Gerardo Hidalgo: mĂşsico y escritor nacido en Villa Mercedes. Obtuvo premios de literatura por su labor como cuentista. Actualmente escribe poemas, cuentos, canciones y dos novelas. Participa en concursos bajo el seudĂłnimo de Gerhardo Van Junker. Tesorero del Grupo Literario Arcadia. E-mail: gerardo_avj@hotmail.com
Para Juan Bloques de barro inscriben tu verde infancia. Esculpiste odas con pluma filosa, elocuente ideal. Dicen que tu voz nació del oro en un valle entre las sierras, fechada edad de las raíces… ¿Tu infancia habrá sido más brillante que la luz del crepúsculo en el agua reflejada? Dogmas prejuiciosos caen como cometas en lluvia de fuego. El silencio de puertas cerradas invade tu cátedra. Se enmudecen las lenguas. Dormidas mentes te observan. El viñedo florece en tus labios y del vino de la palabra nueva beben tus pupilos… Fanáticas sombras te acusan de impío y de demonio. Un huracán arrasa el norte entre batallas, aliado a la ignorancia, y un líder se levanta para combatir: Lafinur.
Ausencia Era temprano el sol de tus días y el ocaso te alcanzó rendido, y ni el cielo ni las nubes ni las piedras ni los pájaros volverán a oír tu voz, y el mundo será menos bello. Obertura Traspuesto el patio desaparece fugaz en el zaguán la sombra, hipnotiza en el piano, penetra con su luz las almas. Melodías brotan del silencio, la sala se enmudece, el eco de la música se expande en pinceladas del paisaje soñando con los ríos y los árboles. Lafinur ha vencido la lejanía del tiempo.
Jinete del perpetuo exilio Jamás creyó oír una melodía muerta. Anidó su alma en tiempo desconocido y profesó en el destierro. Llama del porvenir oculto ilumina con su cátedra filosófica, y la espada se rompe. Boca inmortal espera en silencio el nacimiento de una estrella, estrella concebida por su sangre. Trágico destino montó su caballo. Jinete del perpetuo exilio recorre el paraíso, eterno navegante del mundo.
Late un adiós El mundo lo reduce a melodías fugaces de un viaje, presagio el eco de miradas indiferentes. Late el adiós en su pecho, oye el grito en el prado, cabalga río de piedras; la vida precipita su éxodo, el ojo furioso se cierra, el cuerpo lo abandona e inscribe su porvenir contemplando al viento en silencio.
Alma errante Mis ojos comenzarĂĄn el largo viaje hacia el polvo, mi boca concluirĂĄ su danza prodigiosa. Se aproximan los pasos secos de la muerte. La vida es un reloj de arena: cada instante eterno desaparece. ÂżMi alma errante al fin encontrarĂĄ asilo? Recuerdo cada palabra del soneto A una rosa; como esa rosa el alma se marchita y apaga.
Dejaste Dejaste huérfanas a las mentes jóvenes que ansiaban tu sabiduría, el verde de las colinas, el azul del atlántico, la nostalgia de la patria. Dejaste la persecución, la cuestión ignorante, el fanatismo que te acusaba de pérfido. Dejaste tu pasado en busca del futuro, y te encontró el presente. Dejaste tu memoria venciendo a la muerte.
Un sueño Ni el tiempo ni el fanatismo pudieron extinguir la llama del héroe, boca de fuego. ¿Acaso se pueden atrapar las palabras como las melodías dentro de una copa de cristal? ¿Se pueden profesar ideas si la libertad es ciega? ¿Acaso débil el cuerpo se vuelve polvo, y la mente sigue forjando poemas? Lafinur es un sueño, destino presente su leyenda.
Libro Esta mano lloró palabras y una filosa lengua fue su escudo. Recorrí caminos intrincados de la mente. Cabalgué sobre la tierra y dejé fragmentos del alma sepultados en el río. ¿Qué memoria recordará mis obras si oscuro y joven el soplo de la muerte apaga el día? ¿Qué filosofía perdura si el alma y la carne se separan? Este libro de mi vida acaba. Lo inesperado estuvo a cada vuelta de página.
Verde Infancia Perdura el muro y sus bloques inscriben ideas perdurables, Boca de Oro en la memoria del viento desandando el exilio.