europea del paisaje de 2012.» (UNIA., 2018) Un mediodía de otoño, la expresión de una mujer andaluza hizo detenerme en uno de los puentes “cuánta agua trae el Guadalmedina, si hacía tiempo que no lo veía así”. Y eso resonó con tanta fuerza en mi interior, que comencé a preguntarme el verdadero vínculo entre el Guadalmedina y el malagueño. Esta metamorfosis resistida por el río Guadalmedina con el paso del tiempo, despertó interrogantes y entonces comencé a investigar, tratando de referenciar en otras experiencias culturales, del arte, y de la disciplina, esa Málaga que había descrito, tras patearla, como nómada, pasando al estudio exhaustivo dado que la explosión del interés acerca del hecho urbano, de la ciudad y su devenir, por parte de pensadores y urbanistas se despertó con la industrialización y cómo los acontecimientos que se fueron concatenando durante el pasado siglo han ido complejizando la ciudad, la búsqueda de pensamientos y procesos relacionados con el andar como herramienta y método de conocimiento del medio urbano, se centró en dicho periodo. Una de las más influyentes ha sido la disertación que hace Francesco Careri en su libro ‘Walkscapes, el andar como práctica estética’: “Se trata de la transición del dadaísmo al surrealismo (1921-1924), la de la Internacional Letrista a la Internacional Situacionista (1956-1957), y la del minimalismo al land art (1966-1967). Al analizar dichos episodios se llega con claridad a una historia de la ciudad recorrida que va de la ciudad banal de Dada hasta la ciudad entrópica de Robert Smithson, pasando por la ciudad inconsciente y onírica de los surrealistas y por la ciudad lúdica y nómada de los situacionistas. La ciudad descubierta por los vagabundeos de los artistas es una ciudad líquida, un líquido amniótico donde se forman de un modo espontáneo los espacios otros, un archipiélago urbano por el que navegar caminando a la deriva: una ciudad en la cual los espacios del estar son como islas del inmenso océano formado por el espacio del andar”. (CARERI, 2002) El Guadalmedina seguía siendo una duda si se trata de vislumbrarlo en un clima mediterráneo que ofrece elementos medioambientales tan propios del lugar. Un río seco andaluz producto de miradas ausentes por parte de los responsables políticos. Un río 14 atmósferas itinerantes
que la gente lo vive desde el acto de ‘atravesar’ y solo algunos osados encuentran su lugar en el gran espacio que el Guadalmedina tiene para ofrecer. Continuando en la búsqueda de referencias sobre clima y paisaje, el libro de Tetsuro Watsuji ‘Antropología del paisaje: climas, culturas y religiones’ aportó un enfoque más filosófico-antropológico. La confrontación crítica de ambos pensamientos, uno occidental de la mano de Francesco Careri, más analítico y científico, y otro oriental expresado en los textos de Tetsuro Watsuji, más próximo a lo intuitivo, compartiendo además una visión poética, motivó una metodología de trabajo basada en la simbiosis de ambos posicionamientos, tomando como laboratorio el lugar que me recibió tan amorosamente para vivir: Málaga.
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1.3
OBJETIVOS GENERALES
El objetivo de este trabajo de investigación es desentrañar, a partir del caso de estudio de la ribera del Guadalmedina como enclave significativo de la ciudad de Málaga, la relación entre la deriva urbana y la toma de conciencia de la existencia del ser producida en ese espacio público debido a condiciones ambientales derivadas del clima y del paisaje. Para lo que se propone una metodología de trabajo, reflexiva y crítica, tanto teórica como práctica, y que se apoya en el entendimiento del aprendizaje desde el proceso en sí mismo y no desde éste como medio para conseguir resultados. A partir de este objetivo principal, se considerará el andar como medio para: -
Valorar el concepto de caminar, en tanto que se estudie las reacciones
fenomenológicas del cuerpo en el paisaje urbano, para constituir el movimiento como placer y aventura. -
Transformar en construcción de situaciones, mediante la experimentación de la
conducta humana, la reinterpretación de escalas urbanas que interaccionan en la disposición del territorio. -
Indagar y descubrir zonas dormidas y dinámicas de la ciudad, cómo éstas
influyen sensorialmente, produciendo o no alteraciones físicas, en la relación hombreambiente. -
Evolucionar desde una visión eficiente y sustentable, los usos del espacio público
sin recurrir al objeto arquitectónico en si, confirmando el caminar como disciplina autónoma y medio a través del cual, se entra en contacto directo con el territorio. Generar un proyecto piloto, donde a partir de la elección del río Guadalmedina como caso de estudio, se obtengan herramientas de actuación para ser aplicables a otros sectores de la ciudad o en otras ciudades que compartan similitudes climáticas mediterráneas.
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1.4
METODOLOGÍA Y EXPOSICIÓN OPERATIVA DE LA INVESTIGACIÓN
El desarrollo general del presente trabajo de investigación, se efectuó mediante etapas subsecuentes y asociadas, sintetizadas en cuatro principales: 1.
Primera aproximación al territorio urbano del sitio empleado como caso de
estudio para la identificación de la problemática, donde se testeó por una parte la experiencia vivencial de la autora con la ciudad determinando criterios de recorte espacial y temporal, y por otra, el marco teórico entendido como proceso, producido por autores locales y por la Fundación CIEDES, con especial énfasis en la documentación presentada en su página web ‘Oficina del Río’, donde aparte de encontrar toda la información científica, histórica, se hizo una revisión de los trabajos presentados para el ‘concurso de ideas para la integración urbana del Río Guadalmedina’, del cual se adoptó de la propuesta ganadora, para la realización del trabajo de campo de la presente investigación, las fases urbanas de su plan de actuación. Se recurrió también a diversas notas periodísticas, fotografías y mapas, también consultados, que sirvieron como herramienta de abordaje. 2.
Selección y revisión bibliográfica de acercamiento a la condición urbana
contemporánea. Recursos teóricos para orientar el análisis y las reflexiones respecto al caso de estudio en el territorio malagueño. La bibliografía abarca libros publicados por cuerpos editoriales, artículos en revistas, notas periodísticas y entrevistas. 3.
Segunda aproximación al sitio elegido como trabajo de campo en el tramo urbano
del Río Guadalmedina. Llevar a cabo esta etapa práctica de estudio demandó la revisión bibliográfica para extrapolar conceptos y llenar el objeto empírico de nuevos significados. 4.
Síntesis de los aspectos fundamentales y reflexiones acerca de los resultados
obtenidos, considerados como exitosos para el entendimiento del ser en el caso de estudio del clima y el paisaje en el Guadalmedina. De esta forma, la presente memoria de investigación se organizó en cuatro apartados: El primer apartado contiene el enfoque de la investigación, donde se presenta la introducción planteando la problemática y la hipótesis general del trabajo, junto a algunos interrogantes que llevarán al lector a inmiscuirse en el caso; se presenta el marco de actuación donde se mencionan los intereses que motivaron a la autora, y los aspectos que han servido para la elaboración teórica/práctica de las nociones trabajadas; los objetivos generales de la investigación; y la metodología como aproximación a la temática.
17 atmósferas itinerantes
El segundo apartado, se conceptualiza como la Parte 1, el corpus teórico del ensayo, titulado ‘Atmósfera fenomenológica cultural del territorio”, con sus dos capítulos ‘El ser humano y su ambiente’ y ‘El ser humano y su andar’, ambos como instrumento guía para la lectura del trabajo. El primer capítulo reflexiona a partir de la obra de Heidegger en Ser y tiempo, el estudio que sedujo a Watsuji para comprender la existencia humana desde la temporalidad y la espacialidad, encontrándose en una realidad individual y social en contacto con el clima y con el paisaje. Mientras que, el segundo capítulo propone testificar la energía del cuerpo en movimiento como la primera energía que se siente al andar, haciendo una complementariedad en cuanto a la disposición de herramientas para el recorrido en ese clima y en ese paisaje. Por otro lado, distintos movimientos de las vanguardias del sg. XX, son citados por Francesco Careri para explicar ese andar, como una práctica estética. En el tercer apartado se afronta la parte 2, la expansión de campo del viaje emprendido en el espacio público del río Guadalmedina de la ciudad de Málaga, encabezado como ‘atmósferas itinerantes’ dada la connotación fenomenológica de la comprensión del ser, en un espacio que mutará en el tiempo en forma constante, no solo por la práctica del andar, sino por la categoría radical de la existencia en distintas vivencias. Los textos que se exponen se puntualizan de modo narrativo debido a la experiencia realizada en sí, con un enfoque poético (interés por parte de la autora) para la manifestación en modo ‘musical’ de un espacio sórdido de la ciudad. Por último, el cuarto apartado, coteja las potencialidades de la metodología observada y extrae conclusiones presentando reflexiones finales como una instancia de aprendizaje y de entendimiento de las distintas temáticas que confluyen, en la práctica arquitectónica, como algo que le es propio e inseparable, el trabajo mancomunado con otras disciplinas. El trabajo comprende una definición de aportes teóricos y prácticos como vehículo para el conocimiento de los espacios públicos en la ciudad contemporánea, entendiendo el compromiso social para la actuación del ejercicio de la ciudadanía. Es una invitación, planteada como investigación abierta para experimentarnos reconociendo lo que nos rodea, desarrollando la intuición como forma de conocimiento.
18 atmósferas itinerantes
2 PARTE 1. ATMÓSFERA FENOMENOLÓGICA CULTURAL DEL TERRITORIO Según la Real Academia Española el término fenomenología se define como 1. “Teoría de los fenómenos o de lo que aparece”, 2. según Friedrich Hegel “dialéctica interna del espíritu que desde el conocimiento sensible a través de las distintas formas de consciencia llega hasta el saber absoluto”, 3. Método desarrollado por Edmund Husserl “partiendo de la descripción de las entidades y cosas presentes a la intuición intelectual, logra captar la esencia pura de dichas entidades, trascendente a la misma consciencia”. Como aproximación al desenlace del concepto, se decide desarrollar un contenido teórico de la obra reflexionando sobre el hombre y su ambiente, acompañado de una búsqueda apasionada del andar como exploración de itinerarios inéditos de un paisaje ribereño en un lugar emblemático de la ciudad de Málaga. De esta manera, se elaboran dos capítulos: EL SER HUMANO Y SU AMBIENTE y EL SER HUMANO Y SU ANDAR. El primer capítulo encuadra un conjunto de pensamientos acerca de la propia existencia, condicionada por el clima en un espacio y tiempo determinado, mostrando la vinculación del individuo con el espacio público que lo rodea. Mientras que el segundo capítulo propone el recorrido como instrumento tangible de conocimiento del territorio, condicionando en un sentido más amplio, las alteraciones de este espacio público por el aprendizaje de lo humano. La invitación queda clara: los agentes gubernamentales hubiesen querido concretar hace tiempo una intervención urbana para subsanar la herida que es, desde hace tiempo, el río Guadalmedina en la ciudad de Málaga, pero esta condición de pretender vivenciar fenomenológicamente el espacio público en una ‘tierra que ha olvidado el tiempo’, se propone como una experiencia de descubrimiento y acción directa en el territorio. Por tanto, quien asista al sitio no descubrirá un enclave urbano consolidado, sino un espacio que deja ver la esencia de su condición natural alterada, contaminada por la proximidad de la ciudad. Por eso me pregunto ¿la investigación se fundamenta en haber realizado el recorrido? ¿o se basa en el hecho de invitar a otras personas a recorrer el río Guadalmedina para hacer vivencial ese espacio público en la ciudad? “ [...] el viaje, el relato que habla de él atraviesa varios lugares. Esta pluralidad de lugares, el exceso que ella impone a la mirada y a la descripción (¿cómo ver todo?, ¿cómo decir todo?) y el efecto de "desarraigo" que resulta de ello [...] pero en el instante sucedía que eso nos extrañaba: "¿qué es lo que he venido a hacer aquí?"), introducen entre el viajero-espectador y el espacio del paisaje que él recorre o contempla una ruptura que le impide ver allí un lugar, reencontrarse en él plenamente [...]” (AUGÉ, 2000 pág. 89) 19 atmósferas itinerantes
Teniendo en cuenta la condición de extranjeros que tenemos en la propia ciudad, asimilando que la ciudad somos las personas que habitamos en sociedad y que permanentemente estamos reinventando comprendiendo las particularidades y el espacio que habitamos, es que la investigación se argumenta en haber realizado el recorrido y en la invitación para recorrer el río Guadalmedina, ambas al mismo tiempo. La deriva en sí arroja derivadas, y esa cantidad de situaciones se convierten en un medio de conocimiento para vincular mediante la arquitectura el tiempo y el espacio, en otras palabras, la travesía del recorrido permite nuevas lecturas de la ciudad que ofrece una nueva mirada a lo que siempre vemos con la posibilidad de reelaborar el material de trabajo obtenido, a partir de nuevas vivencias que se construyan en el río.
2.1
EL SER HUMANO Y SU AMBIENTE
El fenómeno del clima como manifestación material y espiritual, muestra de un modo concreto la vinculación del ser humano con el ambiente. Concibiendo como punto de partida de toda reflexión el ser como indicador de tiempo y existencia (según RAE) y lo humano que tiene naturaleza de hombre (según RAE). Se parte entonces de la inclusión espacial y temporal del ser humano en el mundo, y las múltiples relaciones que tiene éste aconteciendo en un lugar. Añadiendo el estudio del ambiente -clima y paisaje- no como un conjunto de circunstancias exteriores a un ser vivo (definición según RAE) sino con interés especial de la existencia del individuo humano. ser humano + ambiente (clima + paisaje) = EXISTENCIA Para abordar este primer apartado, lo expuesto se argumentará en las observaciones realizadas por Tetsuro Watsuji en su libro “Antropología del paisaje: climas, culturas y religiones” con aplicación directa por parte de la autora, al territorio Malagueño. “Para Watsuji, la toma de conciencia de la propia existencia es histórica y paisajística: «Cuando el ser humano cobra conciencia de las raíces profundas de su propia existencia y la expresa objetivamente, el modo de esa expresión no está condicionado solamente por la historia, sino también por el clima». Acentúa la implicación mutua del condicionamiento espacio-temporal y el modo humano de trascenderlo [...]”. (WATSUJI, 2006 pág. 12) Cuando se decide mudarse de sitio y llegar a un nuevo punto geográfico del planeta totalmente ajeno al que le era propio, desde el momento en que con las pertenciencias indispensables coge ese avión que te llevará a destino, el día que por estipulación 20 atmósferas itinerantes
universal tiene 24 horas comienza a transcurrir, y perdido en esos mundos aeroportuarios donde el tiempo fluctúa definido por nuevas latitudes, uno comienza a preguntarse ¿cuánto tiempo ha pasado?... Y recordando algunos conceptos de Heidegger en su libro Ser y tiempo comienzo a interrogarme la existencia humana en ese tiempo. Llegar a la ciudad de Málaga-España, como impresión de extranjera llamó mi atención la nueva realidad espacial en la que me encontraba, en el viejo continente, rodeada de tierra y mar. Entonces comenzó a latir en mi memoria diversos climas y paisajes que la ciudad me iba ofreciendo con el pasar del tiempo. Y en este ahora, esa reconstrucción de pensamientos queda ligada a la historia. “Se puede decir, por tanto, que fue el problema de la temporalidad e historicidad el que me hizo cobrar conciencia del clima y paisaje como ambientalidad constitutiva de la vida humana [...]”. (WATSUJI, 2006 pág. 18) temporalidad + historicidad = ambientalidad (clima + paisaje) Teniendo en cuenta el marco de la investigación, entre los elementos y procesos que engloban los conceptos de clima y paisaje, me interesan especialmente los que tienen que ver con el de agua y la tierra. Ambos, agua y tierra, comprenden un estudio muy amplio desde una cosmovisión primitiva para explicar el mundo natural, el origen y el sentido de la existencia, hasta la composición del paisaje en el mundo contemporáneo. Poniendo el acento en un marco físico, la formación de la ciudad de Málaga, transcurre en un entorno natural específico que pone de manifiesto los conceptos anteriormente citados. “La historia de Málaga va unida a la del río Guadalmedina, de hecho, el núcleo histórico de la ciudad nació en la ribera de este río junto al mar, extendiéndose desde el monte protector de Gibralfaro hacia la vega del río que más adelante los árabes llamaron Oued-alMedin (“río de la ciudad”). Un río que, según testimonios históricos, era navegable, y constituía, por tanto, la principal vía de comunicación hacia el interior, de ahí que se convirtiera en el medio ideal de transporte de mercancías.” (Málaga) (Teoría de la Deriva (1958), 1999) Esta condición natural que le es propia a Málaga, se acentúa con la templanza del clima, ya que por su situación pertenece a los climas templados de la Tierra, y la proximidad a las aguas tibias del Mediterráneo definen las carácterísticas que determinan el clima de la región: la suavidad de las temperaturas y la sequía veraniega, ocasionada por la
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escasez de precipitaciones, rasgo común de este clima4. Sin embargo, la configuración topográfica y el carácter montañoso que rodea a la ciudad, introduce matices térmicos que crean microclimas a nivel local provocando al goce o agobio de sus habitantes, exteriorizando con frecuencia expresiones meteorológicas como: «hace caló» Al expresar nuestro estado corporal en relación al clima nos situamos inmediatamente en el espacio con una determinada condición física que no depende de nuestra voluntad sino que está inevitablemente vinculada a las condiciones meteorológicas imperantes. Ejemplo: cuando expresamos el calor que sentimos, estamos entendiendo la relación entre éste y nosotros como algo externo sobre algo interno y eso hace evidente notar el calor «un objeto físico, el aire, estimula a una determinada temperatura los órganos sensoriales de un cuerpo, cuyo sujeto interpreta el fenómeno a partir del estado psicológico de sentir calor5» (WATSUJI, 2006 pág. 24) Esto quiere decir que, tanto esa energía que es calor, como el cuerpo que experimenta esa sensación de temperaturas elevadas, son existencias reales en sí mismas, independientes una de otra. Como sujetos, sentiriamos este agente externo liberando ese calor del cuerpo, por ejemplo, con sudor. Es imposible conocer el fenómeno antes de haberlo comprobado. clima | cultura Con estas dos concepciones como realidades autónomas: el fenómeno6 de sentir calor y el calor del aire exterior, Watsuji menciona: “Cuando sentimos calor ya estamos instalados vivencialmente en el calor ambiental. El hecho de estar vinculados de ese modo con el calor denota que estamos constitutivamente «ahí fuera», como diría Heidegger, dentro del mismo calor. Nuestra manera de existir se caracteriza, como dice el filósofo alemán, por «estar fuera», ex-sistere; en una palabra, lo que Husserl llamaba la intencionalidad.” (WATSUJI, 2006 pág. 26). Como consecuencia, conocerse a sí mismo establece una forma de actuación que nos hace dominar de modo definitivo el conocimiento propio, comprendiendo las reacciones
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Características mencionadas en el libro Málaga Tomo I (ALCOBENDAS, 1984)
La palabra calor será reemplazada por frío en todas las citas de Watsuji, para explicar la fenomenología en el contexto elegido.
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Según RAE: Toda manifestación que se hace presente a la consciencia de un sujeto y aparece como objeto de su percepción.
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que nos ocasiona, en este caso, el calor. Como cuando te manchas la cara y no te das cuenta, no eres conciente de ello hasta que alguien te lo dice o hasta que te miras en el espejo. El calor, nos haría tomar conciencia que estamos en él, fuera de uno mismo, existiendo ahí fuera, en el calor. Y ahí, es cuando nos reconocemos, siendo uno mismo en el calor. “El «salir fuera» o «ex-sistir» es una determinación estructural fundamental de la vida humana, en la que se basa lo que llamamos la orientación intencional de la conciencia. Sentir calor es una vivencia intencional en la que se descubre uno a sí mismo como estando ya fuera de sí mismo, habiendo salido de sí al calor y existiendo en él.” (WATSUJI, 2006 págs. 26, 27) Ahora bien, a partir del ejemplo del calor es necesario interpretrar el mismo en unión con los fenómenos que ocurren en la atmósfera Malagueña: precipitaciones y vientos. -
Precipitaciones: «son muy escasas, y lo que es más importante, muy
irregularmente repartidas a lo largo del año, con una acusada y prolongada sequía estival. También en este aspecto se deja sentir la influencia del relieve […] Completan las características pluviométricas de la comarca, el carácter torrencial con que frecuentemente se registran las precipitaciones, particularmente en otoño. La torrencialidad, pendientes acusadas, la falta de cobertura vegetal, los suelos muy delgados y de textura gruesa, se conjugan para determinar la escorrentía de la mayor parte de las aguas de lluvia. De ahí la escasa acumulación de reservas hidráulicas en el suelo» (YUS RAMOS, 1994). -
Vientos: se puede decir que los dominantes en esta zona son los siguientes:
«El poniente es un viento de procedencia atlántica, húmedo y templado, su frecuencia máxima se produce en el mes de mayo y la mínima en diciembre. En invierno produce lluvias al llevar asociadas los frentes nubosos del Atlántico; por el contrario, en verano son húmedos y bochornosos» (YUS RAMOS, 1994). «El levante es el viento del Este, se registra con más frecuencia en los meses de otoño e invierno. Son vientos húmedos, relativamente frescos, que durante el verano suelen producir bancos de brumas y niebla a lo largo de la costa, sobretodo a primera hora de la mañana» (YUS RAMOS, 1994). «El viento del sur es un viento poco frecuente, pero su presencia se deja sentir con fenómenos destacables, bien sea a través de grandes temporales de lluvia, a veces teñidas de rojo, debido a la caída de limos en suspensión procedentes del Sahara; o bien nubosidad de estancamiento en las costas, con mala visibilidad» (YUS RAMOS, 1994). «Las brisas, son vientos locales que se producen cuando el gradiente isobárico no es 23 atmósferas itinerantes
muy fuerte, son poco profundos y de limitado alcance. Se presentan con regularidad casi cronométrica y alcanzan su máxima velocidad a las horas más calurosas del día, con valores que oscilan entre los 12 y 20 km/h. Al ser vientos frescos, suavizan las temperaturas haciendo más soportables los rigores del verano» (YUS RAMOS, 1994). Y el más popular entre los malagueños, el terral, y es aquí donde me interesa detenerme. Como su nombre lo indica, proviene de tierra adentro «Es el viento del Norte. En verano es muy seco y cálido, dando lugar a máximas peninsulares en Málaga, este viento al descender por las laderas de las montañas que circundan la zona, sufre un calentamiento y un descenso de su humedad (efecto Foëhn); y cuando llega al mar desplaza el agua superficial hacia el Sur, lo que condiciona el ascenso del agua fría más profunda, para ocupar en el litoral el vacío dejado por el agua cálida de superficie. En invierno, es un viento muy seco y frío, dando lugar a las temperaturas más bajas del año y a días despejados de extremada visibilidad.» (YUS RAMOS, 1994) Watsuji definiría como “el clima no se experimenta aislado, sino vinculado a la geografía y el paisaje concretos [...] cómo nos encontramos con nosotros mismos precisamente en correlación existencial con el clima y el paisaje” (WATSUJI, 2006 pág. 28) clima | geografía | paisaje = existencia Y con el fenómeno terral, en relación al calor, es que quiero explicar las conductas culturales que el malagueño explora, consciente o inconsciente mente para protegerse. Como acto primero, en los hogares se cierran ventanas para oscurecer la casa porque si abres, el aire caliente entra por los agujeros. Al ser un calor muy seco, a diferencia del resto de los días del año donde el aire es mas bien húmedo, ese aire caliente te seca el sudor, la garganta y la nariz, y se incrementan las dificultades para respirar. “el cuerpo te pide quedarte en casa con aire acondicionado”7 el confort se obtiene dentro. La sombra en la calle no es suficiente para pasear o trasladarse de un lugar a otro, por lo que se evita el deambular diurno por la ciudad. “necesitarías llevar un sombrero con sistema de goteo para que te hidrate” (exclamación de otra mujer). Cuando hay terral es como si en la calle hubiera un secador de pelo gigante con aire extremadamente caliente. Se utiliza ropa fresquita, suelta del cuerpo y la hidratación a lo largo del día es fundamental, por lo que se bebe mucha agua, se consume gazpacho fresquito y se alimentan con boquerones.
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Expresión de una ciudadana malagueña. 24 atmósferas itinerantes
“Paisaje y clima se reflejan, además, en la literatura, el arte, la religión, las costumbres, en una palabra, en todas las expresiones de la vida humana. En este sentido entiende el presente ensayo la fenomenología del paisaje y el clima, es decir, como condicionamientos del modo de comprenderse a sí mismo el ser humano. Está claro, por tanto, que no se trata de la Geografía o la Meteorología como temas de ciencias naturales. Una cosa es estudiar el clima y paisaje como meros rasgos del entorno natural que nos rodea y otra considerar el estilo de cocinar [...] como fenómeno relacionado con la antropología del ambiente.” (WATSUJI, 2006 págs. 30, 31)
Me mueve a ello, estudiar la fenomenología del clima y del paisaje mediterráneo en el río Guadalmedina, tomando como método de acción la deriva urbana. Puesto que, mediante las relaciones que se establezcan en el interior del clima y el paisaje, y a partir de esas relaciones, estaré auto-comprendiéndome como sujeto existente. Y al descubrirme, me hallaré frente a mi reflejada en ese paisaje ribereño. Visto que «clima y paisaje constituyen el momento de objetivación de la subjetividad humana en el que el ser humano se comprende a sí mismo» (WATSUJI, 2006). clima como medio.
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2.2
EL SER HUMANO Y SU ANDAR
Figura 2.1 Lista de acciones tomadas del libro Walkspaces, el andar como práctica estética. Fuente: Elaboración Propia (2018).
“El acto de andar, si bien no constituye una construcción física de un espacio, implica la transformación de un lugar y sus significados.” (CARERI, 2002)
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2.2.1 ANDAR, COMO PRIMERA ENERGÍA “La energía no se crea ni se destruye, simplemente se transforma”8 y para dar comienzo a este apartado es necesario aclarar el concepto de energía, vinculado a la capacidad de generar movimiento obteniendo la transformación de algo. El hombre como ser vivo, desde sus origenes, ha logrado satisfacer sus necesidades básicas entendiendo esta energía como medio indispensable para subsistir en el tiempo. Por lo tanto, se debe tomar conciencia de la relación hombre-medio-energía. Pueden especificarse diversos tipos de energía según el campo de estudio que se aborde. Y en esta evolución de la energía ligada a la evolución del hombre, se puede citar desde aquellos individuos primitivos, Caín y Abel, que oponen dos maneras de habitar el mundo (sedentario y nómada) estableciendo sistemas de relaciones distintos en el nexo hombre-medio-energía, hasta la disposición y uso |mal uso| que hacemos actualmente de las energías renovables y energías no renovables. Para el desarrollo de este enfoque, nos centraremos en la energía propia del cuerpo en movimiento, tomando la acción del caminar y recorrer los espacios como una práctica ancestral de reconocimiento espacial, y esa energía en movimiento como medio y fin de las tranformaciones en el territorio. La energía del cuerpo en movimiento es la primera energía que se siente al andar, la propia. Sabia admiración ya tenían nuestros antepasados por la Pachamama9 al considerarla como un manantial divino de energía. La Tierra como protagonista de cobijo y fuerza inagotable de vida, es sin dudas el origen de la transmisión percibido por el hombre desde el comienzo de las civilizaciones. Andar en contacto directo con su fuerza, descalzos, formando círculos para enfrentar sus miradas alrededor de ella, sintiendo su gravedad en cada paso, su música latiendo en cada baile con su roce viajando por su piel, hizo que esa comunicación directa con nuestra madre empoderara a aquellos seres, los llenara de valor, los hiciera vigorosos. Este legado de andar sobre la tierra, nos regala sabiduría eterna que seguirá trascendiendo de generación en generación, hermanándonos en un concepto de pertenencia a un mismo entorno natural, en la misma atmósfera, en un mismo planeta, comprendiendo que estamos todos conectados. El movimiento que produce el andar, como transformación contemporánea de una sociedad en proceso de mutación constante, constituye un mundo de exploración en los
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Ley de la conservación de la energía.
En América Latina, concepto que procede de la lengua quechua traduciéndose ‘Pacha’ como ‘Tierra’, mientras que ‘Mama’ equivale a ‘madre’.
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escenarios urbanos, donde el recorrido que el transeúnte se anime a señalar, queda perpetuado en un tiempo/que hace historia, y en un espacio que opera lleno de significados. En ese escenario, el andar es producto de los cambios que va experimentando nuestro cuerpo, la aceleración del ritmo cardíaco, la flexibilidad en la musculatura, la respiración que fluye sin cesar, los pensamientos que se transportan y se reconocen, y todo ello se gestiona como práctica de conocimiento. hombre | medio | energía Para especificar el andar como arquitectura del paisaje, se convierte en objeto de deseo citar el libro «Walkscapes. El andar como práctica estética» donde Francesco Careri con su colega Lorenzo Romito, sus principales protagonistas, exponen desde la teoría y la práctica, junto a un grupo de arquitectos llamados los Stalker, el deambular como instrumento estético de conocimiento, acto primario de alteraciones en el territorio, caminando como herramienta artística de transformación física y simbólica del paisaje, narrando la percepción del mismo a través de su transurbancia en algunas ciudades europeas. Y su próximo libro «Pasear, detenerse» donde introduce la parada, como ética del caminar, ya no solo en Europa sino también en Latinoamérica. “Hemos escogido el recorrido como una forma de expresión que subraya un lugar trazando físicamente una línea. El hecho de atravesar, instrumento de conocimiento fenomenológico y de interpretación simbólica del territorio, es una forma de lectura psicogeográfica del territorio comparable al walkabout de los aborígenes australianos”. (CARERI, 2002 pág. 45) (Figura 2.2)
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Figura 2.2 Vías de los cánticos de la región de habla Waripi, Australia, 2000 d.C. Fuente: (CARERI, 2002)10
Careri sustenta su teoría del Andar como práctica estética, exhibiendo la evolución del andar en momentos de inflexión en la historia de la humanidad, mostrando multitud de matices pero siempre, bajo la perspectiva de la tranformación del movimiento. Y entre tantas acepciones de ciudades a lo largo del tiempo, surge la pregunta ¿cuál es el nombre de ciudad que recibiría Málaga al recorrer uno de sus enclaves olvidados?
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El walkabout de los aborígenes australianos está formado por un conjunto de itinerarios cantados que recorren los lugares y los mitos relacionados con ellos, como una danza sagrada que se desarrolla a través de sus propios espacios y sus propios orígenes. En la planta dibujada por Patrick Mérienne, los significados de algunos términos son los siguientes: ngapa = ’lluvia’; waitya-warnu = ’semillas’; ngarrka = ‘hombre iniciado’; wawulja = ‘invencible’; yarripiri = ‘serpiente’; janganapa & yawankiyi = ‘opósum & ciruela negra’; ngatijirri = ‘papagayo verde’. BARBARA GLOWCZEWSKI, YAPA peintres aborigènes, Baudoin Lebon, París, 1991. (CARERI, 2002 pág. 45) 29 atmósferas itinerantes
Para profundizar en el análisis de Careri, es necesario mencionar que la acción de caminar y recorrer los espacios comienza con la necesidad natural del hombre de moverse para hallar alimentos para su propia supervivencia. Sin embargo, satisfecha esa búsqueda, la trashumancia nómada (arquetipo de todo recorrido) se convierte en el símbolo que permite habitar el mundo y que se traduce a través de la religión (como mito) y de la literatura (como narración), mutando en modo de recorrido sagrado, danza, peregrinación o procesión. El cambio de paradigama se efectúa en el sg. XX cuando se desvincula la religión de la literatura, tomando los significados de aquel errar primitivo adquiriendo la disposición de puro acto estético. Las vanguardias artísticas de los primeros años del sg. XX comenzaron a explorar la relación entre el arte y la vida, y el tema del movimiento y la velocidad se convirtieron en uno de sus principales objetivos. En 1921 Dada organiza en París «incursiones urbanas a los lugares más banales de la ciudad», el primer readymade urbano considerado como anti-arte, señalando la transición de las utopías hipertecnológicas del futurismo hasta la ciudad de la banalidad al aire libre. En 1924, André Breton concreta el paso definitivo de Dadá al surrealismo utilizando las investigaciones freudianas al inconsiente de la ciudad. Lo lleva a cabo a través de la deambulación «palabra que contiene la esencia misma de la desorientación y del abandono al inconsciente» a campo abierto, descubriendo el andar como componente onírico y surreal «una especie de escritura automática en el espacio real capaz de revelar las zonas inconscientes del espacio y las partes oscuras de la ciudad». En la década del 50, la Internacional Letrista que en 1957 se convierte en la Internacional Situacionista, sustituye el azar de los errabundeos surrealistas, por el concepto de dérive «ligado indisolublemente al reconocimiento de efectos de naturaleza psicogeográfica, y a la afirmación de un comportamiento lúdico-constructivo, lo que la opone en todos los aspectos a las nociones clásicas de viaje y de paseo». En 1956 Guy Debord concreta la Théorie de la dérive (Teoría de la Deriva (1958), 1999) respetando el azar pero no basandose en él, fijando las direcciones de penetración a la unidad ambiental a analizar en base a unas cartografías psicogeográficas. En paralelo a esta teoría, en una pequeña ciudad piamontesa de gitanos se entra en contacto con el mundo nómada. En 1957 Debord concreta el primer mapa psicogeográfico situacionista denominado Guide Psychogéographique de París (Figura 2.3) estableciendo reglas de juego para construir situaciones reapropiando el territorio de modo lúdico «habitar es estar en casa en todos lados». Y en el mismo año, Constant proyecta la New Babylon para esos gitanos de Alba, interpretando la ciudad “entera” y no en “placas” como la de Debord, una «Nueva Babilonia no se detiene en ninguna parte, puesto que la Tierra es redonda. No conoce 30 atmósferas itinerantes
fronteras, puesto que han dejado de existir las economías nacionales, ni colectividades, puesto que toda la humanidad es fluctuante. Cualquier lugar es accesible a todos y cada uno de los individuos». (CONSTANT, 2009 pág. 21)
Figura 2.3 The Naked City, Guide Psychogéographique de París. Fuente y elaboración: Guy Debord (1957).
Más recientemente, en 1995, será el grupo Stalker quien decida re-leer la ciudad actual basándose en la transurbancia: “La transurbancia vuelve a otorgar al ciudadano y al turista el título de viajero, permitiéndole explorar unos recorridos inéditos, llenos de contradicciones estridentes, de dramas que a veces componen unas armonías inéditas. Se trata de volver a encontrar en el territorio metropolitano un sentido que surja de la experiencia de lo real y de sus contradicciones, a través de una mirada libre de opiniones, una mirada que no busque justificaciones históricas o funcionales tranquilizadoras y al mismo tiempo frustrantes, que no reduzca su propio horizonte a las selecciones de las guías turísticas, sino que descubra el potencial de los aconteciemientos urbanos en su inimaginable complejidad: mirar los nuevos territorios metropolitanos con una mirada desprovista del marco tranquilizador de nuestra cultura, entendida como fundamento histórico de la improbable posición que actualmente ocupa el hombre en el espacio. Una cultura que nos oculta la visión 31 atmósferas itinerantes
actual del devenir del mundo, negándonos incluso la posibilidad de ser dignos de todo lo que sucede”.11 (CARERI, 2002 pág. 178) hombre | historia | andar | nómada | ciudad | arte | paisaje Concluyendo estos pasajes históricos del recorrido en sus distintos terrenos de actuación, cabe plantear en esta dirección de la investigación, según Careri, la acción de recorrer como: -
RECORRIDO COMO ACCIÓN DEL ANDAR > ACTO DE ATRAVESAR
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RECORRIDO COMO OBJETO ARQUITECTÓNICO > LÍNEA QUE ATRAVIESA EL ESPACIO
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RECORRIDO
COMO
ESTRUCTURA
NARRATIVA
>
RELATO
DEL
ESPACIO
ATRAVESADO
Indagando el andar en un espacio público de la ciudad de Málaga-España, explorando un paisaje urbano ribereño que se plantea como ‘herida’, proponiendo una nueva ‘atmósfera’ que sólo puede recorrerse habitándola.
2.2.1.1 Málaga como territorio nómada Para acreditar el nomadismo en la ciudad de Málaga, producto de las transformaciones que ha ido sufriendo la ciudad desde sus orígenes, viviendo en un exquisito equilibrio de intercambios, resulta imperioso describir ese imaginario nómada a partir del cual, con el paso del tiempo, ha ido reformulando sus significaciones. La posición geográfica de Málaga denota que desde antaño ha sido caracterizada por la relación ‘hombre-agua’ y eso ha ido definiendo la cultura y la ciudad, que además se delinean en estrategias territoriales que han ido mutando con el pasar del tiempo, siendo conquistada por ‘tierra’ y por ‘agua’. Con esto se quiere decir que desde sus orígenes fue una ciudad atravesada por recorridos anfibios. Su fundación ligada al Puerto Fenicio, era un recinto dividido en dos mitades (levante puerto comercial y poniente zona industrial), por un muro divisorio que causaba el recorrido para ir de un lugar a otro. Luego en la época Romana, Málaga fue nombrada ciudad federada y la prosperidad era evidente, por lo que se incrementó el movimiento en el puerto y desde la urbe viajaba para Roma todo tipo de productos. En el 711 llegó el Islam, y con la construcción de la Alcazaba hubo una etapa de resurgimiento; al estar ubicada sobre el Monte Gibralfaro, se permitía el control del andar y el recorrido en altura entre sus murallas. Al este se ubicaba el Castillo de los Genoveses mientras que al 11
STALKER, “Transurbanza”. Véase www.stalkerlab.it 32 atmósferas itinerantes
oeste la actividad era continua en la atarazana, esto llevó a un desplazamiento de la actividad portuaria al sur y miles de comerciantes que navegaban por las orillas del mar mediterráneo, aguas serenas rodeadas por tres continentes y limitadas por un estrecho que permite que esas aguas sean aptas para la travesía. En la actualidad, el puerto de Málaga entra en este siglo acometiendo una profunda modernización de sus instalaciones, y políticas que hacen arribar hasta 15.000 turistas de crucero en un día, poblando la ciudad como nómadas temporarios. “Así comienza el espacio, solamente con palabras, con signos trazados sobre la hoja blanca. Describir el espacio: nombrarlo, trazarlo, como los dibujantes de portulanos que saturaban las costas con nombres de puertos, nombres de cabos, nombre de caletas, hasta que la tierra sólo se separaba del mar por una cinta de texto continua […].” (PEREC, 2007)
Figura 2.4 Mapa del lugar que habito. Fuente: Elaboración propia (2018).
Todos somos navegantes en este camino llamado vida, algunos deciden recorrer solamente por las calles de la ciudad que habita, mientras que otros encuentran su camino lleno de esperanzas en otras latitudes; y en ese momento, los fundadores iban deambulando marcando las particularidades de los territorios, todo lo que debía ser, las condiciones que encontraban.
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La ciudad somos las personas, no es sólo un trazado abstracto, sino que la construimos todos los que habitamos en sociedad. Por eso, somos el resultado de los paisajes de pertenencia de la cultura que nos contiene y producimos en relación a ello, aún cuando trabajamos en territorios ajenos, también se busca encontrar las particularidades que nos puedan dar claves para intervenir. ciudad | geografía | paisaje Málaga no es más, que la arquitectura a la que se opone (Figura 2.5). Una ciudad como diría Italo Calvino en “Las ciudades y el deseo” «De dos maneras se llega a Despina: en barco o en camello. La ciudad se presenta diferente al que viene de tierra y al que viene del mar» (CALVINO, 2009) Siempre andando.
Figura 2.5 Málaga recibe su forma de la arquitectura a la que se opone. Fuente: Elaboración propia (2018).
2.2.1.2 Málaga cautiva La necesidad de transitar las ciudades desplazándonos en ella para comprender sus particularidades, los distintos modos de habitar, sus aromas, sus lenguas, las diversas formas de vestir, sus rincones sorpresivos, los lugares de encuentro en donde la ciudadanía se manifiesta, entre muchas otras cosas, hace que esas características sean inherentes a la vida urbana y asiente la cultura que las incluye. Andar la ciudad para descubrir cómo habitamos, forma parte de los fenómenos urbanos contemporáneos, y resulta clave poder comprenderlos ya que es un compromiso que 34 atmósferas itinerantes
como profesionales nos concierne. Reflexionar que vivimos en un mundo complejo donde siempre han existido los colapsos, pone en evidencia la manera en que nos asentamos y expresamos. Es por ello, que surge como interés el estudio de esos espacios que nos igualan como ciudadanos, los espacios públicos, como algo que le es natural a las ciudades. “El espacio público es la ciudad, son las relaciones entre los habitantes. Los espacios públicos son las calles, las plazas, los parques, los lugares de encuentro ciudadano [...]. Son espacios de uso colectivo. Son espacios físicos, simbólicos y políticos.” (BORJA, 2003) Las manifestaciones culturales en el espacio público son las acciones más significativas para comprender el uso de esos espacios, y de la ciudad toda. Si la ciudad es un producto cultural, una construcción social, el espacio público es el reservorio de esa urbanidad. Sin espacio público la ciudad no existe, o sea no existe como construcción social. El espacio público sostiene a la ciudad y es en ellos donde se debe enseñar. ciudad | georgrafía | paisaje | cultura | sociedad Y en este punto me detendré haciendo hincapié en las manifestaciones culturales de la ciudad de Málaga como producto del andar de los ciudadanos que la habitan. Cuando un viajero Latinoamericano arriba a la ciudad de Málaga, se le presenta como algo revelador el uso de los espacios públicos (experiencia subjetiva). Con esto no se quiere decir que los espacios públicos en América Latina no sean lugares de encuentro y manifestación, todo lo contrario, la diferencia radica en el ¿cómo? se generan dichas apropiaciones, la frecuencia del uso, la distinción entre los mismos (no es igual una calle que una plaza), el cuidado y orden que se tiene para que funcionen 24hs, la brecha abismal que existe entre los espacios públicos como tal y los espacios privados. En resumidas cuentas, la cultura que los contiene. El título ‘una Málaga cautiva’ surge a partir del acontecimiento urbano de recorrido más extraordinario que se vive en la ciudad, donde la movilidad se convierte en una obligación alimentada por la fe (Figura 2.6). En época de Semana Santa, Jesús Cautivo ‘el Señor de Málaga’ tiene su salida procesional desde el barrio la Trinidad, con un itinerario de recorrido por las principales calles de la ciudad, un hecho que dura varias horas e implica que, cada lunes Santo Málaga se transforme para recibir a su Señor.
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Momentos previos de su salida, el aire del centro de la ciudad huele intensamente a incienso, y con el pasar de las horas la congregación de miles de fieles se va masificando. En el espacio público los sentimientos que se viven son de nervios y paciencia. Las calles comienzan a mutar vertiginosamente y los flujos que en ellas se producen comienzan a incrementarse. Hay personas que llevan horas sentadas en las esquinas para gozar de su cercanía y ver ‘andar’ a Jesús Cautivo.
Figura 2.6 Fotografías Semana Santa 2018. Fuente: Elaboración propia (2018)
Otras manifestaciones de errabundeo en el espacio público Malagueño, tienen lugar en las calles del centro de la ciudad. El fenómeno de transformación del espacio causado por los transeúntes es el mismo, la diferencia radica en los momentos del año donde tienen lugar dichas festividades.
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Figura 2.7 Izquierda: Iluminación de Navidad, Nochevieja y Reyes. Derecha: Carnaval: chirigotas en escenarios fijos y móviles. Fuente: Elaboración propia (2018).
Figura 2.8 Día Internacional de la Mujer - 8M. Fuente: Elaboración propia (2018).
Figura 2.9 Izquierda: Festival de Málaga Cine en español. Derecha: Feria de Málaga. Fuente: Elaboración propia (2018). 37 atmósferas itinerantes
3 PARTE 2. ATMÓSFERAS ITINERANTES: EXPANSIÓN DE CAMPO, EL VIAJE “Soñé que el río me hablaba con voz de nieve cumbreña y dulce, me recordaba las cosas de mi querencia. Tú que puedes, vuélvete me dijo el río llorando los cerros que tanto quieres -me dijoallá te están esperando.” Atahualpa Yupanqui - canción Tú que puedes, vuélvete
3.1
RE-DEFINICIÓN DEL CONCEPTO DE CIUDAD
Pensar la ciudad desde el arte, así como desde la cotidianidad, significa que asumimos lo que algunos intelectuales llaman la razón sensible, es decir, la razón que gravita alrededor de los sentimientos que nos provoca mirar, caminar (rodar) y vivir la ciudad. Esta segunda parte muestra la relación entre las condiciones ambientales del paisaje ribereño de Málaga, en términos de clima y paisaje, y la deriva urbana, a través de cartografías de elaboración propia junto a la descripción de trabajo de campo en el que se documentaron a partir del “errabundeo”12 de la autora. Exponiendo cómo esta herida, que representa el río Guadalmedina, condiciona la manera de entender el espacio público en una “tierra que ha olvidado el tiempo”. La finalidad de estos recorridos, diurno y nocturno, no es describir lo que bien puede encontrarse en un mapa aquel que quiera -conocer- los cauces del río. Se trata, en realidad, de una invitación a entender, a través de la experiencia viva del paisaje urbano, lo que significa que un cauce fluvial atraviese la ciudad. El río, símbolo del paso del tiempo, de lo efímero, de lo que cambia, se rebela hoy como una brecha seca, descuidada e inaccesible. Abandonada por los transeúntes y muy lejos de ser ecológicamente funcional. El Guadalmedina como cauce de la abundancia, es hoy un valle agonizante en medio de una naturaleza urbana que el malagueño trata de ocultar ignorando su presencia. El objetivo, mediante la acción de mapear lo que sucede en el río más que dejar constancia
El ‘errabundeo’ letrista es lo que antecede a la ‘deriva’ situacionista. Los errabundeos de los letristas son iniciados bajo la forma ‘perdiciones’ «una prolongación racional del psicoanálisis en beneficio de la arquitectura está siendo cada día más urgente» (CARERI, 2002)
12
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objetiva de las aventuradas acciones que tienen lugar, se pretende evidenciar que es el acto de andar en sí mismo, en definitiva la vivencia del espacio, la que puede darle sentido. Y a partir de aquí poder extraer conclusiones acerca de cuál sería el mejor devenir del río para que pudiera considerarse finalmente un espacio urbano de la ciudad de Málaga.
3.2
HERRAMIENTAS DE LECTURA
Para validar la expansión de campo, un tanto artística, un tanto ecológica, un tanto arquitectónica, antes de dar comienzo a la descripción del mapeo realizado, es necesario mencionar herramientas de lectura que tuvieron algunos artistas del sg. XX utilizando el andar para ‘intervenir’ en la naturaleza. En 1967 Richard Long materializa su arte como el propio acto de andar, con su primer obra ‘A Line Made by Walking’13. Las obras posteriores de Long y Hamish Fulton, artísta inglés con quien compartía sus errabundeos, constituyen una extensión de este acto reflexivo del andar como escenario natural y sin tiempo, acompañado de una preocupación ambiental y ecológica «Para ambos artistas, la naturaleza es una Tierra Madre inviolable por la cual es posible andar, dibujar figuras, mover piedras, pero no transformarla radicalmente» (CARERI, 2002 pág. 148). (Figura 3.1)
Figura 3.1 Dartmoor Wind Circle. Por medio de su cuerpo, utiliza su andar para determinar las variaciones de los agentes atmosféricos. Fuente: Richard Long (1985).
13
Véase en su sitio web oficial http://www.richardlong.org/sculptures.html 39 atmósferas itinerantes
Otro aspecto a citar, es que éste dúo emplea cartografías como instrumentos expresivos, herramienta que los situacionistas en sus mapas psicogeográficos nunca representaron en los caminos reales de sus derivas. En este campo se bifurcan las vías que evidencian el cuerpo como instrumento, y dos herramientas que se quiere rescatar para la elaboración de la deriva: Para Fulton “La representación del recorrido se resuelve por medio de unas imágenes y unos textos gráficos, que dan testimonio de la experiencia de andar […] una especie de poesía geográfica: frases y signos que pueden interpretarse como cartografías que evocan las sensaciones de los lugares”. (CARERI, 2002 pág. 154) Para Long “utiliza la cartografía como una base sobre la que proyecta sus propios itinerarios, y la elección del territorio por donde se andará mantiene una relación con la figura previamente elegida. Además de ser una acción, el andar es también un signo, una forma que puede superponerse simultáneamente a las demás formas preexistentes en la realidad y en el plano”. (CARERI, 2002 pág. 156) (Figura 3.2)
Figura 3.2 Dartmoor Riverbeds. A Four-Day Walk Along All the Riverbed Within a Circle on Dartmoor. Fuente: Richard Long (1978).
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“En Circle of Crossing Places”, la idea consistía en realizer un paseo circular por Dartmoor y registrar todos los ríos, todas las Corrientes y todos los arroyo que cruzaba. Era una denominación de los lugares acuosos, una especie de paseo acuoso entendido como un círculo perfecto. En Dartmoor Riverbeds utilicé los lechos de todos los ríos como senderos, en el interior de una gran círculo imaginario.” (CARERI, 2002) En el mismo año, en Nueva Jersey, Robert Smithson pone el énfasis en el andar por la periferia urbana utilizando el ‘territorio real’ como ‘medium’. Publica “The Monuments of Passaic”, y en una galería de arte realiza una exposición titulada “Negative Map Showing Region of Monuments along the Passaic River”, con un mapa en negativo y fotografías monocromáticas de los ‘monumentos’, donde la muestra en si era una invitación para que el público recorra ese paisaje industrial abandonado. “Smithson define su viaje como una odisea suburbana, una epopeya pseudoturística que celebra, como si fuesen nuevos monumentos, las presencias vivas de un espacio en estado de disolución, un lugar que treinta años más tarde será llamado no-lugar […] ‘una tierra que ha olvidado el tiempo’, donde no habitan el presente, el pasado y el futuro, sino distintas temporalidades suspendidas, exteriores a la Historia, situadas entre la ciencia-ficción y los albores de la humanidad; unos fragmentos de tiempo que se depositan en la realidad suburbana”. (CARERI, 2002 pág. 160) Por lo tanto, teniendo en cuenta las posturas que han adoptado del andar estos artistas: -
cuidado ambiental y ecológico (Long y Fulton);
-
muestra de imágenes y textos gráficos (H.Fulton);
-
cartografía para selección del territorio (R.Long);
-
el mapa como representación que no designa un itinerario, el lugar, el recorrido,
la invitación, los escritos, las fotografías (R.Smithson). Y por lado lo que se ha venido mencionando: -
la Teoría de la Deriva con sus postulados (G.Debord);
-
la comprensión de la existencia humana (T.Watsuji);
-
la Transurbancia (F.Careri y grupo Stalker)
Agregando algunas consideraciones tenidas en cuenta por la autora para el reconocimiento de las condiciones ambientales: LO QUE NOS RODEA, determinando patrones físicos que tenemos alrededor de nosotros, percibiendo la cualidad estática y/o dinámica (lo efímero), condicionado por el espacio/tiempo. 41 atmósferas itinerantes
DEFINICIÓN DEL OBSERVADOR, toma de conciencia del punto desde dónde se mira, lugar donde se decide hacer las paradas y lugares por donde se recorre, esto incide en la subjetividad del recorrido, tanto de nosotros-hacia-lugar como del lugar-hacianosotros. DÓNDE QUEREMOS IR, se plantearán alternativas condicionadas por los conceptos anteriormente mencionados y esta condición reinventará constantemente las direcciones del recorrido y la contemplación. REALIDAD REPRESENTACIÓN, de la acción frente a las condiciones ambientales presentadas en ese espacio/tiempo.
Por eso me pregunto: A partir de la deriva urbana ¿cómo reconozco mi existencia en el tiempo y en el espacio, en ese clima mediterráneo un agosto de verano, en el paisaje del río Guadalmedina?
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CARTOGRAFÍA, RELATO, RECORRIDO "La forma más sencilla de mapa geográfico no es la que actualmente parece la más natural, es decir ,el mapa que representa la superficie del suelo como si fuese vista desde la mirada de un extraterrestre. La primera necesidad de fijar los lugares en un mapa va ligada al viaje: es el memorandum de la sucesión de etapas, el trazado de un recorrido. [...] Seguir un recorrido desde el principio hasta el final produce una satisfacción especial tanto en la vida como en la literatura (el viaje como estructura narrativa), y habría que preguntarse por qué en las artes figurativas el tema del recorrido no ha tenido la misma fortuna, y aparece sólo esporádicamente. [...] La necesidad de resumir en una imagen la dimensión del tiempo junto a la del espacio esta en el origen de la cartografía. El tiempo en tanto que historia del pasado [...] y el tiempo hacia el futuro: como la presencia de unos obstáculos que se van encontrando a lo largo del viaje, y ahí el tiempo atmosférico se cicatriza con el tiempo cronológico. [...] En definitiva, el mapa geográfico, si bien es estático, presupone una idea narativa, está concebido en función de un itinerario, es una odisea." (CALVINO, 2017)
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3.3
PRIMER RECORRIDO: NOCTURNO
3.3.1 Escenario Puente del Jardín Botánico – Puente La Palmilla [COMIENZO DERIVA]
La noche del 8 de agosto de 2018, salí de casa para iniciar mi primer recorrido. Días antes me interrogaba si debía comenzar por el día o por la noche, y como el estudio del emplazamiento del río Guadalmedina, en gran parte de su extensión era desconocido hasta entonces para mí, resolví que la nocturnidad y su anonimato me ayudarían a llevar a cabo el vagabundeo errante. Tomé un autobús desde el centro de Málaga destino: Puente del Jardín Botánico y a las 22:10 hs. con 27ºC de temperatura, el chófer me anunció que esa sería la última parada. Me encontré sola sobre una acera que, literalmente, demarcaba un límite en términos urbanos. Ruidos insoportables de automóviles que parecían competir en una carrera me rodeaban. La iluminación cálida destacaba el perfil de la serranía malagueña anunciando el comienzo (o final) de la ciudad. En ese momento la realidad empezaba a convertirse en espectáculo. Las risas de unos niños me guiaron hasta una gasolinera que me prestó su luz para preparar el material de trabajo y dar inicio, por fin, a mi andar. La intriga que me generaba explorar el río pronto se convirtió en desanimo cuando descubrí que la entrada era inaccesible (Figura 3.3 izquierda). El Guadalmedina se me presentó en estado primitivo, salvaje, pero encarcelado entre rejas humanas. Para tener contacto con ese hilo de agua que corría tímidamente, tuve que aventurarme a traspasar los toscos límites físicos. En la penumbra y con la sensación de avanzar por una trinchera, mis pasos comenzaron a fluir (Figura 3.3 derecha).
Figura 3.3 Recorrido nocturno. Izquierda: puente del Jardín Botánico. Derecha: tramo Puente del Jardín Botánico - puente del Conservatorio. Fuente: Elaboración propia (2018).
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Me encontré con las primeras ruinas urbanas: piedras grandes que entorpecían el descampado caminar, ropas escondidas entre arbustos, basura…Pero aún sonaban grillos y ladridos de perros, que me parecían ser el canto desesperado de una naturaleza que se hunde en la jungla urbana. A las 22:50 hs. las luces de la calle Bruckner me sacaron de ese sórdido filosofar. El paso por el bajo puente se cortaba, subí de nuevo a la realidad y crucé de lateral (Figura 3.4 izquierda). [cambio de ambiente]
Quizás al otro lado el caminar era más fácil. Pero qué triste descubrir, que como en la vida, a la izquierda o a la derecha del río, el humano siempre acaba topándose con sus propios límites. Las murallas eran imposibles. Caminé por la acera, siendo simplemente una espectadora, sin involucrarme, sin formar parte de (Figura 3.4 derecha).
Figura 3.4 Recorrido nocturno. Izquierda: puente del Conservatorio. Derecha: tramo puente del Conservatorio – puente de la Concepción. Fuente: Elaboración propia (2018).
No quise juzgar mi condición. Más me aproveché de ésta al encontrarme con dos muchachos del barrio que a bien tuvieron aclararme la situación social, y habitacional, del barrio. Entrevista Nº 1 “El río está siempre seco, y por las noche, pue, suele pasearse muy poca gente, todo los que tamo aquí dando una vuelta, paseando y así con los amigos, pero a esta hora de la noche no suele haber mucha gente [...] la relación del barrio con el río la verdad que, como te he dicho que los mosquito e insoportable [...] hay bajada justo aquí en el lado del puente, pero para entrá tiene que saltá la valla, no puede ir del otro lao, y en la otra parte del río si hay una escalera para que baje y este allí con el perro que pueda jugá y demá, pero lo que pasa es que aquí como e un barrio de zona pobre y los niño lo que hacen para divertirse pué quemar el río, hacer sus gamberradas, entonce cada do por tré po tenemos problemas aquí dentro, entonce 45 atmósferas itinerantes
tienen que vení los bomberos, tené que cortá la calle, e un rollo [...] aquí antes, la zona de arriba del río había muchas plantas y la basura que está al lado del río pue las quemaban, entonces todo eso iba al río y se destruía y demá, la verdad como el río esta seco y no tiene nada, cuando se tiene agua es cuando abre la presa, o cuando llueve mucho, pero aquí ¿que va a llové? Aquí no llueve ná”. (Cristián, 2018) [cambio de ambiente]
Y mientras me confesaban como pecados sus andanzas nocturnas, entre risas cruzamos juntos el Puente de la Concepción. Empezó entonces a cambiar mi concepto del río (Figura 3.5 izquierda). Ya eran las 23:26 hs. y la simple bajada de un grado en la temperatura, me animó a seguir caminando. Aumentaba la humedad y no era gracias al río, pues en este tramo está seco. Los hijos de este barrio, sin saberlo, ven al río como ven los niños a un padre que los abandonó. Frívolo e inescrutable, al que se le ha perdido el respeto. El barrio demanda un espacio público y el solar de asfalto que representa la cuenca hace lo que puede para llenar este vacío existencial. Un paredón y la falta de iluminación aparecieron como nueva frontera en ese caminar. Sonido corto, seco como el río. No hay rebote, como si se hubiese detenido el tiempo. Se apagaron las luces del campo de fútbol de la Palmilla, el cielo se nubló, lo supe porque el ruido de un avión me hizo alzar la frente (Figura 3.5 derecha).
Figura 3.5 Recorrido nocturno. Izquierda: Vista desde puente de la Concepción. Derecha: tramo puente de la Concepción – puente de la Palmilla. Fuente: Elaboración propia (2018). [cambio de ambiente]
A mis pies un sendero sinusoidal de hormigas peregrinaba conmigo. En ese tramo, las luces de los patios me mostraron un límite alambrado. El sonido escapaba al espacio abierto. La brisa me trajo la voz de dos transeúntes que estaban en la acera de enfrente. [cambio de ambiente] 46 atmósferas itinerantes
3.3.2 Escenario Puente La Palmilla – Av. de Luis Buñuel El Puente la Palmilla es el primero que pude atravesar por debajo (Figura 3.6 izquierda). Dieron las 00:00 hs., la hora en que todo regresa a su estado original. El hombre se convierte en lobo. La carroza en calabaza. Y la princesa en vagamundos. ¿Cuál es el empeño de esta sociedad en condenar lo salvaje? Juzgarlo, arrinconarlo, como si fuera algo maligno o vergonzoso. Volvió el canto de los grillos, supuse que, por agua acumulada, pero yo no pude acompañarlos. No encontré la manera de acercarme al Guadalmedina. Atravesé un microclima con fuerte olor a eucaliptos, el eufemismo de la reforestación. En el horizonte una explanada de aparcamientos, una fracción de la ciudad que ya dormía (Figura 3.6 derecha).
Figura 3.6 Recorrido nocturno. Izquierda: bajo puente de la Palmilla. Derecha: tramo puente de la Palmilla – puente Mediterráneo. Fuente: Elaboración propia (2018). [cambio de ambiente]
En el Puente Mediterráneo apareció el primer habitar humano. Dos personas habían levantado su hogar, sin más techo que el que les proporcionaban las toneladas del cemento que conformaban el puente. Su patio: un río seco y una vegetación salvajada. Ya se había despertado el lobo que vive en mí, también la princesa era ya vagabunda y como nunca tuve carroza, dejé que los olores a humedad y pastizales tomaran las riendas de mis pasos. En ese puente tuve el primer contacto visual cercano con el centro del río, por eso pude reconocer el cauce más ancho hasta ahora observado, seco, pero con vestigio de apropiación total con respecto a la última crecida. Los grafitis sobreviven como recién confeccionados en las columnas gracias a la sequía del Guadalmedina. ¿Qué es el arte sino un vano intento de evocar la naturaleza que se nos ha negado? [cambio de ambiente]
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A las 00:15 hs. tuve la sensación de haberme incorporado a la ciudad. El lateral por el que transitaba estaba relacionado directamente con la Av. que estaba a mi izquierda. Se hizo presente el carril-bici, los sonidos cambiaron debido al incremento del paso de automóviles, pero no transitaba gente, no dilucidé derivas humanas. ¡El sendero estaba limpio! (Figura 3.7 izquierda). Avancé esperanzada porque el río salió a la luz. Pero a lo lejos se alzaba la monstruosa estructura del Estadio de La Rosaleda. Como un dios severo que dice proteger, cuando en realidad margina. Doble moral. Una vida paralela. Sólo entonces, después de 20 minutos caminando, después de un proceso de adecentamiento (sociabilización, culturización, ilustración, colonización, humanización), sólo entonces, pude conocer el espíritu del Guadalmedina ¡HABÍA PODIDO INGRESAR! (Figura 3.7 derecha).
Figura 3.7 Recorrido nocturno. Izquierda: acera del río en relación a la Av. de Jorge Silbela. Derecha: puente de la Rosaleda. Fuente: Elaboración propia (2018). [cambio de ambiente]
3.3.3 Escenario Av. de Luis Buñuel – Puente de la Aurora Y en ese centro, yo parpadeo detenida en el tiempo. Busqué mirar lo que venía observando, suponiendo. Ese paisaje que se presentaba con formas desconocidas, reclamó su derecho a escarbar las huellas que le sobraban. Sepa que agua no pude encontrar, o para peor, el Guadalmedina sació su sed para verse seco y árido. Dejé de perseguir el fluido, seguí andando el camino. [cambio de ambiente]
Lo que se avecinó, volvió a ser penumbra y soledad, y con el sentir de que algo avanza cuando otra cosa retrocede, me descubrí acogida por la copa de unos árboles que
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delimitaban los aparcamientos. Derivas fijas. Vidas ancladas. Otra valla que impedía bajar al río, una vez más (Figura 3.8 izquierda). Obra de una acción vecinal improvisada, había instalados en perfecta equidistancia varios bombos de basura construidos con bidones de agua. ¿Y al frente? Muralla, símbolo de la herida urbana que es el Guadalmedina para la ciudad de Málaga (Figura 3.8 derecha).
Figura 3.8 Recorrido nocturno. Izquierda: comienzo tramo Av. de Luis Buñuel – puente de Armiñan. Derecha: final tramo Av. de Luis Buñuel – puente de Armiñan. Fuente: Elaboración propia (2018). [cambio de ambiente]
El reloj marcó la 1:00 hs. y tenía ante mis ojos el Puente de Armiñan. Me quedé sin salida, el mismo andar me atrapó (Figura 3.9 izquierda). Con el beneplácito de ser forastera salté la valla de hormigón y me incorporé a la acera. Luces verdes, amarillas y rojas se intercambiaban con prisa, hacía calor y el aire brillaba por su ausencia. En esa esquina, las derivas humanas se activaron dibujando varias líneas de fuga, la respiración resonaba cuerpos en movimiento. [cambio de ambiente]
Sentía el jadeo de la calle y me vi obligada a transitarla en busca del próximo puente. El croar de ranas me mantuvo alerta a lo que seguía aconteciendo en el río, una laguna pequeña permitía respirar ruralidad (Figura 3.9 derecha). Pero seguidamente un muro de ligustrina tapó mi visión y aturdida de eso que relaja, sin dudarlo y en silencio, caminé a paso firme hasta llegar al Puente Aurora.
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Figura 3.9 Recorrido nocturno. Izquierda: puente de Armiñan. Derecha: tramo puente de Armiñan – puente de la Aurora. Fuente: Elaboración propia (2018). [cambio de ambiente]
3.3.4 Escenario Puente de la Aurora – Paseo Antonio Machado Desciendo por unas escaleras con la sensación de haber llegado a la mejor función de trasnoche del río Guadalmedina. Debajo del puente, el hierro como expresión, y en ese contexto, el espíritu se refugió dentro de una gran caja sonora, me veía inserta en un anfiteatro repleta de escenas y de escenarios. La apariencia de ese espacio es la de su nombre, contenedor de un sinnúmero de sonidos que se activaban cada vez que el semáforo daba verde (Figura 3.10 izquierda). Luces y sombras distraían el tiempo de tanto dinamismo, gente durmiendo como parte del guion, y varios ojos curiosos que se detenían a observar desde la acera el espectáculo de las primeras derivas humanas. Me pregunto cuánto valor natural anteriormente percibido habita en los confines de estos nuevos bordes. Y la respuesta es alegría de saber que solo es una caja físicamente habitada (Figura 3.10 derecha). ¡Qué comience la función!
Figura 3.10 Recorrido nocturno. Izquierda: bajo puente de la Aurora. Derecha: tramo puente de La Aurora – puente de la Trinidad. Fuente: Elaboración propia (2018).
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[cambio de ambiente]
Entrevista 2. “Este trozo, es mi trozo favorito de todo el río, es que tiene el suelo más liso, tiene este puente y aquí debajo a veces hay gente haciendo telas. Aquí han puesto cemento en esta parte en principio como obras de acondicionamiento del cauce del Guadalmedina, dependiendo del plan que tengan en principio quisieron hacerlo como algo recreativo, ornamental, con fuentes, eso yo nunca lo he visto funcionar la verdad [...] Al Guadalmedina lo represan mal, embalsan el agua y de ahí sale el agua para toda la ciudad. Los ríos de esta vertiente del mediterráneo no tienen casi agua. Pero este río con agua es un espectáculo, te lo aseguro. En realidad, está muy bien porque Málaga ha habido varias inundaciones, en varios momentos las inundaciones se lo han llevado todo por delante y eso es un gran medio porque el sistema de drenaje de la ciudad esta muy malo, y esto lo han mejorado, sigue siendo insuficiente en otros sitios pero aquí estamos [...] “. (Francisco, 2018) Debajo del Puente de la Trinidad, Francisco narró que hace tres años vive en un piso en calle Carretería, que no tenía buena luz porque en su habitación no goza de ventanas, entonces el río era como el patio de su casa, ese espacio donde cualquier individuo se siente en libertad, y donde esa libertad te permite experimentar. Quería bailar, tenía el ritmo en su cuerpo; se desplazaba, el tiempo era un juego para él y el Guadalmedina se había convertido en su gran escenario, el espacio era suyo y yo, había comprado el mejor ticket para disfrutar de su show. Momentos antes, se encontraba en el mismo espacio jugando Frisbee con sus colegas. El espacio había mutado. [cambio de ambiente]
Entre el Puente de la Trinidad y el Puente de los Alemanes, el espacio se dividía en franjas que me permitieron vivenciar distintos espectáculos sucesivos. El primero fue el rumor de un hilo de agua límpida y serena. El agua en sombra se deslizaba en curso lento y melancólico, y su encauce evocaba una brisa mansa de alguna noche de verano. Esa condición se rompió cuando con violencia, en cuestión de minutos di un sobresalto, como raíces de grandes árboles muertos que surcan nuevos senderos, la habilitación de un desagüe rompió la calma llevándose parte de ese río sagrado (Figura 3.11 izquierda).
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Mientras que el resto de los espectáculos sucedían entre evitar enormes charcos de agua en el pavimento para no resbalar, yonkis14 habitando rincones oscuros, y una rata que cruzó rápidamente de un lado a otro, casi como gritando ¡también vivo aquí!. El río era un desfile de acontecimientos urbanos, y ese gran “anfiteatro” era un escaparate en la ciudad. [cambio de ambiente]
Y como si hubieran cerrado el telón, cruzando el Puente los Alemanes el divertimento público llegó a su fin. La oscuridad espiaba dichosa a Marte y algunas estrellas. Y en esa penumbra, en el lateral que se correspondía con la avenida, apareció el habitar más extraordinario a lo largo del río, era un desagüe que se había transformado en fachada austera, que murmuraba gracias a una alcantarilla que tenía como tejado (Figura 3.11 derecha).
Figura 3.11 Recorrido nocturno. Izquierda: fenómeno del agua. Derecha: habitar ubicado entre el puente de los Alemanes y puente de la Esperanza. Fuente: Elaboración propia (2018).
Avanzando, los habitáculos de una pista de skate se presentaron como ‘ruinas urbanas contemporáneas’15, una osamenta de habitáculos cuidados y protegidos, en ese horario sosegadas, esperando el nuevo día (Figura 3.12 izquierda). [cambio de ambiente]
Cruzando el Puente de la Esperanza, el caminar quedó interrumpido por otras ‘ruinas urbanas contemporáneas’, esta vez a gran escala. La imagen era una fotografía en construcción del metro de Málaga. Todo estaba vallado y en ese tramo el río (canalizado 14
Expresión española. Yonki hace alusión a una persona toxicómana, adicta.
Concepto que hace referencia a los ‘monumentos suburbanos’ de Smithson, pero contextualizadas en un paisaje urbano contemporáneo, con carácterísticas decadentes y por la ruptura del paisaje homogéneo que se venía percibiendo.
15
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y con agua) y yo, éramos reclusos. Pero la visión no estaba obstruida, reinante emergía un montículo de tierra con un tubo que lo atravesaba un tanto enigmático, desapareciendo entre cascotes. Un cartel de precaución sugería el desenlace de una película de terror, que alimentó un paisaje que despertaba imaginarios en el inconsciente, un espacio transformado que latía con el paso del tiempo. Como dijo R. Smithson «en este punto de mi odisea, la realidad se encontraba detrás de mí [...]» (Figura 3.12 derecha).
Figura 3.12 Izquierda: pista de Skate. Derecha: límite por obra en construcción. Fuente: Elaboración propia (2018). [cambio de ambiente]
Presa de mi peregrinar 2:15 hs. regresé a la avenida. Comprobé que la obra estaba en construcción por las innumerables barreras de precaución dispuestas en todos los sentidos, y en ese agobio, el camino me obligaba a sortear una especie de laberinto con callejones conducidos, oscuros y sin rastro alguno de personas. El paseo para encontrar nuevamente el río, mi sur, fue un viaje al medioevo. [cambio de ambiente]
Descendí hacia su encuentro corriendo y gritando, la pendiente de la rampa lo habilitaba. En el límite antagónico de las ruinas, un ruido vigoroso a desagüe respondían a ese movimiento de obra que olía a tierra líquida. El agua que seguía encauzada, se ramificada en dos cauces pequeños, y su rumbo hacia el mar guiaba su sabor dulce (Figura 3.13 izquierda). [cambio de ambiente]
Detenida debajo del Puente del Perchel, pude divisar un horizonte que encuadraba una ciudad dormida que se reflejaba en aguas mediterráneas… el mar ingresa a la ciudad
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anunciando la desembocadura. La brisa pronunciada atribuía testimonio de esa unión (Figura 3.13 derecha).
Figura 3.13 Recorrido nocturno. Izquierda: ruinas urbanas contemporáneas. Derecha: puente del Perchel. Fuente: Elaboración propia (2018). [cambio de ambiente]
3.3.5 Escenario Paseo Antonio Machado – Puerto A las 3:10 hs. concluí mi recorrido nocturno. De pie en el vértice del Puente del Carmen y el Paseo Antonio Machado, ese final me llevó al caos y me perdí (Figura 3.14). Los automóviles reportaban un ruido que confundían el paisaje, el abajo contrastaba con el arriba, los semáforos cambiaban rápidamente de color, y el deseo de querer ingresar al puerto quedó denegado por sus fronteras. “El agua en sombra pasaba tan melancólicamente, Bajo los arcos del puente, como si al pasar dijera [...] Donde acaba el pobre río, la inmensa mar nos espera...”16
Figura 3.14 Recorrido nocturno. Paseo de Antonio Machado. Fuente: Elaboración propia (2018). [final recorrido nocturno]
16
Poema ‘Soledades’, de Antonio Machado. 54 atmósferas itinerantes
3.4
SEGUNDO RECORRIDO: DIURNO
[comienzo recorrido diurno]
3.4.1 Escenario Puerto – Paseo Antonio Machado El reloj marcaba las 9:20 hs. y estaba en el Puente de Antonio Machado tal como finalicé mi recorrido nocturno, pero esta vez, a través del Puente de Hierro veía movimiento en el puerto y quise entrar. La entrada estaba a 250 mts., me lo anunció un cartel que estaba entre murallas (Figura 3.15 izquierda). [cambio de ambiente]
Lo primero que encuentro fue una gran explanada de cemento con muchas palomas volando, sensación de aire y libertad. En ella, casetas de peso para los camiones que salen repletos de cargamento y algo curioso, gente haciendo gimnasia en ese paisaje que lejos está, de ser una pista de atletismo (Figura 3.15 derecha). Caminé en búsqueda del Puente de Hierro y el acceso estaba denegado por restos de grandes piedras y hierbajos, delante de mí, unas líneas de ferrocarril que han visto el paso del tiempo. Y como observaba al frente un habitar consolidado por edificios, grúas en marcha, estacionamientos, máquinas, coches, derivas humanas cruzadas y superpuestas, el caos portuario, decidí avanzar por la derecha para divisar ese punto de unión entre el río y el mar.
Figura 3.15 Recorrido diurno. Izquierda: Entrada Puerto de Málaga. Derecha: Explanada de ingreso Puerto de Málaga. Fuente: Elaboración propia (2018). [cambio de ambiente]
Me encontré con varias ruinas urbanas contemporáneas17, contenedores en desuso, senderos que se bifurcaban entre un descampado de malezas, piedras, y varias familias de gatos en medio de lomas que, si mirabas entre ellas, ningún sitio asomaba. Su textura
17
Concepto descripto en el recorrido nocturno.
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parecía sal marina endurecida, inodora, blanca nieve, pero no lo pude comprobar (Figura 3.16 izquierda). Examinando el paisaje me sentí bloqueada, quería encontrarme con el
mediterráneo. Tomando valor, subí a la cima de una loma, que llevó a otra y a otra, cruzando luego esos pastizales, hasta que llegué al lugar que andaba buscando. La alegría fue inmensa, el viento soplaba en mi cara y en ese momento era una caricia, los pájaros presumían con sus melodías, innumerables ruidos de camiones, de aviones, de derivas humanas que se desplazaban velozmente, y las grúas eran el telón de fondo apareciendo en ese paisaje como jirafas que caminan en puntitas de pie llenando los espacios vacíos. Una descomunal mañana portuaria. Y mi espíritu, al lado de la mar junto a las ruinas que me rodeaban. El regreso fue un embrollo, me perdí en mi propio errabundeo, convirtiéndome en víctima nuevamente de ese paisaje. A las 10:40 hs. salí del puerto en busca del río (Figura 3.16 derecha).
Figura 3.16 Recorrido diurno. Izquierda: ruinas urbanas contemporáneas puerto de Málaga. Derecha: Puerto de Málaga. Fuente: Elaboración propia (2018). [cambio de ambiente]
3.4.2 Escenario Paseo Antonio Machado – Puente de la Aurora El reloj señalaba las 10.50 hs., me situaba en el vértice de un triángulo perfectamente trazado por el Puente del Carmen y el Paseo Antonio Machado, y aquel paisaje confuso que ofuscaba de noche, se intensificó por el jadeo de la calle, el agua turbia y el caminar apurado de los transeúntes. Escuchaba latir en tiempos de silencios y estruendos, aturdida de eso que relaja. El sonido era un crujir de cuerpos sólidos, en intensidades de picos y valles. Lo que me trajo un recuerdo: un eco alternativamente por dos cuerpos. Así respiraba la ciudad (Figura 3.17 izquierda). [cambio de ambiente]
56 atmósferas itinerantes
Me trasladaba por el pasillo del Matadero, mi caminata estaba acompañada por una mañana soleada y el rechinar de automóviles zumbándome los oídos. La sombra estaba en la acera de enfrente y eso ocurría gracias a la copa frondosa de árboles que formaban fila india para regalar la fresca en este verano tan cálido. Claramente se está más a gustico caminar por la sombra con la brisa mañanera, lo indicaban las derivas humanas. ¡Algo llamativo! Estaba atravesando el tramo del encauzamiento del río donde el mar se mete a la ciudad, allí el agua era color tierra y verde musgo, y hacía de base a pasarelas inhabilitadas junto a grafitis muy expresivos. Y me preguntaba ¿será sólo el comienzo de mucha agua? [cambio de ambiente]
En el Puente del Perchel lo primero que encuentro fue a dos barrenderos. Entrevista 3. “Estoy limpiando caca de humano, todo lo que hay con papel es caca de humano. Vengo a limpiar dos veces a la semana, pero no cojo esta zona normalmente, voy rotando con mis colegas, pero vaya, que aquí se limpia poco eh, esto tiene que ser de diario, y pa que la gente pasee y esté esto en condiciones, no de la manera que está, porque aquella zona (señala a lo lejos) estaba como está esto [...] desde que están las obras de metro se usa menos esta zona, aquí no hay mucho movimiento, porque no está hecho, está muy sucio y to ¿quién va a venir aquí? [...] antes no había ni agua, hicieron esta obra pa que entre el agua de mar, y ya ve, queda ahí toda estancá”. (Ángel, 2018) Y en esa atmósfera humedecida advierto la suciedad y el descuido del Guadalmedina. Encuentro la sombra bajo el puente y percibo que, los vecinos utilizan esa bajada al río como atajo para cruzar de lado a lado, sin frenarse. Entonces la falta de interacción con el lugar me entristece, porque sus bellas gradas están vacías, y en ese momento limpias gracias a Ángel y Gregorio (Figura 3.17 derecha).
