Y 22
UNA ARQUITECTURA PARA UN NUEVO MUNDO
Europa bajo conmocion La historia de la arquitectura moderna ha venido a significar dos cosas bastante diferenrer. Si pensamos qu. el terrnino umodernor cubre uñ período de tiempo que se extiende harti la actualiáad, la historia de la arquitectura móderna es un recuento de los principales a:ontecimientos, ideas y pe.rotr"s que han configurado el ambiente duranre este período. Peio',.mod..uoio d.b. .*p...tJt también algo más "rq.ii,..to'nico esjecífico: una actitud hacia el ambiente arquitectónico, un estilo contemporáneo de diseño col*iderado algo unico y apropiado pára nuesrra epoca. Como ral. desarrollo su propia y excluriva hiioria. Hát tr-ót del movimienro modetno refiriéndonos a una {itr., for-"lisra, funcional y moral de la arquitectura de los últimos cien años, y nos remont¿mo\ harta el ,iglo i.v.rlt prt, ,rttttt.ir de ejemplos,y nombres qu: 11 prefiguran. Para csra vcrsión de la historia de la arqultectura moderna. mucho de lo que na ocurrido desde 1800 es irrelevante, reaccionario, o perverso. Puesto que en este libro nos hemos resistido a árgumentos en favor de cualquier filosofía arq'uitectónica y hemos intentado contar unJ historia de miras más amplias, coincidimoi con la prirnera de estas inrerpretaciones. Pero. bien optemos por convertirnos en cronlsras panorámicos o bien en apolo-gistas de un idioma <modernor, existe un acuerdo g.n.r"l^ell el sentido de que algo fundamental ocurrió en el transcurso del ,iglo xvrñ que empujo a la arquirectura olcidenral a peider sus amarras y qu.e la lanzó a ia deriua liacia un iururo incierro. Se produjo una violentr reacción contra las formas dei Barroco y del Rococó, así como utr" r.iirt.trcia a la autoridad de Vitrubio y los cánones claricos. ranto arrtiguos como recientes. Bajo iodo ello subyacía una seria búsqueda de las verdades fuidamentales, de una univérsalidad más abarcante que la de G.eiia y Roma. La Edad de Oro, que supuestamente había dispersado la oscuridad de épocas anteriores en los tiempos de la Atenas de Pericles, floreció bajo la égira de Ro-" v saltó por encima de 1á ruda Edad Media para encontrar una nueva vida en las eitar llegando al final. Nuestra herencapiralés de la'Europa del Renacimiento, parecía ^que todo .to. É1 intervalo medieval pudo no .i.i .., rnás profunár, -"no, delimitada haber sido .itr ye.tno, y antes de Grecia había ya sabiduría y belleza que merecen ser saboreadas. La verdad debe ser extraída y destilada de frutas más silvestres. lJna nueva época, una nueva visión, estaba luchando por imponerse.
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952
Tercera parte:
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Visión
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22
LJna arauitecturd Dara un nueuo
mundo 953
Visión preliminar ¿Cuáles son los primeros signos de esta nueva apreciación esencial? ¿Dónde gmpea buscarla? ¿Qué hay enla escena arquitectóñica que apunte a esta revolución, y
""-lor qué causas más profundas pudieron precipitarla? ' El historiadór de la aróuitecrura que'descubre
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cambios mediante el análisis de la forma visual puede señalar'.i.rt"r disldcaciones de los preceptos del diseño renacentista y barroco, y .tto ocurre en Inglarerra antes que en ningún-orro lugar. Despues, hacia mediados del siglo xvut. en Iralia y Francia se establecio una.posición reórica en favor de una arquiteciura risurosa y funcional, mienrras que en todis partes se redescubría el pasado de'una forma ñ-r¿r .uíd"d, y tolerante. R midida que ,uina el siglo, aParecen v se muldplican eiemplos concretos de estas acritudes. tanto construcciones como proy..ror. y etr .lior hay la suficiente claridad de propósitos como para apoyar la bosiulación-de un nuevo estilo: el Neoclasicismo.'--Ái-;i;;; tieñ;,-losTii-toiiádóiél qü. h"ñ estudiado las maneras en que las fuerzas economicas'y recnoiógica, afectan^a la producción arquitec¡ónica y a sus formas, señalan enláticamente a li Revolución Industrial, una importante reestructuracién del árden social y cultural de Europa que tiene su íacimiento,'de nuevo, en Inglaterra. Nos referimo, ,l p"ro. en el sigló xülll. de una economía ag.raría y. artesana a otra dominada por la máquina. dei riabajo casero al que se desarrolla en el molino y.en la f,ibrica. Es'te oaso nó es tanto un aconteclmlento nuevo cuanto una aceieración y difustón de tendencias anteriores. Los factores tecnológicos que_ hay tras ello son el trabajo mecaitizado ,la fueva inanimada_y más concretamente el vapor, y una abund"nri" de materias primas a bajo coste. E1'ejemplo clásico de esto último es el carbon, que sustituvó de foima masivJ a 1as mermidas existencias de madera y que consiguió iutrir oor ií -irtlto a una sustanciosa industria de hierro. UJ resultado directo de este movimiento que afectó a nuestro tema de estudio es el creciente uso del metal en la arquitectura, y-la innovación estructural que eilo hizo posible. La producción industrializada de hieiro tendrá aplicaciones temPranas esp:cj1iulrr.r.,r p,r.nr., y en vias de ferrocarril. Pero el hierro fundido.Ij:fl,td. tambien emersió.oltro un material de cubierta resistente al fuego, y ya en 1780, las columnas J. hñ.ro fundido estaban reemplazando a los'postes- de madera como soPortes de cubiertas en los molinos de algodón de Inglaterra. Los ladrillos y la m-adera combnzaron a producirse industriaimeire. Ei crisra-i. en lugar del papel engrasado, comenzó,a ucilizarse cada vez con más frecuencia para las ventanas. Los moltnos grandes y.de vários pisos, que aparecieron en el siglo pitecedente en Inglaterr" y,.+ el norte de Italia. pero ellos, junto con.la.remodelación de antiguos .."n -,r| er.áror en número,esáblecieron "in é1 desafío de la naciente arquitectura inmáquinas, edificios para'albergar dustrial. Pero lo que es quizá más importante, las fábricas, e1 abrupto aumento de la producción. el sisreLa indiusrrial en gene.al. jugarorr rapida c imprecisamente con los *quemas establecidos de relaciones"humana-s. Útr" tati de rnordlidad más baja -resultante de una alimentación, una higiene y u11 cuidado médico mejores_-.aumentó constCerablemente la población de Europa. Los campesinos que abandonaban el agro en gran nu1¡.ro pob'irron la, grandes'ciudaCc' (Fig.22.1). Este proletariado Je'rrraigado y íiviendo bajo un consiante ternor al desempieo- introdujo un
-pobre,'-altratado
7 914
Tercera parte:
en
busca de
su ídentidacl
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22
(Jna arquitectura pard un nueuo
mundo 955
,. lri.rori afectados. Los privilegios monásticos
fueron restringidos; las tierras y otras propiedades monásticas fu..on álienadas. Este fue el origen dá un acrivo -..c"do de iierias ranro urbanas como rusticas. De hecho. la agiración social. el capitalismo, y los nuevos métodos de construcción que debilitaron la noción de 1o permanente v dieron lugar a la obsolescencia de los eáificiot más comunes, contribüyeron a préparar el teñeno sobre el cual un edificio podía establecer un valor económico indepéndiente. y de este modo convirtieron a la tierra en un producto 1íquido y iregociablé. Pero también debemos hacer un recuento de otros cambios menos materiales. La moralidad, paralelamente al desafio de 1a religión organizada, se estaba convirtiendo en algo relaiivo. Ya a finales del siglo xvli, fiiósofos como John Locke habían emp-ezado-a definir las acciones humanas en términos de la búsqueda del placer y del esquivamiento del dolor. Se estaba redescubriendo la naturaleza en su estado de crudeza-y desnudez. El temor que ahora inspiraba era uno de los motivos principales de un ,roérro concepto estético, io sublime, que aho.a se consideraba como ún susiituto de lo bello. Lo sublime proporcionaba una justifiáción para las emociones más fuertes, más irracionales, .rp..ñl-.trte el terror /la melancolii. oDel temor nace el placer>, escribía el arquitecto Giovanni Battista Piranesi, haciéndose eco de un sentimiento muy extendidó a mediados del sielo. Aquí de nuevo, es innegable el iiderazgo de Ingiaterra. Fueron zus figuras.literarias, Alexander Pope (1688-1744) y Joseph Addison. (1672-1.719).,1as que hablaron por primera vez de una apariencia llatural en la arquitectura de jardines. protestando iotrrru los diseños reglamentados de Lc Nó¡re. El jaiditt anglaís rornpió la tiranía d-e lot ejes resueltos, de los"senderos geométricos, de loí setos reórtados y los árb_oles afeitados. La curiosi.lad acrctca de nuestras pasiones, de la psicologia humana, alimentó un ripo de comentarios que disgusraron a'las educadas ..iterrr dél buen gusto. El ejemplo rrias f"-oro es la Diicr¡s ión" filosófica sobre el origen de nuestras ideas"de lo sublíme y lo bello, de Edmund Burke, púbL.ido en Londres-en 1757. Burke elogiaba el mistério que surge del peligro, la oicuridad y la soledad. la ruidosa vasredad de las cararatas, la furi¿ de"las to.^-eñtar violentas. Enire el temor sublime y la belleza elegante del siglo se interpuso una tercera dimensión estética, lo pintoresco, para expresar las formas libres e lrregulares, las texturas ásperas, los ritmos indefinidos, la ruina evocadora o el ::_-,
lvacl0nes
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-.-. Francia, ':;da de los - .os monjes
molino pec,tlitt (Fig. 22.2). Finalmente, nllestro concepto de historia y nuestro lugar en ella cambió profundamente. La visión episódica de la Edad de Oro se convirtió en algo insostenible a medida que la invesiigación científica revelaba una antigüedad más distante y extensa, y el reiato biblico de los acontecimientos humanos no se tuvo ya más por sacrosanto. <¡Qué viejo es el mundo!>, exclamó Didero¡ para sorpresa del pintor Hubert Robert. Los comérciantes y los misioneros iesuitas habían descubierto China a finaies del siglo xvt, ull" .rrltr,r." venerabie que óontinuaba prosperando después de muchos milenós. Su antigua filosofía .r" .oit.-plada ahora coino .rtra fuente de inspiración. E1 oropio mundo c1ásico fue sometido a un escrutinio más riquroso. Los etruscos fueron 'e"h',t-"dor. Los hallazgos arqueológicos fueron p.ocla-aáos superiores a 1as fuentes literarias. Las visitas 1ó, erc.tr"rios élásicos, la médiciótr y presentación sistemática de " excavación ampliaron el espectro visual de esta respetada antilos monumentos, y la güedad y refrenaron el dominio de Vitrubio y sus intérpretes, honrados desde antiguo. i"..,1tú." griega fue individualtzada y -eáida contri la romana, v en cada uná de
956
Tercera parte:
En
busca de su identidad
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%ffi Rousham llouse (Oxlbrdshire , lrrrlaterra), 1738,
"*.?1.?,, el V¿lle de Venus.
Willi¿n Kcnri
vista dc Ia época, mostrando los jarclincs
COn
ellas se encontró una gran variedad de idiomas, cambios a traves del ciempo, giros pronunciados y lapsos. También la excelencia, como la moralidad, era relativa. " Estos so,n algunos.de ios . leqras, pues, que hacen del siglo xvIII un punto de inflexion crucial para la historia de ia arquiteciura, ilsl como pára rantas ot'ras cosas. Es el final de la Europa tradicionai, aquella grandiosa ncoleccién de sociedades compuestas por prrncipes. aristocratas. campesirtos y ciudades mtncomunadasu. Era un riempo de
interrogantes, fértil pero tambÉn confuso v lleno de irnpulsos conrradictorios.'Ñada libró de este desafio; ninguna institución o dogma se ionsideró inmune a la disección. La estampa, las academias eruditas y la fraternidad de francmasones dieron una circuiación intérnacional a toda investisación. El oio corteia tanto al orden como al desorden. La mente intenta. comprendei y aceptar, p.ro t"hbién fustiga con rabiosa intolerancia a la fe v a1 privilegio iradicional. Eiprogieso es una creenciJfundamental, pero está ligada r .r,r" retrospectiva de Lr i"rado ingenuo y arcaico. El g"ti; "^ñor"nz-a abraza.tanto la sirnplicidad como la viriedad, los nobles peníamienios y el deleiíe. Ei individuo es enr¿lzado. \'po'tenormenfe es neu¡ralizado er.t sistemas comunitarios o sumergido en el orguilo'cólectivo. La virtud y el bien común son alabados como el más. noble,de los propósitos humanos; ,eI paíronazqo privado es deprecado por su egoísmo. I 1o" así, una buena parte de la experimentacién arquitectónica tiené lugar mediante la financiación de influyet t.s patroios individuales. Llas formas revolucioíarias son construidas para vie-jos regímenes reaccionarios. La arquitectura del siglo, en se
¡
Fig.22.3 G:::
22
(Jna arquitectLtra para utt nttet,o
mttndo 957
cuanto conJunto, no tiene una coherencia estilística ni una fisonomía r-isual consistente. La comodidad de una sintaxis formal de tres siglos de antigüedad se había perdido para siempre.
El
liderazgo de Inglaterra
En el nivel formal, más básico, no es sorprendente que los sistemas renacentista y barroco fueran esquivados con mayor facilidad en Ingláterra. La tradición clásica no era allí tan antigu;, ni se había desarrollado tan metédicamente como en el caso de Italia o Francia.\o había ruinas romanas destacables por aquellos lugares, y el episodio medieval había sido muy largo y peculiar. Este úitimo era el estilo nacional desde mucho tiempo atrás, tanto' como pudiera recordar cualquiera. en aquel momento, llamado genóricamente <gótico>. En e1 siglo xvII, se decía que el pueblo inglés era un pueblo ogóticoo y que sus leyes y gobierno eran de origen <rgótico>. Los invasores Ló,i.o, qü. r. hrbtrn arentadó et-ti"ltlt. se creía..t"n utt.-pu.bló libre, gobernado por iever heóh"s por el pueblo: y aquéllos parecían unos antepasados adecuados para una njción q,r. hábi" htÉhado dura-ente .ótrt." los excesos dei poder absoluto. Eite sentido de uña historia ftuera de la corrienre principal romana reirasó la aceptación general de las cosas clásicas. Hasra principios defsiglo'xvtt. como hemos descubierto ya. no.se introdujo el lenguaje clásicó, 1o que tuvo lugar a través de IñigoJones, que lo entendió
Fig.22.3
Greenwich (Londres, Inglaterra), La Casa de la Reina, 1616-1635' Iñigo Jonesl vl\tf,
L1eI
llenta
958
Tercera parte:
En busta de su id¿t¡r:i.:i
inteligentemente como un sistema inregraJo de drseño. Incluso entonces siquió constiNo tenemo' rrl¿s que lnirar ai cubo blancó de la Casa de la Reina en Greenwich (1616-1635) i-recordar que es casi conremporánea del san tuye ndo un raro^gusto cortesano.
carlo de Borromini, io c¿sro \- rimido que es .r .l"ri.ir-o d; iñi;" B?{" :o-p:e,üe. Jones (Figs. 2?.3, 27.5b). .Para^Inglate.rra. esr¿ era una ap^ariencra sorprenclenremen"te nuev¿ prismáticas .oá brlr,rr,.adas completimente extrahas en medio de -las{ormas aquellos edificios de media-madera o de l¿clrillo etqúinado, de los te-jado, ventanas con travesaños y parteluces. tablas ¡alladás y rnénsulas dé la arquitectura "p.rnt"dor, isabelina v iacobea. -ch'stopher 'w'ren, el lenguaje a:" clásico se hizo público y llegó a ser más compltcado. tenía un carácter más ecléctico y coñtempo.átr.of qoe romaba -Ahora libremente elementos prestados de Ir¿lia y Francia, p.ro .o"ñt;;;;¿ i;
;;;; é;;.";i.h,
reqlas a medida que se lue desarroliando. H.-pton cdurt, .l H;qp;;i J; ia caredral de San pablo, todas ellas obras de wren, dieron" r"ji"r..r" l',ryi::p"-"sto gusto por la escala majestuosa del barroco continental, y constituyeron un ,iclamo
'.1 ;o;i;¡; s;; 1.'ii9 para ia atención iniernac.ional (Figs. 2r.37,22.4).'ia ^agni(ír" P-rlo culmina el drama.visual y estiuctural que habrJ..;.;;-.;;..r1!1"*u ¿. Brunelleschi en Fiorencia y qge habían dese'ntra¡ado lo, gr"rJ., ;;;;;;il; ;; \figuei Angel y los arquitectos^barrocos en Roma y París. l-"i .olu-""iir J.i-rr.*lü ;e Green$-tch son el paralelo.a las columnatas de bernini para laplazade pá.o, i, :rvergadura del pillcro de.Hampton Courr .o-p".r'. dg; ;.1;;.;;;iSan Lil'j.-ii tle Luis XIV y de Versalles. pero todo ello e, b'"rt"rrt. i.rrorr"l, d".-"riJo, firrle v de concepción clara, salpicado de sorpresas anticlás]cas, es más la ", '-:¡ arquitec:ii; ie L1n clentitlco que la de un artisra encerrado en teorías de beileza codifiiada. Ltrs herederos del estilo nacionai de la Inglaterra de la post-restauración fueron \rchol¿s Harvksmoor (r,66r - 17 36) y,John Vail.,rugh (1 664:fi 26j. a. Ji.";;;il* :.r:e!eirr¿n.1a cumbre de un cierio'6"rro.o ingléí pe.o lo que más atrae nuestra ¡¡¡ircic-rn es la severidad, la cruda fuerza,la unión"aditiva de lo, irrr.o, y lo, ,r"rror, t"r, iit¡renres de los ritnros concatenados y flotantes y del dinamirmo espacial d. l" tt"ii" rri,roCr (Figs 22.5,21.5b). Nos sorpíende el tríarniento individual de las parres. el i:llf,sls en 1as tortnas geométricas elementales interrelacionadas pesadamente, incluro trrSCf,nente. E1 rechazo de una plasticidad.graduada en los exreriires, y t"i"ai"ia""ilz¿cion Je los elementos, particuiarmente dá las sólidas columnas .e.londas, o".4. .rtl. er.'rfo :enrido nris cercana a Francia (Fig.21.24a), pero no asi la dislnr".i, J. ":r rcnrione.. )a cornposición de bloques áe gr.ndes Ápinas ,jorrrl.r,l, 1.rrrr*.iJ" l-'.,:.. .i¡ :'.,).luc- plarro. que r ueces re prolong, a hs lropias .o'lu-nrr. y el medievalismo li 'u'lllr'1i\ Jlll)cll¿i¿s de Vrnbrugh se revela no fanto eu los detalles revividos, sino .l^f-i:"¿sir-o .les¿rrollo que ."-pr.¡" io clásico hasra el borde de l" ro-lrrtl.á ,Fi*' = 22.6) To.lo elltt era Inuy raro en su momento, pero resrrltó extrañame.rt. profé:ictr re.P¡c¡.'t ¿ itrs Jetrontinados arquitecros revoiucionarios de Francia, especialine¡te Li.ro.r\. -1rr.'iri.icr..r \u Jparición al final del siglo (Fig.22.25). L¿ Reir, -\r¿ .ruriu,'ri 1711.y l. guerra deiuceiioí acabó cuando un príncipe de :¿ Ca:a de Henrroicr art'cndio rl róno"como Gcorge L Ello.o"Ju¡á rl ;;ri,d;1itb.; (whig) al poder: e5tos t'r¿'hombres de Ia Ilustraci8n que..n.onrrrrr. co' los conserr ¿,tores (Tories). .def cndían lr .uprenrlcl¡ del Parlarn.nro y del Bill 0f Ríg¿¡s. Esre :[lc\o r.Llanre de ]iberrad rr¿cionai v Je xenofobi¿ funcionó.n.onrr, ¿É i" I."a¡r"
Fig. 22.+ r,::-::., ¡u¡lrn¡n¡¡,: R::. \l -
Lllllil!)nil--
¡nc¡or: r'isr¿
:i':-: :rl
J'.
\^':i --
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r c¡::r::rz:: : rzquic'rCa. --. :--. ::: \\'¡1.'t
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22 -,. consti-
:. la Casa ,, clel San je Iñigo
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,--:emente :redio de
: rntados,
::itectura = ser mas tomaba -. propias
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de
-.::rentos de :.i hospital :.,n Pedro; . ,rdeza del :,¿siado: es . -^, ,1 ¡^^ : dIYur(LL-:rficada. .
-,¡n fueron : que ellos
.::-ie nuestra
Fig. 22.4 Crcetnvrch, el Real f losprtai Naval, (acrualmente la Real Escuela Naval), 1696-1716, Str¡ 'Wren, tcrmina.lo por Nrcholas Christopher .Hil-kt-
,rool
oiirt" aérea en ciirección sur. La Casa dc
l¡ Reina
:-,ie, incluso
Gis.. 22.3\, está al final del eje iongitudinal Este emoi.i"-i.ttto era el de un palacio real abantlonaclo cpc irabia sido diseñado para el re,v Carlos II por Johrr 'Webb comenzado en 1664; en primer térnlino, a la y izquierda, el bloque este clel patlo pertenece f, L'ste prl-
.:rdividuali-
,,ri. prngr"tt". El bloque
: \-l11OS,
t?11
ie la Italia
,j
partes, el
ruede estar
oestc fue añadido a principios
del siglo Xvtll.
-'.,nancia cle - :usticación
..
.Jievalismo :r-idos, sino
romántico rP ñr^fÁ''-n"'r^'^' :¡cialmente
--
-
príncipe de
,:tido liberal
r
los conserR.iqlrts. Este -.r erandiosa
Blenherm Palacc (Oxfordshire), 17056, Sir John Vanbrugh v Ni,:holas Han'ksmoori torre del patio de la cocina. El palacro fue construido para el Duquc cle Marlborough.
Fig. 22.5 t 71
(Jna artlttirtttttt(i ?dra ttn nuevo
tnundo 959
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Jugar. las construcc:..::.. \¡enlan¿s. eia.. .t -. conocidos de .-.:- . A trar-és de -..¡,
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Scaton l)elavai (Norrh'mberraird, I'graterra), 1720-172g,SirJohn Va'bruqh.
de 'Wren
y
sus discípulos, centrada en la corre. Este fue
ei rrasfondo de urr
;:ü:'T."f.Hi'.0":':*:iHt:,i.,:trimHii,l",n:.":"ffi:"i3i,i:m;:i: ton:guj.j'gl que Ia arquite*ura regresara a ros íiempo, d.l;C i;r;r"; i;i'rili"l"' aparecra,en. Londres ,
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la"prunera enrrega u,-,, ,Etr ]715 de |os Cttarr¡ Lil:ro, dc.Arquircrrur¿ de palradio. Er"mism. 'vírlut'itts
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Brírdnttícus de Ctlen c"-pf,,.fl a a"i a e.no..i al público, mediante soberbros grabados, editigios de inigo "olvía Jones...En er prefacio, i"-plr.ír
..;;;; lls italiano. oespüeste p"iúi. rotundamente ei barroco .ri ir"Ui" p.raiaf r"sr""J,*" manera i' el gusro. erquisiro de la construcción>, á; iü"^j;;r. ;" retoma culmina lo que el maesrro r-le vicenza lrabra " ."..p.iár, loáe"-¿". H;ñ#h t;;; ' del Neo-Palladiamsmé. .t *o"i-i;d;,q". d."""1;; i;-i;;ú;.r.a.
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LnlswlcK. se con\'lrtlcr(rrl i:t \ irrirla. Je exposición del nuevo éstilo. Allr. Bu'riingron se rodqó de artisras h....nl.res .1e lerras, incluvendo ór*pu.tt d;;;;;; u diseñador de paisajes 'wiliiam Kenr (ca. úsi-tlis1. n"rn-"fi[";;"';'rib.r;i:il;ri " "l
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georgiana y que dara form¿ a \u ¿rtluifectura. ianto prio'ada- corno pública, ,lo.ínt. casl cuarenta anos. t:J) este movimie¡to.de sorprendenfe exiro. La habiiidad
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Fig.22.7 L
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páeina tlc su nlauual arquitecronic" Batn Langlev, (Puertas f'oscatras l{usticaclasr;
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962
Tercera parte:
Fíg.22.8a
En
busca de su identidad
Lorrclrcs, l)laza dc Bcdib¡cl cn J3loonrsbury, rrazada hacia 1775; vista cicl lacio cste con su
culninado en liontón.
trano centr:rl
ción, especialmente albañiles y carpinteros. El material empleado era el ladrillo; el solar eri nornlalmente estrechb. La casa se asentaba en la párte frontal de su oaréela alargr.la. con u_r) patio o jardin en la parte posterior: para la^clien¡ela más adineiada se añadía L1n¿l cocheia y urestablo. Cada plairta tenía dos habitaciones, una detrás de la otra, con un pasillo í' urta escalera a un iado. La disposición vertical de la viviend, .ra tan típica dc Lonclres como 1o era la extensión horiiontal de ios hótels de París con sus 6pparrcÍt1(ttts. Desdc 1a calie, unos escalones conducían a la puerta principal que tenia un ln¿rco pal)adiano err nr¿Jere. gcrreralmente pintado de blánco. Li planra baja esraba rratada conro unJ c.pecie Je pod"io. haciendosi más hirrcapie en los'pisos suieriores. Estos.podran ert¿r ¿i¡iculadoipor pilastras y,columnas adosadas o bien d.rpl.g"r.r,, clasicismo en los ilrarcos de las vel1ánas y en la cornisa superior, y por supueito.-etr las proporciones. Las cornisas con aleros de inadera fueron piohibidás'po. un estaturo de 1,707 , por lo que se generaliz¿rron los tejados en parapéto. Por loi mismos años, las
L.' I -1'-
22
Fig. 22.8 Farnham (Surrey, Inglaterra); detalle
(Jna arquitectLtrí1 Para ttn nrtet'o
mundo 963
de
una casa georglana.
marco retranqueado, de invenventanas de bisagra dejaron paso a las de guillotina con ción holandesa. un terrateniente noble' El procedimiento establecido para estos desarrollos era, para
di"i;i.';;;;;ói;J,i;;b;;;;;;";celas qq de alrededoi
¿.
y arrendarlas, un.
'.'.'r, irl,1:o:'-1.:'-*: su proPl¿ años. a perroñas que desearan construlr casas en ellos a
.;;;;ii;;J"
po" d::"::::::'^:::ff:"]i:ffi,H:,T::1t;,?il: ".tividacl ,"r"rrr*ii"rio. A1 final del arrendamiento, las casas revertían al pl. . vrnculadas , a un¿ n.t.."ot destacar que 1a mayoría de las .fincas de Londres estaban vendidas legalmente' á,,'illrlá .."" "¿-i"rsrradas por una soctedad,.y no podíanyse¡ á.r"t.átío luciativo daba a la ciudJd pulcros El sistema d. "r..,r¿"-i.;;;;:;;i;r,r ;;;d";i;' ,r,'ifo.-"r'Jo,'"ri;;;i;;";a1'.ip"t, una serie ie calles, instalaciónes de tiendas y mercados, y en ocaslones una lglesra' .rrib"tt fuera de los confines de Ia apretadl 91,: Las iincas ..rid.r.illr ;;;;;;;; reservada a la' of Lo,ndo, medieval. en el áspacioso West End. Esta zona pasó a estar manos de Io' en civ qeimlneció produ.riu.,. mientras qu: q :i;*'';;.il;;;; elegantes báriios los de hombres d. r-,.go.,ol'É1;;.;ro-",.r.riuó 1:::flit:.1 :' 1.1-:ilr^Tt-1. .*oJo de la cit! de los comerciantes con aspiraciones. mienrrat q.". ":.-' los t-tg.tttl:: de las clares tra'bajadoras. cada vez más seg-regadas' y. de llt']tt".soclal entre los ponri' - ' ' rrabajo. se .dererio?aban permanentemente. La separacton opuie:::'-"bien situados, entre .i'n.t.l.o urbano en decad'encia y los suburbios L'-' :-'::---'-- ¿ frente recurso ningún hubiera de que r."ir"r.r .",rilriiá ." ún h..ho nes legales como delimitadoras de zonas'
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FACULTAD
964
Tercera parte:
En
busca de su identidad
Los edificios públicos y las mansiones campestres del n-uevo estilo eran, por supuespero siempre se comporta6an con esa fría reserya y rcnaz orrodoxia --=*9ue caracterizaba a todo el movimiento del Neo-Palladianismo.l É.ro ,ro debemos pensar que lo que esraba llevándose a cabo era una simple Lranscripción de Palladio. La
to'gÉq€44+s,
propia confianza de.Iñigo Jone-s en los modelos italianoit=_á-I[Ió*xvr habia sido bastante ecléctica, y ello Je manifestaba en la obra de los arquit..to, "qo. ahora revivían a Jones¡unto con Palladio. La nueva Villa de Burlington eri Chiswicl, por ejemplo, se tija sólo superficialmente en el modeio de la Villa Rotonda de Pallaáio. L" pl"rr,r, d$fuesta en torno a un octógono central, muest¡a distribuciones de habitacionés muy diterentes en sus dos frentes. y las fachadas son asimismo distinras (Fíg.22.9,Ig.33i. Incluso las ventanas palladianás J.ff..tr,. delj"ráin,.;; r;r arcos exteriores abarcantes, domestican las cáracterísticas del motiv,o 'ieneciano¡ El tambor octogonal con sus ventanas termales yuxtapone un elemento fuertemente éxrovertido .o.r'i" masa cúbica df debajo. Internameñte, la inspiración parula decoración de las habitaciones procede de Tonés. no de Palladio. Pero más incomprensible-es_el hecho d. q.telghiswick, y todas las demás villas neo-paliadianas, fueran concebidas para estar .n p"iqu.r de diseño informql¡ A prime-
Fig.22.9
Ciriswick House (Middlesex, Inglaterra), comenzada et 1725, Lord tsurlingron (Richard Boyle); vista de la fachada principal. Burlington se inspiró en la Villa Roronda de palladio (fig. f9.33).
Depto. oe
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ra vista, esto parece
pulcra, de una forrr
que reco Jenemgs. Gemocratlco, Protesl Darroco era Propag¿ Dan a los arlstocTaa corolario,
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sen-idr
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ty ra natura por los qur
como decía un poe nataraleza en liberu con (vestir a su señ
pais4¡t, pues, son dc bertad.
Los orígenes del
republicani y en Ct apoyaba en la poesi Cicerón, Plinio r-ol
Fig.22.10 ,[ar,iinr. .:; C: ierecho.
FACIJLTAD IIT
Arlilf tTreTurry_é Depro. de üLlü. y ¡srSi!OTECN2
(Jna arquitectura para ttn nttevo
muttdo 965
ra vista. esto parece paradójico (.Fig.22.10). ¿Cóm.o.puede.ser que una arquitectura ran pulcra, de una fbrmalidad tan doctrinaria, se concilie con jardines libres v pintorescos? t.tr.mo, que recordar aquí que el neo-palladianismo óstablece un eüós nacional, democráticó, protestante, contrá la tiranía düal del catolicismo y e1 poder absoluto. Si el barroco .." piop"g"ndístico del primero, los jardines formales de Iós franceses recordaban a los aristócratas liberales ingleses la rimbombancia principesca, la autocracia y su corolario, la servidumbre.
jardines, donde, sus más,bellos parajes reordenados, , Estos parques y por presuntuoso arte oprimida, por los que se lamenta ei genio de los bosques... tr
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l^ tLdLsL4Lvza ñ^frrr^la Ld
como decía un poeta del círculo de Burlington. Inglaterra, un país libre, deja a la nattraleza en libertad casi-. El arte rJ.ont.trá con realzailo que ya háy alli, con <vestir a su señora-o y revelar sus encantos>. La arquitectura clásica y el jardín de paisaje, pues, son dos vehículos complementarios mediante los cuales se expresa la libertacl.
Los orígenes del jardín inglés, según el comentario de la época, estaban en Ia Roma republicana y en China. Por supuesto, la primera opción era un capricho literario. Se apoyaba en ia poesía pastoral laiina y en jas descrifciones de las villas campestres de ii.étótr, Plinió y offós. La deuda con China parece más extraña. Era producto tanto
_;.r,!'
Fíg.22.10 derecho.
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Jardines dc Chiswick House, 1736,
Williarn Kent; planta. Chiswick House
está situacla cr¡
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¡gif*1¡{;;#;¡;T11:."güii[*i.lii$u*".;¿]..rHi.#:,Hl;:fü producida'.de i.T,lT',3i;?T".,1",,J1:,:1_,":
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i$*ü:::ffi jT'[if;f por la esrudiada irregularir*i;'};,iLT:[ft dad de jardines .hi.*.;;'ii,l,j;i.".]]P'l:::r'::,i-or H']:fü1.*:';l*j'*H Lam.áañ;|"]ii"*:: jilx*i*'J*l?;,.f'#*ii:[,T![Á;I:::T::" Jos
:t!li::*'ffi ff ,!q:,:"üT:'#,,..il:xil*j*e*itri,J,:,,* fT..,:TJ* .,r"*, í,".;;.;" .Elo,r",, J. ;i;";;;;,es de pagodas, irj:,1'#fli:ginradas'¿. aieros
*:rgiü;ffi furor nacrcndo
11inx:.-::,k*,"ür:1.,!üfi ;i#ha:nriili",",.:1,",#Í
ill.'i* t##I 3i?í;illj"r-.::l',';.s.xtn: *iir ü;;,; ;; ;::f::; ii;,n::':j:*' ,'"?ü:;,i::;i;::r,ri*xf,t".É3#?HTi*ilt:?ii;trf; r1*.{:"ffi'*'3 en los palacios europeos
tr;i.V'i v preciosam.",.-i.1.;"dos encajab'a;;;; v madéra, ."r,d",, p"'.r.,
r.,iodo,.t't*"ir..r."r¿.-"r.¡"r.r;;;:fH'.*?;:::il*:ffi'r?J[fr:ffi,:it j," " * pintada 1r ig. ii'.i z¡. H".t" _.ij" j.li.,, g,o el poeta
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James
Fig.22.17
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Patricola: sai;.:
Nuestras granjas y esrablecimientos comienzan
recerse a las eleganres pekír. eieganres vilhs villls de pekín;t^q-I...r:. uvurL ¡obre cada Lorrna Ldud. coiina se levanta I un templo coronado en espiral con serpientes Con sernienr". colgadas .^l-..1e^I"^":1-i? ",-Plo ]r".or, .rrr" orla de campanas. ; ;t;il""r, "
Un mundo del que escoger Todo ello era ul
!i:"H"'1i,*J:#,.};,"'Ht-.'ü;:fr ::kT*1""'.#?.'.?#T[:#i ff'T::"1.i.::r'TT{!1,ru**::,xx;ri*xi#¿1ñJ:'*ffi n:JiÍÍffi H,X.,? ."-o imágenes escalonadas.'t" .ri"tr".ia :l::::
incluía famos
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i:iTf.Tli:',T;i:f
ff ?;H##::,""*il;;i".:+"'fi U,l?ff ;:#fi Stowevs,'"'r'.?i",""¿.r""ti*il?#:,'r.,r$i::Tii"'r""Ttlr:3i'JiÍrm:* monumento a la amisad, .oltr_rr",
"rrtie, ''9,';,{:i**í,"#;;1;'"td";iiJ.#l?,'!lii{:ru:?,*(ffi i;Tiü;;
arquitectura;;;."''+Ll,:X"'":'H:L#tHf
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Fig. 22.12 Jar::::, :1763, Sir Willi¿:: f ::-
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22
Urta arquifu:rtura para un nu(1)i nnntdo 967
K=1
Fig.22.ll
Palcrno (Sicilia), pabcllón de Ia Viila l)ella Favorita llamaclo Pi¡zzim Cinese, 1799-1802. Giuscpp.
Patricola; sala de juegos de estilo chino.
Fig. 22.12
Jardines Ken' (Surrey), Pagoda China, 1763. Sir William Ch¿mben
968
Tercera parre:
En busra
de su idenridad
Fig.22.l3 Stourhcad House (Wiltshire, lnglaterra), jarc|nes, rnediados clcl siglo xtrlll, Laucelot (<Capabilin'>) tsron'n. Los jarCincs csfán organizaclos en torno a un lago artificial \, cstán dotrdos de una serie de pabelloncs; cntrc ellos, un panteón y un .olrd{c que apf,recen a lo lejos.
que la arquitectura es un lenguaje expresivo, capaz de evocar contextos llenos de significadós a través de la asofia.iOtr-,'S.g.rtrdo, q^ue las tradiciones constructivas de toáas las épocas y lugares nerecen atención y respetE Ambas actitudes.prestax una historicismo, como se le denomina en base lósici a los revivals arquitectónicos XVIII y la mayor parte del siglo xrx. Adeocasionés- de la segunda mitad del siglo-al más, estas actitudes dieron lugar a una liberación parcial respecto a la necesidad clásica de unos cánones uuiversales de belleza. .f,El poder ¿sociarivo de 1a arquitectura descansa, en esta fase inicial de su formulaciOñ,?ir la habilidad de las ruina^s para conjurar recuerdos edificantes o melancólicos y en la fascinación por 1as culturas áif.t.nt."r de la nuestra, es decir, en nuestra fascinaciorr por las tranri-erencias de tiempo y iuga4 Ya en 1709. cncontramos a Vanbruglt trrtr,tdo de convencer a la ditouésa i. Ñirtlbotough de conservar su ruinosa cara solariega anrigua de Blenheim pórqu. despertaria recuerdor de cosas pasadat y proporcionaría, con su apariencia arcaica, Lur corlstraste con el espléndido palacio que acababa
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22
(Jna arcluitectura para uLt nuct'i
mundo 969
de diseñar para la familia. Las ruinas sacaban a),a\uz <reflexiones más r-ivas 1'placenteras (que lai que poclía sacar 1a historia sin su ayuda) sobre las persona, que las habían habitado, sobre las cosas destacables que se habían neqociado en ellas. o sobre las extraordinarias ocasiones dc su creccion,. El nuevo interés por el paso del tiempo, por la decadencia que connrueve al espíritu, se correspondi con eite sentido de histoiia objetiva que es cáracterístico de la Ilústración. Las óivilizaciones eran mortales, incluso- las m-ás grandes, y sus restos materiales eran útiles para recordarnos este hecho.l[La contempláción de ruinas tenía
un aspecto moral y ofro es¡etico: tnoral, en el sentido de que'nos velnos forzados a p.nr"r que todas,ias.cosas, incluyendo nuestras propias hizai.as, son pasajera:.y, ¿ceptar la vani.lad del esfuerzo humano; estético, poryue las ruinas eran transmlsores idealcs de la hclleza pintoresce.trJesga.tados. ásperos. con texturrs incluierantes y cxtremos meliados: 1o más opueiid al áca[-'a.]o cuitivado de los diseños contemDoráneos. Esfas respucstas trian¿ban de la apreciacitrtr de las ruirras por ellas rnismas. en contraste con el interés de los arquitectos del Renacimiento en las reliquias monumentales de la antigua Roma para derivar de ellas principios universales de práctica arquitectónica. A esta clase pertenecen también 1as cstructuras vernáculas alquería y el granero, las
-lalos arquifectos serios- que construcciones de c1iario más allá de las preocupaciones de comunican espontánea e intemporalmente de una forma parecida. La atracción por las cr-rlturas extrañas era inevitable desde que el mundo se había rbierto a los viajes y colorrizaciones dc los ,iglo' xvtt y xvllt. lcro esta cxposición a culturas cuya ló[ica'operativa era Jiferente de"la de Europa hacía surgir caJa vez más cludas sobre los viejos argumentos de universalidad. Si en el mundo había muchas arquitecturas válidas, sofisticadas y agradables, entolrccs nucstra manera de hacer las cosas no era necesarlamente intachable o mejor. El ambiente arquitectónico también podía ayucJarnos a entender la humanidad, si nos abriérarnos a las convenciones exiranierai v las domináramos mediante la emr-rlación. Aho." se claba un esfuerzo progresiüo por averiguar 1os hábitos de diseño de ias culturas no etlropeas, junto con las tradiciones pasadas fuera de Grecia y Roma. Y 1o que es más importante, se cornprendió que esta información, para ser absolutamente asimilable por arquitectos y decoradorcs, debía ser representada gráficamente. Ahora comenzaba a aparecer material visual en los relatos de viajes por el Oriente Medio y otros lugares, mientras que eruditos como J. B. Villalpanda y Abraham Kircher se esforzaban en hacer caprichosas reconstrucciones de monumentos lesendarios antiguos como el Templo de Jertrsalcn y la Torre .ie Babel (Fig.22.lq. En 1721 se publicó en Viena un libro extraortlinario que exponía una visión de la arquitectura mundial hasta el presente mecli¿nfe grabados. EI autor era el arquitecto austríaco J. B. Fischer Von Erlach (1656-1723) y su libro fue reimpreso rápidamente ,rarias ,rec"es, dos de ellas con r-lna triduccion inelesa. Además de las Siete Malravillas de la Antigüedad, Fischer proporcionaba imágeries dei Partenón, de edificios romanos menos conocidos como el paiacio de Diocleciano en Spalato, y una sección titulada nDe algunos edificios Arabes y Turcos asi como .cer.j de la Arquifecrura Modenia Persa, Siauresa, China y Japonesa>. Fste notable panorama era complementado por las invenciones del propio Fischcr, incluycndo su iglesia de San Carlos de Viena con Llna f¿chada que llevaba alusiones a Santa Sofía, el Templo de Jerusalén y las columnas triunfales de Roma, como las de Trajano y Marco Aurelio (Fig.22.15).
lT 970
Tercera parte:
En
busca de su identidad
i4¡r,,ffittntphal {hinaLo. CIt en t:ti* tc) un. t,p,,a t'r' liti ttw Íet g roii r"tl rítt et. Fig.22.14 Johann Bernhard Fischer von Erlach, <LJn Arco Triunfal Chino>, de su libro titulado Entu,ttr1' einer 'historíschen Arthttektur,(Esbozo para una historia, de la arquitectura), publicado en Viena en 172I. La cartela dice qre podían verse muchos de estos arcos en las qrandes ciudaáes.
Mientras tanto, la arquitectura medieval, excluída del Iibro de Fischer, estaba siendo rehabilitada. Su posición era ciertamente irregular. En términos de teoría clásica, el (gótico> debeía ier tratado como,una desvia"ción de mil años de antisúedad. resPecto del. buen gusto. Pero .las grandes iglesias de la Edad Media en Ing"laterra, Francia y Alemania consriruían un legado vño. querido por ei pueblo; no p;día ser suprimido de. un brochazo. La admiráción por la altura d. .rror edificios, su gracia airosa y su destreza técnica, se hicieron rdayores a partir del sislo xvlr. Wr:gn se permitió hacer adiciones a iglesias medievales en una foroximacióñ del mtÁo estilo, Porque <desviarse de ia Forma vieja sería caer en una*desagradable Mezclar. Y por supuesto, sus famosos campanarioi, y las mansiones de Vanbrugh, se comport"ü"rt como estructuras góticas veitidas de uniforme clásico (Figs. 21.3i 22.6). Durante algún tiempo después, en un estudio relacónado, se tomáron medidas para (corregir> la arquitectLrra gó!ig" según las reglas clásicas. En 1742,Batty Langley y su. hermano sacaron a la luz un libro de grabados para casas campestres y edificioi de jardines llamado, en la segunda edición-de 1,747, Arquitectura'gótíca,'m4orada por reglas y proporciones, en la que se empleaban en la manera góticá los cinco órde'nes
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22
tJna arquitectura para urL nueuo mundo 97 1
Fig.22.15 Viena (Austria), iglesia de San Carlos Borromeo (Karlskirche), 7716-1737, J. ts. Fischer von Erlach; dibujo del arquitecto publicado en st Entwurf einer hístoristhen Architektur.
para diseñar piezas como puertas, venfanas, chimeneas y habitaciones enteras ip¡n.22.16). Mienrras ranro, en Francia, las iglesias góticas fueron enmendadas adeiuá"ndolas , l" ,ru.u, estérica mediante la suprésión dé aquellos elementos -rejerías, altares, cristales coloreados- que previameñte habian oféndido a los protestantes Por
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razones religiosas. Pero a lá itrrrersa, se alzaron algunas voces en favor de las lecciones positivas que podía aprender la arquitectura moderna de las iglesias góticas. El arquitecro Jacques t].r*rin Soufflor (|i13-1780), creía que mediante un esrudio serio de Ia arquitec.tura gótica <estaríamos capacitados p"r" ..t.t tttt-ar el punto medio correcto entre su e.stilo y El ,r,r.rtroo; y esto es'lo que m^ostró en su famosa iglesia parisina de Ste.-Geneviéve, a ia que ,rol,re.e-o, a refeiirnos. En Inglater.a, por ot.a parte, ei gusto público vino,a favórecer un genuino revival qótico. Este comenzó inocentemente con estructuras de iardrn primer|, p.ro luego ganló una aceptación mas seria con la ngotización)) Por parfe áe Hoiacio Waipole de"stra*berry Hili. su casa de campo en Twickenham cerca de
Londres, comeriada alrededor de 1750 (Fig.22.17). El desafío fundamental de toda esta experimentación con los modos exóti.cos e históricos era cuestionar la validez universal áel diseño clásico. La aceptación universal
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972
Tercera parte:
En
busca de su identidad
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ilustraci贸n de su lll:ro Arquitec <El quinto orden de la arquitectura g贸tica>; 1747. ones,
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(Jna arquitectura para tut nttü,0
mundo 973
di'Hor:rcio Walpolc llamada Strawberrv Hill, rorlrlc:rnrpliaclo
cliseños cle
Wiiliam Robinson, Richarcl Bcntlev v otros.
