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¡UN CHUTE DE ENERGÍA, POR FAVOR!
Aunque algunos profesionales de la medicina sigan mostrándose reacios a los programas detox, la demanda de atención sanitaria preventiva nunca ha sido tan fuerte. GG ha visitado el prestigioso Mayrlife Health Resort Altaussee, en Austria, y ha puesto a prueba su programa más solicitado. Un experimento personal...

En uno de los rincones más bellos de Austria surge el Mayrlife Health Resort Altaussee, con 64 habitaciones, incluidas cuatro suites


Desde 2015, el Mayrlife Altaussee es reconocido por su excelencia en medicina preventiva. Arriba a la derecha, una habitación.

Aire fresco de montaña: ¡qué delicia! Es un poco tarde para cenar, así que me dirijo rápidamente a la planta baja, donde el restaurante ya está medio vacío. La mayoría de los huéspedes toma su última comida del día a partir de las 17.30 horas. Tras un cordial saludo, una empleada me sirve un cuenco con caldo de verduras caliente que debo tomar con una cucharita. Para aprender a masticar bien, puedo elegir entre un panecillo de espelta o de trigo sarraceno como acompañamiento. ¡Bienvenido a la cura F. X. Mayr! Dicho de otro modo: no comer casi nada por la noche, masticar cada bocado al menos 40 veces y tomar alimentos superligeros para aliviar el trabajo del intestino. Porque nuestro intestino, ese inmenso centro de control, se considera nuestro segundo cerebro; también es el mayor órgano interno, crucial para el funcionamiento del sistema inmunitario y el metabolismo: si está sano, el resto del organismo también lo está. Cuando estamos enfermos, la causa a menudo se encuentra en el intestino. En Mayrlife, cada huésped recibe una atención personalizada, independientemente del programa de salud que elija... Después de tomar el caldo —sorprendentemente rico— a cucharaditas, me aconsejan que me vaya a la cama lo antes posible.
El Mayrlife Altaussee sigue su propio ritmo. El estricto horario es de obligado cumplimiento con el fin de reunir las condiciones óptimas para la digestión, algo crucial para el éxito de la cura. Así pues, en los próximos días me levanto a las seis. Acostarme pronto es uno de los mayores retos, teniendo en cuenta los dos objetivos que me he marcado para esta cura: recuperar una buena higiene del sueño y cargar las pilas. Y es que después de una infección por COVID, seguida de una gripe, mi sistema inmunitario está bastante debilitado. Cuando a la mañana siguiente, a las siete en punto, se lo comento a mi médica, esta no tarda en elegir la cura perfecta para mí: «Además de la clásica pérdida de peso, nuestro progra- ma post-COVID es actualmente una de las curas más solicitadas», dice la radiante doctora Iris Maislinger. Es una mujer de figura atlética. Todavía es de noche cuando me tomo la dosis diaria obligatoria de sulfato de magnesio disuelto en agua tibia. Como tengo experiencia en este tipo de tratamientos (no es mi primera cura Mayr), afortunadamente no necesito tomar las fuertes sales de Epsom. Mis tripas parecen sintonizar con la cura más rápido que yo y empiezan a rumorear obedientemente en cuanto pongo un pie en el resort. «Eso no es nada raro —dice la doctora entre risas—. Nuestro intestino, al igual que nuestro cerebro, tiene una especie de memoria. ¡Es una muy buena señal!».


Otro elemento de mi rutina matutina será una sesión de oil pulling antes de cepillarme los dientes. Consiste en enjuagar la cavidad bucal con una cucharadita de aceite para fortalecer las encías y expulsar las toxinas acumuladas durante la noche en la boca. Gracias a los resultados positivos del análisis de mi metabolismo —que muestra un consumo óptimo de calorías— el objetivo en mi caso no es la pérdida de peso, sino la regeneración vital; al contrario que numerosos clientes de Mayrlife, por ejemplo la actriz Rebel Wilson: ella perdió mucho peso aquí y desde entonces ha vuelto cada año para un nuevo tratamiento. Habitualmente hago deporte y la doctora me aconseja algo de descanso: «Tómeselo con calma los próximos días. Abríguese y relájese». Tendré que beber muchas infusiones de hierbas —la oferta del salón de té es impresionante— y dar largos paseos. Por otra parte, me desaconseja con firmeza el uso de la criosauna, donde el cuerpo se expone a temperaturas de 110 grados centígrados negativos, un tratamiento con efecto antiinflamatorio. La doctora continúa: «La sauna de infrarrojos es más adecuada para usted. Intente ir más despacio y disfrute de sus horas de sueño antes de la medianoche».
En consecuencia, mi plan de tratamiento resulta bastante relajante: mi primera cita consiste en un total de tres inyecciones de vitamina
B12 en el bajo vientre, destinadas a reconstruir mi sistema nervioso. Durante unos 40 minutos, me administran aire con distintos niveles de oxígeno a través de una máscara. El objetivo es cargar de energía las mitocondrias, las centrales eléctricas en miniatura de nuestras células. Convencida de que tendría que correr durante este entrenamiento de «altura», me presento con ropa deportiva, lo que hace reír a la asistente médica: «No es necesario —me dice, cubriéndome con una manta de lana—. Esto es un entrenamiento pasivo, ¡túmbese!». De hecho, ya después de la primera sesión me siento como si hubiera recibido un chute de nueva energía.
Durante el almuerzo conozco a mis encantadoras compañeras de mesa. Una señora inglesa, que quiere adelgazar y que sufre de inflamación en las articulaciones, y una mujer de Brasil que espera calmar aquí la irritación crónica de su piel. Cada una de nosotras admira los platos completamente diferentes (y, de hecho, deliciosos) que sirven a las demás. Nos sorprendemos: en Mayrlife, los huéspedes reciben una dieta realmente adaptada a sus necesidades individuales. Por la tarde hago una pausa, antes de dirigirme a un baño curativo de manteca de cabra, otro método para expulsar toxinas a través de la piel, y quedo con otra huésped para hacer una caminata alrededor del lago de Altaussee. Este magnífico paseo de unos 10 000 pasos se convierte desde el primer momento en parte de nuestra rutina diaria (para los que no lo sepan: algunas escenas de la película Spectre 007, de James Bond, se rodaron a orillas de este lago).
Poco antes de mi partida, organizo con mi compañera de mesa un chapuzón en el lago, ¡algo imprescindible! La temperatura del agua es de solo cuatro grados centígrados, pero después estamos orgullosas y felices. Tras siete días de estancia, duermo mucho mejor y me siento completamente regenerada. Descansada y llena de alegría vital, regreso a mi casa.
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Con elegancia acerada entre el cielo y el mar, la espectacular Villa Maeterlinck fue diseñada por el galardonado arquitecto Jean Nouvel. La obra maestra con vistas panorámicas se alza discreta en los acantilados entre Niza y Mónaco.