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Figura 3.17 Recorrido diurno. Izquierda: panorámica desde Puente del Carmen. Derecha: bajo puente del Perchel. Fuente: Elaboración propia (2018).
Tomé un descanso aprovechando mi charla con Gregorio, el otro barrendero. Me comentaba con entusiasmo que la construcción del muelle que estábamos viendo fue para acercar el agua de mar a la ciudad ya que el cauce del Guadalmedina siempre está seco y el agua que liberan del Embalse del Limonero no llega con fuerza a este extremo de la ciudad. Y me dije ¿será que en algún punto del recorrido el agua dulce se une con el agua salada? Y suponiendo que la respuesta fuera negativa por ser otro río seco andaluz, ¿en qué momento del año se produce un diálogo de unión entre ellas? [cambio de ambiente]
Lo que se avecinó fue un verdadero acontecimiento urbano, las ruinas urbanas contemporáneas habían despertado como monstruos enfurecidos y esa realidad era una ciencia-ficción. La maquinaria trabajaba como devoradora de territorio, transformando la morfología urbana, alejando horizontes que burlaban ruidos, desarmando palabras, explicando sombras sin luces. Y yo miraba de cerca la huella ausente del Guadalmedina (Figura 3.18 izquierda). [cambio de ambiente]
El camino por el río se cortaba, al subir a la avenida recordé el cruce como una odisea laberíntica, pero en ese mediodía la ciudad estaba estimulada y curiosa por el trabajo que estaban realizando. Las ruinas habían tomado el centro de la ciudad, como una estructura en rizoma oponiéndose al concepto panóptico. Con pensamientos amalgamados el aire hecho tierra en polvo traía nuevos tiempos, o tiempos nuevos que se oponen al legado árabe de la hermosa Andalucía. Transgrediendo toda regla articulada. ¿Razón o improvisación? Lo poético como territorio de habitabilidad en función de lo que sucede. Con deseos, pulsiones, sonidos, ¡producción! Para amparar el salvajismo creador de subjetividades. 58 atmósferas itinerantes
[cambio de ambiente]
En la otra cara del acontecimiento urbano, situada nuevamente en el corazón del río, el cerco perimetral se abría en un extremo dejando tránsito libre a máquinas hormigoneras, camionetas y camiones. Y en el otro extremo, quedando prohibido el paso de cualquier persona ajena a la obra, una canalización que llevaba agua desdeñada hacia el mar, que a esa altura me hacía dudar si era agua dulce o salada, no importaba, era brote de colores que se deslizaba elástica (Figura 3.18 derecha). En ese momento, me di cuenta de que esa barrera fue un rostro desplazado, quise encontrar el tubo que atravesaba el montículo de tierra, pero se distinguía en un horizonte lejano.
Figura 3.18 Recorrido diurno. Izquierda: obra de metro de Málaga. Derecha: bajo puente de la Esperanza. Fuente: Elaboración propia (2018).
En ese bajo puente el suceso tenía varios matices. Adyacente a la barrera, un hábitat informal evidenciaba la autoconstrucción y una manera peculiar de apropiación del espacio. Lo extraordinario de esa imagen fue la cascada de agua que salpicaba y hacía cambiar de colores esas paredes de telas y cartón. El agua caía por desagües de la acera del puente, y en ese momento se había convertido en un efecto acuático producto de la limpieza que estaban efectuando. En el piso, los charcos revivían esa tierra quebrada como memoria y guía de la obra en construcción. Y en el aire, un humo de tierra volátil buscaba el vuelo de una paloma. [cambio de ambiente]
Eran las 12:47 hs. y caminar por el río hacía inevitable el deseo de llegar a los bajo puentes para coger sombra e hidratarme, porque el calor agobiaba. Al no ver a nadie en ese tramo próximo al centro y con óptimas condiciones de infraestructura, comencé a entender la obsolescencia y silencio de este gran espacio público condicionado por el clima mediterráneo. 59 atmósferas itinerantes
La pista de skate se interpuso somnolienta como la había encontrado por la noche (Figura 3.19 izquierda), y en ese suelo de cemento donde la sensación térmica
aumentaba, algo de mí quería llegar rápidamente al bajo puente, pero la realidad de mi andar creaba recorridos sinusoidales y sensibles, recorriendo a lo ancho el Guadalmedina, subiendo los bordes, saltando agua estancada y basura, deteniendo mi atención en las comunidades de insectos que allí se reproducían. Más adelante, el habitar extraordinario que tanto había llamado mi atención, dejó ver su interior remarcando la sonoridad de la alcantarilla atravesada por autos que tenía arriba. Ese hogar no era improvisado, llevaba tiempo ahí, el colchón y unas repisas daban prueba de ello. Y en ese momento, reflexioné que las normas que valen son las propias, los deseos y necesidades soltaban destellos en el aire (Figura 3.19 derecha).
Figura 3.19 Recorrido diurno. Izquierda: pista de skate. Derecha: habitar ubicado entre el puente de los Alemanes y puente de la Esperanza. Fuente: Elaboración propia (2018).
El agua clara canalizada me guio hasta donde ocurrió uno de los espectáculos nocturno más sorpresivos, pero en ese lugar el boquete estaba sin rastros de succión de agua, como si lo sucedido por la noche hubiese sido algo surreal. Me detengo en el Puente de la Trinidad, un puente de madera y hierro que dejaba contemplar el juego de luces y sombras que musicalizaban el entorno con el pisar de los transeúntes en movimiento. En el agua, que permanecía límpida y tranquila, una bolsa de plástico y algas pasaron como saludando contentas de estar viajando rumbo al mar, y quise registrar ese fenómeno. Cuando de repente, ese viaje de ida se transformó instantáneamente en vuelta por una corriente de agua producida por una turbulencia cerca del boquete. Regreso al lugar, y el espectáculo había comenzado función diurna (Figura 3.20 izquierda). El agua resurgía con grandes burbujas que asomaban a la superficie, como vomitando. Y luego, efecto contrario. La presión de esa cañería succionaba tan fuerte que el agua caía como una pequeña catarata, se deslizaba con potencia, era un cántico a viva voz. Hasta que después de unos minutos 60 atmósferas itinerantes
llegó la calma y las burbujas que ondulaban y ascendían formando figuras y fondos, acompañadas por más peces y algas, me hicieron deducir un secreto del Guadalmedina: A esa altura del río, el agua que creía era de río se desmitificó siendo agua del mar que se trae entubada hasta el boquete para oxigenar y limpiar las canalizaciones. Afirmación que nunca pude comprobar, pero que supuse por el tipo de algas y peces. Ahora bien, ¿por qué solamente ese único boquete en toda la extensión del río? ¿por qué ese único orificio no tenía la fuerza suficiente para hacer correr agua más de 50 mts. (a excepción del tramo que se dirigía hacia el mar que por presión descendía sola)? [cambio de ambiente]
Muy próximo al Puente de la Aurora, dos canchas de cemento delimitaban el espacio, y un perro era el único jugador en ese partido. Lo curioso es que al estar despintadas, por la noche las canchas no se ven, entonces posibilita una gran explanada multiusos (Figura 3.20 derecha).
Figura 3.20 Recorrido diurno. Izquierda: fenómeno del agua. Derecha: canchas deportivas ubicadas entre el puente de la Trinidad y puente de la Aurora. Fuente: Elaboración propia (2018). [cambio de ambiente]
Debajo del puente en los escenarios, cada plataforma tenía una apropiación dispar: el cemento pasó a ser tierra y ese cambio de texturas fue brutal; los grafitis con voz propia; dos chicas almorzando mientras un joven a su lado se divertía con su teléfono celular; un habitar desprovisto de límites materiales tenía un colchón al aire libre y sus pertenencias ubicadas prolijamente en uno de los muros límites aprovechando las diferencias de altura para hacer crecer su hogar. Ese ambiente convivía como una familia, la sombra y la brisa que corría así lo permitían, y yo no me sentía ajena, estaba muy a gusto con esas condiciones ambientales y esa familia debajo del Aurora. Entrevista 4. “Bajamos al río para almorzar porque está tranquilo, no hay mucha gente, también no hay quien moleste [...] por la mañana no hay mucha gente, pero a la tarde, a las 61 atmósferas itinerantes
4 así a las 5 ha venido gente con su perro, a dar una vuelta. Por la noche también ha venido gente bebiendo. A las 6, aquí (señala canchas) la gente ta jugando futbol, así, ya está.” (Marroquíes, 2018) [cambio de ambiente]
3.4.3 Escenario Puente de la Aurora – Av. de Luis Buñuel Cruzando el Puente de la Aurora la vegetación (entre verde y seca) se presentó como barrera a lo ancho del camino. En medio había huellas de automóvil que seguí hasta llegar a una gran explanada (Figura 3.21 izquierda). Las condiciones eran las adecuadas para describir el espacio como un anfiteatro rectangular: la explanada tenía grandes dimensiones y se bosquejaba homogéneamente con innumerables formas que producía una tierra asolada, allí el sol reflejaba como si fuera un desierto. Los muros contenedores eran tan altos que el sonido reverberaba persistiendo amablemente en el lugar. Y dos escaleras se dispusieron una a cada lado como obra de arte ya que los últimos peldaños conducían al paredón. Mientras avanzaba por el centro la tierra crujía como cuando comes una patata frita, y en ese atravesar el ambiente fue un concierto al aire libre donde la única espectadora dichosa de deleitar ese paisaje era yo. Me gustaba estar ahí. No hubo derivas, no hubo sombras, no hubo agua. Había grafitis que acompañaron el recorrido y una vegetación valiente que sobrevive a días calurosos de verano. “Presencia del pasado en el presente que lo desborda y lo reivindica: en esta conciliación ve Jean Starobinski la esencia de la modernidad. En este sentido hace notar, en un artículo reciente, que autores eminentemente representativos de la modernidad en arte se han dado "la posibilidad de una polifonía en la que el entre cruzamiento virtualmente infinito de los destinos, de los actos, de los pensamientos, de las reminiscencias puede reposar sobre un bajo continuo que emita las horas del día terrestre y que marque el lugar que en ella ocupaba (que podría aún ocupar) el antiguo ritual". (AUGÉ, 2000 pág. 81) En la primera caída hidráulica me posicioné en medio mirando dirección Puente de la Aurora para divisar la huella desandada, y en ese punto comprobé lo mencionado anteriormente, estaba en la tribuna más alta de ese anfiteatro contemplando el vacío y ese gran no-lugar18. La tierra, se apreciaba como vestigio de ese lodo seco que dejó la
Marc Augé. Libro “Los No Lugares: Espacios del Anonimato”. Ampliación del concepto en las citas.
18
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última crecida. Muchas plantas, muchas piedras, quizá como escudo de ese río que bajara enojado (Figura 3.21 derecha). “Si un lugar puede definirse como lugar de identidad, relacional e histórico, un espacio que no puede definirse ni como espacio de identidad ni como relacional ni como histórico, definirá un no lugar [...] Al recurrir a la expresión ‘relatos de espacio’, Certeau quiere hablar a la vez de los relatos que ‘atraviesan y organizan’ los lugares (‘todo relato es un relato de viaje...') y del lugar que constituye la escritura del relato (‘...la lectura es el espacio producido por la práctica del lugar que constituye un sistema de signos: un relato) [...] El espacio como práctica de los lugares y no del lugar procede en efecto de un doble desplazamiento: del viajero, seguramente, pero también, paralelamente, de paisajes de los cuales él no aprecia nunca sino vistas parciales, ‘instantáneas’, sumadas y mezcladas en su memoria y, literalmente, recompuestas en el relato que hace de ellas o en el encadenamiento de las diapositivas que, a la vuelta, comenta obligatoriamente en su entorno. El viaje construye una relación ficticia entre mirada y paisaje. Y, si se llama ‘espacio’ la práctica de los lugares que define específicamente el viaje, es necesario agregar también que hay espacios donde el individuo se siente como espectador sin que la naturaleza del espectáculo le importe verdaderamente. Como si la posición de espectador constituyese lo esencial del espectáculo, como sí, en definitiva, el espectador en posición de espectador fuese para sí mismo su propio espectáculo“. (AUGÉ, 2000 págs. 83 - 91)
Figura 3.21 Recorrido diurno. Izquierda: cruce puente de la Aurora. Derecha: caída hidráulica tramo puente de la Aurora – puente de Armiñan. Fuente: Elaboración propia (2018). [cambio de ambiente]
El verdor del paisaje y las huellas de automóvil persistentes, señalaron el trazo del camino a seguir.
63 atmósferas itinerantes
Detenida en la segunda caída hidráulica, hacia atrás mi visión se obstruye por la altura de la vegetación, en los laterales los grafitis toman distancia uno de otro y ante mis pies, la topografía parecía perfectamente modelada en grasshopper, las texturas danzaban en un movimiento con tonalidades cálidas, si miraba fijo mareaba, y esa extensión de tierra que reclama ser río, me hizo pensar nuevamente en la transformación de los territorios (Figura 3.22 izquierda). [cambio de ambiente]
En el Puente de Armiñan la travesía se bloqueó, la vegetación fue la reina del espacio y se desperdigaba hasta los bordes. Con bullicio de sirenas ascendí por la izquierda. Caminaba por un estacionamiento y en este tramo aparecieron los mismos bombos de basura construidos con bidones de agua que había encontrado en mi recorrido nocturno, pero esta vez con un letrero ‘entre todos cambiemos las bolsas’. Cinco eucaliptos me convidaron sombra que necesitaba. Disfruté de mi descanso, y de los pájaros que tenían sus nidos en lo alto del follaje. [cambio de ambiente]
Marchaba y el panorama hasta el Puente de La Rosaleda era claro: a la izquierda ensordecía el ruido de obra de un colegio y a la derecha en la acera de enfrente había un vallado de setos. El río estaba tomado completamente por la naturaleza, y sobresaliendo en este nuevo aspecto salvaje, aparecieron por vez primera arbustos y árboles. Eran casi las 15:00 hs. y la temperatura estaba muy latente. [cambio de ambiente]
La apertura visual del espacio se magnificó en el estacionamiento del Estadio de la Rosaleda que apareció como paisaje continuo cubierto de eucaliptos que le arrojaban sombra a mi caminar ofreciendo distintos tamices de luz y sombra y su olor tan característico. Al frente, los setos se reemplazaron por una barrera natural de ficus que se extendían en paralelo a los eucaliptos. Este ambiente con límites naturales perfumó el aire cálido alejando la ciudad y los ruidos estridentes. El cuerpo se relajó y los pies comenzaron a doler, el Guadalmedina pesaba (Figura 3.22 derecha).
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Figura 3.22 Recorrido diurno. Izquierda: caída hidráulica tramo puente de la Aurora – puente de Armiñan. Derecha: próximo a estacionamiento estadio de la Rosaleda. Fuente: Elaboración propia (2018). [cambio de ambiente]
Llegando al puente la ciudad se situó encima, externa a mi, y en ese ‘abajo’ reconocí que cada sombra era una bocanada de aire. En ellos corría brisa y siempre me rodeaba basura, piedras, maleza muerta, tierra quebrada, habitares de yonkies que elegían (a veces sin opción) vivir en ese paisaje desolado. Pero el cante de los pájaros, en esos ambientes categorizado con confort en el recorrido diurno, me invitaba a detenerme una vez más para sentir transcurrir el tiempo. El Puente de La Rosaleda que lo recordaba como la ‘bajada al río’, de día me cerró sus puertas. [cambio de ambiente]
3.4.4 Escenario Av. de Luis Buñuel – Puente La Palmilla Eran las 15:00 hs. y me enredé entre los picos en sombra que arrojaba el Estadio de La Rosaleda, volví a ser oyente del tráfico de autos de la Av. de enfrente junto a una cadente plantación de palmeras que atraen loras y loros pareándose (Figura 3.23 izquierda). Cruzando la tercera caída hidráulica, el río comienza a tomar un aspecto
salvaje, con estancamientos de agua que hacen proliferar mariposas y vegetación seca que crecía en altura y que cuando se mezcla con la brisa le regala musicalidad al entorno. El río con su ritmo revitaliza el espacio y en ese momento, me entró un capricho de querer ser parte de él. [cambio de ambiente]
65 atmósferas itinerantes
Pude descender en el Puente Mediterráneo (Figura 3.23 derecha) y cuando estaba abajo, en el desagüe oscuro de ese lateral dos ojos que brillaban como faroles me espiaban con un mirar fijo. Inspeccioné el sitio y encontré una muchacha tomando cerveza. Entrevista 5. “Lo que es seguro es ir por arriba y luego ya bajar en este puente no, en el siguiente. Como tengo colegas por esa zona, hay una parte desde arriba de todo que ves que puedes bajar, y luego está la curva esa y que por ahí es bastante alto, por ahí no te puede ir, luego me di cuenta andando que meno mal que no había tirao por ahí porque luego te ves ahí y digo ¿ahora que hago? [...] De noche aquí lo que hay son yonkies en verdad, sinceramente, de día es cuando ves a la gente normal o a los perros, esperar a los colegas que vienen a tomarse una cervecita aquí, mucho más no vas a encontrá. Pero ya más de noche te diría que no vinieras. En esos huecos (señala el atrás del bajo puente) siempre están los yonkie ahí durmiendo, pasa que también depende la hora que venga ya están dormido, entonce no los ve [...] Que te sea una linda caló.” (Muchacha, 2018)
Figura 3.23 Recorrido diurno. Izquierda: estadio de la Rosaleda en relación al río Guadalmedina. Derecha: puente Mediterráneo.Fuente: Elaboración propia (2018).
Mientras dialogaba con la chica, por el desagüe contrapuesto al anterior, salieron dos personas de la mano como quien tiene que salir a escena en una obra de teatro, desapareciendo al minuto sin darme cuenta. Y aunque no me lo aconsejara, peregriné por abajo. [cambio de ambiente]
En el Guadalmedina había dos senderos: uno era un pastizal tupido aplastado por viajeros que se aventuraron a pasear por allí, y cuando avanzaba me hundía al no ver la profundidad del suelo, motivo suficiente para despertar a los insectos que se enamoraron de mis piernas. El otro, la huella del paso del río que tenía la senda más despejada, con tierra seca y vegetación dispersa (Figura 3.24 izquierda). 66 atmósferas itinerantes
El camino nunca estuvo claro, las sendas estaban en perfecta fusión y por ello mi deriva estaba más enérgica que nunca sorteando obstáculos entre las dos opciones. Los sonidos mutaban por segundo, los pájaros me atravesaban como mosquitos, las loras chillaban en dos ficus a lo lejos, el olor era una vegetación que deseaba agua, y a medida que avanzaba la visión se obstruía porque el camino se cerraba entre árboles y arbustos que aparecían como monolitos en el paisaje. El calor... ¡puf! ¡qué calor! ¡Misión abortada! El rastro del río desapareció y el sendero del pastizal comenzó a ponerse agresivo, perdiéndose entre los árboles que llegaban hasta casi los 2mts. Andar por el Guadalmedina se convirtió en monte que hostigaba. Triste, tuve que regresar al punto de partida (Figura 3.24 derecha). Decidí incorporarme a la acera del río que recorrí por la noche, y para eso tuve que escalar el bajo puente saltando una reja, enojada con mi deriva por no poder continuar adentro del río. Caminé hasta el Puente La Palmilla.
Figura 3.24 Recorrido diurno. Izquierda: tramo puente Mediterráneo – puente de la Palmilla. Derecha: bajo puente Mediterráneo. Fuente: Elaboración propia (2018). [cambio de ambiente]
3.4.5 Escenario Puente La Palmilla – Puente del Jardín Botánico Avanzaba la siesta y en el Puente de la Palmilla el ambiente se hallaba estático. Solo el pasar de algunas derivas barriales, que regresaban a casa o se iban al trabajo, generaban movimiento. Corría brisa, pero no era lo que llamaba la atención. El ingreso bloqueado al río me mantuvo inmóvil también para observar al Guadalmedina que se había estratificado como un jardín japonés. El estrato central exponía arbustos con pájaros incluidos, y transversalmente hileras de piedras blancas que respetaban un orden y cubrían desniveles. El estrato posterior era transitable, pero había bajada sólo por el Barrio de La Palmilla. Tenía un borde de hormigón y otro con las mismas piedras blancas, el orden en el paisaje continuaba presente. El último estrato es por donde
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estaba caminando, la acera del río que se repite en varios tramos del Guadalmedina (Figura 3.25 izquierda).
La apertura visual que comenzaba a expandirse hizo visible a lo lejos las cuestas de la Presa del Limonero. [cambio de ambiente]
En el Puente de La Concepción tomé las mismas escaleras por las que había descendido en el recorrido nocturno, crucé el puente por la avenida, y en vez de caminar por la acera que me acompañaron los dos muchachos, salté la valla para investigar el lateral contrario. Los estratos del río continuaban, a excepción del central que se revelaba salvaje y sin las piedras blancas transversales. La opción de andar se reducía a la acera del río y mientras avanzaba la cavidad del espacio se manifestada por la gran diferencia de altura que había hasta las aceras de la ciudad y esa, situación, hacía sentir el río más cerca, como si pudiera palparlo (Figura 3.25 derecha).
Figura 3.25 Recorrido diurno. Izquierda: tramo puente de la Palmilla – puente de la Concepción. Derecha: tramo puente de la Concepción – puente del Conservatorio. Fuente: Elaboración propia (2018). [cambio de ambiente]
Los ruidos de mis pasos me guiaron hasta la caída hidráulica más sublevada, el paisaje más bonito en toda la extensión del Guadalmedina. Se había formado una laguna, y en ese lugar un microclima con un cielo que hacía soñar. El agua caía como un hilo y se deslizaba tan suavemente que cada sonido era una trasgresión que se desvanecía en el agua turbia como agua de manantial. Los rayos de sol reflejaban la caída hidráulica humedecida convirtiendo esa cascada silenciosa en un cerro de colores, con texturas y palomas que se deleitaban en la atmósfera. Los juncos asistieron alegremente a la verbena del agua con el viento, donde el río lucía presumido de esa fuerza natural que le robaron arribando al mar (Figura 3.26 izquierda). 68 atmósferas itinerantes
La paz de ese lugar aligeraba el espíritu. Asi debió ser la primer morada, paraíso del hombre sin dolores. Antes de cruzar el puente, las derivas humanas hicieron figura resaltando con el paisaje fondo de la presa. Esos recortes dibujaban el aire. [cambio de ambiente]
El tramo Puente del Conservatorio – Puente del Jardín Botánico lo recordaba como el final de la jornada en estado de abandono, pero la luz del sol mostraba en el día un río resplandeciente por la aparición de cada uno de los elementos nombrados a lo largo del recorrido: agua, sol, tierra, piedras, árboles, arbustos, juncos, cañas, loras, brisa, sonidos, verde, color seco, calor, pájaros, olores, flores rosas, plumerillo, habitares, hormiguero madre, sombras, grafitis... el mejor espectáculo natural tenía función a esa hora. El Guadalmedina era el edén, pero no se podía ingresar (Figura 3.26 derecha).
Figura 3.26 Recorrido diurno. Izquierda: caída hidráulica tramo puente de la Concepción – puente del Conservatorio. Derecha: tramo puente del Conservatorio – puente del Jardín Botánico. Fuente: Elaboración propia (2018). [cambio de ambiente]
3.4.6 Escenario Puente del Jardín Botánico – Embalse del Limonero Siendo las 17:35 hs. creí finalizar mi deriva, pero la luz me regaló la última acera de río que me llevó a la base de la presa del limonero (Figura 3.27 izquierda). El ‘principio de muerte’ del río, es una muerte proclamada en época estival Malagueña, que renuncia para cobrar vida algunos meses del año. Movimiento sutil de las hojas y los filtros de luz que entre ellas se tamizan. Cada ondular un despertar. Y en cada toma de conciencia un volver a empezar. Viento al andar. Sigiloso como el verdor que lo rodea y el encanto que envuelve. ¿qué color posee? ¿cómo huele? ¿por qué mira? ¿dónde mira? ¿cuándo olfatea? ¿quién palpa? 69 atmósferas itinerantes
En ese final, el río Guadalmedina me regaló un comienzo y un hermoso atardecer (Figura 3.27 derecha).
Figura 3.27 Recorrido diurno. Izquierda: puente del Jardín Botánico. Derecha: Embalse del Limonero. Fuente: Elaboración propia (2018). [FINAL DERIVA].
3.5
RESULTADOS PSICOGEOGRÁFICOS DERIVA POR EL RÍO GUADALMEDINA
La deriva por el río Guadalmedina realizada por el encauzamiento de este, sentido Norte-Sur (recorrido nocturno) con una duración de 5 hs., y sentido Sur-Norte (recorrido diurno) con una duración de 9,10 hs., efectuada con una totalidad de 14 horas 10 minutos, el tiempo de una jornada, considerando las horas de sueño, en el mes de agosto de 2018 en la ciudad de Málaga. Las condiciones climáticas que se eligieron para acontecerla fueron las temperaturas extremas del mes, verificadas a través de aemet19, variando de 27º a 33º, haciendo coincidir la misma temperatura en el día y en la noche (verificada con termómetro ambiental) en la mayoría de los tramos de territorio, para discusión de resultados. La elección de comenzar con las búsquedas por la noche fue intencionada. Arribar al extremo Norte del río habiendo ocurrido el poniente del sol, desapareciendo todo rastro de luz natural, despertó curiosidad en la autora con el fin de registrar una experiencia que resultó concretarse con paisajes difusos y ensoñadores, verificados a posteriori, en el recorrido diurno como paisajes claros y precisos. La ruta de recorrido fue guiada por el cauce del Guadalmedina, pudiendo caminar a veces por el centro del encauzamiento, y otras veces teniendo que subir a las aceras por bloqueos que se presentaban, tanto climáticos como físicos. Agudizando la atención
Agencia Estatal de Meteorología, Ministerio para la Transición Ecológica, Gobierno de España [en línea]. [Consulta: 31 de julio 2018]. Disponible en: http://www.aemet.es/es/portada
19
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en la observación sobre el espacio recorrido. A medida que se iban encontrando los hallazgos las notas tomadas fueron plasmadas en un mapa en blanco con el fin de una reproducción cartográfica final psicogeográfica, exhibidas en los apartados de ‘Primer recorrido: nocturno’ (pág. 44) y ‘Segundo recorrido: diurno’ (pág. 55). La deriva permitió conocer el contexto en general, detalles del sector a escala macromedia-micro, vivencia subjetiva de la autora con inclemencias climáticas específicas, infraestructura urbana, porciones de territorio que ocupa el agua del río y el agua del mar, espacios definidos por manifestaciones culturales, actividades sociales lúdicas/recreativas, intercambios entre los sujetos que habitaron/habitan el espacio, las derivas humanas en relación con el cauce, complementando con las conversaciones, testimonios y entrevistas casuales con los transeúntes habituales o esporádicos. A medida que la información creció, fue necesario el diseño de instrumentos para extrapolar la información organizada en base a los ejes disertados en el marco teórico por los autores de origen: ‘la comprensión de la existencia humana y el andar como una práctica estética’, conceptos recogidos en la deriva a partir del trabajo de campo llevado a la práctica, y precisados en los mapas psicogeográficos de los diferentes recorridos. Para concluir, se recurre a la elaboración de cartografías que a posterior se ampliará la información en las tablas. Para ello, se plasman con el orden de los recorridos (primero nocturno y posterior diurno) para el entendimiento de los tramos presentados como objeto de estudio. Para el desarrollo de los resultados psicogeográficos por el río Guadalmedina se proponen cuadros comparativos analizando cada fase, superponiendo la información del recorrido diurno y nocturno mostrando los cambios ocurridos formalizados con un análisis cualitativo de los distintos momentos. En el mismo se harán extensivos los parámetros contemplados para la obtención final de las atmósferas ambientales determinada por la experiencia subjetiva del sujeto: -
RECORRIDO + PILARES: el andar utilizado como acción y las paradas
contempladas para descanso y observación. -
EXPERIENCIA SOMÁTICA: interacción entre el cuerpo humano y las
condiciones medioambientales que lo rodean. El objeto se desplaza a través de éstas, creando campos inmateriales: temperatura | humedad | presión atmosférica | viento | radiación | precipitación. -
REACCIÓN AFECTIVA: emociones desconcertantes ocasionadas por el estado
de ánimo: indigestión | éxtasis | pasión | vértigo | miedo | tranquilidad | claustrofobia. 71 atmósferas itinerantes
-
CONDICIÓN FENOMENOLÓGICA: Todo lo que puede ser percibido por los
sentidos, aquello que produce alguna reacción en el sujeto desprevenido: luces | sombras | aromas | sonidos | texturas. -
SISTEMA MATERIAL: lo construido, por tratarse del análisis en un tramo urbano
de la ciudad de Málaga. Aquello que condiciona el andar tanto propio como ajeno: ejes de tránsito | entradas-salidas | defensa. -
DERIVAS HUMANAS: transeúntes inmersos en el mismo contexto. Permite el
entendimiento del lugar desde una visión social y de intercambio para/con el medio. -
ATMÓSFERA AMBIENTAL - ITINERANTE-: resultado determinado por la suma
de las variables anteriormente mencionadas. -itinerantes- por tratarse de una experiencia subjetiva que mutará en el tiempo/espacio y con la incorporación de nuevos usuarios.
Figura 3.28 ANEXO A. Cartografía Puente del Jardín Botánico – Puente La Palmilla. Fuente: Elaboración propia (2018).
72 atmósferas itinerantes
Figura 3.29 ANEXO B. Cartografía Puente La Palmilla – Av. de Luis Buñuel. Fuente: Elaboración propia (2018).
Figura 3.30 ANEXO C. Cartografía Av. de Luis Buñuel – Puente de la Aurora. Fuente: Elaboración propia (2018). 73 atmósferas itinerantes
Figura 3.31 ANEXO D. Cartografía Puente de la Aurora – Paseo Antonio Machado. Fuente: Elaboración propia (2018).
Figura 3.32 ANEXO E. Cartografía Paseo Antonio Machado – Puerto. Fuente: Elaboración propia (2018). 74 atmósferas itinerantes
Figura 3.33 ANEXO F. Cartografía Puerto – Paseo Antonio Machado. Fuente: Elaboración propia (2018).
Figura 3.34 ANEXO G. Cartografía Paseo Antonio Machado – Puente de la Aurora. Fuente: Elaboración propia (2018). 75 atmósferas itinerantes
Figura 3.35 ANEXO H. Cartografía Puente de la Aurora – Av. de Luis Buñuel. Fuente: Elaboración propia (2018).
Figura 3.36 ANEXO I. Cartografía Av. de Luis Buñuel – Puente La Palmilla. Fuente: Elaboración propia (2018). 76 atmósferas itinerantes
Figura 3.37 ANEXO J. Cartografía Puente La Palmilla – Puente del Jardín Botánico. Fuente: Elaboración propia (2018).
Figura 3.38 ANEXO K. Cartografía Puente del Jardín Botánico – Embalse del Limonero. Fuente: Elaboración propia (2018). 77 atmósferas itinerantes
3.5.1 Escenario 1. Puerto – Paseo Antonio Machado NOCHE (anexo E)
09:20 hs. – 10:50 hs.
03:10 hs.
La entrada al puerto se encuentra dirección suroeste con refencia al Paseo de Antonio Machado (parada obligatoria), por lo que el recorrido se desplaza del eje norte-sur del río. El puerto, caracterizado como nodo de transporte hace que el andar sea por las márgenes oeste del sitio, un descampado abandonado por la actividad portuaria. Las paradas son confusas y mutan consecuentes con el movimiento de los vehículos. La cercanía con la mar hace que la humedad sea intensa y la radiación solar a esa hora de la mañana comienza a sentirse sin sudor. La brisa es algo que predomina en este paisaje.
El Paseo Antonio Machado funciona como recorrido y como pilar. En este sector del río Guadalmedina finaliza el recorrido nocturno.
En el Paseo Antonio Machado la emoción es de alteración constante, inseguridad, ganas de encontrar un lugar para sentirse tranquilo. Dentro del puerto, al caminante lo invade la incertidumbre y la sorpresa constante ya que el andar depende del movimiento de los transportes.
Llegar al final del recorrido nocturno y no poder ingresar al puerto generó tristeza e impotencia. Después de observar que el Paseo Antonio Machado funciona como corredor de tránsito constante y de alta velocidad, comienza el agobio; finalizando el recorrido con el deseo de huir.
REACCIÓN AFECTIVA
SOMÁTICA
EXPERIENCIA
RECORRIDO + PILARES
HORARIO
RECORRIDO
DÍA (anexo F)
En relación al comienzo de la deriva la temperatura descendió apenas 2º, pero la sensación de calor se acumuló en el cuerpo. Los automóviles en movimiento y el calor que desprende el hormigón del puente, en este punto del recorrido se hizo presente.
78 atmósferas itinerantes
FENOMENOLÓGICAS
CONDICIONES SISTEMA MATERIAL DERIVAS HUMANAS
Con las primeras horas del día la luz solar comienza a penetrar en todos los espacios. Las aceras conjuntamente con las grandes explanadas del puerto no gozan de sombra. Allí “el olor a mar” está intacto, y los sonidos de las máquinas, grúas y coches trabajando ocasionan un verdadero caos. Las texturas más sifnificativas son el metal, el hormigón y el fluído agua.
Luz cálida , entre amarilla y rojiza, lo que hace definir un paisaje veraniego. Sorprenden los reflejos en el agua, los colores, los matices. Deseo de “olor a mar” que aquella noche se ausentó. Los ruidos son extremos.
El Puente Antonio Machado esta construido en hormigón y se presenta inaccesible para descender a la porción de agua marítima que corre debajo de el. Del mismo material, la base de todo el puerto, intransitable para el recorrido de derivas humanas, por el uso activo y masivo de la actividad portuaria. El puente de hierro contiene vías del tren, al parecer en desuso, quedando un espacio obsoleto y sin acceso al paso peatonal. Si cualquier ciudadano se anima a adentrarse al mundo de contenedores y grúas del puerto, sepa que el aspecto de defensa dificulta el deseo de deambular. La explanada de entrada al puerto es apropiada por algunos malagueños para hacer actividades físicas. Al este del sitio, derivas humanas cruzadas y superpuestas, activas pero relajadas. En el Paseo Antonio Machado la circulación es masiva y permanente, las caminatas son veloces, tranquilas, solitarias y en compañía. Al ser un corredor que se dirige con dirección al centro de la ciudad, se localizan todo tipo de derivas.
Por la noche el puerto se presenta como una gran barrera. La escasa iluminación no permite distinguir cuál es el paisaje detrás del puente de hierro, pero alcanza para observar su morfología con un juego de luces y sombras. En el Paseo Antonio Machado las aceras se presentan como único espacio de permanencia, lo que hace que sus límites sean marcados y fuertes, viéndose absorbidos por el reflejo de la luz en el agua.
El Paseo se caracteriza por ser un corredor de paso para las personas que van hacia el centro, o viceversa. Con el transcurrir de la noche, disminuye la cantidad y la frecuencia de la circulación, pero aún así, nunca se detiene.
Tabla 3.1 Síntesis relevamiento escenario 1: Puerto – Paseo Antonio Machado. Fuente: Elaboración propia (2018).
79 atmósferas itinerantes
3.5.2 Escenario 2. Paseo Antonio Machado – Puente de la Aurora NOCHE (anexo D)
10:50 hs. – 13:55 hs.
01:05 hs. – 03:10 hs.
Delimitado y truncado en toda su extensión. Desde el Paseo Antonio Machado hasta el Puente del Perchel los accesos a las pasarelas internas del cauce están denegadas y en ese interior el agua del mar entra hacia la ciudad. Desde allí hasta el Puente de Tetuán se puede derivar por el interior del Guadalmedina. Debido a la obra del metro de Málaga el tramo Puente de Tetuán-Puente de la Esperanza te obliga a ascender a las aceras del río. Desde el Puente de la Esperanza hasta el Puente de la Aurora el cauce se habilita para derivar nuevamente por el interior del cauce. Los pilares son los bajo puentes, las ruinas urbanas contemporáneas, y el agua de mar canalizada. El agua del mar en el primer tramo concedía al caminar una brisa agradable. Pero la temperatura que comenzaba a ascender, incrementó la sensación de humedad en el ambiente, por lo que el bajo puente del Perchel se convirtió en parada deseada de sombra. En el cruce por la Alameda Principal, el calor de los cuerpos humanos contagiaba el mio. En el tramo Puente de la EsperanzaPuente de la Aurora el calor del hormigón del encauzamiento del río conjuntamente con la radiación directa, provocó que el cuerpo busque la sombra de los bajo puentes.
El recorrido nocturno tiene correspondencia con el recorrido diurno. Las paradas son dilatadas, y condicionadas por los acontecimientos urbanos que se fueron presentando.
EXPERIENCIA SOMÁTICA
RECORRIDO + PILARES
HORARIO
RECORRIDO
DÍA (anexo G)
El tramo presenta las mismas características en toda su extensión. Al carecer de vegetación y comportarse como una gran caja de hormigón, la sensación térmica es elevada y la brisa no llega a este sustrato inferior del río. Cruzando el Puente del Perchel, la cercanía del mar otorga humedad al ambiente.
80 atmósferas itinerantes
REACCIÓN AFECTIVA
Salir del Paseo Antonio Machado y continuar caminando por la acera del río, provocó agobio y ganas de ingresar al interior del cauce. Adentro, el espíritu se relaja y puede disfrutar de la esencia del Guadalmedina. El encuentro con las ruinas urbanas contemporáneas activas generó exaltación. Cruzar la ciudad también. Entonces, detenida en el Puente de la Esperanza observando los sucesos que acontecían, produjo templanza. El éxtasis llegó cuando pude observar el fenómeno del agua. Y el tramo Puente de los Alemanes-Puente de la Aurora fue con impaciencia, con calor, y deseo de un descanso.
DERIVAS HUMANAS
MATERIAL
SISTEMA
CONDICIONES FENOMENOLÓGICAS
Los bajo puentes otorgan la sombra que se necesita, es inevitable buscarlos e ir a su encuentro. Los movimientos de la obra otorgan aroma a tierra en polvo, y ese mismo aire es atravesado por los sonidos de la propia ciudad y el silencio que se produce en el tramo que se comporta como una caja sonora.