Vi.sta dcl lado sur
de ciertas reglas generales había asegurado una Llnidacl vercladeralnente.sorprendente del oe¡s¿¡rie--pto irquitectónico clurante tres siglos. Hacia mediados del siglo rvttt este conhado .lonriuio icl clr.icirmo dejo de 'er algo incucstiorrado. P¿recia quc ia rradició¡ clásica clebía consiclcrarsc, en ei mejor de lós casos, como la ntejor de una seriede fuentes permisiblcs para la arqLlitectura contemporánea. Debía ser chocante ver declar¿cioues'pulrlicr.. cÁ-o l, de'Pierre de Vign¡, de 1752. dicicndo que (lr prod.ucciórl de ¡oda, i.r,'rcin,'c., r de rodo, lot siglo' dél.'en rer adoptadas. llev¿d¿t a ll perfccción v liberadas de la tiraáía de la moda ántiguao. Pero la iutoridad de la culrura grecoiont"n, no itra a ser sacuclid¿l tan facilnlente' rr
-t l\c0( I]1
1
'
14_(/cl-t¡ll0
Incluso antes de qut: sc ejercieran presiones col.ltra e1los desde el exterior, los clasicistas habían tenid'o disputas familiaies acerca de sus objetivos. En el siglo_xvu se desató uu acaloraclo delrate en Ellropa entre los Antiguos y los Modernos. Galilec, Francis llacon ,v L)escartes, tres fundadores de la ciencia ntoderna, habían estal¡leciclo el conocimientá analírico y experi.rnlental como sustitLlto para la fe ciega en los clásicos. En arquitecura, la batilla s'e clio entre aquó1los que deFendían inquebrant¿llrlenen-
974
Tercera parte;
En
busca de su idtttridat!
del precede'te antl.jg:1o, v aquellos orros que crefencrían el derecho a variar v eninendar lo qué Vitrubio ii;#;;.*"ü;::'"-o"ráneos I .Jiñ.i.,
::Trt:TX1m¿€stras
J;
l
El mái claro
i*
portavoz-de los Moderno.s era charres perrauit,
arquite-o que diienó el frente o.i."f"t ¿.f
Perrault hizó una distinción Ú;;";;. la positiva v ia arbitrar* L; masas etecivas. de la simetrá, de la
ei hermano del á.r,ri"rr" de ra fe clásica,
i;;."sl;
;i;"in."tí". ri"trl'arJ,ip"s de beileza, escribía,
¡;T;r; ;."d.;;;;b1 4.1^.-oüX"d. _",..i"res ricos, de ras srandi";id"J;;;f;il Era obvia para todos.,.y en cierto r.",i¿,-i"iñ;,bñ. La beileza'r.bir."ri"tTlt:"ll" cuesrión de gusro, d. -oá", ;;bi;;;;'. b,"t.Jr#ii'li'i;,l,ll,l:i i?':Ha":i; varaba segírn las y tambi'én ;";;i'p""* o., tlempo. Esta era parcela específica del ijrT!:::-locales ra arquirecro.
Allora, para- Pcrraulr, la base dcl buen qu\fn sco,,í. .;^-.t^ ^r r ¡.r :i i,:it"¿:":',T':: ma'ifiesto la atracción d...";;;;iá"lr'"iru"i.r;;;;;i";i'"r."igo porque ¿sie'disrrurab;
;;;,.,'y;:;"fT!xJ'"-#""Jti'.
ra iclea áei arqr_rr_ j;ili::,1:'l:i:t::.::] a h ;r;;;;;l;;.,*;fi:t'jf,:fili[:r'.:r"""j:; belleza positiva. r"r r"glrr-d;i,;i*": es decir, de la superficie, valores absolutos' sino q.-ue.rt"bl..*r de meramente los valoies rejativos 'o dependían dilo que era ::??EFü?ff mr"*:T:lr:r j#r51*HJixixl'ir;;;;;il;;J;.:,.
tecto como experto,del esrilo. El arquirecto se convirrio en el rnientos ornamentares de, varios tipos
..f.;;:,;J'"',i.l'Jr*"
parte del sigl0xvrrr
]" ér:
mas i'comoclaba a 10s clasicisras
ü;;ü;;.;;;#-"ii::;ri',i.-.'...:'=,i?:ffi:i:.T..'.*.??*i:;,:;l:.::;i; tragilidad y su ornamenm frivolo y ,trao
y
,uirr..á^".-.;;"iiao -.i"¿"¿
sibarita, i'dulsenre Palladianismo, "ito era er ñec,_ probablemente deban ranro al g.rrtoffiteantes-y ras ."rr",rág"r.ias de sus jardines dÉr rococó a ra rejana cliina. En Francia' la reacció' tomó un íarjz diferente- Hacia ,rredi"Jo, del sigro se dio una *,"": :,1_..T1. y y,.il""e. Ahora se sosrenía
egocé'rrica. En Inglaterra,
ia
r""q:.,i::^.lp"ll
contraofe"ri";
"L
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"";".;;;;;iá";:iii;;'s"i
j**;,'¡*':L1..,*
:ff #",'1":T,*'oi??,f. jX(.J::"f,{ltro,b,;*..',iTi Médici' Er rocc,có.," r''" j;';i";;;í;fi-áia..r.l;;;.rr,i..Jilino de la arquitectura njado por Le vau, Áh.*¡iú;ü;"';;;,o..oer y recuperar ra dignidad v la susrancia de esra hazañacurminanre -ry::,^"lZF;;;;#: icil* áJ, i-ig.rr.s de Fig. 2r.21). En la práctica. ni ra decoración, pesada y rica, d,e ra Ápe 'i ra nlonumenralidad crandeurTuc recobr¿.r, r.."-gr;';;;"'cre lo.que se consrruyó en ra década
,üi+til:;::'i,i:,,.?,*::*;:tTJlTfi te Petit Trianon en versarles t"
de
o r"
*iujü.,?f
i,H-¿a:ili..,#l
ái." ,ri", iu prirtirr" masa cúüica con bordes iimpñs v pronunciados, sr¡s banda:j.^r,l'^::l.i. que la enfaticen, salvo una elegante ;i;".p"." _olJ.,r"it-si"n cripulas ni frontones pioy...iór, a. r", .."¡r"r'..rrt."r., en nonocromárico de la.f¿chad¿ ei plano zi.ra,¡. No ., _,rio;ürJ;", .'.Fig. ^;;'dr;;;i:r"' tt verá con una rápida ¿. i, n.irr" rorttrriia"alñg.'zz.z¡.
.comparación con ra óasa
mismo sentido
die serena
::Tocomparte el rn, pero
:- j_.-.-+ ?f' j'--
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Fig. 22.18 Vcrsallcs (Francia), ei Petit Trianon,
co-
menzado en 1.162, Ange-Jacques Gabriel; detalle exterior.
clel
Crecia contra Roma
Pero ni siquiera tanta reserva satisfacía a una ruidosa vanguardia de puriranismo arquitectónico. Había un movilnienro dispuesto a denegar el uso ornamental de los órdenes, el juego enérgico de las p-iiastras y las columnai añadidas, peciestales y pedimentos ornamenralet que el abad Cordemoy llamaba pevorativámente (arquirec-lg rura en relieve,r-. Las columnas eran miembros'funcionaies.n un principio. y eso es lo que deberían volver a ser. Era la arquitectura romana la que ha6ía converlido los órdénes en decoración no estructural. pó. 1o que se debía retróceder en el tiempo para recobrar su verdadera finalidad. E1lo quería decir volver a Grecia. cuvas inveirciónes había absorbido y perfeccionado RomJ. Y aún más atrás, en el origeni..ttor monumentos, habia que reconocer a las estructuras de madera de las qñe los templos eran transcripciones petrificadas; y por último, había que sacar a IaIuila cabaña primitiva con Ia que decía Vitrubio que había tenido su inicio la arquitectura. Volvei a trazar este desarrollo ayudaría al mundo moderno a despojarse dé toda eiaboración que no fuese esencial, y a lograr de nuevo una arquitectuia-honesta. Los_que abogaban por esta visión radical fueron llamados Rigoristas. Los nombres más influyentes fueron el veneciano Carlo Lodoli (I690-176i) y el Abad Laugier (1731-1769), un ex-jesuita, cuyo Ensayo sobre Arquitectura, publicado en París en 1.753,_tuvo una amplia repercusión tanto en Francia como en oiros países. La posición de Lodoli era la mái extrema. Sy convenc.rón principal era que la arquitecrura áebía ser !;,.: r"
976
Tercerd parte:
En
bttsra de su id¿n¡tdad
considerada una ciencia. y no como una provincia de la imaginación.artística goberna-
da por reglas de belleza. Lodoli rechazába las proporciones fijas de los órdenes. El diseno no era dependiente de modelos ideales, sino de: 7) función, entendiendo por tal la forma en que áebía comoortarse la estructura de utr edificio de acuerdo con el uso de ese edificio, y 2) ,rprrtrntition, nla expresion indivrdual y total que resulta de la forma en que se dispone el material de acuerdo con las reglas geométricas-aritméticas-ópticas para conseguir la finalidad a 1a que se destinaba>. El ornamento podría añadirse una ,re" qr.te se"hubieran logrado los ñquerimientos funcionales, pero para Lodoli e1 ornamento no era un revestlmiento c"pii.hoso ligado a 1o anterioi. Habia de basarse en las leyes científicas que gobernaban los materiales de la construcción. madera y piedra, y por tanro. debia ionverrir5e cn una parfe integral del edificio. Laugier no descartaba los órdenes, pero insistía en que se comportaran como miembros funcionales, no como decoración añadida. La construcción y la decoración de los edificios debían coincidir; las columnas, los entablamentos y los pedimentos deberían hacer el trabajo real de sostener ei edificio, más que aparentar hacerlo meramente. Sin saber mucho de los auténticos edificios griegos, Laugier defendra una vuelra a la arquitecrura gricga cn la quc una simple lógica esrructural lial'ía dic¡ado la forma. La contribución romana había sido no tanto una mejora, sino una decepcionante elaboración de ios principios de estática. Laugier condenaba ei uso de pilastras, de vanos arclueados y piláres, y consideraba abusos rntolerables a los pedime_ntos rotos, las coiumnas^ espiralés^y h proyeccion y recesión de entablamentoi, y toda la gama .de formas de la arquitectura barroca. Las colurnnas exentas y que soportan peso, y los entablamentos rectos sobre ellas eran la esencia de la buena arqultectura. El disdnguir la práctica griega, para su alabanza, destruía 1a_ sagrada unidad del idioma cl¿sió q.r" ré suponíi enóerribatr los órdenes. Se desarrollaron facciones proGrecia y pro-Roma que luchaban entre sí con imágenes y palabras. Las expediciones se dispusierón a estudiir y clasificar los restos griegos por primera vez. Se atribuye la prrrnacía en este terreno al equipo de James Stuart y Nichola-s Revett. Durante casi tres .ñor, .,ltr. enero de l751-f ieptic-lrre de L753, se enfrentaron a las plagas, las inquietudes políticas y otros azares que resultaron de la invasión turca y. visitaron escenarios andguos como Corinto, Delfos v Delos. Pero pasaron grax parte. del tiempo midiendo v di6ujando los restos de la Atenas clásica, esperando redescubrir mediante tan riguroso trabájo de campo el ideai perdido de las proporciones_ griegas (f ig. 1. 13b). El prrmer volurnen de sus billos grabados, titulacio Áutiqucdadts dc Atenas, apareció e.n 1l 62.Wientras tanto, otros estatran dando a conocer la árquitectura colonial griega de Paestum en la Italia central (Fíg.22.19). Estos templos, robustos y erosionados, alentaron la rendencia dei prirnitivilmo, el deseo de vblver al .pasado rudimentario.para comenzar Llna nueva éooca histórica no corrompida. Volvió a verse favorecido el orden dórico. Por su parre. la escuela contraria estaba rcuniendo evidencias para demostrar la vitalidad, 1a inr.'enrir-a r, 1a audaz variedad de ia tradición rotnana. Los mouumentos de las provincias disranres fueron profusamente introclucidos cn libros como Las ruinas dt 'Woocl. dc fZS¡, o Las ruinds del paldcio del embajador Diocleciano Palmira, de John de Spaldto ei Dalmdtid, de Robert Adam, de 1.764. Micntras tanto, el descubrimiento de Éerculano en 1738 r-e1 cle Pompeya en1748 abrían un emocionante capítulo de 1as
excavaciones modernas.
