2 minute read

Introducción

Next Article
Reproducción

Reproducción

Silvia C. Martínez-Gómez

El ocelote ha sido un símbolo muy importante en muchas tribus indígenas. Hace parte de la fauna colombiana y juega un papel relevante en el ecosistema natural, como regulador poblacional de otras especies. Sin embargo, por los cambios en la sociedad, se ha perdido la relación ancestral entre fauna y población humana. La expansión de la agricultura y la ganadería genera una invasión en el territorio natural de estos felinos, a menudo causando conflictos con las personas, quienes a veces terminan buscando formas de eliminarlos para proteger a sus animales domésticos. Tristemente, a menudo los felinos silvestres son vistos de manera negativa y como una amenaza, lo cual ha causado la reducción de sus poblaciones. Por eso, es importante cambiar la percepción que se tiene de ellos y protegerlos.

Advertisement

Actualmente existen diferentes proyectos de conservación para trabajar con las comunidades rurales y recordar la importancia del cuidado de los felinos silvestres en el país. Con esto, poco a poco se ha logrado que algunas comunidades ejerzan un mejor manejo de los recursos para conservar a los felinos en áreas ganaderas y agrícolas.

El objetivo de esta cartilla es que, al explorarla, aprendas sobre temas nuevos, que profundices un poco en lo que ya conoces y, ojalá, te inspires para cuidar más la fauna que te rodea. Verás que los ocelotes son animales increíbles y que merecen recuperar la importancia que una vez tuvieron en nuestra sociedad.

Para algunos grupos indígenas, especialmente en la región Caribe, los felinos han representado la grandeza y la comunicación entre la tierra y el inframundo. Tribus como los koguis, los wiwas, los arhuacos, los kankuamos y los tayronas tienen representaciones de felinos dentro en sus expresiones artísticas y culturales, convirtiéndolos en seres importantes a nivel regional.

Durante la Colonia, los felinos silvestres fueron nombrados por historiadores como los “amos” de los bosques, pero las concepciones han cambiado y hoy los felinos se han visto obligados a esconderse de los seres humanos.

La piel de ocelote fue de las más apetecidas en la época de las “tigrilladas”, que abastecieron los mercados de pieles en Norteamérica y Europa entre 1960 y 1980. Aún en la actualidad, el ocelote es víctima de la cacería y el tráfico ilegal. Afortunadamente, existen distintas organizaciones, como la Fundación Panthera y la Fundación Bioethos, que hoy en día trabajan por la protección de esta especie y muchas otras.

This article is from: