Hace algunos años Te escribí acerca de tu parashá Lej Lejá…
Y te deseaba que escuches la voz de tu alma Que siempre te dice cuál es el camino. Así comenzó Abraham con nuestra travesía…
Y así lo estás haciendo vos. Lej, estás comenzando a caminar hacia tu promesa. Lejá, estás yendo hacia vos mismo
Hay que tener valor y convicci贸n para marchar hacia el horizonte. Pero s贸lo all铆 es posible que el cielo y la tierra se encuentren.
Así como le sucedió a Abraham, vos tampoco estás solo…
Te vas con tus raĂces, con tus aprendizajes, con el amor de tantos y tantos, con los ecos de las risas, con la emociĂłn de tus mayores, con cada imagen recorrida que hace que vos, hoy, seas quien sos‌
Te vas nutrido de afecto, fuerte en valores, sólido en tus pensamientos‌
Por eso Abraham se llamó ivrí- el que cruzó, porque se animó a ir más allá de las comodidades y los presupuestos…
Así mi querido Eitán, hoy realmente asumís tu nombre; “ivrí”, el que no le teme a la otra orilla, cuando el objetivo es el deseado.
Seguir茅 con mi coraz贸n cada uno de tus pasos.
Siento orgullo y emoción. Y felicidad por verte realizar un sueño que es el de tantos… Hoy sos vos el que toma la punta…
Y va a construir una vida de compromiso en la tierra de la promesa.
En la Torá escuchamos a Adonai diciéndole a Abraham: “Y serán bendecidas en ti todas las familias de la tierra”. En vos, querido Eitán, nuestra familia siente la mayor de las bendiciones.
Que Dios te proteja, te cuide, te guíe.
Te adoro. Esperame allá Tu tía, Silvi