Desde que el hombre dejó de temer al Fuego, aquellas frías y oscuras cuevas, llenas de ruidos extraños y miedos imaginarios, se convirtieron en hogares. La luz entró en casa y todo cambió.
Desde que el hombre dejó de temer al Fuego, aquellas frías y oscuras cuevas, llenas de ruidos extraños y miedos imaginarios, se convirtieron en hogares. La luz entró en casa y todo cambió.