22
(Jno arrluitrrtüra p(tra ttn nuet'o mundo
977
'.'
Paestum (Italia), templo de uN-eptunoo grabado de G. P M Dunront, 1769'
Fíg. 22.19 (Hera II)t
eficaz del bando romano fue el arquitecto y grab.ador las Piranesi (lZO-tllS). Ardi'entemente orgulloso del pasado de su pals y maestro de hacn Roma en asentó se venéciano reconstrucciones irnáginativas, este apasionado tz+0 r.se errfrenró a io, rigorirras. a lás pro-griegos y a todo\ los demas que se habían ia utrido'¿1 coro de los contiarios al virruosismo. al rigor inventivo' a Ia nq^uez.a de una defendio y acePró P.irancsi an_tigua. como recienre arquirecrure rom¿lta. ranro oe ¡eoría de la epoca Por la cual los romallo\ e\taban en deuda con las tormas natlvas los consideraba.a él arquitectónicos, En rerminos 1os griegos. corl los etruscos Á,i, qü.
La fieura más vistosa
y
y erruscos cotno lnrennediario:"enlre la arqtritectura dé -ampostería d.e Egipto a la de chlmeneas serre una eran Piranesi de populares fantasías más las de una Roma. v visiounas estaba su serie de ,Cárceles (<Carceri>), -á".i.'.gipcia. En el oiro extremo columnes amenazantes y srniestras de interiores flotantes en los que no había órdenes ni fljos, arquitectónicos tipo para articular el espacio,. ni clídax ¿. "i"g.iti y ""ri"r teatro, en el se,fijaban li-rt.t descritSs o impliéitot. Estas oscuras invenciones que 9:1 levadilas ruinas subterráneas que Piranesi conocía tan bietr, esában ilenas de puentes ,or, f".1.,r.r. pasadizor'sobre arcos y todo tipo de me.canismos y. maquinarias.,para crear un mundo desestabilizado que es 1o más oPuesto al orden clástco,-correspondlenáor. .on la definición de Burke áe aquellas teriibles sensaciones de peligro que caracterizaban a lo sublime (Fiq.22.20a). .i g.o.ro d. lJi ñ"r d. .,.í aguafuertes de Piranesi está dedicado a la visualila"ciudad de Roma, sus monumentos y sus estructuras.utilitarias, su,grandeza la de
""--l.[
zaciónde su decadencia (Fig.21.6a).
y
En contrastes ricos y oscuros de sombra \' luz,
nace
978
Tercera parte:
En
busca de su identidad
g:.
i€''
Fig.22.2ttb
cr.1-: Fig' 22'20a Giovan'i liattista Piranesi, interior (Cárrtlcs). ct. 1744 (reeditaclo ca. 1761).
de una prisión
ir'agi'aria,
.
cle su scric cle aguafucrtes llanlacla c¿r¡¿r1
Rom¿. aparecer escenas de inquietante gigantismo
y
desolación. Se recrea en las proezas de
inge'ierta que sgl] los icueductos, carreteraí y estructuras clensamente amontonadas. tmPlea vlstas obllcuas y una atmósfera brumosa barrida por el viento para sugerir prrror¿lnes err.los que todas las consfruccion.r. rniigum y modelnas.,;.?;lnmenrsos ben a los tlestrozo: del tiempo. Capta Ia escala, el senrimiellto y la'iluminación de urra
arqulrectur¿ ronlJlla abovedada cuya complejidad multicameral es mucho más dramática en un estado ruinoso_ de Io que podiía"serlo en la realidad. Lo r.eltri"b" ;áá, fragnentos c1e edificios, objeros, i'nscripciones, cisternas, bóvedas d.-;;3;:';""i-."_)' I *,ili. .le esre vasro cono¿imiento ensambró composicion., d. i" pr"ñ il:15r.' lnvenclon. eclccrrca, ) rnuy eruditas. R_?-. no,h.¿br, per.lido nada_de su poder de atracción. Ar contrario, en er si, glo xvlll se habia colrverrido en obligatorio puerto de llamada para escrirores. diletta¡tes. anricuario, r'arri:tas c.on a.:piracionesl'era una cámara d'e destilació,, d. nuaum y.t?,, i:t1t Í. expo\rcron del ¡¿lenro europeo. La educación de un caballero ingles no se consrderaba- colnplera sin el Crand Toir que culminaba err Roma. A la Acídemia francesa de.t uorso venían, para una estancia de tres años, los ganadores del premio de
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22
[Jna arquitectura para
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n7¡21'¡t
lnundl
979
io
Fig.22.20b
(/i.rra-, dl C,ror..rnni llatti:r¿ l)ir.rn.'si. <El Acuctlucto clc Nerónr, tic su scrie V¿dutc di Rorra
c¡.1750.
Iloma, cl nrás alto galarclón de la Academia cle_ Ar_quitectura de París-. Estos Jóvenes DL'nsi\\tutdir(.i cralr rrraidos por el fervienie circulo dé Piranesi. cuyo flller Jc grabado '.'sr.rba al otrtr lado Jc la crlie. o l,ien Por el círculo deJohannJoachim Wirrckelmann' ci orincio¿l dc[elrsor .le lr strprerlracir griega' 'D.rJ. l¡ rsccnsior del Pipa Clcrtle"ntc"XIV (1769-1774).la aficiórr p.or las,antilos etledades era Lrna política oficial. La estatuaria clásica se exhibía en el Palacio de en la construidas Vaticano y del nuevas Üo¡,r"r,r"dqr., d.1'C"pitolio en habitaciones de Museo el definiendo estaba Se llelvedere. J¿..d" d, \llO cletrái del Cbrtile del Arte corno tipo constructivo y como institución dc educación pública. Las colecciones prirrades Je I'e villa ,,1e1 Cardénal Albani habían sido instaladai de ntanera similar por io,rr.jo cle W'inckelnann. Distinguidos extranjeros visitaban .estos tem_plos de arte e iban y venían por el1tre las ruinasf acompañadol por.vivaces cicerones. Los pintores y grabadores componían atentamente lo rnás memorable de las rurnas en vlstas lmaglnañ", q.r. se lle,r"iían consigo 1os visitantes a sus casas de Londres, Munich y Burdeos. La
cosecha arr1uitectónira
pltualismo del ¿Qué debemos rnostrar, en términos arquitectóni.o:l l:-::t:,nuevo del clasicismo dispersos monumentos los deseml¡ocaron europeo? Densamlenro ¡Córno
980
Tercera parte:
En
busca de su identidad
en nuevas formacionesl ¿Qu¿ tenían_ en común Piranesi y Laugier, los revivals y la originalidad, el hisroricismo y el modernismo? Una cosa es cierta. El neoclasicismo no es un estilo concreto, bien definido como el !l_ Sótico,o .rococó. Podemos reconocer el producto, pero los tipos son legión. Mirando los edificios y los.proyectos de constru^cciones má: distintivo's de la segünda mitad del-siglo, podemos détectar varios requisitos, aisiados o en combinaciónlPara emPezar. hay una insistencia en un mayor rigor en Ia evocación de modelos anriquos, y por tanto una amplia variedad de cljsicisrnos especificos. La obra de Roberr Ádrpodria .abarcar por si sola el orden jónico griego. ral como aparece en el gótico oriental de Csterley Park. rechos a ]a manera-de ñ palmir, ,o-rnr. habitacioná oue
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Fig.22.21b
Fig'22.21a
Osterlev Park House (Middlesex), comenzada en 7761, Robert Adarl; pórtico este. Isra cra una remodelación de una casa isabelina del siglo x\¡t. El pórtico se inspira en el Erecreion d. Átenas (Frg.2.27).
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22
Una arquitectilra
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Fig.22.2lb
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981
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C)stc'rler'l)ark Housc; nicho clc la chinenea or el h¡Il dc enrrad¡
recobran el diseño de los Baños de Caracalla en Roma, así como detalles speltos de la de Adriano, dl Palacio de Diocleciano o la Casa Dorada de Nerón v la Acróoolis de Atenas (Fig.22.21) En la mente de 1os teóricos y artistas neoclásicos, no se trataba de copiar directamente. El oltjerivo de un arquitecto serio era la imi¡acion. El pinror Joshüa Reynolds lo describe cbmo <un p.rp.ir'ro ejercicio de lá mente, una óntinuá invencióno. El arquitecto había de saber bastante sobre los modelos, estudiarlos cuidadosamente, para que pudieran convertirse ell parte de su pensamienro y para rener buenas razones para úl...iotr". de entre ellos lo que necesitai" p"." r.tr ptáp'io, diseños. Las razones t.ñí"rt que ver con el (carácterD. la cu¿]idad particular de cada edificio que expresa su proposito. Porque la arquitectura era un arte parlante, capaz de transmitir la moral deius programai y estim;lar sentimientos. Las prisiones detían tener una apariencia ausrera. por"ejemplo. y el ievero orden dorico p'odt, ser el mejor medio pa'ra exrerioriz¿r el caÍacter cle este programa especlllco. Se buscaba fa sólemnidad, al menos en edificios públicos. El blanco ai que se
Villa
982
Tercera parte:
En
busca de su identidad
oponia esta rendencia, por supuesto, era el opulento sensualismo del barroco. en el que la ilusiOn, asegurada pór curfqui.r medio. habra imporrado mucho mas que la estructura o que la iealidad construótiva. Lo que se esaba rechazando ahora era aquella rica tradición de efectos añadidos: la plastióidad de los muros plegados con columnas y pilastras adosadas, animados .on ,irooros ritmos y con abundante decoración escultóiica v oictórica. El antídoto debían ser muros simples y rectiiíneos e hileras de colum,r", ér!nt", con entablamentos rectos. Podemos ieñalar algunos ejemplos pasados de tal rigor: los brazos de la columnata de Bernini p,ara.Ia.plaza de San Pedro, ios frentes .,r pJdi-.nto de las villas de Palladio, la simplicidad protestante de San Pablo del Coient Garden, y aún antes, la púreza colu^mnaria de Brunelleschi (Figs,. 20.2I, Ig.32,16.7). Peró la erudición deidiseRo neoclásico, la creencia de que estaba recode los primeros principios elemenmles de 1a arquitectura, y su deseo de brando "lgutror abstraer eíencias de ios grand"t édifi.iot, ocupen el lugar que ocupen en el espectáculo de la historia, eran actiiudes nuevas y de gran alcance. l]na fase temprana es la ejemplificada por ia iglesia de Soufflot de Ste.-Geneviéve, parrona de París,'co-.nr"d"".n iZSZ iFigr. 22.2>,22.23). Podemos ver en.planta s.u tarecido con San Marcos de Venecia; am6as tienen cúpulas sobre los cuatro brazos de ir.r,r, griega (Figs. I 1.30. 19.22). Esras cúpulas son.óporradas por columnas exentas con entíblain.,rto", ...tor, y hay hil.."r de cblumnas exéntas entre este núcleo interior v el caDarazón exteriot. Érobábl.-ente nos resulte menos fácil apreciar, debido a alteraciá¡es posteriores, la extrema Iigereza de su superestructura, 1o que venía im-
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Fig. 22.22 París (Francia), Iglesia de Ste.-Geneviéie (rebautizada como Panteón durante la Revolución Francesa), pianta.