Llamativo en el salón: Los perfiles alineados de acero inoxidable del techo, equipados con rieles de luz.
El interior impresiona con materiales nobles en tonos oscuros, que contrastan con la soleada zona exterior.




Nouvel inició su carrera arquitectónica en la década de 1970 con la fundación de su estudio en París. El Institut du Monde Arabe, que terminó en París en 1987 tras varios años de construcción, dio a Nouvel fama internacional por primera vez. Especialmente en los países del Golfo, realizó edificios extraordinarios con presupuestos enormes. En 2008 recibió el galardón más importante en su campo, el Premio Pritzker. El jurado destacó su «perseverancia, imaginación, exuberancia y, sobre todo, un insaciable afán de experimentación creativa». Creatividad e inventiva pueden significar muchas cosas en la obra de Nouvel. El Museo Nacional de Catar remite a una flor del desierto; la fachada del mencionado Instituto del Mundo Árabe de París luce celosías que se obturan siguiendo el guion de la luz del sol. Para el edificio residencial de 34 plantas One Central Park de Sídney, Nouvel apostó por jardines verticales sujetos con cables de acero y plantas trepadoras que verdean sus frontales.
Elementos de proyectos anteriores como estos se observan también en Villa Maeterlinck, emplazada con acierto en la exclusiva zona residencial de Mont Boron, en la afamada Niza. Situada a unos 15 minutos del aeropuerto de Niza y a unos 20 de Mónaco, la villa está perfectamente integrada en el paisaje verde y rocoso de los acantilados de la Costa Azul. La espectacular construcción de acero inoxidable y cristal creada por Jean Nouvel en 2015 es vecina de otro prestigioso edificio de la zona: el Palais Maeterlinck. El escritor belga y homó - nimo conde Maurice Maeterlinck lo adquirió en su momento; hoy en día, la histórica y distintiva construcción aloja lujosas unidades residenciales.
Villa Maeterlinck, construida por Nouvel, se oculta con discreta sobriedad en el entorno natural; es difícil llegar a imaginar la obra maestra que se esconde tras la verja de entrada. El acceso a la finca se realiza por la azotea que ocupa la planta superior, completamente verde. Una suerte de funicular y una escalera conducen a las dos plantas residenciales, en las que se distribuyen cuatro suites, cuatro cuartos de baño y la zona de estar, en un total de 550 metros cuadrados de espacio habitable. La pieza central y más destacada de la villa es el salón de 40 metros de largo. Al fondo de la imponente estancia, cuatro puertas se abren a un patio con plantas que crecen desde sus frondosas paredes. Los enormes ventanales se abren casi con sólo mirarlos y conectan la estancia de manera fluida con el exterior.
El espacio residencial limita al sur con una cubierta de teca de igual tamaño que prolonga la sensación de infinitud hacia el Mediterráneo y el horizonte. La soleada terraza, con un porche parcial y a la sombra de la estructura de acero, así como la piscina de 18 metros están orientadas al sudoeste, con vistas panorámicas hacia la inmensidad azul. El sol acompaña aquí hasta el momento del aperitivo, a primera hora de la tarde. Los muebles minimalistas de exterior de Paola Lenti ponen el acento cromático con un tono enérgico.
Todas las estancias, la cocina, las suites y los cuartos de baño lucen los mejores materiales, seleccionados para firmar cada ambiente. La construcción de acero inoxidable, especialmente llamativa en forma de lamas con rieles de luz en el techo, caracteriza los interiores donde la frialdad acerada se atenúa con los tonos cálidos y maderas oscuras de los revestimientos y los accesorios de calidad superior. Jean Nouvel diseñó los cuartos de baño en Corian, y las griferías son de Dornbracht.
El terreno de 8.600 metros cuadrados se extiende sobre escalones de piedra para acceder directamente al mar. Siguiendo el concepto del arquitecto francés Gilles Clément, el experto paisajista François Navarro consiguió realizar en el acantilado del inmueble «un jardín entre el cielo y el mar», donde el verde mediterráneo contrasta en armonía con el paisaje del tejado, la madera tropical y los grises de hormigón, metal y acero.