El río canalizado se convierte en muralla que divide la ciudad de Málaga en este y oeste, y esa frontera prohibe (en varias partes) y bloquea a los transeúntes dispuestos a transitar. Por eso, los puentes se convierten en cruces de paso ligero. En la extensión del tramo las derivas son muchas, se dirigen en todas las direcciones, mutan con el tiempo y se localizan en las aceras que bordean el río. En el interior del Guadalmedina las derivas las producen los barrenderos municipales que asisten dos veces por semana, los obreros de la construcción y otras temporales y fugaces, que son
Haber llegado a la mejor función nocturna del Guadalmedina encendió la pasión. La vivencia constante de aconteceres urbanos, físicos y habitacionales, crearon un espacio lleno de vida e hicieron que el transitar sea atento y expectante. El fenómeno del agua despertó alucinación, no se entiende bien qué sucede, pero lo avala un paisaje que mantiene encanto. Y las ruinas urbanas contemporáneas sostienen esas emociones vivas. Cruzar la ciudad entre callejones estrechos realizados esporádicamente por la obra, te desliza en un tiempo sin tiempo. Y cuando nuevamente te recibe el interior del río, la tranquilidad te invade completamente. Debajo del Puente de la Aurora la figura es el hierro y el fondo contrasta con semáforos en verde que activan sonidos en movimiento. Las luces y las sombras en la extensión del tramo se corresponden con las del día, sombras bajo los puentes y luces cálidas contenidas entre las murallas. Los sonidos de la ciudad quedan fuera del espacio, la concavidad del cauce funciona como una gran caja sonora. La ruinas urbanas contemporáneas dormidas provocan un estado somnoliento. Y la suciedad dispersa en sus orillas, hace que se respire olores fétidos y esmog. Igualmente.
Las derivas se dividen en dos: las que habitan el interior del río se encuentran entre el Puente de la Aurora y el Puente de los Alemanes, dispersas, cada una en una actividad distinta. Y las otras son las que deambulan por la calle espectadoras de lo que sucede en ese abajo. Solo algunas pocas pasean porque los
81 atmósferas itinerantes
utilizadas como paseo de perros y los puentes se transforman en la tribuna los cruces como atajos para preferida. conectarse de lado a lado. Soprendentemente, en el cruce por la Alameda Principal hubo dos. Y en el tramo Puente de la MisericordiaPaseo Antonio Machado estaba sola. Tabla 3.2 Síntesis relevamiento escenario 2: Paseo Antonio Machado – Puente de la Aurora. Fuente: Elaboración propia (2018).
3.5.3 Escenario 3. Puente de la Aurora – Av. de Luis Buñuel NOCHE (anexo C)
13:55 hs. – 15:00 hs.
00:35 hs. – 01:10 hs.
Desde el Puente de la Aurora hasta la primera caída hidráulica el andar se hizo libre, con recorrido sinusoidal y de exploración. A partir de allí la vegetación se convirtió en limitación para seguir fluyendo por el río. Ese andar por el interior del cauce finalizó en el Puente de Armiñan. Desde ese puente hasta la Av. de Luis Buñuel la caminata fue recorrida por la acera izquierda del Guadalmedina (destino Embalse del Limonero). Las paradas fueron puntuales: bajo puente de la Aurora, 1ª y 2ª caída hidráulica, bajo puente de Armiñan, eucaliptos para descansar, y Puente de la Rosaleda. Siendo casi las 14:00 hs. la radiación solar provocó las máximas Tº. Marchar por el encauzamiento lleno de tierra agrietada producto del río seco, moderó levemente el calor y en ese vacío con límites pronunciados se ausentó la brisa.
El tramo Puente de la RosaledaPuente de Armiñan fue transitado por la acera del río, a diferencia del tramo Puente de Armiñan-Puente de la Aurora que se recorre por la acera colindante a la calle. El pilar del bajo puente de la Rosaleda es el más extenso ya que es el 1º contacto con el interior del río. Otras paradas se ocasionan observando los tachos de residuos vecinales, la esquina del Puente de Armiñan, y cruzando el mismo, un tramo reducido donde la visualización del río queda totalmente denegada desde la acera.
SOMÁTICA
EXPERIENCIA
RECORRIDO + PILARES
HORARIO
RECORRIDO
DÍA (anexo H)
En el bajo puente de la Rosaleda las condiciones medioambientales se estancaron, y así como petrificadas permanecieron hasta el Puente de Armiñan. Luego en el tramo hasta el Puente de la Aurora, el calor del asfalto notificó las altas Tº del día.
82 atmósferas itinerantes
MATERIAL
SISTEMA
CONDICIONES FENOMENOLÓGICAS
REACCIÓN AFECTIVA
Llegando al bajo puente el cuerpo alivió el calor incorporado pero me condujo inmediatamente a la próxima sombra debajo de unos eucaliptos. En el tramo adyacente al estacionamiento del estadio la Rosaleda, los rayos de sol se tamizaban entre las hojas de nuevos eucaliptos y entre ellos un aire confortable, que se movía como ventilación cruzada por la presencia de ficus y ligustrines en la acera al otro lado del río. Desde el Puente de la Aurora hasta la 1º caída hidráulica sentí alegría por encontrarme en soledad con el río en ese anfiteatro. Desde esa caída hasta el Puente de Armiñan, al reconocer por vez primera que la accesibilidad al río iba a ser denegada en varias oportunidades, comenzó la aflicción. El tramo Puente de Armiñanestacionamiento estadio la Rosaleda fue de indisgestión, padecía hambre, mucha sed y un calor agobiante, que se sosegó atravesando el estacionamiento con condiciones de confort óptimas. Buscar las sombras en los bajo puentes era una particularidad que se repetía. Cruzarlos, hacía latir una ciudad con ruidos ensordecedores. En el tramo Puente de la AuroraPuente de Armiñan los ruidos aminoraron, y la textura de la topografía asolada bosquejaba formas diversas. El tramo Puente de Armiñan-Av. de Luis Buñuel fue acompañado por aromas de eucalipto y por la lejanía de ruidos estridentes.
En el Puente de Armiñan el estado de ánimo fue de decepción por el acceso denegado al interior del río, estado que se suavizó cuando me acogieron las copas de unos árboles. En el tramo Puente de ArmiñanPuente de la Aurora regresó el agobio por volver a las calles de la ciudad.
El tramo Puente de la RosaledaPuente de Armiñan quedó dividido en tres franjas fenomenológicas: en la 1º los árboles de hojas perennes envolvían el espacio con su perfume dibujando finas líneas de luces en el suelo; y en el río, el cante de grillos y una sensación de vacío. En la 2º franja la muralla en ambas aceras oprimía las condiciones. Y en el tramo Puente de ArmiñanPuente de la Aurora las características se unifican en movimientos, luz cálida y sonidos rechines de coches. Al seguir canalizado, el paisaje se Igualmente. mantiene uniforme al tramo anterior. El límite físico se presenta como frontera que bloquea a los transeúntes dispuestos a caminar.
83 atmósferas itinerantes
DERIVAS HUMANAS
En el interior del tramo Puente de la Aurora-Puente de Armiñan permanecí en soledad mientras las derivas circulaban por las aceras de la ciudad. En el tramo Puente de ArmiñanPuente de la Rosaleda las derivas fueron consecuencia de los estacionamientos afincados.
En el tramo Puente de la RosaledaPuente de Armiñan las derivas estaban ausentes. A partir de allí, se manifestaron varias y en todos los sentidos, contrastaban en el paisaje. Al continuar el recorrido, se mantuvieron las mismas intensificándose en el próximo puente.
Tabla 3.3 Síntesis relevamiento escenario 3: Puente de la Aurora – Av. de Luis Buñuel. Fuente: Elaboración propia (2018).
NOCHE (anexo B)
HORARIO
15:00 hs. – 16:40 hs.
00:00 hs. – 00:35 hs.
El tramo Puente de la RosaledaPuente Mediterráneo se realizó por la acera del río que hace su paso por el estadio y por un terreno valdío. El Puente Mediterráneo me permitió ingresar al interior del cauce para andar esas huellas de río seco pudiendo avanzar hasta la 4º caída hidráulica donde la vegetación obstruyó el paso y tuve que regresar al punto de partida. El recorrido continuó hasta el Puente de la Palmilla por la acera del río. En el estadio la parada fue en busca de sombra y descanso, en el Puente Mediterráneo fui absorbida por los acontecimientos urbanos, y en el bajo puente de la Palmilla contemplación.
El bajo Puente de la Palmilla fue el 1º en atravesar por debajo de la calle y allí inevitablemente realicé una parada extendida. El recorrido continuó por la acera del río hasta el Puente Mediterráneo donde me detuve nuevamente bajo el puente, y luego hasta el Puente de la Rosaleda con la posibilidad de hacer un recorrido lúdico subiendo a una valla de hormigón que colindaba con la acera de la calle.
RECORRIDO
DÍA (anexo I)
RECORRIDO + PILARES
3.5.4 Escenario 4. Av. de Luis Buñuel – Puente La Palmilla
84 atmósferas itinerantes
MATERIAL
SISTEMA
CONDICIONES FENOMENOLÓGICAS
REACCIÓN AFECTIVA
EXPERIENCIA SOMÁTICA
La brisa que corría cruzando el Puente de la Rosaleda quedó acompañada por la sombra que arrojaba el estadio. Llegar al Puente Mediterráneo supuso un aumento de calor corporal, que fue calmado en el interior de ese bajo puente gracias a una vegetación abundante que permitía una leve brisa. Avanzar por ese interior me hizo sentir el calor más extremo de toda la deriva. El último tramo recorrido hasta el Puente de la Palmilla volvió a ser con radiación directa sobre mi cuerpo. Entre la Av. de Luis Buñuel y el Puente Mediterráneo las emociones mutaron rápidamente, pasando del enfado a la sorpresa. La odisea de ingresar al interior del cauce en estado salvaje me produjo éxtasis, misticismo y frustración, sentires que permanecieron hasta el Puente de la Palmilla.
En el tramo Puente de la PalmillaPuente Mediterráneo la humedad se expuso al igual que en el tramo que le antecedió. Antes de llegar al puente una plantación de grandes y altos eucaliptos ocasionaron brisa. En el tramo Puente MediterráneoPuente la Rosaleda la apertura física que consideró la Av. de Jorge Silvela, conjuntamente con el paso acelerado de los automóviles, provocaba un movimiento en el aire. La alegría fue el sentimiento que primó en el Puente de la Palmilla cuando por vez primera (desde que inció la deriva) pude acercarme al río y contemplar la ciudad que allí dormía. Y con ese mismo júbilo, en el bajo puente de la Rosaleda me empapé de felicidad y satisfacción por conocer en ese interior el espíritu del Guadalmedina. En el tramo Puente la Palmilla-Puente Mediterráneo singularidades que se repetían: la penumbra, la soledad, el río en sombra, un cante uniforme de grillos. Y en ese paisaje dormido, grandes eucaliptos que regalaban su perfume. A partir del Puente Mediterráneo me incorporé a la ciudad con sonidos y luces relucientes. Las texturas cambiaron de tierra al cemento.
En el lateral del Estadio La Rosaleda me convertí en oyente del tráfico de las avenidas que se mimetizaban con el cante de loras y pájaros. Y atrapada en esos sonidos, una proliferación de aromas impregnantes por la vegetación y estancamientos de agua. La sombra que arrojaba el Puente del Mediterráneo se convirtió en mi morada por varios minutos, y me impulsó al pastizal del Guadalmedina donde los sonidos mutaban con el tiempo, el olor era vegetación seca que parecía evaporarse con el sol y las texturas de un río que deja su huella. Al igual que el tramo anterior, el Igualmente. paisaje se mantiene uniforme y canalizado. El límite físico se presenta como frontera que bloquea a los transeúntes dispuestos a caminar.
85 atmósferas itinerantes
DERIVAS HUMANAS
En toda la extensión del escenario 4 el interior del río permaneció sin derivas y en los puentes se vislumbraron algunas pocas considerando que era hora de siesta. Sobre la acera del Estadio la Rosaleda había trabajadores de ese espacio. En el bajo puente del Mediterráneo me sorprendió una muchacha tomando cerveza y dos chavales que aparecieron por los desagües. Y el tramo hasta el Puente de la Palmilla lo caminé en soledad.
En Puente de la Palmilla-Puente Mediterráneo no hubo derivas. Aparecieron tres en el tramo hasta el Puente de la Rosaleda, paseaban por la acera de la Av. y una recorría el bicicarril. Por la Av. de Luis Buñuel pasaron dos con prisa.
Tabla 3.4 Síntesis relevamiento escenario 4: Av. de Luis Buñuel – Puente La Palmilla. Fuente: Elaboración propia (2018).
3.5.5 Escenario 5. Puente La Palmilla – Puente del Jardín Botánico NOCHE (anexo A)
16:40 hs. – 17:35 hs.
22:25 hs. – 00:00 hs.
El total del recorrido se concretó por la acera derecha del río. Debajo del Puente de la Palmilla realicé la 1º parada. Más adelante, unas piedras me invitaron a tomar el próximo descanso. Y en el tramo Puente del Conservatorio-Puente del Jardín Botánico que es donde se encuentra la caída hidráulica más ostentosa del río, fue la parada más dilatada. Relajada, caminé hasta el último puente sin detenerme.
Detenida en el Puente del Jardín Botánico, la entrada al interior del río fue inaccesible por lo que comencé a andar la acera del río. El próximo puente te obliga a subir a la ciudad y con el deseo de explorar, decidí cruzar a la acera contraria. El caminar fue más asequible pero los límites son tan pronunciados que llegan hasta la calle negando el contacto con el mismo. En el Puente de la Concepción, invirtiendo mi recorrido nuevamente retorné a la acera del río por la margen izquierda. La parada fue una deriva humana que paseaba con su perro, y caminos de hormigas que interceptaban mi paso.
RECORRIDO + PILARES
HORARIO
RECORRIDO
DÍA (anexo J)
86 atmósferas itinerantes
EXPERIENCIA SOMÁTICA MATERIAL
FENOMENOLÓGICAS
REACCIÓN AFECTIVA CONDICIONES SISTEMA
Mi cuerpo se desplazó en la totalidad del tramo con calor extremo, pero al estar rodeada de construcciones dispersas y discontinuas en el paisaje urbano, había una leve brisa en el ambiente. El andar ya no era agobiante. Los bajo puentes seguían convirtiéndose en las paradas más confortables. El tramo Puente de la Palmilla-Puente de la Concepción lo viví con asombro, los estratos del río y las barreras físicas y sociales que allí se manifestaron eran desconcertantes. Entre el Puente de la ConcepciónPuente del Conservatorio se encontraba la caída hidráulica, la luz del sol que resplandecía en el edén del río estimuló deslumbramiento, seducción, confusión y embelesamiento. El andar hasta el Puente del Jardín Botánico fue contemplativo e invitaba a reflexionar sobre la esencia del Guadalmedina. La sombra de los bajo puentes eran deseables pero dejaron de ser indispensables como en los anteriores. En la generalidad del tramo la presencia de máxima vegetación conllevó una variedad de aromas, sonidos en todos sus matices y texturas multicolores.
Este tramo se caracterizó por una brisa constante, a veces más latente por los vacíos edilicios y otras carente por los límites rigurosos que interceptaban. En el tramo Puente de la ConcepciónPuente de la Palmilla fue notable la formación de nubes que causaban humedad. Sensación de claustrofobia en el 1º tramo de la deriva Puente del Jardín Botánico-Puente del Conservatorio. Eso me llevó a cruzar a la acera opuesta invadiéndome tristeza por descubrir murallas que imposibilitaban atravesar. En el tramo Puente de la ConcepciónPuente de la Palmilla pude compartir diálogos con personas del barrio que manifestaban el abandono del río y la angustia por este espacio público desaprovechado.
El cante de grillos y pájaros predominaba como característica principal y ocasionalmente, ladrido de perros que sobresaltaba en el silencio y la oscuridad. Las avenidas de los puentes eran símbolo de urbanidad, llegar a ellos implicaba recibir luz y ruidos de automóviles ya que las derivas humanas eran escasas.
El río canalizado otorga un paisaje se Igualmente. mantiene uniforme al tramo anterior. El límite físico se presenta como frontera que bloquea a los transeúntes dispuestos a caminar.
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DERIVAS HUMANAS
Entre puente y puente, por la acera del río, no hubo derivas. En el Puente de La Palmilla los transeúntes transcurrían en un tiempo espacioso, algunos regresaban a sus hogares y otros se dirigían a trabajar. A diferencia del Puente del Jardín Botánico donde la circulación era fluida.
Sobre el Puente del Jardín Botánico las derivas eran difusas. En el tramo Puente del ObservatorioPuente de la Concepción los vecinos ocupaban el espacio y allí tuve mi 1º encuentro con el barrio. En el barrio Sagrada Familia el patrón se repetía y el encuentro fue con 4 vecinos y un muchacho que paseaba su perro por la acera del río. Llegando al Puente de la Palmilla las derivas se masificaron en el campo de fútbol.
Tabla 3.5 Síntesis relevamiento escenario 5: Puente La Palmilla – Puente del Jardín Botánico. Fuente: Elaboración propia (2018).
NOCHE
HORARIO
17:35 hs. – 18:00 hs.
22:10 hs. – 22:25 hs.
Detenida en el Puente del Jardín Botánico vislumbré la última acera del río que conducía hasta el Embalse del Limonero. Comencé a recorrerla y ese 1º tramo era “el patio de basura” de una edificación colindante, allí no hubo paradas, solo un atravesar de obstáculos. La 2º parada fue debajo de las autovías ya que en esa dirección se encontraba una caída hidráulica. Y el recorrido llegó a su fin a los pies del embalse debajo de la autovía, una parada placentera y relajada.
El escenario fue claro. No pude ingresar al Embalse del Limonero. Desde el Puente del Jardín Botánico viasualizaba el comienzo de la deriva.
RECORRIDO
DÍA (anexo K)
RECORRIDO + PILARES
3.5.6 Escenario 6. Puente del Jardín Botánico – Embalse del Limonero
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SOMÁTICA AFECTIVA MATERIAL HUMANAS
FENOMENOLÓGICAS
EXPERIENCIA REACCIÓN CONDICIONES SISTEMA DERIVAS
Era el final de la ciudad y la serranía comenzaba a pronunciarse por lo que en este tramo había viento y eso disminuyó la sensación térmica ya que el calor fue intenso siempre.
El comienzo de la deriva fue calurosa por el choque del aire acondicionado del autobús con la temperatura ambiente.
En el último tramo me sentía aturdida. Los ruidos de los automóviles por la autovía generaban confusión en ese paisaje serrano. Solo debajo de la autovía, pude contemplar y encontrarme con el Guadalmedina. En este tramo el río no tenía olor a río debido a su condición de sequedad. Atravesar el basural de la edificación desde el Puente del Jardín Botánico hasta la autovía supuso un recorrido de olores que apestaban. Llegando debajo de la autovía el juego de luces y sombras con rayos de sol que buscaban el atardecer, construyeron un paisaje de ensueño.
Incertidumbre e inseguridad en el Puente del Jardín Botánico. La intriga me invitaba a explorar pero se convirtió en desánimo cuando la entrada fue inaccesible. Las luces destacaban el perfil de la serranía Malagueña. Y los sonidos de los automóviles en aquel comienzo eran extremos.
El Embalse del Limonero es el límite El Puente del Jardín Botánico se que protege a la ciudad de las riadas presenta en esta investigación como del Guadalmedina. el 1º límite físico que permite la conexión de la ciudad de un lado al otro del río. Caminar rumbo al Embalse del En el Puente del Jardín Botánico las Limonero supuso la atención de varios derivas eran barriales y su movimiento observadores que se asomaban desde difuso de interpretar. la edificación aledaña. Pero en ese recorrido no hubo intercesión con ninguna deriva.
Tabla 3.6 Síntesis relevamiento escenario 6: Puente del Jardín Botánico – Embalse del Limonero. Fuente: Elaboración propia (2018).