1,7
57 -17 92, Jacques Germain Souffl ot;
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22
(Jna arquitectura parú ttti tilt.f
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...
Fig. 22.23 P:rns. Stc.-Genevidve (Pentcrin); inte¡ior'
i'tilrttdó
983
I FAOULTAD
984
Tercera parte:
En
Depto. de
busca de su identidad
puesto p,or tan esbeito,sistema de soportes, derivado intencionalmente por Soufflot de estudios acerca de la esrárica sótlca. 'sus Pero este interior .r, , p.r"i de ello, romano en su sentimiento y rico en su decoración. Podemos compaiarlo con algo de finales del siglo, lm oficir'a, á;i Brr;; de Inglaterra de Sir John' Soane, po. .j.-plo. para u., El áuténtico potencial del neoclasicismg (Fig. 22.24). Nos sorprenáen,^pri#ero. Ias forma, de g.o'm.ri" U¿ri.. de la composición, y despues el carácrer plano de Ias superficies. El eifasis esrá en las slluetas netas. que o bren pueden no tener ninguna moldura, o bien están enmarcadas por,bandas planas de ornamentos diseñados por la imaginación del propio arquitecto. De hecho, el aparato clásico enrero enrablimenror y ."t.tones- se ,edu-pilastias, ce a un delgado y díagramático modélo de estrías y calados.'En esras habitaciones espartanas y,sin.mezclas, los cavernosos espacios de Piranesi con sus oscuras sombras se somerran a la drscrphna de los rigoristas (cf. Fig. 22.20a). . Este es el segundo. componente de la arquitectura'neoclásica y quizá sea más imporrante que la cuidada imitación de los modelos antiguos q,r. h"btrmos sinqularizado como el primero: un lenguaje de abstracciór-t qu. rel"u .n Ir geomerria el".-err-
T
D(
tal, con vanos de incluso dureza-I¡ sólidas como ester partes prevaiece ie Panteón está en su
(Fig.22.25a). U* to desvirnrana su
tangularidad. en el En Ios años i¡rr de 1789 que derrc tectónicas rnás e-i
Nicolas Ledour
ron
I
n
apasionadarne
constrllvo poco: sul lo quena el. Su ba poco que llesa¡; gran parte de su. p Pero su genio par; así
para Ia Acadernie ¡
de 1780 esruvo Nl en torno a Pan:. r
rrancla. lS[os. \-
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especial como prrtt,
Fig.22.24 -a epoca.
Londres, Banco
i¡
Ingl¿rena
1788-1808, SirJohn Soane; Anrigua Oficina Colonial, en un qrabado de
FAEULTAD DF ARQUITEETURA EeptO. de DQC. y BlBL¡STECA22
(Jna arquitectura para utl nuet,o nlLnldo 985
tal, con vanos de borde neto y sin marco, I con una especie de aplomo o severidad, incluso dureza. En términos de masa, ésta a rnenudo se triduc. .n .'l empleo de formas sólidas como esferas, pirámides, conos y cilindros; en términos de disciibucion de las partes prevalece la yuitaposicion sobre ia fusión. Para el neoclasicista, - el arracrivo de1 Panteon está en su ésferiiidad y en el choque entre un frente de templo v un cilindro (Fig.22.25a). Una columna es'básicamenté un fuste cilíndrico, e inclüso él esrriamiento desvirtuaría esta verdad fundamental. El valor del templo griego reside en su rectangularidad, en el juego de pantallas de columnas conrra muior Iiror. En los años inmediatamente anteriores y posteriores a 1a gran Revolución Francesa de 1789 que derrocó a la monarquía, Francia produjo algunas de las imágenes arquitectónicas más elocuentes del neoclasicismo. Son obra de dos hombres, ClaudeNicolas Ledoux (1736-1806) y Etienne-Louis Boullée (1728-1799), quienes creyeron apasionadamente en la arquitecrura como un lenguaje expreiivo. Boullée construyó poco; sus pasmosas visiones se elevaban más allá de los medios razonables, y así lo quería éi. Sus diseños eran una forma de comunicación poética para él importaba poco que llegaran a ser realidad. Ledoux, por otra parte, tuvo una práctica activa y gran parte de sus primeros trabajos caen dentro de los límites del gusto convencional. Pero su genio para la metáfora arquitectónica levantó el vuelo cuando fue escogido para la Academia de Arquitectura en 1773 y nombrado arquitecto real. En la década de 1780 estuvo ocupado en una serie de casas de portazgos para un anillo de aduanas en torno a París, y en un vasto complejo de salinas reales en Chaux, en el este de Francia. Estos, y los proyectos incluídos en su libro de 1804, le ganaron un lugar especial como profeta del modernismo en el sentido más restringido de la palabra.
Fig. 22,25 París, portazgos de aduanas o barriércs, 17 84-77 89 , Cl¡ude-Nicolas Ledoux. Había rur¿s sesenta ile esras construcciones colocadas en los cruces de carreteras. A pesar de que lucron odiadas por la mavoría de los parisinos en su monrento por representar la opresión de los recaucladores de ios impuestos del estatlo, Ias barriirts sobrcvivicron r ia Revolución Francesa de 1789, y p(rnr¿nc.icron err ¿ctivc¡ hasta medratlos del siglo xtx, cuando los ferrc¡carriles hicieron que estas aciuanas c¡uedaran obsolctas. (a) La Barriére de la Villene. Dominaba cl puerto del Canal de Ourq en el noreste de P¿rís \,¡ es uilf, .le ies cuatro barriires de Ledoux que han continuado funcionando hasta nuestros días. (b) La Barritre des Bonshorrimes, al norte dei Sena.
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busca de su identidad
Los portazgos de Ledoux abarcan toda la gama de combinaciones neoclásicas (Fig.22.25). Son construcciones básicamente cúbicas y emplean frentes templarios, la ventana <palladiana> arqueada, peristilos, cúpulas y otros elementos familiares. Pero lo que Ledoux hace con eilos es aigo totalmen'te fuera de lo convencional y, paru un ojo c-lásico, resulta al menos, chilló;, si no bizarro. A veces, un imponente tambor cilíndrico se asienta abrumadoramente sobre un oabellón cuadrado. o un cubo masivo y pedimentado se eleva sobre el suelo encima de pequeñas columnas rechonchas. Lá iusticación y los detalles ornamentales, despropor¿ioñados en escala, acentúan obstrusivamente las superficies. La columna preferiáa es la toscana sin basa, y en algunos ejempios los fusies están partidos por blbques cuadrados para crear un orden áspero y rusticado (ver pág. 952). Los proyeclos no eiecutados, tanto de Ledoux como de Boullée, llevan la abstracsiendo puros estudios de geometría sólida. Los autores los ción tan lejbs que "."É"nsentenciosamente moralizafrte, con esa creencia compartida presentan con un fervor bo. Ia mavoria de los neoclasicistas acerca de que Ia arquitectura debe estar aiociada condiciones sociales. y debi guiar.en el caminlháiiá ion l, poú¡1-cg-y-!4s -uttdo ffi -nño v meior. El monumento de Boullee a NFwton,-una tremenda esfera'.ttthueca, es un ributo ñretafórico a la obra del gran científico (Fíg.22.26). Fl proyecto para una
biblioteca consisre por una bóved¿ ::
(Ftg.22.27). Err:. longitud v que sin to. Todo detalle c entre
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Forma y reforr La facet¿ urt-r:. Bou11ée eran
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en un ediiicio pr popular. Pare.i:.-: mas lnstltüClLr:l¿--
Fig.22.26 l}rcrurc-Lours iioullcc, provccto par:r ulr ccnotalio para Sir lsaac Ncwtorr, 1784; alzado. Dibujo reairzado por cl arquirecto (Biblioteca Nacion¿l tle París). En el intcrior debia haber un planetarium, con cl santuario de Newton en iu bas.. Bouliéc escribió sobre estc proyecto: <Oh Newtqn, que por la grandeza de tu sabiduría y 1o sublimc dc tu gcnio determinasre la lonna de la tierra! he conccbido la idca de envolverte en tu propio descubrimientoD.
Fig.22.27
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de cstarrlclras estanterías.yy muros- oc forma oe de tuner túnei Gellnloo definido por un espacio espacro en lorma consiste en Un biblioteca blblloteca COnSlSte Por muros de cañón cle casetones; su.cumbre está ra8aáa por un largo lucernario una bóveda por -i'fig. ZZ.ZI¡. Entre 1os muros y la bóveda corre una columnáta que recorre toda la longitud y que sirve para rcalzar, por comparación, la vastedad de 1a esc-ala del conjunto. Todo detalle queda sumergido en la cbncepción abrumadora y el fuerte_contraste entre los am¡lios i"mpor,d1 lu7 y sombra. Unó entiende por qué Éoul1¿e se liamaba a sl mtsmo (el aroulrecto oe las somDras)).
Forma y reforma Lafaceta utilrtaria de esta arquitectura era claramente secundaria. Los proyectos de Boullée eran elevados pensamieritos expresados en forma monumental,:Bóull¿¿lhabria estado de acuerdo coi el filósofo alemán Hegel, quien definía un edificio público como un símbolo independiente y aurojustificado dé un pensamiento universalmente válido: es decir. algo cóncebido con el inico propósito de manifesrar lo más elevado a través de sí mismol Esto no encajaría con los óli.trt.r ordinarios que gastaban su dinero en un edificio porque tenía algún uso mundano para é1. La nueva visión no era popular. Parecía encajar m.ejor con estructuras conmemorativas y tambien con programas institucionales como hóspitales, teatros y prisiones, que tenían un mensaje social
Fíg. 22.27
Etierure -Louis Boullc.e, proyccto para una bibiioteca real (I3ibliot)rdquc du
1788; dibu.lo realizado por el arquitecto (Biblioteca Nacional de París).
Roi),
err la Calle cle
l{rchclieu
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busca de su
idenidad
gue emblasonar. Pero incluso éstos tenían que satislacer necesidades funcionales. Las formas ideales y comprehensivas del arquitecio neoclásico estaban obligadas, por tanto, a tolerar la logica dél_ uso. Y .puesro que las instiruciones públicas e"sraban'bajo una revisión mejoradora de acuerdb con li nueva concepción de utra sociedad jüsta, la forma era vista también como vehículo de reforma sócial. Los reformadores lucían diferentes galas: eran econornistas, intelectuales, filántropos y arquitectos. Todos ellos cornpaitían ia convicción de que el ambiente fisico adecuado tenía un efecto beneficioso sobre sus usuarios, y de que los malos edificios eran. caPaces de ocasionar un daño psicológico. El objetivo últi-o era un mundo cambiado: Inás virtuoso e igualitario. -rt rtoLl. y mejoigobernado. Y los reformadores estaban deseosos de dedicarse a algún fragmenro de"esra elusiva uropía. Algunos pianeaban comunidades ideales para pequeñor-grLFos de hombres de mentalidad"parecida; otros dirigían su mirada a cementenos, prrslones, vrvrendas, etc., con vistas a mejorarlas. A nivel formal habra propuestas para edificios multifuncionales. como el Panoptikon de Jeremy y Samuel Beniham. un radical esquema aplicable a hospirales, escuelas y prisiones. Desde la perspectiva reformista, el itractivó de tales solüciones
estaba en el h¡¡.- - Control; porrll:i- .,:. : La planra c-:'-,:.
de podía est¿l.--,.: algull super\.15.:, -Chaux (Fie. ll -. círculo delirr-rr¡..*- -: dorsai en el c¡::::
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Claudc-Nicolás Leclour. ciudad nrodelo c1e Chaux, posterior a 1775. La iglcsra, dedicada a una cleidad indeterminada, está a la izquicrda, tuer¿ del limite oval.
década de 1-11¡01:
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Hótel-Dieu rle P:::r. -:: '-: quema dc pabc--,.::.': .r-,.: Rocluette. un 1787).
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22 Una arqttitectilra ])dr(1 itü tijtt,i..j tltiutdtt 9g9 estaba en el hecho de que reflejaban un orden total, así como en su requlantlaci v en su .porque la refo-rrna no"es nada si no es totalitaria.
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ffi:i".i"Tr:'Ji,?"f carboneros, ros escopeteros y ros h.rr..*l.-á;lí;" vrvir aqur en armo_ nía; su -los moralidad ". se había agudiiado meii o,',' o -b r.l J. á, ¿'r,. o, á -.r,'" r., . u "'il'8 Jl iJ'f:. il1 tit*:;:':#Í :Í,: "n.:: salinas
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Fig.22..29 Pl¿rrr¿. Ji¿gr¿rn¿ric¿, ,lt e\quenus
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ho.pir:le.: (A) e.querna de cje. perpendiculrre. lpro_
)ecro p¿r¿ el O,peJale Maggiore de Mil¿rr. de Frlait.re, 14o0): (B) c\(lucnrJ rrdrol lpruyecro prr" ..1 9::r,]r_J: Hótel-Dieu de París, de Antoine perir, 1774)i ('C) es_ quena cle pabellones (1iseño para un hospital en La Roquette, un suburbio de pa¡ís, cle Bernard poyet, 1.787).
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e1 Oikema o Casa del Amor, en forma de falo, debía proporclonarse eoucaclon sexual. ^ La eficacia de la planta radial para pri>iones y asilos derivaba de Ia posibilidad de supervisión central. En la planifi.r.iOn áe hospitales, el esquema radial ténía su principr1 rrgo-etrro a favor en él hecho de que permitía un f¿cil acceso y el alojamiento del i"ryoi número de pacientes (Fig. 22:2\'. La capilla estaba ..t ál ..ttt-to, y en un famoso proyecto, se acomodaba directamente bajo un enorme tubo cónico para ia ventilacron. La disposición alternativa era el tipo-llamado ude pabellonesr, en-el que
pacíficamente las,disputas; en
había un eje centál flanqueado por hileras de pabellones. Li ventaja de estas áias independieltes era que loJpacientes con enfermedades contagiosas podían estar aislados. Y Thomas Tefferson. ei más famoso neoclásico del lado ámericino del Atlántico, adaptó el tipo de pabellones a una institución educativa, el campus de la Universidad de Virginia, para distinguir las diferentes facultades (Fig.2a.21'). Urilogro de la refoima fue el trasladar los hospitalei al exterior de las ciudades, al aire dei .r-po. más limpio y sano. y trasladar fuerá tambien los cementerios, prisiones y mataderos, p"." ,ttr -iyoi bienesiar físico y moral de la ciudad. Las tumbal masivas para la salud públic? y una áe los campoiantos parróquiales eran una seria arr'eflaza ^-át, 1" opini^ón infoimada indignidad'para la -.-oii" de los fallecidos. Cada vez tavorecia los cementerios extramuros en los que cada persona podía ser enterrada en una tumba individual en un ambiente aiardinado. v en donde los monumentos como los cenotafios de Boullée podían añadirlna dimensión cultural al solar. El decreto de Napoleón de 1804 no hizb más que formahzar la retirada defacto de los enterramientos-de las áreas residenciales, qlue ya se daba en las úldmas décadas del siglo xvIIL La desvinculación de los..-.,l.t.riur'y los hospitales respecto a la iglesia pañoquial, a la que habían estado ligados durante -,t.ho tiémpo, tro podia sino éontriLuir a'alterar la iaturaleza del núcleó de la ciudad. Esta puede ier 1a respuesra urbana más significativa de la nueva época, junto con el desequilibrio de la antigua relación entre la ciudad y el campo en la víspera de 1a Revolución Industrial. Por lo demái, es difícil categorizar una cosa llamada ciudad neoclásica. Sin embargo, es preciso desracar varios puntos del urbanismo del siglo xvlll. Había una genuina -L" .otfireocupaciOn por la mejora áe las vías públicas y por lai viviendas privadas. iu-b.e de disponer las óasas como unidádes monumentales, como legado delasplaces de París, se difundió de tres maneras. Bath, una somnolienta ciudad provinciana que alcanzó una gran popularidad después de 1720 como balneario, las ilustra a todas ellas (Fig.22.30).-En e1 Royal Crescent y en 1as terrazas curvas del Landsdown Crescent, sobre aquél, en las pendientes de más al norte, tenemos un majestuoso testimonio del brío de ií planificación del siglo xvtrr y su atrevida configuración en formas inusuales. El gran bloque semielíptico ?el Royál Crescent será el-emblema de la composición urbána ingleia durante áéc"d"r. Lanásdown Crescent, incluso si tomamos su magnífidel barroco, destaca co trazado serpenteante meramente como un rasgo superviviente ^de la colina, interpretando un por otra razói. Está situado contra e1 lado bosioso éspacio urbano en términos de un diseño de jardín. Esta es otra nobble contribución
xvill, y será manejada con una encantadora variedad. Encontramos este rasgo en otios dos lugares famosos. La Place de la Concorde de París (1.775-1763) tiene parques a dos dé sus lados y un río en otro de ellos. La actual Pn?za del Popolo de ^Ro-", concebida en 1794, empleaba un jardín en terrazas en el lado este para unir el del siglo
Fig.22.30
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Fig.22.l0 -ts.rrh (ltrglarcrrr); vista rerca cle los Crcsccnts. -Ll l{or,¿l Cl¡csceD¡ cst:i cu e'l cciltro: drt.l cle 1767-1775 t fie-diseñado por John Woo,1 cl Joven. Más arrib¡, en c1 ángulo superior derecho. cstá el Landsclourr Crescent (1794, l()nn -rf,lmcr).
espacio oval de la plaza con la cima del Pincio, mientras que el lado oeste debía quedar liÉre de edificios p"r" qr,r. pudiera dar sobre un área verde, con una vista de la cúpu1a de San Pedro en i" l.¡rtrt..'.n la orilla opuesta del Tíber. En tercer ¡r ú.l-{mo lugar" en el urbalismo neociásico encontramos una concatcnación de plazas de diferentes tamaños v formas como Llna progresion ntmica consciente. En Rith, la convencional Plaza de la Reina y eI rond poi rir dél Royal Cresccnt están interconectados por dos.importanres vías púbiicas que son parte clel misnio plan grandioso. De nlanera similar, las tres nlaces áé Nancv.'la capitil de Lorena, se é"tieñden en una única línea, con un arco iriunfal ent.e lás dos piimeras y una avenicla con hileras de árboles entre la sequtrcia r-
la terccr¿ (Fig. 22.3 I ).
Es inuiil érpe..rl"r acerca de a cJónde irubiese conducido la Era de ia Ilustraclon a Europa, de no'ser por el ascenso de Napoleón: ¿Dónde hubiese acabado Grecia sin alejandro o Roma^ sin Augusto? Ocurrió 1o que ocurrió. La Revolución Fr¿ncesa
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Lecturas adicionale.
A. Brahar¡r. T.:.
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r L..:.: W. Dol'le. T.:. l. : ' ljniversin P::,,. M. Girouar.l.. l:', (Berkeler
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c:Itnpo 1l-lQri>.:
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W. Hermann. -..:
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E. KeurmJnn. -1 setts: H:ln ¿:--
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E. Ryku,'ert. T :. : arqulteCtOS
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J. Summerson.
C. '
1,97 B).
D. :i-''Fig.22.3l Nancv (Francia), sistema de plazas públicas, conerzaclo en 7752, Ernnanuel Héré de Corny. El patrón firc St¿rrislas Leckcinski, ex-rev de Polonia, Ducpre de Lorena v verno dc Luis XV. El sistcma conecta la vieja ciudad nrcrlicr'¿L ¿ la clerecha, con la nucva ciudad del siglo rvrr, a la izquicrda. En la ciudad nucva, la Plaza Real (actualnente Plaza Stanislas), fue nrodclacla cle acuerclo con las plazas reales de Paris v terría una estatu¿ rlel Rey Luis XV en el centro. Cruzanclo el f-oso cle l¿s nrurall¿s viejas, a la derccha, v pasando por un arco triunfal, llegamos a la Place cie la Clrrridrc, Lrn pasco con hilerrs cle árboles ilanqueaclo por bloques de vivienclas. Acaba etr cl Hemiciclo, un amplio espacio abierto ante el P:ilacio tlei Gohierno Provilcial (ltnndante). Tras el palacio ha,v jardines renacentistas forn¿les
(la escala viene dada en tolrcr, siendo un rolse igual a seis pies).
ndró url ilnpcrio, y el noble rdealisrno del siglo xvlll se esfumó sobre las alas de un rcspiandecielltc Ténix que se encumbró durante dos décadas, se consumió, y nunca vofvio a ievantarse Jeliodo. Mientras duró 1a aventura, las austeras formas puras del neoclasicismo quedaron cortas par¿ ponerse a 1a altura de 1as afectaciones de.la pompa r)¿polconica. Ej unico rno,.{elo sariificrorio. visual.y polrticarnerrte. era el imperio roinano bajo Augusto y Trajarro. El ornarlento, la opulencia y las alusiones a, Ia vlcrorla exp¿rnslva ,v a ia orjullosa omnipotellcia desplazaron ahora a la severidad moralizanré dc Laugier y Lecl*oux. El orguilo de Piraneii por la ma.gnificencia romana esrab¿ ahora en poti.iOri aventajada, peró su visión fue pririficrda de todo io clue tenía .ie mórbi.lo o rmenazador. Sóló 1a coifianza, l.i rn,r¡estail y ei triunfo eran plasmaclos v ceiei¡racios (Fiq. 23. 1). Y c,-ran.lo 1" .po." clc Napolecin iiegó a su lin, ia comunidad europea,. arquitectónicamenre conro J11 1os clernái aspectos, irltentó resumir el diálogo con la historia que había emprenc-Licio valierlrenlerlte citlrante el siglo xvlll. l)urante a1gún tiempo aún, sus Jr{ulrccf¡: vrg¿¡¿lr p¡r ei ,p.li:¡je ,lcl pr:a.io. Je.irn.l.t rl¡iertat \us oPCiones v jusrificJnJ() .us eie,citrrre.. EJ riérrrp,i n,-, llrbt, llegrj,' a .rlcjar ios. logros 5egu,ros de ll rr¿Jicion pJrJ r'rrlrlerrZ.Lr rodrr de ntrevo.,,Porrlue aullque es r-lrfrctl Para el hombre aprender>i.como erplic.rl,,r .-l artluit.cto trancésViollet-le-Duc, omucño más dificil es Dara el olvloar)). erlge
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