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4 CONSIDERACIONES FINALES La lectura realizada por el tramo urbano del Río Guadalmedina, como enclave significativo en la ciudad de Málaga, puede ser entendida como medio para ilustrar la relación entre la deriva urbana y la toma de conciencia de la propia existencia, conceptos analizados en las bases teóricas que precedieron al estudio empírico. Entendiendo al espacio público como síntesis de la condición espacial de la vida urbana y como catalizador de las condiciones ambientales derivadas del clima y del paisaje mediterráneo. Esta situación, sirvió como herramienta de investigación para [re]significar la relación entre el HOMBRE-CONDICIONES AMBIENTALES-TERRITORIO, entendidos como conceptos entrelazados e inherentes para el entendimiento del espacio urbano contemporáneo. Partiendo del supuesto de que la vivencia de los individuos determina una experiencia subjetiva en la ciudad y esto identifica al clima como condicionante de esas acciones, mejor dicho, como transformador de la estructura espacial en un transcurso de tiempo. El objetivo de esta estrategia metodológica se confirma a partir del trabajo de campo. Y eso permite exponer ciertas conclusiones generales, que serán retomadas a continuación. Las manifestaciones corporales y mentales del ser humano influenciadas por el estado ambiental, condicionan las acciones en la ciudad, que al encontrarse en comunidad, comparten esas acciones conjuntas en un mismo espacio ciudadano. Esa energía opera en forma variable, no estable, ya que las vivencias subjetivas mutan con el tiempo y con el clima. Entonces el espacio público entendido como el paisaje inmediato, es reinventado todo el tiempo por las partes. Diríamos que, la experiencia que se tiene de la ciudad produce un descubrimiento constante sobre la invención anterior, que es dado a partir de la comprensión del ser. La afirmación anterior, pone de manifiesto que el individuo no es ajeno al clima que le incumbe, ni foráneo al paisaje que habita, sino que tiene la capacidad de evolucionar en consonancia con esa espacialidad inseparable de la temporalidad. Un caso de ello sería, las manifestaciones culturales mapeadas en época estival, con temperaturas que oscilaron entre los 27º y 33º. Las mismas, no serán iguales si los recorridos se efectúan con temperaturas de invierno, el confort ambiental permitiría otros efectos sobre el ser que llevarían al cambio de uso del espacio. Puntualizando en lo espacial, se afirmaría que la contextualización del río que actualmente provoca una isla de calor para la ciudad hace que los escasos ciudadanos que lo habitan durante el día, busquen una sombra constante y recorridos lineales que comienzan y terminan en los bajo puentes, esto 90 atmósferas itinerantes
quiere decir que, si las condiciones de infraestructura serían más verdes, por ejemplo, llevarían al sujeto a tener otra experiencia del espacio ya que los recorridos serían con más amplitud y sinuosos, y esa movilidad provocaría un aumento de vivencias en el Guadalmedina. Por la noche, las manifestaciones culturales y la apropiación del espacio se ven condicionadas directamente por el equipamiento público, y eso repercute sensorialmente en el cuerpo humano, por ejemplo la falta de iluminación produce aceleración en el ritmo cardíaco, y eso estimula diferentes sentidos de recorrido. En esa oscuridad se activaron los sentidos del oído y el olfato, mientras que cuando la luminaria aclara el panorama, se estimulan los sentidos de la visión y el tacto. Si se lleva el pensamiento a la inversa, es decir, que la vivencia de cada individuo sea el condicionante de los espacios públicos, asumiendo que es el individuo el único que habita, construye y produce culturalmente en ese espacio que es el reservorio de esa urbanidad (como construcción social), se debería contemplar la apuesta de herramientas políticas que implementen actividades y recursos que contribuyan a la cohesión social de los malagueños para disminuir la brecha en el enclave urbano, o sea, que la herida urbana que es actualmente, suture siendo el escenario de producción y acción cultural, con actividades de participación social, inclusión, el marco de actuación desde y para la ciudadanía. Porque pensar en esos parámetros es pensar en modo sostenible, haciendo ciudad, incentivando espacios para el encuentro, concibiendo espacios públicos que sostengan a la ciudad. Porque sin espacio público, la ciudad no existe como construcción social. La secuencia territorial del espacio público del Guadalmedina (en todos sus tramos, desde el Puerto hasta el embalse del Limonero) es entendida como fragmentos que están definidos por sus puentes generando distintas geografías urbanas influidas por las condiciones ambientales, la producción social, las distintas estaciones del año, el día y la noche, en una escala que interactúa junto al contexto histórico. En otras palabras, no hay lógica y continuidad en este soporte material, no hay diálogo con el tejido urbano inmediato, no hay comunicación directa con el resto de los espacios públicos de la ciudad. Por ello en la actualidad, el río se sigue declarando como un gran no-lugar en la ciudad de Málaga. Con todo, el espacio público del Guadalmedina se transforma en víctima de las incidencias climáticas y de las posibilidades de contacto e intercambio entre ciudadanos, gracias a la falta de intervención por parte de la administración pública, afectando los beneficios de los actores sociales en un espacio referencial, clave y central en la ciudad 91 atmósferas itinerantes
de Málaga. Ojalá, el conocimiento corporal y psíquico que supone la práctica del andar, pueda extenderse a la totalidad de los habitantes de la urbe y no restringirse a unos pocos, para seguir reavivando un espacio cargado de símbolos y fetiches. Animando a defender las ideas hasta aquí sintetizadas para trascender no solo en el ámbito político, sino también en lo académico, brindando nuevas herramientas que consideren la totalidad urbana trabajando mancomunadamente con otras disciplinas, y no como una arquitectura aislada, para la construcción de espacios democráticos en tiempos de modernidad y cambios permanentes. Paradójicamente, el espacio público del Río Guadalmedina existe porque la gente vive en él. Y seguirá existiendo, si como ciudadanos continuamos no desperdiciando ciudad y nos animamos a ‘andar’ por él.
4.1
CONCLUSIÓN DE LA EXPANSIÓN DE CAMPO EN BASE A LOS POSTULADOS DE LA TEORÍA
La experiencia de la deriva por el Río Guadalmedina, entendido el viaje como un descubrimiento y forma de conocimiento, como se ha mencionado en varias oportunidades, ha servido para reformular la relación con el entorno físico inmediato desde la perspectiva de una viajera urbana que vagabundeó por un espacio público, quizá el principal, de la ciudad de Málaga, concretando mapas psicogeográficos mentales de esta porción de territorio, y en efecto una experiencia subjetiva de la ciudad. Con todo lo revelado se confirma la hipótesis de la investigación, abriendo la invitación para nuevas derivas en el tramo urbano mapeado, para nuevos mapas psicogeográficos en nuevos espacios de Málaga, y para nuevos recorridos en otras ciudades. Recuperando las ganas de explorar los lugares y de viajar por las ciudades permitiéndonos una manera ‘sustentable’ de habitar el mundo. Así pues, al concretar la deriva en íntima relación con los mapas psicogeográficos realizados, es decir el estudio de los efectos del medio geográfico al actuar directamente sobre el comportamiento afectivo del individuo, y cómo este puede ser transformado, se constará al testimonio escrito de la deriva a modo de reflexión final. Lo citado, corresponde a transcripciones de la ‘Théorie de la dérive’ (Teoría de la Deriva (1958), 1999): -
«La deriva se presenta como una técnica de paso ininterrumpidos a través de ambientes
diversos» Efectuar los recorridos en distintos horarios del día, es decir, con horas de sol
y de luna, hizo que la definición de los ambientes itinerantes (microclimas) fluctuaran, condicionados por los factores climáticos. En el tramo Paseo Antonio Machado – Puente 92 atmósferas itinerantes
de la Aurora, que es donde se ha detectado el mayor número de ambientes, por el día quedan definidos por los espacios de sombra/luz, y por la noche por el calor que radiaba el cemento y por la humedad del ambiente. Esto quiere decir, que se pueden presentar los mismos ambientes en las cartografías diurnas y nocturnas, pero las influencias medioambientales y ecológicas que los definen son distintas. -
«Dejarse llevar por las solicitaciones del terreno y por los encuentros que a él
corresponden» En los 7 km. de tramo urbano, el río se manifiesta con diversas
intensidades. Desde el Paseo Antonio Machado hasta el Puente de la Aurora, la gestión pública intervino reafirmando la necesidad de políticas sociales y culturales, queda manifestado en el concurso de grafitis, las canchas públicas, actual obra de metro, pasarelas prohibidas por la falta de mantención, obras de infraestructura para dejar entrar el mar, y la limpieza dos veces a la semana de los barrenderos. Este es el único tramo, que se corresponde con el centro de la ciudad, donde el espacio posibilita su uso. El tramo Puente de la Aurora – Puente de Armiñan es un espacio de oportunidad, ya que se encuentra próximo al centro, quizá tenga un estrato de asfalto el suelo (indicado por el inactivo crecimiento de la vegetación) tapado por el sedimento que arrastró el río en época de sequía, y la configuración de los límites son los apropiados para armar un verdadero anfiteatro natural. Desde el Puente de Armiñan en adelante, el estado del río es salvaje, natural, con desniveles topográficos que hace tener opciones de recorrido. -
«Relieve psicogeográfico, con corrientes constantes, puntos fijos y remolinos que hacen
difícil el acceso o la salida de ciertas zonas» En este punto la variable que influye es el día
y la noche. Las referencias por la noche son difusas, la conciencia del ser está permanentemente confundido, con dudas. Cada tramo se presenta distinto al otro, y los puentes son los lugares de llegada y de partida debido a la iluminación y a la altura en cota topográfica, ya que mientras más arriba, más aire. En cambio, por el día las referencias son más claras y lleva la conciencia del ser a tomar decisiones precisas, siempre intuitivas y con patrones que se repiten, en la mayoría de los puentes sombra y escaleras de acceso. -
«Cálculo de posibilidades, el espacio social» El único tramo que evidencia
intervenciones urbanas puntuales capaces de incentivar la bajada al río como ocio y paseo de los habitantes, es desde el Paseo Antonio Machado hasta el Puente de la Aurora. En el resto, el espacio social queda anulado por el espacio físico y natural, a excepción de los bajos puentes que es el lugar de encuentros de yonkis y muy pocos vecinos. 93 atmósferas itinerantes
«Cortes del tejido urbano» La canalización de río hizo que el espacio público quedara
atrapado entre bordes, límites y fronteras. El tramo urbano que queda en el área central, hasta el Puente de la Aurora, permite la visualización del tejido urbano debido a la consolidación de este y cercanía con las aceras. En el tramo Puente de la Aurora-Puente de Armiñan la cota de nivel por el centro del río da la sensación de que es menor, entonces la muralla se hace excesivamente presente, sumado a la ligustrina de uno de los laterales, que imposibilita la visión del tejido urbano. Del Puente de Armiñan-Av. Luis Buñuel aparece la ‘acera’20 del Guadalmedina, en este tramo la consolidación del tejido se sigue viviendo, con la excepción de la parte antes de llegar a la Rosaleda, que en un límite se denota un baldío y por el otro una avenida que hace alejar a las construcciones. Desde la Rosaleda en adelante las características se mantienen homogéneas, con aceras del río, avenidas (a veces transitadas a veces simples calles) que hace disfrutar del aire debido al tejido menos consolidado. Llegando a la presa del Limonero, en uno de los laterales se presenta un tejido en forma de muralla también, que te conduce a la base de la presa, donde el tejido desaparece dando lugar a la naturaleza y al mirador del Jardín Botánico. -
«Terreno pasional objetivo en el que se mueve la deriva de acuerdo con su propio
determinismo y con sus relaciones con la morfología social» Las pasiones enloquecen, y la
locura se vuelve presa de ese sentir. El recorrido nocturno me regaló eso: pasión. Todo era nuevo, el andar la mayor parte del tiempo por penumbra, cada paso una duda, y cada tramo fue deseado, por no poder habitar su centro. Las derivas humanas eran continuas en el área central y eso ayudó a la comprensión del espacio. En cambio, durante el día, las altas temperaturas afectaron mi cuerpo y eso disminuyó las alternativas de sorpresas y de encuentro con las personas ya que no deambulaban por el río. -
«Reacciones afectivas» El recorrido diurno fue en su mayoría lineal, a excepción
de los obstáculos presentados, debido al desabrido calor que provocaba buscar la sombra. Caminar de noche fue emotivo, ya que por la ausencia de claridad los aspectos más naturales del río se ocultaban, el cuerpo me llevaba a todos los rincones y eso hizo un camino sensible y amable. -
«El azar» Como consecuencia de las reacciones emotivas, el azar de noche era
inevitable y potenciado. Mientras que de día la acción fue conservadora, traicionera, y
No hace correspondencia a la acera urbana, sino a la acera propia del río, por donde se puede caminar, independientemente de poder ingresar o no por los puentes.
20
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el descansar bajo los puentes era una variante recurrente. Se puede decir que el azar toma fuerza, a medida que el sol incide menor en la corteza terrestre. -
«Se puede derivar en solitario, pero todo indica que el reparto numérico más fructífero
consiste en varios grupos pequeños de dos o tres personas que compartan un mismo estado de conciencia» Este postulado se abre a una invitación, para la autora y nuevos transeuntes.
Se considera como una deficiencia del trabajo de campo efectuado. Con intensiones de modificarlo y superarlo a futuro. -
«La duración media de una deriva es de una jornada» La deriva se llevó a cabo con
una totalidad de 14 horas 10 minutos, el tiempo de una jornada. Incluyendo tiempo de entrevistas, contacto directo con los transeúntes, registros gráficos fotográficos y fílmicos, reconocimiento de especies vegetales y animales, paradas para comidas e hidratación por las altas temperaturas, cruces en la ciudad donde el río no permitía seguir su huella, y el solo hecho de disfrutar de la contemplación de algunos rincones que el Guadalmedina me deleitaba. -
«Estado mental» La hipótesis de Watsuji se convierte en afirmación cuando asume
que “la toma de conciencia de la propia existencia está condicionada por el clima”. El recorrido de mi mente en la concreción de esta deriva me llevó a lo primitivo, a la pureza y genuino de lo propio, y a lo extranjero, sin poder distinguir el paso de estados con exactitud. Interrogándome la identidad personal, la identidad social y la identidad humana, en relación con el medio. -
«El espacio de la deriva será mas o menos vago o preciso dependiendo de qué se
busque, el estudio del territorio o emociones desconcertantes» La deriva como herramienta
de estudio de campo, responde al objetivo general del presente. -
«Si nos dedicamos a la exploración directa del territorio es que preferimos la búsqueda
de un urbanismo psicogeográfico» La deriva se limitó a la exploración y estudio de la ribera
del Río Gudalmedina, entendida desde la relación hombre-agua. Un pendiente a subsanar, es la disposición de más tiempo, más personas, fusión de profesiones, y como objetivo a futuro, el río como eje e interacción directa con los barrios aledaños, superponiendo con la información de Ciedes que se limita a un estudio físico y urbano de la ciudad. -
«El campo espacial esta sobre todo en función de las bases de partida que para los
individuos aislados constituyen sus domicilios y para los grupos los lugares de reunión escogidos» El comienzo de la deriva surge como interrogante, ya que para llegar al punto
que establecí como inicio en el recorrido nocturno tuve que agarrar el autobús 2, que me llevó con exactitud a destino, sin desorientación gracias a las nuevas tecnologías 95 atmósferas itinerantes
que permiten saberlo de antemano. ¿La deriva comenzó desde la Alameda Pricipal, lugar donde cogí el autobús? O ¿comenzó desde donde lo establecí? -
«Extensión del espacio» Se adoptó por la realización de una deriva con unidad
pequeña de ambiente, una deriva dinánica (no estática) ya que se decidió recorrer los 14 km. sentido norte-sur y sentido sur-norte. -
«La exploración de un espacio fijado previamente supone por tanto el establecimiento de
las bases de partida y el cálculo de las direcciones de penetración» Para el establecimiento
de las bases de partida intervino el estudio de mapas, de las condiciones meteorológicas examinadas con anterioridad, previsión de terral, y de los mapas del concurso ganador para definición de fases. -
«“cita posible”» Al ser la primera vez que recorría el río en toda su extensión, el
objetivo de la intuición y de la sorpresa inherente a la deriva, fue satisfactorio, por lo que me obligué a lo largo de los recorridos al registro de entrevistas con transeúntes que visitan el Río a diario, para encontrar algunos atajos y secretos que guarda el Guadalmedina. -
«Travesuras consideradas equívocas que han sido censuradas siempre en nuestro
entorno» Por la falta de infraestructura adecuada para el disfrute del espacio público del
río, tuve que saltar vallas de hormigón por el corte de las aceras en la unión con los puentes, saltos de reja en varias oportunidades cuando no había salidas, arrancar alguna hoja de árbol para reconocimiento de especie.
En función de las conclusiones arrojadas, a partir del reconocimiento de datos psicogeográficos obtenidos de las cartografías, y datos ambientales y existenciales vivenciados subjetivamente en el territorio, son éstas las razones para arribar a una última consideración como conclusión final, tomada de la Teoría de la Deriva como «existencia de placas psicogeográficas giratorias» donde Guy Debord propone medir, la distancia que separa efectivamente dos lugares en una ciudad. Por eso me pregunto, como aquellos primeros portulanos pero en este sg. XXI con la necesidad de [re]pensar y reflexionar sobre las condiciones ambientales sobre lo urbano, ¿CUÁL ES LA VERDADERA LONGITUD DEL RÍO GUADALMEDINA DEFINIDA POR LA TRASHUMANCIA DEL CAMINANTE EN SU ESPACIO PÚBLICO AFECTADO POR CONDICIONES AMBIENTALES ESPECÍFICAS?
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Figura 4.1 Cartografía síntesis. Fuente: Elaboración propia (2018).
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ANEXOS Anexo A
Figura 0.1 Cartografía Puente del Jardín Botánico – Puente La Palmilla. Fuente: Elaboración propia (2018).
101 atmósferas itinerantes
Anexo B
Figura 3.29 Cartografía Puente La Palmilla – Av. de Luis Buñuel. Fuente: Elaboración propia (2018).
102 atmósferas itinerantes
Anexo C
Figura 3.30 Cartografía Av. de Luis Buñuel – Puente de la Aurora. Fuente: Elaboración propia (2018).
103 atmósferas itinerantes
Anexo D
Figura 3.31 Cartografía Puente de la Aurora – Paseo Antonio Machado. Fuente: Elaboración propia (2018).
104 atmósferas itinerantes
Anexo E
Figura 3.32 Cartografía Paseo Antonio Machado – Puerto. Fuente: Elaboración propia (2018).
105 atmósferas itinerantes
Anexo F
Figura 3.33 Cartografía Puerto – Paseo Antonio Machado. Fuente: Elaboración propia (2018).
106 atmósferas itinerantes
Anexo G
Figura 3.34 Cartografía Paseo Antonio Machado – Puente de la Aurora. Fuente: Elaboración propia (2018).
107 atmósferas itinerantes
Anexo H
Figura 3.35 Cartografía Puente de la Aurora – Av. de Luis Buñuel. Fuente: Elaboración propia (2018).
108 atmósferas itinerantes
Anexo I
Figura 3.36 Cartografía Av. de Luis Buñuel – Puente La Palmilla. Fuente: Elaboración propia (2018).
109 atmósferas itinerantes
Anexo J
Figura 3.37 Cartografía Puente La Palmilla – Puente del Jardín Botánico. Fuente: Elaboración propia (2018).
110 atmósferas itinerantes
Anexo K
Figura 3.38 Cartografía Puente del Jardín Botánico – Embalse del Limonero. Fuente: Elaboración propia (2018).
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